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TEORfAS SOBRE LAS MAREAS

SEGUN UN MANUSCRITO ARABE DEL SIGLO XII*

El presente estudio se basa, esencialmente, en un manuscrito árabe


de la Biblioteca de El Escorial que figura en el catálogo de Casiri' bajo
el número 1631, aunque anteriormente, en el borrador de dicho catálogo2
le había dado el número 942. Posteriormente, al redactar Levi-Proven~al
el catálogo de las obras geográficas e históricas de dicha Biblioteca,* le
asignó el número 1636, que es el que lleva en la actualidad.
Se trata de un manuscrito misceláneo, que contiene obras de tema
geográfico, que ocupan 118 folios. En su interior se halla nuestro tratado,
Kitab al-madd wa-1-yazr, que figura entre los folios xoo v. y 117 v., es decir,
comprende un total de 18 folios. La otra parte de este manuscrito la cons-
tituye un tratado de alquimia y lleva el número I, así como la parte de
este trabajo lleva el 2.
El manuscrito se halla en buen estado de conservación, aunque pre-
senta algunas manchas que, en ciertas ocasiones, dificultan la lectura
de alguna palabra.
La obra está escrita sobre papel, cuyo formato es de 285 x 200 mm.
Las páginas están numeradas en cifras arábigas. pero al foliailo se
tuvo en cuenta que se trataba de una obra árabe, es decir, se empezó a
foliar por la derecha.
No presenta divisiones en columnas, sino que el texto es seguido y
en cada página figuran 29 líneas (excepto las que ostentan dibujos, a las

Este trabajo se ha beneficiado de la ayuda concedida a la I . Cátcdra ~ de


Lengua Arabe (Barcelona) con cargo al credito destinado al Fomento de la Invec-
tigación en la Universidad.
I. Cf. Bibliotheca arabico-hisfiana esctlrialensis, vol. 11, pig. 4 (Madrid, 1760-
1770).
2 . Conservado en el manuscrito 4994 de la Biblioteca Nacional.
n c ,,nanuscrits Grabes de I'Escurial. ddcrits d'apbs les
3. Cf. H. D ~ n ~ n ~ o u Les
notes de H . Derenbourg, revues el mises h jour par Ldui-Pvoveníal, vol. 1: (Parir, 1928).
p6gs 176-177.
que aludiremos a continuación). Carecen de folios y asimismo de reclamos.
En el folio IOO v. figura una anotación en carácteres latinos que reza:
((N. 2)),o sea el orden que nuestra obra guarda en el conjunto del volumen
y al que ya hemos aludido anteriormente. En los márgenes de la misma
pueden leerse algunas palabras aisladas que se omitieron en el texto, por
lapsus, al hacerse la copia.
El texto está interrumpido en varias ocasiones por haberse dibujado
en él figuras geográficas y cosmográficas en niímero de 19. Estos dibujos
están muy bien trazados: los círculos están hechos con compás y las líneas
con regla. No sabemos si fueron dibujados por la misma mano que escri-
bió el texto, aunque indudablemente es la misma que lo escribió y la que
transcribió las leyendas de los dibujos.
El manuscrito está copiado en letra magrebí, muy clara, y desde el
punto de vista paleográfico ofrece un texto correcto por lo general, aunque
suele omitir los puntos diacríticos de la tü' marbü!a, mientras que en otras
ocasiones, por ejemplo en las preposiciones 'ald e ild, el copista escribió la
yá' con dos puntos. Es decir, el manuscrito presenta las características
gráficas que imperaban en la región en que fue redactado, el Magrib. Toda
la letra del tratado es de la misma mano. Los títulos de los capítulos - y
en alguna ocasióii el principio de un nuevo párrafo - presentan carac-
teres de mayor tamaño.
La obra está fechada, ya que en el folio 117 v. se lee: al-'USYal-awwal
li-;afar min sanat jamüw wa-tamünZna wa- jams mi'a, fecha que corresponde
al mes de febrero del año 1192 del calendario juliano. Sin embargo, resulta
dificil decidir, por ausencia de otros datos, si esta fecha es la del día de
la composición o bien aquella en que se redactó la copia.4
El manuscrito ha sido descrito por dos autores. La primera descrip-
ción la encontramos en el Catálogo de C a ~ i r iquien
, ~ nos'dice: ((Codexliteris
cuphicis exaratus die 3 mensis Saphari, anno Egirae 588, Christi 1192.
Foliis 118 constans, quo continetur Opus Cosmographicum in XXX capita
divisum, ubi Coeli, Globi terraquei et Nili descriptio, subjectis eorum
tum astronomicis, tum geographicis figuris. Eius auctor Abu Ali Alzeiat
Hispalensis, regius chronographu~.))~
Posteriormente, al redactar Lévi-Provencal el catálogo de manuscri-
tos geográficos e históricos, dedicú un extenso comentario a la obra. Tras
describir este tratado anónimo sobre el flujo y reflujo y dar algunas preci-
siones acerca de su contenido, Lévi-Provencal sugiere que quizá se trate
de una copia de la obra 'del Kindí titulada Risüla fi--1-madd wa-1-Yazr. Sin
4. Casiri matiza el texto diciendo que es dia 3 de Safar.
5. Cf. CASIRI,Bibliotheca arabico-hisfiana escuvialensis, vol. 11, pág. 4.
6 . Señalemos, incidentalmente, que la descripción figura con las mismas pala-
bras en el borrador de la Bzblzotheca...
embargo, un análisis del contenido de esta última obra nos ha demos-
trado que la identificación no es viable.'

E L CONOCIMIENTO DE L A S M A R E A S H A S T A F I N E S DEL S . X I I

Variadas son las teorías que sobre el flujo y el reflujo aparecen en


el transcurso de la Historia. Desde el momento en que el hombre conoce
,dicho fenómeno, quiere indagar su causa y si bien ésta tarda en hallarse,
en muchas obras se refleja el intento de encontrar una explicación.
En un principio las teorías son mitológicas; ante el misterio inexpli-
cable, el hombre, aún ignorante de la ciencia, se acoge a una explicación
fácil y primitiva: lo incomprensible está ocasionado y dirigido por la
mano de un ser supremo, superior. Así vemos aparecer teorías como las
d e las sagas, Séneca, etc.
Esta primera interpretación mitológica es cosa frecuente en los pueblos
primitivos."uego la ciencia va abriéndose camino y vemos como poco
a poco las opiniones van haciéndose más científicas.
En algunas ocasiones sólo se expone el fenómeno observado, a veces
erróneamente.lO E n realidad no podemos decir que se haga ningún ade-
lanto científico hasta Posidonio, si bien hemos de considerar que los
autores anteriores tienen el mérito de haber observado y trasmitido todo
lo entonces conocido, pero es Posidonio el que escribe un estudio bas-
$ante aceptable.

Las mareas en la Biblia

Dejando de lado unas alusiones a fenómenos que quizá pudieran con-


siderarse como mareas, el célebre paso del mar Rojo por los israelitas
ha sido explicado en varias ocasiones como resultado de una marea. Esta
afirmación es bastante discutible, ya que nunca el mar Rojo pudo tener

7. C:. E. WIEDEMANX, ~ l - ~ i n d i Schrift


'; Gber Ebbe u n d F l u t , en ((Annalender
Physik~),68 (1922). 374-387.
8. Sigo fundamentalmente en esta parte a R. ALMAGIA, L a dottrina della marea
nell'antichitd classica e nel Medio Evo, en eMemorie della Reale Accademia dei Lincei,
(Roma, 1904) y ciAtti della Reale Accademia dei Lincei Sc. Fisiche, Storiche e Mate-
matiche~)(Roma. 1905); R. ALMAGIA,L a conoscenza del fenomeno delle maree nell'
antichitd, en ((AIHS»28 (1949), 887-899; D. EGINITIS,Les marées dans l a science antique,
en ((Scientiao 53 (1933). 385-393.
g. Los primitivos egipcios creían que el Xilo era un dios.
10. Éste es el caso de Homero.
138 L. M A R T ~ N E ZM A R ~ ~ N 141
una marea de la intensidad que sugiere el texto bíblico.ll Y sin embargo
son varios los autores que han sostenido tal opinión.
Las principales teorías son las presentadas por el egiptólogo Henri
Brugsch,I2 por du Bois-Aymé" y por J. Salvador.'P
La teoría de Brugsch es bastante peregrina, ya que según ella los
hebreos no cruzaron el mar Rojo, sino que por el lago Serbones llegaron
al mar Mediterráneo, cruzando la estrecha faja de tierra que une a ambos
mares. Los egipcios, al cruzarla tras los israelitas, se vieron sorprendidos
por la marea.
Tanto la teoría de du Bois-Aymé, como la de J. Salvador, se basa
en el hecho de que en el mar Rojo hay dos pasos: uno al norte de Suez y
otro enfrente de dicho lugar, que toma la dirección sudeste. Aquí la marea
cubre una media legua y no es practicable. En bajamar se seca este terreno
y sólo queda una especie de río.
Contra estas hipótesis se puede decir que la bajamar no dura lo sufi-
ciente para que todo el pueblo hebreo hubiese tenido tiempo de atravesar
esa lengua de agua. Además, esto presupondría que 3'íoisCs y su pueblo
conocían dicho fenómeno, lo cual si ya es en sí un poco extraño, más lo
es que si los israelitas conocían las mareas del mar Rojo, con mucha más
razón las conocerían los egipcios. siendo por lo tanto bastante incompren-
sible el que se dejaran sorprender por las aguas.
Estas teorias son discutidas y refutadas con todo detalle por Vigo-
ro~x.~~
Las mareas en la Antigua Grecia
Las mareas tardan bastante en aparecer en la literatura griega de
la época clásica. Ello es consecuencia de que en el mar Xediterráneo son
casi imperceptibles, y los únicos lugares en que pueden apreciarse con
claridad están en el Adriático, Túnez y Trípoli. Pero estas costas no eran
frecuentadas al principo por los griegos; sólo tenían alguna pequeña
referencia de ellas.lo
r r . Las mareas en el mar Rojo con poca acentuadas. Oscilan entre los 75 y
125 cm.
12. Cf. H. BRUGSCH, L a sovtie des Hébreuz d'Eggyple (Alejandria. 1874); Reporf
ot tho prouedings of the seond inlevnational Coizgress of thc Orientalists hpld in London
1874 (Londres, 1874). 28; L'Exode et los monuments egyptions, discours prononce A
l'accasion du Congres internatianal d'orientulists & Londres (Leipzig, 1875).
13. Cf. Du Bors-AYMP.,Notice sur le séjour des Hébrcuz e n Egypte et sur leur
fuite dans le desert. en ia Deccription de 1'Egypte AntiquitCs, Memoires, 1809, t. 1.
PP. 309-310.
14. Cf. J. SALVADOR, Histoive des inrtitutions de Moiso et du peuple hebreu (1862).
52-55.
15. Cf. F. VIGOROUX, L a Biblr et bs ddcouvevles tnodevnes e n Palestiae, en Egyple
el en A s y i e (París, 1896). Ir, 370-382 y 427-439.
16. Cf. ARIST~TELES. Peri zaumnsion ajozcsmaion, 4.
El primer contacto masivo que el mundo clásico tiene con el fenómeno
es cuando Alejandro Magno realiza su expedición por el Indo en el año
327 a. C.17 LOSsoldados se ven sobrecogidos por el terror ante un fenó-
meno que nunca habían presenciado anteriormente.Is
Más tarde, en el período alejandrino, por la proximidad con el mar
Rojo y el río Nilo, observan en detalle las mareas. y esto hace que el es-
tudio se extienda y adquiera una importancia a la que contribuye la expe-
riencia y la labor personal, cosa que los griegos no habían tenido al prin-
cipio, ya que a consecuencia de la angostura del estrecho de Gibraltar,
el mar Mediterráneo puede considerarse un lago. Sus mareas son compli-
cadas por los promontorios de Túnez y Sicilia. Sus flujos y reflujos son
más propios de los lagos que de una masa continuada de agua. El lugar
en que con más intensidad se presentan es Venecia, donde las mareas
vivas llegan a alcanzar IZO cm. y nos hace suponer que el Adriático actúa
como de resonador de las oscilaciones de las mareas.l"
Al igual que a los griegos con la expedición alejandrina, a los marse-
lleses con sus viajes les llega el conocimiento de la existencia de mareas
en el Océano. Los primeros navegantes marselleses que durante sus viajes
observaron los fenómenos y los hicieron constar en sus obras fueron Eutí-
menes y Piteas.
La antigüedad clásica, tras muchos tanteos, llega, gracias a la exten-
sión de su campo de exploración, a observar:
1.0 La universalidad de las mareas.
2.0 La influencia ejercida, principalmente, por la Luna y, en menor
escala, la del Sol, cuando se halla en oposición o en conjunción con la Luna.
Pero en realidad a esto se reduce toda su aportación: datos aislados,
referencias cortas ocasionadas por la observación en un momento dado
del fenómeno. Falta, empero, un trabajo sistemático, una obra que trate
en su totalidad de dicho tema y presente soluciones claras y decididas.
Sólo la obra de Posidonio puede sobresalir, ya que tiene un contenido
bastante científico, vistiendo un aspecto de uniformidad del que todas
las anteriores obras carecen.
A continuación exponemos sucintamente las diversas teorías pre-
sentadas por los escritores griegos, así como la exposición que algunos
hacen del fen6men0, sin intentar dar explicación:
I. Homero nos las describe como mito y le inspiran su leyenda de
Caribdis, pero en realidad no hace más que adaptar ciertas nociones posi-

17. Cf. QUINTO Cu~rio RUFO,H i s t o r i a r ~ m Alerandri Magni Macedonir


(ed. Vogel, Th. Lipsiae. 1880). g, g; pp. 251-253.
18. Cf. ARRIANO, Anabnsis. 4, 19.
N , m<2re& (trad. de Lehn Herio, El Ferrol. 1914):M.LEVY.
19. G. H . D A ~ W ILas
Lefons sur la théorie des mnréer (París, 1898).
tivas concernientes al estrecho de Sicilia. Lo curioso es que diga que el
flujoso y reflujo se dan tres veces al día,%' ya que cualquier observador
puede apreciar fácilmente el fenómen0.~2
z. En el siglo VI Eutimenes, cronológicamente el primero de los
navegantes marselleses de que tenemos noticia, escribió un periplo23 en
el que narraba sus viajes. El Pseudo-GalianoZ4le atribuye la afirmación
de que <(el flujo viene cuando la Luna crece y el reflujo cuando de-
crece*. Pero otros autores atribuyen este mismo enunciado, tan vago, a
Pitea~.~~
3. En Grecia el primero que propiamente habló de mareas fue He-
rodoto (m. 484 a. C.). Según parece el conocimiento de dicho fenómeno
lo adquirió en Egipto, aunque no por experiencia personal, sino que lo
recibió de alguien. En su obrass no aparece claro que llegase a distinguir
el fenómeno de las mareas de cualquier otro fenómeno del mar, por lo
cual poca importancia científica se le puede conceder.
4. Aunque en la obra de Platón (428-347 a. C.) no se halla iii la
más ligera referencia al flujo y reflujo, el Pseudo-Plutarco refiere que
Platón explicaba el fenómeno diciendo que las aguas eran absorbidas y
expulsadas por caverna^.^' Esto es explicable por la visión que tiene Platón
del universo. Así vemos que dice que en el interior de la Tierra hay caver-
nas, canales, etc., por los que corren el fuego, agua y vapor.28 Compara
los vientos a la respiración de los animales.29En fin: concibe a todo el
universo como un ser vi~ieilte.~0
5 . Aristóteles (384-322 a. C.) relata cómo se comporta el mar en los
estrechos: allí el mar se encuentra frecuentemente con corrientes debidas
a que las aguas marinas oscilan de una posición a otra; sin embargo, esto
sólo puede apreciarse en aquellos lugares en que las aguas se hallan apre-
sadas por las tierras, pero no en !os mares abiertos.31 Estas apreciaciones
nos demuestran que Aristóteles estaba enterado del flujo y reflujo en el
mar Mediterráneo (estrecho de Mesina, etc.), pero que desconocía por

20. Cf. Hobs~xo,Odisoa. Canto XII, ror.


21. Tris men gnr aniesin epi eniati, lvis d'ana~oibdei.
22. Cf. E S T R A B ~Geogvafia,
N, 1, 75. Explica a qii6 es debida la afirmación de
Homero diciendo que &te no ignoraba la periodicidad del fen6meno. pero que adopta.
el númcro tres para darle mayor valor enfatico al discurso de Circe, ya que es m u y
corriente el uso de dicho número en tales ocasiones. para una mayor reitciaci6n.
23. Cf. CLEMENTE DE ALEJANDR~A, Stromate, I.
zq. Cf. PSEUDO-GALIANO, Historia Philosophica. 38.
25. Cf. pirrafo 6.
26. Cf. H ~ i r o ~ o Historia,
~o, 2. 11, 2.
27. Cf. PSEUDO-PLUTARCO, P e ~ ton
i aregion ion tois filoso/ois, q, 21
28. Cf. P L A T ~ NFeddn.
, párrafo Ir1 C y sig.
29. Cf. P L A - I ~ K
Feddn,
, párrafo 1x2 B y sig.
30. Cf. P L A T ~ Nl'imeo,
, pirrafo 39.
31. Cf. ARIST~TELE~, Meteouologia 2 , 1.
completo cómo actúa el mar en el Océano, si bien Plutarco nos dice que
Aristóteles sabia que se producian en dicho mar.32
6. Contemporáneo de Aristóteles, aunque un poco más joven que él,
fue Piteas (siglo IV a. C.).38Después de Eutimenes, es el segundo marsellés
del que sepamos que realizó expediciones mantimas. Fue el primero que
surcó los mares del Norte y, naturalmente, su viaje encierra una gran im-
portancia geográfica. En el año 330 a. C., partiendo de Marsella hizo un
viaje por el Atlántico septentrional, llegando hasta el mar B á l t i c ~ . ~ ~
Algunos autores modernos, conio Broche,35ha11 llegado a llamarle el
(~CristóbalColóni) de la antigüedad. Esta afirmación, aunque parezca un
poco exagerada, no está exenta de razón, ya que el viaje de Piteas, reali-
zado con los escasos medios con que contaba, era cosa dificil en extremo.
Al recorrer las costas de la Gran observa las mareas que allí
se prodriceu y señala la influencia ejercida por la Luna en estos fenómenos.
Escribió una obra titulada De Océano, de ia que sólo se conocen breves
fragmentos. El Pseudo-Plutarcoz7 le atribuirá la misma afirmación que
otta obra atribuye a Eutimenes.
7) El Pseudo-Plutarco, que recopila muchos datos, atribuye a Aris-
tóteles y Heráclides el haber dicho que las mareas en el Atlántico se deben
a la influencia ejercida por el Sol; pero tal afirmaci6n, como la que el
mismo Pseudo-Plutarco asignaba a Platón, carece de pruebas.
8) En la obra Peri z a u m s i o n a j o u s m a i ~ n ,falsamente
~~ atribuida
a Aristóteles, aparece una afirmación de mayor importancia y en la que
vemos ya una indicación más acertada, exceptuando naturalmente la
obra de Piteas. Esta afirmación es la siguiente: <<Elestrecho que separa
Italia de Sicilia crece y decrece a la vez que la Luna,).
32. Cf. PSEUDO-PLUTARCO, De pla~ili~ Philosophorunz, 4.
33. Znlroduction to the Hislory of Scievzce r (Baltimore. 1927).
Cf. SARTON,
144-145.
34. Este mar se halla libre de la influencia de las mareas; no obstante, se obser-
van en 41 crecidas locales que llegan a. alcanzar la altura de I m., lo cual es debido
a la desigual presión del aire, presentándose estos fenómenos en tiempos nublados
y lluviosos.
35. Cf. G. E. BROCHE, Pytizéas le Massaliofe d,écouuueuv de I'Eztréme Occident
ct d u Nord de I'Europe (Paris, 1936). p. 247.
36. L a gran onda de marea del Atldntico se propaga de sur a norte, dividién-
dose al llegar u1 sudoeste de las Islas Británicas en tres ondas distintas: la principal
se dirige al norte bordeando las costas occidentales de Irlanda; las otras dos, menos
importantes, penetran por los canales de la Mancha y San Jorge. Estas dos ondas
pierden velocidad poco a poco y de esta fonna la principal se les adelanta, encuentra
libre el canal del Norte, penetra en 61 entre Irlanda e Inglaterra y va al encuentro
de la onda que viene del sur. Lo mismo ocurre después de remontar Escocia. ya que
se propaga de norte a sur par las costas orientales de Inglaterra, mezclándose con la
onda de la Mancha, cerca del paso de Culuis (Cf. J. G A R C ~PAREDES,
A M~tereologia
ndulica y oce~nogroila,Barcelona, rgqo. p. 364).
37. Cf. PSEUDO-PLUTARCO, De placitis ..., 3, 17.
38. Cf. AnrsTó.rELEs, op. cit. 4.
142 L. ~ ~ A R T Í N E
MARTÍN
Z [S]
g) Discípulo de Aristóteles fue Dicaiarcos de Me~ina.~* Geógrafo e
historiador, notó la influencia ejercida por el Sol sobre las marea~.~o
10) Como puede verse, el desconocimiento de los océanos es una
de las causas que explica la ignorancia que basta entonces se tenía de
los fenómenos dc las mareas, y esto nos explica que los soldados de Ale-
jandro Magno se vieran sobrecogidos por el temor al llegar - en 327 a. C. -
a las bocas del Indo y al observar por primera vez el movimiento del flujo
y del refl~jo.~'
Para el desarrollo del estudio de las mareas era necesario saber que
dicho f-nómeuo es universal, que no está limitado a determinados mares
y esto no resulta evidente para el gran público hasta que tiene lugar dicha
expedición. Ya hemos visto anteriormente que Eutímenes y Piteas nave-
garon por el Atlántico, pero la expedición de Alejandro proporciona un
nuevo campo a la experinientación: muchas personas conocen personal-
mente la existencia del fenómeno. Entre ellas debe contarse al cretense
N e a r ~ o muerto
,~~ en 323 a. C. Almirante en la flota de Alejandro en la
campaña antes citada, observó las mareas durante su paso por el Indo,
el mar Arábigo y el golfo Pérsico, y a su regreso a Susa nos legó sus im-
presiones personales.43
11) Uno de los primeros autores que aprovecharon el conocimiento
aportado por aquella expedición fue Teofrasto (372-287 a. C.). Filósofo
y botánico griego, fue discípulo de Aristóteles, a quien sucedió. después
de su muerte, en la dirección del Liceo. Teofrasto nos dice - y sus obser-
vaciones proceden en su mayor parte de la obra de Nearco - que en las
islas del Océano fndico pueden verse junto al mar unos árboles cuyas
ramas se mojan durante la pleamar, mientras que durante la bajamar
sus raíces se secan.44En un párrafo de su obra Fragmentum de ventis parece
atribuir a la acción de los vientos el fenómeno de las mareas.45
12) Timeo de Taormina (340 a. C.), geógrafo e historiador, conocía a
través de Piteas el fenómeno del flujo y del reflujo. Daba una extraña ex-
plicación de las mareas en una isla vecina a la costa meridional de Bretaña.
Decía que era debida al tumultuoso desembocar de los ríos de la Galia, los
cuales remontaban el mar, produciendo el flujo; más tarde sus aguas vol-
vían tranquilamente a adentrarse en la tierra, teniendo lugar el reflujo.46
39.Cf. SARTON, I H S , 1, 145.
40.Cf. DIcniancos, Acenaion periegescos hellados.
41.Cf. QUINTOCURTIORnro, Historiarum AEerandri ..., 9, 251.253.
42 Cf. SARTON, I H S , 1 , 145.
43.Cf. ARRIANO, India, 21, 3; 22, 8; 23, 1; 29, 9: 37. 5-6;38, 7; 39, 7-8 y 40, 10.
44.Cf. TEoFx~sro,Peri suton istorias, 4. 7. 4.
45. Cf. TEoFRAcTo, Fragmentum de Venlis, 4. 26.
46. Ezcerpta ex co. ms. Fiorentino Sacrorum Joannis Damascenis, pars 11,
cap. XXXVl (Stobaei Florilegium. ed. Meineke. vol. rv, Lipsiae. 1857, appendix.
P. 244).
13) La labor de Eratóstenes (276-194a. C.) nos ha llegado a través
de la obra de E~trabón.~' Eratóstenes se muestra bien informado de las
leyes del flujo y del reflujo. Aprovecha principalmente las observaciones
de Piteas y las elabora hasta formar una opinión personal. Por Estrabón
sabemos que Eratóstenes decía, en contra de Arquímede~,~& que en el
interior de cada mar habia niveles desiguales; de esta forma justificaba
la existencia de corrientes de los estrechos, especialmente en el de Sicilia
y comparaba estas corrientes con el océano en el sentido, de que coinciden
con la elevación y el descenso de la Luna. Durante el transcurso de un
dia y una noche se producen dos flujos y dos reflujos. Cuando la Luna
se eleva y cuando se pone, comienza el flujo, y cuando llega al meridiano
que está encima o debajo de la Tierra, acaban.
Con estas afirmaciones Eratóstenes demuestra conocer ya de una
manera cierta el fenómeno de las mareas y lo que hasta entonces no habia
sido sino una observación más o menos acertada, pasa a situarse ya en
el terreno científico.
14) Hacia mediados del siglo 11 a. C., Crate~,~%n Cilicia, explicaba
erróneamente las mareas, prescindiendo de la influencia de la Luna y de
sus fases. Crates resultaestar muy atrasado respecto a lo que ya en aquella
época se habia llegado a saber acerca del problema que nos ocupa; esto
parece sugerir que no tenia conocimiento de todas las investigaciones
anteriores.
San Juan Damasceno nos dice que Crates indicaba la causa del movi-
miento oscilatorio del mar." Volviendo a épocas anteriores a la suya y
prescindiendo de ulteriores descubrimientos, Crates explica las mareas
diciendo que se producen por el choque de dos corrientes opuestas.
15) Seleuco51(siglo 11 a. C.), astrónomo de Seleucia, observa el fenó-
meno del mar Rojo y probablemente en el Océano Indico, y así puede
ver que el mar no siempre se comporta de la misma manera: observa las
diferencias de las mareas en un mismo lugar, según la época del año, y
atribuye estas diferencias a la situación de la Luna en el Zodiaco.32Cuando
la Luna está en los equinoccios, las mareas se regularizan; mientras que
si se hallan en los solsticios, se perciben diferencias de amplitud y viveza;
en las demás posiciones sn actuación varia en razón de la mayor o menor
47. Cf. ESTRAB~N, 1. 3, 11.
48. Arquimcdes afirma que la superficie de un liquido en reposo es esidrica,
y esta esfera tiene por centro la Tierra. A~guirnEozc,Opera Omnia (Lipsiae, 1882).
2. 357.
49. Cf. CRATEC. Pera ton asenesion zusion.
50. Ezcerpta e* co. %s. Florentino Sacrorunt Joannis Damascenzs, pars 11,
cap. XXXVI (Stobaoi Florilegium, ed. Meineke. vol. iv, Lipsiae, 1857. appendix,
P. 244).
51. Cf. SARTON, I H S . T. pp. 183-184.
5 2 . Cf. E C T R A B ~G Ne,o p a j l a , 3, j , 9.
proximidad de los equinoccios o solsticios. Esta tesis no resulta muy clara,
aunque lo más probable - y así opina Roberto Almagia" - es que quiera
decir lo que interpreta Estrabón, o sea que cuando la Lnna está en el
Ecuador, es decir, en los equinoccios, los dos flujos y los dos reflujos son
iguales, mientras que cuanto más alejada está del Ecuador, más irre-
gulares son.
San Juan Damasceno (siglo v~rr)nos dirá que Seleuco admitía la
rotación diurna de la Tierra, el encadenamiento del aire J., sobre este tor-
bellino aéreo, la acción perturbadora de la Luna; el aire, puesto en movi-
miento por la Luna, ponía a su vez en movimiento al mar. Estas afirma-
ciones hacen de Seleuco un remoto precursor de descarte^.^'
16) Como consecuencia del contacto establecido entre occidente y
oriente a causa de la expedición de Alejandro Magno, penetra en Grecia
la astrología oriental. Se conocen las prácticas de los magos caldeos, quie-
nes se basaban en las posiciones de los astros para predecir sucesos, a la
vez que atribuían poder divino a las estrellas. Aseguran que el Zodiaco
ejerce gran influencia, tanta que incluso hace variar la atmbsfera, según
sean los planetas que se hallen en cada u110 de los signos y, en consecuen-
cia, los niños, al nacer, están sujetos a una u otra influencia, segú~isea el
estado en que se halla la atmósfera. Respecto al océano opinan que es
compañero de la Luna.
17) Hiparco (siglo 11 a. C.) niega a Eratóstenes y dice en su obra
que el flujo y el reflujo no se dan de manera uniforme en todas las partes
del océano. Para confirmar su teoría se remitía a la obra de Seleuco.
18) El autor en lengua griega que trata de las mareas con más detalle
es Posidonio de Apamea" (135-50 a. C.). Filósofo estoico con tendencias
neoplatónicas, sus ideas nos han llegado a través de las referencias que
nos da E ~ t r a b ó n Posidonio
.~~ estudia astrología y conoce el pensamiento
caldeo; en el terreno del saber geográfico-geofisico escribe una obra que
lleva el mismo título que la de Piteas: Peri O ~ e a n o uy ~en~ ella trata con
cierta detención del fenómeno de las mareas, cuya importancia reconoce.
Refiere que Aristóteles asigna como causa del flujo y del reflujo del mar
en Cádiz a la estructura montañosa de las costas, pero él rebate tal afir-
mación alegando que las costas de España son, por lo general, bajas y
arenosas. Para Posidonio la Lnna es la causa de los fenómenos de las ma-

53. Cf. R. ALMAGIA, La conosccnza del fenon~enodelle %arce ncii'anlichild. AIHS


28 (1949). 893.
54. Cf. DESCARTES. Les principes de la philosophie (Paris, 1824). ed. Victor
Cousin (Oeuvres completes), 3, pp. 371-373.
5.9. Cf. SARTON, I H S , l . p. 204.
j6. Cf. E S T R A B ~ 3,
N . 5, 7-9.
57. Los fragmentos de esta obra están recogidos en la edici6n critica de Ir. Jn-
cosu, F~ag.dar Griech. Hislorihsr (Berlín, 1926). 11 parte, pp. 233.239 y 267-285.
1111 LAS MARE\S SEGÚN U N MANUSCRITO AKABE 145
reas en los cuales deben diskingui~etres períodos: diurno, mensual y
anual, los tres en conexión con la Luna. Cuando la Luna se eleva un signo
(300) sobre el horizonte, empieza el flujo, que dura hasta que llega al meri-
diano; cuando lo pasa, el mar desciende hasta que la Lunállega sobre el
horizonte a la distancia de un signo del Zodiaco, y así sucesivamente. Este
es el movimiento diario del flujo y del reflujo. En cuanto al movimiento
mensual, dice que las mareas son máximas en el momento de la conjun-
ción del Sol con la Luna, disminuyen en el primer cuarto, aumentan en el
plenilunio, vuelven a disminuir Iiasta el último cuarto, en el novilunio
aumentan de nuevo, etc. La explicación del porqué ocurre así y cuál es su
causa .no aparece dada por PosidoiUo en Estrabón. En Prisciano, sin
embargo, se afirma que el motivo determinante de la mayor virtud de la
Luna en sicigias es el Sol.
El movimiento anual lo conoció, según 61 mismo nos dice, por los
habitantes de Cádiz. Le contaron que los máximos flujos y reflujos se
daban en los solsticios, y él que disminuyen progresivamente
hasta los equinoccios.
Evidentemente Posidonio está en lo cierto en lo referente a los movi-
mientos diarios y mensuales, pero no en lo que respecta al movimiento
anual; es de suponer que Estrabón se equivocara al transcribir datos, ya
que las mareas mayores se producen en los equinoccios, todo lo contrario
d e lo que afirmaba Posidonio.
Nada nos dice Estrabón de lo que Posidonio explicaba de la astrología
caldea. A Prisciano le debemos el conocimiento de lo referente a la astro-
logía caldea relacionada con las mareas: dice que Posidonio observa que
la Luna influye en las mareas más que el Sol, porque calienta más débil-
mente al mismo tiempo que humedece. Posidonio afirma en su Físicas8
que el agua es de naturaleza circular, lo cual se observa perfectamente
en la forma esférica de las gotas de agua.
PlinioeO cita a Posidonio y para explicar la forma esférica del mar
hace observar que en un vaso lleno el líquido se termina por una superficie
esférica; él lo aplica a las mareas diciendo: <Como consecuencia de la
naturaleza circular del agua, la o1.a elevada bajo forma de una especie
d e hemiciclo sigue a la Luna.#
Se nota en Posidonio la influencia astrológica caldea61 cuando, ante
l a pregunta de si en la producción de las mareas la inf ueucia llega direc-

58. Cf. E S T R A B ~3N, ,5 , 8.


59. Solwtiones. Ex codice Sangermanensis edidit et annotalione critica instrwrit
Fr. Dübmar Parisiis, Ambrosius Firmin Didot. 1855. quaestio VI, pp. 571 s.
60. Cf. C. PLINIIS ~ C U N DDe I , mundi historia, 2 . 65.
61. Los caldeos sostenían que las mareas se producen por la atraccdn de la
Luna respecto al mar. atribuyendo esta atraccdn a la humedad de ambos.
tamente de la Luna o a través de intermediarios, afirma que la Lnna mueve
a los vientos, y que éstos, a su vez, mueven el mar.
Las teorías de Posidonio fueron seguidas por muchos autores, siendo
los más importantes Plinio y Séneca.
19) Hemos de destacar, más como compilador que como autor
original, a Estrabón. Este geógrafo griego de Capadocia (siglo I a. C.)
escribió una monumental obra sobre geografía. En ella prcsenta las teo-
rías dadas por aquellos que le precedieron, dc una forma sistemática,
acompañándolas de un pequeño comentario.
20) A pesar de su gran importancia como astrónomo, hemos de citar
con bastante poca detención, a causa de la poca aportacibn que aduce
al problema de las mareas, a Claudio Tolomeo (siglo 11). Compuso una
obra, Tetrabiblos, en la cual nos dice (I,I) que la Lnna, el astro más cer-
cano a la Tierra, influye en todo lo existente en ésta: los ríos crecen y
decrecen a la vez que crece y decrece la luz de la Luna.

Las mareas entre los romanos

Según los estudiosos modernos la aportación científica de los romanos


es nula.6zEfectivamente, la labor de éstos puede reducirse a la observación
hecha en el transcurso de sus viajes: cualquier tcoria que tenga cierto
fundamento no es sino copia o refundición de noticias contenidas en obras
griegas.
21) El geógrafo Varrón (116-27 a. C.) es uno de los primeros roma-
nos dedicados al estudio de las mareas. Varias citas a este respecto encon-
tramos en sus obras. En unam nos demuestra el conocimiento del flujo
y reflujo existentes cerca de Nápoles; en otra, aunque poco claramente,
trata del período semidinrno de la marea en relación con la Lnna.64
22) Cicerón sigue la doctrina de Posidonio y dice que estos movi-
miento; marinos están regidos por la Luna.66
23) Las frecuentes navegaciones romanas y las navegaciones más
allá del Mediterráneo atrajeron la atención acerca de los fenómenos ma-
rinos. Así César (100-44 a. C.) refiere que las mareas eran conocidas con
anterioridad a su época. Cuenta también que el flujo y el reflujo se alter-
nan dos veces cada 24 horas y que el máximo crecimiento de las mareas
se produce en el
62. J . BEACIEU : La vi6 scientifigue a Rome au premie" sUc4e de I'em@re
(París, 1957.)
63. Cf. V A R R ~ NDe. Ve? ruslica. 3, 17.
64. Cf. V A R R ~ XDe, lingua latina. 9. xg.
65. Cf. C~crinóir,De divinitale, 2 . 14; De natura deorum. 2, 7 .
66. Cf. C r s ~ n De
, betio gullico. 3. 12.
24) Séneca (14 a. C . 4 5 d. C.) da muestras de un gran fatalismo
cuando dice que: <<El orden de las cosas está en su revolución dirigido por
la persecrición eterna del destino, y la primera ley del destino es que sus
secretos son inmutables.s67 Admite también la opinión de los estoicos
diciendo que el fenómeno de las mareas es una respiraciún del cuerpo
t e r r e ~ t r econcebido
,~~ como ser viviente.
zj) En una obra, Chorograjia, Pomponio Mela, en los años 42-45>
expone una triple teoría sobre la causa de las mareas. La primera es la
atribución del movimiento a la respiración de la Tierra; la segunda, a
cavidades existentes en la Tierra, y la tercera, a la acción de la Luna.fo
Es de lamentar el que Mela expone este triple aspecto, pero sin indicar
en ningún momento por cuál de ellos se decide.
26) Plinio el Viejo70 (23-79) trata con cierto detalle estos fenómenos
marinos, pero los investigadores modernos aseguran que todas sus opi-
niones no son sino un fiel trasunto de la obra de Posidonio. De todos
modos es bueno considerar que Plinio viajó mucho por Africa, Iberia,
Galia, Bélgica y las zonas circundantes, de lo cual resulta que no seria
de extrañar que conociera el fenómeno por experiencia propia.
El conocimiento que Plinio tiene de las mareas se puede reducir a
los siguientes punto^:^'
1 . Conoce el periodo semidiurno y semimensual de las mareas.
2.0 Sabe que en el periodo anual la marea mayor se da en el equi-
noccio de primavera.
3.0 Advierte que la máxima marea mensual no tiene lugar exacta-
mente en las sicigias,?" ello es debido a que toda la influencia celeste
viene a actuar sobre la Tierra con algún retraso.
4.0 Indica la existencia de un nuevo periodo más extenso: que
cada 100 meses lunares73 se da un flujo muy violento.
5.0 Las mareas son fenómenos de grandes espacios marinos, mien-
tras que en los mares cerrados o estrechos se da en forma mucho más
limitada.
6.0 La principal causa de las mareas es la Luna, y aunque el Sol
tenga cierta influencia, ésta es mucho menor.

67. Cf. S ~ N E C A Quaestiones


, naturales, 3, 28.
68. Cf. SONECA,Quaestiones naturales. 3, 15-16.
69. Cf. POMPONIO MELA, De situ orbis. 3 , 1,
70. Cf. C. PrirrIr SECUNDI, De mundi histovia, z , 97.
71. Esta clasificaci6n la hace ROBERTO ALMAGIAen su trabajo La conoscenaa
dellra marea nell'antichiid en A I H S , 8 (~gqg).887.
72. Se llama sicigias a la oposición o conjuncián do1 Sol con la Luna.
73. Es el ciclo luni-colar de ocho años o xoo lunaciones. que los antiguos desig-
naron con el nombre de octaérida.
Las mareas en la literatura cristiana de la Alta Edad Media

En realidad poca aportación al conocimicnto de las mareas representa


f a obra de los escritores cristianos de la Edad hledia. Tratan muy poco
del fenómeno y, cuando lo hacen, su visión suele ser poco acertada o mera
repetición de las opiniones expuestas por los autores que les precedieron.
Es cierto que el occidente empezó a conocer la ciencia oriental y
clásica hacia el siglo x~~~y que la conoció a través de Espa.ña y mediante
una cadena de transmisores cuyos principales eslabones son los propios
cristianos, los árabes y los judíos. Sin embargo muy poco llegaron a saber
de las mareas.
27) El primer autor cristiano de transición entre la Edad Antigua
y la Medieval que habla del fenómeno del flujo y del reflujo es un padre
de la Iglesia griega. San Basilio de Ccsarea7j(331-379). En el H e x a m ~ d n , 7 ~
su mejor obra, afirma que la acción lunar es la causante, no sólo de las
mareas en el agua, sino iiicluso de las mareas atmosféricas.
28) Posteriormente Beda" (672-735) nos dice en su obra De natura
r e ~ u mtambién,
,~~ que la causa de las mareas es la acción lunar, diciendo
que el flujo se produce porque dicho astro sopla sobre el agua. En cuanto
a los períodos mensuales los explica de la manera siguiente: durante el
novilunio, la Luna intercepta el camino del So1 y le impide secar el niar
y además deja caer su propia humedad sobre las aguas; por estos motivos
el mar crece, dándose las mareas vivas. Al retirarse la Luna, el Sol puede
enviar algo de su calor y, como consecuencia, disminuye la fluidez del
agua. Todo lo dicho se refiere a la conjunción de los astros. Al hablar de la
oposición, Beda sostiene que en tal caso el Sol calienta sin ninguna traba,
hasta tal punto que éste hierve, y al producirse la ebullición, tienen lugar
las mareas vivas. Todas estas teorias están basadas en la obra de Plinio,
aunque también aporte su propia observa~ión.~~
29) Pablo Diacono de IstriaR"(720-797). historiador benedictino, ex-
plica las mareas suponiendo la existencia de abismos submarinos en los que
las aguas son absorbidas y de donde son devueltas dos veces durante el

74. Cf. J. M.* hlrLLAs VALLICROSA, Nuevas apaviaciones pava el eslwlio de l e


transmasidn de Ia ciencia a Europa a través de España (Barcelona. 1gq3), p. 10.
75. Cf. SARTON.I H S , 1 , 362.
76. Cf. MIGNE,Patrologia, 29, 123 s.
77. Cf. SARTON,I H S , I, 511.
78. Cf. MIGNE,Patrologia, 90, 258 s.
79. Hemos de hacer notar la semejanza de su tooriv con las sostenidas por
algunos autores chinos.
80. Cf. SanroN, IHS, r , grr.
81. Ci. MIGNE.Patrologla, 95, 444-446. LO mismo le atribuía el Pseiido-Plutarco
a Plat6n.
30) San Juan DamascenoR* (siglo VIII) más que tratar del fenómeno,
lo que hace es recoger y compilar noticias, gracias a las cuales nos es posi-
ble conocer detalles de las teorías de algunos autores de la antigüedad.
Así, por ejemplo, nos dice que Crates explicaba la causa del movimiento
oscilatorio del mar, aunque no nos transmite dicha explicación; nos relata
cómo entendía Seleuco el fenómeno de las mareas.

Las nrareas entre los áyabes

La ciencia árabe puede ser considerada como la continuación de la


ciencia alejandrina.e3 La lengua y la cultura árabes se extienden de oriente
a occidente, y como consecuencia el griego, principal lengua que se había
usado en la redacción de obras científicas, se ve substituido por el árabe,
que no sólo es cultivado y utilizado por los autores musulmanes, sino
también por muchísimos escritores judíos.
Todos los países islámicos se ven unidos por lo que más acerca a los
pueblos: por la religión y la lengua; se llega al extremo de que casi no
existen fronteras y un musulmán medieval igual se encuentra en Bagdad
que en E~paña,~' con lo cual se fomentan los viajes y, por consiguiente,
las relaciones culturales.
La personalidad de la cultura árabe es doble: la de trabajo original
y la de transmisión de la ciencia griega que se extendió por toda Europa
gracias a las traducciones realizadas principalmente por los musulmanes
y también los judíos-españoles.
Bajo la dominación musulmana España se convierte en el centro
cultural más importante de la Edad Media.
La ciencia no solamente es cultivada por los musulmanes, sino tambien
por cristianos y judios.
Esto se debe a que en todas las conquistas los árabes llevaban a cabo
una poiftica de tolerancia, que en muchas ocasiones llegaba a ser en realidad
amistosa. Con frecuencia se ve a los judios ostentar cargos relevantes
en las cortes musulmanas de España, fiel exponente de la imparcialidad
que en el terreno intelectual reinaba, por regla general, en los paises que
se hallaban dominados por los musulmanes.
Teniendo, pues, en cuenta la gran labor científica desplegada por los
musulmanes, no debe extrañarnos que también se ocuparan de las mareas
82. Ezcevpta ez cod. ms. Flovenlino Sacrorum Joannis Damascenis. p a n 11.
cap. X X X V I (Stobaei Florilegium e d . Meincke, v o l . 1". Lipsiae, 1857, appendix.
P. 244).
83. Cf.MILLÁS,Nueoas apovlaciones para el estudio de la Iransmisidn de la ciende
a Ewvopa a Ira"& de Espaiza (Barcelona, 1943). p. ro.
84. Cf. Adan IMEz, El Renocimienlo del Islanz (Madrid, 1936),p. 17.
.y les dedicaran obras y estudios que en gran parte fueron traducidos al
latín durante la Edad Media.
31) Los cristianos de occidente leyeron el Libro de las propiedades
de los elemelztos,ss que les fue transmitido por los árabes a nombre de Aris-
tóteles.86 En realidad esta obra -según opina DuliemE7- debió redactarla
un árabe influido por la cultura india.
Su autor, astrólogo evidentemente, dice que cualquier cambio que
se produzca en la Tierra es debido a alguna revolución celeste. Sostiene
que la causa del diluvio fue la conjunción de todos los planetas en Piscis,
y el viento que asoló Hadramaut, destruyendo pueblos, fue producido
por la conjunción de los astros en Géminis, y por último que la peste que
asoló la tierra de Lamen," no fue sino consecuencia de una conjunción
que tuvo lugar en Virgo.@'
La acción de la Luna se manifiesta por la crecida de los ríos, la madu-
ración de los frutos y la aceleración en el nacimiento, crecimiento y ple-
nitud en ciertas cosas. Si hay algún río que desemboque en el mar en el
lugar sobre el cual se eleva la Luna, se ve que las aguas del mar remontan
el río, mientras que las aguas de éste retrocedeu, desbordándose, hasta
llegar al sitio de donde proceden. En el momento en que la Luna llega
al meridiano, el mar desciende.
32) Podemos citar en primer lugar, cronológicamente, a 'Ubayd
Alláh b. 'Abdalláli b. Jurradádbih, Abú-l-QisimsQ(844). &te en su obra
Kitab al-masálik w"a-l-mnmüliks1nos dice: sSe preguntó a 'Abd-al-Gaffár,
elmarino (natural de Siria). sobre el flujo y elreflujo y dijo que ciertamente
se produce en el golfo Pérsico al elevarse la Luna y que no se da en el
gran mar sino dos veces durante el año: una vez que se produce el flujo
en el mes de verano en dirección nordeste, seis meses, y cuando ocurre
esto, se eleva el agua en las regiones orientales del mar, como la China,
y disminuye en las occidentales del mar. La otra vez se da el flujo en el
mes de invierno, con dirección sudoeste, seis meses, y cuando ocurre aque-
llo, se eleva el agua en las zonas occidentales del i n a r ~ ) . ~ ~
85. Cf. ARIST~TELIIS, Liber de prqprietatibus cbmcntorun (Venecia, 1496).
86. Este libro aparece tambien bajo los iiornhres: Liber de elcmentis y De causis
p r o p ~ i e t a t u nelementorum (Cf. MrLL S. l ' v a d u ~ ~ i o i worientales
s e n los manuscritos de
la Bibliotecn-Catedral de l'oledo (Madrid. 1942). p. 7% Dice que el autor es árabe y
remite a SARTON, I H S . 1, 136.
87. Cf. DUHEM, L B sysldme d u monde (París, 19x4).
88. Tierra de Lamen es Arabia; el mur de Lamen es el mar Rojo.
89. Sobre esta rama de la astrologia cf. J. VERXBT.Discurio de clausura del
V Congveso Internacional de Filosotia (Granada) (en curso de publicación).
90. Cf. C . BROCI<ELMANN. Geschichtd der avabische Litleratur, 1. 225, s . 1.. 404.
gr. Cf. Jaurnal A s i ~ t i q u e ,serie VI (r865), 5, 67.
92. Al-Mus'üdí lo copia literalmente en su 1WurÜ9 al-iahab. 1 (Paris. 18S6).
2 5 2 . La Única diferancia existente es que al-Mas'üdi dice que su conocimiento se debe
a-los marinos de Siraf y Omán.
33) Mención especial; sobre todo por el titulo de su obra, merece la
personalidad de Abü Yüsuf Ya'qüb b. Ishiq al-Sabbáh al-Kindi" (m. 870).
Nacido en Basora. florece en Bagdad, en la corte de al-Ma'mün y al-
Mu'taqim, siendo perseguido por la reacción ortodoxa de al-illutawakkil.
Conocedor de la ciencia griega, se le denomina <<elprimer filósofo
de los árabes)),quizás por ser el primero que se dedica a tal materia. Mate-
mático, astrdlogo, físico, músico, médico, farmactutico y geógrafo, reúne
en sí toda la ciencia existente en su fpoca. Gran observador de la natura-
leza, toda su obra refleja una gran influencia de Aristóteles.
Compuso una obra Risilat al-madd wa-1-yazrg"scarta acerca del flujo
y del reflujon, que lleva título semejante al del manuscrito que estudia-
mos. Sin embargo la semejanza se reduce al título, ya que tal como nos
ha llegado, incompleta. trata de muchos temas, pero no el de las mareas.
Queremos dar aquí una detallada noticia de su contenido por el hecho
de que se ha sugerido que fuera idéntica a la obra que es objeto del pre-
sente trabajo.ss
Se trata de una carta dirigida a un amigo en la que iba a expticarie
sus observaciones sobre las mareas. En primer lugar expone lo que son
las mareas y divide el flujo en: flujo natural y accidental, diciendo que
el primero se da cuando el agua pasa de un volumen pequeño a grande,
sin aumento de materia; en cambio en el segundo tiene lugar dicho au-
mento. Este segundo flujo no puede aplicarse al mar, ya que la cantidad
de materia añadida es insignificante en relación con la inmensidad de
la masa marina; por el contrario tiene importancia primordial en los
valles, ríos, sobre todo en forma de lluvia, granizo, nieve, etc., hasta tal
punto que las inundaciones de los ríos se deben exclusivamente a esto.
El aumento de las aguas en las fuentes tiene la siguiente razón: el
agua nueva se filtra por la tierra y pasa por los conductos subterráneos
que tiene la Tierra semejantes a las arterias que tienen los animales y
por las cuales circula la sangre. Después sale por cualquier parte y aparece,
o bien por un orificio visible, y entonces se llama manantial, o bien por
un orificio interior, en cuyo caso se denomina pozo. A continuación esboza
una clasificación de las fuentes.
Más adelante nos dice que si la superficie de la Tierra se calienta. el
interior se enfría. Si se cava en un terreno, a medida que se va profundi-
zando aumenta el frío y el aire se transforma en ag~a.~G Explica después

9 3 . Cf. SARTON, I H S , 1, 560; BROCXELMANN, GAL. 1, p. 209 y S. 1.. p. 372.


9 4 . Cf. E. WIEDTMANN, Ad-Kindils Schrift über Ebbe und Flut, uAnnalen der
Physik,). vol. 77 (1922). 374.387.
9 5 . Cf. suprn, p. 135.
96. Es la explicacidn de un pozo. F e n d i ~ e n osimilar es el que se produce en las
arenas de las playas.
que los cuerpos, cuando se calientan, aumentan de tamaño, mientras que
si se enfrían, se reducen y lo demuestra con un experimento:*7 Se coge
una botella y se coloca invertida en una vasija llena de agua y que ten4a
la misma forma que la botella. Cuando el agua la cubre por arriba. se
observa que cada vez que el aire se calienta, salen burbujas del interior
de la botella; en cambio, al enfriarse, el agua sube por el cuello de la botella
y ocupa el lugar que antes ocupaban las burbujas.
Añade luego que el roce engendra el calor, lo cual puede apreciarse
frotando dos maderas o la piedra con el hierro: se produce fuego. Cuanto
más duros sean los objetos, más visible será el fuego.
El hecho de que el roce produce calor, puede apreciarse del siguiente
modo: se coge una placa con dos agujeros por los cuales pase un hilo cuyos
extremos se atan. Al estirarlo, cogiendo con cada mano uno de los extre-
mos del hilo se produce un movimiento osciiatorio de dicha p l a ~ a . ~Sis
mientras oscila acercamos nna mano a esta placa en movimiento, aún
sin llegar a tocarla, se percibe una sensación de calor.98
Aristóteles decía que por el rozamiento del aire se llegaba a fundir
el plomo que sujeta las puiitas de las flechas. Al-Kindi, después de hacer
la prueba, vio que no era cierto, pero cogió una flecha y haciéndole un
agujero lo llenó de plomo. Después de lanzarla observó que el plomo no
se había derretido, pcro por la fuerza del aire había salido del orificio donde
se hallaba: el aire, pues, engendra calor, pero nunca tiene la fuerza calo-
rífica del fuego.
34) Hiinayn b. I ~ h á q '(8og),
~ ~ el latino Juanicius, era natural de
Hira. Vivió en Yundisapur y murió en Bagdad en el 877. Era discípulo
de Ibn Massawayb y más tarde fue empleado por los Banú Músi por
sus conocimientos de la lengua griega. Su trabajo consistió en recoger
manuscritos griegos y traducirlos a la lengua árabe.
Ibn al-Qiftilnl le atribuye haber escrito una obra titulada Kitáb al-
madd wa-1- jazr, pero no conocemos sus opiniones y puntos de vista sobre
el tema, porque tal obra no se ha conservado.
35) El primer autor, no sólo cronológicamente, sino también en
importancia por sus estudios sobre las mareas, es Abü Ma'4ar al-Baljilo"
(m. 886) (Abii Ma'Sar qa'far b. Muhammad b. 'Umar al-Balji), que vivió

97. Este experimento se encuentra ya descrito en las Pneumdtica de Filón.


98. Es e1 conocido juego del obi.
99. Esta experiencia es falsa, ya que si se acerca una mano. naturalmente sin
tocar el disco. en lugar de calor se percibe frio.
100. Cf. SARTON, I H S , 1. 611: IBN QIPTI, Ta'vTj al-hukama'. pp. 171-177.
ror. Cf. IRNQrrrr. Ta'rij al-hukami' (ed. Lippert, Lcipzig. rgo3). p. 173.
102. Cf. SARTON, I H S , r, 568: L. THORSD~KE, A history o/ magic and experi-
mcntol science duving thc first thirleen centzeries of our era, I (New York. ~ g z s ) pp.
, 6qg-
en Bagdad, y cuyas obras fueron vertidas al latín, con lo cual aumenta
su importancia por influir en la ciencia occidental.
Esto justifica que estudiemos con cierta detención sus teorías, ya
que es uno de los autores que con más detalle trata del flujo y del reflujo.
En su obra Kitáb al-madjal i3ci 'ilm ahkám al-nupzim, que al ser tra-
ducida recibió el nombre de Introdztctorium in Ast~onomiam,'~~ presenta
una teoría de tendencia astrológica sobre las mareas que gozó de gran
popularidad durante la Edad Media. De esta fuente bebió toda la ciencia
medieval cristiana dedicada al estudio de las mareas.lC4
Abü Ma'Sar es astrólogo y como tal estudia los fenómenos del flujo
y del reflujo. Sostiene que todos los fenómenos sublunares están sometidos
y provocados por las leyes de los astros. y así afimia que los flujos y re-
flujos marinos están regulados por el crecimiento y disminución de la
Luna.
En el capitulo IV de la obra dice que de los cuatro elementos, el
fuego y el aire sufren la acción del Sol, mientras que la Tierra y el agua
están bajo la influencia de la Luna.
En el capítulo V trata de las causas que provocan las mareas y llega
a la conclusión de que se debe a la atracción de la Luna. Según él las aguas
del flujo salen Iiirviendo del fondo del abismo y esto es causa de que el
agua del flujo sea más caliente que la del reflujo.'Qj
En el capftulo VI habla del aumento y disminución de las aguas.
Entre el flujo y el reflujo liay desigualdad de duración en ambos hemis-
ferios, y esta desigualdad es de una hora más o menos, por defecto o por
exceso. Esta desigualdad, según Abü Ma'Sar, procede de ocho causas:
La,distancia entre la Luna y el Sol y aumento de la luz de la Luna; z.",
el movimiento directo o retrógrado de la Luna se añade a su verdadero
movimiento; 3.5, posición de la Luna sobre su excéntrica; 4.&, posición
de la Luna sobre el circulo de regresión; 5.". su posición boreal o austral;
los llamados días marinos por los egipcios y de decrecimiento y cre-
cimiento por los occidentales; 7.". la mayor o menor duraci6n del dia o
la noche. lo cual depende del Sol, y 8.*, la acción favorable de los vientos.
A estas causas también puede añadirse la constitución de las orillas.
En el capítulo VI1 Abü Ma'4ar habla de la teoría de los que se oponen
a la tesis de que la Luna sea la causa del fenómeno. Estos autores afirman
que por naturaleza el mar posee la propiedad de que sus aguas se agiten
Y por medio de estas ondas produce el flujo. A esto Abü Ma'Sar opone

103. Eds. Augshurgo, 1489; Venecia. 1495 y '506.


10t. Cf.J . VERNETGIN&C,C U E S ~ ~~Oa~t ~EbSp v á f i c areferent~s
s e autores ouien-
lajos. Problrmes bIbliográ,ficos esn torfro e Albumas~v,uBiblioteconomian, 9 (1952).12-17.
105. Todo esto se basa en una. vieja teoría ertcndida desde la antigüedad harta
la Edad Media, i!e que las acuus del fondo del mar estaban hirviendo.
20
lo siguiente: aPor naturaleza las aguas tienden hacia abajo, hacia las pro-
fundidades. ¿Por qué motivo vemos que durante el flujo las aguas no sblo
se dirigen hacia abajo, sino que además se alzan y llegan a niveles muy
elevados? Porque la causa no es la naturaleza del agua; es necesario que
exista una causa extrínseca, y exceptuando la Luna no existe otra.))
En el capítulo VI11 dice que los mares pueden dividirse en tres clases,
según sea la manera en que admiten la influencia de la Luna: mares que
no tienen ni flujo ni reflujo; otros en los que se p oduce, pero impercepti-
blemente, y mares en los que se da y además se puede observar. El hecho
de que exista esta triple clasificación no depende de la Luna, sino de la
disposición, más o menos favorable, del mar para recibir la influencia
lunar.
36) Abü-1-Hasan 'Ali b. Husayn b. 'Ali al-Xa~'üdi'~~ nació en
Bagdad a fines del siglo ix. Fue un gran viajero que recorrió India, Fars,
Kirman, Ceylán, Madagascar, etc., y nos ha legado una obra histórica.
Muray al-gahab. Por pasajes del Mz~rú+,1~~ aunque vagos, se puede con-
jeturar que navegó por Malasia hasta China; se observa que no conocía
bien el mar Caspio y las costas del mar Rojo y que estuvo en Palestina,
Siria y Antioquía, acabando sus días cntre Siria y Egipto.
Según él existen mareas en los mares de China, de la India, de Basora
y de Persia. Hace una triple división de los mares según la manera en que
en ellos se producen las mareas: mares en los que las maleas son de gran
tamafio, otros en que existen, pero son imperceptibles y en tercer lugar.
mares que carecen de mareas.108 Hace luego un resumen de las diversas
opiniones sobre la causa del fenómeno: unos lo atribuyen a la Luna, porque
es semejante al a y a , la calienta y la dilata de forma semejante al fuego;
cuando la Luna llega a tener exceso de calor se producen los mayores
flujos. Otros niegan esta teoría y sostienen que con mayor motivo calentaría
el Sol: es mejor creer que la causa son los vapores existentes en el interior
de la Tierra, pero los hombres religiosos la atribuyen a la acción directa
de Dios. Otros lo comparan a ciertos temperamentos que unas veces se
enfurecen, calmándose luego; otros dicen que el aire que está sobre el mar
se transforma en agua, y viceversa. Los marinos de Siraf y Oman opinan
que los flujos se dividen en dos estaciones: verano, con duracibn de seis
meses y dirección nordeste, e invierno, de seis meses también, pero con
dirección sudoeste.
Al-Mas'üdi nos refiere lo que acerca del flujo vio en Cambaya (India).

106. C.f. C. BROC~ELNAXN, Gcscl~ichte der nr~~bischcLilteratur. S. 1.. p. 220,


G. I., p. 144.
107. MncozD:, Les prairies d'or, 1, París, 1886,pp. 244-255,
108. Como puede verse. esta clasiiicación es semejante a la que establece 4bÜ
Ma'íar cn ol capitu!~VI11 de su I~ztrodi~ciovzum.
E n dicho lugar es tal la cantidad y velocidad de dicho flujo que no per-
mite huir a un perro que se hubie a echado a descansar en la arena seca
durante el reflujo.
En su obra Kitab al-Tanbth wa-1-iSrü/,log al-Mas'üdi vuelve a tratar
del fenomeno del flujo y del reflujo. Esta obra la compuso en su vejez
y es una especie de repaso y corrección de sus anteriores producciones.
Añadiendo teorias a las expresadas en las Praderas de oro, sostiene que
ciertos autores opinan que son producidas por un ángel que al introducir
su pie o sus dedos en el mar, causa el flujo, y al retirarlos produce el reflujo.
Otros afirman que constituye un secreto divino, incomprensible para las
criaturas, a fin de que el hombre vea cuán grande es su sabiduría y su
fuerza.
Al-Mas'üdi relata que los antiguos filósofos no están de acuerdo acerca
de si las mareas se deben a la acción del Sol o dependen de las fases de la
Luna: el flujo lo produce el crecimiento del astro, mientras que el reflujo
es causado por el decrecimiento.
La Luna, al elevarse, influye sobre los seres vivos, hombres y anima-
les. Su fuerza aumenta, domina en ellos el principio húmedo. La sangre
corre más y está a flor de piel, la cual gana en frescura y en belleza. Cuando
la Luna decrece, el frío impera, los humores disminuyen, quedan en el
interior del cuerpo, y la piel se seca. Los médicos que conocen este fenó-
meno, dice al-Mas'üdi, saben que los enfermos están mejor y en mejores
condiciones cuando la Luna crece.
De estas afirmaciones parece deducirse que, según al-BIas'üdi, el cre-
cimiento del mar se debe a la acción ejercida por la Luna.
37) En el siglo x los Hevmanos de la Purezallo componen una enciclo-
pedia"' en la cual encontramos alusiones a las mareas. En esta obra los
Hevmalzos de la Pureza atribuyen el fenómeno al calentamiento de rocas
existentes en el fondo del mar, causado por la luz de la Luna.
Esta monumental obra fue introducida en España por Maslama de
Madrid.
38) En el siglo XII la literatura árabe nos da dos textos que serán
leidos por los cristianos latinos. Uno de ellos es la Teor;a de los Planetas,
de ABÜ ISHAQ NÜR AL-DTNAL-BITRUY~ (fl. 1185)"*. En ella se dice que
el movimiento del agua sigue el movimiento del cielo, elevándose, y este
movimiento de elevación no cesaría de no ser porque la pesadez de las
lag. Cf. MACOIJDI, Le liuva de l'av~rtiasemenl,trad. Cama de Vaux (Paris, 1897).
p p . 104-105.
rro. Cf. Isn- QIFTI. Ta'rzj al-huknma', pp. 86-88.
Irr. Cf. Fried DIETERICI,Die N ~ ~ l w a ~ ~ ~ h a uund u l t Nalurphilosophi~
g de?
Arabcr i n X Jehrh%ndert (Leiprig. 1876). 97.
i r z . Cf. BROCKELMANR. G A L S . 1. p. 866; B. R. GOLDSTEIN,Al-Bibuji on t k
+rincii>les o/ aslronomy (New-Haven-Londres, 1971). vol. 1, p. 64.
aguas y su profundidad le dieran fin: el flujo deriva del movimiento
del cielo y el reflujo de la gravidez de las aguas. El movimiento de las
aguas es más lento que el del aire y por eso se creía que el flujo seguía
a la Luua.l13
39) De Averroesl'4 (1126-1198) conservamos una pequeiia pará-
frasis, nExPositio mediar de los meteoro^"^ de Aristdteles, en la que se
habla de las mareas.
Su teoría es rarísima: los mares más altos que el océano mueven
sus aguas hacia el océano, que es más bajo, y el océano a su vez mueve sus
aguas con un movimiento de ascensión. En los mares más bajos las aguas
se mueven a consecuencia de los vientos que se engendran en su interior
por el calor de la Luna y se dirigen hacia el océano con movimiento ascen-
sional, y el océano va, naturalmente, hacia abajo.
El origen de tal teoría, probablemente, debe buscarse en el hecho
de que Averroes había leído las noticias que acerca de los estrechos daba
Eratósteues y relacionó estos datos con, el océano.

Las mareas entre los judios

40) Apenas hemos encontrado entre las obras de los científicos judíos
ninguna referencia al fenómeno del flujo y del reflujo. El único autor que
expone una teoría es Maimónides.
Maimónideslla (1135-1204) dice que todo lo que se halla en el mundo
sublunar se mueve por la acción de las esferas celestes. Todos los seres están
bajo la influencia de un astro; para hacer esta afirmación Maimónides
se basa en lo dicho en el libro de Job."? Como es natural, sus opiniones
se erigen sobre lo que dijeron anteriores filósofos y refiere de ellos que
aseguraron que la Luna ejercía una atracción sobre las aguas y sobre
todas las cosas húmedas: esto se demuestra cuando se observa que por
la aparición de la Luna el a y a aumenta -flujo -, y cuando la Luna se
oculta, el agua mengua - reflujo -. Así como la Luna ejerce su influencia
sobre el agua, el Sol la ejerce sobre el fuego, y la prueba es que cuando
el Sol aparece en la Tierra hace calor, mientras que si se pone, hace frío.
Más tarde, añade Maimónides: todo el universo está movido por cuatro

1r3. Spherae Iractatus. Alpttragii araM Theoriira plnnetavum ... (Venecia, 15311.
fol. 5.
rrq. Cf. SARTON. J H S . 2, 361.
115. Cf. ARICT~TELES,Omn~nopera. Comentario dc .-lr>erroea. 1560).
val. vi, Meteoros, pp. 29-30,
116 Cf. Mninioxi~~s, Le gude des dgagerés (ed. Xunk. Paris. part.,
t. 11, capitulo X, pp. 84-8h.
117. Cf. JOB, 28, 33.
LAS MAREAS SEG¿-N U N XANUSCRITO . ~ R A B E 157
esferas: la de la Luna, que mueve las aguas; la del Sol, que mueve el fuego;
la de los otros planetas, que mueve el aire, y la de las estrellas fijas, que
mueve la Tierra.

En la literatura china se encuentran varias veces citas que se refieren


a las mareas, pero todas ellas están muy lejos de la realidad y algunas
son en extremo curiosas.
De ellas las más extraordinarias y a la vez las más poéticas son las
formuladas por dos escritores chinos
41) Uno de ellos atribuye el movimiento del flujo y del reflujo a
la respiración de la Tierra. Esta peregrina idea la encontramos también
en Bmuetto Latini119 (m. 1295). cuando nos dice: «Hay quienes opinan
que la Tierra respira, a pesar de que los astrónomos dicen que las mareas
son producidas por el crecimiento y decrecimiento de la Luna.))
42) Otro autor afirma que el agua es la sangre del cuerpo de la
Tierra y que las mareas no son sino los latidos de su pulso.
43) Siguiendo en el campo de la observación china nos encontramos
con Ko-Hunglao (281-361), natural de Kiangsu, era taoista. Alquimista
y físico, explica las marcas del siguiente modo: cada mes el cielo tiene
un doble movimiento, primero hacia el este y luego hacia el oeste y por
este motivo las mareas son alternativamente mayores o menores. En
cuanto a las que se producen en verano, en aquel momento el Sol se halla
en el sur, y el cielo está a 15.000 li, o sea 5.000 millas más lejos, y por lo
tanto en esta época el principio femenino o negativo es débil en la natu-
raleza, mientras que el masculino o positivo es fuerte.'*'
44). Para finalizar este repertorio analítico de las diversas teo ias
emitidas para explicar el fenómeno de las mareas, queremos mencionar
que las sagas escandinavas a menudo hablan de que el dios Thor aspira
y expulsa las aguas del mar por medio de un cuerno, con lo cual se quiere
simbolizar la fuerza de dicha divinidad.

118. Cf. DARWIN, Las mareas, p. 8 5 .


rrg. Cf. BRUNETTO LATINI,Li T Y ~ S O p.I S ,172.
IZO. Cf. SARION,IHS, I , 355.
121. La creencia de que las mareas son más fuertes en verano la justificaban por
la desigualdad diurna en Chins, por lo que la lnarea se eleva más de día que de noche.
ANALISISDEL CONTENIDO DEI. K I T ~ B
AL-MADD WA-L-YAZR
CapZtulo I . - Este capítulo se reduce exclusivamente a la dedi-
cación e <<istiitáh*.
Capitulo I I . - Lo constituye la relación o índice de los capítulos
restantes.
En el Capitulo I I I el autor nos dice que su obra se propone señalar
la causa de los movimientos del mar, o sea, del flujo y del reflujo, que se
producen dos veces cada dia, cada mes y cada ario; cómo actúa el agua
por influencia de la revolución d las esferas, su variación a causa del
Sol y la Luna, es decir, según sean las oposiciones y la situación de los
dos astros en el Zodiaco. Cuando la Luna se halla en el medio cielo se
produce la pleamar, fenómeno que también tiene lugar cuando dicho astro
se encuentra en su culminación inferior. En cambio la bajamar se da
cuando la Luna aparece o desaparece por occidente. Respecto al movi-
miento mensual, el máximo flujo ocurre cuando hay oposición o coujun-
ción, mientras que cuando el Sol está en cuadratura con la Luna, tiene
lugar el reflujo máximo, es decir, el 7 y el zz de cada mes lunar. El flujo
máximo anual acaece en el momento en que el Sol se halla al final de
Virgo o de Pis~is,'~2y si, además, se diera el caso de que el Sol y la Luna se
hallaran en conjunción u oposición, al flujo anual se sumaria el mensual
y se produciría la pleamar máxima. El reilujo anual máximo ocurre cuando
el Sol ocupa el final de Capricornio y de Cáncer. La totalidad de los
movimientos marinos asciende a doce: seis de subida y seis de bajada.
El Capitulo I V trata de lo que los antiguos refirieron acerca de la
Tierra y sobre lo que en ella había: plantas, árboles. minerales y sus mez-
clas, vapores subterráneos, terremotos, agricultura, utilidad de ramas,
semillas, frutos, aceites. flores, jugos, y raíces. Sobre el aire y su inflama-
ción por el Sol y todo aquello que existe en el aire como son: relámpagos,
Sol, cometas, bólidos, frío, nieve, hielo, cuatro vientos, lluvias y fuegos
que hay por debajo de la esfera de la Luna inflamada por la velocidad
de su giro. Y a continuación nuestro autor señala que a pesar de haber
hablado de tantas cosas, nadie trató del mar, y, en especial, de las causas
de las mareas, ya que el mar tiene muchísimos movimientos provocados
por el orden celeste, que no se altera, y es causa de que se llenen y vacíen
ríos y albuferas, el Nilo y el Indo?2s

122. Esto demuestra un buen conocimiento del fen6meno de las mareas, ya


que el flujo maxirno anual se produce, efectivamente, en los equinoccios.
123. El autor le da siempre el nombre de Mihran.
E251 LAS XARE.4S SEGÚN UN MANUSCRITO ARAB~ 159

El Capitulo V está dedicado a exponer las hipótesis que los autores


antiguos emitieron para explicar el fenómeno de las mareas. Estas hipó-
tesis, en número de nueve, son la%siguientes:
I Al llenarse la Luna de luz hay flujo; cuando la luz disminuye,
se produce el reflujo. Al aumentar, la luz produce. humedad y pasa a los
cuerpos fríos y húmedos, q u e s e desbordan. Observaron este hecho en
torrentes, etc.
z . ~La Luna llena calienta todo cuerpo líquido como, por ejemplo,
el agua, que hierve y se desborda. Se oponen a esta teoría los que defienden
que esta acción debe atribuirsele con más motivo al
3." Cuando en el fondo de la Tierra hay vapores y vientos, se pro-
duce desbordamiento; cuando desaparecen, decrecen las aguas.
4.a El aire contiguo a la superficie marina se convierte en agua y
entonces se produce el flujo; en cambio, cuando el agua se transforma
en aire, se da el reflujo.
La causa de las mareas es el movimiento de los planetas y su di-
versa posición en el Zodíaco.123
6.a En el fondo del mar hay rocas que reflejan la luz de1
7.& La luz lunar excesiva produce el flujo, pero sólo el de mediados
y final de mes.
8.a La Luna con respecto al mar actúa como el imán con relaci6n
al hierro.la7
g.a Los teólogos los atribuyen a un ángel que mete su pie en e1 n1ar.'~8
Al final de este capítulo, el autor aduce la opinión de al-Mas'üdi, quien
sostiene que nadie sabe nada, pues la verdad hubiera subsistido y presen-
tado pmebas, ya que sólo puede haber una razón: de dos principios con-
tradictorios nada se sigue.128
El Capitulo V I contiene, principalmente, la refutación de las nueve
opiniones expuestas en el capítulo anterior, aunque no sigue exactamente
el mismo orden. Estas refutaciones son:
1." A quien atribuye el fenómeno a la luz de la Luna, le arguye
que ésta aumenta del I al 14 del mes, y, en cambio, el mar crece y decrece
dos veces cada día.
z.& En realidad, mayor calor produce el Sol que la Luna.

124. Compárese con lo que dice Beda.


125. Es lo que sostiene Posidonio.
126. Tal teoría es expuesta por los Hermanos de la Pureza al igual que al-Qaz-
wiiii, pero este lo atribuye a la luz de la Luna.
127. Se trata de una tesis que aparece en la astrología caldea.
iz8. Esta tearia la encontramos tanbien en al-Xas'Üdi y más adelante en al-
Qazwini.
IZQ. No he podido identificar este pasaje. No lo hemos encontrado ni en los
MurÜ9 a-ahab ni en el Kitñb ablanbih.
3.a Los vapores que produjeran el flujo serían unos vapores muy
extraiios que no cambiarían ni en invierno ni en verano, ni con Luna
llena ni nueva.
4." En caso de que el agua se convirtiera en aire y viceversa, jcómo
se explicaria tal cambio?
5." Esta refutación corresponde a la 6." teoria de las expuestas an-
teriormente. Aun aceptando que en el fondo del mar existen rocas que
reflejan la luz del Sol, lo cierto es que el flujo tiene lugar tanto de día
como de noche, mientras que el Sol sólo brilla durante el día.
6." Para refutar la 5.& teoría basta con decir a quienes la defienden
que expliquen los moviniientos del día y de la noche, de plenilunio y
novilunio, etc.
7.8 Esta teoria explica el flujo de mediados de mes, pero jcómo
sc explica el de finales que coincide con la ausencia de luz?
8." Se refiere a la novena teoría del Capitulo V. La teoria del ángel
es verdadera, pero con su debida interpretación teológica.
g.% Refuta la octava teona coi1 el siguiente argumento: si la Luna
actuara como un imán, jcómo se explica que cuando está en la culmi-
nación inferior haya pleamar?
El autor añade que hay otra teoría más, la que sostiene que los mares
son como el jugo de la uva o como el agua que se calienta, pero como
quiera que también atribuye como causa la luz de la Luna, puede apli-
carse a ella la refutación segunda.
Acaba el capitulo diciendo que todo lo anteriormente expuesto ca-
rece en absoluto de valor, porque los autores desconocían la astronomía.
¿Acaso -se pregunta - será como dijeron los antiguos, que aumenta o
disminuye como el agua de los vasos, que se sale de ellos y es substituida
por otra agua? Pero esto es absurdo, a cansa de que no existe en el mar
ningún lugar vacio ni otra agua distinta. Por consiguiente, lo mejor es
una teoría basada en lo que se percibe por el sentido de la vista.
A esto, precisamente, está consagrado el Capltalo V I I . Tras estable-
cer que existe una relación entre los movimientos de¡ mar y de la Luna:
cuando la Luna se eleva, se da bajamar; al llegar a la culminación superior,
pleamar; cuando desciende, bajamar, y al llegar a la culminación inferior,
de nuevo pleamar. Señala que en cuanto al flujo y al reflujo diario, es
indiferente la proximidad del Sol y la Luna, etc. Así, pues, las mareas
son consecuencia del movimiento de la csfera de la Luna, movida a su vez
por una esfera superior. Señala que se ha elegido la esfera de la Luna como
principio motor del movimiento del mar, del mismo modo que el autor
del Libro del Cielo,'30 escogió un principio motor y que se ha preferido

130. Se refiere al trata60 De Coelo, de Anrs.róís~ss.


1271 ].AS XARE,AS SEGÚN U N M ~ N U S C R I T OÁRABE 161
la esfera de la Luna por ser la más cercana a las aguas y porque su mo-
vimiento producirá el movimiento diario por mediación del aire inter-
medio. Explica, finalmente, la trayectoria de la Luna y sus consecuencias
sobre las mareas.
En el Cafiitulo VI11 se habla de la conexión entre el movimiento
del mar y el de la octava esfera. La esfera de la Luna y las de los otros
siete planetas se mueven en virtud del movimiento de la esfera mayor,
que da una vuelta cada 24 horas. Cuanto más cerca está de la esfera
mayor un planeta, más rápido es en su movimiento oriental, y viceversa.131
A partir del momento en que el Sol y la Luna están en conjunci6n, la Luna
se retrasa hacia oriente, y el Sol la precede en occidente, porque su mo-
vimiento es oriental respecto a la Luna. t a s esferas tienen otros muchos
movimientos más, tal como aparecen en las tablas de los astrónomos, pero
únicamente afecta a las mareas el movimiento oriental, por lo que el
autor prescinde de todos los demás, ya que no le interesan para su fina-
lidad.
El CafiLt~loI X trata de la novena esfera, la mayor, que rodea el
universo y en la cual no hay estrellas. En las tablas se deslizó una equi-
vocación en cuanto a los movimientos de los planetas en relación con las
estrellas fijas. Al descubrirse el error, se pudo apreciar que las fijas tenían
en si mismas un movimiento oc~idental,'~~ que retrasaba el movimiento
circundante superior: esta anomalía era aproximadamente de un grado
en cien años.Ja3Se supo entonces que esta esfera carecía de estrellas, porque
no se vio ninguna estrella que pusiera de manifiesto el movimiento de
las fijas: La novena esfera rodea el universo y tiene un movimiento de
oriente a occidente y ha sido dividida en signos para mayor comodidad.
Después de haber aludido al problema, en el Capitulo X trata con
detalle del retraso de los planetas inferiores y del adelanto de los supe-
riores. La explicación consiste en que la parte más próxima a la superficie
es más ligera por el hecho de hallarse más cerca del movimiento, al igual
que la parte más próxima al centro es la niác lenta. De entre los autores
antiguos uno dijo que las estrellas fijas tenían varias esferas.13Wtro negó
que el mundo fuera sólido. Otros opinaron que cuando el mundo era cuerpo
necesitó un lugar y una forma. Se les puede refutar, respectivamente, del
siguiente modo: a quien afirmaba que las fijas tenían varias esferas, se

131. Este sistema es muy semejante al que presenta AL-Birnu$len su Theorica


$lanefarum. S9hcrae Tractal~sALpefragii arabi fbeorica plamtansm ... (Venecia. 1531).
fol. 5 .
1 3 2 . Es el movimiento de precesión de los equinoccios.
133. Es la teorla de Tolomeo. El autor no acepta el valor dado por al-Batani,
de un grado cada 66 &os.
134. Cf. J. VERNET.Astrdogia y ostronomla e n el Renacimlenfo (Barce-
lona. 1974). 47-48.
ZI
162 L. ~IARTÍNEZXAR'PÍN i281
le dice que no pueden tenerlas, porque entonces estas esferas se moverían
con distintas velocidades y se retrasarian unas a otras; si los movimientos
fueran iguales, prácticamente estarían en una sola esfera. En cuanto al
que dijo que el mundo no era s6lid0, se le puede rebatir con el siguiente
argumento y experimento: se coge un tubo en el que se abren dos aguje-
ros; se llena de agua y a continuación se tapa uno de los agujeros: el agua
no sale; pero si se abre, el agua se derrama. Respecto a la 3.&opinión, es
decir, que el mundo necesita espacio, debemos decir que el espacio es
parte del mundo, y si éste lo necesita, el espacio a su vez necesitaría más
espacio, etc. El mundo se puede dividir en dos partes. una de las cuales
es inmdvil: la Tierra; mientras que la otra, constituida por el resto, es
móvil.
En el Capitulo X I se estudian algunos movimientos de las esferas
y de los astros. Cuando una parte de la esfera estelar, la octava, pasa por
encima del agua y si además hay bajo ella estrellas luminosas, se suman
todas las influencias en el mar y &te tiene el máximo movimiento posible.
Luego, al alejarse las siete esferas, aparecen en el mar el flujo y el reflujo
mensual y anual, aunque es preciso especificar que algunos años las mareas
son más importantes según el lugar que los planetas ocupan en el universo.
La octava esfera tiene muchas estrellas y un solo movimiento. Cada pla-
neta tiene en su esfera varios movimientos: uno de oriente a occidente
producido por la esfera inmediatamente superior; otro de occidente a
oriente, cuya causa es su propio movimiento ordenado, y otros de norte
a sur y de sur a norte. Todo esto ha de ser forzosamente así porque si
sucediera lo contrario, cada planeta tendría movimientos aislados, impo-
sibles de conocer, los astros chocarian, etc. Por otra parte, si cada astro
tuviera un solo movimiento, recorreria su esfera según una línea Única
y por lo tanto su acción seria nula.
En el Capitulo X I I se dice que las luces de los planetas influyen en
la masa de agua. Los movimientos de los planetas son muchos, y esto
motiva que cuando un planeta se halla en una determinada regi6n, in-
fluye en dicha región. En cuanto a los siete planetas, cada uno de los
cuales tiene esfera propia, es cosa sabida que son cuerpos luminosos,
mientras que sus esferas son cuerpos transparentes. Cada astro se mueve
en su esfera y es evidente que los movimientos de estas siete esferas están
completamente desligados del de la esfera superior. En cuanto a sus mo-
vimientos en el sur y en el norte y su paso sobre Aries y Libra es doble.
Acerca del movimiento directo de los planetas y su retrogradación en el
epiciclo, el autor nos dice que el planeta pasa sobre todas las esferas infe-
riores y superiores a él, y cuando ocupa la cumbre de la esfera de su epi-
ciclo, se halla en el lugar de su esfera por donde pasa el perigeo del planeta
qne está encima de él; en dicho momento distribuye el cuerpo luminoso
1291 LAS M A R E A S SZG¿.N U N MANUSCRITO ÁRABE 163

a todas las partes de su esfera, y la esfera adquiere una fuerza exterior


en virtud de la cual influye en el mundo. En caso de que el cuerpo del
planeta aumentase hasta llegar a cubrir toda la zona comprendida entre
el apogeo y el perigeo, habría tal cantidad de luz que se llegaría a la com-
bustión y, por coiisiguiente, a la destrucción.
El Sol existe para que exista el día; la Luna aparece por la noche,
y las estrellas brillan para dar luz cuando no luce ni el Sol ni la Luna.
La luz conjunta de todas las estrellas seria más fuerte que la luz de la
Luna.'35
En el Capitulo XIII se estudia la revolución del Sol en los cuatro
pivotes. Para comprender el fenómeno de las mareas es necesario conocer
el movimiento astral: el natural y el forzado y, como es Ihgico, la atención
se centra en el Sol. La declinación del Sol es de casi zgo hacia la región
septentrional y está al fin de Géminis, o sea en su apogeo; mientras que
en la región sur llega a casi 250 al fin de Sagitario, el signo de su perigeo.
Esta declinación se cuenta a partir de la linea de Arin. Los siete climas
se enumeran a partir de esta linea, es decir, a partir del Ecuador, hacia
la región septentrional, y desde este punto el Sol desciende hacia las re-
giones sur y norte, 250 hacia la cabeza de Cáncer y 25O hacia la de Ca-
pricornio. Alrededor de este punto el Sol gira naturalmente, y alrededor
de la Tierra, de oriente a occidente, gira forzosamente. Desde esta linea
hacia el sur no hay habitantes, excepto en los 10primeros grados, ya que
el calor del Sol lo impide.
En este capitulo el manuscrito cita por primera vez el punto de Arin,lS6
es decir, el lugar donde se intersectan el Ecuador y la eclíptica, donde la
declinación del Sol es nula.
El Capitrlo XIV trata de cómo gira el Sol en su esfera. Anteriormente
se ha dicho que el centro de esta esfera no coincide con el centro del mundo.
L a esfera del Sol realiza una revolución en un día y una noche, ya que
el Sol tiene una revolución natural y un movimiento forzoso provocado
por la esfera superior. En la zona habitada de la Tierra, el Sol da vueltas
según un período natural y, en cambio, pasa en la otra parte con marcha
forzada y por ello esta segunda parte está sumergida en el agua. El movi-
miento oriental del Sol es la causa de la existencia del día y de la noche.
E l Sol, la esfera mayor y el resto de los planetas giran cada día y cada
noche una vez, y si marchasen de acuerdo con su primera marcha, todos
circularían alrededor de las excéntricas y en el punto de Arin, opuesto

135. Esta afirmación puede constituir uno de tos precedentes m6s antiguos de
la paradoja de Olbers y que. como la posible atusi6n de K ~ p r e nen su Epitome de lo
aslrononin copernicann, ha pasado desaporcihida hasta hoy. Cf. E. MILLASVENDRELL,
E l problema de la luminosidad & fondo del cielo. MRABLR 13, 3 (1973). 81-136.
136, Cf. infra, p. 191,5 64.
a la esfera del Sol, sería siempre de día, mientras que en la culniinación
inferior siempre reinazía la noche.
A la causa que origina la ausencia de agua en un hemisferio de la
Tierra está dedicado este Capitulo X V . El autor sostiene que se debe a
la excentricidad de la órbita del Sol y a la existencia de su apogeo. Explica
cómo se constituyó la Tierra diciendo que el Sol lanza sus rayos a la Tierra,
ésta los refleja, y el calor de los rayos del Sol se mezcla con el frio de la
Tierra y del agua; la Tierra se agita y en ella se forman en primer lugar
los minerales, luego las plantas y últimamente el animal racional.137
El Cap6tslo X V I trata de la existencia del agua en un hemisferio
de la Tierra.lS8 Las luces de los astros ayudan al Sol en su influencia sobre
la Tierra. La mayor parte de la Tierra que está más cerca de la excéntrica
del Sol es la zona despoblada y cubierta por las aguas. A continuación
el autor habla de los movimientos de los mares y dice que el movimiento
del océano se dirige siempre hacia tierra firme, haya o no viento. El océano
exige, por naturaleza, estar sobre la Tierra y la Tierra lo rechaza por
su propia constitución. Los demás mares sólo se mueven hacia la Tierra
en la dirección del viento, y si el viento cambia de dirección o cesa, el
mar cambia también de dirección o queda en reposo. Los mares los ha
establecido Dios y en sus orillas habitan los seres vivos. De las orillas
del océano arrancan los climas, en el primero de los cuales se halla el
Sudán; desde esta orilla hasta la otra, donde están los confines de
China, hay 180 grados, que, junto con los otros 180 grados que están
cubiertos por las aguas, suman los 360 grados que constituyen la cir-
cunferencia.
El Capit'lo X V I I estudia la causa que motiva la existencia de habi-
tantes en el cuadrante septentrional. La zona habitada es, de oriente a
occidente, mayor que la de sur a norte, por estar en el norte del Zodiaco,
es decir, en Cáncer, el apogeo del Sol. Allí se encuentran los seres vivos
y se produce el equilibrio de la naturaleza: calor a un lado, frio en otro,
ya que el cquilibrio en el mundo estriba en la coexistencia de cosas opues-
tas. El equilibrio máximo se da en el punto de Arín, porque es el punto
medio entre el calor y el frío. La zona habitada está en el norte, porque
el animal necesita el frio para contrarrestar su propio calor. Asimismo
los mares están en el norte por el poco calor que allí reina.
En el Ca$itulo X V I I I el autor expone que el movimiento de la at-
mósfera está dirigido por el de la esfera de la Luna. La esfera superior
se mueve por si misma e influye en la esfera más próxima, la cual a su vez,
influye en la siguiente, y así sucesivamente. Así, pues, cada esfera depende
137. Estas ideas proceden de Aristúteles.
138. En la traducción ya hemos hecho notar la rectificaci6n el titulo de este
capitulo.
[311 LAS MAREAS SEGÚX UN XANUSCRITO ÁRABE 165
de la anterior y simultáneamente con ella verifica su movimiento de
oriente a occidente. Esta relación existente entre las esferas, producto
de su fricción. nos hace ver que el aire es movido por la influencia de la
esfera de la Luna, así como ésta está relacionada con la de Mercurio. La
prueba de ello reside en que los cometas se mueven por el movimiento
que produce la esfera de la Luna al mover el aire. Estos cometas a veces
se convierten en cola de algún astro fijo y allí permanecen o cambian
de nuevo.139
El Capüulo X I X trata de la relación existente entre el aire y el agua
y de cómo el primero mueve a la segunda. Este roce que produce un mo-
vimiento de oriente a occidente origina el flujo y el reflujo. El agua tiene
en sí otro movimiento: centrípeto, y por ello rodea la Tierra y cubre una
parte de ella, mientras que en otros lugares retrocede de oriente a occi-
dente. En el mar hay dos movimientos opuestos: flujo y reflujo, cada uno
de los cuales se da dos veces en un día completo, porque la esfera superior,
la que mueve el universo, hace dar una vuelta al aire en un día y una
noche, y el aire actúa del mismo modo en relación con el agua, pero el
agua sólo actúa sobre un hemisferio y luego, por su propia naturaleza,
vuelve a rodearla por segunda vez, constituyendo así el doble movimiento
del flujo y del reflujo.
En el Cafiitzllo XX se plantea el problen~ade cómo se corresponden
el flujo y el reflujo en oriente y occidente. Dice que cuando la Luna se
elevq en nuestro oriente, desciende en Chilla y el mar está para nosotros
en bajamar; en cambio, cuando la Luna está en el medio cielo de la gente
de occidente, hay pleamar. Todo ello se debe a la convexidad del globo
terrestre, por lo que cuando es medianoche en occidente, es mediodía
en oriente.
En este capítulo el autor quiere dejar bien sentada la corresponden-
cia existente entre el flujo y el reflujo en oriente y occidente y para ello
repite varias veces la explicación hablando del paso de la Luna por cada
uno de los cuatro cuadrantes.
La causa del flujo y reflujo mensual es estudiada en el capdtdo XXI.
El flujo mensual se da dos veces al mes: en la oposición y en la conjunción;
el reflujo, cuando el Sol y la Luna están en cuadratnra, y ello ocurre el 7
y el 22 de cada mes lunar. Explica luego cómo se produce la oposición y
la conjunción, de qué manera el Sol ayuda a la Luna en su cometido
de influencia sobre el mar.
El Capitulo X X I I trata del desbordamiento de agosto. Cuando la
Luna está en oposición o en conjunción con él al final de los signos de
Virgo y Piscis, y el Sol no se halla ni en el apogeo ni en el perigeo, y los
139. Cf. W. HIRTNER, Tycho Brnhe et Albumerar, en aoriens. Occidenna (Hii-
deshrirn, 1968). 496.507.
dos rodean la Tierra por estar sobre la línea de Arín; entonces la Tierra
pasa a ser densa por la acción del calor de los rayos del Sol, al igual que
el huevo se cuece por la acción del fuego. La Luna aumenta dicho cal01
y el aire es más violento y mueve más el agua. Así pues, cuando el Sol.
después de haber entrado cn Virgo, cruza la iinea de Arin, y la Luna est5
en oposición o en conjunción con él, entonces se produce el desbordamiento
de agosto. Y poco después se produce el gran flujo anual.
El CapLtulo X X I I I se refiere a la época en que se produce el flujo
anual, que tiene lugar cuando el Sol se halla al final de Virgo, en el grado
que se opone a la línea de Arin y está en la mitad de la Tierra, entre el
apogeo y el perigeo. A este flujo se le opone otro, que se produce al final
del signo de Piscis. Los reflujos anuales se producen cuando el Sol está
en el perigeo y en el apogeo.
El Cap6tulo X X I V trata de los mares que salen del océano y de cómo
les afectan las mareas. El autor dice que hay seis140 grandes mares. En
el primero de ellos, el de la India, desembocan los ríos Tigris y Eúfrates,
a los cuales les llega el flujo diario; el Indo,'" al que igual que al Nilo
le llega el flujo anual. De este mar sale el segundo, que se extiende entre
Abisinia y el Yemen.'42 El tercer mar sale del océano en las proximidades
del Sndáu y teimina cerca de los montes de la Luna; en él se hallan la
desembocadura del Nilo y las islas de Sicilia y Mallorca.1" El cuarto mar,
cerrado, es el de Y ~ r y i nLos . ~ dos
~ ~ últimos mares son el Báltico, situado
entre el sexto y el séptimo clima, y el mar de Gog y Magog.la5
Para explicar gráficamente los lugares de la Tierra donde se producen
los flujos y reflujos, etc., el manuscrito figura una doble imagen, un mapa-
mundi, en el cual se puede observar el conocimiento que del Atlántico
tenían los árabes. Ofrece la particularidad de representar por primera vez
el Golfo de Guinea en su costa septentrional. En cambio la meridional
es completamente fantástica, siendo reflejo de viejas 1 e ~ e n d a s . l ~ ~
El Capitulo X X V trata de los desbordamientos: el desbordamiento
diario no pasa de las orillas del océano; pero cuando al flujo mensual se
le suma el anual, se produce en el océano el mayor desbordamiento posible
y entonces las aguas penetran en todos los golfos, tanto próximos como
lejanos; en este momento tiene lugar la crecida máxima del Nilo y del
Indo. Gracias a ellas se sabe si el año va a ser fértil. El autor cuenta que

140. Textos de otros autores señalan siete.


141. El iio Xihrun es el Indo.
142. Mar Rojo.
143. Mar Mediterráneo.
144. Mar Caspio.
1 4 5 Mar de China.
146. Cf. J . VEXNETG1~f.3.l%fTue%~ia~ musulmanas en el origen de la cartogra/ia
ndulica, ~Piiblicacionecde la Real Sociedad Geogrificau (Madrid, 1953). p. 22.
los reyes de la India, para saber la duración de su reinado y los años de
fertilidad, se valen de una placa de oro que arrojan a las aguas de un
estanque, que comunica con el ociano, cuando llega la crecida, y sólo
son retiradas por sus sucesores.
El Capitulo X X V I estudia por qué el Nilo y el Indo se desbordan
en el signo de Virgo y no en el de Piscis. Ello es consecuencia de que el
flujo de Piscis se produce cuando el agua está helada y por tanto no se
puede transmitir el movimiento; esto ocurre porque los mares donde
desembocan estos ríos se encuentran en el cuadrante norte. En este periodo
el mar penetra en los rios de una manera evidente, aunque sin llegar a
desbordarse; la gente que habita cerca del Nilo conoce este flujo con el
nombre de desbordamiento u:alibi0.l4~
El Capitulo X X V I I está dedicado al reflujo del Nilo y del Indo,
despues de la crecida anual. En ciertos años el Sol ocupa el cenit de Arín
y no está ni en conjunción ni en oposición con la Luna, sino en cuadratura.
El aire y el agua empiezan a congelarse, con lo cual queda impedida la
atracción del flujo: el mar no llega a los rios y por tanto no se produce
el desbordamiento, ya que las luces de los astros son las que calientan
el agua y la atmósfera de tal modo que aumentan su fluidez y su velocidad
hasta el extremo de que, al eclipsarse la Luna, el eclipse influye en la reduc-
ción del flujo del mar.
El Capitulo siguiente, el X X V I I I , trata de las causas del crecimiento
del Nilo y del Indo. La crecida del mar se produce cuando el Sol y la Luna
se hallan en oposición en el grado opuesto a la lfnea de Arín y también
cuando están en conjunción: el Sol junto con Venus, Marte y Mercurio;
la Luna con Júpiter y Saturno (y si los siete planetas se hallasen en Piscis
o Virgo, en conjunción, casi se produciría un diluvio).'4~En tal momento
el mar, al subir, penetra en los ríos, que se elevan a su vez, y el Nilo y el
Indo se desbordan. Los habitantes de las zonas por las que discurren estos
ríos saben por medio de las estrellas lo que sucederá en años futuros y
si estos años serán fértiles o estériles.
El Capuulo X X I X está dedicado a refutar la teoría de que el des-
bordamiento del Nilo se debe a un torrente. El Nilo se desborda gradual-
mente desde que el Sol desciende por Cáncer hasta que ocupa el final de
Virgo. El rey de Egipto tiene en el Nilo una columna en la que se han
trazado unas líneas y gracias a ello conoce la magnitud de la snbida?d9

1+7. Se ]!ama de este modo al desbordamiento del Nilo en otoño; cf. Dozv,
Suppldment 1, 840.8~1.
148 Clarisima influencia del Libcr de eleinentis. falsamente atribuido a Arictóteles.
149. Ejemplo de niiómetro o mareógrafo primitiva: cf. C. A. Nnr~rhio,Raccolta
5, 453; W . POPPER,The Cairo nilometer. Studics ila I b n Taghri Birdá's Chroniclcr
N . Slauwerka A A WG, x,
o/ Egypi, 1 (Berkeley-Los Angeles. 1951); E. W I E D E M A NUber
287-196 (Hildesheim, ,970).
El desbordamiento se produce siempre en la misma fecha y tiene una
duración fija. Si estuviera producido por un torrente, como quiera que
éste existe durante todo e1 año, el río también se desbordaría en otras
épocas. En Asuán el Nilo es un río normal. Los habitantes de Asuán ponen
vigías junto al río durante el .día, mientras que por la noche colocan una
caja de barro en cuyo interior hay una lámpara; el agua, al subir, apaga
la luz y entonces saben que se acerca la crecida y comunican la noticia
al rey de Egipto. Entonces el rey manda romper los diques construidos
sobre los canales de las fuentes y se desborda el Nilo. Cuando el Nilo sube
se cierran todas esas fuentes con tierra y madera para poder recoger toda
el agua potable y de este modo se inunda el terreno y se impide la entrada
de agua salada. Pero si se tratara de un torrente no seria necesario hacer
todo esto porque provendría de arriba, de los montes. El nivel del mar
sube en el Nilo más de zo millas.150 Si el Nilo estuviera vacío de agua
potable, el mar llegaría hasta Asuán, porque el agua exige por natura-
leza que su superficie sea Il'ma por todos lados. Para acabar, explica cómo
se desbordaban el Nilo y el Indo.
El último Cap;lulo de la obra explica la causa de los desbordamien-
tos en invierno, que en buena parte se deben a que los vientos que soplan
eii dicha estación agitan las aguas. E1 último párrafo del manuscrito
contiene el exfilicit de la obra, señalando la fecha de composición o copia
que es del 11 de Safar de 588.151

La copia que nos ha llegado es anónima y a todo lo largo de su texto


no aparece ni siquiera un nombre propio,lS2gracias al cual pudiera aven-
turarse alguna hipótesis. Sin embargo Casiri, por una parte, y Lévi-Pro-
vencal, por otra, han señalado o sugerido una identificación.
Casiri, al describir el manuscrito, lo considera obra de un eAbu Ali
Alzeiat, regius chronographus (a quo suam ducit nobilissimam originem
Leo Africanus)...I).'~~
Pero a esta identificación pueden hacérsele objeciones.
En primer lugar este nombre ni aparece en el manuscrito ni le menciona
Lévi-Provencal.'" Pero quizá posteriormente a que Casiri redactase su
catálogo, el manuscrito sufriera algún desperfecto y cabria la posibilidad

1 5 0 Es decir, unos 40 Km.


151. Correspondo al 27 de febrero de 1192.
152. Exceptuanxos el de al-Mas'üdi, que no nos es de ninguna utilidad como
dato para identificar al autor.
153. Cf. M. C ~ s ~ nBibliotheca,
i, 11. 4.
154. Cf. LÉvx-PxovcirC~~, Les inanuscrils auabes..., 177.
í351 LAS MAR84S EEGÚN UN MANUSCRITO ~ R A R E 169

de que en tal caso desapareciera el lugar. sea el texto, sea las guardas o
las tapas, en el cual figurara dicho nombre. En segundo lugar, Casiri afir-
ma que el célebre León Africano (siglo XVI)descendía de este sevillauo.16j
Lo cierto es que el único que ha sentado tal hipótesis es el propio Casiri.166
En tercer lugar, tras haber manejado los principales repertorios biblio-
gráficos árabes, no hemos logrado dar con ningún personaje que ostentara
dicho nombre y que hubiera florecido con anterioridad al año 1200. Ni
en Brockelmann,"~ ni en Yaq1lt,'~8 ni en Ibn al-Qifti.ljs ni en la Biblio-
teca arábico-hispanaI6O figura.
Por consiguiente, dado el estado actual de nuestros conocimientos,
no podemos aceptar la afirmación de Casiri.
La segunda hipótesis acerca de la identidad del autor la emitió Lévi-
Provencal."Tras haber señalado que el manuscrito es anónimo, sugirió
que quizá se tratara de la copia de una obra en forma de epístola de al-
Kindi y que lleva por titulo Risüla fi-1-nzadd ma-1-fazr. Pero, en realidad,
la única semejanza que existe entre las dos obras es el hecho de que ambas
lleven titulo semejante, pero esto no pasa de ser una coincidencia fácil-
mente explicable, si se tiene en cuenta que el tema de ambos trabajos
es parecido. Y, en efecto, la lectura de ambas obras182 nos ha corroborado
,que la hipótesis no es aceptable. La de al-Kindi -de la cual hemos dado
antes un resumen -163 es mucho más sumaria que la nuestra, aparte de
que si bien la intenci6n de al-Kindi era explicar al amigo al cual iba diri-
gida la carta el flujo y el reflujo, en realidad sólo al principio, y aun en-
tonces muy brevemente, alude al flujo, ya que en el texto incompleto
que nos ha llegado no se habla para nada del reflujo.
Descartadas, pues, la; dos hipótesis que se han emitido, cabe buscar
una nueva identificación. Pero resulta dificil el hacerlo, ya que son muy
escasos los datos que proporciona la obra y a excepcián de ella no hay
...
155. Cf. M. CAsInr. Bibliotheca 1,34, ms. CXLV, habla de Abdallah Aihussan
Joseph Ben Mabd Alziati Granatensi y dice que de esta famitia pracede 1 ~ 6 nAfri-
CBRO.
156. Cf. M. Casrnr, Bibliotheca ... 1. 172-173, m$. DXCV. Dice que era familia
d e Joannes Leo Granatensis. que antes se llamaba Alhassan bcn Mohimad Alvazan
Fessanms~
~

157. Cf. C. BROCKELMANN, Geschichle der arabischen Litteratuv. Aparecen dos


individuos de dicho nombre: uno dcl siglo XIII (GALS, 1, 558) y el otro del siglo XV
(GAL 11, 131; S. 11, 162).
158. Cf. YAQVT,Yagut's dictionary of learned men (ed. D. S . Margoliouth,
Londres, 1923-1926: 7 vols.).
159. Cf. IBN Q I ~ I ,Ta'rij al-kuknmü.
160. Cf. F. CooERn y J. RIBERA. Bibliotheca arabico-hispana (Madrid-Zaragoza,
~ 8 8 3 - ~ 8 9 5lo
; vols.).
161. Cf. L&VI-PROVEN$AL. Les manuscliis arnber..., p. 177.
162. La de al-Kindi fue traducida por E. Wiedemann, Al-Kindi'r Schv,/t übev
Ebbe tmd Flut, uAnnalen der Physika. 67 (1922). pp. 374-387.
163. Cf. p. 151.
170 1,. M A R T ~ N E ZIIART~N 1361
nada. Sin embargo podemos señalar algunos aspectos que pudieran con-
ducir a una identificación.
Se trata, casi con certeza, de un autor musulmán. Esto nos lo sugiere
una serie de hechos: I.O, que la obra está escrita en árabe; z.O, la presencia
de una eulogia musulmana al frente de la obra; 3.O. que la única fecha
citada sea una de la hégira; q . O , que el cómputo de los años se haga por
años lunares, y 5.O, expone la teoría musulmana de un ángel productor
de las mareas.16' Claro que cabe la posibilidad de: a) que se tratara de
un autor hebreo que escribiera en árabe; b) de que sea una traducción;
el copista en un caso, el traductor en otro, se habrían limitado a añadir
la eulogia: (En nombre de Dios cl Clemente, el Misericordioso)),y un colo-
fón como en el que consta la fecha.
Sabemos que el autor vivió, o al menos estuvo en Sevilla, ya que
nos confiesa haber observado personalmente la crecida del rio. Por otro
lado nos dice que no ha estado en Egipto. Nos habla de la India y de
Si?ilmasah, pero ninguno de estos datos es suficiente para poder aventurar
una nueva hipótesis respecto a la identidad del autor de la obra sobre
la que estamos trabajando.
En nuestro cotejo con la obra de Abü Má'iar, tanto en la traducción
de Hermann de Karinthia --que hemos detallado anteriormente - como
en la más completa de Johannes Hispalensis, hemos podido observar
que nuestro autor conocía probablemente dicha obra.'65

El manuscrito objeto del presente estudio, tanto si se trata de una


obra original, como si es una copia o traducción, sea su autor musulmán,
judío o cristiano, no pierde por ello nada de su importancia, no sólo porque
nos ballamos en presencia de un texto inédito, sino además por el valor
científico que encierra.
El tratado que al-Kindi redactó sobre las mareas, al menos en la
forma fragmentaria que ha llegado a nosotros, sólo alude incidentalmente
al flujo, sin mencionar ni siquiera el reflujo. Descartando, pues, la obra
de al-Kiudi y exceptuando las obras de Posidonio y la dc Abü Ma'iar,
nos encontramos con que el manuscrito 1.636 de la Biblioteca de El Esco-
rial es posiblemente el trabajo más completo y el estudio más sistemático
del fenómeno de las mareas escrito con anterioridad al siglo XVI.
164. Cf. páginas 180-181 de nuestra traducción.
165 El Tractatus Tevcius de ambas traducciones las hemos podido consultar
gracias a la amabilidad del señor Richard I,ernay, quien nos envi6 su transcripción
de las mismas: cf. R. LEMAY, Abu iila~haralad Latin avistotelianisnz in Ihe twlfik
~mtuvy(Beirut. 1962).
Hemos de hacer constar que el manuscrito contiene errores científicos,
cosa corriente en tratados de aquella época. Así atribuye el desbordamiento
del Nilo a un fenómeno de mareas.
A pesar del error que esto constituye, tenemos que ver lo que hasta
entonces se había dado como explicación de dicho desbordamiento: los
antiguos egipcios creían en una divinidad nilótica. Ibn 'Abd al-Hakam166
dice que todos los ríos del mundo contribuyen con sus aguas, por una
orden divina, a alimentar al Nilo en la época de su desbordamiento. Al-
Maqrizi en su obra'o' nos dice que el Indo y el Nilo tienen un mismo origen;
naturalmente hace esta afirmación porque estos dos rios son los únicos
que sufren un gran desbordamiento periódico, y refuta a los que sos-
tienen que el fenómeno es debido al mar y a los vientos.
Estas son, pues, las opiniones conocidas que sobre el desbordamiento
del Nilo y del Indo se han formulado. No nos puede extrañar, pues, la
explicación que da nuestro autor.
También hay error en su apreciación de la declinación solar. La di-
ferencia consiste en uiios minutos respecto a otros autores de la época,
diferencia muy corriente.
Hemos de ver, poi otro lado, el gran valor de sistematización, la ex-
plicación cierta de las mareas, los dibujos perfectos que la acompañan,
la exposición de todas las teorías precedentes, que han llegado a su cono-
cimiento.

LAS MAREAS EN ALGUNOS AUTORES ARABES


POSTERIORES A L SIGLO XIZ

Un autor sobresale entre todos por tener puntos de semejanza con


las teorías erróneas que nuestro manuscrito refuta. Éste es Zakkariyya
b. Muhammad b. Mahmüd al-Qazwini'es (m. 1283). Éste nos diceze9que
en diferentes épocas del año, en los primeros y últimos días del mes y a
diversas horas del día y de la noche, el mar presenta variaciones respecto
a la elevación de sus aguas y a su agitación.
Los fenómenos que se dan durante el día se deben a la luz del Sol
que, al calentar las aguas, hace que éstas aumenten de volumen. En
cuanto a los que se producen durante la noche están ocasionados por la
luz de la Luna. En el interior de los mares hay rocas, las cuales se rarifi-

166. Cf. IBN ABD-AL-HAXAM, Futúh Mis? wa-1-Magrib. Sobre el autor cf.
nEncvclop4die de i'Iclamn, 2. 374-375.
~.
;67.' Cf. supra, nota 149.
168. Cf. RROCKELMANN, GAL, 1, 481; SI 1, 882.
169. A L - Q ~ z w i ~IiiiZb pp. 100-ror.
i . 'a@'ib al-majlzigdt wa gava'ib al-mam~ÜdZf.
can, aumentando por ello de volumen. Cuando la Luna desciende, los efec-
tos de la reflexión en las rocas desaparece y por lo tanto las aguas se enfrían
volviendo a la misma configuración anterior.
Tambikn ai-Qazwini expone la semejanza existente entre los fenb-
menos del flujo y reflujo y los caracteres humanos. Añade. despubs, que
el Profeta lo ha expresado prácticamente diciendo que las mareas se deben
a un ángel que se halla sobre los mares y que introduce en ellos su pie,
provocando así el flujo y, al retirarlo, el reflujo.

L A S M A R E A S EN ALGUhTOS A U T O R E S OCCIDEIVTALES
P O S T E R I O R E S A L SIGLO X I I

Queremos expresar nuestro agradecimeinto al señor Richard Lemay,


a cuya amabilidad debemos el conocer un interesante manuscrito latino
existente en la Bibliotheque National de París, que lleva el número 1501j.
Es un Liber yz~idamastrologiae, en 40 capítulos. cuyos 15 últimos faltan.
E n varios fragmentos de dicho manuscrito se observa una enorme semejan-
za con el texto del tratado del flujo y del reflujo que nos ocupa. Debe
tratarse, pues, de una traducción del árabe, inspirados a!gunos fragmentos
en nuestro tratado anónimo."@
El Capitulo 11 de dicho manuscrito latino, que se titula De accesu
et recessu mavis per lunam et de operibus ipsius lune que iacit in rebus ku-
midis, dice cosas referentes a las mareas de una gran semejanza con el
Kitüb al-madd wa-1-jazr. A continuación damos dicho fragmento latino:

fol. 207'. aUndecim capitdum est de accessu et recessu maris per


lunam et de operibus ipsius in rebus bumidis. Dico itenun quod luna
visibiliter in mari et in rebus humidis operatur. As(s)erunt phüosophi
ex natura lune tuuc quando a parte orientis ascendit mare incessanter
crescere usque dum luna sit in medio celi. D-iude decrescere incipit
usqne dum ipsa in occidente occumbat, itemque crescere incipit a b
hora qua luna est iu puncto occidentis quo ad aplicet medio celi sub
terra, rursumque decrescere incipit ab (h)ora qua luna obtinet medium
celi sub terra donec aplicet puncto orientis, itemqiie noviter crescere
incipit. Itaque mutantur incrementa et detrimenta aquarum per (h)oras
diei uoctisque iuxta ascensum et occasum lune.
Sunt autem incrementa mlxima in principiis mensium eo quod
tunc luna cum sole convenit; quando enim sol cum luna convenit am-
pliatur lune lumen; item ampliantur incrementa aquarum in mediis

170, Sobre las marcas en el mundo latino cf. R:CHAD LEMAY:Abu Ma'slrar
and Lalin nrislotelianis+n in lita tiueEfth ccnfuyy (Beirut, rg62).
mmsibus quod coutingito quia tunc luna complete lucis est; tunc enim
porcutitur lux solis a luna in terram et opera eius roborantur.
I n sznguinem namqiie et cerebro et in medulis vigoris eins mani-
festautur opera: ampliantur euim et miuuuntur sanguis, cerebrum et
modulle in principiis et extremitatibus mensimn secundum cnrsum lune.
iufinnitates quoqri: viciaci sanyinis quemadmodum sunt apostemata
ac multa alia non eveniunt nisi in principiis ve1 extremitatibus men-
sium. Am?liautur etiam visibiliter opera lune in cucumeris et cicurbitis
et iu reb~ishumidis secundum cursum eius.'" Hec omnia diligenter
considerantibus aperta et cognita sunt.
D i c ~etiam lune naturam ca-lcam esse quod sibi marium aqilas
quomzdmxlum adamss ferrum attrabit et hoc est ipsorum marimn
accessus; ex quo autem accesat (cessat) a(t)trahere, redeunt aque ad
loca priora et hoc est mzrium recessus. Patet vero accessiis et recessus
in mari orientali et occidentali plusquam in mari rubro ve1 affricano
sive iu ceteris maribus ab occeano exeuntibus quorum quedam ab
oriente in occidentem, quedam vero ab occidente in orientem se mo-
vent. Cum autem luna in illis operatur curre(re) incipiunt ab oriente
occi(io-/")dentem versus et ab occidente orientem versus ... ideoque
estus ille in litoribus non apparte...u

El Capítulo 12 del tratado latino se llama De incremento nili in Egipto.


E l autor lo atribuye a los fuertes vientos que soplan desde mayo hasta
septiembre. Estos vientos desplazan el aire sólido y duro de Egipto. Este.
al calentarse, se extiende, pero al enfriarse se contrae y atrae todo lo que
se halla a su alrededor. Así, pues, las crecidas de agosto se producen por
el enfriamiento del aire.
Hay otros pasajes en este tratado que pueden relacionarse con otros
del nuestro. Así:
Cap. 3. d'hilosophi dicunt tres esse motus tantzcm de medio, in medizcm,
circa medium.nl72
Cap. 14 (fol. zro".) ~ A s s e r u n t philosophi quod cuizisczcmqzce corporis
molzcs iincium natura est.lT3
Parale'amente a nuestro Capitulo i r , el autor del tratado anónimo
del manuscrito de París, latino, 15015, hace homenaje a Dios por la regu-
laridad del movimiento celeste:

fol. 201.' [(Hec omnia (la regularidad de los movimierttos celestes)


ad hoc noticia et argumentum quod finnamentum est creatum et guber-
natum et stat gubernatio gubernatoris sui, nec possibile est mandatum

171. Cf. A r s u ~ a s ~ n Iettroductoriurn


~s, .... 1,
2 , Johann. Hiop.; 1, I, Hermann.
172. Capitulo XXX de nuestio texto.
1 7 3 Capitulo VI1 de nuestro texto: Taby&i ai-samG', para el principio del
movimiento.
eius transsredi. nec ad velle suum aliquit [sic] agere. Si euim ipsum
firmam~ntumve¡ sidera res creassent, prout gens que daharia nuncu-
pitur asserit, ipsorum motus et opera contraria et inter se adversa essent;
ascensus etiam eoruiu in oriente et occasus in occidente fiereut diversi,
anni quoque et dies in quantitate mutareutur cum unum annum aliiun
maiorem, et unum diem alio maiorem fore contingeret. Sed nec de eis
aliqua posset haberi noticia priusquam evenirent. Lune quoque iucre-
mentum ve1 diminucionem et ipsiiis ac solis eclipsim sicut ea que non
ordinarentur prorsus iguoraremus... De his omnibus nulla noticia ha-
beretur priusquam viderentnr ...>

Este autor habla también del <<movimientoforzados de los astros y


lo llama nzotus par vim, y nzotus natuvalis (fol. zloY.) al movimiento
natural».
Este inanuscrito manifiesta una clara influencia d e l a obra anónima
de El Escorial o bien que ambos bebieron de una misma fuente, descono-
cida por nosotros.

TRADUCC16N DEL KITXB AL-MADD W A - L - ~ A Z R


Hemos procurado que nuestra traducción sea lo más literal posible,
ya que por tratarse de un texto científico parece más conveniente no
apartarse de la idea exacta del autor, aunque para ello sea preciso sacri-
ficar en parte la libertad de estilo. Naturalmente hay pasajes en los que
nos hemos visto obligados a apartarnos de esta norma y darles un giro
más libre en beneficio de la buena comprensión por parte del lector. De
todas formas y pese a estas concesiones, la traducción del manuscrito
está hecha en función de su valor científico, lo cual ha exigido a veces
una adaptación de su terminología a la terminología de la geofisica actual,
ya que la mayor parte de las palabras técnicas que aparecen en el manus-
crito no se encuentran en los diccionarios árabes con su verdadero valor.
Por otra parte la traducción ha sido dehidamente anotada, a fin de con-
seguir una mayor y mejor comprensión del texto.
Siguiendo la costumbre establecida, la transcripción de las palabras
árabes se ha hecho según el sistema adoptado por el Instituto Miguel
Asín del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Finalmente queremos señalar que hemos omitido todas las figuras
geométricas y cosmográficas que aparecen en el manuscrito y que,
por otra parte, hemos dividido el texto en párrafos con numeración
consecutiva.
LAS X A R E h S EEG¿N U N 3lANUSCRITO AXAGE 175

Traduccidn
(fol. roov.) En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.
Bendiga Dios al noble profeta Muhammad y a su familia.
Éste es el libro del flujo y del reflujo y consta de 30 capitulos, que
se citan a continuación para alabanza de Dios. Alabado sea Dios, no hay
fuerza sino en Dios. Bendiga Dios a %5uhammad, profeta de Dios.
I) El Capítulo 1.0 contiene la introducción, el 2 . O versa acerca del
número de capitulos, según el orden en que aparecen al lector. Este segundo
capitulo es el que estamos escribiendo ahora. El 3.O trata del fondo y de
la forma de este opúsculo. El 4.0 es acerca de los cuatro elementos. El 5."
trata de lo que dijeron los antiguos sobre el flujo y el reflujo. El 6.0 con-
tiene la critica de lo que dijeron los antiguos y de cómo se debe proceder
e n la investigación. El 7.0 refiere lo que se v e del flujo y del reflujo con el
sentido de la vista. El 8.0 expone la conexión que existe entre el movi-
miento del mar y la octava esfera. El g . O trata de los problemas que hacen
referencia a la novena esfera. El 10." estudia la causa del retraso de los
astros inferiores y del adelanto de los superiores. El 11.O menciona la
utilidad de estos conocimientos, explicada según la naturaleza de las luces
de los astros. El 12.01'4 trata de explicar la revolución del Sol enlos cuatro
pivotes de manera aproximada. El r4.O versa sobre el movimiento de
revolución del Sol en su exckntrica. El 15.0 trata de la causa del reflujo
del agua en u n hemisferio de la Tierra. El 16.0 trata del motivo de la
existencia del agua sobre u n hemisferio de la Tierra. El 17.O trata de
la causa de la existencia de población en uno de los cuadrantes septentrio-
nales de la Tierra. En el 18.0 se estudia la constancia del movimiento de
la atmósfera como consecuencia del movimiento de la esfera de la Luna.
El 19.0 trata de la causa del roce forzoso del aire con el agua y cómo ésta
retrocede naturalmente. El 20.0 explica la concordancia del flujo y del
reflujo en occidente y oriente. El z1.O investiga la causa del flujo y
del reflujo mensual. E n el 22.0 se trata de lo que se ha dicho sobre el desbor-
damiento de agosto. El 23.0 trata sobre la época verdadera en que se pro-
duce el flujo y el reflujo de invierno. El 24.0 refiere lo que se ha dicho de
los mares procedentes del océano. El 25.0 estudia el motivo de la subida
de nivel de los ríos. El 26.0 relata por qu6 el Nilo de Egipto se desborda
bajo la influencia de Virgo y no bajo la de Piscis. El 27." trata de la causa
de la decrecida del Nilo de Egipto y del Indo.'?"l 28.0 está dedicado

'74. En el índice no aparece la enunciación del capitulo 13. Los capítulos I r


y rz del índice se identifican con el12 y 13 del texto. El I r del texto no está en el
Indice, debiendo corresponder. por tanto, al 13. que falta.
175. Durante toda la traducci6n usaremos el nombre de Inda, en lugar de Mihran,
que es el que emplea nuestro autor.
al motivo del desbordamiento máximo del Nilo. El 29.0 contesta a quienes
dijeron que la causa del desbordamiento del Nilo..."e El 30.O versa sobre
la existencia del mar, que se agita en invierno y en verano.

Acerca del fondo y de la forma del contenido de este opúsculo

2 ) Este libro pretende señalar el motivo de los movimientos del mar


libre a base de la ley del flujo y del reflujo, que actúa en el mar dos veces
cada día y cada noche, cada mes dos veces y cada año dos veces.177 La
causa de que el agua marina se comporte de esta manera es una consecuen-
cia de la revolución de las esferas y de la variación de dicha revolucibn.
como resultado de las alteraciones de la marcha del Sol y de la Luna,
de sus oposiciones y de su paso por las distintas partes del Zodiaco.
3) El movimiento diario del mav. - Ciertamente se observa que
cuando la Luna se halla en el medio cielo, el mar está en pleamar, y lo
mismo ocurre cuando la Luna aparece por oriente o desaparece por occi-
dente.
4) E1 movimiento mensual. - La máxima pleamar acaece en el
momento de la oposición del Sol con la Luna y en el momento de la con-
junción de ambos:'78 entonces el mar está en el máximo del flujo mensual.
El reflujo mensual máximo tiene lugar en el momento en que el
está (fol. 1011) en cuadratural80 con la Luna, cosa que ocurre el 7 . 0 y
2 z . O día de cada mes lunar.

5 ) En cuanto al máximo anual ocurre cuando el Sol se halla al


final de Virgo o al final de Piscis.'8' Si se diera el caso de que en aquel
momento la Luna estuviese en conjunción u oposición con el Sol, el flujo
mensual se sumaría al anual, y debido a esta coincidencia la pleamar
sería máxima. El máximo reflujo anual se da cuando el Sol está al final
de Capricornio y Cáncer;'e2 en esta circunstancia se produce el máximo

1-76. En el manuscrito falta en este lugar una palabra. En el capitulo zg vemos


que es sayl, o sea, torrente.
'7-7. Se refiere a los flujos y reflujos diario, mensual y anual.
178. El Sol y la Luna están en oposición cuando se halian en las partes apuestas
de la Tierra, o sea. cuando hay Luna llena. Están en conjunción cuando se encuentran
ambos en el mismo lado de la Tiena o sea, cuando hay Luna nueva.
1-79. L a accidn del Sol equivale a 215 de la de la Luna.
180. El Sol está en cuadratura con la Luna cuando el ángulo que forman.
teniendo como vertire la Tierra, es de 900.
181. Cuando el Sol está en el final de Virgo comienza el equinoccio de otoño.
y cuando está en el final de Piscis, el de primavera.
182. Cuando ol Sol está en Capricornio, la Tierra esta en Cáncer, y es el sols-
reflujo anual. Todo eso puede apreciarse perfectamente con la ayuda de
los sentidos.183
6 ) La totalidad de los movimientos del mar, en el transcurso del
año solar, asciende a doce: seis de crecida y seis de reflujo, cuya causa,'s4
en conjunto y en detalle, se debe a los movimientos de las esferas y a las
luces de los astros que influyen por medio del calor, además de la posición
d e la Luna, por mediación de la cual llegan a la Tierra los rayos de dichos
astros.lQS El mejor procedimiento para hacer comprender esto consiste
e n dibujar la causa del flujo y del reflujo, excepto para quienes se hayan
formado, mediante un dibujo, una imagen clara de la Tierra. Las
influencias de las esferas-sobrelos elementos, por su propia.nat.uraieza.q.ne
n o admite escapatoria, la explicación científica del porqué tos cuerpos
luminosos de los astros se encuentran en las esferas transparentes y los
beneficios que de todo ello se desprende, se expondrá en parte como pró-
logo de esta obra. Pero antes de desarrollarla, daremos previamente extrac-
tos de las teorías de los antiguos acerca del flujo y del reflujo, para que
todo ello, en conjunto, constituya una verdadera introducción para quien
estudia estas cosas. iCompr6ndelo. si Dios quiere!

Acerca de los cuatro elementos

7) Los antiguos hablaron sobre la Tierra y mencionaron todo lo


que existe en ella: especies y más especies de plantas y árboles, minerales
d e muchas clases, así como la división de algunas de ellas y la mezcla de
unas con otras hasta el extremo de que cambian y se transforman en su
substancia, llegando incluso a deformarse y alterarse. Hablaron también
de los vapores que nacen en el fondo de la Tierra, de los movimientos de
los terremotos y de las humedades bienhechoras y fertilizantes,lse y su
continuidad cuando se secan y su elevación realizada por la atmósfera,
así como su inflamación, revolución y desplazamiento en todas direc-

ticio de invierno. Si el Sol eitá en Cáncer, la Tierra, en Capricornio, y es el solsticio


de verano o sea cuando efectivamente se producen los máximos reflujos anuales.
183. Esta palabra es ilegible, pero hemos supuesto que sería al-hiss.
184. También esta palabra es ilegible; por el contexto lehemos dado la inter-
pretaci6n de al-sabab.
185. En realidad la influencia ejercida por los planetas en el fenámeno de las
mareas es prácticamente nula. S610 tiene un valor positivo la ejercida por el Sol.
(Cf. L. RooÉs. S, 1.. El Firmamenlo, Barcelona-Buenos Aires, 1g39), pp. 384.385.
186. Esta explicaciún alude a los volcanes y la fertilidad que produce la lava
por los terrenos por donde pasa.
178 L. M A R T ~ N E ZMARTÍN [441

ciones, hasta llegar a otro estado distinto del que les es propio y que les
corresponde a unos y a otros.
8) También escribieron sobre los distintos aspectos de la agricultura
en las diferentes clases de terrenos, así como el orden de sus frutos y su
trasplante de la tierra virgen a la zona cultivada; la utilidad de los árboles,
sus flores, semillas, ramas y raíces, así como los jugos y aceites que de
ellos se extraen: los árboles se multiplican y embellecen hasta un límite
en que la palabra ya no puede expresar la realidad.
g) Otros hablaron sobre el aire y estudiaron cómo se inflama por
los rayos del Sol, al mismo tiempo que trataron de todo aquello que en él
se presenta: de los relámpagos, del Sol, de los cometac y de los bólidos
que corren en todos sentidos, y del frío más intenso y de la nieve que cae
como consecuencia de los fríos, de las clases de los vientos que son cuatro:
el céfiro o viento del este, el viento del oeste, el del norte y el del sur y
sus distintas constituciones, así como de los vientos intermedios que se
presentan entre cada dos vientos cardinales; las clases de lluvias que
se producen en las distintas estaciones y la existencia de las mismas en
periodos diferentes de los que les corresponden y las causas que originan
estas lluvias y su transformación (fol. IOIV), de lo que se presenta en la
concavidad de la Luna, o sea, de su esfera, de las clases de la corrupción
y la construcción y del crecimiento y disminución de lo que conocemos
del mundo sublunar y de sus leyes.
10) En cuanto a la clase de fuego llamado éter, existente en la conca-
vidad de la esfera de la Luna, inflamada por la velocidad de la revolución
de la esfera, he aquí que dicha inflamación es debida a la gran cantidad de
sequedad que se encuentra sobre ella después de la construcción y así se
ha llegado a la palabra éter en el sentido de aire inflamado, del que no
es necesario hablar.
11) Pero, por el contrario, no be visto que nadie trate de ese cuerpo
fluido, intermedio entre la Tierra y la atmósfera, que es el mar; ni que
haya explicado las causas de sus flujos y reflujos diarios, mensuales y
anuales, ni que explicase la relación existente entre unos y otros, ni hay
quien los haya dispuesto según el orden que les corresponda, tal como lo
perciben los sentidos, a pesar de que el mar no es menos útil que aquellos
elementos, ni menos rico, ni menos provechoso, además de que posee
numerosos movimientos, que se producen según un orden natural inal-
terable y que de él depende la mayor parte de lo que hemos mencionado
para hallar la causa y el efecto. Por el mar se produce la elevación y dis-
minución del nivel de los dos, así como el desbordamiento de los lagos
que están próximos a sus orillas y también las crecidas del Nilo de Egipto
y del Iudo, los cursos del Tigris y del Eúfrates y otros muchos beneficios y
favores; por lo que he visto en sus libros descuidan todos o la mayor
parte de estos temas y por ello me dispuse a observar los movimientos
del mar y a registrarlos en cuanto alcanzase a observarlos con la vista
o a establecerlos por procedimientos dednctivos, en todo lo que el enten-
dimiento pudiese abarcar.

Acerca de lo que dileron los antiguos sobre el flulo y el reflujo

1 2 ) Lo que dijeron acerca de aquello fue que cuando la Luna se


llena de luz, tiene lugar el flujo, y al disminuir su luminosidad, se produce
el reflujo, porque al aumentar la luz en la Luna se produce humedad en
los cuerpos fríos y húmedos causando desinflamiento, y esta humedad va
cubriendo la mayor parte de todas las cosas, hasta que llega al limite
y entonces se desborda. Este fenómeno lo apreciaron en el desbordamiento
de los torrentes y en otros fenómenos que se producen en los cuerpos
húmedos en el momento en que la Luna se llena de luz.la7
13) Otros dijeron que al llenarse la Luna de luz, calienta todo cuerpo
liquido, húmedo, del mismo modo que se calienta el agua puesta en una
marmita sobre el fuego, que aumenta y se desborda. Posteriormente otros
se opusieron diciendo que si el desbordamiento era debido al calentamiento
producido por la luz de la Luna, forzosamente tenía que ser mayor el
desbordamiento motivado por el calentamiento de la luz del Sol.
14) Otros sostuvieron que la causa se debía a unos vapores y vientos
que se producían en el interior de la Tierra, bajo las aguas; cuando esos
vapores y vientos existen, el agua se decborda; mientras que al desapare-
cer, las aguas disminuyen.
15) Otros opinaban que el aire contiguo a la superficie del agua del
mar se convierte en agua, produciéndose el flujo, y, en cambio, al trans-
formarse el agua en aire, se da el reflujo.
16) Para otros, la causa de la existencia de dicho fenómeno reside

187. l?iici>iirran.ospreceiirnte, dc cita teorla e n Is f?r>nleg/a.eii lii que se dice


q u e 1 3 4 2 afiriii&lia (cf. . \ ~ I G s E . I'olrolugia. t 90, 1q1. 2j8 s.' L(UC dcraiite 13 I . u n i
nueva. la L u n a im;>ide al Su1 FCCZT CI ntiSr 1. IF ~ $ i . < n dSU a hurzordild ILIS~J. L;UI s i des-
.>
borda. l'ero !unto L S ~ " prirneri p a n c qt>e def~ciitiet i s i tcorlñ. Iiay u n a segunda q u e
la re1i;itr rcinr.l;iiiti. a la re1ut:rció:i de las <,"e&t:iral>:iiil a teurla <!el piirrnfo 13. D.=<:
q u e cuando 11 I.uiia r r aleja y tiriic lugar rl ito\.ilunio. ":ida inipidc que cl calor de! Sol
artiic. y Crte bacc hervir el i ~ ~ que ~ i $Ci d~iborda.'Tanto Beda como I'usidonio. PIu-
tarca v Tolornro i>snicin.?nde esta rrorl&. si bien n v e c c i confunden e l calent~miento
d e la íiiz de la ~ ; n a con el exceso de l a humedad aue Dasa a las amas. Postdonio
según Prisciano. decia que la Luna es caliente y húmeda y por esta fuerza es por 1;
q u e el agua se eleva. Plutarco afirmaba que la humedad produce fecundidad. Final-
mente Tolomeo dice que la Luna. al ser hiimeda. provoca a su vez humedad.
en la variedad de los movimientos de los planetas y en la distinta situa-
ción que ocupan en los grados del Zodiaco?88
17) Otros lo atribuyeron a que en el fondo del mar existían rocas
que reflejaban los rayos del Sol y producían el flujo, mientras que cuando
el Sol se desviaba de ellas, se daba el reflujo.m9
18) Otros mencionaron que la excesiva luz de la Luna sólo indica
el flujo y el reflujo que se producen a mediados y a finales de mes.
19) Otros dijeron que el cuerpo de la Luna actúa con relación al
mar como la piedra de imán con respecto al hierro: lo atraelgOadonde-
quiera que se dirija el imán y de cualquier parte que se le oponga?o1
zo) Los teólogos afirmaron que el flujo era causado por un ángel
que metía su pie en el mar, produciéndose entonces el flujo, y al sacarlo,
decrecían las aguas.l0z
21) El historiador al-Mas'üdi, al ver las múltiples variedades de
opiniones, dijo que no se conoce la verdad respecto a la causa natural,
pues si ésta fuera conocida, no se cambiaría de opini6n respecto a ella
(fol. 1029. Cuando la causa natural de una cosa es una, las cansas no se
multiplican, a fin de que la existencia de otras cansas no sea inútil, pues
ninguna causa procede de afirmaciones contradictorias, ya que de dos
principios opuestos no se puede sacar consecuencia, y si los antiguos
hubieran sabido aquello de manera cierta, tendrían sobre ello pruebas que
les ayudarían en las causas y unas cosas se basarían en otras.lo3

Acerca de la critica de lo que dijeron los antiguos y de cómo se debe proceder


en la investigación

22) Respecto a quien dijo que la causa de las mareas era la luz de
la Luna, diré que esto es absurdo, porque la luz de la Luna aumenta del
188. Sobre esta teoria nos encontramos de nuevo con la obra de Posidonio, el
cual dice que el oceano se mueve como un cuerpo celeste, en pedodo diario. mensual
y anual, regulados por la Luna. de acuerdo con la posición de esta en el Zodiaco.
Lo mismo, aproximadamente. nos dice Seleuco el Rabilonio.
189. Los Hermanos de la Pureza atribuyen el fen6meno de las mareas a l calcn-
tamiento por la luz de la Luna de rocas existentes en cl fondo del mar. Lo mismo q u e
nos encontramos en época posterior a nuestro manuscrito en la obra de al-Qazwíni.
190. Corregimos el texto: en vez de gadrrbahu damos $'&daba.
191. L a teoria de que la Luna ejerce sobre el mar una acción semejante a la q u e
ejerce el i m h sobre el hierro es u n a idea caldea. Los caldeos atribuían tal atracción
entre la Luna y el mar a que ambos poseían humedad.
192. Esta teorla la encontramos también en la obra de AL-MAS'ÜDI. MwÜ9
n o a h a b . y en la de a ~ - Q ~ z w iKitcib
~ i . 'aya'ib nl-mnjCüqÜt.
393. No hemos podido identificar este pasaje en la obra de al-Mslac'Üdi. No lo
he encontrado ni en MurÜg o-ahab, ni en el Kitcib al-tanhZIi.
I al 14 del mes. mientras que el mar crece y decrececada día y cada noche
dos veces, según ley que no varia y querría saber cómo puede ser la Luna
el motivo de esto.
23) En cuanto a quien dijo que la causa era el calor producido por
la luz de la Luna, nos sacó de este error quien dijo que con mayor motivo
lo producirfa la luz del Sol.
24) Respecto a quien lo atribuía a los vapores, pues jvaya maravilla!,
unos vapores que corren de esta forma, que no cambian ni en invierno
ni en verano, ni en novilunio ni en plenilunio.
25) A quien dijo que la superficie del agua se convertía en aire,
originando el reflujo, mientras que al transformarse el aire en agua se
producía el flujo, se les puede objetar que entonces debería explicar cuál
es el motivo de que el aire se transforme en agua, y viceversa, según una
relación entre el frío y el calor.
26) Acerca de la opinión que sostiene que es debido a las rocas que
se hallan en el fondo del mar, debemos contestar que esto es imposible,
ya que el flujo se produce tanto de noche como de día, aun cuando de
noche no puede llegar el reflejo de los rayos solares en la forma que asegura
dicha, opinión.
27) En contestación a quien dijo que la causa era la variación de los
movimientos de los planetas y su diversa situación en los grados del Zodiaco,
hemos de decir que esta explicación es difícil en detalle y cabria decirles:
explicad la causa de esos movimientos durante el dia y la noche, en invierno
y en verano, cuando el Sol y la Luna están en conjunción y cuando hay
Luna llena, existentes a consecuencia de la variación de los movimientos
de los planetas, según dijisteis.
28) A quien dijo que la luz de la Luna sólo influye en el flnjo mayor
que se produce a mediados de mes,1B4se le puede contestar: pues indica
qué motiva el flujo de finales de mes, flujo que coincide con la ausencia
de luz.
29) La opinión que afirma que la causa es un ángel que introduce
su pie en el mar, es verdadera; pero ha de interpretarse teniendo en cuenta
el poder divino que lo ha dispuesto.
30) Es imposible la afirmación de quien dijo que el cuerpo de la
Luna actuaba como el imán respecto al hierro, que lo atrae hacia si, ya
que en el momento en que aparece la Luna, el mar comienza a llenarse
y no cesa de aumentar a medida que ella asciende estando el mar en plea-
mar en el momento e n q n e la Luna se halla en el medio cielo. Cuando
la Luna empieza a descender hacia el ocaso, el agua es absorbida. Si ocu-
rriera tal como pretendían, cuando la Luna estuviera en la culminación

9 . O sea oposición.
inferior de la Tierra. el mar estaría en bajamar como consecuencia de la
atracción de la Luna respecto al agua, según ellos dijeron, y, en cambio,
el mar, cuando la Luna está en la culminación inferior de la Tierra, alcanza
pleamar, siendo esto apreciable por los sentidos. De esta forma se ha
reducido a nada todo lo que dijeron.
(fol. 1033 31) Hay que considerar nn absurdo la hipótesis de que
su crecimiento, levantándose y desinflándose, es como la fermentación
del jugo exprimido de la uvalSS y como el agua que hierve sobre el fuego,
hasta que llena por completo el recipiente que la contiene y se desborda.
Es un absurdo por la inexistencia de la causa eficiente; ellos lo atribuyeron
a la luz de la Luna, pero la luz del Sol es más poderosa, teniendo, pues,
más razón para producirlo, además de que la luz de la Luna aumenta
hasta la noche 14 del mes, disminuyendo hasta el final del mismo, en tanto
que el flujo y el reflujo se producen todos los días y todas las noches.
Es, pues, evidente la refutación de esta teoría.
32) Todo esto son palabras de quienes no tienen razón ni conoci-
miento de la causa que produce dicho fenómeno, ni poseen ninguna afirma-
ción indispensable para que exista la prueba definitiva. Pero esta afirmación
no puede encontrarla sino quien conozca la Astronomía y el movimiento
circular y forzado; he aquí, por tanto, que todas aquellas palabras fueron
inútiles. A continuación investigaremos sobre la causa que hace que el
mar se llene y se desborde, que crezca y disminuya. ¿Acaso es como opi-
naban los antiguos o es un aumento y disminución, como disminuye el
agua de los vasos cuando se sale de ellos el agua, y como aumenta, si fluye
en él otra agua distinta? Pero todo esto es un absurdo por no haber lugar
vacío y carecer de otra agua distinta a la que existe en el mar; y nos pre-
guntamos también: jacaso su desbordamiento sobre la Tierra será debido
a un movimiento forzado, es decir, un movimiento relacionado con otro
cuerpo que le mueve, no existiendo en el movimiento marino ningún aspecto
ni causa a no ser lo que ya dijimos que habían afirmado los antiguos?
33) No existen más teorías aparte de las que ya hemos mencionado.
En nuestras palabras nos atendremos a lo que se ve con el sentido de la
vista respecto al flujo y al reflujo, a fin de construir una teoría sobre
aquellos precedentes sensibles y perceptibles.

195. Esta teorla "no est6 expresada en el capftulo anterior.


Acerca de la explicación de lo que se ve por medio del sentido de la vista
respecto al flujo y reflujo diario

34) Quien observe el movimiento del océano y su relación con el


movimiento de la esfera de la Luna, observará que la Luna no se mueve
sino a causa del movimiento de su esfera. La relación existente entre los
primeros y los últimos movimientos del mar y la esfera de la Luna tiene
una pmeba y es que nosotros, cuando vemos que 1% Luna se eleva y se
aleja de oriente, en aquel momento el mar está en bajamar y el principio
del Uenamiento, y cuando la Luna se halla en la culminación superior,
se produce en aquel momento pleamar y el principio del reflujo, lo mismo
que ocurre cuando sale y cuando la Luna está en la culminación inferior
de la Tierra y se opone a nuestro medio cielo, también entonces el mar
está en pleamar y el principio del reflujo, como ocurre cuando se encuentra
la Luna en la culminación superior. Luego, según esta ley se produce
el movimiento del mar en flujo y reflujo diario, siempre y sin que influya
la proximidad existente entre la Luna y el Sol o la separación entre ellos
o si hay Luna llena o nueva, ya que la crecida y el descenso mayores y más
importantes, que se dan en la conjunción y la oposición, constituyen el
flujo mensual y explicaremos su causa después de esto, de una manera
clara. si Dios quiere.
35) Se ve claro, por esta observación, que el movimiento diario del
flujo y del reflujo es consecueucia del movimiento de la esfera de la Luna,
ya que la Luna no se mueve sino con el movimiento de su esfera, y la es-
fera de la Luua no se mueve sino con movimieuto oriental, sin o con el
movimiento de su esfera superior, según lo que sabe el que pudo ver otros
sitios y está puesto en otro libro.
36) Ésta es la relación que existe entre la esfera de la Luua y el
movimiento del (fol. 103") océano, el cual es recorrido por la mayor parte
de comerciantes y marineros que navegan por el mar, así como por los
pueblos que habitan en sus orillas. Aunque se opongan objeciones a este
aserto, que se basa en el imprescindible testimonio de los sentidos, o se
atribuya aquel movimiento a la acción del cuerpo de la Luna, en realidad
se consiguieron pruebas sobre la faisedad de su relación con el cuerpo de
la Luna. Supongamos un principio determinado para el movimiento
celeste como lo supuso el autor de El libro del Cielo y d d mundo's8
Ilamánddo Tabyin al-sumi', para el principio de su mwimiento. Y fijó
el movimiento acuitico a partir dz un principio drterminado, indicad3
por una señal celeste y nada mis apropiado para aquello que el cuerp3
de la esfera bruñida de la Luna, que recibe la luz, porque la esfera de la
Luna está más cercana a la masa de las aguas que el resto de las esferas
y por medio de su mwimiento producirá el movimiento diario, sirvién-
dose del aire intermedio entre ellas dos.
37) Cuando la Luna cruza un cuarto de esfera, el mar se mueve un
cuarto de su movimiento diario y cuando se eleva por oriente para la
gente de occidente o la gente de China, se hace manifiesto el principio
del movimiento del agua, y cuando ha cruzado el cuarto de la esfera y se
ha situado en el medio cielo, el mar está en pleamar, y cuando se pone,
hay bajamar, y cuando la Luna se halla en occidente,'sT el mar está llenán-
doce, y cuando llega a la culminación inferior, vuelve el mar a estar en el
limite del Uenamiento; luego, cuando está en oriente, por segunda vez en
aquella región determinada, se comporta el mar de manera semejante
a la primera vez. De esta forma está dividida la revolución astral durante
el movimiento del flujo y del reflujo diario.

Acerca de la exposición de la conexión que existe entre el movimiento del mar


y la octava esfera

38) Anteriormente se ha dicho que el flujo y el reflujo diarios están


relacionados con el movimiento de la esfera de la Luna. Este movimiento
diario se da dos veces entre el día y la noche. La esfera de la Luna y el
resto de las esferas de los siete planetas no se mueven en su movimiento
diario, sino por el movimiento de la esfera superior con respecto a ellos,
cuyo centro es la Tierra y la totalidad de las esferas de los planetas están
dentro de ella, pero los centros de sus esferas, aquellos sobre los cuales
giran a su alrededor, no son un punto geométrico que está en medio de
todo, sino que cada planeta gira en una excéntrica de su esfera que gira
con él, excéntricamente respecto de la esfera mayor, cuyo punto geomé-
trico imaginario está en medio de la esfera de la Tierrazgs (fol. 1 0 4 ' ) . ~ ~

197. Hemos suprimido la frase fayakúnu olqamar mdriq wa-l-bahr yamtal3.


que no debería estar en el texto.
198. El autor de este manuscrito sigue las cl&sicas teorías de Aristóteles y
Tolomeo, defendiendo la pluralidad de las esferas y su excentricidad. Averroes atac6
en este punta a Arict6tebs, así como al-Birru9i fue contra Tolomeo.
199. En e1 manuscrito aparece en este Iiigar un espacio en blanco.
SI^ LAS MAREXS SEG¿-N UN DlANUSCRITO .!LRABE 185

Estos planetas, aunque giran con su epiciclo en tiempos distintos, giran


junto con su esfera de acuerdo con el movimiento de la esfera mayor, que
d a una vuelta completa cada día con su noche. Cuanto más cerca está
el planeta de la esfera mayor, más rápido es su movimiento oriental, pues
está mis cerca del cuerpo motor por esencia, aquel que mueve todo lo
que le está supeditado de un modo forzoso. Cuanto más lejanos están los
planetas de la esfera mayor, más lento se va haciendo su movimiento, dada
la mayor lejania del cuerpo motor del universo.200
39) Forzosamente el que se mueve por su propia esencia influye
sucesivamente hasta que por influencias sucesivas llega a la esfera de la
Luna, conforme observamos en la conjunción, cuando la Luna está situada
frente al disco solar, estando en conjunción con él. A partir de ese momento
la Luna se retrasa hacia oriente, y el Sol le precede en occidente,201 porque
tiene un movimiento oriental respecto a la Luna, ya que el movimiento
es uno y retrbgad~.~M Todo esto es apreciado por los sentidos, y de la
misma manera que el Sol precede a Saturnn, de idéntica forma las estrellas
fijas preceden, a su vez, a dicho planeta. Este retraso es el que retrasa
a los planetas y es el que ha registrado la experiencia y las tablas astro-
nómicas para dar a conocer la cuantia del tiempo de aquel retraso, ya que
pasa a ser un movimiento occidental.
40) Las esferas tienen muchos más movimientos que afectan a sus
epiciclos y a sus círculos de declinación. Todo se conoce y ha sido regis-
trado en las tablas de los astrónomos. Pero aquello que es necesario y sufi-
ciente conocer para el estudio de las mareas es el movimiento oriental,
por lo cual no tenemos necesidad de citar los restantes.

Acerca de lo que se menciona de la novena esfera

41) Ya se dijo que la esfera mayor que rodea el universo es distinta


de la esfera de las estrellas y que carece de éstas. Demostraron su exis-
tencia por los errores de las tablas que registraban los movimientos de
los planetas con referencia a las fijas; cuando hallaron el error, después
de los anos, supieron que las fijas tenían también en si mismas otro movi-
miento o ~ c i d e n t a l ,por
~ ~ el cual se retrasaba del movimiento circundante
200. Todo este sistema es igual al que AL-B~TKUY~ expone en su K i l i b fi-1-hayb'.
201. Efectivamente e i Sol siempre ectí. en occidente, se pone antes.
202. El movimiento retrógrado es de este a oeste; el directo, por el contrario.
e s de oeste a este.
203. Es cl movimiento de precesión de los equinoccios.
24
superior, el cual hace girar forzosamente todo el universo. Se conoció aquel
movimiento y se determinó el espacio de tiempo que se retrasaba y la
diferencia era de un solo grado cada cien año~.~Q'
42) Se supo que la novena esfera no era estrellada porque no vieron
ninguna estrella que, al moverse las estrellas fijas, permaneciese en su
lugar mientras éstas se alejaban, excepción hecha de la situación corres-
pondiente de los planetas; y si hubiera encima de las estreilas fijas alguna
estrella, el movimiento de las estrellas fijas se relacionaría con ella y seria
necesariamente más rápida en movimiento que ellas, por la mayor ligereza
de las superiores y de densidad de las inferiores. Al no encontrar encima de
las estrellas fijas ninguna estrella que informase su movimiento, evaluaron
el retraso de las fijas respecto de la esfera superior, calculándolo a base
de la cuantía del desorden que afectaba a los movimientos de los planetas.
El retraso de las estrellas más próximas a la Tierra tenía su origen en su
precedencia de las superiores, siendo testigo los sentidos. El espacio de
tiempo de este retraso se extrae por las tablas.
43) Para comprenderlo mejor hemos puesto la figura de los siete pla-
netas en conjunción en un solo grado de la esfera superior. La esfera
más importante, la novena, rodea el universo desde la región oriental
hasta la región occidental; sus constelaciones también se retrasan desde
la región de occidente hacia la región de oriente.
44) Han sido divididas en signos para que los sentidos las aprecien
con más comodidad: se adelantan las estrellas altas y se retrasan las bajas.

Acerca de la causa del retraso de las estrellas inferiores y del adelanto


de las superiores

45) E1 motivo a que se debe e1 que se adelanten las estrellas supe-


riores y se retrasen las inferiores tiene una explicaci6n natural y cien-
tífica, y ésta es que todo el mundo es un cuerpo sólido, la mitad del cual
está habitado, movido en los extremos y la superficie, y la parte de él
que está más cercana a los extremos y a lasuperficie está más cerca del movi-
miento, por la menor densidad de la parte superior y la mayor densidad
de la inferior. Lo que está más cerca del centro es más lento en movimiento
por la mayor cantidad de reposo existente en aquél, el cual ejerce su
influjo sobre todo lo que está próximo a él.
204. Es la teoiia de Tolomeo e Hiparco. Con esti afirmacidn se ve que el autor
desconoce la obra de al-Batani, el cual demostr6 que el movimiento de precesi6n
era de un grado cada 66 años.
46) Entre el reposo y el movimiento está el orden de todas las
cosas que existen, gracias a la inteligencia divina o intelecto agente,
y esta inteligencia es la significación completa y conservadora de su
imagen.
47) Uno de los antiguos hizo brotar una duda sobre la existencia
de las estrellas fijas en una sola esfera y afirmó que tenían varias esferas
y que éstas eran numerosas. Refutó otro que el mundo fuera sólido y
afirmó la existencia del vacío. Otros opinaron que el mundo, cuando era
un cuerpo, tuvo necesidad de un lugar y de una forma.
48) Como refutación contra ellos se dijo: es conveniente a las es-
trellas fijas estar en una sola esfera, no en varias, y estar en su solo uni-
verso: esto es lo conocido y lo establecido, pues si estuvieran en varias
esferas no podrían tener sus movimientos sincrónicos y unas serían más
veloces que otras, y si sus movimientos fueran idénticos, no habría dis-
tinción entre ellas y en realidad estarían en una sola esfera; si fueran nu-
merosas las esferas, algunas serían más veloces en movimientos que otras,
deberian precederse unas a otras y se retrasarían unas respecto de otras:
v. g. las Pléyades, Aldebarán y las Hiades se separarían en el trans-
curso de los siglos, cosa que no vemos ni sabemos que haya sido obser-
vado y por tanto comprendemos la necesidad de que estén en una sola
esfera.
49) En cuanto a quien dijo que el mundo no era sólido, pues cortad
un tubo y haced que tenga dos agujeros. Cuando esté lleno de agua, cerrad
uno de sus agujeros: no saldrá ni una gota; si se abre su parte superior
y entra el aire, reemplazará el cuerpo del agua, y ésta caerá hacia abajo
por su propia naturaleza; si se tapa la parte más alta, se para.
50) En cuanto a los que consideran que el mundo necesita espacio,
dejen de buscarlo: el espacio forma parte integrante del mundo, puesto
que si éste necesitase espacio, este espacio necesitaría a su vez otro
espacio, y así sucesivamente, y esta sucesión hasta el infinito no resol-
vería nada.
51) El mmdo está dividido en fijo e inmóvil; su movimiento se basa
en su reposo, y la región inmóvil la constituye la Tierra, y como unas
partes del mundo no tienen más aptitudes que las otras, el movimiento es
circular y siempre que una parte del móvil pasa sobre el inmóvil, detrás
de él habrá otro distinto, puesto que ninguno de ellos es el primero en la
totalidad del universo.
Acerca de la existencia de numerosas estrellas en una dnica esfera

5 2 ) Nuestra cuestión depende de la existencia de la octava esfera,


poseedora de numerosas estrellas, que es donde caen los ataciresz" para
siempre en general, sobre todos los lados de la esfera del agua, influida
por la licuefacción de todas las regiones. Cuando una parte de la esfera
pasa sobre la superficie del agua, y debajo de ella hay otra parte donde
también hay planetas, se suman todas las influencias en el mar, y éste
recibe por completo el movimiento supremo. Luego se alejan de él las
siete esferas, cada una con su astro. y aparecen en el mar otros movimientos
de crecida y decrecida (fol. 106r) distintos al diario: son el mensual y el
anual. Su importancia varía según los años, y ello depende de la posición
que ocupen los planetas en el universo.
53) Todo esto es un favor del Creador, ensalzado sea su nombre,
para que sea útil constantemente al mundo sublunar, para que de esta
forma se constituya el equilibrio de manera natural, en la esfera del mundo,
tanto en su parte superior como en la inferior.
54) La octava esfera tiene numerosas estrellas y un solo movimiento;
cada esfera de cada uno de los siete planetas tiene numerosos movimien-
tos y un solo astro, por disposición de Él, ensalzado sea su nombre, en la
parte, en la ciencia y en la obra. Las estrellas fijas no se trasladan por
la superficie de la octava esfera y cada planeta2" tiene forzosamente en su
esfera numerosos movimientos de oriente a occidente, provocados por el
movimiento de su esfera superior, y de occidente a oriente por su movi-
miento ordenado, que se cre6 entre el movimiento forzado y el movimiento
natural, en sus excéntricas, y de norte a sur y de sur a norte. Si se orde-
nase el cese del movimiento diurno, los planetas estarían estacionarios
y regresarían según el movimiento del epiciclo del astro.
55) Y aquello fue un equilibrio que el Creador, ensalzado sea su
nombre, puso en lo creado y una disposición que introdujo en los seres.
56) Y afirmo que si se prescindiera de esta disposición, no se encon-
traría el equilibrio, pues, en realidad, si fuese al contrario, las múltiples
estrellas que se encuentran infijas en una sola esfera tendrían tantos
movimientos que sería imposible conocerlos, no podría saberse cuál era
su principio o su fin, ni el limite, norte o sur, al que llegaría en la esfera,
debido al gran número de movimientos, a la gran cantidad de astros y las
205. Atacir es un termino antiguo aplicado a la Luna cuando esta en conjun-
ción con el Sol o separada de el por un arco de izo, 450, 90a. rgo*. 1609 6 1804
206. E l autor usa frecuentemente la palabra hawkab, en el sentido de planeta.
múltiples interferencias de los orbes2w de unas estrellas con otros; un
astro chocaría con otro en el punto de su órbita que fuese común a ambos,
en cuanto uno de ellos fuese más veloz que el otro, por estar los dos en la
misma superficie de una misma esfera. Habna, además, otras clases de
perturbaciones y de impedimentos. De la misma manera: si el astro situado
en una sola esfera sólo tuviese un Único movimiento, sería necesario que
recorriese su esfera según una iínea única y en esto no habría ni buena
disposición ni utilidad.

XII
CAP~TULO

Acerca de la mención de la utilidad de estos conocimientos, explicada según la


naturaleza de las luces de los astros y el nPmero de sus movimientos

57) En realidad las luces de las estrellas fijas, y otras distintas,


influyen mucho en la licuefacción del cuerpo del agua del mar, que, por
su parte, acepta el movimiento a partir de la esfera mayor. Se sabe aquello
al establecer comparación sobre la influencia ejercida por la luz del Sol
y de la Luna en el mar.
58) En cuanto a la existencia de los numerosos movimientos de
un astro, se conoce porque cuando dicho astro está en el sur, influye en
aquella región, y cuando está en el norte, deja sus huellas en aquella parte.
59) Respecto a la existencia de los siete planetas, particularmente,
de estrella en estrella, y a la utilidad de la existencia de los planetas,
cada uno en una sola e~fera,~Oa se conoce porque están en un lugar deter-
minado de la esfera; su distinción se explica y define en sentido contrario
al movimiento de traslación, pues el astro es un cuerpo luminoso y las
esferas son cuerpos transparentes.
60) Sobre su movimiento en la esfera de su órbita es evidente que
los movimientos de estas siete esferas están fuera del influjo de la esfera
superior, movida forzosamente y que informa desde aquel movimiento
superior~Q9hasta la Tierra, desde el más rápido, por estar más lejos, hasta
el más lento.
61) Su movimiento en el sur y el norte, y su paso por lo que está
detrás de Aries y Libra, es doble, pues su luz está frente a la esfera de la
Tierra y se extiende por toda la parte habitada de la Tierra hasta el Ecua-
dor y el cenit, y hace que se retrase el mundo con respecto a él, conforme
a su ley, y le separa de la obra de su Creador.
207. Orbe, can valor astrol6gico.
208. Falta el fa. de la apádosis.
209. En el manuscrito aparece la palabra al-adnd, que hemos substituido por
al-a'&, asupeiioro.
6 2 ) Movimiento directo de la esfera del astro y su giro en el
epiciclo: el planeta pasa sobre todas las esferas superiores e inferio-
res a él (fol. 106") y cuando está en la cumbre de la esfera de su
epiciclo, está en el lugar de su esfera por donde toca el perigeo del
astro que está encima de él, en la parte más próxima a lo que hay entre
la superficie del astro inferior a él; el cuerpo luminoso preside todas las
partes de su esfera (o sea que está por encima de todas las partes de su
esfera) y por esta causa obtiene la esfera una fuerza exterior que le sirve
para influir en el mundo sublunar, que está en su centro. Si aumentase
el cuerpo del astro basta que llenase en su paso por la esfera la distancia
que separa el apogeo y el perigeo, tendría una cantidad de luz que exce-
deria del Limite de la utilidad y del beneficio y llegaría hasta la combustión
y la destrucción, pero esto es todo lo contrario a lo que existe.
63) La existencia del luminar mayor"0 es necesaria para que existan
el día y el calor, y dicho luminar, por medio del calor en la humedad, pasa a
ser obra y agente. El Sol se encuentra en medio para influir en el mundo y
lanza sobre el mundo sublunar parte de su luz y de su utilidad. La apari-
ción de la Luna se produce siempre durante la noche y por esta causa se
pierden los efectos de sus utilidades. Existen, además, numerosas estrellas
para iluminar al hombre cuando falta la luz del Sol y de la Luna y para
ser usadas en las oscuridades de la Tierra y del mar y para lanzar por
medio de sus rayos de luz, cuando haya una noche muy oscura, algo de
calor sobre el mundo sublunar. La cantidad de dichas estrellas es grande
y están dispersadas por la superficie de la esfera para poder tener tal
influencia y por ello existen sobre todas las partes de la Tierra, para que
sean utilizadas por toda la creación, puesto que si estuviesen sólo en una
parte, la otra no podría gozar de aquella utilidad; durante la noche se
esconden algunas a causa de la luz del Sol o de la sombra de la Tierra
y quedan otras que permanecen en su puesto. Son pequeñas, separadas,
por ser su luz inferior a la luz de la Luna. Pero si se reunieran, su luz sería
mayor que la luz de la Luna, incluso si fuera Luna llena; algunas de ellas
son más pequeñas que otras. Todo esto se hizo así para que la luz de la
mayor de ellas, prescindiendo de la luz de la Luna, y la luz de la menor
de ellas, sin contar con la luz de la mayor, estén según un orden, y esto
es lo más perfecto que existe en cuanto a disposición, y lo más patente
en cuanto a indice de perfección de una obra que señala la sabiduría
del Hacedor, creando la noche y sacando algo sensible de los seres
creados y elevándolo.

210. Se da el nombre Be luminar mayor al Sol y de luminar menor a la Luna.


CAP~TULO
XIII

Acerca de la expllcación de la revolución del Sol en los cuatro pivotes

64) Dijimos antes que la necesidad fuerza a quien quiera aclarar


el conocimiento de la causa del flujo y del reflujo, a saber algo del aspecto
astral y el movimiento circular natural y forzado y por tanto hay que
hablar del luminar más fuerte que es el Sol. Hemos comentado algún aspecto
de su movimiento en su esfera y la explicación de su revolución sobre el
Zodiaco y su estancia en los cuatro pivotes21' y la influencia que ejerce
en cada cuadrante sobre el flujo y el reflujo, su excéntrica y el centro del
universo y el límite de su declinación hacia los polos norte y sur; el Sol
está inclinado 25°212 hacia la región septentrional, al fin del signo de
Géminis, que es el signo de su apogeo y la cumbre su esfera, y también
tiene una inclinación del 250 hacia la región sur, hasta ocupar el fin del
signo de Sagitario, cosa que ocurre cuando está en su perigeo. Esta decli-
naci6n está tomada desde el punto que está en la mitad de la línea de los
equinoccios, que es la linea que pasa. por el centro de la esfera de la Tierra,
conocida por la línea del Ecuador y linea de Arin,213 y desde la parte corres-

211. Se trata de los puntos solsticiales y equinocciales.


212. Esta medida de la dedinaci6n tiene u n error bastante grande. Los autores
iirdos le atribuivn el valor de 2qe. según se puede observar en las traducciones de
Ya'qüb ibn Tariq. Otros autores antiguos lo fijan en 230 51' 27". Tolomeo dice, al
igual que Hiparco, que el valor de la declinación solar es de 230 51'. aunque Ibn 'Ezra
nos dice que Tolomeo en otro lugar afirmó que era 230 45'. LOSmagistri l>robalionum
lo fijan en 230 35'. La medida que afirma Azarquiel cn sus Tablas Toledanas que
tom6 es de 230 33'. y esto coincide con la dada por I b n abi ManpÜr (cf. MILLAS,El
libro de los firndamenlos de las tablas astronbmicas, pp. 42 y 27). Abraham Ibn 'Ezra
justifica los errores de medición diciendo que si el aparato usado tiene un error de 1'.
la medida tendrk un error de 1 0 (cf. MILLAS,op. cit., p. 312).
213. Es el liigar en que se intersectan el Ecuador y la eclíptica o sea el lugar
en que el Sol tiene una declinaci6n nula. *Es el centro de la esfera y el punto del Ecua-
dor. No hace en 41 n i calor n i frio. n i hay alii n i otoño n i verano. Sus dias y sus noches
son iguales, sin que haya entre unos y otras acrecentamiento o mengua; antes. es
siempre idéntica a su duraci6n. Es el Ecuador do la Tiorra y por ello sus habitantes
son los de cuerpo m6c cano, los de vida m i s larga y los de inteliqencia m i s despierta.
De ellos traen su origen las ciencias y la filosofia y provienen las artes; entre ellos
aparccieroil las matemáticas y la astronomia ...o (cf. E. G ~ x c i nG ~ X E ZU, n cuel~to
drabe, <iReu. Arch. Bi. h4u.u. t . 26, a s o 1926. pp. 24.4 s.). Dozy dice que los indios
suponian que su peninsula estaba situada en el centro del mundo y trazaran un meri-
diano. quc saliendo del polo sur atravesaba la isla de Lanka y pasaba luego por los
sitios m i s renombrados en las tradiciones indigenas. singularmente por la ciudad de
Odjain, foco durante largo tiempo de la cultura literaria de la peninsula. Los árabes
llamaron a este meridiano Qubba Uzayn, transcribiendo as1 el nombre indio. La omi-
sión de vocales hizo que la mayor parte de lectores leyeran Azin y luego, por omisión
del punto diacritico do1 zay, en los manuscritos. Avin (cf. DOZY,Supl>ldmenl a w
dictionnaires arabes. t. 11, p. 297). Asin dice que el Paralso terrenal está en ia isla
de Suranclib (la isla de Sarandib es la isla de Ccylan o Pico de Adkn). Su altura es
pondiente al primero de los siete climas, considerando que los climas se
cuentan a partir de esta linea hacia la región septentrional. De aquella
línea y p n t o desciende el Sol zgOhacia las dos regiones del sur y del norte,
hacia la cabeza de Cáncer y 250 hacia la cabeza de Capricornio. Airededor
de este punto d i vueltas con un giro natural y sobre el conjunto de la
Tierra, desde oriente hasta occidente, anda por un camino forzoso.
65) Detrás de esta línea divisoria no existe ningún habitante hacia
la región sur, excepto en los primeros 100, aproximadamente, en el lugar
en que están los habitantes que ocupan el golfo que sale del gran mar,
13'Jdetrás de la linea del Ecuador. Todo lo que constituye pueblo y climas
se halla en la región septentrional, porque en esta parte el apogeo del Sol se
produce cn Gomiuis y su perigeo en el lado opuesto a aquel grado, o sea
en Sagitario. En este lugar no existe ninguna civilización, a causa delcalor
del Sol.
66) Cuando el Sol se halla en su perigeo lo dibujarás en dos imi-
genes opuestas, a fin de que puedan ser distinguidas por aquel que estudia
esta cualidad de la declinación natural y el paso alrededor de la esfera
de la Tierra, de una manera forzada. Si tuviésemos una figura como una
esfera, prescindiríamos de hacer aquello.

CAP~TULOXIV

Acerca de cómo gira el Sol en su esfera

67. Se ha dicho anteriormente que el centro de la esfera que tiene el


Sol, es decir, de la esfera del Sol, no es el centro del mundo, puesto que es
excéntrico, en poca cantidad, hacia la región del apogeo y está en oposi-
ción a un punto (fol. 107"). La esfera del epicicio del Sol gira con el Sol,
sobre su excéntrica opuesta al punto de Arín, a razón de una vuelta por
año solar y la esfera mayor la rodea; su esfera gira una vez cada día y cada
noche y si se supctne que el giro del Sol es alrededor de la excéntrica de
su esfera, se encontraría constantemente en la dirección en cuyo centro
se halla el punto de Arín y tendría una declinación, contada a partir del
punto de Arin, hacia el sur y hacia el norte. Si fuera eso así y la esfera
mayor hiciese girar a la esfera del Sol de una manera forzosa y la esfera
del Sol tuviese, simultáneamente, una revolución natural que le fuese
propia, sería necesario que el Sol estuviese, respecto de alguna parte de la
Tierra, en algún tiempo mis próximo y en otro más lejano, y en unos

de 2.000 m. y se identifica con Arín (cf. M. A s i ~PALACIOS.


La Escatología musulmana
en la Divina Comedia, pp. 161 s.).
1591 LAS MAREAS SEGÚN UN MANUSCRITO ÁRABE 193

lugares estaría siempre paralelo y en otros no?14 Y El punto de Arin


es el punto medio de su paso por el centro de la Tierra y desde él se inclina
hacia el sur y el norte, contando a partir del Ecuador; Arín es el lugar
en donde culmina el Sol, el cual lo cruza en el momento en que se anula
uno de los dos movimientos. En esta dirección está la parte poblada de la
Tierra, porque el Sol gira en este sentido un periodo natural y pasa, en
cambio, sobre la otra parte, con un curso forzado y por este motivo esta
región está sumergida en el agua, conforme a las leyes de la naturaleza.
68) Aquel movimiento oriental es la causa de la existencia de la
noche y del día que se suceden por el giro del Sol, la esfera mayor y los
restantes planetas, cada día y cada noche una vez. Si caminase de acuerdo
con su marcha primera, todo circularía alrededor de las excéntricas, y en
el punto de Arín, opuesto a la esfera del Sol, sería constantemente de día,
y en la parte que se le opone, o sea, la culminación inferior, seria noche
perpetua. Ésta es la región en la que el agua se establece con una fijación
natura!, como exige lo que está próximo al centro de la Tierra y la región
del mundo. La regi6n en cuyo centro se halla el punto de Arín es aquella
en la que el Sol pasa sobre ella y gira a su alrededor y se inclina desde
ellas1# y se mezcla de alguna manera por la reverberación de la inflama-
ción del Sol y no de la Tierra, quiero decir, la condición del agua, que por
su naturaleza se sitúa fijamente sobre ella.

Acerca de la causa que origina el reflujo de un hemisferio de la Tierra

69) Al representar el dibujante el mecanismo precedente, se conoce la


excentricidad de la órbita del Sol referida al centro del universo, así como
su culminación desde su centro respecto al punto de Arín y su período
alrededor de su centro, según su movimiento natural y su curso sobre el
hemisferio cubierto forzosamente por el agua.
70) Se conoce la elevación del Sol hacia su apogeo y el exceso de su
calor en esta región y se ve la constitución (fol. 108r) de las esferas, unas
dentro de otras, y la existencia de aire en la parte inferior de la esfera de la
Luna y la existencia del mar en la esfera de la atmósfera y la existencia de
IaTierra en la esfera del agua, y se sabe entonces que la causa de la aparición

214. Diferencias de temperaturas en invierno y verano en los hemisferios norte


y sur.
21.5. Por el contexto hemos traducido la palabra r n i ' i l ~ .E n el manuscrito bay
e n su lugar un espacio en blanco.
216. Está repetido el mismo giro 'nmhá.
194 L. MART~XEZMART~N [6ol
de un hemisferio de la Tierra es debida a la excentricidad del Sol hacia
la regibn de su apogeo, pues la luz del Sol penetra en las esferas subiendo,
desbordando los planetas superiores e inflándolos por medio de sus rayos.217
Cuando desborda a los planetas inferiores, pasa de los menos densos a los
más densos, hasta que llega a la esfera de la Tierra que por naturaleza
refleja los rayos del Sol y se produce en ella calor y al mezclarse el calor
de las reverberaciones con el frío de la Tierra y del agua, la Tierra se agita
y se ordena y se forman en primer lugar los minerales; luego, en segundo
lugar, las plantas, y después el animal inteligente, cuyo principio es el
discernimiento y su meta fa acción.
71) Este es el orden de la aparición de los cuerpos y la disposición
de los seres con inteligencia, pues sino el animal racional seria el primero
en el orden, ya que es la causa de la existencia de todo y su fruto fortifica
todas las cosas compuestas por la ley del Creador, ensalzado sea su nombre,
que existen por el lenguaje de la acción. El animal racional habla con
el lenguaje del sentido, de la acción y del pensamiento, por la per-
fección de lo creado, la belleza de la forma y la existencia de la
naturaleza.
72) Dibujarás la imagen de la Tierra y de sus climas y el océano sobre
seis mapas, para que vea el lector cómo rodea el agua a la Tierra y la
cualidad de lo que sobresale dc ella. En la imagen primera el centro
de la circunferencia está en el punto de Arin, en la segunda en las
antípodas de Arin, en la tercera en el polo sur; la cuarta en e1 polo norte,
la quinta en el circulo de Aries y la sexta en el círculo de Libra; y si los
climas estuvieran colocados sobre una esfera, bastaría una figura para
todo^.^^*

CAP~TULO
XVI

Acerca del motivo de la existencia del agua sobre un hemisferio de la Tierraz1*

73) (fol. rogr) Hc aquí que se sabe que las luces de los astros no
cesan de influir en la esfera de la Tierra y en ayudar continuamente al Sol,
a fin de que la Tierra se componga de ciertas cosas y sean rechazadas
otras. La región que está iluminada no puede cambiarse de sitio, y esta
regi6n es la que está más próxima al centro de la excéntrica del Sol y si

217. Hemos leido 3abbuhÜ. que es sinónimo de Jntü'.


218. Como anteriormente, vuelve a rcforirse al globo terráqueo.
219. E l tituio de este capitulo está equivocado en el manuscrito. En 61 aparece
idéntico al del capitulo XV. Eh luxar de $Acerca de la causa do la retirada del agua
de un hemisferio de la Tierran. lo hemos rectificado, o sea que hemos sustituido la
palabra ii-kmun por ti-inhidür.
1611 LAS DlAREAS 5ffiÚN U N MANUSCRITO ÁRABE 195

este centro se cambiase de lugar, la zona poblada se trasladaría a su vez


necesariamente.
74) Ya indicó esto uno de los antiguos y cuando esto se sabe se
comprende la necesidad de esta tierra real, que es el centro del universo
y que pertenece al elemento del agua, que se halla establecida sobre ella;
el mundo superior influye en ella por medio de una revolución constante
sobre ella, revolución que se ordena y se compone, pues sino estaría forzo-
samente en el fondo del agua o bien el agua la rodearía completamente
como rodea el aire al agua y a la tierra. Y la causa que hace que el agua
descienda a un hemisferio de la Tierra es que la constitución del agua es
más ligera que la de la Tierra y por dicho motivo el movimiento del océano
se establece siempre hacia tierra firme, haya o no haya viento, porque el
océano exige por su propia naturaleza el estar sobre la Tierra, y la Tierra
lo rechaza, a su vez, por su propia constitución. Pero el resto de los mares
no se comportan de la misma forma y sólo se mueven en la dirección en
que el viento sopla: cuando éste se dirige a tierra firme, el mar también;
cuando cambia y se dirige hacia otro lugar, el mar le sigue en 13 nueva
dirección; si el viento cesa, cesa el movimiento, y el océano que bate el
ecumene por causa del Sol y del Zodiaco y la tierra que se encuentra en
41 son como el huevo que flota en el agua, o sea, que la mitad de él se halla
en la parte exterior.
75) En todos los golfos que salen del océano y se extienden desde él no
hay flujo ni reflujo, a no ser lo que les llegue del flujo y del reflujo men-
sual y anual, debido a la gran distancia que los separa de aquél: Los mares
los ha dispuesto la Sabiduría divina en los huecos del ecumene y la exis-
tencia220 de sus orillas son para que sobre ella vivan los animales, ya que
el agua es la causa de la existencia de todo lo vivo, como dijo Dias, iben-
dito y ensalzado sea su nombre!: <rHicimosdel agua todas las cosas vivac,
¿acaso no creerán?$.
76) El agua no existe sobre la faz de la Tierra, sino en el lugar
más próximo al punto de la Tierra, porque el agua exige el centro por su
naturaleza y ni desciende la Tierra ni puede ser su conformación de otra
manera distinta a ésta. Así pues, los mares se encuentran sobre la Tierra,
y el flujo y reflujo diarios no se producen sino en el océano y en los
golfos y ríos que se hallan pr6ximos al océano.
77) El mar conocido por el nombre de Oc6ano es el que cubre un
hemisferio de la Tierra y desde su orilla arrancan los climas, desde el
primero, en el cual se encuentra el país del Sudán, hasta la última orilla,
que está situada frente a oriente, que son los confines del país de la China:
en total 1800 de la esfera; y otros 1800 quedan cubiertos por el agua del
2x0. Es ilegible: hemos supuesto que pondría fa-ruwf4d.
mar, formando así, en conjunto, los 3600, que es la longitud del Zodiaco,
según la opinión extendida. El flujo y el reflujo se dan cerca del océano,
porque lo que está cerca del agua es más importante, imperan sobre él
las leyes de las esferas e influye su ley. El agua sube en los golfos que
salen del océano y en los ríos que desembocan en él, pero su subida no
se eleva en ellos más que la distancia de un día o dos basta que empieza
el reflujo.

Acerca de la explicación de la causa de la existencia de población sobre


el cuadrante septentrional

78) El flujo m-nsual y anual acaba hacia el extremo de los mares


y ello es debido a la gran distancia.
79) El valor de un grado en la Tierra es de casi 60 millas; cuando tú
te diriges a oriente y andas 60 millas, la esfera se eleva en un valor de
un grado por oriente y desciende otro tanto por la región de occidente;
lo mismo ocurre si lo haces desde la región del polo norte hacia el sur,
y viceversa (fol. rogV),pero no te es posible andar desde uno de los dos
polos hacia el otro una distancia mayor de 600, cuya mayor parte está
en el cuadrante norte de la Tierra, porque la zona habitada de oriente
hasta occidente es mayor que la de sur a norte, debido a la igualdad del Sol
en esta última zona y a que su curso sobre lo que está situado frente
a la línea de Aries y Libra es de dos veces al año. Los dos polos están
inclinados sobre la equinoccial, porque el Sol no está constantemente
enfrente de ellos, sino de vez en vez, cuando está en la máxima declinación
y por estar el perigeo del Sol en la región del polo sur, la población se
halla en el hemisferio norte, ya que el apogeo del Sol se encuentra en él,
con la consecuente lejanía de su influencia sobre los habitantes que en
esta región se encuentren y por este motivo los animales viven en el cua-
drante norte de la Tierra, produciéndose así el equilibrio de la naturaleza
en el globo terráqueo, al encontrarse el calor en una parte y el frio en la
opuesta, pues el equilibrio en el mundo consiste en la existencia en él de
cosas opuestas, y el equilibrio en los animales estriba en la mezcla, en
ellos, de cosas distintas entre sí. El equilibrio máximo se encuentra en lo
que está próximo al punto de Arín, de la región norte, ya que es el punto
medio entre el calor y e1 frío. Y la zona habitada está en la región norte,
porque el animal necesita el frio para contrarrestar el calor que hay en él.
Por todo ello es por lo que se encuentran los mares en el cuadrante norte
de la Tierra, a causa de la exigüidad de calor en él, de la influencia del
paso de los siete planetas en el Zodiaco, que equilibra la marcha de los
que pasan, prescindiendo de lo que añaden los astros, del sur y del norte,
dela lentitud por el movimiento de las esferas del centro, como consecuencia
de la proximidad de la Tierra. Abandonamos comentar todo esto, que
está tomado de otro lugar. Aquí sólo nos propusimos aclarar la causa
del flujo y del reflujo y volvemos a ello y decimos.12'

XVIII
CAP~TULO

Acerca de la constancia del movimiento de la atmósfera como consecuencia


del movim:ento de la esfera de la Luna

80) Ha quedado manifiesto, por lo que se ha indicado, explicado


y dicho sobre el aspecto de la Tierra y de las esferas, así como de sus
movimientos naturales y forzosos, que la Tierra está en medio del mundo
y es el centro de las esteras. Está fija y el cielo se mueve sobre ella.
81) La esfera superior se mueve por si misma. naturalmente, ino-
viendo forzosamente lo que está más cercano debajo de ella; lo que está
más próximo tiene un movimiento más fuerte y es más rápido en giro
y cuando se mueve la esfera superior, en la que están las estrellas fijas,
como consecuencia del movimiento de la esfera sin estrellas, o sea, la
novena, se mueven a su vez las siete esferas estrelladas de oriente a occi-
dente, según dijimos, y cada esfera se mueve conforme al movimiento de
la esfera que le precede y se eleva con ella de la regibn de oriente
a occidente, porque la una es la que gobierna sobre la otra, como conse-
cuencia de su fricci6n con ella, y la relación que hay entre ellas dos nos
explica que el aire se mueva también y dé vueltas en relacibn con la
dirección de la esfera de la Luna, porque él se relaciona con ésta, del
mismo modo como la esfera de la Luna está relacionada con la esfera
de Mercurio, y si esto no fuera así no estaría en orden en su fluir. La
prueba de que la esfera de la Luna mueve el aire que le está adherido y
fe toca es lo que ves que ocurre en el cielo: los cometas que en él se en-
cuentran, constituidos por vapores ligeros, inflamados, se mueven como
consecuencia dei movimiento de la esfera de la Luna al impulsar a la at-
mósfera que constituye el cielo, hasta el momento en que uno de ellos
pasa a ser cola de algún astro fijo, según lo que hemos visto con uues-
tros propios ojos y hemos contemplado frente a nuestra vista, una vez
que ocurrió asi; luego se queda con él o se cambia.

221. Hay una extensa nota marginal. ilegible en su mayor paste. Tanto por
esta causa como por no estar indicado en el texto el lugar de su inserción, nos hemos
visto obligados a prescindir de ella.
XIX
CAP~TULO
Acerca de cómo roza forzosamente el aire al agua y de cómo retrocede
naturalmente

82) El movimiento de la esfera de la Luna arrastra el aire, a causa


de la relación existente entre ellos debido a su ligereza; por eso sabemos
también que el aire mueve el agua a causa de la relación existente entre
ellos dos, relación de ligereza, y si no fuera así, no estaría en orden por
su fluir, ni se cambiaría ninguno de ellos por el otro.
53) He aquí que sabemos que el aire mueve también el agua y que
está en contacto con ella desde la región de oriente hasta occidente, como
pasa con la esfera de la Luna respecto a la del aire. La esfera de Mercurio
está en contacto con la esfera de la Luna desde oriente hasta occidente, y
esto es la causa del flujo y del reflujo, según la figura que presentaremos
y explicaremos.
84) Ocurre que el agua también tiene en sí misma otro movimiento,
y éste es el de tender al centro. El agua rodea la Tierra, como ésta es
rodeada por el aire, y he aquí que el movimiento del aire, de occidente
a oriente, pasa junto a ella por debajo de la línea de Arín y de su centro;
y el hemisferio sur está cubierto de agua de una forma natural, excepto en
los golfos, en los que el agua se baja, porque la Tierra, en esta región
inundada, ha constituido un mar por el reflejo de los rayos luminosos
sobre el frío de la Tierra y el agua, como ya dijimos. El agua impide que
flote nada sobre ella y no da vueltas alrededor de este hemisferio, sino
que retrocede regresando de oriente a occidente, debajo de la Tierra, por
su naturaleza, buscando lo que está más próximo al centro de la Tierra
en aquel hemisferio, del cual le desplazó el aire de una manera forzosa.
85) En el mar tienen lugar dos movimientos opuestos, y éstos son
el flujo y el reflujo, que se producen dos veces en el día y la noche. Ello
es debido a una vuelta dada por la esfera superior, la que mueve el uni-
verso forzosamente, la cual hace girar el aire una vez durante un día y una
noche, como hace girar la esfera de Mercurio; el aire, a su vez, hace girar
el agua también una vez en el día (fol. I I O ~ ) y la noche, pero el agua carece
de lugar por donde correr o en donde crecer, a no ser sobre el hemisferio de
la Tierra, y, por tanto, vuelve por su propia naturaleza y le rodea por
segunda vez en aquel fiemisferio y refluye naturalmente por segunda vez.
El aire rodea el agua dos veces en el día y la noche y regresa para reposar,
por su propia naturaleza, dos veces. Los movimientos son dos: el flujo
y el reflujo, dos veces en el día y en la noche; existe una ley entre los mo-
vimientos del cuerpo del agua, tanto los causados por su naturaleza, como
por la fuerza.
Acerca de cómo se corresponde el flujo y el reflujo en oriente y occidente

86) Planteamos dicha cuestión para explicarla de una manera clara.


Decimos que cuando la Luna se eleva por nuestro oriente, desciende para
la gente de China: en este momento el mar está, para nosotros, de forma
evidente, en bajamar, porque el aire le rodea antes desde occidente hasta
oriente, bajo la Tierra. Cuando se levanta la Lnna desde la parte oriental
de la gente de occidente, el mar está, entonces, para dicha gente, en baja-
mar, empezando a llenarse, y ocurre que, cuando la Luna está en la parte
oriental de la gente de occidente, hay pleamar, empezando a darse el
reflujo, porque la Luna en este momento está en el medio cielo de los occi-
dentales, y todas las gentes que tienen la Luna en su medio cielo tienen
también pleamar, como vemos, producido por el movimiento astral.
87) Pero hay que tener en cuenta que no se produce en nuestro
oriente porque éste no es el hemisferio de los océanos, sino que consta
sólo de los golfos que arrancan del océano y buscan a derecha e izquierda
aquello que no está obstmido por ninguna barra de tierra y no se
produce ni flujo ni reflujo, a no ser lo que le llega del flujo mensual
y anual causado por las luces. En cuanto al diario no influye en 61 sino
la esfera superior y cuando asciende la Luna por oriente con respecto
a nosotros, desciende para la gente de China, comenzando en este momento
el llenamiento del mar en Ia zona habitada por nosotros, siendo idéntico el
proceso en la región de China, porque la Luna pasa a la culminación inferior
de la Tierra, hasta que cuando está en medio de nuestro cielo, el mar se
encuentra en pleamar y el principio del reflujo. Lo mismo ocurre para la
gente de oriente, porque la Luna está en la culminación inferior de la
Tierra y es la que obliga a que la Lnna esté elevándose junto a nosotros
y poniéndose junto a la gente de China, debido a la extensibn limitada
del globo terrestre, porque cuando es medianoche para la gente de occi-
dente, es mediodía para los orientales, y cuando es mediodía para los
orientales, es medianoche para los occidentaIes,~2~ porque entre la gente
de China y los occidentales hay 180°: tanto unos como otros están
sobre el mismo hemisferio y en los puntos más alejados de un circulo
máximo.2~3
88) Volvemos al asunto que nos ocupaba y decimos: el mar, puesto
que está rodeado por la esfera del aire, cuando empieza a elevarse la Luna,
222. ES de suponer que esta reiteración es debida al deseo de expresar clara-
mente las ideas expuestas,
223. Es decir, que son antípodas.
refluye aún buscando el lugar mls bajo del cual le arrancan las esferas
de la Luna y del aire de manera forzosa, y cuando la Luna se halla en
nuestro medio cielo y se aparta un poco del primer cuarto de fa esfera,
el mar llega al limite del llenamiento y al principio del decrecimiento,
porque vuelve hacia su lugar y va situando el agua una sobre otra. Cuando
declina la Lnna, a partir de la culminación superior, está en la cnlmina-
ción inferior de la Tierra para la gente de China (fol. 1x1') y el flujo del
agua, por el curso de la Luna, viene hacia el lado occidental y sitúa una
sobre otra hasta que la Luna cruza su segundo cuadrante y desciende para
la gente de occidente, elevándose para la de China y el mar en dicho mo
mento se haUa en bajamar y el principio del llenamiento tanto para nosotros
como para ellos. Cuando la Luna se dirige hacik la culminación inferior
de la Tierra, cortando el tercer cuadrante de la esfera, el mar vuelve a su
estado natural y tanto para la gente de occidente como para la de oriente
el mar está en pleamar, forzosamente. Cuando ocurre esto, la Luna está
en la culminación superior o inferior de nuestra Tierra, correspondiéndose
asi nuestro llenamiento con su llenamiento y nuestro decrecimiento con
el suyo. Cuando la Luna pasa por el cuarto cuadrante de la esfera va
decreciendo para la gente de occidente y cuando la Luna vuelve a elevarse
junto a ellos, desciende para la gente de China. pues la Luna se eleva
para nosotros cuando desciende para ellos y en este caso el mar está en
bajamar para nosotros y para ellos.
89) Y según esta ley corre el movimiento del flujo y del reflujo,
estando así fijado y ordenado.

CAP~TULOXXI

Acerca de la explicacián de la causa del flujo y del reflujo mensual

go) El flujo más importante en el mes se produce dos veces: cuando


se opone el Sol a la Luna y en la conjunción, y esto ocurre al final y mitad
del mes.2e4El reflujo se da cuando el Sol y la Lnna están en cuadratura,
y esto ocurre el 7 y el ~ 2 del 2 mes.
~ ~
91) En e1 período de verano se produce más clara y evidentemente
el llenamiento en la conjunción. En el período de invierno es más patente
en la oposición. Toda la causa de aquello es la oposición del Sol a la Luna
y su conjunción con él por medio del cuerpo macizo de la Tierra, que

zzq. Se sobreentiende que se cuenta siempre por meses lunares.


zzg. Se trata, probablemente. d e un error en la escritura, ya que ha de ser el
día 21
r671 LAS MAREAS SEGUN UN MANUSCRITO ÁRABE 201

refleja los rayos. Los flujos más importantes son los que se producen en
verano, durante la conjunción, porque el Sol está en la región norte y
l a Luna se encuentra debajo de él, y en invierno en la oposición, porque la
Luna, en el período de invierno, no está entera en la región norte. Observa
sus posiciones y comprenderás lo que hemos dicho, si Dios quiere.
92) Cuando se opone el Sol a la Luna y se da Luna llena, la esfera
influye más en mover los aires, a causa del ardor adquirido de los rayos
y el aire, más violento, influye con mayor fuerza en el movimiento del
agua y el flujo es mayor, puesto que el agua es más grande y busca su
lugar natural, siendo el reflujo también mayor por la fusión, en ambos
casos, del cuerpo del agua por los rayos del Sol lanzados sobre. el globo
terrestre y así también en la conjunción, en la que la Luna recibe el auxilio
del Sol y adquiere de éste la fuerza de calentar la Tierra, dada su proxi-
midad a ésta y la coincidencia con el Sol y con la Tierra, pues se encuentra
en un mismo cuadrante al mismo tiempo y en un mismo acimut. El que
ambos luminares estén arrojando los rayos desde el mismo punto sobre
el cenit y que a continuación lo reciba la Tierra, hace que se caliente el
aire templado y se hace ligero y se acelera su movimiento; cuando existe
relaciCin entre el aire y el agua, calienta también el agua, la hace ligera
y acelera su movimiento.
93) gsta es la disposición de cómo se producen el flujo y el reflujo'
más grandes en el momento de la oposición y de la conjunción, pues sino el
dlujo y el reflujo dependerían exteriormente del movimiento que depende del
movimiento de la esfera superior que tiene por centro la Tierra y el agua.
94) La Luna, cuando está en los cuartos, no lanza los rayos hacia
l a región de la Tierra donde los lanza el Sol ni influye en el agua, y perxna-
nece el flujo y el reflujo según su estado normal. Aquel reflujo acaece
por la unión hacia el final y la mitad del mes y todo aquello se puede ver
en una representación gráfica (fol. 111"). Y ejemplo de cómo calienta el Sol
en la conjunción es la combustión del algodón cuando se pone entre él
y el Sol un vaso de vidrio con agua;226 de cómo calienta en oposición es
cuando se pone el algodón entre un espejo y el Sol.

CAP~TULO
XXII
Acerca de lo dicho sobre el desbordamiento de agosto

95) Cuando el que estudia tiene ya una idea acertada de todo lo


precedente, de todo lo que hay en los capítulos anteriores, y conoce la
eclíptica del Sol, cómo pasa por los cuatro pivotes de la esfera y su oposi-
226. Ejemplo de lupa.
26
ción a la Luna y su conjunción con ella y la influencia de ambos en el
aire y se representa por medio de dos imágenes a las dos figuras, quiero
decir, la conjunción y la oposición, comprende la necesidad de que al
Sol, cuando está al principio de Capricornio en el sur o de Cáncer al norte
y se le opone la Luna o está en conjunción con ella, no se le oponga en
estos signos zodiacales de manera semejante a la oposición y conjunción
en los signos de Virgo y Piscis, pues el Sol cuando está al fin de Piscis
y Virgo y no está ni en el apogeo ni en el perigeo y se le opone la Luna
o está en conjuncibn con ella, ambos rodean la esfera de la Tierra desde
la mitad, por estar sobre la línea de Arin y por pasar el centro de la
esfera del Sol por el centro y los pivotes. La Tierra se vuelve densa a
causa de la influencia ejercida sobre ella, en su centro, por los rayos, como
el huevo puesto a la fuerza del calor; la luz de Luna aumenta aquel calor
influyente y la inflamación del aire y su fusión ...227 y le llega y el aire es
más rápido en movimiento y mueve, por tanto, el agua de forma más
violenta. El flujo se d a e n el momento de la oposición y de la conjunción,
coincidiendo con el cruce de la línea del Ecuador, porque esta circuns-
tancia es influencia que se suma a la influencia de la conjunción y
de la oposición, pues el Sol no está próximo a estos dos lugares, es decir,
Virgo y Piscis.
96) Cuando el Sol se halla en el apogeo y perigeo, quiero decir
en Cáncer y Capricornio, los rayos no se dirigen de manera general a la
esfera desde la mitad de la región, desde donde mueve el aire al agua
con el movimiento dc su esfera superior, porque él está inclinado hacia
el norte o el sur respecto de la linea del Ecuador y en aquel tiempo está
en reflujo en relación con el flujo mayor, descrito antes. El Sol, cuando
desciende al signo que se opone en medio de la zona habitada de la Tierra
y la línea de Arín y se le opone la Luna o está en conjunción con él, los dos
lanzan los rayos a la superficie de la Tierra y por el paso del centro de la
esfera del Sol y la violencia del movimiento del cielo, hacen que el aire
se haga más ligero por el reflejo de sus rayos desde la esfera de la Tierra
y cuando la Tierra se vuelve densa desde el centro, perpendicularmente,
por donde el movimiento es más ligero, como dijimos anteriormente
(fol. IIZ'), el aire se aligera mucho y su movimiento se hace más rápido,
porque está preparado para la aceptación del movimiento celeste en cuanto
a ligereza; tambikn el movimiento del mar se hace más fuerte y crece
por la fusión del aire y tanto su movimiento como el desbordamiento se
hacen más grandes.
97) El Sol en el mes de agosto entra en el signo de Virgo y se
aproxima y cruza la línea de Arin y cuando llega se le opone la Luna o se

m 227. En el texto aparece un espacio en blanco.


f6g1 LAS DIAREAS ~ E G Ú NUN MANUSCRITO ÁRABE 203
pone en conjunción con él, produciéndose el gran flujo, el conocido por la
gente como el desbordamiento de agosto y s610 aparece a los ojos de las
gentes en dicho mes de agosto, porque el Sol actúa en el aire por su lige-
Triza, antes de aquello, e influye sobre el centro de la esfera de la Tierra por
la marcha de su apogeo Iiacia su perigeo y cuando se aproxima la estancia
al signo de Virgo, aparece aquel gran desbordamiento y se hace patente
en el océano y en todos los golfos que salen de él. Éste es el desbordamiento
conocido por el vulgo como el c~desbordamientode agosto));después de él.
a mediados de mes, se da el gran flujo anual. Yo lo he observado en el río
de Sevilla, lo vi tal y como se presenta: se extiende sobre la tierra casi
un codo. Obsérvalo y lo comprenderás, si Dios quiere.

Acerca del conocimiento del tiempo verdadero del flujo anual

98) El flujo anual es, en verdad, más importante que el conocido


por el udesbordamiento de agosto» y se produce cuando el Sol se halla
(fol. xxzv) al final del signo de Virgo, en el grado que se opone a la línea
de Arín y está en medio de la Tierra, junto a su centro, entre el apogeo
y el perigeo, produciéndose su oposición con la Luna en este lugar ya des-
crito. Los expertos marinos de occidente lo conocían y seguían con la
vista su crecimiento a partir del desbordamiento de agosto y le llamaban
el desbordamiento del calor.
99) A este gran flujo se le opone otro que se da cuando el Sol está
al final del signo de Piscis y en el grado opuesto a la línea de Arín, aspec-
tando también este grado que está en el signo de Virgo. Cuando se le
opone la Luna o está en conjunción con 61. en cualquiera de estos dos
tiempos, se da el flujo llegando al límite de los flujos anuales.
roo) Los dos reflujos anuales se producen cuando el Sol está en su
apogeo o en el perigeo. Mucha gente no conoce el flujo de Piscis, porque
se produce en el período de invierno y la gente sabe que entonces hay inun-
daciones. Por eso mencionaron el desbordamiento de verano y se abstuvieron
de mencionar el de invierno. Ocurre que el agua marina que está en el
cuadrante norte es más duraZ28en e1 periodo de invierno que en el de
verano, por alejarse el Sol en la mitad sur, y por ello el cuerpo del agua
no admite la mayor parte del movimiento, todo lo contrario a su compor-
tamiento en el período de verano, debido a la condensacibn en el período
de invierno y su fusión en el periodo de verano. La explicación clara de

228. Se refiere a que las aguas se hielan en las zonas árticas


aquello vendrá más adelante al hablar de los mares y los ríos opuestos
al flujo y al reflujo, si Dios quiere.

XXIV
CAP~TULO

Acerca de lo dicho sobre los mares que salen del oceano y lo que les llega del fluJ<p
y del reflujo

101) Seis son los grandes mares salientes del océano: tres de la regi6n
de oriente y tres de la de occidente.
102) El mar de la India sale de la región de oriente, en el cuadrant-
sur, a trece grados detrás del Ecuador, y es el mayor de estos mares y el
más rico en estrechos; en E1 están todas las islas de la India y allí desem-
bocan, también, el Tigris y el Eufrates; hasta lo más bajo del Tigris y
del Eufrates llega el flujo diario, así como sobre los confines de la India.
En este mar está la desembocadura del Indo, por el cual sube el flujo
anual como sube por el Nilo de Egipto, y sobre él están los sembrados de
la gente del país y están establecidas muchas ciudades; el nombre de la
más grande de estas ciudades es al-Mansüra.228
103) De este océano fndico sale otro golfo230 que pasa entre la región
de Abisinia y la tierra del Yemen, siendo la anchura de su estrecho de
casi dos parasangas. Este mar llega hasta las proximidades de la iiteca
- ennoblézcala Dios -. Entre este golfo y lo que le une con el océano
fndico, que llega a lo más bajo de Basora, está el corazbn del país
de los árabes y desde sus orillas embarcan hacia el país de la India; la
longitud de este mar es de 8.000 millas y su anchura de casi 2.000, según
han dicho las gentes.
104) A este gran mar se le opone por la región de occidente otro
mar,23' que sale del océano en la parte occidental del país de Sudán, que
acaba hacia las proximidades de los Montes de la Luna232 y en él están
la desembocadura del Nilo de Egipto, las fértiles islas de Sicilia y Mallorca
y otras. Su longitud es de 6.000 millas y su anchura de casi 400.

229. La ciudad de al-Mansüra fue fundada por M a n ~ ü rb. Yamhür-al-Icalabi.


A partir de 871 fue capital. bajo dominación musulmana, del Sind.
2 3 0 El m a r Rojo.
231. E l mar Meditexbneo.
232. Este nombre, Montes de la Luna, lo encontramos en Tolomoo. que reco-
giólas noticias de Marino de Tiro, al cual se lo había contado un mercader de Atrica
llamado Diógenes. Dice que dos rios que nacen en sendos lagos se reúnen en el grado 2
norte, para formar el Nilo y estos lagos so alimentan de la fusión de las nieves de los
montes de la Luna. Estos lagos son el Alberto y el Victoria. Los montes de la Luna
so han identificado con el Kilimanyaro.
105) Por oriente se le opone (fol. 1137) el mar llamado de ?ur+&in,2=
del cual se dice que no se une con el océano y que para llegar a 41 hay
que atravesar montes elevados, y esto es verídico; sus orillas se parecen
en fertilidad a las del Mediterráneo y las de sus islas.
106) El mar Báltico sale de la región de occidente, entre el 6.0 y
el 7.0 clima; tiene muchos estrechos y en su parte inferior hay muchas
islas que se conocen por las islas de los Magos236 y sobre él están las moradas
de los Banü Jafet, los cuales sacan de este mar sus medios de vida y su
pesca.
107) Frente a la región de oriente está el mar de Gog y Magog.236
&te es el número de los mares que salen del océano.
108) Se ha dibujado la geografía de la Tierra por medio de dos
imágenes distintas, dc forma redonda y plana, para que vea claro el que
mira en ellas la manera de comportarse el flujo y el reflujo y sus particula-
ridades con respecto al océano (fol. 114~) y dónde acaba el flujo
mensual de estos mares, dónde está el fin de aquel mar y sus limites. Casi
no se aprecia el flujo mensual en sus partes más lejanas y con mayor
razón no se aprecia el flujo diario, excepto para quien lo observa atenta-
mente, porque no se da ni en su final ni en su mitad, pues cuando llega
al limite en el flujo, empieza el reflujo y por tanto éste le ayuda y contra-
rresta. El flujo anual llega al extremo de los mares y es evidente en ellos
el tiempo de crecimiento y mengua en el momento en que llega hasta el
limite en todas las costas de los mares y ensenadas que arrancan del océano,
como los golfos de la India y Constantinopla y del río Indo, el Nilo de
Egipto y otros.

CAP~TULO
XXV

Acerca del conocimiento de la causa del flujo de los golfos, ensenadas, ríos
y de los tiempos de estos desbordamientos

109) Cuando se reflexiona acerca del desbordamiento diario, se


ve que éste no traspasa la orilla del océano o los mares que están
próximos a él; el flujo mensual alcanza el extremo de aquellos mares,
pero que cuando llega al limite, empieza el reflujo y como el tiempo es
demasiado breve, no sube por los canales que arrancan del oceano, ya
que su duración es de siete días subiendo y siete bajando.

233. El mar Caspio.


2 3 4 En los manuscritos antiguos se da el noinbre de islas de los Maaos a las
paises escaridinavos.
235. Mar de la China
rro) La duración conocida del flujo anual es de tres meses (fol. rr5r)
subiendo y tres meses bajando, y cuando el océano llega al limite del re-
flujo anual es cuando el Sol está en el principio de Cáncer o Capricornio,236
que es el momento en que empieza el flujo, y no cesa de aumentar poco
a poco e n u n transcurso d e tres meses Iiasta que llega al limite del desbor-
damiento; esto ocurre cuando el Sol cstá al final del signo de Virgo, pues
e n este momento el mar está e n el limite de la fusión y en la máxima
aceptación del movimiento celeste.
r r r ) Cuando a aquel flujo anual se le une el flujo mensual ( y ello
ocurre si se encuentran e n oposición el Sol y la Luna sobre la mitad de
la esfera),se produce el mayor desbordamiento e n el océano y entra desde
los golfos próximos a él, hasta los extensos mares más remotos, los llena
los incrementa; alcanza los lagos y ríos, y el Nilo de Egipto y el Indo
se desbordan aquel año de manera extraordinaria; lo mismo les sucede a
las restantes ensenadas y golfos que están sobre las orillas de los mares,
el mar de Siria, India y otros.
112) Las épocas en que se producen todos estos fenómenos son
conocidos por los pueblos que viven en las costas y tienen asi una guia
para conocer la fertilidad del año, al observar los desbordamientos. la
abundancia de lluvias y la mezcla de las aguas con los vapores. Después
de todo esto, descienden durante el año de una manera exacta, sin sufrir
cambio alguno.
113) Se dice que el rey de la India tiene e n su palacio u n gran lago,
al que llega u n brazo del mar; este lago sc llena cuando se produce el flujo
y penetra e n él el océano. El rey tiene u n mirador sobre el lago y cuando
llega el desbordamiento al límite de sus orillas, lanza en su interior una
barra de oro,23' que n o es sacada sino por su heredero, conociendo por
este medio la extensión del reinado de su predecesor y el número de años
236. Efectivamente: los má.ximos reflujos anuales se producen en los solsticios,
como el autor indica.
237. Sobre este relato encontramos en 1s obra de al-Mas'Üdí un pasaje en el
quc dice: uEl palacio del Mahra? (o Mahrajá) domina un pequeño estanque, que
comunica con el principal golfo del Zube). (al-Zibig). El flujo hace e n t r a el agua
del mar en el golfo y el reflujo lo llena dc agria dulce. Todas las maiianas el tesorero
del rey llega con una barra de oro fundido. que pcsa un cierto número de libras. cuyo
peso exacto no he podido comprobar. y lo arroja al estanque en presencia del rey.
A la hora del flujo el agua sube y cubre estu haria, al mismo tiempo que cubre las
otras barras que están en el fondo, pero la marca baja las descubre y brillan bajo
los rayos del sol. a los ojos del rey que está sentado en la sala de audiencia, situada
sobre este estanque. Esto se continúa haciendo bajo todo el reinado, se echa una barra
de oro cada día, que nadie osa tocar. Peco a la muerte del rey, su sucesor retira todos
estos lingotes, sin dejar uno. Se cuontan, se funden y se distribuyen entre los miembros
de la familia real, tanto a los hombres como a las mujeres, niños, oficiales y criados,
observando el rango y prerrogativa de cada uno. Lo que sobra se reparte entre los
pobres y enfermos. El número y peso de las barras se inscriben en un registro y se
dice que tal rey ha vivido tales ailos.... (if. MAC~CJDI.Les prairies d$r,1, 175.177).
fértiles que hubo en la época anterior a la suya. De esta forma se comporta
el Indo. En cuanto al Nilo de Egipto me lo han referido quienes lo vieron
en el momento de la llegada de dicho río al límite del desbordamiento.

CAP~TULO
XXVI

Acerca del conocimiento de la causa del desbordamiento del río Indo y del Nilo
de Egipto por el flujo de Virgo, no por el de Piscis

114) El océano es necesario que crezca por los flujos de Virgo y


de Piscis, pero el flujo de Virgo, en la región norte, es más claro y más
eficaz; la causa de ello es que los mares en que desembocan aquellos ríos
están en el cuadrante norte de la Tierra y el Sol, cuando se halla en el
signo de Piscis, se aleja del signo de Capricornio, que es el más extremo
al que le llega en el sur y se le opone la Luna. El flujo de Piscis llega a
la región norte de la Tierra, pero el agua es fría y dura238 y no señala las
huellas, ni acepta el flujo rápidamente como lo acepta en la región sur
y el agua no sube en los mares nórdicos de la misma forma, pero se eleva
de manera perceptible a quien lo observa, hasta el punto de que rechaza
al Nilo de Egipto y al Indo y entra en ellos con una crecida evidente,
aunque no llega a desbordarse sobre la superficie de la Tierra. Esta cre-
cida es conocida por la gente de Egipto como el desbordamiento al-Salibi.z39
115) Cuando el Sol llega al principio de Cáncer,24ose produce el re-
flujo anual y cuando la esfera del Sol vuelve hacia el sur y pasa a descender
del signo de Cáncer al de Virgo y se le opone la Luna o bien está en con-
junción con ella, aumenta el desbordamiento por la fusión de las aguas
de los mares nórdicos, porque el regreso del Sol (fol. 115r) hacia el sur
aparece ante nosotros como la repetición de su estancia en este cuadrante
norte, y dada la gran inundación del Nilo de Egipto y del Indo se produce
el flujo de Virgo, la inundación no llega a esos extremos cuando se halla
en Piscis. El calor es más violento y más fuerte para nosotros, pues el Sol
está muy próximo, marchando desde el principio de Cáncer al principio
de Capricornio.

238. En el Artico, al estar heladas las aguas, no se perciben las mareas.


239. Que quiere decir cruzado.
240. Esta afirmación es acertada. porque al entrar en este signo comienza al
solsticio de verano.
CAP~TULO
XXVII
Acerca de1 conocimiento de la causa de la decrecida del Nilo de Egipto y del Indo,
después de la llegada al límite del desbordamiento cada año

1x6) La decrecida de estos ríos, después de haber llegado al limite


del desbordamiento anual, tiene una causa natural, y ésta es que cuando
en algunos años el Sol llega a estar en el cenit del punto de Arín, no se
le opone la Luna ni está en conjunción con ella; antes al contrario, está
en cuadratura y los planetas, a pesar de ello, están estacionarios en el
Zodiaco, y el aire y el agua empiezan a espesarse un poco e impiden al
mar aceptar el movimiento celeste y el flujo no llega a su fin y no actúa
normalmente. Al no actuar normalmente el flujo, el mar no llega a entrar
en estos ríos y por tanto no alcanza el limite del desbordamiento, puesto
que las luces de los astros son las que actúan en la atmósfera y en el agua,
a las que calientan con los rayos que reflejan por toda la superficie de la
Tierra, hasta el punto de que el agua y la atmósfera se vuelven mucho
más fluidas y aumentan la velocidad de sus movimientos de tal modo
que cuando la Luna se eclipsa, aparece el influjo del eclipse en la pequeñez
del flujo del mar.
117) Esto me lo contó quien lo había observado; lo observé yo por
mi parte y lo encontré tal y como se me había dicho (fol. rxgV).
Aunque el eclipse tuviera poca influencia en el flujo del mar, en conjunto
ejerce más influjo en el crecimiento que cuando la Luna lo aspecta en
cuadratura, porque no hay eclipse sin oposición.

CAP~TULO
XXVIII
Acerca del conocimiento de la causa del crecimiento del río de Egipto y del Indo
hasta el límite del desbordamiento
118) Este fenómeno se verifica de manera contraria a como se pro-
duce la decrecida. Cuando el Sol y la Luna llegan a oponerse sobre el
grado opuesto a la línea de Arín y está en oposición o conjunción con ella
y llega a estar el Sol con Venus, Marte y Mercurio y la Luna con Júpiter y
Saturno, el mar se levanta ea aquel año y se desplaza, consiguiendo
el extremo del flujo, porque le influyen todas estas luces desde el calor
en el aire y la temperatura. Si llegan a coincidir los siete planetas en Piscis
o Virgo, en el grado que llega al Ecuador, se produce casi un d i l ~ v i o . ~ ~ l
2 , Inftnencia astrológica evidente. El autor debla conocer, sin duda, e1 Libro
dc las po#ieda&s de los elemewlos. falsamente atribuida a AristStelos. Véase el pá-
rrafo 31 de nuestra introducciún.
1x9) Cuando el mar avanza hasta el extremo del flujo, sube hasta
el confín de los mares y entran todas las aguas de los ríos extendiéndose
hasta el limite; por esta causa se desbordan el Nilo de Egipto y el Indo
con un desbordamiento extremo.=" Los pueblos que habitan sobre sus
orillas calculan por medio de las estrellas los años futuros y les es posible
distinguir el año fértil del estéril. Este conocimiento lo aplican a los a&-
mentos, mejoran su estado y la gente cambia de aquel país. Entiéndelo,
si Dios quiere.

CAP~TULO
XXIX
Acerca de la refutación de quien dijo que la causa del desbordamiento
del Nilo era un torrente

120) El conocimiento de esto se obtiene a través de numerosos


indicios, pero en verdad el que mira se contenta con uno solo de ellos y éste
es que el Nilo, cuando se desborda, inicia su desbordamiento coinci-
diendo con la entrada del Sol por Cáncer hasta su descenso por el final
del signo de Virgo, y la gente tiene la certidumbre, antes de su desbor-
damiento, de que su flujo es de dos meses.
121) El rey de Egipto tiene en medio del Nilo una columna, que
tiene unas líneas grabadas,Zm por medio de las cuales se sabe la cantidad
de su subida diaria.Z4P Su desbordamiento se produce siempre en el mismo
tiempo, y éste es el que ya se ha descrito y explicado. Si fuese ocasionado
por un torrente, cambiaría más o menos, pues lo mismo existe el torrente
2+2. El autor del manuscrito atribuye, equivocadamente, el desbordamiento
del Nilo a las mareas. ya que este desbordamiento se produce por las lluvias torren-
ciales aue se dan en las montañas de Abisinia. El error es corriente oor la iznorancia
"
que entonces reinaba a este respecto. debido, en gran parte. a l desconocimiento del
lugar del nacimiento del Nilo, o sea el lago Nyansa Victoria.
~ $ 3 . Hemos sobreentendido la palabra ngrabadasn. que no aparece explícita en
el tcxto.
244. Originariamente l.? crecida del Xilo se media por medio de la sonda (d-
rafao.a).Más tarde aparecen los nilómetros o miqyss. El de la isla de Rodvs fue cons-
truido por el caiifa omeya Solimán en 716. Consiste en un pozo revestido de piedras
de sillería, en cuyo centro se levanta una coliimna octogonal con una escala grabada
en antiguos codos árabes, equivalente cada uno a 0.54 m. Cuando el agua está baja,
llega a ' ? codos. A 15 codos y 213 el Nilo está hion para regar y ec cuando antigua-
mente se rompían los diques de los canales de riego. Hay otro en la isla de Elefantina,
sl que se refiere el autor de nuestro maiiuscrito, o sea la 3azirat Arwan de los árabes.
MahmÜd Bcy, en 1870. lo restauró, despues de xoo años de abandono. Los peldaños
de la escale; son de época imperial romana. y 1% indicaciones están en codosgriegos.
Estrabón lo describe así: @Esun pozo costruido en piedras de tallas regulares, en la
orilla del Nilo, en el cual se inscriben lai crecidas del río, tanto las mayores como las
pequeñas y rnediailas, porque e1 agua del pozo sube y baja can el nivil del río. Hay
señales en las paredes del pozo, que son la gradriución tanto de las alturas de nivel
necesario para 1s irrigación, como de otras alturas...ir (cf. Encydopddie de I'Islan,
3. 562-563, urt. Miqyas).
27
en otro tiempo distinto a aquel fijado y, en cambio, no ocurre así.%" De
ello proviene que los expertos que hay entre los habitantes de Egipto
cuando ven la fuerza del calor y la inflamación del aire, saben que el Nilo
crecerá, porque la fuerza del calor funde el aire.
122) Entre esas causas está que el lugar de su curso en Asuán- el
fin de la llegada de la crecida del mar- no guarda relación en cuanto
a la anchura con el Nilo del Delta de Egipto. El Asuán es un río como
otro cualquiera. Su anchura es fácil de medir y es de ... z46;en el Bajo
Egipto es de más de IOO millas y no creozP' que sea debido a un torrente
que corre por espacio de medio mes, el que pueda explicar la relación
entre el curso de su parte alta y su parte baja en cuanto a su volumen,
como sería si su parte alta fnere debida a un torrente que llenara su
parte baja.
123) La gente de Asuán observa cómo entra la crecida y colocan
vigías. Los guardianes vigilan el río durante el día y cuando se extiende
la noche cogen una caja de barro, colocan en ella una lámpara y la ponen
sobre una piedra preparada junto a ellos para ese fin y empiezan a oúser-
varlo; cuando se extingue la luz de la lámpara por la subida del agua, saben
de una manera cierta que la subida llega al máximo. Cuando notan que
empieza el reflujo, escriben al rey de Egipto haciéndole saber que ya
llegó la crecida máxima en el tiempo adecuado. Cogen el agua suficiente
para beber y entonces se manda romper los diques que están sobre las
bocas de los canales de las fuentes y el Nilo se desborda a la vez. Todas
aquellas fuentes se cierran en el momento de la crecida del Nilo, con ma-
dera y tierra para reunir toda el agua potable que corre en el Nilo y au-
menta e inunda toda la tierra e impide por completo la entrada del agua
salada. Si fuera un torrente no habría necesidad de hacer esto y se abri-
rían las bocas de los canales de los manantiales en cuanto empezase a
aparecer.
124) Si las causas fuesen torrentes y engrosasen los ríos que están
junto a la orilla del Nilo y no tuviese, por tanto, el agua de mar que entra,
el torrente correría, realmente, desde la región en que naciese hasta el
mar, ya que la parte baja del Nilo es más ancha que la parte alta.
125) La distancia que sube el mar en el Nilo es de 20 millas, al
igual que lo que hace en los restantes ríos a los que les alcanza el flujo
y el reflujo; si el mar encontrase el Nilo vacío de agua potable, llegaría
hasta.248 Asuán, lugar donde termina la entrada del agua marina, porque
245. Nucstro autor prescinde por completo de la influencia que pueden tener
I r o lluvia en el fenómeno del Nilo.
246. Ilegible.
247. Hemos supuesto que csta palabra podía tomarse como fa-& azunnuhu.
2 4 . Hemos sustituido la palabra mi%, que aparece en el manuscrito, por la
preposición ilü.
[771 LAS ~ ~ X A R E ASS&
S UN MANUSCRITO ARABE 2x1

el agua exige por su naturaleza el que su superficie sea una esfera llana
por todos sus lados, de tal manera que la distancia de su superficie con
respecto al centro sea una relación Única o sea que las líneas que salen
del centro hacia lo que está rodeando sea siempre la misma. Y nuestra
teoría es que el agua es una superficie en su principio (a), en su mitad (b)
y en su final (c); de cada una de las letras de la figura sale una línea
hacia el centro y es necesario que una de las líneas sea más corta que las
otras, porque el agua exige el centro con la misma intensidad y no hay
ningún lugar, por principio, que sea más profundo (fol. 116").
126) Entre las cosas que sirven para demostrar que no tiene su
origen en un torrente está .que cuando .se abren aquellos manantiales
y se perforan aquellos muros y el Nilo inunda los lagos de Egipto, la gente
de Asuán lo conoce248 y dice en este momento que el Nilo ha inundado
la tierra de Egipto, porque esto es evidente por el repentino flujo de las
aguas. Si fuese un torrente al estar ellos en la confluencia dirían: (<Ha
aumentado la lluvia por las tierras que cruza el torrente.))
127) Y entre las razones que nos ocupan está que el meandro que
forma junto al país de Abisinia, desde los montes de la Luna, no se des-
borda de acuerdo con la crecida del Nilo, que es de tres meses, ni se
levanta sobre la faz de la tierra. porque cuando aumenta fertiliza sus
orillas, según la opulencia de su extensión y cuando disminuye su cre-
cimiento, se planta sobre eiias, tal y como lo hace la gente de SiyiImása;
y si el desbordamiento del Nilo se debiera a un torrente y ambos proce-
dieran de una fuente única, su trabajo seria también uno solo. Pero
tampoco queremos decir que la causa del desbordamiento del Nilo sea
únicamente el mar.
128) Si se tratara exclusivamente de un torrente de agua, el flujo
no penetraría por el Nilo, y las orillas de éste por Egipto se extenderían
de modo parecido a las costas contiguas; si no existiera un curso de agua,
se obstriiiría, puesto que el mar, al subir la marea, produce una barra en
las costas. Las dudas de las gentes de Egipto se deben a que no conocen
todas las causas, ya que no han estado en sus fuentes, que se encuentran
en los montes de la Luna, que en su mayor parte están deshabitados.
En cambio la gente del Indo no duda acerca de la causa de su crecida,
porque procede de los montes de su pais y en sus orillas hay nevadas fre-
cuentes. Este rio se desborda en verano y es sabido por la gente que en
verano no llueve; la causa de que crezca en esta estación son las precipi-
taciones invernales, cosa que se comprueba por los sentidos. La gente de
Egipto no tiene ningún testimonio sobre la verdad de lo que ocurre respecto
al Nilo y al estar alejados de sus fuentes, no se dan cuenta de su flujo y

249. El manuscrita indica nota. pero Bsta es ilegible.


27'
reflujo, que disminuye al alejarse de las orillas del mar océano confundiendo
así sus ideas. Y Dios es el que ayuda. No hay otro Señor.
129) Ésta es la imagen del país de Egipto y del Nilo con su meandro
entre los dos montes de Muqatam; de las dos Pirámides y de cómo corre
desde los montes de la Luna y cómo desemboca en el mar Cirio y cómo
forma su arco en el mar de Abisinia. Y aprende esto por Dios, el que lo ve
todo. No hay otro Señor que Él.

XXX
CAP~TULO

Acerca del conocimiento de l a existencia de las tempestades del mar


en invierno y en verano

130) Esto depende de la agitación del aire por los vientos que con-
curren en un lugar, sin contar otra causa, la de los accidentes terrestres
que la rodean. Le influyen las leyes celestes superiores y sus movimientos
sobre la superficie dc la esfera del agua y la tierra, al sur y al norte, son
movimientos agitantes que están más cercanos al movimiento estacionario
que al movirnicnto de revolución.
131) Ya se han explicado en otro lugar los tres movimientos exis-
tentes: el movimiento desde el centro, hacia el centro y alrededor de1
centro. He aquí que los vientos, de los que hemos hablado, soplan agitando
el mar y esto se ve por medio de los sentidos; estos vientos son más fuertes
en el período de invierno.zs0
132) Ya se conocen las opiniones todas de otros autores, así como
sus libros; nuestra palabra está en estos capítulos precedentes.
133) Los movimientos del mar se deben a la ley de los movimientos
estelares y a la luminosidad de las estrellas, que influyen en el mundo
sublunar corruptible, en el flujo y reflujo, la formación y la disgregación,
el crecimiento y decrecimiento, para llevar a cabo de esta forma el pro-
pósito de nuestro Creador- ensalzado sea su nombre - sobre la creación
y el beneficio útil, organizado de manera tal que lo que acaece debido a
su ciencia, está reglado conforme a unas leyes únicas.
134) De todo esto, parte está tomado de distintos lugares, parte
procede de substituir unas cosas por otras y parte de lo que se ha cogido
de otros libros.
135) Terminó el libro. Alabado sea Dios único y bendiga Dios a
Muhammad y su familia. Se acabó en el rx de Safar del año 588.z53 Dios
tenga misericordia de quien lo escribió.
250. Espacio en blanco en el manuscrito.
zgr. Corresponde al z 7 d e febrero de irgi de la era cristiana.

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