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Relación entre la doctrina teológica de la creación y las teorías biológicas de

la evolución

Autor: Santiago Collado González. Subdirector del grupo de investigación


"Ciencia, razón y fe" (CRYF) de la Universidad de Navarra

Teoría de la evolución
La publicación del "Origen de las Especies" de Darwin en 1859 supuso la
consolidación de una visión de la naturaleza que ya se venía fraguando desde
hacía más de un siglo gracias a la gran cantidad de datos reunidos por los
naturalistas. La concepción fijista de las especies fue siendo sustituida a lo largo
del siglo XVIII y XIX por otra de tipo transformista. Esta última postulaba que todas
las especies existentes provenían, mediante diversas transformaciones, de otras
más primitivas y comunes y, por tanto, no habían permanecido siempre en sus
formas actuales como se pensaba entonces.

Inicialmente la reacción de los cristianos, en general, fue de rechazo. Las causas


de dicho rechazo procedían del tipo de racionalidad filosófica imperante en ese
momento y de la aparente incompatibilidad de lo que proponía la nueva teoría con
lo que narran las Sagradas Escrituras sobre el origen del mundo, de la vida y, en
particular, del hombre. No obstante hubo pensadores que no veían
incompatibilidad entre la nueva ciencia y la fe. Por ejemplo, Newman menciona la
hipótesis de Darwin en una de sus cartas diciendo que no encontraba en ella nada
contrario a la religión.

El mecanismo darwiniano pasó por distintas fases en cuanto a su grado de


aceptación por parte la comunidad científica. El mismo Darwin llegó a considerar
que no era el único mecanismo causante de la evolución. A lo largo del siglo XX
se consiguió hacer una síntesis de las propuestas darwinistas con los principios de
la genética descubiertos por Méndel también en la segunda mitad del siglo XIX.

Nadie discute en el ámbito científico lo que ya se llama "el hecho" de la evolución,


es decir, que todas las especies animales, incluido el hombre, no han existido
siempre como las observamos, sino que proceden de otras anteriores por
evolución o transformación.

Evolución y cristianismo
En cuanto a la relación de las teorías evolutivas con la fe cristiana se puede decir
que se han dado cuatro posiciones básicas por parte de los cristianos:

1. Incompatibilidad entre la fe revelada y las afirmaciones de la ciencia.

2. Compatibilidad entre fe y ciencia ya que ambas pertenecen a esferas del


conocimiento que son completamente independientes.
3. Los datos de la ciencia actual no sólo no son incompatibles con la fe sino
que la refuerzan y ofrecen elementos para una confirmación científica de
tesis propias de la fe.

4. Ciencia y religión se mueven en ámbitos metodológicos distintos y


autónomos pero existe armonía y complementariedad entre ambas.

Estas posiciones son la consecuencia del modo de ver la relación de Dios con el
mundo y con el hombre.

La primera posición –incompatibilidad- depende de una interpretación literalista de


la Sagrada Escritura, es decir, surge como resultado de considerar que la Biblia
ofrece datos de carácter científico sobre el mundo y la aparición del hombre.

La segunda opción, compatibilidad desde la completa independencia, ha sido


también defendida tanto por creyentes como por científicos no creyentes. Aunque
esta tesis puede parecer correcta porque no ve incompatibilidad entre ciencia y
religión, en realidad aísla nuestra experiencia del mundo, a la que hoy en día
contribuyen de una manera decisiva las ciencias, de nuestro conocimiento de
Dios. Este enfoque separa completamente a la creación, que queda recluida en el
ámbito de la fe subjetiva, de la evolución. En realidad esta posición es equivalente
a la deísta, que pone a Dios en el pasado y deja el presente en manos de los
procesos naturales y fuera del alcance de la acción divina. El problema es que si
Dios no es necesario para explicar el presente, ponerlo en el pasado acaba siendo
una opción basada en preferencias subjetivas o de fe, pero no sustentada por
argumentos verdaderamente racionales.

La tercera opción es la que defienden los partidarios del nuevo movimiento


conocido como "Diseño Inteligente". Para ellos los recientes descubrimientos de la
ciencia, en particular de la bioquímica, ofrecen evidencia empírica de la existencia
de un diseño inteligente. Aunque en general no se pronuncian sobre la naturaleza
de esa inteligencia, está claro que apuntan, algunos a veces lo dicen de manera
explícita, a que dicha inteligencia es la divina.

En realidad en algunos de los grandes pensadores cristianos de la época


patrística, y también medieval, se puede ver no sólo la no existencia de
incompatibilidad entre evolución y creación sino que incluso se consideran
complementarias. Sirva como ejemplo este texto de S. Agustín: «El universo fue
creado en un estado no totalmente completo, pero fue dotado de la capacidad de
transformarse por sí mismo desde la materia informe a un orden verdaderamente
maravilloso de estructuras y formas de vida». Otros padres como S. Atanasio, S.
Basilio y S. Gregorio de Nissa hablan también de la creación como un acto divino
que se despliega en el tiempo. En la época medieval san Buenaventura y santo
Tomás mantienen la misma perspectiva.

Evolución y doctrina teológica de la creación


En relación con la narración de la creación contenida en los primeros capítulos del
Génesis hay que tener en cuenta que el mensaje que se trasmite en la Biblia está
orientado principalmente a la relación del hombre con Dios, y secundariamente del
hombre con el mundo. El mensaje bíblico, también cuando se expresa en términos
cosmológicos, es de carácter teológico y antropológico. Las ciencias ofrecen una
perspectiva distinta: se centran en las trasformaciones materiales que ocurren en
el mundo físico. Olvidar esta distinción tiene graves consecuencias porque lleva a
considerar que la ciencia es la única que tiene autoridad para hablarnos de lo que
es el mundo. Esto ha llevado a desarrollar otros ámbitos de la teología en
detrimento de la teología de la creación. La teología de la creación es muy
importante porque de un Dios que no tiene una relación real con el mundo se
llega, al final, a una fe que se convierte en mero sentimentalismo. Es importante
encontrar la identidad entre un Dios creador y el Dios de la salvación. Esto evita
caer en una religión de la superstición o fideísta.

De acuerdo con los criterios exegéticos establecidos por el magisterio, y lo dicho


anteriormente, se podría resumir el mensaje teológico y antropológico contenido
en las narraciones yahvista y sacerdotal del Génesis en los siguientes puntos:

• Todo lo que existe depende de un único Dios.

• Lo creado es distinto de Dios, expresa un proyecto libre suyo que se


despliega en el tiempo con orden y gradualmente, participando este
proyecto de la bondad y perfección divina.

• El hombre y la mujer se asemejan a Dios más que ninguna otra criatura y


su creación se presenta como un nuevo acto divino rodeado de una
especial solemnidad y trascendencia

• Dios se empeña en la creación del hombre con una acción que indica la
donación de su propio espíritu. Hombre y mujer están llamados a una
especial intimidad con Dios, pero una relación en la que el ser humano es
libre y responsable de sus propias acciones.

• La creación no nace en un contexto de lucha o conflicto entre fuerzas


contrarias sino como acto de la voluntad creadora de Dios.

• Pertenece a la verdad originaria la creación de hombre y mujer a imagen y


semejanza de Dios. El hombre no procede enteramente de ninguna de las
realidades creadas previamente, no es el fruto de un proceso necesario
sino que Dios actúa de una manera directa pero sirviéndose de materia
preexistente.

• En relación con el ser humano se destaca la dependencia especial que


éste tiene para con Dios. Dicha relación se interpreta como una creación
directa del alma.
En estos puntos nada hay que se oponga o entre en contradicción con lo que dice
la ciencia sobre la evolución. Incluso, teniendo en cuenta los géneros literarios, se
invita a pensar en una "creación evolutiva" y se rechaza una "evolución creativa"
como defienden las doctrinas de carácter materialista.

ACTIVIDADES

1- EXPLICA LA 4TA POSICIÓN DE LOS CRISTIANOS FRENTE A LA


CREACIÓN
2- ¿CUALES SON LAS PERSPECTIVAS DE LAS CIENCIAS Y DE LA FE
SEGÚN EL TEXTO?
3- ENTONCES, ¿POR QUÉ NO SE CONTRADICE CIENCIA Y FE EN ESTA
TEMÁTICA?

Bibliografía
• J. Morales, El Misterio de la Creación, Eunsa, Pamplona 1994, pp. 123-138
(Capítulo VII).
• G. Tanzella-Nitti, Voz Creazione, en G. Tanzella-Nitti, A. Strumia
(eds.), Dizionario Interdisciplinare di Scienza e Fede, Città Nuova - Urbaniana
University Press, Roma 2001 (también en www.disf.org).
• Ratzinger, J., Creación y pecado, EUNSA, Pamplona 2005.
• M. Artigas, D. Turbón, Origen del hombre. Ciencia, Filosofia y Religión,
Eunsa, Pamplona 2007, pp. 87-96; 123-133 (Capítulo VI:Evolución y acción
divina y VII: Evolución y finalidad).
• Comisión Teológica Internacional, Comunión y servicio. La persona humana
creada a imagen de Dios, 23-VII-2004, nn. 62-70.
• Carlos Pérez (diapositivas) y Héctor L. Mancini (texto), El Origen del Universo,
Departamento de Física, Universidad de
Navarra,http://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/saber/origen-del-
universo.
• Collado González, Santiago, Teoría de la Evolución, en Fernández Labastida,
Francisco – Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia
filosófica on line,
URL: http://www.philosophica.info/voces/evolucion/Evolucion.html.

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