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Reflexiones sobre la tarea gerencial - 2021
Textos de la revista EstiloGerencial.com
G. M. Wilson
C
ada vez que veo las cifras de desempleo y luego la
comparo con la composición de las empresas en
nuestro país, da la apariencia de ser un escenario sin
respuestas y sin resolución. No es así. Hay soluciones pero
implican un cambio de mentalidad y una actualización
conceptual por parte de nuestros líderes empresariales.
U
na señal de que una organización es competitiva es
cuando su líder o sus líderes están montados en la
onda de la innovación. La realidad es que el
discurso gubernamental es fuerte y constante en el tema,
pero los empresarios parecemos no escuchar. Nos
conformamos con los pocos centavos que nos permiten
pagar, más o menos, nuestras cuentas y muchos
parecemos no tener la mentalidad para crear verdaderas
organizaciones globales y competitivas. Por ejemplo, a
pesar de que las condiciones internacionales están dadas,
no somos buenos proveedores en exportaciones pues no
entendemos al consumidor de otros países y no tenemos
realmente valor agregado, dos elementos indispensables
para innovar. ¿Cuál es la esencia del problema? La falta de
nivel de muchos, la mayoría, de nuestros cuerpos
directivos.
La innovación y lo comercial
“Que la innovación es indispensable para ser competitivos,
nos lo ha dicho todo el mundo: las universidades, el
gobierno, las empresas de consultoría, entre muchos otros.
S
í, es importante, los gerentes lo sabemos. Las
palabras innovación y diferenciación, son de aquellas
sobre las cuales existe un exceso de teoría y cuando
se presentan ejemplos, estos provienen o bien de procesos
de emprendimiento que han contado con el apoyo y el
tiempo necesarios para hacerlo, o de grandes compañías.
T
odas las empresas pueden innovar y se puede
innovar en cualquier lugar de la empresa, esto es:
infraestructura, sistemas, procesos, personas y
cultura. Pero cuando hacemos la pregunta de ¿innovar para
qué? Las respuestas son muy disimiles dependiendo de la
persona que la conteste. Para un gerente son cosas muy
específicas: utilidades inmediatas, sostenibilidad en el
presente y crecimiento en el futuro. Cualquier esfuerzo
de innovación que no responda clara y simultáneamente a
estos tres requerimientos, no será atendido por la gerencia.
Y los criterios para tomar esa decisión también son muy
específicos: reducción de costos, mejoramiento de
procesos sin incrementar el costo e incremento de la
utilidad.
S
e trata de tener un procedimiento de análisis de todo
lo que tengo al frente. Se vuelve en una manera
“automática” de ver las cosas. Pensar a lo profundo
es ver la esencia de las cosas. Es ir hasta los mínimos
detalles que se puedan percibir y que pudiese afectar
aquello que estamos analizando. Pensar a lo ancho es
“entender” cómo se hacen y cómo suceden las cosas. Y
pensar a lo largo, es prever todo aquello que pudiese
suceder en diferentes etapas de tiempo, teniendo en
cuenta las múltiples relaciones. En este sentido, no es un
riguroso análisis
prospectivo pues no
tiene la profundidad
ni la complejidad de
este, pero permite
hacerse a una idea
de hacia dónde van
las cosas, dentro de
la matriz PESTEL.
Político, Económico,
Social, Tecnológico,
Ecológico y Legal. Y
en este caso
específico de la
innovación, la mirada
fue proyectiva desde
las tendencias, los hechos provocadores de cambio, las
rupturas y las disrupciones.
L
a labor del Business Thinker es poder prever lo que
un gerente debe tener en cuenta para tomar
decisiones estratégicas y garantizar así la existencia y
el crecimiento de su compañía. No obstante es tanta la
información que a veces se pierde la perspectiva. En una de
esas reuniones estratégicas con una junta directiva, una
persona me preguntó sobre cómo hago para pensar en
innovación.
G.M. Wilson
Estilogerencial.com