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La escasez de testimonios sobre los comportamientos de la clase subalternas del pasado es

fundamentalmente el primer obstáculo, aunque no el único con el que tropiezan las


investigaciones históricas; los historiadores no pueden establecer un dialogo con los
campesinos del siglo XVI teniendo que recurrir a fuentes escritas por individuos vinculados a
las clases dominantes, por lo que las ideas, creencias, y esperanzas de los campesinos y
artesanos del pasado nos llegan (cuando nos llegan) a través de filtros intermedios y
deformantes.

La cuestión de que las fuentes no sean objetivas no significa que sea inutilizable, una crónica
hostil puede aportarnos varios valiosos testimonios sobre comportamientos de una comunidad
rural en rebeldía, en muchas ocasiones las víctimas de la exclusión social se convierten en
depositarias del único discurso realmente alternativo a las mentiras de la sociedad establecida.

Las confesiones y razonamientos de Menocchio nos hacen entrever un caudal no explorado de


creencias populares y oscuras mitologías campesinas, pero en este caso en particular se torna
más engarzadas en un conjunto de claras ideas y consecuentes que van del radicalismo
religioso y un naturalismo de tendencia científica, hasta una serie de aspiraciones utópicas de
renovación social, convergen la humilde postura de un molinero y la de un grupo de
intelectuales refinados.

A Menocchio no podemos considerarlo como un campesino típico por mas que su relativo
aislamiento de la aldea no de lugar a dudas, pero era un hombre cuando menos distinto a los
demás, con claridad y lucidez articulaba el lenguaje que históricamente disponía, ciertos
sondeos nos llevan a confirmar de una cultura rural común y un caso representativo
permitiendo circunscribir las posibilidades de cultura popular que se advierten solo a través de
documentos deformados y fragmentados de archivos de la represión.

Las referencias de Menocchio a sus lecturas dan cuenta del desfasaje entre los textos de
literatura popular y el modo en que lo leían los campesinos y artesanos, indicando que sus
actitudes no son imputables o reductibles a tal libro, remitiéndonos a una tradición oral
probablemente muy antigua.

Fueron dos los casos que hicieron posible salgan a la luz casos como el de Menocchio, como lo
son la reforma y la invención de la imprenta quienes acaban con la historia escrita por los
doctos y el monopolio del clérigo, iniciándose una época caracterizada por la rigidez jerárquica,
el adoctrinamiento, la erradicación de la cultura popular, la marginación y Menocchio acabaría
en la hoguera.

Capítulo 1.

Su nombre era Dominico Scandella y le llamaban Menocchio, nacido en 1532 en Montereale,


declaro que sus actividades eran de molendero, carpintero, serrar, entre otras, pero
principalmente era molinero, en 1581 había sido alcalde de su municipio, así como también
camarero.

En 1583 fue denunciado al santo oficio por haber pronunciado palabras heréticas e impías
sobre cristo, pero al parecer estos dichos venían de hace unos treinta años antes, pero nadie
del pueblo lo había denunciado aunque sabían de su discurso; nuestro molinero no vivía
precisamente al margen de la comunidad, han declarado haberlo muchas veces con gente y
era amigo de todos.
Menocchio no reconocia las jerarquías eclesiásticas ni ninguna autoridad en cuestión de fe. A
fuerza de discutir y polemizar por calles y hosterías diciendo que blasfemar no es pecado, que
era su oficio, mientras se iban recolectando testimonios en su contra, el comienza a sospechar
y visita al vicario de Polcenigo quien le exhortó a presentarse voluntariamente al santo oficio
aconsejándole hable solo lo justo.

El 7 de febrero de 1584 Menocchio sufre su primer interrogatorio, donde a pesar de los


consejos se muestra locuaz y desafía preguntando ¿queréis que os enseñe el camino
verdadero? Confirmando inconscientemente la sospecha que se le había atribuido en el
pueblo: el papel de maestro en doctrina y comportamiento; Menocchio estaba en su juicio y
no loco por mas que circulase ese rumor, luego de pasar por varios interrogatorios le
exhortaron a que hablase y denunció la opresión que ejercían los ricos sobre los pobres
mediante el uso de los tribunales por el uso de la lengua latín, entre otras cosas su discurso
desembocaba en un ámbito de mayor envergadura exigiéndole a la iglesia que abandonase sus
privilegios, usando siempre más la razón que la fe.

Menocchio parece darnos una orientación de partida hacia su pensamiento cuando manifiesta
que todo es de la iglesia y los curas que oprimen a los pobres, lo que deja en estimación que
los campos presumiblemente alquilados a este, sean propios, esta información la tenemos
gracias a los informes de catastro de la época.

Para Menocchio la concienciación de los derechos individuales se articulaba en un plano


específicamente religioso, atreviéndose a decir contra los superiores y sus malas obras,
impulsando a Menocchio a negar en sus discursos las jerarquías existentes.

Que un molinero como Menocchio tenga este tipo de ideas independientes tan distintas a las
corrientes pareció inverosímil a los inquisidores, ante la indagación el respondió que nunca
había conocido a nadie que tenga sus mismas opiniones, pero mentía, ya que había aprendido
sus herejías de maese Nicola pintor de Porcia, admitiendo que leyó un libro que esta tenía y
con este se había nutrido de tal forma que asimiló para siempre temas y expresiones.

Prosiguiendo con la indagación se llega al punto de que Menocchio había leído varios libros
que consigue hacerse mediante regalos, compras, o se los han prestado, dejando ver una red
de lectores que superan el obstáculo de sus exiguos recursos financieros pasándose los libros
de uno a otros, una inmensa circulación que incluye desde curtas hasta mujeres y así a los
artesanos. Era sorprendente ver como en esa pequeña aldea se leyese tanto, para aquella
gente el libro formaba parte de la experiencia común, era un objeto de uso tratado expuesto a
diversos riesgos.

El dato de que la mayoría sean prestados lo tendremos en cuenta más adelante para analizar
el carácter de su catálogo, solamente en el caso de Florilegio de la Biblia” podemos decir que
es comprado y que impulso lo llevo a hacerlo, y que hizo que esto fuese su libro de cabecera,
los textos en su mayoría religiosos a los que tenia acceso nos sirve para justificar las ideas de
nuestro molinero.

Nos encontramos con la problemática de ¿Cómo nuestro molinero leía los libros junto con las
conclusiones que este sacaba de los mismos nos encontramos con una desviación que es el
tamiz que Menocchio le aplicaba inconscientemente entre el y la pagina impresa, un tamiz que
pone de relieve ciertos pasajes y oculta otros, que exasperaba el significado de una palabra
asociándola con otra deformando la propia lectura del texto, esta clave de lectura nos remite
continuamente a una cultura distinta a la expresada por la página impresa: una cultura oral, y
donde muchas veces el filtro de la memoria de Menocchio transforma una narración en lo
contrario, incluso aplicándole su propia coherencia a algo que leía y no le parecía convincente.

Menocchio era solo un molinero autodidacta, había leído pocos libros ocasionalmente y hemos
sido testigo de como aislaba, a veces deformando palabras y frases, comparando pasajes
distintos, haciendo brotar fulminantes analogías. Las constataciones entre los textos y las
reacciones de Menocchio nos ha introducido en cada caso a postular una clave de lectura que
el poseía soterrada y que su relación con uno u otro grupo de herejes no basta para explicar, el
trituraba y reelaboraba sus lecturas al margen de cualquier modelo preestablecido. Sus
afirmaciones mas desenfadadas tienen origen en textos inocuos como los viajes de Mandeville
o la Historia del Giudicio. El choque entre palabra impresa y cultura oral formaba en la cabeza
de nuestro molinero una mezcla explosiva.

Luego de un minucioso interrogatorio donde Menocchio explicaba su cosmogonía a los


inquisidores había una cosa que permanecía en constante: el rechazo a atribuir la creación del
mundo a la divinidad, junto a la obstinada y reiterada proposición del elemento en apariencia
mas extraño: el queso, los gusanos-ángeles nacidos del queso, esa alusión del queso y los
gusanos desempeñaba una función puramente analógico-explicativa ya que la experiencia
cotidiana del nacimiento de los gusanos en el queso putrefacto servía a Menocchio para
explicar el nacimiento de los seres vivos a partir del caos de la materia sin recurrir a la
intervención divina prediciendo a la santa majestad, del caos a los seres vivos, los angeles y
dios que era mayor que ellos. Teniendo Menocchio una cosmogonía sustancialmente
materialista y tendencialmente científica.

Resaltar una analogía entre la coagulación del queso y el aumento de la densidad de la


nebulosa destinada a formar el globo terráqueo, a nosotros puede parecernos obvio, pero a
nuestro molinero se le hacia un eco inconscientemente de mitos antiquísimos y remotos.

¿Qué quería decir Menocchio cuando hablaba de Dios, de la santísima majestad de Dios, del
espíritu de Dios, del espíritu santo, del alma? Es preciso comenzar a partir del elemento mas
valioso del lenguaje de Menocchio: Su densidad metafórica.

Empecemos por dios: Para Menocchio es antes que nada un padre, Dios es padre de todos los
hombres. En numerosas ocasiones nuestro molinero hablaba de una santísima majestad a
veces distinta a dios, de un señor cuya principal característica como cualquier otro, es que no
trabaja, sino que tienen a quien lo haga por él, como el espíritu santo que hizo la tierra, los
árboles, los animales y demás criaturas. Por lo tanto, Dios no solo es un padre, sino un patrón,
un terrateniente. Estas metáforas recurrentes responden a la necesidad de hacer mas
asequibles y comprensibles las figuras centrales de la religión, traduciéndolas a términos de la
experiencia cotidiana, aunque entre sus paisanos Menocchio hacia afirmaciones mucho más
desenvueltas.

Entre todas las acusaciones verbales que acosaban a nuestro molinero, había una que era real
sobre la muerte y la definición del paraíso como una fiesta y este además de fantasear sobre el
paraíso deseaba un mundo nuevo y un nuevo modo de vivir pues la iglesia no andaba muy bien
y quería se hiciese algo para que no haya tanta pompa también contrastaba la iglesia rica y
corrupta que veía con la pobreza y la pureza de una mítica iglesia primitiva.

Nuestro molinero no creía que el mundo hubiese sido creado por Dios, afirmando que el
hombre comienza a pecar desde que toma la leche de su madre al salir del vientre, para el
Cristo es solo un hombre y a lo largo de sus declaraciones jamás menciona el segundo
advenimiento. Terminados los interrogatorios el 12 de mayo, Menocchio vuelve a la cárcel,
rechaza a su abogado y le escribe una carta a sus inquisidores, que su hijo le había pedido
meses atrás.

En la carta que Menocchio escribe se distinguen pasajes como la afirmación de que siempre ha
vivido como un buen cristiano, que el origen de su contradicción esta en el falso espíritu, se
parangona a si mismo como José, señala las causas por la que Dios ha querido que este en la
cárcel, compara a los jueces con Cristo misericordioso implorando el perdón de estos, y señala
las 6 causas de sus errores.

Luego de la sentencia y estar 2 años encerrado, el hijo de Menocchio presenta ante el obispo y
el inquisidor una suplica escrita por el propio Menocchio, tras la humildad de esta carta, se da
intervención a un abogado, y como sentencia le dan cárcel perpetua en la villa de Montereale
con prohibición de alejarse, debiéndose confesar periódicamente y llevar sobre sus ropas la
cruz, símbolo de su infamia. Volvió a ocupar su puesto en la comunidad siendo nombrado otra
vez camarero de la iglesia de Santa María de Montereale, ordenando comprar un libro nuevo
para registros y buscando retrotraer las deudas que tenían con la iglesia, aquel mismo año
Menocchio alquilo un molino junto con su hijo indicando una posición económica bastante
sólida, que tiempo más adelante se transforma con la muerte de su hijo que era quien lo
mantenía, para esto nuestro molinero busca subsistir de otras formas, haciendo oficios como
maestro de escuela, guitarrista y demás.

Tiempo mas tarde el santo oficio vuelve a encargarse de el por medio de una denuncia de
Vorai quien dice que nuestro molinero no ha perdido las viejas costumbres, se suman las
declaraciones de Don Curzio, capellán de San Rocco y notario del pueblo quien dice que lo
tiene por cristiano, pero también afirma que no ha abandonado sus viejos hábitos, que lo ve
hablar con muchos y es amigo de todos.

Meses mas tarde el inquisidor recibe una nueva denuncia por lo que parece Menocchio había
pronunciado una frase blasfema que había circulado de boca en boca, ya no eran solo los
habitantes de Montereale los que se contaban uno a los otros las cosas que decía Menocchio.
El inquisidor pensó que esta vez fue demasiado y en julio de 1599 fue arrestado y encarcelado
en Aviano.

Ya habían pasado mas de 15 años de la primera interrogación por el santo oficio, que a su vez
le han costado 3 años de cárcel. Para este entonces Menocchio solo era un viejo delgado,
cabello blanco y con atuendo de un simple molinero. Durante una nueva inquisición afirma
haber cumplido las penitencias, pero al ser consultado si había vuelto a tener dudas sobre las
cuestiones por las que había sido condenado, este no supo mentir y vuelve a afirmar sus
dichos desbordando la imagen cristiana del cosmos y la de los antiguos filósofos griegos.

Nuestro molinero tenia bien en claro que sus ideas eran distintas a las del inquisidor, pero le
faltaban las palabras para expresar esa diferencia, declarando que pensaba ser filosofo,
astrologo y profeta, pero que también los profetas fallan. Luego de otro interrogatorio le
dijeron si quería un abogado a lo que responde que solo quería misericordia aunque si pudiese
tener un abogado lo tomaría pero en ese entonces era solo un pobrecillo (ya no tenia a su hijo
quien se ocupaba de el y le buscaba un abogado) por lo que le fue designado un defensor de
oficio, se lo declara relapso por unanimidad dictaminándose que el reo fuera sometido a
tortura para arrancarle el nombre de los cómplices.
Ante la tortura responde a la pregunta de quienes fueron sus cómplices que el no recuerda con
cuantas personas ha hablado y mientras era examinado para ver si era apto para la tortura,
mientras lo torturaron brevemente durante una media hora, pero ni siquiera el dolor físico
había conseguido que Menocchio hablara, solamente dio el nombre del señor de Montereale,
no cabía duda que tenia algo para esconder, pero cuando afirma haber leído por su cuenta no
se apartaba mucho de la verdad.

Con el silencio solo dejaba en claro que sus ideas habían sido producto del aislamiento por el
solo contacto con los libros, pero en la página impresa había proyectado elementos extraídos
de la tradición oral enraizada en la campiña europea lo que prueba una persistencia ante
dogmas y ceremonias vinculadas los ritmos de la naturaleza, fundamentalmente precristiana.

Por otra parte, en la Europa preindustrial, el escaso desarrollo de las comunicaciones hacia que
incluso centros de poblaciones muy reducidos tengan un molino de agua o de viento, debido a
la hostilidad entre campesinos y molineros se les daba a estos últimos una imagen de
malicioso, ladrón, pendenciero, destinado por definición a las penas del infierno, con esta
definición la acusación de herejía encajaba perfectamente en las conductas de Menocchio.

En varias ocasiones hemos visto aflorar, por debajo de la profunda diferencia de lenguaje,
sorprendentes analogías entre las tendencias de fondo de la cultura campesina que hemos
intentado reconstruir y la de los sectores mas avanzados de la alta cultura del siglo XVI. El
estado de la documentación refleja como es lógico, el estado de las relaciones de fuerza entre
clases. Una cultura casi exclusivamente oral como es la de las clases subalternas de la Europa
preindustrial, tiende a no dejar huellas, o a dejar huellas deformadas por inherencia. De ahí el
valor sintomático de un caso limite como el de Menocchio, que replantea con fuerza un
problema del que solo ahora se empieza a ver la envergadura de las raíces de gran parte de la
alta cultura europea, medieval y postmedieval y ante un fondo de represión y aniquilamiento
de la cultura popular se inscribe precisamente el caso de nuestro molinero Menocchio.

La parte mas extraordinaria de las vicisitudes de Menocchio comienzan en este momento


viendo que por segunda vez se acumulaban los testimonios contra el, en junio de 1599 uno de
los miembros mas relevantes de la congregación, el cardenal de Santa Severina, respondio al
escrito insistiendo en que se llegase lo ante posible al encarcelamiento del individuo
confiscando sus libros y escritos, viendo el interés que mostraba Roma por el caso, el
inquisidor de Friuli envió a la congregación copia de 3 denuncias contra Menocchio,
descubriéndolo como ateo por lo que es necesario proceder con los debidos términos de
justicia y también para encontrar los cómplices, la causa era grave y al mes siguiente llega a
Roma la noticia de que nuestro molinero había sido condenado a muerte pero todavía no se
había cumplido con la sentencia.

El jefe supremo del catolicismo, el papa Clemente VIII en persona, bajaba su mirada hacia
Menocchio, convertido en miembro infecto del cuerpo de Cristo y exigía su muerte.

Ante la imposibilidad de resistir presiones tan poderosas. Al poco tiempo Menocchio fue
ejecutado. A esto lo sabemos con certeza mediante la declaración de un tal Donato Serótino.
El 6 de julio de 1601 este dijo al comisario del inquisidor de Friuli que el se encontraba en
Pordenone, poco después de que hiera sido ajusticiado por el santo oficio… el Scandella y que
se había encontrado con una mesonera por la que había sido que en dicha villa… había cierto
hombre llamado Marcato, o Marco, el cual sostenía que, muerto el cuerpo, moría también el
alma.
Pudimos saber muchas cosas de Menocchio. De este Marcato o Marco, al igual que tantos
como el, que vivieron y murieron sin dejar huellas, no sabemos nada.

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