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Sobre cómo manejar la imagen en una campaña política se han escrito libros, artículos y se han creado

maestrías: es algo muy redituable, económicamente hablando. Por eso sorprenden algunas de las
campañas políticas que se están llevando a cabo justo en este momento. ¿A quién se le pudo haber
ocurrido que lo que queremos en política es feminismo deslavado y bailes en TikTok y mentadas de
madre en la calle y cosplay de Harry Potter o la Guerra de las Galaxias?

Las lecciones de una campaña exitosa se pueden resumir en unas cuantas:


• tomar mucho en cuenta el ambiente, el entorno social y cultural del momento ese entonces y
traducirlo de manera creíble en la persona, sin perder identidad;
• apelar a los códigos locales, evitando calcas de modelos europeos o gringos;
• no buscar lo mainstream, lo que está de moda, por sí mismo, porque se pierde seriedad: en lugar
de gracioso, tiene que ser emotivo;
• evitar en general la publicidad mala, porque asocia una imagen igualmente mala al candidato
(hay malas campañas que funcionan, pero siempre puede existir un doble filo);
• evitar el lenguaje muy formal y la retórica tradicionalmente asociada con la política;
• escuchar opiniones diversas de grupos diversos (algo que de por sí deberían hacer los
candidatos); y
• sobre todas las cosas, el personaje tiene que ser creíble.

El servicio público, aunque no solamente en México, se confunde entre el poder ejecutivo y el


legislativo: los presidentes proponen leyes, los diputados ofrecen tapar baches, y todos se desviven por
gastar el dinero público en algo que les genere votos. No ayuda el hecho de que los que fueron
candidatos a alcaldes terminan como diputados o senadores, lo que termina por hartar a la ciudadanía,
que entonces busca candidatos "fuera de la política". Y, como un requisito indispensable en cualquier
candidato "no político" es que sea muy conocido, así es como terminamos con Carmen Salinas y Sergio
Meyer en San Lázaro, o Cuauhtémoc Blanco como gobernador. Y no tener carrera política por sí
mismo no es garantía de un desastre en el servicio público, pero tampoco nos asegura que sepan hacer
un buen trabajo.

Además de todo esto, las grandes ligas casi aseguran por sí mismas un pulcro trabajo de imagen, como
en la última campaña de Podemos, o contratando firmas millonarias en el caso de Peña Nieto (la
campaña política más efectiva y venenosa en México, a ojos de algunos diseñadores en el medio, como
Mario Mucho), pero en muchos casos las diputaciones locales y las alcaldías recurren a la
improvisación, y de allí los errores.

Por ejemplo, esta campaña:

https://www.tiktok.com/@lizde29/video/6959733171604737285?
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para algunos ojos, podría tener toda la ondita: en la red social de moda, con música de moda y bailes de
moda. Sin embargo, no se siente auténtica, sino forzada. El candidato mismo parece ser periférico, un
muñeco que se monta en el fondo, sin coordinación ni un gusto real por el baile. La canción adaptada
también se siente forzada, y no nos dice mucho. Además, todo parece improvisado, lo cual nos habla de
poca planeación, poco trabajo, poca seriedad. El único video que podría ser rescatable, en otro tipo de
campaña y bajo otra óptica, es el del candidato viajando en bicicleta: ese sí parece ser la persona, y no
el montaje, lo que se nos muestra.

https://www.tiktok.com/@lizde29/video/6960471128989076742?
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Otro ejemplo es esta otra campaña:

https://twitter.com/la_gr0sera/status/1392649817277480965/photo/1

La candidata se siente mucho más auténtica, creíble: norteña y franca, y sus redes la identifican sin
dificultad: "la groserita". Cumple cabalmente con el tono del lenguaje. También decimos que no tiene
nada de malo tener un only fans y/o mostrar su cuerpo tanto como ella quiera. Si Sergio Mayer pasó de
Solo para mujeres a una diputación, criticarla por eso solamente revelaría nuestro machito interno. Sin
embargo, su identificación con el feminismo, el tema de moda, es más bien tangencial, y no ausente de
conflictos.

Esta propuesta, por ejemplo, quiere volver gratuitas las operaciones de senos para todas las mujeres, y
condonar impuestos a las empresas que se la paguen a sus empleadas. ¿El empoderamiento de una
mujer se reduce a tener una operación de senos? Y aún más problemático sería que las empresas le
pagaran a sus empleadas la operación. ¿Cómo se acercaría un jefe a hacerle esta propuesta a su
empleada? "Queremos empoderarte, y de paso mejorar la imagen de la empresa, ¿cómo ves? y ya te
dejamos usar un escote". La propuesta es problemática, pero también su imagen: carecen de
profundidad y de empatía con la realidad de la mayoría de las mujeres. A su favor, también tiene otras
propuestas que sí apelan a la lucha feminista, como las guarderías para madres solteras.

Otro personaje que es auténtico, pero conflictivo, es Alfredo Adame. Famoso por su boxeo, su trato con
los periodistas, su cercanía con la farándula, y todo aquello se traduce en sus videos.

https://twitter.com/anthonyGrindel1/status/1390405583870824455

Pero si antes lo veíamos mal, a veces divertidos,


https://twitter.com/OOfContextAdame/status/1390459659354578952

ahora es francamente de mal gusto. Y su frase se está volviendo su nuevo eslógan de campaña.
https://twitter.com/jrisco/status/1389256690307108873

Y ni siquiera necesitamos hablar de esto:


https://twitter.com/OOCPoliticosMx/status/1390356706614468608/photo/1
https://twitter.com/pamelaberlangaa/status/1391810221870309380/photo/3
https://twitter.com/pamelaberlangaa/status/1391810221870309380/photo/4
https://twitter.com/ForoCoatza/status/1391097491131670530

Los desatinos están a la orden del día.

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