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44.23-25 Las palabras del salmista sugieren que no creyó que Dios lo
hubiera abandonado. En vez de eso, instó a Dios para que apresurara
su ayuda, preguntándose por qué Dios parecía dormido. Un paralelo
del Nuevo Testamento se encuentra en Mar 4:35-41, cuando Jesús se
quedó dormido en la barca durante la tormenta. En ambos casos, por
supuesto, Dios estaba listo para ayudar, pero primero quiso edificar la
fe de sus seguidores.