Rucquoi - Peregrinos Medievales

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Peregrinos medievales

Adeline Rucquol

«N ADA más conmovedor que ver a esos pobres cruzados he-


rrar sus bueyes como si fueran cabaUos, engancharlos a
un carruaje de dos ruedas encima del cual colocaban su
pobre equipaje y sus hijos pequeños. Ellos, con las manos tendidas
hacia todos los castillos, hacia todas las ciudades que divisaban en el
camino, preguntaban si no era eso la Jerusalén hacia la cual se di-
rigían » (1 J.
{/ I G.';berr tK Nose"'. /l/. 2.

I"iiJ STA silueta del peregrino que lo ha d~cen a las mismas motivaciones o per-
I..!!J abandonado todo. su país. a veces su siguen el mismo objetivo. No todos son po-
familia o sus bienes, para encaminarse hacia bres o ris:os, proceden del campo o de las
alguno de los grandes sant uarios venerados ciudades. etc. En cambio, se puede dec ir que
en la Edad Media, es u na figura tan lípica los peregrinos constituyen un mundo, con la
como la del caba llero con su armadura o la diversi ficación y la complejidad que encubre
del pobre campesino acosado por la miseria. este término y en p leno acuerdo con la con -
Aunque la peregrinación y e l peregrino ha- cepción medieva l del universo .. múltip le y
yan sobrevivido a l Medievo. fue ésta. sin em- desordenado» de donde sa le el «-Orden» di-
bargo, la época de su mayor auge, y el cami- vino.
n ante que, descalzo, llevando a hombros su La diversidad se man ifiesta en primer lugar
bordón y su hatillo. se dirige por montes, a nivel de las motivaciones que empujan a un
nos, valles y mares a Roma, Jerusalén o San- individuo a h acerse peregrino.
tiago de Compostela, es, para nosotros. el El primer motivo. a la vez e l más conocido y
contemporáneo de Carlomagno. de Alfonso casi .. el mot ivo» por antonomasia, será la fe,
e l Sabio O de Ricardo Corazón de León. la devoción, el deseo de vivir mejor la re-
De hecho, los peregrinos tuvieron en la Edad ligión que anima a l cristiano a abandonarlo
Media tal importancia que muy rá- todo para marcharse. Según la etimología
pida mente se beneficiaron de un status es- misma de la palabra, .. peregrinus» significa
pecial. de una cierta protección por parte de .. extranjero» , y .. peregrinatio»: .viaje o es-
las «au toridades~, y, al principio, de una tancia en el ext ranjero», .viaje largo». El
gran popularidad. Estos privilegios hicieron peregrino es, pues , el viajante, e l que cami n a
que se fueran multiplicando los peregrinos a y que camina lejos. Esa primitiva con-
medida que pasaban los siglos. y que este cepción de la palabra. peregrino», según e l
crec imiento cuantitativo no se acompañara ideal de la Iglesia antigua y luego medieval,
siempre de una mejora cualitativa. Al final es ap licable a cualquier cristiano: si Cristo
de l Medievo, el peregrino aparece en Jos do- dijo .Mi reino no es de este m undo», el cris-
cumentoscomo asimilado a los .. vagos y ma- tiano en la tierra es un eterno extranjero, un
leantes». Su suerte ha sido parale la a la de viajero que sólo transi t a, esperando llegar
los pobres: en su principio ... ejemplos» o .. hi- finalmente a la tierra prometida, a llJama do
jos predilectos de Dios», se convierten fi- .paraíso». Y toda la vida humana no es más
n almente en .. crimina les», .. vagabundos» y que un largo viaje, un exilio. Pero los cris-
.. peljgrosos~. tianos no se quedaron ahí, s ino q u e intent a-
Son extremadamente diversos los pe regri- ron hacer más visib le esa. peregrinat io ...
nos que desde los p rimeros siglos del cris- En los ú l ti mos siglos de lo que está con -
tianiSmo recorren las rutas y loscaminos del venido llamar .. Edad Antigua», o sea entre
mundo. No existe un .. tipo» de peregrino. No los siglos lIT y V. tuvo lugar un importa nte
todos van al mismo santuario. No todos obe- movimiento ere mític o hacia los desiertos,
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El culto e Sen Mig4l ... e ct.• .,tolló le",.,.enel'l'le"le en Occidente; el 'Inalloter la Ed.d Madia. en lo ••Iglo. XIV y XV , el MonlS.lnl Mlchel
en Norl'l'l.ndl..... un cenlto de p ....egrlnaclón p.r. n iño. que Kudi.n el .anluerlo en grupo. "". o meno. numero.., • .

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los del Oriente Medio en particular. La ha-
giografía nos ha conservado ese recuerdo a
través de las figuras de San Jerónimo con su
león, de San Antonio y sus tentaciones, o de
Santa María Egipciaca. Movimiento ese que
conviene comparar asi mismo con la retirada
de Cristo en el desierto antes de iniciar su
vida pública. El ideal de] ermitaño persistirá
a lo largo de la época medieval a pesar de que
la religión se hiciera cada vez más «social. y
menos individual.
En Occidente, a partir del siglo VI, se añadió
a dicho movimiento un deseo misionero: e l
cristiano dejaba su pueblo, su casa, su fami·
lia, ya no únicamente para retirarse y medi-
tar, sino para ir a convertir a los no-
cristianos y ganar de esa forma el cielo, tanto
para sí mismo como para los otros. Esa
orientación nueva se aproxima más al ideal
de «mártir., ya que numerosos misioneros
coman el riesgo de encontrar la muerte de
mano de los «infieles •. Sin embargo, si el
ideal eremítico, aunque relativamente ex-
tendido, fue siempre un ideal individualista,
las misiones se convirtieron rápidamente en
empresas colectivas: basta recordar bre-
vemente las campañas de Carlomagno con-
tra los Germanos, Bohemios o Eslavos, la
Reconquista de los reinos hispánicos, las
Cruzadas, y, más tarde. fuera ya de la época
medieval, la «cristianización. de América.
Asi a o Africa.
Co n .t8rltlnoplalua duranle mucno tllmpO unl al-.pa ea,1 obHg. Sobrevivió. no obstante, el ideal individua-
tori l M .. V¡IJI I le TI.,'I Slnll. EIII plano dile eludid Iparec,
In u nl .. ¡ull" di 1420.
lista del peregrino que. movido por la sola fe
y deseando adquirir méritos con vista a su
salvación. se lanzaba a los caminos y em-
prendía su ruta hacia el santuario de su
elección. A partir de los siglos XII-XIII se
difundió en la mentalidad cristiana el ideal
de pobreza -ideal que no deb~ confundirse
con la realidad de la pobreza ...- . simbo-
lizado por la frase .Nudus nudum Christum
sequere», desnudo seguir a Cristo desnudo.
En este caso. lo mejor era natura lmente de-
jarlo todo para ir a la Tierra Santa y seguir
las huellas de Cristo, pisando la tierra que él
había pisado. El ir a Roma podía ser un sus-
titutivo valioso, ya que en esta ciudad se en-
contraban las tumbas de San Pedro y San
Pablo y vivía el representante de Cristo en la
tierra.
Ese tipo de peregrinación. a partir ya del
siglo XI, y más precisamente del XII. dejó de
ser totalmente «desinteresado» con la difu·
sión y el auge de las indulgencias. Las prime-
ras indulgencias aparecieron con las cru-
Ftenclleo di ...... "gur. Inlrl lO,p .. Ignno. aSantll90 di Com
zadas como medio para atraer a los cris-
po,ll'a, .. nlUlno l' qUI leudJo In 1211. tianos: a cambio de su participación en la
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J.'u •••• n 11.1 • • p.' •• 0. per-..,Ino•• l. met. m••• "tuN.d• . Tr••• u conqul.ta pOI' lo. a;'rclto. c,l.tI.no. y aun de.pu •• d. loU p.' di d ••
tOI p.,-..,inOI , •• Uz.ban .... ,daderOI dou,... da l. TI.rra Santa. con hOl'.rio preci.o., ... Iallal guiada • .

empresa bélica se les prometía una «rebaja plenaria. Reservado en principio a la sede
de condena» a cuenta del futuro pos t M
• papal, el jubileo fue concedido luego a otros
mortem. La noción de indulgencia en el sen M
centros de peregrinación, que consiguieron
tido de «rebaja de condena» -o de «indulto» atraer así regularmente a la masa de los pe-
cuando se trata de indulgencia plenaria- regrinos.
debe ser igualmente relacionada con la apa- Al peregrinaje originado por la fe y la de-
rición dentro del panorama teológico del voción conviene añadir la promesa o el voto
«purgatorio»: a la visión dualista Paraíso- de peregrinación, una especie de contrato
Infierno que había marcado diez siglos de entre el cristiano y el cielo en generala un
vida cristiana sucedió la ternaria Paraíso- santo en particular: a cambio de algún acon-
PurgatoriolInfierno. Todo «pecado» tenía tecimiento -una curación, el nacimiento de
todavía reparación después de la muerte en un hijo, la vuelta de algún ser querido, al-
el purgatorio, y esa misma reparación se POM guna protección especial-, el contrayente se
día rebajar o cumplir previamente por la compromete a efectuar una peregrinación a
adquisición de indulgencias. A partir del si- un santuario preciso, generalmente el del
glo XllI éstas se multiplicaron y los pe- santo invocado, y, si hace falta, encargar allí
regrinos tuvieron la posibilidad de acumular una serie de misas o visi tar un cierto número
días, meses y años de perdón a cobrar de un de iglesias. El voto, por supuesto, sólo se
purgatorio intemporal. cumple cuando la parte contraria también
El movimiento culminó con la procla- ha cumplido con lo suyo.
mación, en el año 1300, porel papa Bonifacio Otros peregrinos acuden al santuario para
VIII, del primer jubileo romano: todo cris- encontrar allí la curación de sus enfer-
tiano que realizaba una peregrinación a medades corporales o mentales. Cada san-
Roma el año del jubileo --cada 25 años más ° tuario regional o nacional pudo así reunir en
menos- se beneficiaba de una indulgencia un libro una recopilación de milagros rea-
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......_.,_
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lizades por el patrono de dicha iglesia o aba- Las peregrinaciones de enfermos se dirigen
día. Un estudio minucioso de esas recopi- generalmente hacia centros locales o regio-
laciones no sólo proporciona informaciones nales, casi nunca a Jerusalén, Roma o San-
y datos sobre las múltiples enfermedades tiago. Son peregrinaciones de gentes pohres
consideradas incurables que achacaban a los en su inmensa mayoría que, al ir de santua-
hombres del Medievo, sino también sobre la rioen santuario en estado de enfermedad, sin
procedencia, a veces lejana, de los enfermos. trabajo ni recursos, se transforman fácil-
Es conocida la odisea de dos paralíticos que, mente en errantes. mendigos, marginados.
en el siglo XI, saliendo del sur de Italia, reco- Aliado de esas peregrinaciones existen otras,
rrieron toda Italia y Francia, yendo de san- cuyos orígenes o motivos son muy diferentes.
tuariaen santuario, para encontrar al final la Es el caso de las peregrinaciones impuestas
curación en Rouen, en la iglesia de Saint- como penitencia, o sea: la peregrinación-
Quen.
castigo. La peregrinación expiatoria aparece
Los peregrinos eruermos suelen viajar jun- ya en el siglo VI, originaria de las regiones
tos , a veces acompañados por familiares sa- celtas y anglosajonas, en los primeros« Peni-
nos o peregrinos que les ayuden. Las siluetas tenciales». A la penitencia de la época an-
del ciego y el paralitico que se prestan mu- tigua, que era siempre pública, solemne y no
tuamente ayuda en su camino son muy ca- renovable, sucede la penitencia tarifada y
racterísticas y han pasado a la literatura y a renovable; a cada falta, a cada pecado, co-
la iconografía. Poco a poco fue apareciendo rresponde una penitencia particular: multa
una «especialización» de ciertos santos y, pecuniaria, ayunos, limosnas, y exilio más o
por lo tanto, de santuarios, en ciertas enfer- menos largo que se irán transformando en
medades; pero la especialización de San Ro- peregrinación hacia ciertos centros, según la
que en los casos de peste o San Lázaro en los gravedad de la culpa. A partir del siglo XI
de lepra, por ejemp lo, sólo es notable al final aparecerá la penitencia privada, que es la
de la época que tratamos, hacia los siglos que existe todavía en la Iglesia católica, y la
XIV yXV. peregrinación penitencial desempeñará" el
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papel de penitencia pública. A su vez, hacia
fin ales del siglo xm, la flagelación durante
las procesiones tiende a sustituir a la pe-
regrinación como penitencia pública.
El cristiano condenado por los tribunales
eclesiásticos ---o sea, la Inquisición a partir
de su creación en el siglo XIlJ-, cuya sen-
tencia era confirmada y ejecutada por la ju:-
risdicción civil, se veía imponer una pe-
regrinación a un santuario más o menos
aleja do de su lugar de residencia. En el Alto
Medievo ~ntre los siglos VI y XI apro-
ximadamente- el exilio expiatorio fue re-
servado a grandes personajes --como
«ejemplo» para el pueblo cristiano y mues-
tra a la vez de la «superioridad» del poder
espiritual sobre el temporal-, o bien a crí-
menes extremos -según el cri terio de la
época-: asesinato de parientes cercanos,
parricidio, robo de bienes eclesiásticos y
«crímenes sexuales» (sodomía, onanismo,
incesto -abarca los casos de con-
sanguinidad hasta el 7.° grado-, bestia- El Cullo a lo . . . nlol t aumaturgol con ",lita. a unl curaclOn l.
lid ad). Pero, poco a poco, la peregrinación a.p a c' aUzO an 101 llgl01 XIII y XIV , pero lo, anfermol, ' mpacldo ..
para lltlcOI olocoI ..,I,ill1ban gan ..almenlam', de un ,antua,~.
penitencial perdió su carácter excepcional y
se fue extendiendo a delitos más diversos y, ataques a l orden público: la condena a pe-
d iremos, corrientes. En primer lugar están regrinación permitió así a numerosas comu-
los d eUtos contra la religión: blasfemia, bru- nidades deshacerse de los elementos ociosos
jería, herejías; el tribunal de la Inquisición o molestos. Finalmente la tercer:a ca tegoría
impuso en esos casos el porte de una cruz de delitos así castigados son los come tidos
amarilla de fieltro en el hábito del peregrino. cO ll tra las personas: homicidios, heridas,
In mediatamente detrás vienen los deH tos adu lterio, rapto e incluso injurias o ca-
contra la propiedad, las falsificaciones y los lumnias. Claro está Que, al multiplicarse de

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esa torma, la peregnnación expiatoria per-
dió no sólo su contenido original, sino tam-
bién su valor formal. Rápidamente se im-
puso la práctica del rescate: el condenado
tuvo la posibilidad de rescatar su castigo se-
gún un baremo que variaba en función de la
importancia del delito y de la distancia de
peregrinación impuesta. Resultó así muy
provechoso para la hacienda comunal , real o
señorial el condenar a peregrinaciones res-
catables a cambio de una cantidad metálica.
Otros motivos. algo menos « de~prendidos»,
provocaban el inicio de la peregrinación:
motivos en parte o únicamente económicos.
En particular a este respecto, conviene des-
tacar el problema de las reliquias. cuyo culto
fomentó un intensísimo tráfico de ellas du-
ra nte la Edad Media. Baste recordar el nú-
mero de relicarios más o menos adornados
que existen en los tesoros de museos e igle-
sias, y la variedad de reliquias que contienen
- huesos, pelos, uñas , ropas , carne mo-
mificada o embalsamada, etc.- para darse
cuenta de la importancia que tuvo.
El culto a las reliquias -literalmente: a los
restos o residuos- de los que eran conside-
rados como santos, apareció en el siglo IV de
la Iglesia romana. La fragmentación de los
cuerpos y demás reliquias empezó tempra-
namente en Oriente, pero se difundió igual-
mente en Occidente a raíz de los desórdenes
consecutivos a las invasiones bárbaras o is-
lá micas. A pesar de las repetidas prohibicio-
nes, las reliquias se convirtieron en objeto
de tráfico comercial. Hasta el siglo XI, el
principal «productor» fue Roma, cJ.lyas ca-
tacumbas demostraron ser una especie de
mina inagotable.
El litio rle 10m I de Conlt.ntlnCIIPII por 101 hlrcol en 1453 eorto II
NII hlell 111 TI.'I Slnll r el 091 . .11. linio I 101 p.tr . .rlnol
A partir del inicio de las cruzadas -que se
como I 101 eom.,cllnl . .. desarrollaron conj unta mente con las empre-

Pedro el Erml1~o p'edeO ...In_ del ligio XI unl enludl 110. Clb."IJO. r .10. pobrl • . E.lo. ultimo. fueron d l_mldo • .n el c:lmlno
hiel. Jeru.lI'n oor 101 tu reo. In 10 • .

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sas comerciales de las mayores ciudades del de Santiago el Mayor. convenido en San·
Mediterráneo occidental- las reliquias de tiago Matamoros en España; peoro se pueden
procedencia oriental tomaron el relevo. Con mencionar. asimismo, San Denis en Francia,
el aumento de la demanda creció el tráfico, y San Miguel en Italia o Inglaterra, o los Reyes
se llegó a considerar como investidos del Magos. protectores y a la vez justificadores
mismo poder mágico a todos los objetos que del ImperioGermánico. Las peregrinaciones
habían tocado el cuerpo del santo. Nume· a los santuarios de estos santos «públicos. y
rosos peregrinos emprendieron, pues, la ruta la acumulación de reliquias que les hayan
hacia Jerusalén, Roma o Santiago de Com· pertenecido, al responder a una motivación
posteta, con la esperanza de portar al regreso política, fueron realizadas casi exdusi·
leche de la Virgen, sangre oaceites de santos, va mente por los poderosos, sin intervención,
o, por qué no, algún trozo de la verdadera o con poca, de los «pequeños •.
Cruz, el dedo de un mártir, cuando no la Otro género de peregrinos se podía encontrar
corona de espinas para la cual Luis IX de por los caminos: los curiosos o aventureros.
Francia (San Luis) hizo edificar la Santa Ca· para los cuales la peregrinación era pretexto
pilla. a viajar. visitar ciudades y países desco-
Muy a menudo. por otra parte. la acumu· nocidos. encontrarse con gente extraña y
lación de reliquias en una iglesia la convertía hasta «exótica., probar fortuna, o alejarse
a su vez en santuario de peregrinación. más momentáneamente de su lugar de residencia
específicamente para los enfermos atraídos por motivos personales. Los denomina·
por el poder taumatúrgico de aquéllas. ría mas «turistas. ahora; entonces se les
Ciertos santuarios de peregrinación tuvieron _llamó «vagabundos •.
un carácter marcadamente político y casi A pesar de lo que podría creerse, los viajes
«nacionalista •. Carácter político, en efecto. turísticos disfrazados de peregrinaciones
tuvierpn en primer lugar las Cruzadas. cuyo coexistieron con éstas desde un principio. Ya
éxito en Oriente Medio facilitó la extensión en el siglo IV, San Jerónimo exclamaba que
de las redes comerciales occidentales. Ca· «Jo laudable no es haber ido a Jerusalén. sino
rácter nacional tuvo la promoción de ciertos haber vivido bien alJí. (San Jerónimo, Epís·
santos como patronos y protectores de un tola LVIlI, C 2). Y cada siglo nos trae las
país determinado: el caso más famoso es el lamentaciones de algún cronista eclesiástico
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as:í unos «peregrinos profesionalesJt cuya
propia inestabilidad geográfica se convirtió
en su medio de vida. Para evitar, sin embar-
go, los abusos --que el «peregrino por procu-
ración» no realizara el viaje, por ejemplo, y
desapareciera con su salario---, el pago se
dividía en dos: una mitad al marcharse y la
otra mitad a la vuelta, siempre que el
«apoderado» pudiera demostrar, con un
«certificado», haber estado realmente en el
santuario convenido.
La práctica de la sustitución -según el con-
cepto medieval de que lo importante es la
La nobl.z. d •• .o •• tt. .v.nlur• .tacluó paragrlnac;:lon •• alo. realización del voto y no tanto la persona que
Lug.r•• Santo. qua .r,n •• p.lAclon" mlUl.r •• 'f com.rcla'.' lo efectúa- se extendió mucho entre las ca-
.nl.' qua r.nglo •••.
pas altas y medianas de la sociedad que te-
nían medios económicos suficientes, y para
acerca de los que se marchaban a Jerusalén, las cuales el alejarse cierto tiempo de sus
Roma o Santiago de Compostela para ver obligaciones o negocios era perjudicial,
paisajes nuevos o para poder presumir ante mientras añadía a la masa de los inestables,
los demás a la vuelta. errantes, vagabundos, un nuevo tipo de «pe -
Es de suponer, sin embargo, que esos viajes regrino».
--cuyo motivo confesado era la pe- No todos los que emprenden camino están,
regrinación, ya que ésta implicaba una ma- pues, movidos por una fe desinteresada, y
yor protección y una serie de ventajas para el resulta a veces difícil distinguir el verdadero
viajero--- se hicieron cada vez más frecuen- peregrino -según el concepto actual de la
tes. Tarea difícil sería el definir exactamente palabra- entre el conjunto de los que, en un
la proporción de "deseo de aventura» que momento u otro, llegan a las puertas de un
entraba en cuenta en el momento de la deci- santuario,
sión que tomaba cualquier peregrino de salir La ruta y el desarrollo del viaje de los pe-
hacia un santuario. A este respecto, nume- regrinos son, quizás, los aspectos mejor co-
rosos peregrinos aprovecharon sus viajes y nocidos del tema, en particular los que se
estancias para «hacer turismo», y algunos de refieren a la peregrinación a Compostela.
ellos dejaron interesantísimos «diarios de Los peregrinos, al emprender el viaje, suelen
viaje., entre estos una mujer , Marjorie seguir unos itinerarios ya fijados y acos-
Kempe, que bizo el viaje a Tierra Santa en tumbrados, aunque, en camino, algunos se
1413. detengan más o menos tiempo en una iglesia'
Existía finalmente una especie de peregrinos o hagan un rodeo para visitar un santuario
muy particular: los peregrinos por procu- milagroso. Los puntos de reunión de estos
ración, Eran los encargados de efectuar una viajeros particulares se encuentran en los
peregrinación por cuenta de otra persona puentes, los puertos de montaña o los hos-
que era quien se había comprometido a tal picios que ofrecen alojamiento para la no-
voto. La práctica empezó cuando la promesa che.
no había llegado a cumplirse por la muerte Durante su viaje, los peregrinos están bajo la
de su autor, Al igual, entonces, que el pago de protección de unas leyes específicas que se
todas las deudas contraídas en vida, éste en- fueron elaborando entre los siglos VII y XII
cargaba por testamento que se cumpliera tal esencialmente, Embrión del futuro derecho
promesa. El heredero o cualquier otl'a per- internacional. éstas facilitaban el paso libre
sona podía efectuar la peregrinación man- por todos los reinos crist ianos, aseguraban el
dada por el difunto. Poco a poco se generalizó auxilio y la protección de los señores rurales
la costumbre, y los peregrinajes realizados y representante::. del poder cOffilU1al o real,
por una persona muerta llegaron a serlo exi mían del pago de peajes, montazgos y
también -por qué no--- a cuenta de una en demás tasas, y protegían asimismo los bie-
vida. nes y la familia del peregrino mientras éste
Al extenderse la práctica se estableció su re- se hallaba lejos.
muneración mediante una escala que va- Si el viaje, para responder realmente a sus
riaba según la distancia a recorrer, Nacieron fines. debía efectuarse a pie, en la realidad
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muy pocos -y generalmente los mas po-
bres--- recorrían todo el camino andando.
Los viajes por tierra, a Roma o a Santiago de
Compostela, suelen realizarse con montura:
cabal1o, mula o burro. En tal caso, para mar-
car, sin embargo, el deseo de penitencia del
peregrino, éste sale de su lugar de origen
andando y, al llegar a su destino, cuando ya
se divisa el objetivo final, se apea de su ca-
balgadura y termina el viaje a pie. Claro está
que, en caso de necesidad a lo largo del ca-
mino, siempre le queda al peregrino la po-
sibilidad de vender su medio de locomoción'
en este caso, las leyes hispánicas, po; LI, cruzso.s d,c'Ylfonmucho In .. siglo XIII y .. r.y d. Frsncl.
ejemplo, le favorecen, ya que se puede rea- Lul, IX mu.,. óep.,tl.nTlinez dursnt.11 VIII cruzldl IInheb.,
lizar la vuelta sin que el vendedor tenga que con ••guldo recup.,." .1 "Ino d. J.,.u,.ttn. conqutsl-.do por
los turcOll I 11l"1li1., dll ligio XII.
dar fianza o fiadores, como era costumbre.
Las etapas, en el recorrido terrestre, fueron órdenes religiosas dedicadas especialmente
jalonadas, a partir del siglo Xl. de es- a la protección y ayuda a los peregrinos. En
tablecimientos especializados en el España,la más famosa deellases la Orden de
alojamiento de los peregrinos. Hasta en- Santiago de la Espada Roja. cuya sede se
tonces sólo se encontraba hospitalidad en los encontraba en San MarcO$ de León. Pero
monasterios --que tenían en su regla el de- igualmente conocida es la Orden del Hospi-
ber de hospedar a los pobres y peregrinos-o tal de San Juan de Jerusalén, cuya ad-
en casas particulares, eventualidad que re- vocación misma indica la vocación hospita-
sultaba ser ya bastante más aleatoria. Pero, laria. Más tarde, hacia los siglos XIV-XV, las
con el inmenso auge de los peregrinajes que ciudades tomaron el relevo y los ciudadanos
se inicia en el siglo XI ........cuyas causas son rundan hospitales y hospicios para los po-
múltiples y abarcan desde una relativa paz, bres, peregrinos y viajantes, a las puertas de
consecutiva al alejamiento de la amenaza de las villas. Recordemos que los hospitales
invasiones extranjeras, hasta un creci miento para peregrinos solían tener un mínimo de
demográfico inusi tado que arrojo a parte de dos salas, separadas: una para hombres, otra
la población a la vida errante-, se rundan para mujeres; excepto en caso de enfer-
medad, no se daba cobijo más que para una
noche. Los peregrinos recibían gra-
tuitamente la comida por la noche: en Mont-
serrat, por ejemplo, se componía de pan, vi-
no, queso y sal, mientras que el hospital de
San Miguel de Pamplona entregaba un plato
de legumbres o de carne y una ración de pan.
Paralelamente a ésta, se fue desarrollando la
hospitalidad remunerada, los albergues,
que, según el cronista Giovanni Ruccelai,
eran 1.022 en la Roma del siglo XV.
Para visitar ciertos lugares de peregrinación
era necesario coger un b3{co. Tal es el caso de
las peregrinaciones a Jerusalén y demás lu-
gares de la Tierra Santa; pero también del
viaje a Santiago de Compostela desde Flan-
des (a veces), o Inglaterra. En el Medite-
rráneo. desde los primeros tiempos, los via-
jeros salen del puerto de Bari en el sur de
Italia. Hacia el siglo XIII le fue sustituyendo
Marsella, de acceso más fácil y que se es-
pecializó rápidamente en el transporte de
'1
Enlr.1oa .. signos dlstlntlvos~ d. los p.r~rlno. s, Itncu.nl"n
peregrinos por mar. A partir del siglo XIV se
b'culo y el morrll. T.I.s .Igno. otorg.bln " qUI lo,
CfU.l, - ' destaca Venecia, que consigue un casi mo-
"vlbl unl ....1. óe prlvll~lo, y sllVoconduc:to .. nopolio enese tipo de navegación. Durante~l
91
viaje, los peregrinos recibian alimentos, ex- bien destacan tres ciudades por su impor-
t;eptoen las escalas; se entretenían, a lo largo tancia, tanto a nivel de su significación re-
de las seis semanas o más que duraba, viendo ligiosa como por la gran afluencia de pe-
las maniobras, haciendo música o jugando a regrinos que registraron. Según que se di-
los dados o a las cartas. Las galeras de trans- rigieran hacia una u otra de esas ciudades,
porte podían acoger a varios centenares de los caminantes recibían una apelación par-
pasajeros que disponían del espacio mínimo. ticular. Eran .palmeros» si su destino era
Una idea, sin embargo, de la importancia de Jerusalén, «romeros,. si iban a Roma y .pe-
los viajes a Jerusalén nos la da el hecho de regrinos» cuando se encaminaban hacia
que en Venecia se llegó a crear un servicio Santiago de Compostela. El autor de la Guía
regular de galeras con dos salidas al año, una del Peregrino de Santiago de Compostela se-
después de Pascua, la otra después de la ñala asimismo que existen «en el mundo.
Ascensión. tres grandes hospicios para ayuda de los
Por tierra o por mar, el peregrino llega al .pobres de Dios.: el hospital de Jerusalén, el
santuario. Una vez allí, la costumbre con- del Mont-Joux -en el puerto alpino del Gran
siste en pasar la noche en el interior de la San Bernardo-- y el de Santa Cristina en el
iglesia. Allí mismo se quedan los peregrinos, puertp pirenaico del Somport.
sea para cumplir su voto; sea para la tra- Primer santuario de la Cristiandad medieval
dicional novena, sea también hasta que so- por su significaCión y su simbolismo, Je·
brevenga la curación esperada. Durante esas rusalén fue visitada por miles y miles de pe-
vigilias algunos duermen, esperando quizás re2"Tinos a partir del Edicto de Constantino
que el santo implorado les visite en sueños; del 313, que hizo del cristianismo la religión
los mendigos piden ti mosna; unos rezan, única. oficial y obligatoria del Imperio Ro-
leen salterios, cantan, tocan instrumentos de mano. A pesar de las numerosas vicisitudes
música o hablan entre sí; los enfermos se que sufrió la Tierra Santa de mano de los
quejan; los posesos y dementes, a veces en- árabes y luego de los turcos, la ciudad ben-
cadenados a las columnas. gritan o vocife- dita no dejó nunca de ser el objetivo soñado
ran ... por los cristianos occidentales. Escribe San
Durante su estancia, que puede ser breve Jerónimo: .Se llega a ella desde todas las
-una o dos semanas- o ilimitada ~on el partes del universo, la ciudad está llenada
dueo confesado o secreto de morir y ser en- por todas las razas humanas».
terrado en el santuario mismo--, el pe- E1 primer .Itinerario,. o «Guía. de viaje a la
regrino, tras dejar su ofrenda y quizás un Tierra Santa está fechado en el 333. Y desde
ex-voto, tiene que acercarse a la tumba o al el siglo IV también, peregrinos han dejado
sepulcro y tocarlo con sus manos; de ser po- diarios de viaje; el primero de ellos se debe
sible, incluso frotará algún trozo de tela o sin duda a una desconocida monja española,
medalla contra la tumba. especie que con- de nombre Egeria.
servará luego como reliquia. Tras varios días
de oraciones y purificaciones, se podía tam- Es, sin embargo, durante el siglo XI cuando
bién siempre esperar ver algún que otro mi- la peregrinación a Jerusalén llega a su punto
lagro. culminante, algunos cristianos realizando
incluso varias veces el viaje. Eso puede ex-
El viajero, finalmente, cogía el camino de plicar, tras la toma de Jerusalén por los tur-
vuelta, llevándose alguna .reJiquia. o una
cosen I071.el inmenso éxito que encontró el
.insignia». Al llegar a su lugar de origen, y llamamiento del papa Urbano 11 a la Cru-
según el santuario visitado. el antiguo pe- zada. Para defender el Santo Sepulcro y la
regrino solía entrar en una cofradía que ciudad sagrada, de Occidente sa lieron no
agrupaba a todos los que habían hecho el
mismo viaje, cofradías teóricamente abier-
tas a todos, pero en realidad compuestas
esencialmente de burgueses. También a ve-
ces este peregrino no tardaba en emprender
camino hacia otro lugar santo.
Los lugares de peregrinaje fueron múltiples
y variados a )0 largo de la Edad Media, si
Otro c:rlolZ.do lemoto, Rlc:.rdo Coruón de LHn, qu •• perece
equl vencIendo e' .... re.n Set.edlno en un v.rdlldero lo,n.o
CIIbe"ereeco. luvo qll. p.gar IIn 111"". r •• <: . . . . lo. turco. p.r.
votv.r e Oc:Od.nl ..

92
sólo ejércitos _profesionales. de caballeros y visitando Nazareth. eltago de Tiberfades, el
demás gentes de guerra, sino también pobres Jordán o Belén. De Tierra Santa volvían
peregrinos alentados por la predicación de los _palmeros. con palmas, agua del Jordán
Pedro el Ermitaño, y hasta niños. Tra~ la o _leche de la Virgen_ -posiblemente tiza
efímera vida del reino cristiano de Jerusalén, diluida en agua.
decreció el espíritu de cruzada, pero los pe- La peregrinación a Jerusalén ofrecía, sin
regrinos siguieron afluyendo a la Tierra San- embargo, en particular durante el Alto Me-
ta, atraídos quizás por las indulgencias es- dievo, una serie de dificultades y peligroS"·
peciales, numerosas veces plenarias, de cier- que hacían de e1la un viaje excepcional. Por
tos lugares. En un itinerario del siglo XIV, esta razón, Roma fue uno de los principales
redactado en latín y cuyo manuscrito se en- objetivos de una gran mayoría de peregrinos
cuentra\en la Biblioteca Colombina de Sevi- que . entre los siglos V y X. fue a venerar no
lla, aparecen con una cruz los lugares de in- sólo la única tumba conocida de un apóstol,
dulgencia plenaria y sin ella los de indul- sino también la de San Pablo, doctor. padre y
gencia de siete años y siete cuarentenas: primer teólogo de la Iglesia. Otra ventaja que
- Item notandum est quod ublcumque est ofrecía Roma era la multitud de catacumbas
poslla t Ibl ...1 Indulgenlla plenaria, lenlcel en las cuales se podían honrar los restos de-
a culpa et a pena omnlbus ven penJtentlbus los santos mártires -generalmente desco-
et confessls; Ibl vero non est t Ibl est indul- nocidos, pero dotados por los peregrinos de
genlia VII annorum et VII quarentenarum los mismos poderes religioso-mágicos-, y,
et X dles. con un poco de suerte. cO{1seguir alguna es-
Item primo t t In introltu civltatis sanc.te timadísima reliquia humana. Tras el Edicto
lerusalen. de 313 se edificaron numerosas basílicas
(San Pedro, San Pablo, San Lorenzo, Santa
Item In lntroitu ecclesle sanctl Sepulcrl est Inés, etc.), a las cuales fueron a parar can-
locus ubi Chrlstus fuit unctus quando fuh tidades de reliquias de las catacumbas.
deposltus de cruce per Nicodemum et loseph
ah ArlmathJa t. Al igual que su _colega_ peregrino a Je-
rusalén, el _romero. dispuso rápidamente
Item In Monte Calvario ubi Chrlstus fui cru- de una guía, la _Notitia ecclesiarum urbis
xlfixu8 t. Romae. de principios del siglo VII, seguida
Item Sepulcrum DomJnJ nostri Iesu ChrisU luego por otras numerosas _Mirabilia urbis
t ...•. Romae . , que le permitían orientarse en me-
En otro itinerario para peregrinos, conser- dio de la villa y los monumentos romanos.
vado igualmente en Sevilla, escrito en 1457. _Todos los caminos llevan a Roma_: la pe-
viene indicada la ruta que se debe seguir. a la regrinacióñ se hacía por vía terrestre, y los
manera de cualquier guía turística actual. peregrinos, llegados de todas las partes de la
A la Tierra Santa se solía llegar por vía ma- Cristiandad. se reunían para cruzar los Alpes
rítima después de que los turcos cortasen el en unos puntos precisos, generalmente pro-
camino terrestre. A la llegada a Jerusalén los vistos--desde muy temprano-de refugios y
peregrinos eran acogidos y protegidos por hospitales. Los puertos eran, por la parte oc-
los cónsules italianos allí establecidos. y re- cidental, el Gran San Bernardo y el Monte-
cibían alojamiento en el Hospí tal General de Ceros, y por la parte oriental el Brenner y el
los Peregrinos. Algunos se quedaban en la San Golhard (abierto en el siglo XIII). En
ciudad recorriendo las calles y casas según el Roma no existía como en Jerusalén un hospi-
itinerario de Cristo; otros se dedicaban ade- tal general destinado a acoger peregrinos.
más a seguir los pasos del Señor por el país, sino Que éstos se repartían por naciona-
lidades en las diversas _scholae» de la ciu-
dad, cuya existencia está comprobada desde
el siglo XI. A Roma acudían de todas las ra-
zas y de todos orígenes sociales; numerosos
_romeros . hacían igualmente varias veces el
viaje, y se mencionan las 18 peregrinaciones
a Roma que efectuo el bienaventurado Facio
de Cremona en el siglo xrn -hizo otras tan-
tas a Santiago de Compostela ...
A partir del siglo XI, con el desarrollo de las
peregrinaciones a Jerusalén y a Santiago en
93
Galicia, decreció \a importancia de Roma. de un sueño. Otros documentos atribuyen el
En esto seguramente se debe encontrar el descubrimiento a un monje llamado Pelagio.
origen de la procla mación del Jubileo en La aparición del culto en Santiago de Com-
1300, completado por indulgencias plena- postela parece fecharae hacia los años 800.
rias y especiales. En efeCto, en los siglos XIV pero no empezó a desarrollarse hasta los
y XV, sólo se denota una cierta afluencia de primeros años del siglo X. El nombre mismo
peregrinos los años de jubileo. La decadencia de «Compostela., si no procede de la famosa
fue además acelerada por el cisma y el aban- etimología legendaria de .Campus Stellae.
dono. por el papado, de la ciudad eterna du- o campo de estrellas, proviene más segu-
rante casi un siglo. ramente de «compostuffi», cementerio.
De Roma, además de alguna reliquia de más Tras las últimas incursiones de los moros a
o menos valor que podía comprar, el pe- finales del siglo X que culminaron con el sa-
regrino solía llevarse medallas de Santa Ve- queo e incendio de la iglesia en 997, el pe-
rónica. regrinaje al santuario jacobeo se convirtió en
La tercera gran peregrinación medieval, el más importante -quizás por ser el más
«la. peregrinación por antonomasia, la que asequible- del mundo cristiano. En el si-
hacían los «peregrinos., Santiago de Com- glo XII, hacia J 130-1140, apareció la famosa
postela en Galicia, no empezó tan tempra- «Guía del Peregrino a Santiago de Compos-
namente como las anteriores. Los orígenes tela., dividida en once capítulos, verdadera
mismos del culto al cuerpo de Santiago el guía turística del peregrino que puede así
Mayor -otro apóstol- y el «descubrimien- prever el número de etapas que le separan de
to. de su tumba siguen siendo oscuros, en su objetivo, conocer los santuarios que se
gran parte incluso legendarios. En la compi- deben visitar a lo largo del camino, evitar el
lación conservada en la catedral de San- agua de ciertos ríos o beber de otros, y hasta
tiago, titulada «Liber Sancti Jacobi. o .Co- saber las dimensiones de la tumba del após-
dex Calixtínus., uno de los cinco libros que tol en caso de querer llevarle en ofrenda un
la componen, atribuído al pseudo-Turpin, cobertor ...
cuenta la leyenda de Carlomagno, primer La afluencia de peregrinos en el siglo XII
peregrino y descubridor de la tumba del provocó el desarrollo de una fantástica orga-
apóstol a raíz de una visión en el transcurso nización de construcción y mantenimiento

El '.m.do ~K r.k d. lo. e.b.lleI"o,~ lue edlfle.do por lo. e.uudo. "" s, .Iglo XII en e' Ub.no p.r. delende!' el ,elno erlalleno de
"'ru••'.n.
94
de vías y puentes, edificación de hospitales,
medidas de seguridad y de «orden público •.
Es inútil insistir sobre el famoso auge ca-
mercial que experimentaron por el mismo
motivo las ciudades yvillas que Jalonaban el
Camino. No insistiremos tampoco sobre las
cuatro rutas francesas del Camino -muy
conocidas--, que se reunían en Puente la
Reina para dirigirse hacia el Oeste, cruzando
Logroño, Burgos, Sahagún y León. Al llegar a
unas millas de Santiago, los peregrinos, lle-
gados de todo el mundo cristiano, se de-
tenían cerca de un río y procedían a sus ablu-
ciones, en señal de purificación, antes de pre-
sentarse ante el apóstol; el autor de la Guía
del Peregrino menciona el lugar que llama
Lavamentula (o sea: lava-pene) y añade,
para mayor precisión : •... Lavamentula dici-
tur, idcirco quia in eo gens Gallica peregrina
ad Sanctum Jacobum tendens , non solum
mentulas suas verum etiam totius corporis
sordes, apostoli amore lavari solet, ves-
timentis suis expoliata ... • (1).
A Santiago de Compostela acudieron pe-
regrinos hasta de la India. Uno de los más
famosos es sin duda San Francisco de Asís
que efectuó la peregrinación hacia los años
1213-1215, y, a su paso, fundó los primeros
monasterios franciscanos de la Península.
En el siglo XV, muchos tomaron el pretexto
de una visi ta a la tumba del apóstol para
realizar un viaje que tenía más aspectos tu-
risticos o de estudio que de devoción .
De Santiago de Compostela, los peregrinos
solían llevarse conchas: sea naturales y a ve-
ces recogidas en las playas, sea de metal más
o menos valioso que se vendían en multi tud
de tenderetes y puestos alrededor de la ca-
tedral. En 1506, Antaine de Lalaing escribe a TamplarlOI }'HolPltllllarloa ,adadk:.a" a or"anlz.,lo,,,la¡" di
k), p.a.lno .. pt'oporclon'ndofa, un, pt'olecclon mllll., }' UN!
este respecto que en León « ... la mina de rad de alb ...,uN }' ho.IIIIIN_
azabache está relativamente cercana: por
ello sacan mucho dinero de los paternosters rio de un martirio cuyos JX>rmenores se con-
y santiagos que allí se hacen. la mayoria de taban con mucho detalle. A partir del si-
los cuales compran los peregrinos en San- glo XU esencialmente, con el «invento. del
tiago ...• . culto a la Virgen Maria por San Bernardo.
aparecieron varios centros de peregrinajes
Si Jerusalén. Roma o Santiago de Galicia dedicados a la Madre de Dios_ Cada país,
eran los santuarios con los cuales soñaban cada región tuvieron así sus lugares más o
todos los peregrinos, existía sin embargo una menos santificados, capaces en algún mo-
multitud de santuarios .secundarios. o de mento de captar a una masa de peregrinos:
«segunda fila. que atrajeron también a nu- enfermos a la busca de curación, creyentes a
merosos caminantes. Algunos de ellos eran la espera de algún milagro. penitentes con-
reputados por su gran cantidad de milagros denados a una peregrinación, etc. No les
en casos desesperados; otros contenían re- vamos a mencionar todos; muchos de ellos
liquias particulares y habían sido el escena- siguen siendo lugares de concentraciones re-
(1) Este lugar se Oamó igualmewe _Lava coIla_, CIlJO si,·
ligiosas hoy en día. Basta mencionar, para
,dficado viene a ser lo mismo: se trata de Labacolla en la España, los monasterios de Montserrat y de
actt4tJ1 provincÚI de La Com';a. Guadalupe , ambos dedicados a la Virgen: en
95
e 1) ~ .HIIt P!lIlIC

Lo. p.,..,'''" ,001,n ••, bien lt::og.Idoe I 1101 llelada .1 •• cludM•• del e.mlno, •• le. InClf.,be f'''''' S,nto o. CrI,to CUlndo
11.,•••" I -,¡ ,.,mlno. PrOnlo •• _:ld'fon . . . OI Sl"UpOI todo IIpodl ""1'1.:11«•• , I,dron •• , rufl,"". )' ,. cfe.econll.rul "'acl .~ •
• p .....'no ... rus ... ""nt,ndo.

Inglaterra, Nuestra Señora de Walsinghamo zada» contra los Normandos establecidos en


Santo Tomás en Canterbury; en Alemania, el Sur de Italia. A partir del siglo XII, el culto
Aquisgrán. o Colonia, donde se conservaban al arcángel en el Monte Gargano empezó a
las reliquias de los Reyes Magos; en Flandes. declinar, ante la competencia victoriosa del
Nuestra Señora de Hal , de Aardenburg. culto a San Miguel en Normandía. Culto que,
Sanl-Servais en Maastricht; en Italia, San en su origen, se debe a las mismas circuns-
Nicolás de Bari, San Marcos de Venecia, San tancias que las de Italia: unas visiones, una
Ambrosio en Milán o San Francisco en Asís; caverna en un monte, un loro indicando el
en Francia. Santa Maria-Magdalena en lugar, lo que demuestra las analogías
Saint-Maximin, la Virgen María en París. existentes en el culto al arcángel en Occiden-
Chartres, Boulogne. Le Puyo San Miguel enel te.
Mont-Saint-Michel, San Gil en Provenza, Otro sanruario afamado, frecuentemente
San Martín en Tours, Sainte Foy (Santa Fe) elegido por las ciudades de los Países Bajos
en Conques y otros muchos. como lugar de penitencia, Rocamadour, se
Conviene destacar. sin embargo, entre esas encuentra en el Macizo Central francés.
peregrinaciones «menores», unos centros de aproximadamente en la latitud de Burdeos.
mayor importancia: San Miguel en el Monte Mencionado ya como lugar de peregrinaje en
Garganoen Italia, o en el Mont·Saint·Michel el siglo XI, Rocamadour no empezó a desa-
en Francia, y Nuestra Señora de Roca- rrollarse hasta el siglo XII cuando se des-
maqour en Francia también. cubrió, en la roca, el cuerpo de un ermitaño;
La edificación de un santuario dedicado a cuerpo que fue atribuido primeramente a al-
San Miguel en el MonteGargano en los siglos gún . servidor» de la Virgt!n, y luego a Za-
Va VI se debe. según la leyenda, a una serie queo, el publicano. La situación del santua-
de apariciones que hubiera efectuado el ar- rio. no muy lejos de una de las vías que con-
cángel a un obispo local. Según la arqueo- ducían a Santiago de Compostela, la .via
logía. e l culto a San Miguel sustituyó a un podensis» -que salía de la c iudad de Le
anterior culto pagano en ese mismo monte, Puy-. favoreció indudablemente su cre-
provisto a la vez de una caverna y de un ciente importancia. A partir del siglo XIII,
manantial de aguas curativas; a estos los reyes de Francia acostumbraron hacer
elementos favorables para la instauración de una o más peregrinaciones a Nuestra Señora
un lugar de cu lt ose añadió una huella de l pie de Rocamadourque. entre los numerosos pe.
del arcángel... La peregrinación conoció una regrinos franceses, na meneos, a lemanes, ita-
gran boga en los siglos Vil a X. y numerosos lianos y españoles, recibió igualmente la vi-
• palmeros» o .romeros» señalan el Monte sita de Santo Domingo en 1219 .
Gargano como uno de los santuarios que vi- Hemos advertido ya el número de peregrinos
sitaron. En el sig lo Xl, época quizás de su que, por un motivo u otro, emprendían algún
mayor auge. San Miguel fue convertido en día el camino hacia un santuario cualquiera,
protector del emperador Enrique n, y fue cercano o lejano. Cabe preguntarse entonces
utilizado por el papa León IX como símbolo quiénes son esos peregrinos o esos viajantes
e ideal de la reforma religiosa y de la «cru- que visten el hábito de peregrino, que abun-
96
dan por los caminos y las vías marítimas, policía de los siglos XIV y XV intentan
particularmente durante las primaveras. El atacar a ese problema de los «falsos pe-
estudio de los relatos de viajes por algunos de regrinos», pero con poco éxito, Los pobres y
ellos o de las Recopilaciones de Milagros marginados, los enfermos, los que quieren
procedentes de los santuarios pone de relieve escapar a alguna recaudación de impuestos o
la inmensa variedad de estos peregrinos. a los guardias y alguaciles, se mezclan con
Hay ricos y pobres, mercaderes o mendigos, los peregrinos animados, a su vez, por la fe, la
señores y campesinos, hombres, mujeres y curiosidad, el cumplimiento de alguna pena,
hasta niños, y los que efectúan el viaje por cuenta de
Hasta el siglo IX aproximadamente, la ma- otros,
yor parte de los que «peregrinan» suelen Los privilegios que proporcionaba el hábito
componerse de clérigos, y en particular mon- de peregrino a los que lo llevaban hicieron
jes. En los viajes que éstos realizan se nota que numerosos ladrones o criminales se dis-
todavía la influencia del ideal eremítico o frazaran de peregrinos. En francés. uno de
misionero de las épocas anteriores. Pero no los insultos que aparecen en las obras teatra-
todos los que dejan sus iglesias o monaste- les del bajo medievo es «coquin» (pícaro),
rios para recorrer los caminos están que procede de «coquille» = concha, la que
animados por el deseo de evangelizar a los llevaban los peregrinos. verdaderos o falsos,
«bárbaros» o el de terminar sus rua"scerca de En Francia también fue desarticulada a me-
algún lugar «santo». Los concilios mul- diados del siglo XV una famosa red de cri-
tiplicaron --en vano-- las advertencias y minales, ladrones y bandidos de todos tipos
condenas a esos giróvagos. Las pe- que se llamaba los «Coquillardsn o Com-
regrinaciones de clérigos perduraron du- pañel'os de la «Coquille», y circulaba por
rante la Edad Media y santos como San todo el reino bajo el hábito de los peregrinos
Francisco de Asís o Santo Domingo de jacobeos; su lenguaje particular es el origen
Guzmán siguieron esa tradición. A pesar de del moderno «argot ». Existen muchos más
los intentos, por parte de las autoridades ejemplos de la desviación del ideal y hábito
eclesiásticas, de fijar la residencia de los del peregrino a finales de la época medieval
miembros del clero, hasta los monjes y mon- hacia fines a veces criminales, generalmente
jas de clausura realizaron sus viajes de pe- ilegales.
regrinaje.
Los «Grandes» tampoco desdeñan las pe- Otro caso curioso es el de los gitanos. Los
regrinaciones, aunque suelen hacerlas de zingaros aparecieron en Europa occidental
forma másostentatoria ycon cierto séquito y tras un largo viaje que les condujo hacia el
comodidad, Sin volver a mencionar la par- Oeste desde la India, a principios del si-
ticipación del emperador y de 105 reyes cris-
rianos a las Cruzadas, destacan las pe-
regrinaciones efectuadas por los empe-
radores germánicos a Roma y a Colonia, las
de los soberanos de Francia a Saint-Denis,
Saint-Martin o Rocamadour, las de los reyes
de Inglaterra a Walsingham o Canterbury
(no olvidemos que los famosos «Cuentos de
Canterbury» de Chaucer son las historias
que se cuentan unos peregrinos reunidos en
la catedral), o la protección especial
otorgada por los monarcas castellanos al
santuario de Santiago de Compostela.
Sin embargo, la masa de los peregrinos no la
forman los obispos o los señores, sino lo que
se suele llamar «el pueblo». Y más bien el
«pueblo bajo» antes que los ricos negocian-
tes o acaudalados artesanos de las mayores
ciudades. Resulta ahí muy dificil definir la
línea de partición entre los vagabundos y
mendigos errantes, atraídos por la esperanza
de algunas limosnas o algún milagro, y los a.
StonUago. c ... va tumba tua .. mlla"roaam.nl.~ halla. «llorno
año mUo f .... IIn duda" objato Ro mavor larvor de parta de los
verdaderos «peregrinos», Las ordenanzas de p.,egr'nos occidental.. qua acudlan a su sanlua,lo.

97
glo XV. La llegada de las primeras tribus, las peregrinaciones. La prohibición nosurtió
encabezadas por _el duque de Pequeño Egip- un gran efecto, aunque, en J 188, Santa Hil-
to» o el_conde de Egipto» despertó una gran degonda tuvo que disfrazarse de varón para
curiosidad en todas las ciudades, que les poder visitar la Tierra Santa. Uno de los mo-
acogieron como a huéspedes de marca. Para tivos alegados por las autoridades eclesiás-
poder, si n em bargo, prosegu ir si n i nc identes ticas era el gran número de mujeres que, tras
su vida errante, los gitanos se valieron a me- efectuar su peregrinaje, se instalaban como
nudo de los privilegios de los peregrinos. En prostitutas, en la misma Roma o Santiago u
1422 realizaron efectivamente una pe- otra ciudad, o en su propia ciudad nata) a la
regrinación a Roma para ver al Papa, pe- vuelta de) viaje. Este hecho, conocido y
regrinación que no consta en los archivos del atestiguado ya en el siglo VIn, dcbe ser re-
Vaticano pero a raíz de la cual exhibieron lacionado con un curiosísi mo texto acerca de
Lulas y privilegios durante casi un siglo: de- La creación por el papa lnocenció UI, a prin-
cían efectuar una peregrinación _por el cipios del siglo XIII, de un hospí tal para aco-
mundo» en expiación de un delito grave ... ger peregrinos y peregrinas:
Entre los que viajan bajo el hábito de pe- .A(1O 1201 . Estando el doctísimo Papa
regrino, romero o palmero se encuentran no lnocencio III en oración, oyó una voz que le
pocas mujeres. Recordemos el viaje de la dijo fuese a pescar al Tyber. Y aviéndolo co-
monja Egeria a Jerusalén en el Alto Medievo. municado con los cardenales, le puso en
1-a Iglesia empezó a preocuparse tempra- execución; y la pesca que halló fue prime-
namente de lo que ella consideraba un pro- ramente 87 niños, y después 340, que sus
blema y una ocasión de perderse - y a los impías madres avían arrojado a las co-
demás- más que salvarse. En el año 791 , rrientes de aquel río por no padecer la mor-
el concilio de Fréjus prohibió a las muJeres tificación de criarlos. Con este exemplar, de-

LOI ,,1"'.1, .unq.... euld.CSO •• ,. mlnuclOI8m.nl. pr.p.r.do. u org.nl.z.do •• 1'10 d.l.b.n, .In .mb.rgo. d. pr••enter un • • •Ie d.
peligro .. como el neulr.glo en el e.mlno • Jeru ••'n...

98
... 01 _ malo. encuentro. que .e multiplicaron a ,al% de la. hambra • ., eplct.mla. " gu ...' • • Inca.antaa de lo••Iglo. XIV '1 XV.

terminó providencia para que hubiese cui- Palmeros, romeros o peregrinos; caminantes
dado con las mugeres pobres Romanas y pe- por devoción, interés o pení tenda; hombres,
regrinas a fin de que no malograsen sus par- mujeres, niños: el mundo de los peregrinos
tos de aquel modo tan ageno de la huma- medievales ofrece múltiples facetas y va-
nidad, de la piedad, y de sus obligaciones riedad infinita. Las peregrinaciones. por su
naturales. Estableció pues una gran casa parte, ocupan un lugar privilegiado en el es-
ospital y puso en ella hombres zelosos que \ tudio de la sociedad medieval europea por
cu.idasen de recoger a11i peregrinos. po- ~sus consecuencias políticas, culturales, ar-
bres, enfermos e infantes y los hiciesen asis- tísticas y económicas. Sjgnincaron, a lo
tir, alimentar, criar y educar. Y, ya es- largo de más de diez siglos, una continua
tablecido, lo confirmó dándoles muchos pri- mezcla de gente, ideas, técnicas, etc. Por
vilegios y gracias por su bula de 19 de junio medio de los que peregrinaban, se difundie-
año 1204. (2). ron tanto las herejías como las novedades
Este estudio, aunque breve, sería incompleto «ortodoxas» de la religión; se establecieron
si no mencionáramos las peregrinaciones de contactos económicos, culturales y persona-
niños. La primera de éstas aparece al mismo Jes entre Oriente y Occidente; viajaron las
tiempo que el llamamiento a la primera Cru- técnicas y los modelos arquitecturales y los
zada y la salida a ella de los pobres bajo el maestros; se originó una gran curiosidad por
mando de Pedro el Ermitaño. Dichas pere- los países lejanos y sus costumbres; se
grinaciones de niños se hicieron más frecuen- transmitieron las noticias de las guerras y de
tes en los siglos XIV Y XV. Los grupos de las sublevaciones populares. A partir del si-
niños -de edades comprendidas entre los 10 glo XVI. con la creación de los «Estados na-
Ylos t 5 años-alcanzaron cifras de un millar cionales», se produjo un encierro, un ais-
o incluso más; procedían de Francia, lamiento de la población de cada «nación» y
Alemania, Suiza. Países Bajos, etc., y 00 du- se illJciaron las culturas «nacionales» , cada
daban en recorrer -solos- grandes dis- vez más diferenciadas. El Medievo no con-
tancias, incluso en invierno, para llegar a un cibió la noción de «frontera» sino en sus dos
santuario; éste solía Ser el del Monl-Saiot- últimos siglos, el XIV y el XV. La cultura
Michel en Normandia, San Miguel, siendo medieval es esencialmente europea. «uni-
considerado como patrón y protector de los versa 1», según los esquemas de la época. La
jóvenes en la Baja Edad Media, papel ante- cultura, la ciencia, el arte no tienen fronte-
riormente desempeñado por San Nicolás. ras: un Santo Tomás de Aquino enseña en la
Algunos de esos niños eran pastores, lo que Sorbana de París, Petrarca escribe sus poe-
explica su independencia y movilidad geo- mas en Aviñón, el arte románico y luego el
gráfica. Los demás, cuyo origen se desconoce gót ¡co cubren toda Europa ... Es en medio de
en gran parte, eran quizás niños abando- ese gran movimiento general de transmisión
nados, huérfanos o víctimas de las guerras de ideas y técnicas donde conviene colocar a
endémicas que asolaron la Europa bajo. los peregrinos. falsos o auténticos, que, por
medieval. su recorrido incesante de los caminos del
(2) D. RafaeJ FWRANES _"Iseripelones de Valladolid ... mundo conocido, sirvieron de vehículo y
siglo XVIII, Biblioteca Nacional. Madrid. Mss. J 1.246. mediadores insustituib les . • A. R.
99

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