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Datgnd DJ
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staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño, sea
de vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están
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Índice
Staff
Katiliz94
Katiliz94 Moonsdaughter
Nanami27 BrenMaddox
Angyyy Sandra289
Crisserns ZoeAngelikal
Pily
Mariabluesky Pily
Nanami27
Pily
Jane
Sinopsis
Hace diez años, los padres de Lorelei desaparecieron sin dejar
rastro. Criada por sus abuelos y con el apoyo de sus mejores amigos,
Lorelei está finalmente empezando a aceptar el hecho de que sus padres
nunca volverán a casa.
¿Qué es lo que sabe Jared acerca de sus padres? ¿Por qué dijo
Cameron a Jared que no puede tener a Lorelei? ¿Y qué es lo que harán
ellos cuando la muerte venga a tocar la puerta de verdad?
Darklight #1
Capítulo 1
Traidor
Traducido por katiliz94
Corregido por Fedee Black
1 Problema
espacio de aire vertical, tan seria que no siempre me era fácil de
conseguir. Deslizando una criptica sonrisa, dije:
Él sacudió la cabeza.
Brooke bufó.
Era lo mismo cada año. Durante una semana antes hasta una
semana después del aniversario de la desaparición de mis padres,
pasaban casi cada momento de vigilia conmigo, observándome, viendo
por cada necesidad mía. Eran increíbles. No estoy segura de lo que
pensaban que haría si me quedaba sola —nunca había sido
particularmente suicida— pero eran los más queridos amigos que una
chica podía pedir. El aire parecía volverse más seco esta época del año,
abundante y pesado, por lo que tenerlos alrededor ayudaba. Y
totalmente me gustaba ser atendida de pies a cabeza, así que
naturalmente lo extraía todo para que valiese la pena.
Debía haber estado en la sala de espera más tiempo del que había
pensado. Brooke y Glitch estaban esperándome fuera. Pero no podía
quitarme esas imágenes de la cabeza. Nunca había visto nada como eso
en mi vida.
—Oye, tú.
Entonces vino la respuesta. Una y otra vez hasta que mis abuelos,
en su estado de completo dolor, ordenaron a las autoridades a parar y
me llevaron a casa para llorar. Más tarde averigüé que toda la ciudad
había ayudado a buscar a mis padres. Grupos de búsqueda buscaron
durante días, rastrearon por pistas. Incluso el FBI apareció, pero nunca
nada fue encontrado. Ni un solo rastro de evidencia. Tan cliché como
sonaba, literalmente se desvanecieron sin rastro.
El reporte oficial manifestaba que mis padres se habían separado
y perdido en su camino de regreso. Pero nunca habrían hecho eso.
Nunca me habrían dejado. Y aun así, porque no había evidencia de
juego sucio, la investigación duró solo un par de semanas.
Asintió.
—Sigo pensando en el chico del Java Loft. Desde hace tres días,
ese chico y esa visión.
—No.
Su sonrisa se amplió.
—¿Y?
—Oh, cierto, vale, la mayor parte del tiempo. Pero esta visión era
diferente. Demasiada emoción. Demasiada confusión.
—Tal vez. —No había pensado en ello de esa forma. Era muy
nueva en todo lo de acosar.
Se encogió de hombros.
—Dispara.
La miré boquiabierta.
—Acosar es su pasatiempo.
La había perdido.
Su entusiasmo se marchitó.
—La campana sonó, gente. —El Director Davis salió del frente de
su despacho en su habitual traje marrón y una corbata aún más
marrón a juego con su pelo marrón y su más marrón bigote como un
árbol. Era alto, ancho, y de constitución más como un jugador de futbol
profesional que un director de instituto. Pero podía ver de dónde
vendría la fibra útil. Varios de nuestros estudiantes también tenían una
constitución como un jugador de futbol. Arriesgué otro vistazo mientras
él incitaba a los estudiantes a ir a clase con un gruñido practicado—.
Vamos a clase. Muévanse.
—¿Señor?
Miró arriba.
—Sí, señor.
—Por favor.
—Mis padres no podían estar aquí hoy. Espero que eso esté bien.
—Sí, señor.
Hay un Dios.
—¿Ves esa puerta de ahí? —El señor Davis señaló más allá de mí
a la puerta del conserje a través del pasillo.
Jared asintió.
Se detuvo y giró.
—No, señor.
Me quedé inmóvil.
¿Penetrantes?
—Soy Jared.
—Gracias.
Con un suspiro airado, volví a mis sentidos. Por supuesto que no.
Lo que vi no era real. Nunca podría ser real.
—¿Conmigo?
2
Asistente Personal Digital
—Esta es la mía —dije, deteniéndome al lado de mi primera hora.
—Ciencias.
Casi tropecé.
***
—¿Mi abuela?
—Sí —dijo Brooklyn detrás de mí—. Le dije por qué llegaste tarde.
Tu abuela no se estaba sintiendo muy bien.
Sonrió.
—Gracias.
Pero…
Sonreí.
—Charlatana.
Glitch tenía que ser el chico más geek y genial que conocía. Era
inteligente, divertido, y bajo, y a todo el mundo en la escuela le gustaba.
Era extraño. Y estaba llenándose, volviéndose más varonil. Había
crecido tres pulgadas durante el verano. ¿Qué diablos era eso?
—Estoy bien.
Brooklyn resopló.
—¿Estás psicótica?
—¿No dijiste que Joss Duffy intentó pegarte los párpados cerrados
en el kínder?
—Eso tuvo que ser doloroso, lo sé, pero fue hace meses, Brooke.
Esto es diferente. Se ven diferentes. Desesperadas. —Tamborileé los
dedos sobre la mesa ente el pensamiento mientras Brooke tomó otro
bocado de mi ensalada—. Te estoy diciendo, algo está muy mal.
Se encogió de hombros.
—¿Qué piensas?
Brooklyn asintió.
Asentí, hipnotizada.
3Häagen-Dazs: Marca de helados muy famosa; fundada por Reuben y Rose Mattus
en Bronx, Nueva York, Estados Unidos en 1961.
—Uh, Seño... —dijo, dándome un codazo de nuevo.
Estaba allí con ella. Jared se había vuelto con su bandeja y miró
fijamente hacia mí como preguntándose si debía unirse a nosotros o no.
—Oh, sí.
—Realmente.
—Suéltame.
—Vas a tener que darnos más que eso, Glitch. Ya hemos visto los
frutos. Necesitamos el jugo.
—Oh, no, no. —Movió el dedo índice hacia él—. ¿No pasó algo
entre ustedes dos una vez?
Glitch se congeló.
¿Podría esto tener algo que ver con lo que le pasó? Ahora que
pensaba en ello, él y Cameron habían sido amigos en el segundo grado.
Pero no después. No habían hablado dos palabras en ocho años.
—Él es fuerte.
—Solo fuerte.
Le había contado toda la historia. Ella sabía que Glitch había ido
como una persona y vuelto como un animal completamente diferente.
Teníamos solo siete, pero en esas pocas semanas, pareció envejecer,
endurecerse, casi hastiado. Y perdido. Le tomó mucho tiempo encontrar
su camino de regreso, y tanto como no quería que regresara a ello, al
mismo tiempo, quería saber más. El nombre de Cameron parecía estar
apareciendo mucho en los últimos días, y quería saber por qué.
Suspiró.
—¿Otra más?
—Glitch…
—Afirmativo.
—¿Confías en mí?
—¿No debería?
—¿Qué no dolerá?
—Sí.
—Esto es extraño.
—Por favor.
—Shhhh —susurró.
Le sonreí.
—Magia.
Sus ojos brillaban como el aire que nos rodeaba, y tuve que
esforzarme para enfocarme.
—¡No, Cameron!
Sin desbloquear su mirada, me empujó más o menos de vuelta a
la tierra, demasiado decidido a hostigar Jared para molestarse en
alguien tan aparentemente intrascendente.
La lucha que siguió parecía más mística que real, como si dos
dioses habían elegido la Tierra como su campo de batalla. Cada uno
poseía fuerza más allá de la explicación.
—Cameron, detente.
—Está herido.
A pesar de que era demasiado alto como para pararse ojo a ojo,
con mi actitud cabreada parecía suficiente para llamar su atención. Me
paré frente a él, los pies separados, los puños en las caderas, y lo miré
con toda la ferocidad que podía.
—Lorelei…
—Eso no es gracioso.
—Toma mi mano.
Cerró los ojos con frustración y aspiró una bocanada de aire. Sin
mirarme, pidió una vez más.
—No. —Mi voz era suave, más insegura de lo que quería. Pero me
negué a moverme—. No estaba bromeando cuando dije que no lo
dejaría.
Su piel no era como la luz, como había sido, parecía que algo
había cambiado.
—Dame un minuto.
—¿Qué me has hecho? —Su voz era dura, áspera. Tenía miedo,
como un chico perdido y solo, y encabronado como en el infierno por
esto.
Oí a Cameron llamarme.
—¡Lorelei, resiste!
—No más. —Hablé con suavidad pero con firmeza—. Esto tiene
que parar. —Me volví a Cameron—. Esto tiene que parar.
—¡Él! —dijo con dureza—. ¡Es él! He estado acechando a esa cosa
los últimos tres días.
Éxito al final. Por fin algo llamó su atención. Me soltó con una
sarta de maldiciones de la que cualquier rapero estaría orgulloso y cayó
hacia atrás contra el portón trasero, frotándose la espinilla
vigorosamente. Después de un momento, se deslizó hasta el
parachoques y me lanzó una mirada malévola, respirando con
dificultad, su paciencia disipándose claramente.
4
Torpedero¹: jugador en béisbol que ocupa la posición entre
la segunda y tercera base.
En un instante se volvió hacia mí, se dio la vuelta y me apuñaló
con una mirada que hizo que el azul de sus ojos se encendiera con ira.
—¡No hace eso! —gritó, agitando una mano hacia el lugar donde
Jared había estado de pie—. No salva vidas, Lorelei. Eso no es lo que
hace.
—¿Estoy muerta?
—No lo vi.
Lo miré, sorprendida.
—Lo siento por todo, Lorelei. Ojalá nada de esto hubiera pasado.
Se encogió de hombros.
—No lo hago.
—No, ¿cómo?
—Amigo, puedes ser muchas cosas, pero una cosa que no eres es
el mismo chico que conozco desde la guardería.
Bajó la cabeza.
Lo miré boquiabierta.
Y no dolía.
***
—Está despertando.
¿Brooklyn?
—No creo que algo de esta sangre sea suya. No puedo encontrar
un rasguño en ella.
—Oh, Dios mío —dijo Glitch—. ¡La han convertido en una rana!
—¿Por qué?
—Está bien, les voy a contar todo —dije—, pero tienes que tener
la mente abierta. Eso va para ti también, Glitch.
Se burló como ofendido.
—Sí. Bueno, no. Algo así. Uno de los cámaras del canal de
Turismo irrumpió en el café mientras estábamos sentados allí. Dijo que
podía jurar que un camión atropelló a una chica joven con largo cabello
castaño rojizo. Dijo que te habías ido, pero literalmente fue alrededor de
todos los clientes y les preguntó si habían visto algo. Dijo que parecía
que un terremoto había golpeado la ciudad.
Inhalé bruscamente.
—¿Obtuvo una cinta?
—No es todo —dijo Glitch—. Creo que estaba hablando con algún
gran productor. Dijo que la cinta se había jodido justo cuando el
camión estaba a punto de... a punto de atropellarte—. Su voz se quebró,
lo que demuestra que el sujeto le molestaba. Por alguna extraña razón,
me sentí culpable.
Me reí.
Brooklyn resopló.
—¿Cómo puedo hacer que las revise la enfermera sin que mis
abuelos se enteren? Los llamaría. Tendría que hacerlo.
5
Slush Puppie: Bebida helada
6
Jedi Mind Tricks: Grupo underground de hip-hop de Filadelfia, Estados Unidos
—Lo sé. Estoy diciendo...
—¡Aquí! ¡Justo aquí! —Señalé con más entusiasmo del que había
querido—. ¿Ves las marcas de neumáticos?
—Ahora, buscamos.
***
Cuatro horas más tarde, me senté en el Java Loft7 con dos amigos
un poco molestos mirándome.
—Un fondo sobrenatural sin duda encaja con la visión que tuve,
no importa lo loco que suene, pero, ¿qué pasa con Cameron? —
pregunté—. Quiero decir, ¿Cameron Lusk? Vamos. Lo conocemos desde
la guardería. —Cuidé mi capuchino de moca, con mi imaginación
enloqueciéndome.
7
Java Loft: nombre de una cafetería.
Glitch y yo la miramos con sorpresa, aunque Glitch parecía un
poco más molesto que sorprendido.
—Glitch.
—Cinco —nada8.
Glitch resopló.
***
8
De cinco bajo: originalmente en español
—Supongo que esto responde a mi pregunta acerca de su vida en
el hogar —dijo Brooklyn, arrugando la nariz con disgusto.
—Tal vez.
Me aclaré la garganta.
—Algo. Pero no veo las cosas que él ve. Y estoy muy feliz por ello.
—¿Cabezota? —preguntó.
—¡Sí!
—Ha sido así desde que su madre falleció. Terco como que el día
es largo.
—Tenía dos años, casi tres. Lo vio incluso entonces. Lo vio venir
por ella, llevándosela.
Me quedé helada y mi pecho se apretó.
Levantó la vista.
***
—¿Y tú? —Glitch alzó las cejas hacia mí, como si todo fuese
normal, como si no hubiera hervido todo el camino a casa después de
visitar el padre de Cameron la noche anterior.
Así, con solo tres horas de sueño, me volví hacia Brook en señal
de frustración.
Silbé, impresionada.
***
¿Exprimida? ¿O tostada?
Me senté asombrada.
—Oh, no —le dije con una risita, haciendo mi mejor esfuerzo para
que sonara completamente inocente de cualquier delito. Como, por
ejemplo, saltarse las clases. Él no debía saberlo todavía—. Solo estaba
bromeando.
—Ya veo. Le vi hablando con él. Parecía que ustedes dos eran
amigos.
—Bueno, lo éramos. Quiero decir.
—No ha asistido a una sola clase desde el día que llegó. Solo
pensé que tal vez usted sabía algo acerca de su situación.
—¿Su situación?
Lo tengo. 1977.
—Lo hará.
—Seguramente bromeas.
—Hola, Betty Jo. —No pude evitar darle una patada en el tobillo a
Glitch. Maldijo en voz baja mientras Betty Jo me dio un abrazo.
¡Sí!
Jared Kovach.
—¿Y si es él?
—¿Y si lo es, y él estaba allí el día que el hermano del señor Davis
murió? —Volví a pensar en lo que el padre de Cameron había dicho—.
Cameron lo llama la parca. Quizás realmente lo es.
—Sí, una descabellada. —Se pasó los dedos por su pelo de punta.
—No estabas allí, Glitch. No viste lo que vi. ¿Qué tipo de entidad
puede detener el tiempo?
Sonrió.
Brooklyn se rió.
Esa era una buena pregunta. Solo podía llegar a una respuesta, el
único rastro que teníamos que seguir.
—Hola, abuelo.
Igual que yo. Y fue en la misma zona donde Jared había sido visto
por última vez.
—Mi mamá dijo que está bien con ella si está bien con ustedes —
añadió Brooklyn. Hombre, nos estábamos haciendo buenas en la
mentira.
***
—¿Y por qué creemos que los chicos podrían estar aquí?
Me encogí de hombros.
—Las dos palabras del vocabulario clave para esta noche son
extremo y peligro.
Se encogió de hombros.
—Por favor, dime lo que está pasando —dije, mi voz quebrada por
la súplica.
Se volvió hacia mí, por fin, una línea vertical arrugando la piel
entre sus cejas.
—¿Mis abuelos?
En las películas parecía tan fácil. Nada era real. Se esperaba que
los hombres luchen, y los buenos siempre ganen. Pero en la vida real la
violencia era repugnante, traumatizante. No tenía ningún sentido. No
había blanco y negro, ningún escenario con el chico bueno y el malo,
ninguna línea sólida de la virtud con la que llevar la cuenta. Solo había
tonos grises. El dolor era real. La sangre era real. Y preferiría morir
antes que ver eso de nuevo. Cerré los párpados, empujando a las
lágrimas de mis ojos a caer por mis mejillas y gotear por mi barbilla.
Cameron se burló.
—¿Qué ley?
—Está bien, además del hecho de que todo esto me está volviendo
loco, tengo que preguntar, ¿eso en sí mismo cambia la historia? —
Inclinó la cabeza ante el pensamiento—. Quiero decir, de cualquier
manera, habrías detenido la muerte de los abuelos de Lorelei, ¿verdad?
Eso es un cambio.
Sabía que había traído una pistola. Mi mejor amiga tenía agallas.
Nadie podía discutir eso.
—¿Estabas allí?
—Eres un imbécil.
Por primera vez, tuve una buena vista de él. Se parecía a Jared
con la camiseta raspada, con moretones, hinchado. Negué con la
cabeza. De ninguna manera podría alguna vez entender a los chicos.
—Es de Jophiel.
—Mentí.
—Lo es.
Me opuse, frustrada.
—No siempre.
—Bien…
—En ese momento, el marido de Arabeth sabía que sus tres hijas
también tenían el don. Las llevó a los padres de Arabeth, las echó en el
patio de la pareja y le hizo a su familia política una promesa, que si aún
estaban allí al amanecer, los mataría a todos. Con pocas opciones,
tomaron a sus nietas y huyeron en la noche. Tu antepasada, Lorelei
McAlister, fue la primera mujer en la historia de la humanidad en ser
quemada como una bruja.
—La hija más joven —continuó Jared—, fue acogida por granjeros
pobres, pero creció feliz y saludable. Su linaje continuó por mucho más
tiempo y terminó con la consagrada, la mujer que conocen como santa
Juana de Arco.
Brooklyn se volvió hacia él, con los ojos muy abiertos de asombro.
—Lo está.
—Eso es… increíble —dijo Glitch. Por una vez, parecía luchar con
qué decir.
—¿Qué hay sobre la hija del medio? ¿Qué pasó con ella?
Los rasgos de Jared se suavizaron, sus ojos brillando en la luz
tenue. Parecía contento por mi interés. Incluso aliviado, tal vez.
—Todas las otras líneas han sido cortadas. Eres la última, Lorelei.
El cielo ha estado esperando mucho tiempo por ti. Y has causado un
gran revuelo. —Respiró profundamente—. De hecho, ellos estaban
esperándote hace un par de días. Probablemente he causado un gran
revuelo a mí mismo.
—Y ahora estás varado por mi culpa. Porque rompiste una ley por
mí.
Cruzó los brazos sobre el pecho, sus ojos brillando con diversión.
—Estaba esperando.
Brooklyn resopló.
—¿O qué?
Sonrió.
Lo pensó un momento.
—Sí.
—Eso fue hace dos días. ¿No has tenido nada que comer o beber
en dos días?
Se encogió de hombros.
—¿Cómo lo sabes?
—No.
Se encogió de hombros.
—¿Estoy interrumpiendo?
Extendió su mano.
—¡Jared!
—Mal así.
Después de que se cepilló los dientes, llené una taza con agua y la
llevé hasta su mano. La duda le impidió agarrarla.
—No importa, lo estás. Dos días sin H2O le hacen eso a una
persona. —Cuando todavía no bebió, empujé la taza a su boca—. No
tenemos un calentador de agua muy grande, así que nos quedamos sin
la misma bastante rápido. Es posible que quieras ducharte
rápidamente.
—Bueno.
Sonreí.
—Más o menos.
—Por supuesto.
—No es probable.
—Espera —dijo, sonriendo de repente—, ¿dónde lo encontraste?
Silbé, impresionada.
Brooklyn lo notó.
—¿Jared?
—¿Jared?
Puse una mano sobre mis ojos y palpé ciegamente las válvulas de
la ducha, tratando desesperadamente de evitar partes del cuerpo.
Después de cerrar el agua, agarré una toalla de la estantería y se la
entregué sin mirarlo.
—Lo sé.
Su confesión me sorprendió.
Bajó la cabeza.
—Por supuesto.
—Oh, está bien —dije con una risita nerviosa—. Supongo que
querrás un poco de privacidad.
Un absoluto supernova.
—¿Estás bien?
—¿Qué le dijiste?
—Lo hago.
—Por supuesto. Estás atrapado aquí por mí. Has perdido todo.
—Pero, ¿qué pasa con Jophiel? ¿El arcángel que visitó a la madre
de Cameron? ¿No era prohibido?
—¿En serio?
—¿Es malo?
—Horrible.
Le tiró su almohada.
—No lo es.
—¿Cómo lo sabes?
Él negó en desacuerdo.
—Vamos, Rocky.
Me reí.
***
—Es ella.
Miré a mí alrededor.
—¿Qué?
—Entonces…
Ella dio un paso hacia delante, sus movimientos como una brisa
suave, mientras que un niño se asomaba por su falda para ver Jared.
Con su cercanía, Jared se hincó en una de sus rodillas como
reverencia.
—Lorelei.
—Lorelei.
—Gracias, abuela.
***
Elegí ignorarlo.
—Me imaginé que podrían tener que hacerlo. Es por eso que vine
aquí.
Una vez más, la señora Mullins salvó el día. Hombre, amaba a esa
mujer. Pero antes de llegar a la puerta, el reportero acosador nos
encontró de todos modos.
—¿Qué? —preguntó.
—Cierto.
Bajó la cabeza.
—Tú no cuentas.
Nop.
—…es solo que ser grosero contigo es diferente de ser grosero con
un completo extraño. —Puso su brazo en el de Glitch—. Es como esa
vez que prendiste fuego a los shorts de tu hermano menor... mientras él
todavía los tenía puestos. Quiero decir, ¿alguna vez le harías eso a un
completo desconocido?
—No.
Me encogí de hombros.
Ups.
—¿Una pelea?
11
Buick: Marca de autos.
Cuando entramos en el despacho del señor Davis, llegué a un alto
justo en el umbral. Mis abuelos estaban allí. En su oficina. Sentados.
En su oficina. Mi latido del corazón se disparó.
Y respiré.
Capítulo 14
Nuevas Noticias
Traducido por Sandra289
Corregido por Key
—Así que —dijo—, ¿tú solo tienes esas tres leyes? ¿Son similares
a los mandamientos? Porque tenemos, como, diez.
—¿En serio?
—Si tengo que hacerlo, chicos, iré a por las espinillas de nuevo.
Lo miré.
Por supuesto, sin saber cuánto tiempo la tregua duraría solo era
una de los millones de cosas que no sabía. No sabía cuánto tiempo
Jared estaría con nosotros, si el Director lo había reconocido, o incluso
si el Sheriff nos creyó.
Interesante.
—¿Tradición?
Chasqué a Brooklyn.
—No —le dije—, con las gemelas Southern. ¿Has visto el brazo de
Ashlee? Algo está muy mal con ellas.
—Sí, claro.
—¿Alguna vez pensaste que es tal vez por eso que estás aquí? Tal
vez estás aquí para ayudar a la gente, para usar tus poderes para
defender la causa de los que son... bueno, poco triunfadores.
—Lorelei —dijo pacientemente, empujando a su bandeja lejos—.
Estoy aquí porque rompí la ley. Soy a base de carbono como tú.
—¿Casi?
—¿Estás curioso?
Entonces me di cuenta.
—Teme a la oscuridad.
—No creo que ella lo hiciera para llamar la atención, Brooke. Creo
que está asustada. Aterrorizada. ¿Saben lo que significa? —pregunté a
Jared y Cameron.
12
Joe Schmo: se dice que una persona es Joe Schmo cuando quieres referirte a una
persona normal, pero no necesariamente con connotación negativa. Etimológicamente
relacionado con “el corriente Jon” y Schmo que es palabra yidish para idiota.
—¿Qué? —le pregunté, bastante ofendida.
—Maldit…
Con una mano en cada pecho, les susurré una dura advertencia:
No esta vez.
Y la realidad se hundió.
Oh, eso era otra cosa. Nadie salvo Cameron escuchó lo que Jared
me había dicho. Ni Brooklyn, ni Glitch, ni la chica rara en la mesa de al
lado babeando en su bandeja de comida. ¡Nadie!
Brooklyn, dijo que ella había estado hablando con Glitch, pero
honestamente, ¿cómo alguien podría haberse perdido tal discurso?
—¿Y?
Parpadeé a Brooklyn.
—¿Y, qué?
Brooklyn silbó.
—¿Que por muy dentro mío estoy bastante celosa de ellas, lo cual
me hace una solitaria y patética perdedora?
—Um, no.
Sonreí.
—Mucho.
Las animadoras progresaron con sus habituales trucos y juegos.
La banda de la animación y la multitud aplaudieron. Cada clase trató
de superar en gritos a los otros tres por el honor de salir de la escuela
diez minutos antes. Las personas mayores generalmente ganaban, su
experiencia y la inminente fecha de lanzamiento, también conocido
como la graduación, suministrándole una crueldad de la que carecían
las demás clases desde el principio.
13
Ritalin: Nombre comercial de la droga metilfenidato, de venta por receta, es un
estimulante del sistema nervioso central. (Sus efectos son similares a los de la cafeína,
aunque más potentes, pero menos potentes que los de la anfetamina).
Mientras tanto, las porristas, tuvieron mucho éxito con la primera
compañera desanimada, e hicieron lo mismo con la segunda. Una vez
más, después de que la chica fuese colocada en la caja, ella saltó casi
inmediatamente, saltando llena de energía y alegría.
***
Glitch tenía una reunión antes del gran partido, así que el resto
nos hemos decidido por ir al Java Loft hasta entonces.
—Sí, eso fue muy interesante. ¿Has visto cómo las porristas
estaban mirando a Jared? Fue extraño.
—Sí, pero estaba atraída y molesta cerca de él. Ellas estaban más,
como, molestas.
Brooke se echó a reír.
—No especialmente.
—¿Quién?
—Ella lo hizo.
—Eso es un correcaminos.
Ella se detuvo a mirar hacia abajo del lado del cañón, teniendo
mucho cuidado de no acercarse demasiado. Los ricos verdes de la
montaña llenaron su visión de la derecha. Los profundos rojos del
cañón rico en hierro se encontraban con el de la izquierda.
Luego, sin ninguna razón explicable, ella jadeó y saltó hacia atrás,
cayendo con la bici a la cornisa que daba a la pared del cañón.
Encausado en el asiento de seguridad, Cameron cayó junto con la bici
en un arbusto. Sus espinas como agujas lo castigaron por invadir su
territorio, pero no le importaba. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué su
madre saltó de esa manera?
¡No!
Era Jared.
—No siempre.
—Y yo te enviaré de vuelta.
Cameron se acercó.
—¿Otra vez?
El señor Davis no dijo nada, así que me volví. Él miraba con los
ojos abiertos a los brazos de Jared. En los tatuajes. Palideció y tomó un
minúsculo paso hacia atrás.
No lo creo.
Estaba asombrada.
Luego sonrió.
—Lo sé.
—No lo entiendo.
—No sabía quién eras. Porque estaba viendo a través de los ojos
de Cameron, no pude leer nada. No estabas realmente allí.
—Sí, hace solo trece años. Luego, cuando me enviaron aquí para
llevarte, te recordé al instante. Recordé el fuego quemando tan
brillantemente a tu alrededor, casi no podía mirar. Paré el tiempo para
estudiar tu rostro. —Se acercó y rozó sus dedos a lo largo de mi
mandíbula—. Tienes un alma remota, poderosa y tranquila. El
descendiente de Arabeth. Cuando te vi de nuevo, nunca quise quitar
mis ojos de ti. No podía dejarte morir. No podía dejar que te vayas,
nunca te volvería a ver de nuevo.
Miré a un lado.
Allá vamos.
—¡La sé! ¡La sé! Porque te rogamos que usaras tus infames
habilidades de chico para ayudarnos a entrar en la casa de Ashlee y
Sydnee mientras ellas están fuera disfrutando una cena de bistec
regreso a casa de la victoria, cortesía del Club de Promotores Wolverine.
—Oh, lo siento.
—¿Cuál es la diferencia?
—Oh, seguro.
Se encogió de hombros.
—Solo si quiere.
—A la de tres —dijo.
—Es ella —continuó—, el profeta y uno de los chicos del otro día.
—Se detuvo un latido—. Cierto, el oscuro. Vas a tener que verlo por ti
mismo. Tiene las marcas de un mensajero, pero no lo es. No puede
serlo. Parece mortal.
Y corrí. Reuní toda la fuerza que tenía y corrí como nunca había
corrido antes. Un miedo cegador me llevó hacia adelante. Las ramitas y
ramas azotaban a través de mi cara cuando me resbalé y tropecé por la
ladera. Mi corazón latía tan fuerte, que podía oírlo palpitar en mis oídos.
En el fondo de mi mente, sabía que nunca podría correr más rápido,
pero mis pies no me importaban. Empujando, bombeando, tropezando,
atrapando, y bombeando de nuevo. De hecho, me caí dos veces, como
esos pollitos en las películas de terror, en los desniveles del terreno casi
imposible de navegar. Pero me puse de pie y empecé a correr hacia la
carretera de nuevo.
¿Pero no fue eso lo que hizo? ¿No era su trabajo? Tal vez la
muerte era tan natural para él, que no se lo pensó dos veces. Tal vez,
cuando su temperamento estalló, no pudo detenerse.
¿Cuándo empezó todo a ser tan grave? ¿Tan real? Jared no era
humano. No pertenecía a este plano, al igual que Cameron, dijo. Estaba
atrapado aquí por mí. Y claramente, podía matarme en un instante si
quería. N había sido consciente de ello antes. Ahora tenía otra opción.
Pero ella no vio lo que yo vi. Traje un ser supremo a este plano.
Una fuerza tan poderosa que incluso otras entidades sobrenaturales le
tenían miedo. Una fuerza que no jugaba con nuestras reglas. No creía
en nuestro conjunto de normas morales. Y le había dejado suelto sobre
la raza humana.
Lo miré.
No me volteé.
Miré a Glitch.
—¿Quizás Cameron pueda arrojar algo de luz? —Lo miré, con mis
cejas levantadas en señal de pregunta.
Miré a Cameron.
—¿Tenía algo que ver con un ángel? ¿Con Jared?
—No, Lorelei —dijo—. Tenía que ver con dos personas muy malas.
—No dije que no daba miedo. Solo dije que era hermoso.
Lo miré.
—Si bien tiene una espada horrorosa, daría mi brazo derecho por
tenerla —continuó Cameron.
Negó.
Frunció el ceño.
—Es cierto. Pero solo para ser claros, los seres sobrenaturales no
se asustan fácilmente. Tienes que ser bastante poderoso como para
asustar a Casper y hacer que se mee encima. A menudo los fantasmas
no le tienen miedo a los seres angelicales, Lor. Pero sin embargo, están
aterrorizados de Jared.
—Me hubiera gustado haber estado allí contigo. Siento tanto que
pasaras por esto tú sola.
—Lo sé, pero creo que es más la pérdida. No puedo creer que se
haya ido. Sé cómo suena después de todo lo que pasó. Él es
probablemente la última persona que echaría de menos, pero…
¡Mi alma se dio a la fuga! ¡Mi corazón voló alto! Una sensación de
mareo delirante y euforia, se apoderaron de mí con el conocimiento de
que Jared estaba todavía aquí. No se fue. No regresó trabajo diario.
—Dolor.
—Oh, Dios mío —dije mientras rodeaba su cuello con mis brazos
y envolvía mis piernas alrededor de su cintura—. Estás de vuelta.
Estaba tan preocupada.
—Lo siento.
—No, yo lo siento.
—Cameron.
—Entra, abuela.
—Pero…
—Todos ustedes.
—Pero…
Nop. Se había ido.
Hombre, esa mujer era rápida cuando quería serlo. Pero ponla al
volante de un Buick...
—Bueno, está bien, supongo que eso es bueno. —Elevé mis cejas
a Brooklyn, que asintió a medias, claramente preocupada ahora mismo.
—¿Qué querías decir con nadie ahí abajo? ¿Quién está aquí?
—Cameron.
Todos nos volvimos a ver que incluso el padre de Cameron estaba
allí. En ese momento, la expresión de Cameron se apartó de engreído a
casi vergüenza.
Cameron se alzaba sobre él, como lo hacía con todos los demás en
la habitación excepto por Jared, los chicos como las dos caras de la
misma moneda, uno oscuro y uno luz.
—Gracias, papá.
—Arcángel —corrigió.
—Tú eres…
—Les juro que si alguno de los dos levanta un otro dedo hacia el
otro, voy a matarlos a ambos, en sus sueños.
—Eso duele.
Bueno, eso sin duda encajaba con la historia que Glitch nos
había dicho unos días antes. Pero aun así. Esto se estaba volviendo
ridículo. El padre de Cameron le alborotó el cabello y yo hubiera
sonreído si no estuviera pensando en el ritual de asesinato.
—Ahora, abuela, abuelo —dije, contemplando a cada uno a su
vez—. ¿Qué está pasando? ¿Cómo saben de Jared?
—Estoy escuchando.
—Sí, pix —dijo el abuelo—, era muy real. Lo que has visto, era,
literalmente, las puertas del infierno abriéndose.
El abuelo asintió.
—Lo viste. Tenías seis años de edad, y viste las puertas del
infierno abriéndose. Tu madre y tu padre se apresuraron a ir a donde
los guiaste. Intentaron detenerlo, detenerlo a él, pero fue demasiado
tarde.
—Es por eso que nos mudamos aquí, en primer lugar —dijo su
padre—. El Santuario sabía cómo ayudarte cuando nosotros no.
—¿Qué he hecho?
Jared asintió.
—Sí.
Ella dijo palabras de ánimo, pero sabía que eran apenas tanto de
una mentira como lo era la calma. Miré por encima del hombro. Vi lo
que había visto. La astilla en el cielo ahora era circular, las nubes a su
alrededor arremolinándose como un tornado enojado. Con un fuerte
crujido, el viento nos recogió y nos tiró a un lado.
—¡No!
***
—Ahora.
—Por favor —me burlé—. ¿Por qué crees que el jefe me quiere?
Espera, no te lo dijo, ¿verdad? —Cuando el hombre vaciló, continué—:
¿Cómo crees que sobreviví a un camión de dos toneladas que se estrelló
contra mí, idiota? —Comencé a ponerme de pie, pero el mundo estaba
inclinado hacia la izquierda, por lo que permanecí así y continué un
poco amenazante. En realidad, esto podría funcionar si una de las dos
cosas lo hicieran: Tengo un genial superpoder que nunca había
conocido John Dell o tenía un miedo natural de los pollitos duendecillos
con el cabello corto y rebelde.
—Oh, Dios mío —oí decir a una voz femenina. Fue acompañado
por el clic rítmico de talones procedentes de la acera de enfrente de la
tienda—. ¿Te caíste de nuevo?
Miré más allá del señor McCreepy, cerrado de golpe los ojos para
detener la rotación de la tierra, entonces se centró en una de las
personas más tontas que jamás había conocido. El tipo tenía un
cuchillo, por amor de Dios.
—Estoy buscando a mis padres. Oh, espera, ¿no es cierto que es
periodista? —Pasó un mechón de su cabello largo y rubio sobre su
hombro y le dedicó su sonrisa de veinte dólares—. Sabes, he hecho un
poco de actuación.
—B-bien.
—Adelante, mátala.
Apretó su abrazo.
—Por él.
—¡Me salvaste!
—¿Estás bien?
Antes de que pudiera contestar, oí el grito de una mujer.
—¡Tabitha!
***
—No.
—Pero, Jared…
—No estoy seguro de que sea una buena idea. El Príncipe Azrael
está en lo correcto. —Él y la abuela aún tenían que estar cómodos con
Jared. Se tensaban cada vez que se acercaba a mí, se encogían cada vez
que me tocaba. Y cuando él no miraba, vi un destello de miedo en sus
ojos. Me entristeció. Pero, cada vez que se soldaba la esperanza,
ignoraba sus recelos y esperaba que Jared creería en ellos.
—No.
—No. —Lo dijo con la misma inflexión, el mismo tono suave que
había estado usando desde que empecé la conversación. Al parecer, no
fue tan fácilmente influido por mi comportamiento repetitivo
desagradable como lo era para mis abuelos.
Maravilloso.
—No lo sé. Nunca había visto nada igual. Está rota. Hay una
grieta por la mitad y mientras el aura a su alrededor es normal, una luz
se proyecta hacia fuera de la fisura, tan brillante que cuando estás de
pie junto a mí, eres cegadora.
—Lo siento.
—Eso puede ser cierto, pero tengo que saber, Jared. Tengo que
encontrarlos. —Una rápida mirada hacia mis abuelos reveló la
aparición de esperanza en sus ojos. Ellos estaban pensando lo mismo.
Seguramente, con la ayuda de un arcángel, podríamos encontrar a mis
padres, a su hija y su yerno.
Bajó la cabeza.
¿Y ahora qué? Por cierto. Sabía una cosa con certeza, nunca
renunciaría a mis padres. Habían arriesgado todo tratando de
protegerme, para proteger al mundo. Me gustaría encontrarlos, no
importa lo que hiciera falta.
Cameron asintió.
Una vez más, no podría estar más de acuerdo, solo que me había
perdido en las oscuras profundidades de los ojos de Jared. Tendía a
hacer eso cuando él me miraba. O cuando miraba nada cerca de mí. O
casi siempre que él tenía los ojos abiertos. Se había afeitado, pero no
obstante una sombra oscurecía su mandíbula. Su cabello despeinado le
caía sobre la frente, las puntas quedaban atrapadas en sus
ridículamente largas pestañas cuando parpadeaba. Su boca esculpida
era la cosa más deliciosa que jamás había visto, y quería besarla
muchísimo. Pero eso hubiera sido un poco grosero con la abuela y el
abuelo justo ahí. Especialmente teniendo en cuenta su desconfianza
hacia él.
—Dang.
—iPrecious se queda conmigo. Tengo que escribir todo esto. Yo
también soy profeta, después de todo. Creo que eso es lo que hacen los
profetas.
Jared sonrió.
—Estamos bien.
Adelanto
Dormant
Traducido SOS por Mariabluesky
Corregido por Pily
—Que es por lo que fue gracioso. —No me había sentido bien todo
el día y rezaba porque cualquier desastre aún inocuo cerraran la
escuela temprano. Como una infestación de mariposas.
Saltó alrededor hasta que nos afrontó, andando hacia atrás con
su mochila lanzada sobre su hombro, sus cejas dibujadas por la
preocupación.
—No dije que me sintiera borrosa. Dije que el mundo tiene bordes
borrosos.
Miró alrededor para probar su teoría después atrás a nosotros
antes de encogerse de hombros. Cómo logró andar hacia atrás en esta
muchedumbre era sobrecogedor. Si hubiera intentado esto, me
parecería pronto a una tortita cubierta de muchas huellas.
Sacudió su cabeza.
Algunos días estaba casi bien con el hecho que, cuando tenía seis
años, un demonio pasó dentro de mi cuerpo y se quedó recostado entre
mis costillas, se rizó alrededor de mi espina. Otros días el hecho me
causaba una pequeña cantidad de angustia. Durante aquellos días
caminaba con la cabeza gacha y los ojos bajo una capucha como mis
vértebras fundidas en el calor de incertidumbre y mis huesos se
retorcían en una repulsión ácida.
Hoy era uno de aquellos días.
—Me tengo que poner con Historia —dijo Glitch, sus hombros
tensos—. El señor Burke amenazó con pelarme vivo si llego tarde otra
vez, aunque no creo que realmente tenga la autoridad para hacer eso.
—Más rizado que una tabla de planchar, sí. Más rizado que un
caniche francés, no. Ahora concéntrate.
Como ahora.
—Concéntrate en la concentración.
—¿Practicando?
—La cosa de la visión. Brooke jura que solo tengo que practicar.
—¿Estás bien?
—Yo también.
—Estaré cerca.
***
—Exactamente.
—Que grosera.
Me helé.
Y por último, pero nunca menos, sin lo cuales nada de esto sería
posible un enorme y sincero agradecimiento a usted, el lector. Gracias
por hacer que mis sueños se hagan realidad.
Death, Doom and
Detention
(Darklight #2)
La parte normal de la vida de Lorelei MacAlister no se fue
tranquilamente el día en que Jared
Kovach apareció en la ciudad. No. La
parte normal de su vida se destrozó.
Explotó. Se rompió en un millón de
pedazos de luces fugaces.
Adiós a lo normal.