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INFORME

LEVIATÁN (THOMAS HOBBES).

ALUMNO: ALAN CHRISTIAN LÓPEZ CASTILLO

INTRODUCCIÓN

Conforme se ha podido advertir, en su obra más importante “El Leviatán”, el autor (Thomas


Hobbes) analiza la naturaleza del ser humano, el cual como ser social que es, necesita un Estado
que lo dirija (ser gobernado); Así mismo, parte de la premisa de que los individuos como
poseedores de pensamientos y emociones, tienen la capacidad de distinguir entre el bien y el mal,
y modificar la naturaleza tanto de forma intrínseca como externa (el mundo que le rodea) para su
beneficio, y además han desarrollado como medio de comunicación un lenguaje.
El individuo, dice Hobbes: “…en estado de naturaleza, es malo,  el hombre es un lobo para el
hombre, y por lo que, necesita un poder superior que lo dirija, que lo gobierne, que coarte parte
de su libertad, a cambio de seguridad”; Así mismo, este gobernante como ser superior en la
presente obra se presenta en la forma de Leviatán, el monstruo bíblico y mitológico de
inmensurable poder del que se dice:

"Nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la
Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey
sobre todos los soberbios".

EXPOSICIÓN DEL TEMA

Para Hobbes, existen dos tipos de hombres: los naturales y los artificiales, siendo los naturales
individuos de la raza humana y dichos seres son intérpretes de sensaciones que a su vez son
respuestas del cuerpo a los movimientos por los que este pasa a lo largo de su vida. La conciencia
del hombre y su capacidad de razonamiento será la que lo diferenciara de los otros seres vivos,
debido a que será capaz de captar las experiencias diarias, recordarlas, soñarlas e interpretarlas
según las circunstancias en las que se encuentre y según los movimientos al interior de su cuerpo
que le recuerde sensaciones de acontecimientos ya vividos. Pero este ser no se contentará con
razonar las circunstancias que se le presentan o rememorarlas, “…será capaz de recrear
sensaciones que le causan placer, que le hacen sentir mayor gozo a su vida, que incluso lo hace
sentir más humano que los otros de su misma especie”; Así mismo, Este hombre natural puede
decidir sobre los apetitos que necesita saciar y guarda la capacidad de repeler sensaciones que le
causan dolor, pena, culpa, desagrado o aversión. Al estar en busca solo de los apetitos que le
traigan felicidad física y emocional a su propia existencia, hará uso de su capacidad de voluntad en
la máxima expresión, en la búsqueda de todo lo que pueda liberarlo de sus propias limitaciones. El
poder será la mayor búsqueda del ser humano, debido a que Hobbes lo define como la necesidad
del hombre se saciar sus apetitos, con la imperiosa necesidad de demostrar siempre su fuerza,
inteligencia, belleza, nobleza y liberalidad. Sera muestra de que un hombre posee buena fortuna,
demostrará una imagen de honradez y querrá ser respetado por los otros, que su palabra tiene
valor, dicho esto en última instancia conseguirá adeptos que lo defenderán y seguirán, dándole
fuerza a su poder; Sin embargo, se presentará un problema cuando los seres humanos no saciados
con el poder que ostentan desearan tener más y este incesante deseo cesara solamente con la
muerte del hombre; Es preciso señalar que, hasta este punto, Hobbes ha recibido varias críticas,
siendo una de las más notables la de Diderot, quien afirma que: Hobbes llevo la definición de la
naturaleza del hombre a la manera más minimalista posible con un simple “Lee en ti mismo”, al
reducir todos los movimientos del ser y rechazar sus trasfiguraciones, al llevar al hombre a los
cálculos del egoísmo y el temor.

A criterio de Hobbes, el hombre no es un ser social, desafiando así lo plasmado filosóficamente


por Aristóteles, señalando que la vida en sociedad va en contra de nuestra propia naturaleza.

En este sentido, cada hombre se rige por su propio interés, debido a que existe la creencia de que
por las desigualdades naturales o por verse más sabio, se puede imponer la propia voluntad al más
débil, con el propósito de alcanzar lo que desea, sin impórtale que en este proceso incurra en
actos que atenten al otro, o que deba sobrepasarlo haciendo uso de la violencia y el fraude.
Mientras exista este afán de competencia, de desconfianza, de avidez, de menosprecios, de uso de
la fuerza y la astucia para imponerse al más débil o de varios unidos para sobrepasar al más fuerte,
en la época del todos contra todos, la naturaleza humana por tanto se hallará al entender que el
hombre se encuentra en un estado de guerra perpetuo.

Para Hobbes: al ser todos iguales y cuando no existiendo nadie a quien imponer la supremacía
personal, el hombre se sentirá incomodó al relacionarse con otro; Así mismo, Hobbes no se
contenta con solo enunciarlo, sino que, explica tres causales del estado de guerra: La primera se
basa en el beneficio (desear lo que tienen los otros), siendo esta la necesidad de tener más que los
demás, por lo cual se demuestra que dos hombres no pueden disfrutar de un mismo bien, así
mismo, esta primera causa conducirá a una segunda, aquí se le implanta la idea al hombre de
querer tener poder para poseer más del que tiene, generando una clara envidia al ver lo que le
otro posee; Así mismo, es hombre intentara obtener para su propia posesión lo que tiene el otro y
este a su vez buscara defender lo que considera que es suyo; para lo cual la estrategia que usara el
propietario, es la de que un ataque es la mejor defensa, por lo tanto para evitar perder sus
posesiones evaluara cuales son los contendientes que vienen por lo suyo y atacara al que crea que
es más posible que intente quitarle su propiedad. La tercera causa serán los motivos por los que el
hombre desea lo que no es suyo, y al conseguirlo se cumple la meta de la gloria. Estas causas son
las que realmente explican porque el estado de naturaleza del hombre no es culpa de los otros,
sino realmente del hombre, es decir, de nosotros mismos.

Así hallamos en la naturaleza del hombre tres causas principales de discordia. Primera, la
competencia, segunda la desconfianza; tercera, la gloria.

Es necesario precisar que para Hobbes, no existe la guerra es cuando los hombres son amigos,
basados en una relación de confianza mutua; estos momentos se presentan en dos tipos de
pactos. El primero es cuando una persona tranza con otra de forma inmediata cambiándose algo
recíprocamente, al cumplirse el pacto ipso facto no da lugar a que se presente la guerra.
El segundo que podría parecer que conlleva a la guerra, es al que Hobbes le dedica un gran análisis
y conclusión, es cuando un hombre cumple con una obligación, sin que el otro cumpla aun con su
parte, por lo que al quedar exento o simplemente negarse a realizar su parte se conlleva al estado
de guerra.

A pesar de lo anterior son pactos que no cubren la totalidad de la sociedad, aunque el segundo sea
el que le da paso a la teoría del contrato social. El hombre detesta el estado de guerra en el que se
encontraba y tenía una afinidad por el sentimiento de paz, quiere poder realizar sus labores
cotidianas sin nadie que le moleste la existencia, ve la necesidad de regularse y usar la razón para
salir de su miserable estado natural.

Es necesario precisar que al hombre le da miedo la muerte y el excesivo poder de otros superiores
a el que no pueden ser regulados, por lo que se ve obligado a buscar la paz, que será lo único que
le garantice una vida tranquila, que lo proteja de sus semejantes, que le permita trabajar por lo
que desea y que de una vez por todas deje de existir ese horrible estado de guerra. La teoría más
simple en la que se basa Hobbes para llegar a la paz es:

“No hagáis a los demás lo que no queréis que os hagan a vosotros…”. “En consecuencia, poneos de
acuerdo para renunciar a ese derecho absoluto sobre toda cosa que cada uno de vosotros, igual a
los demás, posee en estado de naturaleza y tened la voluntad de observar este acuerdo de
renunciación”.

Para garantizar la paz los hombres deben renunciar completamente a su estado natural, no más
reproches, no se puede imponer al otro, no crea leyes, no usa la venganza y acepta la posesión
que tiene el otro sobre su propiedad privada. El poder completo es entregado al estado soberano,
que se erige como perpetuo, indivisible y supremo. Debe garantizar a toda costa la seguridad y paz
de los ciudadanos que están bajo su dominio.

Hobbes señala que: “Los pactos no son más que palabras sin la espada”, ya que de lo contrario el
hombre al que nadie le exige cumplir con sus contratos, podrá sobrepasarlo o eximirse de su
realización, por lo tanto se necesita un poder que lo obligue con el cumplimiento del contrato que
ha realizado, de lo contrario el estado que ha adquirido el uso de la fuerza puede obligarlo o
sancionarlo por el incumplimiento.

Surge entonces una cuestión; si todo pacto necesita uso de la fuerza, ¿cómo se establece el
contrato social, si antes de crearse la fuerza no había quien la impusiese? La respuesta fue dada
con anterioridad, los hombres al reunirse van sin los tapujos de la desconfianza, por lo tanto, al
entregar lo que les pertenecía por el estado natural, para que sea dirigido y administrado por otro
para garantizar la paz, se da por medio de una seguridad contractual, ya que cada uno cede algo
en el contrato y esto le da la seguridad y confianza de que será cumplido sin que exista el uso de la
fuerza de por medio.

Luego de que los hombres se ponen de acuerdo entre sí mismos, para quedar bajo las ordenes de
una asamblea o un monarca, entregan voluntariamente la confianza de que quien los dirige los
protegerá y les dará la confianza suficiente de que el contrato original será respetado al velar por
las necesidades de los súbditos. Este pacto no es fruto del desinterés, se da por un acto de
necesidad del otro, por lo tanto, dará origen al hombre artificial, al Estado, el Leviatán. No queda
demás aclarar que el contrato no se da con el soberano, se da entre los hombres, renunciando a
todo lo que pueda dañar la paz, y se constituyen además como sociedad política, solución dada
por Hobbes considerándolo un doble contrato social, para salirse del problema del soberano y de
la sociedad política como entes separados.

El estado puede generarse según Hobbes por dos métodos distintos el de institución y el de
adquisición:

” Se dice que un Estado ha sido instituido cuando una multitud de hombres convienen y pactan,
cada uno con cada uno, que a un cierto hombre o asamblea de hombres, se le otorgara por
mayoría, el derecho de representar a la persona de todos...”

“Un estado por adquisición es aquel en el que el poder del soberano se adquiere por la fuerza. Y la
fuerza se adquiere cuando los hombres, singularmente o unidos por la pluralidad de votos, por
temor a la muerte o a la servidumbre, autorizan todas las acciones de aquel hombre o asamblea
que tiene en poder sus vidas y su libertad”.

En ambos casos el poder es el mismo, se instauran por el miedo de los súbditos. El poder es
absoluto, por lo cual no puede ni transferirlo, ni enajenarlo. Es indivisible, debido a que en el caso
de división no puede existir la soberanía, ya que no se pueden reconocer dos soberanos con igual
poder al mismo tiempo, pues unas decisiones chocarían con las del otro, no existiría claridad sobre
quien recae el mando y ambos podrían juzgarse plenamente, situación inaudita en un estado
soberano, que precisamente para garantizar la paz, dicho estado no puede considerar o tener una
figura suprema al mismo estado, quien es el que dictara las leyes, proclamara los jueces (es
también última instancia judicial) y repartirá según su criterio la propiedad entre los súbditos, de
presentarse lo anterior no habría legislador, ni juez supremo, por lo cual no existiría el estado,
siendo imposible a su vez garantizar la paz de los súbditos. El poder además de ser indivisible, y
absoluto es perpetuo, es decir que recae sobre todos los ciudadanos, exceptuando al soberano y
existe en todo tiempo y lugar, solo recaerá la sobre el soberano, si no cumple con el pacto
establecido por los hombres, quienes podrán deponerlo o aceptar al nuevo Soberano que los ha
dominado.

Hobbes plantea que existen solo tres posibilidades de estado dentro de los ya mencionados, el
monárquico, el democrático y la aristocracia, asumiendo que las otras figuras estales son
derivaciones de los ya mencionados. Para Thomas, la mejor forma de estado se dará en la
monarquía, esto se debe a que en la otras dos, la asamblea que rige debe favorecer a los intereses
particulares (Familia y allegados) y a los del pueblo, debido a ser un conglomerado mayor dicha
asamblea tendrán que dar más beneficios a una cantidad alta de individuos, por lo cual el interés
del pueblo pasara a segundo lugar, para ser tomado en cuenta luego de haberse repartido las
cosas entre los allegados. El estado monárquico no está exento de dicha situación, pero al ser un
solo individuo, la repartición de los allegados será menor y por lo tanto atenderá más rápido y con
mayores proporciones al interés de los súbditos.

“En la monarquía el interés personal del soberano coincide con el interés público”, por lo tanto, un
soberano no puede estar bien, si sus súbditos no lo están, entonces de cómo se trate a la
congregación social, como viven y son satisfechas sus necesidades, se partirá a determinar cómo
vive el soberano y cómo responderá a las amenazas externas, además el monarca depende
directamente de sus súbditos. En cambio, en la democracia se puede vender el bando o decisiones
a cambio de beneficios personales, para luego huir del Estado.

Ya entendiendo la naturaleza del hombre confirme afirma Hobbes, nos introduce la idea del
Leviatán, señalando que único capaz de garantizar la propiedad privada es el Estado, porque se da
como una concesión del soberano, ya que antes de este, la propiedad dependía de quien tuviese
la suficiente fuerza par a poder defenderla, en caso contrario la perdería, por lo anterior el Estado
garantiza la protección de dicha propiedad, con el fin de facilitar la paz, pudiendo hacer uso de la
fuerza legítima que le fue dada en el contrato social. Cicerón afirma dicha postura cuando dice:
“Suprimid la ley civil y nadie sabrá lo que es suyo y lo que es de otro hombre… .

Así mismo, El poder que tiene estado limita la distribución de la propiedad privada, mediante
objetos materiales que le garantiza y protege a cada hombre, dictaminando como se deben
realizar los contratos entre sus súbditos, para que se garantice su debido cumplimiento. Es
entonces, el Estado consciente de que no todos los bienes se pueden transportar de un lugar a
otro, por lo que le dará valor comercial a lo que se denomina Dinero o acuñación de metales, que
equivaldrán a la propiedad de una persona, pero que puede ser transportada o comercializada,
según las disposiciones del soberano, garantizando el valor adquisitivo del dinero y la protección
de quienes lo posean.

También el soberano garantiza que el hombre haga uso de su voluntad y libertad hasta donde la
ley impuesta por el mismo para la convivencia entre los súbditos se lo permita. La ley a su vez
garantiza que al no dañarse los hombres entre sí mismos, puedan estar unidos a la hora de
enfrentarse ante un enemigo del Estado. Pero la ley no solo reprime o protege, también sirve
como guía o como diría Hobbes es el sendero que se le da a los hombre para que sigan el camino
adecuado y eviten el estado de naturaleza.

De la misma forma en la que esta figura de poder (el Estado) garantiza la propiedad privada,
también se encargará de regular que todos tengan igualdad a la hora de realizar procesos en las
instancias públicas en la instrucción y educación, y deberá prestarle atención a que otros poderes
emergentes sean tan fuertes como para ganar el apoyo popular o la fuerza de los medios, para
desestabilizar el poder del soberano y devolver al hombre a un estado de guerra, Para Hobbes si
no se cuidaba de lo anterior el monarca, decaería en una guerra civil que solo engendraría
destrucción y desgracia para la población. Por lo tanto, no estaría garantizando la paz de sus
súbditos, fallándole así al contrato social.

Es el soberano quien deberá procurar se instruya a sus súbditos en las leyes que ha creado, para
que puedan tener unas reglas de conducta estrictas para con los demás hombres, estando a que el
incumplimiento de dichas reglas desencadenaría revueltas o disidencias con el estado, por lo que
se tiene que regular castigos ante tales incumplimientos o desobediencias, de esta forma los
ciudadanos se abstendrían de realizar dicha conducta y de esta manera se garantizaría la paz entre
los súbditos. Así también, en caso de ser un ciudadano ejemplar, el Estado deberá recompensar su
labor ya que esto genera que otros quieran imitarlo y por lo tanto traerá beneficios a la sociedad, a
la integración, convivencia de los súbditos y desarrollo social.
CONCLUSIONES

 El estado natural del hombre caótico, estando a que cada persona querrá imponer sus
deseos, pasiones y anhelos exorbitados de poder, no le importa pasar sobre los otros
siempre y cuando su satisfacción personal se realice.
 El contrato social es necesario para la convivencia entre los hombres, garantizando así la
paz, la seguridad y la propiedad privada, cosas necesarias para que un hombre pueda vivir
y disfrutar de su libertad.
 Lo más importante del estado será encaminar el contrato social a la búsqueda del bien
común, de la igualdad, en un Estado donde nadie sobrepase al otro, y que de llegar a
hacerse el estado actué con eficacia y prontitud, para que el afectado pueda verse
resarcido adecuadamente. Por lo anterior la educación es una tarea escencial en la
constitución del estado, un pueblo educado ayudara al progreso, a la tolerancia y trabajo
mancomunado de los ciudadanos.
 El poder del soberano no puede ser divido en ningún momento, por eso no puede existir al
mismo tiempo un poder terrenal y divino, ambos deben recaer en una misma persona, o
uno de ellos no tener poder verdadero, de lo contrario el desorden estatal será tal que al
no saber a quién obedecer el hombre incurrirá de nuevo en el estado de naturaleza.
 Es peligroso darle tanto poder al Estado sin tener un control de lo que este pueda llegar a
realizar, por lo cual es fundamental una participación activa de los súbditos para que velen
y cuiden de que el pacto que han firmado se cumple a cabalidad y el soberano no se
aprovecha de ellos. No se trata de generar disidentes, o facciones que intenten
desestabilizar al estado, ni mucho menos ser un criticón, se trata de trabajar en pro de la
construcción de un contrato social más fuerte, donde se reivindiquen los valores de los
otros seres humanos y a la vez puedan disfrutar de lo que el estado les provee y garantiza.

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