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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
DE LA FUERZA ARMADA NACIONAL
NUCLEO APURE

Transcendencia histórica y socio política


de Simón Bolívar.

JUNIO 2021.
INDICE

Introducción……………………………………………………………………....... 3
Primera Republica………..…………………………………………………….......

Campaña de Valencia………..……..………………………………………….......

Perdida de Castillo de Puerto Cabello...……………………………………………

 Día 1..………………………………………..…………………………………

 Día 2..…………………………………………………………..………………

 Día 3..……………………………………………………………………..……
 Día 4…………………………………………………………….………….......
 Día 5………………………………………………………………………........
 Victoria final………………………………………………………………….....
Carta de Simón Bolívar a Francisco de Miranda…………………………………
Capitulación de Miranda…………………………………………….................
Apresamiento de Miranda…………………………………………….............
Exilio de Bolívar a Curazao………………………………………….............
Conclusión………………………………………………………………….......
Bibliografía………………………………………………………………….......
Anexos………………………………………………………………….......

INTRODUCCION
El 19 de abril de 1810 en el proceso de la Independencia y el 5 de julio de 1811
como firma del acta de Independencia, fueron fechas que significaron las efemérides
magnas en la historia de Venezuela. A partir de entonces y con la más clara
concepción, debería iniciarse la reseña histórica para referir a los acontecimientos que
sucedieron en procura de consolidar la Independencia, proclamada tan gloriosamente
en esa fecha. Sin embargo, en detrimento de la justicia y de la verdad, no ha sido así y
se puede observar como muchos historiadores han dejado lamentables “lagunas” en
sus crónicas, que silencian de manera ostensible hechos de trascendental importancia.

En cuanto al 19 de abril de 1810, es mucho lo que se sabe de esta fecha, sin


embargo, se podría a asegurar que son muy pocos los que conocen como quedó
estructurado el nuevo gobierno, el 23 de abril queda conformada la Junta Suprema En
1810, el gobernador español Vicente Emparan fue destituido como Capitán General
de la Capitanía General de Venezuela (una región administrativa colonial que se
había establecido en el Virreinato de la Nueva Granada en 1777, para dar más
autonomía a las provincias de Venezuela). La junta compuesta por veintitrés
miembros, de los cuales Don Martín Tovar Ponte junto a Don José de los Llamozas,
fueron electos Alcaldes.

Además refiriéndonos a esta fecha, se debe acotar algo que ha sido escasamente
difundido y es ¿el por qué Simón Bolívar no quiso participar en este movimiento
revolucionario? En efecto, se reunieron varios jóvenes caraqueños en la casa de
Manuel Díaz Casado y resolvieron intentar un golpe al día siguiente, aprovechando
las festividades del Jueves Santo. El mismo Martín Tovar Ponte, uno de los
principales cabecillas, fue comisionado para convencer a Bolívar para que participara
en el movimiento; pero éste no aceptó ya que exigía la formación de un gobierno
autocrático en reemplazo del Español.

El siguiente trabajo está relacionado con lo mencionado en los párrafos anteriores,


cuyo propósito es analizar los acontecimientos históricos que vivió Venezuela
durante los primeros años después de la firma de la independencia en 1811. Algunos
de los acontecimientos que se describirán en las siguientes paginas van de la
Campaña de Valencia, perdida del castillo de Puerto Cabello, capitulación de
Miranda, apresamiento de Miranda, exilio de Bolívar a Curazao, fueron
acontecimientos que se forjaron en torno a la Primera República de Venezuela.
Además teniendo como base los estos acontecimientos se busca explicar la
transcendencia histórica y socio política de Simón Bolívar, en cuanto a sus actos
como estadística, así como lo expresado por medio de sus escritos, pensamientos,
cartas entre otros documentos.
DESARROLLO

1. Primera República de Venezuela

La Primera República de Venezuela, Es el nombre con que se conoce al periodo


histórico transcurrido entre el 19 de abril de 1810 y el 30 de julio de 1812 en la
historia de Venezuela, durante este periodo al país se le reconoce con los siguientes
nombres, Estado Unidos de Venezuela, Confederación Venezolana o Provincias
Unidas de Venezuela. En este lapso como tal, se inicia en Caracas con el
movimiento del 19 de abril de 1810, cuando el gobernador y capitán general Vicente
Emparan y Orbe y otras autoridades españolas son derrocadas pacíficamente y
sustituidas por una Junta Suprema de Gobierno que al comienzo se declaró
"protectora de los derechos de Fernando VII" pero cuyos actos se orientaban al logro
de la independencia absoluta de Venezuela.

Los aspectos más notables durante este tiempo son: la formación de Juntas
similares a la de Caracas, en las provincias de Cumaná, Margarita, Barinas,
Barcelona, Trujillo y Mérida, en tanto que Maracaibo, Coro y Guayana permanecen
fieles a la Regencia que gobernaba en España; la libertad de comercio exterior; la
creación de la Sociedad patriótica, por iniciativa de particulares, como organismo
radical revolucionario; el regreso a Venezuela del precursor Francisco de Miranda; el
bloqueo de las costas venezolanas por buques de guerra españoles; la convocatoria, la
elección y la reunión en Caracas de un Congreso donde estuviesen representadas las 7
provincias unidas: Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y
Trujillo; y la Declaración de la Independencia absoluta de Venezuela, por dicho
Congreso, el 5 de julio de 1811.

Existieron muchos acontecimientos que trajeron como consecuencia el fin de la


República, se debe principalmente a que los patriotas pasaron por procesos altos y
bajos en la organización de ésta, durante el año 1812. Los historiadores establecen
que el descontrol y la embestida realista, obligaron al señor Francisco Miranda, que
en esos momentos se desempeñaba como Jefe Supremo de los Estados de Venezuela,
y que luego sería reemplazado por Simón Bolívar, a firmar en la ciudad de San Mateo
una capitulación con los realistas. Esta capitulación tenía como principal objetivo
evitar el anarquismo, y principalmente el derramamiento de sangre a consecuencia de
la guerra, en Venezuela.
2. La campaña de Valencia

La campaña de Valencia, fue la respuesta del gobierno a la insurrección que estalló


en Valencia el 11 de julio de 1811, tras enterarse de la declaración de la
Independencia. Fue una campaña militar emprendida por los patriotas contra la
ciudad de Valencia durante el año 1811 con el objetivo de recuperar las provincias
del occidente del país y hacer que éstas se sometieran al gobierno de la Junta
Suprema. Cuando llegaron a Valencia las noticias de la Declaración de Independencia
en Caracas, se declararon en rebeldía y leales a Fernando VII. Los valencianos
tomaron los cuarteles de la ciudad prácticamente sin resistencia.

Tras llegar las noticias a Caracas se organizó un cuerpo de milicias de Aragua


al mando del coronel Simón Bolívar para vigilar la situación, mientras se prepara
una expedición al mando del marqués del Toro quien marchó a través de
los valles de Aragua y luego alrededor del lago de Valencia.
En Mariara encontraron resistencia, siendo emboscados entre dos fuegos (los
realistas apostados en las alturas del desfiladero y los botes en el lago) en el
desfiladero de La Cabrera, tras lo cual el marqués detuvo su avance (15 de julio).
Miranda lo sustituyó y dirigió la campaña el día 19 con los refuerzos de Bolívar,
forzando el desfiladero y tomando Guacara y El Morro el  23 de julio, expulsando
a los rebeldes monárquicos hasta la ciudad.

Estos negocian su capitulación durante la noche, pero no son desarmados. Tras


haber agasajado a los republicanos, en el amanecer se lanzan sobre ellos y los
expulsan a Guacara. Reorganiza sus fuerzas y vuelve para asaltar la ciudad en
una batalla de tres días hasta que decide asediar, dedicándose a tantear sus
defensas. Los valencianos habían fortificado la ciudad, la lucha fue casa por casa,
los reductos más fuertes eran el cuartel de los milicianos pardos y el convento de
San Francisco. Con 1.500 republicanos, el asalto final se produce los días 12 y 13
de agosto, con la capitulación de los realistas, incluyendo la flotilla que estaba en
el lago de Valencia; muchos de los prisioneros, antiguos desertores, simplemente
se sumaran al ejército victorioso.

Durante esta rebelión comienza la «guerra social» de pardos contra criollos; de


estos últimos, numerosos escaparon de la ciudad, reduciendo el número de
defensores a apenas quinientos pues todos los blancos desertaron. Los prisioneros
realistas fueron juzgados y condenados a muerte, pero después sus penas se
conmutaron y fueron indultados por el Congreso Constituyente, lo que no
tuvieron en cuenta los comandantes monárquicos. En Puerto Rico, el
«Funcionario Regio» Antonio Ignacio de Cortabarría acordó con el
gobernador, Salvador Meléndez Bruna, enviar mil hombres contra Cumaná,
donde esperaban el apoyo de la población. Sin embargo, al llegar encontraron una
fuerte defensa de las milicias patriotas y se dirigieron a Coro. El general
Miranda permanece en la urbe hasta el 22 de octubre, organizándola y dejando a
cargo al coronel Miguel Uztáriz.

3. Perdida del castillo de Puerto Cabello

Un patriota, un héroe nacional y un genio militar. Así es como recuerda la historia a


Simón Bolívar, el artífice (tras el espía y líder revolucionario Francisco de Miranda)
de la independencia de Venezuela a mediados del siglo XIX. Sin embargo, lo que la
leyenda se olvida de recordar es que hubo más de una ocasión en la que el llamado
«Libertador» se vio obligado a hincar la rodilla ante la bandera española que tanto
odiaba. Una de ellas, precisamente, sucedió entre junio y julio de 1812, cuando
siendo coronel y estando al mando del fuerte de San Felipe, en Puerto Cabello tuvo
que rendir la fortaleza y prisión después de que unos reos partidarios de Fernando VII
se escapasen y la tomaran desde su interior.

Aquella fue la gran humillación de Bolívar, quien se vio obligado a enviar


posteriormente una carta a su superior (Miranda) en la que admitía su culpa y su
estupidez y decía sentirse sumamente avergonzado por lo sucedido. No era para
menos, pues San Felipe era la fortificación más destacada del norte del país. Y había
caído bajo las manos de unos meros prisioneros. Desde este punto el 2 de mayo de
1812 Miranda había encomendado al Coronel Simón Bolívar, en sustitución del
Comandante Manuel Ruiz, herido en la acción de Valencia; El castillo cuyo mando
recibió Bolívar era uno de los más importantes del país, considerado como la llave
natural de Venezuela desde el norte y protegía varias provincias adyacentes. Entre
ellas, la costa de Puerto Cabello, la ciudad más directa que se encargaba de defender.

El castillo fue levantado por Real Orden de Felipe V (20 de junio de 1732) para
proteger los Almacenes de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas» y el tráfico de
la Flota de Galeones a Cartagena de Indias, Portobelo y Veracruz. «El Fuerte debe
defender la entrada y salida del Puerto, como asimismo el que defienda y domine toda
la extensión de sus contornos hasta donde pudiera llegar el alcance de su Artillería de
mayor calibre, y que todas las partes de esta Fortificación sean bien defendidas y
entre si recíprocamente flanqueadas», explicaba una orden del 31 de enero de 1737.
Cuando cayó bajo el poder venezolano, el castillo empezó a ser utilizado como
arsenal (en él se guardaban a principios del siglo XIX una gran cantidad de
municiones y pertrechos) y cárcel.
Simón se excusó a Francisco afirmando que un comandante (un tal Martinena) le
había aconsejado debido a que la goleta en la que se guardaban «hacía aguas». «El
resto de las municiones han tenido siempre sus almacenes en el castillo, como el
puesto más seguro y retirado del enemigo», explicaba Bolívar en la misiva. Así se
excusó Bolívar por haber guardado, en primer lugar, una gran cantidad de comida en
el lugar: «En cuanto a haber acopiado en el castillo víveres para subvenir a la
manutención de 300 hombres para tres meses, es claro que nada era más
indispensable que esta medida, para en caso que fuese sitiado, como no era imposible
en el estado actual de las cosas». A su vez, también dirigió unas curiosas disculpas a
Miranda por haber llenado hasta los topes de munición aquel castillo. Fuera por la
causa que fuese, había una verdad tan grande como un cañón de a 36 libras: que había
dotado a los prisioneros de todos los pertrechos necesarios para resistir durante más
de tres meses un largo asedio.

 ¿Quién fue el traidor?

Pero... ¿Cómo lograron los realistas salir de la prisión? Según Bolívar, gracias a un
traidor. Un subteniente de batallón de milicias de Aragua llamado Francisco
Fernández Vinony. Un hombre que, según el dolido coronel, se dejó cautivar por las
promesas de buenaventura hechas por los partidarios de Fernando VII. «Vendió la
fortaleza por hallarse quebrado de los fondos de su compañía, y la seducción del
mando o riqueza que esperaba ese traidor por recompensa de su felonía, luego de que
los reos del estado estuviesen en libertad», determinó en la misiva el militar
venezolano. Tal y como afirma el divulgador Tomás Cipriano de Mosquera en su
extensa obra «Memoria sobre el general Simón Bolívar», Vinony no tuvo piedad y
aniquiló a los guardias antes de soltar a los reos.

 Días de batalla por el Castillo


 Día 1

El 30 de junio 1.000 realistas se escaparon ávidos de sangre de su prisión y tomaron


el castillo. Bolívar recibió la noticia, cuando el teniente coronel Miguel Carabaño
acudió a sus aposentos a informarle de que se escuchaban ruidos sumamente extraños
dentro de la fortaleza y que había sido alzado el puente levadizo. El coronel envió a
un hombre para que averiguase qué diablos estaba sucediendo, pero ya era tarde. Las
murallas habían sido conquistadas. Con los cuerpos de los guardias tirados en el suelo
acompañados de sus respectivos charcos de sangre, pertrechos para resistir una
eternidad, y refuerzos realistas en marcha, los hispanos se prepararon para dar cuanta
más guerra pudieran a los venezolanos.
Así pues, izaron la bandera «encarnada» (como afirma Bolívar en su obra),
lanzaron unos gritos vitoreando a Fernando VII, y armaron las baterías para empezar
a machacar la misma ciudad a la que ese castillo debía proteger. Los realistas, a su
vez, iniciaron una serie de descargas de cañón contra los buques que se ubicaban
cerca del castillo y del puerto: el bergantín «Argos» y el también bergantín «Zeloso».
Los marinos de este último, para su suerte, tuvieron los suficientes reflejos como para
romper las ataduras de su buque y alejarse, viento en popa y esas cosas, de los
continuos cañonazos que le llovían desde las murallas. Se había iniciado la ofensiva
rojigualda en contra de la independencia.

Una resistencia, todo sea dicho, que Bolívar tomó más como una rabieta española
como algo serio. En base a ello, solicitó poco después a los ahora defensores que se
rindiesen. A cambio, les ofrecía la libertad y no ser fusilados. Sin embargo, la
respuesta desde el interior fue clara: «El Comandante del Castillo de San Felipe, de la
plaza de Puerto Cabello, ha hecho enarbolar el pabellón del rey nuestro señor Don
Fernando VII, y con sus fieles vasallos prometen defenderlo hasta derramar la última
gota de sangre». A pesar de ello, Bolívar envió en varias ocasiones mensajes
solicitando la rendición del castillo. Curiosamente, mantenía esperanzas en que
bajaran las armas. Quizá sabiendo la dificultad que sería para sus hombres tomarlo,
quizá por prepotencia. Pero amigo, la bandera realista siguió izada, desafiante, y las
vivas al rey no se detuvieron.

 Día 2

A pesar de lo acaecido, la jornada siguiente (el 1 de julio) se aventuraba optimista


para Bolívar. Al fin y al cabo, y según pensaba, contaba con no pocos hombres para
tomar por las bravas el castillo. De buena mañana, los marineros del «Argos»
quisieron poner su granito de arena en la conquista y, tras acercarse a la costa,
empezaron a descargar todos los pertrechos para que pudiesen ser utilizados por los
venezolanos. La idea no era mala, la verdad, pero la bala les terminó saliendo por la
culata del arcabuz cuando empezaron a recibir zurriagazo tras zurriagazo desde San
Felipe. «Al cabo de dos horas de hacerle fuego, lograron acertarle una bala roja que
incendiándolo lo voló y lo convirtió en cenizas», añadió Bolívar en su informe. La
situación comenzaba a complicarse.

Después de aquello, Bolívar se limitó a organizar a los 300 hombres que tenía a sus
órdenes y preparar el ataque contra el castillo de San Felipe. Un asalto que aquel día
no se llevó a cabo debido a que el lugar por el que el coronel pretendía atacar no era
apto para que navegaran los navíos de transporte. Mientras todo aquello sucedía, el
cañoneo español sobre la ciudad se hizo incesante. De hecho, los habitantes tuvieron
que abandonar una parte de la urbe ante la caída constante de bombazos. Los de la
rojigualda comenzaban a ganar papeletas en las apuestas.

 Día 3

El 2 de julio llegó acompañado del sonido de los cañones realistas. Armas cuya
munición causaba auténtico pavor en los partidarios de la independencia. Para
desgracia de Bolívar, aquella música no era contrarrestada por las maldiciones y las
salves a la República de los ciudadanos de la ciudad de Puerto Cabello. Por el
contrario, lo que había en la «city» (tanto por parte de los soldados venezolanos como
de los ciudadanos que allí habitaban) era miedo a los continuos petardazos hispanos.
Mala cosa para el coronel, que veía temeroso como sus conciudadanos se marchaban
a gran escala de la zona para evitar ser aplastados por un bolazo enviado desde San
Felipe.

«Conociendo la importancia de retener a los habitantes de la ciudad, y contener la


deserción de las tropas, tomé desde el principio todas las medidas de precaución que
puede dictar la prudencia: primeramente, puse guardias en las puertas de la ciudad;
mandé patrullas fuera de ella a recoger los que se refugiaban en los campos: oficié a
la municipalidad y justicias para que cooperasen a esta medida, comprometiéndolos
fuertemente: rogué a los párrocos exhortasen a sus feligreses para que viniesen al
socorro de la patria; más todo inútilmente, porque todos la abandonaron, y
olvidándose de sus sagrados deberes, dejaron aquella ciudad casi en manos de sus
enemigos», escribió el futuro «Libertador». Pasó la noche entre balas lanzadas desde
San Felipe. Y amaneció igual. ¿Para qué parar, si andamos sobrados de ellas? (que
debieron pensar los defensores de la honra de Fernando VII en Venezuela).

 Día 4

El 3 de julio más allá de los habituales zurriagazos contra Bolívar. Un hombre que
empezaba a entender que había perdido el mayor arsenal de su país y que a pesar de
lo que había creído en principio poco podía hacer para recuperarlo. Según explicó el
coronel en su carta, aquella jornada decidió que lo mejor que podían hacer sus
hombres era tocar música de tambores y pífanos para animar a los pocos
combatientes que quedaban bajo su mando. El día 4, por el contrario, hubo mucho
más jaleo en los alrededores de San Felipe. Y es que, además de enfrentarse a los
patriotas del castillo, Bolívar también tuvo que combatir a capa y espada contra una
columna de infantería y jinetes (todos ellos corianos -naturales de Coro-) enviada
desde Valencia (Venezuela). Unos 200 tipos leales a España que venían ansiosos de
aniquilar independentistas.

«El día 4 [nos atacaron] los Corianos; [...] sucedió por la parte del puente del
Muerto, camino de Valencia, en donde estaba un destacamento nuestro de cien
hombres a las órdenes del coronel Mires, el cual rechazó al enemigo y persiguió
victoriosamente hasta donde estaba su cuerpo de reserva, que reforzado entonces en
número muy superior al de los nuestros, obligó al coronel Mires a retirarse al
Portachuelo, a distancia de una milla de la ciudad, en donde le mandé detener y
esperar socorros de municiones y tropas; en esta acción, la pérdida fue igual de ambas
partes, y nuestros soldados se portaron con valor», añadió Bolívar en su informe.

Vencido por los corianos, falto de agua (los pozos eran dominados por el castillo)
bombardeado constantemente desde San Felipe, y escaso de hombres (apenas 150), la
tensión de Bolívar seguía en aumento. ¿De veras había perdido definitivamente la
posición defensiva más importante de Venezuela?

 Día 5

Entre los lamentos de Bolívar y los vítores de los patriotas llegó el día 5 de julio. El
definitivo para esta contienda. Según se puede deducir en base a su carta, el coronel
estaba tan desesperado -y sentía que había hecho tanto el ridículo- que decidió
ordenar un ataque con la «sus fuerzas totales». El primer objetivo fueron los corianos
que andaban avanzando -como cualquiera por su casa- a lo largo de las calles de
Puerto Cabello. De buena mañana, 200 partidarios de la independencia de Venezuela
calaron bayonetas y cargaron fusiles deseosos de hacer valer la República que sus
superiores habían creado.

Pero no les sirvió de mucho. «Encontraron un fuerte cuerpo de Corianos compuesto


de infantería y caballería, el cual fue atacado por nosotros, pero con tan desgraciado
suceso, que a la media hora de combate, sólo pudimos reunir siete hombres, porque
los demás fueron muertos, heridos, prisioneros y dispersos, habiendo quedado el
coronel Jalón que mandaba la derecha envuelto por los enemigos con el corto número
de soldados que le seguía, sin que hayamos podido tener noticia alguna de este
benemérito y valeroso oficial», destacaba Bolívar. Una nueva derrotas para el
«Libertador». Y se le empezaban a acumular. Después del fallido ataque apenas
quedaron 40 hombres para defender la ciudad de los corianos y de San Felipe. O lo
que es lo mismo, que pintaban bastos para el coronel.

 La victoria final
El 6 de julio fue el día en el que la humillación de Bolívar terminó de cocerse. Esta
comenzó con la capitulación definitiva de la ciudad de Puerto Cabello, cuyos
dignatarios andaban ya hasta el chambergo de recibir pelotazos de artillería.
«Habiendo tenido en consideración la situación de nuestra plaza, la de haberse
separado de ellas las autoridades que en ella se hallaban […] se ha capitulado, este
pueblo interior, entre varios vecinos de él, con las condiciones de no padecer en esos
alguna ni sus personas, intereses, ni empleos», informaba en una carta Rafael
Martínez, el gobernador de la urbe.

Ya sin ciudad que defender, hombres que dirigir, y lugar en el que refugiarse,
Bolívar no tuvo más remedio que marcharse con la cola del chaquetón entre las
piernas. Así pues, se retiró dando la fortaleza y la urbe por perdidas. Por si eso fuera
poco, dejó por escrito el gran dolor que le producía dejar en el terreno dos caros
obuses de bronce que no pudieron ser llevados al buque en el que huían por «falta de
quien los llevase a la playa».

“CARTA DE BOLIVAR A FRANCISCO DE MIRANDA”

Caracas, 12 de julio de 1812

Mi general: Lleno de una especie de vergüenza, me tomo la confianza de dirigir á


Ud. el adjunto parte, que apenas es una sombra de lo que realmente ha sucedido. Mi
cabeza y mi corazón no están para nada. Así suplico á Ud. me permita un intervalo de
poquísimos días para ver si logro reponer mi espíritu en su temple ordinario. Después
de haber perdido la mejor plaza del Estado, ¿cómo no he de estar alocado, mi
general? ¡De gracia, no me obligue Ud. á verle la cara! Yo no soy culpable, pero soy
desgraciado, y basta. Soy de Ud. con la mayor consideración y respeto su apasionado
súbdito y amigo que B. S. M. S. Bolívar.

En fin, mi general, yo me embarqué con mi plana mayor a las nueve de la mañana


abandonado de todo el mundo, y seguido sólo de ocho oficiales que después de haber
presentado su pecho a la muerte, y sufrido pacientemente las privaciones más crueles,
han vuelto al seno de su patria a contribuir a la salvación del Estado, y a cubrirse de la
gloria de vuestras armas. En cuanto a mí, yo he cumplido con mi deber; y aunque he
perdido la plaza de Puerto Cabello, yo soy inculpable, y he salvado mi honor. ¡Ojalá
no hubiese salvado mi vida, y la hubiera dejado bajo los escombros de una ciudad que
debió ser el último asilo de la libertad y la gloria de Venezuela!

4. Capitulación de Miranda.
La capitulación es cuando se establece un acuerdo entre dos o más personas, sobre
temas muy importantes. También puede ser la rendición de una fuerza o ejército,
donde este se rinde y accede a acceder sus posesiones a cambio de cumplir algunas
reglas determinadas por los jefes. La capitulación de Miranda o también conocida
como la Capitulación de San Mateo se caracterizan por ser la primera firmada en
Venezuela, recordemos que una capitulación se caracteriza por ser un pacto entre dos
o más partes, sobre un hecho importante. La capitulación de San Mateo, fue una
negociación establecida por Francisco Miranda y los realistas con el fin de terminar
con el conflicto entre ambas partes, resguardando principalmente el bienestar de los
republicanos.

El 30 de junio se produjo el alzamiento de Puerto Cabello en el mando de Bolívar,


los Realistas ganaron. Después de este acontecimiento Miranda comienza las
conversaciones Con Monteverde, y el 12 de julio le envía una carta pidiendo un cese
al fuego, Monteverde accedió y les dijo a sus tropas que no cometieran más
hostilidades, luego el 25 de julio firmaron la Capitulación de San Mateo. Tras la
Capitulación Monteverde llego a Caracas y comenzó una persecución contra los
Republicanos y un grupo de criollos, Bolívar acuso a Miranda de traidor porque ellos
pensaban que la capitulación era para ayudarlos, aunque esta solo los perjudico,
Miranda es apresado y enviado a España.

Monteverde fue proclamado Gobernador de la Capitanía General de Venezuela e


implanto la ley de la Conquista, esto hizo que el hiciera lo que le pegara la gana con
los Republicanos como: torturar, encarcelar fusilar y quitarle los bienes, la
Capitulación de San Mateo significó algo muy negativo, ya que a pesar de haber
firmado la Capitulación Monteverde no la cumplió, y se dedicó a perseguir y torturar
a los Republicanos, esto hizo que los menos privilegiados se sintieran engañados ya
que supuestamente esa Capitulación debía ayudarlos y no fue así, por eso con el
permiso de Monteverde ellos comenzaron a realizar saqueos.

Entre los capítulos establecidos en la capitulación de San Mateo, se establecen


puntos primordiales:

 Respectar la vida de los patriotas.


 Pedir admitía para los habitantes de Venezuela y sus bienes.
 Se solicitaron facilidades para el retiro paulatino del territorio por parte
de los patriotas.

 Sin embargo, a pesar de dejar en una capitulación establecidos los puntos, el


General español y jefe de los realistas Domingo Monteverde, no respeto el acuerdo,
violando la capitulación y comenzando una sangrienta persecución hacia los patriotas
lo que trajo como consecuencia directa la destrucción total del acuerdo. En
consecuencia esta decisión tomada por Francisco Miranda, termina con la caída de la
Primera República de Venezuela, por ende se reestableció el poder español.

5. Apresamiento de Miranda

Espía, mentiroso y precursor de la independencia de América Latina. Las formas


de definir a Francisco de Miranda son equiparables a la ingente cantidad de peripecias
que vivió a lo largo de su extensa vida. Con todo, si hubiera que resumir su existencia
habría que decir que fue un español nacido en el Nuevo Mundo que no dudó en
combatir a las órdenes de Carlos III convencido de la bondad de la Corona. Así, hasta
que se cambió de bando y luchó contra España en favor de la emancipación de las
colonias americanas. Una decisión que le granjeó llegar a Venezuela como un héroe y
ser nombrado general de su Primera República. Sin embargo, hablar de él también es
hacerlo de sus últimos años, los más trágicos. Y es que, tras firmar un armisticio con
los españoles como líder del nuevo país, fue traicionado por su viejo amigo Simón
Bolívar, entregado a Fernando VII por los venezolanos que tanto le habían amado y,
finalmente, murió en una prisión ubicada en Cádiz.

A pesar de todos los acontecimientos de la Primera República, Miranda no pudo


sostener los combates contra los realistas debido a la fuerte crisis económica de la
República, las fuerzas que se alzaron contra los independentistas, las movilizaciones
de las clases bajas de nativos (contrarias a que el poder lo ostentasen aquellos que
tenían el dinero) y los continuos ataques de Monteverde (los cuales terminaron por
desmoralizar a sus tropas). A todo ello se sumó la grave derrota militar que los
republicanos sufrieron en Puerto Cabello por culpa de la torpeza de Bolívar. Después
de todo ello, nuestro protagonista decidió tomar medidas drásticas y pactar con los
españoles la paz para evitar el colapso del estado. Este tratado se hizo patente el 25 de
julio de 1812 y, como cabía esperar, causó gran controversia entre los contrarios a
Fernando VII.

Tras aquella capitulación, considerada bochornosa por muchos de los oficiales a


sus órdenes, las tensiones que ya existían contra Miranda se hicieron todavía más
patentes y terminaron en un atentado contra su persona. En horas de la noche del 30
hacia la madrugada del 31 de julio de 1812, un grupo exaltado de jóvenes patriotas,
encabezados por Simón Bolívar y Miguel Peña, procedieron a detener al
Generalísimo Francisco de Miranda arrestaron a Miranda, a quien reprocharon la
capitulación con Monteverde: “Bochinche, bochinche...” fue la exclamación del
Precursor en el momento de ser detenido y encerrado en el castillo de San Carlos. Su
intención era someterlo a un juicio sumarísimo después del amanecer. La razón: la
firma de la Capitulación de San Mateo, acto que calificaban como traición a la patria.

6. Exilio de Bolívar a Curazao. 

El exilio marca el derrotero de diversos momentos políticos en la mayoría de los


países iberoamericanos. A lo largo de distintas etapas de la historia de América
Latina y el Caribe, el exilio ha sido una condición y una política en la que el sujeto
que lo vive ha tenido que abandonar su país para radicarse en otro; desterrado. Tras
diversos acontecimientos zarpa Simón Bolívar a curazao en exilio, tras la caída de la
Primera República, tras la pérdida de Puerto Cabello, y la capitulación de Francisco
de Miranda a favor del realista Monteverde, la captura de Miranda, le toca exiliarse y
pasar a La Guaira en donde logra obtener un salvoconducto para salir del país y
dirigirse a Curazao (entre el 1 de septiembre y mediados de octubre), sitio en el cual
se encontraban exiliados varios de los revolucionarios venezolanos.

Bolívar llegó el 2 de noviembre a Cartagena de Indias, que se encontraba como un


territorio independiente de la hegemonía del colonialismo español que imperaba en el
continente hispanoamericano. Cuando zarpa hacia la vecina isla, Bolívar atravesaba
una aguda crisis personal, buscaba sumarse a las tropas de Wellington en España,
para ello había reunido lo que pudo de sus bienes y el 1 de septiembre, a bordo del
“Jesús, María y José” llegaba a la pequeña cala de Port Marie, al Noreste y a
considerable distancia de Willemstad. Al llegar a la ciudad se encontraría con la triste
noticia de que le habían sido embargados dos baúles con sus haberes, consistentes en
plata acuñada y labrada, lo cual frustraba su intención de dirigirse a España.

La Isla de Curazao en esa época estaba bajo el mandato inglés. Acompañaban a


Bolívar el español Tomás Acosta quien estaba a su lado en calidad de paje o sirviente
suyo, José Félix Ribas pariente suyo, Vicente Tejera, Manuel Díaz Casado y
Francisco Ribas Galindo. En Curazao encontró la receptividad y el apoyo de algunos
nuevos amigos, entre los que sobresale el judío-sefardita Mordecha y Ricardo, quien
intervino ante las autoridades de la Isla, a favor de Bolívar, pues en su condición de
abogado, gozaba de un gran prestigio y confianza de las autoridades inglesas, además,
por su conocimiento profundo de los idiomas castellano, inglés, francés, holandés y
portugués, le habían valido el nombramiento de traductor e interprete público del
Gobierno.
CONCLUSION
BIBLIOGRAFIA
ANEXOS

PRIMERA REPUBLICA CAMPAÑA DE VALENCIA

CASTILLO DE PUERTO CABELLO FRANCISCO DE MIRANDA

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