Está en la página 1de 11

Alianza Universidad

Mijail Bajtin
(Pavel Nikolaievich Medvedev)

El método formal
en los estudios literarios
Introducción crítica a una poética sociológica

Prólogo
de Amalia Rodríguez Monroy

Versión española
de Tatiana Bubnova

Publicado en Madrid, 1994.

Alianza
Editorial
Capítulo 3
[Es el Capítulo 3 de la Cuarta parte de esta edición.] LOS ELEM ENTOS
D E LA CONSTRUCCIÓN ARTÍSTICA

El problema del género

El último problema con el que se enfrentaron los formalistas fue el


del género. Y este retraso fue consecuencia directa e inevitable de que
el objeto inicial de su teoría fuera el lenguaje poético, y no la estructu­
ra de la obra.
Llegaron al problema del género en el momento en que los ele­
mentos principales de la estructura ya estaban estudiados y definidos
sin tomar en cuenta el género, y cuando toda la poética ya estaba pro­
piamente formada.
Normalmente, los formalistas definen el género como cierta agru­
pación permanente y específica de los procedimientos con una domi­
nante determinada. Puesto que los procedimientos principales se ha­
bían definido ya aparte del género, éste se componía mecánicamente a
partir de los procedimientos. La verdadera importancia del género ja­
más fue comprendida por los formalistas.
Sin embargo, la poética debe tomar el género como punto de par­
tida. El género es la forma tipificada de la totalidad de la obra, de la to­
talidad del enunciado. Una obra sólo es real en la forma de un género
207
208 El método formal en la poética Los elementos de la construcción artística 209

determinado. La importancia estructural de cada elemento puede Ésta sólo es posible en las artes que tienen duración en el tiempo (vre-
comprenderse únicamente en relación con el género. Si los formalistas mennyie iskussíva).
hubieran planteado en su momento el problema del género como El problema de la conclusión es muy importante en el estudio de
problema de la totalidad artística, no habrían podido en modo algu­ las artes, y hasta ahora no ha sido valorado suficientemente. La posibi­
no atribuir una significación estructural autónoma a los elementos lidad de la conclusión («conclusividad»)1* es el rasgo específico del
abstractos de la lengua. arte, a diferencia de todas las demás áreas de la ideología.
El género es la totalidad del enunciado literario, una totalidad sus­ Cada arte, de acuerdo con su material, y sus posibilidades construc­
tancial, concluida y solucionada. El problema de la conclusión es uno tivas, tiene sus propios modos y tipos de conclusión. La descom­
de los más importantes en la teoría del género. posición de algunas artes en géneros se determina en grado significati­
Basta decir que en ningún dominio de la creación ideológica, ex­ vo precisamente por estos tipos de conclusión de la totalidad de una
cepto en el arte, existe el problema de la conclusión en el sentido pro­ obra. Cada género es un modo especial de construir y de concluir la to­
pio de la palabra. Fuera del arte, toda conclusión, todo final es condi­ talidad, y, sobre todo, reiteramos que se trata de una conclusión sustan­
cional y superficial y, por lo general, se determina por causas externas cial, temática, y no de una terminación sólo condicional o formal.
y no por medio de factores intrínsecos al propio objeto. La conclusión Veremos que los formalistas, al plantear el problema de la totalidad
de un trabajo científico ilustra esta finalización condicional. De hecho, y el del género, sólo tocaron las cuestiones de la confusión formal.
el trabajo científico no concluye jamás: donde termina una inves­ Para ellos, el problema de una auténtica conclusión temática permane­
tigación, empieza otra. La ciencia es unidad y jamás finaliza. No se ció desconocido. Sustituyeron permanentemente el problema de la to­
fragmenta en una serie de obras conclusas y válidas por sí mismas. En talidad constructiva tridimensional por el problema plano de la com­
otras áreas de ideología pasa lo mismo. En realidad no existen obras posición, concebida como disposición de masas y temas verbales, o
sustancialmente concluidas y exhaustivas. simplemente de las masas verbales transracionales. El problema del
Es más, alh donde en un enunciado práctico o científico se aporta género y de la conclusión genérica no pudo, desde luego, plantearse
cierta conclusividad superficial y se pone el punto final, dicha conclu­ productivamente ni resolverse en semejante terreno.
sión tiene un carácter semiartístico. No concierne al tema propiamen­
te objetivo del enunciado.
Lo podemos expresar de la siguiente manera: en todas las áreas de La doble orientación del género en la realidad
la creación ideológica es posible solamente ofrecer una conclusión en
la composición del enunciado, pero es imposible su verdadera con­ La totalidad artística de cualquier tipo, es decir, de cualquier géne­
ro, aparece doblemente orientada en la realidad, y las particularidades
clusión temática. En el dominio del conocimiento, sólo algunos siste­
mas filosóficos como, por ejemplo, el de Hegel, pretenden ilícitamen­ de esta doble orientación determinan el tipo de la totalidad, es decir,
te poseer este tipo de conclusión temática. En otros dominios de la el género.
ideología tales pretensiones sólo son posibles en el terreno de la reli­ . Una obra está orientada, en primer lugar, hacia los oyentes y los re­
gión. ceptores y hacia las determinadas condiciones de la ejecución y per­
cepción. En segundo lugar, una obra está orientada en la vida, desde
En la literatura, la clave del asunto está justamente en esta conclu­
el interior, por así decirlo, mediante su contenido temático. A su
sión sustancial, objetual y temática, pero no en una superficial conclu­
sión discursiva del enunciado. La conclusión en la composición modo, cada género se orienta temáticamente hacia la vida, hacia sus
artística, que tiende hacia la periferia verbal, precisamente puede estar sucesos, problemas, etcétera.
En el primer sentido de la orientación, la obra se introduce en un
ausente a veces en la literatura. Existe el recurso de no terminar de de­
cir las cosas [pruom nedoskazannosti]. Pero esta inconclusión externa
1 Para los matices aspectuales, en ruso, m ven hen n osí’ (el ser concluido) y
hace que destaque aún más la conclusión temática profunda. zaversbim ost (posibilidad de ser concluido) propongo distinguir en castellano entre
En general, la conclusión no se debe confundir con la terminación. «conclusión» y «conclusividad». (N. de la T.)
210 El método formal en la poética
Los elementos de la construcción artística 211

espacio y un tiempo real; se trata de una obra oral o destinada a la lec­


Unidad temática de la obra
tura en silencio; la obra se relaciona con el templo, o con el escenario
teatral, o con el espectáculo de variedades. Es parte de una festividad ¿Qué es, entonces, la unidad temática de la obra? ¿En qué plano
o simplemente del ocio. Implica la existencia de cierto auditorio de re­ se debe definir?
ceptores o lectores, cierto modo de reacción de los receptores; entre el He aquí cómo define Tomashevski la unidad temática de la obra li­
receptor y el autor se establece una determinada interrelación. La obra teraria:
ocupa cierto lugar en la vida cotidiana, se une o se aproxima a una u
En el curso del proceso artístico, las frases individuales se combinan según su
otra esfera ideológica.
significado, realizan cierta construcción en la que se hallan unidas por una
Así, por ejemplo, la oda fue parte de una festividad civil, es decir, idea o tema común. Las significaciones de los elementos particulares de la
se unía directamente a la vida política con sus actos; la lírica litúrgica obra constituyen una unidad, que es el tema (aquello de lo que se habla). Es
podía ser parte del servicio religioso y, en todo caso, estaba relaciona­ tan lícito hablar del tema de una obra como del tema de sus partes. Toda obra
da con la religión, etcétera. escrita en un lenguaje provisto de significación posee un tema [...]
De esta manera, la obra participa en la vida y entra en contacto con La obra literaria está dotada de unidad cuando ha sido construida a partir del
los diferentes aspectos de la realidad circundante mediante el proceso tema unificador que se va manifestando a lo largo de la misma3.
de su realización efectiva, como lo ejecutado, lo oído, lo leído en un
Es muy típica esta definición de la unidad temática.
determinado tiempo, en un determinado lugar, en determinadas cir­
Al hablar de la unidad temática los formalistas la conciben precisa­
cunstancias. La obra, en cuanto cuerpo sonoro real con cierta dura­
mente así. V. Zhirmunski ofrece una concepción análoga en su trabajo
ción, ocupa un lugar definido que le corresponde en la vida. Este
Problemas de la poética.
cuerpo está situado entre la gente organizada de un determinado
La definición de Tomashevski nos parece radicalmente errónea.
modo. Esta orientación inmediata de la palabra en cuanto un hecho o
No se puede construir la unidad temática de una obra literaria como
más exactamente, en cuanto un hacer histórico en la realidad circun­
combinación de significados de sus palabras y de sus oraciones aisla­
dante, es la que determina todas las variedades de los géneros dramá­
das. El arduo problema de la relación entre la palabra y el tema se dis­
ticos, líricos y épicos2.
torsiona así por completo. El concepto lingüístico del significado de la
Pero el determinismo temático interno de los géneros no es menos
palabra y de la oración se centra en la palabra y en la oración como ta­
importante.
les, y no en el tema. El tema no es la suma de estos significados; el tema
Cada género es capaz de abarcar tan sólo determinados aspectos
tan sólo se constituye con su ayuda, igual que con la ayuda de todos los
de la realidad. Cada género posee determinados principios de selec­
elementos semánticos de la lengua sin excepción. Con la ayuda de la
ción, determinadas formas de visión y concepción de la realidad, de­
lengua dominamos el tema, pero de ninguna manera debemos incluir­
terminados grados en la capacidad de abarcarla y en la profundidad
de penetración en ella. lo en la lengua como si fuera su elemento.
Él tema siempre trasciende a la lengua. Es más, lo que está orienta­
do hacia el tema no es una palabra aislada, ni tampoco una oración o
período, sino el enunciado entero como actuación discursiva. La tota­
lidad y sus formas, irreductibles a las formas lingüísticas, son las que

2 Este aspecto del género fue puesto de relieve por A. Veselovski, que explicaba 3 T eoría d é la literatura, p. 131 (en T eoría de la literatura de los form alistas rusos, ed.
toda una serie de elementos de la construcción artística, por ejemplo las repeticiones cit, cfr, B. Tomashevski, «Temática», pp. 199-232. Retoqué la traducción argentina, para
épicas, el paralelismo rítmico, a partir de las condiciones del acontecimiento social ponerla en concordancia con los pasajes subsiguientes de Medvedev. [N. de la T J. Este
que es la realización de una obra. Tomaba en cuenta el lugar que la obra ocupa en un libro no puede considerarse como estrictamente formalista. Su autor se ha alejado en mu­
espacio y tiempo real. Sin embargo, también este aspecto de sus enseñanzas quedó in­ chas aspectos del formalismo. En su trabajo revisa muchos de los postulados más impor­
concluso. tantes del método formal. Sin embargo, sigue con muchos de los hábitos analíticos del
formalismo, y no ha rechazado muchos presupuestos importantes del método formal.
212 El método formal en la poética : j Los elementos de la construcción artística 213

necesariamente dominan el tema. El tema de la obra literaria es el del concepción de la realidad se lleva a cabo mediante la palabra real, pa­
enunciado completo en cuanto acto sociohistórico determinado. Por labra-enunciado. Las formas determinadas de la realidad de la palabra
lo tanto el tema es inseparable de toda la situación de la enunciación se relacionan con determinadas formas de la realidad concebida por la
como lo es de los elementos lingüísticos. palabra. En la poesía este vínculo es orgánico y multilateral, y por eso
Por eso, el tema no puede ser introducido en el enunciado y ence­ en ella resulta posible una conclusión sustantiva del enunciado. El gé­
rrado en éste como en un cajón. El conjunto de los significados de los nero es la unidad orgánica entre el tema y lo que le es exterior.
elementos verbales de la obra es uno de los recursos para dominar el
tema, pero no el tema mismo. Sólo al concebir las partes aisladas de
una obra como ciertos enunciados conclusos, con una orientación au­ Género y realidad
tónoma hacia la realidad, se puede hablar de los temas de estas partes. ;í
Pero si el tema no coincide con el conjunto de significados de los ' Si nos acercamos al género desde el punto de vista de su vínculo te­
elementos verbales de la obra, ni puede ser introducido en la palabra j mático interno con la realidad en proceso de generación, podremos
como un aspecto de ella, se deducen de este hecho una serie de postu- \ decir que cada género posee sus recursos y modos de ver y concebir la
lados metodológicos muy importantes. realidad que sólo a él le son accesibles. Del mismo modo que la gráfi­
El tema ya no puede ser colocado al lado del fonema, ni analizado ca es capaz de dominar los aspectos de la forma espacial inaccesibles
en su mismo nivel, ni en el nivel de la sintaxis poética, etc., como lo ha­ para la pintura, e inversamente, la pintura dispone de recursos inase­
cen los formalistas y como Zhirmunski propone. De esta manera sólo quibles para la gráfica, así, en las artes verbales, los géneros líricos, por
pueden examinarse los significados de palabras y oraciones, es decir, la ejemplo, posen los medios para dar forma conceptual a la realidad y a
semántica como uno de los aspectos del material verbal que participa la vida que son inaccesibles, o bien no tan accesibles para el cuento
en la construcción del tema, pero no el propio tema, concebido como corto o el drama. Los géneros dramáticos, por su lado, poseen recur­
tema de un enunciado completo. sos para ver y mostrar aquellos aspectos del carácter y del destino hu­
Además, resulta evidente que las formas de la totalidad, es decir, mano que no pueden descubrirse — en todo caso no con la misma cla­
las formas genéricas, también definen sustantivamente el tema. El ridad— mediante los recursos de la novela. Cada género, si en verdad
tema no se realiza en una oración o un período, ni en el conjunto de se trata de un género significativo, es un complejo sistema de recursos
oraciones y períodos, sino en un cuento, una novela, un poema lírico, y modos de dominación conceptual y de conclusión forjadora de la
un cuento maravilloso y, por supuesto, estos tipos de género no se su­ realidad.
jetan a definición sintáctica alguna. El cuento maravilloso en cuanto Existe un postulado antiguo y, en términos generales, certero, de que el
tal no se compone de oraciones y períodos. De ello se infiere que la hombre se hace consciente de la realidad y la comprende mediante el len­
unidad temática de una obra literaria sea inseparable de su orientación guaje. Efectivamente, sin la palabra es imposible una conciencia ideológica
inicial en la realidad circundante; es indivisible, por así decirlo, de las mínimamente clara. En el proceso de refracción del ser por la conciencia,
circunstancias del lugar y del tiempo. el lenguaje y sus formas desempeñan un papel importante.
De esta manera, entre la primera y la segunda orientación de la Sin embargo, este postulado debe ser complementado sustancial­
obra en la realidad (orientación inmediata desde el exterior, y temáti­ mente. La toma de conciencia y la comprensión de la realidad no se
ca desde el interior) se establece un nexo y una interrelación indisolu­ lleva a cabo mediante el lenguaje y sus formas, en el sentido lingüísti­
bles. Una cosa está determinada por la otra. La doble orientación re­ co del término. Son las formas del enunciado, y no las formas de la len­
sulta ser orientación unitaria, pero bilateral. gua las que desempeñan un papel importantísimo en el conocimiento
La unidad temática de la obra y su lugar real en la vida se funden y la concepción de la realidad. Por más que se diga que pensamos con
orgánicamente en la unidad de los géneros. Es en el género donde se palabras, que en el proceso de vivencia, visión y comprensión nos atra­
realiza más destacadamente aquella unidad entre la realidad fáctica de viesa la corriente del discurso interno, nadie se da cuenta realmente de
la palabra y su sentido, de la que hablamos en el capítulo anterior. La lo que esto quiere decir. Porque no pensamos mediante palabras u
Los elementos de la construcción artística 215
214 El método formal en la poética

oraciones, y la corriente discursiva que nos atraviesa no es una mera la obra. El plano de la obra está incluido en el proceso de descubrir,
sucesión de palabras y oraciones. ver, comprender y seleccionar el material.
Pensamos y comprendemos mediante complejos que son unitarios La capacidad de encontrar y de comprender la unidad de un pe­
en sí: los enunciados. El enunciado, como sabemos, no puede com­ queño suceso anecdótico de la vida real presupone, hasta cierto pun­
prenderse como una unidad del sistema de la lengua, y sus formas no to, la capacidad de construir y de contar la anécdota y, en todo caso,
son en modo alguno formas sintácticas. da por existente una orientación previa hacia los modos de la organi­
Estos actos totales y materialmente expresados de la orientación zación anecdótica del material. Por otro lado, estos recursos no pue­
del hombre en la realidad, así como las formas de estos actos, son muy den entenderse por sí mismos si la vida carece de cierto aspecto sus­
importantes. Se puede decir que la conciencia humana posee todo un tancialmente anecdótico.
repertorio de géneros internos para la visión y la concepción de la rea­ Para crear una novela hay que comprender y ver la vida de tal ma­
lidad. Una conciencia puede ser más rica en géneros, otra más pobre, nera que ésta pueda convertirse en material de una novela, hay que ver
de acuerdo con el medio ideológico en que una conciencia determina­ nuevas relaciones más profundas y más amplias y movimientos de la
da se desenvuelve. vida a gran escala. Existe un abismo entre la capacidad de compren­
La literatura ocupa un lugar importante en este medio ideológico. der la unidad aislada, y la lógica interna de toda una época. Pero la
Las artes figurativas, al enseñamos a ver, profundizan y amplían la concepción de una época en alguno de sus aspectos — de vida familiar,
zona de lo visible; de la misma manera, la literatura, al elaborar los gé­ social, psicológica— se lleva a cabo en un indisoluble nexo con los
neros, enriquece nuestro discurso interno con nuevos procedimientos, modos de expresarla, es decir, con las posibilidades principales de una
encaminados a conocer y a concebir la realidad. estructuración genérica.
Es verdad que nuestra conciencia prescinde de esta manera de las La lógica de la construcción novelesca permite dominar la lógica
funciones conclusivas del género: lo que le importa es comprender y peculiar de los nuevos aspectos de la realidad. Un artista sabe ver la
no finalizar. La comprensión conclusiva de la realidad más allá del arte vida de tal manera, que ésta se ajusta sustancial y orgánicamente al pla­
aparece como un esteticismo injustificado y de mal gusto. no de la obra. Un científico ve la vida de otro modo: desde el punto de
No se debe interrumpir el proceso de la visión y comprensión de vista de sus propios recursos y procedimientos para concebirla. Por
la realidad y el proceso de su plasmación artística en formas de un gé­ eso le son accesibles nuevos aspectos y vínculos de la vida.
nero determinado. Sería ingenuo suponer que, en las artes figurativas, Así, la realidad del género y la realidad accesible al género están or­
el hombre ve todo primeramente y luego representa lo observado, in­ gánicamente relacionadas entre sí. Pero hemos visto que la realidad
sertando su visión en el plano del cuadro mediante recursos técnicos del género es realidad social de su realización en el proceso de la co­
determinados. De hecho, la visión y la representación en términos ge­ municación artística. Entonces el género es el conjunto de los modos
nerales se funden. Los nuevos recursos de la representación nos obli­ de orientación colectiva dentro de la realidad, encaminado hacia la
gan a ver los aspectos siempre nuevos de la realidad visible, mientras conclusión. Esta orientación es capaz de comprender nuevos aspectos
que los nuevos aspectos de lo visible no pueden aclararse ni formar de la realidad. La concepción de la realidad se desarrolla, se genera, en
parte sustantiva de nuestro horizonte sin nuevos recursos para su fija­ el proceso de la comunicación ideológica social. Por eso, una verdade­
ción. Una cosa se lleva a cabo mediante un nexo indivisible con la ra poética del género sólo puede ser una sociología del género.
otra.
Sucede lo mismo en la literatura. Un artista debe aprender a ver la
realidad mediante la óptica de un género. Ciertos aspectos de la reali­ Crítica de la teoría formalista de los géneros
dad sólo pueden comprenderse en relación con los determinados mo­
dos de su expresión. Por otro lado, estos modos de expresión sólo ¿Qué hacen, en cambio, los formalistas al llegar al problema del
pueden aplicarse a determinados aspectos de la realidad. Un artista no género?
hace encajar un material previamente dado en el plano preexistente de Lo separan de aquellos dos polos de la realidad entre los cuales se
216 El método formal en la poética Los elementos de la construcción artística 217

sitúa y se define el género. Separar la obra, tanto de la realidad de la enhebramiento, de los fragmentos de material sueltos e internamente
comunicación social como de la comprensión temática de la realidad. ajenos uno a otro: novelas cortas, discursos de Don Quijote, escenas
Convierten el género en una combinación fortuita de procedimientos cotidianas, etcétera.
elegidos al azar.
La propia imagen del protagonista, de Don Quijote, aparece, se­
En este sentido son muy característicos los trabajos de Shklovski gún Shklovski tan sólo como resultado mecánico de la construcción
«La construcción del cuento y de la novela»4 y «Cómo está hecho el
de la novela.
Don Quijote»5.
Citaremos sus propias conclusiones:
El predecesor de la novela contemporánea — escribe Shklovski— es la colec­
1) El tipo de Don Quijote, tan celebrado por Heme y tan denigrado por Tur-
ción de cuentos: lo que puede ser señalado sin afirmar un nexo causal entre
guenev, no es el objetivo inicial del autor. Este tipo es el resultado de la acción
ellas, simplemente como hecho cronológico.
estructurante de la novela, puesto que el mecanismo estructurante ha creado,
Las colecciones de novelas cortas solían hacerse de tal manera que las partes
a menudo, nuevas formas literarias.
aisladas que las constituían tuviesen una relación, aunque sólo formal, entre sí,
2) Ya en la mitad de la novela Cervantes se dio cuenta de que al hacer que
Esta relación se obtenía al enmarcar novelas cortas separadas en otra novela
Don Quijote cargara con su propia sabiduría, había creado una ambivalencia;
corta, como en un marco6.
entonces la utilizó, o la empezó a utilizar de acuerdo con sus propios propósi­
tos artísticos8.
Acto seguido Shklovski establece varios tipos de inserción o inter­
calado, Considera que el tipo clásico europeo de intercalar novelas Todo este esquema menosprecia la naturaleza orgánica del género
cortas en otra novela corta es el Decamerón con su motivación de na­
de la novela.
rrar por narrar.
Cualquier lector atento puede comprender que la unidad de la no­
El Decamerón sólo se distingue de la novela europea del siglo xvm vela examinada no se logra en absoluto gracias a los procedimientos
por el hecho de que los episodios de la colección no están relaciona­ de enmarcado y enhebramiento. Incluso si nos olvidamos de estos
dos por la unidad de los personajes. Shklovski concibe al personaje procedimientos, si hacemos caso omiso de las motivaciones para intro­
como un naipe de baraja que hace posible la aparición de una forma ducir el material, nos quedaremos de todos modos con la impresión
argumental. Así es, por ejemplo, Gil Blas, comparado por Shklovski
de un mundo interiormente unificado en la novela.
con un hilo en el que se ensartan los espisodios de la novela. Esta unidad no se crea con procedimientos externos, como
Según Shklovski, otro procedimiento para unir los relatos cortos Shklovski los entiende, sino que, al contrario, los procedimientos ex­
entre sí, con el propósito de obtener una novela, es el enhebramiento. ternos son la consecuencia de esta unidad y de la necesidad de situar­
La historia ulterior de la novela se reduce, de acuerdo con Shklovski,
la en el plano de la obra.
a unir los cuentos entre sí de una manera más sólida, si bien igualmen­
En efecto, aquí tiene lugar una lucha por un género nuevo. La no­
te superficial. Concluye: «Se puede decir, en general, que tanto el pro­ vela permanece todavía en la fase de su proceso generativo. Pero exis­
cedimiento de insertar como el de enhebrar se desarrollan en la histo­ te ya una nueva visión y concepción de la realidad y, al mismo tiempo,
ria de la novela en el sentido de una introducción cada vez más orgá­
una nueva concepción genérica.
nica del material intercalado en el propio cuerpo de la novela.»7
El género arroja luz sobre la realidad; la realidad ilumina el género.
Desde este punto de vista Shklovski analiza el Don Quijote.
Si en el horizonte del escritor no hubiera aparecido esta unidad vi­
Toda esta novela resulta ser sólo la aglutinación, por intercalado y
tal, que por principio supera el marco de una novela corta, el escritor
4 En la T eoría d e la literatura d e los form alistas rusos, ed. dt., «La construcción de la
se habría ceñido a la novela corta o a una colección de cuentos. Nin­
“nouvelle” y de la novela», pp. 127-146. guna unión externa de los cuentos puede sustituir la unidad interna de
3 V. Shklovski, O teoríiprozy, ed. d t , pp, 91-124, la realidad que se adecúa a la novela.
6 Op. dt., p. 83 (ed. atada por Medvedev, p. 64),
7 Op. a t., p. 90. Cfr. en Teoría d e la literatura de los form alistas rusos, ed. dt., p, 146.
Op. dt., pp. 100-101,
218 Los elementos de la construcción artística 219
El método formal en la poética

En el Quijote, las novelas intercaladas no siempre están bien uni­ tantes. El propio género de esta novela, en el sentido del conjunto de
das en su composición formal. Pero en esos casos se vuelve especial­ modos de visión y concepción de la realidad, no tiene por objetivo al
mente evidente Ja incompatibilidad de la nueva concepción de la hombre sino el desarrollo de la aventura.
realidad con respecto al marco de una novela corta. En todas partes Sin embargo, tampoco el héroe del G il Blas es un hilo de enhebrar
despuntan ciertos nexos e interrelaciones que abren la narración inter­ episodios aislados. De cualquier manera, todos estos episodios se
calada haciéndola someterse a la unidad superior de toda la obra. constituyen en la unidad sustantiva de una vida, cuyo portador sólo
Estos nexos se constituyen en la unidad de una época, y no en la puede ser un protagonista idéntico a sí mismo. La unidad del persona­
unidad del acontecimiento real, tal y como se incorpora ésta al marco je, tanto en esta novela picaresca como en otras novelas de aventuras,
de una narración corta. De la misma manera que no podemos sumar es necesaria temáticamente. Pero no se trata de la unidad de tipo ca-
los episodios y situaciones reales para obtener la unidad de la vida so­ racterológico
cial de una época, tampoco puede obtenerse la unidad de la novela En el Quijote las cosas suceden de otra manera. No en vano su pro­
mediante el enhebramiento de cuentos. tagonista fue «celebrado por Heine, y denigrado por Turguenev». Po­
La novela descubre un aspecto cualitativamente nuevo de la reali­ demos estar en desacuerdo con la interpretación temática concreta de
dad concebida temáticamente, aspecto relacionado con la realidad de esta imagen, que lo mismo que todas las interpretaciones de las imáge­
la nueva estructura genérica, de carácter igualmente cualitativo. nes artísticas, es relativa y convencional.
Pero la posibilidad y la necesidad de estas interpretaciones hablan
por sí mismas. Atestigua el hecho de que este héroe desempeña en la
El problema del protagonista obra funciones temáticas más profundas.
De acuerdo con la interpretación de Shklovski, Cervantes, al prin­
La manera que tiene V. Shklovski de concebir la imagen de don cipio, sólo necesitaba la locura de don Quijote, e incluso, más bien, su
Quijote es típica en todo el formalismo. estupidez para motivar una serie de aventuras. Más adelante el autor
Tomashevski define del siguiente modo las funciones constructivas empezó a utilizar esa imagen para motivar sus propios pimíos de vis­
del héroe: ta, en absoluto estúpidos, y a menudo incluso brillantes. Como resul­
tado, don Quijote resultó ser la motivación para acciones sin sentido a
la vez que para discursos sabios. Posteriormente, Cervantes, según
El héroe no es parte indispensable de la fábula. La fábula como sistema de
Shklovski, utilizaría ya conscientemente esta realidad quijotesca, surgi­
motivos puede permanecer sin héroe y sus características. El héroe es el resul­
tado de la disposición argumental del material, y por una parte aparece como da involuntariamente.
medio para el enhebramiento de los motivos, y por otra, como la motivación En este razonamiento existe, ante todo, una determinada hipótesis
plasmada y personificada del nexo entre los motivos9. acerca de la génesis de la novela. Esta hipótesis es totalmente infunda­
da. Shklovski no mencionó ningún argumento de peso en favor de la
De este modo, el héroe resulta ser tan sólo uno de los elementos de legitimidad de semejante interpretación de la intención original del
la composición, concebida además como algo externo. autor. Simplemente le atribuyó a Cervantes sus propias conjeturas.
Pero sólo al ser elemento temático el protagonista puede desempe­ Pero no es esto lo que nos importa.
ñar funciones estructurales. En los diferentes géneros la importancia Cualquiera que fuese la génesis de la novela y de su protagonista,
temática del heroe es, desde luego, distinta. En particular, en una no­ la verdadera importancia estructural de la imagen de don Quijote en
vela como el G il Blas las definiciones caracterologías son poco impor­ la novela está totalmente clara y no necesita conjetura genética alguna.
Lo primero de todo, esta imagen no es la motivación de nada: ni de
discursos sabios, ni de aventuras de loco. Esta imagen es valiosa por sí
Teorta de la literatura, ed. cít., p. 154 (Cfr, T eoría de la literatura d e los form alistas
misma, igual que todos los demás elementos sustanciales y constructi­
rusos, ed. cít., B. Tomashevski, «Temática», pp, 199-232. vos de la obra.
220 Los elementos de la construcción artística 221
El método formal en la poética

En cuanto tal, don Quijote se contrapone a Sancho, y es esta pare­ formales del héroe aparecen fusionadas: sólo puede formar parte de la
ja la que encarna la concepción temática principal de la novela: el con­ obra como protagonista de un acontecimiento vital. Por otro lado,
flicto ideológico, la contradicción interna en el horizonte ideológico sólo a través del prisma de su función potencial en la unidad artística
de la época, que aparecen plasmados en la novela. de la obra (por consiguiente, de su papel en la composidón formal) es
Se subordinan por igual a este conflicto las aventuras y los discur­ posible ver y comprender ciertas partes de su realidad.
sos de don Quijote, tanto las aventuras como los dichos de su escude­ Así un artista sabe enfocar también al hombre en la vida desde el
ro Sancho. punto de vista de sus posibles funciones artísticas: sabe encontrar en la
Asimismo, se le subordinan aquellas novelas cortas no relacio­ vida al héroe. Las definiciones cognitivas y las valoraciones éticas se
nadas directamente con don Quijote ni con Sancho, que se van dan en aleación química con la forma artística que desempeña la fun­
intercalando en la novela, y hay buena cantidad de ellas. ción conclusiva ya desde esta visión del hombre como heroe potencial.
Esta unidad temática interna hace olvidar algunas imperfecciones Si el papel de protagonista se agotara con sus funciones formales
compositivas externas que la novela posee. sería imposible vislumbrar su figura más allá del plano de la obra, es
decir, no se reconocería en la vida. Aún menos posible sería que a un
héroe literario se le imitase en la vida. Sin embargo, no están sujetos a
duda los casos semejantes de esta influencia de la literatura sobre la
Tema, fábula y argumento
vida. Los tipos byronianos aparecían en la vida cotidiana y se recono­
cían y se percibían como tales por todo el mundo.
Ahora, en relación con la unidad temática y su realización genérica Lo que es más, una vida real puede transformarse en historia artís­
que hemos aclarado, se nos vuelve comprensible la verdadera signifi­ tica. Lo cierto es que estos héroes sin novela y estas fábulas sin argu­
cación constructiva de la fábula y el argumento. mento son fenómenos extraños. Pues no alcanzan vitalidad real al ser
La fábula (donde existe) caracteriza el género desde el punto de demasiado fuerte su orientación hacia la obra y, por consiguiente, ha­
vista de su orientación temática en la realidad. El argumento caracte­ cia la conclusividad ajena a la vida. Pero tampoco reciben una realiza­
riza lo mismo, pero desde el punto de vista de la realidad concreta del ción artística, puesto que la única realidad artística es la de la palabra
género en el proceso de su realización social. Es imposible, y nada plasmada en la obra. Un tema literario separado de la realidad literaria
conveniente, trazar entre ellos una frontera más o menos definida. La es un peculiar antípoda de la palabra transracional arrancada de la rea­
orientación hacia el argumento, es decir, hacia el desenvolvimiento lidad temática.
efectivo de la obra es necesaria aunque sea para comprender la fábula. Además de los problemas de la fábula, del argumento, del héroe (y,
Mediante la óptica del argumento reconocemos la fábula incluso en la por supuesto, de los elementos de la fábula-argumento) el problema
vida. temático tiene una importancia constructiva muy grande. Este proble­
Al mismo tiempo, no puede haber argumento indiferente a la ma­ ma puede ser concebido como orientación hacia la unidad temática, o
terialidad vital de la fábula. bien hacia la realización efectiva de la obra (funciones formales). Cual­
Asi pues, la fabula y el argumento aparecen de hecho como un ele­ quier problema cognitivo fuera del arte puede ser interpretado me­
mento constructivo indiviso de la obra. En cuanto fábula, este elemen­ diante la orientación hacia su probable conclusión en el plano de la
to se define hacia el polo de la unidad temática del proceso de la vida obra de arte. En la filosofía es un fenómeno muy frecuente. Las cons­
real tendente a un fin; en cuanto argumento, hacia el polo de la reali­ trucciones filosóficas de Nietzsche o Shopenhauer, etc., tienen un ca­
dad de la obra, que lleva a cabo el proceso de conclusión artística. rácter semiliterario. Para estos filósofos el problema se convierte en
En una posición análoga se encuentra cada elemento de la estruc­ tema y desempeña una función en la composición formal en el plano
tura artística. Así, el protagonista puede ser definido en la unidad te­ de la realización verbal efectiva de sus obras.
mática de la obra, pero pueden .definirse también sus fundones De ahí su profunda perfección artística. Por otro lado, en la nove­
estructurales en el desarrollo real de la obra. Las funciones temáticas y la, donde el problema temático tiene una enorme importancia, pueden
222 El método formal en la poética
Los elementos de la construcción artística 223

manifestarse fenómenos de carácter opuesto: el problema puede des­ tir de los géneros existentes; en el interior de cada género se llevan a
integrar la perfección artística de la obra, romper su plano al adquirir cabo las reagrupaeiones de los elementos dados en una forma nueva.
una importancia puramente cognoscitiva sin ninguna orientación ba­ Al artista todo se le ofrece como dado, sólo le queda cambiar la com­
cía la conclusión. Aparecen formaciones híbridas, análogas a filosofe- binación del material ya existente. La fábula le es dada, sólo hay que fa­
mas artísticos.
bricar a partir de ella un argumento. Pero también son dados los pro­
Aquí no nos referimos a otros elementos constructivos, por ejem­ cedimientos arguméntales, sólo hay que cambiarlos de lugar. El héroe
plo al tema lírico. Excluimos por completo de nuestro examen las es dado, sólo hay que enhebrar en tomo a él los motivos igualmente
cuestiones del ritmo (en verso o prosa), las del estilo, etc. La orienta­
preexistentes.
ción metodológica para solucionar todas estas cuestiones sigue siendo Toda la primera parte del trabajo de Shklovski «Cómo está hecho
la misma, mientras que a nosotros sólo nos importan las vías para el Don Quijote» está consagrada al análisis de las motivaciones para in­
construir una poética sociológica, y no la solución concreta de sus pro­ troducir los discursos de don Quijote (en parte también de los discur­
blemas.
sos de Sancho o de otros personajes), los cuales ocupan en esta nove­
En todo caso, en cualquier elemento mínimo de la estructura poé­ la, como sabemos, un amplio espacio. Pero si estos discursos fueron
tica, en cada metáfora, en cada epíteto encontramos la misma combi­ introducidos por Cervantes en la novela, no fue por encontrarles una
nación química de la definición cogniüva, valoración ética y conclu­ motivación; por el contrario, la motivación según Shklovski sirve para
sión encaminada a crear la forma artística. Cada epíteto ocupa un lu­ introducir discursos. Es evidente que la energía creativa del autor se
gar en la realización efectiva de la obra, suena en ella y 5 mismo concentró en la creación de los propios discursos, y no en la motiva­
tiempo está orientado hacia la unidad temática, siendo definición ar­ ción para su introducción. ¿Mediante qué procedimientos se crean es­
tística de la realidad.
tos discursos? ¿Qué importancia tiene para la novela su propio conte­
No es del todo inútil examinar desde nuestro punto de vista la di­ nido? Shklovski no formula siquiera estas preguntas. Para él se trata
visión habitual de la obra literaria en forma y contenido. Esta termi­ de elementos ya hechos. Busca la creación artística en la combinación
nología sólo puede ser admitida con la condición de que forma y con­
de estos elementos.
tenido sean concebidos como límites entre los cuales se sitúa cada ele­ Los formalistas dan por resuelto todo el trabajo elemental y básico
mento de la construcción artística. Entonces el contenido corres­ de la creación, el cual concierne a la visión y concepción artística de la
ponderá a la unidad temática (como su lím ite), y la forma, a la realiza­ vida, es decir, presuponen ya existentes la fábula, el héroe, el proble­
ción efectiva de la obra. Pero hay que seguir tomando en considera­ ma. Subestiman el contenido interno de este material existente y sólo
ción que cada elemento separado de la obra sea combinación química se interesan por su disposición externa en el plano de la obra. Pero in­
de forma y contenido. No hay contenido sin forma, como no hay for­ cluso este mismo plano lo separan de las condiciones sociales concre­
ma sin contenido. La valoración social viene a ser aquel denominador tas de su realización. En el plano de la obra se lleva a cabo un juego va­
común al que se reducen contenido y forma en cada uno de los ele­ cuo en el material introducido, juego absolutamente indiferente con
mentos de la construcción.
respecto a la significación del material. Shklovski describe esto de una
manera muy eficaz. Dice:
Conclusiones Me permito una comparación. Las acciones de una obra literaria se llevan a
cabo en un tablero determinado; a las figuras del ajedrez les corresponden ti­
Ahora sólo nos queda resumir algunos resultados. pos: máscaras, papeles del teatro contemporáneo. Los argumentos correspon­
En las opiniones de los formalistas sobre el género y sus elementos den a los gambitos, es decir, a las jugadas clásicas del ajedrez, las que usan los
constructivos, analizadas por nosotros, se manifiesta con claridad su jugadores como variantes. Los problemas y las peripecias corresponden a las
tendencia constante a concebir la creación como una recombinación jugadas del oponente10.
de elementos previamente dados. Un género nuevo se constituye a par­
10 Shklovski, op. cit, pp. 59-60. (Ed. citada por Medvedev, p. 50).
224 El método formal en la poética

Surge una pregunta involuntaria: ¿por qué entonces no se sustitu­


Cuarta parte
ye todo el material, de una vez por todas, por las figuras convenciona­ E L M ÉTODO FORMAL
les, como en el ajedrez? ¿Para qué gastar tanta energía creadora en la
creación del material? Hemos de ver que en los trabajos histórico-lite-
EN LA HISTORIA LITERARIA
rarios los formalistas se aproximan (puesto que es posible) hacia la so­
lución más radical de la cuestión. Analizan consecuentemente todo el
material como número limitado de elementos determinados, el cual
permanece invariable durante el proceso histórico de la evolución lite­
raria (ya que no existen impulsos para introducir material externo ni
para crear el nuevo). Estos elementos sólo se distribuyen y se combi­
nan de diversa forma según las diferentes obras o escuelas. Sólo en los
tiempos más recientes empieza cierta revisión de esta absurda teoría.
Pero esta revisión no puede llegar lejos. Para ser realmente producti­
va, debe empezar por los cimientos del edificio formalista, es decir,
por las bases de su poética que hemos examinado.

También podría gustarte