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CAPÍTULO VI

TERAPIA GESTÁLTICA
Mientras el sexo andaba bien para Howard, todo estaba bien en el mundo.
Desde los 17 a los 27 años, había sido sexualmente muy activo, invirtiendo la
mayoría de su tiempo y energía en aventuras eróticas o fantaseando con
dichas aventuras. Las relaciones sexuales eran por lejos, la actividad más
significativa y satisfactoria en su vida. No es extraño que se encontrara tan
turbado cuando comenzó su impotencia. Excepto por su primera experiencia a
los 17 años con una prostituta, nunca había tenido ninguna dificultad con su
desempeño en la cama. De hecho, a Howard le encantaba su desempeño y se
enorgullecía por el gran amante que era. Pero ahora, no importa cuán duro
intentara, sencillamente no podía tener éxito. Como es obvio, él estaba
bastante deprimido y ansioso.

Afortunadamente, Howard tenía una pareja especial llamada Ginny, que lo


apreciaba profundamente. Ella quería estar sexualmente con él más allá de su
impotencia, y deseaba acompañarlo en una terapia sexual. Comenzamos la
terapia con la clásica focalización de sensaciones, desarrollada por Masters &
Johnson (1970). Los resultados fueron desalentadores debido al monto de
depresión y ansiedad que Howard continuaba experimentando aun con estos
ejercicios placenteros y no demandantes. Dado que sus erecciones
permanecían básicamente inhibidas cuando estaba con Ginny, decidimos
intentar con desensibilización sistemática y luego volver a la focalización de
sensaciones. Aunque Howard progresó al punto de imaginar sin ansiedad la
relación sexual, no hubo generalización a la situación real de focalización en
sensaciones.

Finalmente, decidí usar un trabajo y conceptos gestálticos para ayudar a


Howard a descubrir el significado de la intensa presión que poseía por su
impulso sexual. Le pedí a Howard que imaginara tan vívidamente como
pudiera que él era su pene y que su pene tenía algo que decir. Mientras se
involucraba en la fantasía, lo alenté a que sencillamente dejara que la boca de
su pene diga lo que fuere que espontáneamente estaba deseando, y esto es lo
que salió: “Estás pidiendo demasiado de mí, Howard. Me has pedido que
cargue sobre mis espaldas el sentido completo de tu vida, y eso es una carga
demasiado grande para que un pene pueda afrontar. Bajo tal peso estoy
condenado a fracasar”.

UNA RESEÑA DE FRITZ PERLS

Frederich (Fritz) Perls (1893-1970) fue el creador de la terapia gestáltica y el


maestro en el uso del trabajo gestáltico para ayudar a la gente a volverse más

1
profundamente conciente de sí misma y sus cuerpos. Perls no comenzó con un
abordaje tan orientado a la acción, de cualquier modo. Como muchos otros
creadores de sistemas terapéuticos, su carrera inicial estuvo fuertemente
influenciada por sus estudios de psicoanálisis con Freud. Después de recibir su
doctorado en medicina en Berlín, donde nació, estudió en los institutos de
psicoanálisis de Berlín y de Viena. Fue analizado por Wilhelm Reich
(considerado en el capítulo VIII), quien tuvo una profunda influencia en su
desarrollo. Perls (1969) mencionó que si no hubiera sido por el advenimiento
de Hitler, probablemente hubiera pasado su carrera profesional entera
haciendo psicoanálisis con unos pocos y selectos pacientes.

Como un individuo conciente, de todas formas, él anticipó los horrores de


Hitler; y en 1934 cuando Ernst Jones anunció la posición psicoanalítica en
Johanesburgo, Sudáfrica, Perls la aceptó. Más allá de establecerse en la
profesión, creó además el Instituto de Psicoanálisis de Sudáfrica. Durante los
siguientes doce años, desarrolló lo que inicialmente consideró una revisión y
elaboración del psicoanálisis. En 1947 publicó su primer libro, Ego, Hunger and
Agression: A Revision of Freud´s Theory and Method 1. En ese tiempo todavía
seguía comprometido con una teoría instintiva pero abogaba por la aceptación
del hambre como un instinto tan crítico para la supervivencia del individuo,
como el instinto sexual para la supervivencia de las especies. Frente a las
muchas otras revisiones que Perls fue sugiriendo para el psicoanálisis, se
volvió obvio que en realidad estaba comenzando un sistema nuevo, y cuando
republicó su primer libro en 1969 lo subtituló The Begining of Gestalt
Therapy2.

Con la muerte de Jan Smuts en Sudáfrica y el comienzo del apartheid, Perls


eligió nuevamente dejar un país debido a una opresión inaceptable. Emigró a
los EE.UU. en 1946, y con su mujer terapeuta, Laura, creó el Instituto de New
York de Terapia Gestáltica. En 1951 con Ralph Hefferline y Paul Goodman,
publicó Gestalt Therapy: Excitment and Growth in the Human Personality 3, un
libro que genera entusiasmo por las seductoras presentaciones de los
ejercicios gestálticos.

Como persona, Perls fue bastante parecido a sus escritos, tan vital como
sorprendente. Es probable que sus muchos seminarios con clínicos, más que
sus escritos, sean los que hayan causado tamaño impacto en la profesión
psicoterapéutica. La gente lo veía como desafiantemente perceptivo,
provocativo, manipulador, evocativo, hostil e inspirador. Muchos profesionales
después de un encuentro con Perls se sentían más vivos y más completos.
Aquellos que salían y se decidían a predicar el evangelio gestáltico hablaban

1
“El Yo, el Hambre y la Agresión: Una revisión de la teoría y el método de Freud” (Nota del T.)
2
“El comienzo de la Terapia Gestáltica” (Nota del T.)
3
“Terapia Gestáltica: Entusiasmo y Crecimiento en la Personalidad Humana” (Nota del T.)

2
de Fritz con afecto y veneración. Ciertamente, él no desestimaba dicho culto.
Creyendo que la modestia es para la gente modesta, Perls (1969b) escribió en
su autobiografía: “Creo que soy el mejor terapeuta en los EE.UU., y quizá en
el mundo, para cualquier tipo de neurosis. ¿Qué les parece la megalomanía? A
la vez tengo que admitir que no puedo trabajar exitosamente con todas las
personas”.

Dicho egocentrismo desvergonzado estaba de moda en la década del 60 y


mucha gente llegaba hasta Esalen en el Gran Sur, California, donde Perls
sentó su corte. Si lo que buscaban en Fritz era su honestidad, espontaneidad y
su singularidad, no se desilusionaban; si lo que deseaban era la consideración
incondicional positiva de un abuelo, se frustraban. Como resultado de su
impacto personal y sus escritos profesionales, el movimiento gestáltico se
convirtió en una fuerza muy significativa en la última década de la vida de
Perls. Él quería concluir su vida construyendo un Centro Comunitario de
Entrenamiento Gestáltico en British Columbia, por lo que se mudó allí justo
antes de su muerte, en 1970.

Con la muerte de Fritz, los terapeutas gestálticos perdieron su piedra basal


acerca de lo que la terapia gestáltica puede y debe ser. Como era esperable
de una fuerza tan dinámica y espontánea como Fritz, hubieron muchos
cambios en su abordaje a través de los años. La consistencia no fue una de
sus preocupaciones. Muchos gestálticos, de cualquier modo, creen que la
publicación en 1969 de Gestalt Therapy Verbatim4, es el mejor representante
del último abordaje de Perls a la teoría y terapia gestáltica, por lo que dicho
libro sirve como la fuente principal para nuestra presentación de terapia
gestáltica.

TEORÍA DE LA PERSONALIDAD

Más allá del viejo deseo centenario de no prestar atención a nuestros cuerpos,
nosotros los humanos debemos aceptar que básicamente somos organismos
biológicos. Nuestras metas cotidianas, o metas-fines como Perls prefiere
llamarlas (1969ª) están basadas en nuestras necesidades biológicas, que
están limitadas al hambre, el sexo, la supervivencia, el abrigo, y la respiración.
Los roles sociales que adoptamos son los medios-mediante-los-cuales
satisfacemos nuestras metas-fines. Por ejemplo, nuestro rol de psicoterapeuta
es un medio-mediante-el-cual nos ganamos la vida, que es un medio-
mediante-el-cual satisfacemos metas-fines tales como el hambre y el abrigo.
Como personas saludables, nuestro vivir cotidiano se centra alrededor de las
metas-fines particulares que emergen en la conciencia para ser satisfechas. Si
escuchamos a nuestro cuerpo, la meta-fin más urgente emerge, y
respondemos a ella como una emergencia (esto es, sin ninguna duda obsesiva
4
“Terapia Gestáltica palabra por palabra” (Nota del T.)

3
de que la acción más importante que podemos realizar en este momento es
satisfacer la meta-fin particular que está emergiendo en la conciencia).
Entonces interactuamos con el ambiente para seleccionar las sustancias que
necesitamos para satisfacer dicha meta-fin.

Las metas-fines son experimentadas como necesidades que ejercen presión


hasta tanto no se completen; desaparecen momentáneamente una vez que se
les brinda satisfacción a través de un adecuado intercambio con el ambiente.
Por ejemplo, si estamos sedientos experimentamos una necesidad de
satisfacer nuestra sed respondiendo a nuestra necesidad con una cantidad
adecuada de agua de nuestro entorno. Es a este proceso continuo de brindar
satisfacción a nuestras necesidades, el proceso de formar “todos” o Gestalts,
que Perls postula como la única ley constante del mundo que mantiene la
integridad de los organismos.

Las preocupaciones realmente serias de la vida son, entonces, la completud de


estas necesidades organísmicas, como es perfectamente conocido por los
millones de personas hambrientas del mundo. En una sociedad desarrollada
como la de EE.UU., gastamos poco de nuestro tiempo o energía en la
satisfacción de nuestras necesidades naturales. En vez de ello, nos
preocupamos con juegos sociales que están mejor vistos, como nada más que
medios sociales para fines naturales. Una vez que experimentamos estos
medios sociales como metas-fines, los identificamos como partes esenciales de
nuestro yo, por lo que actuamos como si debiéramos poner casi toda nuestra
energía en ocupar roles como el de estudiante, profesor o terapeuta. Mucho
de nuestro pensamiento se relaciona con practicar cómo podemos actuar
mejor nuestros roles para manipular nuestro entorno social más efectivamente
y convencernos a nosotros mismos y a los demás del valor inherente de
nuestros roles. Al practicar nuestros roles una y otra vez, se convierten en
hábitos (pautas conductuales rígidas que experimentamos como la esencia de
nuestro carácter). Una vez que desarrollamos nuestro carácter social y
tenemos una personalidad fija, hemos transformado nuestra existencia natural
básica en una existencia pseudosocial.

En una existencia natural saludable, nuestro ciclo de vida cotidiano sería un


proceso abierto y fluido de necesidades organísmiscas emergiendo a la
conciencia. Este proceso sería acompañado por un medio-mediante-el-cual
brindamos satisfacción a la necesidad que ejerce mayor presión en el
momento, seguida de la emergencia de otra meta-fin a la conciencia. Mientras
permanezcamos centrados en lo que ocurre justo dentro de nosotros podemos
confiar en nuestra sabiduría como organismos para seleccionar el mejor
medio-mediante-el-cual satisfacemos adecuadamente la necesidad del
momento que mayor presión ejerce.

4
En una existencia saludable, nuestro ciclo vital entero implica un proceso
natural de maduración en el que nos desarrollamos desde chicos dependientes
del apoyo ambiental, a adultos que pueden descansar en su auto-apoyo para
su propia existencia. Nuestro desarrollo comienza como chicos que no han
nacido completamente dependientes de que nuestras madres nos apoyen
(apoyo de comida, oxígeno, abrigo, todo). Tan pronto cuando nacemos,
tenemos que realizar al menos nuestra propia respiración. Gradualmente
aprendemos a pararnos en nuestros propios pies, a gatear, a caminar, a usar
nuestros propios músculos, nuestros sentidos, nuestra observación.
Eventualmente, tenemos que aceptar que donde quiera que vayamos, lo que
fuere que hagamos, lo que sea que experimentemos, es nuestra propia
responsabilidad y sólo nuestra. Como adultos saludables, estamos concientes
de que poseemos la habilidad para responder, para tener pensamientos,
reacciones, y emociones que son exclusivamente nuestras. Esta
responsabilidad madura es fundamentalmente la habilidad de ser quien uno
es. Para Perls (1969ª), la responsabilidad significa simplemente estar
dispuesto a decir “Yo soy yo y soy lo que soy”.

Como adultos saludables también somos concientes que otros organismos


maduros están igualmente preparados para responder por sí mismos, y que el
proceso de maduración implica no hacerse cargo de la responsabilidad de
nadie más. Renunciamos a nuestros sentimientos infantiles de omnipotencia y
omnisciencia y aceptamos que los demás se conocen a sí mismos mejor de lo
que alguna vez los conoceremos y pueden dirigir sus propias vidas mejor de lo
que nosotros podemos dirigirlas. Dejamos que los demás se apoyen a sí
mismos, y renunciamos a nuestra necesidad de interferir en la vida de los
otros. Los demás no existen para vivir de acuerdo a nuestras expectativas, ni
nosotros existimos para vivir de acuerdo a las de ellos.

La personalidad saludable no se preocupa por los roles sociales, dado que


estos roles no son nada más que un conjunto de expectativas sociales que
nosotros y los demás tenemos para nosotros mismos. La persona madura no
se ajusta a la sociedad, ciertamente no a una sociedad enferma como la
nuestra. Los individuos saludables no repiten los mismos viejos y cansados
patrones de hábitos que son tan seguros y tan mortales. Al tomar
responsabilidad por ser todo lo que puede ser, dicha gente acepta la actitud
de Perls de vivir y revisar nuevamente cada segundo. Descubren que siempre
hay nuevos y espontáneos medios-mediante-los-cuales pueden satisfacer sus
metas-fines. Esta espontaneidad es lo que descubre el cocinero creativo, lo
que experimenta la pareja sexual disfrutable y lo que desarrolla al terapeuta
vital.

Con estas atractivas posibilidades emergiendo del proceso natural de


maduración, ¿Cómo es que la mayoría de la gente permanece atascada en los

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inmaduros patrones infantiles de la dependencia? Existen diversas
experiencias infantiles que pueden interferir con el desarrollo de una
personalidad saludable. En algunas familias, los padres aíslan a los chicos de
la necesidad de apoyo contextual antes de que los niños hayan desarrollado la
capacidad de apoyo interno. El niño no puede apoyarse más en un ambiente
seguro y a salvo, ni puede sostenerse por sí mismo. El chico está en un
impass. El ejemplo de Perls (1970) de lo que es un impass, es él de un bebé
triste cuya placenta ha sido dañada y no puede sostenerse a partir del oxígeno
de la madre, ni está preparado aún para respirar por sí mismo. Otro ejemplo
de un impass ocurre cuando los padres demandan que un chico se pare sin
soporte antes de que sus músculos y equilibrio estén adecuadamente
desarrollados. Todo lo que el niño puede experimentar es miedo a caerse.
Experimentar un impass puede dar como resultado detenerse en el proceso de
maduración.

Una fuente más frecuente de interferencia proviene de padres que están


convencidos que saben qué es lo mejor para sus hijos en todas las
situaciones. En dichas familias, los chicos pueden temer “el cinto”, como una
forma de castigo por confiar en su dirección independiente cuando ésta difiere
de lo que los padres creen que es mejor. El chico desarrolla expectativas
catastróficas para sus conductas independientes, tales como “Si corro un
riesgo por mi cuenta, no seré amado nunca más o mis padres no me
aprobarán”. Perls (1969ª) sugiere que las expectativas catastróficas,
frecuentemente son proyecciones de los miedos a las consecuencias de la
independencia que tienen los padres del chico, más que los recuerdos de
cómo los padres respondieron, en realidad, al despliegue por parte del niño de
conducta más madura.

Mientras nos volvemos más concientes nos damos cuenta que lograr cualquier
cosa, por cierto, puede ser riesgoso. Si somos diferentes de nuestros padres o
nuestros pares, podemos arriesgarnos a perder su amor o aprobación. Pero
ellos no son responsables si nosotros elegimos evitar los riesgos de ser
nosotros mismos. Existen incluso riesgos más serios en nuestra sociedad si
nos rehúsamos a actuar ciertos roles o a ajustarnos a expectativas sociales.
Podemos perder trabajos, amigos, dinero e incluso enfrentar la crucifixión si
permanecemos fuera de los límites de la sociedad. Pero incluso así, no
podemos culpar a la sociedad si rechazamos aceptar los riesgos de ser
saludables.

El miedo a las repercusiones por ser independiente es una causa importante


de retardos en la maduración, pero no es la más común. Más personas se
atascan debido a que han sido criadas por padres que los sobreprotegieron
cuando niños. Perls cree que demasiados padres quieren brindarle a sus hijos
todo lo que nunca tuvieron. Como resultado, los chicos prefieren permanecer

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en dicha protección y dejar que sus padres hagan todo por ellos. Muchos
padres temen también frustrar a sus hijos; aunque sea sólo a través de la
frustración que nos motivemos a sostenernos en nuestros propios recursos
para superar lo que nos está frustrando. Brindando demasiado y no frustrando
lo suficiente, los padres establecen un contexto que es tan seguro y
satisfactorio que los chicos se estancan en un deseo de mantenimiento
constante de apoyo ambiental. El énfasis de Perls en el estancamiento a raíz
de ser sobreprotegido, es una reminiscencia del énfasis freudiano en la
sobreprotección como una fuente de fijaciones infantiles.

De cualquier modo, Perls no culpa a los padres porque el chico sobreprotegido


permanezca atascado. Estos chicos todavía son responsables de usar todos
sus recursos para manipular a los padres y a los demás en su contexto para
que los cuiden. Estos chicos desarrollan todo un repertorio de manipulaciones,
tales como el llanto, si eso es lo que se requiere para ser apoyado, o ser un
niñito bueno, si éste es el rol que hace que los demás respondan. Permitir que
las personalidades inmaduras culpen a sus padres por sus problemas, es
permitirles evadir la responsabilidad por sus vidas, que es un punto
verdaderamente crítico del proceso de maduración.

TEORÍA DE LA PSICOPATOLOGÍA

La persona patológica es aquella que ha quedado estancada en el proceso


natural de crecimiento o maduración. No es casualidad que Perls prefiriera el
término trastornos del crecimiento más que neurosis para referirse a los
problemas más comunes de la vida, aunque frecuentemente utilizaba este
último término más tradicional cuando hablaba de psicopatología.

Para Perls (1970) existen cinco niveles diferentes de psicopatología: (1) el


falso, (2) el fóbico, (3) el impass, (4) el implosivo y (5) el explosivo. El nivel
falso es el nivel de existencia en el que jugamos juegos y actuamos roles. En
este nivel nos comportamos como si fuéramos bárbaros, como si fuéramos
ignorantes, como si fuéramos damas recatadas, como si fuéramos
superhombres. Nuestras actitudes como si requieren que vivamos para un
concepto, para una fantasía que nosotros o los demás han creado, sea que se
viva como una maldición o como un ideal. Podemos pensar que es un ideal
actuar como si fuéramos Cristo, por ejemplo, pero Perls lo vería como una
maldición, porque aun así es un intento de evadirnos de lo que realmente
somos. El resultado es que la gente neurótica ha renunciado a vivir de una
forma en la que puedan realizarse a sí mismos; ellos viven para realizar un
concepto. Perls (1970) compara dicha patología a un elefante que preferiría
ser un rosal y a un rosal que trata de ser un canguro.

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Permanecemos atascados en fantasías infantiles porque no queremos ser lo
que somos. Queremos ser algo más porque estamos disconformes con lo que
somos. Creemos que podríamos obtener más aprobación, más amor, más
apoyo contextual si fuéramos alguna otra cosa.

Lo que creamos en lugar de un auténtico self, es una vida de fantasía que


Perls (1969ª) llama maya. El maya es la parte del nivel falso de existencia que
construimos entre nuestro self real y el mundo real, pero vivimos como si
nuestro maya fuera una realidad. Nuestro maya sirve un propósito defensivo,
ya que nos protege de los aspectos amenazantes de nosotros mismos o
nuestro mundo, tal como la posibilidad de rechazo. Mucha de nuestra vida
mental implica prepararnos mejor para vivir en el maya. Por ejemplo, el
pensamiento es visto como un ensayo para la acción, para la actuación de un
rol, y esta es una de las razones por las que Perls dice que desprecia el
pensamiento. Nos preocupamos tanto por nuestros conceptos, nuestros
ideales y nuestros ensayos que pronto dejamos de tener cualquier sentido de
nuestra naturaleza real.

En la lucha por ser algo que no somos, apartamos aquellos aspectos de


nosotros mismos que puedan generar desaprobación o rechazo. Si nuestros
ojos causan que pequemos, castigamos nuestros ojos. Nos alienamos de las
propiedades de nosotros mismos que nos hacen desconfiar, a nosotros
mismos o a los otros significativos, y creamos los huecos, el vacío, la nada en
donde algo debe existir. Donde están los vacíos construimos artefactos falsos.
Si apartamos nuestros genitales, por ejemplo, entonces podemos actuar como
si fuéramos píos y santos por naturaleza. Por aprobación tratamos de crear las
características que nuestra sociedad demanda, y que son eventualmente
demandadas por la parte de nosotros mismos que Freud llamó Super Yo.

En el proceso, creamos nuestros caracteres falsos (falsos porque representan,


en el mejor de los casos, sólo la mitad de lo que somos). Si el carácter que
construimos es seguro y demandante, por ejemplo, entonces podemos estar
seguros que bajo la superficie está la polaridad opuesta de querer ser amable
e indulgente. Nuestros caracteres falsos intentan protegernos del hecho de
que para cada individuo la existencia auténtica implica enfrentar una
secuencia continua de polaridades personales (Polster & Polster, 1973).
Podemos adherir rígidamente a ser píos y santos, por ejemplo, para no
experimentar nuestros deseos opuestos de ser malvados y sexuales. La
persona saludable intenta encontrar la completud de la vida aceptando y
expresando los polos opuestos de la vida. Los individuos patológicos intentan
esconder opuestos inaceptables simulando que sus vidas están compuestas
enteramente de sus caracteres falsos.

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Perls llamó a la polaridad gestáltica más famosa Perro de Arriba y Perro de
Abajo. Experimentamos el Perro de Arriba como nuestra conciencia, la parte
justa de nosotros que insiste en hacer siempre lo correcto. El Perro de Arriba
intenta ser dominador comandando, demandando, insistiendo y reprimiendo.
El Perro de Abajo es la parte esclava de nosotros que acompaña las grandes
demandas de los ideales del Perro de Arriba, pero en realidad intenta controlar
a través de resistencia pasiva. El Perro de Abajo es la parte de nosotros que
actúa en forma estúpida, holgazana, o inepta como un intento de no
completar satisfactoriamente las órdenes del Perro de Arriba. Mientras la
gente evita aceptar que también son lo opuesto de lo que simulan ser (son tan
fuertes como débiles, crueles como amables, amos como esclavos) no pueden
completar la gestalt de la vida, para experimentar la completud de la misma.

Intentar enfrentar todo lo que somos realmente, intentar ser uno, lleva a
confrontarnos con el nivel fóbico de nuestra patología. En este nivel, somos
fóbicos con el dolor que implica enfrentarnos a la insatisfacción que nos
generan algunas partes de nosotros mismos. Evitamos y huimos del dolor
emocional, aun cuando dicho dolor sea la señal natural de que algo está mal y
necesita cambiarse. El nivel fóbico incluye todas nuestras infantiles
expectativas catastróficas (si confrontamos quienes realmente somos nuestros
padres no nos amarán o, si actuamos de la manera en que realmente
queremos nuestra sociedad nos condenará al ostracismo, etc.). Estas
respuestas fóbicas nos ayudan frecuentemente a evitar lo que es realmente
doloroso; por lo tanto mucha gente no viene a terapia a ser curada, sino a
mejorar su neurosis.

Debajo del nivel fóbico está el nivel más crítico de la psicopatología, el impass.
El impass es el mismísimo punto en el que nos atascamos en nuestra propia
maduración. Es lo que los rusos llaman el punto enfermo. El impass es el
punto en el que estamos convencidos de que no tenemos chance de
sobrevivir, debido a que no podemos encontrar los recursos dentro de
nosotros mismos para movilizarnos, frente al aislamiento del apoyo contextual.
La gente no se mueve más allá de este punto debido al terror de que puede
morir o fracasar por no poder sostenerse en sus propios pies. Pero los
neuróticos también rechazan ir más allá de este punto porque todavía es más
fácil para ellos manipular y controlar su ambiente para obtener apoyo.
Entonces continúan jugando a estar desamparados, o locos, o enojados, o a
ser estúpidos para que los demás se hagan cargo de ellos, incluyendo su
terapeuta. Es más fácil continuar con estas maniobras de control debido a la
cantidad de tiempo y energía que el neurótico ha invertido en su desarrollo,
para crear y refinar una manipulación efectiva, más que para desarrollar una
auto-dependencia. No es casualidad que el neurótico tema, a la vez que no
esté dispuesto a moverse a través del impass hacia el nivel implosivo de la
neurosis.

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Experimentar el nivel implosivo es experimentar la falta de vida, la muerte de
partes de nosotros mismos que hemos apartado. Los neuróticos
experimentarían la falta de vida de sus orejas, o de su corazón, o de sus
genitales o incluso de su mismísima alma, dependiendo de los procesos
fundamentales de vida de los que hayan huido. Perls (1970) compara el nivel
implosivo con un estado de catatonía, en el cual la persona está congelada
como un cadáver. La catatonía se debe a la investidura de energía en el
desarrollo de un carácter rígido y habitual que parece mantenernos tan
seguros y tan a salvo, pero también oh, tan muertos. Para atravesar el nivel
implosivo, la persona debe estar dispuesta a deshacerse de el mismísimo
carácter que ha servido de sentido de identidad. La persona es amenazada
con experimentar su propia falta de vida para poder renacer, y eso no es fácil,
dice Perls (1969ª).

Deshacerse de nuestros roles, de nuestros hábitos y nuestro mismo carácter,


es liberar una tremenda cantidad de energía que ha sido investida en
apartarnos de ser un ser humano responsable y totalmente vivo. La persona
ahora está confrontada con el nivel explosivo de la neurosis, que implica
emancipar las energías vitales. El tamaño de la explosión depende de la
cantidad de energía liberada en el nivel implosivo. Para volvernos
completamente vivos, la persona debe poder explotar en el orgasmo, en el
enojo, en el dolor y en la diversión. Con dichas explosiones el neurótico se ha
corrido más allá del impass y del nivel explosivo y ha dado un salto gigante
hacia la alegría y tristeza de la madurez.

TEORÍA DEL PROCESO TERAPÉUTICO

Quebrar explosivamente una vida neurótica, suena como una experiencia


excitantemente catártica. La poderosa liberación de emociones de enojo, de
orgasmo, de alegría y de dolor, promete brindar un sentido profundo de
completud y humanidad. No es casualidad que tanta gente buscara a Fritz
Perls cuando viajaba alrededor del país. Pero Fritz rápidamente le hacía saber
a la gente que las explosiones catárticas sólo podían ser logradas, después de
luchar por incrementar su conciencia acerca de los juegos y roles falsos que
realizaban y de las partes de sí mismos que habían apartado. Debían
percatarse de cómo estaban atascados en fantasías infantiles o cómo trataban
de ser algo que no eran.

AUMENTO DE CONCIENCIA

El aumento de conciencia en la terapia gestáltica está dirigido a liberar a la


gente del maya, del nivel de existencia falso y fantasioso. Debido a que el

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maya es un mundo mental, un mundo de conceptos, ideales, fantasías y
ensayos intelectuales, Perls dice que la forma de liberarnos del maya es
“perder la cabeza y retornar a los sentidos”. Esta pérdida de cabeza es
verdaderamente un cambio radical desde la concientización del pensamiento y
la teorización orientados a futuro, hacia una conciencia sensorial orientada al
presente. En este nivel fenomenológico de conciencia podemos experimentar
con todos nuestros sentidos la realidad de nosotros mismos y del mundo, más
que sólo experimentar nuestras concepciones teóricas o idealistas de cómo se
supone que deberían ser las cosas. Podemos tener una experiencia de satori,
o despertar. De repente el mundo está allí nuevamente, justo enfrente de
nuestros ojos. Nos despertamos de un trance intelectual como nos
despertamos de un sueño. Y con nuestros sentidos, podemos contactarnos
nuevamente con todo lo que somos.

El trabajo del cliente. El trabajo del cliente suena en realidad bastante


simple: permanecer en el aquí y ahora. Ser conciente del momento le permite
a los clientes trabajar sobre el principio de salud gestáltico: la más importante
situación no cerrada siempre saldrá a la conciencia y podrá ser resuelta. Pero
los clientes pronto descubren que permanecer en el aquí y ahora no es tan
simple. Tan pronto como los clientes entran a la “silla caliente”, indicando que
están listos para ser el foco del terapeuta gestáltico, es esperable que
aparezca el nivel falso de su neurosis. Algunos pacientes harán el rol de
desamparados, incapaces de proceder sin que el terapeuta les de más aliento
o dirección; otros el de estúpidos, incapaces de entender lo que el terapueta
quiere decir; otros tratarán de ser el “paciente perfecto” con su Perro de
Arriba insistiendo en que deben ser capaces de hacer lo que se espera de
ellos.

Luego los pacientes serán invitados a participar en ejercicios gestálticos


diseñados para ayudarlos a ser más concientes de los roles o juegos falsos
que realizan. Estos ejercicios no tienen un fin en sí mismos; son empleados
como un método para prevenir la evitación de emociones conflictivas. En el
ejercicio Perro de Arriba-Perro de Abajo, por ejemplo, el cliente se sienta en
una silla como Perro de Arriba gritándole los “deberías” al Perro de Abajo,
luego cambia a la silla del Perro de Abajo para dar todo tipo de excusas por no
ser perfecto. O el paciente puede ser llevado a percatarse y a repetir
dramáticamente una conducta no verbal, tal como el movimiento de una
pierna o una sonrisa nerviosa.

Mientras el cliente lucha por participar en los ejercicios gestálticos, puede


también percatarse en forma más profunda de su nivel fóbico, de lo que huye
en el aquí y ahora, y de las expectativas catastróficas que utiliza como excusas
para huir. Por ejemplo, puede sentirse extremadamente enojado con el
terapeuta por no apoyarlo, pero rehusarse a expresar su enojo por miedo a

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que el terapeuta no quiera tener más que ver con él. Los clientes pueden
entonces ser llevados a apropiarse la proyección del rechazo y a actuar a
quien realmente está amenazando con rechazarlo, como sus padres o su
conciencia. Se les pide a los clientes que expresen sus experiencias concientes
mediante la acción (por ejemplo tomando la silla que representa a sus padres
o a su Perro de Arriba y expresar exactamente lo que diría la persona). A
través de dicha expresión activa se vuelve más profundamente conciente de lo
que está interfiriendo con su habilidad para existir en el aquí y ahora.

El trabajo del terapeuta. El trabajo del terapeuta al aumentar la conciencia


es, primero y principal, frustrar al paciente. Más precisamente, los terapeutas
frustran los deseos del cliente de ser protegido y ser privado de emociones
placenteras, y sus esfuerzos por negar responsabilidad ante sus elecciones. La
frustración en sí misma es un producto propio de la interacción gestáltica y de
las intervenciones terapéuticas diseñadas específicamente para elicitar algo
que el paciente intenta evitar. Los intentos del paciente de manipular al
terapeuta para que sea responsable de su bienestar deben ser interrumpidos,
produciendo frustración. Si el terapeuta está comprometido con “ayudar al
cliente”, el terapeuta está perdido desde el comienzo. Dicha actitud de ayuda
es paternalista, y el cliente estará determinado a hacer sentir al terapeuta
como inadecuado, como una compensación por su necesidad del terapeuta.

Al comienzo del tratamiento, el terapeuta gestáltico instruye a los pacientes en


que ellos son responsables de lo que hacen en terapia. Perls (1969ª, pag. 79)
usó el siguiente tipo de instrucción para comenzar un seminario:

“Entonces, si quieren volverse locos, suicidarse, mejorar,


encenderse, o pasar por una experiencia que cambie su vida, es
cosa de ustedes. Yo hago lo mío y ustedes hacen lo suyo,
cualquiera que no quiera tomar la responsabilidad por esto, por
favor no permanezca en este seminario. Ustedes vienen aquí por su
libre albedrío, yo no sé cuán maduros sean, pero la esencia de una
persona madura es poder ser responsable por sí mismo, sus
pensamientos, sentimientos y demás. ¿Alguna objeción?... O.K.” Y
entonces comenzó.

Los terapeutas gestálticos son concientes, por supuesto, que dichas


instrucciones por sí mismas no evitarán que los clientes traten de hacer cargo
de sus vidas a los profesionales de la salud mental. En última instancia, la
única manera en la que los terapeutas pueden evitar ser manipulados, es
siendo individuos maduros que se hacen responsables de sus propias vidas y
renuncian al intento de ser responsables de los demás. Los individuos
maduros, sean clínicos o pacientes, tienen un sostén interno adecuado como
para no depender de lo que a los demás les gusten o los necesiten, ni temen

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que sus colegas los condenen. Perls (1969ª) no temía escribir, por ejemplo,
que si un paciente divagaba en un monólogo sin sentido, él se tomaba unas
siestas si se sentía con sueño, aunque dicha respuesta probablemente sería
criticada por terapeutas tradicionales y los clientes. De cualquier modo, una
respuesta tan honesta seguramente frustraría al paciente, que trataba de
hacer responsable a Perls de hacer de la terapia una aventura excitante.

Parte de la responsabilidad del terapeuta gestáltico es estar en el aquí y ahora


mientras los clientes son invitados a estar en el presente. Estar centrado en el
presente significa que los terapeutas gestálticos no pueden utilizar ningún
patrón de ejercicios predeterminado. Un ejercicio es seleccionado debido a que
en ese momento el terapeuta gestáltico cree que puede permitirle al paciente
percatarse mejor de lo que está evitando que permanezca en el aquí y ahora.
Si el cliente continúa retrotrayéndose al resentimiento del pasado, por
ejemplo, culpando a sus padres, el terapeuta gestáltico puede emplear la
técnica de la silla vacía. Aquí al paciente se le pide que imagine que el padre
está presente en la silla vacía y que él está libre de expresarle al padre lo que
siempre se guardó de decir. Dicha expresión en el presente de resentimientos
inconclusos puede comenzar a permitirle contactarse con su juego de culpar a
los padres.

Aunque el patrón de ejercicios no puede ser predeterminado, el terapeuta


gestáltico sí tiene un abanico de ejercicios a los que puede recurrir en
cualquier momento para aumentar la conciencia. En Gestalt Therapy (Perls &
cols, 1951) son presentados sistemáticamente una variedad de ejercicios para
que los lectores puedan experimentar sus propios bloqueos de conciencia.
Teóricamente, los tipos de ejercicios están limitados sólo por la creatividad del
clínico. De todas formas, en la práctica muchos terapeutas gestálticos parecen
recaer en los ejercicios clásicos aconsejados por Perls (1947, 1969ª; Perls &
cols. 1951). Levistsky y Perls (1970) han articulado los ejercicios o juegos
gestálticos utilizados más comúnmente. Los ejercicios más implicados en el
aumento de conciencia incluyen los siguientes:

1. Juegos de diálogo, en el que los pacientes sostienen un diálogo entre


polaridades de su personalidad, tal como una polaridad masculina
reprimida confrontando una polaridad femenina dominante.

2. Yo me hago responsable, en el que a los clientes se les pide que


terminen cada oración acerca de sí mismos con “y yo me hago
responsable por eso”.

3. Actuar la proyección, en el que los clientes realizan el rol de la persona


implicada en cualquiera de sus proyecciones, tales como actuar a sus
padres cuando los está culpando.

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4. Reversos, en el que los pacientes actúan el opuesto exacto al modo en
el que usualmente suelen experimentar alguna polaridad escondida de sí
mismos.

5. Ensayos, en el que los pacientes revelan al grupo el pensamiento o


ensayo que realizan más frecuentemente al prepararse para actuar roles
sociales, incluyendo el rol de paciente.

6. Juegos de asesoramiento matrimonial, en el que la pareja revela por


turnos sus sentimientos más negativos y positivos acerca de cada uno.

7. ¿Puedo repetirle una frase?, en donde el terapeuta pide permiso para


repetir y trata de inculcar una idea acerca del paciente, que el terapeuta
siente que es particularmente significativa para él.

Los terapeutas gestálticos no interpretan lo que los clientes tienen que decir
mientras participan en el trabajo gestáltico. La interpretación es vista como
una representación del maya del terapeuta tradicional (la fantasía del
terapeuta de que el significado real de un cliente y su mundo puede ser
hallado en su teoría favorita, más que en la experiencia presente del paciente).
Es solamente otra forma de egolatría personal. Es una forma de que el
terapeuta convenza a los pacientes de que deben escuchar la mente magnífica
del terapeuta, más que a sus propios sentidos. En la práctica, de cualquier
modo el uso de “¿Puedo repetirle una frase?” está demasiado cerca de las
interpretaciones directas, aunque los gestálticos prefieren ver este ejercicio
como un feedback en el que el paciente es libre para desechar activamente el
mensaje del terapeuta, si dicho mensaje no encaja.

Los terapeutas gestálticos incrementan la conciencia de sus clientes


permitiéndoles que sus propios ojos y orejas sirvan como una fuente de
feedback que los provea con información acerca de sí mismos, que no ha
estado en su conciencia. Los pacientes ya están concientes de las frases que
han dicho, por lo que los terapeutas gestálticos no reflejan sus palabras como
lo haría un rogeriano. Los terapeutas gestálticos están mucho más en contacto
con las expresiones no verbales de los pacientes (sus tonos de voz, sus
posturas y sus movimientos). Los terapeutas gestálticos dan feedback de lo
que ven o escuchan, especialmente lo que ven como bloqueos corporales de
una mayor conciencia. Les piden a los clientes, no sólo prestar atención a sus
expresiones no verbales, tales como sus brazos cruzados en su pecho, sino
también “convertirse” en sus brazos para expresar cómo ellos están tensando
los músculos con el objeto de evitar abrirse a los sentimientos de su corazón.
Con la ayuda de estos ejercicios orientados a la acción, los clientes comienzan

14
a experimentar una conciencia más profunda, que emerge de lo profundo de
sus cuerpos, más que de la superficie de sus cabezas.

CATARSIS

Al volverse cada vez más concientes de sus juegos falsos y sus roles sociales,
al volverse más concientes de sus resistencias corporales y su evitación fóbica
del aquí y el ahora, los clientes son cada vez menos y menos capaces de huir
de sí mismos. El miedo de ser ellos mismos, de cualquier modo, puede
llevarlos a un impass. Querrán comunicar al terapeuta que son incapaces de
continuar por su cuenta, que el terapeuta debe hacerce cargo de ellos o se
volverán locos, entrarán en pánico o terminarán el tratamiento. Tratarán de
convencer al terapeuta de que sus expectativas catastróficas son reales y no
sólo fantasías infantiles residuales. Con un poco de presión, los terapeutas
comunican a través de sus acciones que creen que los pacientes ciertamente sí
tienen la fuerza interna para continuar a través del impass hacia las áreas de
la falta de vida. A través de ejercicios seleccionados con sensibilidad, los
pacientes pueden comenzar a reapropiarse de los aspectos de su personalidad
que fueron sacrificados en nombre de roles y juegos. Los pacientes pueden
comenzar a liberar todas sus emociones que los demás no amarán o no
aprobarán, si son verdaderamente humanos.

El trabajo del cliente. El alivio catártico requiere que el paciente se haga


responsable de continuar en terapia cuando más quisiera huir. El terapeuta no
tratará de hablarle para que permanezca en la “silla caliente” si siente que se
está calentando demasiado; el paciente puede y comúnmente deja, antes de
comenzar el fogoso trabajo explosivo. Si los clientes permanecen en la silla
caliente, de cualquier modo, deben ser responsables por realmente arrojarse a
sí mismos dentro de los ejercicios sugeridos y no meramente jugar de manera
pasiva mientras continúa la terapia.

Si los pacientes están preparados para adueñarse nuevamente de lo que ha


estado muerto en su interior, entonces deben estar dispuestos a participar en
el trabajo de sueños gestáltico. Los sueños son utilizados en terapia gestáltica
porque son vistos como la parte más espontánea de la personalidad. Los
sueños son el momento y el lugar en el que la gente puede expresar todas las
partes de sí mismos que han sido apartadas en la carrera de ratas hacia el
éxito de los roles cotidianos. De cualquier forma, para que los sueños sean
catárticos los clientes no pueden simplemente hablar de sus sueños; los deben
actuar. Los pacientes son alentados a “volverse” cada detalle del sueño, no
importa cuán insignificante pueda parecer, para dar expresión a la riqueza de
su personalidad. Sólo cuando nos volvemos tan ricos y espontáneos como
nuestros sueños, podemos ser saludables y estar completos nuevamente.

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En un momento en que yo (JOP) estaba preocupado por mi promoción y mis
ocupaciones, me encontraba a mí mismo incapaz de experimentar alegría, ni
siquiera la alegría del sexo. Busqué la ayuda de un amigo que es un terapeuta
gestáltico, y él me pidió que trajera a mi cabeza una fantasía más que un
sueño. La fantasía deseada emergió espontáneamente y fue la de estar
esquiando. Me pidió que fuera a la montaña, y comencé a experimentar que
bien me sentía cuando estaba en mi base. Mientras más me acercaba a la
cima, lo que se veía tan hermoso era también muy frío y congelado. Me pidió
que fuera a la nieve y yo expresé cuán duro y helado podía estar cerca de la
cumbre. La gente caminaba sobre mí y no podía hundirme de lo duro que
estaba. Pero cerca de la base la gente corría sobre mí y se hundía en mí
fácilmente. Cuando terminamos no me sentía como para llorar o gritar; me
sentía esquiando. Entonces fui, dejando mis artículos y mis libros atrás. En el
destello de la nieve y el sol, descubrí nuevamente lo que Goethe había
sugerido a través de Fausto: nuestra alegría de vivir emerge a través de
acciones y no de palabras. En mi apuro por tener éxito, estaba cometiendo
uno de los pecados cardinales contra mí mismo, el pecado de no ser activo.

Debido a que la catarsis en la terapia gestáltica ocurre principalmente como


resultado de la expresión de los clientes de sus experiencias internas, como
sus sueños; podemos hablar acerca del proceso como una forma de
experiencia emocional correctiva. La terapia gestáltica también implica alivio
dramático, sobre todo porque muchas veces es conducida en grupos o
seminarios; las experiencias emocionales correctivas de la persona en la silla
caliente, sirven de alivios catárticos para la gente que está observando
activamente lo que está ocurriendo allí. El diálogo de la silla vacía, creado por
Perls y sistematizado por sus seguidores, demuestra el valor terapéutico del
alivio dramático seguido de una experiencia emocional correctiva. La silla vacía
es utilizada cuando los recuerdos emocionales de otra gente gatillan la
reexperimentación de reacciones emocionales no resueltas; por ejemplo,
temas inconclusos con un padre muerto o una ex pareja ya no disponible. El
cliente expresa sentimientos completamente al otro significativo imaginario,
como un padre alcohólico en una silla vacía. Este acto ayuda a removilizar las
necesidades suprimidas de los clientes y les brinda expresión plena, por lo que
los fortalece para separarse emocionalmente de los demás. Los componenetes
críticos de la resolución de temas no resueltos, parecen ser la activación de
emociones intensas, la declaración de una necesidad, y un cambio en la visión
de la otra persona (Greenberg y cols., 1994).

El trabajo del terapeuta. Ya que la catarsis en la terapia gestáltica puede


ser muy dramática, podemos concebir como trabajo del terapeuta el comenzar
con la preparación del ámbito para el evento. El grupo espera con anticipación
que alguno se adelante para llenar la emocionalmente cargada silla caliente.
La atención del terapeuta se focaliza entonces en el cliente como si estuviera

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en un escenario. El terapeuta sugiere que la mejor escena para este momento
es algún ejercicio particular (digamos, trabajo de sueños). El guión es creado
fundamentalmente por el cliente, que decide qué sueño actuar. Una vez que el
cliente entra en escena, el terapeuta es como un director preparado para
ayudar a vivir al cliente, más que simplemente jugar una parte en, el ejercicio
dramático.

Como un buen director, el terapeuta gestáltico observará cuidadosamente y


escuchará para realizar un proceso diagnóstico (la emergencia de indicadores
de tipos particulares de problemas afectivos con los que el cliente está
luchando actualmente, como esciciones entre dos partes del self), (Greenberg,
1995). Cuando emerge un indicador, el terapeuta sugerirá un experimento o
tarea específica en la sesión para facilitar la resolución del conflicto. Aunque
Perls podía hacer mucho de esto automáticamente, los terapeutas gestálticos
contemporáneos han tratado de delinear indicadores específicos para
experimentos en sesión específicos. La emergencia de esciciones, por ejemplo,
es un indicador para un diálogo de dos-sillas, un tema no resuelto es un
indicador para un diálogo de silla-vacía, y una expresión de genuina
vulnerabilidad es un indicador para la afirmación empática.

Los terapeutas gestálticos también deben percatarse de los momentos en que


los clientes están tratando de evitar el dolor y el miedo de sacarse sus
máscaras. Los terapeutas tratan de bloquear estas evitaciones proveyendo
feedback y dirigiendo la atención del cliente hacia las maniobras que están
siendo utilizadas para evitar, tal como expresar partes importantes de un
sueño en voz baja. Si el feedback por sí solo no produce cambio, entonces el
terapeuta gestáltico desafiará a los pacientes para que pongan más de sí
mismos en los ejercicios, como un director famoso desafía a los actores para
dar su mejor desempeño. Desafiar a los clientes para que sean más intensos,
es especialmente efectivo en nuestra sociedad competitiva en donde la gente
acepta desafíos tan mecánicamente. “¡Bueno, intentémoslo de nuevo en voz
más alta!”, puede gritar el terapeuta. Dichos desafíos comunican también la
creencia del terapeuta de que los clientes tienen, ciertamente, los recursos
internos para meterse más plenamente en el trabajo, inclusive cuando están
enfrentando escenas de temor o vergüenza.

El terapeuta gestáltico puede utilizar otras técnicas de teatro para intensificar


la situación. Los pacientes pueden ser desafiados a utilizar el juego de la
repetición o exageración (Levitsky & Perls, 1970) hasta que el verdadero
afecto esté expresado. La exageración o la repetición es ejemplificada en el
siguiente extracto de Perls (1969ª, pag. 293):

Fritz: ¡Ahora háblale a tu Perro de Arriba! Deja de protestar.


Jane: (En voz alta, dolorida) Déjame sola.

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Fritz: Sí, de nuevo.
Jane: Déjame sola.
Fritz: De nuevo.
Jane: (Gritando y llorando) ¡Déjame sola!
Fritz: De nuevo.
Jane: (Ella grita, una verdadera explosión) ¡Déjame sola! ¡No tengo que hacer
lo que tú dices! (aún llorando) ¡No tengo que ser así de buena! ¡No tengo que
estar en esta silla! No tengo que. Tú me obligas. ¡Tú me obligas a venir aquí!
(Grita) ¡Aarhh! Tú me haces elegir mi cara (llorando), eso es lo que haces.
(Grita y llora) ¡Aarhh! Quisiera matarte.
Fritz: Dilo de nuevo.
Jane: Quisiera matarte.
Fritz: De nuevo.
Jane: Quisiera matarte.

Los terapeutas gestálticos también dirigen a los clientes a cambiar sus caminos
en una dirección más emocional y responsable, siguiendo la regla del uso del
“Yo” en el lenguaje (Levitsky & Perls, 1970). Perls (1969ª, pág. 115),
demuestra esta dirección con Max:

Max: Siento la tensión en mi estómago y en mis manos.


Fritz: La tensión. Aquí tenemos un sustantivo. Ahora la tensión es un
sustantivo. Ahora cambia el sustantivo, la cosa, en un verbo.
Max: Estoy tenso. Mis manos están tensas.
Fritz: Tus manos están tensas. No tienen nada que ver contigo.
Max: Yo estoy tenso.
Fritz: Tú estás tenso ¿cómo tú estás tenso? ¿Qué estás haciendo?
Max: Me estoy tensionando a mí mismo.
Fritz: Eso es.

Un terapeuta destacado como Perls también es capaz de utilizar el alivio


cómico para reducir la tensión, y el humor para liberar alegría. Un ejemplo de
alivio cómico ocurrió con un cliente que poseía un complejo de inferioridad
increíble. Se sentía más feo que cualquiera y más inadecuado que todos.
Después de diversas sesiones de tensa terapia dijo, “Espero que no me
entienda mal, pero estoy comenzando a sentirme inferior a todos menos a
usted”. Yo respondí espontáneamente, “Eso me hace sentir realmente bien”. Él
se rió y yo me reí y después de un momento dijo, “No sabe qué bien se siente
decirle eso a alguien”.

El proceso creativo en la terapia gestáltica implica que el clínico será un artista,


no un científico o un técnico (Zinker, 1991). Fritz fue admirado por su
espontaneidad artística, incluyendo su humor, lo cual emergía en sus
seminarios. Quizá sea en el humor donde se hace más obvio que un terapeuta

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gestáltico no puede predeterminar los pasos de la terapia efectiva. Para que el
humor sea efectivo, el terapeuta debe ser libre de ser espontáneo, para
capturar el momento con humor creativo. Las experiencias catárticas aparecen
para ser los resultados dramáticos de clientes que están luchando por ser
espontáneos, interactuando con terapeutas que son capaces de serlo.

RELACIÓN TERAPÉUTICA

En términos rogerianos, Perls ciertamente acordaba con la necesidad de que


los terapeutas fueran más congruentes (o, como él prefería, más maduros)
que los clientes. Si los terapeutas deben ser capaces de auto-sostenerse lo
suficiente para resistir las presiones de satisfacer las expectativas de los
clientes, deben haber desarrollado una madurez adecuada en sus propias
vidas. También es una regla de la terapia gestáltica (Levitsky & Perls, 1970)
que la relación debe ser una relación de Yo-Tú, o como Rogers lo llamaría, un
encuentro genuino. En la práctica, de cualquier modo, Perls ha sido criticado
por sus colegas (por ejemplo, Kempler, 1973) por actuar siempre el Perro de
Arriba, forzando en consecuencia al cliente hacia un rol de Perro de Abajo o
paciente. Kempler está ciertamente en lo correcto de que, en las
transcripciones disponibles del trabajo de Perls, el Perls personal, o Perls como
un “Yo” no aparece. El mismo formato de la silla caliente pone a los pacientes
en una posición de Perro de Abajo en la que son dirigidos en sus ejercicios por
el terapeuta Perro de Arriba. Si los pacientes confrontaban a Perls para que
viera su propia conducta, él hubiera contestado con un tipo de movimiento
psicoanalítico que forzaba a los clientes a observar sus propios motivos para
realizar tales sugerencias.

Tanto en la teoría como en la práctica, Perls acordaba con Rogers en la


necesidad del terapeuta de responder con empatía adecuada. En el trabajo
gestáltico, los clínicos deben ser capaces de experimentar las proyecciones
que los clientes ponen sobre ellos, o las partes de la personalidad de los
clientes que están siendo apartadas, y entonces retroalimentar
adecuadamente estos puntos ciegos. Ni en la teoría ni en la práctica aceptó
Perls el concepto rogeriano de consideración incondicional positiva. Para Perls,
dicha conducta de parte del terapeuta alentaría un infantilismo. Los pacientes
deben aprender en el tratamiento que, si actúan de forma inmadura o
irresponsable, entonces la gente madura, incluyendo los terapeutas,
reaccionarán con enojo, impaciencia, aburrimiento, u otras respuestas
negativas.

La relación terapéutica gestáltica es tanto parte del proceso, como del


contenido de la terapia. Como parte del proceso de estar en el aquí y ahora, el
terapeuta insiste en permanecer centrado en el presente, independientemente

19
de los intentos del paciente de huir del ahora. Los terapeutas bloquean los
intentos inmaduros de hacerlos responsables de la vida de un cliente que está
actuando desamparado, loco, suicida o seductor. A través de dichas
frustraciones en la relación, los clientes son forzados a crecer, a ser más
concientes de los juegos que están jugando para seguir siendo inconcientes e
inmaduros. Los terapeutas gestálticos utilizan su propia conciencia para notar
cuándo los pacientes están intentando evitar partes de quiénes son, y para
bloquear la evitación introduciendo ejercicios o exhortaciones diseñadas para
quebrar los bloqueos del paciente. La relación entre la mayor conciencia,
mayor madurez, y habilidad para estar en el ahora del terapeuta, y la
inhabilidad para permanecer en el ahora o para aceptar la responsabilidad de
estar evitando ser natural de parte del cliente; es una parte importante del
proceso gestáltico.

Como parte del contenido de la terapia gestáltica, las proyecciones de los


clientes, de partes apartadas de su personalidad, sobre los terapeutas, son
centralmente importantes. La puesta en acto de los pacientes de la inmadurez
de su desarrollo y sus diversas defensas, son también confrontadas y
frustradas en el contexto de la relación. Además, de acuerdo al grado en el
que el terapeuta gestáltico realmente proponga una relación de Perro de
Arriba a Perro de Abajo, proveen un campo de batalla para que los clientes
luchen en el presente, sus conflictos con la autoridad y con su conciencia o
padre internalizado.

Por el grado en el que los libros gestálticos, como el de Perls y cols. (1951)
Gestalt Therapy y como el de Rosenberg (1973) Total Orgasm5, sugieren que
la gente puede expandir radicalmente su conciencia y liberar sus energías
catárticamente participando en los ejercicios prescriptos, están implicando que
la relación terapéutica no es absolutamente necesaria. Nadie niega que una
relación madura pueda mejorar la efectividad del trabajo gestáltico, pero la
relación puede no ser esencial para que ocurra el crecimiento saludable a
través de ejercicios gestálticos. En parte, el desacuerdo sobre la necesidad de
la relación terapéutica en el trabajo gestáltico gira alrededor de la definición
de “relación”. Como hemos visto, el trabajo gestáltico no requiere que los
participantes mantengan una relación en una terapia continua conjunta, ni
que tengan una relación terapéutica antes de trabajar juntos en un seminario.
La relación requerida, a los ojos de Perls, es un estado de consonancia o
armonía entre un cliente y un terapeuta, viviendo en el aquí y ahora. Esta
relación o armonía es fundamental al proceso terapéutico, y los ejercicios sin
esta relación probablemente sean superficiales, vacíos, e incluso
potencialmente dañinos para el cliente (Forfar, comunicación personal, 1990).
¿Deseaba Perls un vínculo empático y genuino que guiara el uso apropiado de

5
“Orgasmo Total” (Nota del T.)

20
la técnica? Claro que sí. ¿Insistió Perls en que una relación continua era
necesaria para el crecimiento? No.

El mismo Perls se preocupó en sus últimos años de que demasiados


seguidores estuvieran intentando aprender sólo técnicas, en vez de dejar que
su trabajo sea una consecuencia natural de quienes eran, y dejar que sus
respuestas sean una consecuencia natural de una auténtica relación
terapeuta-cliente (Kempler, 1973). Pero Perls ha contribuido sin intención,
tanto en sus escritos como en sus seminarios, a la creencia de que los
ejercicios gestálticos eran más esenciales para el contenido y proceso de la
terapia gestáltica, de lo que lo era una auténtica relación terapéutica.

Consideraciones más recientes de la relación gestáltica han amplificado la


necesidad del concepto de Perls de contacto auténtico (ver Robine, 1991;
Wheeler, 1990). Contacto es la apreciación de las diferencias en los
intercambios directos entre personas y grupos de personas (Perls, 1969ª).
Diferente a la teoría psicoanalítica de las relaciones objetales (ver Cap. II)
contacto no designa un objeto u otra persona, en vez de ello, el término
designa un patrón sensomotor, maneras de sentir y moverse, un ir hacia y
tomar de (Robine, 1991). Este contacto representa una gran parte en la
creación del vínculo terapéutico (empáticamente que cada uno sienta las
emociones y la existencia del otro, auténticamente respondiendo al otro en el
aquí y ahora, realizando sensiblemente una conexión en la tradición buberiana
del Yo-Tú, revelando la persona del terapeuta y reconociendo con respeto las
diferencias entre las dos existencias ahora en contacto). Este énfasis renovado
en el contacto en la relación gestáltica, suaviza el extremo duro y
confrontativo que algunos estudiantes experimentaron en ella, y nos recuerda
que Perls fue capaz de mostrar una inmensa sensibilidad al dolor cuando los
clientes lo confrontaban directamente. Más aun, el énfasis en el contacto
relacional acerca a la terapia gestáltica, en la teoría y en la práctica, a la
relación terapéutica de otros sistemas de tradición existencial-humanística,
particularmente las perspectivas existencial y centrada en la persona.

PRÁCTICAS DE LA TERAPIA GESTÁLTICA

Perls dijo que, para hacer su psicoterapia, todo lo que necesitaba era una silla
para la silla caliente, una silla vacía para el rol playing del cliente, un cliente
dispuesto a entrar a la silla caliente, y una audiencia o grupo dispuesto a
participar en el trabajo entre terapeuta y cliente. Perls raras veces veía
pacientes en un consultorio, especialmente en sus años más famosos; la
mayoría de su trabajo lo realizaba en seminarios, conferencias o cursos bajo el
sol de Esalen. Muchos de sus pacientes tenían sólo un encuentro clínico con
Perls y el número de gente que creía que Perls tenía un impacto sobre ellos es

21
asombroso. Aparentemente, solo ver trabajar a Perls con otra persona podía
producir un impacto dramático.

Los terapeutas gestálticos todavía prefieren realizar psicoterapia en un ámbito


grupal, aun cuando su trabajo ocurre principalmente entre el terapeuta y la
persona en la silla caliente, no entre miembros del grupo. Nuestra impresión
de la literatura, de cualquier modo, es que la proporción de terapia gestáltica
realizada actualmente en un formato individual, rivaliza con la conducida en un
formato grupal. En forma creciente, además, los terapeutas gestálticos
trabajan con parejas y familias (Greenberg & Johnson, 1988; Wheeler &
Backman, 1994; Zinker, 1994).

La mayoría de los terapeutas gestálticos suelen ver los clientes semanalmente,


aunque como regla prefieren al menos dos horas con un grupo y
frecuentemente más, incluyendo sesiones maratónicas. En los seminarios de
Perls los clientes no pagaban extra por la terapia que recibían si estaban en la
silla caliente, sino que más bien sólo pagaban los honorarios por estar en el
seminario o conferencia. Era responsabilidad del cliente asegurarse la terapia
requiriéndola o tomando asertivamente la silla caliente.

En términos de disciplinas profesionales, los terapeutas gestálticos incluyen a


psicólogos, trabajadores sociales, psiquiatras, asesores pastorales y
educadores. Aunque muchos tienden a ser más informales acerca de su
entrenamiento gestáltico, el camino más respetable implica un mínimo de un
año de entrenamiento intensivo en uno de los institutos de entrenamiento
gestáltico. Como grupo, los terapeutas gestálticos son también más informales
acerca del tipo de pacientes y los seguimientos de resultados, siguiendo el
precedente de Perls de que es responsabilidad del cliente decidir comenzar o
terminar un tratamiento. La longitud del tratamiento parece variar
considerablemente, desde una sesión de seminario, a una maratón, a
encuentros semanales durante seis meses, o un año, o más.

El entrenamiento en terapia gestáltica y experiencial es experiencial. El


método es el trabajo terapéutico personal enfatizando la conciencia individual,
el crecimiento emocional y atendiendo al cambio de personalidad. La idea es
que el individuo crezca como resultado del contacto con los demás y que esta
frontera en contacto, nutra y gatille un proceso creativo. El desarrollo personal
está, por lo tanto, integrado con el entrenamiento profesional. Mucho del
aprendizaje ocurre en grupos de terapia en los que estudiantes amigos se
ofrecen como clientes reales a los terapeutas para que observen los demás.
Esto comprende esencialmente un aprendizaje circular, en el que los
individuos aprenden y se enseñan entre sí realizando y observando (Napoli &
Wolk, 1989). Algún trabajo nuevo intenta enseñar las habilidades de la terapia

22
gestáltica en un modo más sistemático, a través de la combinación de un
programa didáctico experiencial y de entrenamiento en habilidades.

UN ANÁLISIS GESTÁLTICO DE LA SRA. C

Como a mucha gente en nuestra sociedad, la Sra. C. fue criada para apartar
los aspectos de su cuerpo socialmente inaceptables. La mayoría de su vida
tuvo éxito en apartar las fuentes de sus deseos sexuales y las bases
corporales de sus sentimientos de enojo. Desde el principio del florecimiento
de su neurosis, la Sra. C. se ha involucrado en intentar apartar su cuerpo
entero mediante el lavado. Afortunadamente, las bases biológicas de su
existencia no cayeron simplemente a un lado y murieron; su cuerpo sigue
enviando mensajes que le recuerdan que es humana y, por lo tanto, está
sujeta a enfermedades, enojos y deseos sexuales. La Sra. C. rechaza escuchar
a su cuerpo y en vez de ello sigue obsesionada con su mente y su compulsión
en sus acciones, “Lávate cuerpo, lávate”, hasta que ahora ella es poco más
que un objeto pasado por agua.

La Sra. C. cuenta que el apartamiento infantil del sexo y del enojo se debió a
las expectativas catastróficas de que sus padres la castigarían si ella no
actuaba el rol de una niñita buena y limpia. Cuánto de estas expectativas
catastróficas estuvieron basadas en la realidad y cuánto en proyecciones
fantásticas, no puede ser establecido. El punto importante es que estos
miedos fueron parte del nivel fóbico que motivó a la Sra. C. a pasar la mayor
parte de su existencia en el nivel falso de actuar una chica modelo, una madre
modelo, y ahora una neurótica modelo.

En el momento en que sus síntomas comenzaron, la Sra. C. probablemente


estaba aumentando su insatisfacción con respecto a cuán responsable ella
tenía que ser por todos los demás, sin tiempo ni energía para darse cuenta
quién era ella realmente. ¡Cinco chicos y un embarazo, pañales, platos,
enfermedad, y parásitos por sobre todo! ¿Quién no hubiera querido gritar del
enojo y la desesperación? Pero la Sra. C. nunca tuvo el valor para valerse por
sí misma, para hacer lo que realmente quería hacer, ¿entonces por qué
esperaríamos que lo tuviera ahora? En vez de ello, ella proyectaba la
responsabilidad de sus problemas en los parásitos, y entonces se disponía a
pasar su vida tratando de lavar los parásitos y a sí misma. Si ella hubiera
confrontado quién era realmente (una persona capaz de enojarse mucho, una
persona deseando ser libre, y una persona más egocéntrica de lo que alguna
vez se hubiera animado a ser), sus expectativas catastróficas infantiles le
hubieran dicho que sería rechazada y herida. ¡Entonces no pienses acerca de
quién realmente eres; piensa acerca de los parásitos y el lavado!

23
La razón por la que el episodio de los parásitos representó un imapass, un
punto enfermo, fue que la Sra. C. nunca había sido una persona madura,
nunca desarrolló la capacidad de ser responsable por sí misma. Ahora había
claramente demasiados niños, demasiada enfermedad y demasiadas
demandas para que la Sra. C. pudiera moverse por sí misma. Con el desarrollo
de los síntomas dramáticos, la Sra. C. podía lograr que los demás, incluyendo
sus terapeutas cuidaran de ella. También era evidente que la Sra. C. estaba
utilizando sus síntomas para manipular a los demás, como lograr que George
le prestara atención incorporándolo a su ritual de la ducha. Evidentemente, la
Sra. C. estaba hallando que era más fácil permanecer enferma y manipulativa,
que volverse más saludable y valerse por sí misma.

Para atravesar su impass, la Sra. C. tendría que enfrentar el nivel implosivo de


su neurosis. Necesitaría experimentar sus genitales sin vida, el total vacío de
sus últimos diez años, y la pérdida de su centro mismo. Debido a que había
proyectado la responsabilidad de su vida miserable sobre los parásitos, no es
casualidad que su vida ahora se centre alrededor de los parásitos. La Sra. C.
no tiene más energía para sentirse viva, dado que su energía organísmica está
atada dentro de los patrones neuróticos rígidos en los que se ha convertido su
vida.

Con casi toda su energía investida en la neurosis, la Sra. C. necesitaría


experimentar algunas explosiones tremendas para nacer nuevamente.
Explotaría en el dolor por la pérdida de una década entera de su vida, liberaría
todo su enojo hacia su hija, su esposo, sus padres y hacia sí misma por
dejarse actuar el rol de una hija tan buena y de una madre tan buena. La Sra.
C. también volvería a los primeros años de su vida para ver si puede descubrir
la base corporal de su sexualidad, para así poder por primera vez en su vida
explotar en el orgasmo. Sólo con estas explosiones potencialmente violentas
podría la Sra. C. alguna vez tener esperanzas de experimentar la alegría de la
vida.

Enfrentar los miedos de sus expectativas catastróficas, atravesar el impass y


volverse responsable nuevamente, confrontar el dolor de haber estado muerta
tanto tiempo y entonces hundirse en los temblores de las explosiones
emocionales, y dejar de lado el carácter totalmente limpio que ha sido la
fuente de su identidad, sería quizá demasiado para la Sra. C. Ella preferiría
muy probablemente una psicoterapia que le prometa superar su neurosis,
dejándola nuevamente la Sra. Limpieza, sin tener que lavar todo el tiempo.

Suponiendo que la Sra. C. quisiera más del tratamiento, que simplemente


volver a su ajuste inmaduro a la vida original, un terapeuta gestáltico le
pediría comenzar permaneciendo en el aquí y ahora. Por supuesto, no podría
hacerlo. Probablemente volvería continuamente a hablar de parásitos y lavado.

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Insistiría en jugar el rol de paciente desamparada, y le haría saber al
terapeuta cuán agradecido estaría si este puede sacarla de su miseria. Dichas
maniobras estarían destinadas a volcar la responsabilidad de su vida miserable
al terapeuta. Uno de los ejercicios gestálticos más efectivos podría ser
instruirla para terminar todas sus oraciones acerca de sus problemas y su vida
con “y me hago responsable por ello”. Si pudiera ser alentada y dirigida a
experimentar realmente la posibilidad de su neurosis, la Sra. C. podría
comenzar a experimentar algo del dolor que debe enfrentar por su vida
perdida.

Un terapeuta gestáltico puede también alentar a la Sra. C. a utilizar la técnica


de la silla vacía para actuar su relación con los parásitos. Ella primero hablaría
por los parásitos, quienes bien podrían estar en una posición de Perro de
Arriba, y luego responder con sus sentimientos presentes hacia sus parásitos.
Mientras ellos le gritan “Debes lavarte o te devoraremos”, ella puede ser capaz
de comenzar a experimentar su furia con los parásitos, por dominar su vida.
Mientras ella comienza a sacar más enojo, probablemente quiera evitar, para
no ser castigada o rechazada por ser una persona enojosa y desobediente.
Puede comenzar a volverse más conciente de cuán infantiles son sus
expectativas catastróficas. Puede también aumentar su conciencia acerca de
cuánto ha proyectado la responsabilidad por sus problemas sobre los
parásitos. También sería importante para el clínico darle un feedback a la Sra.
C. acerca de la variedad de maniobras que utiliza para lograr que su terapeuta
asuma un control más directo sobre su vida.

Dado que el terapeuta gestáltico se rehusaría a ser manipulado para apurarse


a rescatarla, ella puede comenzar a experimentar un incremento de su enojo
hacia el terapeuta, lo que sería un quiebre en su preocupación con los
parásitos para sentir enojo en el aquí y ahora. Mientras ella permanezca con
sus miedos acerca de enojarse, comenzará a notar que sus expectativas
catastróficas eran ciertamente sus proyecciones (su terapeuta no le dañaría o
rechazaría y ella no tendría parásitos).

Para volver a incorporar algo de su personalidad apartada, la Sra. C.


probablemente tendría que participar en trabajo de sueño gestáltico, dado que
casi todos sus despertares han sido rígidamente invertidos en obsesiones y
lavado, sus horas de sueño serían el único momento en el que su yo apartado
podría ser expresado espontáneamente. Si bien sería difícil forzar a la Sra. C.
para que les preste una atención vívida a sus sueños, debido a todo el dolor y
la pena que saldría junto a los recuerdos de haber sido alguna vez una
persona real, los quiebres podrían ser tremendos si ella comienza a enfrentar
cuánto ha renunciado por la seguridad del lavado. Probablemente, sólo a
través de trabajo gestáltico de sueño podría un carácter absolutamente rígido

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y estereotipado como la Sra. C., comenzar el proceso catártico de re-despertar
y reincorporar todos los aspectos organísmicos vitales de su existencia.

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