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ENSAYO

Título:

Modulo
Catedrático:
Alumno:
Curso
Fecha:
TITULO: las setentas semanas de Daniel

INTRODUCCION
TESIS

CONCLUCION

COMENTARIO

BIBLIOGRAFIA
Guía para la redacción de un ensayo exegético
este breve resumen con unos puntos que espero que sean de ayuda.
La exégesis y la redacción
Es necesario separar lo que es el trabajo exegético y la redacción del trabajo en sí. La
presentación en los ensayos casi nunca debe seguir el orden del método exegético. Los
método exegéticos están pensados para ayudar a «llegar al fondo» del texto; pero a la hora de
explicar los resultados a otra persona, el orden lógico de la presentación seguramente será
diferente.
¿Qué orden seguir?
Imagínate que tuvieras 30 minutos para dar una ponencia sobre el texto que has investigado.
¿Cómo explicarías tus descubrimientos? ¿Cuál es la manera más concisa, clara y persuasiva
para comunicar lo que crees que significa el texto? Habiendo hecho el esfuerzo de seguir el
método exegético, piensa en los datos que ahora tienes; es necesario decidir cuáles son los
más importantes. Posteriormente tienes que pensar en el orden de la explicación. Repito: es
probable que el orden de tu presentación no sea el que seguiste en tu proceso exegético. En el
«Rincón» hay más sobre el orden y la argumentación.
Las secciones del trabajo
El trabajo tiene que incluir, por lo menos, una introducción, el cuerpo, y una conclusión
(además, el trabajo debe llevar una portada y bibliografía, ver las «Normas bibliográficas»). A
continuación explico un poco acerca de cada uno de estos elementos:
La introducción
Es necesario incluir en la introducción una frase con una clara presentación de tesis. Es decir,
tienes que informar al lector –ya en la introducción– cual crees que es el significado del
pasaje que has estudiado. No le dejes en suspenso. Además, antes de la tesis puedes hablar de
algún interrogante o debate acerca del significado del texto, quizás algo que te ha motivado a
investigarlo más. Esto sirve para atraer la atención del lector.
El cuerpo
Luego, en el cuerpo del trabajo tienes que argumentar a favor de tu hipótesis. Busca la mejor
manera de convencer al lector que tienes razón. En este sentido no existe ningún orden fijo; el
orden dependerá de cuáles son los aspectos exegéticos más importantes a tener en cuenta para
llegar al entendimiento del pasaje. Según el texto, hará falta enfatizar el estudio léxico de
alguna palabra clave, algún dato del contexto histórico, alguna conexión con el contexto de
otros pasajes bíblicos, etc. Todo depende de cuáles son las cuestiones exegéticas más
destacadas para la interpretación del texto bajo consideración. Lo más seguro es que una
consideración exegética te lleve a otra, de modo que al final acabas estructurando tu
explicación según una progresión lógica que ayuda al lector a seguirte.

La conclusión
En la conclusión debes aprovechar para rematar el tema. No debería quedar la menor duda
acerca de lo que querías decir (si tienes razón o no es otra cosa). No utilices la conclusión
para meter argumentos nuevos. Todos los argumentos deben aparecer ya en el cuerpo.
Un ejemplo
Resumo aquí unas ideas para explicar la exégesis de Ro. 7:7-25. Lo que hay a continuación es
una explicación simplificada de cómo yo organizaría la redacción del trabajo.
Introducción
Empezaría hablando de la controversia sobre la interpretación de este pasaje, tal vez
explicando cómo históricamente la tendencia ha sido más a favor de ver a Pablo detallando la
lucha de un creyente con el pecado (hablando de él mismo), mientras que en las ultimas
décadas se ha puesto más de moda verlo como la experiencia de un no creyente, o tal vez de
una entidad corporativa. Después de haber explicado estos «problemas» exegéticos que han
motivado mi investigación, haría un planteamiento de hipótesis. Supongamos que quisiera
argumentar a favor de la postura de que el pasaje se refiere a Pablo mismo en su experiencia
como no creyente, antes de conocer a Cristo. Lo explico en una frase (y esto sería la
hipótesis), y luego quizá explicaría en unas frases más mi manera de proceder en la
argumentación.
El cuerpo
Aquí es donde tengo que ordenar los datos exegéticos que he descubierto. Según mi manera
de ver las cosas, hay dos preguntas que se tienen que contestar para entender este pasaje: (1)
¿el «yo» se refiere a un individuo o a una entidad corporativa?, (2) si es un individuo, ¿se
refiere a un creyente o un no creyente? Estructuro el cuerpo según estas preguntas.

1. El «yo»: ¿individuo o entidad corporativa?


Para contestar esta pregunta, tengo que echar mano de varios elementos de la exégesis:
 El «yo» como Israel
Empezaría considerando la posibilidad de que el «yo» se refiera a Israel. Explicaría unos
factores a favor de esta interpretación y unas en contra. Me llevaría a considerar temas de
lexicografía, como por ejemplo el significado de las palabras «vida» y «muerte» (v.9); tal
consideración me llevaría a pensar que se refiere no a Israel, sino más bien a Pablo (¿en qué
sentido se puede decir que Israel estuvo vivo antes que de la ley de Moisés fuese dada? Parece
que sería más correcto decir que ni existía como nación hasta la venida de esta ley).
 El «yo» como un individuo
Luego, consideraría las posibilidades de que fuera un individuo. Acabaré concluyendo que es
Pablo, pero debería considerar la posibilidad de que fuera Adán. Tal consideración me lleva al
contexto del AT, donde veo que el noveno mandamiento (que es el que Pablo cita) se da
mucho después de Adán, lo cual parece indicar que Pablo no puede estar hablando de él.
Luego, consideraría la posibilidad de que sea Pablo mismo. Esta posibilidad es la que más me
convence, pero la dificultad que veo con ella es que tengo que explicar cómo se puede
entender que era vivo y luego murió; concretamente, cómo se puede encajar esto con lo que
Pablo mismo dice en Ef. 2:1 (que todos nacemos más bien muertos). Recorro, entonces, al
contexto histórico y religioso, y veo la posibilidad de que Pablo, como los demás judíos,
podía haber pensado que murió cuando asumió el yugo de la ley en su «Bar-mizvah».
También tengo que explicar los significados de «vivir» y «morir» en el contexto de esta
interpretación.
Lo cierto es que voy mezclando diferentes tipos de datos exegéticos en mi explicación. No
sigo el orden del método exegético, sino el orden que parece más persuasivo para mi
argumentación (aunque todo lo que digo se basa en lo que he descubierto siguiendo el método
exegético). Lo que determina la organización de mi redacción no es el orden del método
exegético, sino la coherencia lógica y la retórica.    

2. ¿Pablo convertido o no convertido?


Mi tesis es que este pasaje trata del Pablo no convertido. Así que, debería explicar los
argumentos a favor, y también contestar los argumentos en contra. Puedo pensar en por lo
menos tres maneras de hacer esto:

 Comenzar argumentando a favor de mi conclusión


Una posibilidad sería la de empezar con los argumentos a favor de mi postura. Podría
empezar con el más fuerte o el más débil, depende de cómo son los argumentos y cuál sería la
manera más eficaz de presentarlos. Tal vez se puede discernir una progresión lógica entre los
argumentos, o una relación de algún tipo entre ellos. Los ordeno de la manera que me parezca
más convincente. Si lo hago así, tengo que, a continuación, explicar las objeciones a mi
postura e ir contestando estas objeciones.
 Comenzar contestando las objeciones a mi conclusión
Otra posibilidad sería la de empezar con los argumentos en contra de mi postura, y luego
seguirlos con los argumentos a favor. La decisión entre estas dos posibilidades depende de
qué presentación me parece más persuasiva y más fácil de explicar.
 Opción diálogo
Una tercera posibilidad sería la de establecer una especie de diálogo entre los argumentos a
favor y en contra, mezclándolos como si sus proponentes estuvieran presentes para discutir el
tema «en vivo». Tal presentación consistiría en la exposición de un argumento seguido
inmediatamente por un argumento contrario, seguido por la contestación de este argumento,
etc. Por ejemplo: empiezo diciendo que el «yo» en Romanos 7 está en la carne (v.14), lo cual
indicaría que no es creyente. Alguien que sostuviera la otra postura podría contestar diciendo
que puede haber cristianos «carnales» (1 Co. 3), lo cual indicaría que Ro. 7:14 no
necesariamente significa que el «yo» sea no creyente. Tengo que contestar esta objeción; tal
vez lo hago diciendo que una cosa es ser «carnal» en algún aspecto de tu vida como creyente,
otra cosa es estar «vendido al pecado» (final del v.14), lo cual parece caracterizar más bien al
no creyente (sobre todo, dado que Pablo dice en el capítulo 6 que ya no somos esclavos al
pecado). De esta manera establezco un diálogo entre las dos posturas y, si lo hago bien, puedo
incluir todos los datos exegéticos importantes de una manera muy persuasiva para el lector.
La conclusión

En la conclusión, vuelvo a rematar el tema. Repito mi hipótesis (con otras palabras, y con
algo más de convicción), y resumo los principales argumentos a favor. Debe ser de un párrafo
o dos. Según los lectores del ensayo, me permito incluir un párrafo al final con algunas
aplicaciones prácticas.
 
Conclusión
En fin, la idea es exponer los resultados de tus exploraciones exegéticas de la manera más
comprensible y persuasiva posible. ¡Separa el orden del método exegético del orden de la
exposición, y sé creativo!
2. Ejemplo del formato de un ensayo
Nota: este ensayo está aún «bajo construcción». Considero que hace falta algo más de
documentación, y un buen repaso por parte de alguien que me puede ayudar con la gramática.
No obstante, lo cuelgo de forma provisional para que tengáis otro ejemplo. Presta atención a
los comentarios en los márgenes.

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