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Mentalidad

Innovadora
Reflexiones sobre la tarea gerencial - 2021
Textos de la revista EstiloGerencial.com
G. M. Wilson

Ecosistema Gerencial: la mente de un gerente

Le invito a que mire este gráfico y luego analice su


capacidad innovadora.
Contenido
Se necesita nuevo Gerente Pyme .................................................................................... 4
Pensemos en innovación .................................................................................................... 7
La innovación y lo comercial ............................................................................................. 9
Ahora sí, hablemos de innovación. .............................................................................. 15
El pensamiento 3D ............................................................................................................. 20
Los siete colores de la innovación................................................................................ 22
Para continuar… .................................................................................................................. 31
Se necesita nuevo Gerente Pyme

El mundo cambió y además estamos en crisis. No obstante,


una pregunta obvia es si esta crisis se dio por esta situación
tan especial o porque desde hace ya muchos años nos
están faltando los gerentes adecuados para revolucionar el
tejido empresarial.

C
ada vez que veo las cifras de desempleo y luego la
comparo con la composición de las empresas en
nuestro país, da la apariencia de ser un escenario sin
respuestas y sin resolución. No es así. Hay soluciones pero
implican un cambio de mentalidad y una actualización
conceptual por parte de nuestros líderes empresariales.

La respuesta general es la falta de recursos. Los recursos se


necesitan, es cierto, todavía así, es el modelo de
pensamiento el que nos mantiene sujetos al estancamiento
de los modelos de negocio. De ahí, que el 87% de las
empresas de nuestro país sean micro, el 9% pequeñas, el
3% y sólo el 1% sea grande. Siendo que en los últimos años
con la cuarta revolución industrial y la transformación
digital, hay un buen número de emprendimientos,
StartUps, el gran número de nuestro tejido empresarial es
de subsistencia. Sólo el 12% del total es de producción, en
precarias condiciones y el resto es de comercio y servicios.
Daría la impresión de que no hay cómo modificar las
condiciones y mejorar la calidad de vida, en general, del
país.

La mayor extensión del territorio colombiano es rural, sin


embargo, la mayoría de la población se concentra en las
ciudades y como consecuencia nuestro campo vive en el
abandono. A la población se le educa para ser obreros,
aunque el discurso del emprendimiento viene
inmiscuyéndose desde hace varias décadas, lo mismo que
el discurso de la innovación, todavía falta mucha
culturización. Pero nuestras empresas, en especial la micro,
no nacen, en su mayoría, de una vocación sino como una
forma de autoempleo, lo que dice mucho de su alcance.
Esto no puede seguir así, y no es cuestión de dinero, es
cuestión de toma de decisiones.

Si no existieran entidades, en especial del gobierno, pero


no son las únicas, dedicadas a la promoción de un
pensamiento estratégico y tecnológico, se diría que no hay
solución. Pero existen y, aun así, los empresarios no los
aprovechan, están muy ocupados administrando – duro
decirlo – su miseria.

Un error que están cometiendo ahora, por aquello de los


efectos de la moda, es pensar que contratando quién
maneje el marketing digital o las redes sociales, es
suficiente para el modelo de negocio. No es así. La ciencia,
la tecnología y la innovación tienen que ver con toda la
empresa y en especial, con la mentalidad gerencial.

Es tiempo del cambio. Desde una tienda de barrio, una de


cinco millones de micro negocios, o una fábrica de arepas,
una de dos millones quinientas mil microempresas, o una
finca de papayas y maracuyás, se puede potencializar, si su
cabeza, líder o gerente, sabe pensar.

Conceptos como la Agricultura de Precisión, el Blockchain,


la Inteligencia artificial, el machine learning, el internet de
las cosas, la robótica, el desarrollo de minimáquinas, los
RPA de procesos y de Gestión de la Calidad, hay maneras
de desarrollarlos, utilice los mecanismos del Estado, utilice
los laboratorios del Sena o de las Universidades e
Instituciones Públicas. Es cuestión de que el gerente se
culturice y tome la decisión. Podemos hacerlo. Ábrale las
puertas a esta manera de pensar.
Pensemos en innovación

U
na señal de que una organización es competitiva es
cuando su líder o sus líderes están montados en la
onda de la innovación. La realidad es que el
discurso gubernamental es fuerte y constante en el tema,
pero los empresarios parecemos no escuchar. Nos
conformamos con los pocos centavos que nos permiten
pagar, más o menos, nuestras cuentas y muchos
parecemos no tener la mentalidad para crear verdaderas
organizaciones globales y competitivas. Por ejemplo, a
pesar de que las condiciones internacionales están dadas,
no somos buenos proveedores en exportaciones pues no
entendemos al consumidor de otros países y no tenemos
realmente valor agregado, dos elementos indispensables
para innovar. ¿Cuál es la esencia del problema? La falta de
nivel de muchos, la mayoría, de nuestros cuerpos
directivos.

Hace poco en un proceso de consejería le pregunté a un


grupo de gerentes la manera cómo estaban aplicando los
procesos de “economía circular” y sobre cómo se estaban
adaptando a la transformación digital. Pregunté sobre la
innovación y competitividad de los modelos de negocio y
pregunté sobre las metodologías de comprensión,
mediante el big data, del comportamiento del consumidor.
Me miraban como si les hablara en idioma extraterrestre,
cuando estos temas llevan algunos años en el ambiente y,
aunque en realidad, los han escuchado, les parece que no
les toca, que no les corresponde o que les son irrelevantes.
Pregunté también cuál era la razón de ello y la respuesta
era que no tenían tiempo de “esas cosas” pues estaban
muy ocupados “dirigiendo” sus empresas y comercios.

Estoy convencido de que, si se quiere transformar a un país,


rápidamente, se deben intervenir, con educación, a las
mujeres, los niños y a los empresarios. Las mujeres son
replicadoras de la cultura, los niños fundamentan y
reproducen el tejido social y los empresarios son los
constructores del comportamiento cotidiano: las
comunidades se comportan, en mutua afectación, como lo
hacen sus fuentes de producción económica.

Un país es realmente competitivo cuando sus factores


macroeconómicos son el resultado de la inteligencia de sus
gentes. ¿De qué sirven las cifras de crecimiento soportadas
sobre exportaciones de materias primas si eso no se
traduce en mayor capacidad humana instalada para la
construcción de futuro?

No obstante, esto no es una carrera lineal. No son procesos


de tiempo. Se pueden realizar acciones disruptivas y
convertir a un país en altamente competitivo en sólo un par
de años, a lo sumo cinco. Se necesita que exista la voluntad
estatal, la voluntad colectiva y que se permita la ejecución
de las decisiones estratégicas. Y ¿por dónde empezar?
Siendo drásticamente exigente con el nivel de la escuela
primaria, sobre todo en STEAM y eliminando la politiquería
del sistema educativo. Potencializando a las mujeres y
siendo drásticamente y absurdamente exigentes con el
nivel de los directivos empresariales. No se debiera permitir
crear o dirigir una empresa, del tipo que sea, si no se tienen
las competencias globales de conocimientos tecnológicos,
financieros y conocimiento del comportamiento humano
asociados a una insaciable necesidad de trabajar en
innovación.

La innovación y lo comercial
“Que la innovación es indispensable para ser competitivos,
nos lo ha dicho todo el mundo: las universidades, el
gobierno, las empresas de consultoría, entre muchos otros.

S
í, es importante, los gerentes lo sabemos. Las
palabras innovación y diferenciación, son de aquellas
sobre las cuales existe un exceso de teoría y cuando
se presentan ejemplos, estos provienen o bien de procesos
de emprendimiento que han contado con el apoyo y el
tiempo necesarios para hacerlo, o de grandes compañías.

Los casos reales de innovación son escasos en la pequeña y


la mediana empresa. No porque no sepamos que es
importante, sino porque los caminos no son claros, son
riesgosos y son costosos para un empresario que tiene en
juego todo su patrimonio o para un gerente que debe
presentar resultados.

Asistimos a la reunión con la Cámara de Comercio en la


cual nos sueltan por enésima vez la perorata sobre la
innovación, pero cuando regreso a mi escritorio, sólo
puedo ver las cuentas por pagar, los problemas por
resolver y todo ese universo de presión que siento para
mantener y sacar la empresa adelante, generar empleo y
pagar los impuestos. Escasamente queda tiempo para
pensar en innovación, todo es tan etéreo y yo lo que
necesito es vender”.

Debemos recordar que cualquier empresa sea industrial,


comercial o de servicios, es un sistema financiero. Les
reitero que no es lo mismo decir en qué negocio estamos a
decir en qué mercado estamos: el mercado es diferente
para todos, pero el negocio es el mismo, esto es: “convertir
un peso en dos”, sin dejar de lado, por supuesto todas las
consideraciones éticas, sociales y ambientales.

Desde esta perspectiva, la innovación ya no es una opción,


es una obligación que demarcará la existencia futura de la
organización. Los mercados han cambiado, los clientes han
cambiado, aun así la gran mayoría de las empresas siguen
siendo las mismas, con los mismos procesos y
procedimientos y los gerentes siguen siendo gerentes del
centavo. No les basta con el ejemplo de las empresas que
han tenido éxito, mientras haya alguna rotación de ventas,
ellos están conformes.

En un ambiente así, la innovación brilla por su ausencia,


como lo hacen también los resultados importantes. No es
que la innovación por sí sola garantice resultados
sobresalientes, pero sí se estará más cerca.

En un breve recorrido por algún número de empresas,


encontramos dos factores comunes, la queja y la
conformidad. Lo cierto es que la gran masa de empresarios
de nuestra región nunca han visto un millón de dólares de
utilidad: “es que la situación está muy difícil”, “es que el
gobierno”, “es que los impuestos”, y otras por el estilo,
cuando la esencia del problema radica en tres ejes: el
primero, tenemos directivos capacitados pero que no están
al nivel de los estándares internacionales para un gerente.
Segundo, aún no han comprendido que el negocio está es
en el mundo y que el concepto clave se llama “masa
poblacional” y tercero, que para apenas existir en ese
mundo sólo hay una alternativa: la innovación.

“No únicamente hay demasiada teoría sobre innovación


sino que también hay demasiado comerciante de la
innovación, que por una parte sólo improvisan sin conocer
realmente lo que están haciendo y por otra parte sólo
buscan facturar, lo más alto y rápido posible, sin importarle
realmente lo que suceda con la empresa y el gerente. En
esas condiciones y con el cúmulo de tareas por hacer, no
me pidan pensar en innovación. Sabemos que hay diversos
tipos de innovación, que la más popular es la innovación
tecnológica, pero como empresarios no queremos saber de
nada que pueda impactar negativamente los estados
financieros y por el contrario, queremos apostarle a
aquellos que los incremente y proyecte en lo positivo.

No se innova de la noche a la mañana y además es


costoso, es más barato copiar aunque el riesgo es mayor
pues en una copia se pierden de vista los criterios de
competitividad comercial de la organización y estos son los
que nos hace deseables para el público objetivo. Ahora,
tampoco es innovar por innovar, por decir que lo estamos
haciendo, la estrategia de negocios debe predominar”.

Lo primero que deberá hacer una organización antes de


realizar cualquier innovación será actualizarse en
pensamiento estratégico comercial. Los gerentes no deben
administrar, deben gerenciar y la gerencia es la creación
permanente de escenarios para el logro de los objetivos, el
éxito y la felicidad.

Administrar es relativamente fácil, se trata de normatizar,


controlar y evaluar, gerenciar es otro cuento. Esto implica
una mirada amplia e integradora donde lo técnico pasa a
un segundo plano y lo estratégico se vuelve prioridad y
todo esto específicamente con relación a los mercados.

Lo segundo es un enfoque real y no de discurso sobre el


cliente. En algunas de las muchas empresas que he visitado,
de dientes para afuera acostumbran a decir que el “cliente
es lo primero”, que el “cliente es el rey” que el “cliente es
nuestra razón de ser”, pero en la letra menuda, casi como
un susurro inevitable complementan: “siempre y cuando el
cliente se adapte a nuestras políticas y normas”.

Lo que nos lleva a lo tercero antes de pensar en innovación:


desmonte las normas ISO inútiles. Esto es, muchas
empresas realizaron su normalización por moda o por
obligación del mercado y no porque fuese parte de una
estrategia. Resulta que la normalización lo que logra es
estandarizar un método para hacer las cosas y que siempre
sean hechas de la misma manera, pero no miran hacia
afuera.

Por eso, muchas empresas se han resentido y muchas otras


lo han obviado.

Las normas son importantes y la estandarización también,


en especial las ISO, pero sólo cuando se ha verificado en la
práctica que los procesos son competitivos
internacionalmente y que se tienen las mejores prácticas de
los mejores del mercado, entonces normalice, de lo
contrario, estará estandarizando la mediocridad.
Ahora sí, hablemos de innovación.

T
odas las empresas pueden innovar y se puede
innovar en cualquier lugar de la empresa, esto es:
infraestructura, sistemas, procesos, personas y
cultura. Pero cuando hacemos la pregunta de ¿innovar para
qué? Las respuestas son muy disimiles dependiendo de la
persona que la conteste. Para un gerente son cosas muy
específicas: utilidades inmediatas, sostenibilidad en el
presente y crecimiento en el futuro. Cualquier esfuerzo
de innovación que no responda clara y simultáneamente a
estos tres requerimientos, no será atendido por la gerencia.
Y los criterios para tomar esa decisión también son muy
específicos: reducción de costos, mejoramiento de
procesos sin incrementar el costo e incremento de la
utilidad.

Si la innovación no corresponde a estos, no será


implementada. Sí, es cierto, es una visión muy cerrada, pero
logra que no malgastemos ni tiempo ni recursos
simplemente por pensar en innovar. Pero si una innovación
responde asertivamente a estos seis puntos, debemos estar
dispuestos a meterle el dinero que sea necesario, claro,
después del análisis financiero.

Determinados los criterios, ¿por dónde debemos empezar?


Sí, se debe hacer una calibración completa del estado de
nuestro ecosistema en el cual, como puede ver, el mercado
es envolvente y permea a toda la organización, el cliente no
está en un lugar del esquema porque está en todo.

La costumbre es que para pensar en un cambio, miremos la


empresa desde adentro para luego intervenir su relación
con el entorno. Sin que sea una contradicción, la
recomendación, es que por el contrario, miremos la
empresa desde afuera para ser más eficaces en la
estrategia de innovación competitiva en ese entorno.

Significa entonces una gestión diferente que inicia en las


razones particulares por las cuales los clientes, llámese
cliente final o empresarial, desearían darle su dinero a la
empresa y cómo ese deseo se articula a cada proceso,
sistema, política, infraestructura y cultura de la empresa.

Un fenómeno de evaluación al cual denominamos “índice


de deseabilidad”.
Es decir, diseñar la totalidad de la organización, no
respondiendo síndrome del control de administradores y
contadores, sino a las razones que los clientes tengan para
darnos su dinero, eso sí, sin dejar por fuera las regulaciones
de ley. ¿Se ha dado cuenta que la mayoría de los
contratiempos con los clientes provienen de las políticas
empresariales y no la regulación gubernamental?

Tome cada proceso, cada actividad, cada acción que realiza


la empresa, desde su concepto de cadena de valor y
pregúntese ¿Qué tanto le aporta cada ítem a incrementar el
deseo de los clientes por su producto o servicio? Si no le
aporta, ya sabe lo que debe hacer.

Las herramientas para llegar a esta información son


múltiples, aun así, esencialmente depende de la capacidad
del gerente desde observar el detalle psicofísico del cliente
hasta su habilidad para leer el mercado. Para ello, son útiles
metodologías de investigación antropológica como la
etnografía comercial y tomarse el tiempo necesario, la
sobrevivencia de la empresa puede depender de esto.

Por supuesto, a estas alturas ya se ha dado cuenta de que


estos son criterios de innovación comercial. Pregúntese:
¿desde la perspectiva de los resultados empresariales,
habrá algún tipo de innovación que no sea comercial?
Incluya en esto la gestión integral del talento humano y
excluya a la responsabilidad social empresarial, pues más
allá de lo reputacional y estratégico, la RSE es su expresión
personal como ser humano.

Frente a cada posibilidad de innovación detectada, que


puede ser de cualquiera de los tipos de innovación posible,
la decisión dependerá de su impacto directo en favor de
los estados financieros en el corto y mediano plazo y su
impacto directo en la felicidad de los clientes. Con la
velocidad de renovación de los mercados ya no existe el
largo plazo

Ahora, seamos realistas. Usted como gerente debe ser el


líder de la innovación, pero no el encargado del proceso. Si
requiere un apoyo exterior, asegúrese de que sea el
adecuado y, siempre, debe haber un doliente en el interior
de la empresa, no enfocado en la innovación sino enfocado
en la competitividad comercial; la innovación será un
resultado natural.

Gerenciar es, en parte, la suma de crear y generar. Una


habilidad de quienes han aprendido a ver más allá de los
simples centavos y saben que la verdadera riqueza empieza
con la actitud y el ingenio.
El pensamiento 3D

S
e trata de tener un procedimiento de análisis de todo
lo que tengo al frente. Se vuelve en una manera
“automática” de ver las cosas. Pensar a lo profundo
es ver la esencia de las cosas. Es ir hasta los mínimos
detalles que se puedan percibir y que pudiese afectar
aquello que estamos analizando. Pensar a lo ancho es
“entender” cómo se hacen y cómo suceden las cosas. Y
pensar a lo largo, es prever todo aquello que pudiese
suceder en diferentes etapas de tiempo, teniendo en
cuenta las múltiples relaciones. En este sentido, no es un
riguroso análisis
prospectivo pues no
tiene la profundidad
ni la complejidad de
este, pero permite
hacerse a una idea
de hacia dónde van
las cosas, dentro de
la matriz PESTEL.
Político, Económico,
Social, Tecnológico,
Ecológico y Legal. Y
en este caso
específico de la
innovación, la mirada
fue proyectiva desde
las tendencias, los hechos provocadores de cambio, las
rupturas y las disrupciones.

A partir de allí categoricé una división de siete escenarios


de la innovación, con la aclaración que dos sectores
importantes no aparecen por su transversalidad. Estos son:
el sector académico y el sector gubernamental, y con esto
no estoy afirmando que en estos esté ausente la
innovación, es más, estoy convencido que la educación se
transformará de manera superlativa en los próximos cinco
años y el Estado se verá obligado a transformarse para
responder a los requerimientos sociales de las nuevas
generaciones y de las nuevas maneras de vivir de los
ciudadanos.
Los siete colores de la innovación

La esencia de mi trabajo es pensar en el futuro, pensar en


los clientes y en el desarrollo de productos y servicios que
tengan posibilidades de tener éxito en ese futuro.

L
a labor del Business Thinker es poder prever lo que
un gerente debe tener en cuenta para tomar
decisiones estratégicas y garantizar así la existencia y
el crecimiento de su compañía. No obstante es tanta la
información que a veces se pierde la perspectiva. En una de
esas reuniones estratégicas con una junta directiva, una
persona me preguntó sobre cómo hago para pensar en
innovación.

No es ningún secreto, le dije, los tipos de innovación están


bien documentados. Teniendo en cuenta que el concepto
de innovación literalmente significa “estar en algo nuevo”
podría confundirse con “creación”, no obstante, la idea que
regularmente se maneja es la de mejoramiento de cosas
que ya existen. En lo personal me es indiferente si se trata
de algo totalmente nuevo o si se trata de una mejora. Leí
de un autor de la Universidad de la Sabana, que existen
esas dos tendencias, una llamada “más y mejor” y la otra
llamada “nuevo y diferente”.
Otra manera de decir lo mismo es hablar de Innovación
incremental y de innovación disruptiva. La incremental es la
cultura de mejora permanente de la que tanto se ha
hablado, como un resultado natural de un “Kaizen”, cuando
se trabaja en “mejora continua” tarde o temprano se llegará
a la innovación. La innovación disruptiva es el resultado de
un proceso de investigación y desarrollo que encuentra
vacíos en el mercado y nuevas y diferentes manera de
hacer las cosas.

Después de tener claras estas dos orientaciones luego


vienen las aplicaciones. En todos los escenarios de la vida
del hombre, en especial el empresarial, se puede innovar.
Es por eso que desde lo estructural se puede innovar en
cada fase del proceso organizativo, productivo y comercial.
Se puede innovar en los diferentes tipos de gestión
humana, de logística y de mercadeo. Se puede innovar
desde el modelo de negocio, el modelo de servicio y el
modelo de comunicación. Se innova desde los productos,
los canales de distribución y, en especial, se innova en la
experiencia del cliente.

Entonces vino una pregunta interesante. ¿Cómo hago para


pensar hacia dónde va la innovación? Les recordé que hace
algunos años, en los procesos de buenas prácticas de
manufacturas, existía algo llamado “Gestión por etiquetas”,
muy útil y práctico que ha sido reemplazado por la
tecnología. Esta metodología permitía una clasificación por
colores muy rápida que a su vez se convertía en una forma
de nemotecnia para la identificación y cada color, por sí
mismo emitía una cantidad importante de información.

Pensar de esta manera me permite primero dividir


escenarios económicos y dentro de ellos los tipos de
innovación y, segundo, analizar las múltiples relaciones que
de otra manera podrían pasar desapercibidos para ojos no
expertos y mi tarea es facilitar que los gerentes visualicen el
entorno presente y construyan futuro.

Debo advertir que los colores no me los inventé. En alguna


parte los leí, cada uno por separado. Algunos más
conocidos que otros. Lo que es de mi producción es el
esquema, la articulación y la comprensión de las relaciones
en lo que llamo el pensamiento 3D que es mi modo de
pensar y lo uso para todo, en casi todos los momentos de
mi vida.
Uno de los sectores en los cuales espero una avalancha de
innovaciones para los próximos cinco años es el financiero,
al cual denomino Innovación Gris. Las maneras de manejar
el dinero, las maneras de comprar, las maneras de vender,
empezarán por tener múltiples opciones, no obstante, por
tendencias de consumo, por cultura del comprador se
decantará por uno o dos métodos integrados.
Incluso la idea de “banco” y de sistema financiero se
redefinirá y la bancarización abarcará poblaciones que
ahora están por fuera. Lo que no necesariamente significa
algo bueno. Habrá que pensarlo.

En lo que estoy muy esperanzado es en la Innovación


Verde. Es casi una blasfemia juntar la palabra innovación
con el concepto ambiental. ¿cómo se innova lo ambiental?
En realidad es una de las líneas que más se fortalecerá
cuando las nuevas generaciones y las nuevas maneras de
pensar las empresas se impongan. Ya viene con alguna
fuerza la cultura de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esto se impondrá cada vez más, sobre todo por presión de
los consumidores. Y los emprendimientos en el futuro, en
especial aquellos que llamamos “Emprendimientos Verdes”
o “Negocios Verdes”, ganarán más espacio y no se pensará
en empresa sin tener en cuenta el impacto ambiental. En
este sentido, en los próximos cinco años la manera de
consumir alcanzará niveles muy interesantes de consciencia
ambiental.

La Innovación Azul será una locura. El IOT o internet de las


cosas literalmente nos explotará en la cara. La vida
cotidiana, dentro de nuestros espacios de vida se
transformará. Nuestra habitación, nuestras casas, nuestros
lugares de trabajo serán otra cosa. Sumado a esto, nos
iremos adaptando poco a poco a la idea de que el “Gran
Hermano” sea ahora más evidente y esté presente en el día
a día, desde reconocimiento facial en los puntos de venta,
seguimiento a la salud y también seguimiento a nuestro
comportamiento “normal”.

La Innovación Amarilla es una que me encanta, pues


desde mi perspectiva, las ciudades son entidades vivas y
tienen comportamientos como si la ciudad en sí misma
fuese una persona. Cuando la pienso así, muchos de los
comportamientos empiezan a tener sentido, sobre todo,
como ya otros autores han dicho, en un mismo territorio
pueden coexistir varias ciudades a la vez. Insisto en el
coexistir mas no en el convivir de estos varios tipos de
ciudades. Este es un proceso que se dará poco a poco. Lo
interesante aquí es que las ciudades evolucionan a la
misma velocidad de la generación que vaya en medio. En
este caso, hablamos de generación X, generación Y o
Millennials y generación Z o Centennials. Nuestras ciudades
vienen de ser X y se volverán ciudades Millennials, con
todo lo que eso significa. Serán ciudades más tecnológicas
pero también más ambientales. Implica que también se
transformarán las formas de vivir la ciudad y las relaciones
sociotécnicas y socio económicas entre las diferentes
comunidades y entre los diversos sujetos de esas
comunidades. Habrá muchos menos niños de los que
esperamos y más personas mayores, aunque en sólo cinco
años esto no se notará tanto. Lo que sí se notará será el
cambio en las formas de movilidad y los cambios en las
estructuras físicas tanto de lo público como de lo privado.
Los edificios y los centros comerciales se vivirán de formas
particulares y los nuevos modos de entretenimiento serán
más visibles. La infraestructura urbana o equipamiento
urbano será el reflejo de esa mezcla entre lo ambiental y lo
tecnológico.

Innovación Naranja. No es necesario profundizar en el


tema de las industrias creativas tan promovidas por el
Banco Interamericano de Desarrollo. Estoy convencido de
que la fuerza de este discurso lineal dará frutos y los
emprendimientos creativos se producirán por miles. Y
aunque no todos triunfen, el hecho de que el número de
iniciativas se multipliquen, hará que la probabilidad de que
en un futuro muy cercano el número de empresas creativas
y culturales, estables y productivas, sea mucho mayor. Esto
le dará un giro a los modelos de negocio que hoy
prevalecen y las ofertas cambiarán, los productos y
servicios y las experiencias de cliente serán
emocionantemente diferentes a lo que es hoy.

La cuarta revolución industrial y la transformación digital


traerá sus consecuencias en la manera de producir. Allí
entrará la Innovación Roja. La logística lleva la delantera y
se le está empezando a sumar la tendencia de downsizing,
ya no solo en procesos, metodologías y personal, ahora se
aplicará a infraestructura industrial. Las minimáquinas de
alta eficiencia están entrando en los mercados y esto
cambiará el concepto de productividad y de escala en la
producción industrial, lo que le dará dos características
fantásticas a las plantas de producción que antes eran
impensables: agilidad y adaptabilidad. Sumado todo esto a
los criterios de producción limpia, al pago por servicios
ambientales y la reducción de la huella de carbono. Las
mejoras en las fuentes de energías alternativas. La
integración de procedimientos de machine learning,
blockchain, inteligencia artificial y big data hará que tener
empresas de manufactura sea otra cosa. Y lo siento mucho
por las industrias que no se monten en esta ola.

Y finalmente, lo más importante. Cada vez más la


Innovación Blanca, la social se hará realidad. Si bien
muchos ejercicios serán fallidos en cuanto a su resultado
final, el proceso, en su conjunto, transformará a las
comunidades. Adiciónele a esto que la generación Z estará
empezando a intervenir y ellos vienen con una manera de
ser y de vivir el mundo diferente de las tres generaciones
anteriores.

Será la innovación social el discurso imperante desde el


Estado y la academia, lo que alineará una fuerza imparable,
junto a la materialización del discurso de inclusión social
que cada vez se consolida más en el sector privado.

Quienes estaban frente a mí, me miraban sin creer, lo cual


es natural. Aunque no estoy haciendo ningún
descubrimiento ni aporte especial, no hace falta ser un
genio para darse cuenta de que todo va a cambiar más
rápido de lo que alcanzamos a percibir.

Todo esto es imparable y lo único que hago con estos


colores es brindar una manera de visualizar lo que se viene.
Ya sé que en la mayoría de las ocasiones la noche se hace
más oscura antes de amanecer y en la noche no se ve la luz
al final del túnel. Todavía así, me declaro optimista porque
a mis ojos todo esto ya se está materializando y eso me da
la certeza de que tendremos un futuro mejor.
Para continuar…

Pensar de manera innovadora es cuestión de atreverse.


No importa el tipo ni el tamaño de empresa, microempresa
o micronegocio que usted lidere, la innovación, la
disrupción, la mentalidad creativa, es lo que finalmente
garantizará la existencia de su organización.

La innovación es un modelo de pensamiento que busca la


transformación, cambio, reconstrucción y la creación de
nuevas realidades que posibiliten el mejoramiento de la
calidad de vida de las personas y del medio ambiente.

Esto no es de científicos locos… con la adecuada actitud,


usted también puede.

G.M. Wilson
Estilogerencial.com

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