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Programa de Promoción de la Salud y Prevención

VIVIR EL CRECIMIENTO

 ¿Cuáles son las diferencias reales que existen entre hombres y mujeres?
 ¿Cómo afectan los estereotipos y prejuicios sobre la masculinidad y la feminidad a las
relaciones interpersonales y a las posibilidades de autorrealización entre hombres y mujeres?
 ¿Cómo vive el adolescente sus cambios?

Estas preguntas nos llaman a la reflexión: ¿qué significa crecer hacía identidades más adultas?
La sexualidad se vuelve muy importante en la adolescencia, justamente por todos los cambios que
el adolescente debe absorber y procesar. Pero el crecimiento y el sentido de la adolescencia se
extienden más allá de la sexualidad.

Ser mujer o ser hombre presenta posibilidades nuevas en múltiples ámbitos. Hay que asumir la
identidad, y pensar en cuestiones que previamente ni interesaron. Poder pensar con otros sobre lo
que está pasando se vuelve imprescindible. Los amigos tienen mucha importancia.

Todos se encuentran influenciados por las pautas sociales de su ambiente y generación, aunque no
estén siempre concientes de cómo los afectan. A menudo los estereotipos para esta generación
reflejan las pautas comunes de la generación anterior, y estos siguen teniendo cierto peso en la
forma en la cual los varones y las mujeres se perciben.

Las expectativas y los valores sociales establecidos para "lo femenino" y "lo masculino" constituyen
el sistema de "relaciones de género". Pensar desde el enfoque de género incluye intentar
comprender cómo son los roles que las mujeres y los varones ocupan en una sociedad que se
encuentra en cambio continuo. En generaciones pasadas, las mujeres no llegaban a ser presidentas
de compañías, doctoras, ni ministras. Las gran mayoría de las mujeres ni trabajaban fuera de sus
casas; se ocupaban de las casa y de los niños (los ‘hombres’ no lo hacían); los hombres eran los
únicos responsables del sostén económico de la familia. Los roles eran más fijos, con menos
opciones.

Hoy los jóvenes tienen más alternativas. Surgen una nueva masculinidad y una feminidad distinta,
en la que los varones tienen roles más igualitarios con las mujeres, en lo social, en el trabajo y en la
crianza de los hijos. Los varones forman vínculos afectivos más abiertos y expresivos. Las mujeres
optan por desarrollarse laboralmente y personalmente en forma más amplia. Pareciera tan natural
que así sea, cuándo esto, en realidad, representa un gran cambio ocurrido en pocos años en nuestra
sociedad. En muchos lugares más tradicionales, las innovaciones sociales en las relaciones de
género todavía no se han instalado.

Con tanto cambio, cada uno se enfrenta con el desafío de encontrar su propio lugar, proceso que
ocupa muchos años. No hay necesidad ni de apurarse ni de imitar a otros. El tiempo de descubrir y
lograr no está prefijado. Si uno crece a su propio ritmo y se da el espacio que requiere, se avanza
consolidándose. A medida que crece, la persona joven se encuentra con más elementos para tomar
decisiones con criterio y responsabilidad, de descubrir su propio potencial. Esto se procesa con
padres, con pares y con sí mismo en soledad. El tiempo de la adolescencia se aprovecha explorando
y disfrutando de la amplitud de los cambios.

Lic. Carola Diamondstein


Dr. Alberto Cirulnik

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