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Guerra

Revolucionaria
en la Argentina
1959-1978

Grl. Ramón G. Díaz Bessone


Guerra Revolucionaria en la Argentina

PRÓLOGO
DE LA PRIMERA EDICIÓN

Como la percepción es selectiva, me limitaré a una idea expuesta


en el libro del General Díaz Bessone, para desarrollarla o desarrollár-
mela a mí mismo. Y eso porque, como consecuencia de mi profesión, mi
mente ha terminado por ser analítica y necesita pasar toda asevera-
ción por el tamiz de la prueba.

Antes, una reflexión. El libro del General Díaz Bessone es una gran
excepción en nuestro medio, una sorprendente excepción: por su estilo,
que más parece digno del refinamiento inglés que de nuestro modo di-
recto de abordar los problemas. El General Díaz Bessone no necesita ar-
gumentos, ni tampoco tiene por qué abogar expresamente por una cau-
sa: en el libro sus interlocutores son El Combatiente, Estrella Roja,
Montoneros y todos los periódicos de la subversión, confesiones de par-
te que lo relevan del cargo de la prueba.

Recordaba que la percepción es selectiva, y entre ellas la mía. Me in-


teresa ahora resolver –validar o no– la afirmación del autor, de que nin-
gún otro grupo terrorista en el mundo tuvo tal grado de peligrosidad co-
mo los nuestros, que atacaron a varias unidades militares. Así, los asal-
tos a la guarnición de Azul, al Regimiento 17 de Catamarca, a la Fábrica
Militar de Villa María, al Batallón de Arsenales 121, al Regimiento 29 de
Infantería de Formosa, y al Batallón de Monte Chingolo. En efecto, nada
similar intentaron el ETA, el IRA y las Brigadas Rojas italianas.

La aseveración del autor parece incontrovertible. Me falta infor-


mación, pero tengo entendido que ni el M-19 ni Sendero Luminoso has-
ta hoy, atacaron –a cara descubierta y en despliegue de batalla– a uni-
dades de combate. Así, la peligrosidad de nuestros terroristas habría si-
do máxima. No me corresponde evaluar un tema bélico, materia de pro-

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Ramón Genaro Díaz Bessone

fesionales. Pero sí creo que la constatación de un tan avanzado grado


de peligrosidad no nos permitiría colegir que su represión quedara li-
beradas de responsabilidades éticas.

Quisiera aquí reflexionar sobre la supervivencia, la difusión y la ex-


tensión del terrorismo en el mundo. Esta reflexión partirá de los “da-
tos” y tendrá un solo objetivo: tratar de demostrar que el fenómeno
Montoneros/ERP no es repetible.

En líneas generales, se podría hablar de tres grandes racionaliza-


ciones terroristas en el mundo. Están:
a) las agrupaciones revolucionarias que invocan un proyecto de cam-
bio de sociedad;
b) las “irredentistas”;
e) las que se fundamentan en un absoluto irrenunciable.
Después están las combinaciones de lo uno y de lo otro.

Pareciera que las agrupaciones terroristas que propiciaban en los


países europeos un cambio de sistema social ya han hecho su ciclo com-
pleto: las brigadas rojas, por ejemplo.

En cambio subsisten vigorosos los mismos grupos revolucionarios


que operan en los países subdesarrollados, cargados de deudas, herede-
ros de un correcto pasado institucional, y dotados de una muy desigual
distribución del ingreso. Y también persisten las agrupaciones terro-
ristas que combinan “irredentismo” con un proyecto de transformación
social: el IRA y el ETA. El IRA y el ETA no se pueden imponer, pero su
presunto irredentismo todavía les acuerda alguna cobertura social. En
cambio, las agrupaciones terroristas más enhiestas en el mundo, son las
que se identifican con un absoluto: el del Corán, y las que visualizan a
todo enemigo como una encarnación demoníaca. Si este tercer tipo de
terrorismo, además, combina irredentismo con el sentido de absoluto de
los musulmanes sirios o los chiitas libaneses, su expansión y peligrosi-
dad están garantizadas.

De ahí que no resulte cierta la aseveración de que el terrorismo


sea la consecuencia inevitable de un gobierno militar. No lo fue con el

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Guerra Revolucionaria en la Argentina

ERP –que trazó sus planes operativos tres años antes del gobierno del
general Onganía– ni lo es tampoco en el mundo. Subsiste el terrorismo
tras las elecciones de El Salvador, lo hubo en España con dictadura y
lo hay con democracia. Pero también es cierto que hubo terrorismo bre-
tón y terrorismo corso en Francia, y que ya no existen más. Y que hay
terrorismo anti-NATO en Bélgica, y en Japón, y que existió la banda Baa-
der-Mainhoff. Pero todos estos últimos fueron resueltos dentro de las nor-
mas y procedimientos legales.

El grado de peligrosidad de los revolucionarios es la tercer varia-


ble. El máximo grado de peligrosidad se vivió en América Latina. Por-
que los suicidas musulmanes practican actos aislados, y atacan en flan-
cos que no reconocen fronteras: están dispersos y no concentrados en el
mundo. Pero ningún terrorista se atrevería a atacar a una unidad mi-
litar dotada con los medios de detección de la NATO.

A veces, para reprimir a los terroristas, la peligrosidad suele ser re-


versible: porque hubo atentados en Viena, en Roma, en Atenas, porque
un súbdito norteamericano fue arrojado a las aguas del Mediterráneo,
la administración Reagan colocó a todo el mundo en el filo de la navaja.

Vayamos a la cuarta variable analítica: el contexto de justificación.


Los musulmanes se autojustifican. Porque el Corán ya dijo toda la ver-
dad, y la verdad no es negociable, máxime con el infiel. De ahí que Car-
ter pueda aparecérseles como el demonio. Fuera del mundo musulmán,
ninguna otra pretendida justificación que invocara principios religiosos
es válida. Ya lo señaló Juan Pablo II en Dublín, cuando al pedirles a
los jóvenes que depusieran la violencia les rogó que no adujeran como
religioso lo que es un conflicto entre británicos e irlandeses. Y los mis-
mos argumentos falaces se utilizaron en nuestro medio.

Creo que el terrorismo que conocimos en la Argentina no podrá re-


producirse más. Y no sólo porque perdió la guerra –el ERP solicitó sin éxi-
to en Ginebra el reconocimiento de un estatuto beligerante igual al del
Viet Cong– sino porque la guerrilla se quedó sin países modelos. Cuba
y China no le sirven más. Y Vietnam –que fue el modelo operativo del
ERP– ahora que es independiente, exhibe, con sus 250 dólares per cápi-

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Ramón Genaro Díaz Bessone

ta uno de los niveles de vida más bajos de todo el Oriente. Además, la ca-
pacidad explicatoria del marxismo entró en crisis en todo el mundo.

Por último, hubo una coyuntura excepcional –estudiada con todo de-
talle por el autor que comentamos– que no se volverá a reproducir. En
efecto, entre hace 15 y 20 años, otros hombres jóvenes construidos tam-
bién en términos de absoluto se descubrieron de golpe a la intemperie.
Se había producido un relajamiento en los lazos de la autoridad eclesial,
se pasó abruptamente del tradicional verticalismo a un nuevo horizon-
talismo católico, muchos conceptos muy atrayentes carecieron de defi-
niciones precisas, nos sentimos profetas en libertad los que hasta enton-
ces habíamos sido guiados. De ahí que muchos, quebrado su deseo de
absoluto trascendente, lo canalizaran en el orden temporal, confundién-
dolo todo y creyendo que con medios perversos se pudiera llegar a bue-
nos fines. Pero eso ya pasó, y esa tragedia histórica ocurrió en Bilbao y
en Bogotá, en Córdoba y en Santa Fe.

La Iglesia universal, con su pastor a la cabeza, viene insistiendo en


la Reconciliación. La Reconciliación, que comienza con un ajuste de
cuentas con nosotros mismos –vale decir con nuestra conciencia– pasa
por las relaciones interpersonales para elevarse a las colectivas. Se pro-
yecta pues, hacia adelante.

Pero volvamos al libro que comentamos, que es historia, e historia


objetiva. Porque la nueva historia argentina se está escribiendo desde
Oxford y desde Washington, y desde los archivos de la cancillería ale-
mana en Bonn. Vale decir la historia argentina se está escribiendo con
los documentos producidos “por los otros”, no por nosotros. El General
Díaz Bessone ha escrito historia con los documentos de los Montoneros
y del ERP.
Dr. José Luis de Imaz
Abril de 1986

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Guerra Revolucionaria en la Argentina

PREFACIO
DE LA PRIMERA EDICIÓN

La República Argentina fue el teatro de una guerra revolucionaria


que comenzó a gestarse a partir de 1956, mostró sus primeras eviden-
cias en 1959, se desencadenó en 1970, y alcanzó la máxima intensidad
durante los años 1973 a 1976. La derrota militar del agresor pudo apre-
ciarse en 1978; digo la derrota militar porque la guerrilla fue aniquila-
da, pero no vencida políticamente la subversión. Este libro se ocupa de
los acontecimientos de esa guerra ocurridos entre 1959 y 1978. Queda
fuera la continuación de la guerra por medio de la política y el
terrorismo, uno de sus instrumentos más tremendos, a partir de 1978.

La guerra revolucionaria que azotó a la Argentina, y continúa agre-


diéndola con medios diferentes, formó y forma parte de la revolución mun-
dial, instrumento del marxismo-leninismo para extender su control sobre
el Tercer Mundo, que es parte de la estrategia para implantarse en todo
el universo. Tuvo por objetivo, en la Argentina, alcanzar el poder del Es-
tado para, desde allí, imponer un sistema político, económico y social, más
aún, un sistema de vida ajeno a nuestras tradiciones, que por cierto inclu-
yen pensamientos y sentimientos antagónicos, pero donde el marxismo-
leninismo sólo logró captar a una verdadera minoría de la población.

La subversión, acompañada por determinados y nefastos intere-


ses políticos, ha procurado y procurará deformar y falsear la verdad de
esa guerra para alcanzar sus objetivos ruinosos, destructivos para la Na-
ción. Repetir cien veces una mentira logra hacerla pasar por verdad,
eso forma parte de la táctica del marxismo-leninismo.

Estas páginas escritas sobre la base de documentos que produjo la


subversión, desconocidos por el gran público, procuran reconstruir fiel-
mente una parte esencial de esa guerra, que ya constituyen un período

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Ramón Genaro Díaz Bessone

de nuestra historia. Especiales destinatarios son los que no conocieron


los hechos en forma directa. También, los que fueron testigos, especial-
mente los de memoria frágil, para que no olviden la tremenda experien-
cia, y para que conozcan facetas a las que no tuvieron fácil acceso. Final-
mente, y no por ello menos importante, estas páginas constituyen un
homenaje a las víctimas de la subversión, civiles y militares, a los muer-
tos, a los mutilados, los heridos y a las víctimas morales, objeto de la
diatriba, de la dialéctica experta en destruir honras; son en suma, un ho-
menaje a quienes derrotaron militarmente a la subversión: las Fuerzas
Armadas, las Fuerzas de Seguridad, y las Fuerzas Policiales.

La guerra revolucionaria en la Argentina comenzó a gestarse poco


después de la caída de Perón en 1955. Es falsa la afirmación, tan repe-
tida, que la causa de la guerrilla fue la “Revolución Argentina” (1966-
1973). La guerra revolucionaria se gestó tanto durante los gobiernos
de jure de los Presidentes Frondizi e Illia, como bajo el gobierno de fac-
to del Presidente Onganía, y si bien estalló durante la “Revolución Ar-
gentina”, alcanzó su máximo desarrollo, carente de antecedentes, bajo
los gobiernos de jure de Cámpora, Lastiri, Perón y señora de Perón. Los
documentos de la subversión, y los diarios sesiones del Congreso lo de-
muestran con toda claridad.

La guerrilla impuso las condiciones, el clima, el ambiente, el teatro


operaciones y el campo de combate en que se desarrolló esa guerra. A par-
tir del asesinato del General Aramburu, la subversión mantuvo la ini-
ciativa in crescendo y sin dar tregua durante cinco años. Su poder se in-
crementó en ese lustro en forma constante y cada vez más peligrosa pa-
ra la vida y la seguridad de las personas, para sus bienes y, en suma, pa-
ra la Nación toda. Mientras ello ocurría, las Fuerzas Armadas, uno de
los blancos principales de la agresión, eran mantenidas en los cuarteles,
fuera de la lucha, tanto por los gobiernos de facto como de jure. El inten-
to de contener a la guerrilla con la policía y la justicia fracasó, y ese in-
tento sufrió su más rudo golpe el 25 y 26 de mayo de 1973, cuando Cám-
pora dictó un indulto y el Congreso una ley de amnistía en favor de los
guerrilleros, y cuando se disolvió la Cámara Federal en lo Penal y se de-
rogó la legislación represiva, que muy poco después, y con el menor rui-
do posible, se debió reimplantar por el mismo gobierno de jure.

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Guerra Revolucionaria en la Argentina

Se falsea la verdad cuando se pretende mostrar a los miles de jó-


venes guerilleros, en su mayoría de clase media y aun con apellidos tra-
dicionales, como perseguidos por sus ideas políticas, o por su afán de lo-
grar una sociedad más justa, según su particular apreciación. Una des-
mesurada propaganda, muy costosa en dinero, oculta la mayoría de las
veces que aquellos jóvenes usaron, como medio para sustentar sus ide-
as y lograr sus fines, fusiles modelo NATO, “metralletas” y explosivos;
y también el asesinato, el atentado mortal o mutilante, el robo y el se-
cuestro. Oculta aquella propaganda, que esos jóvenes tenían como mo-
delo a Lenin, a Mao, a Fidel Castro y a Guevara; oculta que la justicia
que pretendían implantar empezaba por la justicia del paredón se-
gún el modelo dictatorial y prosoviético de Cuba.

Se falsea totalmente la verdad cuando se pretende comparar la si-


tuación que se vivió en nuestro país con la de algunos países europeos,
en particular Italia, España, Francia y Alemania. En esos países las
bandas terroristas siguen gozando de buena salud pero en ningún ca-
so una organización ilegal ha tenido, hasta el presente, y durante lar-
gos años, la capacidad mínima como para intentar la creación de una
zona liberada, como se intentó en nuestro Tucumán. Ni siquiera tu-
vieron la capacidad para asaltar y controlar poblaciones, ni para copar
cuarteles y apoderarse de centenares de armas. Es válida, en cambio,
la comparación con las guerras revolucionarias en Cuba y Nicaragua,
donde ganó la subversión, o con las que se han venido llevando a cabo
en casi todos los países de América Latina, donde la subversión fue mi-
litarmente derrotada o continúa peleando.

Las Fuerzas Armadas fueron empeñadas primero en Tucumán, y


luego en todo el territorio durante la presidencia de la señora de Pe-
rón, quien ejerció el Comando en Jefe que constitucionalmente le co-
rrespondía, asesorada por el Comité de Seguridad Interior, integrado por
todos los ministros del Poder Ejecutivo, solidariamente responsables, y
por el Comité de Defensa, presidido por el Ministro de Defensa. Estas
fueron las autoridades que tuvieron bajo su mando, a nivel máximo, la
guerra en Tucumán durante catorce meses, y en todo el territorio na-
cional durante seis meses. Hay, por cuerda separada, una responsabi-
lidad que les cupo a los gobiernos de jure entre 1973 y 1976 por no in-

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Ramón Genaro Díaz Bessone

vestigar los delitos de las “Tres A”, organización ilegal cuyo cabecilla
fue señalado en el Congreso de la Nación: el Ministro de Bienestar So-
cial José López Rega, también secretario privado de Perón y de la se-
ñora de Perón. Los intereses políticos han cubierto con un manto de si-
lencio estas verdades, y algunos de aquellos responsables del período
1973-76 se han lavado públicamente las manos.

A partir del momento en que las Fuerzas Armadas entraron en


operaciones en todo el territorio del país, en poco más de dos años de-
rrotaron militarmente al agresor. Desde el momento en que la subver-
sión vislumbró esa derrota, pasó a continuar la guerra en el campo po-
lítico, tanto interno como desde exterior, con la ayuda de poderosos alia-
dos, especial y visiblemente instalados en Europa occidental. No son
los europeos los responsables del ataque artero a nuestra Nación. Ellos
cargan sobre sus espaldas dos guerras mundiales y la guerra civil es-
pañola con millones de víctimas. Los genocidios nazis, las matanzas de
Stalin, las venganzas tremendas contra los “colaboracionistas” del fas-
cismo y el nazismo, las guerras de Argelia y de Indochina, para citar al-
gunos hechos en los que hubo un solo juicio, Nürenberg, y nada más. Ellos
carecen de autoridad moral para levantar un dedo acusador. Son los
propios argentinos enrolados en la subversión o en los mezquinos cál-
culos políticos los que pusieron a la Argentina en la picota. Porque es
preciso ser claros y veraces, fue la Nación la que estuvo en la pico-
ta, y no sólo un gobierno de facto, fue la Nación la perjudicada
en su imagen, no sus gobernantes.

Abordamos también el marco legal y ético de la guerra. Expresa-


mente he deseado ocuparme de él, independientemente de que no de-
bía eludirlo, y no hay razón valedera para hacerlo. Le dedico un capí-
tulo completo para concluir separando claramente tres situaciones que
no deben ser mezcladas y confundidas, pero que lo han sido, en el me-
jor de los casos por ignorancia, en el peor por cálculo político o como ar-
ma de la subversión. Hubo hechos, crímenes abyectos, totalmente aje-
nos a la guerra, antes y después del 24 de marzo de 1976. Aparte, hu-
bo delitos que ocurrieron y ocurrirán en todas las guerras del mundo,
que debieron ser sancionados, que fueron sancionados, y que en la me-
dida que se prueben deben ser sancionados. Finalmente, la guerra, con

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Guerra Revolucionaria en la Argentina

las características propias, muy especiales, de la guerra revoluciona-


ria, y las comunes a toda guerra. Una sola bomba, Hiroshima o Naga-
saki, produjo más víctimas que nuestra guerra revolucionaria, con el agra-
vante de que todas esas víctimas eran inocentes, desde ancianos hasta
recién nacidos. Y se lo justifica como precio para lograr un bien mayor.
Un medio para un fin. El fin no justifica los medios, y esto no admite dis-
cusión cuando se trata del desarrollo de la vida civilizada. Pero la gue-
rra es un medio para alcanzar un fin; medio que en bien de la humani-
dad debería haber desaparecido hace mucho tiempo. Pero existe. Si el
fin no justifica los medios, y éste es un valor absoluto que está por en-
cima de la Nación misma, no nos defendamos ante la agresión externa
o interna, porque para vencer al agresor tendremos que matarlo, no po-
dremos convencerlo con el abrazo fraterno (salvo que sea del abrazo del
oso ruso). Si ante la agresión decimos que el fin no justifica los medios,
preparémonos para ser santos o esclavos, pero no gastemos dinero en
prepararnos para la guerra, y aceptemos que nos borren de entre las na-
ciones libres de la tierra.

La humanidad ha aceptado el medio de la guerra, y ha tratado de mo-


derarla con leyes y usos, formalmente suscriptos por la mayoría de las na-
ciones, pero no respetadas por la guerrilla, que sólo las invoca cuando le
conviene. Pero tampoco fueron respetadas esas leyes y esos usos, por los
países más adelantados; el empleo de agentes tóxicos, químicos y bacte-
riológicos; los bombardeos de ciudades y pueblos, el maltrato y la tortu-
ra de prisioneros son hechos reales: Argelia, Indochina, Vietnam, Corea,
las dos grandes guerras mundiales, el bombardeo israelí a una base de
la OLP en Túnez, etc. Por último el terrorismo y la guerrilla se han mo-
fado siempre de los prejuicios burgueses, y carecen de frenos morales.

En extrema síntesis, éste es el tema que vamos a desarrollar a lo


largo de diez capítulos. Hablarán los documentos de la subversión, en
particular de sus dos elementos principales: el Partido Revolucionario
de los Trabajadores (PRT) y su brazo armado el Ejército Revoluciona-
rio del Pueblo (ERP); el Peronismo Revolucionario que se confunde con
su brazo armado, Montoneros. Hablarán también los miembros del Con-
greso, diputados y senadores. Finalmente se utilizarán los testimonios
de la prensa independiente.

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Ramón Genaro Díaz Bessone

Por último, no desconozco que fui un protagonista, modesto casi


siempre, más importante algunas veces, en muchos hechos relevantes
que han ocurrido en la Argentina durante los últimos cuarenta años. Na-
turalmente, viví todo el proceso revolucionario. Esta es una de mis cir-
cunstancias de las que no puedo prescindir. Es ilusorio exigir la ausen-
cia de pasión que puede tener el investigador extranjero. Pero ni aun
éste deja de impregnar a sus dichos con sus propios valores. Es una fa-
lacia pretender que ante los fenómenos sociales se puede asumir la mis-
ma actitud que adopta el investigador de un fenómeno de ciencia posi-
tiva. Aclarado esto, quiero dejar constancia de todo mi empeño en pre-
sentar los hechos de modo que la verdad sea respetada en toda su in-
tegridad.

Deseo expresar mi sincero agradecimiento a todas aquellas perso-


nas que me ayudaron a que esta obra fuera posible.

Buenos Aires, octubre de 1985.

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Guerra Revolucionaria en la Argentina

PRÓLOGO
DE LA TERCERA EDICIÓN

Dijimos en este libro que al concluir el año 1978 la victoria militar


sobre la guerra revolucionaria en la Argentina era un hecho, pero la
guerra seguiría en el plano político, y que, quizás como nunca, el agre-
sor (la subversión) podía afirmar que la paz es la continuación de la
guerra por medio de la política.

Han pasado casi veinte años desde que las operaciones militares con-
tra el brazo armado de la subversión terminaran. Desde entonces hasta
el presente, la presión política contra los vencedores de esa guerra ha si-
do constante e intensa, con un objetivo claro, el mismo que tuvieron du-
rante la guerra revolucionaria: el desmantelamiento de las Fuerzas
Armadas de la Nación. A ella se sumaron determinados intereses po-
líticos que, cuando no constituyeran las voces de los subversivos, quisie-
ron asegurarse la no repetición de los golpes de Estado, olvidando que
en esos golpes ninguno estuvo exento de participación y responsabilidad.

Los vencedores de la guerra interna que se extinguió en 1978, no


fueron exclusivamente las Fuerzas Armadas. Como lo dice el editorial
de La Nación, que reproducimos en el epílogo de la primera edición, “la
victoria frente a la subversión es producto también de la solidaridad
activa de los más diferentes sectores sociales y políticos con la empre-
sa resueltamente sostenida por las fuerzas de la legalidad. El cuerpo vi-
vo de la Nación es el que en definitiva ordenó al brazo armado ante cu-
ya acción cayeron las bandas que, de otro modo, hubieran terminado por
disolver esta sociedad asesinando a los hombres que la representan y
a los que se oponen a sus designios.”

Pero las voces de los vencedores –de los más diversos sectores so-
ciales y políticos– se extinguieron casi por completo después de 1983. Po-

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Ramón Genaro Díaz Bessone

cos han sido los que pudieron o los que osaron alzar su voz en los me-
dios de difusión para recordar cuales fueron verdaderamente los oríge-
nes, las características y las responsabilidades de la cruenta violencia
que fue creciendo desde 1955, hasta desembocar en la guerra declara-
da por las organizaciones subversivas desde 1970, y ejecutadas por sus
ejércitos.

En cambio, la ciudadanía fue saturada por las voces que execran


a la sangrienta dictadura militar como caracterizan al gobierno
de facto de los años 1976 a 1983. Es increíble el cinismo con que esas
voces silencian la sangre que hicieron correr las bandas que de
otro modo hubieran terminado por disolver la sociedad, tan-
to después de 1976, como antes de esa fecha, desde 1958, bajo gobier-
nos elegidos democráticamente (Frondizi, Illia, Cámpora, Perón y
Sra. de Perón, sin olvidar La Tablada en 1989) como bajo los gobier-
nos de facto, gobiernos éstos a los que no les alcanza aquel califica-
tivo tremendista.

Los más prominentes críticos de “la sangrienta dictadura militar”,


no tuvieron ningún inconveniente para desarrollar sus actividades bien
rentadas monetariamente en ese tiempo, merodearon constantemente
los despachos oficiales, y muchos de ellos desempeñaron tareas oficia-
les de diversa naturaleza, en el Estado nacional, en los provinciales o
en los municipios. Salvo los miembros de la guerrilla, ninguno se exi-
lió, levantó su voz para criticar ni condenar. Por el contrario, las voces
más críticas provinieron de personas que siempre juzgaron con equili-
brio la situación nacional, sin ahorrar juicios severos, entre ellos el inol-
vidable y notable periodista Manfred Schönfeld.

En verdad, muy escasos son los actuales detractores adultos entre


1958 y 1983, a los que no les caben las palabras del Evangelio: “el que
esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Sin embargo, los me-
nos indicados son los que con insistencia pertinaz han exigido mea cul-
pa a hombres e instituciones, siguiendo una táctica destructiva y bien
apoyada financieramente, inclusive desde el exterior, cuyo fin último es
destruir a las Fuerzas Armadas, sin las cuales la Argentina quedaría iner-
me ante sus enemigos de adentro y de afuera.

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Guerra Revolucionaria en la Argentina

Este libro fue escrito sobre la base de documentos auténticos, pa-


ra contribuir a que la historia que se escriba en el futuro no sea una his-
toria deformada, como lo sería si recogiera únicamente la tremenda fal-
sificación que abunda después de 1983.

Si mi empeño se vuelca en el combate de este tiempo, es porque


así me obliga el cinismo y la hipocresía de los que mantienen encendi-
dos los odios para destruir a una de las Instituciones fundadoras de la
Nación, como son sus Fuerzas Armadas, esenciales para la superviven-
cia de una Argentina libre y soberana. También para que los argenti-
nos que no fueron protagonistas y testigos en aquel tiempo, no perciban
tardíamente que sin las Fuerzas Armadas no existe la Nación. Ronald
Reagan dijo en West Point: “Ninguna nación que basó su seguridad en
acuerdos firmados y al mismo tiempo abandonó su capacidad material
para la guerra, duró lo suficiente para contribuir a la historia de la hu-
manidad”.

Pero mi anhelo también apunta a la construcción del futuro. No


habrá futuro para nuestra Patria si no reconstruimos una sólida uni-
dad nacional. Así como en el pasado fue “el cuerpo vivo de la Nación el
que en definitiva ordenó a su brazo armado” que destruyera a las ban-
das que de otro modo hubieran terminado por disolver a esta sociedad,
es hora ya que el cuerpo vivo de la Nación termine con los sectores que
atentan contra la cohesión nacional, y los aísle para que no sigan sem-
brando odios y rencores.

Sólo así será posible construir un futuro de grandeza, sólo así se-
rá posible materializar un proyecto sugestivo de vida en común.

Buenos Aires, mayo de 1996.

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Convenciones

Este libro se ha diseñado bajo las siguientes convenciones:

5 Comunicados de las Fuerzas Armadas.


p Citas referidas a Montoneros en Evita Montonera, Cristianismo y Re-
volución, El Descamisado, La Causa Peronista, Militancia, Estrella
Federal, etcétera, sus partes de guerra y comunicados.
g Citas de los diarios La Prensa, La Nación, Clarín, Pravda,
L’Osservatore Romano, Buenos Aires Herald, Convicción, Córdoba,
Trud, (periódico sindical soviético) La Nueva Provincia, etcétera.
( Citas referidas al ERP y PRT, Estrella Roja, El Combatiente, etcétera,
sus partes de guerra y comunicados.
u Citas de lo publicado en las revistas Somos, Gente, Primera Plana,
Extra, Cambio 16, etcétera.
➤ Citas de Lenin, Stalin y Mao.
e Citas del libro de Carlos Brocato.
j Citas del libro de Giussani.
■ Citas referidas a declaraciones de personalidades de la política.
s Citas referidas al General Perón.
8 Citas jurídicas.
: Citas de comunicados de la Asociación de Bancos Argentinos, Con-
federación General Económica, Colegio de Abogados, Asociación Cris-
tiana de Dirigentes de Empresas, Federación Universitaria, 62 Or-
ganizaciones (Sindicales), Asociación de Industriales Metalúrgicos,
Asociación de Rehabilitación del Niño Lisiado, Asociación Interna-
cional del Club de Leones (Distrito Múltiple), Bolsa de Cereales de
Buenos Aires, Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Cámara Argen-
tina de Anunciantes, Cámara Argentina de Comercio, Cámara Ar-
gentina de Editores de Libros, Cámara Argentina de la Construcción,
Cámara de Comercio Industria y Producción de la República, Cen-
tro Argentino de Ingenieros, Consejo Empresario Argentino, Con-
sejo Publicitario Argentino, Liga Argentina de Lucha contra el Cán-
cer, Liga de Madres de Familia, Rotary Club de Buenos Aires, Socie-
dad Rural Argentina, etcétera.
PRIMERA PARTE

La Génesis

“No saben, no entienden, porque


están cerrados sus ojos y no ven,
están cerrados sus corazones y no entienden.”

Isaías XLIV - 18

“La intelligenza tiene que apoderarse de la educación,


de la cultura y de los medios de comunicación social,
para desde allí apoderarse del poder político y
con el poder político dominar a la socidad civil.”

Antonio Gramsci

“Nada está encubierto que no se haya de descubrir,


ni oculto que no se haya de saber.”

San Mateo X - 26
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPÍTULO I
EL TELÓN DE FONDO

1. EL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES


Y EL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO

Julio de 1970. Resolución del V Congreso del Partido Revoluciona-


rio de los Trabajadores (PRT): Fundación del Ejército Revolucionario
del Pueblo. (ERP):1

( «Considerando:
Que en el proceso de guerra revolucionaria iniciado en nuestro país,
nuestro partido ha comenzado a combatir con el objeto de desorgani-
zar a las Fuerzas Armadas del régimen para hacer posible la insu-
rrección del proletariado y del pueblo.

Que las Fuerzas Armadas del régimen sólo pueden ser derrotadas
oponiéndoles un ejército revolucionario…

Que durante toda una larga etapa, nuestra guerra revolu-


cionaria adquirirá formas guerrilleras, urbanas y rurales, exten-
dida a distintas ciudades y zonas campesinas, sobre la base de
cuya ampliación y extensión política y militar será posible pa-
sar a la guerra de movimientos en el campo y a la constitución
de importantes unidades estratégicas en las ciudades.

Que el otro principio fundamental de la guerra revolucionaria a apli-


car por nuestra Fuerza militar es la ejecución de operaciones militares con

1 Del libro Resoluciones del V Congreso y del Comité Central y Comité Eje-
cutivo posteriores, junio de 1973, con prólogo de Roberto Mario Santucho.
Los subrayados me pertenecen.

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Ramón Genaro Díaz Bessone

una línea de masas, es decir, orientadas hacia la movilización de las ma-


sas y su participación directa o indirecta en la guerra.

( El V Congreso del PRT resuelve:


1º) Fundar el Ejército Revolucionario del Pueblo y dotarlo de una ban-
dera.
2º) Considerar al ERP y sus distintos destacamentos armados, como los
instrumentos militares del Partido para su política en la presente eta-
pa de la lucha de clases y el embrión del futuro ejército revoluciona-
rio y popular.»

Desde aquel año 1970, y aun antes, y hasta que fue militarmente ani-
quilado, la Nación tuvo un enemigo interno (apoyado desde el exterior)
que le había declarado la guerra, como se lee en el texto del PRT
transcripto, uno de los muchos documentos de la subversión. Esta verdad,
y el carácter de la agresión puede ser desconocida, a mediados de la dé-
cada del 80, por los niños que no la vivieron, y aun por los adolescentes
que en aquel tiempo eran niños. Por supuesto, los agresores sobrevivien-
tes y sus cómplices están empeñados en tergiversar los hechos, y presen-
tarse como los agredidos. Muchos adultos fueron y son indiferentes… “la
sangre de los otros”. Los que no son niños ni adolescentes, los que no son
indiferentes a la suerte de la Nación, los que no fueron ni son cómplices
de la subversión, recuerdan muy claramente que los facciosos abandera-
dos del marxismo-leninismo, agredieron a la Nación con un tipo de vio-
lencia desconocida en el país, por lo pérfida, alevosa y traidora.

Recuerdan también que los agresores tenían un objetivo que nunca


ocultaron, cambiar la Patria Azul y Blanca, nuestra Argentina tradicio-
nal, con sus virtudes y defectos, por la Patria Socialista, la de la es-
trella roja, según el modelo cubano.

La bandera que el PRT creó para su Ejército subversivo, el ERP, te-


nía dos colores, azul y blanco, en forma vertical, con una estrella roja
de cinco puntas en el centro. Utilizaron los colores tradicionales, porque,
según se afirmó en aquel Congreso, se pretendió enraizar la guerra
revolucionaria en la historia nacional. No se atrevían a confesar
que renegaban totalmente de una tradición, una cultura, una historia

20
Guerra Revolucionaria en la Argentina

centenaria, que nada tenía que ver con la estrella roja símbolo del mar-
xismo-leninismo.2

Creado el ERP el Comité Central del PRT adoptó diversas resolucio-


nes en octubre de 1970, precedidas por un análisis de la situación del
país, el que concluye así:3

( «El proceso de desarrollo de la guerra revolucionaria continúa


su actual etapa de ascenso sostenido: podemos afirmar que desde
el principio de año (1970) esta característica no ha variado, lo cual
es altamente promisorio; podemos también señalar un ritmo de una
acción de importancia nacional por mes, y una serie de pequeñas
acciones que se suceden en forma cotidiana. Todo esto, como es ló-
gico, ha incidido en forma muy aguda sobre el conjunto del país, al
punto que nadie es ya ajeno al hecho de la guerra esto no sig-
nifica de manera alguna que el conjunto de la sociedad se siente
parte activa del proceso, a favor o en contra, pero sí que los efectos
de la guerra afectan cada día más la vida cotidiana de la población
(!), en especial en los centros urbanos importantes y en bastantes ca-
sos en poblaciones menores.»

A continuación, el Comité Central del PRT expone lo que denomi-


na Primer Gran Operativo Militar. Prevé «acciones militares de
gran repercusión, continuidad, y realizadas a escala nacional, ya que
una acción aislada, por grande que sea, si no se da en un marco de ac-
ciones similares, en tres o cuatro regiones del país y con un cierto rit-
mo, carece de sentido, ya que la nuestra sería otra sigla más entre
cinco o seis.»

Efectivamente, estaban operando, cada una haciendo su guerra,


otras organizaciones subversivas, entre ellas Montoneros.

( Sigue el Plan Operativo Militar señalando prioridades:


a) Obtener fondos y armamentos.

2 Ibid.
3 Ibid.

21
Ramón Genaro Díaz Bessone

b) Foguear masivamente a las células militares y al conjunto del Par-


tido en acciones militares y de resistencia. Destacamos la conve-
niencia de realizar la mayor cantidad de desarmes de policías ais-
lados,4 acción ésta que permite, junto con la recuperación de ar-
mas5 necesarias, el entrenamiento de compañeros,6…»

( Pasa luego a detallar las acciones:


1) El conjunto de acciones militares que incluyen expropiaciones de di-
nero,7 recuperación de armamentos, toma de pueblos,8 liberación

4 En el lenguaje de los subversivos desarme es la operación de asesinar a un


policía y robarle el arma y el uniforme. Para ello, en el lugar y momento
apropiado, en particular de noche, un jovencito o jovencita se aproximaba
como un transeúnte común, y al llegar a la altura del agente público, desen-
fundaba rápidamente un revólver o pistola y mataba al policía. Esa era una
de las exigencias básicas para ser aceptado como soldado en el ejército sub-
versivo. El Agente o Suboficial de baja graduación, de la policía, normalmen-
te custodiaba una sede diplomática, un consulado, o estaba de servicio en
una esquina; con su modesto sueldo este policía mantenía a su familia, te-
nia hijos pequeños. Hasta 1977 se contaban 372 policías en todo el país víc-
timas de estos “desarmes”. Sus camaradas, llegado el momento, combatieron
sin cuartel y duramente a la subversión, cumliendo con su deber.
5 Recuperación de armamentos significa desde el asalto a una armería,
hasta el ataque a una comisaria, a una columna de vehículos de las Fuer-
zas Armadas, o a un cuartel militar, para apoderarse de armamento. Dicen
recuperar porque, según los subversivos, esa armas pertenecían al pueblo,
y como ellos se atribuyen la representación del pueblo, las “recuperan”. Ca-
be consignar que la extrema izquierda en la Argentina, jamás logró supe-
rar el 2% de los votos en las elecciones a las que les fue permitido presen-
tarse. Carece totalmente de representatividad, pero se la atribuye igual. Es
el fundamento de su propaganda: mentir siempre para hacer dudar, por lo
menos, a la “opinión pública”, a la que desprecian cuando logran el poder.
6 Es decir, permite el entrenamiento de los subversivos.
7 Expropiaciones de dinero, significa asaltos a bancos y financieras, a ca-
miones transportadores de caudales; obtención de pagos de rescates millo-
narios (hermanos Born, funcionarios de Bancos como el Shaw o Boston, o
empresas como ESSO), y también el cobro de un impuesto a la seguri

22
Guerra Revolucionaria en la Argentina

de presos,9 secuestros10 a realizarse escalonadamente en distintos


puntos del país…
..................................................................................................................
5c) …Ir dispuesto a matar o morir.»
..................................................................................................................
Luego pasa el documento a referirse a otros aspectos a tener en
cuenta en el Plan Político Militar:
( «La orientación fundamental será avanzar correctamente en una di-
rección. Ello se logrará acentuando los avances ya logrados en la pro-
letarización: ubicando militantes y cuadros en la producción, incre-
mentando la relación con las masas. En este sentido son ejemplos a se-
guir tres regionales: en una de ellas, militantes estudiantiles, de la
cultura y células militares se han ido a vivir o están por hacerlo en ba-
rriadas obreras,11 estableciendo relación política con la población. En
otra, la casi totalidad de los cuadros, incluida la dirección, está ubica-

dad, que numerosos empresarios pagaban a la guerrilla para que les garan-
tizara la propia seguridad y la de la empresa. Según la doctrina marxista-
leninista, ese dinero lo tenía la clase explotadora, terrateniente y capitalis-
ta por las relaciones de producción. En consecuencia, ese dinero, según ellos,
pertenece al proletariado. Cuando los subversivos asaltan y roban, es-
tán recuperando el dinero del proletariado, que ellos representan. Co-
mo se ve, inversión total de normas y valores, que llevan al caos social.
8 Garín, La Calera.
9 Es decir el asalto a comisarías y cárceles (como la de Rawson), para poner
en libertad a subversivos detenidos.
10 En algunos casos para pedir rescate, haya o no resultado (Sallustro, los
hermanos Born, etc.), en otro para intentar canjes de “prisioneros”. (Coro-
neles Larrabure e Ibarzábal).
11 Estos militantes y células militares, encubrían su acción y presencia de mu-
chas maneras, entre ellas apareciendo como catequistas, vinculados con los
sacerdotes tercermundistas y la Teología de la Liberación. Aparecían espe-
cialmente en las “villas de emergencia” (o “miserias”). Este es un aspecto po-
co percibido por la opinión pública del país. Fue una labor intensa que no co-
sechó frutos en la pretensión de lograr apoyos. Los propios habitantes de las
“villas de emergencia” no deseaban que fueran a vivir con ellos los subversi-
vos, en particular guerilleros. Y los (denunciaban. En las zonas rurales como
Tucumán, y ahora en Perú, la guerrilla tomó represalias con quienes los de-
nunciaron. Los asesinaron.

23
Ramón Genaro Díaz Bessone

da en la producción.12 En la tercera se ha iniciado un proceso de sane-


amiento y delimitación tajante, aplicándose estrictamente las exigen-
cias estatutarias a los militantes.»13
( «Cada vez más nuestros militantes deben ser lo mejor de la van-
guardia, y es necesario aumentar las exigencias… Se lo logrará in-
crementando la actividad militar, haciendo que todas las células ac-
túen, que las células militares aumenten su capacidad operativa14
y las células básicas se encarguen de acciones superiores a los ca-
ños15, pasando a desarmes (ver nota 4), recuperación y distri-
bución de alimentos,16 etc.»

De entre los numerosos documentos del Partido Revolucionario


de los Trabajadores (PRT), que ponen en evidencia la naturaleza de
la guerra revolucionaria en desarrollo, cabe mencionar la edición Nº
121, año VII (el primer número apareció en 1968), de su periódico El
Combatiente, con subtítulo Por la Revolución Obrera Latinoameri-
cana y Socialista, de fecha 12 de junio de 1974. En ese tiempo era
Presidente de la Nación el Gral. Perón, lo que no constituía impedi-

12 Esto significa que los miembros del ERP estaban actuando como emplea-
dos o trabajadores en fábricas. Estas fábricas eran las que pagaban al ERP
para no ser molestados. Cuando el Estado Nacional empleó sus medios (po-
licías, Gendarmería, Fuerzas Armadas) algunas de estas situaciones fue-
ron detectadas, y los subversivos atacados. La propaganda hábilmente ma-
nejada por la subversión y sus aliados, presentó los hechos como ataques
injustificados a indefensos trabajadores.
13 En el lenguaje característico de la subversión esto significó ajuste de cuen-
tas con los que evidenciaban conducta desviada. Es decir, muertes y desapa-
riciones de subversivos arrepentidos.
14 Es decir, que desarrollen operaciones militares, guerrilleras.
15 Nombre con el que los subversivos designan a los explosivos. Poner un ex-
plosivo en la puerta de una casa, en el baño de un comercio, en una plaza,
etc, y hacerlo detonar con sus consecuencias de muertos, heridos, mutila-
dos, era como puede apreciarse, una acción elemental, menor.
16 Los subversivos se apoderaban de un camión con alimentos (lácteos, pan, pro-
ductos de almacén, etc.), lo que no era difícil frente a un chofer y empleados
indefensos, y lo llevaban a un barrio de gente pobre, en lo posible a una “vi-
lla de emergencia”. Allí se repartía toda la mercadería y se abandonaba el ca-
mión. Eran, como otras, acciones espectaculares con fines de propaganda.

24
Guerra Revolucionaria en la Argentina

mento para el desarrollo de la guerra revolucionaria por parte de los


subversivos.

La edición de El Combatiente ataca muy duramente al gobierno pe-


ronista, y da a conocer los logros que va alcanzando la subversión. Dice:
( «Las unidades guerrilleras han aumentado su poder de fuego en las
ciudades, y han dado el paso trascendental de la constitución de una
primera unidad de monte. La constitución de la organización revo-
lucionaria principal, el Partido Marxista-Leninista proletario, avan-
za exitosamente a través de su cauce principal, el Partido Revolu-
cionario de los Trabajadores… Todos estos avances, esta permanen-
te acumulación y movilización de fuerzas revolucionarias, van colo-
cando a la sociedad argentina a las puertas de una situación revo-
lucionaria. La lucha de clases cobra nueva vida…»

Luego, antes de referirse a la apertura del frente rural (Tucumán)


dice:
( «Desde hace ya más de tres años (desde 1970) el pueblo argentino ha
iniciado un proceso de guerra revolucionaria,17 cuyo objetivo final es
la derrota del capitalismo, el fin del injusto régimen de explotación que
nos agobia, el logro de la liberación nacional y social y la conquista de
la Patria Socialista.» (Recordemos una vez más que en ese momento
era presidente el Gral. Perón, y el justicialismo estaba en el gobierno).

Con su habitual soberbia prosigue el PRT en El Combatiente:


( «Al iniciarse el gobierno peronista, nuestro partido (PRT), previen-

17 Afirma rotundamente que es “el pueblo argentino” el que inició la guerra.


Tal afirmación es una muestra del lenguaje marxista-leninista, cargado
de deformaciones y falsedades, presentadas como verdades indiscutibles.
La subversión llegó a enrolar aproximadamente 30 mil hombres en la gue-
rrilla, que con sus simpatizantes y apoyos ideológicos no sobrepasaban las
150.000 personas. Menos del 0,5% de la población. Pero eran y son tremen-
damente activos y contaban con importantes apoyos exteriores, desde Cu-
ba, la URSS y los países comunistas ubicados detrás de la “Cortina de Hie-
rro” y Europa occidental (Francia, Italia, Alemania, España, Holanda, Bél-
gica y Suecia), para desarrollar una impresionante propagada convincen-
te para quien no conoce los hechos y los “idiotas útiles”.

25
Ramón Genaro Díaz Bessone

do con acierto el rápido fracaso de esta nueva experiencia burguesa,


no cesó en la actividad militar, sino que la orientó fundamentalmen-
te hacia el ataque a las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias18
y las grandes empresas imperialistas.»
Se refiere luego al contenido de las luchas populares19 y dice:
( «Estas se encaminan a partir de este momento a tomar carácter de
abierto enfrentamiento al gobierno (peronista). Este renovado ímpe-
tu de luchas obreras y populares abre ya una etapa de generaliza-
ción de la guerra. Es en esta nueva etapa –que requiere una am-
pliación considerable de las operaciones militares– en la que se ins-
cribe la apertura del frente rural, iniciado por la Compañía de Mon-
te Ramón Rosa Jiménez.»20

Señala a continuación el carácter estratégico de esa nueva etapa


y dice:
( «La nueva etapa del desarrollo de la lucha revolucionaria indica
que la tarea más importante en el terreno militar, la generaliza-
ción de la guerra a todo el ámbito del país, incorporando así a la mis-
ma regiones y sectores de la población que hasta el presente no han
participado activamente. En efecto hasta este momento la guerra
revolucionaria se ha desarrollado fundamentalmente en las gran-
des ciudades en su forma de guerrilla urbana. Generalizar así la gue-
rra significa dar un salto, que amplíe el ámbito de su desarrollo a
regiones que por sus características geográficas, brinden las mejo-

18 Se refiere a las Fuerzas Armadas de la Nación, que seguían soportando el


asalto a sus cuarteles y el asesinato de sus hombres sin intervenir en la gue-
rra en forma activa, porque el Poder, es decir, el Gobierno de la Nación,
aún no había resuelto empeñarlas. Dicen bien los subversivos, son contra-
rrevolucionarias, porque cuando sean lanzadas a la guerra, terminarán
con el intento revolucionario del marxismo-leninismo, ideología espuria en
nuestra Nación.
19 Es decir a la luchas de los subversivos.
20 Integrantes de esa compañía asesinaron en pleno centro de Tucumán, el 1º
de diciembre de ese año (1974), al Capitán del Ejército Antonio Viola; jun-
to con él cayó muerta su pequeña hija de 3 años y quedó herida de un ba-
lazo en la cabeza la otra hija de 5 años.

26
Guerra Revolucionaria en la Argentina

res condiciones para la estructuración de una fuerza militar supe-


rior, capaz de enfrentar y aniquilar a importantes contingentes del
ejército enemigo21… ir destruyendo paulatinamente a la fuerza mi-
litar enemiga … es el objetivo al que se dirige la iniciación de la
guerrilla rural. La actividad de la misma debe asegurar la existen-
cia de unidades militares que disputen el terreno y logren en deter-
minado lapso la existencia de bases de apoyo y posteriormente de
zonas liberadas.»22

Luego, el documento que estamos considerando expone el tema de


la guerrilla rural. Toma como referencia la guerra de Vietnam y el libro
Guerra de Liberación del General Giap (Vietnam del Norte, comunista),
uno de sus manuales de instrucción militar.

El 15 de diciembre de 1974, quince días después de asesinar al Ca-


pitán Viola, otro documento del ERP que relata las acciones de gue-
rra de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, consigna que fue-
ron ascendidos a Jefes y Oficiales del ERP algunos hombres de esa Com-
pañía, en una ceremonia presidida por un miembro del Buró Político del
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Dejamos aquí, por ahora, a uno de los brazos armados más poderosos
de la guerra subversiva, el PRT-ERP. Sus documentos no dejan ninguna
duda. Habían declarado la guerra y estaban en guerra contra el
Estado Argentino; estaban en guerra contra las Fuerzas Arma-
das, y en particular contra el Ejército Argentino; estaban en gue-

21 La subversión no tenía duda sobre el significado exacto del significado del


término aniquilar. Desde dos Tenientes Generales muertos, pasando por to-
da la escala jerárquica: Oficiales Superiores, Jefes, Oficiales Subalternos,
Suboficiales y soldados.
22 Gran objetivo para pedir, exigir y obtener el reconocimiento internacional,
tanto en Naciones Unidas, como en países comunistas, y ante gobiernos
socialistas de distintas características. El ERP solicitó reconocimiento a
Naciones Unidas, no lo obtuvo. El Presidente de Francia, Mitterrand, re-
conoció a la guerrilla de El Salvador. Otro tanto hizo el gobierno de México.
El ERP no logró ningún reconocimiento, tampoco otro grupo subversivo en
la Argentina.

27
Ramón Genaro Díaz Bessone

rra contra la sociedad civil, en particular contra las empresas


privadas y contra todo lo que se opusiera a “la patria socialista”.

Vamos a ocuparnos del otro brazo poderoso de la subversión.

2. MONTONEROS

Esta organización armada hace su aparición pública el 29 de mayo de


1970 con el secuestro del ex Presidente de la Nación, Gral. Pedro Euge-
nio Aramburu. Lo asesinan el 10 de junio. El relato de los hechos, paso a
paso, fue publicado en la revista La Causa Peronista, año 1, Nº 9, del 3
de septiembre de 1974, durante el gobierno justicialista, presidencia de
la Sra. de Perón. Los relatores son Mario Firmenich y Norma Arrostito,
y lograron amplia difusión en el país.

Eligieron aquel día para dar nacimiento a Montoneros, porque se


cumplía un año del “Cordobazo”, y también porque el 29 de mayo es el
día del Ejército Argentino: un desafío.

Poco después, el 1º de julio, Montoneros copó y mantuvo bajo su con-


trol durante más de una hora la localidad de La Calera, ubicada en el
límite NO. de la poderosa guarnición militar “Córdoba”, sede del Co-
mando del Cuerpo III y de la Brigada Aerotransportada.

En la revista Cristianismo y Revolución de septiembre de 197123


aparece una sintética historia de Montoneros hasta esa fecha. Algunos
de sus párrafos más significativos se transcriben:
p «De la resistencia del caño (explosivo) a la resistencia armada. Así
nació la Resistencia (relata la violencia que desplegaron los subver-
sivos salidos del peronismo después de septiembre de 1955 “Revo-

23 Año VI, Nº 30, Pág, 14 y 15 . Director Fundador fue el ex seminarista Juan


García Elorrio y Directora Responsable Casiana J. Ahumada. Registro Na-
cional de Propiedad Intelectual Nº 1.110.238. Esta revista era un órgano
de prensa de los movimientos subversivos que actuaban en el país, un me-
dio de propaganda.

28
Guerra Revolucionaria en la Argentina

lución Libertadora”) con los medios con que se disponía en ese en-
tonces, fue la época del caño heroico, de la acción espontánea y
desorganizada… Luego fueron los Uturuncos en la lucha rural y el
COR en la lucha urbana los que retomaron la senda de las armas…
hasta que producida la Revolución Argentina (1966), se intentó en
1968, sin éxito, montar un foco rural en Taco Ralo a través del Des-
tacamento 17 de Octubre de las Fuerzas Armadas Peronistas.
De la resistencia a la defensiva
p Llegado el año 1969, el Movimiento, aprovechando toda su expe-
riencia de lucha, comienza a pasar a la ofensiva. Es el comienzo de
la guerra por el poder:24 las movilizaciones violentas masivas de
Corrientes, Córdoba, Rosario, Tucumán, Catamarca, y los hechos
armados de envergadura como la detención y ejecución de Arambu-
ru, las ejecuciones de Vandor y Alonso (cabezas del sindicalismo pe-
ronista ortodoxo), la toma de La Calera, de Garín, la Prefectura de
Tigre, Radio Rivadavia, asestan al régimen los golpes duros en los
últimos tiempos… hoy en 1971, la movilización violenta de las ba-
ses y los golpes de las organizaciones armadas, han bajado gobier-
nos provinciales, ministros y presidentes.
p … la lucha electoral entendida como un medio de movilización del
pueblo en función de la lucha por el poder… (a la cual se va) con el
Programa Nacional Revolucionario que asegure la nacionalización
de la economía, el control obrero de la producción y la expropiación
sin compensación de la oligarquía terrateniente, con la liberación
de los presos políticos y gremiales, con la suspensión de las leyes re-
presivas… (pero) sabemos que el enemigo no puede conceder todo es-
to sin perder el poder, (por eso) es que creemos que la maniobra elec-
toral montada (la que culminaría en 1973 con la elección de Cám-
pora) se le va a volver en su contra, y lo vamos a fusilar con sus
propias armas.»25
p La lucha por el poder: hacia el peronismo en armas
Las organizaciones armadas del Movimiento son las primeras uni-
dades de ese ejército. Nuestra Organización (Montoneros), las Fuer-
zas Armadas Peronistas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y

24 El subrayado es nuestro.
25 Ibídem.

29
Ramón Genaro Díaz Bessone

otros grupos, marchan en ese camino hacia la formación del Ejérci-


to Popular.
p Sólo la guerra del pueblo salvará al pueblo
Porque ésta es la guerra del Pueblo, que no se va a terminar de un día
para el otro, sino que será de larga duración… Es el pueblo organiza-
do en Unidades Básicas Revolucionarias el que realizará la tarea de
información, comunicación y propaganda para facilitar la tarea de las
Unidades Básicas de Combate.26 Son los activistas y los militantes de
base lo que darán la cara para encubrir a los combatientes clan-
destinos.27 De ellos deberá provenir la red de depósitos y refugios
necesarios para el desarrollo de las tareas armadas28… Por último
aquellos más preparados y decididos tomarán las armas y se incorpo-
rarán a las unidades de combate. La Guerra Popular es una tarea
gigantesca porque supone incorporar a todo el pueblo en la lucha.
p Las etapas de la guerra
Esta guerra tiene sus distintas etapas, algunas ya se han cumplido…
Ahora hay que corregir errores… La regla de la etapa actual es ata-
car y protegerse, golpear y desaparecer, donde el enemigo es vulne-
rable, golpearlo con fuerza; donde es fuerte, esperar… debemos ele-
gir nosotros el momento, el lugar y el modo con que nos enfrentare-
mos con él. Durante el transcurso de la lucha el pueblo de la
misma manera que va formando su Ejército debe ir forján-
dose su doctrina, su justicia, su moral, sus leyes.»

Pocas frases como la última traducen de manera tan clara el me-


sianismo de los ideólogos revolucionarios, el antagonismo entre sus va-

26 Esa tarea de “información, comunicación y propaganda”, fue efectivamen-


te realizada por Unidades Básicas (comités) en manos de la Juventud Pe-
ronista y aliados de Montoneros.
27 El encubrimiento consistía en alojarlos en sus domicilios transitoriamen-
te y cada vez que fue necesario para el terrorismo y la guerrilla.
28 Así ocurrió efectivamente. Las armas se guardaban en embutes, especie
de cofre camuflado, que se preparaba en los lugares más insospechados de
la casa (abajo de una heladera, en un jardín, etc…). En cuanto a los ex-
plosivos, en algunas oportunidades hicieron volar a la casa o departamen-
to que servía de depósito, como ocurrió en un departamento de la calle
Posadas 1168 de la Capital Federal, el 21 de junio de 1964.

30
Guerra Revolucionaria en la Argentina

lores y los de la sociedad nacional, a la que han resuelto cambiarle su


cultura, es decir, su moral, sus leyes, sus instituciones. Es una clara
evidencia de la imposibilidad de que este grupo conviva en el seno de
la sociedad nacional, la imperativa e inevitable necesidad que tiene la
sociedad nacional de aislar al grupo, cuya radicalización total hace im-
pensable absorberlo.

El texto que estamos analizando, bajo el título La hora actual, ter-


mina así:
p «… todos tienen un lugar y una función en esta lucha, y todas las for-
mas de lucha, desde las acciones insurreccionales como el Cordoba-
zo hasta el asalto a un banco, participan de una estrategia de con-
junto que es el desarrollo de la Guerra Revolucionaria29 para la
conquista del poder por el pueblo.
p Por eso hay que cubrir todos los terrenos: la fábrica, el barrio, la villa
(de emergencia), el campo, la universidad. En cada uno hay que cons-
truir y fortalecer los vínculos entre los combatientes y las bases, en-
tre las unidades de combate y las unidades básicas del Movimiento.»

En verdad, cubrieron muchas fábricas, barrios, villas y universida-


des. El texto termina con el nombre de la organización subversiva: Mon-
toneros, y su símbolo, el fusil y la tacuara cruzados. Esta revista, don-
de se expone prolijamente el programa de la guerra subversiva que tan-
tos muertos había costado y costaría, y donde escribían numerosos sa-
cerdotes para el “Tercer Mundo”, jamás mereció una palabra de censu-
ra de los grandes defensores de los derechos humanos y entre ellos de
los actuales Obispos, Monseñores Hessayne Novak y de Nevares, pese
al título de la revista y la citada colaboración de sacerdotes. Esta omi-
sión fue tanto más grave por lo que exponemos a continuación.

La Revista Cristianismo y Revolución en sus páginas muestra un bra-


zo en alto empuñando un fusil sobre una cruz. El brazo con el fusil ha
reemplazado a la imagen de Cristo. Es el símbolo que corresponde al nom-
bre de la revista, utilizado en el Continente. Es el cristianismo abyec-
to condenado por la Iglesia Católica en la voz de Juan Pablo II.

29 Subrayado en el texto original.

31
Ramón Genaro Díaz Bessone

Así como harán otras publicaciones de la subversión, Cristianismo y


Revolución tenía un rubro dedicado a la cronología de los hechos subver-
sivos, día por día; bajo el título La justicia del pueblo, y con la imagen de
un guerrillero sosteniendo con los dos brazos un fusil en lo alto. A modo
de ejemplo vamos a tomar solamente algunos días, todos del año 1971.

4 de mayo
p Un comando expropió (robó) $ 24.000.000 en el Policlínico Dr. Fino-
chietto en Avellaneda.
p Un comando de Acción Revolucionaria de Secundarios 8 de octubre
(Colegio de enseñanza secundaria) atacó con bombas molotov una de-
pendencia del Ministerio de Educación.
p Estalla una bomba en una empresa de Córdoba.
p Es atacado un ómnibus de la Marina en Bahía Blanca.

10 de mayo
p Estalla una bomba en el Palacio de Tribunales. Se adjudicaron el
hecho los Comandos Estudiantiles Socialistas.
p Estalla una bomba en el domicilio del Juez Romero Victorica.
p Es arrojado un explosivo frente al Batallón 121 de Comunicaciones
en Rosario.
p Un comando del ERP atacó a un policía (muerto) en Córdoba, y se
apodera de su arma y su uniforme. (Serán usados por la Guerrilla
para sus operaciones, utilizando el uniforme como disfraz).
p Otro policía es atacado y herido en Córdoba.
p El Comando Emilio Jáuregui, del ERP, coloca bombas en cinco ins-
talaciones de Segba, en Buenos Aires, en apoyo a los trabajadores de
Luz y Fuerza.

8 de junio
p Un comando atentó contra el domicilio de un policía en San Jeróni-
mo Sur, Santa Fe.
p Fue baleada la Guardia de la Fábrica Militar de armas “Domingo Ma-
theu”, en Rosario.
p Un comando se apoderó de 3 autos de un garaje de esta Capital. (Se-
rán usados para realizar atentados, asesinatos, asaltos, robos, etc.)

32
Guerra Revolucionaria en la Argentina

11 de junio
p El Comando Liliana Gelin de las FAR copó una oficina del Registro
Automotor de esta Capital apoderándose de numerosa documenta-
ción. (Serviría para preparar con las “Tarjetas de Identificación del
Automotor” robadas –en blanco–, documentos falsos para circular con
todo tipo de vehículo automotor robado).
p Un comando de las FAR ocupó el domicilio del Comodoro Ferrero en
Córdoba, expropiando armas y otros elementos (robo).
p Es colocada una bomba en la fábrica Goodyear de Rosario.
p El Comando Lezcano, Polti y Taborda del ERP procedió a ocupar la cár-
cel de mujeres en Córdoba, y liberar a las combatientes Diana Triay,
Alicia Quinteros, Ana María Villarreal, Silvia Urdapilleta, todas del
ERP; y a María C. Liprandi de Vélez, de los Montoneros.
p Un comando del ERP dinamitó la oficina de Prontuarios de la Jefa-
tura de Policía de Tucumán, destruyéndola por completo.
p Dos comandos del ERP precedieron a repartir útiles escolares en
dos escuelas humildes de Tucumán.
p Un comando del ERP expropió dinero de la firma Nestlé, de Tucumán.

Así, día por día, mes tras mes. Cualquier persona puede apreciar la
gravedad de la situación ante una violencia subversiva escapada al con-
trol del Estado, el que no estaba en aptitud de dar la seguridad normal
que requiere una sociedad nacional para su funcionamiento.

Esta revista Cristianismo y Revolución se vendía a dos pesos Ley


18.188 en el país. Mucha gente tuvo y pudo tener acceso a este mate-
rial. Mucha gente estaba enterada de lo que estaba pasando. Pero aún
faltaba lo peor, el caos tremendo que azotó al país entre 1973 y 1976. En
los medios de difusión masiva se publicaban los hechos más salientes,
y casi a diario fue habitual encontrar uno.

Miles de guerrilleros entraron en combate. Las Fuerzas Armadas


de la Nación recibieron ataques constantes contra sus hombres y fami-
lias en brutales atentados, y con secuelas de numerosos muertos y mu-
tilados; también fueron asaltados cuarteles e instalaciones. Las Fuer-
zas Armadas de la Nación fueron empeñadas en 1975: el monstruo
subversivo había crecido y se había fortificado.

33
Ramón Genaro Díaz Bessone

El abrumador catálogo de los hechos subversivos no era ignorado


por la mayoría de la población, y en particular por los hombres que
ejercían el liderazgo de diversos sectores de la sociedad nacional (po-
lítico, religioso, empresario, sindical, docente, estudiantil, medios de di-
fusión, etc.). Se sabía que los hombres y armas de la guerrilla eran
ocultadas por simpatizantes y cómplices en las ciudades y poblaciones
importantes, y aun en establecimientos de campo. Sin embargo, esca-
sas fueron las voces que se levantaron para señalar y denunciar al te-
rrorismo y la guerrilla, alertar sobre los días tremendos que nos aguar-
daban a los argentinos. Los diarios de aquella época y de todo el país
muestran claramente esa carencia. No fue indiferencia ni complicidad,
fue el miedo a la represalia guerrillera lo que más pesó para pro-
ducir el silencio.

Se puede tener una idea muy clara del incremento constante de la


acción subversiva, si se comparan los hechos ocurridos en 1971 y que he-
mos puntualizado, con otros documentos de los años 1974 y 1975, en-
tre ellos el que sigue, un Parte de Guerra emitido por Montoneros el
17 de septiembre, de 1974,30 que dice:
p «En los días 15 y 16 de septiembre, la organización Montoneros a tra-
vés de sus unidades de combate y de sus unidades milicianas, pro-
cedió a atacar objetivos pertenecientes al capitalismo monopolista,
las FF.AA. y represivas y la burocracia traidora.»

p Da luego el detalle:

I Contra el imperialismo (55 hechos)


1. Diez concesionarios IKA- Renault.
2. Seis concesionarios FIAT.
3. Tres concesionarios Peugeot.
4. Tres concesionarios Dodge.
5. Tres concesionarios Ford.
6. Dos concesionarios Citroën
7. Dos concesionarios Goodyear.

30 Véase: Evita Montonera - Revista Oficial de Montoneros, Diciembre de


1974, pág. 42 y 43.

34
Guerra Revolucionaria en la Argentina

8. Dos concesionarios Chevrolet.


9. Dos concesionarios Mercedes Benz.
10. Dos sucursales del Banco Río.
11. Dos sucursales del Nuevo Banco Italiano.
12. Dos sucursales del Banco de Boston.
13. Dos sucursales del Banco Francés e Italiano.
14. Banco de Galicia, Mitre 2400, Avellaneda.
15. Concesionaria Olivetti, Adrogué (incendio).
16. Agencia Automotores Manrique, Libertador 2350, Capital.
17. Embotelladora Coca Cola, Tres Arroyos y H. Pueyrredón, Capital.
18. Planta Industrial Philco, Cañada de Gómez y Berón de Astrada,
Capital.
19. Banco Shaw, Las Heras y Scalabrini Ortiz, Capital.
20. Laboratorios Riker, Av. del Trabajo 5820, Capital.
21. Banco Argentino de Comercio, Artigas 2700, Capital.
22. Edificio Cinzano, Cangallo 2941, Capital.
23. Laboratorios Roux, Piedrabuena 3259, Capital.
24. Depósito de Robert Brown’s (whisky), Suárez 1100, Capital.
25. Empresa Bagley, Montes de Oca 100, Capital.
26. Droguería Suizo-Argentina, San Martín y Ardoíno, Morón.
27. Concesionaria Firestone, San Justo, Matanza. (incendio).

II Contra la oligarquía y el gorilaje


Detalla 17 hechos, entre ellos:
- Banco Rural Argentino, Corvalán y Directorio - Capital.
- Banco Rural Argentino, Avda. Cruz 6698 - Capital.
- Sociedad Rural Argentina - Plaza Italia - Capital.
- Galería Alvear, Callao y Alvear - Capital.
- Golf Club San Antonio de Padua.

III Contra las Fuerzas Represivas


Detalla 10 hechos, ataques a edificios, y atentados contra el Almi-
rante Imposti y el Capitán de Navío Urreta, y el asesinato del Oficial
Bartos y del Suboficial Coronel.

IV Contra la burocracia traidora


Señala 10 hechos, entre ellos ataques a diarios y a funcionarios.

35
Ramón Genaro Díaz Bessone

V Operativos de Propaganda

Entre numerosas acciones puntualiza la ocupación de las siguientes


estaciones ferroviarias: Villa Domínico, Bernal, Lomas de Zamora, Adro-
gué, Hudson, Ing. Brian, Morón y Munro.

Esa misma revista, Evita Montonera, se encargó de publicar en


cada número, y día por día, los hechos ejecutados por la citada orga-
nización subversiva. Lo expresado para el 15 y 16 de septiembre de 1974
es una muestra.

Por otro lado, el 4 de octubre de 1975, Montoneros aprobó su Códi-


go de Justicia Militar, que constaba de 6 capítulos y 52 artículos. Vamos
a puntualizar algunos aspectos salientes de ese Código.

El Capítulo I se refiere al ámbito de aplicación y establece que


las disposiciones son aplicables a “todos los integrantes de la organi-
zación: oficiales, oficiales segundos, oficiales primeros, oficiales mayo-
res, oficiales superiores y aspirantes a oficiales”. También, con algu-
nas limitaciones, a soldados y milicianos. Como puede observarse, las
jerarquías militares del ejército montonero están claramente es-
tablecidas.

El Capítulo II se refiere a los delitos, los enuncia y los define: trai-


ción, deserción, confesión, delación, insubordinación, conspiración, acu-
mulación de poder, defraudación, malversación, abuso de autoridad,
negligencia en el mando, evasión, deslealtad, y otros. El delito de deser-
ción distingue tres casos.
a) Incurren en este delito los integrantes de la organización que hayan
abandonado la misma sin previa comunicación a su ámbito superior.
b) Comenten también este delito los integrantes de la Organización
que tuvieran más de un año de antigüedad como tales cuando hayan
efectuado el pedido de retiro y no obstante el rechazo del mismo por
la Organización hagan abandono de ésta.

En breve, el guerrillero no podía dejar el ejército revolucionario. Es-


to explica la ejecución de guerrilleros por sus propios compinches, como

36
Guerra Revolucionaria en la Argentina

veremos al relatar casos concretos.


c) Deserción en operación.
Alcanza a oficiales, aspirantes, soldados y milicianos, y se configu-
ra delito:
lº por no presentarse a la ejecución de una operación;
2º por no combatir cuando se produce un enfrentamiento;
3º por abandonar el puesto o tarea asignada;
4º por abandonar una operación o negarse a participar en la mis-
ma en el período de planificación.

En el Capítulo III se refiere a las penas, que son las siguientes: de-
gradación, expulsión, confinamiento, destierro, prisión y fusilamiento.
El fusilamiento no le cabía a los delitos de “acumulación” de “malver-
sación”, y “negligencia en el mando”, entre otros. Como se ve, las jerar-
quías superiores gozaban de ciertos privilegios, eran “más iguales que
otros”, al decir de George Orwell.31

En mayo de 1978 la conducción nacional de Montoneros produce un


documento por el que modifica la norma y elimina la obligación de sui-
cidarse. Dice así:
p En cuanto al enfrentamiento con el enemigo.
«Se mantiene el principio de que no hay rendición. Todo compañero
está obligado a escapar, esté o no armado. Para crear las mejores con-
diciones para ello, las reuniones y citas se harán armadas.
p Se elimina la obligación al suicidio; consecuentemente queda aboli-
do el uso de la pastilla no sólo porque para su efecto el enemigo tie-
ne previstos los antídotos del caso, sino porque en última instancia,
agotada la posibilidad de escape optamos por la vida del compañe-
ro y sus posibilidades de lucha individual con el enemigo, dado que
se abren cada vez más las posibilidades de sobrevivir y resistir en
este enfrentamiento.»

Dejamos aquí, transitoriamente el análisis de otro de los brazos po-


derosos de la guerra revolucionaria. Al Igual que en el caso del PRT-
ERP, sus documentos no dejan lugar a ninguna duda, estaban en gue-

31 En Rebelión en la Granja, Editorial Delmar, Bs. As.,1984, pág. 95.

37
Ramón Genaro Díaz Bessone

rra contra el Estado nacional, contra sus instituciones, en particular


sus Fuerzas Armadas, contra la sociedad civil, de cuyo seno se elevaban
muy escasas voces para denunciar la agresión. El heroísmo en moneda
rara, vale más pagar el rescate o el “impuesto” y callar. Esta es la ra-
zón por la que 30.000 fanáticos, más sus ideólogos o simpatizantes, pu-
dieron tener en jaque durante años a la Nación. No es un reproche, es
un dato de la realidad. El hombre común no tiene pasta de héroe, los que
se quedaron tienen otras virtudes que son fundamentales para el bien
de la comunidad nacional. Otros prefirieron vender sus empresas o
abandonar sus actividades, y emigraron a países más seguros.

3. VISIÓN DE LA GUERRA POR UN MARXISTA

Un autor marxista, y como tal nada complaciente con el “estado bur-


gués” y sus fuerzas armadas, Carlos A. Brocato, dice cosas muy impor-
tantes sobre los hechos ocurridos en la década del 70.32 Expresa:
e «Los foquistas,33 habían declarado que se lanzarían a asaltar el poder,
que había guerra civil, que nos encontrábamos no en los prolegóme-
nos de la guerra popular prolongada sino en su primera etapa en cur-
so, que las fuerzas armadas constituían un “ejército de ocupación”
exactamente igual que el de los yanquis en Vietnam… Eran “metafo-
rizaciones” desopilantes, es cierto. Pero también habían dejado de asal-
tar comisarías y habían pasado a tratar de copar cuarteles. Cuarteles,
vale decir, la garantía de la supervivencia de la “clase dominante”.
En suma, los marxistas-leninistas, trotskistas y toda gama decrecien-
te hasta los socialdemócratas saben que hubo una guerra.
Prosigue Brocato:
e «… La lucha por la toma del poder en serio… es la guerra civil de-
clarada34, ¿de qué consignas democráticas se habla? Es el enfrenta-

32 En La Argentina que Quisieron, Edit. Sudamericana-Planeta, Bs. As.,


1985, pág. 134.
33 En el lenguaje de los subversivos, se trata de la guerrilla que nace en fo-
cos subversivos urbanos o rurales.
34 No siempre hay declaración de guerra y menos en la guerra civil.

38
Guerra Revolucionaria en la Argentina

miento armado entre clases y se acabaron las consignas demo-


cráticas de los derechos humanos. En la guerra civil que desata
la toma del poder, o a la inversa, hay denuncia de la barbarie de que
se trate: legítima propaganda. Pero el programa democrático de
los derechos humanos ha caducado. Esto lo conoce, no un re-
volucionario, la humanidad entera que lo ha padecido.»(!!)

Esto es hablar claro y con exactitud, excepto aquello de la “legítima


propaganda”, que de legítima no tiene nada, salvo por supuesto para las
leyes del marxismo, a fin de convencer a los “idiotas útiles”. La huma-
nidad entera ha padecido la guerra y la conoce: dos guerras mundiales
en este siglo, bombardeos de ciudades abiertas como Londres, Colonia,
Hamburgo, Bremen, Hiroshima y Nagasaki; los “maquis” franceses du-
rante la Segunda Guerra; Corea, Vietnam, Afganistán, Medio Oriente,
Líbano, etcétera.

Sostiene Brocato que:


e «existió una ambivalencia entre lo real y lo no real, entre la guerra
civil formal y la guerra de aparatos35 real», y dice:«debe remar-
carse que es absolutamente la primera vez que esta situación
cualitativamente diferente, aparece en la historia argenti-
na.36 No conozco otras en el mundo análogas: si parecidas».

Efectivamente, no falta en boca de los que continúan con la agresión


en nuestros días (“la paz, es la continuación de la guerra por otros medios”,
frase atribuida a Lenin), el argumento de que el ETA en España, las Bri-
gadas Rojas en Italia, el IRA en Irlanda, y grupos similares en Francia y
Alemania han sido controlados con recursos normales. Es falso. Primero
porque el ETA, el IRA, las Brigadas Rojas y otros elementos subversivos
siguen gozando de buena salud, asesinando, asaltando y produciendo
atentados con alguna frecuencia. Segundo, porque ninguno de esos orga-
nismos intentó formar una zona liberada en su país, como aquí se

35 Guerra de aparatos: se refiere a choque armado entre el “aparato” de la gue-


rrilla y el “aparato” del Estado Nacional, sus fuerzas policiales, la Gendar-
mería y las Fuerzas Armadas.
36 Subrayado en el original.

39
Ramón Genaro Díaz Bessone

intentó en Tucumán, ni asaltaron cuarteles con ataques de la magnitud


de Monte Chingolo, Formosa, Azul, para citar algunos, ni protagonizaron
masacres como la de Ezeiza en julio de 1973. En el mundo no ocurrió,
después de la Segunda Guerra Mundial, una situación similar, y gracias
a que la absoluta mayoría del pueblo argentino le dio la espalda a la sub-
versión, y a su derrota militar, la guerra no degeneró en una réplica de
la guerra civil española, con sus millones de muertos y mutilados.

Dice Brocato luego:


e «ahora es la etapa de la derrota.» (Se refiere a 1976-1980). Señala
que: «los demócratas están convencidos de que los terroristas
violan los derechos humanos.»37 Expresa que: «los “foquistas” o
“profoquistas” agitan las consignas de castigo a los culpables,» tan
en boga en nuestros días. Cita las palabras del subversivo Luis
Bruschtein Bonaparte, que reside en el exterior (y escribe en la re-
vista mexicana Controversia), quien dice: «Condición necesaria,
pero no suficiente, para que no se repitan nunca más estas
aberraciones en nuestro país, es el castigo ejemplar a los res-
ponsables. En este sentido, constituye un problema de fondo de-
cir que la Junta deberá responder… etc.». Brocato no ve incon-
venientes mayores, en que se satisfaga este planteo, y requerimien-
to, pero a condición de que Bonaparte: (!) a) (venga) a la Argentina
para explicarlo; b) que lo haga provisto de algunos argumentos un
poco más persuasivos que los de su artículo en cuanto a que las abe-
rraciones que suceden y sucedieron en la Argentina son sólo acha-
cables al terrorismo de Estado pues el foquismo, según pare-
ce, actuó como los ángeles… Este típico exponente (dice Brocato de
Bonaparte) conoce todos los trucos. Por ejemplo, el del torniquete mo-
ral y afectivo, cuando realiza el elogio de los que denuncian el terro-
rismo de Estado, y se vale para ello de una utilización sectaria
de las Madres de Plaza de Mayo…»

Poco cabe agregar a juicios tan lapidarios enunciados por un mar-


xista.

37 Subrayado en el original. Ver págs. 138 y139, Op.Cit.

40
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Resulta verdaderamente interesante la descripción que hace Broca-


to del ambiente operacional de la guerra.38

e «Salvo en los casos que se asalta un cuartel que son excepcionales, o


que se es sorprendido “in fraganti” en el ataque clásico por sorpresa,
sea por fallas de cálculo o por inconvenientes imprevistos que no han
permitido retirarse a tiempo, a) ¿cómo “localizan” las fuerzas arma-
das represoras al “soldado enemigo”, o sea al foquista urbano?, y b)
¿cómo lo “capturan” o lo ponen fuera de combate…? el bando repre-
sor encontrará algunas dificultades técnicas para cumplir con los dos
objetivos –clásicos de toda guerra– si se le interponen algunos requi-
sitos “extraños” –logísticamente hablando–, como ser, por ejemplo, el
de la orden de allanamiento de juez competente que prescri-
be la justicia en la democracia burguesa, o, también, las ga-
rantías procesales, –tanto para el interrogatorio, legitimidad de
prueba fallo consiguiente– en un “soldado fantasma” que no tie-
ne uniforme ni traza convencional de serio. Comienza a to-
mar cuerpo una lógica inquietante.»

A modo de ejemplo, cabe citar que en la revista Evita Montonera de


septiembre de 1975, bajo el título Crónica de la Resistencia, aparece la
fotografía de un cochecito de bebé, común, normal. Debajo de la fotogra-
fía (página 31). dice: «Aquí iban los fusiles para atacar la Jefatura.» Se
trata del ataque a la Jefatura de la Policía de Córdoba realizado el 20
de agosto de 1975.

Prosigue Brocato:
e «El grupo guerrillero rural, por más pequeño que sea, es “localizable”
por medios convencionales… Un foquista urbano hace las compras en
el supermercado del barrio… Era formidable efectuar una operación
sorpresa, prolijamente cronometrada, y desaparecer como tragados
por la tierra. Las fuerzas represivas bloqueaban las carreteras, lanza-
ban al aire helicópteros, registraban coche por coche en las puertas de
la ciudad. Nada. Eran los tiempos en que el coro de simpatizan-

38 Op. Cit., pág. 173.

41
Ramón Genaro Díaz Bessone

tes festejaban los éxitos que parecían tornar invulnerables a los


foquistas.»

En la revista que citamos en el párrafo anterior, al lado de la foto-


grafía del cochecito hay otra; muestra a policías mirando a lo lejos, des-
concertados, al lado del cadáver de un policía asesinado. Debajo de esa
fotografía, se lee: «Bajas e impotencia de las fuerzas represivas.»

Sigue Brocato analizando el ambiente operacional:


e «Retomemos las preguntas logísticas sobre la localización y captura
y las dificultades que ciertos mecanismos de la democracia burgue-
sa presentan a las fuerzas represivas. Digamos primero que las pre-
guntas suponen que los dos bandos son conscientes de que están en
guerra. Advierto esto porque en la primera época del foquismo no
fue por lo general así: el foquismo jugaba ya a la guerra pero se lo
combatía con la policía. Esto se explica tanto por la cobertura demo-
crática que le daba la lucha antidictatatorial como, en otros casos,
por la estructura jurídica de la democracia burguesa. Este cuerpo
represivo es insuficiente para solventar las necesidades logísti-
cas que imponía el accionar foquista: en esta etapa también gozaron
de supremacía militar.»

Luego detalla las secuencias que empiezan con el reforzamiento de


las policías, hasta la intervención de las Fuerzas Armadas que ganan
la guerra… en el terreno militar.
Para terminar con esta importante cita de Brocato, vamos a mencio-
nar dos testimonios de la guerra recogidos por dicho autor como “legi-
timaciones” a la guerra:
e 1º Juan Carlos Colombres –Landrú– en Somos Nº 315, 1º de oc-
tubre de 1982: «En cuanto a los caídos en enfrentamientos, no cabe
investigar nada. Murieron en combate. Lo que hay que investigar son
los casos dudosos, donde se puede haber aprovechado la impunidad
de la guerra para eliminar gente por intereses o conveniencias. Hay
que investigar para que los inocentes queden limpios de toda sospe-
cha, y los culpables paguen. Pero yo conozco gente que ha per-
dido a sus hijos, desaparecidos o muertos, y se sabía que esos
chicos eran guerrilleros. Murieron en su ley. ¿Qué se puede

42
Guerra Revolucionaria en la Argentina

agregar? ¿A alguien se le ocurre investigar los desaparecidos


de Vietnam?”
e 2º Mariano Grondona, Carta Política Nº 76, abril de 1980: «El me-
canismo de agitación y propaganda del comunismo soviético, vía Cu-
ba, estuvo detrás de la insurrección terrorista en la Argentina. Le
dimos su merecido.»

4. LA PROCLAMA DE LA ORGANIZACIÓN LATINOAMERICANA


DE SOLIDARIDAD (OLAS)

Para cerrar este capítulo, y ratificar lo dicho por Grondona, vamos


a transcribir los puntos más importantes de la Primera Conferencia de
la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) realizada en
La Habana en julio de 1967.
«lº Que constituye un derecho y un deber de los pueblos de América
Latina hacer la revolución.
4º Que los principios del marxismo-leninismo orientan al movimien-
to revolucionario en América Latina.
5º Que la lucha revolucionaria constituye la línea fundamental de
la revolución en América Latina.
6º Que todas las demás formas de lucha deben servir y no retrasar
el desarrollo de la línea fundamental que es la lucha armada.
7º Que para la mayoría de los países del continente el problema de
organizar, iniciar, desarrollar y culminar la lucha armada cons-
tituye hoy la tarea inmediata y fundamental del movimiento re-
volucionario.
8º Que aquellos países en que esta tarea no está planteada de mo-
do inmediato, de todas formas han de considerarla como una
perspectiva inevitable en el desarrollo de la lucha revoluciona-
ria en su país.
10º Que la guerrilla como embrión de los ejércitos de liberación cons-
tituye el método más eficaz para iniciar y desarrollar la lucha re-
volucionaria en la mayoría de nuestros países.
11º Que la dirección de la revolución exige como un principio organi-
zativo la existencia del mando unificado político y militar como ga-
rantía para su éxito.

43
Ramón Genaro Díaz Bessone

12º Que la solidaridad más efectiva que pueden prestarse los movimien-
tos revolucionarios entre sí lo constituye el desarrollo y culmina-
ción de la propia lucha en el seno del país.
13º Que la solidaridad con Cuba y la colaboración y cooperación con
el movimiento revolucionario en armas, constituye un deber in-
soslayable de tipo internacional de todas las organizaciones an-
tiimperialistas del continente.
14º Que la revolución cubana como símbolo del triunfo del movimien-
to revolucionario armado en armas, constituye la vanguardia del
movimiento antiimperialista latinoamericano. Los pueblos que
desarrollan la lucha armada, en la medida que avanzan por ese
camino se sitúan también en la vanguardia.
16º Que la Segunda Declaración de la Habana, recogiendo la hermo-
sa y gloriosa tradición revolucionaria de los 150 años de la histo-
ria de América constituye un documento programático de la Re-
volución Latinoamericana que los pueblos de este continente du-
rante los últimos cinco años han confirmado, profundizado, enri-
quecido y radicalizado.
18º Que la lucha en América Latina fortalece sus vínculos de solida-
ridad con los pueblos de Asia y África y de los países socialistas,
y con los trabajadores de los países capitalistas…
19º Que la lucha heroica del pueblo de Vietnam presta a todos los pue-
blos revolucionarios que combaten el imperialismo, una inesti-
mable ayuda y constituye un ejemplo inspirador para los pueblos
de América Latina.
20º Que hemos aprobado los Estatutos y creado el Comité Permanen-
te con sede en La Habana, de la Organización Latinoamericana
de Solidaridad, lo que constituye la genuina representación de
los pueblos de América Latina.»

«Nosotros, revolucionarios de nuestra América, la América al Sur


del Río Bravo, sucesores de los hombres que nos dieron la primera in-
dependencia, armados de una voluntad inquebrantable de luchar y de
una orientación revolucionaria y científica y sin otra cosa que perder que
las cadenas que nos oprimen, AFIRMAMOS:
Que nuestra lucha constituye un aporte decisivo a la lucha históri-
ca de la humanidad por librarse de la esclavitud y de la explotación.

44
Guerra Revolucionaria en la Argentina

EL DEBER DE TODO REVOLUCIONARIO ES HACER LA RE-


VOLUCIÓN.»

Asimismo, esta primera reunión de la OLAS expidió numerosas re-


soluciones y tres resoluciones Secretas. Entre ellas figuran las que ex-
presaron solidaridad con la guerrilla que actuaba en varios países de Amé-
rica Latina, como Guatemala, Colombia y Bolivia. Se expresó en otra,
que el primer objetivo de la revolución popular en el continente era la
toma del poder, mediante la destrucción del aparato burocrático y mi-
litar del Estado, y su reemplazo por el pueblo armado para cambiar el
régimen social y económico existente y este objetivo sólo era alcanzable
a través de la lucha armada.

La delegación argentina a esa conferencia estuvo presidida por John


W. Cooke, e integrada por José G. Vazeilles del M.L.N., Carlos Lafforgue,
de las Juventudes Políticas Argentinas, Alberto Desimone, del Partido
Socialista Argentino, Jorge Moreno de la Juventud Peronista Revolucio-
naria (JP) y Juan García Elorrio del Comité de la OLAS en Argentina.

45
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO II

LA REVOLUCIÓN MUNDIAL Y LA
GUERRA REVOLUCIONARIA

1. LA GUERRA REVOLUCIONARIA

La Argentina soportó en la década del 70 un conflicto armado inter-


no, una guerra revolucionaria. Para comprender cabalmente su na-
turaleza, es preciso conocer la concepción que, sobre esa guerra, tenían
los clásicos del marxismo-leninismo, y también sus pensadores actuales.

Antes, es conveniente realizar algunas consideraciones sobre el con-


cepto de revolución. Jolivet dice que la revolución es «el fenómeno so-
cial que consiste en la ruptura de la continuidad histórica y de los la-
zos sociales creados por ella, para reconstruir la sociedad (religiosa, po-
lítica o económica) sobre un nuevo principio, opuesto al que se ha des-
truido.»1 Revolución es sinónimo de subversión.

Es preciso distinguir entre subversión y las formas legítimas de pro-


testa. La protesta tiende a que algo cambie, pero no pretende destruir
el estilo de vida de la sociedad, sus valores, sus normas, su estructura.
La protesta tiene límites: la Ley. La subversión no reconoce ningún lí-
mite, empieza por desconocer al Estado.

Las formas legítimas de protesta apuntan al cambio dentro del sis-


tema social, la revolución pretende cambiar al sistema social. Una socie-
dad nacional no es un sistema estático, ni aún totalmente integrado. En
su interior hay protestas, hay conflictos, que dan lugar a ajustes y cam-
bios, los que también se originan en las propias instituciones de la Na-
ción. De este modo la sociedad nacional conserva un equilibrio dinámi-

1 Regis Jolivet, Diccionario de Filosofía, Bs. As., 1978.

47
Ramón Genaro Díaz Bessone

co, en el que “las instituciones, los valores y las estructuras sociales es-
tán interrelacionados funcionalmente y forman un todo más o menos in-
tegrado”.2 La revolución pretende, intenta, destruir ese equilibrio.

2. LA REVOLUCIÓN COMUNISTA

Fue proclamada por Carlos Marx y Federico Engels en el Manifies-


to Comunista, publicado en 1848, y desde aquel entonces se desarro-
lla sin interrupción. Dicen sus autores: «Al bosquejar a grandes rasgos
las fases del movimiento proletario (en el texto del Manifiesto) hemos
trazado la historia de la guerra civil más o menos latente que mina a
la sociedad hasta el momento en que esta guerra estalla en una revo-
lución declarada y en la que el proletariado fundará su dominación por
el derrumbamiento violento de la burguesía». Aquí está expresado, bá-
sicamente, en qué consiste la guerra revolucionaria.3 En el Capítulo II
del Manifiesto,4 Marx y Engels exponen claramente en qué consiste la
destrucción de la “sociedad burguesa”. Se trata de la ruptura más ra-
dical con las ideas tradicionales, en los órdenes religioso, moral, filo-
sófico, político y jurídico. Se propone, entre otras cosas, abolir la fami-
lia tradicional, la patria, la nacionalidad, la propiedad privada que se-
rá reemplazada por la propiedad común, de la que sólo se excluye “la
apropiación personal de los productos de trabajo, indispensable a la
conservación y a la reproducción de la vida humana.”5

Dejan muy en claro que la revolución será violenta. “En suma, los co-
munistas apoyan en los diferentes países todo movimiento revolucio-
nario contra el estado de cosas social y político existente”. Y terminan
diciendo: «Los comunistas no se cuidan de disimular sus opiniones y
sus proyectos. Proclaman abiertamente que sus propósitos no pueden
ser alcanzados sino por el derrumbamiento violento de todo el orden

2 Ely Chinoy, La Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México 1968, Pág. 98.
3 Manifiesto Comunista, Edit. Claridad Bs. As., 1967, pág. 39.
4 Ibid. pág. 41 a 50.
5 Ibid., pág. 43.

48
Guerra Revolucionaria en la Argentina

social tradicional. ¡Que las clases directoras tiemblen ante la idea de una
revolución comunista! Los proletarios no pueden perder más que sus ca-
denas. Tienen en cambio un mundo para ganar. ¡Proletarios de todos los
países, uníos!»6 Culmina con un llamado a la revolución mundial.

Lenin (Vladimir Ilich Ulianov) adaptó las ideas de Marx a la situa-


ción y a la época en que vivió, dándole la dinámica de la guerra revolu-
cionaria, la “praxis”, cuyo objetivo invariable fue la revolución mundial
para implantar la dictadura del proletariado. Escribió:7
➤ «Los socialistas jamás han sido ni nunca podrán ser enemigos de
las guerras revolucionarias.
➤ Nuestra actitud de principios hacia la guerra es diferente de los pa-
cifistas burgueses (partidarios y propagandistas de la paz) y los
anarquistas.
➤ Nos distinguimos de los primeros en que comprendemos el vínculo
inevitable que une a las guerras con la lucha de clases dentro del
país, en que comprendemos que es imposible suprimir las guerras
si no se suprimen las clases y se instaura el socialismo; asimismo,
en que reconocemos sin reservas, como legítimas, progresistas e inevi-
tables, las guerras civiles, es decir, las guerras de la clase oprimida
contra la clase opresora … La historia sabe de muchas guerras
progresistas –pese a los horrores, las atrocidades, las calami-
dades y los sufrimientos que acarrea inevitablemente– es de-
cir, útiles para el progreso de la humanidad, porque contribuyeron
a destruir instituciones particularmente nocivas y reaccionarias…”
(Los subrayados son nuestros).
6 Ibid., pág. 64. Numerosos pensadores han puesto en evidencia el fracaso de
los pronósticos de Marx. Cuando un trabajador, obrero, de un país desarro-
llado o medianamente desarrollado, concurre a su trabajo en un automóvil,
y luego va de compras a un supermercado, y regresa a su casa para descan-
sar y ver televisión junto a su familia, cuando el fin de semana va al cam-
po con su familia en el auto a comer “un asadito” y jugar con sus hijos, es-
tá muy lejos de sonarle familiar que sólo “puede perder sus cadenas”.
7 En La cuestión militar y el trabajo político en las fuerzas armadas, Edit.
Anteo, Bs. As., 1973, págs. 54, 55, 74, 98, 99, 100 y 124; Obras completas,
Edit. Cartago, Bs. As., T. XII, págs. 399 a 445, T. XXIV, Págs. 81 a 93; T.
XVIII, págs. 291 a 293; El marxismo y la insurrección, Edit. Anteo, págs.
22, 37, 39, 89 y 145.

49
Ramón Genaro Díaz Bessone

➤ Solo después de haber derribado, vencido y expropiado definitivamen-


te a la burguesía de todo el mundo, y no sólo de un país, serán im-
posibles las guerras…
➤ La guerra civil es una guerra como cualquier otra. Quien admita la
lucha de clases no puede dejar de admitir las guerras civiles, que en
toda sociedad de clases son la continuación, el desarrollo y la inten-
sificación –naturales y en determinadas circunstancias inevitables–
de la lucha de clases. Esto ha sido confirmado por todas las grandes
revoluciones. Repudiar la guerra civil u olvidarla es caer en un opor-
tunismo extremo y renegar de la revolución socialista”. (El subraya-
do es nuestro).
➤ Esta experiencia coincide con la experiencia de todas las revolucio-
nes europeas las cuales, desde fines del siglo XVIII, nos muestran
que la guerra civil es la forma más aguda de la lucha de clases…
➤ Esta guerra dará el triunfo sobre los explotadores, dará la tierra a los
campesinos, dará la paz a los pueblos, descubrirá el camino seguro
hacia la revolución triunfante del proletariado socialista mundial.
➤ Marx resume las enseñanzas de todas las revoluciones, en lo que a
insurrección armada se refiere, citando las palabras de Danton, el
más grande maestro de la táctica revolucionaria hasta ahora cono-
cido: audacia, audacia y siempre audacia.
➤ Si el proletariado de Rusia conquista el poder tiene todas las proba-
bilidades de conservarlo y conducir a Rusia hasta el triunfo de la
revolución en occidente. (El subrayado es del original. Fue escrito me-
ses antes de la revolución rusa).
➤ Manos a la obra, manos a la obra todos, la causa de la revolución so-
cialista mundial debe vencer y vencerá!» (Escrito poco después de
la revolución rusa).

En diciembre de 1918, Rosa Luxemburgo, dirigente comunista ale-


mana afirmó: «La lucha por el socialismo es la guerra civil más gigan-
tesca que la historia mundial jamás conoció».8
Stalin, sucesor y continuador de Lenin escribió en 1918, con motivo
del primer aniversario de la revolución rusa:

8 Citada por B. Crozier en Occidente se suicida, Edit. Atlántida, Bs. As.,


1979, pág. 24.

50
Guerra Revolucionaria en la Argentina

➤ «La grandiosa significación mundial de la Revolución de Octubre con-


siste principalmente: 1º En que ha ensanchado el marco de la cues-
tión nacional, convirtiéndola … en el problema general de liberar del
imperialismo a los pueblos oprimidos, a las colonias y a las semico-
lonias; 2º … y 3º En que de este modo se ha tendido un puente entre
el Occidente socialista y el Oriente esclavizado, formando un nuevo
frente contra el imperialismo mundial, que va desde los proletarios
del Occidente, pasando por la revolución rusa, hacia los pueblos opri-
midos de Oriente.»9

Mao Tse tung, una de las figuras eminentes del marxismo-leninis-


mo, a la vez que profundizó los estudios teóricos, escribió extensamen-
te sobre la guerra revolucionaria, en particular en su forma de guerra
de guerrillas, de la que fue un experto y un maestro seguido y estudia-
do por los subversivos de todo el mundo. Citamos a continuación al-
gunos párrafos salientes de sus obras:10
➤ «La revolución china es parte de la revolución mundial. Revolución
mundial (significa) la revolución mundial socialista.
➤ Sólo gracias al ejemplo que dieron los bolcheviques rusos al dirigir
la Revolución de Octubre y la construcción socialista y al vencer la
agresión del fascismo11 se han formado y desarrollado en el mundo
partidos revolucionarios de nuevo tipo. Con el nacimiento de los par-
tidos revolucionados de este tipo, ha cambiado la fisonomía de la re-
volución mundial.
➤ La tarea actual de los comunistas en el mundo entero, es movilizar
a los pueblos de los diversos países con miras a organizar un frente
único internacional para luchar contra el fascismo y en defensa de
la Unión Soviética, de China…
9 Citado por Mao Tse tung en Obras escogidas, Edic. en Lenguas extranje-
ra, Pekín 1971, Tomo III, pág. 359 y Tomo IV, pág. 293.
10 Op. Cit., Tomo I. págs. 193, 194, 197, 198; Tomo II. págs. 77, 78, 80, 81,
160, 161, 226, 231, 358; Tomo III, pág. 25; Tomo IV, págs. 294, 430, 431 y
432. Los subrayados son nuestros.
11 El fascismo no fue vencido por los bolchevique rusos, que sí participaron en
la II Guerra Mundial. La victoria tuvo como brazo esencial y más podero-
so a los países libres de Occidente, sus hombres, sus armas y sus arsena-
les, en particular los Estados Unidos.

51
Ramón Genaro Díaz Bessone

➤ …ponerse del lado del imperialismo o del lado del socialismo. No


es posible cabalgar sobre una tapia entre los dos, ni existe un ter-
cer camino.
➤ Sin las diversas formas de ayuda de las fuerzas revolucionarias in-
ternacionales, es imposible que una verdadera revolución popular,
en cualquier país que sea, logre la victoria…
➤ La tarea central y la forma más alta de toda revolución es la toma
del Poder por medio de la lucha armada, es decir, la solución del pro-
blema por medio de la guerra. Este revolucionario principio marxis-
ta-leninista tiene validez universal, tanto en China como en los de-
más países. No obstante, el partido del proletariado lo aplica de
distinta forma según las distintas condiciones. En los países capi-
talistas, cuando no son fascistas ni están en guerra, en lo interno
existe la democracia burguesa. Debido a estas características, la
tarea del partido del proletariado en los países capitalistas, consis-
te en educar a los obreros, acumular fuerza a través de un largo
período de lucha legal y prepararse así para el derrocamiento final
del capitalismo. Allí la cuestión es sostener una larga lucha legal,
utilizar el parlamento como tribuna, recurrir a las huelgas econó-
micas y políticas. Allí las formas de organización son legales, y las
formas de lucha, incruentas (no de guerra). En lo que se refiere a
la cuestión de la guerra, los Partidos Comunistas de los países ca-
pitalistas se oponen a las guerras imperialistas … si se producen
tales guerras, su política se orienta a la derrota de los gobiernos
reaccionarios de sus propios países. La guerra que quieren empren-
der dichos Partidos no es otra que la guerra civil para la cual se es-
tán preparando. (Cuántos elementos de juicio para analizar la
situación interna de nuestro país).
➤ Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: El Poder
nace del fusil
➤ Hay quienes se ríen de nosotros como partidarios de la omnipoten-
cia de la guerra. Sí, somos partidarios de la teoría de la omnipoten-
cia de la guerra revolucionaria, eso no es malo; es bueno, es marxis-
ta, Los fusiles de los comunistas rusos crearon el socialismo … sólo
con el fusil se puede transformar al mundo entero.
➤ No nos referimos aquí al objetivo político de la guerra … Aquí nos
referimos al objetivo fundamental de la guerra, de la guerra co-

52
Guerra Revolucionaria en la Argentina

mo política con derramamiento de sangre, como destrucción mu-


tua de ejércitos. El objetivo de la guerra no es otro que conservar
las fuerzas propias y destruir las del enemigo … es la esencia de
la guerra y la base de todas las actividades bélicas, y esta esen-
cia las impregna a todas aquellas, desde la técnica de combate
hasta la estrategia. (Mao al igual que Lenin estudiaron profunda-
mente a Clausewitz. Lenin expresó: “Clausewitz es uno de los es-
critores militares más profundos, uno de los más destacados filó-
sofos historiadores de la guerra, un escritor cuyas ideas funda-
mentales se han transformado hoy en un bien indiscutible para to-
do pensador”12).
➤ Una situación de guerra puede abarcar el mundo entero, un país, una
zona guerrillera independiente, o un importante frente de operacio-
nes independientes.
➤ La guerra revolucionaria, ya sea una guerra revolucionaria de
clases, o una guerra nacional revolucionaria, además de las circuns-
tancias y naturaleza inherentes a la guerra en general, tiene sus
circunstancias y naturaleza específicas … Si no se comprenden es-
tas circunstancias y naturaleza específicas, si no se comprenden es-
tas leyes específicas es imposible dirigir una guerra revoluciona-
ria y lograr la victoria en ella. (Tampoco es posible derrotarla).
Por consiguiente, debemos estudiar las leyes de la guerra en gene-
ral, y estudiar también las de la guerra revolucionaria. (Esta afir-
mación de Mao es lapidaria para quienes por desconocimiento o
intencionadamente pretenden que la guerra contra la revolución
marxista se debe hacer al estilo de las guerras anteriores a la Re-
volución Francesa: “Monsieurs les anglais, tirez vous les pre-
miers”).
➤ Todos los principios orientadores de las operaciones militares provie-
nen de un solo principio básico: esforzarse al máximo por conservar
las propias fuerzas y destruir las del enemigo. En una guerra revo-
lucionaria, este principio político es fundamental.
➤ Dado su carácter disperso, la guerra de guerrillas se extiende por to-
das partes. Muchas de sus tareas, tales como el hostigamiento, la

12 Citado por Camille Rougeron, en Carl Von Clausewitz - “De la Gúerre”,


Edit. Les Editions de Minuit, París 1955, pág. 18.

53
Ramón Genaro Díaz Bessone

contención, el sabotaje y el trabajo de masas, exigen la dispersión


de las fuerzas; pero una unidad o cuerpo guerrillero debe concen-
trar sus fuerzas principales cuando lleva a cabo la tarea de ani-
quilar al enemigo.» (Esta es la caracterización más clara de la ac-
tual guerra de guerrillas).

Finalmente, una respuesta de Mao a la acusación que se le formu-


la: «Ustedes ejercen la dictadura». Mao contesta:
➤ «Tienen razón, es justamente lo que hacemos … Jamás aplicamos una
política de benevolencia para con las actividades reaccionarias de
los reaccionarios y de las clases reaccionarias.»

El 15 de julio de 1968, la Unión Soviética, Polonia, Hungría, Bulgaria


y la República Democrática Alemana, dieron a conocer la Carta de Varso-
via, dirigida a los checoslovacos, que precedió a la invasión. Entre sus pá-
rrafos merecen destacarse estas afirmaciones (los subrayados son nuestros).
«Nuestros países están unidos por tratados y acuerdos. Estos im-
portantes compromisos mutuos entre estados y pueblos se fundan en
el común deseo de defender el socialismo y la seguridad colectiva de
los países socialistas. Nuestros partidos (comunistas) y pueblos es-
tán encargados de la responsabilidad de velar para que las conquis-
tas revolucionarias no se pierdan.
Cada uno de nuestros partidos (comunistas) tiene una responsabi-
lidad no sólo con respecto a su propia clase trabajadora y su propio
pueblo, sino también con respecto a la clase trabajadora internacio-
nal y el movimiento Comunista mundial y no pueden eludir las obli-
gaciones que de ello se derivan (!). Además, debemos ser solidarios
y unidos en defensa de las conquistas del socialismo, de nuestra se-
guridad y de las posiciones internacionales de la totalidad de la co-
munidad de países socialistas.
Esta es la razón por la que creemos que no sólo es vuestra tarea, si-
no también la nuestra, lograr un decisivo rechazo a las fuerzas an-
ticomunistas y empeñarnos en un esfuerzo para preservar el siste-
ma socialista en Checoslovaquia.»

Este mensaje, una prevención y una amenaza, “no fue comprendi-


do” por los checos, como no lo fue, en 1956, por los húngaros. El 21 de

54
Guerra Revolucionaria en la Argentina

agosto de 1968 la URSS y sus satélites invadieron Checoslovaquia.


Además, el mensaje dice con toda claridad que los países comunistas
no respetan la soberanía de ningún país desde el momento en que res-
paldan a la clase trabajadora internacional y al movimiento Comunis-
ta mundial que, naturalmente y por esa decisión unilateral, integran
los trabajadores y el Partido Comunista y sus aliados de la Repúbli-
ca Argentina.

El 26 de septiembre de 1968, el Pravda de Moscú publicó un artícu-


lo de S. Kovalev, bajo el título de: Soberanía y Obligaciones Internacio-
nales de los Países Socialistas. Toma como referencia palabras de Lenin
y dice entre otros conceptos:
g «La soberanía individual de los países socialistas no se puede con-
traponer a los intereses del socialismo mundial, ni al movimiento
revolucionario mundial …
g Los que hablan de la “ilegalidad” de las acciones de los países socia-
lista en Checoslovaquia olvidan que en una sociedad clasista no hay
ni puede haber ese tipo de cosas como una ley no clasista. La ley y las
normas legales están subordinadas a las leyes de la lucha de clases
y a las leyes del desarrollo socialista.»

Todos estos argumentos dieron forma a lo que se llamó la Doctri-


na Brezhnev, enunciada el 12 de noviembre de 1968, uno de cuyos pá-
rrafos esenciales dice:
«Es bien sabido, camaradas, que hay una ley natural a la construc-
ción del socialismo. Desviarse de ella puede conducir a desviarse del
socialismo. Cuando fuerzas internas y externas hostiles al socialis-
mo tratan de cambiar el desarrollo de determinado país socialista en
dirección a la restauración del sistema capitalista … ese no es me-
ramente un problema para el pueblo de ese país, sino un problema
común, que concierne a todos los países socialistas.»

Una de las consecuencias de la Doctrina Brezhnev fue la invasión a


Afganistán en 1979.

La doctrina comunista mantiene incólume sus postulados a tra-


vés del tiempo. A este respecto son reveladores los conceptos actuales

55
Ramón Genaro Díaz Bessone

de dos autores soviéticos V. V. Zagladin y S. V. Alexandrov, quienes


sostienen:13
«El sistema socialista mundial desempeña el papel más importante
en el proceso revolucionario contemporáneo. Precisamente la activi-
dad creadora de la clase obrera estatalmente organizada y de todos
los trabajadores de los países socialistas para la construcción de la nue-
va civilización comunista, determina en última instancia la perspec-
tiva del desarrollo de la humanidad.
…el futuro no pertenece a una sociedad superindustrializada, posin-
dustrial, tecnocrática, o quién sabe qué sociedad, sino exclusiva-
mente al socialismo, que poco a poco se va transformando en una so-
ciedad comunista.
…tiene cada vez mayor actualidad la tesis de Lenin de que el pro-
letariado no puede prepararse para la victoria sobre la burguesía
sin librar una lucha revolucionaria general …»

Subrayan un discurso de M. A. Suslov en 1977:


«…los comunistas (tienen) una responsabilidad especial por la con-
solidación de la unidad de sus filas, con el desarrollo de la solidari-
dad internacional y por la cohesión de todas las fuerzas del proceso
revolucionario mundial.»

Mao Tse tung, antes de romper con la URSS, sostuvo que este país,
constituía la cabeza del mundo comunista.14

Interesa en modo especial la política exterior soviética, en cuyo be-


neficio trabajan la gran mayoría de los países comunistas.

13 V. V. Zagladin y S. V. Alexandrov, Las fuerzas motrices del proceso revolu-


cionario mundial, Ediciones Estudio, Bs. As. 1983, pág. 33; Estos autores
repiten conceptos de los clásicos marxistas.
14 Op. Cit., Tomo IV, pág. 195.

56
Guerra Revolucionaria en la Argentina

3. LA POLÍTICA INTERNACIONAL SOVIÉTICA,


SUS INSTRUMENTOS Y LA REVOLUCIÓN COMUNISTA.

El marxismo es una ideología que se gesta y nace en el seno de Oc-


cidente, y que se propone destruir a la civilización occidental (religión,
instituciones políticas y sociales, economía, educación, etc.). No consi-
gue adueñarse del control de ningún país industrializado del oeste eu-
ropeo, y en 1917 conquista el poder en la Rusia zarista. Luego conclu-
ye el control de China en 1949. Se afianzó, pues, en Europa Oriental
y en Asia.

La división del mundo en dos grandes bloques antagónicos fue anun-


ciada por el soviético Zhdanov en 1947, en vísperas de fundarse el Comin-
form. Cuando murió Stalin en 1953, el comunismo se había apoderado de
Europa Oriental y avanzaba en Asia y en el Norte de África, armado con
la doctrina de la Revolución Mundial y en la lucha por el poder.

Hans J. Morgenthau definió a la política internacional como una lu-


cha por el poder.15 Para el comunismo esta lucha terminará con la im-
plantación del “socialismo” en el mundo, en teoría el instrumento de la
“dictadura del proletariado”. Stalin escribió: «Es tarea esencial de la re-
volución victoriosa de un país, desarrollar y apoyar la revolución en otros.
La revolución en un país victorioso no debe considerarse a sí misma una
unidad autocontenida, sino como un auxiliar y un medio para acelerar
la victoria del proletariado en otros países.16

Esta afirmación fue sostenida por Andrei Vishinsky ex Ministro


de Relaciones Exteriores de la URSS, en su obra El Derecho del Esta-
do Soviético.

Los sucesores de Stalin, carecieron de su poder indiscutido. Para lo-


grar el objetivo inalterado de la dominación mundial, se empeñaron en
una nueva estrategia, la coexistencia pacífica, que se materializaría

15 En Polítics Among Nations, Alfred A. Knopf, New York, 1978, pág. 29.
16 En Fundamentos del Leninismo, citado por T. V. Kalijarvi, Política Inter-
nacional Moderna, Círculo Militar, Bs. As., 1958, Tomo I, pág. 3.

57
Ramón Genaro Díaz Bessone

en un equilibrio de las fuerzas militares, mientras la guerra revolucio-


naria continuaba, movilizando otros recursos.

Khruschev produjo hechos en apariencia sorprendentes: demolió la


figura de Stalin y criticó los dogmas esenciales del marxismo-leninismo.
Proclamó que ya no era inevitable la guerra con el imperialismo, y que
el “socialismo” podría alcanzarse sin necesidad de una revolución vio-
lenta. Mao Tse tung se mantuvo fiel a la doctrina y en 1960 rompió con
Moscú. El mundo comunista quedaría en adelante dividido en dos cen-
tros: Moscú y Pekín.

Con el cambio de estrategia, los partidos comunistas europeos apa-


recieron como más independientes, y los polacos con Gomulka se atre-
vieron a reivindicar una política más nacionalista en 1956. Sin embar-
go, la verdadera situación de Europa Oriental apareció crudamente
cuando los tanques soviéticos aplastaron la revuelta húngara en octu-
bre y noviembre de 1956, y detuvieron los nuevos vientos de autono-
mía y autodeterminación de los pueblos. La real política exterior sovié-
tica quedó en evidencia, una vez más, cuando se construyó el “Muro de
Berlín”, en 1961, a fin de impedir que los hombres ubicados bajo el con-
trol soviético se escaparan hacia la libertad, y cuando se intentó esta-
blecer una base de misiles en la Cuba de Fidel Castro en 1963.

Cuando Khruschev fue alejado del gobierno en 1964, la URSS reto-


mó el viejo rumbo. Uno de sus instrumentos más efectivos en política
internacional es la guerra revolucionaria, la guerra subversiva.
Respecto a la guerra subversiva, William J. Donovan describió casi
veinte años antes (en 1943) lo que ocurriría en la Argentina en la déca-
da del 70, pero que ya había ocurrido en otros países.
Dice Donovan, bajo el título: La subversión como instrumento de la
política internacional:17
«La política de subversión, o, como debiera llamársela con mayor
exactitud, las actividades bélicas subversivas, es una de las armas más
formidables y efectivas que se emplean hoy por el poder mundial.

17 T. V. Kalijarvi, Op. Cit. Tomo II, págs. 247 a 249.

58
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El no llegar a reconocer y comprender la estrategia y las tácticas de


la subversión puede ser desastroso para una nación. Su uso exitoso
por parte del enemigo puede comportar la derrota de una nación sin
llegar a disparar un tiro.
La finalidad de la subversión, tal como sucede con el objetivo de to-
das las fuerzas militares, es quebrar la voluntad de resistencia de
un pueblo. Pero en las actividades bélicas subversivas, a diferencia
de lo acciones bélicas tradicionales, no existen declaraciones de gue-
rra… sus tácticas comprenden todos los medios –abiertos y encu-
biertos– para asegurar su finalidad de subyugación total.
La guerra subversiva moderna busca la infiltración en los medios de
comunicación y transporte, asegurar el control de los ministerios cla-
ves del gobierno, la penetración y el control de los sindicatos obreros
y las organizaciones cuasigubernamentales y privadas de la comuni-
dad. Desde tales posiciones de importancia clave en la vida nacio-
nal, aparenta servir el interés nacional, mientras que en realidad
proporciona ayuda y protección al enemigo.
La propaganda se desarrolla desde adentro y fuera de una nación
para seducir su pensamiento y conquistar el apoyo de los carentes
de información y de los charlatanes. Sus medios pueden ser la pren-
sa o la radio, o un foro público así como campañas en pro de la paz,
o bien una conferencia de comercio así como una nota diplomática.
Esta variedad de canales “neutrales” empleados de tal modo, contri-
buyen a la efectividad del arma de la propaganda. Las naciones de-
mocráticas titubean en silenciarla por temor de aparecer en contra-
dicción con sus tradiciones democráticas de libertad.
… la guerra soviética de subversión no vacila en perseguir sus fina-
lidades mediante el fomento de la guerra civil dentro de una zona.
Procede inicialmente enviando agentes adiestrados en la Escuela Le-
nin (Moscú) a la zona de los objetivos… Mediante fuerzas de parti-
darios locales busca aterrorizar a la población, evitando su resisten-
cia activa contra tales ataques.»

Para este instrumento que es la guerra subversiva, se adiestran agi-


tadores y guerrilleros, tanto en la URSS como en sus satélites: Cuba,
Checoslovaquia, Corea del Norte, etc. Normalmente la ruta pasa por Pa-
rís, u otro lugar de Europa Occidental, desde donde llegan a Praga sin

59
Ramón Genaro Díaz Bessone

que se registre este movimiento en los pasaportes. Cuando el guerrille-


ro regresa a Buenos Aires, según su pasaporte nunca salió de París.18

Cabe citar a los Partidos Comunistas de cada país (incluido el de la


Argentina) como instrumentos de la política internacional soviética. Su
coordinación se opera particularmente desde la III Internacional (mar-
zo de 1919) denominada Komintern por Lenin que la convocó cuando ter-
minó la I Guerra Mundial. Fue completada por la Internacional Sindi-
cal Roja (1921). La III Internacional propone la revolución comunista
mundial con el sostén de la URSS. Durante la Segunda Guerra Mun-
dial, Stalin suprimió el Komintern (15 de mayo de 1943) a fin de elimi-
nar problemas con los aliados, transitoriamente. Terminada la guerra,
se fundó el Kominform (septiembre de 1947), y funcionó en Belgrado has-
ta 1948, año en que Tito fue excluido y la sede pasó a Rumania. Por su
parte, Trotski fundó la IV Internacional (1938), casi diez años después
de ser expulsado de la URSS. Esta organización alcanzó gran importan-
cia en América Latina. Adhirieron a esta corriente varias organizacio-
nes y partidos poco numerosos pero muy activos en la Argentina, como
el Partido Socialista de los Trabajadores, el MAS, el Partido Obrero, el
Partido Obrero Trotskista (ex Partido Obrero Revolucionario).

El comunismo mantiene sus postulados a través del tiempo. En


1975 el profesor soviético M. Banglay escribió en Moscú, en el perió-
dico sindical Trud, que era imposible la coexistencia pacífica como “re-
conciliación total entre el socialismo y el capitalismo”, puesto que era
imposible la coexistencia ideológica. Además, expuso cómo estaban
los soviéticos ayudando a la revolución “socialista” mundial. Dijo:
g «Los partidos comunistas siempre destacan el hecho de que tienen
ciertos objetivos en común con la social-democracia, y abogan por
la unidad de acción con esta última, tanto en cuestiones políticas
como socioeconómicas. Dentro de esta área es posible cooperar sin
perjuicio para la posición ideológica de cada una de las partes, y la
experiencia de Francia, Italia, y muchos otros países lo confirma.

18 Ver El adiestramiento de terroristas en la URSS, por Herbert Krosney; en


La Nación, 26 y 27 de octubre del 1979 y The Meaning of Tragedy, por Ja-
mes Reston, en The New York Times, 18 de abril de 1979.

60
Guerra Revolucionaria en la Argentina

No es por accidente que, a pesar de las diferencias ideológicas, la


unidad de acción entre los gremios soviéticos y los occidentales,
encabezados por los socialdemócratas y cristianos de izquierda (!),
ha sido organizada con particular éxito en los últimos años. No ex-
cluimos los compromisos, incluyendo los políticos, sin ellos no pue-
de haber progresos.» (Progresos en el avance de la revolución co-
munista mundial). «Pero nadie nos obligará, incluso en nombre de
la más beneficiosa cooperación, a contraer compromisos con res-
pecto a cuestiones de convicción y de actitud frente al mundo.»19

Los ya mencionados autores soviéticos Zagladin y Alexandrov sos-


tienen:20
«Hoy los comunistas actúan legalmente en todos los países del con-
tinente (europeo). Las fuerzas democráticas de izquierda en Francia,
Italia, Portugal, España y Finlandia, entre los cuales un papel im-
portante pertenece a los comunistas, presionan a los gobiernos bur-
gueses, conquistan firmes posiciones y asestan golpes cada vez más
poderosos contra las fuerzas de la reacción y el imperialismo.»

4. LA REVOLUCIÓN Y LOS PAÍSES NO ALINEADOS

En la revolución mundial que lleva a cabo el comunismo, no hay lu-


gar para terceras posiciones, no alineados, o neutrales. Ya señalamos lo
que Mao Tse tung dijo al respecto.

Una reciente publicación de los soviéticos Bondarevsky y Sofinski21


es son muy ilustrativa en cuanto confirma lo expresado:

19 Citado por Robert Moss, El Colapso de la Democracia, Edit. Atlántida, Bs.


As., 1977, pág. 73 y 74. El subrayado de la cita es nuestro.
20 Op. Cit., pág. 42.
21 Gregorio Bondarevsky y Vsevolod Sofinski, La No Alineación, Lucha por
la liberación y el desarrollo, Éxitos y perspectivas, basado en los trabajos
de los autores publicados por la Academia de Ciencias de la URSS, 1979 y
por M. N. Saxena, Moscú, 1982, Ediciones Estudio, Bs. As., págs. 11, 53, 62,
72, 119, 121 y 122.

61
Ramón Genaro Díaz Bessone

«Las concepciones de la política exterior de los no alineados, están


ligadas estrechamente con el movimiento de liberación nacional de
los pueblos y con su solidaridad en la lucha contra el enemigo común:
el imperialismo.» (Naturalmente no el soviético, el americano).

Destacan aspectos esenciales de la Declaración de la Primera Con-


ferencia de Países No Alineados, que se realizó en Belgrado en septiem-
bre de 1961 y dicen:
«Conviene subrayar en especial que la Declaración rechazaba, como
inservible y viciosa, la idea de que los Estados no alineados forma-
sen un ‘tercer bloque’ en oposición a los países socialistas y los paí-
ses capitalistas. De este modo se infligió un golpe a las esperanzas
de los politicastros tanto occidentales como maoístas. Además el pro-
pio hecho de que la primera Conferencia de los Países No Alineados
se celebrara en Belgrado, capital de la Yugoslavia socialista, testi-
moniaba que se desarrollaba positivamente el proceso de aproxima-
ción entre los países no alineados y los socialistas.» (Entonces, los no
alineados se alineaban con Moscú).

En septiembre de 1973 se celebró la Cuarta Conferencia en Argel.


Subrayan el discurso de Fidel Castro:
«… llamó a los países no alineados a seguir fortaleciendo sus contac-
tos económicos, políticos y culturales con la Unión Soviética y toda
la comunidad socialista.» (Es decir, un llamado para alinearse to-
dos, algunos ya lo estaban).

En agosto de 1975 se reunieron en Lima los Ministros de Relaciones


Exteriores de 83 países no alineados. Dicen los autores:
«La Organización de Liberación de Palentina (OLP) fue admitida
como miembro de la Conferencia con todos los derechos del movi-
miento de no alineación… El cambio de la correlación de fuerzas en-
tre los sistemas mundiales en favor del socialismo y el debilitamien-
to del imperialismo (occidental), el crecimiento de la conciencia de
clase y nacional de las grandes masas populares de Asia, África y Amé-
rica Latina y el acercamiento entre los países en vías de desarrollo y
la comunidad socialista: todo ello acentúa la orientación antiimpe-
rialista y progresista del movimiento de no alienación.»

62
Guerra Revolucionaria en la Argentina

En junio de 1982 se reunió el Buró de Coordinación de Países No Ali-


neados en La Habana. Dicen:
«Representantes de muchos países no alineados apreciaron altamen-
te las iniciativas soviéticas de paz orientadas a prevenir la hecatom-
be nuclear. Censuraron los intentos de EE.UU. por alcanzar la supe-
rioridad militar sobre la URSS y criticaron duramente a Washington
por su injerencia en los asuntos internos de otros países.» (Ninguna
condena por la injerencia soviética en Afganistán) «… consignaron la
solidaridad con la Argentina, y abogaron por “una solución política y
sobre una base justa del conflicto de las Islas Malvinas”.» (Conflicto
que les permitió a los soviéticos llevar agua para su molino, al mar-
gen de la justicia de la causa).

En las consideraciones finales expresan:


«La experiencia de las décadas pasadas demuestra asimismo que
los países no alineados y los socialistas han sido y siguen siendo alia-
dos naturales en la lucha antiimperialista.» (En otras palabras, es-
tán naturalmente alineados).

Los ya mencionados autores soviéticos contemporáneos, V. V. Zagla-


din y S. V. Alexandrov22, expresaron puntos de vista totalmente cohe-
rentes con los anteriores:
«Con el reforzamiento del carácter antiimperialista del movimiento
de los Países No Alineados, el afianzamiento de su carácter democrá-
tico, su interacción cada vez más estrecha con el socialismo mundial
y con el movimiento obrero internacional, crecerán también las po-
sibilidades de unificar la lucha contra el feudalismo, el imperialismo…»

Es preciso tener en cuenta la falacia del lenguaje. Cuando los auto-


res soviéticos hablan de democracia, no se refieren a la occidental, plu-
ralista, como la reclaman los partidos comunistas en los países occi-
dentales, sino a la que ellos practican, con partido único, sin libertad pa-
ra los disidentes. Cuando hablan de imperialismo, se refieren a los paí-
ses occidentales. Para los soviéticos, someter rígidamente a Europa

22 Op. Cit., pag. 41 y 116.

63
Ramón Genaro Díaz Bessone

Oriental y Afganistán, y controlar estrechamente a los regímenes de


Angola, Cuba, Vietnam, etc. (Doctrina Brezhnev, “Primavera de Pra-
ga”, Hungría, Polonia, etc.) eso no es imperialismo según su propagan-
da. Finalmente, no es contradictorio, para ellos, proclamarse No Ali-
neado, y alinearse, en los hechos, con la URSS.

«La lucha… de los países de Asia, África y América Latina, consti-


tuye hoy uno de los factores más importantes de la lucha de clases
entre los dos sistemas sociales contrapuestos.»

5. LA REVOLUCIÓN Y EL “TERCER MUNDO”

El autor soviético G. A. Trofimenko, miembro de la Academia de Cien-


cias de la URSS, expresó la visión soviética sobre el Tercer Mundo, en re-
lación con el enfrentamiento entre su país y los EE.UU.23 Dice:
«Y nos guste o no, el problema de las naciones en desarrollo conti-
nuará siendo uno de los más exasperantes en las relaciones entre am-
bos países (EE.UU. y URSS) pues el desarrollo de las naciones emer-
gentes está teniendo lugar en el contexto de una intensa confronta-
ción entre los dos sistemas sociales mundiales. (Acotamos: no reco-
noce tercera posición.).
El proceso que tiene lugar allí (tercer mundo), refleja la competen-
cia entre los dos sistemas sociales, pues la Unión Soviética y los Es-
tados Unidos representan los modelos alternativos de desarrollo eco-
nómico y social.
Resumiendo, al representar a los sistemas sociales en competencia, la
Unión Soviética y los Estados Unidos están, por regla general, en los
polos opuestos en sus relaciones con lo países en desarrollo, lo que se
debe a su solidaridad de sistema o de clase, y este proceso tiende a con-
tinuar agudizándose, más que a esfumarse.
La URSS y los EE.UU. se encuentran a sí mismos, más frecuente-
mente que en el pasado, en diferentes lados de la barricada en el

23 The Third World and the USA - URSS Competition: a soviet view, Foreign
Affairs, Summer 1981, págs. 1021 al 1040; y Futurable, Cuarto Trimestre
de 1981, Bs. As., págs. 45 a 62.

64
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Tercer Mundo, y no solamente en el contexto de los modelos alter-


nativos de desarrollo por ellos representados.
La transferencia masiva de material militar soviético, en los térmi-
nos financieros más generosos posibles, y el asesoramiento presta-
do por especialistas militares, ayudó a formar el impresionante po-
tencial militar de Egipto y Siria (antes de 1973) y también a cons-
truir las defensas de Irak.»

Después de la Segunda Guerra Mundial, la URSS consolidó su do-


minio sobre Europa Oriental, y aplastó todo intento de independencia,
lo que condujo al enunciado de la “Doctrina Brezhnev” tal como lo ex-
presamos anteriormente. Moscú aplastó la rebelión húngara en 1956 y
la “Primavera de Praga” en 1968. Con Polonia los hechos no alcanzaron
tales extremos, pero la presión soviética ha sido siempre dura. Los in-
cidentes con la Iglesia y con el sindicato “Solidaridad” (Lech Walesa), son
conocidos.

En Asia, el intento de apoderarse de toda la península de Corea, me-


diante la invasión de Corea del Sur, fracasó tras una guerra que duró des-
de 1950 a 1953. Sobre Vietnam cayó la Cortina de Bambú cuando Sai-
gón fue ocupada por los comunistas, el 30 de abril de 1975. A partir de
entonces, la guerra no terminó. Las tropas comunistas invadieron Laos
y Kampuchea (Camboya) y amenazan a Tailandia, con lo que Vietnam
intenta llevar a cabo el antiguo proyecto del Partido Comunista de In-
dochina: una federación de estados comunistas en el S.E. asiático.

La penetración soviética en Medio Oriente comenzó con el apoyo a


los gobiernos de Siria e Irak. Siria ejerció siempre gran influencia so-
bre el Líbano. En Yemen del Sur, tras un golpe de estado en 1978, se
instaló un régimen pro-soviético. La URSS no pudo controlar hasta
hoy a la revolución en Irán, pero desde abril de 1978 maneja al gobier-
no de Afganistán.

En esa oportunidad, un golpe marxista tomó el poder, y poco des-


pués la URSS y Afganistán firmaron un tratado de amistad y coope-
ración. Así este país fue introducido en la comunidad de países “socia-
listas”. De tal modo cuando se intentó derribar al gobierno marxista,

65
Ramón Genaro Díaz Bessone

los soviéticos aplicaron la “Doctrina Brezhnev”: desde diciembre de


1979 las tropas soviéticas ocupan Afganistán, sin que en ninguna par-
te del llamado “mundo libre” se levanten, por lo menos en forma os-
tensible y permanente, voces que condenen este avasallamiento de
los derechos soberanos de un Estado, ni en los grandes medios de di-
fusión, ni en Naciones Unidas, ni en organización importante de nin-
guna naturaleza, mientras sí se alzan contra los EE.UU. por su inter-
vención en Nicaragua.

En África la URSS avanzó sus peones desde la década del 50. Tuvo
avances y retrocesos en Egipto, Libia, Argelia, Chad, Etiopía, (inclusi-
ve en Eritrea), Tanzania, Mozambique, Angola, Madagascar, Guinea-Bis-
sau, Guinea, Sierra Leona, Ghana, Benín, Santo Tomé, Príncipe, Gui-
nea Ecuatorial, Congo, Somalia, Uganda, Zimbabwe-Rhodesia, Zam-
bia, Burundi, Cabo Verde y Zaire. Desde la década del 60 la acción mar-
xista contó con el respaldo de la China de Mao.

Los casos más ilustrativos son los de Mozambique y Angola. En el


primero, desde 1965 comenzó a actuar la guerrilla del Frente para la
Liberación de Mozambique (FRELIMO) con apoyo de armas chinas. Es-
ta organización, con su líder maoísta Samora Machel, tomó el poder
el 30 de junio de 1975, cuando Portugal se retiró. En Angola, desde me-
diados de la década del 60 operaba el Movimiento Popular para la Li-
beración de Angola (MPLA) con apoyo soviético y chino. En 1975, Por-
tugal, según el “Contrato de Algarve”, acordó la libertad de Angola
para el 11 de noviembre de ese año. Desde agosto se hizo evidente que
la URSS enviaba armamento al MPLA a través del Congo. Poco tiem-
po antes, comenzó el ingreso en Angola de tropas cubanas, cuyo nú-
mero llegaría a alcanzar los 40.000 hombres. Con este apoyo, el MPLA
se apoderó del gobierno, mientras los movimientos revolucionarios no
marxistas, el Frente para la Liberación de Angola (FNLA) y la Unión
Nacional para la Liberación Total de Angola (UNITA) debían replegar-
se al interior del país, para continuar la resistencia, esta vez contra
el MPLA.

En América Latina, además del firme enclave cubano, se desarrolló


una intensa acción subversiva en todos los países desde la década del 60.

66
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Veamos lo que dicen los autores soviéticos de esta acción en el Ter-


cer Mundo. El mencionado H. Trofimenko dice:24
«A mediados de la década del 70, se produjo el colapso del último
gran imperio colonial, el de Portugal. La URSS, de acuerdo con sus
principios, y con la posición sustentada por mucho tiempo, de apo-
yar al movimiento realmente revolucionario de Angola, el MPLA,
partido liderado por Agostinho Neto, continuó junto con Cuba ayu-
dando al MPLA a consolidar su poder en el país.
La asistencia militar soviética a los movimientos de liberación de
países tales como Guinea Bissau, Mozambique y Angola, ayudó a
los pueblos de esos países a ganar las batallas contra los colonialis-
tas portugueses. Los abastecimientos militares de la URSS jugaron
un papel importante en la organización de la defensa de la India.»

Por su parte, Zagladin y Alexandrov dicen:25


«Basándose en el análisis concreto de la situación económico-social,
los partidos Comunistas de Portugal, Chile, Argentina, Colombia, la
India y muchos otros países de capitalismo medianamente desarro-
llados, elaboran la estrategia del proceso revolucionario en dos eta-
pas. El contenido fundamental de la primera etapa es la revolución
democrática, agraria, antimonopolista y antiimperialista. Esta eta-
pa está estrechamente enlazada con la segunda, la socialista.
En África, los pueblos de ese continente tienen en los países so-
cialistas un poderoso y seguro apoyo. Un gran triunfo obtuvieron
las fuerzas patrióticas-revolucionarias en Zimbabwe (ex Rhode-
sia). La peculiaridad de esta revolución consiste en el original en-
trelazamiento de las diferentes formas de lucha en sus distintas eta-
pas. Habiendo comenzado como guerra de guerrilla contra los co-
lonizadores y racistas, se combinó luego con una amplia actividad
política y diplomática del Frente Patriótico.
Cambios considerables tuvieron lugar también en la región del Cer-
cano Oriente. Se afianzan los procesos revolucionarios en la Repú-
blica Democrática Popular de Yemen y en Siria.

24 Op. Cit.
25 Op. Cit., págs. 35, 42, 43, 44, 301.

67
Ramón Genaro Díaz Bessone

El derrocamiento del régimen de opresión y explotación en Afganis-


tán dio un poderoso impulso al desarrollo de la lucha de liberación
revolucionaria de los pueblos del Oriente Medio.
Bajo el efecto del triunfo de los pueblos de Vietnam, Laos y Kampu-
chea se activa el movimiento obrero (!) en Asia.
Grandes cambios tienen lugar en América Central y del Sur, donde
se afianza cada vez más el ascendiente de las fuerzas revolucionarias.
La revolución democrática, popular y antiimperialista en Nicara-
gua fue un poderoso impulso para el desarrollo de la lucha de cla-
ses en el continente americano.
La revolución en Nicaragua, la instauración del gobierno popular re-
volucionario en Granada y el auge del movimiento antifascista en Chi-
le, El Salvador, Uruguay y Bolivia, contribuye a debilitar las posicio-
nes de imperialismo y la reacción en todo el continente americano.
El papel unificador de los comunistas se manifiesta también en que
los partidos comunistas de todas las regiones del mundo desarrollan
activamente sus vínculos con los partidos democráticos-revoluciona-
rios que proclaman el socialismo como su objetivo programático.»

Finalmente, antes de dejar a estos autores, cuyas palabras son tan


explícitas que hacen superfluo cualquier comentario, es interesante te-
ner en cuenta el título de algunos capítulos de su obra: El sistema mun-
dial del socialismo (los partidos comunistas) es la fuerza revolucionaria
principal de la contemporaneidad y El movimiento comunista interna-
cional en la lucha por la cohesión de todas las fuerzas revolucionarias
de la contemporaneidad.

Impulsada por la URSS y China, en abril de 1955 se realiza la Con-


ferencia de Bandung (Indonesia). Su objeto era impulsar los Comités In-
ternacionales de Solidaridad para promover la unidad “antiimperialis-
ta” (anti-Occidente). Da origen a las Conferencias de Solidaridad de los
pueblos de Asia y África (OSPAA). La primera se reunió en El Cairo en
diciembre de 1957. La segunda se realizó en Conakry (Guinea) en abril
de 1960. La tercera tuvo lugar en Mashi (Tanganika), en febrero de
1963. A esa conferencia llegó una invitación de Fidel Castro para que
se reuniera en La Habana una Conferencia Tricontinental. Se aceptó la
invitación y se acordó constituir un comité para prepararla.

68
Guerra Revolucionaria en la Argentina

En mayo de 1965 se reunió la Cuarta Conferencia de la OSPAA en


Winneba (Ghana). El tema central fue la cooperación de los pueblos de
Asia, África y América Latina. Se aprobó un llamado a la acción revolu-
cionaria violenta para derribar al imperialismo. Se aprobó también
una declaración sobre América Latina, por la que se expresó el apoyo a
las “luchas de liberación” de los pueblos de Venezuela, Colombia, Gua-
temala, Honduras y Guyana, donde estaban operando las guerrillas.

6. LA REVOLUCIÓN Y AMÉRICA LATINA

El lº de enero de 1959 Fidel Castro entró triunfante en La Habana.


Poco después fusiló a sus opositores, que naturalmente, tenían ideas
políticas opuestas. Estos fusilamientos vulgarizaron el nombre de el
paredón, sinónimo de fusilamiento, muy usado por los marxistas y sus
aliados. Nunca se habló de genocidio.

El 3 de enero de 1966, afianzado Castro tras el fracaso de sus opo-


sitores, con débil apoyo de los EE.UU., en Bahía de los Cochinos (1961)
y la crisis de los misiles (1962), se reunió en La Habana la Primera
Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América
Latina (OSPAAL), más conocida por “la Tricontinental”.

Fue su Presidente el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba,


Raúl Roa, y concurrieron delegaciones de países de Asia, igual número
de África, y 25 de países americanos. En total 483 personas. Hubo re-
presentaciones de Corea del Norte, del Vietcong, de la URSS, de China.
El representante por Francia fue Regis Debray, que luego actuaría en
Bolivia en apoyo del “Che” Guevara, y actualmente es asesor del Pre-
sidente Mitterrand. Por Inglaterra estuvo Robin Blackburn en represen-
tación de Bertrand Russell (Consejo Mundial de la Paz).

La delegación argentina estuvo presidida por John William Cooke,


del Movimiento Revolucionario Peronista, y la integraron José G. Vazei-
lles del Movimiento de Liberación Nacional, Alcira de la Peña del Par-
tido Comunista, Alfredo Varela del Consejo Mundial de la Paz, Carlos
Lafforgue de Juventudes Políticas Argentinas, Miguel A. Rubinich del

69
Ramón Genaro Díaz Bessone

Partido Vanguardia Popular, Jorge Rubén Queyo del Movimiento de


Unidad y Coordinación Sindical (MUCS), Juan Antonio Sandes de la
Federación Universitaria Argentina, Miguel Ángel Ruiz de las Juven-
tudes Comunistas, Juan Lefcovich periodista y Abel Lattendorf del Par-
tido Vanguardia Popular.

La Conferencia estableció los objetivos de la organización, entre ellos:


1º Unir, coordinar e impulsar la lucha de los pueblos de Asia, África y
América Latina contra el imperialismo, el colonialismo y el neoco-
lonialismo encabezados por los Estados Unidos.
2º Prestar efectivo apoyo a los Movimientos de Liberación Nacional en
los tres continentes, utilizando todos los medios a su alcance.
3º Sostener la lucha revolucionaria como un derecho imprescriptible e
inalienable de los pueblos contra el imperialismo, el colonialismo y
el neocolonialismo.

Creada la OSPAAL (Tricontinental), las delegaciones de América


Latina acordaron por unanimidad fundar la Organización Latinoame-
ricana de Solidaridad (OLAS), como organización permanente, con se-
de en La Habana. Entre sus objetivos, similares a los de la OSPAAL, se
establecieron: utilizar los medios a su alcance para apoyar a los Movi-
mientos de Liberación Nacional, y desarrollar una campaña constante
contra la creciente política de agresión de los Estados Unidos.

La primera Conferencia de la OLAS se reunió en La Habana el 31 de


julio de 1967. La delegación argentina estuvo presidida por John W. Coo-
ke, e integrada por una nutrida delegación cuyos miembros tendrán cons-
picuo desempeño en la subversión (la guerrilla y el terrorismo). Entre ellos
figuraban: José Vazeilles, Carlos Lafforgue, Juan García Elorrio de Cris-
tianismo y Revolución y el Comité de la OLAS en Argentina, Jorge More-
no de la Juventud Peronista Revolucionaria (JP), Alberto Desimone del Par-
tido Socialista Argentino, Baxter, Jozami, Dragovich, Emilio Maza, Nor-
ma Arrostito, Fernando Abal Medina, Jorge y Arturo Lewinger, Eva Grus-
ka de Lewinger, y Roberto Jorge Quieto. Hubo representantes de la URSS
y países comunistas y de la OSPAAL. Entre los invitados especiales figu-
raron Carlos Marighella, el líder guerrillero de Brasil y Juan Carlos Co-
ral de Argentina. Quieto y Marighella se encontraron allí por primera vez.

70
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El temario de la Conferencia comprendió los siguientes puntos:


lº La lucha revolucionaria antiimperialista en América Latina. La in-
surrección armada en el proceso de liberación nacional de América
Latina.
2º Posición y acción común frente a la intervención político-militar y la
penetración económica e ideológica del imperialismo en América La-
tina.
3º La solidaridad de los pueblos latinoamericanos con las luchas de li-
beración nacional.
4º Estatuto de la OLAS.

Fue designado Presidente de Honor Ernesto “Che” Guevara, y el


discurso inicial lo pronunció el Presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós;
se refirió a la lucha armada como único camino para la liberación de
los pueblos.

La Conferencia dispuso que en cada país se agregara un Ejérci-


to de Liberación Nacional a las organizaciones políticas revo-
lucionarias, y aprobó la Proclama Final, cuyos aspectos principales
figuran al final del Capítulo I precedente.

En 1972, se realizó en Cuba el Segundo Congreso de la Unión de


Jóvenes Comunistas del Continente. En esa oportunidad Fidel Cas-
tro instó a hacer de cada joven un estudiante, de cada estudian-
te un comunista y de cada comunista un soldado de la revolu-
ción. Castro apoyó a todos los movimientos subversivos en el Conti-
nente; les proporcionó entrenamiento, armas, propaganda, inteligen-
cia (información), refugio, y todo cuanto pudiera servir al movimiento
revolucionario.

El desarrollo de la subversión en todos los países de América Lati-


na desde la década del 60, con su ola de terrorismo, asaltos a bancos,
secuestros, altos rescates, guerrillas y toma de gobiernos, ha ocupado
mucho espacio en los medios de difusión. Toda la América Central y el
Caribe están convulsionados por la subversión, y ningún país de Amé-
rica del Sur ha dejado de sufrir, en diversa medida, sus consecuencias.
En Perú, el Presidente Belaúnde Therry sufrió tremendos y cruentos ata-

71
Ramón Genaro Díaz Bessone

ques de la guerrilla. Denunció los asesinatos de pacíficos pobladores a


manos de los subversivos, pero no logró el apoyo en esa lucha ni de los
gobiernos, ni de organismos de Derechos Humanos, que por el contra-
rio, se ocuparon de la suerte de los guerrilleros.

En Colombia, al igual que en otros países como El Salvador, Guate-


mala y Venezuela, la guerrilla controla áreas rurales. Los subversivos
hacen la guerra según repetidamente lo hemos señalado en el desarro-
llo de este capítulo, pero cuando caen prisioneros invocan a una lucha
política y se proclaman “presos políticos” a los que se debe poner en li-
bertad. Si lo consiguen, vuelven a las armas.

7. CONCLUSIONES

La abundante bibliografía comunista desde el Manifiesto hasta la fe-


cha, dice con absoluta claridad:
❖ Que los comunistas tienen por objetivo destruir las ideas tradicio-
nales imperantes en el mundo, occidental y oriental, norte y sur, y
en su lugar implantar el comunismo.
❖ Que para ello acuden a la violencia sin límites, esto es, la guerra re-
volucionaria dentro de cada país, como escalones para producir la re-
volución mundial.
❖ Que los elementos principales para llevar a cabo la revolución den-
tro de una Nación son los Partidos Comunistas y los Movimientos
de Liberación Nacional.
❖ Que la guerra revolucionaria como medio para que el comunismo
alcance el control mundial, se lleva a cabo bajo la dirección de Mos-
cú, y desde Pekín después de la ruptura de China con la URSS. En
esa acción cooperan los países comunistas (o socialistas según el
léxico marxista, ya que el comunismo, como etapa más elevada del
socialismo, aún no se ha podido lograr).
❖ Que de hecho Moscú no reconoce Tercera Posición, ni No Alineados.
Según su ideología, los países que no son comunistas, están contro-
lados por el imperialismo occidental.

72
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO III
LA GUERRA REVOLUCIONARIA
EN LA ARGENTINA: LA GESTACIÓN

La importancia de la Argentina para la Revolución Mundial ha si-


do percibido hace décadas, dada su importancia e influencia cultural y
política en América Latina, y en particular en el Cono Sur de América.

Hace treinta años T. Kalijarvi escribió:


«… Argentina y Estados Unidos han fracasado, frecuentemente, en
su trato recíproco. Argentina aspira a la dirección, al menos en la par-
te meridional de Sudamérica, y está resentida por la posición domi-
nante de los EE.UU. La geografía ha ubicado a la Argentina fuera
de la esfera de mayor influencia de EE.UU. y la república del Sur
ha explotado ampliamente ese hecho. En más de una ocasión ha to-
mado parte activa en oponerse a las propuestas de EE.UU., en con-
ferencias interamericanas; a veces ha estado casi sola en su oposi-
ción. El gobierno de EE.UU. no ha sabido cómo manejar esta situa-
ción… La verdad de la cuestión es que las diferencias fundamenta-
les entre ambas naciones, no pueden ser fácilmente conciliadas.»1

La guerra de las Malvinas confirmó en buena medida lo dicho, y la


solidaridad que le expresaron la gran mayoría de los países iberoame-
ricanos, confirma el antiguo prestigio, que un largo camino de deterio-
ro no consiguió borrar.

El británico Robert Moss dedicó a los argentinos el prólogo de su libro


El colapso de la democracia en 1976. Dice en algunos de sus párrafos:
«Los argentinos han tenido más experiencia que la que cualquiera hu-
biera deseado tener en cuanto al significado de la palabra demago-
go. El demagogo llega al poder sobornando al electorado. Promete ri-

1 Op. Cit., Tomo III, pág. 420 y 421.

73
Ramón Genaro Díaz Bessone

quezas fáciles para todos a través de la confiscación de la riqueza


privada. Promete terminar con el desempleo mediante la burocracia
y la máquina impresora de moneda… Desencadena un ponzoñoso
odio de clases… invita a los hombres a preguntar no lo que ellos pue-
dan hacer por el país, sino lo que el país puede hacer por ellos. Com-
pra votos prometiendo que el Estado proveerá a todos con un nivel
de vida al que cada cual se sienta con derecho, al margen de todo es-
fuerzo… Si la Argentina logra superar sus problemas actuales, podría
llegar a desempeñar un papel preponderante en la elaboración de
un nuevo modelo de gobierno de transición, cuyo principal objetivo se-
ría el respeto por la libertad del individuo y de la familia, en el mar-
co de una sociedad segura, ordenado y justa… si la Argentina desea
apartarse del ciclo de desgobiernos… que le han impedido mantener
su tremendo potencial de gran nación, deberá hacerlo a través de un
modelo de gobierno creado por argentinos para argentinos.»2

Una Argentina convulsionada por luchas internas, maniatada, im-


posibilitada de dar un aporte sustancial a la causa de la libertad, sería
bastante a fin de crear condiciones suficientes para que el marxismo
siga progresando en el Continente, alimentado desde apoyos en la Ar-
gentina; se trata de sumarla progresivamente al proceso revoluciona-
rio global mundial, envolvente.

1. LOS PRIMEROS PASOS

Los teóricos de la guerra subversiva la dividen en fases. Ellas no


siempre se desarrollan, o bien se llevan a cabo parcialmente. Tampoco
puede separárselas todas las veces con claridad en el tiempo. Durante
la primera fase se organiza el aparato revolucionario en el país y se ini-
cia la agitación social. Ocurrió en la Argentina de la década de los años
60. Numerosos documentos de la subversión hablan por sí mismos, en-
tre ellos las revistas Cristianismo y Revolución, Evita Montonera, La Cau-
sa Peronista, Estrella Roja y Militancia, a las que vamos a referirnos.

2 Op. Cit., pág. 12, 13 y 18.

74
Guerra Revolucionaria en la Argentina

También está el testimonio de los principales diarios de la Capital Fe-


deral, y del interior del país.

A partir de septiembre de 1955, un grupo de activistas que se deno-


minó Resistencia Peronista produjo numerosos actos de terrorismo. Des-
de aquella fecha hasta el llamado a elecciones en 1957 se hicieron es-
tallar aproximadamente 7000 artefactos explosivos en la Argentina,
más que en todo el conflicto colonial de Francia en Argelia.3 El organi-
zador y director de aquel grupo fue John William Cooke, quien fugó de
la cárcel de Río Gallegos a comienzos de 1956, donde estaba detenido
junto a Cámpora (el futuro presidente), Guillermo Patricio Kelly, Jor-
ge Antonio y otros. Hasta 1959 permanecerá en Chile, desde donde di-
rige a Resistencia Peronista y lo seguirá haciendo desde Cuba, junto a
Fidel Castro, después que éste controle la isla (1º de enero de 1959).
Como lo expresan los Montoneros,4 fue una lucha salvaje donde actúan
grupos totalmente desligados de los otros. Este grupo y Cooke, su cabe-
za, provienen del peronismo de extrema derecha; nacionalistas en su
origen, evolucionan hacia el marxismo, en la búsqueda de un absoluto.
Son absolutistas desde el comienzo. En forma mayoritaria pertenecen
a la clase media y a la clase media alta, con representantes de familias
tradicionales En muchos casos pertenecen a grupos sociales con movi-
lidad descendente y pérdida de status, lo que incubó resentimientos
personales. No es el único factor, entre otros se agrega la crisis de la Igle-
sia Católica, el temermundismo, el progresismo, que prende en jóvenes
profundamente religiosos.

Perón desde entonces y hasta su retorno al poder en 1973, utilizó


a este grupo, los ubicó dentro de su estructura, los llamaría después
sus “formaciones especiales”, cursó con ellos numerosa correspondencia,
y en particular con Cooke, luego publicada en un libro. Perón pensó que
luego podría mantenerlos bajo control o eliminarlos. No lo consiguió.

Bajo la presidencia del Dr. Arturo Frondizi (desde el 1º de mayo de


1958), Cooke regresa a la Argentina y organiza la Segunda Resistencia

3 Ver revista Confirmado, 24 Diciembre de 1975.


4 Ver revista Evita Montonera, Nº 6, agosto de 1975, pág. 16.

75
Ramón Genaro Díaz Bessone

Peronista que desata una ola de atentados y huelgas. El 11 de noviem-


bre, ante el cariz que tomaban las revueltas callejeras, con incendio de
medios de transporte, Frondizi decreta el Estado de Sitio, y la movili-
zación de los trabajadores ferroviarios. Cooke es detenido y luego pues-
to en libertad. En enero de 1959 se produce lo que la “Resistencia” lla-
ma el porteñazo, primera de las conmociones que tendrían a diver-
sas ciudades por escenarios.5 El 18 y 19 de enero hay un paro general
en el país. El frigorífico Lisandro de la Torre, propiedad del Estado, fue
ocupado y tomado por su personal, y desalojado por la policía. En Tu-
cumán se realizó una “marcha del hambre”. Frondizi debe apelar al
Plan de Conmoción Interior del Estado (CONINTES), un plan prepara-
do y puesto en vigencia durante la primera presidencia de Perón. Coo-
ke volvió a Cuba, toma parte activa en el rechazo a la invasión en Ba-
hía de los Cochinos, y vuelve a Buenos Aires en 1964, cuando el Presi-
dente Illia sanciona la amnistía.

En 1959 apareció el primer grupo guerrillero en nuestro país. Gobier-


na el Dr. Frondizi. El grupo se autodefine como peronista, y actúa en
Tucumán, a 20 Km. de la capital, en el cerro Cochuna, bajo el mando de
Enrique Manuel Mena (el Comandante “Uturunco”). Cooke es el ideólo-
go de este grupo. Mena cae prisionero, después se fuga y llega a Cuba.

En 1961 (presidencia del Dr. Frondizi), Roberto Mario Santu-


cho fundó el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP) en
Santiago del Estero, al que se une el Partido Obrero Trotskista (Pala-
bra Obrera). Adhieren a la IV Internacional (la Trotskista) con sede en
París (!). Inició sus actividades en el Nordeste argentino, particular-
mente con sectores revolucionarios azucareros de Tucumán y hacheros
santiagueños, y en las casas de estudios, particularmente el ámbito
universitario de aquella región.

En 1964 un nuevo foco de guerrilla rural fue confirmado esta vez


en Salta. A fines de 1963 habían sido detectados campamentos de 12 a
15 hombres cerca de la frontera con Bolivia. Se autodenominan Ejérci-

5 Ver Revista Militancia Peronista para la Liberación, Nº 6, 19 de Julio de


1973 y Evita Montonera, Op. Cit.

76
Guerra Revolucionaria en la Argentina

to Guerrillero del Pueblo y lo comandaba Jorge Ricardo Massetti, perio-


dista de la agencia cubana de noticias Prensa Latina. Su alias es “Co-
mandante Segundo” (el Primero es Guevara). Lo apoya desde Cuba Coo-
ke, junto a quien estaba el futuro gobernador de Córdoba, Ricardo Obre-
gón Cano. En la isla reciben entrenamiento 1500 guerrilleros, parte de
ellos argentinos. Massetti murió en la selva junto con otros guerrilleros,
perseguidos por la Policía de Salta y Gendarmería Nacional. Algunos son
detenidos y condenados a prisión. El foco es aniquilado en 1964.

Otro hecho saliente de ese año fue la presencia en Buenos Aires de


Régis Debray, designado actualmente en funciones de gobierno por el pre-
sidente francés F. Mitterrand. Amigo del “Che”, es autor del libro El
Castrismo, la larga marcha de América Latina, donde sostenía que los
problemas de América Latina serían solucionados por la guerrilla. Es-
te teórico, que tras la muerte de Guevara alcanzó a fugar de Bolivia, es
el prototipo del intelectual que definió Lewis Coser6, el transformador
de los movimientos sociales en ideológicos, cuyo ejemplo es Marx. Ad-
hieren a una lucha totalizante, movidos por una causa, por exigencias
supraindividuales, todo lo que da al conflicto una radicalización tal que
lo hace inmisericorde, bárbaro. Así contribuyó con su palabra a lanzar
a la guerra y a la muerte, a una generación de jóvenes, mientras él ter-
minó cómodamente instalado en un gabinete, como asesor del Presi-
dente de Francia.

También ese año (presidencia del Dr. Illia), el grupo Tacuara,


precursor de Montoneros, asaltó en Buenos Aires al policlínico banca-
rio, llevándose 14 millones de pesos (unos cien mil dólares) e instru-
mental y medicamentos para los futuros puestos sanitarios de la gue-
rrilla. Actuó allí Joe Baxter un pro-fascista que se pasó al marxismo y
murió en Francia en 1973. Tacuara emitió un comunicado el 10 de ma-
yo de 1964 en uno de cuyos párrafos dice:
p «La guerra civil se gana no sólo en una gran batalla de conjunto, si-
no y preferentemente, en miles de pequeños combates que se libran
en todas partes y en todo momento.»

6 En Las Funciones del Conflicto Social, Fondo de Cultura Económica, 1961,


págs. 128 y 134.

77
Ramón Genaro Díaz Bessone

2. RELATO DE LOS GUERRILLEROS DE SALTA (1964)

La revista Cristianismo y Revolución dirigida por el ex seminarista


Juan García Elorrio, junto a su prédica revolucionaria y marxista, fue
uno de los medios de prensa en que escribieron integrantes del “Movi-
miento de Sacerdotes para el Tercer Mundo”, y publicó el relato de Fe-
derico E. Méndez y Juan H. Jouve, integrantes del llamado Ejército
Guerrillero del Pueblo, que operó y fue desbaratado en Salta en 1964.7

El cinismo y la falsía de la subversión no reconoce límites. Si la so-


ciedad nacional se defiende de sus ataques por los medios que le acuer-
da la Constitución de la Nación, se dicen víctimas y mártires de la so-
ciedad burguesa y reaccionaria. Si los subversivos matan, por la espal-
da, a traición, disfrazados de ciudadanos comunes y hasta de pacíficas
y jóvenes madres o de sacerdotes, a eso le llaman ejecución. Si los sub-
versivos son muertos, a eso le llaman ser asesinados. La lista es muy
larga y se irá viendo a lo largo de las páginas siguientes. Transcribimos
algunos párrafos del relato de Cristianismo Revolución:
p «A comienzo de 1964, tropas de Gendarmería argentina detuvieron
en Salta a un grupo de jóvenes bajo la acusación de ser guerrilleros
que pretendían iniciar un movimiento revolucionario. Dos de los jó-
venes fueron muertos (Hermes y Jorge) y otros perecieron de ham-
bre y sed en los espesos montes de Salta, entre ellos el heroico Co-
mandante Segundo (Ricardo Massetti)». (Está claro que la acusa-
ción era justa).
p Los grupos reaccionarios argentinos y extranjeros presionaron para
dar un escarmiento a quienes pretendían organizar guerrillas, tra-
tando así de intimidar a los movimientos de liberación nacional que,
en una u otra forma, se desarrollan cada vez más en los países co-
loniales y subdesarrollados.(¿Qué se suponía que debía hacer el Es-
tado y la sociedad nacional?).
p Los defensores y los propios detenidos denunciaron que las supues-
tas confesiones habían sido arrancadas mediante torturas y vejá-
menes de la peor especie. (Siempre lo mismo, desde hace más de
veinte años. No se necesitaban confesiones, habían sido capturados

7 Cristianismo y Revolución, Nº 13, Abril de 1969, pág. 3 a 7.

78
Guerra Revolucionaria en la Argentina

con armas en la mano, y todo lo que se les atribuyó era evidentemen-


te cierto).
p No obstante y a pesar de que las supuestas confesiones son prácti-
camente la única prueba existente en el proceso… (El cinismo no
reconoce límites).
p … la Cámara Federal de Tucumán… condenó a PRISIÓN PERPE-
TUA a Méndez y a Jouve. (Las mayúsculas son del original).

Bien, mientras Cristianismo y Revolución dice que la sentencia es


de una arbitrariedad absoluta y manifiesta, ya que no existía ninguna
prueba concreta de los delitos imputados, a continuación publica un re-
portaje a los condenados, que es una verdadera confesión espontánea,
soberbia, y ciertamente no arrancada con vejaciones y torturas. Ante la
imposibilidad de transcribir todas las respuestas, citamos párrafos:

Pregunta: ¿Cuáles fueron los motivos políticos y humanos que los lle-
varon a la guerrilla?
Respuesta: La pregunta es correcta. Ningún pueblo ha llegado aún al
poder utilizando los medios que la legalidad de la clase dominante
coloca a su disposición para ese fin. (O sea que, por ejemplo, el pue-
blo no llegó al poder con el peronismo). Por eso nos lanzamos a la ta-
rea de organizarnos para la revolución.

Pregunta: ¿Son marxistas ustedes?


Respuesta: Somos revolucionarios. En teoría ser marxista significa
ser revolucionario. Somos revolucionarios, y en tal sentido nos sen-
timos compañeros de lucha de todos los que estén dispuestos en la
revolución, a construir un futuro mejor.

Pregunta: ¿Qué opinan de la situación internacional?


Respuesta: Esta situación está determinada hoy por los Movimientos
de Liberación Nacional de los países subdesarrollados. No hay du-
da ya de que estos, en Asia, África y América Latina, están minan-
do las últimas reservas del imperialismo. (Confirmación de lo ex-
presado en el Capítulo II precedente). Este hecho, advertido por los
EE.UU., ha significado un endurecimiento de su política exterior.
Para los revolucionarios del mundo entero esto no significa sino la

79
Ramón Genaro Díaz Bessone

necesidad de aumentar y abrir nuevos frentes de lucha. Hay que


hacer de cada país explotado por el capitalismo una trinchera de
combate. De los últimos acontecimientos en el orden internacional,
hay un hecho que simboliza lo que los pueblos revolucionarios son
capaces de crear como hombre. Una síntesis ejemplar de hombre,
de conducta, de vida consagrada a un ideal y de ideología hecha
práctica:8 es Ernesto “Che” Guevara. Los revolucionarios hemos com-
prendido que gobierno y fuerza son una sola cosa. De allí que enten-
demos que la única manera de lograr la liberación nacional pasa
por la toma del poder por el pueblo, y la toma del poder sólo será po-
sible cuando enfrentemos y derrotemos a esos ejércitos (en cada
país).9 La lucha armada constituye así, ahora, hoy, la tarea funda-
mental de los revolucionarios.

Pregunta: ¿Qué opinan de la situación interna en Argentina?


Respuesta: Nuestro país está maduro para la revolución. Todo pueblo
que triunfa luchando con las armas en la mano, madura en el pro-
ceso.10

Pregunta: ¿Cuál es la situación política actual de los sectores revolu-


cionarios argentinos?
Respuesta: Existen varias fuerzas revolucionarias en el país. Operan
sobre lineamientos teóricos y estratégicos más o menos similares
pero no en acción sincronizada ni planificada en conjunto. Existe
entre las diversas organizaciones una mutua desconfianza, un per-
manente recelo.

8 Lewis Coser dice: “Los conflictos en los cuales los contendientes sienten
que sólo participan como representantes de colectividades y grupos que no
luchan para sí sino únicamente por las ideas del grupo que representan,
probablemente serán más radicales y despiadados que otros cuyos anima-
dores se mueven por razones personales”. Op. Cit., pág, 137.
9 En la Argentina, según esta clara declaración, deberán destruir al Ejérci-
to Argentino, como último obstáculo para tomar el poder e implantar el go-
bierno revolucionario marxista. Este destrucción puede intentarse por va-
rios caminos.
10 Identifica pueblo con el grupo armado revolucionario, grupo minúsculo en
ese momento.

80
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Pregunta: ¿Qué piensan de los intelectuales?


Respuesta: Estamos viviendo en un mundo, en una época determina-
da. Dentro de ese mundo habitamos un país de los llamados subde-
sarrollados. Creemos que un intelectual, no puede evadirse de la
problemática que esa situación plantea. No cabe otra actitud para
el intelectual que el compromiso.

Pregunta: ¿Qué entienden ustedes por solidaridad revolucionaria?


Respuesta: No somos solidarios con la Revolución Cubana preparán-
donos para ir a combatir como voluntarios allí en caso de agresión
imperialista, sino haciendo la revolución en cada país dominado por
el imperialismo, en nuestro país.

3. INTERPELACIÓN EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS A


LOS MINISTROS PALMERO, ZAVALA ORTIZ Y LEOPOLDO SUÁREZ

El 19 de agosto de 1964, y a raíz de los hechos provocados por los gue-


rrilleros del Ejército Guerrillero del Pueblo en Salta, la Cámara de Di-
putados promovió una interpelación a los Ministros del Interior Dr.
Juan Palmero, de Relaciones Exteriores y Culto Dr. Manuel Ángel Za-
vala Ortiz y de Defensa Nacional Dr. Leopoldo Suárez. Vamos a desta-
car aspectos salientes de esa interpelación.11 Todos los Ministros eran
miembros de la Unión Cívica Radical, al igual que el Presidente de la
Cámara, Dr. Mor Roig, quien diez años más tarde sería asesinado por
la subversión. Los Ministros debían informar sobre actividades de los
guerrilleros y medidas adoptadas. (Los subrayados son nuestros):

Sr. Pizarro (Demócrata Cristiano) expone las razones de la interpela-


ción: «…poder valorar los Diputados de la Nación los hechos ocurri-
dos, sus posibles proyecciones, y dar también en su oportunidad al
gobierno todos los elementos idóneos que le permitan defender la
paz social, la vigencia de las instituciones republicanas y el estilo de
vida en libertad que es aspiración de todos los argentinos… El se-

11 Ver Diario de Sesiones, H. C. Cámara de Diputados, año 1964, págs. 2871


a 2909.

81
Ramón Genaro Díaz Bessone

ñor Ministro del Interior, por ejemplo, nos deberá decir si dispone de
los elementos necesarios para mantener el orden, la seguridad y la
vigencia de las instituciones representativas… El señor Ministro de
Defensa Nacional nos informará qué medidas se han adoptado pa-
ra asegurar la paz interior y la seguridad de nuestras fronteras, fren-
te a la posible venida de grupos armados desde el exterior… Y en
cuanto al Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, … si no entien-
de que la designación de guerrilleros, que se da en todas las infor-
maciones que aparecen, puede llevar a la conciencia de otros pue-
blos del mundo a creer que aquí tenemos un clima de convulsión y
de violencia, cosa que no nos conviene desde ningún punto de vista.»

Ministro del Interior Dr. Palmero: «En la relación cronológica de


los acontecimientos,… podríamos citar los hechos de más relevan-
cia… el de los Uturuncos, ocurrido en la serranía montañosa de Tu-
cumán12… El 16 de enero de 1962, también en Tucumán, en los lí-
mites con Catamarca, en el lugar denominado Las Banderitas… El
29 de febrero de 1964, aparece en Córdoba un campamento de gue-
rrilleros denominado Camilo Cienfuegos, en Icho Cruz, capitaneado
por Juan Enrique Salem… que formaban una organización deno-
minada Federación Juvenil Comunista. Este grupo tenía implican-
cias también con los guerrilleros.
El 13 de abril de 1964 la Gendarmería Nacional encuentra en La
Quiaca un cargamento de armas y municiones de particular impor-
tancia… Interviene entonces Gendarmería Nacional y procede a la
detención de Stamponi… En los pasaportes que aparecieron figu-
ran cambiadas las fotografías.13
El movimiento guerrillero en el país se organiza con el objetivo fun-
damental de lograr el cambio de estructuras, de atentar contra la
Constitución, la organización y los métodos y formas de vida de nues-
tra República.
¿Dónde se nutre, cómo se organiza este movimiento? No es tampoco
un hecho nuevo que se ha organizado un verdadero aparato para

12 Año 1959.
13 La alteración y falsificación de documentos fue desde el comienzo uno de
los recursos empleados por la subversión.

82
Guerra Revolucionaria en la Argentina

transportar a ciertos elementos a Cuba, donde son adoctrinados,


donde hacen su ejercitación y su practica en guerra de guerrillas,
donde se los adoctrina y capacita ideológicamente para atentar con-
tra la estabilidad democrática de los pueblos.
¿Dónde se procura la mayor cantidad de adeptos? ¿Dónde se realiza
el reclutamiento? Paradójicamente no es dentro de las clases más
necesitadas, sino, precisamente, dentro de la clase media, de los uni-
versitarios, de los profesionales, y de los estudiantes secundarios.
Debo aclarar que los integrantes de estos movimientos son deslum-
brados con un nacionalismo de izquierda, y generalmente comienzan
trabajando dentro de alguna organización comunista trotskista. In-
tervienen también el Movimiento de Asociaciones Obreras (MAO), el
Movimiento de Liberación Nacional, el castrismo, el Movimiento Re-
volucionario Peronista (línea dura), la Izquierda Nacional, la Alian-
za Libertadora Nacionalista de Kelly, etc.
… sería eludir nuestra responsabilidad de gobernantes el no adop-
tar todas las medidas para precaver a nuestra sociedad de este pe-
ligro.»
Sr. Luco: «Rogaría al señor Ministro que me informara…sobre la acti-
vidad que con relación a los episodios de Oran y lugares adyacentes
tuvieron los servidores de Coordinación Federal, Fernández y Cam-
pos, que según informes que obran en mi poder, llegaron a infiltrar-
se entre los elementos guerrilleros, y fueron partícipes de algunos de
los episodios sangrientos…»

Sr. Ministro de Defensa Dr. Suárez: «No sé de qué fuente provendrá


la información que proporciona el señor Diputado, pero aun cuando
fuera exacta, es natural que Coordinación Federal no la diera, por-
que precisamente por la acción que realiza… de infiltración dentro
del grupo de guerrilleros… »
Sr. Luco: «En mi informe, casualmente, eso está aclarado, porque pro-
viene directamente del sumario.»

Sr. Ministro de Defensa: «La información del señor Diputado corro-


bora una denuncia que obra en el Ministerio. Este sumario sobre los
guerrilleros era secreto. No obstante, según denuncia Gendarmería

83
Ramón Genaro Díaz Bessone

Nacional, el juez federal de Tucumán lo hizo público permitiendo el


acceso al mismo a los defensores de los guerrilleros. A pesar de no ha-
ber sido designados defensores en el proceso ni estar reconocidos co-
mo tales, les permitió que tomarán versión taquigráfica y una gra-
bación de un sumario que era secreto.14
… existen evidencias de que estos guerrilleros que actuaron en Sal-
ta son organizados y reclutados en nuestra república hermana de Bo-
livia. Es de todos conocidos que en Bolivia actuaban y se organiza-
ban grupos guerrilleros con vinculaciones directas con el gobierno
de Fidel Castro en Cuba… se tiene noticia de tráfico de armas des-
de Bolivia al Norte argentino. Se logra interceptar uno de estos car-
gamentos… y se detiene a sus portadores, que poco tiempo después
por declararse inconstitucional el decreto de Seguridad del Estado
por la Cámara de Tucumán, son puestos en libertad.
Un personaje importante de esta organización es el señor Claudio Die-
go Francia… Por intermedio de Gendarmería Nacional se ha cono-
cido el diario personal de Francia… Este señor Francia toma luego
contacto con Lechín (y)… con el “Che” Guevara, y luego también
(contacto) personal con éste en un viaje que hace a Cuba. Le propo-
ne, entonces, al Che Guevara un plan de acción para la Argentina,
sobre la base del reclutamiento de seiscientos a mil guerrilleros…
…pero la operación en Salta y el reclutamiento en Bolivia lo reali-
zan fundamentalmente el jefe de los guerrilleros que sería Arsenio
Ruiz, cubano, y el segundo jefe Francia Batista, que aparece como
cubano…
En la búsqueda que se realiza y como consecuencia de las declara-
ciones que prestan los distintos guerrilleros detenidos, se advierte
que ellos cuentan con enlaces y con apoyo en Salta, en Córdoba y en
otras provincias, lo cual origina la detención de una cantidad de per-
sonas…
Como es sabido, aparecen dos guerrilleros muertos en acciones de
fuerza con la Gendarmería, y otros dos fusilados por orden del co-
mandante de guerrilleros.»

14 Los subversivos contaban con apoyos en los poderes públicos, el Congreso,


la Justicia, y un activo cuerpo de abogados defensores comprometidos en
la misma causa.

84
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Sr. Luco: «¿Cómo surge, señor ministro, la prueba del fusilamiento de


los guerrilleros?»

Sr. Ministro de Defensa Dr. Suárez: «En la acción que tuvo la Gen-
darmería con el capitán Hermes que resultó muerto, se encontró en
su poder un diario de guerra, cuya copia obra en mi poder y queda
a disposición del señor Diputado… »

Sr. Luco: «Según la información que obra en nuestro poder, el diario de


operaciones del referido guerrillero conocido como Hermes no tiene
firma.»

Sr. Bobillo: «¿Cómo lo sabe?»

Sr. Luco: «El defensor lo dijo.»

Sr. Ministro de Defensa Dr. Suárez: «El señor Diputado tiene una
información un tanto curiosa respecto de un sumario que es secre-
to…
… porque es anormal la forma en que se ha estado administrando
justicia en Tucumán en este caso. El propio fiscal ha señalado la anor-
malidad que significa que, a pesar del secreto del sumario que es-
tablece la ley, se haya permitido sacar copia, incluso con el uso de
grabadores, por parte de los defensores de los guerrilleros. Estos,
por otra parte, son personas de reconocida militancia comunista.
Se estima que todavía pueden existir focos menores de guerra en
zonas de Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones, Tucumán, Santia-
go del Estero, Catamarca y Sudoeste de Mendoza.
Llama la atención la forma en que se ejercitaba a estos guerrilleros.
Primeramente los reunían en estancias o quintas cercanas al lími-
te con Bolivia, y se les ejercitaba antes de enviarlos a campaña. Lue-
go se les daba instrucción militar y de manejo de armas. Tenían su
propio código. Todo esto figura en la documentación secuestrada.
Figuran en ella las bases de la instrucción que recibían, la discipli-
na que se guardaba, y las posibilidades que tenían de aplicar san-
ciones. También figuran las causales por las cuales se produjo uno
de los fusilamientos. Se invocó como causa primera el intento de

85
Ramón Genaro Díaz Bessone

deserción, y como segunda la mala conservación del armamento a car-


go del guerrillero.15
… hay estaciones de radio que eran operadas desde Bolivia y esta-
ban en contacto o permanente vinculación con los guerrilleros que
actuaban en Salta. Es más, los aparatos de comunicaciones con que
contaban estos grupos eran lo suficientemente importantes como pa-
ra poder comunicarse y recibir directamente información, captando
algunas emisoras de Cuba, de Pekín y de Moscú. Entre los elemen-
tos que se encontraron en manos de los guerrilleros estaban las ins-
trucciones… y la indicación de las horas en que debían sintonizarse
las radios a que he hecho referencia.
…los guerrilleros contaban con armamentos modernos. Todos te-
nían fusiles automáticos FAL, ametralladoras, municiones antitan-
ques, etc.
Yo señalo esta inferioridad de condiciones y equipamientos para la
actuación de Gendarmería Nacional… Los equipos que posee no son
adecuados a este tipo de acción.
El Partido Comunista cambia de acción en 1957 ó 1958… entra a pre-
ocuparse fundamentalmente de África, de Latinoamérica y de par-
te de Asia. Este asunto aparece colocado con mayor grado de inte-
rés como consecuencia del giro que tomó la revolución cubana, y
cuando Fidel Castro se declaró evidentemente comunista. Desde ese
momento se inició un período de gran perturbación en toda Latino-
américa. Ocurrió así, por ejemplo con Colombia, a tal punto que en
algunos pueblos se constituyeron pequeñas repúblicas soviéticas.
…admitimos la peligrosidad del proceso… si fuera necesario estarían
las fuerzas armadas integralmente para defender el país…»

Sr. Luco: «… desearía que me suministrara información sobre algunos


puntos. En primer lugar, si es cierto que hasta ahora, el grupo de de-
tenidos de Salta no ha sido interrogado por un juez de derecho… Asi-
mismo, se han hecho denuncias, mucho más graves todavía, sobre
apremios ilegales a que habrían sido sometidos algunos detenidos.»(!)

15 Desde ese tiempo los guerrilleros atribuyeron en muchos casos, como el


que aquí relata el Dr. Leopoldo Suárez, a las fuerzas de seguridad, las
muertes de guerrilleros que ellos eliminaban.

86
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Sr. Ministro de Defensa Dr. Suárez: «¿Alguna otra pregunta desea


formular señor Diputado?»

Sr. Luco: «Por el momento no.»

Sr. García: «Desearía, señor presidente, que la interpelación se ajus-


tara a las prescripciones reglamentarias.»

Sr. Ministro de RR.EE. Dr. Zavala Ortiz: «Cuando pide la presen-


cia (el Diputado interpelante) del Señor Ministro de Defensa es por-
que advierte que en estos episodios hay una vinculación muy direc-
ta con la seguridad nacional. (!!)
…la existencia de un poder destructivo tan extraordinario como el
que surge de la energía atómica ha determinado… que la compe-
tencia se derivase a otro método… el de la guerra revolucionaria: gue-
rra no declarada, silenciosa, pero guerra inexorable, global y per-
manente.16 Es decir, que en el campo internacional, asistimos a dos
tipos de actividad: una, plena de satisfacciones y posibilidades, que
es la coexistencia pacífica…, la otra de tipo clandestino, que es la de
la guerra revolucionaria: guerra no declarada silenciosa, pero in-
exorable, global y permanente. Ese orden de cosas, como lo ha seña-
lado el Ministro de Defensa Nacional, se instala en América Lati-
na… el comunismo se establece en la República de Cuba… se im-
planta como una organización revolucionaria, de guerra permanen-
te de tipo revolucionario.
…vemos que Cuba… se ha convertido en un foco de perturbaciones
dentro de la sociedad americana. Ya en 1959 la OEA comprobó su in-
tervención en las invasiones que ocurrieron en Panamá y Haití. Pos-
teriormente ha tenido oportunidad de comprobar la intervención de
Cuba en una cantidad de episodios ocurridos en el Perú, Ecuador, Co-
lombia y, sobre todo y especialmente, en Venezuela.
Esto no es un secreto ni un supuesto. Desde las radios de Cuba se es-
tá haciendo permanentemente la incitación a la insurrección conti-
nental. Se preparan jóvenes de todos los países. Desde la Argentina

16 Reconocimiento por el Dr. Zavala Ortiz, prominente miembro de la UCR,


de una guerra existente ya en aquel tiempo.

87
Ramón Genaro Díaz Bessone

han ido el año pasado 800, de los cuales 200 ó 300 están recibiendo
aprendizaje revolucionario en las escuelas especializadas de Cuba.
Yo podría leer discursos del señor Castro en los que no disimula su
actividad revolucionaria. El último, del 26 de julio, cuyo texto ten-
go aquí… Él dijo: La ayuda a los movimientos revolucionarios no
puede ser negociada… el llamamiento de la revolución cubana a la
revolución latinoamericana.
La Argentina es el país que no ha tenido en los problemas internos
de Cuba la más mínima intervención… Sin embargo, se ve cómo al
gobierno de Castro no le interesa si el país a quien manda la agresión
subversiva interviene o no en su política, sino que le interesa devas-
tar el mecanismo nacional de nuestra república para crear el caos…
No nos hagamos ilusiones de que esto de los guerrilleros puede ser
exagerado, de que no ha habido tantas armas o tantos hombres, por-
que con eso no habremos eliminado la realidad de la política inter-
nacional en este momento en Latinoamérica. Hay una guerra revo-
lucionaria declarada a las organizaciones, a las repúblicas, a las
democracias o no democracias vigentes en Latinoamérica, y contra
esa situación tendremos que tomar las medidas correspondientes.»

Las categóricas y esclarecedoras palabras de aquel gran Ministro


que fue el Dr. Zavala Ortiz son las apropiadas y justas para terminar
esta cita. Sin embargo, otros conceptos esclarecedores de una realidad
nacional olvidada y distorsionada por la subversión y sus cómplices,
hacen necesario agregar otras citas.

Sr. Sandler:17 «En el orden internacional, estoy muy de acuerdo con el


señor Ministro de Relaciones Exteriores en cuanto a que en el mun-
do se ha desatado un tipo de guerra subversiva a la que se llama
guerra de guerrillas… También presto conformidad a las informa-
ciones que posee el señor Ministro con relación a la actividad gue-
rrillera desarrollada desde Cuba.»

17 Miembro de UDELPA, partido moderado que fundó el Grl. Aramburu, San-


dler después del asesinato del mencionado general, a manos de Montone-
ros, fue cambiando su ideología, que fue cada vez más pro-marxista. Com-
párese con su actuación en 1973.

88
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Sr. Jofré: «Se dijo también que los guerrilleros tenían contactos con
algunos estudiantes universitarios. Públicamente en los diarios tam-
bién se ha informado que había guerrilleros que tenían contactos
con estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras… Se descubrió
en Salta que uno de los guerrilleros había sido fusilado por sus com-
pañeros porque no cumplía con las funciones respectivas. En esa
oportunidad en todos los diarios se publicó el sobrenombre de este
guerrillero. Y según tengo informado, antes de que públicamente se
conociera el nombre del guerrillero, algunos estudiantes de la Facul-
tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires rindie-
ron un acto de homenaje al mismo. En ese acto, antes de que se hu-
biera dado a conocer públicamente el nombre del guerrillero muer-
to, se lo mencionó por su nombre y apellido.»

Sr. Ministro de Defensa Dr. Suárez: «El hecho que señala el señor
Diputado es exacto. Entre los guerrilleros había dos estudiantes de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Un sector de estudiantes de la universidad realizó un homenaje de
tipo político referido a algunos hechos pasados y también a dos es-
tudiantes muertos en ocasión de estos actos guerrilleros. Dicho ho-
menaje se rindió con los nombres de cada uno de estos estudiantes,
cuando todavía no se sabía que sus cadáveres habían sido encon-
trados entre los guerrilleros. Vale decir, hubo una especie de confe-
sión en el sentido de que este grupo de estudiantes conocía la exis-
tencia de las actividades guerrilleras de esos compañeros.»

Sr. Jofré: «Esto forma parte de un plan, de ese plan que desde hace al-
gún tiempo se han trazado los países comunistas, los cuales se han
propuesto tomar posiciones, primero en el África y luego en Améri-
ca Latina… Por ello es indispensable que cuando se analicen las le-
yes represivas –leyes que deben existir en todo país legítimamente
organizado y que deben estar incorporadas al Código Penal– estudie-
mos este aspecto con mucho cuidado y no adoptemos una política
demagógica que puede traemos consecuencias fatales.»

Sr. Villanueva: «Los poderes públicos, en todas las comunidades orga-


nizadas de la tierra, tienen el derecho y el deber de reprimir el des-

89
Ramón Genaro Díaz Bessone

orden que atente contra el orden jurídico instituido… los gobiernos


tienen el derecho y el deber de reprimir los intentos subversivos.»

Sr. Ghioldi: «Ha habido un intento de acción subversiva. Ya nadie pue-


de adoptar la política del avestruz… Se toma noticia de acción gue-
rrillera, con estrategia de guerra, con códigos de guerra en desarro-
llo de guerra revolucionaria… De esa Cuba de la que conviene ha-
blar, porque hemos sido los políticos los que hemos enfermado a los
jóvenes haciéndolos ilusionar acerca de las grandes cosas que ven-
drían de allí, y que sólo nos envían bombas y armas… Los hechos…
¿qué futuridad de violencia contienen?
…debe preocuparnos la juventud de la clase media, que no tiene
conciencia de su alta misión histórica y que es la que se encuentra
en este momento más perturbada y distorsionada por los aconteci-
mientos y las prédicas encontradas. No son obreros, no son jóvenes
proletarios los que se movieron; son jóvenes salidos de la gente bien,
de la burguesía argentina, de la media burguesía.18 Son los llama-
dos jóvenes intelectuales los que están aflorando…»

Sr. Nougués: «En mi provincia tenemos la Universidad Nacional de


Tucumán… Hoy desde allí se inician giras de propaganda, se hace
acción cubana… En el cuerpo de profesores hay elementos que lle-
garon de Cuba, aleccionados por instructores cubanos, parientes de
uno de los ministros cubanos: están actuando como contratados en
la Universidad de Tucumán… (en la Capital Federal) la acción de
la Facultad de Filosofía y Letras tenía su razón de ser. ¡Cómo no iba
a tenerla, si esa casa de estudios, sostenida con los dineros del pue-
blo, otorgaba salvoconductos en blanco para que fueran utilizados
por los guerrilleros en las provincias de Salta y Jujuy! Aquí tengo
la copia fotocopia de esos documentos. Se dijo, asimismo, que los
guerrilleros habían sido víctimas de la Gendarmería Nacional, lo que
es una patraña.

18 Palabras muy importantes dichas por un hombre que toda su vida militó
en el socialismo democrático. La ironía es que la guerrilla se alimentaba
con hombres de la burguesía, esa burguesía a la que Marx quiere destruir.
Véase el Manifiesto Comunista.

90
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Tampoco se ha dicho aquí que en algunas universidades argentinas


hay una corriente ideológica determinada que se lleva a cabo por
intermedio de los becarios que llegan. No se ha dicho que en los co-
medores y en las residencias universitarias, los hijos del país no tie-
nen acceso, pero sí lo tienen los becarios que llegan del extranjero,
y desde allí se inicia la acción tendiente a la ocupación de la patria.
Voy a terminar preguntando… ¿conoce el señor canciller que la em-
bajada soviética lleva subrepticiamente a Rusia grupos de menores
argentinos, que allá figuran como adscriptos a los cursos de la Uni-
versidad Patricio Lumumba19 de Moscú!?»

Sr. Balestra: «Frente a la necesidad de actuar con eficacia ¿no cree el


señor Ministro que ha llegado el momento de afectar fuerzas del
Ejército para completar la acción de represión?… La otra pregunta
es ¿si no sería oportuno también, como medida intimidatoria y re-
presiva aplicar el Código de Justicia Militar, ya que los guerrilleros
se rigen por su propias leyes, que llegan hasta el fusilamiento?»

Sr. Ministro de Defensa Dr. Suárez: «Ni el Poder Ejecutivo ni el Mi-


nisterio de Defensa han creído necesaria la intervención directa del
Ejército… Pero si mañana, por este hecho o por cualquier nueva cir-
cunstancia… fuera necesario esa intervención, el señor Diputado
puede tener la absoluta seguridad… En lo que hace a la segunda
pregunta del señor Diputado, quiero señalar que el Poder Ejecuti-
vo no podría aplicar el Código Militar por los hechos acaecidos en Sal-
ta. Tiene que manejarse a través del Código Penal y de la legislación
vigente, pero es preocupación del Poder Ejecutivo, frente a este nue-
vo modo de vulneración de la soberanía y a este nuevo tipo de gue-
rra que importa la guerra de guerrillas, sugerir al Honorable Con-
greso de la Nación la adopción de disposiciones que contemplen es-
tos hechos nuevos.»

Hasta aquí la síntesis de los conceptos más significativos que se re-


cogieron en aquella histórica sesión de la Cámara de Diputados de la

19 Líder comunista del Congo Belga, hoy Zaire, que murió en las luchas por
el control del poder luego de la independencia de ese país.

91
Ramón Genaro Díaz Bessone

Nación. Todo lo dicho era un cuadro anticipado de lo que ocurriría en la


Argentina desde allí hasta fines de la década subsiguiente, un cuadro
de lo que estaba ocurriendo en la Argentina.

En el Congreso había sonado una advertencia clara, era necesario


prepararse para el combate. El lenguaje que se habló era inteligible.20

Aquel admirable Ministro de Justicia que fue el Dr. Jaime Perriaux


advirtió el problema, y sancionó el instrumento legal, anunciado por el
Dr. Leopoldo Suárez, pero nunca concretado antes.

Finalmente, el de 1964 era un Parlamento. En 1973, los subversivos


estarían sentados en las bancas. Ya lo veremos. Será otro Parlamento.

20 Dice San Pablo en la Epístola a los Corintios (XIV - 8 y 9) “Y si la trom-


peta no da un sonido determinado, ¿quién es el que se preparará para el
combate? Si la lengua que habláis no es inteligible, ¿cómo se sabrá lo que
decís?”

92
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPÍTULO IV

LA GUERRA REVOLUCIONARIA
EN LA ARGENTINA: EL APRESTO FINAL
(1965-1970)

1. CREACIÓN Y DESARROLLO
DE LAS ORGANIZACIONES SUBVERSIVAS ARMADAS

Los primeros pasos se dan en apoyo al intento que realiza en 1967


el “Che” Guevara en Bolivia, a fin de poner en marcha la idea de
transformar a la Cordillera de los Andes en la inmensa Sierra Maes-
tra de América.1

Los brazos políticos de la subversión ya existían, el Partido Comunis-


ta, la Resistencia Peronista, el Partido Obrero Trotskista, el Partido Re-
volucionario de los Trabajadores creado en 1965 etc. En 1967 se crearon
las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), con cuadros que provenían
del Partido Comunista Revolucionario (PCR). Sus principales miembros
fueron instruidos en Cuba. Pablo Giussani dice sobre las FAR2:
j «… se gestaron a fines de la década del 60 en torno de un núcleo
guerrillero de extrema izquierda formado inicialmente para engro-
sar las fuerzas de Ernesto Guevara en Bolivia… admiradores de la
revolución cubana y del General Giap, (Vietnam del Norte).»

1 El primer secretario del Partido Comunista boliviano (Kolle) dijo reciente-


mente que la acción guerrillera a desencadenar por Guevara debía ser en
la Argentina y no en Bolivia, pero Guevara cambió de planes cuando llegó
clandestinamente a La Paz. Señaló Kolle que su partido “sólo se había com-
prometido a cooperar con su llegada a Bolivia”. Guevara no avisó al Parti-
do Comunista boliviano, dice Kolle, sobre su cambio. Fuente: cable de Uni-
ted Press del 10-VI-84, publicado por La Prensa el 11-VI-84.
2 En Montoneros. La Soberbia Armada, Edit. Sudamericana - Planeta, Bs.
As., 1984, pág. 87.

93
Ramón Genaro Díaz Bessone

Este fue el grupo que copó Garín en 1970, incendió los Minimax y asal-
tó a una columna militar (1971), donde fue asesinado el Teniente Asúa.

El año que se creó FAR tuvo lugar la reunión de la Organización


Latinoamericana de Solidaridad3 en La Habana, donde se dispuso or-
ganizar en cada país un Ejército de Liberación Nacional. También
ese año Guevara fue muerto en Bolivia, el 8 de octubre de 1967. Su
puesto fue tomado por Guido “Inti” Peredo, que caería el 9 de septiem-
bre de 1969.

En 1968, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para la Argenti-


na debía operar en el N.O. y se constituyó con tres “columnas” o “sec-
tores”, denominación que se daba a las diferentes agrupaciones. El sec-
tor 1 lo integró el Partido Revolucionario de los Trabadores (PRT), cu-
yo brazo armado (el ERP) se organizaría en 1970. El Sector 2 lo cubrie-
ron las Fuerzas Armadas Revolucionarias, dirigidas por Roberto Jorge
Quieto y Marcos Osatinsky, apellido muy en boga en la década del 80,
por las reclamaciones de organizaciones por los derechos humanos.
También integraban a este sector el Frente Argentino de Liberación,
(FAL) que más tarde se llamará Fuerzas Armadas de Liberación. FAL
produjo el asalto a Campo de Mayo y secuestró al Coronel del Paraguay
Waldemar Sánchez (1970). Entre 1971 y 1973 las FAR y las FAL se uni-
rán a Montoneros.

Finalmente, el tercer sector del ELN se denominó Sector 8, estuvo


integrado por diversos grupos provenientes del peronismo revoluciona-
rio, que son el origen de Montoneros. Entre sus ideólogos e impulsores
figuraban Cooke, Héctor Villalón, Rogelio García Lupo y Ricardo Rojo.
Se destacaron el grupo Cristianismo y Revolución de Juan García Elo-
rrio, editor de la revista del mismo nombre, donde se expresaban los
llamados “curas tercermundistas”. También integraron el sector 8 las
Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que operaron en Taco Ralo en 1968.
Entre sus líderes figuraron el ex sacerdote Arturo Ferré Gadea, Héctor
Verdinelli y Envar El Kadre. Las FAP asesinaron al dirigente sindical
Kloosterman y asaltaron la Prefectura del Tigre en 1970. Entre los di-

3 Ver Cap. I y II.

94
Guerra Revolucionaria en la Argentina

rigentes de este sector se contaron personas cuyos nombres alcanzaron


amplia figuración en la prensa interna e internacional y en los orga-
nismos de derechos humanos: Arturo Lewinger, Jorge Omar Lewinger,
Eva Gruszka de Lewinger, y más tarde Vaca Narvaja, Firmenich, Per-
día, Mendizábal y Yaguer.

2. EL PAPEL DE LOS IDEÓLOGOS Y LOS INTELECTUALES

Carlos Brocato señala que entre:


e «…la intelectualidad pequeño-burguesa radicalizada, fue mayoría
la que alentó, apoyó, se adscribió al foquismo, a la guerrilla. Pero só-
lo una ínfima cantidad se incorporó a las organizaciones, el resto
ilustraron aquel famoso chascarrillo con que Jauretche se burlaba
de los políticos burgueses que cada dos por tres acudían a golpear las
puertas de los cuarteles: ¡Armémonos y vayan!»4

Otros aspectos que destaca el mismo autor son los siguientes:5


e «… las concepciones foquistas… tuvieron su epicentro en la OLAS
y se prolongaron en la instrumentación guevarista… no está de más
recordar que la OLAS instituyó la universalización de la guerrilla
para toda Latinoamérica…
e Nuestra intelectualidad (la argentina de izquierda) estaba de sobra
predispuesta para aceptar al guerrillerismo foquista.
e El proceso general de radicalización se inicia a mediados de la dé-
cada del 60 (en) las capas medias…, La ola arrastró con mucha fuer-
za hacia el populismo.
e … la intelectualidad argentina foquista y profoquista, no sólo aus-
pició sino que generó esta distorsión del pensamiento revoluciona-
rio… ella es, en particular en Europa, como intelectualidad del exi-
lio, la que sigue manipulando la opinión pública de izquierda. Cuen-
tan, contaban desde antes, con las relaciones periodísticas, editoria-
les, universitarias, culturales más importantes de la izquierda y de

4 Op. Cit., pág. 22.


5 Ibid. pág. 23, 24, 25, 43, 73, 74.

95
Ramón Genaro Díaz Bessone

la actividad progresista en general6… Ese es el terreno óptimo en que


la filosofía foquista se justifica y concita la simpatía complaciente.
e…los marxistas que se disimulaban y los peronistas que se mimeti-
zaban eran designados desdeñosamente por la burocracia sindical
peronista como “bolches”; en los años 70 surgió otro término: “trots-
kos”… Unos y otros fueron calificados en todas las épocas, y lo siguen
siendo ahora, como “infiltrados” en el movimiento peronista…
e La cuota mayor, el malentendido por antonomasia, estuvo a cargo de
la izquierda peronista. Ese malentendido fue, sin exageración algu-
na, patológico, tanto por las formulaciones delirantes con que fue
construido pieza a pieza, como por las incontables víctimas sangrien-
tas que caían envueltas por él…
… existen intereses y no verdades. Imbuidos de esta falacia, intelec-
tuales de izquierda enmudecieron ante los crímenes del stalinismo,
se complicaron con la represión de los estallidos antiburocráticos de
los países del Este (Hungría, Checoslovaquia, Polonia)… y convali-
dan con el apoyo o el silencio las violaciones de principios y de mé-
todo del guerrillerismo urbano.
e … la clase intelectual argentina ha entrado igualmente en crisis,
sin tener incidencia en el aparato del Estado. No querida por él, no
integrada al trabajo ideológico del Estado sino en condiciones ex-
cepcionalmente humillantes (bajos salarios, malos laboratorios, es-
cribas, funcionarios, etc.), empieza a cuestionar su existencia mis-
ma, se pregunta por la realidad porque le está fallando su sentido
de la realidad. Se pone en condiciones, por consecuencia, de recha-
zar el intelectualismo de que la acusan, abomina del teoricismo… y
se convierte a un adhesionismo en el que paga sus culpas.7 Esta
compleja situación en la que influyen factores coyunturales y de lar-
go plazo –entre estos últimos, la trituración del intelectual crítico por
el stalinismo– impulsó tanto a la capa social –profesionales, técni-

6 Más adelante citaremos algunas publicaciones, a través de las cuales se de-


nigró a la Argentina hasta límites extremos, desde diarios, revistas, libros
y televisión en París, España, Alemania, Itlia, Holanda, Bélgica y otros
países.
7 Cita a Noe Jitrik de un artículo escrito en Marcha, México, Segunda Épo-
ca, julio-agosto de 1979, número especial: Argentina la gran frustración.

96
Guerra Revolucionaria en la Argentina

cos, docentes, periodistas, intelectuales, etc.–, como a los intelectua-


les propiamente dichos, su sector restringido –los productores ca-
paces de proyecto personal– a superar la encrucijada a través de la
adhesión a los dos fenómenos principales de la época: el populismo
y el foquismo.»

Entre la prensa escrita de aquel tiempo, hemos mencionado a Cris-


tianismo y Revolución, dirigida por García Elorrio, uno los asistentes a
la primera conferencia de la OLAS. Vamos a citar algunos títulos apa-
recidos en esa publicación en 1969 (además de las ya mencionadas en
los capítulos anteriores):
p «Peronismo Revolucionario… Lo fundamental es dar al Movimiento
los elementos teóricos y prácticos que, mediante el desarrollo de la vio-
lencia revolucionaria, nos conduzca a la toma del poder.» (Nº 13, abril).
p Habla Raimundo Ongaro: «La clase trabajadora tiene como misión
histórica la destrucción hasta sus cimientos del sistema capitalista
de producción y distribución de bienes. Nuestras esperanzas no tran-
sitan por el camino de las urnas… Nuestro rechazo es un rechazo al
Sistema en su conjunto, y a todas las alternativas que el Sistema
propone. Los trabajadores argentinos estamos ligados a la lucha an-
tiimperialista en todo el mundo… Tengan fe los compañeros; ni he-
mos arriado nuestras banderas, ni la guerra larga está perdida.»
¿Quién no se da cuenta que América Latina y la Argentina están
frente a la Segunda Guerra de la Independencia? Nuestra tierra tie-
ne que ser liberada. Y todo nuestro pueblo en armas tiene que ha-
cer esto… si cada uno de nosotros tuviera una ametralladora ahora
¿qué es lo que haría? ¿estaríamos grabando, estaríamos hablando
ahora? ¡Estaríamos tomando el país, liberando el país! Lo que nos
falta es la ametralladora. No tenemos la bomba y el arma eficaz pa-
ra poder liberarnos. (Nº 13 abril).
p Fidel Castro explica la revolución universitaria. (Ibid).
p Jornada de solidaridad 17 de agosto. “Nuestros hermanos están
en la cárcel. Muchos de ellos están siendo sometidos a la tortura”.
“Compañero cristiano: vos que te decís la luz del mundo y la sal
de la tierra organizá algo en tu parroquia, con los laicos compro-
metidos …” “Sugerirmos que se organice un grupo de SOLIDA-
RIDAD CON LOS COMPAÑEROS DETENIDOS Y TORTURA-

97
Ramón Genaro Díaz Bessone

DOS.” Cinco o seis compañeros seguros. Que se realicen volante-


adas. Que se hagan conferencias de prensa o todo acto que tenga
repercusión masiva… Comisión de Familiares de Detenidos (CO-
FADE)” (Nº 19 - Agosto).»

Este llamamiento de la revista obedecía a que García Elorrio, su di-


rector, acababa de ser detenido. Había convocado a las armas, a empu-
ñar la ametralladora, a la guerra, como pudo verse en los párrafos ci-
tados del número 13, abril, cuatro meses antes, y eso había determina-
do que las autoridades nacionales, responsables de la seguridad y el or-
den, lo encarcelaran. Los subversivos convocaban a las armas, repri-
mirlos era un crimen, esa fue, es y será la lógica de los marxistas, de los
guerrilleros, sus apoyos y simpatizantes. Se habían producido el “Cor-
dobazo” y el “Rosariazo”. Junto con García Elorrio habían sido encarce-
lados otros subversivos. La revista decía:
p «El ejemplo de los encarcelados, torturados y muertos, nos exige y
marca el camino a seguir.» (El argumento será repetido en el futu-
ro y hasta hoy incansablemente.» Falsedades y verdades a medias).
p «América Latina: Fidel se define sobre Perú.» (Es un artículo firma-
do por Fidel Castro el 14 de julio de 1969).
p «Fichas del Centro de Estudios Camilo Torres.»
p Introducción al Problema. “El imperialismo es la víspera de la revo-
lución socialista, escribió Lenin mientras los corazones revolucio-
narios enardecían con la visión apocalíptica…»
p «El Imperialismo en la obra de Lenin.»
«La tesis del derrumbamiento del capitalismo.»

3. CRISTIANISMO Y REVOLUCIÓN

La Iglesia Católica estuvo estructurada verticalmente. Como resul-


tado del Concilio Vaticano II (1962-1965) la verticalidad pasó a una ex-
pectativa de horizontalidad, la asamblea de los obispos, y se proclamó
que los laicos debían asumir sus responsabilidades, per se, sin que se las
otorgara ninguna Jerarquía, para ensayar las propias experiencias per-
sonales. Una de las consecuencias de esta situación, donde la Iglesia
se mezcló estrechamente con los problemas sociales y aun políticos de

98
Guerra Revolucionaria en la Argentina

lo temporal, fue la crisis de fe. Personas muy idealistas, buscadores de


lo absoluto, recurren a una fe sustitutiva que les dé una respuesta ab-
soluta. Dentro de la misma Iglesia aparece el Movimiento de Sacerdo-
tes para el Tercer Mundo, cuya prédica revolucionaria indujo a miles
de jóvenes a tomar las armas para hacer la revolución violenta, más
aún, algunos sacerdotes se hicieron guerrilleros, y Camilo Torres cons-
tituyó el prototipo.

Un reportaje realizado al Cardenal Suenens (Bélgica) por Informa-


ciones Católicas Internacionales, a comienzos de 1969, y reproducido
por la revista Cristianismo y Revolución (Nº 19 - Agosto de 1969) es
muy ilustrativo de lo que ocurría tras el Concilio Vaticano II. Este re-
portaje dio lugar a una carta del Cardenal Tisserant, quien estimó que
en ese reportaje los miembros de la Curia Romana habían sido difama-
dos en su honor y pedía al Cardenal Suenens que se retractara. Repro-
ducimos algunos párrafos:
Pregunta: En su libro, La corresponsabilidad en la Iglesia de hoy, es-
tudia Ud., en particular, la corresponsabilidad al nivel de la Santa
Sede. No se puede negar que existe actualmente una tensión entre
el centro y la periferia ¿podemos preguntarle señor cardenal, dón-
de, en su opinión, se sitúa exactamente la tensión?
Respuesta: (párrafos) La tensión es real y crea un grave malestar.
Creo que el problema fundamental que nos divide, conscientemen-
te o no, es un problema de teología, una visión inicial diferente de
la Iglesia, en particular en cuanto al aspecto de su necesaria unidad.
Trataré de precisarle este conflicto entre las tendencias… En el cen-
tro, la tendencia que prevalece por lo general, aun después del Va-
ticano II, sigue estando fuertemente señalada por una visión for-
malista, jurídica de las cosas… tendencia centralizadora, jurídica,
estática, burocrática y esencialista por naturaleza; caracteriza a los
hombres más sensibles al orden establecido y al pasado que a las exi-
gencias del porvenir; más cercanos al Vaticano I que al año 2000; más
preocupados por reprimir los abusos que por comprender y promo-
ver los valores y las aspiraciones nuevas que se van abriendo paso
tanto en la Iglesia como en el mundo.
Se sienten inclinados… a considerar a las Iglesias locales como de-
partamentos administrativos, a los obispos como simples delegados

99
Ramón Genaro Díaz Bessone

y ejecutores del poder central; y la descentralización de los poderes


como un peligroso preludio a cualquier cisma latente.
Nos sentimos tentados de primera intención a condenar a la Iglesia
como una sociedad universal, compuesta de individuos yuxtapues-
tos, como un agrupamiento de células relacionadas de modo direc-
to con la cabeza. No; es un cuerpo compuesto de órganos diversa-
mente constituidos; es una comunión de iglesias que, en conjunto,
forman la Católica.
Estas dos ópticas imponen dos nociones diferentes de la unidad y re-
acciones opuestas. Ambas hablan de la unidad, pero cada uno com-
prende esta unidad de manera diferente.

Pregunta: Ud. escribió en su libro: Es importante comprender hasta qué


punto el Primado y la Colegialidad se hallan vinculados, y situar-
los en mutua relación. ¿Podría pedirle que precisara esta unión?
Respuesta: (párrafos) El Concilio definió la colegialidad de los obis-
pos con el Papa y bajo su dirección. Sin embargo no agotó el tema.
Nada aclaró, en particular, por lo que se refiere a las consecuen-
cias de la colegiabilidad con respecto al Papa en sus relaciones con
los otros obispos.
De acuerdo con la lógica del Vaticano II, las Iglesias particulares
deben ser consultadas abierta y colectivamente –a través de sus obis-
pos reunidos en Conferencias episcopales– y pueden colaborar en
los documentos de interés vital para toda la Iglesia. Y esto aso-
ciando a este trabajo no sólo a sus comisiones teológicas propias,
sino también a laicos calificados en la materia… Tiene gran impor-
tancia psicológica, a fin de asegurar la acogida y la adhesión inte-
rior del pueblo de Dios, el que las Encíclicas y los documentos ma-
yores emanados de la Santa Sede, aparezcan a los ojos de todos
como fruto de una amplia colaboración entre Roma y las iglesias
particulares.

Pregunta: Insiste Ud. con todo derecho en la unión del Papa y los Obis-
pos, ¿No sería conveniente insistir también en la unión de los Obis-
pos y el pueblo de Dios?
Respuesta: (párrafos) Si; sin duda alguna… La Iglesia, vista a partir
del bautismo y no ya de la jerarquía, apareció así, desde el princi-

100
Guerra Revolucionaria en la Argentina

pio… Descansa en su base: el pueblo de Dios, en vez de hacerlo so-


bre su punta, la jerarquía.
Por este hecho mismo, también el obispo debe volver a situarse en
el pueblo de Dios que le ha sido confiado; estar más cerca aun de su
clero y de sus fieles; en igualdad de condiciones con ellos –incluso en
cuanto a vestimenta– si bien conservando intacta la autoridad que
le viene de Dios…
No es difícil prever que en el futuro, el clero y los fieles tendrán una
parte más activa en la elección de los obispos…
De ahora en adelante, se imponen nuevos deberes al obispo de ti-
po Vaticano II: debe aprender a dialogar con el clero, y los fie-
les… Debe aceptar un nuevo modo de ejercer la autoridad, recu-
rriendo a métodos más democráticos, requeridos de modo explí-
cito por el Concilio.
Si la autoridad quiere ser eficaz debe obtener el consentimiento, y
no lo obtendrá si los interesados no han podido tomar parte…
Esto es válido tanto para el jefe de familia como para el jefe de una
empresa o el rector de una universidad. Basta con abrir un periódi-
co o encender un televisor para convencerse de ello.
Actualmente, los sacerdotes y estos laicos han pasado con mucha
frecuencia de la pasividad rutinaria a una toma de conciencia de su
corresponsabilidad… Pertenecen a un mundo del que ha desapare-
cido el legalismo autoritario (!): para ellos, una ley es una orden ra-
zonable por razón de su buen fundamento8 y cuando esta razón no
se ve, se da prioridad a las exigencias de la vida(!).
¿Qué pasará cuando (el obispo) tenga que decir que no se puede dar
curso a las conclusiones logradas porque los caminos están bloquea-
dos por la legislación canónica en vigor? Se le pedirá que quite los
obstáculos del camino… La tensión entre la iglesia local y la Curia
sólo podrá crecer, en la medida en que ésta guarde celosamente sus
poderes…
Esto crea, de modo inevitable, la impresión de que el centro bloquea
la evolución… y que el Vaticano II no ha entrado aún en las costum-
bres a nivel de la colegialidad.

8 ¿Quién juzga si el fundamento es bueno? ¿Cada uno de los interesados?


Sería una anarquía total.

101
Ramón Genaro Díaz Bessone

Pregunta: ¿Cómo ve usted la elaboración del derecho canónico en el fu-


turo?
Respuesta: (párrafos). El Concilio (Vaticano II) fue como un sol que, brus-
camente, fundió los glaciares, y el resultado es que los torrentes
caen montaña abajo. Estos torrentes arrastran aguas tumultuosas,
piedras, troncos de árbol; buscan abrirse camino hacia una desem-
bocadura. Es un desorden inevitable… pero se trata de hacerle fren-
te y no puede extrañar una dimisión de autoridad.
Pues hoy como ayer, son necesarias las reglas y las leyes. So pena
de caer en la anarquía, la autoridad sigue siendo una necesidad de
la Iglesia, lo mismo que en cualquier sociedad (!).
No se comprenderá nada de la Revolución francesa o de la rusa si se
desconoce al Antiguo Régimen al que dieron fin. Lo que no justifica
cierto métodos usados…

Pregunta: Entrañaría algún día la corresponsabilidad vivida, un nue-


vo modo de elección del Papa?
Respuesta: (párrafos) Vemos surgir, en diversas publicaciones, la idea
de que el laicado mismo debería estar asociado a la elección de un
Papa. Además de que no se ve bien la realización concreta de tal de-
seo, legítimo en sí, me parece que la situación que mejor lo resolve-
ría sería la de asociar más estrechamente al laicado con la elección
de los obispos. Estos serían entonces no sólo teológica, sino también
psicológicamente, mejor reconocidos como portavoces de un pueblo
cuyos guías siguen siendo.

En la contratapa de la revista que publicó este reportaje, se inser-


ta la fotocopia de una carta respuesta de Perón a García Elorrio, uno de
cuyos párrafos decía:
«Yo creo, amigo García Elorrio, que no sólo allí (Argentina) sino tam-
bién en el mundo, se inicia la Primera Revolución mundial que, des-
pués de la Revolución francesa de 1789, no se había producido.»

En el número de abril de 1969, aparecía una carta de los ex-alum-


nos del Colegio Cristo Rey dirigida al director de Comunidad, titulada
La verdad revolucionaria. ARTURO FERRÉ GADEA. Compañero del
Destacamento Guerrillero 17 de octubre preso en la Cárcel de La Plata.

102
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Cabe destacar que Ferré Gadea era un ex sacerdote católico, detenido


junto con trece guerrilleros en 1968 en Taco Ralo, y era también ex pro-
fesor del Colegio Cristo Rey, donde había sembrado la semilla subver-
siva entre adolescentes y jóvenes alumnos. La carta dice entre otros
conceptos:
p «Lo mismo era en sus clases de Historia o cuando visitábamos jun-
tos los barrios pobres… Hay que conocer al pueblo ¡burgueses! nos
decía… Decía que era una necesidad crear una nueva ideología fun-
dada en la doctrina social de la Iglesia… Este es Arturo Ferré en
nuestro recuerdo, hoy miembro de un supuesto (!!) grupo guerrille-
ro detenido en la Argentina.»

En este mismo número aparecían otros artículos.


Bajo el título “La limosna del Papa”, se criticaba un acuerdo firma-
do por Paulo VI con el Banco Interamericano de Desarrollo y decía:
p «No podía esperarse un entierro de mayor lujo imperialista para la
Populorum Progressio ni una revelación de las posiciones, no ya pen-
dulares sino declinantes del Papa.» Elogiaba en otro párrafo «el ca-
so reciente de la rebelión de los sacerdotes peruanos de Trujillo que
levantan el nombre y las ideas de Camilo Torres como bandera de
su enfrentamiento y su definición.»

Un aviso del Centro de Estudios Camilo Torres, bajo el lema la nue-


va Iglesia en su hora de acción, Jornadas de Medellín. Entre los tópi-
cos a tratar se leía, «Medellín y la juventud: educación, rebeldía, poder
joven. Medellín y la paz: la violencia institucionalizada».9

En la edición del número 19, de agosto de 1969, anuncian las siguien-


tes expresiones del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo:
p Un comunicado de prensa de la rama Buenos Aires del citado movi-
miento, firmado por los sacerdotes Mujica y Conforti, con un lengua-
je que se ha hecho familiar desde entonces hasta el presente. Dice:
1º El gobierno afirma que el estado de conmoción que vive el país
es consecuencia de la acción de grupos extremistas y comunistas.

9 En Medellín se había puesto en marcha la Conferencia Episcopal Latino-


américa (CELAM).

103
Ramón Genaro Díaz Bessone

2º Con tal motivo se ha encarcelado a muchas personas, en particu-


lar sindicalistas obreros y estudiantes (Estaban detenidos en ese
momento García Elorrio, Ongaro y Benito Romano –CGT de los
Argentinos–, Luis Cerruti Costa y el ex sacerdote Ferré Gadea).
3º Gran parte de los detenidos no han sido interrogados aún, y no
han podido ser objeto de acusación fundamentada alguna.
Por otra parte, toda la prensa del país ha comentado con estupor
el recrudecimiento de las torturas practicadas por los órganos
de represión. El gobierno no ha tomado decisión alguna para evi-
tar que se vuelvan a repetir estos hechos de barbarie.
4º Ante este estado de cosas, en nombre del Evangelio y de la Jus-
ticia solicitamos al Poder Ejecutivo, responsable directo de esta
situación, que libere de inmediato a los numerosos ciudadanos que
padecen esta injusta privación de la libertad.
p Un comunicado de fecha 10 de agosto de 1969, que suscriben Sacer-
dotes del Tercer Mundo con otras organizaciones, entre ellas el Cen-
tro de Estudios Camilo Torres, Cristianismo y Revolución a raíz de
la detención dé García Elorrio y los sacerdotes tercermundistas
Francisco R. Parenti, Néstor Giarnello y José María Serra.
p Un artículo bajo el título: ¿Qué está sucediendo en Rosario? donde un
grupo de sacerdotes tercermundistas, entre ellos Francisco Parenti,
ya nombrado, que estaban enfrentados con su Obispo, exponían los mo-
tivos por los cuales habían “renunciado”. (El Obispo de Rosario era un
extraordinario pastor, venerado por su feligresía, Monseñor Guiller-
mo Bolatti). Entre los párrafos más salientes del artículo se decía:
p «Con nuestros hermanos en el sacerdocio nos habíamos acostumbra-
do desde la infancia, en el Seminario, a obedecer ciegamente al Obis-
po y darle una autoridad absoluta… no podemos compartir más esos
criterios: El Concilio Vaticano Il nos ha mostrado que LA AUTORI-
DAD ESTÁ EN FUNCIÓN DE SERVICIO Y QUE LA OBEDIEN-
CIA ADULTA DEBE SER ACTIVA, COORDINÁNDOSE CON LA
AUTORIDAD MEDIANTE LA BÚSQUEDA INTELIGENTE EN
DIALOGO.10

l0 Con mayúsculas en el texto. Este criterio llevó a extremos tales que el pro-
pio Papa Juan Pablo II fue desobedecido por el sacerdote nicaragüense Er-
nesto Cardenal, ministro en el gobierno sandinista.

104
Guerra Revolucionaria en la Argentina

p … pequeños grupos de laicos o sacerdotes lo entrevistaron, primero


para pedirle, luego para exigirle (!) lo que tenían derecho a exigir y
él obligación de proporcionar en razón de su cargo: una orientación
acorde con los nuevos lineamientos conciliares.
p … a pesar de que esté implicado el prestigio de un Obispo, no pode-
mos desorientar a los fieles, ni ocultar el verdadero rostro de la Igle-
sia a tantos que decepcionados del presente estado de la misma, tie-
nen aún concretas esperanzas de lo que puede ser la Iglesia del Con-
cilio.
p De nada sirve el maridaje del Obispo con autoridades civiles y mili-
tares, universitarias y policiales, con políticos, empresarios o jueces,
si no contribuyen a cambiar las estructuras de injusticia.
p Porque no está en la línea de una pastoral actualizada, (el Obispo)
se opone a que haya sacerdotes obreros aconsejados por la pastoral
conciliar.

p Un artículo bajo el título “Sacerdotes para el III Mundo”, donde ex-


pone la síntesis de las conclusiones de los equipos regionales, fecha-
do en Córdoba, 1, 2 y 3 de Mayo de 1969, del cual exponemos algu-
nos párrafos:

«I. EN ORDEN A DETECTAR NUESTRAS COINCIDENCIAS SOBRE


LA VALORIZACIÓN DE LA REALIDAD POLÍTICA.

1º ¿El proceso revolucionario nos parece estar ya próximo a su desen-


lace o requiere todavía un largo proceso de maduración?
En la consideración de la proximidad del proceso revolucionario
se nota una curva descendente que va de Norte a Sud.
Quizá este fenómeno se deba al hecho de la situación social y a
la existencia de problemas más estridentes en las regiones del N.,
que producen ya un enfrentamiento del pueblo con las fuerzas re-
presivas del orden establecido.
Existen, sin embargo, algunos denominadores comunes:
a) El proceso está en marcha.
b) En mayor o menor grado según sea la región, es necesario
aún una mayor conciencia en el pueblo (por lo menos, que pier-
da toda esperanza en el sistema vigente).

105
Ramón Genaro Díaz Bessone

2º ¿Qué fuerzas o movimientos actuales nos parecen tener más chan-


ce de llevar a cabo la revolución en la Argentina?
No existe en el país una fuerza organizada que se pudiera con-
siderar ya, como tal, ‘la’ vanguardia revolucionaria.
Sin embargo, casi todas las estructuras existentes producen, a pe-
sar suyo, elementos revolucionarios capaces de nuclearse en un
Gran Movimiento Revolucionario.

II. EN ORDEN A FIJAR CRITERIOS DE ACCIÓN PARA NUESTRO


MOVIMIENTO

El Movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo ha de extremar las


medidas posibles para no ser excluido de la Iglesia estructural…
Sin embargo, esto no deberá aceptarse nunca al precio de una trai-
ción al proceso revolucionario.
Por lo tanto, el Movimiento hará todo lo posible para ser comprendi-
do y aceptado al menos por los obispos que sean capaces de hacerlo.

III.EN ORDEN A LOS OBJETIVOS DEL MOVIMIENTO.

Teniendo presente lo que afirmamos en el primer punto, acerca del


estado actual del proceso, pensamos que la mentalización del pue-
blo ha de ser uno de los objetivos principales del movimiento.
Sectores que han de ser preferentemente concientizados: obrero,
universitario, estudiantil.

En el mismo número de la revista apareció el reportaje al Cardenal


Suenens.

Poco más de dos años después, las organizaciones subversivas arma-


das habían encendido la guerra revolucionaria en la Argentina. En el
número 30 de Cristianismo y Revolución, septiembre de 1971, aparecie-
ron reveladoras expresiones de los Sacerdotes para el Tercer Mundo y
de sus apoyos y cómplices. En esa misma revista apareció un brazo en
alto sosteniendo un fusil, con el fondo de la Cruz. También todo un ex-
tenso artículo de Montoneros al que nos referimos en el Capítulo I, nu-
merosos símbolos de las guerrillas, figuras de guerrilleros, y comunica-

106
Guerra Revolucionaria en la Argentina

dos de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), las FAL (Fuerzas Argen-
tinas de Liberación), el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y Mon-
toneros. Citamos algunos artículos relacionados con los “Sacerdotes pa-
ra el Tercer Mundo.
p «Padre Dri: Ya se acerca la hora de la liberación.» (Lo firma el sacer-
dote tercermundista Rubén Dri, debajo de la leyenda ¡Perón o
Muerte!, como lo hacían Montoneros).
En uno de sus párrafos dice:
p «Bajo el régimen no hay solución para los gravísimos problemas que
nos aquejan. Sólo el pueblo en el poder los puede solucionar, crean-
do el Socialismo Nacional…»(La “Patria Socialista”).
p Una noticia bajo el título Misas para militares, suscripta por el Obis-
po de Goya, Monseñor Alberto Devoto, referente a la prohibición de
celebrar “misas de campaña”, tradicional en las unidades militares,
en este caso con motivo del Día de la Bandera.

A continuación, una comunicación de los sacerdotes tercermundis-


tas de Goya, en apoyo del Obispo, que termina así:
p «…ratificamos nuestra adhesión a la conducta decidida y coheren-
te de nuestro Obispo, que es la respuesta de una Iglesia renovada
que quiere ser fermento de liberación en situación opresora.» (Fir-
man entre otros el presbítero Miguel Ramondetti, Secretario Gene-
ral del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.)

Un artículo bajo el título: Encuentro en Carlos Paz, donde el Movi-


miento da cuenta de las conclusiones de ese encuentro, realizado el 9 de
julio de 1971.
Entre sus párrafos se destacan los siguientes:
p «La fe y la profecía entrañan el deber de una lectura comprometida
de la historia, de una denuncia de sus distorsiones falaces, de una
constatación de los intereses antipopulares que pretenden trabar el
proceso de liberación del hombre…
1 En el orden económico social: las cárceles están llenas de los ar-
gentinos que han denunciado la entrega del país al imperialis-
mo y han luchado contra ella.
2 En el orden político: la llamada Revolución Argentina, que con-
tó inicialmente con el apoyo de amplios sectores porque no tuvo

107
Ramón Genaro Díaz Bessone

empacho en proponer una revolución, termina desenmascarán-


dose como una total contrarrevolución.
3 En el orden moral: … Se califica y condena como delincuentes co-
munes a los que juegan su vida por un ideal noble.11
p La vocación histórica del Ejército es servir las grandes causas nacio-
nales… Sin embargo, las sucesivas desviaciones de su vocación ge-
nuina han producido gradual pero aceleradamente, la decepción y el
rencor.
p Las reiteradas prohibiciones y advertencias (de la Jerarquía eclesiás-
tica) acerca de pronunciamientos y opciones socio-políticas están so-
lamente orientadas a frenar el proceso de liberación del pueblo.
p En especial, las publicitadas homilías del Cardenal Primatesta ava-
lan sistemáticamente todas las maniobras del poder; hasta llegar,
recientemente, a enfrentar en forma pública a un hermano en el
Episcopado.
p A pesar de las realidades negativas que hemos denunciado… su-
brayamos los siguientes signos de esperanza: Los sectores más lú-
cidos de la juventud, de los intelectuales, de los universitarios, de-
jan sus pequeñas luchas estériles, para intentar sumarse al comba-
te revolucionario.»

A continuación aparece en la revista una carta de adhesión del Obis-


po de Rafaela, Monseñor Antonio Brasca, fechada el 7 de julio de 1971
y dirigida al encuentro mencionado del Movimiento de Sacerdotes pa-
ra el Tercer Mundo. Entre sus párrafos destacamos:
p «No hay duda que el tema a tratarse es de capital importancia, da-
do el momento político que vive nuestro país y que evidentemente
va exigiendo definiciones claras y radicales.
p Sabemos que un compromiso evangélico es ya una verdadera defi-
nición… Decimos que se refiere al hombre, y a este hombre margi-
nado y explotado; que el Evangelio de la liberación pasa por el con-
texto político. Pero lo político hoy… pretende dar salidas institucio-
nales salvadoras que postergarán una vez más las expectativas rea-
les del pueblo hacia los cambios radicales y totales.»

11 Es decir, los guerrilleros no son delincuentes comunes y por lo tanto no de-


ben ser juzgados por la justicia común.

108
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Publica la misma revista una carta del Obispo de Neuquén Monse-


ñor Jaime de Nevares, de fecha 23 de julio de 1971, bajo el título: Acuer-
do Nacional, ¿desacuerdo o no me acuerdo?, donde relata su enfrenta-
miento con el Director de Institutos Penales y el Ministro de Justicia Dr.
Jaime Perriaux, respecto de sus reclamos por los presos sociales ubica-
dos en la cárcel de Neuquén.
A continuación de ella el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer
Mundo publica una carta donde expresa su solidaridad.
Como decíamos más arriba, en la misma revista aparecen los comu-
nicados de las organizaciones guerrilleras, resulta inexplicable esta
mezcla con cartas de obispos:
p «FAP, FAR, Montoneros: Nuestro primer ajusticiamiento revolucio-
nario. (Allí detallan el asesinato del Coronel Julio Ricardo Sanmar-
tino el 29 de julio). Terminan el comunicado así: «Sólo la guerra del
pueblo salvará al pueblo, caiga quien caiga y cueste lo que
cueste, venceremos.»
p ERP: El ERP libera a cinco compañeros en Córdoba. Relata que un
comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, que asaltó un lugar
de detención, rescató a cinco compañeras combatientes.
p ELN: Transmite Radio Liberación en poder del Ejército de Libera-
ción Nacional. Reproduce el comunicado que el ELN transmitió por
medio de una emisión clandestina.
p Montoneros: da cuenta de que el 2 de junio (1971) colocaron cargas
explosivas en instalaciones de la Fábrica Militar de Pólvora de Vi-
lla María (Córdoba).
p FAP: El rescate de cuatro combatientes.
p FAL: Relata un enfrentamiento armado. Uno de sus párrafos dice:
«El compañero de las FAP caído en el combate era conducido por
nuestra organización a una posta sanitaria para su atención, cuan-
do se produjo el enfrentamiento con las fuerzas esbirras del régi-
men.» (La policía de Córdoba).
La prédica del “tercermundismo” y la “teología de la liberación” pro-
dujeron tremendas consecuencias.
Respecto de la “teología de la liberación” la Sagrada Congregación
para la Doctrina de la Fe, dijo:

109
Ramón Genaro Díaz Bessone

g «La presente Instrucción tiene un fin más preciso y limitado: atraer


la atención de los Pastores, de los teólogos y de todos los fieles, so-
bre las desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe
y para la vida cristiana, que implican ciertas formas de teología de
la liberación que recurren, de modo insuficientemente crítico, a con-
ceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista.»12

4. LOS RESULTADOS DE LA PRÉDICA SUBVERSIVA


(“CONCIENTIZADORA”)

La prédica de ideólogos, intelectuales y tercermundistas, alcanzó y


subyugó al idealismo de miles de jóvenes, quebrantó su fe en los valo-
res tradicionales de la Nación y les proporcionó un nuevo absoluto, en
aras del cual salieron a matar y a morir. Cabe preguntarse si ha-
brán sentido sobre sus conciencias tamaña responsabilidad, o se ha-
brán comportado como dice Brocato:
e «Hasta tuvimos instructores europeos, como Debray, que vinieron a
dejarnos la recomendación y luego se volvieron a Francia a seguir
escribiendo.»13

Estos jóvenes fanatizados llegaron hasta intervenir en el secuestro


de sus propios familiares, y aun aquellos que no llegaron a formar par-
te de la guerrilla, constituyeron esa llamada juventud rebelde, de la
que nos habla Giussani:14
j «… jóvenes nacidos en familias de clase media más o menos acomo-
dada, que por su origen social tienen acceso a estudios superiores,15
librerías de moda, bibliotecas, conversaciones sofisticadas en las
que se habla de alienación, de Marx, de Marcuse o de la lucha de
clases, y que un buen día, a la luz de las nociones bien o mal absor-
bidas de este contorno, tienen una súbita percepción de la false-

12 L’ Osservatore Romano, 9 de septiembre de 1984.


13 Op. cit., pág. 68.
14 Op. cit., págs. 35 y sig.
15 En la Argentina ese acceso es muy amplio con las Universidades del Esta-
do donde los estudios con gratuitos.

110
Guerra Revolucionaria en la Argentina

dad, la hipocresía, la inmoralidad fundamental en que descansa la


vida de sus padres.»

Primera consecuencia, nefasta para la familia, un pilar esencial de


la sociedad nacional. Se buscó esa ruptura. El hecho de que algunos pa-
dres pudieran no estar a la altura de sus responsabilidades, no autori-
za a una generalización falsa y maligna.
Sigamos con Giussani. Habla del joven rebelde, animado de una
j «repulsión vivida como un absoluto… La negación, en su variante ab-
soluta, es un modo de depender de lo negado. El joven rebelde, ca-
rente de una tabla de valores propia, necesita conocer la tabla de
valores de sus padres para construir por inversión la suya.»

Acotemos que los predicadores de la revolución, del nuevo absoluto,


le han destruido la tabla de valores de sus padres, la han execrado y han
hecho que el joven reniegue de ella.

Esa rebeldía puede expresarse de diversas maneras, algunas hasta


cierto punto inofensivas, otras extremadamente deletéreas. Dice Gius-
sani:
j «Si su rebeldía se expresa en la indumentaria, ruborizará a su padre
presentándose desgreñado, grasiento y con deshilachados jeans en las
recepciones que ofrece su familia. Si se expresa a través de la litera-
tura, escribirá versos obscenos que escandalicen a la tía Eduviges. Y
si se expresa en términos políticos, las opciones del joven rebelde no se-
rán otras que las del contorno familiar asumidas con signo invertido.»

Digamos, desde allí hasta asesinar a un policía como entrenamien-


to y preparación para empuñar la metralleta y participar en opera-
tivos. ¿Por qué a ese policía, que humilde y esforzadamente mantiene
a su familia, con hijos pequeños? Porque es el símbolo del orden de una
sociedad que quieren destruir para implantar su utopía, utopía que le
han vendido ideólogos, maestros, predicadores.

El 23 de febrero de 1984, la revista Gente publicó un reportaje a los


padres de Mario Firmenich que ratifica todo lo expuesto. La madre re-
vela que el jefe Montonero estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires

111
Ramón Genaro Díaz Bessone

y dice: «…hay que tener en cuenta que los asesores espirituales de los es-
tudiantes eran los sacerdotes Mujica y Carbone.» (tercermundistas).

En ese reportaje, el padre, Ingeniero Víctor Enrique Firmenich, dice:


u«¿Ud. recuerda a los curas tercermundistas? A los 15 ó 16 años de mi
hijo, la época de la idealización, ellos trabajaban sobre la idea de que
la justicia social no se consigue sin violencia. Esto me llegó, y tra-
té de disuadirlo. En honor a la verdad, debo decirle que el padre Mu-
jica, muerto por la Triple A dicho sea de paso, no era violento, mien-
tras Carbone sí. Yo he visto escritos que les daban a los chicos.
Le voy a contar una anécdota: yo tenía conversaciones con mi hijo,
de las que pescaba algo recién al otro día. Me decía que iba a pintar
una villa miseria, y yo pensaba: ¡qué bien! Un día me preguntó: ¿vos
sabés quien era Camilo Torres? Yo le contesté: un abogado de la CGT
(por Fernando Torres). En realidad, él se estaba refiriendo al cura
guerrillero colombiano.»
El periodista le pregunta:
«¿Cuantos alumnos del Nacional Buenos Aires siguieron el mismo
camino?» Y el Ingeniero Firmenich responde: «Yo conocía a Ramus
y a Abal Medina. Carlos Ramus era muy amigo de mi hijo». Y más
adelante dice: «el padre Carbone fue el instigador espiritual de los
muchachos que iban al Nacional Buenos Aires.»

5. ALGUNOS HECHOS IMPORTANTES DEL PERÍODO

En 1967, como hemos señalado, se reunió en La Habana la Prime-


ra Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, y
fue muerto en Bolivia Ernesto Guevara. Ese mismo año Mario Firme-
nich fue presidente del grupo Juventud Estudiantil Católica, que sirvió
como base del Comando Camilo Torres, que tenía tres premisas para su
acción: peronismo, socialismo y lucha armada. Ese fue el origen
de Montoneros, cuyo primer jefe fue Fernando Abal Medina. Su objeti-
vo inicial se comenzó a esbozar a fines de 1968, con el asesinato del
Gral. Pedro Eugenio Aramburu.16

16 Ver Revista Gente, 23 de febrero de 1984, pág. 6.

112
Guerra Revolucionaria en la Argentina

En septiembre de 1968, las Fuerzas Armadas Peronistas, organiza-


ron un foco guerrillero en Taco Ralo, Tucumán, cuyo jefe era el “Coman-
dante Sabino”, y que fue desbaratado rápidamente.

En 1969, la IV Internacional, con sede en París, realizó su IX Con-


greso, en el que se resolvió desencadenar la lucha armada en Amé-
rica Latina, según la línea ideológica de Trotski , Mao y el “Che”
Guevara. Santucho es designado e instruido para dirigirla en la
Argentina.
Ese mismo año, el 5 de abril, la organización subversiva FAL pene-
tró hasta el corazón de la Guarnición Militar Campo de Mayo, y asaltó
el vivac del Regimiento 1 de Infantería “Patricios” en momentos que
sólo había una guardia. Los subversivos se apoderaron de armamento
y escaparon.

El 29 de mayo de 1969 se produjo el “Cordobazo”, considerado el


punto de partida para acciones de violencia sin precedentes. Aquel
día la ciudad de Córdoba quedó bajo el control de la subversión, per-
fectamente organizada, que nada improvisó. La policía fue completa-
mente desbordada y debió replegarse a sus instalaciones. La subver-
sión se apoderó del centro de la ciudad y bloqueó los accesos. Se incen-
diaron numerosos negocios y edificios, entre ellos las sucursales de
Citroën y de Xerox, símbolos para la subversión del imperialismo ca-
pitalista. Algunos idiotas útiles que se regocijaban con lo que estaba
ocurriendo, empezaron a ser presas del pánico cuando los incendios se
propagaron a sus casas de departamentos, y los bomberos no podían
acudir porque los subversivos les habían bloqueado el cuartel. Duran-
te varios días se escucharon disparos de francotiradores. Ante la gra-
vedad de la situación, durante las últimas horas de la tarde el Go-
bierno ordenó que tropas del Ejército, de la guarnición cercana, entra-
ran a la ciudad para controlar el caos. La IV Brigada Aerotranspor-
tado (paracaidistas) con su comandante a la cabeza, el General Jorge
R. Carcagno, debió combatir con los subversivos. Si bien ese mismo día
controló el centro de la ciudad, el control total, el restablecimiento de
la seguridad de la población, y el retorno a la normalidad en todos los
órdenes, requirió varios días. El saldo, muertos, heridos y cuantiosas
pérdidas materiales.

113
Ramón Genaro Díaz Bessone

El 30 de junio, un mes después, el ERP asesinó al prominente diri-


gente gremial, metalúrgico, Augusto Timoteo Vandor.

Los días 16 y 17 de septiembre de 1969 la ciudad de Rosario vivió mo-


mentos parecidos a los que ocurrieron en Córdoba poco menos de cuatro
meses antes. Fue el Rosariazo recordado en la revista Evita Montonera
de octubre de 1975. Se quemaron medios de transporte, más de cien co-
lectivos, e inclusive un tren y varias estaciones de ferrocarril. Comercios,
bancos y fábricas fueron asaltados. Los daños materiales se valuaron
en más de 2.000 millones de pesos de entonces, unos 50 millones de dó-
lares. En el tren que fue asaltado e incendiado iban 800 pasajeros. Evi-
ta Montonera, es decir sus redactores, dicen que la represión que resta-
bleció la seguridad de la población y la normalidad, fue salvaje…

Ese año 1969 incluyó una serie de hechos que presagiaban un futu-
ro ominoso. La subversión incendió a 16 supermercados de la cadena “Mi-
nimax”, de propiedad de la empresa que dirigía Nelson Rockefeller. Los
supermercados “Minimax” desaparecieron de Buenos Aires. Además se
produjeron numerosos atentados contra diversas empresas, de capital
argentino y extranjero: La Cantábrica, Branniff, Hiladerías Olmos,
Banco de Londres, Ferrocarriles Argentinos, Ducilo, Gas del Estado,
Dow Chemical, Banco Shaw, Bedford, City Bank, etcétera.

El año 1970 sería un año muy especial. Hay coincidencia general en que
ese año, con el secuestro y asesinato del General Aramburu, se inicia la gue-
rra revolucionaria en la Argentina. De ello pasamos a ocuparnos.

114
SEGUNDA PARTE

La agresión

“Decid a los cobardes de corazón:


sed fuertes, no temáis, he ahí a nuestro Dios”.

Isaías XXXV - 4

“Si pretendemos el triunfo en la gran contienda


ideológica de esta época, es preciso, sobre todo
que nos percatemos exactamente de cual es nuestro credo.
Es preciso poner en claro dentro de nuestras mentes
lo que queremos preservar y lo que queremos evitar.”

Friedrich A. Hayek
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO V

PRIMER PERÍODO DE LA GUERRA


REVOLUCIONARIA EN LA ARGENTINA
(1970-1973)

1. EL PUNTO DE PARTIDA: SECUESTRO Y ASESINATO DEL TENIENTE


GENERAL PEDRO EUGENIO ARAMBURU: 29 DE MAYO DE 1970

Hay coincidencia generalizada entre quienes han analizado el des-


arrollo de la guerra revolucionaria en la Argentina, y también por par-
te de la subversión, que el secuestro del General Aramburu fue el pun-
to de partida, el que marcó el desencadenamiento de la guerra desde el
bando subversivo. El Estado continuó empleando a la justicia y a la po-
licía para controlar el fenómeno.

El secuestro y asesinato del General Aramburu fue llevado a cabo por


Montoneros, y relatado minuciosamente por los conspicuos miembros de
esa organización, Mario Firmenich y Norma Arrostito, en La Causa Pe-
ronista, Año I, Nº 9, del 3 de septiembre de 1974, durante el gobierno
de la Sra. de Perón, con amplia difusión en el país. Vamos a transcri-
bir algunos párrafos y sintetizar el relato.

p «Era el 29 de mayo de 1970.


p Objetivos del hecho:
• El primer objetivo del Operativo Pindapoy, como la bautizaron
en un principio los Montoneros era el lanzamiento público de la
Organización.
• El segundo objetivo era ejercer la justicia revolucionaria contra
el más inteligente de los cabecillas de la Libertadora.
• El tercero era eliminar “el proyecto de Aramburu para reempla-
zar al régimen corporativista de Onganía (que) era políticamen-
te más peligroso”.
p El General Aramburu fue secuestrado en su departamento de la ca-
lle Montevideo de la Capital Federal, introducido en un automóvil y

117
Ramón Genaro Díaz Bessone

llevado hasta cerca de la Facultad de Derecho, donde fue transferido


a una pick-up, con la caja cubierta con toldo. En la caja, entre fardos
de pasto, fue ubicado el secuestrado con dos guerrilleros que lo custo-
diaban. Uno de ellos, dice Firmenich, «tenía a mano un cuchillo de
combate. Ante cualquier eventualidad, ante la posibilidad de una
trampa policial, ante la certeza de no poder escapar de un cerco o una
pinza, iba a eliminar al jefe de la Libertadora (con el cuchillo)».
p Serían las cinco y media o las seis (tarde el 29 de mayo) cuando lle-
gamos a La Celma, un casco de estancia que pertenecía a la familia
Ramus. (En Timote, Provincia de Buenos Aires).
p Metimos a Aramburu en un dormitorio, y ahí mismo esa noche le ini-
ciamos el juicio. El tribunal lo integraban los siguientes guerrilleros:
Fernando Abal Medina, Jefe de Montoneros, Mario Firmenich, Ra-
mus, y Capuano.
p Lo sentamos en una cama y Fernando (Abal Medina) le dijo: “Gene-
ral Aramburu, usted está detenido por una organización revolucio-
naria peronista, que lo va a someter a juicio revolucionario.” Recién
ahí pereció comprender. Pero lo único que dijo fue: “Bueno.” “Su ac-
titud era serena”.
p Era ya la noche del lº (junio). Le anunciamos que el Tribunal iba
a deliberar. Desde ese momento no se le habló más. Lo atamos a
la cama. Preguntó por qué. Le dijimos que no se preocupara. A la
madrugada Fernando le comunicó la sentencia: “General, el Tribu-
nal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser ejecutado en
media hora”.»

La revista publicó los comunicados de Montoneros sobre estos hechos.


El Nº 3 era la sentencia que terminaba así:
p «3º Dar cristiana sepultura a los restos del acusado…» (A los asesi-
nos les quedaba un resto de cristianismo, pero no cumplieron lo di-
cho, como veremos).

Todo este relato es trágico porque una vida humana estaba en jue-
go. Pero muestra una parodia. Los guerrilleros que quieren destruir el
orden existente, hacer una revolución, implantar la “patria socialista”,
siguen intentando copiar las formas de la “sociedad burguesa”, y mon-
tan esta burda parodia, un mamarracho de tribunal de justicia, de or-

118
Guerra Revolucionaria en la Argentina

ganización militar y de piedad religiosa. Es un trágico juego que trae-


rá graves consecuencias para el país.

Sigamos con el relato del juicio.


p «Cuando pasó la media hora lo desamarramos, lo sentamos en la
cama y le atamos las manos a la espalda. Pidió que le atáramos los
cordones de los zapatos. Lo hicimos. Preguntó si se podía afeitar. Le
dijimos que no había utensilios. Lo llevamos por el pasillo interno de
la casa en dirección al sótano. Pidió un confesor. Le dijimos que no
podíamos traer un confesor porque las rutas estaban controladas.
p El sótano era tan viejo como la casa, tenía setenta años. Lo habíamos
usado por primera vez en febrero del 69, para enterrar los fusiles ex-
propiados en el Tiro Federal de Córdoba. La escalera se bamboleaba.
p “Ah, me van a matar en el sótano”, dijo. Bajamos. Le pusimos un
pañuelo en la boca y lo colocamos contra la pared. El sótano era muy
chico y la ejecución debía ser a pistola. Fernando tomó la tarea de
ejecutarlo.
p General –dijo Fernando– vamos a proceder. Proceda –dijo Arambu-
ru. (Fue la última orden del General).
p Fernando disparó la pistola 9 mm al pecho. Después hubo dos tiros
de gracia, con la misma arma, y uno con una 45. Fernando lo tapó
con una manta. Nadie se animó a destaparlo mientras cavábamos el
pozo en que íbamos a enterrarlo.» (¡Para darle cristiana sepultura!.
Cuando el cadáver fue descubierto en el pozo cavado en el sótano, es-
taba recubierto de cal…).

En la misma revista La Causa Peronista donde se publican estos


hechos deleznables, se reproduce la carta extensa que el 9 de febrero de
1971 los Montoneros le dirigen a Perón (que residía en Madrid) dándo-
le cuenta del asesinato. Entre otros conceptos expresa:
p «Tenemos clara una doctrina y clara una teoría de la cual extraemos
como conclusión una estrategia también clara: el único camino po-
sible para que el pueblo tome el poder e instaure el socialismo na-
cional, es la guerra revolucionara total…
p El método a seguir es la guerra de guerrillas urbana y rural. Es pa-
ra nosotros de fundamental importancia conocer sus opiniones acer-
ca de estas consideraciones.»

119
Ramón Genaro Díaz Bessone

A continuación reproduce la revista una carta atribuida a Perón


(nunca desmentida), que es la respuesta de la anterior, desde Madrid,
con fecha 20 de febrero de 1971. Entre sus párrafos citamos:
s «Estoy completamente de acuerdo y encomio todo lo actuado.
s Como les explicará el compañero, (el portador) mientras las organi-
zaciones de superficie obedecen a una conducción centralizada, con
las necesarias autonomías de las Delegaciones Provinciales, las or-
ganizaciones que se encargan de la guerra revolucionaria tienen ab-
soluta independencia en su conducción y coordinada más que nada
por los objetivos.
s Creo que si se interpreta cabalmente la necesidad orgánico-funcio-
nal de nuestro Movimiento en la lucha en que estamos empeñados,
no habrá dificultades para que, en un futuro cercano, se llegue a un
entendimiento completo, que será muy provechoso en la continuidad
del esfuerzo revolucionario.» (Este entendimiento no se lograría
cuando Perón retorne y asuma la presidencia del país. La guerrilla
se le fue de la mano y escapó a su control en los años 1973 y 1974
hasta su muerte).
s «Totalmente de acuerdo en cuanto afirman sobre la guerra revolu-
cionaria. Es el concepto cabal de tal actividad beligerante. Organi-
zarse para ello y lanzar las operaciones para pegar cuando duela y
donde duela es la regla… pero, por sobre todas las cosas, han de
comprender los que realizan la guerra revolucionaria que en esa
TODO ES LÍCITO SI LA FINALIDAD ES CONVENIENTE.1
s No es nueva la Guerra Revolucionaria y menos aún las Guerras de
Guerrillas. Pienso que tal vez la guerra de guerrillas ha sido la pri-
mitiva forma de guerra, tan empleada en la afamada guerra de los
escitas y de Darío Segundo. (El viejo profesor de Historia Militar no
pudo sustraerse a la tentación de dar su clase).
s De ello se infiere que los Montoneros, en su importantísima función
guerrera, han de tener comandos muy responsables.»

De estas “formaciones especiales”, nombre que dio Perón a la gue-


rrilla, dijo el Dr. Ángel Federico Robledo, que fue Ministro de Defensa

1 Las mayúsculas y el subrayado son nuestros.

120
Guerra Revolucionaria en la Argentina

de Perón, en un reportaje por televisión y reproducido por los dia-


rios.2

■ «Quedó superado (se refiere a las dificultades para el retorno de Pe-


rón), pero trayendo las consecuentes dificultades, una de las cuales
fue la admisión dentro del peronismo de las fuerzas juveniles que,
con el nombre de formaciones especiales, indudablemente llegaban
desde la vertiente de un enfoque ideológico marxista-leninista y res-
pondiendo a aspiraciones y políticas internacionales. Y, en definiti-
va, el peronismo aceptó su aporte. Eso me lo confesó un día conver-
sando el General Perón, sencillamente porque eran “los enemigos de
sus enemigos”. Vale decir, los tuvo que aceptar como aliados inevita-
bles. Y los aliados inevitables terminaron resultando, a la postre,
aliados carísimos.»

Añade Brocato:
e«El famoso charter fue en noviembre de 1972.» (Se trata del charter que
trajo de regreso a Perón y en el que viajó Robledo, quien aduce que
por los riesgos de ese regreso se negoció con la guerrilla). Brocato se-
ñala acertadamente que ese no fue el motivo, usó la guerrilla desde
años atrás. Dice Brocato: «Perón negociaba políticamente con las for-
maciones especiales –como él las denominó– desde hacía años.»

2. OTROS HECHOS IMPORTANTES OCURRIDOS EN 1970

El lº de julio Montoneros ocupó y controló por horas la localidad se-


rrana de La Calera, ubicada sobre uno de los límites de la Guarnición
Militar Córdoba, sede del Comando del III Cuerpo de Ejército y de la Bri-
gada Aerotransportada (paracaidistas). En momentos que se producía
el asalto a La Calera, en la Guarnición vecina se desarrollaba un ejer-
cicio donde participaban todos los Oficiales Superiores del III Cuerpo y
más de cien jefes y oficiales, con la presencia del Comandante en Jefe
del Ejército General Lanusse.

2 Ver Carlos A. Brocato, Op. cit., pág 51, Nota 7; La Nación, Ed. Internacio-
nal, 4 de agosto de 1980.

121
Ramón Genaro Díaz Bessone

El hecho relatado con todo detalle en los diarios del país, ediciones
del jueves 2 de julio de 1970 y en la revista de los Montoneros Militan-
cia peronista para la Liberación,3 bajo el título: A tres años de La Cale-
ra. Y La sangre derramada no será negociada, fórmula con la que juró
un Diputado nacional, montonero, en mayo de 1973. Dice Militancia:
p «Los Montoneros, autodefinidos como brazo armado del Movimien-
to Peronista, daban fe de su existencia como organización político-
militar, en una operación sin precedentes que por su envergadura,
creaba una instancia superior en la guerra de liberación y formula-
ban un desafío a las FF.AA.
p Un mes antes se ha producido el secuestro (sic) y ejecución de Aram-
buru, pero La Calera es el primer gran operativo militar de la lucha
guerrillera urbana en la Argentina.
p El Banco de la Provincia de Córdoba (sucursal) es expropiado (se
robaron todo su dinero)… otro grupo de combatientes tomaba la sub-
comisaría y encerraba en los calabozos a los agentes de guardia.
También eran controlados la Central Telefónica y el Correo. En to-
dos las lugares, los jóvenes, hombres y mujeres, luciendo un braza-
lete azul y blanco, con la inscripción Montoneros han entrado al gri-
to de Viva Perón. Durante una hora, La Calera será territorio Ar-
gentino libre, la primera localidad montonera.»

Sigue así en este lenguaje delirante, relatando el asalto y luego re-


produce la proclama, no menos delirante:
p «Compañeros: los hombres y mujeres que componemos Los Monto-
neros, brazo armado del Movimiento Peronista, hemos asestado un
golpe a la oligarquía gorila, ocupando militarmente a La Calera…»

Algunos guerrilleros fueron detenidos. La edición del 2 de julio de La


Prensa da la lista: Luis Lozada, estudiante de la Escuela Superior de
Comercio (herido), Ignacio Vélez (herido), Emilio Maza (herido, había
participado en el secuestro del General Aramburu), Cristina Liprandi
de Vélez, José A. Fierro, José M. Breganti, Juan Carlos Sorati Martí-
nez estudiante de la Universidad Católica de Córdoba, etc. Muchos ape-
llidos de familias tradicionales de Córdoba, profesionales y estudiantes.

3 Año I, Nº 4, del 5 de julio de 1973.

122
Guerra Revolucionaria en la Argentina

La policía allanó una casa en la ciudad de Córdoba, barrio Los Na-


ranjos, donde residían oficiales y suboficiales de la Fuerza Aérea. La
casa allanada era propiedad de un suboficial de dicha fuerza (dos plan-
tas y jardín) quien la había alquilado a unos “jóvenes”. Estos eran mon-
toneros que intervinieron en el operativo La Calera y la casa les servía
de refugio.

El 8 de julio muere Maza, herido en el enfrentamiento. La Federa-


ción de Agrupaciones Integralistas de Córdoba, movimiento de estu-
diantes universitarios, emitió un comunicado que termina así: «Los que
combatimos por la liberación de la patria y el socialismo nacional, sa-
bemos lo duro que es perder un compañero de lucha, y el mejor home-
naje que podemos rendirle es continuar en el camino transitado por
él… en el compromiso a fondo con el pueblo y la revolución.»

El 30 de julio de 1970 hicieron su aparición pública las Fuerzas Ar-


madas Revolucionarias (FAR). En la tarde de ese día se apoderaron
de la localidad de Garín, en la Provincia de Buenos Aires. Los cere-
bros de la organización y de la operación fueron Marcos Osatinsky (a)
“Lucio”, Roberto Jorge Quieto (a) “Negro”, y Carlos Enrique Olmedo
(a) “Germán”. El hecho tuvo mucha difusión en los órganos de pren-
sa del día 31 de julio. Participaron 36 personas. Asaltaron la sucur-
sal del Banco de la Provincia, el destacamento policial, el domicilio
del radioaficionado Saúl Torasso, para impedirle que diera la alarma,
al igual que la oficina de Entel. También asaltaron la estación del fe-
rrocarril.

En el asalto al Banco asesinaron a un suboficial de policía que es-


taba de custodia y a una mujer. Sus nombres no se recuerdan hoy, sí en
cambio el de los guerrilleros como Osatinsky, publicitados por la impo-
nente propaganda que despliega la Revolución Mundial.

El 7 de agosto de 1970 fue alevosamente asesinado el Secretario Ge-


neral de la CGT, José Alonso. Montoneros lo mató mientras se dirigía
en su automóvil a trabajar. La causa, el Secretario General no se ple-
gaba a su plan. Era contrarrevolucionario. Los diarios del 8 de agosto
dieron amplia información.

123
Ramón Genaro Díaz Bessone

El 6 de octubre de 1970 el fiscal Fernández Speroni pide para el sa-


cerdote tercermundista Alberto Carbone 8 años prisión como coautor de
asociación ilícita calificada y autor de encubrimiento en concurso real.
En la habitación del sacerdote se encontró la máquina de escribir con la
que Montoneros prepararon el comunicado del secuestro del General
Aramburu. El 3 de julio, dos días después del asesinato, Firmenich fue
a verlo al padre Carbone, y a dejarle un maletín y la máquina de escri-
bir. El 16 de diciembre el sacerdote fue condenado a dos años de prisión
en suspenso por el delito de encubrimiento. El 20 de julio de 1972 la Cor-
te Suprema confirmó la sentencia. El padre Carbone salió en libertad en
virtud de la ley de amnistía dictada durante el gobierno de Cámpora.4

3. AÑO 1971

La revista del ERP Estrella Roja, de abril de 1971 hace una crónica
de los hechos protagonizados por esa organización, día por día, durante
los tres primeros meses del año, de ellos destacamos los siguientes:
( Muerte de doce policías, a los que se les robó el arma.
( Asaltos a armerías y otros blancos, con los que el ERP obtuvo: 21 re-
vólveres, 20 pistolas, 6 fusiles, 18 escopetas, 4 carabinas, 3 pistolas
ametralladoras, 3 miras telescópicas, y asimismo proyectiles y car-
tuchos, con los que arma a sus guerrilleros.
( Asalto a la Clínica San Lucas de San Isidro (Bs. As.), donde se apo-
dera de instrumental y medicamentos para las postas sanitarias
que atenderán a sus guerrilleros heridos.
( Asalto a un camión blindado del Banco de Córdoba del que roban to-
do el dinero que transportaba, 121 millones de pesos. De esa canti-
dad se donó 50.000 pesos a los estudiantes de la facultad de Mate-
máticas de Rosario durante una Asamblea, aclarándoles el origen de
los fondos.
( El 28 de marzo el ERP se apoderó de la planta transmisora del canal
10 de Córdoba, y proyectó durante 20 minutos la imagen del “Che” Gue-
vara, mientras se daba lectura a una proclama subversiva.

4 Ver Revista Gente, 1º de marzo de 1984. Reportaje: Padre Carbone, ¿Ud. fue
el mentor ideológico de Firmenich?

124
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El 23 de mayo, el ERP secuestró a Stanley Ferrer Sylvester, geren-


te del frigorífico Swift de Rosario, y Cónsul Honorario de Gran Breta-
ña en la misma ciudad. La revista Estrella Roja de junio de 1971 dio de-
talles del hecho, y reproduce el comunicado emitido por el ERP luego del
secuestro. Expresa dicho comunicado que:
( «el secuestro tiene como fin comenzar a aplicar la justicia popular a
una empresa imperialista».

Entre las exigencias para liberar al empresario se imponía la obli-


gación de distribuir 25 millones de pesos en alimentos en barrios que
el ERP determinaría. El parte del ERP terminaba así:
( «Argentino, a las armas hasta hacer de cada ciudadano un comba-
tiente, de cada fábrica, barrio y universidad una fortaleza. Coman-
do Luis N. Blanco.»

El 28 de mayo se sancionó la Ley 19.053 que creó la Cámara Fe-


deral en lo Penal. Posiblemente todavía se estaba a tiempo para de-
tener a la subversión mediante la Justicia Penal. Así lo pensó aquel
lúcido Ministro de Justicia que fue Jaime Perriaux cuando propició la
sanción de esta ley.

El 1º de julio, Montoneros se apodera de la localidad de San Jeróni-


mo en la Provincia de Santa Fe, asalta la sucursal del Banco de la Pro-
vincia y roba el dinero allí existente y se apodera de 27 fusiles. El día
3 de julio, las FAL roban el dinero de la Caja Popular de Ahorro de Cór-
doba. El 11 de julio un comando del ERP se apodera de la cárcel de mu-
jeres “Buen Pastor” de Córdoba y pone en libertad a las subversivas de-
tenidas, las que en un comunicado anuncian que vuelven a tomar las
armas. El 26 del mismo mes, Montoneros junto con FAL, repiten la ope-
ración, pero en Buenos Aires, en la Cárcel Correccional de Mujeres,
donde consiguen que fuguen cuatro subversivas detenidas. Estrella Ro-
ja, como de costumbre, detalla los hechos que la subversión produjo du-
rante el mes, bajo el título Crónica de la Guerra Revolucionaria que in-
cluye el asesinato de policías, robo de armas, colocación de explosivos,
robo de material quirúrgico y medicamentos, robo de células de identi-
ficación de automotores, robo de pelucas, etc., etc. Todo este relato em-
plea el lenguaje característico, los robos son llamados expropiación,

125
Ramón Genaro Díaz Bessone

los asesinatos son ejecuciones y cuando un subversivo cae en un asal-


to lo matan las “balas asesinas”.

A partir de julio de 1971, Estrella Roja comienza a publicar lo que


denomina “Ficha Técnica”, que enseña el manejo de armas y la prepa-
ración de explosivos, para la preparación militar del pueblo. En el nú-
mero de julio enseña a hacer puntería con pistola y con fusil. Dice al co-
menzar el texto:
( «Es imprescindible que todo combatiente sepa apuntar y disparar co-
rrectamente. Algunos combatientes tropiezan con grandes dificulta-
des… Para un revolucionario ningún impedimento físico, ninguna dis-
minución puede quedar por mucho tiempo sin que ésta, utilizando
la voluntad, la conciencia revolucionaria, cambie radicalmente…
Nuestro máximo ejemplo es el Che, que pese a su asma, encabezó en
Cuba y Bolivia las luchas de liberación.»

En agosto Estrella Roja enseña las técnicas de tiro. En octubre, el ma-


nejo de explosivos, en noviembre cómo construir una bomba Molotov.

El 18 de agosto el ERP intentó secuestrar al Teniente General Ju-


lio Alsogaray, en la calle, cuando salía de su domicilio en la ciudad de
Buenos Aires. El intento se frustró por la resistencia que opuso el ge-
neral. Días antes, el 12, un comando del ERP se había apoderado de la
Subcomisaría de Gonnet, provincia de Buenos Aires. El 15 el ERP co-
pó un puesto policial en Salta. En todos los casos, al igual que en los ata-
ques de ese mes a policías aislados, robaron armas y uniformes. Si bien
las organizaciones guerrilleras mantenían su identidad, cooperaban
entre sí sin distinciones, y sus órganos de prensa publicaban los hechos
de la subversión, día por día, señalando a qué organización se debían.

El 6 de septiembre el ERP asaltó y se apoderó de la prisión de Villa


Urquiza en Tucumán. Sacaron de la cárcel a catorce guerrilleros presos
y mataron a cinco guardiacárceles, modestos servidores del orden, cu-
yas muertes, al igual que las de los numerosos agentes de policía caí-
dos en otros enfrentamientos, afectaban a familias humildes. Dos días
antes, también el ERP había asaltado a la Compañía de Teléfonos en Tu-
cumán y robado 30 millones de pesos.

126
Guerra Revolucionaria en la Argentina

La edición de Cristianismo y Revolución, del mismo mes, publicó un


homenaje al guerrillero Emilio Maza, uno de los secuestradores del Ge-
neral Aramburu. Maza había muerto un año antes como consecuencia
de un hecho subversivo. Terminaba el homenaje diciendo:
p «No habrá bandera blanca. La sangre de nuestros compañeros no se-
rá negociada. Sus vidas y muertes no serán traicionadas.»

El mismo número incluía un reportaje a un estudiante de la Facul-


tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, enrolado
en la subversión. En una de las respuestas dice:
p «Es así que vemos nuestros batallones armados que constituirán las
Fuerzas Armadas Populares, el ejercicio de la justicia popular ya ex-
presado en el caso Aramburu, liberación de los prisioneros revolu-
cionarios; vemos circular nuestros propios medios de comunicación;
vemos el desarrollo de las agrupaciones de base revolucionarias, etc.»

La edición de Estrella Roja de octubre publicaba una nota sobre


Luis Pujals, “desaparecido” el mes anterior. Decía:
( «Muy pocos supieron transformar el panfleto en metralleta, el perió-
dico en fusil o pistola. Muy pocos supieron empalmar lo mejor de aque-
lla época con la nueva oleada ascendente de la clase obrera y el pue-
blo argentino que arrancando del cordobazo desemboca hoy en la gue-
rra revolucionaria. Uno de esos pocos fue el compañero Luis Pujals.
Luis ingresó en 1961 en las filas del entonces Palabra Obrera, una de
las vertientes de nuestro partido (PRT). Luis, como muchos otros, fue
atraído a las filas de la revolución, por impacto de la Revolución Cu-
bana. Cuando en 1964 Palabra Obrera y el FRIP (Frente Revolucio-
nario Indoamericano Popular) se unieron para dar origen a nuestro
Partido Revolucionario de los Trabajadores, Luis estuvo en su primer
Congreso fue promovido al Comité Central y más tarde al Comité Eje-
cutivo. En el conflicto de John Deere fue uno de los primeros en im-
pulsar la utilización de la violencia… En 1969 fue enviado a especia-
lizarse en el exterior y al regresar se encontró nuevamente envuelto
en la lucha tendencial. Fue uno de los pocos miembros del Comité
Ejecutivo que se enroló en la tendencia leninista que dio la batalla
del V Congreso y el nacimiento del ERP. Desde entonces combatió en
la Regional Buenos Aires siendo su responsable político y militar.»

127
Ramón Genaro Díaz Bessone

En la edición de noviembre de 1971 Estrella Roja dice:


( «Si leemos la Crónica de la Guerra que Estrella Roja publica todos
los números en sus últimas páginas, vemos que el accionar de las or-
ganizaciones ha decaído en los últimos tiempos… es la expresión de
un período de transición, del paso a una forma superior de la guerra.»

Veamos la crónica que aparece en ese número, correspondiente a


los hechos del mes anterior, para apreciar lo que fue un mes donde, al
decir de los subversivos, su actividad había decaído (síntesis):
(
Día 4: ERP. Copamiento del puesto policial San Felipe (Tucumán).
Día 5: FAR. En Córdoba. Allanamiento de un domicilio y robo de equi-
pos de transmisión y recepción radial.
ERP. En Córdoba. Toma del Consulado de Bolivia en homena-
je al aniversario de la muerte del “Che” Guevara.
Día 6: ERP. Santa Fe. Colocación de bombas en los edificios de la Po-
licía Federal y del Juzgado Federal.
Día 8: ERP. Toma del edificio de la Asociación Tucumana de Inter-
cambio Cultural.
Montoneros. Buenos Aires. Desarme de un policía en el esta-
blecimiento Fabril Maderera.
ERP. Santa Fe. Quema de un patrullero policial.
ERP. Santa Fe. Colocación de bomba en un domicilio.
ERP. Rosario. Colocación de una bomba en edificio en cons-
trucción para alojar a personal militar.
Día 9: ERP. Fray Luis Beltrán (Santa Fe) colocación de bombas en
la comisaría y en la empresa Brajkovic.
Día 11: ERP. Rosario. Colocación de bombas en los edificios de Alba
S.A. y de Molinos Río de la Plata.
ERP. Asalto al Registro Civil de Villa Carmela, Tucumán. Robo
de documentos de identidad, sellos y una máquina de escribir.
Día 12: FAL. Juárez Celman. Córdoba. Robo de dinamita y fulminantes.
Día 13: FAR. Córdoba. Robo de 3.100.000 pesos de la Cooperativa Puey-
rredón.
FAL. Rosario. Asalto a un local de propalación de música fun-
cional y difusión de una grabación.
Día 15: ERP. Santa Fe. Colocación de una bomba en la empresa Philips.

128
Guerra Revolucionaria en la Argentina

ERP. Córdoba. Robo de 100.000 pesos en una sucursal de Co-


rreos.
ERP. Rosario. Robo de 198.000 pesos en efectivo y 1.100.000 en
estampillas de una sucursal de Correos.
Día 16: ERP. Rosario. Robo de 400.000 pesos de una sucursal de Co-
rreos.
ERP. Ing. White (Bahía Blanca). Ocupación de una escuela e
izamiento de la bandera del ERP.
Día 17: Montoneros. Salta. Robo de mimeógrafos y máquinas de es-
cribir.
Montoneros. Salta. Bomba en el domicilio del presidente de
la Caja de Ahorro y Crédito. Córdoba. Propalación de un men-
saje grabado.
Día 18: ERP. Córdoba. Asalto a un puesto de policía ferroviaria y robo
de 6 pistolas.
ERP. Rosario. Bomba en el edificio del Banco Internacional.
Montoneros. Buenos Aires. Asalto al puesto de vigilancia de
la planta Chrysler. Robo de 9 pistolas.
Día 19: ERP. Rosario. Colocación de bombas en varios edificios de la ciu-
dad por la muerte de Pujals.
ERP. Rosario. Robo de 480.000 pesos en una sucursal de Co-
rreos.
ERP. Córdoba. Robo de 80 documentos de identidad
Montoneros. Tucumán. Se dinamita la sede del Jockey Club.
Día 20: ERP. Rosario. Asalto a la guardia y toma de la fábrica CID.
FAP. Córdoba. Se dinamita la sede del Country del Jockey
Club.
Día 21: FAP. Córdoba. Toma de la guardia del Observatorio Meteoro-
lógico Nacional.
Día 22: ERP. Rosario. Robo de 60 pelucas.
Día 23: FAR. Rosario. Robo de máquinas impresoras.
ERP. Campaña de petardos en el centro de la ciudad en apoyo
a la huelga de hambre de los presos políticos.
Día 26: ERP. Buenos Aires. Asalto a la guardia de Siam Di Tella. Ro-
bo de armas.
Día 27: FAR. Buenos Aires. Robo de un millón de pesos de un super-
mercado.

129
Ramón Genaro Díaz Bessone

Día 28: ERP. San Lorenzo (Santa Fe). Bomba en una concesionaria de
automóviles.
Día 29: ERP. Buenos Aires. Asesinato de dos policías en un colectivo y
robo de armas. Un guerrillero muerto.
FAL. Secuestro del empresario Vázquez Ibáñez. Se cobra un res-
cate de 90 millones de pesos.
Día 30: ERP. Rosario. Asalto a una armería. Robo de armas y municio-
nes. Córdoba. Asalto a dos policías.

¡Este es el saldo de un mes que según los subversivos muestra un de-


caimiento en la acción!

El ERP distribuyó un volante titulado. ¡De cada ciudadano un com-


batiente!, que decía:
( «Si Ud. ve a algún guerrillero en acción no lo delate. Si Ud. ve a al-
gún guerrillero en apuros, huyendo de la policía, ayúdelo, escon-
diéndolo o brindando datos falsos… ayude a escapar a los guerrille-
ros y no brinde datos a la policía sobre las casas desocupadas.»

4. EL AÑO QUE ASESINARON EL TENIENTE GENERAL SÁNCHEZ


Y AL DR. OBERDAN SALLUSTRO.

Aquel año 1972 puso en evidencia el tremendo desarrollo que la gue-


rra revolucionaria alcanzó en la Argentina.
Enero exhibió el asalto espectacular al Banco Nacional de Desarro-
llo, realizado por el ERP, y relatado con toda minuciosidad por Estrella
Roja en su edición enero-febrero de 1972.

El 29 de enero a las 22 y 30, mientras la guardia del banco comen-


zaba a cenar, un empleado del banco, integrante de la guardia y miem-
bro del ERP, Oscar A. Serrano, abrió la puerta de Leandro Alem 168, pa-
ra que ingresaran tres comandos de la organización subversiva. Con la
ayuda de Ángel Abus, otro empleado del banco y miembro del ERP tam-
bién, toman prisioneros a cinco guardias y un policía. Poco después
abrieron la puerta del garage del Banco, por donde entró un vehículo con
cuatro comandos y herramientas. Así se dirigieron al subsuelo donde es-

130
Guerra Revolucionaria en la Argentina

tá el tesoro. Inutilizaron la alarma, y por el conducto del aire acondicio-


nado penetraron en la antecámara. Practicaron un boquete en la caja
de seguridad por la que sustrajeron 450 millones de pesos, dinero que
se transporta a los automóviles que esperaban en el garage. Además, sus-
trajeron todas las armas de la guardia: una pistola, once revólveres,
tres pistolas ametralladoras y dos escopetas. A las 5 y 20, tras siete ho-
ras, los subversivos completaron totalmente la operación.

Pero ese mes de enero había comenzado con el asalto a la Prefectu-


ra de Zárate por Montoneros, y el asalto a la sucursal del Banco de Ita-
lia en Santa Fe, con robo de 30 millones de pesos, operación que reali-
zó FAL. El 15 de enero se atentó contra el domicilio del Dr. Jaime Pe-
rriaux, ex Ministro de Justicia, que había promovido la creación de la
Cámara Federal en lo Penal para el juicio a los subversivos.

El 18 de marzo fue asesinado en su domicilio en Olivos el dirigen-


te político del Partido Nueva Fuerza Roberto Mario Uzal, y en Quilmes,
también en su casa, el Comandante Principal de Gendarmería Pedro
Agarotti.

El 20 de marzo, la Cámara condenó a dos guerrilleros, a 9 años de pri-


sión uno y 18 años el otro. Al día siguiente, 21 de marzo, el ERP secues-
tró al director general de Fiat Concord Dr. Oberdan Sallustro, y emitió
un comunicado haciendo saber que lo tenía en una “cárcel del pueblo”.

El 6 de abril en la ciudad de Mendoza se produce el “Mendozazo”,


con hechos similares a los del “Cordobazo”. Los subversivos aprovechan
el pretexto del aumento de las tarifas eléctricas para provocar desmanes
sin relación con la causa. Estrella Roja da cuenta del incendio de 150
vehículos particulares (sus dueños son ciudadanos que nada tienen que
ver con quienes aumentaron las tarifas), “se levantan barricadas, apa-
recen francotiradores…” Como siempre para Estrella Roja hubo “brutal
represión”. Los disturbios duraron cuatro días, comenzaron el 2 de abril.

Los diarios de todo el país dieron cuenta, el 11 de abril de 1972, de


los asesinatos, con diferencia de horas, del Teniente General Sánchez
y del secuestrado Dr. Sallustro, ocurridos, el día anterior.

131
Ramón Genaro Díaz Bessone

En Rosario, el ERP y FAR conjuntamente dejaron un comunicado en


el Monumento a la Bandera; se adjudicaron el asesinato del General
Sánchez. El diario La Nación decía:
g »Algo inesperado que conmovió a la ciudad (Rosario) en sus más di-
versas manifestaciones fue el atentado perpetrado contra la más al-
ta autoridad del Ejército en Rosario, el General Juan Carlos Sánchez,
militar de prestigio y antecedentes de valor que le dan significación
a través de su distinguida carrera.»

El relato del hecho prueba la existencia de una minuciosa preparación


que no dejaba nada librado a la improvisación. Dice el mismo diario que:
g El General Sánchez, como lo hacía habitualmente con ligeras va-
riantes, se dirigía al Comando del Segundo Cuerpo de Ejército. El
automóvil en el que se trasladaba “era manejado por el suboficial Juan
Barreneche y se desplazaba por la calle Alvear… al llegar a Córdo-
ba fue abordado por un automóvil Peugeot en el momento en que un
Rastrojero se colocaba delante, lo que obligó al Ford Falcon (Gene-
ral Sánchez) a disminuir la velocidad. Del automóvil agresor se des-
plazó el techo corredizo y por la abertura emergió un individuo (ar-
mado con un fusil automático FAL) que disparó una ráfaga sobre el
alto jefe militar. El General Sánchez fue alcanzado por varios dispa-
ros, todos en la espalda, y cayó tendido en el piso del automotor. El
vehículo, sin control, pues el chofer también había sido alcanzado….
Los disparos de los guerrilleros también mataron a la señora Dora
Cucco de Ayala, que atendía un puesto de venta de diarios y revis-
tas en la esquina del atentado.

Pocas horas después, cerca del mediodía, el ERP asesinaba al Dr. Sa-
llustro. La Nación relató así los hechos:
g «Luego de soportar tres semanas de cautiverio fue alevosamente
asesinado el industrial Oberdan Sallustro. Los miembros de la or-
ganización subversiva terrorista que lo tenían secuestrado, no hesi-
taron en balearlo a mansalva cuando la guardia fue descubierta por
una reducida comisión policial. Los extremistas recibieron a balazos
a los representantes de la autoridad, hirieron a uno de ellos, mata-
ron fríamente al indefenso cautivo e intentaron fugar por los fondos
de la casa, ubicada en el entonces ya convulsionado barrio de Villa

132
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Lugano. Tres de los vándalos consiguieron desaparecer, pese al cer-


co que casi inmediatamente tendió la policía. En cambio una mujer
que los secundaba y que esgrimía también un arma, pudo ser redu-
cida y capturada. El cruel desenlace del secuestro que durante vein-
te días agitó a la opinión pública tuvo una rápida y evidente reper-
cusión, sucediéndose las expresiones de repudio por el crimen, y de
condolencia para los atribulados parientes del industrial.»

El asesinato del Dr. Sallustro fue reprobado por SS Pablo VI. Un te-
legrama enviado por el Cardenal Jean Villot, Secretado de Estado, al ar-
zobispo de Nápoles, reproducido por La Nación decía:
g «El Padre Santo… se enteró con dolor de la triste noticia de la muer-
te de Oberdan Sallustro y dirige a Ud. pastor de la arquidiócesis de
donde era originaria la familia de la víctima, la expresión de firme
reprobación por un acto de incalificable barbarie que pisotea todo de-
recho humano y sentido cristiano…»

Otro telegrama se le envió al Nuncio Apostólico en Buenos Aires pa-


ra que presentara las condolencias a la viuda. En Italia el asesinato tu-
vo amplia resonancia. La radio italiana RAI atribuyó la muerte “a extre-
mistas de izquierda pero indicando, lacónicamente, que el gobierno ar-
gentino no había facilitado ningún trámite para que los guerrilleros se
pusieran en contacto con la empresa automovilística”, según decía el des-
pacho de R. Rivière corresponsal de La Nación, reflexión absurda, una
más en las muchas relacionadas con la guerra revolucionaria en la Ar-
gentina. Por la misma radio habló el dirigente de Fiat, Umberto Agne-
lli quien «deseaba que la gente comprendiera que la violencia no paga ni
puede pagar y es un símbolo de barbarie». Agregó que «durante su últi-
mo paso por la Argentina, un par de meses atrás, vio que allí se vivían
momentos muy difíciles.»

El gobierno italiano dio el siguiente comunicado: «Ante el asesina-


to del director general de Fiat Argentina Oberdan Sallustro, el gobier-
no italiano, seguro intérprete de la emoción y del desconcierto de la opi-
nión pública, expresa profunda execración. El recurso de este delito,
que repugna la conciencia civil, debe ser firmemente rechazado como ne-
gación de un principio de humanidad (¿derechos humanos?). Los es-

133
Ramón Genaro Díaz Bessone

fuerzos para salvar la vida del doctor Sallustro fueron vanos. Las invi-
taciones a la razón no tuvieron eco, mientras prevaleció la más deplo-
rable violencia. El embajador de Italia en Buenos Aires ha sido encar-
gado de expresar su viva deploración al gobierno argentino.»

Esta vez no se trataba de “la sangre de los otros”, según decía Simo-
ne de Beauvoir, como era la sangre del General Sánchez.
Aquellas palabras se perdieron en el tiempo. Las han olvi-
dado los gobiernos italianos de la década del 80.

Mientras la muerte del Dr. Sallustro daba lugar también a expresio-


nes de condena del Presidente de Italia Giovanni Leone, y en diversos
países de Europa Occidental, en la Argentina condenaron ese asesina-
to y el del General Sánchez la Unión Industrial Argentina y otras ins-
tituciones. Acción Coordinadora de las Instituciones Empresarias Li-
bres (ACIEL) decía:
: «El caos perseguido es el medio al que se apela para imponer un ré-
gimen totalmente contrario a las tradiciones y a la historia de los ar-
gentinos que quieren convivir como seres civilizados en un estado de
derecho… Los gravísimos hechos ocurridos en el día de hoy respon-
den a un plan premeditado de violencia que trata de conmover en sus
raíces más profundas a toda la Nación…»
Por su parte la Confederación General Económica expresaba:
: «La escalada de violencia desatada en el país ha cobrado nuevas víc-
timas. Esta vez, y dentro de un contexto que no parece tener lími-
tes, ha caído el General Juan Carlos Sánchez… Los hombres y las
organizaciones la rechazamos (a la violencia) como instrumento pa-
ra alcanzar fines, cualesquiera que éstos sean.»
La Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) declaró:
: «Ante la ola de violencia criminal que se abate sobre la República,
ADEBA expresa su rechazo total a estas formas deshumanizadas
de la acción política…»
Otras expresiones de condena similares por las muertes del Dr. Sa-
llustro y del General Sánchez hicieron públicas el Colegio de Abogados
de Córdoba, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa y la Fe-
deración Universitaria (FUA) sector La Plata.

134
Guerra Revolucionaria en la Argentina

La CGT emitió un comunicado que firmaban José Rucci y Hugo Ba-


rrionuevo que decía:
: «Argentinos, la patria nos convoca en esta hora difícil y seamos dig-
nos de ella que nunca esgrimió el asesinato como instrumento de li-
beración. El pueblo se ve conmovido en lo más profundo de sus sen-
timientos cristianos ante el asesinato de seres humanos. Frente a
este nuevo acto de violencia planificada y ejecutada a sangre fría,
que nada tiene que ver con las legítimas protestas de los trabaja-
dores ante la grave crisis que soportan, no hay lugar para especu-
laciones mezquinas, ni menos aún silenciar el espontáneo y categó-
rico repudio a quienes, desde las sombras, intentan torcer el supre-
mo objetivo de la nación.»

Por su parte las 62 Organizaciones (Sindicales), con la firma de Ca-


sildo Herrera, Rogelio Coria, Estanislao Rosales y Néstor Carrasco, en-
tregaron al Presidente de la Nación General Lanusse un documento
que dice en una de sus partes:
: «Los hechos de violencia que suceden en el país –a los que se suma
hoy el asesinato de un General de la Nación– exigen definiciones
claras en todos los sectores de la vida nacional. Las 62 Organizacio-
nes no vacilan en condenar este crimen… las 62 Organizaciones con-
sideran necesario: lº Deponer todo otro sentimiento y acercar la so-
lidaridad de los trabajadores peronistas a las Fuerzas Armadas, en-
lutadas por un crimen repudiable…»

Voces, todas ellas, olvidadas, perdidas en el tiempo y en la


memoria.

Mientras ocurrían en la Argentina estos asesinatos, la guerra revo-


lucionaria expresaba la solidaridad de los subversivos italianos, que el
mismo día colocaron dos bombas incendiarias en la agencia de Aerolí-
neas Argentinas en Roma, destruyéndola, inclusive un gran mural del
pintor Castagnino.

El 10 de abril FAR asaltó un banco y robó 15 millones de pesos, ci-


fra análoga a la que robó FAP tras asaltar el City Bank en Córdoba. El
27 de abril, como cierre de este mes siniestro, el ERP asaltó el destaca-

135
Ramón Genaro Díaz Bessone

mento de policía de Río Tala, (Buenos Aires) donde murieron un sargen-


to y un policía y fue herido el comisario, robándose todas las armas.
El 1º de mayo FAR se apoderó del destacamento de la Prefectura
Nacional en Dock Sud y con él, de todo su armamento.
En el número de junio de 1972, el ERP publica su Programa, cuya
transcripción es importante como elemento de juicio para comparar con
otros programas en boga en la actualidad, y sacar conclusiones. Dice así:
( «Programa del Ejército Revolucionario del Pueblo
El Ejército Revolucionario del Pueblo uniendo su actividad comba-
tiente al de otras organizaciones hermanas ha asumido junto a ellas
la responsabilidad política y militar en el proceso de Guerra Revo-
lucionaria que ha comenzado a vivir nuestro pueblo en su lucha con-
tra la opresión económica, política, cultural y militar que la dicta-
dura ejerce en representación del imperialismo yanqui y del capita-
lismo argentino.
La Guerra Revolucionaria Argentina y Latinoamericana se desarro-
llará en un proceso prolongado que, comenzando por puñados de re-
volucionarios, irá encontrando apoyo popular hasta el momento del
triunfo final, sólo posible con la participación plena y activa de la cla-
se obrera, el estudiantado, y todo el pueblo patriota antidictatorial
y antiimperialista.
Nuestro programa de lucha es claro. Queremos:

En lo político:
a Ruptura de los pactos que nos comprometen con EE.UU. y otros paí-
ses. Su publicación y denuncia.
b Establecimiento de un gobierno de Democracia Social. Gobierno re-
volucionario del Pueblo dirigido por la clase obrera.
c Juzgamiento de los delincuentes políticos, usurpadores del poder, etc.
d Plena participación en el poder de todo el pueblo a través de sus or-
ganizaciones de masa.

En lo económico:
a Ruptura de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, Ban-
co Interamericano de Desarrollo, y todo otro organismo de control y
penetración imperialista.

136
Guerra Revolucionaria en la Argentina

b Expropiación sin pago y nacionalización de las empresas de capital


imperialista y de capitales nacionales que lo apoyan. Administra-
ción obrero-estatal de las mismas.
c Nacionalización de la Banca y el Crédito.
d Nacionalización del Comercio Exterior.
e Reforma Agraria.

En lo social:
a Reforma urbana. Solución al problema de la vivienda. Expropiación
de todas las viviendas alquiladas, propiedad de grandes capitalistas
y entrega en propiedad a sus inquilinos.
b Alfabetización de todo el pueblo, establecimiento posterior de la en-
señanza secundaria obligatoria y apertura de las universidades al
pueblo mediante programas masivos de becas.
c Eliminación de la desocupación y reapertura de las fábricas cerra-
das por interés de las grandes empresas.
d Jornales, pensiones y jubilaciones dignos que eliminen la miseria
popular.
e Libertad de cultos religiosos.

En lo militar:
a Supresión del ejército burgués, la policía y todo otro organismo re-
presivo y su reemplazo por el Ejército Revolucionario del Pueblo y
las Milicias Armadas Populares, es decir, el pueblo en armas.»

La revista Primera Plana del 18 de julio de 1972 publicó una cróni-


ca sobre, el desarrollo de una reunión de la Juventud Peronista (JP) de
la Zona 11, Santa Fe, que se había desarrollado el 9 de julio. Algunos
de sus párrafos son:
u «La Unidad en la que estamos empeñados contempla un aspecto
táctico, que significa dotar a Perón de una herramienta de gue-
rra… a la par que apunta a un objetivo estratégico de más largo
alcance; enmarcándose en un programa que supone una estrate-
gia para la toma del poder. Es una unidad que no se hace porque
sí… sino que es una UNIDAD DE GUERRA para un objetivo es-
pecífico que es la continuación y ampliación de la Guerra Revo-
lucionaria.»

137
Ramón Genaro Díaz Bessone

Comenta luego Primera Plana:


u «La definición expresa el nivel de combatividad y organización alcan-
zado por los militantes de la Juventud Peronista de la Zona II… se
reunieron para formalizar la unidad propuesta por el delegado de la
Juventud Peronista ante el Consejo Superior, Rodolfo Galimberti.5
El acto se celebró en el local de la Unión Ferroviaria de la capital san-
tafecina… La concurrencia… de las huestes juveniles superaba am-
pliamente las 2.000 personas.
u Estábamos todos con la cabeza caliente, (explicó a Primera Plana
un dirigente juvenil), ya que la mayoría habíamos participado en el
santafecinazo.
u Esta Coordinadora de la JP no se organiza para hacer hermosas decla-
raciones ni pacíficos actos –rezaba la declaración–… Se organiza pa-
ra la lucha, y está presente en todos los lugares donde surja una injus-
ticia o donde surja una movilización popular: en las fábricas, en los
barrios, en las calles, pues es ahí donde se gestará la verdadera unidad
de guerra y donde se pondrán a prueba las formas organizativas que
vayamos creando, (culmina desafiante un párrafo del documento).
u Para la propuesta coyuntural las fuerzas santafecinas y entrerria-
nas definieron el siguiente programa: 1. Elecciones y entrega del
poder en 1972 con Perón como candidato a la presidencia. 2. Plena
vigencia de la Constitución de 1949… 3. Libertad inmediata a todos
los prisioneros de guerra (políticos, gremiales, estudiantiles y com-
batientes de las organizaciones armadas). 4. Derogación de toda le-
gislación represiva, investigación y castigo para todos los responsa-
bles de torturas, secuestros y asesinatos cometidos contra el pue-
blo. 5. Cumplimiento de un programa de nacionalización. 6. Solida-
ridad activa con los combatientes de las formaciones especiales y
grupos activistas de la Guerra Revolucionaria.»
u Anunciaron: «La estrategia de la Guerra Revolucionaria se entiende
como el enfrentamiento integral entre el pueblo organizado y sus ene-
migos. Enfrentamiento que comprende todas las formas de lucha,
violentas y no violentas, en todos los ámbitos, en la fábrica, en el ba-
rrio, en la universidad, en la calle y en el cual todo peronista tiene

5 Es decir el delegado ante el mismo Perón que es el “Consejo Superior”. Ga-


limberti más tarde escapará a la Justicia refugiándose en París. (!)

138
Guerra Revolucionaria en la Argentina

un lugar de combate con un solo objetivo: contribuir a la construc-


ción del Ejército Peronista que será quien dé la batalla contra el ene-
migo para la instauración del poder popular.»
u El punto más alto de la euforia colectiva alcanzado por los 2.000 jó-
venes fue cuando se dio lectura a un comunicado de adhesión de la
organización político militar peronista Montoneros. El grito que inun-
dó el salón fue el de «FAR/Montoneros son nuestros compañeros.»

El 29 de julio hubo en La Plata una reunión similar, en el local de


FOECYT (Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomu-
nicaciones), que convocó a la Juventud Peronista de la Provincia de
Buenos Aires. La Revista Primera Plana del 8 de agosto de 1972 da
cuenta del acto. De allí extraemos los siguientes párrafos:
u «Las primeras mociones: que el congreso sesionara con el nombre de
Daniel Balbuena –compañero soldado de las Fuerzas Armadas Pe-
ronistas que militara anteriormente en la JP de La Plata y la FURN,
y que cayera en acción el 26 de enero pasado (1972). Que su presiden-
te honorario fuera (el guerrillero) Juan Pablo Maestre y al mismo
tiempo (que sesionara) como homenaje a Eva Perón y a todos los caí-
dos en la lucha por la liberación.»
u Se leyó un documento de FAR y Montoneros, similar al de Santa Fe.
En apretada síntesis el documento expresa: (señalamos algunos pá-
rrafos).
u «Que para nosotros al igual que para Perón la violencia en manos del
Pueblo no es violencia, es justicia.
u Que las tres banderas de Justicia, Libertad y Soberanía proclama-
das en 1945 constituyen la síntesis de la ideología peronista.
u Que dichas banderas pueden ser alcanzadas hoy sólo a través de lo
que el General ha llamado el Socialismo Nacional.
u Que el mismo ha de ser llevado a cabo desde el poder, al que sólo
se podrá llegar a través de la estrategia de Guerra Popular Revo-
lucionaria.
u Que la misma implica dos factores esenciales: uno un trabajo de ba-
ses que tienda a hacer de cada peronista un cuadro político de esta
estrategia; segundo, la formación y desarrollo del Ejército Peronis-
ta que tiene su germen en las OAP (organizaciones armadas peronis-
tas) en quienes la JP reconoce a los mejores compañeros.

139
Ramón Genaro Díaz Bessone

El 15 de agosto se produce la espectacular fuga de guerrilleros de la


cárcel de Rawson de que dan cuenta los diarios del país al día siguien-
te y sucesivos, y también los órganos de prensa de los subversivos, Es-
trella Roja de septiembre de 1972 y Evita Montonera de agosto de 1975.

Estaban presos en el penal de Rawson los jefes de las principales or-


ganizaciones subversivas: Roberto Mario Santucho y su esposa (ERP),
Roberto Quieto (FAR), Marcos Osatinaky (FAR), Fernando Vaca Narva-
ja (Montoneros), Domingo Mena (ERP) y Enrique Gorriarán Merlo (ERP);
todos ellos excepto Ana María Santucho, lograron fugar a Chile.

Las condiciones de seguridad del penal eran deplorables. Los miem-


bros de organizaciones políticas enrolados con la subversión o simpati-
zantes, y los defensores de los guerrilleros, que los visitaban, lograron
hacerle llegar a Santucho una pistola ametralladora, a Osatinsky una
pistola, y a Vaca Narvaja un uniforme de oficial del Ejército.

El 15 de agosto, aproximadamente a las 18 horas, Santucho y Osa-


tinsky piden hablar con el jefe de turno del penal, para exponerle una
de las tantas y habituales quejas (que ellos no admitían en sus “cárce-
les del pueblo”). Sacan las armas en el momento preciso y se apoderan
del jefe de turno. Con éste como escudo, van reduciendo a los guardia-
nes y apoderándose de sus armas hasta copar la guardia con todo el ar-
mamento. Matan al ayudante de 5a. Juan Gregorio Valenzuela y que-
da herido otro guardián de la misma jerarquía Justino Galarraga.
Dueños del penal, piden 6 autos “remise”, mientras 6 de ellos, los gue-
rrilleros más importantes, escapan en un automóvil y una camioneta que
estaban en el penal, rumbo al aeropuerto de Trelew, adonde llegan apro-
ximadamente a las 19 y 15 horas.

En ese momento estaba por levantar vuelo un avión Boeing que ha-
cía el servicio de cabotaje, en cuyo interior viajaban cuatro subversivos,
preparados para coparlo. Un guerrillero con uniforme del penal avisa a
la torre de vuelo que hay una bomba en el interior de ese avión y así se
lo hace volver. Los guerrilleros se apoderan del avión y sin esperar al res-
to que llegó desde Rawson a los pocos minutos en los 6 autos “remise”,
parten y obligan al piloto a dirigirse a Santiago de Chile, donde se pon-

140
Guerra Revolucionaria en la Argentina

drán a salvo. Allí gobernaba el marxista Salvador Allende. Santucho,


Quieto, Mena, Vaca Narvaja, Osatinsky y Gorriarán Merlo, volverán
después, clandestinamente, a la Argentina, para seguir la guerra.

Una vez en el aeropuerto de Trelew, donde se encontraba uno de los


abogados defensores de los guerrilleros, Abel Roberto Amaya, los restan-
tes subversivos, diecinueve en total, esperan un nuevo avión. Pero a
las 19 y 30 horas en el penal de Rawson se consiguió dar la alarma y avi-
sar a la base aeronaval de la Armada, “Comandante Zar”, en Trelew. Des-
de allí se avisó a un Boeing 737 que iba rumbo a Trelew y se lo hizo re-
gresar a Comodoro Rivadavia.

Finalmente, a las 23 horas, los guerrilleros que estaban en el aero-


puerto se rindieron, y al día siguiente lo hacen los que habían quedado
en el penal de Rawson. Además, en los controles que las fuerzas de se-
guridad realizan sobre los alrededores, detienen a otros guerrilleros que
habían actuado como apoyo, entre ellos Jorge Omar Lewinger de FAR.

Detenidos nuevamente los guerrilleros que no consiguieron esca-


par del aeropuerto, son llevados a la base aeronaval “Comandante
Zar”, dadas las condiciones en que había quedado el penal. El 22 de
agosto, estos guerrilleros intentan una nueva fuga y en esa oportuni-
dad mueren 16 de ellos. Ese día es conmemorado por la guerrilla co-
mo el de los “Héroes de Trelew”. Cuando el ERP se divida, una de las
fracciones se autodenominará ERP–22 de agosto. El hecho de Trelew
fue presentado como “una masacre” por la subversión y sus apoyos, y
desde el día siguiente dieron motivo a movilización de estudiantes en
Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Tucumán. En Buenos Aires, fren-
te a los Tribunales, el Movimiento Renovador de abogados realizó un
acto de protesta. El velatorio de los restos de algunos guerrilleros en
locales del Partido Justicialista, dio motivo a que se produjeran ma-
nifestaciones políticas de la Juventud Peronista y de simpatizantes de
la Guerra Revolucionaria.

El 21 de septiembre, en Córdoba, las FAP secuestraron al empresa-


rio Aldo Benito Roggio y lograron obtener 200 millones de pesos por su
rescate.

141
Ramón Genaro Díaz Bessone

En la edición de octubre de 1972, Estrella Roja hace una violenta crí-


tica a Perón en un artículo que titula: El ERP y los 10 puntos del Gene-
ral Perón. Entre otros conceptos dice:
( «El General Perón ha hecho conocer hace unos días un plan de 10 pun-
tos, que ha dirigido a la Dictadura Militar, y que según él es un plan
para la reconstrucción nacional.
( Este plan, conocido ya por todos, no significa ninguna ayuda para la
lucha que por su liberación nacional y social ha emprendido nues-
tro pueblo, traducida en la magníficas movilizaciones de masas y el
decidido accionar de la guerrilla. En estos momentos, en que preci-
samente, las luchas heroicas que el pueblo libró en las calles de to-
das las grandes ciudades del país, y los certeros golpes que las or-
ganizaciones armadas asestaron al enemigo, habían castigado du-
ramente a los militares y a los explotadores, cuando la dictadura se
tambalea al borde del precipicio, el Gral. Perón le tiende una mano
para ayudarla a salir de esa difícil situación. El Gral. Perón le ofre-
ce la conciliación y el diálogo. Les regala un plan para que se salven
y puedan seguir engañando y explotando al pueblo.
( Ningún patriota, ningún revolucionario, puede conciliar con la Dic-
tadura Militar asesina. Al proponer el plan de diez puntos el Gral.
Perón esta negociando con la sangre de los caídos, los sufrimientos
de los presos, la miseria del pueblo y la ruina del país.
( En momentos en que es más necesario que nunca fortalecer a la gue-
rrilla, unificando su actividad, el Gral. Perón propone negociar su
desarme para entregarla al enemigo.
( Los 10 puntos del plan del Gral. Perón no están al servicio del pue-
blo, no están al servicio de la revolución, están al servicio de los ex-
plotadores, al servicio de la contrarrevolución.»

Pocos documentos como éste son tan clarificadores. La guerrilla le


muestra por primera vez sus garras a Perón, a quien no le será posible
controlarla. La guerrilla está empeñada en una guerra santa, al estilo
musulmán. No admite convivencia con los portadores de valores opues-
tos. Está empeñada en una guerra de exterminio; su triunfo hace avi-
sorar el paredón, al estilo de Fidel Castro, para todos aquellos a los que
denuncia, para todos los opositores, y naturalmente los enemigos. Mien-
tras, reclama todos los derechos para sus miembros que caen prisioneros.

142
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El 8 de noviembre, un comando de las FAR secuestró en Buenos Ai-


res al empresario E. Barrella, de Industrias Metalúrgicas Argentinas,
y obtuvo 500 millones de pesos por su rescate, más que lo robado en el
Banco Nacional de Desarrollo.

El 30 de noviembre, según Estrella Roja de enero de 1973, se realizó


un “Juicio Político a la Dictadura” en la Facultad de Ciencias Matemáti-
cas de Rosario. En él participaron “abogados defensores salidos de la cár-
cel de la dictadura, curas tercermundistas, familiares de detenidos y de
un fusilado de Trelew ante numeroso público”. El artículo comienza así:
( «La ciudad de Rosario ha sido víctima nuevamente de la violencia
desatada por la dictadura».

Meses antes la guerrilla había asesinado allí al General Sánchez y


a la Señora Dora Cucco de Ayala que atendía su quiosco de diarios.

Este año trágico mostró otro secuestro sensacional. El 10 de diciem-


bre un comando del ERP secuestró a R. Grove, del frigorífico Anglo, y
obtuvo por su rescate 1.000 millones de pesos, que servirían, como de-
cía Estrella Roja de enero de 1973, «para continuar impulsando la gue-
rra popular revolucionaria.»

Ante estos hechos comenzó a producirse el éxodo de empre-


sarios y directivos de empresas extranjeras, pero aún faltaba la cul-
minación de la escalada en la guerra revolucionaria.

El año se cerró el 28 de diciembre con el asesinato del Contraalmi-


rante (retirado) E. R. Berisso, en Lomas de Zamora, Provincia de Bue-
nos Aires. El Contraalmirante había ido en su automóvil con su esposa
a un supermercado, para hacer las compras habituales. A la salida, y al
lado de su esposa, a sangre fría, fue asesinado por un comando de las FAR.

5. LOS PRIMEROS CINCO MESES DE 1973

El 10 de enero un comando del ERP se apoderó de un tren que ha-


cía el recorrido entre Rosario y Pérez (Santa Fe), en el que viajaban

143
Ramón Genaro Díaz Bessone

aproximadamente 1.000 obreros del taller ferroviario de Pérez (Ferro-


carriles del Estado). Pintaron la estrella del ERP en los vagones y les
distribuyeron su revista Estrella Roja. Fue el primer hecho resonante
del año, ya que antes la guerrilla llevó a cabo operaciones muy repeti-
das, como asaltos a policías. El día 12 de enero otro comando del ERP
copó la fábrica de motocicletas Luján, en Córdoba, y también en este ca-
so los guerrilleros arengaron a los obreros. El mes se cerró con un sal-
do de 8 policías asaltados y asesinados. Ya casi era una rutina en la cró-
nica de los diarios.

Estrella Roja del ERP, en el mes de enero, incluye un artículo con con-
ceptos y terminología que usa la subversión permanentemente y en
nuestros días. Señalaremos algunos párrafos:
( «La guerra es la continuación de la política por otros medios.
( Las manifestaciones espontáneas (!) de las masas que surgen a par-
tir de 1969, Cordobazo, Gral. Roca, Malargüe, etc. junto a las orga-
nizaciones armadas del pueblo (guerrillas), han comenzado a reco-
rrer el camino de la Guerra Popular Revolucionaria… obligando a
la dictadura militar a mostrar su verdadera cara. A las piedras6 y
barricadas, se responde con ráfagas de ametralladoras y cárceles, y
al accionar guerrillero con secuestros, fusilamientos, torturas y con-
finamiento de los revolucionarios en los campos de concentración de
la dictadura”.
( La nuestra es una guerra justa.»

Por milésima vez la guerrilla repite que está en guerra. El Esta-


do Nacional ya no tiene el monopolio de la violencia en su interior.

El 28 de febrero de 1973, a once días de las elecciones nacionales, el


ERP asaltó y ocupó el cuartel del Batallón de Comunicaciones 141, ubi-
cado en el Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba. El hecho fue re-
latado con todo detalle en el número extra que editó Estrella Roja con
tal motivo.

6 El lenguaje típico de la subversión: piedras; las armas de fuego, las bom-


bas molotov que enseñan a construir no se mencionan, tampoco las ‘cárce-
les del pueblo’, los asaltos, los asesinatos, los secuestros, etc.

144
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El Batallón se encontraba haciendo ejercicios fuera del cuartel,


en el campo de la guarnición Córdoba, sobre las primeras estribacio-
nes de las sierras. El cuartel había quedado a cargo de una guardia.
La operación tuvo un entregador. El soldado Félix Roque Giménez
estaba cumpliendo el servicio militar en el Batallón. Antes de ser in-
corporado se había recibido de maestro en su ciudad natal, Villa Mer-
cedes, San Luis.

A las 2 de la mañana el soldado Giménez, valiéndose de un ardid,


desarmó al centinela de un puesto de guardia, que no podía sospechar
de un compañero de servicio militar. Por ese puesto ingresaron al cuar-
tel los efectivos de la guerrilla. Ya adentro del cuartel fueron copando
los otros puestos y la guardia. La operación duró aproximadamente
cuatro horas, durante la noche. En esa acción la guerrilla se apoderó de
74 fusiles automáticos livianos (FAL) y 2 pesados (FAP), 112 pistolas,
2 ametralladoras, 5 lanzagranadas, 74 pistolas ametralladoras, 600
proyectiles para fusil y otros elementos de menor importancia. El ERP
condecoró al ex soldado del Ejército Argentino que abrió la puerta del
cuartel y pasó a ser soldado del ERP.

El 11 de marzo se realizaron las elecciones nacionales que llevaron


a la presidencia al Dr. Cámpora, triunfo del Frente Justicialista de Li-
beración (FREJULI), que fue ratificado en abril.

Después de las elecciones, la guerrilla continuó diariamente con sus


acciones, sin diferencia con los meses anteriores. Entre los hechos más
salientes se contaron el copamiento de la central termonuclear de Atu-
cha el 25 de marzo y la colocación de una bomba en el edificio “Liber-
tad” sede del Comando en Jefe de la Armada, el 30 del mismo mes. Es-
trella Roja dio así la noticia:
( «Estalló una bomba en el Ministerio de Marina en el Edificio del Co-
mando en Jefe de la Armada pereciendo accidentalmente nuestro
compañero Julio César Provenzano (conscripto) que la portaba.»

El mismo número de la citada revista, del 3 de abril de 1973, dio


cuenta detallada del secuestro del Contraalmirante Francisco Agustín
Alemán, realizado por el ERP. Dice Estrella Roja:

145
Ramón Genaro Díaz Bessone

( «En cuanto a la operación, ella se desarrolló normalmente y sin ma-


yores dificultades, y contó con la colaboración especial de los comba-
tientes del ERP Oscar Ciarlotti y Magdalena Nosiglia, que por ser
parientes de Alemán estaban en condiciones de facilitar su captura.»

Lo que no dijo el ERP es que Ciarlotti era sobrino del Contraalmi-


rante y había sido criado por él como un hijo. Entró a la casa como tal,
y como siempre, y para gran sorpresa del marino y de su esposa, y no
menor amargura, lo secuestró. El Almirante Alemán fue puesto en una
“cárcel del pueblo,” y el país vio su imagen en ella, proyectada en las pan-
tallas de televisión, como exigencia de la guerrilla para no matarlo.

Los diarios del 27 de abril dieron cuenta del secuestro del Comandan-
te Principal de Gendarmería Nacional Jacobo Nasif, a cargo interino de
la Jefatura General de la Región Noroeste del cuerpo de seguridad nom-
brado. El secuestro fue realizado el día anterior por el ERP, que distri-
buyó un comunicado de prensa con la fotografía de Nasif en una “cárcel
del pueblo”. Ese comunicado preanunciaba el asesinato del Secretario Ge-
neral de la CGT José Rucci. El ERP obligó al Comandante Nasif a redac-
tar una declaración que luego distribuyó en forma de panfleto.

El 30 de abril, también el ERP, asaltó al Destacamento Policial de


Pérez, Santa Fe, y robó armamento.

En la primera página y a todo lo ancho, fue anunciado en todos los


diarios del país el día 2 de mayo (el 1º no se editaron) el asesinato del
Almirante (retirado) Hermes J. Quijada. El asesinato había ocurrido
el 30 de abril a las 9 y 30 horas. Los principales títulos del diario La Pren-
sa decían así:
g «Fue asesinado anteayer el almirante Hermes Quijada. Honda reper-
cusión por este nuevo hecho. Declárase zona de emergencia a la capi-
tal y cinco provincias (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y
Tucumán). El presidente llamó a Cámpora, que llega hoy, para tratar
la situación. Es un atentado contra el pueblo argentino todo. El crimen
fue cometido ante la vista de muchas personas. Los asesinos viajaban
en una motocicleta que abandonaron en la zona de la Recoleta».
El Almirante Quijada fue el primer piloto aviador argentino que ate-

146
Guerra Revolucionaria en la Argentina

rrizó en el polo sur. La crónica relata que el Almirante se dirigía a su


trabajo en automóvil, cuando aproximadamente a las 9 y 30 horas de-
bió detenerse en un semáforo en la esquina de las calles Junín y Can-
gallo de la Capital Federal. A su costado se detuvo una motocicleta ocu-
pada por dos guerrilleros. El que viajaba en la parte posterior descen-
dió y con una pistola disparó a quemarropa seis balazos contra el almi-
rante, matándolo, ante numerosas personas. Los guerrilleros del ERP
22 de agosto huyeron. El chofer del Almirante descendió del auto y dis-
paró contra los agresores, hiriendo de muerte al autor de los disparos,
siempre ubicado en el asiento posterior de la motocicleta. Estos en su
fuga chocaron cerca de la Facultad de Derecho. El 2 de mayo, una lla-
mada telefónica del ERP hizo saber que el guerrillero herido había
muerto y se encontraba en un departamento del barrio de Palermo,
donde efectivamente fue hallado el cadáver. Se llamaba Víctor José Fer-
nández Palmeiro, con larga actuación en el ERP. Había sido detenido y
alojado en la cárcel de Villa Devoto de donde fugó en febrero de 1972.
En 1971 integró el grupo que intentó secuestrar al General Julio Also-
garay y participó en el secuestro y muerte del Dr. Oberdan Sallustro.

El diario La Prensa del 2 de mayo consignaba que:


g «distintas fuentes consultadas (en la Casa de Gobierno) no ocultaron
su disgusto y hasta irritación por la falta de condenación a esos hechos
delictivos por parte de las autoridades recientemente electas…»

Tres días antes de asumir el Dr. Cámpora, fue asesinado por un co-
mando de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) el dirigente sindical Dirk
Henry Kloosterman, Secretario del Sindicato de Mecánicos y Afines del
Transporte Automotor (SMATA), que también era vicepresidente de la
Federación Internacional de Trabajadores de la Industria Metalúrgica,
elegido en el Congreso realizado en Lausana, Suiza. Viajaba solo y des-
armado, desde La Plata hacia la Capital Federal. Cerca del mediodía
del 22 de mayo los guerrilleros le cerraron el paso y lo mataron. Ese mis-
mo día se intentó secuestrar a un ejecutivo de Swift, el Sr. Volinsky.

El ciclo se cerró con el atentado contra un ejecutivo de Ford, el Sr.


Luis Giovanelli, realizado el 23 de mayo, que causó su fallecimiento. El
mismo día fue secuestrado el Ingeniero Bellinson, gerente de la empre-

147
Ramón Genaro Díaz Bessone

sa “Babic”. El 24 de mayo se realizó un atentado con explosivos contra


el domicilio del director del Instituto de Computación de la Universidad
de Santiago del Estero.

El nuevo gobierno estaba por asumir. Estrella Roja, la revista del ERP,
en su edición del 14 de mayo le advertía:
( «… nuestra organización no atacará al nuevo gobierno, mientras és-
te no ataque al pueblo y a la guerrilla.»
Anunciaba que:
( «seguiría combatiendo a las empresas y a las Fuerzas Armadas con-
trarrevolucionarias, (las Fuerzas Armadas de la Nación), y no ata-
caría a la policía mientras permaneciera neutral.»

Le exigía al presidente Cámpora, que armara el brazo del pueblo, y


favoreciera el desarrollo del ejército popular revolucionario; que enfren-
tara a los burócratas sindicales con una nueva dirección clasista y com-
batiente. Exigía la expropiación de la propiedad privada y la estatiza-
ción de los bancos privados.

148
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO VI

LA LIBERTAD DE LOS GUERRILLEROS Y


LA LEY DE AMNISTÍA (MAYO DE 1973)

1. LA LIBERTAD DE LOS GUERRILLEROS

Así la describe Estrella Roja de junio de 1973:


( «El 24 de mayo (1973) al caer la tarde, como símbolo de la derrota
de esos verdugos (el personal de Institutos Penales) en el propio in-
terior de los campos de concentración dictatoriales (las cárceles), to-
mamos la planta de celulares, donde estábamos alojados los presos
políticos (cárcel de Villa Devoto).
( Fue una operación sencilla, realizada de manera pacífica, sin mayor
resistencia del personal. Copamos los teléfonos y el centro de celado-
res de cada piso y nos hicimos entregar las llaves. De allí no saldrí-
amos más que rumbo a la libertad.
( Nos preparábamos así para recibir a nuestro pueblo, que sabíamos
vendría el 25 para exigir nuestra liberación.
( Comenzamos por preparar las banderas y los carteles que en las pri-
meras horas del 25 colgaríamos en las paredes de la planta. También
hicimos reuniones y cenamos todos juntos en el primer piso acompa-
ñados por algunos legisladores que estuvieron apoyando nuestra lucha.
( Cabe destacar el clima de fraternidad y camaradería que reinaba
entre los combatientes de todas las organizaciones, el mismo clima
con que enfrentamos siempre al enemigo común, el clima que hizo
posible el 15 de agosto en Rawson.
( También en la mañana del 25 rompimos los ventanales del segun-
do, tercero y cuarto piso, para comunicamos fluidamente con los ma-
nifestantes que llegarían más tarde y también rompimos el techo
para poder colocar allí mástiles. Poco después una enorme bandera
del Ejército Revolucionario del Pueblo ondeaba sobre la otrora si-
niestra planta de celulares. Todo un símbolo de nuestra liberación.
( Alrededor de las 4 de la tarde (del 25 de mayo) llegaron las prime-
ras columnas, que fueron creciendo minuto a minuto hasta la hora

149
Ramón Genaro Díaz Bessone

de nuestra salida. Con un megáfono que habíamos logrado introdu-


cir en el Penal comenzamos a comunicarnos con ellos, entablando un
cálido diálogo que comenzaba a tener para nosotros el hondo sabor
de la libertad, el maravilloso sabor de la solidaridad popular.
( Estaban con nosotros legisladores, periodistas, familiares, muchos de
los que hicieron posible con su esforzada labor esa hora magnífica…
( Hacia las 10 de la noche, la presión popular sobre los portones de la
cárcel era tremenda. Docenas de miles de personas exigían a gritos
nuestra libertad inmediata.
( Tres delegados de la Coordinadora de los presos fueron llamados a
la Dirección, desde cuyas terrazas se dialogaba con la multitud: Ri-
vas y Ernst de las hermanas organizaciones armadas peronistas
FAR y Montoneros y nuestro compañero Pedro Luis Cazes Camare-
ro.
( La Dirección del Penal quería que les pidiéramos a los compañeros que
se desconcentraran. Los compañeros señalaron lo absurdo de esa pre-
tensión y se suscitó un tenso diálogo telefónico con el flamante Mi-
nistro del Interior Sr. Righi… poco más tarde el Dr. Abal Medina (Juan
Manuel) y los Diputados Presentes –del Frejuli y la Alianza Popular
Revolucionaria (APR) –se comprometieron ante los manifestantes en
el sentido de un indulto inmediato y firmaron un acta con la direc-
ción del Penal. Comenzamos entonces a prepararnos para la salida…
Así encolumnados en fila de tres abandonamos Villa Devoto.»
Dice también Estrella Roja:
( «Adelante se nos abría una nueva realidad, que nuestro pueblo nos
señalaba con sus cantos: El pueblo los libera, la lucha los espe-
ra. A cada guerrillero lo espera su fusil.
( 72 Combatientes liberados del ERP con el puño en alto, con nuestra
bandera y nuestros brazaletes, cantando nuestra marcha, consti-
tuimos la última columna que abandonó Villa Devoto…»

La revista Somos1 dijo:


u «Un total de 371 detenidos se beneficiaron con el indulto. De ellos,
173 llegaron por vía aérea a Ezeiza, desde Rawson, el 26 (de mayo).

1 Las grandes investigaciones de Somos. Historia y personajes de una época


trágica, Editorial Atlántida, Bs. As., 23 de agosto de 1977.

150
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Nuevos incidentes, ataques y depredaciones por parte de los grupos


extremistas se reiteran, impunemente, en el aeropuerto. Las pare-
des de la estación aérea y hasta algunos aviones quedaron recubier-
tos por leyendas pintadas con aerosol por jóvenes encapuchados que
recibieron con violenta euforia la llegada de los liberados.»

Y sobre la libertad a los guerrilleros dice la misma revista:


u «Al anochecer, varias columnas de manifestantes provenientes del
centro de la ciudad convergen en Villa Devoto y rodean los muros ex-
teriores de la cárcel, exigiendo la libertad de los guerrilleros y de
los presos comunes conexos.
u «Presionado por su entorno ultraizquierdista, Cámpora firma el in-
dulto… Cerca de medianoche los presos comienzan a abandonar la
cárcel. Varias horas antes los reclusos habían tomado los pabellones
donde estaban alojados, protagonizando episodios de violencia con
los guardiacárceles. Entre los extremistas liberados se contaban Ro-
dolfo Alsina Bea, Manuel Ponce de León, y Sigfrido De Benedetti, to-
dos ellos procesados por el secuestro y posterior muerte del indus-
trial Oberdan Sallustro; Roberto Montoya y Julio Roqué, por el ase-
sinato del General Sánchez, Alberto Carlos Maguid, por el caso Aram-
buru, y María Antonia Berger, Ricardo René Haivar y Alberto Camps,
sobrevivientes del enfrentamiento entre presos y fuerzas de seguri-
dad en la cárcel de Trelew.»

Cabe acotar que todos los terroristas presos habían sido condenados
por la Cámara Federal en lo Penal.

Continúa Somos:
u «Ocho Diputados nacionales –dos de UDELPA y media docena del FRE-
JULI– entre los que se encontraban Héctor Sandler, Juan Carlos Co-
mínguez, Santiago Díaz Ortiz y Diego Muñiz Barreto, se hicieron car-
go de hacer cumplir el indulto. También participaron activamente en
las gestiones que antecedieron a la liberación de los detenidos Juan Ma-
nuel Abal Medina y el ex obispo de Avellaneda Jerónimo Podestá.»

Para escarnio de la memoria del General Aramburu, fundador del


partido político UDELPA, uno de sus ex hombres de confianza, Héctor

151
Ramón Genaro Díaz Bessone

Sandler, estaba poniendo en libertad a responsables del asesinato de


Aramburu, y pasaría a colaborar activamente con los subversivos des-
de su banca de Diputado, traicionando a sus electores, y más tarde des-
de el exterior, cuando se instaló en México.

Sigue Somos:
u «De poco valía ya el proyecto de ley de amnistía presentado por el
Poder Ejecutivo al Parlamento que se aprobó en la madrugada del
sábado 26. Apenas para convalidar un hecho consumado.»

2. EL 25 DE MAYO Y LOS DÍAS POSTERIORES

Estrella Roja (ERP), relata así los hechos:


( 25 de mayo: Buenos Aires. Manifestantes con banderas y carteles
de las organizaciones armadas peronistas se establecen en Plaza
de Mayo. Se hostiliza la despedida del regimiento de Granaderos
presenciada por el Gral. Lanusse. Es perseguido el Contraalmiran-
te Coda cuando se dirigía a la Casa Rosada. Se impide descender
del auto al ex Ministro Mor Roig. La banda de la Escuela de Me-
cánica de la Armada es hostilizada con el estribillo “Ya van a ver
cuando venguemos a los muertos de Trelew…” Coches de funcio-
narios oficiales fueron volcados y quemados. William Rogers, se-
cretario de estado norteamericano y el presidente Bordaberry del
Uruguay no pudieron llegar a la casa de gobierno, en cambio el pre-
sidente Dorticós de Cuba fue escoltado por el pueblo que impidió
la custodia policial. Se suspende el desfile militar. Se pintan ve-
hículos militares con leyendas favorables a las organizaciones ar-
madas. (En la calle no sólo se pintaban con aerosol los vehículos
militares, sino la espalda de los soldados conscriptos formados
para rendir honores).

Sigue Estrella Roja relatando el 25 de mayo:


( «Tucumán. Manifestantes intentaban derribar el portón de la cár-
cel de Villa Urquiza. Córdoba: Manifestantes atentan contra el edi-
ficio de la Gendarmería Nacional, son resistidos por la guardia con
disparos y se pintan las siglas de FAR…

152
Guerra Revolucionaria en la Argentina

( París, Francia. Fueron ocupadas las dependencias de la Embajada


Argentina en esa ciudad, exigiéndose un minuto de silencio por los
guerrilleros muertos en la lucha contra la dictadura. Se colocaron afi-
ches del ERP.»

Este grave hecho empieza a poner en evidencia el enorme apoyo que


tenían y seguirían teniendo los subversivos en París, origen de la ma-
yor parte de la propaganda antiargentina en el exterior.

Sigue Estrella Roja:


( «26 de mayo. Rawson, Chubut. A las 2 de la mañana después de co-
nocerse los sucesos de Villa Devoto, los presos políticos proceden a
tomar el Penal… A las 7,45 recobran la libertad… Buenos Aires.
Llegan a Ezeiza los aviones con los liberados procedentes de Tre-
lew. Son esperados por más de cinco mil personas entonando consig-
nas y con banderas de las distintas organizaciones armadas. Se bau-
tiza al Aeropuerto con el nombre de Héroes de Trelew. Se libera a los
presos políticos (guerrilleros) en otros penales del país.
( 27 de mayo: Tucumán. Manifestaciones que esperan a los libera-
dos ocupan el aeropuerto. Leyendas del ERP, FAL, FAR, FAP y
Montoneros, oradores abogaron por la unidad de las organizacio-
nes armadas.
( 29 de mayo: Córdoba. Se conmemora con una gran concentración
un nuevo aniversario del “Cordobazo”; se otorga el nombre de Má-
ximo Mena (guerrillero muerto) al Boulevard San Juan, y usan de
la palabra el presidente Dorticós, los sindicalistas Atilio López, Re-
né Salamanca y Agustín Tosco y los representantes de las organiza-
ciones guerrilleras ERP, FAR y Montoneros.
( Buenos Aires. Recobró su libertad Enrique Fridman, Gerente Ge-
neral de la empresa Cromo Hojalatería Mecánica Lanín S. A., dete-
nido en una “cárcel de pueblo”. (Previo satisfacer condiciones im-
puestas por FAR).
Estrella Roja dice que en el acto del 29 de mayo en Córdoba se gri-
tó: Cuba va del brazo de nuestro Cordobazo.
Por su parte “Somos” en la edición ya mencionada relata los hechos:
u 25 de mayo: En el acceso a la Casa Rosada que da sobre la calle Ri-

153
Ramón Genaro Díaz Bessone

vadavia medio millar de jóvenes que se identifican con emblemas


de las organizaciones subversivas intentan forzar su ingreso al pa-
lacio gubernamental. Hubo heridos de bala entre los manifestantes
y el personal policial encargado de la custodia del edificio. Varios
militares uniformados –algunos pertenecientes a delegaciones extran-
jeras y otros a nuestras Fuerzas Armadas, como es el caso del Co-
mandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier Carlos Alberto Rey,
y de su par de la Marina, Almirante Carlos Coda– fueron agredidos
de palabra y de hecho.
u También fue atacado el automóvil en que viajaba el Cardenal Pri-
mado de la Argentina, monseñor Antonio Caggiano, y fueron volca-
dos e incendiados otros cinco coches, una motocicleta policial y un ca-
rro de asalto.
u Héctor J. Cámpora firmó el acta de traspaso del mandato e invitó lue-
go a rubricar el documento a dos especiales visitantes: el presiden-
te de Cuba, Osvaldo Dorticós Torrado, y el de Chile, Salvador Allen-
de. Redoblan las consignas por la patria socialista y contra el impe-
rialismo yanqui y se levantan voces reclamando la libertad de los pre-
sos políticos –en realidad se refieren a los detenidos por las fuerzas
legales–, al tiempo que se vitorea a los héroes de Trelew y a los már-
tires de la lucha por la liberación.
u … Ricardo Obregón Cano juró como gobernador de Córdoba ante un
inmenso cartel en el cual se leía: Córdoba primera provincia socia-
lista de la Argentina.
u 26 de mayo: En la Plata, el recién instalado gobernador Oscar R.
Bidegain concedía su primera entrevista a un grupo de guerrilleros
que acababan de ser liberados. Entre ellos se encontraban Envar El
Kadre y Juan Carlos Mena, quienes resumieron la posición que
adoptarían en el futuro sus respectivas organizaciones con un par de
lacónicas frases: Volveremos a luchar. No habrá tregua.
u 29 de mayo: En Córdoba, se evoca con un acto que se gesta con el aval
de los gobernadores provinciales, un nuevo aniversario –el cuarto–
del conato subversivo conocido como el cordobazo… En el acto, al
que asistió el presidente cubano Dorticós Torrado, portador de un ca-
luroso saludo del compañero Fidel Castro a los guerrilleros argenti-
nos, hablaron el vicegobernador Atilio López … ; el montonero Re-
né Bustos; el cabecilla del ERP, Raúl Mena; y el gremialista Agus-

154
Guerra Revolucionaria en la Argentina

tín Tosco, titular del sindicado de Luz y Fuerza, seccional Córdoba,


de neto perfil trotskista.»

Dice Somos que:


u «el mismo 29 de mayo, el gobernador de Mendoza, recibió complaci-
do el saludo de dos presos políticos, Pedro Funes y Joaquín Rojas, que
acababan de ser liberados merced al indulto del presidente Cámpo-
ra, y los declaró públicamente héroes de Mendoza. También recibió
al presidente cubano Dorticós en un acto similar al que se había
desarrollado previamente en Córdoba.»

3. LA LEY DE AMNISTÍA

Fue la Primera ley dictada por el Congreso Nacional en 1973. Los


guerrilleros ya estaban en libertad cuando se trató en la sesión del 26
de mayo que se extendió hasta la madrugada del 27 de mayo. No vamos
a trascribir el texto de la ley. En síntesis se ponía en libertad a todos los
subversivos, post facto. En cambio presentamos una síntesis de las pa-
labras de los legisladores, según el texto del Diario de Sesiones de la Cá-
mara de Senadores, del 26 de mayo de 1973, página 69 y siguientes, y
de la Cámara de Diputados, días 26 y 27, página 79 y siguientes. Pasa-
mos también por alto el mensaje que acompañó al proyecto de ley, fir-
mado por Cámpora, Righi y Benítez, que contiene párrafos ilustrativos
de hombres que propiciaron esa ley.

En la sesión del Senado2, habló en primer término el Senador Mar-


tiarena para prestar “decidida adhesión” al proyecto del Ejecutivo, en
nombre de los senadores del Frente Justicialista de Liberación. Dijo re-
firiéndose a los guerrilleros presos:
■ «… esos hombres han sido privados de su libertad injustamente y…
existen otros hombres sometidos a procesos inicuos por aplicación de
leyes inconstitucionales y arbitrarias y por procedimientos que han
constituido actos de verdadero atropello contra la dignidad y contra
el derecho de los argentinos.

2 Todos los subrayados de las transcripciones son nuestros.

155
Ramón Genaro Díaz Bessone

■ … debemos dar respuesta afirmativa a este propósito y a esta fina-


lidad del Poder Ejecutivo de que se dicte una ley de amnistía amplia
y generosa; de que se derogue toda la legislación represiva en lo pe-
nal, que agravia al Parlamento argentino porque ha sido sanciona-
da en violación de la Constitución; de que se resuelva la derogación
de un fuero que ha sido establecido a espaldas de los anhelos y de las
necesidades de la República, nada más que para servir como instru-
mento de persecución y de odiosidades.»

En suma, estaba poniéndose en marcha la liquidación de la Cáma-


ra Federal en lo Penal y las leyes que permitieron, hasta el 25 de ma-
yo de 1973, condenar a casi 600 subversivos, y estar pronto a dictar
otras 600 sentencias, además de tener procesados a más de mil subver-
sivos y guerrilleros. Desquiciado el recurso a la justicia, no podía pen-
sarse en volver a ella en el futuro, máxime cuando los jueces que inter-
vinieron en estos casos fueron perseguidos y uno de ellos asesinado.

Sigue el Senador Martiarena:


■ «¿Qué vamos a decir de esto si además debemos recordar toda cla-
se de persecuciones desatadas contra nuestros combatientes? Di-
go, sí, contra nuestros combatientes, no para usar expresiones
que puedan considerarse capaces de soliviantar los ánimos, pues
los combatientes han sido no solamente los que han empuñado un
arma sino la legión de argentinos que hemos estado 18 años en la
resistencia…»

El Senador Martiarena llamó a la Cámara Federal en lo Penal


“la cámara del terror”, y al régimen carcelario establecido para los gue-
rrilleros, considerados de extrema peligrosidad, lo calificó como “otro
de los inventos nefastos del régimen” (Pág. 101). Dijo también que la ley
de amnistía era “dictada precisamente para proteger a quienes han si-
do víctimas del uso abusivo del poder”. (Pág. 101).

Luego se refirió nuevamente a la Cámara Federal en lo Penal que


condenó a los guerrilleros del ERP y otras organizaciones armadas sub-
versivas, como las ya citadas en el punto 1 de este capítulo, asesinos del
General Sánchez, del Dr. Sallustro, y los del General Aramburu, y alo-

156
Guerra Revolucionaria en la Argentina

jados en los Institutos Penales (cárceles) existentes desde décadas atrás


y aún en uso hoy. Dijo Martiarena:
■ «… tribunales creados con un propósito persecutorio del tipo más
opresivo, con procedimientos que de ninguna manera aseguran los
derechos elementales de la persona sometida a juicio: con modos de
actuación que contrarían lo más elemental en cuanto a las faculta-
des que asisten al hombre sospechado de cometer un delito, para la
defensa de sus intereses: esto que la calle ha llamado la Cámara del
terror, porque a través de las actuaciones indebidamente llamadas
judiciales, por cuanto son aberrantes, aunque lleven el nombre de ju-
diciales, han constituido instrumentos de persecución contra mu-
chos cientos de ciudadanos, culminando con lo que he referido hace
un momento y que se ha llamado el régimen cancelario de extrema
peligrosidad3 que se ha aplicado a los perseguidos políticos4, sacán-
dolos de sus jurisdicciones, poniéndolos en mazmorras al lado de las
cuales tal vez los ergástulas de la Edad Media sean el único antece-
dente que podamos recordar. Tenemos que borrar todo esto; hay que
eliminar la ley represiva inconstitucional y hacer desaparecer orga-
nismos judiciales creados para la persecución y para el odio. Con
ello vamos a iniciar una etapa nueva en la vida nacional y lo hare-
mos excluyendo lo que irrita a las grandes masas del pueblo argen-
tino; esto que ha hecho víctimas en miles de personas; esto que ha enar-
decido el ánimo de muchos cientos de argentinos que se sienten agra-
viados y dolidos porque han sido víctimas de persecuciones y de es-
te tiempo de juzgamientos al margen de lo que marca la ley funda-
mental de la República.

El Senador Martiarena o desconocía lo que había ocurrido en la


República o lo perdía la demagogia. Los hechos se encargarían de mos-
trarle lo errado que estaba. Sus palabras son, de hecho, una defensa
de los guerrilleros que habían sido procesados y encarcelados. La gue-

3 Pese a lo cual, como se recordará, fugaron los guerrilleros de las cárceles


de Tucumán y Rawson, matando a los guardianes. Compárese con las “cár-
celes del pueblo” de la subversión.
4 ¿Los asesinos de Aramburu, Sallustro, Sánchez, Quijada, etc., etc., los se-
cuestradores del cónsul británico, del Gerente de ESSO, etc., etc.?

157
Ramón Genaro Díaz Bessone

rrilla no iba a dejar de actuar porque eliminaran la Cámara Federal, y


esta medida irresponsable iba a impedir recurrir nuevamente a ella en
el futuro, y los jueces ordinarios mostrarían que no se atrevían a con-
denar a los subversivos durante el gobierno de la Sra. de Perón.

Lo siguió en el uso de la palabra el Senador Fernando de la Rúa,


cuyos principales conceptos fueron:
■ «…es auspicioso que el primer acto que realizamos sea para resta-
blecer el pleno ámbito de la libertad en la Argentina y para contri-
buir a la pacificación nacional. La Unión Cívica Radical, coincidien-
do con ese espíritu, ha presentado un proyecto de amnistía amplio
y generoso que contempla todos los delitos políticos y los comunes y
militares conexos, incluso las faltas cometidas por iguales motivos.
■ Un régimen (la “Revolución Argentina”) que estableció la violencia
como sistema, que despreció la significación de los partidos políti-
cos, despreció el significado y la trascendencia de la no violencia,
sólo pudo recoger violencia. Tal vez por aquello de que quien siem-
bra vientos cosecha tempestades. (Es decir, otra versión de que “la
violencia de arriba genera la violencia de abajo”. Este gobierno for-
malmente constitucional, recogería una violencia mucho mayor,
sin precedentes, porque la violencia era el fruto de la guerra revo-
lucionaria).
■ Lo cierto es que en el largo desencuentro vivido las fuerzas de la
violencia se mezclan en una nebulosa donde ya no se sabe bien qué
es lo justo y qué es lo injusto…
■ Sabemos también que cuando los desencuentros han sido hondos, esa
ley requiere un supremo esfuerzo de todos parar olvidar y perdonar.»

A continuación habló el Senador Hipólito Solari Yrigoyen, trans-


cribimos algunos de sus conceptos:
■ «Son los que oprimen los que engendran la coacción; son los que ex-
plotan los que odian, los que tiranizan, los que abusan de la fuerza.
El grupo opresor teje toda una red con los hilos de la violencia. La
policía y las fuerzas armadas se ponen a su servicio. Los medios de
comunicación colectiva se censuran o autocensuran… No cabe du-
da alguna, entonces, que esta violencia que califica la vida moder-
na es el resultado de una sociedad injusta en la que unos seres hu-

158
Guerra Revolucionaria en la Argentina

manos oprimen a otros.


En suma, como decían Marx y Engels: “… opresores y oprimidos, en
lucha constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta,
ya disimulada; una guerra que termina siempre, bien por una transfor-
mación revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de las dos
clases antagónicas”.»5

Sigue el Senador Solari Yrigoyen:


■ «El panorama sociológico-político descrito en ámbito amplio mun-
dial es el que marca asimismo las notas de la violencia en la Argen-
tina en los últimos siete años.
■ Con el tiempo no dudo que la exégesis histórica coincidirá en resal-
tar que lo más positivo que ha tenido esta época que termino de re-
señar (1966-73), es la rebeldía popular que se manifestó en diversos
hechos, pero fundamentalmente en esa síntesis de la resistencia a la
opresión y en favor de los derechos del pueblo conculcados o supri-
midos, que fue el cordobazo…(!)
■ Nosotros discrepamos con la posición de los teóricos de la violencia
revolucionaria que, desde Sorel a Fanon, la indican como el único me-
dio de oponerse a un orden social congelado por minorías que no ad-
miten ningún traspaso del poder; pero aquí hay que ser claros en
poner al descubierto, así, descaradamente, que en el ciclo que ayer con-
cluyó la principal fuente de violencia provenía de las minorías que
no aceptaron de modo alguno coartar sus privilegios.
■ Deseamos también terminar con ese tribunal repugnante a nues-
tra Constitución (la Cámara Federal en lo Penal), que conozco muy
bien por haber actuado en él intensamente como defensor, en su
triste existencia”.

El Senador F. E. Cerro, entre otros conceptos expresó:


■ «El terrorismo, la violencia, los secuestros, los asesinatos, las tortu-
ras, no son episodios aislados. Tenemos que ubicarlos en el momen-
to histórico que estamos viviendo. Es un problema de dimensión
mundial, no solamente argentino… y en ese contexto de dimensión
mundial los pueblos pobres, hartos de explotación, interpelan a los

5 Manifiesto Comunista, Edit. Claridad, Bs. As., 1967, pág. 28.

159
Ramón Genaro Díaz Bessone

pueblos ricos.
■ La violencia es un signo de los tiempos; es un instrumento, es ambi-
valente; se legitima por sus fines.
■ Estamos convencidos de la necesidad de la ley de amnistía… La Igle-
sia también lo está. Basta recordar las reflexiones para el año 1973
del obispo de Goya, Monseñor Devoto, cuando calificaba a este sis-
tema capitalista como algo “históricamente terminado y que no pue-
de dar ya nada más”, y señalaba la necesidad de reemplazarlo por
un socialismo cristiano y nacional; cuando calificaba de “masacre in-
fame la de Trelew” y criticaba la existencia de una “legislación inhu-
mana y de un tratamiento inhumano para los presos políticos”. No
son palabras ya de los políticos sino de un pastor de la Iglesia.»

El Senador Camilo Muniagurria expresó entre otros conceptos:


■ «…la realidad que nos toca vivir está señalando la posibilidad y la
necesidad de la coexistencia y la convivencia… y para coexistir es ne-
cesario pacificar.
■ En la medida en que ambos grupos ayer beligerantes no seamos ca-
paces del olvido recíproco y de la bilateralidad de disposición, la tre-
gua no será alcanzada y la amnistía no habrá de cumplir las finali-
dades que persigue.»

El Senador Carlos H. Perette dijo:


■ «¡Cómo no hemos de comprender las justas rebeldías frente a las in-
justicias y la violencia contra la violencia!
■ Suprimir agresiones de las leyes represivas es suprimir las agresio-
nes al género humano…
■ Quiero destacar que nosotros hemos dado nuestra plena decisión
para que estos proyectos sean leyes en el día de hoy.
■ ¡Ojalá que estas tres leyes sirvan para el logro de estos objetivos…!»

Dijo el Senador Frúgoli:


■ «No puedo dejar de expresar la profunda satisfacción que experi-
mento al hacer mi primera intervención parlamentaria en torno a
un proyecto de ley que se sustenta en una filosofía hecha de gene-
rosidad y de grandeza.
■ Omitiré referencias… para ceñir mi exposición únicamente a algu-

160
Guerra Revolucionaria en la Argentina

nos temas fundamentales que explican nuestro decidido apoyo a los


proyectos enviados por el Poder Ejecutivo Nacional, particularmen-
te al proyecto referido a la amnistía.
■ No voy a hacer un análisis profundo del tema de la violencia. No voy
a rastrear en la historia para descubrir su génesis ni voy a intentar
hacer una filosofía de la violencia. El señor Senador Solari Yrigoyen
se ha referido con gran versación y elocuencia al tema.
■ … creo que este tema de la amnistía tiene, de alguna manera, co-
mo Jano, dos caras: la del Estado, que sanciona esta ley con espí-
ritu de perdón –porque en este caso habría que repetir las palabras
pronunciadas por Carlos Pellegrini: ¿Quién perdona a quién?…– y
la de quienes son los recipiendarios de la medida, que deben en-
tender que este no es un simple manto de olvido que se arroja so-
bre algunos hechos que han producido duros enfrentamientos, san-
gre y dolor en el país, sino que también es un acto de fe que todo el
país hace a través de sus legítimos representantes, en que depon-
drán su actitud de extrema beligerancia y se sumarán generosa-
mente a la tarea de construir la Argentina moderna… (!)
■ … éstas son las razones por las cuales apoyamos, en general, el pro-
yecto de la mayoría. Deseo que algún día podamos todos recordar fra-
ternalmente que esta decisión fue el punto de arranque hacia la Ar-
gentina del porvenir…» (!)

El Senador J. J. Herrera dijo:


■ «… no quedaría en paz con mi conciencia… si no expusiera mis cau-
sas y los fundamentos de mi apoyo a esta magnífica ley de amnistía…
■ Nuestros jóvenes por el solo hecho de defender una causa justa, de ser
acusadores de actos cometidos por un gobierno de facto –secuestros
y asesinatos– han sido perseguidos y masacrados. Nuestros jóvenes,
por el solo hecho de haber pretendido evitar el continuismo de un
sistema capitalista que sumió al país en un estado de cosas que se hi-
zo intolerable, han sido masacrados.6 (Aplausos) .

6 Masacrar es un galicismo que significa asesinar, matar, especialmente a


personas indefensas. Al parecer eran seres indefensos, para este senador,
los miembros del ERP, Montoneros, FAP, FAR, FAL y otras organizaciones
guerrilleras.

161
Ramón Genaro Díaz Bessone

Tras la intervención del Senador Herrera el proyecto de ley de


amnistía fue votado en general, y fue aprobado por unanimidad.

Cuando se trató en particular el Senador Saadi dijo:


■ «… nadie ignora que anoche se produjo en Devoto un copamiento
que significa en términos claros y concisos una segunda toma de la
Bastilla, que ha sido interpretada con urgencia y obligó al Poder
Ejecutivo a tomar una medida de circunstancias. El Parlamento tie-
ne la obligación de recoger el sentimiento del pueblo argentino y
transformarlo en convención, como se hizo en la toma de la Bastilla.»

Cuando los proyectos de leyes de amnistía, derogación de normas pe-


nales y restablecimiento de les garantías procesales y de la ejecución pe-
nal fueron tratadas en la Cámara de Diputados los días 26 y 27 de ma-
yo de 1973, se desarrolló una sesión de la que señalamos a continuación
los aspectos más destacados. Los subrayados son nuestros.

El Diputado Vidaña dijo:


■ «… limitaré mis palabras, reservando lo que en estricta justicia ten-
dría que manifestar, porque de cualquier manera ya las masas po-
pulares han expresado su grito de liberación, lo que hace inútil cual-
quier otra opinión.
■ Reconstruir la Nación significa remover estructuras injustas que la
atan al estancamiento y a la dependencia. Nuestra bandera es la li-
beración. Hoy, los pueblos sedientos de justicia comprenden, con la
clarividencia de su instinto, que la gran división de la humanidad
se da entre opresores y oprimidos. Esta división se da también en-
tre los argentinos. Pero junto a las masas oprimidas se hayan las ma-
yorías nacionales y revolucionarias que encaminan nuevamente a la
patria hacia el rumbo de su liberación definitiva. Pero este proceso
no podrá iniciarse, esta revolución no podrá plantar en profundidad
sus simientes revitalizadoras, si aún pueblan nuestras cárceles quie-
nes con sus luchas –y la lucha es la vida de los pueblos libres– posi-
bilitaron la continuación del proceso revolucionario iniciado por el
gobierno de nuestro líder, el General Perón.
■ Por eso dijo ayer el compañero presidente: “En los momentos deci-

162
Guerra Revolucionaria en la Argentina

sivos una juventud maravillosa supo responder a la violencia con la


violencia y oponerse con la decisión y el coraje de las más vibrantes
epopeyas nacionales a la pasión ciega y enfermiza de una oligarquía
delirante.” (Apología de la guerrilla hecha por el presidente Cámpo-
ra en su mensaje al Congreso de la Nación del 25 de mayo).
■ De esto se trata hoy, señores Diputados: de ser fieles a esa voluntad
y de dar la libertad a los patriotas que la perdieron por defender el
honor y la identidad misma de nuestro pueblo. Dije que al frente de
ese pueblo en marcha estaba la juventud, los miles de jóvenes cam-
pesinos, obreros y estudiantes sedientos de justicia. Muchos de esos
hombres opusieron sus pechos al despotismo de las armas y sus jó-
venes vidas fueron masacradas… Otros sufrieron la represión que
torturó sus carnes pero que no doblegó sus espíritus.»

Dijo en la ocasión el Diputado Pedrini:


■ Todo ello (los hechos del gobierno de facto) ha arrojado como ex-
clusivo saldo las calles de nuestras ciudades manchadas con la
sangre de los patriotas que se sublevaron contra la prepotencia
del régimen y la injusticia social; las cárceles abarrotadas de com-
pañeros encerrados sin ningún tipo de garantías y sometidos a la
ignominia de las torturas físicas y mentales; y un pueblo claman-
do por su libertad.
■ No pretendo dilatar con retórica la sanción de estas leyes… a fin de
que los compañeros encarcelados bajo un régimen legal oprobioso
de la dictadura reciban el pronto restablecimiento de la plenitud de
sus derechos y desaparezcan definitivamente los organismos de apli-
cación creados por ese régimen…
■ Pero hay que enfrentar el estudio de la violencia en nuestro tiempo
sin prejuicios ideológicos y sin inhibiciones de ninguna clase.
■ Es oportuno destacar que el proceso de la violencia juega entre dos
términos bien configurados. Por un lado, la juventud que, al recla-
mar la libertad y la justicia, traza las líneas estratégicas de una re-
construcción nacional. Y, por el otro, el orden establecido, con sus
instituciones esclerotizadas, sus intereses egoístas y su mentalidad
conservadora. Afirmamos que la juventud que lucha puede repetir
hoy aquellas hermosas palabras que escribiera en el Diálogo de las
generaciones un hombre de la reforma universitaria: “Yo no soy la dis-

163
Ramón Genaro Díaz Bessone

cordia ni la anarquía: soy la insurrección.”(!)


■ … esta lucha está adquiriendo en nuestro país, en América y en el
mundo entero, las tres características que dan categoría de revolu-
ción a un movimiento ideológico: primera, ruptura de los medios lla-
mados legítimos para producir cambios políticos; segunda, uso de
la fuerza llamada ilegítima; tercera, legitimación de los resultados.
■ … porque la respuesta a las tensiones de la comunidad y a sus po-
sibles explosiones antisociales debe ser el compromiso de ejecutar la
revolución nacional, sin dilaciones ni vacilaciones. Esto es lo mismo
que nuestros jóvenes patriotas han escrito con su sangre, y en muchos
casos con sus vidas, en jornadas de lucha y sacrificio.
■ De modo, señor presidente, que esta ley de amnistía se propone al-
go más que olvidar hechos y borrar acciones legales; se propone di-
recta o indirectamente, contribuir a la lucha por la liberación na-
cional.»( ¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos).

Expresó el Diputado Tróccoli:


■ «Hemos propuesto el camino hacia la búsqueda del cambio por me-
dios pacíficos, pero nos explicamos que frente a las frustraciones que
se vienen sumando y a todas las circunstancias que han ocurrido
en el país, otros hayan elegido la vía de la reacción violenta.
■ Nuestras discrepancias en particular no son de fondo; más bien de-
ben ser interpretadas como una contribución disidente que tiende a
mejorar la estructura del proyecto.
■ Con la sanción que hoy daremos a la iniciativa originada en el Po-
der Ejecutivo estamos concretando una exigencia de la voluntad po-
pular, que quiere que el proceso de normalización concluya no sola-
mente con la amnistía, que resuelve situaciones del pasado, sino
que también advierte que es importante la visión de futuro y en con-
secuencia, debemos eliminar todos los vestigios de una estructura to-
talitaria que hemos heredado.
■ En lo que se refiere al último proyecto remitido por el Poder Ejecu-
tivo, vinculado al restablecimiento de las garantías procesales y de
ejecución penal, sostenemos también que es absolutamente incom-
patible con el nuevo estado de derecho la existencia de tribunales es-
peciales reñidos con la más pura tradición del país». (Cabe acotar aquí
que no admite el legislador la existencia de la guerra revoluciona-

164
Guerra Revolucionaria en la Argentina

ria en curso, a la que no se puede enfrentar con la misma herra-


mienta creada para los delitos comunes. La realidad inmediata mos-
trará el grave error de criterio).
■ La llamada ley 19.053, de creación de la Cámara Federal en lo Pe-
nal de la Nación, está en pugna con lo dispuesto por los artículos 18
y 102 de la Constitución Nacional, por lo que está bien que desapa-
rezca cuanto antes.» (!!!)

La Diputada Cristina Guzmán de Andreussi dijo:


■ «Votaremos la amnistía porque somos conscientes de la necesidad del
olvido de un pasado…
■ Los tribunales especiales no son constitucionales. Su funcionamien-
to no es compatible con la tradición del país. La represión de los deli-
tos debe estar a cargo de la autoridad que fija la Constitución y no de
las Fuerzas Armadas. La participación de éstas en el control opera-
cional de las unidades carcelarias, buques u otras instalaciones, im-
porta un avance de su intervención fuera de sus atribuciones especí-
ficas. Con la más profunda convicción democrática decimos que el con-
junto de leyes denominadas popularmente como legislación represiva
debe ser derogada. En homenaje a la amnistía no vamos a abrir un de-
bate de la historia de la violencia, ni haremos un capítulo de cargos.»

El Diputado Monsalve expresó:


■ «Se ha llegado señor presidente, al desarme material. Las armas de
la Patria han vuelto a sus cuarteles, de los que no deberán salir ja-
más por motivaciones políticas… Queremos que las fuerzas arma-
das se mantengan en su función específica, y así como pensamos
que ellas no deben salir espontáneamente de ese marco, creemos
también que no habrá nadie en algún momento que vaya a llamar
a los cuarteles cuando la situación política del país sea adversa.
■ Decía que el país se desarmó materialmente. Pero ese desarme mate-
rial no basta; es necesario y con mucha urgencia el desarme espiritual.
■ Esta ley de amnistía pretende alcanzar esa finalidad. Al apoyar su
sanción, creemos contribuir a normalizar la vida de la Argentina.»

El Diputado Musacchio expuso:


■ «Por eso entendemos que en el futuro inmediato hay que realizar la

165
Ramón Genaro Díaz Bessone

liberación nacional; y que ésta se logra por medio de la revolución,


que en definitiva significa la socialización de la economía.
■ Por eso, ante este proyecto de amnistía que nosotros votamos fervo-
rosamente, queremos dejar puesto el acento sobre la circunstancia
de que en el futuro se habrán de repetir los hechos si no avanzamos
concretamente en el terreno de la liberación nacional. (Es, con otras
palabras, lo que había dicho el ERP, como lo señalamos en un docu-
mento anterior).

El Diputado Mira, que se declaró comunista, señaló:


■ «… en primer lugar, deseo señalar la satisfacción que me produce par-
ticipar en este debate… se dispone (el Parlamento) a enterrar defi-
nitivamente las leyes represivas.
■ Al mismo tiempo, el Parlamento decide dictar una ley de amnistía
amplia y generosa para los combatientes que perdieron su trabajo,
sus familias, y que sufrieron largos años de encierro.(!)
■ También como los señores Diputados conocen, muchos de ellos per-
dieron sus vidas.
■ No me voy a detener en el análisis de los proyectos de ley que serán
considerados… Sólo me voy a referir a la infame ley, a la mal llama-
da ley número 17.401, de proscripción del comunismo.
■ Los militantes comunistas hemos sentido en carne propia los efec-
tos de esa norma y juntamente con otros patriotas de todos los sec-
tores, hemos conocido el despido de nuestros empleos, la persecución…
Sin embargo, las luchas heroicas, el rosariazo, las luchas del sur ar-
gentino, las luchas del norte santafecino, las grandes batallas del pue-
blo y de la clase obrera de Tucumán, y el histórico “cordobazo”, fue-
ron derribando a la dictadura…
■ Esta ley… hará justicia porque derogará una legislación infame, y
naturalmente, al igual que los otros partidos políticos, también el Par-
tido Comunista tendrá derecho a la legalidad.
■ Es indudable que el pueblo argentino, a través de su clase obrera
y de otros sectores populares, quiere transformaciones de estructu-
ras…. quiere que termine esta división entre explotados y explota-
dores que mencionaba el Diputado Vidaña. Y como forma inme-
diata de esa transformación está planteada la liberación nacional,
ya que en los últimos años los grandes monopolios multinacionales

166
Guerra Revolucionaria en la Argentina

se han enseñoreado a lo largo y a lo ancho de nuestra patria, cons-


tituyendo, como decía el Diputado Pedrini un capitalismo insen-
sible y voraz.»

A continuación usó de la palabra el Diputado Marino:


■ «Hombres de distintas corrientes filosóficas no tienen duda alguna
en concertar un legítimo acuerdo parlamentario… en este recinto
hay hombres de todas las tendencias, que supieron con agudeza, pe-
ro también con vigor romper todas las trampas… la Alianza popu-
lar Revolucionaria,7 que supo romper, sin miedo y sin asco, una tre-
menda trampa de proscripción impuesta a un sector legítimo y au-
téntico como es el que constituye el Partido (Comunista) del Dipu-
tado que me ha precedido en el uso de la palabra.» (Mira)

El Diputado Sueldo de la Alianza Popular Revolucionaria dijo:


■ «Jamás nos ha conformado, ni siquiera en el más alto plano espiri-
tual, una posición que convocara al repudio de la violencia sin defi-
nir, sin precisar motivaciones, alcance o justificaciones. Pero igual-
mente descartamos la exaltación de la violencia en términos abso-
lutos. Vale decir: pensamos que no se debe idealizar ni en uno ni en
otro sentido.
■ Cuando a nosotros nos preguntan: ¿Uds. quieren la transformación
violenta o pacífica?, nuestra respuesta sencilla es: Queremos la trans-
formación. Vale decir, queremos el fin, la meta. Lo demás es método
variable, opción de cada momento, de cada coyuntura de la histo-
ria. La violencia puede ser legítima, puede ser necesaria, puede ver
ilegítima, puede ser monstruosa.
■ La violencia es insustituible para remover u obstruir, y hay ocasio-
nes en que no se tiene otro remedio que echar mano a la violencia.
■ Para un cristiano no hay dudas; la voz que nos viene del Evangelio
nos dice: “bienaventurados los pacíficos”, los que aman la paz, los que
no tienen espíritu de violencia. Pero no se nos ha dicho: bienaven-
turados los pacíficos, los que quieren la paz de cualquier modo y a
cualquier precio y por encima de todo. La paz es el fruto de la justi-

7 Integrada por el Partido Revolucionario Cristiano, el Partido Intransigente,


la Unión del Pueblo Argentino y el Partido Comunista.

167
Ramón Genaro Díaz Bessone

cia; y la justicia en este país y en otros de estructura y condiciona-


mientos similares, solamente resultará de una lucha por la transfor-
mación, por el cambio revolucionario. Pero no hay cambio revolu-
cionario sin desplazamiento de las infraestructuras del poder. …No
se trata meramente de repartir resultados, sino también, y funda-
mentalmente, de repartir poderes.
■ Si no se socializa la riqueza, el poder y la cultura, no habrá revolu-
ción, seguiremos por el camino y la tentación de la violencia de arri-
ba y de abajo”.
■ Hay que readaptarse a la paz. Así como las industrias de guerra se
reconvierten para la producción de la paz, los sujetos que han esta-
do en guerra deben readaptarse espiritualmente al ensayo de una
construcción en paz. (Claro reconocimiento del Diputado Sueldo a
la existencia hasta ese momento de una situación de guerra revolu-
cionaria).
■ … Señor Presidente, la violencia sólo es legítima y eficaz, como con-
dición ineludible, cuando es asumida por las masas, por las mayo-
rías populares; de lo contrario, no tiene ni legitimidad ni eficacia.»

Dijo el Diputado Sandler, ex colaborador del General Aramburu


hasta que fuera asesinado por Montoneros, representante de UDEL-
PA, el partido fundado por Aramburu:
■ «Ha habido una clara alegría (el 25 de mayo), pero no ha sido la de
una simple fiesta popular. Es fácil advertir en estas movilizaciones
populares algo así como una alegría combativa y constructiva.
■ El testimonio de esa movilización lo ha dado un pueblo que ha se-
ñalado claramente que, del 25 de mayo en más, no está dispuesto sim-
plemente a demandar la transformación sino que está resuelto a ac-
tuar por ella, en forma activa y directa. Tanto es así que estamos
tratando este proyecto de ley de amnistía con los presos liberados por
la acción popular. La acción concreta de exigir la libertad de los pre-
sos se materializó antes de que tratáramos este Proyecto de ley, y es
un hecho de alto grado de satisfacción para nuestro bloque el indul-
to presidencial.» (Entre los liberados e indultados, que sería amnis-
tiado por la ley en tratamiento, estaba Carlos Maguid, uno de los que
intervinieron en el secuestro y asesinato del General Aramburu).
■ «Idéntica satisfacción nos causa el que tratemos así, de inmediato,

168
Guerra Revolucionaria en la Argentina

este proyecto de ley de amnistía… porque es necesario no solamen-


te que los presos hayan sido liberados, sino QUE NO QUEDE EL ME-
NOR RASTRO DE ILICITUD CONTRA AQUELLOS QUE INTER-
PRETANDO LA REBELDÍA POPULAR FUERON TRATADOS CO-
MO DELINCUENTES, CUANDO HABÍAN COMBATIDO JUSTA-
MENTE PARA QUE EN ACCIONES CONCURRENTES EL PUE-
BLO ESTUVIESE EN EL PODER Y REPRESENTADO EN ES-
TAS BANCAS.8
■ He visto salir a los presos de las cárceles. NADIE ESTABA DIS-
PUESTO A PERDONAR NADA. LOS QUE ERAN LIBERADOS SE
ABRAZABAN EN UN REENCUENTRO DE LUCHA.9

Dijo el Diputado Vinti:


■ «Gracias a la sanción de estas leyes, todos y cada uno de los argen-
tinos piensen como piensen, podrán transitar libremente por las ca-
lles de nuestro país…»

Dijo el Diputado Acevedo:


■ «… debemos creer en el mágico encantamiento de una ley que aca-
so, de ahora en más, posibilite el camino del entendimiento de toda
la ciudadanía argentina.»

El proyecto, finalmente, fue aprobado por unanimidad.

Los capítulos que siguen mostrarán cuales fueron algunas de las


consecuencias de poner en libertad a los guerrilleros, de haber disuel-
to la Cámara Federal en lo Penal, y de haber derogado los instrumen-
tos legales que podían tener alguna eficacia, ya probada, contra la gue-
rra revolucionaria. La guerrilla siguió actuando, con el refuerzo de los
indultados y amnistiados en tiempos del gobierno formalmente consti-
tucional, y lo hizo en forma mucho más tremenda que en tiempos de la
“dictadura militar”.

8 La mayúsculas son nuestras para recalcar la felonía.


9 Ibid. Esta era la cruda realidad, salían de la cárcel a tomar el fusil y con-
tinuar la guerra. La retórica que en el Congreso no pintaba la realidad, era
retórica hueca.

169
Ramón Genaro Díaz Bessone

El 27 de septiembre de 1974, la Cámara de Diputados trató un pro-


yecto de ley sobre represión a la subversión enviado por el Poder Eje-
cutivo, en el que se propiciaban reformas al Código Penal.

Esa era parte de la respuesta de la realidad.

170
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO VII

SEGUNDO PERÍODO DE LA GUERRA


REVOLUCIONARIA EN LA ARGENTINA
(1973-1975)

1. RESPUESTA INMEDIATA A LA LEY DE AMNISTÍA

En junio de 1973 se inicia la gestión de gobierno del peronismo.

La respuesta de la guerrilla, de los agentes de la guerra revolucio-


naria, a la ley de amnistía fue muy clara. No hubo tregua. Estrella Ro-
ja del ERP en su edición del 12 de julio, bajo el habitual título Crónica
de la Guerra Revolucionaria da el detalle de los hechos de junio, que a
continuación sintetizamos.1
(
Día 1: En La Plata el ERP ocupa la guardia de la Petroquímica Sud-
americana donde recupera armas.
Día 2: FAR en Córdoba libera a Oscar Castell gerente de Coca Cola pre-
vio pago de rescate. En San Nicolás el ERP toma la metalúrgi-
ca Bonelli y roba armas.
Día 4: Asesinato del gremialista Pascual Almada.
Día 5: Córdoba, extorsión multimillonaria a la empresa Egea y Sánchez.
Día 6: Conferencia de prensa del ERP en la Facultad de Ingeniería
en Mar del Plata. Secuestro de Carlos Lockwood, gerente gene-
ral de Financ. Roberts Meynell y Cia. por el que se obtendrán
como rescate 2.300.000 dólares.
Día 7: En la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Ai-
res se velan los restos del guerrillero del ERP Luis Castrogio-
vanni, muerto cuando intentó copar el comando radioeléctrico
en Merlo (Bs. As.).
Día 8: En Capital Federal ERP, FAR y Montoneros realizan conferen-
cias de Prensa.

1 Ver asimismo Armando Alonso Piñeiro, Crónica de la subversión en la Ar-


gentina. Edit. Depalma, Bs. As., 1980, pág. 140.

171
Ramón Genaro Díaz Bessone

Día 9: El ERP en Avellaneda copó una propaladora de propaganda.


Día 12: FAP asalta en la Capital Federal a la firma Dulcor y se apro-
pia de 7 millones de pesos y 4.000 Kg. de azúcar.
En La Plata el ERP se apodera de un cargamento de leche.
En San Nicolás el ERP asalta un taller metalúrgico y roba armas.
Día 13: El ERP ocupa la fábrica S.C.A.C. y roba un revólver.
Día 14: El ERP en Santa Fe se apodera de 4.000 litros de leche de la
empresa MILKAD.
Día 15: El ERP en Campana ametralló, pintó y puso un explosivo en la
casa del Jefe de Relaciones Laborales de Dálmine Siderca.
En La Plata el ERP se apoderó de un cargamento de leche de
la empresa Dulesnea.
Día 16: Extorsión y amenaza de muerte al gerente general de Gilera.
Día 18: En Lomas de Zamora, John A. Thompson, ejecutivo de Fires-
tone es secuestrado y liberado más tarde por el ERP previo pa-
go de 4.000 millones de pesos como rescate.
En Rosario el ERP copó la fábrica INCOMET, tomó como re-
hén al gerente, y realizó con la presencia de éste una asam-
blea del personal imponiendo 10 medidas en su favor con pla-
zo de 48 horas.
Día 19: En Rosario el ERP asaltó a un patrullero policial. Copamiento
de la Estación Los Polvorines del F. C. Belgrano.
Día 20: Matanza en Ezeiza, cuya consideración se hace más adelante.
Además se intentó copar el Destacamento General Güemes de
la Policía de Buenos Aires.
Día 22: En Zárate el ERP incendia una casa del Sr. Blois, contratista
de Dálmine Siderca.
Día 23: En Rosario el ERP ametralló la casa del propietario de la em-
presa INCOMET (segundo atentado).
Día 25: En San Nicolás el ERP ocupó el establecimiento “Estela”. Ase-
sinato del ex diputado nacional Alberto Armesto. Atentado con-
tra el domicilio del Sr. Mario Rébora y del Sr. Pacheco, ambos
de Fiat. Secuestro del comerciante José Sigüenza.
Día 26: Son liberadas previo pago de rescate Mirta Rubin y Liliana Ae-
rin. Secuestro del comerciante Alberto Mazzarella. El ERP en
Lanús Oeste se apoderó de 3.000 litros de leche de “La Martona”.
Día 27. En la Capital Federal el ERP convocó a una conferencia de pren-

172
Guerra Revolucionaria en la Argentina

sa que se realizó con asistencia de periodistas nacionales y ex-


tranjeros y camarógrafos de los canales 11 y 13 de televisión.
Día 28: En Córdoba, conferencia de prensa y Comunicados del ERP.

Escapa a los límites de este libro la posibilidad de transcribir mes


a mes, día a día, la Crónica de la Guerra Revolucionaria contenida en
Estrella Roja y en otras publicaciones de la subversión. Tendremos que
ceñirnos a los hechos principales.

Carlos Brocato2 dice que:


e «…a los diez días de asumir Cámpora, en las elecciones más libres
y democráticas de los últimos veinticinco años en la Argentina… el
ERP, impertérrito ante el acontecer de la historia, anuncia que con-
tinuará con su lucha armada.» En cuanto a Montoneros dice que:
«sólo establecieron un compás de espera en el marco logístico de lo
que ellos llamaban una guerra integral, popular y prolongada… En
rigor, en las previsiones históricas que formulaban los teóricos mon-
toneros… la democracia se apareció en 1973 como una sorpresa, co-
mo un fenómeno periférico no contemplado en sus cálculos. No cam-
biaron en absoluto su estrategia; apenas una variante empírica de
acomodación… Había que acomodarse al nuevo espacio legal que el
peronismo les suministraba; funciones oficiales en el gobierno de
Cámpora, en la provincia de Buenos Aires, en la Universidad.» (Aco-
tamos que también en Córdoba y Mendoza).

Por su parte la revista Somos3 describe así los hechos inmediatos pos-
teriores a la sanción de la ley de amnistía:
u «… en los primeros días de la gestión de Cámpora se aceleró el pro-
ceso de ocupación de facultades, reparticiones oficiales, entidades
privadas, fábricas, hospitales y escuelas que se había iniciado antes
del 25 de mayo con la toma de distintas cases de estudios depen-
dientes de la Universidad de Buenos Aires.
u … el Ministro de Educación, Jorge Taiana, intervino las universida-
des y nombró rector de la de Buenos Aires Rodolfo Puiggrós, los es-

2 Op. Cit., pág. 85 y 89.


3 Op. Cit., pág. 51 y siguientes.

173
Ramón Genaro Díaz Bessone

tudiantes y no docentes se lanzaron desenfrenadamente a ocupar


las facultades. Lo mismo ocurrió en el interior del país, a un ritmo
realmente vertiginoso. En rápida sucesión caen las universidades de
La Plata, del Litoral, de Tucumán, de Mar del Plata, de Rosario, de
Cuyo y del Noroeste.
u En realidad el candidato del marxismo era Rodolfo Puiggrós (para
Ministro de Educación), pero las izquierdas llegan a la conclusión de
que es más importante contar con un hombre como Puiggrós en la
Universidad de Buenos Aires…
u (La ocupación), se expandió a los canales de televisión y las radios…
u (Los hospitales) fueron ocupados por grupos identificados con la or-
ganización extremista acunada por el peronismo (Montoneros)… La
suerte de los directores y profesionales de estos establecimientos es-
tuvo signada por la violencia… Tuvieron que soportar toda clase de
salvajismos y vejaciones… Tal es el caso del director del Instituto de
Cirugía Torácica, Dr. Guillermo Lacour, quien fue envuelto con una
bandera de los Montoneros, atado por los pies, y colgado en el hue-
co del ascensor desde el tercer piso del establecimiento.
u … en el policlínico “Alejandro Posadas” de Haedo (se comprobó que) par-
te del personal prestaba apoyo médico a la subversión, atendiendo a los
guerrilleros heridos o necesitados de intervenciones quirúrgicas…
u … el propio Ministro Righi se vio forzado a reconocer, a principios de
julio, la magnitud de esta ola de ocupaciones, que alcanzó su pico
más alto el 14 de junio, cuando se registraron 180 casos en un día.
u Un día antes de partir rumbo a España… para acompañar luego a
Perón en su regreso definitivo al país… Cámpora recibió en su des-
pacho presidencial a quince integrantes de tres organiza-
ciones subversivas. Envar El Kadre, convertido en vocero del gru-
po, declaró al periodismo, al término de la entrevista: Ratificamos
nuestra adhesión al compañero Cámpora.»

2. LA MATANZA DE EZEIZA (20 DE JUNIO DE 1973)

Ocurrió a menos de un mes de sancionada la ley de amnistía. Los dia-


rios del 21 de junio hicieron un minucioso relato de los hechos ocurri-
dos sobre la autopista General Riccheri, cerca de Ezeiza, donde grupos

174
Guerra Revolucionaria en la Argentina

de extrema derecha y guerrilleros se enfrentaron para controlar el pal-


co y la concentración.

Dijo La Prensa:
g «El primer tiroteo… a las 14,40 se oyeron varios estampidos… Algu-
nas balas silbaron sobre las cabezas de las personas que estaban
junto al palco central, y los periodistas y músicos (de las orquestas
Filarmónica de Buenos Aires, estable del Teatro Colón, Banda Sin-
fónica Municipal y Coro Mixto del Teatro Colón!!) que estaban en el
tablado al pie del puente… todas las personas se arrojaban cuerpo
a tierra mientras seguían oyéndose disparos de ametralladoras y
armas cortas.
g Corrió enseguida la voz de que quienes habían disparado eran
grupos de guerrilleros… Cronistas de este diario… observaron có-
mo eran sorprendidos algunos de los agresores: ¡Tráiganlos que los
matamos!, gritó uno de los que estaban alrededor del palco a quie-
nes habían capturado a un agresor, el joven que reflejaba en su ros-
tro un intenso pánico fue izado hasta el palco, donde se lo vio
desaparecer.
g … aproximadamente a las 15,40… un grupo de 500 manifestantes
que se identificaron como Montoneros intentó subir al terraplén (del
puente) donde se encontraban elementos de las “juventudes sindi-
cales peronistas”. Se produjo un enfrentamiento armado entre am-
bas facciones. La mayoría de los sindicalistas portaba armas de gue-
rra de gruesos calibres y comenzó a perseguir a los denominados
Montoneros, quienes se dirigían al bosque que da sobre la ruta 205.
Próximo a la zona arbolada, los Montoneros volvieron sobre sus pa-
sos y comenzaron a disparar sus armas sobre los perseguidores. Esa
acción era apoyada por francotiradores ocultos en los árboles… se vio
caer mucha gente herida, incluso a manifestantes que no participa-
ban en los hechos…
g Tras una tregua de media hora volvió a producirse otro tiroteo.
Eran las 16,30 horas. Este nuevo hecho arrojó un mayor saldo de
víctimas… Los disparos y las humaredas producidas aparente-
mente por las granadas, así como por automóviles incendiados, la
desbandada masiva del público… un clima de caracteres decidi-
damente bélicos.»

175
Ramón Genaro Díaz Bessone

La Razón del 20 de junio publicó gran cantidad de fotografías de los


hechos, y dio información. semejante a la transcripta. Señaló que:
g “…pasadas las 17 se volvieron a escuchar disparos de armas de fue-
go… los grupos llegaron hasta la puerta del hospital de Ezeiza… se-
guían llegando hasta el nosocomio gran cantidad de heridos, algu-
nos de bala, otros de arma blanca… el director del hospital, doctor
Abate, se dirigió a la prensa indicándole que por sus medios respec-
tivos solicitaron el envío urgente de helicópteros para la evacuación
de los heridos ya que éstos superaban en grado sumo las 300 camas
que tenía disponibles.»

La Nación en su edición del 21 de junio, relata los hechos en forma


totalmente coincidente con lo expuesto.

Montoneros dio su versión de los hechos en Evita Montonera de ju-


nio julio de 1975, bajo el título que constituyó siempre uno de los lemas
más repetidos por las organizaciones subversivas: Ni olvido ni perdón.
Sintetizamos el relato:

p «Desde el día anterior (19 de junio) comenzaron los enfrentamien-


tos por lograr posiciones dominantes en los alrededores del palco
(puente 12). Por un lado la guerrilla, apoyada por el subjefe de po-
licía de la Provincia de Buenos Aires, Julio Troxler, quienes desde ha-
cía días habían ocupado los edificios de la zona, armados con armas
de fuego. Por el otro lado estaba el Jefe de la Policía Federal, Coro-
nel Osinde y su personal y Alberto Brito Lima con el Comando de Or-
ganización.
p Dice Evita Montonera que la toma de los edificios (Hospital, Escue-
la de Enfermeras y Hogar Escuela de Ezeiza) “pasaron prácticamen-
te desapercibidas por la mayoría del pueblo.” Es que los días poste-
riores al 25 de mayo, la prensa registró innumerables ocupaciones
de edificios públicos, radios, fábricas, canales de televisión, hospita-
les, etc. (pág. 14).
p Los efectivos de Osinde comenzaron a tomar posiciones en el puen-
te… querían copar el acto para ocultar ante los ojos de Perón un es-
pectáculo que era común desde hacía años, el de nuestra presencia
absolutamente mayoritaria en las movilizaciones peronistas.»

176
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El relato de la matanza, con tintes propios en favor de Montoneros,


se ajusta en general a lo dicho por los diarios. Reconoce el gran núme-
ro de muertos y heridos que se produjeron y pone en boca del senador
Perette “que Ezeiza había costado 400 muertos y muchos más heridos.”

Los Montoneros se vengaron matando a los que señaló como respon-


sables de las muertes de sus adictos el 20 de junio y publica la nómina
de sus ajusticiamientos: José Rucci la encabeza y lo siguen 17 nombres.

Carlos Brocato dice:4


e «Los muertos y heridos de esa tarde se cuentan por centenas. Se ha-
bla de cuatrocientos muertos; imposible calcular los heridos… La gen-
te corrió enloquecida, escapó de las balas… El foquismo se batió en una
batalla campal… » Brocato atribuye la responsabilidad por un lado a
los Montoneros: «Fueron a ocupar con su prepotencia organizada y
armada el lugar de privilegio, la primera fila, el pie del palco… Las
masas, detrás; por el otro lado, a las bandas lopezreguistas.»

Norberto O. Beladrich dice:5


«… fue tal la magnitud de lo ocurrido, que la televisión sueca pro-
paló, en horario restringido a los menores, una película documental
tomada por un periodista de esa nacionalidad que asistió a la con-
centración. Y el recaudo horario se justifica, por cuanto una de las
escenas del corto registró una castración llevada a cabo con una la-
ta vacía.»

El avión que traía a Perón fue desviado y aterrizó en la Base de Morón.

3. JULIO Y AGOSTO DE 1973

El 12 de julio es secuestrado el industrial Carlos A. Pulenta (bodegas


Peñaflor) por cuyo rescate la guerrilla obtendrá un millón de dólares.

4 Op. Cit., pág. 48.


5 En El Parlamento Suicida Editorial Depalma Bs. As., septiembre de 1980,
pág. 43.

177
Ramón Genaro Díaz Bessone

Militancia, la revista de Montoneros, del 12 de julio incluye un ar-


tículo: Righi: el nuevo orden revolucionario, y dice:
p «Golpear al Ministro del Interior tiende a evitar la consolidación del
nuevo orden revolucionario…» Transcribe un comunicado de las FAR
con motivo del aniversario de la muerte del guerrillero Juan Pablo
Maestre, que dice: «… ingresó finalmente en Sociología, en la Uni-
versidad de Buenos Aires. Como a tantos, de sus contemporáneos lo
marcó el ejemplo del “Che”… se incorporó entonces a las Fuerzas
Armadas Revolucionarias (FAR), de las que llegó a ser un valioso
combatiente.»

El número del 19 de julio de Militancia se refiere en un artículo a


la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y dice:
p «A fines de mayo, entre bombos y cánticos, los estudiantes entraron
en tropel, colocaron las fotos de Perón y Evita, las leyendas de FAR
y Montoneros y colocaron a Kestelboim delegado de Puiggrós en el
decanato.» Dedica un artículo a Joe Baxter. La muerte de un revolu-
cionario ocurrida en París y relata que «En el Departamento de His-
toria de la Facultad de Filosofía y Letras, el viernes 13 pasado (ju-
lio), se rindió homenaje a la pareja combatiente (guerrilleros) Juan
Pablo Maestre y Mirta Misetich, con motivo de cumplirse dos años
de su asesinato. Hablaron un estudiante, una integrante de la Agru-
pación de personal no docente Juan Pablo Maestre, el director del De-
partamento y el Decano Justino O’ Farrell. Todos estuvieron contes-
tes en afirmar que la sangre derramada no será negociada…»

Estrella Roja del 12 de julio titula algunos de los artículos así: Cu-
ba es el horno revolucionario de América, con la fotografía de Fidel Cas-
tro; No envaselinaremos las armas, como homenaje al guerrillero Ho-
racio Simona muerto en la matanza de Ezeiza y dice:
( «… aún costará mucha sangre el triunfo de la mística que hará fac-
tible la construcción de la patria socialista.»

En agosto, Estrella Roja edita un número especial dedicado a con-


memorar la fuga de la cárcel de Rawson bajo el título Gloria a los hé-
roes de Trelew. Además publica una minuciosa crónica del asesinato
por el ERP, el 5 de ese mes, del inspector General de la Policía Hugo Ta-

178
Guerra Revolucionaria en la Argentina

magnini. Publica también el programa del ERP y la Misión del ERP


que termina:
( «¡No habrá tregua para el Ejército opresor! ¡De cada ciudadano un
combatiente, de cada fábrica, barrio y universidad una fortaleza!» Di-
ce: «Nuestra guerra es larga, pero será victoriosa…»

Militancia del día 16 de agosto dedica un artículo a Carlos Capua-


no Martínez, guerrillero de Montoneros, uno de los asesinos del Gral.
Aramburu, muerto en 1972 en un enfrentamiento con la policía y dice:
p «En la lucha revolucionaria a los muertos no se los llora, se los reem-
plaza.» En la edición del 30 de agosto sus títulos son: Prepararse para
tomar el poder; Por qué no bajamos la guardia. Además un artículo ti-
tulado Montoneros. Columna6 José Sabino Navarro que concluye así:
«Sabemos que deberemos desarrollar nuestras milicias armadas que
convergerán algún día en el ejército del pueblo y que asegurará nues-
tra marcha hacia la Revolución Nacional y Social impostergable.»

También publica el discurso de Firmenich en la cancha de Atlanta,


en el acto en que se conmemoró la fuga de Rawson.

4. ASALTO AL COMANDO DE SANIDAD DEL EJÉRCITO (ERP)

El 6 de septiembre el ERP produjo un suceso que fue publicado en to-


dos los diarios del país. El asalto al Comando de Sanidad del Ejército.7

La Prensa del día 7 da amplia información y relata así los hechos:


g A la 1.30 de ayer se encontraba a cargo de la unidad el Teniente Pri-
mero Eduardo Rutch y de la guardia el Sargento Ayudante Lince. A
cargo de los relevos en los puestos el soldado dragoneante Hernán
Invernizzi.8 Precisamente este último, a la hora mencionada se pre-

6 En las organizaciones guerrillas equivale aproximadamente a un regi-


miento.
7 Ubicado en la Capital Federal.
8 El grado de dragoneante se otorga a los soldados distinguidos que pasan a
la reserva como suboficial.

179
Ramón Genaro Díaz Bessone

sentó en el puesto número 2 y ordenó a los centinelas que abrieran


el portón para dar entrada a un camión que traía mercadería para
el comando.
g Los soldados sin sospechar obedecieron, e inmediatamente penetró
a la unidad un camión Ford F-100, carrozado, perteneciente a una
empresa comercial. En ese momento Invernizzi apuntó con el arma
que llevaba a sus compañeros de clase y les ordenó caminar detrás
del camión que a marcha lenta avanzó hasta detenerse detrás del edi-
ficio principal del comando, en tanto también ingresaba un automó-
vil particular.
g No bien se hubo detenido el vehículo descendieron de él 11 indivi-
duos vistiendo ropas de fajina color verde, similares a las usadas
por las tropas del Ejército, y rápidamente se desplazaron en di-
rección al puesto 3 –sede de la compañía y armería– y otros a la sa-
la de guardia.
g En ese lugar sorprendieron al teniente primero Rutch y al dragonean-
te Osvaldo Degdeg y otros conscriptos.
g Mientras varios de los incursores tras forzar la puerta de entrada de
la armería comenzaban a cargar en el camión en que habían llega-
do 150 fusiles Fal y los cajones con las respectivas municiones para
esas armas, caía en poder de los subversivos el puesto cuatro.
g La acción se desarrolló de la siguiente manera: ¿Quién es, qué pa-
sa?; nada, soy yo, Invernizzi, ¡Ah! ¿Qué querés? Que te quedés quie-
to. Dejate de macanas. Quedate quieto, esto va en serio. La pistola del
dragoneante que lo encañonaba y la llegada de dos desconocidos hi-
zo comprender al guardia la verdad, y como los demás integrantes
de la unidad fue desarmado, esposado y amordazado.
g Aproximadamente a las 3.30 se presentaron en la comisaría 28a.
–distante 300 metros del Comando de Sanidad– dos soldados para
denunciar que se habían fugado del “cuartel” el que estaba ocupa-
do por un comando del ERP.
g No obstante lo sorpresivo de la denuncia, el oficial a cargo de la sec-
cional dio aviso al Comando Radioeléctrico…
g Sin ser advertidos por los terroristas, personal policial… ocupó
todos los puntos estratégicos y con camiones expropiados en la
planta embotelladora de La Martona procedió a bloquear todas
las bocacalles…

180
Guerra Revolucionaria en la Argentina

g A las 4.35 uno de los terroristas penetró en la guardia (del Coman-


do de Sanidad) y comunicó a los que estaban de custodia de los sol-
dados, que habían sido rodeados…
g En ese ínterin y al mando del Teniente Coronel Raúl Duarte Ardoy,
2º Jefe del Regimiento Patricios, llegaron al lugar 50 soldados de
esa unidad con equipo de combate.
g Los subversivos pidieron una tregua para sacar a dos heridos que ha-
bían permanecido tres horas sin asistencia médica. Se accedió y po-
co después se abrió el portón… y fueron depositados en la acera el
Teniente Primero Enrique Rutch y el dragoneante Degdeg…
g A las 5.20 un jefe militar, por los altavoces instalados en los vehícu-
los policiales ordenó a los subversivos entregarse…
g Las tropas (sitiadoras) fueron hostigando mediante el empleo de sus
armas… tras escalar el muro que circunda al Comando, el Tenien-
te Coronel Duarte Ardoy penetraba en el predio… Los terroristas,
al verse copados por la retaguardia, intentaron el ataque abriendo
fuego. En esas circunstancias el Teniente Coronel Duarte Ardoy re-
sultó alcanzado por varios proyectiles.. poco después se produjo su
fallecimiento.
g Los sitiados ya daban signos de debilidad… Por el teléfono del Co-
mando intentaron comunicarse para pedir protección con diferentes
organismos de prensa, legisladores, abogados y jueces (y organismos
de derechos humanos).
g Cuando parecía que la acción se iba a reanudar con el asalto final,
comenzaron a entregarse los terroristas. (Aproximadamente a las 6
de la mañana).»

La muerte del Teniente Coronel Duarte Ardoy fue relatada así por
La Prensa:
g «Se adelantó hasta uno de los portones traseros del Comando de Sa-
nidad. Iba acompañado de un suboficial a quien apartó en el mo-
mento de intentar abrir un candado, haciéndolo él. En esas circuns-
tancias recibió un balazo en la zona hepática.»

El ex dragoneante Invernizzi es de los pocos guerrilleros que conti-


núan en la cárcel. Diversos organismos de “derechos humanos” siguen
reclamando su libertad.

181
Ramón Genaro Díaz Bessone

Poco después de los hechos, el Poder Ejecutivo Nacional realizó una


reunión de gabinete. La Prensa informó sobre este hecho bajo el título:
El Poder Ejecutivo afirmó que la ley caerá con todo su rigor sobre los res-
ponsables, y transcribió la “Declaración del Poder Ejecutivo”, entre cu-
yos párrafos se destaca:
g «El repudio ante el fracasado intento es aún mayor teniendo en cuen-
ta que varios integrantes del grupo invasor recobraron su libertad el 25
de mayo último, merced a la amnistía concedida a los presos políticos…
g La persistencia de los elementos antinacionales en producir hechos
como los de esta madrugada, demuestra que esos grupos sólo bus-
can crear el caos y son enemigos del Estado Argentino.» (Tardío re-
conocimiento).

El 23 de septiembre el Poder ejecutivo (Lastiri) firmó un decreto, el


1453/73, por el cual se declaró “ilegal la actividad del autodenominado
Ejército Revolucionario del Pueblo”.
El mismo Raúl Lastiri era presidente de la Cámara de Diputados que
sancionó la ley de amnistía, abolió Cámara Federal en lo Penal y las lla-
madas “leyes represivas”. Cuatro meses después firmaba este decreto.
Sin embargo, no se ponía fuera de la ley a las organizaciones gue-
rrilleras que se proclamaban peronistas, empeñadas exactamente como
el ERP, en la guerra revolucionaria.

5. EL ASESINATO, DEL SECRETARIO GENERAL DE LA CGT


JOSÉ I. RUCCI (MONTONEROS)

Causó gran conmoción en el país y ocupó la primera plana de todos


los diarios del día 27. El 26 hubo un paro general dispuesto por la CGT.
Así lo describió La Nación del 27 de septiembre (pág. 10 columna 4).
g «Rucci salió de la casa a las 12.10 (del día 25). Estacionado frente a
la casa, estaba su automóvil… En las proximidades de éste se encon-
traban estacionados dos vehículos de su custodia personal y un ter-
cero en la vereda de enfrente.
g El ataque comenzó cuando Rucci cruzaba la vereda, entre la puer-
ta de la casa y su automóvil y, según integrantes de su custodia, los
primeros tiros partieron desde los techos de las casas altas…

182
Guerra Revolucionaria en la Argentina

g Rucci cayó de inmediato sobre la vereda herido por una bala en el


cuello.
g Cuando los efectivos de la custodia repelían el primer ataque, se
abrió fuego sobre ellos por la espalda…
g Los miembros de la guardia personal de Rucci manifestaron que les
había dificultado la defensa el hecho que, desde el Colegio Maimó-
nides, en cuyos altos parecían estar algunos de los atacantes, se les
gritó que cesaran el fuego ya que en el interior del establecimiento ha-
bía más de doscientos niños. (Es decir, los Montoneros asesinaron a
mansalva y después apelaron a los sentimientos humanitarios de
sus agredidos, una de sus innumerables tretas).
g Los agresores, logrado su propósito fugaron, ya que antes de las
12,30 se los vio abandonar los vehículos para huir a unas nueve cua-
dras del lugar.

La crónica de La Nación destaca las palabras del Ministro de Tra-


bajo Ricardo Otero en el sepelio de Rucci y la declaración de la CGT.
Dijo Otero:
g «Ante los restos del compañero José Rucci formularemos el jura-
mento de no arriar jamás la bandera argentina por ningún trapo
colorado.
g El punto 40 de la resolución de la CGT dice: «Exigir de las autori-
dades que adopten todas las medidas encaminadas a poner fin a la
violencia y el crimen, ajustándose para ello a las leyes vigentes o
promoviendo la sanción de aquellas que fueran necesarias a tal fin.»

El 23 de septiembre, 2 días antes del crimen, las elecciones para pre-


sidente de la Nación habían dado un triunfo concluyente a Perón. Pablo
Giussani9 dice:
j «Los Montoneros, sobre todo tras el deterioro de sus relaciones con
Perón, explicaban con frecuencia el asesinato de Rucci como un
apriete dirigido al anciano líder para inducirlo a negociar un nue-
vo trato con la organización. Cuando un comando Montonero mató
a Mor Roig, los jóvenes radicales que en la Coordinadora de Juven-
tudes mantenían aún su alianza con colaterales de los montoneros,

9 En Montoneros. La Soberbia Armada, pág. 49, 54 y 74.

183
Ramón Genaro Díaz Bessone

exigieron a estos una explicación del crimen. La que obtuvieron con-


sistió en presentar la operación como un apriete destinado al líder
radical Ricardo Balbín para disponerlo a observar un comporta-
miento concesivo en una negociación que el grupo armado plantea-
ba emprender con él.» Dice también: «apriete sobresale en la jeri-
gonza montonera… En síntesis, apriete era el nombre que se daba
al acto de ejercer presión en forma intimidatoria…» Además: «Era
algo que necesitábamos, me dijo algún tiempo después un monto-
nero. Nuestra gente se estaba aburguesando en las oficinas. De
tanto en tanto había que salvarla de ese peligro con un retorno a la
acción militar.»

Por su parte Brocato dice10


e «… sucedió el 25 de septiembre de 1973, no en 1976 o 1979. Dos dí-
as después de la elección presidencial que Perón ganó masivamen-
te, los Montoneros decidieron ablandar el diálogo con el líder, que ya
estaba un poco rígido. Este fue el motivo revolucionario por el cual
asesinaron al secretario general de la CGT. Ya no se trataba de nin-
gún torturador ahora simplemente el asesinato era un método de
presión política. José Rucci era el brazo derecho de Perón en el mo-
vimiento obrero… Le tiraron el cadáver como se estilaba decir en la
época… para que Perón se allanara a discutir en mejores condicio-
nes con la organización foquista peronista. Pero, por razones tácti-
cas, no declararon la autoría del episodio. Esto dio lugar… al meca-
nismo de libre interpretación para discernir el origen de derecha o
izquierda del asesinato… ¿Se confundió la opinión pública? Sí, hu-
bo mucha confusión… Todo montonero sobreviviente sabe que… los
miembros de su propia organización calificaban el episodio como
una provocación de la CIA.»

En el Congreso el asesinato tuvo repercusiones importantes. La reali-


dad golpeaba rudamente sobre la hueca retórica de cuatro meses antes.11

10 Op. Cit,. pág.107.


11 Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, sesión del 27 de septiem-
bre, páginas 2506 y siguientes y de la Cámara de Senadores, páginas 1449
y siguientes.

184
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Dijo el Diputado Trócoli: (UCR)


■ «… lamentablemente, señor presidente, no podemos hablar de na-
da de eso (el triunfo del peronismo en las elecciones del 23 de sep-
tiembre) porque un crimen tremendo tiene en luto a toda la Repú-
blica. El secretario general de la CGT ha caído en una emboscada y
ha sido presa de las balas criminales…
■ Queremos señalar, señor presidente, que todo esto forma parte de una
guerra sorda, de una guerra subterránea que está ocurriendo en el
escenario de la República…»

¡Explícito reconocimiento de la existencia de una guerra interna!.

Dijo el Diputado Horacio Sueldo: (Partido Revolucionario Cris-


tiano)
■ «.. por qué no agregar que tampoco aparecen revestidos como actos
de justicia el sacrificio de Aramburu, el de Asúa (Teniente asesina-
do sobre un puente del Río Luján cuando mandaba una columna de
camiones del Ejército) y el Teniente Coronel Duarte Ardoy), hace
pocos días (Comando de Sanidad).»
Compárense estas palabras con su discurso revolucionario del 25
de mayo).
■ La violencia ya nos está rozando. Se ha intentado asesinar hace po-
cas semanas al Diputado Croatto, y hace pocos días se ha atacado
también cobardemente al señor Diputado Viale.»
Es decir, ya no se trataba solamente de “la sangre de los otros”.
■ Me permito pensar que debíamos investigar si más allá de la auto-
ría de los asesinatos, no hay otros actos, actitudes y estilos impu-
tables un poco a todos nosotros, que vienen conformando un clima.
■ … nos preocupa, a pesar de ser tremendamente doloroso cada homi-
cidio y cada nuevo crimen político como el que hoy evocamos, el cli-
ma de odio total que está flotando en la República y que no siempre
contribuimos a disipar sino en algunos casos a incrementar, aun
cuando no nos demos cuenta del efecto de nuestras palabras, aun
cuando creemos estar ausentes de este tipo de actividades.
■ Ese clima es el aire enrarecido que todos estamos respirando… Yo
creo que la Argentina misma esta herida y quizá intoxicada en al-
gún meollo de su ser….

185
Ramón Genaro Díaz Bessone

Dijo el Diputado Julio Bárbaro: (FREJULI)


■ «… Por eso el compañero Rucci ha muerto a manos de aquellos que
pretenden convertir el escándalo en algo cotidiano y que tienen un
sólo objetivo: la guerra civil.
■ Debemos evitar que su muerte (Rucci) por manos asesinas se pue-
da convertir en un elemento que acerque a nuestro pueblo a la gue-
rra civil.»

El Diputado Bárbaro hace un clarísimo planteo. Se nos estaba arras-


trando a la guerra civil. Era preciso evitarlo, pero el Congreso no podrá
parar las manos asesinas; el 25 de mayo la demagogia y la ceguera ha-
bía arrancado valiosos instrumentos a las manos del Estado.

Dijo el Diputado Stecco: (FREJULI)


■ «…esta Cámara de Diputados, que dicta leyes del país, debe dar am-
plios poderes a nuestras fuerzas armadas y de seguridad, sin que
con ello se quiebre la libertad, para perseguir hasta sus guaridas y
matarlos como ratas, porque no merecen vivir en este suelo.
■ Por eso, señor presidente, me pregunto si tendremos que seguir ha-
blando a nuestro pueblo, que cada día ve derramar la sangre inocen-
te de los hombres que sólo cometieron el pecado de luchar por el
bienestar de nuestra patria, pidiéndole pacificación y que no tome jus-
ticia por sus propias manos.
■ …somos nosotros los responsables de dar a ese pueblo la fe y la es-
peranza que tanto quiere, a la vez que asegurarle que las cosas no
van a ser conducidas con mano blanda sino con mano dura… ¿Qué
estamos esperando entonces para hacer justicia contra quienes quie-
ren solamente el caos y la desesperación en la República Argentina,
que es la desesperación de las madres y de los hijos de las familias
argentinas?
■ El mejor homenaje que le podemos brindar a todos los caídos y a Jo-
sé Ignacio Rucci es que desde este momento nos pongamos a traba-
jar para terminar con las ratas que nos hieren y que no quieren la
grandeza de la patria. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos. Varios se-
ñores Diputados rodean y felicitan al orador).»

¡Qué clima distinto al del 25 de mayo!

186
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El Senador Muniagurria, ya no podía desconocer la realidad, co-


mo lo hizo el 25 de mayo, pero aún así mezcla a “los héroes de Trelew”
con el Teniente Coronel Duarte Ardoy. Dijo el senador:
■ Nosotros votamos la amnistía convencidos de que había llegado la
oportunidad de dejar de lado la lucha fratricida para buscar las coin-
cidencias en la vida civilizada… Evidentemente, esa ilusión que alen-
tamos no ha sido compartida por todos los sectores. Hay muchos to-
davía que están pensando en las reacciones y las venganzas; hay mu-
chos que quieren llevar la vida política argentina al terreno de la re-
presalia y continuar el reguero de sangre que este país ha tenido que
soportar desde que se inició… más tarde con las víctimas de Trelew,
como se las menciona en los últimos episodios y hace pocos días con
un alto Jefe del Ejército. (La guerrilla junto con el Ejército).
■ Los hechos parecerían querer demostramos que muchas son las ilu-
siones y relativas las realidades…»

6. EL ÚLTIMO TRIMESTRE DE 1973

Se estima que en octubre comenzó a operar una organización de ul-


traderecha conocida como la “Alianza Anticomunista Argentina” (A.A.A.
o también “Tres A”), organización clandestina que se dedicó a combatir
a las organizaciones de ultraizquierda, sus apoyos y sus simpatizantes,
con métodos similares a los de la guerrilla. Hasta el presente nunca se
investigó esta organización ni los hechos que produjo, pese a que el go-
bierno peronista recibió denuncias concretas sobre esta banda irregu-
lar, una de ellas realizada por el entonces Comandante General del Ejér-
cito, General Leandro Anaya, a través del Ministro de Defensa Savino.

Pero, más importante aún, numerosos parlamentarios denunciaron


los hechos de las Tres A y acusaron a José López Rega como el jefe de
esa organización ilegal, como se verá en el Capítulo IX.

Esta organización pareció constituir una respuesta, absurda e


irresponsable, en la que apareció involucrado el gobierno, a los ataques
de la subversión. Operó después de mayo de 1973 y, al parecer, hasta
fines de 1975; produjo hechos resonantes, y contribuyó a acentuar el

187
Ramón Genaro Díaz Bessone

caos interno. Lo concreto es que el gobierno estuvo informado y elu-


dió una responsabilidad que le era propia, por lo menos investigar pa-
ra esclarecer los hechos. Las conveniencias políticas determinaron
que las autoridades que asumieron el 10 de diciembre de 1983, cu-
brieran con el silencio los hechos que se atribuyó a esta organización.

Montoneros acusó también al ex Ministro de Bienestar Social y Secre-


tario Privado bajo los gobiernos del Gral. Perón y de la Sra. de Perón, de
la dirección de las “Tres A”, en un folleto editado el 2 de abril de 1975 ba-
jo el título Montoneros atacó al jefe operativo de la A.A.A. En ese folleto le
atribuye a su contrapartida ilegal los siguientes hechos (cita textual):
p«…en octubre de 1973 el atentado que estuvo a punto de costar la vi-
da al senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, ligado a la defensa
de los mártires de Trelew. Decenas de locales de la Juventud Pero-
nista, de J.T.P. (Juventud Trabajadora Peronista ) J.U.P. (Juventud
Universitaria Peronista) fueron dinamitados. … sacerdote Carlos
Mujica, emboscado a la salida de una iglesia en mayo de 1974… El
31 de julio (1974) la A.A.A. mató en pleno centro y a dos cuadras de
la comisaría 15a. al diputado peronista Rodolfo Ortega Peña.»
En la lista de muertos que le sigue atribuyendo a las “Tres A” figu-
ran numerosos y caracterizados marxistas y subversivos, entre ellos:
Horacio Chaves, Rolando Chaves, Luis Macor, Carlos Pierini, Eduardo
Beckerman, Pablo Van Lierde, Atilio López (vicegobernador de Córdo-
ba con Obregón Cano) y Julio Troxler.

Ningún ciudadano equilibrado podía admitir que se combatiera a


la guerrilla, a la subversión y a sus cómplices, con una organización
ilegal, cuando el Estado tenía en sus manos los medios y los recursos pa-
ra ejercer la legítima fuerza.
Carlos Brocato dice:l2
e «… a la fecha del golpe de Estado (1976), no había procesado ni pre-
so un solo miembro de esas bandas.»(Tres A).

12 Op. Cit., pág. 52. Asimismo Heriberto Khan en Doy Fe, Editorial Losada,
relata el hecho que motivó la presentación del General Anaya al Ministro
Savino, relacionado con las “Tres A”.

188
Guerra Revolucionaria en la Argentina

En cuanto a la guerrilla, siguió produciendo a diario sus hechos. Pe-


ro el más resonante fue el secuestro de Víctor Eduardo Samuelson, ge-
rente general de la refinería ESSO en Campana.

Estrella Roja del 17 de diciembre publica el Parte de Guerra emi-


tido por el ERP que dice:
( «En el día 6 de septiembre de 1973, a partir de las 14,40 horas, la
Brigada Raúl Oscar Tettamanti y Ricardo Silva del ERP procedió a
copar totalmente las instalaciones del Club ESSO de la ciudad de
Campana.
( Luego de ser reducida la guardia… fue tomado prisionero Víctor
Eduardo Samuelson… gerente general de la Refinería. Cumplido
normalmente el operativo, nuestros combatientes se retiraron, recu-
perando asimismo un revólver calibre 38…»

En la tapa de la revista aparece la fotografía de Samuelson en la


“cárcel del pueblo”. Estrella Roja del 7 de enero de 1974 se refiere al he-
cho. Además, el ERP lanzó un volante con los detalles del secuestro.
Este volante dice:13
( «El ERP en el comienzo de las negociaciones llegó a un acuerdo con
la ESSO del pago de 14 mil millones de pesos (moneda nacional) de
ellos 4 mil millones debía repartir la empresa en elementos al pue-
blo, previa comunicación por solicitada pública… El resto, 10 mil
millones de pesos, se aplicaría: a repartir por el ERP a nuestro pue-
blo 5.000 millones y 5.000 millones distribuidos a las organizaciones
revolucionarias de Chile, Bolivia, Uruguay y Argentina por partes
iguales, para subvencionar la lucha. A este acuerdo… se llegó el 25
de diciembre. Posteriormente… (la empresa) comenzó a contrapro-
poner sumas inferiores.
( Ante esto el Estado Mayor del ERP resolvió poner plazo definitivo el
20 de febrero de 1974 para el cumplimiento de lo pactado y la multa
diaria de 50 millones de pesos por cada día de incumplimiento.
( Llegado el plazo y ante la falta total de cumplimiento… el ERP dio
un plazo de 72 horas… resolviendo la ejecución sumaria del reo pa-
ra el caso de no cumplir las exigencias.

13 Ver asimismo Armando Alonso Piñeiro. Op. Cit., pág. 65 y 66.

189
Ramón Genaro Díaz Bessone

( Finalmente, ESSO pagó 18 mil millones (unos 12 millones de dóla-


res al cambio del momento) y Samuelson fue dejado en libertad. El
reparto de “elementos al pueblo” no fue posible por la acción de las
autoridades legales. El ERP entonces resolvió:
( … destinar 10 mil millones a cubrir elementales necesidades de los
trabajadores argentinos. El resto… se dedica a los gastos del desarro-
llo en Chile, Bolivia, Uruguay y Argentina del movimiento revolu-
cionario, siendo (los recipiendarios) el MIR, ELN, Tupamaros y
ERP… para incrementar con eficacia la lucha armada revoluciona-
ria en esta parte de nuestra América”.

7. EL ASALTO A LA GUARNICIÓN
DEL EJÉRCITO EN AZUL (ERP)

En Azul, Provincia de Buenos Aires, tienen su sede el Regimiento 10


de Caballería Blindada y el Grupo 1 de Artillería Blindada, que integran
la guarnición, cuyos cuarteles están en los limites de la ciudad.

A las 22,30 del sábado 19 de enero de 1974, esa guarnición fue asal-
tada por la Compañía Héroes de Trelew del Ejército Revolucionario del
Pueblo. El hecho ocupó la primera plana de los diarios de los días 20 y
21. Estrella Roja le dedicó un suplemento de su edición del 28 de ene-
ro, en cuya tapa aparece la fotografía del Teniente Coronel Ibarzábal,
Jefe del Grupo de Artillería, en una “cárcel del pueblo”. Vamos a sinte-
tizar esos relatos:
❖ A 200 metros de distancia de los fondos del cuartel, sobre un cami-
no de tierra, estaba ubicada la casa del Dr. Inza que fue copada por
un grupo del ERP el sábado por la noche a las 20 horas. Esa casa sir-
vió de base. Allí concurrieron los otros grupos que llevaron las armas.
❖ A las 22,15 avanzó el primer grupo del ERP sobre la parte posterior
del cuartel y se apoderó por sorpresa, al amparo de la noche, del sol-
dado centinela, que no alcanzó a dar la alarma. Por allí ingresaron los
tres grupos, de los cuales dos se dirigieron al cuartel y uno a las ca-
sas de los dos jefes, ubicadas sobre uno de los límites, en la parte de
atrás de la guarnición. Este grupo se denominaba Grupo Secuestro.
❖ Los dos primeros grupos penetraron en el cuartel totalmente a os-

190
Guerra Revolucionaria en la Argentina

curas, asaltaron la guardia central y puestos de guardia. Estaban ar-


mados con fusiles automáticos livianos (de los robados en asaltos
anteriores) y granadas antitanques. Rota la sorpresa, se inició el
combate con abundante intercambio de disparos dentro del cuartel,
que los subversivos no alcanzaron a controlar.
❖ La resistencia principal al asalto, en el primer momento, se centró
en los oficiales desde el casino de oficiales, en un puesto de guardia
dominante ubicado en el tanque de agua del cuartel y en un vehícu-
lo blindado de la guardia.
❖ Los subversivos hicieron entrar 3 camiones por el mismo camino se-
guido por los grupos de asalto. Eran los vehículos en lo que debían
cargar el armamento que pensaban robar. Dos de esos camiones fue-
ron destruidos por las tropas de la guarnición y el tercero volvió so-
bre sus pasos.
❖ Concluido el efecto de la sorpresa, se pasó al ataque contra el asal-
tante, con el refuerzo de oficiales y suboficiales que concurrieron
desde sus casas al cuartel. Algunos subversivos fugaron por el mis-
mo camino en que ingresaron, mientras que otros fueron rodeados,
entre ellos parte del Grupo Secuestro.
❖ Los guerrilleros que logran escapar vuelven al punto de partida, la
casa copada, se cambian y escapan.
❖ El Grupo Secuestro, cuando se dirigía a las casas de los jefes, se en-
cuentra con ellos en el camino; se dirigían al cuartel, donde ya ha-
bía comenzado el combate. El Coronel Arturo Gay, jefe del Regimien-
to 10 de Caballería, era acompañado por su familia. Al chocar con los
guerrilleros los coroneles sacan sus armas y en ese momento el Co-
ronel Gay es muerto, mientras el Coronel Ibarzábal cesa su resisten-
cia ante la amenaza de los guerrilleros de asesinar a la familia de
Gay. El Coronel Ibarzábal es introducido en un vehículo y desde en-
tonces hasta su asesinato pasará el largo calvario del secuestro.
❖ La esposa del Coronel Gay y los hijos, son llevados a pie por una
parte del Grupo Secuestro, hasta la herrería del cuartel, donde se-
rán rodeados como se ha dicho. En ese lugar los guerrilleros ejecu-
taron a la señora del Coronel Gay, en presencia de sus hijos.
❖ Los guerrilleros dejan en el terreno tres muertos y un herido y a su
vez matan durante el combate al soldado Daniel González, mien-
tras resulta gravemente herido el Teniente Primero Carullo.

191
Ramón Genaro Díaz Bessone

❖ Mientras se desarrollaba la acción, guerrilleros en motocicletas corta-


ban los accesos al cuartel. La mayoría de los atacantes logró escapar.
❖ El Buró Político del Partido Revolucionario de los Trabajadores con-
decoró con la orden Héroes de Trelew, a 28 de los guerrilleros que ata-
caron al cuartel de Azul, según lo publicó Estrella Roja del 11 de fe-
brero de 1974 en página 3.

Pocas horas después que la guerrilla atacó al cuartel de Azul, el Pre-


sidente Perón dirigió al país un mensaje por los medios de difusión en-
tre cuyos conceptos señalamos:14
s «… todo tiene un límite. Tolerar por más tiempo hechos como el ocu-
rrido en Azul, donde se ataca a una institución nacional con los más
alevosos procedimientos, está demostrando palmariamente que es-
tamos en presencia de verdaderos enemigos de la patria, organiza-
dos para luchar en fuerza contra el Estado, al que a la vez infiltran
con aviesos fines insurreccionales…
s … (se trata de) una organización que, actuando con objetivos y di-
rección foráneas ataca al Estado y a sus instituciones como medio de
quebrantar la unidad del pueblo argentino…
s En consecuencia, ni el gobierno… ni el pueblo… pueden permanecer
inermes ante estos ataques abiertos… ni tolerar el abierto desafío a
su autoridad, que pone en peligro la seguridad de la ciudadanía…
s … (se trata de) poner coto a la acción disolvente y criminal que aten-
ta contra la existencia misma de la patria y de sus instituciones…»

La subversión fue caracterizada con una precisión hoy olvidada y a


su vez le respondió a Perón:15
( «Perón perdió la serenidad y se colocó sin simulaciones a la cabeza
de la cruzada contrarrevolucionaria, haciendo de la lucha antiguerri-
llera el centro de la política gubernamental. Esta importante defini-
ción… da abruptamente por tierra con lo que quedaba de las ilusio-
nes de un Perón progresista o revolucionario y lo muestra tal cual es,
el Jefe de la Contrarrevolución.»

14 Diario de Sesiones Cámara de Diputados, enero 24/25 de 1974, pág. 5497.


15 Periódico El Combatiente (PRT), del 30 de enero de 1974, pág. 2.

192
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Es parte del artículo que escribió Mario Roberto Santucho, el jefe del
PRT y del ERP con el título: Después de Azul: balance y perspectivas y
publicó El Combatiente.

La ruptura Gobierno – ERP era total desde ese momento.

8. EL CONGRESO APRUEBA REFORMAS AL CÓDIGO PENAL

Lo hace ocho meses después de haber derogado toda la “legislación


represiva” sancionada por la “Revolución Argentina”. El proyecto fue en-
viado al Congreso por el Poder Ejecutivo y en el mensaje dice, entre otros
considerandos: «… obedece a la necesidad de reprimir severa y adecua-
damente conductas que… han llenado de zozobra a la población.16

En la sesión de la Cámara de Diputados de los días 24 y 25 de ene-


ro de 1974, se dijo lo que a continuación sintetizamos:17

Diputado Porto:
■ «Estamos ante un hecho gravísimo ejecutado por individuos… que
pretenden sembrar el caos y el terror, oponiéndose a la voluntad
prácticamente unánime del país, pretendiendo la destrucción de la Re-
pública y del régimen de vida de sus habitantes.
■ Nadie podrá negar que el Estado tiene como una de sus principales
obligaciones la de defender a la sociedad contra la delincuencia… de-
fenderla contra las agresiones externas e internas, en primer térmi-
no, y luego conseguir su bienestar material y espiritual.
■ … cuando dictamos las leyes (de amnistía, derogaciones de normas,
supresión de la Cámara Federal en lo Penal)… quisimos efectuar
un acto de justicia con los guerrilleros y combatientes populares, mu-
chos de ellos verdaderamente héroes y mártires… Pero un grupo…
ha seguido ejecutando los mismos actos de violencia que antes: si-

16 Diario de Sesiones Cámara de Diputados enero 24/25 de 1974. pág. 5493.


El Proyecto fue enviado, el 6 diciembre de 1973, seis meses después de las
derogaciones del 25 de mayo.
17 Ibid., pág, 5497 y siguientes. Los subrayados son nuestros.

193
Ramón Genaro Díaz Bessone

guen las bombas, los atentados a las instituciones, la tenencia de


armas de guerra, los secuestros, los asaltos. Tales actos de violencia
van ahora dirigidos, no contra la tiranía, como antes, sino contra el
Estado de derecho republicano…» (!!)

Diputado Musacchio:
■ «El actual Presidente de la República manifestó desde Madrid, fren-
te a los hechos de violencia que asolaban al gobierno de facto, que
la violencia de arriba justifica la violencia de abajo… Pero es que de
acuerdo con la lectura del pensamiento expuesto por el señor presi-
dente estos últimos días, parecería que la interpretación de la vio-
lencia de arriba se reduce a las actividades dictatoriales del gobier-
no de facto…
■ Y yo recuerdo que hace poco tiempo dictamos en esta Cámara una
ley de reforma al Código de Procedimientos que era más benigna en
esta materia…
■ El señor Presidente de la República ha manifestado que si no san-
cionamos esta ley el gobierno se encontrará indefenso frente a la
subversión y el terrorismo… Nosotros sostenemos que no es así.»

Diputado Valenzuela:
■ «El presidente de la República ha dicho… que el Estado argentino
se halla en situación de indefensión prácticamente frente a los gru-
pos armados que están haciendo esta escalada de violencia. Sosten-
go que no es exacto, toda vez que nuestro Estado para su defensa cuen-
ta con una estructura jurídica, política y social idónea… cuenta con
una institución prestigiosa como son las Fuerzas Armadas… no ya
exclusivamente para la defensa de la soberanía… sino también pa-
ra contrarrestar ataques internos, entre los que se encuentra preci-
samente la subversión.»

Diputado Monsalve:
■ «En aquel momento (25–V–73), a la ley de amnistía que se esperaba
ansiosamente se sumaba otro factor, el de la prometida derogación de
la legislación represiva. En esta oportunidad… se piensa que de aquí
puede salir la reimplantación del aparato represivo y de las leyes
que entonces se derogaron. Esta reimplantación de la legislación y del

194
Guerra Revolucionaria en la Argentina

aparato represivo se torna una realidad… Entre ambos proyectos de


ley (remitidos por el Poder Ejecutivo) se establece pues la nueva legis-
lación represiva, aquella que se derogó hace unos meses…
■ Esta Cámara, en aquella oportunidad, aprobó la derogación de las le-
yes represivas presionada por las manifestaciones callejeras alenta-
das por quienes habían triunfado en las elecciones de marzo y abril
del año pasado; manifestaciones que integraban seguramente buena
parte de las fuerzas que hoy están colocadas en la subversión…
■ Cabe preguntarse por qué hoy, después de casi un año de gobierno
popular, subsiste, aun agravada, la violencia, que todos repudia-
mos… vemos que nuestro país se ha transformado en una nación en
la que los hombres no pueden tener cuando salen de su casa para ir
a trabajar y ganarse la vida, la seguridad de que volverán a ella en-
teros, para reunirse con sus familiares.
■ … los diarios dan un promedio de uno a dos secuestros dia-
rios…
■ … lo afirmó el propio Presidente de la República con todas las letras
…: “yo a eso lo he conocido ‘naranjo’ cuando se gestó” ese movimien-
to que no es argentino (la subversión). Ese movimiento se dirige des-
de Francia, precisamente desde París…»

Diputado Moyano:
■ «Tal vez las mismas manos asesinas que segaron vidas inocentes en
Azul, son también las que han matado… desde el asesinato del Ge-
neral Aramburu hasta la actualidad.
■ … suman centenares las víctimas argentinas… la civilidad toda ya
no sabe qué va a hacer con su vida. Los secuestros están a la orden
del día… la vida de las personas está desamparada.
■ … lo ha dicho el propio Presidente de la Nación, desde algunos go-
biernos provinciales se ha facilitado la acción de estos agentes del caos
o se los ha tolerado con complicidad.»

Diputado Sueldo:
■ Asesinar soldaditos conscriptos que cumplen su período militar…
así como oficiales y suboficiales, es algo que no empieza en los últi-
mos meses. Se practicó abundantemente bajo la dictadura militar…
¿Entonces era bueno y ahora es malo?

195
Ramón Genaro Díaz Bessone

■ … antes se aprobaron y se alentaron ahora se quiere eliminar, olvi-


dando que quien siembra vientos cosecha tempestades.»

Finalmente, la ley fue aprobada. Pero aún con ella, hasta 1976 nin-
gún juez se atrevió a condenar a un guerrillero.

9. LOS ÚLTIMOS MESES DEL GOBIERNO DE PERÓN (1974)

El 8 de febrero se realizó una conferencia de prensa en la residen-


cia presidencial. En tal oportunidad se produjo un áspero diálogo entre
Perón y la periodista Ana Guzzetti del diario El Mundo orientada por
la JP, desde donde se hacía la apología de la subversión. El diario La Na-
ción del 9 de febrero reproduce el diálogo:

Periodista: Sr. Presidente, cuando Ud. tuvo la primera conferencia


de prensa con nosotros yo le pregunté qué medidas iba a tomar el
gobierno para parar la escalada de atentados fascistas que sufrí-
an los militantes populares. A partir de Azul… y después de su men-
saje llamando a defender al gobierno, esa escalada fascista se ha
ampliado mucho más. En el término de dos semanas hubo exac-
tamente 25 unidades básicas voladas… hubo doce militantes muer-
tos… Evidentemente, todo está hecho por grupos parapoliciales
de ultraderecha.
Perón: ¿Ud. se hace responsable de lo que dice? Eso de parapoliciales
lo tiene que probar. Y dirigiéndose al edecán le dijo: “Tomen los da-
tos necesarios para que el Ministerio de Justicia inicie la causa con-
tra esta señorita.”

Periodista: ¿Quiero saber qué medidas va a tomar el gobierno para


investigar tantos atentados fascistas?
Perón: Las que está tomando; esos son asuntos policiales provocados
por la ultraizquierda y la ultraderecha. La ultraizquierda que son
ustedes (señalando a la periodista con el dedo) y la ultraderecha que
son los otros… el poder Ejecutivo lo único que puede hacer es dete-
nerlos a Uds. y a los otros y entregarlos a la Justicia. Lo que nosotros
queremos es paz, y lo que Uds. no quieren, es paz.

196
Guerra Revolucionaria en la Argentina

El 13 de febrero El Combatiente, Publicación del PRT18 anunció con


grandes titulares: Se formó la Junta Coordinadora Revolucionaria, in-
tegrada por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Argentina,
Tupamaros de Uruguay, el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia
y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile.

A esa creación se refería el editorial, firmado por un guerrillero, Be-


nito Urteaga. Insiste en los ataques a Perón y cita al jefe del ERP, San-
tucho, para fundamentar tales ataques, Transcribimos algunos párrafos:
( «Hasta ahora han coexistido, cada vez más dificultosamente, dos
peronismos dentro del mismo Movimiento. Un peronismo burgués,
burocrático, contrarrevolucionario pro–imperialista (no pro–soviéti-
co) … al que Perón ha venido dando su aval creciente. Otro pero-
nismo popular, revolucionario, combativo… Ya no hay dos peronis-
mos. Hay uno solo, el burgués…
( … el Frente Revolucionario Peronista… señaló en reciente conferen-
cia de prensa: Consideramos que desde el momento en que el go-
bierno no está cumpliendo con un plan de liberación nacional, da
lugar a que todas las organizaciones revolucionarias asuman la ac-
titud que crean conveniente… Creemos que Perón ha tratado muy
mal a la Juventud Peronista.»

Finalmente hace el gran elogio a la guerra y dedica un largo espa-


cio a las organizaciones españolas ETA, Frente de Liberación Catalán,
etcétera.

Armando Alonso Piñeiro dice, respecto de la Junta Coordinadora


Revolucionaria, que estableció bases, tanto abiertas como encubiertas
en Francia, Portugal, Italia, Perú y Paraguay, que esta organización
disponía y dispone en las bases europeas de una fuerte infraestructu-
ra de propaganda que obraba por sí misma y mantenía importantes
contactos con periodistas, editores, cineastas, universitarios, etc. que
colaboraron en sus campañas de desprestigio al país. Creó en Venezue-
la una agencia de Prensa Latina que editaba un boletín en inglés, fran-

18 También Estrella Roja, del 4 de marzo le dedica su editorial.

197
Ramón Genaro Díaz Bessone

cés, alemán e italiano. Creó varias organizaciones de solidaridad, como


“Grupos de Solidaridad con el Pueblo Argentino” y “Comité Internacio-
nal de Sostén de la Argentina”, con sede en París y han mantenido en-
lace con varias organizaciones, como el “Consejo Mundial de Iglesias”,
el “Tribunal Bertrand Russell y el “Alto Comisionado de Naciones Uni-
das para los Refugiados”.19

Por otra parte, el 22 de marzo los Montoneros asesinaron al dirigen-


te sindical Rogelio Coria, acusándolo de pertenecer a la burocracia sin-
dical. Desde hacía meses, Coria se había retirado de la Unión Obrera
de la Construcción y vivía en el Paraguay. Asimismo, el 25 de marzo
fue secuestrado el gerente general de Insud, Sr. Mendelsohn, y el 4 de
abril fue asesinado Roberto Kecker, jefe de personal de Fiat. Ese mis-
mo día, según Estrella Roja del 30 de abril, el ERP asesinó a Antonio
Magaldi, Secretario de la Regional San Nicolás de la CGT. El 12 de abril
fue herido gravemente y secuestrado Alfredo Laun, director del servi-
cio cultural de los EE.UU. Estos son los hechos salientes de entre los que
registraba la Crónica de la Guerra Revolucionaria, de Estrella Roja y
en general la prensa del país.

El 28 de abril los diarios dieron cuenta del asesinato de ex juez Jor-


ge V. Quiroga, que integró la Cámara Federal en lo Penal, disuelta el
25 de mayo de 1973. Desde entonces vivió austeramente e indefenso. Sus
asesinos fueron miembros del ERP, que lo registró en su crónica del 27
de mayo, a un mes del hecho. Fue atacado a balazos por la espalda en
la calle, en forma semejante al asesinato del Almirante Quijada, por
dos guerrilleros en motocicleta. El ERP 22 de agosto dejó el comunica-
do del atentado en un bar de la avenida Corrientes. En 1980, la Justi-
cia condenó a sus autores, finalmente detenidos por la Policía Federal,
a 18 años de prisión.

El lº de Mayo se produjo la concentración en Plaza de Mayo, habi-


tual en las anteriores presidencias de Perón. Los hechos que tuvieron
lugar en la plaza fueron relatados por La Prensa del 2 de mayo. Algu-
nos de sus párrafos fueron:

19. Op. Cit., pág. 8 y 9.

198
Guerra Revolucionaria en la Argentina

g «A las 15,30 ingresó… la primera columna montonera… Este gru-


po de manifestantes comenzó a presionar sobre otros manifestantes
del acto que se habían ubicado en las primeras filas y pertenecían
a los trabajadores de Sanidad y otros gremios. También quienes per-
tenecían a la Juventud Peronista sumaron su esfuerzo por desalo-
jar a los gremialistas, notándose que comenzaban a golpearse con los
mástiles y astas de bandera y estandartes. Finalmente los grupos
Montoneros y la JP lograron ubicarse en casi toda la franja de la pla-
za que da al norte…
g Los estandartes con los colores argentinos eran descendidos… y lue-
go volvían a ser levantados con la leyenda Montoneros, pintada con
aerosol. Entre las 16 y las 16,45 llegaron más columnas de Monto-
neros logrando copar parte de la plaza.
g … el presidente inició su discurso que fue interrumpido con aplausos
por un lado y los estribillos de los Montoneros, por otra parte. A los gri-
tos de “¿Qué pasa, qué pasa General, está lleno de gorilas el gobier-
no popular?” Se sucedía el de “Peronistas, ni yankis ni marxistas”.
g Antes de terminar el discurso el General Perón, ante una alusión des-
pectiva de éste hacia un sector de la juventud, las columnas de mon-
toneros comenzaron a retirarse mientras gritaban “Aserrín, aserrán
es el pueblo que se va”.
g … estos infiltrados que trabajan adentro y que traidoramente son más
peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar que la ma-
yoría son mercenarios al servicio del dinero extranjero.» (Parte del
discurso de Perón).

El diario La Nación recordó los hechos en su edición del 30 de abril


de 1984. Entre su Párrafos destacamos:
g «La intimidación, el secuestro y el asesinato constituían un sórdido
telón de fondo… El 25 de abril, al asumir Adriana Puiggrós el deca-
nato de Filosofía, la facultad había sido escenario de un cruento ti-
roteo. El 28 un juez caía muerto de bala en pleno centro. El 29 re-
cuperaba su libertad (y abandonaba el país) un directivo de la com-
pañía ESSO, tras casi cinco meses de cautiverio…
g Los Montoneros habían debatido la conveniencia de ir a la plaza o
no y como finalmente aceptaron el reto, el Gobierno dispuso que
ocho mil policías se apostaran en ella y que en los accesos se palpa-

199
Ramón Genaro Díaz Bessone

ra de armas, a la concurrencia. El partido, a su vez, dispuso que no


se admitieran emblemas o pancartas sectoriales y curiosamente los
vigilantes fueron impuestos de la obligación de impedir que se vie-
ran carteles que identificaran… los “rebeldes” burlaron la orden me-
diante el simple ardid de pintar con aerosol los permitidos estan-
dartes con los colores nacionales”.
g Su breve mensaje incluyó una frase que sonó lapidaria: Hoy resul-
ta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los
que lucharon durante veinte años.

Los días subsiguientes continuaron siendo tensos y el 1º de Mayo


fue asesinado el sacerdote tercermundista Carlos Francisco Mujica. Es-
te crimen fue atribuido a las “Tres A”.

El lº de julio, el día que murió Perón, Estrella Roja anuncia el comien-


zo de lo que sería el intento por organizar una zona liberada en Tu-
cumán. Bajo el título El comienzo de la guerrilla rural, da cuenta que
el 30 de Mayo una facción del ERP había copado la población de Ache-
ral en Tucumán. Dice Estrella Roja:
( «El accionar guerrillero urbano, ha desarrollado ya varios años de
experiencia práctica.. y las pequeñas unidades que comenzaron el
combate en la década pasada, ya se han fortalecido y convertido en
unidades de mayor tamaño, de gran capacidad operativa… Estas
circunstancias plantean al ERP, elevar a un nivel superior el carác-
ter de la acción político-militar.»
Otro artículo de la misma revista se titula: La guerrilla rural y ur-
bana y dice en uno de sus párrafos:
( «El desarrollo de la guerrilla de lo pequeño a lo grande está deter-
minado por la situación… la lucha es iniciada por pequeños desta-
camentos que en el transcurso de la lucha… van creciendo en can-
tidad y también en calidad hasta convertirse en unidades mayores,
en condiciones de pasar a disputar zonas al enemigo y garantizar zo-
nas liberadas.»
También El Combatiente del 5 de junio está destinado al mismo te-
ma. Su cubierta publica un mapa de Tucumán, con el título: Guerrilla
en el monte. Propósito y perspectivas.

200
Guerra Revolucionaria en la Argentina

10. DESPUÉS DE LA MUERTE DE PERÓN.


EL ASESINATO DE MOR ROIG

Ocurrió el 15 de julio de 1974 y tuvo amplio eco en la prensa. La


Nación del 16 de julio relata los hechos; extraemos algunos párrafos:
g Seis individuos consumaron el atentado ocurrido en un restauran-
te de San Justo.
g El Dr. Mor Roig con sus acompañantes se sentó en una mesa del
centro del salón. En las restantes se hallaban comiendo unas sesen-
ta personas. A poco de ubicarse el ex-ministro… irrumpieron en el
salón tres individuos, todos vestidos correctamente y jóvenes; uno de
ellos se hacía más notorio por densas y largas cabellera y barba. El
hecho ocurrió a las 14,45 aproximadamente.
g Dos de los desconocidos se dirigieron hacia el Dr. Mor Roig y uno, que
portaba una carabina Itaka con caño recortado, casi cuerpo a cuerpo,
atacó al ex ministro. Los disparos provocaron un tremendo pánico en
el restaurante… los disparos se efectuaron contra la espalda y la ca-
beza del Dr. Mor Roig, quien cayó sin vida en el acto… (los disparos)
fueron hechos con proyectiles que contenían ocho perdigones cada
uno. Los sujetos (seis en total) fugaron en un Fiat 128 color rojo.
g El coche policial que interceptó al Fiat 128 participaba de un opera-
tivo policial de prevención… con el fin de evitar atracos a los auto-
movilistas… Los policías habían recibido el aviso (del asesinato)…
mientras un funcionario apuntaba con una ametralladora a los ocu-
pantes del rodado, otros les pidieron que descendieran. Todo este
primer paso se cumplió sin sospechas… dado que los (dos) jóvenes
acataron toda indicación, incluyendo el palpar de armas.
g Cuando uno de los policías pidió a uno de los jóvenes que abriera el ba-
úl, también hubo obediencia por parte de quien conducía el rodado…
pero su compañero (huyó). Este individuo fue muerto mientras huía.
En el baúl se encontraron varias armas y el otro sujeto fue detenido.»

Ya hemos dicho antes que el asesinato respondió a un apriete que


Montoneros intentaba sobre el Dr. Balbín. Dice Giussani;20

20 Op. Cit., pág. 51.

201
Ramón Genaro Díaz Bessone

j «Años más tarde, ya ahogada en sangre la aventura guerrillera, la


temática y el lenguaje de los Montoneros en el exilio sufrió algunos
cambios. La exaltación de la actitud para matar a Aramburu y Mor
Roig, cedió paso a la condena de la matanza inversa practicada con-
tra la guerrilla por el régimen militar…»

El Congreso rindió homenaje al Dr. Mor Roig y en el Senado dijo el


Dr. Leopoldo Bravo:21
■ «A la frondosa lista de víctimas de la barbarie, acaba de agregarse
otro nombre…
■ No terminamos de reponernos ante la consumación de un acto de te-
rrorismo, cuando nos vemos consternados ante un nuevo homicidio
alevoso. Militares, dirigentes gremiales, sacerdotes, políticos y hom-
bres de estado que tuvieron algún papel preponderante en el queha-
cer nacional, han sido segados uno tras otro.»

Estrella Roja, del 5 de agosto dio cuenta del asesinato de Mor Roig
y también del Sr. David Kraiselburd, director del diario El Día, de La
Plata, ocurrido al día siguiente, 16 de julio. El ERP lo había secues-
trado y lo tenía en una “cárcel del pueblo”. Dice Estrella Roja:
( «En una allanamiento en Gonnet realizado por la policía se ejecu-
tó a David Kraiselburd, siendo herido por la policía el combatiente
Carlos Starita que murió en días subsiguientes.»

La misma revista consigna el secuestro del gerente general de Acin-


dar Sr. Eric Breuss, ocurrido en la mañana del 23 de julio. Uno de los
guerrilleros del ERP relata el hecho:
( «Los integrantes del Grupo de Secuestro… valiéndose de los unifor-
mes (policiales) que los caracterizan, simulan una pinza policial, pa-
rando a todos los autos a quienes piden la documentación corres-
pondiente.
( Cuando, se aproxima el auto Torino de Breuss se lo detiene y se le
pide que baje… abre el baúl de su automóvil. Mientras otros dos
compañeros hacen circular el tránsito…

21 Diario de Sesiones de la H. C. de Senadores, del 24/25 de julio de 1974, pág. 956.

202
Guerra Revolucionaria en la Argentina

( Uno de los compañeros convence a Breuss para que lo acompañe a


la comisaría… Breuss totalmente fiado sube junto con su custodio
al auto operativo. El custodio entrega su arma…
( El Grupo Secuestro se retira con Breuss a quien en el camino se le
comunica quienes son en realidad los fingidos policías. Breuss has-
ta el momento había estado alabando la efectividad de la Policía.»

Estrella Roja del 22 de julio informa del copamiento de la localidad


de General Mansilla, próxima a Magdalena, asiento de un regimiento
de tanques. Coparon la Policía y se llevaron todas las armas, varios
uniformes y equipos policiales y del asalto al banco obtienen más de
trece millones de pesos.

El mes de julio se cerró con el asesinato del diputado Rodolfo Orte-


ga Peña, vinculado a la llamada Tendencia de la juventud Peronista, he-
cho atribuido a las “Tres A”. Estrella Roja del 19 de agosto le dedica un
artículo donde elogia su acción. Dice:
( «Su muerte es una nueva y bárbara muestra de la irracional escala-
da de la represión22 … Permanentemente bregó por lo que él llama-
ba el Frente de Trelew… La unidad entre el peronismo revoluciona-
rio y la izquierda revolucionaria absorbió una parte importante de su
actividad, tanto desde las páginas de la revista Militancia que diri-
gía23 … como en su militancia cotidiana materializada a través de su
participación activa en el Frente antiimperialista y por el Socialismo.
Las banderas e insignias de todas las organizaciones populares24
que rodearon su féretro… dieron testimonio fiel…» Termina el artí-
culo así: «¡Compañero Ortega Peña, hasta la victoria siempre!»

También El Combatiente, (PRT) del 7 de agosto publicó un artículo


similar al de Estrella Roja, dedicado a Ortega Peña.

22 Ya no asombra el cinismo del lenguaje de la subversión. Pocos días antes,


habían asesinado al Dr. Mor Roig en forma semejante a la que se produjo
el asesinato de Ortega Peña. Pero al parecer aquel asesinato no fue una “bár-
bara muestra” de irracionalidad.
23 A ella nos hemos referido en páginas anteriores.
24 Eufemismo con el que se nombra a las organizaciones guerrilleras.

203
Ramón Genaro Díaz Bessone

11 EL INTENTO DE COPAR AL REGIMIENTO 17 DE CATAMARCA Y EL


ASALTO A LA FÁBRICA MILITAR DE VILLA MARÍA

El intento contra el Regimiento 17 ocurrió en la madrugada del 11


de agosto. Lo relatan los diarios del día 12. De La Nación, extraemos al-
gunos párrafos y lo que surge de otros relatos:
g «Un anónimo llamado telefónico que alertó a la policía sobre la sos-
pechosa presencia de un ómnibus ocupado por personas con unifor-
me militar, contribuyó a impedir… el copamiento del Regimiento de
Infantería … A 10 kilómetros de Catamarca, una persona vio un óm-
nibus detenido en la ruta y en su interior observó que varias perso-
nas jóvenes se estaban cambiando de ropa, colocándose uniformes
de combate del Ejército. Eso motivó su llamado telefónico. El ómni-
bus había sido alquilado por un grupo de guerrilleros que se dijeron
estudiantes, en Tucumán.
g De inmediato se enviaron dos unidades móviles (policía), cada una
ocupada por tres hombres, la que al llegar al lugar encontró efec-
tivamente al ómnibus con las luces apagadas. El subcomisario Ro-
lando Romero se dirigió al ómnibus… dando a sus ocupantes orden
de detención. La orden fue contestada a balazos, generándose un
tiroteo…
g Uno de los policías informó lo que ocurría por medio de la radio del
móvil, lo que movió a una segunda comisión policial hacia el lugar.
Cuando ésta llegó, los guerrilleros habían huido. Encontraron a dos
guerrilleros muertos en el lugar y otro herido en un rancho próximo.
g … dos policías que se fingieron muertos… se habían enterado de
que el objetivo del ataque era el Regimiento 17. La llegada del pri-
mer vehículo policial hizo pensar a los terroristas que se trataba
del jefe de operaciones que llegaba a darles la orden de iniciar la
acción.
g El Regimiento 17 de Infantería y la Policía de Catamarca rastrillaron
la zona y encontraron los vehículos utilizados por los guerrilleros.
g …fue encontrado el camión frutero que los delincuentes utilizaron
en la primera etapa de su fuga (intervendría en el copamiento)…
(fue encontrado el ómnibus) un Mercedes Benz con capacidad de 42
plazas pertenecientes a la Empresa Point Sur, de Tucumán… que pre-
sentaba numerosos impactos de bala… juntamente con la camione-

204
Guerra Revolucionaria en la Argentina

ta Chevrolet que utilizaban para transporte de armas… En Los Va-


rela (Ambato) los extremistas abandonaron uno de los patrulleros to-
mados a la policía. Continuaron con el otro…
g … el intento de copamiento… fue ejecutado por no menos de 70 per-
sonas, ya que no solamente estarían comprometidos los ocupantes
del ómnibus que se tiroteó con la patrulla policial, sino también otros
elementos llegados de otras provincias… el intento incluiría la toma
y dominio de toda la ciudad.
g … ayer viajó desde aquella provincia (Tucumán) a Catamarca, en un
avión del Aero Club contratado especialmente por una persona que
sería… uno de los dirigentes de la organización extremista. (ERP).»

Efectivamente, Santucho el jefe del ERP, había viajado desde Tu-


cumán, donde el ERP estaba ocupando una zona y organizándose en
el norte de esa provincia. Cuando llegó a Catamarca se había produ-
cido la dispersión de los guerrilleros y no el copamiento de la ciudad.
Consiguió huir, pero su presencia indica la importancia que el ERP
acordó al operativo.

Estrella Roja del 19 de agosto dedica grandes espacios a su acción


en Villa María y muy escaso a su fracaso en Catamarca. Dice:
( «… el ataque al Regimiento 17 de Infantería Aerotransportado de Ca-
tamarca tuvo como resultado una derrota para las armas populares.
Detectada la presencia de la unidad antes de que se iniciara el ata-
que, se batió con fuerzas policiales a las que dominó. Pero conside-
rando que ya había resultado eliminado el factor sorpresa nuestra
unidad decidió retirarse. Sin embargo la retirada no pudo ser rea-
lizada por la totalidad de los compañeros, quedando así un grupo
de 27 desvinculados del resto… El grueso de la unidad mientras
tanto regresó a sus bases de origen (Tucumán).»

El Periódico del PRT, El Combatiente, se había quitado lo poco que


le restaba de la máscara. En su número 130, año VII (se venía editan-
do desde 1968) deja el ámbito político de la guerra revolucionaria para
dedicar amplio espacio a «Los combates de Villa María y Catamarca,»
y expresar que «los días 10, 11 y 12 de agosto pasarán a la historia de
la guerra popular.»

205
Ramón Genaro Díaz Bessone

Casi simultáneamente con la operación sobre el Regimiento 17 en


Catamarca, se produjo el asalto a la Fábrica Militar de Pólvora y Ex-
plosivos, ubicada a unos cinco kilómetros de Villa María (Córdoba). En
esa operación el ERP secuestró al subdirector de la fábrica Teniente
Coronel Larrabure, a quien asesinarían meses después. Intentó hacer
lo mismo con el Capitán García, a quien abandonaron gravemente he-
rido; mataron al suboficial Cuello de la policía de Córdoba y resultaron
con heridas cuatro soldados y tres policías. Los guerrilleros tuvieron
tres muertos y varios heridos y se llevaron de la fábrica un centenar de
fusiles automáticos livianos, dos pesados, diez ametralladoras (un ar-
ma verdaderamente importante), sesenta pistolas ametralladoras y
abundante munición, en suma una cantidad importante de armamen-
to con el que armarían a sus fuerzas.

Los hechos tuvieron amplia difusión en la prensa. Vamos a tomar


lo sustancial del relato de Estrella Roja del ERP, de fecha 19 de agos-
to y también la edición del 26 de agosto; y la crónica de La Nación del
12 de agosto.
g «A un costado de la fábrica y sobre un camino de tierra lindero, fun-
cionaba un motel, albergue transitorio. A las 21,30 del 10 de agosto un
grupo del ERP se apoderó del hotel, con la colaboración de otras pa-
rejas de sediciosos que habían ocupado habitaciones simulando ser
clientes… el motel quedó convertido en cuartel general del operati-
vo… Poco después … comenzaron a arribar otros grupos extremistas.
g Una pareja que arribó al motel, al advertir circunstancias anómalas
optó por retirarse… Los sediciosos dispararon contra la pareja sin
lograr dar en el blanco… De este modo la policía pudo ser alertada…
g El grupo de guerrilleros que debía asaltar el cuartel, se aproximó des-
de el motel a través de un campo cultivado y se apoderaron por sor-
presa de un puesto de guardia, luego el grupo (Compañía Decidi-
dos de Córdoba que en 1973 había asaltado un cuartel) se dividió y
se encaminó hacia la Compañía (unidad militar de la fábrica), la
Guardia y los puestos de guardia. Había poco personal, pues con
motivo de ser feriado, la mayoría estaba franco. Mientras, sólo se pro-
dujeron enfrentamientos aislados, en uno de los cuales fue gravemen-
te herido en la cabeza y el tórax el soldado José Carlos Fernández.
g El ataque de la guerrilla contó con el apoyo y la complicidad de un

206
Guerra Revolucionaria en la Argentina

soldado entregador, que cumplía el servicio militar en la fábrica. El


Combatiente del 14 de agosto da su nombre: «En realidad la toma del
cuartel de Villa María fue facilitada por el valiente soldado del pue-
blo Mario E. Petiggiani…»

g El Grupo Secuestro se dirigió al Casino de Oficiales donde con mo-


tivo del feriado se habían reunido las familias de los oficiales, (ex-
cepto el director de la fábrica, enfermo en su casa) y algunos civiles.
Los subversivos irrumpieron en el local y obligaron a todas las per-
sonas (hombres, mujeres y niños) a arrojarse al piso boca abajo. El
entonces Mayor Larrabure, subdirector de la fábrica, que vestía de
civil, se identificó para que se respetara la vida de las señoras y los
niños. Fue llevado por los guerrilleros y permanecería secuestrado
hasta su muerte.
g El Capitán García, también de civil, fue llevado igualmente, pero
en un momento intentó desarmar a su custodio y recibió varios im-
pactos que lo hirieron gravemente. Fue abandonado por los guerri-
lleros en la ciudad de Córdoba dentro de una ambulancia, esposado,
quemado con cigarrillos y golpeado. Presentaba diez impactos de
bala. Pese a que fue encontrado moribundo, salvó la vida.
g Parte del Grupo Secuestro marchó hacia la casa del director, Tenien-
te Coronel Guardone. Encerrado en ella, donde se encontraba solo
con su señora, resistió el ataque e hirió de muerte a un guerrillero.
Los asaltantes no pudieron entrar y ante el giro de los acontecimien-
tos se retiraron.
g Mientras, la policía había llegado al motel y allí se enfrentó con los
guerrilleros que quedaron a cargo de la base. El Cabo Primero Cue-
llo perdió la vida y fueron heridos el Oficial de Policía Liendo Mo-
ral y los Agentes Aguilera, Gutiérrez y Bruno. Otros policías, sin sos-
pechar lo que ocurría, fueron a buscar ayuda a la fábrica, donde los
guerrilleros vestidos con uniformes del Ejército los engañaron y de-
tuvieron.
g Tres horas antes del amanecer los guerrilleros se retiraron. Dos de
ellos fueron interceptados a la entrada de Córdoba por una ruta de
Alta Gracia; se desplazaban en un Fiat 128. Eran el médico José
Luis Buscaroli y Manuel Alberto González, que habían participado
en el asalto en Villa María. El médico intentó escapar desviándose

207
Ramón Genaro Díaz Bessone

por un camino de tierra. De inmediato los efectivos policiales salie-


ron en su persecución, que no se prolongó demasiado trecho, pues el
vehículo del extremista, lanzado a gran velocidad… volcó dando va-
rios tumbos.»

En el hecho murió el médico y fue detenido el otro guerrillero herido.

Ese tremendo mes de agosto se clausuró con el asesinato del geren-


te de relaciones laborales de IKA Renault, planta de Santa Isabel, Sr.
Ricardo Luis Colla. Autoras del hecho fueron las Fuerzas Armadas Pe-
ronistas (FAP). Por otra parte la guerrilla ya tenía armas importantes.
El 22 de agosto atacó a un destacamento policial con bazookas y ame-
tralladoras pesadas según un parte del ERP.

El 26 de septiembre el Congreso trató el proyecto de ley de activida-


des subversivas, del que nos ocuparemos en otro capítulo.

12. SEPTIEMBRE DE 1974.


EL SECUESTRO DE LOS HERMANOS BORN

El ERP continuaba organizándose en Tucumán para lograr una


zona liberada. El 3 de septiembre fue secuestrado por Montoneros el
ingeniero Mascardi, de Propulsora Siderúrgica, el que fue utilizado co-
mo rehén para resolver un conflicto laboral.

El 6 de septiembre Firmenich denunció “la traición del gobierno de


Isabel Martínez”, el retorno de Montoneros a la clandestinidad y la de-
cisión de volver a la lucha armada (que nunca habían abandonado). Al
día siguiente se llevan a cabo más de diez atentados con explosivos en
Rosario, y otros similares en Mar del Plata, Santiago del Estero, Bahía
Blanca y Mendoza. De ello da cuenta la edición de Evita Montonera de
diciembre de 1974.

Estrella Roja del 7 de octubre dice que fue asesinado el abogado del
pueblo, militante del PRT Alfredo Curutchet, el 11 de septiembre. Y el
17 fue asesinado el ex-vicegobernador de Córdoba Atilio López, que des-

208
Guerra Revolucionaria en la Argentina

empeñó ese cargo cuando Obregón Cano fue gobernador. Ambos asesi-
natos ocurrieron en la Capital Federal y se los atribuyó a las “Tres A”.

El 19 de septiembre Montoneros secuestró a Jorge y a Juan Born,


directivos de la empresa Bunge y Born. El comunicado Nº 2 de Monto-
neros fue publicado por Evita Montonera, la revista oficial de Montone-
ros y dice que “en las cárceles del pueblo” la Organización estaba proce-
diendo al interrogatorio. Publicaba, además, una fotografía de los her-
manos en una “cárcel del pueblo”.

La edición de La Nación del 20 de septiembre relata así los hechos:


g «En una zona de Olivos densamente poblada, ayer a las 7 y 30, un
grupo de terroristas –fue estimado en medio centenar el número de
hombres y mujeres que lo componían– realizó un sangriento operati-
vo cuyo principal móvil fue secuestrar a tres empresarios. Los extre-
mistas vestían uniformes de la policía bonaerense y de operarios de
la ENTel y fueron apoyados en la acción por cómplices con ropas civi-
les. Luego de interrumpir el tráfico de vehículos en un vasto sector, los
terroristas consiguieron interceptar a los dos automóviles fijados co-
mo objetivos: en uno viajaba su conductor, Juan Carlos Pérez de 35 años
y junto a él, el Sr. Alberto Bosch gerente de la Empresa Molinos Río
de la Plata. Estos dos fueron muertos con disparos de escopeta efec-
tuados desde corta distancia. (Cabe acotar que ello se debió a que
Bosch intentó resistir). Los otros dos ocupantes de ese automóvil, eran
los señores Jorge Born de 39 años, director de la firma Bunge y Born
y Juan Carlos Christian Born, de 40 años, gerente de la misma em-
presa. Los dos Born fueron secuestrados, al tiempo que los dos poli-
cías que actuaban como custodios de los tres empresarios y que via-
jaban en otro vehículo fueron puestos al margen del operativo… los
extremistas embistieron e inutilizaron el coche en que viajaban.

Montoneros exigió un rescate de 60 millones de dólares. En marzo de


1975 comenzó el pago y los guerrilleros pusieron en libertad a Juan Born.

El 4 de abril de 1975, en el Camino de Cintura y Don Bosco, límite


entre Morón y la Matanza, los subversivos debían recibir 5 millones de
dólares. El equipo que debía recibirlos estaba en un restaurante (parri-

209
Ramón Genaro Díaz Bessone

lla “Hace Tiempo”). Sorpresivamente llegó una comisión policial que sor-
prendió y detuvo a nueve miembros del equipo; el resto huyó. Entre los
detenidos estaban dirigentes de la Juventud Peronista y de la Juventud
Trabajadora Peronista: Dante Gullo, Emiliano Costo y Dardo Cabo.

En junio de 1975 se completó el pago del rescate. El 20 de junio fue


liberado Jorge Born, tras nueve meses de secuestro. Para ello, Monto-
neros convocó a una conferencia de prensa, con veinte periodistas, al-
gunos extranjeros. Simultáneamente se publicaba una solicitada de
una hoja pagada por Bunge y Born en los siguientes diarios: Manches-
ter Guardian de Londres, La Stampa de Turín, Le Monde de París y
New York Times de Nueva York.

En la conferencia de prensa, Firmenich presentó a Jorge Born a los


periodistas y luego los Montoneros se retiraron del lugar sin ningún in-
conveniente.
Cabe señalar que el chofer asesinado Juan Carlos Pérez, era padre
de tres hijos cuyas edades eran 11 y 9 años y 10 meses.
Con el dinero del secuestro Montoneros realizó inversiones finan-
cieras, entre ellas, se dijo, en el Banco de David Graiver, con cuyos ré-
ditos financiaron parte de las actividades de la guerrilla.

Mientras ocurría el secuestro de los Born, el ERP seguía organizan-


do la guerrilla rural en el monte tucumano y operando. Estrella Roja del
23 de septiembre de 1974 relata:
( «La Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez de nuestro ejército gue-
rrillero tomó el viernes 20 a las 21 horas, el pueblo de Santa Lucía
(al S.O. de la ciudad de Tucumán) y ajustició a responsables direc-
tos del asesinato por torturas de nuestro compañero Zurdo Jiménez
(el que dio el nombre a la Compañía).

El mes de septiembre se cerró con los asesinatos del Coronel Jorge


O. Grassi en Córdoba el día 25, por un comando del ERP, en represalia
por el fracaso de Catamarca, lo mismo que el del Teniente Brzic en Ro-
sario y en la misma fecha. Estrella Roja del 21 de octubre de 1974 da
esa información, al igual que la del asesinato del Dr. Silvio Frondizi, res-
pecto del cual dice: «Fue asesinado por los fascistas AAA el abogado po-

210
Guerra Revolucionaria en la Argentina

pular y estrecho colaborador de nuestro PRT y ERP Silvio Frondizi.» Por


su parte El Combatiente del 2 de octubre incluye en la tapa la fotogra-
fía del asesinado, con la leyenda: Compañero Silvio Frondizi. Hasta la
victoria siempre y le dedica un artículo que dice:
( «La gloriosa bandera de Los Andes, con la estrella roja de 5 puntas de
nuestro emblema (la bandera del ERP), acompañó los restos del com-
pañero caído…» Señala también: «Mientras estos acontecimientos se
desarrollaban, el ex-rector Laguzzi (de la Universidad de Buenos Ai-
res), partió hacia México en calidad de asilado para resguardar su vi-
da del terror fascista. Otro tanto ocurrió con conocidos artistas y ex-
funcionarios…»

13. EL ÚLTIMO TRIMESTRE DE 1974.


ASESINATOS DEL COMISARIO VILLAR,
EL CORONEL IBÁRZABAL Y EL CAPITÁN VIOLA

Los medios de difusión y los órganos periodísticos de la guerrilla,


en particular El Combatiente, Evita Montonera y Estrella Roja, dieron
cuenta de hechos que a diario producía la guerra.

El 2 de octubre un individuo del ERP asesinó al Capitán Miguel Án-


gel Paiva, mientras aguardaba el colectivo para concurrir a la Escuela
Superior de Guerra que estaba cursando. El 7 del mismo mes fue ase-
sinado el Mayor Bioquímico Jaime Jimeno, en Banfield, cuando aban-
donaba su domicilio. La operación costó tres muertos a la guerrilla. Am-
bos hechos fueron represalias por el fracaso en Catamarca. Por idénti-
co motivo fue asesinado el Teniente Juan Carlos Gambandé en la ciu-
dad de Santa Fe y el Teniente Coronel Médico José Francisco Gardón
cerca de Campo de Mayo.

El 16 de octubre Montoneros profana la tumba del Gral. Arambu-


ru, llevándose sus restos. Mediante un comunicado informan que lo
devolverían cuando los restos de Eva Perón estuvieran en el país.

El 26 de octubre es asesinado en Buenos Aires el subcomisario Mei-


fert y el 27 el profesor Bruno Jordán Genta.

211
Ramón Genaro Díaz Bessone

El 25 de octubre las Fuerzas Armadas Peronistas 17 de Octubre emi-


ten un comunicado dando cuenta de su incorporación al ERP. Dicen que
es «como forma concreta de aportar y participar en el proceso de Gue-
rra Revolucionaria para la construcción del Socialismo…

El 1º de noviembre Montoneros realizó un atentado en el que murió el


Jefe de la Policía Federal Comisario General Alberto Villar, junto con su
esposa. Toda la prensa del país dedicó amplio espacio al hecho. Sintetiza-
mos lo que dice La Nación del 2 de noviembre:
g «Víctima de un atentado con un explosivo murieron ayer el Jefe de
la Policía Federal y su esposa cuando se disponían a dar un paseo
en una embarcación deportiva, en un afluente del Río Luján, en el
Tigre… Sólo el jefe de Policía y su esposa subieron a la embarca-
ción… No se habrían alejado más de unos treinta metros del ama-
rradero, cuando una poderosa explosión quitó la vida en el acto a
los esposos Villar, al tiempo que la nave se incendiaba y hundía des-
trozada, en el centro del riacho… Los cadáveres mutilados fueron re-
cogidos inmediatamente.»

Estrella Roja, sacó un suplemento especial donde decía:


( «Una unidad de la organización hermana Montoneros llevó a cabo
el ajusticiamiento del Jefe de la Policía Federal… El ERP saluda
calurosamente esta acción de Montoneros que ubica a la organi-
zación en la trinchera de los que luchan con las armas en la mano
contra este gobierno reaccionario y pro imperialista…»

Ese mismo día, el ERP ocupaba el pueblo Los Sosas, en su tarea de


afianzar la guerrilla rural.

El 7 de noviembre un comando del ERP asesinó al Mayor Néstor


Horacio López en Santa Fe al salir de su casa. El 12, otro comando del
ERP asesinó al Tte. 1º Roberto Eduardo Carbajo, en la ciudad de San
Nicolás.

El 19 de noviembre terminó el largo martirio del Teniente Coronel


Ibarzábal. Sintetizamos los hechos que relató la prensa del día 20.
g «El Teniente Coronel Ibarzábal era trasladado de una “cárcel del

212
Guerra Revolucionaria en la Argentina

pueblo” a otra en la Capital Federal ante el peligro de ser descu-


bierto. Se lo trasladaba en un furgón, bajo el efecto de una droga
para mantenerlo adormecido a fin de que no pudiera escapar. El
traslado lo hacía un solo guerrillero del ERP, quien tenía una pisto-
la a mano y la cabeza de Ibarzábal al alcance de la pistola.
g La Policía interceptó al vehículo y el guerrillero asesinó en el acto
con un disparo en la cabeza al ex-jefe del Grupo de Artillería Blin-
dado 1 de Azul.
g El estado físico del Teniente Coronel era deplorable. En diez meses
de cautiverio había perdido aproximadamente 30 Kg. de peso.»

Es oportuno comparar estos hechos con una resolución del estado ma-
yor del ERP del 16 de febrero de 1974 publicada en Estrella Roja del 4
de marzo. Dice entre otras cosas:
( «Que de acuerdo con el convenio de Ginebra (?) en lo que se refie-
re al tratamiento de prisioneros, nuestra organización respeta y
da cumplimiento, probada en el trato a distintos Jefes Militares
que fueron detenidos por la Justicia Revolucionaria…
( Por todo ello el Estado Mayor del ERP resuelve:
1. A partir de la recepción y publicidad de esta resolución se otorga
un plazo al Ejército Argentino de 48 horas, para responder sobre
el estado en que se encuentran los compañeros Antelo y Roldán.
2. La respuesta deberá ser pública,
3. Concluido el plazo del art. 1º y si no se registra respuesta algu-
na, será ejecutado el Tte. Cnl. Ibarzábal.»

El 1º de diciembre se produjo el asesinato del Capitán Humberto A.


Viola y de una de sus hijas, ejecutados por el ERP25 en la ciudad de Tu-
cumán. El lunes 2, la prensa del país relató los hechos; también lo hi-
zo el ERP. Sintetizamos esos relatos y el del diario La Prensa del 2 de
diciembre:
g «El Capitán Viola prestaba servicios en el Regimiento 19 con asien-
to en Tucumán. El domingo 1º, cerca de las 13 se dirigía, con su es-

25 Ver además Armando Alonso Piñeiro, Op. Cit., pág. 36 y 37, y el documen-
to de la Compañía Ramón Rosa Jiménez, titulado Ejecución de la Oficia-
lidad enemiga, del 1º de diciembre de 1974.

213
Ramón Genaro Díaz Bessone

posa, que estaba embarazada y sus dos hijas de 5 y 3 años, a almor-


zar a la casa de su padre en el centro de la ciudad.

El relato del ERP dice así:


( «A las 12,45 se colocaron los autos en posición de espera. A las 13 y
13 paso del objetivo… Se aproximan el auto operativo y el de apoyo…
queda el de apoyo semicruzado en la calle cortando el tránsito… El
automóvil operativo se aproxima hasta la altura del objetivo, quedan-
do medio auto adelantado. Situación extraordinaria. Siempre en los
chequeos el sujeto descendía, en esta oportunidad la que descendió
fue la esposa… disparan el primer escopetazo que da en el parante
delantero izquierdo del parabrisas, el sujeto se agacha en ese momen-
to y los balines dan de rebote a la pibita de 3 años que estaba atrás.»

El diario La Prensa dice que la niña, María Cristina, murió instan-


táneamente. ¡El ERP hablaba de los convenios de Ginebra!
Sigue el relato del ERP:
( «El compañero de la ametralladora desciende y metiendo el arma por
la ventanilla, dispara una ráfaga corta (4 tiros) que dan en el sujeto
que igualmente desciende… los disparos le dan a la altura de la ba-
se del pulmón izquierdo… Al bajarse del auto le disparan el segundo
escopetazo que pasa sobre el sujeto… sujeto agachado,… El sujeto co-
rre hacia calle San Lorenzo. El compañero de la ametralladora dispa-
ra con pistola… erró, adelanta y dispara otro (tiro) que frena al suje-
to. El compañero ametralladorista remata con un tiro en la cabeza…
inmediatamente el compañero de la escopeta le dispara a quemarro-
pa un escopetazo y otro tiro de gracia… Las heridas de la hija de 5 años
no hallan explicación, salió de rebote en los disparos de gracia…”

La Prensa dice en el subtítulo: La esposa ilesa del ataque y otra hi-


ja del Capitán está en coma.

El 15 de diciembre los miembros de la compañía del ERP que ac-


tuaron en ese hecho, fueron recompensados con un ascenso en un acto
presidido por un miembro del Buró Político del PRT. Así lo detalla Es-
trella Roja del 13 de enero de 1975 en un artículo que titula Entrega de
grados en el monte y que dice:

214
Guerra Revolucionaria en la Argentina

( «… fue un día histórico para la Compañía de Monte…»


Ese mes de diciembre registró otros hechos resonantes. El 4 de di-
ciembre un comando del ERP asesinó al gerente de personal de “La
Cantábrica” Sr. Ramón Samaniego y emitió el parte de guerra acos-
tumbrado. El 21 el ERP asesinó al ingeniero químico Emilio Jasalik, ge-
rente de Hilandería Olmos. El 30 asesinó en Buenos Aires al gerente de
personal de la fábrica Miluz.

Un hecho que tuvo gran repercusión pública fue el asesinato del Dr.
Carlos Alberto Saccheri, ocurrido en las afueras de Buenos Aires, mien-
tras conducía el automóvil en el que iba acompañado por su familia.

Mientras tanto, continuaba avanzando en Tucumán el proyecto de


desarrollar la guerrilla rural. Dice Brocato:26
e «A fines de 1974, el proyecto más ajeno a la realidad histórica argen-
tina, la tentativa más absurda desde el punto de vista de las condi-
ciones objetivas y subjetivas: la puesta en marcha de un foco rural
en la provincia norteña de Tucumán con el objetivo de crear una zo-
na liberada.»

Así concluyó 1974. Enero de 1975 seguirá la tónica trágicamente


rutinaria y en febrero el Ejército entrará en operaciones.

26. Op. Cit., pág. 88.

215
TERCERA PARTE

La defensa de la
sociedad nacional
“… se abrirán los ojos de los ciegos,
se abrirán los oídos de los sordos.”

Isaías XXXV - 5

“El Estado se presenta como la única


fuente del derecho a la violencia.”

Max Weber

“Todo éxito que obtengan las fuerzas legales


será normalmente táctico y local.
El aniquilamiento de las guerrillas
poco menos que total,será considerado
por las fuerzas revolucionarias como
una derrota parcial y provisoria.
Generalmente el resto de sus fuerzas
se reagrupará y reorganizará para,
luego de un tiempo de inactividad
más o menos prolongado,
reiniciar sus soperaciones”.

RC - 8-2 Nº 3.001
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO VIII

LA RESPUESTA A LA GUERRA
REVOLUCIONARIA

1. LAS MEDIDAS ADOPTADAS POR EL


GOBIERNO DE LA NACIÓN

Ante la peligrosidad que implicaba el desarrollo de la guerrilla ru-


ral en Tucumán, el Poder Ejecutivo Nacional dictó el decreto “secreto”
Nº 261 con fecha 5 de febrero de 1975, que en lo esencial dice:
Visto las actividades que elementos subversivos desarrollan en la
provincia de Tucumán y la necesidad de adoptar medidas adecuadas
para su erradicación:

LA PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA


en Acuerdo General de Ministros

DECRETA:

Art. lº El Comando General del Ejército procederá a ejecutar las ope-


raciones militares que sean necesarias a efectos de neutrali-
zar y/o aniquilar1 el accionar de los elementos subversivos que
actúan en la Provincia de Tucumán.
Art. 2º El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control
operacional del Comando General del Ejército los efectivos y me-
dios de la Policía Federal que le sean requeridos a través del
Ministerio de Defensa para su empleo en las operaciones a que
se hace referencia en el art. lº.
Art. 3º El Ministerio del Interior requerirá al Poder Ejecutivo de la Pro-
vincia de Tucumán, que proporcione y coloque bajo control ope-

1 El subrayado es nuestro.

219
Ramón Genaro Díaz Bessone

racional al personal y los medios policiales que le sean solicita-


dos por el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejérci-
to), para su empleo en las operaciones precisadas.
…………………………………………………………………………
Firman la Presidente Sra. de Perón, y los Ministros Benítez, Ro-
camora, Savino, Ivanissevich, López Rega, Gómez Morales, Vignes y
Otero.

Pero la guerra no se limitaba a Tucumán. Pese a los esfuerzos del


poder político por disimular la importancia de la agresión que sufría el
país y a circunscribirla a Tucumán, la guerra estaba extendida a todo
el territorio de la Nación, como lo demostraba a diario el accionar de la
subversión con sus asesinatos, asaltos, secuestros, atentados, ataque a
cuarteles, etcétera.

Esta realidad no pudo ser desconocida, y motivó la sanción de otros


decretos, ocho meses más tarde.
El 6 de octubre de 1975, al día siguiente del ataque al Cuartel del
Regimiento de Formosa, el Poder Ejecutivo Nacional dictó tres decre-
tos que vamos a transcribir en lo esencial:

Decreto 2770:

Visto la necesidad de enfrentar la actividad de elementos subversi-


vos que con sus acciones vienen alterando la paz y la tranquilidad del
país, cuya salvaguardia es responsabilidad del Gobierno y de todos los
sectores de la Nación y

Considerando lo propuesto por los Señores Ministros… (todos) El


Presidente Provisorio del Senado de la Nación en ejercicio del Poder
Ejecutivo en Acuerdo General de Ministros

DECRETA:

Art. lº Constitúyase el Consejo de Seguridad Interior que estará presi-


dido por el Presidente de la Nación y será integrado por todos los
Ministros del Poder Ejecutivo Nacional y los señores Coman-

220
Guerra Revolucionaria en la Argentina

dantes Generales de las Fuerzas Armadas. El Presidente de la


Nación adoptará en todos los casos las resoluciones en los actos
que originen su funcionamiento.
Art. 2º Compete al Consejo de Seguridad Interior:
a) La dirección de los esfuerzos nacionales para la lucha con-
tra la subversión.
b) La ejecución de toda tarea que en orden a ello el Presiden-
te de la Nación le imponga.
Art. 3º El Consejo de Defensa, presidido por el Ministro de Defensa e in-
tegrado por los Comandantes Generales de las Fuerzas Arma-
das, además de las atribuciones que le confiere el Art. 13 de la
Ley 20.524 tendrá les siguientes atribuciones:
a) Asesorar al Presidente de la Nación en todo lo concernien-
te a la lucha contra la subversión.
b) Proponer al Presidente de la Nación las medidas a adoptar,
en los distintos ámbitos del quehacer nacional, para la lucha
contra la subversión.
c) Coordinar con las autoridades nacionales, provinciales, y
municipales la ejecución de medidas de interés para la lucha
contra la subversión.
d) Conducir la lucha contra todos los aspectos y acciones de la
subversión.
e) Planear y conducir el empleo de las Fuerzas Armadas, Fuer-
zas de Seguridad y Fuerzas Policiales para la lucha contra
la subversión.
Art. 4º La Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Na-
ción y la Secretaría de Informaciones de Estado quedan funcio-
nalmente afectadas al Consejo de Defensa a los fines de la lucha
contra la subversión…
Art. 5º La Policía Federal y el Servicio Penitenciario Nacional quedan
subordinados a los mismos fines al Consejo de Defensa.
Art. 6º El Estado Mayor Conjunto… tendrá como misión asistir al Con-
sejo de Defensa en lo concerniente al ejercicio de las atribucio-
nes que en él se le asignan.
…………………………………………………………………………
Firman: Luder, Arauz Castex, Vottero, Ruckauf, Emery, Cafiero y Ro-
bledo.

221
Ramón Genaro Díaz Bessone

Decreto 2771:

Visto lo dispuesto por el decreto 2770 del día de la fecha, y la nece-


sidad de contar también con la participación de las fuerzas policiales y
penitenciarias de las provincias en la lucha contra la subversión.
El Presidente Provisorio del Senado de la Nación en ejercicio del Po-
der Ejecutivo
En Acuerdo General de Ministros

DECRETA:

Art. lº El Consejo de Defensa a través del Ministerio del Interior sus-


cribirá con los Gobiernos de las Provincias convenios que colo-
quen bajo su control operacional al personal y los medios poli-
ciales y penitenciarios que les sean requeridos por el citado Con-
sejo para su empleo inmediato en la lucha contra la subversión.
…………………………………………………………………………
Firman: los mismos firmantes del decreto 2770.

Decreto 2772:

Visto los Decretos 2770 y 2771 del día de la fecha, y la necesidad de


reglar la intervención de las Fuerzas Armadas en la ejecución de las ope-
raciones militares y de seguridad a efectos de aniquilar el accio-
nar de los elementos subversivos, en todo el territorio del país.
Por ello
El Presidente Provisorio del Senado de la Nación en ejercicio del Po-
der Ejecutivo
En Acuerdo General de Ministros

DECRETA:

Art. 1º Las Fuerzas Armadas bajo el Comando Superior del Presidente


de la Nación, que será ejercido a través del Consejo de Defensa,
procederán a ejecutar las operaciones militares y de seguri-
dad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar
de los elementos subversivos en todo el territorio del país.

222
Guerra Revolucionaria en la Argentina

…………………………………………………………………………
Firman: Italo Luder, Carlos F. Ruckauf, Ángel F. Robledo, Antonio
Cafiero, Tomás S. E. Vottero, Carlos A. Emery y Manuel Arauz Castez.

La detenida lectura de estos decretos da la pauta que constituyen el re-


flejo de una grave emergencia nacional, que ponía en peligro la existen-
cia misma del Estado y de la Nación en cuanto a su tradición histórica, lo
que no tenía precedentes desde que se consolidó la organización nacional.

Asimismo, las responsabilidades en la lucha contra la subversión


se encadenaban en este orden jerárquico: Presidente de la Nación, Con-
sejo de Seguridad Interior (Ministros del Poder Ejecutivo y Comandan-
tes Generales), Consejo de Defensa (Ministro de Defensa y Comandan-
tes Generales) y finalmente los tres Comandantes Generales (en el man-
do de sus respectivas fuerzas).

El Estado Nacional está desde ese momento en guerra contra la sub-


versión, y vuelca todos sus recursos y todo su poder para terminar con el
enemigo de la Nación. Se usan términos que tienen claro significado pa-
ra las Fuerzas Armadas, tales como ejecutar operaciones militares y
de seguridad contenidos en el Decreto 2772, y que están desarrollados
en los reglamentos militares de esa época, como el RC-8-2, “Operaciones
contra las fuerzas irregulares” Tomo III “Guerra Revolucionaria” y el RC-
8-3 “Operaciones contra la subversión urbana”, vigentes desde 1968.

Resulta de especial interés la directiva que, como consecuencia de


los decretos 2770, 2771 y 2772, imparte el Consejo de Defensa, con fe-
cha 15 de octubre de 1975, cuyos aspectos esenciales transcribimos.

Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75 (Lucha contra la subversión)


…………………………………………………………………………

5. Misión

Las FF.AA., fuerzas de seguridad y fuerzas policiales y demás orga-


nismos puestos a disposición de este Consejo de Defensa, a partir de la
recepción de la presente directiva, ejecutarán la ofensiva contra la sub-

223
Ramón Genaro Díaz Bessone

versión en todo el ámbito del territorio nacional, para detectar y ani-


quilar las organizaciones subversivas y a fin de preservar el orden y la
seguridad de los bienes, de las personas y el Estado.

6. Ideas rectoras

a) Concepción estratégica
1º La complejidad de la subversión y las características del enemi-
go, imponen la necesidad de emplear los medios disponibles en
forma simultánea a través de los niveles siguientes: a) nacional,
b) conjunto, c) específico.
2º El objetivo estratégico a lograr puede ser descompuesto de la si-
guiente forma, sin que ello signifique compartimentación de las
acciones:
a) Aparato político - administrativo.
b) Elementos subversivos clandestinos.
e) Elementos subversivos abiertos.
3º Dado que la subversión ha desarrollado su mayor potencial en los
grandes centros urbanos y en algunas áreas colindantes, el es-
fuerzo principal de la ofensiva será llevado sobre el eje Tucumán
- Córdoba - Santa Fe - Rosario - Capital Federal-La Plata.
4º … (zonas potencialmente aptas).
5º Las operaciones deberán evitar la formación de nuevos frentes
rurales.
6º La ofensiva debe lograr antes de finalizar el año 1975 una dis-
minución notable del accionar subversivo y trasformar a la
subversión en un problema de naturaleza policial para fines
de 1976.

b) Efectos a lograr
Las acciones deben tender a:
1) Obtener una clara información sobre los elementos que integran
el aparato político-administrativo y sus elementos subversivos
clandestinos y abiertos.
2) Crear una situación de inestabilidad permanente en las organi-
zaciones subversivas que permitan restringir significativamen-
te su libertad de acción.

224
Guerra Revolucionaria en la Argentina

3) Aniquilar los elementos constitutivos de las organizaciones sub-


versivas a través de una presión constante sobre ellas.
4) Eliminar y desalentar el apoyo que personas u organizaciones
de distintos tipos puedan brindar a la subversión.
5) Incrementar el apoyo de la población a las propias operaciones.
6) Orientar a la opinión pública nacional e internacional a fin de que
tome conciencia que la subversión es un enemigo indigno de es-
ta Patria.
7)………………………………………………………………………
8) Aislar la subversión de todo apoyo tanto de tipo interno como ex-
terno.

c) Intervención de las Fuerzas Armadas y de Seguridad


1) Dada la actitud ofensiva asumida, las fuerzas tendrán la más am-
plia libertad de acción para intervenir en todas aquellas situacio-
nes en que se aprecie puedan existir connotaciones subversivas.
2) Debe evitarse participar directamente en hechos de índole polí-
tica, gremial, etc. así como comprometerse en acciones de neta in-
jerencia policial.

d) Formas de empleo
1) Acciones conjuntas………………………..
2) Las FF.AA. operarán normalmente sin Zonas de Emergencia, las
que serán declaradas cuando las situaciones de excepción así lo
impongan.
3) Fuerzas policiales y Servicios penitenciarios provinciales… ba-
jo control operacional de la fuerza correspondiente a la juris-
dicción.

7. Misiones particulares

a) Ejército
Operar ofensivamente, a partir de la recepción de la presente Direc-
tiva, contra la subversión en el ámbito de su jurisdicción y fuera de
ella en apoyo de las otras FF.AA. , para detectar y aniquilar las or-
ganizaciones subversivas, a fin de preservar el orden y la seguridad
de los bienes, de las personas y del Estado.

225
Ramón Genaro Díaz Bessone

b) Armada
(Similar a Ejército).
c) Fuerza Aérea
(Similar a Ejército).
d) Reserva Estratégica Militar
1) Organización…
2) Empleo: (prioridades).

8. Estructura militar territorial

De acuerdo con el Plan de Capacidades (Marco Interno) año 1972,


de las fuerzas respectivas.

9. Enlace con las autoridades gubernamentales

a) Concepto
Consistirá en una relación con todos los sectores del quehacer
nacional, provincial y municipal e implicará:
1) El requerimiento de la solución de los problemas directamen-
te relacionados con el planeamiento y ejecución de operaciones
militares.
…………………………………………………………………………
c) Régimen funcional del sistema
Comando General de les FF.AA. con el Consejo de Defensa.
El Consejo de Defensa presentará opiniones o requerimientos al
Consejo de Seguridad Interior y al Poder Ejecutivo Nacional o mi-
nisterios. El enlace a nivel provincial será coordinado por la au-
toridad militar de Ejército de mayor jerarquía dentro de cada
Provincia. El mismo criterio se seguirá a nivel municipio.
…………………………………………………………………………
11. Coordinación de las operaciones
…………………………………………………………………………
Bases legales: compaginación a cargo del Estado Mayor Conjunto.
…………………………………………………………………………
c) Vigencia de documentos de la Directiva Estratégica Militar, Plan de
Capacidades (Marco Interno) 1972.

226
Guerra Revolucionaria en la Argentina

…………………………………………………………………………
f) Informes
1º Informe inicial: ( a los 15 días)
2º Informe semanal:…………………………………………..
3º Informes urgentes:…………………………………………..
Anexos: División del Territorio Nacional en zonas, áreas y subáreas.

Firman Tomás S.E. Vottero (Ministro de Defensa); General Videla (Co-


mandante General del Ejército); Almirante Massera (Comandante Ge-
neral de la Armada) y Brigadier Fautario (Comandante General de la
Fuerza Aérea) miembros del Consejo de Defensa.

Esta directiva, al igual que los decretos, es muy reveladora de la si-


tuación y de la naturaleza de las medidas adoptadas. En virtud del Art.
2º del Decreto 2770, los miembros del Consejo de Seguridad Interior
(todos los ministros del Poder Ejecutivo Nacional), no debían ignorar la
existencia y contenido de esta Directiva, desde que era de su competen-
cia “la dirección de los esfuerzos nacionales para la lucha contra la sub-
versión”. Naturalmente, no sería concebible que fuera ignorada por el
titular del Poder Ejecutivo, que en esta circunstancia estaba a cargo
del Presidente Provisorio del Senado Dr. Italo Luder.

La forma y la terminología utilizada por la Directiva, en particular


la que ha sido subrayada, es la que corresponde a las operaciones mi-
litares en la guerra, ya que aquí no se trataba de un ejercicio de guerra:
ofensiva, aniquilar, estratégica, objetivo estratégico, esfuerzo principal,
reserva estratégica militar, etc. Es la terminología en uso en los regla-
mentos militares. Pero es aún más importante la mención que la Direc-
tiva hace en los puntos 8 y 11 c) al Plan de Capacidades (Marco Inter-
no) año 1972. Se trata del Plan de Operaciones elaborado en 1972 y que
continuaba en vigencia en 1975 y continuó en vigencia después. Era un
plan de guerra que contemplaba dos variantes fundamentales, una el
Marco Externo y otra el Marco Interno. El Marco Interno contenía pre-
visiones para la Guerra Revolucionaria, la que se había concretado y es-
taba en desarrollo. La Directiva Estratégica Militar que menciona el
punto 11 c) era responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional a través
del Ministro de Defensa y fue elaborado por el Estado Mayor Conjun-

227
Ramón Genaro Díaz Bessone

to. Si bien en 1972 existía un gobierno de facto, desde 1973, los gobier-
nos de jure de Cámpora, Lastiri, Perón, y la Sra. de Perón, se mantu-
vo en vigencia sin cambios.

La Directiva define, en el Punto 6.b) 6), a la subversión como el ene-


migo. Define a todo el territorio nacional como teatro de operaciones, y
lo hace en el punto 5. Misión y en el anexo donde establece la división
territorial. Además, separa con toda claridad lo político y lo policial de
las operaciones de guerra; ordena en el punto 6 c) 2) no participar direc-
tamente en hechos de índole política o gremial y no comprometerse en
acciones de injerencia netamente policial; es decir, la lucha contra la
subversión ha dejado de ser un asunto policial, es una guerra. Pe-
ro para mayor claridad, una de las ideas rectoras de la directiva, el pun-
to 6 a) 5), es que la subversión debía transformarse en un problema de
naturaleza policial para fines de 1976, es decir, no era en ese momento
tal cosa. Cabe señalar que la subversión era aún más fuerte que lo apre-
ciado en esta Directiva bajo análisis, puesto que prescribía para antes
de finalizar el año 1975 una disminución notable del accionar subversi-
vo. Ello no pudo lograrse; en vísperas de la Navidad la subversión lan-
zó el mayor ataque de la guerra en área urbana (Monte Chingolo).

Tampoco para fines de 1976 el problema se pudo reducir a uno de na-


turaleza policial.

Asimismo, deja claro el apartado 11 que esta guerra no se hace sin


leyes, ordena su recopilación al Estado Mayor Conjunto, que era el ór-
gano de trabajo del Consejo de Defensa. Entre las leyes que estaban en
vigencia, se encontraba la Ley de Defensa Nacional (ley Nº 16.970) que
entre otras cosas hablaba de la seguridad nacional y decía:
Art. 1º La presente ley establece las bases jurídicas, orgánicas y funcio-
nales fundamentales para la preparación y ejecución de la defen-
sa nacional, con el fin de lograr y mantener la seguridad nacio-
nal necesaria para el desarrollo de las actividades del país, en pro-
cura de sus objetivos nacionales.
Art. 2º La seguridad nacional es la situación en la cual los intereses
vitales de la Nación se hallan a cubierto de interferencias y per-
turbaciones sustanciales.

228
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Art. 3º La defensa nacional comprende el conjunto de medidas que el Es-


tado adopta para lograr la seguridad nacional.

La Directiva tenía más de cinco meses de vigencia cuando se produ-


jo el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, y había pasado más de
un año desde que se dictara el Decreto 261 / 75. Todos estos instrumen-
tos, así como el desarrollo de las operaciones militares en curso no su-
frieran ningún cambio después del 24 de marzo.

2. EL EMPLEO DE LAS FUERZAS ARMADAS

Mucho se ha discutido sobre el verdadero alcance de la orden de


aniquilar a la subversión, particularmente en cuanto a que ello sig-
nificaba reconocer la existencia de una guerra.

Desde fines de la década de los años 50 el Ejército Argentino se ve-


nía preparando para la Guerra Revolucionaria. Se fueron elaborando pla-
nes de empleo cuyo primer director fue el General Carlos J. Rosas, des-
de sus diversos cargos, primero como Coronel Jefe de Operaciones en el
Estado Mayor General, y luego como Director en la Escuela Superior de
Guerra. Se desarrollaron desde aquel tiempo importantes ejercicios,
uno de ellos se estaba cumpliendo en Córdoba con la presencia del Co-
mandante en Jefe, General Lanusse, cuando Montoneros ocupó La Ca-
lera, como lo hemos señalado. Toda esta preparación y los planes de
empleo fueron conocidos por los gobiernos de jure y de facto.

Estos trabajos tuvieron como base un cuerpo doctrinario constitui-


do por numerosos reglamentos militares, que fueron aprobados y tu-
vieron vigencia durante dichos gobierno de facto o de jure, estos últimos
los de Arturo Frondizi, Arturo U. Illia, Juan D. Perón y María Estela de
Perón. Estos reglamentos, podían ser adquiridos por cualquier persona
en el Instituto Geográfico Militar, (excepto los “reservados”) al punto que
los guerrilleros los tenían. Citamos algunos:
– Reglamento “Conducción para las fuerzas terrestres, (RC-2-1).
– Reglamento “Conducción de fuerzas terrestres en una zona de emer-
gencia” (RC-2-3).

229
Ramón Genaro Díaz Bessone

– Reglamento “Operaciones no convencionales” (RC - 8-1).


– Reglamento “Operaciones contra fuerzas irregulares (RC - 8-2).
Tomo I: “Operaciones contra fuerzas irregulares.
Tomo II: “Operaciones contra fuerzas irregulares - Operaciones de con-
traguerrilla”
Tomo III: (Reservado): “Operaciones contra fuerzas irregulares -Guerra
Revolucionaria”.

No vamos a realizar aquí un análisis exhaustivo del concepto ani-


quilamiento, que se utilizó para dar la misión a las Fuerzas Arma-
das2 y que ha sido objeto de numerosos desarrollos publicados en libros
y en la prensa en general. Tampoco ensayaremos un estudio erudito
desde Napoleón y Clausewitz hasta Mao Tse tung, para demostrar lo que
no necesita demostración.

Las palabras de los Diputados y senadores en el Congreso de la Na-


ción, que hemos citado precedentemente y las que citaremos, se refi-
rieron en numerosas oportunidades en forma clara y concreta a la gue-
rra que tenía lugar en nuestro país, desencadenada por la subversión.

Pero por sobre todo, los Decretos del Poder Ejecutivo, tal como la
Directiva del Consejo de Defensa, ponían en marcha los planes prepa-
rados. Las fuerzas iban a operar según lo que durante años habían ejer-
citado. Uno de los reglamentos, el RC-8-2 daba las características de la
Guerra Revolucionaria. Fue editado en 1969; en 1975 la subversión ha-
bía conformado un cuadro general que respondía cabalmente a aquella
caracterización. Deseo resaltar uno de sus conceptos, donde aparece la

2 Para el concepto aniquilamiento véase: Carl Von Clausewitz, De la gue-


rra, en particular Tercera Parte, Libro VII, Capítulo VI, (El ataque-ani-
quilamiento de las fuerzas armadas enemigas), les Editions Minuit, París
1955 y la misma obra editada, por el Círculo Militar, Biblioteca del Ofi-
cial, Volúmenes 594, 595, 602 y 603; Mariscal Fernando Foch, La conduc-
ción de la guerra, Tomo I primera Parte, Cap. I., Círculo Militar, Bibliote-
ca del Oficial Volumen CLXXXVIV, Enero de 1934; Juan D. Perón Apun-
tes de Historia Militar, Círculo Militar, Volumen 194 y 398; Mao Tse tung
Op. Cit.; Diccionario de la Real Academia Española; Edward Luttwak Dic-
cionario de la Guerra Moderna, Monte Avila Editores, Bs. As. 1978.

230
Guerra Revolucionaria en la Argentina

palabra aniquilamiento. Dice el Nº 3001 ap. 9): “Todo éxito que obten-
gan las fuerzas legales será normalmente táctico y local. El aniquilamien-
to de las guerrillas poco menos que total, será considerado por las fuer-
zas revolucionarias (subversivas) como una derrota parcial y provisoria.
Generalmente, el resto de sus fuerzas se reagrupará y se reorganizará
para, luego de un tiempo de inactividad más o menos prolongado, rei-
niciar sus operaciones…”

En síntesis, las Fuerzas Armadas no tenían ninguna duda de que pe-


leaban en una guerra. El enemigo, la subversión, tampoco tenía dudas,
y no las tenía desde hacía mucho tiempo, como lo demuestran clara-
mente sus documentos que hemos citado. No tuvieron dudas cuando
comenzaron su tarea de aniquilamiento a partir del General Aram-
buru, sin reparar en el aniquilamiento de inocentes como la hija del
Capitán Viola, y la Sra. Dora Cucco de Ayala, el chofer de los hermanos
Born, el Dr. Sallustro y centenares más.

En cuanto a los miembros del gobierno de aquel entonces, también


sabían de qué se trataba, pese al lavado de manos posterior de algu-
no de ellos. No era necesario saber acerca de la guerra, bastaba un
buen diccionario para no dejar lugar a dudas. Sería injusto genera-
lizar, por cuanto el gobierno contó con hombres que hicieron honor a
su investidura. El Ministro de Defensa y Presidente del Consejo de
Defensa, Dr. Tomás S. E. Vottero pronunció una conferencia el 16 de
diciembre de 1975 en la Escuela de Defensa Nacional, ante alumnos
civiles y militares. En un pasaje de dicha conferencia expresó: «…
las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de sus obligaciones constitu-
cionales y convocadas por el Gobierno, han asumido junto a las Fuer-
zas de Seguridad, la responsabilidad de la acción directa contra la
acción armada de la subversión. Y lo han hecho y siguen haciéndolo
con marcado y rotundo éxito, gracias a su acendrado patriotismo, su
vocación de servicio, su cohesión ideológica y espiritual, y el coraje per-
sonal en todas sus jerarquías, de todos sus componentes, no pocos de
los cuales han rendido a la Patria el holocausto de sus vidas. A ellos
rindo, como Ministro de Defensa, y en nombre de la Excelentísima Se-
ñora Presidente de la Nación, la gratitud y el homenaje del Gobier-
no, llamándolos beneméritos de la Patria y diciéndoles que ca-

231
Ramón Genaro Díaz Bessone

da gota de su preciosa sangre ha reafirmado nuestra fe en la victo-


ria final contra sus asesinos, como nuestra inquebrantable determi-
nación de no dejar por hacer absolutamente nada de lo que esté den-
tro de nuestras facultades y de nuestro poder de decisión, hasta al-
canzar su más completo exterminio.»

Finalmente, cabe señalar que la guerra contra la subversión


contó con el apoyo de la inmensa mayoría de la población. Si así
no hubiera sido, la guerra revolucionaria hubiera triunfado.

3. EL CONTEXTO EN EL QUE SUCEDIERON LOS HECHOS

La única forma de poder comprender los hechos que ocurrieron en


la década de los años 70, es ubicarse en las circunstancias de aquel
tiempo, en el clima de terror que creó la guerrilla, y en la atmósfera
que rodeó al desarrollo de una guerra interna.

En esa guerra, el enemigo de la Nación, tal como fue definido por


el Gobierno y tal como lo sintió la absoluta mayoría de la población, apa-
reció con características desconocidas hasta entonces. Este enemigo
actuó en la clandestinidad, y él impuso las condiciones. No presentó un
frente de combate claramente definido; se reunía en el lugar elegido pa-
ra atacar, preferentemente de noche, y luego se dispersaba para con-
fundirse con el ciudadano común. Como dice Brocato en el pasaje ya co-
mentado (Capítulo I) daba el golpe y desaparecía en la urbe como tra-
gado por la tierra, mientras las fuerzas legales caían en el vacío. La gue-
rra revolucionaria no respetó ninguna ley, ya que su objetivo era cam-
biar el orden existente, y fue aún más virulenta durante el gobierno de
jure (1973-76). El guerrillero violó sin ningún miramiento los princi-
pios morales que sostenía la sociedad nacional, porque eran los valo-
res de la sociedad burguesa a la que se proponía destruir. El guerri-
llero no usó uniforme que lo distinguiera, sino el traje, la ropa
de trabajo o deportiva, el hábito religioso o el uniforme policial
o de las Fuerzas Armadas de la Nación. Ocasionalmente cuando eje-
cutaba una operación usaba algún elemento distintivo que después
ocultaba, excepto en Tucumán, cuando intentaron crear una zona li-

232
Guerra Revolucionaria en la Argentina

berada. En las ciudades y en los pueblos volvían a sus lugares de tra-


bajo o estudio, se ocultaban en las casas de sus familias, que en algu-
nos casos desconocían sus actividades o procuraban no llamar la aten-
ción en casas o departamentos alquilados o comprados, o en hoteles o
pensiones. En síntesis, las fuerzas de la guerrilla urbana convivían
con la población.

Para quien no tuvo el deber y la obligación de combatir a las fuer-


zas de la guerrilla, resultaron desconocidos muchos de los procedi-
mientos que empleaba esa guerrilla, inconcebible para el hombre co-
mún. Cabe citar como ejemplo el uso de los propios hijos pequeños co-
mo escudo para escapar cuando alguna de sus guaridas era rodeada
por fuerzas legales. O la ferocidad con la que combatían hasta él úl-
timo disparo de su arma de fuego guerrilleras embarazadas próximas
a ser madres.

La Argentina de aquellos años conoció la intimidación pública, pro-


ducto de atentados con armas y explosivos, conoció el clima de inse-
guridad generalizada, cuando ninguna vida estaba segura, lo que pro-
vocó que determinado número de personas, en particular empresa-
rios, uno de los blancos privilegiados, emigró del país. Conoció el ase-
sinato de hombres, mujeres y niños; de jueces, de funcionarios públi-
cos, empresarios, sindicalistas y militares. Conoció también la extor-
sión a determinadas empresas para hacerles pagar “impuestos revo-
lucionarios”, uno de los medios para financiar las operaciones de la gue-
rrilla, al igual que los secuestros para obtener altísimos rescates y el
asalto a bancos. Vivió los momentos en que los centros urbanos duran-
te la noche eran tierra de nadie, porque las policías habían sido obli-
gadas a suspender los patrullajes y a encerrarse en sus dependencias,
colocando vallas en las calles para impedir el acceso de vehículos a
las comisarías y destacamentos policiales, único modo de lograr cier-
ta defensa contra los ataques de la guerrilla. También se colocaron
obstáculos en los accesos a los cuarteles de las fuerzas armadas, des-
pués que algunos de ellos fueron asaltados, o sus centinelas atacados.
Y para cerrar este incompleto panorama, cabe recordar que no hubo
dependencia del Estado donde la subversión no hubiera logrado infil-
trarse y de las que obtuvo valiosa información para sus actividades.

233
Ramón Genaro Díaz Bessone

Las organizaciones revolucionarias que actuaron en la Argentina, par-


ticularmente el ERP y Montoneros, establecieron conexiones internacio-
nales y recibieron numerosos apoyos, en particular armas, entrenamien-
to, elementos muy modernos de comunicaciones, difusión y propaganda
a través de medios de comunicación de masa, en particular en Europa y
América Latina. También pudieron integrarse en redes bancarias.

La guerrilla, especialmente, contó con organizaciones completas y bien


articuladas, integradas por centenares de combatientes y dotadas con
los medios (en particular armas, comunicaciones y dinero) que le per-
mitieron llevar a cabo operaciones muy complejas, en ningún caso im-
provisadas, y por lo general minuciosamente planificadas, coordinadas,
desarrolladas en forma sostenida, tanto en el ambiente urbano como
rural. Su objetivo reiteradamente declarado fue alcanzar el po-
der del Estado, como lo habían logrado Fidel Castro y el “Che”
Guevara, los ejemplos inspiradores de la guerrilla. En los países
de Europa occidental tal objetivo estuvo siempre fuera del alcance de la
subversión. Las pequeñas élites que integraron e integran las guerri-
llas europeas jamás pudieron intentar establecer una zona liberada,
ni ocupar un pueblo, ni copar un cuartel; no pasaron del atentado, al-
gunos de ellos espectaculares, o del secuestro.
En nuestro país se configuró una suprema amenaza que puso en pe-
ligro a la sociedad nacional, y esa amenaza enfrentó a un poder, políti-
co languideciente después de la muerte de Perón, como fue expresado
en múltiples oportunidades en el Congreso de la Nación; nos remitimos
para ello al capítulo siguiente.
Finalmente, cuando las Fuerzas Armadas fueron empeñadas, el pa-
ís vivió las alternativas de la guerra interna, tremendas como toda gue-
rra, con los combates en la zona rural de Tucumán, y en las principa-
les zonas urbanas del país.

4. LA VIOLENCIA Y EL ESTADO

Dice Max Weber: «… definiremos al Estado como la comunidad hu-


mana que en el ámbito de determinado territorio –aquí el territorio es

234
Guerra Revolucionaria en la Argentina

el elemento diferencial– requiere exitosamente como propio el mono-


polio de la violencia física legítima… El Estado se presenta como la úni-
ca fuente del derecho a la violencia.»3 En la Argentina, desde 1970, el
Estado había perdido el monopolio de la violencia, y el poder de la sub-
versión fue creciendo hasta 1975.

La aplicación del “estado de sitio” establecido por el Art. 23 de la


Constitución fue un recurso insuficiente. La Justicia quedó desquicia-
da en relación con la subversión tras las reformas que aprobó el Con-
greso el 25 de mayo de 1973. Después, nadie se atrevió a reimplantar
las normas derogadas, pero cabe preguntarse si se habrían encontrado
hombres dispuestos a exponerse, después de lo ocurrido con quienes in-
tegraron la Cámara Federal en lo Penal. Puede pensarse que sí. Pero
ya la guerrilla había sobrepasado a las fuerzas policiales y no había
otra alternativa real que usar el último recurso.

El empleo de las fuerzas armadas como uso legítimo de la violencia


por el Estado, no es desconocido en el mundo. En Alemania en 1919, du-
rante la República de Weimar, la revolución comunista se había apode-
rado de las ciudades de Kiel, Bremen, Hannover, Colonia y Munich, y
controlaba algunas zonas de Berlín. La revolución fue vencida cuando
el gobierno empleó al Ejército. Karl Liebkenecht y Rosa Luxemburgo fue-
ron muertos cuando se resistieron al arresto.

Por otra parte, al reunirse la Asamblea Constituyente en Weimar,


uno de los congresales sostuvo que: «la paz y el orden sólo pueden man-
tenerse si el gobierno legítimo tiene el derecho de reprimir los distur-
bios violentos que conmueven la paz recurriendo a medidas de una vio-
lencia igualmente drástica.»4

Así se incluyó en la Constitución el art. 48, según el cual si la seguri-


dad y el orden público fueran perturbados, el Presidente tendría plenos po-
deres para suspender temporariamente los derechos básicos que otros ar-

3 En Política y Ciencia, Editorial La Pléyade, Bs. As., 1976, pág. 9. El su-


brayado es del original.
4 Robert Moss, Op. cit., pág. 162.

235
Ramón Genaro Díaz Bessone

tículos garantizaban. Entre ellos la libertad individual, la libertad de opi-


nión, de reunión y de asociación, y la inviolabilidad del domicilio. Podía es-
tablecer tribunales militares para reemplazar a la justicia ordinaria. Ca-
be señalar que el gobierno de Weimar era socialdemócrata y su presiden-
te era un ex talabartero, el Sr. Friedrich Ebert, para calibrar en toda su
dimensión tanto el empleo del Ejército como la aprobación de este tipo de
medidas. El artículo 48 que estamos citando, permitía al Presidente pro-
mulgar leyes de emergencia; sólo se le exigía mantener informado al Par-
lamento. El propósito era dar a las Fuerzas Armadas la misma libertad
de acción para actuar contra los revolucionarios que la que normalmente
ejercerían contra enemigos exteriores; y al gobierno otorgarle el poder pa-
ra actuar rápidamente ante una crisis nacional revolucionaria.5

Estos hombres habían visto de cerca la cara de la Revolución Mun-


dial. En Europa, después de la Primera Guerra, se había despertado el
temor por una revolución bolchevique, o de signo opuesto como fueron
concretadas más tarde por el nazismo y el fascismo. Hitler llegó al po-
der por medio de las urnas y no por la insurrección. Cuando quiso to-
mar el poder por la fuerza en 1923, fue encarcelado por el Ejército.

Otro antecedente más cercano y más importante aún, es el de la ac-


tual Constitución de la República de Francia, sancionada en 1968. Su
artículo 16 establece: “Cuando las instituciones de la República, la in-
dependencia de la Nación, la integridad de su territorio o la ejecución
de sus compromisos internacionales sean amenazados de manera gra-
ve e inmediata y que el funcionamiento regular de los poderes públicos
sea interrumpido, el Presidente de la República tomará las medidas
exigidas por esas circunstancias… Informará a la Nación mediante un
mensaje… La Asamblea Nacional no puede ser disuelta durante el ejer-
cicio de los poderes excepcionales”.

Louis François comenta este artículo y dice que el Presidente es el


único juez de la oportunidad de aplicar el Art.16. En tal sentido, dispo-
ne de todos los poderes, y puede legislar mediante “ordenanzas” (de-
cretos). Para evitar “que esta dictadura legal y temporaria –parecida a

5 Ibid. Pág. 163.

236
Guerra Revolucionaria en la Argentina

la dictadura romana (sic)–, se transforme en una dictadura ilegal y de-


finitiva” se le ponen los límites que señala el mismo artículo.6 Fue apli-
cado entre el 23 de abril y el 30 de septiembre de 1961.

Dice Robert Moss que ante la amenaza del terrorismo y la subver-


sión le toca a los gobiernos la obligación fundamental de echar mano a
la fuerza necesaria para enfrentarla. Expresa, además, que: «Se ha ana-
lizado frecuentemente el riesgo que se corre de recurrir a una respues-
ta excesiva. No menos grande es el peligro de que esta respuesta sea in-
suficiente, hecho que se ha señalado con menor frecuencia.»

La dificultad de dar la respuesta justa la puntualizó el subversivo


brasileño Carlos Marighella, pues si el gobierno reacciona violentamen-
te, se enfrentará con los moderados y despertará un motivo de simpatía
para con los revolucionarios. Si en cambio la reacción es débil, no neutra-
lizará el ataque de la izquierda y dará lugar al ataque de las derechas. Y
señala Moss algo que podemos comprobar en nuestro país: «La índole del
debate político que se suscitará más tarde girará con frecuencia en tor-
no de afirmaciones de excesiva brutalidad de las fuerzas de seguridad…»7

5. PRINCIPIOS LEGALES Y ÉTICOS RELACIONADOS


CON LA GUERRA REVOLUCIONARIA

El distinguido jurisconsulto argentino Manuel Río realizó en 1979


un estudio sobre el orden jurídico concerniente a la guerra revoluciona-
ria, con vistas a aclarar sus determinaciones sobre la protección de los
derechos humanos y con referencia a la Argentina. Cita en ese estudio
importantes antecedentes que existen en el derecho británico, francés y
alemán y en los Estados Unidos. Vamos a transcribir algunos párrafos:8

6 Louis Francois, Les Institutions politiques et administratives de la France,


Hachette, 1976, pág. 17.
7 Robert Moss, Op.Cit., Pág. 231 a 236.
8 Ver El régimen jurídico relativo a la guerra revolucionaria y El régimen de
nuestra Constitución y la guerra revolucionaria en La Prensa, del 12, 20 y
27 de febrero de 1979. Los subrayados son nuestros.

237
Ramón Genaro Díaz Bessone

8 El tema, además de su interés público, habrá de continuar preocu-


pando en el futuro, dado que en el anómalo fenómeno, como lo ob-
servó ya varios años atrás el Alto Comando Estratégico de Francia,
aparece una de las dos formas de guerra propias en nuestra época (la
guerra revolucionaria) y la otra es la atómica. Las confusiones exis-
tentes respecto a dicho régimen (el régimen jurídico relativo a la
guerra revolucionaria) han favorecido la difusión del paradójico quid
pro quo propagado por nuestros agresores bélico-revolucionarios que
desorienta a la opinión pública.
8 … (existen) dos sistemas de derecho público complementarios men-
tados comúnmente… aunque no siempre se los comprenda en su
verdadera índole y en su alcance: el sistema del buen orden de la so-
ciedad, o la policía como recalcaba Rafael Bielsa, y el sistema de de-
fensa de la sociedad en su condición de comunidad humana, civili-
zada y autónoma, por medio de la fuerza sin sujeción a normas ju-
rídicas regulares –lo cual no implica exención de toda norma jurídi-
ca– en las emergencias extraordinarias en que ello resulta indis-
pensable. Para darle su nombre propio, este sistema se identifica
esencialmente con el derecho de guerra y el derecho de tiempo de gue-
rra, con las adaptaciones pertinentes.
8 En cierta medida, los atropellos de las guerrillas y el terrorismo y los
agrupamientos y actividades que los promueven, son reprimibles por
la sociedad, representada por el gobierno, mediante las diligencias po-
liciales por antonomasia, los trámites y pasos conforme a las leyes pe-
nales sustantivas procesales o carcelarias… El sistema de la policía con-
tiene evidentemente preceptos que amparan a los sujetos que caen ba-
jo sus restricciones y penas. En la Argentina tales preceptos existen con
amplitud igual o mayor que en cualquier otro país civilizado… Sin em-
bargo, en el exterior, hasta medidas tomadas incuestionablemente con-
forme a ellos, sin otra razón, son comprendidos entre los que se enros-
tran como violaciones clamorosas de los derechos humanos.
8 … las tropelías de la agresión bélico-revolucionaria y las organiza-
ciones que proceden su lanzamiento y sus comandos, escapan, en
parte considerable, a menudo decisiva, a los recursos de defensa de
la sociedad proporcionados por el sistema de la policía, hasta por
las formas aparentemente legales con que con frecuencia se revis-
ten, por la clandestinidad, o por radicaciones en el extranjero. Los

238
Guerra Revolucionaria en la Argentina

ordenamientos instituidos en las naciones de más adelantada civi-


lización proveen adecuadamente a subsanar esa insuficiencia.
8 Este derecho (existe) así en Inglaterra como en los Estados Unidos,
a lo largo de una tradición que arranca de la Edad Media. En cuan-
to a ellas (la subversión, la rebelión, y la perturbación violenta), el de-
recho referido sanciona un régimen, que se reputa forma parte del sis-
tema de common law, fundado en el principio de que es lícito y obli-
gatorio repeler la fuerza con la fuerza en el modo que sea preciso.
8 Los constitucionalistas Keir y Lawson (en su edición de 1967) expli-
can que el término “ley de guerra”, aplicado a la materia que nos ocu-
pa, es la expresión usada para denominar la regla del common law
de que la fuerza debe ser repelida con la fuerza, en cuanto dicha re-
gla se refiere a una subversión, que alcanza las proporciones y el ca-
rácter de una guerra. Dicey … califica tal derecho de “esencial” para
la existencia de un gobierno ordenado, y el más seguramente recono-
cido por la ley de Inglaterra. Dicho régimen entra en vigor a partir del
momento en que la agresión a la sociedad revista la importancia in-
dicada. La declaración o proclamación que pueda hacer el gobierno
con tal motivo no es, de por sí, condición necesaria ni suficiente pa-
ra su vigencia. El estado que se instituye, no termina hasta que la paz
quede asegurada, no bastando, por lo tanto, la contención ni la miti-
gación. Así lo declaró el Comité Judicial del Consejo Privado de la
Cámara de los Lores… El derecho internacional público confirma di-
cha posición, como lo ha expresado recientemente Louis Delbez, ci-
tando en su apoyo esta regla consuetudinaria: pugna cessat, bellum
continuat. Cabe acotar aquí que uno de los argumentos a que
se recurre para sostener que en la Argentina no hubo una gue-
rra interna en la década de los años 70, es que el gobierno no
declaró la guerra, argumento como se ve inconsistente.
8 En otro clásico leading case, el Chief Justice Thomas Molon, decidió
que “cuando un estado de cosas existe que justifica la vigencia de la
ley de guerra… las Cortes deben aceptar las consecuencias”. Keir y
Lawson han precisado estas consecuencias, las cuales en efecto son
admitidas y sostenidas por las cortes tanto británicas como ameri-
canas. Indiquémoslas citando textos reputados:
4 En primer lugar las Cortes reconocen que es la autoridad guber-
namental, en su carácter de comandante en jefe de las fuerzas del

239
Ramón Genaro Díaz Bessone

Estado, quien tiene a su cargo la aplicación de la ley de defensa


de la sociedad por la fuerza sin sujeción a normas jurídicas re-
gulares, frente a la agresión y, por lo tanto, la determinación de
la procedencia de una u otras medidas conducentes a ese objeto.
Charles Fairman, un jurisconsulto americano especialista ha ex-
presado: “Hay la más alta sanción constitucional para suprimir
la subversión, para rechazar la invasión, para usar la totalidad
de las fuerzas de la Nación… a fin de imponer en todos los luga-
res del país el ejercicio libre y completo de todos los poderes na-
cionales y la seguridad de todos los derechos confiados por la
Constitución a su cuidado…”, agrega: “El poder de guerra confia-
do al gobierno nacional es el poder de conducir la guerra con buen
éxito… Puesto que la Constitución encomienda a las Fuerzas Ar-
madas (su comandante en jefe) y al Congreso el ejercicio del po-
der de guerra en todas las vicisitudes y emergencias de la con-
ducción de ésta, necesariamente le ha dado amplia competen-
cia, a su discreción y juicio, para determinar la naturaleza y ex-
tensión de la injuria que amenaza, y del peligro que ella repre-
senta, así como para elegir los medios, a fin de contrarrestarlos.”
4 Asimismo, las Cortes han marcado las condiciones del ejercicio
de esos poderes, entre otras la exclusividad, a su respecto, de la
autoridad y sus dependientes… la carencia en principio, de
jurisdicción de los jueces, para interferir en el ejercicio del
poder de la ley de la guerra y, en particular, para expedir,
en ocasión de él, el mandato de hábeas corpus.
8 El jurisconsulto americano Frazer Arnold ha notado que, “en co-
yunturas como las que consideramos aquí, no es el caso adu-
cir ‘garantías civiles’ puesto que ellas han sido ‘barridas y
enervadas por la subversión, no por el gobernante o el gene-
ral adjunto’. Es una burla –prosigue– pretender que una Cons-
titución y sus garantías civiles se apliquen en un territorio
donde las bandas y sus cabecillas tienen la vida y los bienes
de los ciudadanos en sus manos”. Aclara luego Manuel Río que
tales principios no autorizan los abusos. Dice: “Sin embargo, preci-
sa subrayar que el conocimiento y las decisiones judiciales no desa-
parecen por la vigencia de la ley de la guerra… sólo se contraen den-
tro de los límites en que son practicables. Se ejercen para verificar

240
Guerra Revolucionaria en la Argentina

la realidad de la vigencia de la ley referida… la inexistencia de prue-


bas de su uso de mala fe para objetos distintos de la supresión de la
agresión y, en fin, responsabilidades por abusos, ponderados estos en
relación a las circunstancias tal como aparecerían a la sazón y no con-
forme a las evoluciones producidas… (!!)
8 La Constitución de la República Federal de Alemania (1948) esta-
tuye un régimen original respecto a las emergencias de ‘agresión
armada’ o de ‘agresión inminente’, de esa índole –sin distinguir si ella
es externa o interna– que determine un ‘estado de defensa’. Las nor-
mas son complicadas y minuciosas, pero en suma, confieren a las
autoridades del gobierno que han de tomar el comando de las Fuer-
zas Armadas, las facultades adecuadas para repeler la agresión, sin
deber de someterse a normas jurídicas regulares. Eso es, esencial-
mente, la ley de la guerra.
8 En cuanto a Francia, Manuel Río hace referencia a varias disposi-
ciones, entre ellas el artículo 16 de la Constitución al que nos refe-
rimos en el número anterior. Señala que: “El Alto Comando Estra-
tégico de Francia había ya comunicado sus comprobaciones sobre
las modalidades de la guerra revolucionaria, así como sobre los tem-
peramentos ‘globales’ y extraordinarios que ella impone, para salvar
al pueblo de la catástrofe.”
8 Luego de exponer aspectos relacionados con las Convenciones de Gi-
nebra de 1949, a los que nos referiremos más adelante, dice: “Los es-
tudios filosóficos y científicos sobre el derecho han confirmado las con-
tiendas del género de la guerras revolucionarias, aunque sean pro-
longadas, esencialmente, en la ley de guerra”.
8 En la situación actual de confusiones y, a menudo, de consideración
superficial o rutinaria de las condiciones dadas, no pocos se incli-
nan a suponer que, frente a conspiraciones como las que padecemos
en la Argentina, el derecho constriñe ineludiblemente a una deses-
perante disyuntiva entre dos elecciones repugnantes ambas, por no
decir más, al buen sentido, a saber: o bien resignarse a la aplica-
ción de la ley, sacrificando así la paz, las vidas y los bienes de los in-
dividuos y el país mismo, lo cual evoca la prevención de los antiguos
citada por Columela: ‘El derecho extremo en extrema cruz’; o repe-
tir la exclamación osada de Cicerón en ‘Pro Milone’: ‘Callen las le-
yes, obren las armas’. Por lo que se ha visto, esa disyuntiva no se ade-

241
Ramón Genaro Díaz Bessone

cua a la realidad del derecho, y la opción a la que presuntivamente


compromete, no es necesaria. Prescinde, en efecto, del especial ré-
gimen de la ley vigente en las emergencias contempladas, el cual
ampara los derechos de la sociedad, salvaguardando los del indivi-
duo… Como lo significa su nombre de ‘ley’ la de la guerra confiere
facultades, sin autorizar, antes vedando, arbitrariedades.
8 Se refiere luego Manuel Río al “régimen de nuestra Constitución en
relación a los fenómenos del género de la guerra revolucionaria.”
Analiza las infracciones que “constituyen con evidencia, atentados a
la policía o buen orden del Estado”. Se refiere luego a “las agresiones
a la sociedad en su entidad de comunidad civilizada y autónoma, con-
cretada en atentados sea a la vida o los bienes de los habitantes, sea
a las autoridades, pero que, por sus proporciones, su gravedad o me-
tas visibles, van más allá de aquellos blancos, significando en los tér-
minos del artículo 21, ataques a ‘la Patria y a esta Constitución’. La
Nación, representada en su gobierno, tiene derecho incuestionable a
la defensa contra tales agresiones y está obligado a ello…
8 … la Constitución prescribe el peculiar ‘estado de sitio’, diferente
del de otras naciones, que consiste en la suspensión de las ‘garan-
tías constitucionales’ –no, por cierto, de los ‘derechos’ que no se re-
ducen a tales garantías, como a veces se ha creído en el exterior– pues-
to que eso contradiría el afianzamiento de la justicia, al cual la Cons-
titución se ordena.
8 Finalmente, las agresiones pueden, no ya sólo ‘poner en peligro el
ejercicio’ de la Constitución y sus autoridades, sino avanzando mu-
cho más, como ha ocurrido, lesionar gravemente el organismo social,
y amenazarlo, más gravemente aún, por el uso sistemático de los po-
deres del Estado para fines opuestos a los naturales y legítimos, por
el desgarramiento de una porción del territorio. –‘Tucumán liberado’–
por la rebelión contra la facultad suprema de mandar y prohibir en
el Estado –que es esto la soberanía–, por los atentados a mansalva
a las personas en sus vidas y en sus bienes, por el saqueo del Tesoro
público, todo ello mediante la acción de fuerzas organizadas a su mo-
do, equipadas y armadas, comandadas incluso, en parte, por gobier-
nos extranjeros, con el propósito declarado de implantar un despotis-
mo comunista. El sistema de defensa de la sociedad frente a seme-
jante agresión dirigida inmediatamente contra la Patria y la Cons-

242
Guerra Revolucionaria en la Argentina

titución, no puede ser otro que la ley de la guerra, si es preciso sin la


limitación antes mencionada, la cual está puesta para una situación
diferente, menos extrema. (Se refiere a la facultad del Presidente pa-
ra arrestar y trasladar a las personas, a menos que prefieran exi-
liarse, según el estado de sitio, Art. 23 de la Constitución). La vigen-
cia de la ley de la guerra en circunstancia hasta cierto punto análo-
gas, fue reconocida por la Corte Suprema, en el único caso que, de
acuerdo con las investigaciones de Isidoro Ruiz Moreno, hijo, se le
haya sometido en la materia (Fallos, 27: 235).
8 Joaquín V. González advirtió que la ley de la guerra no significa la
arbitrariedad, precaviendo así de aberraciones como la sedicente
ley 14.062 de 1951 (primera presidencia de Perón)… primero, la re-
gla primaria de la necesidad y de la humanidad. La necesidad, que
justifica el uso de la fuerza sin sujeción a normas regulares, para re-
peler la agresión, fija también sus límites… Charles Fairman ex-
presa: “Es el deber del comandante no hacer más, pero tampoco un
ápice menos, que lo que el peligro público requiere.” En segundo lu-
gar, las reglas consuetudinarias, con las cuales están connaturaliza-
dos nuestros pueblos, que determinan la regla primaria, como la de-
terminan también, reglas positivas.
8 Estas, entre nosotros, consisten en las cláusulas de la Constitución
que sancionan derechos respectivos de las personas; en los artículos
terceros de las Convenciones de Ginebra de 1949 y sus concordan-
tes, y, en fin, en las leyes y reglamentos concernientes a las diver-
sas jurisdicciones que puedan resultar interesadas.
8 La forma republicana de gobierno y la igualdad de todos los habitan-
tes ante la ley… excluyen la existencia de facultades gubernamen-
tales no ordenadas al Estado… o constitutivas de privilegios perso-
nales… El control jurisdiccional concierne, además, tal como en el
derecho anglosajón, en las situaciones que nos ocupan, a la compro-
bación de la inexistencia de pruebas de un uso de los poderes de
guerra de mala fe para objetos distintos de la defensa de la sociedad,
eso es, ‘desvío del poder’, como se le llama a veces.
8 Suele encontrarse dificultades para aceptar la vigencia de la ley de
la guerra … a menos que haya habido el ‘reconocimiento de la comu-
nidad beligerante’, mentado por los internacionalistas. Tal recono-
cimiento es de imposible cumplimiento en la guerra revolu-

243
Ramón Genaro Díaz Bessone

cionaria, dadas las modalidades de ésta… Los derechos anglo-


sajón, alemán, y francés, como también los estudios científicos con-
temporáneos en lo concerniente a nuestro asunto, hacen caso omiso
de este reconocimiento… El rechazo de la ley de la guerra, salvo si exis-
te ese reconocimiento –el cual no está prescripto por nuestra Cons-
titución y como manifestaba Luis Rougier, autor de su teoría (1902)
puede ser implícito– comporta una de estas dos alternativas, viola-
torias, una y otra, de la Constitución: o bien lesionar el derecho de de-
fensa de ‘la patria y la Constitución’ al restringir dicha defensa al
sistema insuficiente de la policía (Código Penal); o bien lesionar el de-
recho natural de los agresores a ser tratados conforme a la ley apli-
cable, al abandonar la acción del gobierno a la arbitrariedad.

Hasta aquí los valiosos conceptos del Dr. Manuel Río. Cabe señalar
que los reglamentos militares en uso en las Fueras Armadas incluyen pres-
cripciones relacionadas con las Convenciones de Ginebra. Así el RC-8-2
(Operaciones contra fuerzas irregulares) Tomo I, ya citado, y que esta-
ba en vigencia desde 1968, establecía en el Nº 1.012 lo siguiente:
1.012 Aspectos legales de las fuerzas irregulares
1º De acuerdo con la Convención de Ginebra (leyes de Guerra) un gue-
rrillero puede, en tiempo de guerra, tener estado legal. Tendrá de-
recho al mismo trato que se le concede al prisionero de guerra si:
a) Está al mando de personal responsable de los actos de sus sub-
ordinados.
b) Cuando lleve las armas abiertamente.
e) Cuando conduzca sus operaciones de acuerdo con las le-
yes y costumbres de la guerra.
d) Cuando utilice un signo distintivo y fijo, reconocible a
cierta distancia.

Sobre este espinoso asunto, Virgilio R. Beltrán ha realizado un in-


teresante análisis, cuyos aspectos más importantes vamos a transcri-
bir y comentar.9 Dice:

9 En Combatientes privilegiados, Simposio de la Sociedad Internacional de De-


recho Penal Militar y Derecho de la Guerra, publicado por la Revista de la
Escuela Superior de Guerra, marzo-abril de 1978, pág. 79 y siguientes.

244
Guerra Revolucionaria en la Argentina

8 “Las Convenciones de Ginebra de 1949, establecían como comba-


tientes privilegiados y, por tanto, con derecho a ser considerados pri-
sioneros de guerra en caso de captura, a los miembros de las mili-
cias, movimientos organizados de resistencia, y a los pueblos en ar-
mas que, desde su propio territorio, toman las armas contra las tro-
pas invasoras, siempre que: …”

Aquí cita los mismos puntos que contiene el Nº 1.012 del RC-8-2.
Cabe observar que este caso no encuadra para nuestra situación, ya
que se trataba de una guerra revolucionaria interna; no había por lo tan-
to tropas invasoras de otro Estado. No obstante es interesante lo que se-
ñala Beltrán: “Durante la II Guerra Mundial, sólo una minoría de ‘par-
tisanos’ o ‘maquis’ cumplieron estas condiciones…” Cabe señalar que
la guerrilla en la Argentina no cumplió con las citadas condiciones, ex-
cepto en algunos casos la mencionada en a).

8 Por entonces, ningún artículo de las Convenciones se refería muy ex-


plícitamente a conflictos internos, en los que rebeldes armados com-
batían con fuerzas gubernamentales o grupos armados no estata-
les luchaban entre sí. En esos casos eran de aplicación el Art. 3º de
las Convenciones.
8 Sin embargo, gradualmente la ley internacional fue construyendo el
aparato conceptual necesario para enfatizar los derechos humanos,
establecidos por la Carta de las Naciones Unidas, y aplicarlos a las
contiendas civiles. El Consejo de Seguridad y la Asamblea General
fueron elaborando una difusa, y a mi juicio inquietante doctrina de
derecho a la rebelión, aun cuando, personalmente, no disiento, en ma-
nera alguna, con los valores que la inspiran.
a La Asamblea General, en sus Resoluciones 2507-XXIV y 2625-
XXV, estableció que es legítimo el uso de las armas para liberar-
se del gobierno colonial o de cualquier dominación extranjera.
(Caso de la intervención militar en Angola). Cabe acotar que no
era el caso argentino. Sólo una retorcida retórica puede afirmar
que la Argentina estaba sometida a una dominación extranjera,
por mucho que se esgrima la dependencia económica.
b “En sus Resoluciones 2105-XX, 2621-XXV, 2671-XXV y 2625-
XXV sostuvo que el levantamiento armado contra el gobierno co-

245
Ramón Genaro Díaz Bessone

lonial o contra un gobierno que practique la segregación o la su-


misión racial, es legítimo.” No era el caso argentino.
c “En la Resolución 2674-XXV y la 2506-XXIV y la del 12 de diciem-
bre de 1973 (3103-XXVIII) se determinó que ‘el combatiente por
la libertad’, en los casos citados, debe ser tratado, en caso de cap-
tura, como prisionero de guerra, según las convenciones de La Ha-
ya, 1907 y de Ginebra, 1949.” En la Argentina no se daba ningu-
no de los casos citados.
8 “Recorrido todo este periplo, esta jurisprudencia y legislación inter-
nacionales serán recogidas en la Conferencia de Diplomáticos que vo-
tó el Texto del Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de
1949, el 8 junio de 1977.
8 “Según el Art. 1º ap. 4 del Protocolo Adicional, sus previsiones com-
prenden las situaciones del Art. 2º (común) de los Convenios de 1949
en el caso de ‘conflictos armados en que los pueblos luchan contra la
dominación extranjera y contra los regímenes racistas, en el ejerci-
cio del derecho de los pueblos a la libre determinación, consagrado
en la Carta de las Naciones Unidas…’ Este artículo fue aprobado, en
votación dividida, votando la Argentina por la afirmativa.”
8 “En otras palabras, se legitima el recurso a la violencia armada –ne-
gado en principio a las Naciones por el Art. 2º inc. 4º de la Carta de
las Naciones Unidas– en las contiendas intestinas… siempre que
tengan como finalidad algunas de las mencionadas en el Art. 1º ap.
4 transcripto.”
8 “Dentro del ámbito de la política internacional… los horizontes pa-
ra desarrollar una jurisprudencia de la justa revolutio, se hallan to-
talmente abiertos.”
8 Analiza el Art. 43 ap. 1 del Protocolo Adicional de 1977. Dice Beltrán:
“Concepto de Fuerzas Armadas. Se extiende a todos los efectos, par-
ticularmente el del status del ‘prisionero de guerra’, mucho más allá
del Art. 4º de las Convenciones de Ginebra de 1949, para compren-
der ya explícitamente los conflictos civiles…” expresa: “las fuerzas
armadas de una Parte en conflicto se componen de todas las fuerzas,
grupos o unidades armadas y organizadas, colocados bajo un man-
do responsable de la conducta de sus subordinados ante esa Parte,
aún cuando ésta esté representada por un gobierno o por una auto-
ridad no reconocidas por una parte adversa. Tales fuerzas armadas

246
Guerra Revolucionaria en la Argentina

deberán estar sometidas a un régimen de disciplina interna que ha-


ga cumplir inter allia las normas del derecho internacional aplica-
bles en ‘los conflictos armados’. Este artículo, que fue votado por
unanimidad, permitiría que los miembros de cualquier grupo orga-
nizado paramilitarmente y su mando responsable, puedan ser tra-
tados como si fueran combatientes de fuerzas regulares, aun cuan-
do cometan actos punibles para las leyes del Estado donde se reali-
cen las operaciones… será extremadamente difícil establecer los lí-
mites de estas fuerzas armadas sin Estado.”
8 “El Art. 44 del Protocolo Adicional de 1977, fue votado con la absten-
ción de nuestro país y nos parece que es el que establece con toda pre-
cisión el perfil internacional del combatiente privilegiado actual.”
Beltrán resume el Art. 44:
a) “Todo combatiente de los enunciados en el Art. 43 antes comen-
tado, en caso de ser capturado por la Parte adversa será consi-
derado prisionero de guerra.”
b) “Como principio general –modificatorio de las prescripciones del
Art. 4º inc. 2 y 6 de la Convención sobre Tratamiento de los Pri-
sioneros de Guerra (1949)– todos los combatientes están obliga-
dos a observar las normas del derecho internacional de los con-
flictos, pero no les privará de ser considerados prisioneros de
guerra, en caso de captura, su incumplimiento, siempre que:
4lleven visiblemente las armas durante todo el enfrentamiento
militar –combate–.” (Parece absurdo, comentamos, que haya
combatiente sin armas a la vista, excepto de noche y sin luz.)
4“lleven visiblemente las armas durante el tiempo que sea visi-
ble para el enemigo, mientras estén tomando parte de un des-
pliegue militar previo a un ataque.” (Cabe acotar que cuando
se trate de guerrilla urbana, el guerrillero puede ser visible
cuando cruce la pared medianera del edificio que constituye su
objetivo).”
c) “Aun cuando no haya cumplido con estos requisitos recibirá las
protecciones equivalentes a las de prisionero de guerra y será
responsable de las infracciones cometidas, previo el debido pro-
ceso.” (Cabe preguntarse si el debido proceso es según el Código
Penal –Caso Firmenich– o un Consejo de Guerra).
d) “El combatiente que caiga en poder de la Parte adversa mien-

247
Ramón Genaro Díaz Bessone

tras no participa en un ataque ni en una operación militar pre-


paratoria de un ataque, no perderá, a consecuencia de sus acti-
vidades anteriores, el derecho a ser considerado combatiente o pri-
sionero de guerra.”
e) “El contenido de estas disposiciones no modifica la práctica de los
Estados en cuanto al uniforme que llevan los combatientes de
sus fuerzas armadas.” (En síntesis, agregamos todas las venta-
jas para el combatiente privilegiado).

Concluye Beltrán expresando que a su juicio debe suponerse que los


juristas que elaboraron estas previsiones, tuvieron en mente los conflic-
tos armados desarrollados en Medio Oriente, África y, en menor me-
dida, Asia. Señala que dentro de los Estados americanos los subversi-
vos han buscado presentar la imagen de los combatientes por la libera-
ción, pero ésta no se adapta al Protocolo Adicional de 1977, excepto pa-
ra los países que aún están sujetos a la dominación colonial o a la ocu-
pación extranjera.

En concreto y para nuestro caso, la guerrilla no encaja en el Art. 1º


ap. 4 del Protocolo Adicional de 1977, puesto que no se trató de un con-
flicto “en que los pueblos luchan contra la dominación colonial y la ocu-
pación extranjera y contra los regímenes racistas, en el ejercicio del de-
recho de los pueblos a la libre determinación, consagrada en la Carta
de las Naciones Unidas.” Cabe señalar, al margen, de que la guerrilla
no cumplió con las normas del derecho internacional, y los ejemplos
abundan, desde el asesinato del General Aramburu, hasta el del Coro-
nel Larrabure, del que nos ocuparemos más adelante.

En nuestro caso cabía, como dice Fairman citado por Manuel Río, co-
mo “deber del comandante no hacer más, pero tampoco un ápice menos
que lo que el peligro público requiere”.

A partir de 1975 en que fueron empeñadas las Fuerzas Armadas,


se pueden distinguir tres situaciones.

1º Hechos totalmente ajenos a la guerra y a las Fuerzas Armadas como


Instituciones. Cabe citar entre ellos los asesinatos de Elena Holm-

248
Guerra Revolucionaria en la Argentina

berg y de Hidalgo Solá. Nadie en su sano juicio puede pensar que se


trató de hechos relacionados con la misión que se le impuso a las
fuerzas armadas: aniquilar a las organizaciones subversivas. Esos
casos, y todos los casos de igual naturaleza, constituyen delitos que
debieron y deben ser investigados hasta su total esclarecimiento pa-
ra castigar a los culpables.
2º Hechos periféricos. Son aquellos que Manuel Río caracteriza como
“uso de mala fe para objetos distintos de la supresión de la agresión.”
Se trata de los excesos que ocurrieron en todas las guerras de la his-
toria, son la excepción y no la regla, y deben recibir la sanción penal
correspondiente. El cine y la televisión nos han mostrado hechos rea-
les y otros tomados de la realidad ocurridos en diversas guerras, en-
tre ellas la II Guerra Mundial y Vietnam. Durante la guerra contra
la subversión fueron juzgados y condenados más de trescientos trans-
gresores, pero estos casos han tenido escasa difusión. La subversión
señala como norma lo que fue la excepción. Presentar la acción de las
Fuerzas Armadas en la guerra contra la subversión como un absolu-
to y permanente proceder arbitrario y excesivo es falsear la realidad.
Entre los numerosísimos casos que prueban esa falsedad, cabe re-
cordar que Jacobo Timmerman fue juzgado por un Consejo de Gue-
rra en el que no se le pudo probar delito alguno y fue absuelto. El
Poder Ejecutivo lo puso en libertad ante el requerimiento de la Cor-
te Suprema de Justicia, pese a que, como decía Manuel Río, pudo in-
vocarse la ley de la guerra para superar la limitación que impone el
estado de sitio, porque había elementos de juicio para hacerlo.
3º La absoluta mayoría de los casos, en los que se desarrollaron las
operaciones normales en este tipo de guerra, contra un enemigo
clandestino y pérfido. Pretender que en una operación de guerra,
donde había que enfrentar al enemigo armado con ametralladoras,
fusiles y granadas, donde había que buscar y descubrir al enemigo
mimetizado con el hombre común y hasta con el policía y el militar,
pretender, decíamos que se aguardara la orden de allanamiento de
un juez o que se aplicara el Código Penal en lugar del reglamento de
combate, era sentenciar a las Fuerzas Armadas al aniquilamiento,
en lugar de que ellas aniquilaran a las organizaciones subversivas.
Así, éstas hubieran impuesto la «patria socialista», destruido el or-
den social existente y liquidado a nuestra sociedad «burguesa».

249
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO IX

EL CONGRESO DE LA NACIÓN Y
LA GUERRA REVOLUCIONARIA

En anteriores capítulos hemos transcripto expresiones de senadores


y Diputados que, con motivo de las gravísimos hechos de violencia ge-
nerados por la guerra revolucionaria, fueron vertidas en los debates de
ambas cámaras del Congreso de la Nación. Constituyen testimonios de
primer valor para apreciar la situación del país en el período más agu-
do de la guerra. Estimamos indispensable completar aquellas trans-
cripciones para tener un acabado panorama de la visión de la situación
desde el Congreso.

1. EXPRESIONES ANTE LOS HECHOS DE VIOLENCIA

Palabras del Diputado Horacio Sueldo con motivo del asesinato


del Diputado Rodolfo Ortega Peña. Diario de Sesiones de la H. C. de
Diputados del 1º de agosto de 1974, pág. 1360:
■ «¿Hasta cuándo seguiremos en este tren, que a las instituciones las
viene mostrando últimamente como un foro funerario? ¿Seguiremos
enterrando a nuestros muertos? ¿Seguiremos haciendo homenajes?…
Sobre la sangre de este compañero que tan rápidamente aprendí a
estimar, cuya natural simpatía me conquistó enseguida, yo ensayo
esta meditación reconcentrada pero en voz alta: Hasta cuándo segui-
remos despidiendo a nuestros difuntos, rivalizando en torneos de
oratoria fúnebre.»

Palabras del Senador Cerro con motivo de asesinatos y muertes ocu-


rridos en la ciudad de La Plata. Diario de Sesiones de la H. C. de
Senadores del 7 de agosto de 1974. Pág. 1176:
■ «Ya cotidianamente abrimos las páginas de los diarios y nos perece
un hecho natural el de los secuestros y asesinatos...»

251
Ramón Genaro Díaz Bessone

Conceptos expresados durante el debate de la Ley 20.840 de repre-


sión de activadas subversivas. Diario de Sesiones de la H. C. de
Senadores, 26 y 27 de septiembre de 1974, pág. 2334 y siguientes:

Senador Leopoldo Bravo:


■ «Creo que lo que estamos haciendo hoy no puede llevar a la convic-
ción de los argentinos la idea de que se trata de un programa para
detener esto que constituye ya realmente una guerra civil.»

Senador Díaz Bialet


■ «Prefiero la injusticia al desorden, dijo Goethe, desesperado. El con-
cepto que no puede ser integralmente compartido, encierra sin em-
bargo una gran verdad, porque el desorden o la subversión no es
fundamento de lo justo y lesiona inexorablemente los esenciales va-
lores de una sociedad…»

Senador Cerro
■ «La Argentina está viviendo una situación límite, es cierto. También
es verdadero que hay urgencia en salir de esto.»

Senador Cornejo Linares


■ «… esta es la hora de actuar, de defender lo más caro que tenemos,
no ya las instituciones y el Estado sino la misma nacionalidad, que
se ve comprometida por esta conspiración de raíz internacional.»
«… el país vive una escalada de violencia que pone en peligro los
supremos valores morales del Estado y de la Nación misma.»

Senador de la Rúa
■ «Lo cierto, señores Senadores, es que debe ponerse término a la violen-
cia. Y para esto el Estado –que como Estado de derecho es el único que
puede tener el monopolio de la fuerza– debe utilizar medios idóneos.»

Senador Caro
■ «Después de esto, tal vez nos tocará empuñar el fusil en vez de los
códigos y las leyes.
Hay una imagen de la Justicia que anda rondando por allí: una Temis
que en vez de la venda sobre los ojos lleva antifaz, que en lugar de la

252
Guerra Revolucionaria en la Argentina

balanza tiene una metralleta y en reemplazo de la espada tiene una


escopeta Itaca. Debemos volver a la verdadera imagen de la Justicia.»

Palabras del Diputado Bartomioli en homenaje al Diputado Hi-


pólito Acuña asesinado en Santa Fe. Diario de Sesiones de la H. C. de
Diputados del 7 de mayo de 1975:
■ «También el Diputado que reemplaza a Acuña fue víctima de un sal-
vaje atropello, ya que en su domicilio colocaron una bomba que le cos-
tó la vida a su señora madre.»

Palabras pronunciadas con motivo del asesinato del periodista Jor-


ge Mooney. Diario de Sesiones de la H. C. de Senadores del 21 de ma-
yo de 1975. Pág. 693:

Senador Jáuregui
■ «… debo reconocer con dolor de argentino, que la muerte y el rapto
son ya argumentos y noticias de todos los días.»

Senador Culasso Mattei


■ «Creo que ha llegado la hora de analizar el asunto en profundidad,
ya que los síntomas indican un estado de verdadera alienación. Se
trata de descubrir las causas y no solamente de reprimir los efectos…
la Argentina no soporta más esta guerra no declarada, que desde la
ultraizquierda o la ultraderecha pretende dominar –no podemos ha-
blar de convencer– por vía del terror.»

Expresiones en el Senado con motivo del asesinato del Coronel Ju-


lio Argentino del Valle Larrabure. Diario de Sesiones de la H. C. de
Senadores del 28 de agosto de 1975. Pág. 1844 y siguientes.

Senador Paz
■ «Su muerte se suma a la de tantos oficiales de las fuerzas armadas
que han caído en el ejercicio de su deber y en cumplimiento de la obli-
gación de velar por la seguridad del país.
Alguna vez dijimos en ese recinto que somos conscientes de que fuer-
zas poderosas, de contenido esencialmente antinacional, se han con-
jurado para impedir que el proceso institucional llegue a término.

253
Ramón Genaro Díaz Bessone

Es así como no han vacilado en segar vidas de ciudadanos de todos


los sectores sembrando la confusión, el terror y la muerte en nume-
rosas familias argentinas.
■ «A esta verdadera conspiración contra la Nación, que no reconoce pre-
cedentes en nuestra historia, habrá que responderle con la misma
energía. Larrabure y su doloroso cautiverio son ya un ejemplo en es-
ta tremenda lucha que nos toca vivir. De ahí que su valerosa actitud
que es en definitiva una expresión de la valentía, el coraje y la digni-
dad con que están dotados los hombres de nuestras fuerzas arma-
das, sea evocada hoy por el Senado nacional como el justiciero home-
naje que todos nosotros, los representantes del pueblo, debemos ren-
dir a quienes se han constituido en verdaderos mártires de la patria.»

Senador de la Rúa
■ «El Coronel Larrabure murió como un mártir después de sobrelle-
var con dignidad un cautiverio prolongado en el tiempo; después de
sufrir en su cuerpo el dolor de la vejación y la tortura; luego de ha-
ber padecido el aislamiento total. Hechos como éstos nos llevan a
preguntarnos qué clase de violencia es ésta que ignora la dignidad
del ser humano; qué clase de lucha puede ser ésta que ya arrasa con
los valores esenciales del mínimo respeto al hombre.
■ … muertes como ésta pareciera que tienen algo más que la muerte;
llevan consigo el calvario del secuestro, la tortura y la cobardía del
que asesina a una persona inerme y prisionera.
■ Este crimen se parece a los del General Pedro Eugenio Aramburu y
del Coronel Ibarzábal, en la crueldad de la prisión y de la muerte y
en la dimensión del coraje de los muertos.
■ Vivimos un momento crucial y decisivo en el que este clima va lle-
gando a su límite crítico y constituye un grave problema frente al cual
debe centralizarse la acción para asegurar el orden.
■ Hay que eliminar este clima de terror. El Estado tiene el monopolio
de la fuerza y la fuerza de la ley. Con ésta como divisa y con las ins-
tituciones como escudo hay que acabar con la violencia y alcanzar la
paz; terminar con todas las violencias, de todos los signos, orígenes
y fines, porque si esto continúa acabaremos viendo enfrentamientos
demasiados vastos y dolorosos, y entonces no habrá orden ni ley ni
Estado, y así no podrá sobrevivir la sociedad.»

254
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Senador Brizuela
■ «… un hecho reciente, que denigra al ser humano, que profana has-
ta lo más profundo los principios de la ley de Dios y que preocupa por
sobre todas les cosas por la irracionalidad de actuar de estos suje-
tos, que torturaron primero y asesinaron después, de la manera más
repudiable, al señor Coronel del Ejército Argentino don Julio Argen-
tino Larraburre.»

Senador León
■ «En nombre del bloque radical me voy a permitir leer un proyecto de
resolución referido a la muerte del Coronel Larrabure, que dice así:
El Senado de la Nación resuelve condenar el cruel y bárbaro asesi-
nato del Coronel Julio Argentino del Valle Larrabure, víctima de
una nueva injusticia contra los derechos humanos y un nuevo ata-
que a las fuerzas armadas, que están consustanciadas en la acción
común de defender los derechos del pueblo y la institucionalización
republicana del país.
■ El radicalismo, y todos los que estamos aquí, podemos decir que no
se trata de que algunos maten invocando una revolución confusa, que
no se define y que otros lo hagan en nombre de una represión que
no puede justificar, porque no es posible exponer con exactitud los
barómetros de la justicia.
■ Los argentinos –la multitud nacional– están hartos y saturados de
violencia. Por eso las minorías al servicio de actitudes extranjeri-
zantes, con ideas que no salen de nuestra propia tierra sino, a lo me-
jor, de libros que se escriben en idiomas extranjeros, tratan de al-
terar la actitud pacificadora de las grandes mayorías del país.»

Palabras pronunciadas en el Senado con motivo del atentado reali-


zado por el ERP contra un avión de transporte militar en Tucumán, don-
de murió personal de Gendarmería Nacional. Diario de Sesiones de la H.
C. de Senadores del 4 de septiembre de 1975. Pág. 1951 y siguientes.

Senador Martínez
■ «… un acto de violencia que se agrega a la larga y tenebrosa lista de
episodios destructivos, insensatos, profundamente crueles, que des-
de hace algunos años afligen a nuestra república.»

255
Ramón Genaro Díaz Bessone

Senador de la Rúa
■ «… quiero hacer extensivo este sentimiento a otros que cayeron ba-
jo los embates de los hechos violentos que están asolando a la Repú-
blica. Las noticias periodísticas nos hacen saber la muerte trágica
del Jefe de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Provin-
cia de Buenos Aires, Comisario Alfonso Vergel, así como la del Sar-
gento Ayudante Anselmo Ríos… también han fallecido, quiero re-
marcarlo, dos víctimas completamente ajenas a cualquier circuns-
tancia pública o de actuación política: la señora Delia Clotilde Pa-
lacios de Medina y su hija Gladys encontraron su muerte mientras
estaban entregadas al descanso. Ellas constituían la familia del en-
cargado de un edificio de esta ciudad de Buenos Aires y perdieron la
vida como consecuencia de la explosión de una bomba asesina.
■ ¿Es que hemos llegado, señor Presidente, a una etapa última del
ejercicio de la violencia, a la de los atentados con efectos indiscrimi-
nados? Pienso que todo esto muestra cómo la violencia tiene una
dialéctica fatal. Comienza por querer legitimarse como medio y aca-
ba convirtiéndose en un fin agotado en sí mismo.
■ Los pensadores que vivieron en otros siglos, signado también por la
crisis como el nuestro, vuelven a ser leídos con pasión, porque ellos
consideraban con razón que la seguridad era uno de los valores po-
líticos esenciales. ¿Hay seguridad en la Argentina? ¿Quién puede vi-
vir hoy con seguridad?»

Palabras del Senador Paz en homenaje al Vicecomodoro Rolando


S. Sileoni, muerto por la subversión. Diario de Sesiones de la H. C. de
Senadores del 17 de septiembre de 1975. Pág. 2555:
■ «Por la defensa de principios tan profundos como la dignidad y la li-
bertad del hombre debe, sin lugar a dudas, pagarse un precio; pero
nos vamos aproximando ya al límite de nuestras reservas.»

Palabras del Diputado Citati con motivo del segundo aniversario


del asesinato del ex secretario de la CGT. José Ignacio Rucci. Diario de
Sesiones de la H. C. de Diputados del 25 de septiembre de 1975. Pág. 3920.
■ «Estamos en una guerra contra el enemigo común. Cada uno en su
lugar de combate. Vistiendo el uniforme con que a cada uno nos do-
tó el destino.

256
Guerra Revolucionaria en la Argentina

■ Y nuestro ejército, un ejército de paz y de trabajo, también ha sido


golpeado crudamente por la guerrilla. También nosotros ofrenda-
mos a la patria la sangre de nuestros compañeros. También en mu-
chos de nuestros hogares se vive el luto.»

El 29 de octubre de 1975, días después que la guerrilla asaltó al Re-


gimiento 29 con asiento en Formosa, la Cámara de Diputados emitió una
Declaración de la que extraemos algunos conceptos. Diario de Sesiones
de la H. C. de Diputados, pág. 4920.

La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

1º Que reitera su más terminante repudio a la violencia criminal que es-


tá asolando el país, con diversas formas de terrorismo y guerrilla en
perjuicio de toda la población: intimidación pública; destrucción de bar-
cos, aviones, y otros elementos valiosos del patrimonio nacional; aten-
tados domiciliarios y callejeros, a menudo causantes de víctimas ino-
centes; asesinatos de miembros de las fuerzas armadas, de seguridad,
y de policía; ejecuciones masivas, sistemáticas y sádicas de civiles, sin
más imputación posible que sus ideas y actividades políticas y lega-
les; asaltos insensatos a unidades militares, como el ejecutado re-
cientemente en Formosa, con una espantosa secuela de víctimas.
2º Que ninguna variante del crimen político organizado tiene posibi-
lidades de acceder al poder en Argentina, lo cual torna doblemen-
te inútil e inhumana su acción…
3º Que la perspectiva de esta campaña delictuosa aleja las posibilida-
des de distensión del proceso, cuya consecución normal y pacífica
no es de responsabilidad exclusiva de los poderes públicos, la que re-
sulta imprescindible para facilitar la libertad de aquellos detenidos
sospechados de complicidad y la más amplia vigencia de todos los de-
rechos y garantías constitucionales, objetivos estos tomados como
pretextos por guerrilleros y terroristas.

Cabe acotar que esta declaración merece ser detenidamente leída.


Hay en ella una tácita alusión a las actividades de las “Tres A”, cuya ca-

257
Ramón Genaro Díaz Bessone

beza era atribuida a López Rega. Es importante tener en cuenta que a


partir de este momento las Fuerzas Armadas salen de sus cuarteles pa-
ra atacar a la guerrilla por orden del gobierno. El crimen político orga-
nizado que denuncia la Cámara de Diputados, venía operando desde
años y durante el gobierno de Perón y de la Sra. de Perón. ¡Esta denun-
cia fue hecha cinco meses antes del golpe de estado de 1976!

Conceptos expresados en la Cámara de Senadores en homenaje al


General Cáceres Monié, y su esposa, asesinados por la guerrilla en En-
tre Ríos. Diario de Sesiones de la H. C. de Senadores del 12 de diciem-
bre de 1975, pág. 3421 y siguientes.

Senador Frúgoli
■ «Realmente, frente a tanta violencia, tanta sangre, confieso que me
estoy quedando sin palabras.»

Senador Perette
■ «… este asesinato alevoso que costó la vida del General Jorge Este-
ban Cáceres Monié y de su digna esposa enluta a las fuerzas arma-
das Argentinas y demuestra la grave lucha que debe librar el pue-
blo argentino en defensa de su estilo de vida y de sus instituciones
republicanas. Es un acto de vandalismo y una agresión que se su-
ma a todos los actos de violencia que ha padecido la República en los
últimos tiempos. Parecería que nos hallamos en una carrera incesan-
te en la que no se respetan vidas ni sexos.
■ Las fuerzas armadas están luchando para asegurar el estilo de vi-
da de la nación.»

Senador Paz
■ «… Urge sancionar normas y adoptar medidas que pongan fin a una
larga secuela de crímenes perpetrados en la más absoluta impunidad.»

Senador Brizuela
■ «La República vive momentos de extrema gravedad dentro de una ver-
dadera encrucijada, por la ola de violencia que ha costado muchas víc-
timas de compatriotas… y lo que es más grave aún, de inocentes que
vivían tranquilamente en sus hogares o transitaban por la vía pública.

258
Guerra Revolucionaria en la Argentina

■ …una violencia desatada, inhumana, bestial, que asesina brutal-


mente, que secuestra, tortura sin piedad, rapta, bajo pretexto de
servir a ideales políticos…»

Senadora Minichelli de Constanzo


■ «Nuestra patria, ese pedazo de tierra con sus héroes y sus muertos,
nuestras tradiciones cristianas tan caras a nuestros sentimientos
humanistas, hoy vuelven a sentirse mancillados, al cobrar la vida de
una mujer, esposa y madre.»
■ Esta de hoy no puede ser mi patria.»

Palabras del Senador Perette el 19 de diciembre de 1975 con mo-


tivo del ataque de la guerrilla al Batallón de Arsenales ubicado en Mon-
te Chingolo, Provincia de Buenos Aires. Diario de Sesiones de la H. C.
de Senadores, página 3640.
■ «En nombre del bloque de la Unión Cívica Radical y en la seguridad
de que interpreto también el sentimiento general… quiero expre-
sar nuestra adhesión al duelo que provocan tantas muertes y asimis-
mo rendir tributo al comportamiento de las Fuerzas Armadas y de
Seguridad con motivo del hecho grave y significativo que represen-
tó la agresión directa cometida por la subversión contra las guarni-
ciones militares, que lamentablemente ha cobrado numerosas vi-
das argentinas y provocado el derramamiento de sangre de muchos
hijos del país.
■ Los hechos producidos en Monte Chingolo son de una extraordina-
ria gravedad y demuestran hasta qué grado la guerrilla pretende
atacar las bases esenciales de la paz interna de la República.»
Expresiones vertidas en el tratamiento sobre tablas del proyecto de
juicio político a la señora Presidente de la República, presentado por el
Diputado Moyano el 25 y 26 de febrero de 1976. Diario de Sesiones de
la H. C. de Diputados páginas 6019 y siguientes.
Diputado Tróccoli
■ «… porque no hay duda alguna de que a partir del 1º de julio de
1974 (muerte de Perón) la República ha entrado en un pla-
no inclinado; hay una notoria falencia del gobierno para el
tratamiento de la problemática nacional.

259
Ramón Genaro Díaz Bessone

■ Todo está peor que al 25 de mayo de 1973. ¡Grave emergencia na-


cional, señor presidente! Así la ha calificado nuestro parti-
do. (La UCR).»

Diputado Ferreira
■ «El país no puede transcurrir un minuto más en este desgobierno,
en el descrédito interno y externo.»

Diputado Monsalve
■ «… (un país) que hoy está sumido en la miseria económica, en
el más dramático enfrentamiento social, en el más absoluto
desorden y que no encuentra en la conducción de este gobier-
no, en la persona de la presidente de la República, a quien se-
pa empuñar el timón para llevar adelante la nave del Estado.»

2. DEBATE EN EL CONGRESO DE LA NACIÓN SOBRE


EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ACTOS DE VIOLENCIA

Tuvo lugar el 10 y 11 de marzo de 1976 en el Senado y los días 17 y


18 de marzo en la Cámara de Diputados.

Debate en el Senado. Diario de Sesiones de la H.C. de Senadores, pá-


ginas 3880 y siguientes. El día 10 de marzo se dijo:

Senador Allende
■ «Córdoba, señor Presidente, viene siendo asolada por actos de vio-
lencia…
■ En mi ciudad hay miedo, señor presidente, y lo digo responsable-
mente porque hay que ir a Córdoba y salir al atardecer. Las calles
a esa hora comienzan a estar desiertas…»

Senador Angeloz
■ «Los hechos ocurridos ayer en Córdoba (secuestro de un ex Ministro
del Interior y de un abogado Secretario de la Bolsa de Comercio) se
han venido repitiendo a lo largo de estos dos últimos años.
Desde esta banca lo he manifestado en reiteradas oportunidades:

260
Guerra Revolucionaria en la Argentina

he clamado, señor presidente por la necesidad de que Córdoba recu-


pere la paz que se merece.
■ Debo confesar que en el día de hoy he golpeado las puertas: la del
señor Ministro del Interior (Dr. Ares), la de la Policía Federal, la de
algunos hombres del Ejército. Y el silencio es toda la respuesta que
he encontrado. ¡No tengo qué decir al pueblo de Córdoba! ¡No sé co-
mo volver y expresarles que desde esta banca aparezco impotente pa-
ra proteger la vida de los habitantes de Córdoba: que la norma no
se respeta, que la ley es algo vacío y que los Senadores de la Nación
tenemos las manos atadas y no encontramos solución para asegu-
rarles la vida.»

Senador Bravo
■ «Se habla de los automóviles no identificados que circulan por las ca-
lles de Córdoba.
■ He escuchado a uno de los Senadores por Córdoba que ha tomado con-
tacto con las instituciones responsables. En nuestro país, republica-
no, presidencialista –hacia allí hay que orientar la mirada– hay un
vacío de poder y no hay conducción de gobierno. Esto hay que decir-
lo con toda claridad.
■ Sabíamos que había allí un Ministro, un señor López Rega que ha-
bía creado las “Tres A “ y de una u otra manera evitábamos conside-
rar el tema.»

Senador A. A. García
■ La guerrilla comienza antes de este gobierno, las venganzas des-
pués; pero se van encadenando… Han aparecido organizaciones su-
puestamente antiguerrilleras que con el nombre de la “Triple A” o
cualquier otra sigla han ido haciendo la revancha sobre los cuadros
de la guerrilla.»

Senador Cerro
■ «Nuestro partido reclamó el monopolio de las actividades de repre-
sión por parte de las fuerzas armadas y de seguridad, que es como
debe ser en todo país civilizado. Pero de la misma manera que aplau-
dimos eso repudiamos lo parapolicial, es decir, a esos grupos arma-
dos ocultos que siembran el terror de las ciudades.»

261
Ramón Genaro Díaz Bessone

Senador de la Rúa
■ «Aquí se han dicho esta tarde palabras dramáticas. El señor Senador
por San Juan ha aludido a la perspectiva de guerra civil. Diría se-
ñor presidente que estamos al borde del abismo.
■ Hace pocos días una bomba artera voló la casa de un juez de la Ca-
pital Federal, la del doctor Julio B. Maier, dándose la coincidencia
lamentable de que esto ocurriera después que él hubiera girado al
Congreso antecedentes del juicio político contra el Ministro del Inte-
rior (Dr. Ares). Mueren policías a diario. Caen soldados. La violen-
cia y la inseguridad están en la calle.»

Senador Bravo
■ «… este gobierno, del cual también somos parte, está en una pen-
diente inclinada y viene cayendo. Si no lo recogemos entre todos y
ponemos orden, alguien va a tomar la conducción del país. Ningún
país queda un día sin gobierno.»

El día 11 de marzo de 1976 continuó la sesión. Diario de Sesiones de


la H. C. de Senadores, páginas 3914 y siguientes.

Senador León
■ «Aquí se ha expresado reiteradamente que el país está sumido en un
problema de profunda violencia. Algunos la usan en nombre de la re-
volución que no definen (olvidó el S enador que la subversión lo ha-
bía hecho reiteradas veces: implantar “la patria socialista”); otros ha-
blan de la violencia en nombre de la represión que desborda el orden
jurídico y la civilización de los argentinos.» (Recordemos que esto
estaba ocurriendo antes del golpe de estado).

La sesión continuó el 17 de marzo. Diario de Sesiones de la H. C.


de Senadores, página 3944 y siguientes. El lunes 15 de marzo la gue-
rrilla había producido un atentado contra el Comandante en Jefe del
Ejército General Videla. Se hizo volar por control remoto un automó-
vil cargado de explosivos y perdigones, sobre uno de los accesos al edi-
ficio del Comando. Los perdigones mataron a un ciudadano que era
ajeno a los hechos, y conducía un camión, que pasaba casualmente por
las inmediaciones.

262
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Senador Paz
■ «El grave atentado que se produjo en horas de la mañana del lu-
nes… nos está dando la pauta del verdadero estado crítico
porque atraviesa el país como consecuencia del accionar de la
subversión en su intento de destruir las instituciones.
■ En estas circunstancias, rindo un nuevo homenaje a nuestras fuer-
zas armadas, que siguen pagando su cuota de sangre en la lucha
que han entablado para lograr la total pacificación del país.»

Senador Brizuela
■ «Se matan militares, policías, gendarmes y civiles. Se mata a pa-
dres e hijos. Se mata a familias enteras. Tristemente debemos re-
conocer que se va perdiendo el control y el rumbo por par-
te de la autoridad civil.
■ Mientras las fuerzas armadas, atacadas arteramente, llevan ade-
lante una campaña de lucha total, pareciera que aún no se ha logra-
do eliminar las causas que originan estos males…»

Senador Bravo
■ «… el gravísimo atentado terrorista cometido el 15 del corriente con-
tra el Comando en Jefe del Ejército, es un escalón más de los que a
diario se producen en el país.»

Senador Angeloz
■ «La semana anterior pedí que no corriera más sangre en el país… Y así
como ayer repudié las torturas y los secuestros efectuados en mi provin-
cia, hoy manifiesto la misma repulsa por actos de esta naturaleza.»

Senador de la Rúa
■ «Creo que es válido repetir aquello de que con la ley como divisa y
con las instituciones como escudo hay que acabar con la violencia y
alcanzar la paz…»

Senador Perette
■ «La violencia en estos últimos tiempos ha adoptado dos característi-
cas. En primer término la violencia de tipo indiscriminado. Tal es el
hecho producido frente al edificio del Comando en Jefe del Ejército,

263
Ramón Genaro Díaz Bessone

que merece nuestra condenación y nuestra solidaridad con las fuer-


zas armadas. Pero también existe la violencia de carácter individual,
la eliminación asesina e impiadosa contra modestos agentes de la
policía, pero también ataques a hombres del Parlamento argentino.»

Debate en la Cámara de Diputados los días 17 y 18 de marzo de 1976.


Diario de Sesiones de la H. C. de Diputados, página 6.510 y siguientes.

Diputado Molinari Romero


Fundamenta un pedido de tratamiento sobre tablas de un proyecto
de resolución referente al “estado de convulsión e inseguridad” en que
se encuentra la Provincia de Córdoba.
■ «Lo voy a hacer además, con el temor de habernos quedado cortos,
porque desgraciadamente el virus de la subversión y de la violencia
esta inficionando las arterias argentinas a todo lo largo y a todo lo
ancho de la patria. Ya casi no podríamos decir que el problema está
circunscripto a la Provincia de Córdoba, sino tenemos que expresar
que es la patria entera la que se está debatiendo en una especie de
impotencia y frustración ante el ataque cobarde que viene de las
sombras. Víctimas son mujeres, son niños, son soldados argentinos,
son policías que cuidan nuestra seguridad.
■ Quiero también aprovechar este momento para expresar mi repudio
por el cobarde atentado de que fuera objeto el Comando General del
Ejército Argentino…
■ Es necesario sin embargo, centrar un poco el problema en la pro-
vincia de Córdoba, porque en ella la vida se está haciendo práctica-
mente imposible. La gente huye, señor Presidente, de la ciudad de
Córdoba; la gente fuga; es un éxodo que no tiene la heroicidad del Éxo-
do Jujeño, pero que tiene la dramaticidad de aquellos que no saben
qué hacer ni a quien recurrir. Los secuestros se suceden. Cuando en
el proyecto de resolución a que estoy haciendo referencia, señalába-
mos con el señor Diputado Zamanillo, que los secuestros llegaban a
62, entiendo que nos hemos quedado cortos, porque en la actuali-
dad pasan los 80. Recién hemos acompañado a dos personas de Cór-
doba que vienen desesperadas a preguntarnos a los legisladores que
representamos al pueblo: ¿Qué hacemos? ¿Qué podemos hacer? Y
yo no tengo ninguna clase de respuesta.

264
Guerra Revolucionaria en la Argentina

■ Se trata de obtener la comprensión y la necesidad de asegurar un mí-


nimo derecho, señor presidente, que es el derecho de vivir –exclusiva-
mente el derecho a vivir– que es el único que estamos reclamando.
■ … para que de alguna manera el Congreso argentino diga su pala-
bra y ponga, aunque sea, un mínimo grano de arena en el gran di-
que de contención que está haciendo falta para este torrente de san-
gre… porque para mí hay alguien que tiene interés en apuñalar el
corazón argentino, hay alguien que juega alguna vez un peón de la
derecha y otra vez otro de izquierda… que se basa en la destrucción
de la unidad de los argentinos.
■ Por estas razones, señor presidente, y por otras que están sobran-
do porque brotan de la misma sangre que está regando nuestras ca-
lles, solicito el tratamiento sobre tablas…»

Diputado G. H. Molina
■ «El país entero es víctima de un plan de destrucción implacable y pro-
gresivo.»

Diputado Moyano
■ «… nuestro sector viene condenando la violencia subversiva a par-
tir del mismo instante en que comenzó a generalizarse en el país…
nuestro sector excluía de los beneficios de la ley de amnistía (a los de-
litos de lesa humanidad) que votara esta Honorable Cámara, porque
no puede admitirse que la violencia subversiva pueda estar ampa-
rada por ley alguna sancionada en ningún grado de civilización.
(Tardío lamento).
■ … alcanza a los confines de todo el territorio nacional en cuanto a
la violencia subversiva se trata.
■ No es posible que el aparato estatal de seguridad no haya descubier-
to siquiera en forma mínima, los centenares, miles, innumerables ca-
sos de violencia subversiva que a lo largo de los últimos 5 o 6 años han
sucedido en nuestro país. Ocurre que los argentinos empezamos a sen-
tir zozobra, no ahora sino desde hace bastante tiempo, de no saber si cuan-
do salimos de nuestras casas volveremos con vida, ya sea porque des-
empeñamos alguna función trascendente o porque somos simples ciu-
dadanos transeúntes que podemos ser alcanzados por una bala perdi-
da disparada por un inconsciente terrorista o por las esquirlas de las

265
Ramón Genaro Díaz Bessone

bombas que todos los días explotan a mansalva en esta Capital y en las
ciudades del interior. Es sí imputable al Poder Ejecutivo en los dos años
y medio últimos, ineficiencia, ineptitud e incapacidad para esclarecer
la verdad de los hechos de la violencia subversiva.»

Diputado Marino
■ «Estamos horrorizados por lo que está ocurriendo y ansiosos de que
se fije una pauta para la paz y la concordia de los argentinos.»

Diputada Garré
■ «… el país, contempla azorado el recrudecimiento de una ola de vio-
lencia que recuerda por su intensidad y su sadismo, las épocas en que
la tristemente célebre cabeza del grupo del terror, José López Rega ejer-
cía el poder absoluto de la Argentina. Las cotidianas desaparicio-
nes en la provincia de Córdoba, el alevoso asesinato de la familia
Báez, el secuestro del compañero Ragone, y tantos otros hechos si-
milares vienen formando un rosario siniestro de crímenes misera-
bles que se suceden sin que un solo culpable sea identificado y sin
que un solo hecho sea esclarecido.
■ A todo ello ha venido a sumarse, en las últimas horas, un atentado
con explosivos contra el Comando General del Ejército que agrega
una nueva lista de víctimas de esta guerra boba en la que todos pa-
recemos estar atrapados, impotentes y atados de pies y manos pa-
ra encontrar una solución al drama que vive la República.
■ Me resisto a creer, en primer término como diputada de la Nación,
que estas instituciones que tanto queremos preservar, no puedan
dar una contribución positiva y eficaz en esta guerra dramática. Yo
me resisto a creer que todos estos hombres y mujeres –los legislado-
res nacionales– que integramos un poder de la República, no poda-
mos coadyuvar con los demás poderes del Estado en una acción enér-
gica, comprometida, responsable y solidaria para terminar con es-
tos enemigos que, por izquierda o por derecha nos someten a una
guerra que no queremos y hemos rechazado reiteradamente…»

Diputado Stecco
■ «Hace muy pocos días se cumplió un año del asesinato del Diputa-
do compañero Hipólito Acuña, de la provincia de Santa Fe, y hasta

266
Guerra Revolucionaria en la Argentina

la fecha no se sabe quienes han sido los asesinos materiales, pero sí


presentimos quienes son los asesinos espirituales.
■ Pero que no ocurra, cuando llegue la hora de apretar para asegurar
la vida de los ciudadanos, que les tiemble la mano a los señores
Diputados. Que no vaya a ocurrir que cuando llegue la hora del cas-
tigo a los asesinos que hacen correr la sangre por nuestras calles, al-
guien salga en su defensa.
■ No hablemos de extrema derecha y de extrema izquierda… hace po-
cos días se ha comprobado que ciertos señores con apellidos ilustres
estaban del lado de la guerrilla, combatiendo al pueblo argentino. Me
pregunto si no ha llegado ya la hora necesaria y terminante de dic-
tar una ley fuerte que castigue a los culpables, con el fin de que no
siga el Estado aguantándolos en las cárceles para que coman, duer-
man y engorden como los holgazanes, mientras el pueblo pasa ne-
cesidades y los familiares de las víctimas asesinadas carecen de los
recursos necesarios para seguir viviendo.»

Presidente de la Cámara, Diputado Sánchez Toranzo


■ «Señores Diputados: en mi carácter de Presidente de la Honorable
Cámara de Diputados los distintos sectores políticos que integran
este cuerpo me han confiado la penosa tarea de rendir el homena-
je de los representantes del pueblo argentino a la memoria del ciu-
dadano sacrificado por los grupos, esclavizados al odio y la bruta-
lidad, así como nuestra condenación por el atentado perpetrado
contra el Comando General del Ejército que acentuara las som-
bras que cubren el escenario del país en esta etapa de incompren-
sible crueldad.
■ El criminal episodio que deja en su camino de sangre a mutilados y
heridos, civiles y militares, blancos indiscriminados de huestes alu-
cinadas, no constituye un hecho excepcional en este doloroso aconte-
cer nacional. Responde a una logia subversiva extraña a los sentimien-
tos argentinos y de ahí su inhumanidad, su increíble inutilidad, su
ausencia de fines y su imposible justificativo histórico.
■ De todo no quedará sino el abominable recuerdo de vidas troncha-
das, lagrimas y luto, resentimientos que llevará años atenuar: un
abismo de separación entre argentinos a quienes les resultara muy
difícil perdonar y alcanzar el perdón.

267
Ramón Genaro Díaz Bessone

■ Dura tarea la de nuestros hombres de armas, cuyos jefes han asumi-


do la responsabilidad de preservar nuestras instituciones básicas
porque precisamente, constituyen los valladares que vedan el paso a
quienes se han impuesto como objetivo la destrucción.
■ ¡No están solas en su patriótico empeño! Las asiste la civilidad de-
mocrática argentina. Los que aman al país en sus tradiciones repu-
blicanas y a su ejército, a este ejército de inspiración sanmartinia-
na, jugado en la suerte de sus instituciones, en la estabilidad de sus
gobiernos y en la unión y la paz, son solidarios con las armas de la
Nación, comparten sus tristezas y secundan su acción en contra de
la guerrilla despiadada para poner fin a una contienda desatada sin
gloria y sin honor.
■ Pero no basta ni el silencio emocionado ni el mensaje sentido de
homenaje o adhesión. Los civiles debemos una contribución más
efectiva y levantada. La historia no es paciente con los reticentes
o especuladores. Vive el país una inocultable crisis. Nada ganamos
con deslindar responsabilidades en búsqueda de culpables. Lo que
importa es hallar el rumbo cierto. Pero hay que lograrlo ya, no
mañana.
■ A nadie perdonarán las generaciones venideras si nos empecinamos
en el error. La encrucijada nos convoca a todos, y en un punto esta-
mos de acuerdo: la defensa de las instituciones.
■ Tengo una justa medida de mi propia dimensión. Pero ello no me
cohibe para formular un llamado que, a su vez, implica una afirma-
ción: diez prominentes argentinos que se pusieran de acuerdo podrían
superar las dificultades de la Nación en crisis.
■ Tengamos la grandeza de la que tantos argentinos nos dieron
ejemplo.
■ Doloroso es el precio que pagan nuestros hombres de armas en el
cumplimiento de los deberes que la hora les impuso. Que este sacri-
ficio no sea en vano por la renuencia de la civilidad.
■ Las espaldas de la República están a cubierto de la insurrección.
Que los civiles sepamos responder desde las instituciones que nos ri-
gen a la fe del pueblo en la eficacia de sus instrumentos.
■ La historia la creamos los hombres. Ha llegado el momento de sa-
crificarlo todo para que, de una manera u otra, esta generación ha-
ga su parte sin avergonzar a sus hijos.»

268
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Esta era la situación a la que el país había llegado el día 24


de marzo de 1976, fecha en que las fuerzas armadas dieron el gol-
pe de estado.

269
Guerra Revolucionaria en la Argentina

CAPITULO X

TERCER PERÍODO DE LA GUERRA


REVOLUCIONARIA EN LA ARGENTINA
(1975-1978)

1. COMIENZO DE LA “OPERACIÓN INDEPENDENCIA”

El 9 de febrero de 1975, el Ejército Argentino inició la campaña en


la Provincia de Tucumán, para cumplir la misión impuesta por el Go-
bierno Nacional, vale decir, para aniquilar a la guerrilla rural que des-
de hacía varios meses se había apoderado de las áreas rurales, en par-
ticular del monte, en aquella provincia y actuaba con mucha libertad en
sus áreas urbanas. La operación recibió ese nombre como homenaje y
recuerdo a nuestra independencia, proclamada en Tucumán.

Intervinieron tropas del Tercer Cuerpo de Ejército, particularmen-


te la Quinta Brigada, cuyo Comando tiene sede en la capital de la pro-
vincia. Tomaron parte todos los oficiales del Ejército y buen número de
jefes, coroneles y suboficiales, para lo cual se estableció un mecanismo
de rotación.

La operación consistió, esencialmente, en establecer un cerco para im-


pedir a la guerrilla escapar y luego penetrar en el monte para aniquilar-
la. La región cercada, ubicada al S.O. de la ciudad de Tucumán, tenía co-
mo límite Norte al Río Lules, por el Este a la ruta Tucumán-Concepción,
al Sur el Río Pueblo Viejo y al Oeste la montaña. Al cabo de poco más de
un año, la misión fue cumplida. Las Fuerzas Armadas, en especial Ejér-
cito, la Gendarmería Nacional y las Fuerzas Policiales, en particular la
de Tucumán y la Federal, pagaron el tributo de muertos, heridos y mu-
tilados. La lista es extensa y es injusto omitir nombres, pero como dig-
no ejemplo cabe señalar que el primer caído fue el Comandante del Ter-
cer Cuerpo, General de División Enrique Eugenio Salgado y con él, el Co-
mandante de la Quinta Brigada, General de División Ricardo A. Muñoz

271
Ramón Genaro Díaz Bessone

y otros once entre Oficiales Superiores, Jefes y Oficiales y un Suboficial.


Murieron el 5 de enero de 1975, cuando cayó en el monte tucumano el
avión en que efectuaban un reconocimiento para ajustar los planes.

Veamos el enfoque de esta Operación según la óptica de quienes di-


rigieron y llevaron a cabo la Guerra Revolucionaria.

El editorial de El Combatiente, de fecha 17 de febrero de 1975, fir-


mado por Santucho, su director y a la vez jefe del ERP, dice, entre otros
conceptos:
( «Es el primer paso de la intervención de las Fuerzas Armadas… en
la lucha antiguerrillera. (Así fue en efecto; hasta ese momento no ha-
bían sido empleadas).
( Señala “la rápida consolidación de la guerrilla rural en Tucumán, que
en pocos meses” y pese al duro golpe recibido en Catamarca (seis
meses antes asalto frustrado al Regimiento 17) logró asentarse só-
lidamente en los Departamentos de Famaillá, Monteros y Tafí, con
el apoyo y la participación creciente y entusiasta de la población
obrera y campesina, (y) obligaron a la contrarrevolución a dar ese
arriesgado paso.
( Anticipa para la propaganda, que la operación iniciada por el Ejér-
cito Argentino “constituirá un rotundo fracaso… ese aparatoso plan
no saldrá del papel”. (Mal profeta)
( … nuestra organización y demás organizaciones progresistas y re-
volucionarias, sabrán responder local y nacionalmente con la acción
militar y la propaganda de masas, al ilusorio proyecto de la oficia-
lidad asesina. (La acción militar de la guerrilla fue aniquilada; la pro-
paganda de masas continúa, porque se sigue aplicando el lema de Le-
nin: “La paz es la prosecución de la guerra por otros medios.” Inver-
sión del concepto de Clausewitz).
( Por razones de seguridad no podemos explicar a nuestro pueblo los
detalles de la situación táctica. Sí podemos afirmar que nuestros
heroicos compañeros están en condiciones de mantenerse en la zo-
na y burlar exitosamente los ataques enemigos.
( … es necesario y obligatorio para todos los revolucionarios argenti-
nos, apoyar activamente a nuestros compañeros del monte en todo
el país, desplegar una amplia campaña de agitación y propaganda…

272
Guerra Revolucionaria en la Argentina

( El inevitable fracaso del proyecto político-militar que se vio obliga-


do a poner en marcha el enemigo… (el gobierno peronista).

( El PRT emitió un documento con su Plan Estratégico, cuyos pun-


tos principales dicen:
1 «Generalización de una guerra civil concentrando los principales re-
cursos hacia la lucha militar y encarando el enfrentamiento con cri-
terio de aniquilamiento, extendiendo la guerra a todo el país en for-
ma armónica para utilizar grandes unidades aceptando la concep-
ción de una guerra prolongada.
2 Realizar una huelga general… paralizando el país.
3 Acentuar en el terreno sindical la lucha ilegal, dirigiendo la huel-
ga en la clandestinidad y masificando el sabotaje como método de
lucha.
4 Aumentar los efectivos de la guerrilla…»

Estrella Roja, otra versión de El Combatiente en forma de revista,


en su Nº 49 del 10 de marzo, presenta en la tapa un importante título,
Grandes batallas se avecinan y, además, el mapa de Tucumán sobre el
que se proyectan las siluetas de tres guerrilleros. Su editorial contiene
conceptos semejantes a los de El Combatiente y luego relata el primer
“combate” al que llama El Combate de Pueblo Viejo bajo el título Parte
de guerra desde el monte. El hecho ocurrió el 14 de febrero y Estrella Ro-
ja dice en síntesis:

( « … en momentos en que una patrulla de nuestra Compañía Ramón


Rosa Jiménez integrada por un compañero Sargento y cinco com-
pañeros combatientes efectuaba tareas de reconocimiento en la zo-
na de Pueblo Viejo… fue atacada por una patrulla del Ejército Con-
trarrevolucionario… En este combate nuestra unidad tuvo dos ba-
jas, los compañeros “Daniel” y “Tito”… Hacemos resaltar que am-
bos combatientes se habían incorporado recientemente con la misión
de realizar un curso militar en el monte… A su vez el enemigo…
tuvo las siguientes bajes: un Oficial (Teniente Primero) muerto,
otro Oficial (Teniente) herido gravemente, paralítico y por lo menos
dos heridos más (1 Oficial y 1 Suboficial).

273
Ramón Genaro Díaz Bessone

Los hechos ocurrieron así, según el Comando General del Ejército:1

5 Un Equipo de Combate (compañía) marchó en vehículos el 14 de fe-


brero desde Los Sosa hasta Monteros y por la ruta 38 hasta Villa
Quinteros; luego por un camino de tierra hasta La Florida y Pueblo
Viejo. Desde allí debió continuar a pie hasta las compuertas del Río
Pueblo Viejo.
5 Adelantó una fracción de seguridad y llegó a las 16 horas a las com-
puertas; luego emprendió el regreso por otro camino, próximo a la
orilla del río. A las 17 horas el Teniente Richter que va adelante en
la fracción, ve un subversivo y abre el fuego. Desde atrás otro sub-
versivo le dispara y le causa una herida que lo dejará inválido. Tam-
bién es herido en el hombro un Suboficial.
5 El jefe de la patrulla, Teniente Primero Cáceres avanza rápidamen-
te en auxilio y apoyo de los heridos. Se enfrenta con otro subversivo
y en el intercambio de disparos ambos caen. Las últimas palabras de
Cáceres son para ordenar al otro oficial, un Subteniente, que ataque.
5 Así lo hace y otro subversivo es abatido; el resto huye favorecido por
el monte.

El 12 de febrero, el Buenos Aires Herald comenta acerca de la “Ope-


ración Independencia”:
g «Este nuevo giro contra la guerrilla… tiene apariencia inicial de una
guerra abierta, algo que si dura, llega como un alivio… Una guerra
abierta incluirá excesos, especialmente si luego de este primer pa-
so en los cerros de Tucumán el ejército entra en las ciudades.»

En marzo Montoneros dice escuetamente desde Evita Montonera:


p «Un mes después de iniciadas las operaciones el balance es de seis
muertos y cinco heridos entre las fuerzas militar-policiales de ocu-
pación, un número indeterminado de secuestrados y desaparecidos
en manos de los represores, torturas en gran escala, violencia indis-
criminada contra los pobladores de las zonas ocupadas y alrededor
de 400 presos, en su mayoría dirigentes gremiales azucareros y pe-

1 Entre otros documentos ver Comando General del Ejército, “El Ejército de
Hoy”, 17 de agosto de 1976.

274
Guerra Revolucionaria en la Argentina

queños comerciantes de pueblo cuyo delito fue vender provisiones a


jóvenes desconocidos en la zona. La guerrilla rural se esfumó; en los
únicos enfrentamientos reales que hubo las fuerzas militar-policia-
les tuvieron bajas.»

2. LA GUERRA REVOLUCIONARIA FUERA DE TUCUMÁN.


PRIMER TRIMESTRE DE 1975

Mientras en Tucumán comenzaba la “Operación Independencia”,


con el bautismo de fuego señalado, la Guerra Revolucionaria continua-
ba en todo el país. Vamos a señalar sus aspectos más importantes, ya
que los atentados, asaltos y muertes que produce la guerrilla a diario,
continúan como lo hemos puntualizado con detalle en otros capítulos.
Pero antes, cabe recordar que fuera de Tucumán las Fuerzas Armadas
aún no operaban; que todo ese año 1975 gobierna la Sra. de Perón, con
altibajos en la salud que la obligan a delegar el poder, por ciertos lap-
sos, en el Presidente Provisorio del Senado Dr. Italo Luder. Finalmen-
te, en Buenos Aires siguen operando las “Tres A” y continúan las denun-
cias contra el Ministro de Bienestar Social José López Rega, señalado
aun desde el Congreso como jefe de esa banda irregular.

Evita Montonera de enero-febrero de 1975 incluye un largo comuni-


cado bajo el título La Resistencia Peronista Ataca, el que contiene pá-
rrafos muy esclarecedores. Señala como parte de su “retirada estraté-
gica” el “desalojo de las superestructuras”:
p «Hemos abandonado prácticamente todas las superestructuras que
controlábamos. El abandono de algunas significó un costo político muy
alto al enemigo, por el desgaste al que lo sometimos. Por ejemplo, en
la Universidad de Buenos Aires.»
p Dice: «Inserción en la lucha popular de masas y en sus organizacio-
nes reivindicativas… Sólo aquí se construye la retaguardia organi-
zada sobre la que se asienta el accionar de las milicias y estructu-
ras de combate.»
p Dice: «Consideramos que en Montoneros… no hay una práctica per-
manente para ligar los tres niveles de nuestra acción… a) La acción
reivindicativa de masas; b) La ación política… c) La acción militar…

275
Ramón Genaro Díaz Bessone

La acción militar es siempre el nivel superior, determinante desde


el punto de vista estratégico… No hay política revolucionaria, es de-
cir, proyecto de toma del poder para los trabajadores y el pueblo, sin
la construcción del poder militar propio y la destrucción del poder mi-
litar enemigo.»
p Dice: «Características de la Ofensiva Táctica… Esta campaña es
parte de nuestra propuesta de Guerra Integral en la Guerra de Li-
beración Popular y Prolongada en que estamos empeñados.»

Evita Montonera de marzo da cuenta del secuestro del cónsul de los


EE.UU. en la ciudad de Córdoba John Patrick Egan. Publica el Parte
de Guerra de Montoneros que tiene fecha 26 de febrero y dice en sus
párrafos más importantes:
p «A las 19 horas del día de la fecha, los Pelotones Montoneros… pro-
cedieron al copamiento de las oficinas y vivienda del Cónsul de los
Estados Unidos…
p JOHN PATRICK EGAN, como representante directo de los intere-
ses yanquis en nuestra provincia ha sido condenado a muerte por fu-
silamiento.
p Esta condena sólo será conmutada por su libertad en caso de que el
gobierno… de Isabel Martínez y López Rega y las Fuerzas Armadas…
hagan aparecer sanos y salvos, antes de las 19 horas del 28 de febre-
ro de 1975, mostrándolos a través de todos los medios de prensa oral,
escrita y televisiva, a los siguientes compañeros: l. Gustavo Natalio
Stenfer, de nuestra organización, secuestrado en el mes de octubre
en Buenos Aires; 2. Luis Silva, dirigente del Movimiento Villero Pe-
ronista, secuestrado en febrero en Buenos Aires; 3. Chango Díaz, di-
rigente de la JTP, secuestrado por el Ejército en Tucumán, en el mes
de febrero; 4. Pedro Molina, de nuestra organización, maestro rural
de SIMOCA, secuestrado en febrero en Tucumán por el Ejército; 5.
José Loto, montonero, secuestrado por el Ejército en Tucumán. Estos
tres últimos compañeros han sido, secuestrados durante el operativo…
que actualmente realiza el Ejército. La vida de John Patrick Egan
queda en manos del Gobierno y de las Fuerzas Armadas…»

Publica también la carta del Cónsul al Embajador de los EE.UU.


en cuyos párrafos dice:

276
Guerra Revolucionaria en la Argentina

p «… me encuentro detenido en una “cárcel del pueblo” de la organi-


zación Montoneros, en Córdoba.
p…las condiciones de mi arresto son duras… yo sé que Ud. tiene el po-
der suficiente como para requerir al Gobierno argentino y al Ejér-
cito, que cumplan con las exigencias de los Montoneros…»

El Cónsul fue asesinado puntualmente en la fecha fijada.

La misma revista le dedica un artículo como homenaje a Gustavo


Stenfer. Entre otros juicios, dice que había estado preso en la cárcel de
Villa Devoto, desde el 14 de agosto de 1972 y ello se debía a que:
p «cayó en una de las operaciones previas a la fuga de Rawson, en una
‘pesada’, porque bajamos un cana2… Dos veces lo torturaron, la pri-
mera en la comisaría de Ciudadela y después en Coordinación… ne-
gó todo; él no tenía nada para decirle al enemigo. Esta vez seguramen-
te lo mataron… la Federal lo esperaba junto a la citroneta azul (que
había robado)… había sido torturado por peronista durante la dicta-
dura de Lanusse… después de más de cuatro meses de desapareci-
do… hemos visto a su mujer, a sus padres correr detrás de cada in-
dicio… es inútil, seguramente nuestro compañero está muerto.»

La misma edición de Evita Montonera da cuenta del asesinato del


Diputado nacional Hipólito Acuña, del que se hizo eco el Congreso de la
Nación como hemos visto. Dice:
p «14 de febrero. Santa Fe. A las 13 y 30 un pelotón montonero de com-
bate ajustició al vandorista Hipólito Acuña que era Diputado na-
cional y secretario adjunto de las 62 de Santa Fe. Nuestros compa-
ñeros dispararon contra el traidor Acuña desde un automóvil, fren-
te a su domicilio en San Martín y Catamarca, en pleno centro de la
capital de la provincia.»
Por otra parte, también dio cuenta de que Montoneros atacaron con
granadas de mano al Batallón de Infantería de Marina Nº 3 con asien-
to en Ensenada.

2 Como se ve, para la subversión, asesinar a un policía era algo casi sin im-
portancia, un hecho rutinario y casi cotidiano. Desprecio total por lo seres
humanos que no se pliegan a su ideología.

277
Ramón Genaro Díaz Bessone

Estrella Roja del 24 de marzo de 1975 dice en su editorial:


( «Crece el accionar guerrillero. Después de un corto período de re-
traimiento producido por el salvaje accionar de la “Triple A”… una
creciente ola de acciones guerrilleras desatadas en las principales ciu-
dades del país causa alegría y regocijo… y una rabia y sorda impo-
tencia en las filas del gobierno y de sus organismos represivos y pa-
rarrepresivos… El blanco principal de todas las últimas operaciones
guerrilleras, realizadas en su mayoría por nuestro ERP y Montone-
ros, han sido las fuerzas represivas, particularmente la policía…
Como resultado de todas esas operaciones, diez policías fueron aba-
tidos, por balas guerrilleras y 9 resultaron heridos… En Rosario
nuestro ERP copó la subcomisaria de la localidad de Alvear. En la
retirada uno de nuestros combatientes fue apresado y asesinado a
mansalva… La policía se acantona en sus puestos, debe multipli-
car el personal en puestos de guardia… recurrir a nuevos mecanis-
mos de defensa como por ejemplo haber colocado en algunos pues-
tos … bolsas de arena cubriendo paredes y ventanas… El auge gue-
rrillero, el fracaso de los planes contrarrevolucionarios del enemigo
en Tucumán… configuran una muy buena situación que preanun-
cia los importantes combates que… se librarán en los próximos me-
ses contra la burguesía proimperialista, su reaccionario gobierno
(Sra. de Perón) y sus fuerzas armadas.»

Otro de sus artículos se titula: El ERP heredero del ejército sanmar-


tiniano. (!!)

Otro artículo se titula Guerra Civil en España. Brigadas Internacio-


nales. Otro relata el asalto e incendio de una parte de la fábrica Rigo-
lleau, por el ERP, que izó allí su bandera.

Estrella Roja sacó un número extraordinario el 31 de marzo, para


dar cuenta de los hechos producidos por la guerrilla entre Rosario y
Campana. Dice:
( «Argumentando un complot subversivo de vastos alcances… el go-
bierno peronista ordenó un gigantesco operativo de represión… des-
de el 20 de marzo… (del que participaron) alrededor de 4.000 efec-
tivos de las Policías Federal y Provincial (Buenos Aires y Santa Fe)…

278
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Al día siguiente de iniciado el operativo represivo, un comando…


de nuestro ERP, tomó la principal empresa de Campana, Dálmine
Siderca, que da ocupación a unos 3.500 obreros y empleados… Nues-
tros combatientes redujeron y desarmaron a los efectivos apostados
en un destacamento policial ubicado en el acceso al establecimien-
to industrial…»

Asimismo relata el ataque de la guerrilla a los carros de asalto de


la policía y el asesinato (ejecución) del Comisario Inspector Teléma-
co Ojeda de la Policía de Santa Fe, al que señalaban como el jefe del ope-
rativo policial.

3. ATAQUE EL BATALLÓN DE ARSENALES 121

El domingo 13 de abril, en las primeras horas de la tarde, el ERP


asaltó al Batallón de Arsenales 121, con sede en la localidad de Fray Luis
Beltrán, próxima a San Lorenzo, provincia de Santa Fe. La prensa del día
siguiente (entre ellos La Prensa, La Nación, La Razón y Clarín) dio am-
plia información; también Estrella Roja dedicó un suplemento especial e
informó en la edición del 5 de mayo. En síntesis estos fueron los hechos:
❖ El soldado Horacio Stanley, incorporado al Batallón de Arsenales, era
miembro del ERP. Había conseguido que se lo designara para aten-
der la central telefónica del cuartel. Suministró, además, todos los
datos a fin de elaborar un plan de ataque.
❖ Para el domingo 13 estaba previsto que los familiares de los solda-
dos recientemente incorporados podrían visitarlos a partir de las 14
horas. El soldado Stanley atendió la central el día sábado 12, e indi-
có a los familiares que pedían información por teléfono, que la visi-
ta comenzaría a las 10 horas. De este modo logró que desde la ma-
ñana se reuniera un grupo de personas, inclusive niños, frente a la
entrada principal al cuartel, sobre la Ruta Nacional Nº 11 lo que per-
mitió que guerrilleros de civil se confundieran con los familiares.
❖ El puesto de guardia ubicado en esa entrada estaba a cargo del Sar-
gento Ayudante Balla, su auxiliar era el Sargento Primero Sáenz y
contaba con 7 soldados. Una mujer entró en el puesto aproximada-
mente a las 13 horas y preguntó por un soldado. Sáenz lo busca en

279
Ramón Genaro Díaz Bessone

la lista. Cuando levanta: la cabeza, la mujer le está apuntando con


una pistola. Seguidamente 4 guerrilleros vestidos de civil irrumpen
en el puesto y sacan armas. El jefe del puesto resiste, abre fuego, hie-
re a un guerrillero, pero es atacado, herido y desarmado.
❖ Sin pérdida de tiempo entran 5 vehículos, guiados por el soldado
Stanley y cargados con aproximadamente 70 subversivos uniforma-
dos, con uniforme de combate del Ejército Argentino. Desde el pues-
to de entrada, los guerrilleros disparan con armas largas, en apoyo
de los vehículos contra cualquier movimiento en el cuartel.
❖ Los 5 vehículos, encabezados por una pick-up pintada de color ver-
de oliva, como las del Ejército, avanzan directamente a gran veloci-
dad sobre otro puesto de guardia en el centro del cuartel, a cargo
del Suboficial Principal Rébora y como auxiliar el Cabo Primero
Amado, con 9 soldados. Pese a que los disparos en el puesto de en-
trada los había alertado, fueron sorprendidos por la velocidad de las
acciones. Rébora resiste y combate con su arma de fuego, desde aden-
tro de la guardia; le arrojan una granada de mano, Rébora la reco-
ge para devolverla sobre los agresores, pero la granada explota y lo
deja mutilado. El puesto es copado.
❖ El soldado Stanley inutilizó todo el sistema telefónico de comunica-
ciones internas. Los subversivos tienen comunicaciones por medio
de excelentes y modernas radios.
❖ El Jefe del Batallón, Teniente Coronel López Campo, estaba den-
tro del Cuartel, en su casa, junto con el Capitán Juárez. Ante el rui-
do de las armas, comprendieron la gravedad de la situación y cu-
briéndose del fuego se desplazaron hacia el casino de suboficiales
para organizar un grupo de combate. Algo similar ocurrió con el Se-
gundo Jefe, Mayor Ferrari, que fue hacia el barrio de oficiales y sub-
oficiales.
❖ El Coronel Arturo Horacio Carpani Costa vivía en su casa próxima
al segundo puesto de guardia que copó la guerrilla. El era el Jefe de
Operaciones del Comando del Segundo Cuerpo con sede en Rosario.
Ante el ruido del combate tomó dos pistolas y salió de su casa y se
dirigió al segundo puesto de guardia, ya copado. Observó a un gru-
po de hombres que vestían el uniforme de combate del Ejército y cre-
yó que eran propia tropa. A los gritos se dio a conocer y les ordenó po-
nerse bajo su mando. Lo mataron en el acto.

280
Guerra Revolucionaria en la Argentina

❖ Tras conquistar el segundo puesto, un grupo de subversivos siguió


en vehículos directamente hasta la cuadra de los soldados recién in-
corporados. Estaban almorzando. Los dominaron. Violentaron la
puerta de la sala de armas. Cargaron muy rápidamente todo el ar-
mamento en el ómnibus de transporte escolar del Batallón, del que
se habían apoderado. Obligaron, con golpes y amenazas, a que los
soldados cargaran el armamento.
❖ Otro grupo de subversivos, también en vehículos, se dirigió directamen-
te a la cuadra de los soldados de la clase antigua y los dominaron.
❖ Sobre la Ruta Nº 11 operaba otro escalón de guerrilleros para con-
trolar todos los accesos.
❖ Mientras esto ocurría, alertados por el ruido del combate, los pocos
hombres que se encontraban en la Fábrica Militar “Fray Luis Bel-
trán”, lindera con el Batallón, hicieron funcionar la alarma y avisa-
ron al Comando del Cuerpo. Habían pasado diez minutos desde que
comenzara el ataque.
❖ Cuando terminaron de cargar las armas, los guerrilleros encolum-
naron sus vehículos sin pérdida de tiempo y a gran velocidad re-
tomaron el camino por donde habían entrado. En ese momento re-
cibieron fuego de armas livianas desde los barrios militares y des-
de el casino de suboficiales, pero no consiguieron detener a la co-
lumna. Dos guerrilleros muertos quedaron en el terreno. El ERP
nunca dijo cuantos se llevó en la retirada. La operación demandó
unos 45 minutos.
❖ Otras acciones de apoyo se habían desarrollado simultáneamente, se-
gún una planificación minuciosa a la que respondió todo el hecho. A las
14 horas dos hombres y dos mujeres, vestidos de civil, se apoderaron,
mediante uno de los ardides habituales, del Destacamento Policial de
la localidad de Fray Luis Beltrán. Otros grupos sobre la ruta inutili-
zaron a los patrulleros policiales. Otro grupo atacó a la Fábrica Mili-
tar con el fin de mantener a sus hombres fuera del combate.
❖ Las tropas de Rosario llegaron aproximadamente una hora después
que los guerrilleros se habían retirado. Se encontraron luego en di-
versos lugares los vehículos abandonados, con múltiples impactos y
manchas de sangre en su interior. En el Batallón, además de la
muerte del Coronel Carpani Costa, quedaron heridos un oficial, cua-
tro suboficiales y dos soldados.

281
Ramón Genaro Díaz Bessone

❖ El ERP se llevó 170 fusiles livianos, 5 fusiles pesados, 3 ametralla-


doras, 27 pistolas, 5 escopetas, 2 pistolas ametralladoras, 3 fusiles
Mauser con mira telescópica, cascos de combate y munición.

Los guerrilleros, una vez más, habían golpeado al Ejercito encerra-


do en sus cuarteles, excepto Tucumán, y se habían esfumado. Muchos
de ellos probablemente en la ciudad de Santa Fe, donde se movían co-
mo en su casa propia, otros en Rosario, otros en los múltiples centros
urbanos de la provincia y aun en la zona rural. Las armas desaparece-
rían en los embutes a la espera de que todo “volviera a la normalidad”;
luego las retirarían para montar nuevas operaciones. En plena tarde,
las fuerzas legales controlarían rutas, lanzarían al aire helicópteros y
aviones y todo caería en el vacío, nada. La guerrilla celebraba su haza-
ña y curaba sus heridos en sus “postas sanitarias”.

Ese mes de abril había comenzado con un atentado, que llevó a cabo
Montoneros, contra el Comisario Mayor Gabriel Morales, en cuya defen-
sa acudió el Teniente Coronel Horacio Vicente Colombo, el que fue ase-
sinado. Y el 14 de abril, al día siguiente del ataque al Batallón, un infil-
trado de Montoneros colocó un explosivo en el despacho del Contraalmi-
rante Rocatagliata, en la sede del Comando General de la Armada.

4. EL COMBATE DE MANCHALÁ
Ocurrió el 28 de mayo. En él participaron 143 hombres del ERP, con
dos camionetas, dos pick-up y dos camiones grandes. Manchalá está al
S.O. de la ciudad de Tucumán y a unos veinte kilómetros de Famaillá.
El ERP lo relató el miércoles 18 de junio en su revista Estrella Ro-
ja. Por la fecha se tiene la evidencia clara de la derrota, porque ante una
victoria emitía un número especial, como cuando asaltó, el mes anterior,
al Batallón de Arsenales. Además, su colateral, Evita Montonera guar-
dó absoluto silencio.
Sintetizamos el relato del ERP.
( «La Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, reforzada, con un
total de más de cien efectivos, se disponía a realizar una importan-
te acción en el departamento de Famaillá …

282
Guerra Revolucionaria en la Argentina

( A las 17 y 30 del miércoles 28 de mayo dos camionetas en marcha


con combatientes del ERP que encabezaban la columna fueron ata-
cados sorpresivamente por fuego de una ametralladora pesada…
sufriendo en ese momento 4 bajas (un muerto, el sargento Dago,
compañero chileno proveniente del MIR … ).
( Inmediatamente de las dos camionetas atacadas, se desplegaron en
el terreno 26 guerrilleros para enfrentar la agresión mientras dos ca-
miones con el resto de nuestros combatientes quedaban aislados del
lugar de combate. (Esto, ciertamente, constituye una incoherencia:
más de 100 guerrilleros motorizados, ¿aislados por quién?).
( El enemigo envió dos camiones y un jeep con soldados al lugar del
encuentro, los que fueron aniquilados sucesivamente…
( Después de este segundo choque el enemigo se retiró totalmente de
la zona (¿cómo se retiraron si habían sido aniquilados?), hasta el
día siguiente cuando volvió con blindados. (No había blindados en
Tucumán).
( Nuestra unidad cortada en tres partes, organizó la retirada por tres
sectores…
( El choque se produjo a 10 km. del monte en condiciones geográfica-
mente desfavorables para nuestra unidad guerrillera…»

El Comando General del Ejército dijo, en síntesis:3

5 En Famaillá funcionaba el Puesto de Comando Táctico (adelantado)


de la Quinta Brigada. El objetivo del ERP era atacar por sorpresa a
ese Puesto de Comando, poner en libertad a los guerrilleros deteni-
dos, tomar prisioneros a oficiales para intentar canjearlos por gue-
rrilleros y apoderarse de armamento. El ataque debía producirse a
las 19 horas, al caer la tarde del día 28. La fecha fue elegida así,
porque el 29 de mayo es el día del Ejército.
5 El día 27, anterior al ataque proyectado, la policía detuvo en la pla-
za de Famaillá a varios guerrilleros “mimetizados” con la población,
que habían dibujado croquis de la plaza y de las instalaciones mili-
tares. Ese mismo día el ERP se apoderó de la Finca Sorteis, a 15
km. de Famaillá y la organizó como lugar de reunión. Se estimó en

3 Op. Cit.

283
Ramón Genaro Díaz Bessone

143 los guerrilleros reunidos en ese lugar. Estaban bajo la dirección


de Asdrúbal Santucho, uno de los jefes de mayor jerarquía del ERP
y de Hugo Irurzún.
5 Un peón de la finca logró evadirse, se presentó en Famaillá al Co-
misario y luego al Comandante de la Brigada General Vilas. In-
formó lo que estaba ocurriendo en Sorteis. La información pare-
ció poco confiable, pero se envió exploración, la que no ubicó la
finca.
5 El 28 de mayo a las 17 y 30 horas aproximadamente, la columna del
ERP se puso en marcha por la ruta provincial Nº 38. A poco de co-
menzar la marcha se encontró sorpresivamente en un recodo del
camino con un camión Unimog del Ejército, que exploraba la zona.
Por experiencia sus hombres iban listos para abrir el fuego en to-
das direcciones. Abren el fuego, matan a un subversivo y otros tres
son heridos.
5 Muy cerca de ese lugar estaba la escuela de Manchalá, adonde ese
día habían sido enviados dos suboficiales y 9 soldados para hacerle
reparaciones. Los hombres del Unimog se replegaron sobre la escue-
lita. Encerrados todos, constituyen un punto fuerte donde combatie-
ron sin poder ser aniquilados por el enemigo que desembarcó de los
vehículos y cercó a la escuela.
5 Cerca del lugar estaba la escuelita de Balderrama, donde otros dos
suboficiales cumplían idéntica tarea a la de Manchalá. Este grupo
escuchó el ruido del combate, se armó y concurrió al lugar, trabán-
dose en combate por el fuego. Un suboficial pudo desprenderse y lle-
gar a Famaillá para informar lo que ocurría. No disponían de otro
medio de comunicación.
5 En Famaillá sólo había 15 hombres y 3 camionetas del Ejército, dis-
ponibles en el acto. El resto operaba en las inmediaciones. La noche
iba cayendo. El Comandante dispone concurrir inmediatamente con
lo que tiene, mientras ordena otros desplazamientos para cuando
pudieran seguirlo.
5 Las luces de los tres vehículos que se aproximaban a Manchalá ha-
ce pensar a les guerrilleros que concurrían fuerzas importantes des-
de Famaillá. Por ello se retiraron al monte, dejaron en el terreno 17
bajas, entre ellas el “Sargento Dago” del MIR chileno, muerto. Aban-
donaron armamento y todos los vehículos.

284
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Ese mes de mayo, el día 13, el General Alberto Numa Laplane reem-
plazó como Comandante General del Ejército al General Leandro En-
rique Anaya.

El 24 de mayo por la noche, en Córdoba, se fugaron 26 guerrilleras


de “El Buen Pastor”, donde estaban alojadas. Por tratarse de las víspe-
ras del día patrio, la vigilancia se había volcado hacia otros lugares. La
revista Evita Montonera de agosto de 1975 incluye el relato de una gue-
rrillera de Montoneros quien dice:
p «Como teníamos con nosotras once chicos, nos dejaban circular con
bastante libertad por la cocina y el lavadero. Casi todas las venta-
nas a la calle habían sido tapiadas para evitar que nos escapára-
mos (como había ocurrido en 1971), menos la de la cocina; por allí sal-
tamos después que desde afuera arrancaron la reja.»
Fugaron 22 guerrilleras del ERP y 4 de Montoneros, llevándose a sus
11 hijos. La operación la preparó el ERP con seis vehículos.
El 25 de mayo fue muerto en Mar del Plata, Arturo Lewinger, oficial
superior y miembro del Consejo Nacional de Montoneros. Murió en el in-
tento por copar una comisaría a fin de que se evadieran integrantes de
la organización que estaban detenidos.

En junio, las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), Columna Inti Pe-


redo, resuelve incorporarse al ERP. Cuando lo hace, enfatiza el carácter
marxista-leninista del ERP, y la importancia capital (para FAL), que el
ERP hubiera iniciado la guerrilla rural. Expresó que para el triunfo de
la “Revolución Comunista” en la Argentina se requería simultáneamen-
te un “Partido de Combate” (PRT) y un “Ejército Guerrillero” (el ERP).

En el mes de julio se produjo el llamado “Rodrigazo”, cuando la CGT


declaró una huelga general que se cumplió los días 7 y 8, llenó la Pla-
za de Mayo, obligó a anular un decreto presidencial firmado días antes
y obtuvo un aumento masivo de salarios. El Ministro de Economía Ce-
lestino Rodrigo renunció.

También el Congreso rechazó un proyecto de Ley de Acefalía que el


Poder Ejecutivo envió, según el cual un Ministro podía ser elegido su-

285
Ramón Genaro Díaz Bessone

cesor presidencial. La sombra del Ministro López Rega estaba detrás.


Se pidió su juicio político. Poco después López Rega renunció a todos sus
cargos. Se lo trasladó al Aeroparque y en un avión de la Fuerza Aérea
fue llevado a España con parte de su custodia. Antes de partir la Pre-
sidente le dio el rango de Embajador.4

Todo esto forma parte de un contexto histórico, sin cuya considera-


ción no pueden comprenderse los hechos ocurridos.

5. EL ASESINATO DEL CORONEL LARRABURE

El cuerpo del Coronel Larrabure fue encontrado el 23 de agosto de


1975 tirado en un terreno baldío en un suburbio de la ciudad de Rosa-
rio. El día 24 y subsiguientes, los medios de difusión del país dieron
amplia información.
La investigación de los hechos permitió determinar todo el proceso
que terminó con el asesinato. En síntesis:
❖ Alrededor de dos años antes, un matrimonio joven había instalado
un comercio minorista en una esquina del barrio San Francisquito
en Rosario. Integraba el local una casa de familia, donde vivía la
pareja con dos hijos pequeños y una abuela. Los vecinos y clientes
no observaron nada anormal en esta familia.
❖ Debajo de la cocina se cavó pacientemente un hueco, con entrada
por el piso del placard de la cocina, mediante una escalera común.
En ese hueco, de paredes de tierra, mal revestidas con algunas ma-
deras, se instaló una “cárcel del pueblo”, semejante a todas las otras.
❖ La “cárcel del pueblo” tenía dos “celdas.” Cada una de ellas con una
altura aproximadamente de un metro con ochenta centímetros, un
largo de la misma longitud y un ancho de un poco más de un metro.
Es superfluo decir que no llegaba la luz del sol, permanentemente
tenía luz artificial. Esa cueva llamada “celda” tenía como único res-
piradero un caño de unos 10 centímetros de diámetro y varios me-
tros de largo que llevaba a un patio. En la cueva había un catre,

4 Ver revista Gente, del 12 de enero de 1984.

286
Guerra Revolucionaria en la Argentina

una silla, una mesita y un “inodoro” portátil improvisado. Allí vivió


durante aproximadamente un año Larrabure.
❖ Ambas “celdas” daban a un pequeño espacio desde donde se subía
por la escalera a la cocina. Allí estaba el carcelero vigilando.
❖ Larrabure consiguió que le dieran diarios viejos y un lápiz. Con ellos
fabricó un “juego de naipes” para hacer solitarios; también hizo cálcu-
los matemáticos y escribió poesías, para aferrarse a una esperanza.
❖ Pero Larrabure comenzó a ser un prisionero molesto, que cantaba
en voz alta, especialmente el Himno Nacional.
❖ En la “celda” de al lado, el ERP encerró a un empresario secuestra-
do por el que pedía rescate. Ninguno de los dos presos sabía quien
era su vecino, pero sí que existía y se hacía oír.
❖ Un día en que Larrabure había estado cantando, su vecino dejó de
oírlo. Larrabure fue ahorcado con un cordón, retirado del lugar y
abandonado en un baldío envuelto en mantas y un colchón como lo
describe La Prensa del 24 de agosto.
❖ Después que los carceleros retiraron el cadáver de Larrabure, su ve-
cino de “celda”, el empresario secuestrado, que no imaginaba lo ocu-
rrido, percibió un largo y desusado silencio. Se atrevió a abrir “la puer-
ta” y grande fue su sorpresa cuando lo logró y no vio a nadie. Subió
por la escalera y apareció en el placard de la cocina, lo abrió y tam-
poco vio a nadie, la casa estaba en silencio. Vestido con un pijama y
descalzo, en una noche fría y húmeda de invierno, salió cautelosa-
mente y llegó a la calle. Comenzó a correr desesperadamente, trope-
zó y cayó varias veces. Para suerte suya encontró a un patrullero po-
licial ante el que se dio a conocer. Eran policías auténticos, no guerri-
lleros disfrazados. Lo llevaron a la seccional de policía. Con ellos bus-
có la casa de donde había huido, que costó algo de trabajo ubicar.
❖ La casa había sido abandonada por los miembros del ERP, “esa sin-
gular familia”. Seguramente al regresar y no encontrar al otro pre-
so, optaron por huir.
❖ La Prensa del 24 de agosto informa cómo y en qué condiciones fue
hallado el cadáver de Larrabure. La comisaría 18a. recibió un lla-
mado telefónico anónimo. En el lugar indicado encontraron un
gran bolso de polietileno, atado con una soga. Sobre el envoltorio
una tarjeta con el nombre de Julio Argentino Larrabure. El cuer-
po tenía un pantalón pijama y un pullover “y su aspecto era de su-

287
Ramón Genaro Díaz Bessone

ma delgadez.” Un médico forense examinó el cuerpo e informó que


“el fallecimiento databa de más de 48 horas. Además el cadáver
parecía haber sido sometido a un proceso de congelamiento para pre-
servar su estado”.
❖ Dice La Prensa que en abril de 1975, el hermano de Larrabure, de
nombre Narciso Aurelio, mediante un documento aparecido en el
diario Córdoba de la ciudad del mismo nombre, pidió al ERP una
entrevista “para certificar fehacientemente si se le da el trata-
miento de prisionero de guerra y más aún el estado de salud”. Res-
puesta: ninguna.

Por única vez en esta historia de la Guerra Revolucionaria en la Ar-


gentina, hemos descripto una “cárcel del pueblo” y el trato a los prisio-
neros de guerra allí encerrados. Todas fueron similares.

Probablemente Larrabure recibió algunas noticias por “solicitadas”


que su familia publicaba en los diarios. En una de ellas su esposa, en
marzo, le hacía saber: “falleció tu mamá sin sufrimientos.” En otra, pu-
blicada en agosto, sus hermanos decían: “El Teniente Coronel Larra-
bure no merece tanto infortunio y sufrimiento, ni nosotros tanta an-
gustia. Pedimos, rogamos, imploramos su liberación.”

En el Hospital Militar Central, una junta médica realizó la autop-


sia del cadáver y produjo el siguiente informe:
1 En la región frontal-parietal, zona media, una contusión de forma
rectangular de 4 cm. por 2 cm. aproximadamente, similar a la peri-
feria del cotillo de un martillo presuntivamente.5
2 Placas apergaminadas de 4 cm. aproximadamente en ambas caras
internas de las rodillas, producidas en vida por compresión.
3 En tercio medio de la pierna derecha, surco que rodea su contorno
anatómico, producto de probable ligadura compresivo en vida.
4 En el cuello, surco de estrangulamiento de fondo apergaminado de
forma horizontal levemente oblicuo que abarca la totalidad del pe-
rímetro, producido presumiblemente por torsión desde atrás, ya que

5 Cabe conjeturar que ante la inconveniencia de usar una pistola. El marti-


llazo fue “el tiro de gracia”.

288
Guerra Revolucionaria en la Argentina

no se observan signos de cianosis en sus extremidades inferiores de


haber estado suspendido.6
5 En los órganos genitales, gran zona congestiva inflamatoria simila-
res a las provocadas por pasaje de corriente eléctrica.
6 Zona escarificada en tercio superior del tórax, cara posterior produ-
cida probablemente por permanencia prolongada en vida, en posi-
ción decúbito dorsal.
7 En su rostro hemicara derecha, gran zona congestiva que abarca la
región frontal de ese lado, regiones geniana y maseteriana derecha,
gran derrame conjuntival en ojo derecho, presumiblemente provo-
cados por la acción de golpes o choque violento con o contra cuerpos
duros.
8 Manchas de putrefacción:
a. Región eco apendicular.
b. Cara anterior, posterior y laterales del cuello.
c. En ambos hombros con red venosa que abarcan la totalidad de los
miembros superiores.
9 Estado de descongelamiento del cuerpo durante el examen, lo que
relacionado con la putrefacción de partes, permite presumir que fue
congelado aproximadamente 36 horas después de muerto. Que por
el factor de congelamiento resulta dificultoso establecer las horas
que llevaba sin vida.
10 Que presenta evidentes signos de deshidratación por falta de líqui-
dos y electrolitos suficientes, ratificado por una rebaja de peso su-
perior a lo 40 kg de su peso normal.

Nunca pudo saberse otro dato aportado por sus carceleros. La apa-
rentemente “apacible familia” del ERP se esfumó en la urbe.

El Comando General del Ejército hizo conocer, en un comunicado, el


resultado de la autopsia y agregó otras consideraciones, entre ellas dice:
5 «… un hecho degradante que demuestra la presencia de seres extra-
viados, despojados de las más primarias sensibilidades humanas…

6 Destruye el infundio del ERP de que se había ahorcado, en una celda don-
de había que apacharse para entrar. Personalmente visité el lugar. Fue
ahorcado en forma semejante a la ejecución por garrote.

289
Ramón Genaro Díaz Bessone

5 Solamente mentes perversas pueden haber hecho padecer a un ser


humano, en más de un año de cautiverio, condiciones infrahuma-
nas de vida.
5 No obstante buscar afanosamente destruir un sistema y las institu-
ciones que la componen, son ellos los primeros en ampararse en las
ventajas del mismo, cuando deben ser juzgados.
5 El Ejército Argentino recibe hoy en su seno a un nuevo mártir, con
el firme propósito de continuar en la lucha contra la subversión has-
ta su total extinción, para lograr en forma definitiva la paz tan an-
siada por la familia argentina.»

En agosto de 1983, el Juez Federal de Bell Ville, Córdoba, Dr. Eu-


doro Vázquez, condenó a varios guerrilleros por su participación en el
asalto a la Fábrica Militar y los hechos conexos. Juan Carlos Sosa y
Manuel Alberto González fueron condenados a reclusión perpetua; Héc-
tor Jorge Assadourian y Raúl Aoir a 15 años; Fermín Rivera a 7 años;
Rodolfo Claudio Toranzo a 6 años; Fernando L. Calamari a 4 años. Es-
taba prófugo Carlos Raymundo Moore, “alias” Charlie, quien se había
fugado del lugar de detención en noviembre de 1982.
Carlos Brocato dice sobre este hecho:7
e «En la Argentina, una organización guerrillera puso en la calle el ca-
dáver de un militar secuestrado durante varios meses cuyo peso se
había reducido en menos de cincuenta quilos. La propaganda ofi-
cial pegó en el centro: la moral y los derechos humanos.»
Cabe acotar que aquí no se trata de propaganda, es la difusión de un
hecho real. Por otra parte, a qué organismo de derechos humanos le in-
teresó o podría interesarle: no es el gobierno el autor y la víctima no es
un guerrillero, es un militar. Así fue como ninguna de esas organizacio-
nes esbozó una leve protesta.

Prosigue Brocato:
e «El método del rehén y la cárcel del pueblo, como lo utilizó el foquis-
mo urbano, es la base teórica de esta enormidad. No vamos a hacer

7 Op. cit., pág. 171 y siguientes. Los subrayados son nuestros. También las
mayúsculas.

290
Guerra Revolucionaria en la Argentina

aquí una disquisición de en qué circunstancias especialísimas un


revolucionario puede apelar a este procedimiento desesperado… Co-
mo Justicia popular es una parodia… Pero admitamos que un cul-
tor foquista del método, no obstante respetuoso de los cuidados de-
bidos al prisionero, por factores imponderables no puede cumplirlos
y el prisionero muere o es ‘ejecutado’ con signos evidentes de ese des-
cuido. Lo que voy a decir puede parecer execrable y lo es, pero sólo un
hipócrita detendría el análisis por eso. No sería la primera vez que
una fuerza política, de derecha o de izquierda, realista o jacobina, pa-
pal o borgista, comete un ‘error’ o apela a una medida ‘necesaria’ que
no puede reivindicar con la frente alta. LA OCULTA, LA ENTIE-
RRA PARA QUE JAMAS LA HISTORIA CAIGA SOBRE ELLA CON
SU JUICIO DEMOLEDOR… Ninguno de los dos hechos lo salvan
del juicio moral que lo lapida; pero el segundo movimiento expone
la racionalidad ‘humana’ que los sustenta. La hipocresía es siempre
inmoral, pero puede contener RASGOS DE HABILIDAD POLÍTI-
CA… ¡POR QUE APARECIÓ ESE CADÁVER!»

De esta laya son los fiscales que después de diciembre de 1983 y


aún antes, se lanzaron al ataque político contra las Fuerzas Armadas,
dentro y fuera del país, por haber derrotado militarmente a la Guerra
Revolucionaria. Ahí están a la vista sus “rasgos de habilidad política”.

6. LOS ATENTADOS CONTRA EL HÉRCULES C-130


Y CONTRA LA FRAGATA “SANTÍSIMA TRINIDAD”

Contra un avión de la Fuerza Aérea se atentó en el aeropuerto de Tu-


cumán. Se hizo estallar una bomba en la pista cuando levantaba vue-
lo. Hubo 4 muertos y 25 heridos. Tales eran los titulares del diario La
Prensa del 29 de agosto de 1975.

El comunicado del Comando General de la Fuerza Aérea dijo:


❖ «… en la fecha (28 de agosto), a las 13 y 5 un avión de transporte
C-130 ‘Hércules’, sufrió un accidente provocado por elementos
subversivos.
❖ El hecho ocurrió en el aeropuerto Benjamín Matienzo, ubicado en la
ciudad de San Miguel de Tucumán. A la hora indicada, dicha aero-

291
Ramón Genaro Díaz Bessone

nave se aprestaba a iniciar el vuelo transportando 114 hombres per-


tenecientes a la Gendarmería Nacional y mientras se encontraba
en plena carrera de despegue, delante de la misma se registró la de-
tonación de un artefacto explosivo que causó la voladura de parte de
la pista afectando seriamente la estructura de la aeronave y provo-
cando el incendio de la misma.
❖ Sólo la pericia de la tripulación impidió que el atentado criminal al-
canzara proyecciones de catástrofe, como hubiera ocurrido de ha-
berse precipitado la máquina sobre el barrio obrero cercano al lugar
o sobre la misma capital tucumana.»

La información de La Prensa dice, además:


g «El aparato, quedó envuelto en llamas, explotó seguidamente con
impresionante violencia y causó alarma entre los habitantes de la
zona próxima al barrio San Cayetano.
g Los restos de la máquina militar, según pudo apreciarse, quedaron
esparcidos en un radio de aproximadamente 300 metros, mientras que
el grueso de la estructura se incendiaba a un costado de la pista, en
donde había quedado luego de accidentarse envuelta en llamas…»

El atentado fue obra de Montoneros, que lo relató minuciosamente


en Evita Montonera, de septiembre. En síntesis decía:
p «…nos enteramos que había un canal de desagüe que cruzaba de la-
do a lado la pista…
p Verificado el dato, se decide operar… El trabajo fue discontinuo. En
total de marzo a agosto, seis meses.
p … (la cañería) tenía 1,20 m de alto por 0,70 de ancho… El primer pa-
so, una vez explorado el túnel, fue determinar el lugar por donde
éste pasaba por debajo de la pista.
p Determinado el lugar, se realizó una obra para colocar la carga ex-
plosiva compuesta por 5 kg. de TNT, 60 kg. de Dietamon y 95 kg. de
Amonita, a la que se hizo explotar mediante un sistema eléctrico.
p Se hicieron cálculos, para determinar el momento exacto en que se
debía producir la explosión. Todo terminó como se conoce.

Montoneros aseguró que habían muerto 34 personas. Murieron 5


gendarmes en realidad: Evaristo Gómez, Juan Argentino Luna, Marce-

292
Guerra Revolucionaria en la Argentina

lo Godoy, Raúl Cuello, todos en el momento del atentado y Pedro Yáñez


con posterioridad. Un herido grave, el gendarme Juan Riveros, salvó la
vida. Además hubo 26 heridos de diversa consideración.

En los Astilleros Río Santiago, ubicados en Ensenada, provincia de


Buenos Aires, se estaba construyendo la fragata misilística “Santísima
Trinidad”. El 22 de agosto de 1975, Montoneros produjeron un atentado que
dañó el buque. En Evita Montonera del mes de octubre, los subversivos hi-
cieron un minucioso relato cuyos aspectos más importantes sintetizamos:
p «En noviembre de 1974, Montoneros destinó un equipo de compa-
ñeros para preparar una operación contra la Armada… se autorizó
al equipo a emplear como técnica el buceo táctico.
p El grupo operativo original estaba integrado por un oficial, un as-
pirante y un miliciano, comandados por el oficial superior Arturo
Lewinger.
p La etapa de entrenamiento y construcción de los equipos duró hasta
mayo. Simultáneamente el compañero Lewinger ordenó acopiar 500 kg
de explosivos que estimó necesarios, aunque después sólo se usaron 170.
p El equipo subacuático comprendía material de transporte, de nata-
ción y de demolición. Para transportar a los compañeros se constru-
yó un bote desarmable, perfectamente camuflado. Además se confec-
cionaron tres equipos de buceo…
p El material de demolición consistía en dos cargas de 85 kilos de ge-
lamón cada una y sistemas de iniciación con retardo. Como era ne-
cesario transportarlas a pocos centímetros bajo la superficie del
agua, se adosaron a cada carga dos flotadores calculados para evi-
tar el hundimiento. Los flotadores tenían válvulas reguladoras que
permitían subir o bajar la carga a voluntad.
p Para poner en marcha el mecanismo de retardo sólo hacía falta re-
tirar el seguro… Si algo fallaba se encendía una luz roja indicando
que el seguro no debía quitarse.
p El 24 de ese mes (mayo), durante el asalto a una comisaría de Mar
del Plata, cayó en combate el oficial superior Lewinger. Fue reem-
plazado en la jefatura de la operación por un oficial mayor…
p …se eligió el objetivo. En principio se pensó dinamitar la Santísima
Trinidad y un buque de desembarco de tanques, pero este último
fue descartado…

293
Ramón Genaro Díaz Bessone

p A principios de agosto se realizó la prueba de llegar al objetivo nadan-


do, sin llevar los explosivos… Eligieron para la prueba las condiciones
más adversas: una noche de luna llena, sin viento ni niebla, el agua co-
mo un espejo. Llegaron nadando hasta el buque y creyeron comprobar
que era posible amarrar las cargas debajo del mismo a unas aletas…
p Después de la prueba se definió la fecha de la operación: el 22 de agos-
to, día del renunciamiento de Evita y aniversario de la masacre de
Trelew.
p Los seis compañeros (el equipo) llegaron en dos vehículos hasta cier-
to lugar de la costa, a las 21 del día fijado. Dos quedaron en tierra
con un walkie-talkie, y los cuatro restantes se embarcaron hacia el
objetivo.
p A las 21,45 el bote llegó hasta el Punto de Partida para el Ataque,
a unos 700 m de la Fragata. El responsable ordenó desembarcar y
moverse en silencio.
p Después de vestirse con los equipos de buceo y nivelar la flotabili-
dad de las minas, tres compañeros partieron nadando y el cuarto
quedó en tierra, a cargo del bote.
p El buque estaba muy iluminado y las condiciones climáticas eran to-
talmente adversas…
p Una de las minas empezó a hundirse por una falla de una de las
válvulas. Aproximándose a la costa la sacaron a la superficie e hi-
cieron salir el agua del flotador fallado. Al sumergirla nuevamente
se fue al fondo, a 5 m bajo la superficie. Trabajaron una hora tratan-
do de reflotarla, pero pesaba 150 kg y fue irrecuperable.
p El responsable resolvió abandonarla en ese lugar, junto a la Usina
del Astillero. Bajó los 5 m para quitarle el seguro y hacerla estallar,
pero se había prendido la luz indicando peligro.
p Llegaron hasta el muelle al que estaba amarrado el buque, cons-
truido sobre pilotes. Nadando entre los pilotes se sintieron total-
mente seguros…
p Tenían una idea aproximada de la ubicación de la Sala de Máquinas
y se acercaron buscando bajo el buque unas aletas para amarrar a
ellas las cargas. Pero las aletas no existían…
p Resolvieron amarrar la carga a los pilotes, a dos metros del casco,
debajo de la línea de flotación… desenroscaron el seguro… Volvie-
ron por el mismo camino.

294
Guerra Revolucionaria en la Argentina

La carga colocada explotó y produjo daños importantes, lo que no im-


pidió que la construcción continuara y llegara a feliz término.

El comunicado de Montoneros fue reproducido en la misma revista


y dice: Este ataque es un acto de guerra.

Las operaciones descriptas son otra prueba de que la guerrilla en la


Argentina no era una banda de delincuentes comunes, era una organi-
zación que nada improvisaba, militarmente estructurada y con abun-
dantes recursos.

7. LA GUERRA EN AGOSTO Y SEPTIEMBRE DE 1975.


MUERTE DEL TENIENTE BERDINA Y DEL SOLDADO MALDONADO

Dos días antes del atentado contra la “Santísima Trinidad”, el ERP ha-
bía atacado la jefatura de la Policía de Córdoba, ubicada en el corazón de
la ciudad, sobre la Plaza San Martín. Aquí los guerrilleros llegaron a su
objetivo vestidos como ciudadanos comunes y, tal cual lo señalamos en el
Capítulo Primero, hasta una “dulce mamá” paseaba a su bebé en un co-
checito, pero en lugar del bebé había armas y con ellas atacó.

El comunicado del ERP publicado por Estrella Roja del 27 de agos-


to de 1975, decía:
( «A las 11.20 del 20 de agosto de 1975, la unidad DECIDIDOS DE
CÓRDOBA del ERP intentó copar la División Informaciones de la po-
licía provincial con el objetivo de detener y ajusticiar a todo el per-
sonal de esa dependencia encabezada por el Comisario Telerín y acu-
sados de los asesinatos de Mercedes Gómez, Graciela Morenzic,
Ernst, la familia Pujadas y otros…
( El copamiento no logramos concretarlo debido a problemas operati-
vos en uno de nuestros grupos que permitió que se generalizara la
resistencia de los guardias de los alrededores de la Jefatura a los que
se sumaron efectivos del interior de los edificios y la dotación de tres
patrulleros y algunos policías sueltos en las inmediaciones.
( Al mismo tiempo fueron atacados la sede del Comando Radioeléctri-
co, el edificio de la Guardia de Infantería y se realizaron cortes en

295
Ramón Genaro Díaz Bessone

las calles en la zona céntrica para dificultar la llegada de refuerzos


enemigos.

La Policía de Córdoba informó que en el hecho tuvo seis muertos y


diez heridos. El frente de la Jefatura de la Policía, conocido como “el
cabildo”, quedó acribillado, mostrando más de un centenar de impactos.
Por lo menos un civil, totalmente ajeno al hecho, murió cuando lo alcan-
zó uno de los proyectiles.

El 18 de agosto, el ERP atacó el Tiro Federal de Buenos Aires, en el


que se encontraba el Capitán Miguel Alberto Keller, con un suboficial
y cinco soldados. De éstos, uno era miembro del ERP y durante el com-
bate que se entabló traicionó a sus superiores y a sus camaradas de
servicio militar. El Capitán Keller murió en la acción. El ERP hizo co-
nocer el hecho en un “Parte de Guerra” que publicó Estrella Roja del 27
de agosto; señala allí que se apoderó de 70 fusiles automáticos, 4 fusi-
les pesados, 21 pistolas y 1 pistola ametralladora.

En la misma revista se publica una resolución del Comité Central del


Partido Revolucionario de los Trabajadores, autodenominado Vietnam
Liberado, según el cual, decidía, entre otros aspectos,
( «iniciar acciones de ejecución (asesinatos) indiscriminadas contra
la oficialidad del Ejército contrarrevolucionario, los cuerpos repre-
sivos de la Policía Federal, los cuerpos especiales de represión y de-
más fuerzas represivas…»

En Tucumán, el Regimiento de Monte 28 llevaba siete meses de ope-


raciones contra la guerrilla rural del ERP. El 5 de septiembre una sección
regresaba de Potrero Negro, luego de una incursión en la zona de mon-
taña. El jefe de la sección, Subteniente Rodolfo Berdina, había adelanta-
do una fracción como seguridad. Esta fracción es sorpresivamente ataca-
da por la guerrilla. Al oír el ruido de combate, el Subteniente se adelan-
ta rápidamente para tomar el mando de la acción. Junto con él corre el
Soldado Ismael Maldonado que va apoyando con fuego de fusil a su jefe.

Llegan al combate y en él caen heridos de muerte, el Subteniente Ber-


dina, y a su lado el Soldado Maldonado.

296
Guerra Revolucionaria en la Argentina

8. EL ATAQUE AL REGIMIENTO 29 DE INFANTERÍA DE FORMOSA

El 5 de octubre de 1975, Montoneros asaltó el cuartel del Regimien-


to 29 de Infantería, ubicado al N. de la ciudad de Formosa, mediante una
operación de gran envergadura, que acaparó la atención de los medios
de difusión masiva. Vamos a sintetizar el relato que apareció en Evita
Montonera del mes de octubre y en La Nación del 6 de octubre.

Dijo La Nación:
g «La agresión ha sido una de las más grandes efectuadas por el ex-
tremismo, tanto por el número de participantes como por los me-
dios de apoyo puestos en juego… el propio interventor federal, doc-
tor Juan Carlos Taparelli, se vio en un momento detenido por los
extremistas en el aeródromo (El Pucú), situación de la que logró es-
capar tras correr no poco riesgo.»
g Según el Plan de Montoneros, 7 pelotones fueron destinados para asal-
tar el cuartel, 2 para controlar el aeropuerto de Formosa y el avión, y
otro más debía apoderarse de un campo en Susana, cerca de Rafaela,
provincia de Santa Fe para recibir el avión y organizar la dispersión.
En total 60 hombres que utilizaron en Formosa 9 vehículos, entre au-
tomóviles y camionetas y 10 vehículos en el lugar de llegada, Susana.
(Pretendían apoderarse de 200 fusiles en el regimiento. Fracasaron).
g A las 15 y 15 salió de Buenos Aires el avión Boeing “Ciudad de Tre-
lew” de Aerolíneas Argentinas. En su interior viajaba, disimulado en-
tre el pasaje, un grupo de Montoneros que se apoderaría del avión
en vuelo y lo tendría bajo control hasta el final.
g Los grupos encargados de asaltar el cuartel ya están en Formosa, lis-
tos y encolumnados los vehículos sobre un camino secundario. Es-
tán vestidos algunos de civil, otros con uniformes del Ejército, y otros
con chaqueta y pantalón tipo “vaquero”, y un casquete del mismo
tipo. Sobre el camino han detenido y retienen a 15 vehículos de ci-
viles que pasaban, total unas 50 atemorizadas personas. Poco antes
de las 16 la columna avanza por la ruta nacional Nº 11 hacia el cuar-
tel. Se quedan en el aeropuerto de Formosa (El Pucú) tres vehícu-
los con dos grupos.
g En el aeropuerto hay cuatro hombres de la Gendarmería Nacional
que se traban en lucha con los guerrilleros. El Sargento Ayudante Fal-

297
Ramón Genaro Díaz Bessone

cón consigue avisar al Jefe de Escuadrón 15 de Gendarmería. Un gen-


darme es herido y finalmente los Montoneros controlan la situación.
Llega un auto de la Policía de Formosa para recibir al Interventor
Federal; es atacado por sorpresa y volado; muere un agente y que-
dan heridos un oficial y otro agente. Los subversivos se han apode-
rado de la torre de control donde instalaron una ametralladora. Lle-
ga el Boeing copado. Se hace descender al pasaje y se mantiene a to-
dos los civiles reunidos en el aeropuerto bajo amenaza. Se reabas-
tece al avión y se lo coloca en la cabecera de la pista listo para de-
colar cuando lleguen los guerrilleros tras asaltar al cuartel. Cuen-
tan también con un avión Cessna de 4 plazas.
g La columna principal, mientras tanto, avanzó contra el cuartel. Gru-
pos de apoyo mantienen abierta la ruta para el escape. Así inter-
ceptaron a 1 vehículo con 5 hombres, a 4 km del aeropuerto, que ha-
bía enviado el Escuadrón de Gendarmería.
g Mientras tanto en el cuartel del regimiento, a esa hora del domingo
por la tarde, el personal que no estaba apostado seguía las transmi-
siones radiales de los partidos de fútbol o dormía. El soldado Mayol,
incorporado al servicio militar, y miembro de Montoneros, se acercó
al centinela del Puesto Nº 2, en la parte posterior del cuartel, y lo in-
moviliza. El soldado Mayol fue el entregador, el que, además de
franquear la puerta al enemigo, le proporcionó toda la información
para que se planificara minuciosamente el ataque que costó la vida
a diez soldados, sus confiados compañeros, y a dos superiores.
g Los primeros vehículos que entran por el puesto que les abrió el sol-
dado Mayol, se dirigen directamente a la guardia para tomarla. El
vehículo siguiente lo sigue con el pelotón de Montoneros que debe ir
directamente a tomar la temida ametralladora, emplazada por el
regimiento en un extremo de la plaza de armas, frente a la guardia.
Los siguientes deben tomar el Casino de Suboficiales, la Compañía
A, la Compañía Comando y la Compañía de Servicios, en un ataque
simultáneo.»

Evita Montonera relata:


p «A partir de este momento comienza una verdadera batalla. Los sol-
dados –armados o desarmados en algunos casos– desobedecieron la
orden de rendición, en todos los casos presentaron fuerte resisten-

298
Guerra Revolucionaria en la Argentina

cia y en algunos lugares esa resistencia fue suicida… En el ataque


al cuartel una regla general fue que los soldados cuando podían es-
capaban de los lugares atacados por nuestras fuerzas, pero ningu-
no suelta el fusil y una vez a distancia buscan parapetarse para ini-
ciar el fuego.»

El Casino de Suboficiales fue el primer edificio que estaba en el ca-


mino de los subversivos. Los guerrilleros irrumpieron en él, arrojaron
una granada que mató a un soldado. La explosión despertó a dos subofi-
ciales que dormían. Saltaron por la ventana y tomaron los fusiles de
dos soldados. Abrieron fuego sobre guerrilleros que estaban forzando
la puerta del depósito de arsenales y los dispersaron. Ya no se repeti-
ría el intento de robar armas y materiales, en ese lugar.
En la Compañía “A” se encontraban un soldado de vigilancia y el Sub-
teniente Massaferro, que trabajaba en la oficina. Ambos son muertos cuan-
do los montoneros irrumpen sorpresivamente y les arrojan una granada.

Los guerrilleros que atacan a la Compañía de Servicios, según Evita


Montonera, eran del “pelotón 5, integrado por tres compañeros (disfraza-
dos) con uniforme de oficial y de soldados del Ejército”. Allí estaba el re-
tén, es decir, una sección que permanecía en el cuartel, dada la situación
que se vivía, cuando los soldados salían francos de servicio, o se dedicaban
a deportes y recreación. Cuando los guerrilleros llegaron a la Compañía
ya se habían producido los primeros estampidos, y los soldados habían to-
mado sus armas. Abrieron fuego y mantuvieron a raya a los subversivos.
Uno de ellos rodeó el edificio y arrojó una granada por una ventana del ba-
ño que mató a un soldado e hirió a siete que se estaban bañando. Pero el
combate siguió, y los agresores se replegaron, siempre perseguidos por el
fuego de los soldados. En la Compañía de Servicios, los guerrilleros encuen-
tran a un soldado de vigilancia al que atacan por sorpresa y reducen. Con-
siguen forzar la puerta de la Sala de armas, desde donde intentaron reti-
rar armas para cargar en uno de sus vehículos. Pero ya el combate se ha-
bía generalizado, y esa Compañía estaba muy cerca de la guardia y la
ametralladora, y el intento de carga debió ser abandonado.

El lugar más distante era la guardia, hacia donde se dirigió direc-


tamente el primer vehículo de los subversivos. Irrumpen y matan al

299
Ramón Genaro Díaz Bessone

suboficial radiooperador, el Sargento Sanabria. El traidor soldado Ma-


yol enfrenta al oficial de servicio Subteniente Cáceres, intenta matar-
lo pero se le traba el arma y Cáceres lo mata. Otros cinco soldados que
descansaban en el dormitorio fueron muertos. Cáceres consigue reple-
garse a las inmediaciones, y con un grupo de soldados abren fuego y
matan a dos subversivos.

El intento de apoderarse de la ametralladora fracasa. Abre el fuego


y mata a dos guerrilleros, a la vez que permite la aproximación de los
oficiales y suboficiales que desde sus casas concurren al combate.

De los siete vehículos atacantes, cinco quedan inutilizados. En los


dos restantes fugaron hacia el aeropuerto, por el mismo camino en que
habían llegado, los agresores que no habían caído. Estos consiguieron
llegar al aeropuerto, donde los sobrevivientes de toda la operación abor-
daron el Boeing y el Cessna. El Boeing levantó vuelo a las 17 y 25. Si-
muló dirigirse a Puerto Iguazú pero luego tomó rumbo hacia Susana,
donde los guerrilleros que aguardaban habían marcado el lugar de ate-
rrizaje. Aterrizaron aproximadamente a las 18 y 30 horas.

En Formosa quedaron 16 subversivos muertos en el cuartel. Nadie


fue a reclamar sus cuerpos. No poseían documentos o los que tenían eran
falsos, según fue la norma. Habían borrado con procedimientos especia-
les sus huellas digitales. El Regimiento tuvo 10 soldados, un suboficial
y un oficial muertos y 17 soldados, un suboficial y un oficial heridos.

Tras este ataque el Gobierno decretó el empleo de las Fuerzas Arma-


das en todo el territorio nacional para aniquilar a la guerrilla.

9. EL ÚLTIMO TRIMESTRE DE 1975 EN TUCUMÁN. MUERTE DEL


SUBTENIENTE BARCELÓ Y DEL SOLDADO MOYA.

El 8 y 9 de octubre se produjeron dos combates nocturnos en la zo-


na de El Quincho, cerca del Ingenio Santa Lucía, en Tucumán. En el se-
gundo murieron Asdrúbal Santucho, miembro del estado mayor del
ERP y hermano del jefe del ERP, y Manuel Negrín, segundo jefe de la

300
Guerra Revolucionaria en la Argentina

compañía de monte Ramón Rosa Jiménez. Los guerrilleros tuvieron,


además, 6 heridos mientras el Ejército tuvo 5 muertos y 2 heridos.

El 9 de octubre se produjo un choque en el kilómetro 14, camino a


Tafí Viejo, donde muere un soldado y los guerrilleros Pablo Molina y
“Sergio”, chileno.

El 10 de octubre se produjo el combate del arroyo San Gabriel, en el


lugar donde el arroyo corta la ruta provincial Nº 38, tres kilómetros al
Norte de Acheral. Allí se encontraba el jefe del Regimiento 19 de Infan-
tería, quien fue informado por un muchacho del lugar sobre la presen-
cia de guerrilleros en un cañaveral próximo.

A raíz de ello, se destacó a una compañía para cercar el área, y se


pidió al Comando el apoyo de helicópteros. Cuando éstos llegaron, se hi-
cieron pasadas rasantes sobre el cañaveral, las que descubrieron la pre-
sencia de subversivos. Estos abrieron el fuego, mataron a un suboficial
e hirieron a un oficial que operaban en un helicóptero, y dañaron a la
máquina que debió hacer un aterrizaje de emergencia. Las tropas que
cercaban el área ordenaron rendirse, los guerrilleros contestaron con fue-
go y se entabló el combate, en el cual murieron 16 guerrilleros.

La razón de la presencia de guerrilleros en esa zona, era porque en


San Gabriel debía realizarse un plenario del ERP con la presencia de
Mario Roberto Santucho.

El 18 de octubre cayó en poder del Ejército el campamento central de


los guerrilleros. Se tomaron armas, documentos de la organización nacio-
nal del ERP, redes de comunicaciones clandestinas y equipo quirúrgico.

El 20 de octubre tuvo lugar un combate nocturno en Arroyo Fronte-


rita.
En él murieron el Subteniente Diego Barceló y el Soldado Orlando
Moya.

Hacia fines de 1975, en Tucumán se habían producido 37 combates,


se habían destruido 58 campamentos, instalaciones y depósitos del ene-

301
Ramón Genaro Díaz Bessone

migo, y se habían causado 160 bajas. Las fuerzas de la Nación y de la


Provincia de Tucumán habían tenido 53 muertos. A raíz de estos golpes
la guerrilla fue debilitada y obligada a disminuir su acción.

10. EL ASESINATO DEL GENERAL CÁCERES MONIÉ


Y EL ATAQUE AL BATALLÓN DE MONTE CHINGOLO

El General Jorge Cáceres Monié y su esposa fueron asesinados el 3


de diciembre de 1975. El hecho lo realizó Montoneros, que publicó un
sucinto relato en Evita Montonera de enero de 1976. Los diarios del
país del día 4 relataron el atentado. En síntesis:
❖ «Un grupo de Montoneros con sede en la ciudad de Santa Fe, e in-
tegrado por 5 individuos fueron los que llevaron a cabo el asesina-
to, entre ellos una mujer.
❖ Cerca de las 19 horas, el General Cáceres Monié y su esposa se des-
plazaban en una camioneta y abordaron una balsa para cruzar un
riacho, en el camino de Villa Urquiza a Paraná. El matrimonio per-
maneció sentado en la camioneta mientras la balsa comenzaba a
moverse. En ese momento llegó un Ford Falcon con cuatro subver-
sivos, que chocó violentamente por detrás de la camioneta, y quedó
parcialmente fuera de la balsa. Los guerrilleros descendieron rápi-
damente del auto y acribillaron a balazos por la espalda al matrimo-
nio, que no había podido moverse de la cabina. El balsero se arrojó
al río, mientras la guerrillera, cuyo nombre de guerra era “Julia”, abrió
la puerta y remató al general con un revólver 38.
❖ Los guerrilleros empujaron al agua al Ford Falcon, y movieron la bal-
sa hasta la orilla opuesta. Dejaron al general tirado en la balsa, y si-
guieron con la camioneta llevándose a la señora de Cáceres Monié, gra-
vemente herida. En esas condiciones la arrojaron en una zanja del
camino, donde, hasta que fue encontrada, murió desangrándose.
❖ Continuaron el viaje hacia Paraná donde desaparecieron al ampa-
ro de la ciudad.»

El 23 de diciembre tuvo lugar la operación de mayor envergadura, por


los efectivos empleados, que la subversión llevó a cabo en el ámbito ur-
bano. Ese día, aproximadamente a las 19 y 45 horas, la guerrilla atacó

302
Guerra Revolucionaria en la Argentina

al Batallón de Arsenales 601, “Domingo Viejobueno” ubicado en la loca-


lidad de Monte Chingolo en el Gran Buenos Aires. Los diarios del día 24,
vísperas de Navidad, dieron amplia información, al igual que El Com-
batiente del ERP, de fecha 16 de enero de 1976, y Estrella Roja del 14 de
diciembre de 1976. Por su parte Montoneros le dedicó una ácida crítica,
en un artículo que publicó Evita Montonera de enero de 1976, bajo el tí-
tulo: Monte Chingolo: equivocarse conduce a la derrota.

Sintetizamos los hechos:


❖ «La planificación fue minuciosa y larga. La operación tenía un ob-
jetivo principal y varios secundarios. Los participantes recibieron
instrucciones de combate nocturno. Se debió realizar el domingo 21,
después del horario de visita a los soldados. Fue suspendida a raíz
del conflicto producido por el alzamiento de efectivos de la Fuerza
Aérea que determinó el alejamiento del Brigadier Fautario y su re-
emplazo por el Brigadier Agosti. Eso ocasionó el acuartelamiento de
las unidades militares, entre ellas el Batallón 601.
❖ Los atacantes superaron el centenar, por primera vez el ERP utili-
zó la denominación de batallón para la unidad atacante: Batallón
José de San Martín. El propio Mario Roberto Santucho, jefe del
ERP, comandó la operación. Se concentró con un grupo guerrillero
en una casa de Quilmes.
❖ El ataque principal estuvo dirigido contra el Batallón 601. Comen-
zó cuando después de las 19 horas del 23 de diciembre, un camión
Mercedez Benz del ERP embistió violentamente el portón de entra-
da principal abriéndolo. Tras él penetraron nueve vehículos entre au-
tomóviles y camionetas, y abrieron fuego contra la guardia.
❖ La guardia resistió el ataque, y dio la alarma por radio, advirtien-
do a los escalones de comando superiores, en la Capital Federal. El
oficial de servicio dirigió la resistencia. El soldado radiooperador
continuó trasmitiendo sin interrupción, arrojándose al piso, y bajo
el fuego. Esta resistencia no pudo ser doblegada, y tras más de una
hora de combate el enemigo se retiró.
❖ Simultáneamente con el ataque frontal, un grupo de guerrilleros
atacó la retaguardia del cuartel, sorprendió y desarmó a dos centi-
nelas y penetró en el interior. Eran unos ocho individuos. Su avan-
ce fue detenido por un puesto interno a cargo de un suboficial y un

303
Ramón Genaro Díaz Bessone

soldado, y por un carrier, vehículo blindado. Todos los guerrilleros mu-


rieron en la acción.»

En el asalto al cuartel el ERP tuvo 58 muertos en total.

La información del diario La Prensa dijo:


g «Según las primeras apreciaciones, en el ataque principal habrí-
an intervenido unos 70 hombres, apoyados por otros 200… Las
operaciones de diversión, se realizaron en otros puntos de la zo-
na sur del Gran Buenos Aires… Las primeras operaciones contra
los guerrilleros, fueron practicadas por helicópteros artillados de
la VII Brigada Aérea… Los irregulares que contaban con armas
pesadas… utilizaron tales armas para alejar a los helicópteros…
La situación por entonces (22 horas) continuaba incierta, porque
los agresores habían ocupado viviendas particulares en las proxi-
midades de los cuarteles y desde ellas atacaban a las tropas de
refuerzo.»

Los subversivos habían cortado los accesos al Batallón 601 en múl-


tiples operaciones, entre ellas el incendio de colectivos que habían atra-
vesado en las calles.

Dice La Prensa.
g «Aproximadamente a las 18 llegaron varios extremistas… a la ba-
rrera del ferrocarril Belgrano en la intersección de Pasco y Caagua-
zú, obligaron a los guardabarreras a cerrar el paso a nivel y a ale-
jarse del lugar, a unas veinte cuadras de donde sucedieron los he-
chos… los extremistas detuvieron un micro de la compañía Expre-
so Reconquista, del que hicieron descender a los pasajeros, atrave-
sando el vehículo en el medio de la calzada… testigos afirmaron que
se trataba de diez personas, en su mayoría mujeres, armadas
con fusiles FAL, carabinas y otras armas… Luego detuvieron un
tren… El grupo hizo descender rápidamente del lugar a los pasaje-
ros, produciéndose escenas de pánico entre la gente que huía…»

El ERP emitió un comunicado sobre el hecho, en el que, entre otros


conceptos, dice:

304
Guerra Revolucionaria en la Argentina

( «…fue una nueva y más relevante demostración Nacional e Interna-


cional de que nuestro pueblo se arma y combate valerosamente por
su liberación nacional y social.
( Esta batalla librada por las fuerzas revolucionarias se enmarca en
un proceso general de guerra prolongada, de varios años de accionar
urbano y rural de las fuerzas guerrilleras…
( La guerra revolucionaria se ha generalizado en la Argentina.»

En este caso, como en algunos otros, la organización guerrillera dio


una nómina de sus muertos, una de las pocas forma de identificarlos,
pues normalmente, como se ha dicho, carecían de documentos, o porta-
ban documentos falsos, o borraban sus huellas digitales, lo que dificul-
taba su individualización.

11. EL PRIMER TRIMESTRE DE 1976

En Tucumán la guerrilla intentó abrir dos nuevos frentes rurales


en Sierra de Medina y en Dique El Cadillal, que fueron rápidamente des-
baratados. El debilitamiento de sus fuerzas comenzó a hacerse eviden-
te, porque se empleaban guerrilleros con poco entrenamiento. Este año
se desarrollaron operaciones de consolidación y se terminó con la gue-
rrilla rural.

A comienzos de enero, el Consejo Nacional de Montoneros le realizó


un juicio revolucionario a una de sus más altas autoridades, Roberto Quie-
to. Evita Montonera da la información en el número de febrero-marzo.
El tribunal revolucionario lo encontró culpable de los delitos de deser-
ción en operación y delación, y lo condenó a degradación y muerte, lo que
no se pudo llevar a cabo, porque, señala el tribunal, Quieto fue deteni-
do por la policía en una playa de San Isidro.

En otro orden de cosas, el 9 de febrero se cumplía un año desde la


iniciación de la “Operación Independencia”. El General Acdel Vilas ha-
bía dejado el Comando, y estaba con destino en Buenos Aires. Para re-
cordar la fecha, se reunió en un almuerzo con un grupo de oficiales. En
esa oportunidad se intentó envenenarlos.

305
Ramón Genaro Díaz Bessone

Evita Montonera de febrero-marzo de 1976 describe el hecho:


p «El Pelotón Pueblo de Tucumán del Ejército Montonero intentó ajus-
ticiar por envenenamiento al General Vilas… El objetivo no pudo
lograrse por fallas técnicas… El soldado dragoneante clase 1954 Mi-
guel Romero, que logró retirarse del Regimiento 1 luego del fallido
intento…»

El General Vilas y demás comensales percibieron el extraño olor de


la comida y ello los salvó. El soldado Montonero se esfumó en la ciudad.

El 11 de febrero fue asesinado en Mar del Plata el Coronel Rafael H.


Reyes, jefe del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601, hecho consu-
mado por las Brigadas Rojas del Poder Obrero, una nueva organiza-
ción subversiva.

El hecho fue relatado por La Prensa y otros diarios del día 12 de fe-
brero. En síntesis:
g El Coronel Reyes dejó su domicilio aproximadamente a las 6 horas
para dirigirse al cuartel acompañado por los soldados Tempone y
Gómez. En la esquina de Córdoba y 9 de Julio, de Mar del Plata,
fue encerrado su automóvil por dos vehículos, una camioneta y un
automóvil. El soldado chofer intentó escapar dando marcha atrás.
g Una mujer de unos 20 a 25 años estaba parada sola en esa esqui-
na, con un paquete en la mano. Bajó a la calle, sacó del paquete una
pistola ametralladora, mató al Coronel e hirió a los soldados. Lue-
go subió a la camioneta, y todo el grupo se esfumó en la ciudad.

El 28 de febrero el ERP asesinó al industrial Héctor Minetti, hecho


del que se hizo responsable por medio de un “Parte de Guerra”.

El 15 de marzo se atentó contra el Comandante General del Ejérci-


to, General Jorge Rafael Videla. Se hizo estallar un artefacto explosivo
cargado con perdigones, ubicado en un automóvil en una calle de acce-
so al Comando General. El automóvil era propiedad de un contador pú-
blico nacional. El general Videla resultó providencialmente ileso. Los per-
digones mataron a Alberto Blas García, chofer de un camión, totalmen-
te ajeno al hecho, que pasaba accidentalmente por la avenida Madero

306
Guerra Revolucionaria en la Argentina

hacia Retiro. Fueron heridos cuatro coroneles, uno de ellos grave, ocho
suboficiales, cinco soldados y seis civiles.

El 24 de marzo, las Fuerzas Armadas produjeron un golpe de esta-


do que interrumpió el período presidencial de María Estela Martínez
de Perón.

12. EL SECUESTRO DEL CORONEL PITA Y


EL ASESINATO DEL GENERAL CARDOZO

El 30 de mayo de 1976, cerca de Gonnet, provincia de Buenos Ai-


res, fue secuestrado el Coronel Juan Pita, y alojado en una “cárcel del
pueblo”, semejante a la que padeció el Coronel Larrabure. Estuvo 192
días allí y bajó más de diez kilos de peso. La revista Extra de enero de
1977 publicó detalles de su cautiverio y fuga, la que ocurrió el 7 de di-
ciembre de 1976.

En la “cárcel del pueblo” sus captores le hicieron saber que sería


juzgado por un tribunal revolucionario. Así ocurrió y fue condenado a
muerte, la que se ejecutaría en una fecha a determinar. Se hicieron dos
simulacros de ajusticiamiento.

El 7 de diciembre, un derrumbe de un trozo de pared de la “cárcel


del pueblo” le abrió la puerta de la “celda”. En el recinto carcelero no ha-
bía nadie. Las continuas bajas que había sufrido la guerrilla se ponían
de manifiesto en este caso; no había suficientes hombres para cuidar per-
manentemente al prisionero. El Coronel tomó la pistola ametralladora
que había en un armario, y subió la escala (no escalera) para salir del
pozo. No vio a nadie. Se alejó del lugar corriendo y cayéndose, fenóme-
no común por el largo encierro. Llegó a una calle de tierra por donde pa-
só una camioneta de Vialidad, que lo llevó a una comisaría ubicada a tres
cuadras del lugar.

El General Cesario Ángel Cardozo murió víctima de un atentado el


día 18 de junio, poco después de la medianoche. La autora del atenta-
do fue una adolescente, Ana María González, que a tan temprana edad,

307
Ramón Genaro Díaz Bessone

18 años, tenía inoculado el odio revolucionario en el alma. Pertenecía


a Montoneros, y su Jefe era Horacio Mendizábal. Tiempo después mu-
rió en una calle de Buenos Aires, cuando atacó a balazos, junto a otros
guerrilleros, a integrantes de la Policía Federal.

El diario La Prensa del 19 de junio informó sobre el atentado, el que


ocupó amplio espacio en los medios de difusión, y en síntesis se dijo:
g Los padres y un hermano de 21 años “tenían antecedentes por per-
tenecer a la organización terrorista que secuestró y asesinó al Tenien-
te General Pedro Eugenio Aramburu. La autora del atentado había
estado presa recientemente y recuperó la libertad hace poco tiempo.”
La hija del General Cardozo, María Graciela, de 18 años de edad, co-
noció a la autora del atentado en el Instituto de Lenguas Vivas, y le
brindó confiada amistad. Ambas estudiaban juntas, y por ello Ana
María González tenía libre acceso al departamento de la familia
Cardozo, donde incluso dormía una vez por semana.
g La libertad de movimientos que tenía la subversiva, le permitió co-
locar un explosivo de 700 gramos de trotyl, en forma de fuelle, en la
cama del matrimonio, debajo del colchón, y en el lugar donde debía
acostarse el General Cardozo. Volvió luego al lugar para verificar si
estaba bien colocado. Poco después se retiró del domicilio. Cuando
a la noche el General se apoyó en la cama, se produjo la explosión
que lo mató y causó heridas a su esposa.
g La autora del atentado, sus padres y sus hermanos, abandonaron su
domicilio y se fugaron.»

La revista Cambio 16 de España, publicó un reportaje que el perio-


dista Cerecede le hizo a Ana María González, en el que relató el hecho
y todo cuanto estuvo conectado con él. En esa entrevista, llamada “Con-
ferencia de prensa”, estuvo presente el secretario militar de Montoneros,
Horacio Mendizábal. La revista Evita Montonera de octubre de 1975
reprodujo lo esencial de ese artículo. Mendizábal dijo:
p «El explosivo contenía 700 gramos de trotyl y estaba dentro de un
paquete del tamaño de una caja de colonia… La compañera es sol-
dado de la organización… refleja la moral de nuestra tropa… Des-
pués de haber sido presa y torturada quince días antes de la opera-
ción, sigue yendo a la casa del Jefe de Policía. Esto demuestra algo

308
Guerra Revolucionaria en la Argentina

más que sangre fría; demuestra un convencimiento ideológico muy


sólido… Esto apunta a demostrar que en una guerra popular el ene-
migo no tiene posibilidad de retaguardia.»

La guerrilla urbana había retrocedido al terrorismo como procedi-


miento de combate.

13. EL SEGUNDO SEMESTRE DE 1976

«El 2 de julio a las 13 y 20 horas, explotó un artefacto de alto poder


en el comedor del personal de la Superintendencia de Seguridad Fede-
ral, Policía Federal Argentina, sito en la planta baja del edificio de Mo-
reno 1417, Capital Federal. Como consecuencia de la explosión es de
lamentar el fallecimiento de 18 personas y 66 heridos, de éstos 11 de su-
ma gravedad (mutilados).» Así expresaba parte del comunicado del Co-
mando del Cuerpo de Ejército I.

La Prensa del día 3 decía:


g «Cabe señalar que la entrada a ese edificio es severamente contro-
lada en la guardia de la planta baja, y quienes entran, inclusive los
periodistas acreditados ante la jefatura de policía, deben registrar-
se en un libro y dejar su documento de identidad… La destrucción
del comedor y dependencias contiguas fue casi total, y las personas
presentes que llegaban casi a un centenar, rodaron por el piso.»

En el reportaje que la revista española Cambio 16 le hizo a Horacio


Mendizábal y Ana María González, a propósito del atentado contra el
General Cardozo, Mendizábal habla de este atentado en el comedor de
la Policía Federal y dice:
u «La colocación de la potente bomba que destrozó el comedor de la Su-
perintendencia de Seguridad Federal ofrece características simila-
res a la Operación Cardozo, aunque el explosivo era sensiblemente
mayor, nueve kilos de trotyl y cinco kilos de bolas de acero, acciona-
do por un dispositivo de relojería, introducido en el edificio por un
compañero que estaba infiltrado y que había entrado durante una
semana con un paquete similar, pero inofensivo, como prueba. Cuan-

309
Ramón Genaro Díaz Bessone

do vimos que todo andaba bien se lanzó la operación que también sir-
vió para demostrar la alta moral y serenidad de nuestros comba-
tientes, porque el compañero que accionó el dispositivo estuvo al-
morzando allí y se retiró siete minutos antes del lugar.»

El 19 de julio el Ejército cercó al jefe del ERP, Roberto Santu-


cho, en un departamento ubicado en Villa Martelli. Santucho había
dejado el monte, donde la guerrilla rural estaba vencida, y se encon-
traba con otros miembros de la organización y su segundo, Benito Ur-
teaga. Santucho se disponía a viajar a Cuba. Encabezó la operación el
Capitán Juan Carlos Leonetti. Completado el cerco se ordenó rendirse
a los guerrilleros. Estos abrieron fuego, y en el asalto final cayó herido
de muerte el Capitán. El ataque continuó y terminó con la muerte de
Santucho, Urteaga, y otros tres subversivos.

Evita Montonera de octubre de 1976 le dedica una nota en la que


dice:
p «La muerte de esos compañeros ha sido una dura derrota para to-
dos nosotros.»

El mismo día de la muerte de Santucho, Montoneros asesinaron al


General Omar Carlos Actis, en Wilde, provincia de Buenos Aires. Actis
era presidente del organismo que preparaba el campeonato mundial de
fútbol. Una camioneta le cerró el paso a su automóvil, descendieron
cuatro guerrilleros y lo acribillaron. El General Actis se dirigía a una
conferencia de prensa que debía dar ante periodistas nacionales y ex-
tranjeros, referida al campeonato mundial. Fue el primer gran sabota-
je que preparó la guerrilla a ese evento, y que sus apoyos europeos com-
pletaron con el boicoteo.

El 12 de septiembre, después de un importante partido de fútbol, la


policía de Rosario regresaba en ómnibus desde el estadio que había cus-
todiado. En tal oportunidad fue objeto de un atentado similar al que se
realizó en los accesos al Comando General del Ejército contra el Gene-
ral Videla. Al paso del ómnibus se hizo explotar un explosivo que pro-
yectó bolas de acero como en el comedor de la Policía Federal. Once po-
licías resultaron muertos. El explosivo fue ubicado en un automóvil pe-

310
Guerra Revolucionaria en la Argentina

queño y explotó por control remoto. La rutina, una vez más, permitió a
la guerrilla colocar el explosivo por donde siempre pasaba el ómnibus.

El 2 de octubre falló un nuevo atentado contra el Comandante en Je-


fe del Ejército, que también hubiera matado a altos mandos del Ejérci-
to. Se celebraba el día del arma de Comunicaciones en Campo de Ma-
yo. En el palco principal se colocó una bomba. El hecho fue relatado en
Evita Montonera en febrero de 1977, que dice:
p «Debido a fallas de tipo técnico en el mecanismo de relojería, el ar-
tefacto retrasó su explosión.»

La misma publicación relata que:


p «El 16 de octubre a la noche, un pelotón de la sección de informacio-
nes del Ejército Montonero, colocó un poderoso explosivo detrás de
la pantalla del microcine del Círculo Militar, causando heridas a 60
personas.»

Se trataba de una función de cine para las familias de socios. No hu-


bo heridos graves.

También esa revista, atribuye a un pelotón de Montoneros haber he-


cho estallar 5 Kg de explosivo y 5 Kg de metralla en el despacho del
subjefe de policía de la provincia de Buenos Aires, Coronel Trotz. Ocu-
rrió el 16 de octubre.
Los autores de este hecho fueron Alfredo Guillermo Martínez, de 24
años, estudiante de derecho en la Universidad de La Plata, que traba-
jaba como recepcionista y telefonista en la secretaría privada del sub-
jefe, y su esposa Diana Beatriz Wlichky, de 22 años, que desempeñaba
tareas auxiliares en la misma. Este matrimonio colocó la bomba y pa-
só a la clandestinidad. Como consecuencia del hecho, el Coronel Trotz
perdió el brazo izquierdo, a la vez que tuvo otras heridas, y también re-
sultaron con heridas el Coronel Rospide, el Comisario Mayor Baldrich,
el Comisario Bonnet y el Comisario Pino.
Ese mismo día, el Ejército descubrió lo que Montoneros llamaban
su “Fábrica Militar José Sabino Navarro”, donde se fabricaban pistolas
ametralladoras, y explosivos, entre otros elementos.

311
Ramón Genaro Díaz Bessone

El 2 de diciembre murió, en un enfrentamiento con la policía, Nor-


ma Arrostito. Evita Montonera la llama Oficial Primero, y fundadora de
Montoneros, ya que integró en 1968 con Fernando Abal Medina, Fir-
menich y Ramus los núcleos que dieron el nacimiento a Montoneros,
“fue la mujer más buscada del país.”

El 15 de diciembre, en la Secretaría de Planeamiento del Ministe-


rio de Defensa, se desarrollaba una conferencia con la participación de
militares, diplomáticos, y civiles. En tal circunstancia se hizo explotar
una bomba tipo “vietnamita” (explosivo y metralla como en anteriores
hechos). El artefacto estalló en medio del salón. Había sido dejada so-
bre el piso, donde abrió un agujero de 80 cm. por 60 cm. que pasó al pi-
so inferior. Su autor fue un asesor de la secretaría, de nombre José Luis
Dios, que tenía antigüedad de once años en el trabajo. Había ingresa-
do en 1966 en lo que fue la Secretaría del Consejo Nacional de Seguri-
dad. Como consecuencia de la explosión murieron 14 personas: el Co-
ronel Andrés Fernández Cendoya; el Teniente Coronel Eduardo Mutto;
el Vicecomodoro Reynaldo Couganderes; el Capitán de Corbeta Julio
E. Esquivel; el Teniente de Navío Oscar A. Poggi; el Mayor Leonidas
Ziehl; el Mayor Alberto B. Luchessi, el Contador César Ellaci, el Licen-
ciado Amoril Cardozo, el asesor del Ministerio de Planeamiento Luis
N. Macagno, la señora Guides de Avallay, y los señores Enrique Pemes,
Agustín Rubén Torres y Osvaldo Tabares. Hubo además 18 heridos. El
hecho fue divulgado por toda la prensa del día 16, y por Evita Monto-
nera de febrero de 1977.

Es materialmente imposible en los límites de este texto, describir los


hechos que ocurrían a diario,8 sin embargo, deseamos destacar que ese
año la guerrilla asesinó, entre otros, a los siguientes empresarios: Jor-
ge Kenny, Raúl Velazco (Sancor), Pedro Rota (FIAT), José Pardales, Ma-
nuel Fidalgo, Miguel Sadilestsky (Swift), Julio Oneto, Pedro Etchevare,
Horacio Serragán (IKA), Carlos Berconetti, Daniel Cash, José Castrogio-
vani, Juan Litle, Domingo Lozano, Roberto Moyano, Carlos Souto, entre
otros, y los Coroneles Leonardo D’Amico y Francisco Castellanos.

8 Ver Armando Alonso Piñeiro, Op. Cit., puede verse un listado diario para
los años 1969 a 1979.

312
Guerra Revolucionaria en la Argentina

En Tucumán quedó eliminado el foco guerrillero rural, como saldo


del año. En octubre había caído Mac Donald (alias Capitán “Raúl”), úl-
timo jefe conocido de la Compañía Ramón Rosa Jiménez. El patrullaje
constante del Ejército terminó con las postreras manifestaciones de la
guerrilla rural. A lo largo del año se desarrollaron 24 combates, murie-
ron 74 guerrilleros y 18 integrantes de las fuerzas legales. Se destru-
yeron 68 campamentos y depósitos de la guerrilla.

En el ámbito urbano, las facilidades de ocultarse eran mayores, pero


como dijimos, este año la guerrilla retrogradó al terrorismo, e hizo es-
fuerzos desesperados por mostrar vigencia con hechos espectaculares.
Sus publicaciones comenzaron a ser escasas y sus ediciones cada vez más
espaciadas, para las que sobrevivieron, Estrella Roja y Evita Montonera.

El texto de las revistas evidencia el esfuerzo de la guerrilla derro-


tada por aparentar un estado de menor deterioro.

Evita Montonera de octubre, insiste en que sus adherentes impul-


sen la propaganda subversiva. Uno de los artículos destinados a este efec-
to se titula: Conoce al enemigo y conocete a vos mismo, del que extrae-
mos algunos párrafos:
p «Pero por sobre todas las líneas de propaganda, pondremos
el acento en la difusión nacional e internacional en las atro-
cidades represivas que son, en su conjunto, responsabilidad
de las Fuerzas Armadas…
p Para disminuir las fuerzas del campo enemigo, nuestra propuesta
es guerra integral, popular, y prolongada, que en esta etapa asume
la forma de defensa activa…»

Incluye la misma revista la Orden general para el ejército montone-


ro a fin de iniciar la cuarta campaña militar. Esa orden contiene un
análisis de la situación y los siguientes aspectos que sintetizamos, de
entre los más importantes.
p Misiones. Con relación al enemigo (fuerzas legales) dice: «Aniqui-
lamiento; producir bajas en las filas del enemigo… Para Montoneros,
entre otras, señala: “Completar la instrucción militar mínima para
el combate de aquellos compañeros que no la posean”.

313
Ramón Genaro Díaz Bessone

La pauta de la debilidad de la guerrilla la da este párrafo:


p «La principal línea de ataque se efectuará contra la Policía y no con-
tra las FF.AA. dado que presentan mayores objetivos de tipo indivi-
dual –acordes con la metodología a emplear en esta Campaña– per-
mite mayor recuperación (robo) de armamento, además de cons-
tituir la Policía nuestro principal obstáculo en la tarea política en el
territorio, por lo que atacándola, disputaremos el control territorial.
p Respecto de las FF.AA… a) Oficiales: aniquilamiento, cualquiera
sea su situación… b) suboficiales y tropa: aniquilamiento, sólo
cuando están en operaciones.»
Lenguaje militar neto, que trata de copiar al Ejército. El sentido de
la palabra ANIQUILAMIENTO es terminante: muerte.
La misma revista tira su número siguiente cuatro meses después,
en febrero de 1977. Su análisis de la situación sintetiza muy claramen-
te el balance del año 1976:
p «A lo largo de 1976, las fuertes bajas sufridas en sus cuadros de con-
ducción, militantes de distintas organizaciones y activistas, al par
que la destrucción de buena porte de la logística, dejan a estas fuer-
zas con sus capacidades de ejecución a un nivel relativamente bajo…»

Señala sus mejores logros, que serán objetivos para el futuro:


p «… campaña de propaganda y difusión de la resistencia del
Pueblo argentino en Europa y en América Latina; constitución
de organismos que luchan por la vigencia de los derechos hu-
manos y democráticos; relaciones con organismos interna-
cionales como Amnesty Internacional, Tribunal Russel, etc.,
relaciones con la socialdemocracia europea, y denuncias en
el Congreso Norteamericano9; presencia del Movimiento y
del Partido a través de giras internacionales, en especial una
estrecha relación con nuestros hermanos palestinos…»

Lo decía Evita Montonera, órgano oficial de prensa de Montoneros,


en la página 8 del número de febrero de 1977. Es muy esclarecedor
de lo que sobrevendría.

9 El Congreso del tan vituperado, por estos Montoneros, imperialismo.

314
Guerra Revolucionaria en la Argentina

14. EL AÑO 1977

El año 1977 marcó ciertamente una creciente declinación en el ac-


cionar militar de la Guerra Revolucionaria. El ERP había sufrido bajas
muy sensibles, estaba decapitado. Montoneros mantuvo su actividad
en forma de terrorismo urbano, propaganda interna e internacional, y
acción política.
Pero también su accionar militar estaba restringido.

En febrero de 1977, Montoneros proponen un Frente de Liberación


Nacional. “Luchemos por estos 5 puntos” (Evita Montonera de ese mes
los publica):
lº Modificación de la actual política nacional,
2º Retiro de los militares de los sindicatos y la CGT.
3º Plena vigencia de los derechos humanos:
- Cese de toda forma de represión y tortura.
- Libertad a todos los detenidos sin causa judicial.
- Publicación de la lista de presos, reconociendo a los miles de
argentinos secuestrados.
- Vigencia de los derechos de defensa.
4º Restitución de las libertades populares.
- Libertad a Héctor J. Cámpora, y de todos los presos políticos,
gremiales, estudiantes y populares.
5º Convocatoria a elecciones libres y sin proscripciones.

En marzo de 1977 Evita Montonera proclama a ese año como el “Año


de la Resistencia Popular.” El secretario militar del Partido Montone-
ro escribe un artículo bajo el titulo: Atacar, hostigar al enemigo, para apo-
yar la lucha Política del movimiento. En él da las directivas al movimien-
to montonero: “miles de sabotajes, cientos de caños. Que patrones y mi-
licos paguen los daños.”

Ese año se conoce el plan de instrucción para el área “Inteligencia”


de Montoneros, que contempla la captación de soldados conscriptos.
También los reglamentos del ERP que fueron elaborándose desde fines
de 1974. Uno de ellos, el de organización expone, en síntesis, los si-
guientes aspectos:

315
Ramón Genaro Díaz Bessone

❖ Está inspirado en las formas orgánicas de los Ejércitos Rojos sovié-


tico y chino, y en las fuerzas armadas populares de Vietnam.
❖ Desarrolla la organización de la “Escuadra”, 8 a 12 combatientes
bajo el mando de un sargento. Los combatientes se dividen en una
célula con 4 hombres y dos subequipos, cada uno con tres a cuatro
hombres.
❖ Luego detalla la organización del pelotón o sección, que se integran
con dos a cuatro escuadras, bajo el mando de un teniente. El pelo-
tón o sección urbano cuenta con dos o tres escuadras de fusileros y
una escuadra logística que incluye: sanidad, comunicaciones, cár-
cel (del pueblo), garage y arreglo de armamentos.
❖ Señala la organización del pelotón de apoyo: una escuadra de ame-
tralladoras, una escuadra de explosivos y una escuadra de morteros
y bazookas.
❖ El pelotón comando y logística, agrega a los elementos de la escua-
dra logística (más amplios), un grupo de propaganda, un grupo de
abastecimiento, un grupo depósitos y un grupo armeros.
❖ La compañía (urbana o rural) está integrada por 3 a 5 pelotones, ba-
jo el mando de un capitán jefe de compañía y un capitán responsa-
ble político. La compañía urbana incluye un pelotón caza-patrulleros.
❖ El batallón (actuó en Monte Chingolo), se integra con 3 a 5 compa-
ñías bajo un comandante, jefe del batallón, y un comandante, res-
ponsable político.»

El acto terrorista más importante del año, es el atentado contra el


Ministro de Relaciones Exteriores, Vicealmirante César Augusto Guzzetti,
que ocurrió cerca del mediodía del 7 de mayo, cuando el Ministro con-
currió a una clínica privada. En síntesis los hechos se desarrollaron co-
mo sigue:
❖ A las 10 y 30 aproximadamente, tres personas irrumpieron en la
sala de espera de la clínica. Reducen a pacientes y personal médico
y auxiliar. Se dan a conocer: son Montoneros. Así esperan la llega-
da del Ministro.
❖ Cerca de lea 11 y 50 llegó Guzzetti en un automóvil. El custodio que-
dó en la entrada de la clínica; el Ministro entró sólo.
❖ Cuando llegó a la sala de espera fue atacado y desmayado. Lo arras-
traron hasta un baño, en cuyo interior le dispararon con una pisto-

316
Guerra Revolucionaria en la Argentina

la con silenciador, en la cabeza. Lo dejaron por muerto. Colocaron una


bomba, que no llegó a estallar, y se retiraron. El custodio que esta-
ba en la puerta reaccionó cuando los montoneros se alejaban en un
automóvil. El Almirante Guzzetti se fue recuperando.10

Evita Montonera” de junio de 1977 publicó el “Parte de Guerra” de


Montoneros, con el detalle del atentado, llevado a efecto por el pelotón
de combate “Dardo Cabo.” También salió en Estrella Federal cuyo pri-
mer número apareció en mayo de 1977. Los Montoneros seguían los pa-
sos del ERP, Estrella Federal reemplazaba a Estrella Roja.

En la edición de septiembre - octubre de 1977, Evita Montonera pu-


blica un reportaje a Armando Croatto, que fue Diputado por la Juven-
tud Peronista durante el gobierno de Cámpora. Croatto había asistido
a la III Reunión de los Parlamentos Europeo y Latinoamericano, con re-
presentantes parlamentarios de todos los países de Europa occidental
y un buen número de países de América Latina, entre ellos Brasil y Pa-
raguay, y el de los disueltos parlamentos de Argentina, Uruguay y Chi-
le. Sintetizamos el reportaje:
La delegación argentina estuvo integrada por Héctor Sandler y
Croatto. Estuvieron presentes Solari Yrigoyen y León, pero como invi-
tados. No quisieron integrar la delegación, y no firmaron la declaración
condenatoria contra el gobierno argentino.

Los objetivos de Montoneros en esta reunión fueron, entre otros:


1º Obtener solidaridad internacional.
2º Que los países democráticos reconocieran que en los países someti-
dos a dictaduras militares (no pro-soviéticos), los pueblos tienen el
derecho a la resistencia y la rebelión. Estos objetivos fueron logra-
dos por aprobación unánime; también de Brasil y Paraguay.

Al término del año, Montoneros editó un folleto titulado: 600 opera-


ciones en 1977. Todos ellos son actos de sabotaje, atentados, asaltos, ac-
tos de terrorismo. Entre los ajusticiamientos (asesinatos) de mayor re-

10 El atentado le dejó graves secuelas, que determinaron su muerte pocos


años después.

317
Ramón Genaro Díaz Bessone

sonancia estuvieron: el gerente de Relaciones Industriales de YPF, Fran-


cisco Schwer; el Presidente de Massalin y Celasco, José M. Martínez, el
Coronel Antonio Sureda, el Mayor Rodolfo Matti, Teniente Primero Al-
berto Annacattone y el Comandante Principal Rosas.

Al finalizar año 1977, la derrota militar de la Guerra Revoluciona-


ria era evidente. No obstante quedaban restos de guerrilla que continua-
ron produciendo hechos terroristas de envergadura.

15. EL AÑO 1978

En marzo de 1978, una nueva publicación del movimiento peronis-


ta-montonero, El Descamisado, hizo conocer las directivas para la ac-
ción durante el año 1978. Uno de sus párrafos dice:
p «Todas las formas de resistencia son válidas. Aparece allí la nómi-
na del “Consejo superior del Movimiento Peronista Montonero”:
Secretario General: Comandante Mario E. Firmenich.
Rama Política: Oscar Bidegain, Ricardo Obregón Cano, Rodríguez
Anido, Rubén J. Dri, Eduardo Yacussi –presbítero de Rosario en ac-
tividad–, Norberto Hableger, Arnaldo Lizaso.
Rama Juvenil: Rodolfo Galimberti, Guillermo Amarilla, H. O. Fer-
nández Long, Manuel Pedreira, Jorge Gullo.
Rama Gremial: Armando Croatto, González Chávez, J. A. Herrera.
Rama Femenina: Adriana Lesgart, Lilí Mazzaferro y Rosa Chávez.
Rama Profesionales, Intelectuales y Artistas: Rodolfo Puiggrós,
H. Martínez Borelli y Norman Brisky.
Rama Pequeños Productores Agropecuarios: Osvaldo Lovey.
Secretario de Prensa y Difusión: Miguel Bonasso y Juan Gelman.
Secretario de Reuniones Internacionales: Segundo Comandan-
te Fernando Vaca Narvaja.
Aparece también una fotografía de Yasser Arafat, el jefe de la OLP
(Organización para la Liberación de Palestina) entre Firmenich y Va-
ca Narvaja.

El mayor esfuerzo de Montoneros se centró en propiciar el boicot al


Mundial de fútbol, mediante una intensa propaganda que se desarro-

318
Guerra Revolucionaria en la Argentina

lló en Europa occidental, y que en buena medida logró su objetivo. Sus


planes internos para realizar operaciones espectaculares durante el
torneo fracasaron. Las pantallas de televisión llevaron a todo el mun-
do las imágenes de tribunas repletas vestidas de celeste y blanco. La pro-
paganda decía una cosa y la realidad mostraba otra. Firmenich emitió
una directiva para el torneo mundial y la firmaba Comandante Mario
E. Firmenich, Comandante en Jefe del Ejército Montonero, desde algún
lugar fuera del país. Esa directiva la publicó Estrella Federal de abril
de 1978. Muestra también una fotografía de Firmenich, con su unifor-
me de “comandante en jefe”, saludando desde una ventana.

El accionar de la guerrilla se manifestó por medio del terrorismo. El


hecho de mayor repercusión fue el atentado que Montoneros llevaron a
cabo contra el domicilio del Almirante Lambruschini.

El atentado se produjo a la 1 y 40 del día 1º de agosto. Lo realizó el


Pelotón de Combate Especial Eva Perón de Montoneros.

Días antes, dos guerrilleros simularon ser policías que investigaban el


tráfico de drogas, y de ese modo pudieron entrar en un departamento des-
ocupado, que lindaba con el departamento de la familia Lambruschini.

El “Parte de Guerra” de Montoneros dice:


p «El día 31 de julio a las 23 horas, el Pelotón… procedió a colocar
una carga explosiva,… que detonó a la 1 y 40…»
p Se derrumbaron cuatro pisos y peligró la estabilidad de dos edificios,
lo que festejaron los Montoneros porque era una “zona oligárquica”
de la ciudad.
p El “Parte de Guerra” dice que «el explosivo produjo la muerte de
uno de los custodios (del Almirante) y graves heridas a otro. Lamen-
tablemente también murieron la hija y una anciana, Víctimas ino-
centes de esta guerra declarada por la dictadura…»

Imposible mayor cinismo.

La habitación de Paula Lambruschini, hija del Almirante, estaba


en el lugar donde los guerrilleros colocaron el explosivo.

319
Ramón Genaro Díaz Bessone

Poco después de este tremendo atentado, Estrella Federal, órgano ofi-


cial del ejército Montonero anunciaba en su tapa del Suplemento Espe-
cial de agosto: Padre Jorge Adur Capellán del Ejército Montonero.

El suplemento es muy extenso y contiene, entre otros un reportaje


al padre Adur, del que extraemos algunos párrafos:
p «Soy sacerdote religioso de la congregación francesa de Asunción.
p En breve, el Ejército Montonero comunicará oficialmente la desig-
nación a la Santa Sede.
p … todo el pueblo argentino se declara subversivo. Yo estoy con el
pueblo argentino.
p Ahora quiero decir al pueblo argentino, y a la Iglesia de mi país, que
estos hombres y estas mujeres del Ejército Montonero tienen un papel
en la historia de Argentina y que son ellos los únicos capaces, por to-
do lo que su lucha significa, de lograr la liberación de nuestro pueblo.
p … imagine el movimiento de cristianismo y revolución, antes del
Concilio. Fue una avanzada. Pero una avanzada de unos hombres
que tenían detrás un grupo de cristianos muy inquietos con respec-
to a la transformación del país. Otro ejemplo, el Movimiento de Sa-
cerdotes para el Tercer Mundo, que marca una manera de asumir la
vida sacerdotal… Ese movimiento no existe más, pero las cosas que
van quedando hacen que muchos cristianos se decidan a ingresar a
organizaciones revolucionarias.
p El trabajo con la gente pobre, con los obreros, y los campesinos…
han ido despertando en mí, como sacerdote, un compromiso de tipo
político…
p …tendré como tarea explicar el papel político e histórico que como sa-
cerdote, en esta hora de la lucha popular, debo mostrar ante los hom-
bres no sólo de mi Patria, sino también ante los pueblos del mundo…
p En la Iglesia argentina es cierto, ciertas maneras mías y de otros sa-
cerdotes de interpretar la situación que vive nuestro país ha crea-
do dificultades…
p Yo con un marxista no tengo ningún problema. Además creo que el
análisis marxista de la realidad es la única herramienta para un
análisis profundo… Entendámonos, sobre las realizaciones, sobre
las cosas. Esto, por otra parte, es un poco la actual actitud oficial de
la Iglesia.»

320
Guerra Revolucionaria en la Argentina

16. LA VICTORIA MILITAR SOBRE LA GUERRA REVOLUCIONARIA

Al terminar 1978, la victoria militar sobre la guerra revolucionaria


en la Argentina era un hecho. Pero la guerra seguiría en el plano polí-
tico. Quizá, como nunca en nuestro país, puede afirmar el agresor que
la paz es la continuación de la guerra por otros medios.

Sin embargo, aún 1979 sería testigo de tres atentados tremendos.

El 27 de septiembre, en las primeras horas de la mañana, en Olivos,


Montoneros demolió con explosivos la casa del Secretario de Coordina-
ción y Programación Económica del Ministerio de Economía Guillermo
Walter Klein. Mataron a dos de los custodios. La casa quedó totalmen-
te reducida a escombros. Fue un milagro que el Dr. Klein, su esposa y
sus hijos Marina de 12 años, Esteban de 11, Pedro de 9 y Matías de 6,
así como las empleadas y el bebé de ocho meses de una de ellas, salva-
ran todos la vida. Los agresores no respetaron sus derechos humanos.
Un parte de guerra de Montoneros firmado por Raúl Yaguer se adjudi-
có el hecho y relató su realización.

El 7 de noviembre Montoneros atentó contra la vida del Secreta-


rio de Hacienda Dr. Juan Alemann. En horas de la mañana salía de
su domicilio en la Capital Federal para subir al automóvil que lo
aguardaba. En ese momento se acercó una camioneta desde la que un
guerrillero acribilló al automóvil con disparos de un fusil automático.
Desde otro lugar se lanzó contra el automóvil un cohete, PG-7 antitan-
que de fabricación soviética y una granada perforante. Intervinieron
en el hecho de 12 a 15 guerrilleros, una escuadra. Milagrosamente el
Dr. Alemann salió ileso, y resultaron heridos el agente Miño y el cho-
fer Cancilliri.

No fue tan afortunado el Dr. Francisco Soldati y su chofer. El 12 de


noviembre fueron asesinados en pleno centro de la ciudad de Buenos Ai-
res, en la calle Cerrito entre Santa Fe y Arenales. Una camioneta cru-
zó y detuvo su automóvil. Lo acribillaron a balazos. Para completar la
tarea, los ocho Montoneros que lo atacaron pusieron un explosivo en el
auto, que explotó en el acto y mató a tres subversivos e hirió a dos.

321
Ramón Genaro Díaz Bessone

Pero la batalla se había desplazado a otro plano, el político.


Una de sus armas más poderosas, la propaganda se puso en mar-
cha a partir de 1976, cuando la guerrilla vislumbraba su derro-
ta. Diarios, revistas, libros, programas de televisión y radio, en toda
Europa occidental, y especialmente en París, hablaron de la violación
de los derechos humanos en la Argentina, y con ese motivo boicotearon
el torneo mundial de fútbol en Buenos Aires. Pero no se crea que el go-
bierno militar era el destinatario exclusivo. La Nación Argentina fue de-
nigrada, y en prueba de ello citaré dos libros.

La prensa extranjera y la opinión pública europea, esperaba ver a


través de la televisión un pueblo oprimido, como el de los países al Es-
te de la “Cortina de Hierro”, que la televisión no puede mostrar. Cuan-
do vio la alegría, y la cantidad de banderas y banderines celestes y blan-
cos que cada argentino agitaba, algunos locutores no encontraron expli-
cación mejor que decir: “es un pueblo fascista”.

Uno de los libros se titula: Argentina.- Proceso al genocidio11, fue


editado por la “Comisión por los derechos humanos en la Ar-
gentina”. En la edición francesa no figura el nombre de sus integran-
tes pero ellos eran: Lidia Angela Massaferro, miembro del Con-
sejo Superior del Movimiento Peronista Montonero (ver el Nº 15
precedente), y conocidos subversivos como Eduardo Duhalde, Lucio
Garzón Maceda, Roberto Guevara, Rodolfo Mattarolo y Gusta-
vo Adolfo Roca. Señalamos algunos párrafos del libro:
«Este libro escrito por la Comisión de Defensa de los Dere-
chos Humanos… aporta informaciones sobre los trágicos aconte-
cimientos que se desarrollan en el país, acusa a la dictadura militar,
denuncia una política represiva que termina en el genocidio.»
«Ciertos miembros de la Iglesia Católica han sido cruelmente per-
seguidos. El antisemitismo ha reaparecido.» (Pág. 11).
«Así, gracias a la acción llevada a cabo por el pueblo (el 25 de
mayo de 1973) contra las prisiones, gracias a la aplicación

11 Ediciones Elías Querejeta. Madrid 1977. Traducción al francés bajo el tí-


tulo: Argentina, dossier d’un génocide, Flammarion, París, 1978. Las citas
se refieren a la edición en francés.

322
Guerra Revolucionaria en la Argentina

de las nuevas leyes, los presos políticos abandonaron sus cel-


das.» (Pág. 18).
«En noviembre de 1974, el Ejecutivo proclamó el Estado de sitio
sin ninguna consulta al parlamento. Las garantías constituciona-
les estaban nuevamente suprimidas. En el plano jurídico, ellas ha-
bían prácticamente desaparecido después de la masacre de Ezeiza,
en junio de 1973. Centenares de personas muertas por los soldados.»
(Pág. 18). (Como se observa, se miente sin límite ni pudor).
«Una prensa irascible impulsaba a los movimientos extre-
mistas: el mejor enemigo es un enemigo muerto, se podía leer en
sus páginas. Esta prensa subsistía gracias a los subsidios del go-
bierno.» (Pág. 19).
«La Junta detenta el poder jurídico, inventa delitos, impone su
castigo, elige al culpable, condena sin apelación (se refiere al año
1976, no es un relato de años más recientes)… Estas medidas cas-
tigan a los principales personajes del régimen precedente…
Ricardo Obregón Cano, Oscar Bidegain, y Alberto Martínez
Vaca, gobernadores depuestos por el régimen anterior, Héctor Cám-
pora y su equipo… el ex Diputado y abogado de prisioneros políticos
Héctor J. Sandler, el Dr. Rodolfo Puiggrós, ex rector de la Univer-
sidad de Buenos Aires, jurista y escritor…» (Pág. 30)

La Segunda parte se titula: EL TERRORISMO DE ESTADO.


«En esta guerra contra la clase trabajadora, era inevitable que
los militares la emprendieran contra los magistrados, y en particu-
lar contra los abogados…» (Pág. 36).
«Testimonios sobre las torturas en la Argentina. El 8 de diciembre
de 1975 (gobierna la Sra. de Perón), Julio Eliseo Ledesma, obrero de
la fábrica FIAT, miembro del Buró político del Partido Revo-
lucionario de los Trabajadores (PRT) y uno de los más impor-
tantes dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP), fue arrestado por fuerzas del Ejército y la policía federal. Po-
co después, portavoces de la organización guerrillera revelan que
Ledesma había muerto después de terribles torturas. Después, el
Boletín de Solidaridad con las Víctimas de la Represión, publicó un
espantoso relato de jóvenes que afirmaban haber sido torturados al
mismo tiempo que Ledesma…» (Pág. 183).

323
Ramón Genaro Díaz Bessone

El otro libro es La Argentina del Miedo cuyo autor es Jean Pou-


tet,12 citamos algunos párrafos:
«Intelectuales argentinos exiliados en París después del golpe de es-
tado del 24 de marzo de 1976 me pidieron que los ayudara a alertar
la opinión contra el renacimiento del nazismo, el antisemitismo, el
terror… » (Pág. 14).
«¿Cómo tomar en serio a un pueblo que, apenas liberado de la ce-
guera en la que lo había sumido Evita, se había entregado a Isabel?»
(pág. 15).
«Expulsados de la Argentina (los guerrilleros) iban a conti-
nuar la lucha en Europa…» (pág. 15).
«Estamos en el país de la coima (viajó a la Argentina en marzo de
1977)… en el país de la joda.» (sic) (Pág. 17 y 18).
«La Argentina es un desierto donde 25 millones de hombres explo-
tan a 50 millones de vacas.» (Pág. 19).
«Como siciliano celoso, el macho argentino atraca a la mujer de otro
y encierra a la suya, profesa el catolicismo y el gusto del pecado.»
(Pág. 43).
«En resumen, la Argentina es un país maravilloso, donde todo va
mal, poblado de cantores de Tango, que desprecian a la mujer y de
gauchos se han transformado en chantas.» (Pág. 60).
«En ese país (la Argentina) de la frustración y el resentimiento.»
(Pág. 139).

17. LOS ARGENTINOS QUEREMOS DECIRLE AL MUNDO

Los diarios del mes de septiembre de 1983, dos meses antes de que
asumiera un gobierno elegido por medio del sufragio, publicaron una
solicitada bajo aquel título. Apareció en Convicción el 21 de septiem-
bre y decía:
g «Los argentinos estuvimos en guerra. Todos la vivimos y la sufri-
mos. Queremos que el mundo sepa que la decisión de entrar en la lu-
cha la provocó e impuso la subversión, no fue privativa de las Fuer-

12 L’ Argentine de la Peur, Plon, París 1978.

324
Guerra Revolucionaria en la Argentina

zas Armadas. Tampoco fue privativa del Gobierno Argentino. Fue


una decisión de Argentinos. Todos, absolutamente todos los hombres
de buena voluntad que habitan el suelo argentino, pedimos en su
momento a las Fuerzas Armadas que entraran en guerra para ganar
la Paz. A costa de cualquier sacrificio.
Y todos deseamos que la guerra terminase cuanto antes. Hoy, la
guerra terminó; aunque no la vigilia. Y tal como cualquier otra gue-
rra, la nuestra también tuvo su precio.
Su enorme cuota de dolor y sacrificio. Porque en ella hubo muertos
y desaparecidos. Argentinos que cumplían con su deber, defendien-
do nuestro derecho a la paz, y nuestro tradicional modo de ser, que
una minoría cuestionaba.
Y murieron también muchos de aquellos que, temerariamente, pre-
tendieron imponemos ideologías extremistas, y un sistema de vida
totalmente ajeno a nuestro sentir nacional.
Ese fue el precio de la guerra en la Argentina.
Las instituciones que abajo firmamos, queremos refrendar de
esta manera nuestro apoyo a aquella dolorosa pero impres-
cindible decisión.
Aunque en idénticas circunstancias volveríamos a actuar de idénti-
ca manera, quiera Dios que nunca más tengamos que pagar este
precio para vivir en Paz.»

Firman más de un centenar de entre las principales instituciones pri-


vadas del país. Solo podemos citar algunas:
: Asociación de Bancos Argentinos, Asociación de Industriales Meta-
lúrgicos, Asociación de Rehabilitación del Niño Lisiado, Asociación
Internacional del Club de Leones (Distrito Múltiple), Bolsa de Ce-
reales de Buenos Aires, Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Cáma-
ra Argentina de Anunciantes, Cámara Argentina de Comercio, Cá-
mara Argentina de Editores de Libros, Cámara Argentina de la Cons-
trucción, Cámara de Comercio Industria y Producción de la Repú-
blica, Centro Argentino de Ingenieros, Consejo Empresario Argen-
tino, Consejo Publicitario Argentino, Liga Argentina de Lucha con-
tra el Cáncer, Liga de Madres de Familia, Rotary Club de Buenos Ai-
res, Sociedad Rural Argentina.

325
Ramón Genaro Díaz Bessone

Cabe, para mí, una reflexión final.


Estas voces fueron cubiertas por otras. No sabemos si el mundo se
enteró de lo que queríamos decirle. Pero sería importante que esto mis-
mo, las mismas empresas, los mismos argentinos, se lo digan a los ar-
gentinos, y se lo reiteren. Para que no lo olviden.

326
Guerra Revolucionaria en la Argentina

EPILOGO
DE LA PRIMERA EDICIÓN

La página editorial del diario La Nación del 19 de septiembre de


1979, fecha en que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
finalizaba su visita dice:1

LA VISITA QUE LLEGA A SU FIN

«Llega a su término la visita de la Comisión Interamericana de De-


rechos Humanos. Su trabajo ha sido realizado sin restricciones, sin
sobresaltos, en medio de la voluntad general de que su presencia sirva
con el fin de que se logre una compresión externa más clara y genuina
del drama que se ha vivido desde hace años aquí.

La Argentina está en orden. Por ese orden se ha pagado el al-


to, altísimo precio de una guerra. Si dicha guerra ha terminado mi-
litarmente, según lo afirman los partes oficiales y la ciudadanía confir-
ma a diario, no es sólo por la aptitud profesional y disposición de lucha
que evidenciaron las Fuerzas Armadas en el desarrollo de ese tipo de
contiendas, desconocidas en el mundo no muchas décadas atrás. La
victoria frente a la subversión es producto también de la soli-
daridad activa de los más diferentes sectores sociales y políti-
cos con la empresa resueltamente sostenida por las fuerzas de
la legalidad.

El cuerpo vivo de la Nación es el que en definitiva ordenó al


brazo armado ante cuya acción cayeron las bandas que, de otro
modo, hubieran terminado por disolver esta sociedad y asesina-
do a los hombres que la representan y a los que se oponen a sus desig-

1 Los subrayados son nuestros.

327
Ramón Genaro Díaz Bessone

nios. La muerte atroz sufrida por tantos ciudadanos –civiles y milita-


res– a manos de tales extraviados fue sólo un anticipo, aunque cruel, del
destino final que aceleradamente abordaba a nuestra sociedad.

Sería una arrogancia tan macabra cuanto vana la de que un país pre-
tendiera enseñar algo sobre los horrores de la guerra a un estado que
se ha desangrado día a día en el choque de hombres contra hombres, de
hermanos contra hermanos, a lo largo de esta centuria. No podemos
decir, entonces, sino que sentimos la misma dolorosa angustiante
impresión que otros pueblos padecieron antes que el nuestro.
Y como todos los pueblos que han sufrido en su carne el flagelo de la gue-
rra, el nuestro ansía vivamente alejarse de manera definitiva de la eta-
pa que, después de todo, está dejando atrás.

La defensa de los derechos humanos es un imperativo de la con-


ciencia universal. La ciudadanía argentina es parte de esa concien-
cia. Todos sus gobiernos, a pesar de las diferencias de la más
diversa índole habidas entre sí, han sido respetuosos de los com-
promisos internacionales y regionales que no sólo declaran si-
no que también arbitran procedimientos destinados a preservar
la vigencia de los derechos humanos. Por eso está en el país, pre-
cisamente por invitación del actual gobierno, el cuerpo jurídico regional
que, entre otras situaciones particulares en el continente, viene estu-
diando desde hace tiempo la cuestión argentina.

De lo que se trata ahora es de clausurar por todos los me-


dios un tiempo de guerra. Un país puede afrontar contiendas, pue-
de ganarlas y perderlas, pero lo único que no puede–no debe– hacer es
vivir permanentemente entregado al combate cruento. Corresponde,
pues, afirmar la victoria militar también como victoria en el
campo del Derecho. “La paz que merezca ser vivida”,2 de la que han
hablado repetidas veces los hombres de este gobierno. Es la paz que de-
be construirse con el restablecimiento pleno del orden jurídico.

2 Palabras del entonces Presidente de la Nación Teniente General Jorge


Rafael Videla.

328
Guerra Revolucionaria en la Argentina

LA NACIÓN ha dicho antes de ahora que las responsabilidades del


Estado crecen extraordinariamente en tiempos de paz respecto de tiem-
pos de guerra en cuanto a las garantías y protección efectiva de la se-
guridad individual de los habitantes. En la guerra se acrecienta el
interés por la seguridad colectiva, que es esencialmente lo que
ha dejado a salvo el aniquilamiento de las organizaciones sub-
versivas. En las conflagraciones de carácter no convencional, según es
el caso de la que se ha librado aquí, resulta extremadamente difícil la
precisión acerca de las fechas exactas de comienzo y de cese del fuego.
El Estado deberá seguir con suma atención cualquier intento de
rearme subversivo y él mismo debe estar armado con la legislación
necesaria –por gravísimas que fueren las sanciones– en función de la
eficacia disuasoria de esos aprestos. Pero ya ha sido el propio Estado el
que ha trazado la frontera divisoria de dos eras –la de la guerra y la de
la paz– al estipular que las nuevas normas sobre declaración de ausen-
cia con presunción de fallecimiento rigen para los desaparecidos desde
fines de 1974 hasta la que contiene dichas normas. Al poner pues, fe-
cha tácita a la conclusión de la guerra, el Estado ha dejado traslucir
que puede razonablemente esperarse de su actividad la aptitud reque-
rida para los tiempos de paz.

Pero por la vastedad y hondura del mal que ha debido combatirse no


alcanzan, en modo algún son suficientes, los recursos, los esfuerzos, los
compromisos que una sola nación empeñe en esta noble empresa de
afianzar una paz cabal. La Argentina debe emplearse denodadamente
en el restablecimiento, como hemos dicho alguna vez, de los elementos
de fondo constitutivos de un Estado de Derecho; pero, por otro lado, la
comunidad internacional de naciones debe encarar, sin perdida de tiem-
po, la aprobación de un código de normas tendientes a reprimir, con la
mayor severidad posible, los delitos del terrorismo, precisamente
por que su condición de crímenes de lesa humanidad los hace
de sanción inexcusable en cualquier parte del mundo civilizado. Nues-
tro país no se siente aislado. Se sabe incomprendido por gobiernos y
fuerzas políticas del exterior que razonablemente deberían ha-
ber sido sus aliados en la contienda en cuya apertura y desarro-
llo la única responsabilidad colectiva ha sido del terrorismo
marxista-leninista. No se siente aislado, repetimos, porque la acen-

329
Ramón Genaro Díaz Bessone

tuación en Europa y en otras partes de América de los fenómenos de vio-


lencia subversiva van poniendo al descubierto, en términos de validez
histórica –que son los únicos términos que cuentan en la vida de las
naciones– la raíz común de la gravísima cuestión que hoy cabe tam-
bién ser dramáticamente afrontada por otros países. Sin embargo, no
basta sólo la comprensión. Urge la acción decidida de la comuni-
dad de naciones con el fin de cerrar al terrorismo todos los ca-
minos. Sólo la acción internacional mancomunada pueden erradicar
eficazmente de la tierra este cáncer de los tiempos modernos. El te-
rrorismo no restringe su actividad a una jurisdicción en particular; es-
tá presente en todas aunque sea solapadamente, porque sólo así consi-
gue multiplicar la trágica siembra de desolación y muerte con la cual
en su irracionalidad aspira a la conquista del poder.

La visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha


dado lugar a que se hicieran escuchar sobre el tema de su competencia
todas las voces posibles. Sólo en algún caso excepcional, según ocurrió,
por ejemplo, con una de las varias declaraciones surgidas del pero-
nismo, se produjo un hecho realmente nuevo. Porque a no ser, en efec-
to, por ese acto carente de autoridad proveniente de una fuerza
política responsable como la que más, del origen de la violencia
en la Argentina, las demás voces no fueron, en rigor, sino una reite-
ración de los puntos de vista ya formulados antes de ahora. No sólo
pues, no fue necesaria la venida de la CIDH para que cada uno diera su
opinión sobre tan delicada materia, sino que, además, nada coartó la
posibilidad de publicar y difundir las ideas al respecto.

Si este último señalamiento algo dice sobre los términos en los cua-
les se desenvuelve la libertad de prensa en el país, más lo dirá to-
davía, con carácter general, la siguiente observación: la libertad de
prensa se ha venido ejerciendo desde marzo de 1976 con las limitacio-
nes propias de un país cuya existencia ha debido desenvolverse en cir-
cunstancias de excepción; pero esas mismas limitaciones se han ali-
viado gradualmente a medida que la tendencia del estado de
cosas ha marchado con nitidez en dirección de un mejoramien-
lo general de condiciones para el ejercicio de las libertades pú-
blicas. Subsisten, desde luego, dificultades aisladas, entre otras, las

330
Guerra Revolucionaria en la Argentina

que son consecuencia directa de una legislación que aún rige a pesar de
haber sido dictada para tiempos superados. Además, no deben olvidar-
se los efectos psicológicos que en todos los órdenes ocasiona un contex-
to en el cual habiéndose avanzado considerablemente, no se ha conse-
guido aún restablecer la seguridad individual en plenitud. Pero na-
die dispuesto a juzgar la situación argentina puede llegar a una
verdadera conclusión ponderada si omite registrar, como pun-
to de partida, un verdadero estado próximo a la disolución y al
caos, esto es, un ámbito en el cual hubiera sido ilusorio hablar
de derechos humanos, según puntualizó editorialmente el 6 del
actual nuestro diario.»

El 9 de septiembre de 1985, la página editorial del diario La Pren-


sa dijo:

JUICIO A LAS JUNTAS MILITARES

En numerosas oportunidades hemos puesto de relieve los cues-


tionamientos que merece, tanto desde el punto de vista jurídico como por
las connotaciones de tipo político que comporta, el proceso que
se sigue a los ex miembros de las tres primeras juntas militares,
por la supuesta comisión de excesos en la represión del terrorismo.

Acerca de lo primero, se ha señalado con reiteración, la violación


de la garantía constitucional de haber sido los procesados saca-
dos de sus jueces naturales, que no eran otros que los miembros del
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, en virtud de lo dispuesto
por una ley dictada con posterioridad al hecho de la causa. De
esta manera aparece vulnerado tanto en su texto como en su es-
píritu, el Artículo 18 de nuestra Ley Fundamental. Con relación
a lo segundo, se han escuchado a lo largo de la secuela de la causa, y no-
toriamente durante el curso de las audiencias públicas, declaraciones
de testigos propuestos por la parte acusadora, que al margen de la ve-
racidad o inexactitud de sus dichos, aparecen teñidas –en su mayoría–
de un interés marcadamente político, consistente en crear un cli-
ma de desprestigio hacia las Fuerzas Armadas, en consonancia

331
Ramón Genaro Díaz Bessone

con una orquestada campaña proselitista organizada por entidades de


marcado sesgo ideológico izquierdista, y respaldada por dirigentes que,
enarbolando la muy traída y llevada bandera de los derechos humanos,
lo que en el fondo pretendían era un veredicto condenatorio con pres-
cindencia de lo que resultara fehacientemente comprobado en el proce-
so.

En ese sentido, no deja de llamar la atención que el tribunal inter-


viniente se hubiera repetidamente negado a inquirir, a pesar de
haberlo así solicitado las defensas, sobre los antecedentes y ac-
tuación política de los testigos, impidiendo comprobar la posibilidad
que tuvieran conexiones –aunque sólo fueran lejanas o indirectas– con
los movimientos subversivos, o simples simpatías o afinidades hacia
sus componentes. Aun cuando esta circunstancia podría no tener vin-
culación inmediata con la específica materia de la causa –ese fue el ar-
gumento aducido por los magistrados– a nadie se le escapa que, de ser
cierta influiría de alguna manera en la declaración testimonial. Sea co-
mo fuere, el proceder que comentamos menoscaba en cierta forma el
principio de la amplitud de la prueba, con ostensible detrimento del
derecho de defensa.

Dentro de este clima creciente de politización de la causa, aca-


so no será ocioso recordar, por lo ilustrativo que resulta en la situación
presente, una declaración del defensor del ex Jefe de la Policía de la
provincia de Buenos, Aires, en la que manifiesta que el actual Presi-
dente de la Nación intervino como uno de los abogados del gru-
po terrorista –entre ellos el reconocido jefe del ERP– acusado
del secuestro y posterior asesinato del industrial Oberdán Sa-
llustro, ocurrido hace catorce años. La cita tiene especial interés, toda
vez que el primer magistrado fue quien suscribió el Decreto 158/84, dis-
poniendo el procesamiento de las ex Juntas Militares, cuyos consideran-
dos fueron calificados como una forma, si no de prejuzgamiento, por lo
menos de sugerente invitación a una sentencia condenatoria.

Hemos expuestos estos antecedentes, ya conocidos, para señalar la


existencia indubitable de una presión de determinados sectores para
gravitar en el ánimo de los jueces en procura de un pronunciamiento de-

332
Guerra Revolucionaria en la Argentina

terminado. Se ha buscado así, y casi puede decirse que se lo ha logra-


do, sacar el trámite de la causa de un contexto más general, que es el
de la represión, cuyos posibles excesos ahora se enjuician, no fue sino
una directa y necesaria consecuencia de la guerra –todo lo irregular
que se quiera, pero guerra al fin y lamentablemente muy sangrienta–
que desató la subversión en todo el país a lo largo de una omi-
nosa década. Aislar y tomar asépticamente, sólo una parte de ese
conflicto y separarlo de lo que fueron sus causas y anteceden-
tes, es tanto como parcializarlo, y por ende, desvirtuarlo. En
una reciente publicación “solicitada”, se recogen las categóricas y con-
denatorias opiniones de parlamentarios y dirigentes políticos, tanto del
partido oficial como del justicialismo, calificando de verdadera guerra
la desatada por la subversión, lo cual también se sostuvo por los abo-
gados de los grupos de terroristas a que antes aludimos. Es sugeren-
te, por cierto, que esas admonitorias voces elevadas tan severa-
mente hace unos años, hoy por hoy se mantengan en un silen-
cio calculado hacia los hechos que las motivaron, y únicamente
se alcen para denostar al exceso en que pudieron haber incurrido quie-
nes la combatieron.

Estas reflexiones son especialmente pertinentes en la etapa proce-


sal que se avecina en el juicio que nos ocupa, ya que, tras producirse los
alegatos del Ministerio Público y de las defensas, el tribunal actuante
deberá dictar sentencia. Será muy difícil que ese pronunciamiento sea
realmente ecuánime, si los magistrados que tienen la responsabilidad
de dictarlo, prescindieran como elemento esencial de convicción, de ese
hecho innegable. Aquí dígase lo que se quiera, hubo una guerra,
que finalizó afortunadamente con la derrota del terrorismo. Es
en ese amplio marco, en el que debe encuadrarse el fallo. Hacer caso omi-
so de él, equivaldría a marginar una circunstancia condicionante cuya
fundamental relevancia es forzoso reconocer, y transformar la senten-
cia en poco más que una mera adecuación de la requisitoria fiscal.

La ciudadanía sana del país aguarda, en tan resonante proceso, un


veredicto justo, adecuado a la realidad compleja de los hechos, que no
se obtendrá con un parcializado examen de algunos de ellos, que a lo su-
mo tan sólo encubrirían una culpabilidad controvertida.

333
Guerra Revolucionaria en la Argentina

EPÍLOGO
DE LA SEGUNDA EDICIÓN

La guerra revolucionaria continuó en la Argentina después de 1978


por medio de la política. En este libro algo se ha dicho a ese respecto,
pero su consideración debe ser objeto de otra obra, por la extensión que
reclama un asunto de tanta importancia, imposible de sintetizar en su
real dimensión en unas pocas páginas.

Pese a todas las evidencias, se pretendió desconocer la existencia


de la guerra revolucionaria, pero las argucias de los revolucionarios,
sus aliados y simpatizantes, así como las menguadas manipulaciones
políticas, que agitan odios contra las Fuerzas Armadas para obtener
réditos electorales, son demasiado evidentes aun para los menos ad-
vertidos. La realidad de esa guerra sigue apareciendo con toda su cru-
deza, y se refleja en diversas publicaciones. Entre ellas cobran particu-
lar importancia las de algunos autores que expresan el pensamiento
de los subversivos, ideólogos y guerrilleros, y la de autores extranjeros
que testimonian sobre la existencia de la guerra.

A modo de ejemplo cabe mencionar el libro editado por el profesor in-


glés Richard Gillespie, que permaneció en la Argentina entre junio de
1975 y octubre de 1976 para reunir elementos de juicio sobre la “izquier-
da comunista”. Este libro fue lúcidamente comentado por José Gobello.1

Dice Gobello: «El joven profesor inglés Richard Gillespie ha publica-


do una minuciosa historia de los Montoneros. ¿Imparcial? ¡Cosa des-
preciable la imparcialidad! No entiendo que se pueda sobrevivir, sin

1 Richard Gillespie, Soldados de Perón. Los Montoneros, Edit. Grijalbo, Bs.


As. 1987; José Gobello, Prensa Subterránea, Año VI, Nº 205, 1º de octubre
de 1987. Los subrayados del texto me pertenecen.

335
Ramón Genaro Díaz Bessone

haber tomado partido, a una guerra de la cual depende el pro-


pio destino. No entendí la imparcialidad durante la Segunda Guerra
Mundial… Menos la entendí durante la sucia guerra por la salva-
ción de la República. Si los Montoneros tenían como objetivo, se-
gún dice Gillespie, “la destrucción del estado capitalista y de su
ejército, como previos a la toma del poder por el pueblo,” la im-
parcialidad era algo más que una cobardía; era un crimen.

Porque de la salvación de ese Estado… dependía nuestra


suerte.
La imparcialidad favorece al enemigo y, como escribí alguna
vez, todo lo que favorece al enemigo es traición.»

Señala Gillespie que en 1975, durante la presidencia de la Sra. de


Perón, “fue creciente el ímpetu de la lucha guerrillera” y “la progresi-
va tendencia de los Montoneros a equiparar la lucha revolucionaria con
una guerra regular”. (pág. 236).

Dice Gillespie que en septiembre de 1974 Montoneros eran “la


organización político militar más poderosa de la Argentina; y en
el curso de los doce meses siguientes se convertirían en la más po-
tente fuerza guerrillera urbana de cuantas se han conocido en
América Latina”. (pág. 203).

Por su parte comenta Gobello: «Si los Montoneros constituían, según


Gillespie la mayor fuerza guerrillera, la victoria alcanzada por la tro-
pas comandadas por el Teniente General Videla fue la mayor de todas.»

Pese a todas las pruebas y evidencias de la existencia esa guerra


revolucionaria en la Argentina, el Decreto 158/83, firmado a las pocas
horas de haber asumido el nuevo gobierno, no lo reconoce en ningún
momento. Sólo llega a referirse a las “operaciones contra la actividad
subversiva y terrorista”.

Ese decreto constituye la prueba más evidente de la violación


a las normas de derecho consagradas por siglos de tradición en
Occidente. En efecto:

336
Guerra Revolucionaria en la Argentina

1º El decreto no dispone que se investigue, mediante un suma-


rio, la presunta comisión de un delito. Precisamente el Código
de Justicia Militar establece en su Art. 181 que el sumario tiene por
objeto, entre otros, comprobar la existencia de un delito, determinar
la persona de los autores, cómplices, o encubridores, y otros respon-
sables. El gobierno asumió el sábado 10 de diciembre de 1983. El
Decreto 158/83 fue firmado el martes 13, una de las primeras me-
didas de gobierno, y publicado en el Boletín Oficial del jueves 15.
No parte del principio de que toda persona es inocente hasta que se
pruebe lo contrario. Parte directamente de la existencia de delitos de
homicidio, tormentos, etcétera, prejuzgando, forma aberrante en
que un poder ejecutivo se atribuye facultades judiciales.

2º Da por probado, sin investigación previa por autoridad com-


petente, «que la Junta Militar que usurpó el gobierno de la Nación
el 24 de marzo de 1976, y los mandos orgánicos de las fuerzas arma-
das, que se encontraban en funciones a esa fecha, concibieron e ins-
trumentaron un plan de operaciones contra la actividad subversiva
y terrorista, basado en métodos y procedimientos manifiestamente
ilegales.»

Aparte de constituir un juicio a priori, la afirmación es falsa. Tal


plan no existió, y de los millones de hojas escritas en el juicio, ninguna
prueba valedera se pudo exponer. Es más, si hubiera existido tal plan
siniestro, las órdenes de operaciones debieron reflejarlo, y el Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas, pese a estar sometido a pre-
sión política y psicológica del gobierno, expuso categóricamen-
te que las órdenes dadas para operar en la guerra “fueron
inobjetables,” afirmación recibida con escándalo por los corifeos del go-
bierno y motivo del acelerado despojo de la causa, cuando la Cámara
en lo Penal se avocó al caso. Cámara designada en diciembre de
1983, integrada por “correligionarios y amigos”.

Por otra parte, si todos los “mandos orgánicos” fueron responsables de


instrumentar el plan, la gran mayoría de los hombres de las Fuerzas Ar-
madas y en particular los del Ejército, con grado de capitán y superiores
en 1983, eran acusados de autores de los delitos dados por probados.

337
Ramón Genaro Díaz Bessone

En un platillo de la balanza, millares de cuadros de las Fuer-


zas Armadas, en el otro, según el Decreto 157/83, SIETE dirigen-
tes de las organizaciones combatientes subversivas, todos fue-
ra del país, y de los que al escribirse estas páginas sólo dos habían si-
do detenidos y condenados. Iniquidad manifiesta.

3º El decreto da por probado antes de que se investigue, que


miles de personas fueron privadas ilegalmente de su libertad, tor-
turadas y muertas, por aplicación de la “totalitaria doctrina de la se-
guridad nacional”.

Esta afirmación constituye otra falsedad. No existe ningún antece-


dente en la Nación Argentina que registre tal doctrina. Esa doctrina
simplemente nunca existió y así lo ha demostrado públicamente el Ge-
neral Osiris G. Villegas, con escritos publicados en el diario La Prensa,
sin encontrar quien pudiera probar lo contrario. Los comunistas y sus
aliados son los únicos que siguen afirmando y agitando falsamente la
existencia de aquella “doctrina”.1

4º El decreto pone en evidencia la sumisión del Poder Legisla-


tivo al Ejecutivo. En su Art. 3º da por descontado que el legislati-
vo sancionará sin demora las leyes que le remitirá, necesarias para
el juicio sumario. Así ocurrió, el Congreso sancionó muy rápidamen-
te las leyes 23.040 y 23.049, que pasarán a la historia cómo ejemplo
de arbitrariedad, de iniquidad total. Son leyes que se aplicaron
ex post facto, inconcebible en el mundo civilizado, violando el Art.
18 de la Constitución: “Ningún habitante puede ser penado sin
juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzga-
do por comisiones especiales o sacado de los jueces designados por la
ley antes del hecho de la causa.”

El análisis de este Decreto 158/83 puede ocupar muchas páginas, las


ha ocupado y ocupará, pero baste para este epílogo estas pocas referencias.

1 Pero en páginas precedentes hemos reproducido expresiones de ministros


y legisladores (incluso de la UCR) que se refieren a la SEGURIDAD NA-
CIONAL.

338
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Otro decreto, el 187/83, del 15 de diciembre de 1983 creó una comi-


sión especial (la CONADEP), para investigar hechos ocurridos duran-
te la guerra contra la subversión. Entre los personajes que la integra-
ron se encontraba el rabino Marshall Meyer, de nacionalidad norte-
americana (Estados Unidos de América), a quien se le dio facultad, co-
mo a todo miembro de la CONADEP, y en este caso un extranjero, de “re-
querir de todos los funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional, de sus
organismos dependientes, de entidades autárquicas y de las Fuerzas
Armadas y de seguridad, que le brinden informes, datos y documentos,
como asimismo que le permitan el acceso a lugares que la comisión dis-
ponga visitar a los fines de su cometido. Los funcionarios y organismos
están obligados a proveer esos informes, datos y documentos y facilitar
el acceso pedido”. El rabino Meyer fue condenado por su propia
comunidad religiosa por amoral y corruptor de menores y de-
bió alejarse del país, condecorado por el gobierno con la Orden
del Libertador, afrenta a la Nación. Tal la catadura de este inte-
grante de la CONADEP, tribunal inquisidor de naturaleza no legal, si-
no política, cuyo juicio moral ya fue hecho y cuyo juicio real aguarda el
curso de la historia.

El informe de la CONADEP fue el elemento de prueba más impor-


tante, pese a que no prueba nada, para la Cámara Federal de Apelacio-
nes en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, la Cámara que
condenó a cinco de los ex Comandantes en Jefe.

Esa Cámara, en mayo de 1985, durante el juicio a los ex Coman-


dantes en Jefe, solicitó a los Estados Mayores Generales de las tres
fuerzas, por medio del Ministerio de Defensa, que informasen:
1º Si se consideraba que las bandas subversivas desarrollaron a par-
tir de 1970 una guerra.
2º Si se consideraba que dichas organizaciones representaron un peli-
gro grave y real para la República Argentina.

Cada uno de los tres Jefes de Estado Mayor General (Ejército, Ar-
mada y Fuerza Aérea), elaboraron por separado un informe, y los tres
contestaron afirmativamente a ambas preguntas.

339
Ramón Genaro Díaz Bessone

El diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca publicó las respues-


tas del Ejército, en sus aspectos más importantes, con fecha 24 de julio
de 1985, bajo el título: El Ejército reivindicó globalmente su actuación
en la lucha antisubversiva. Transcribimos algunos párrafos de esa res-
puesta:
g «… posiblemente le faltó (al gobierno encabezado por las Fuerzas
Armadas que cesó en diciembre de 1983) lograr un acuerdo con las
fuerzas políticas nacionales luego de la destrucción del aparato mi-
litar subversivo, que hubiera garantizado un futuro de paz».
g «El mencionado acuerdo tendría la virtud de evitar la deformación
de la imagen de la opinión pública sobre sus Fuerzas Armadas. Esa
deformación surge de un enfoque parcial del enjuiciamiento de los
ex comandantes y las declaraciones de los testigos tomadas fuera
del contexto global de la guerra, que hacen aparecer a sus integran-
tes (de las FF.AA.) como un conjunto de esquizofrénicos y sádicos, acre-
centando la falsa dicotomía entre militares y civiles.»
g El año 1970 “marca nítidamente el comienzo de una generalizada y
coordinada agresión contra las instituciones del país.. En ese perío-
do aparecen públicamente las FAR, los Montoneros, el ERP… que ac-
tuaban de acuerdo a la doctrina de la guerra revolucionaria.»
g «… en cuanto a las bases legales y el planeamiento militar para en-
frentar la subversión armada, … en 1970 (el planeamiento militar)
no satisfacía las necesidades de la nueva situación por lo que en sep-
tiembre de ese año la Junta de Comandantes en Jefe (Lanusse, Gna-
vi, Rey) puso en vigor una directiva estratégica militar.»
g «Como conclusión, el Estado Mayor del Ejército considera que las
excepcionales características de la acción subversiva terrorista en la
década del 70, que alcanzó la cuarta fase (creación de zonas domi-
nadas) configuraron la situación de una guerra revolucionaria inter-
na con apoyo externo.»

Señala, además, el diario La Nueva Provincia, en el mismo artícu-


lo, que el informe del Ejército contenía un extenso apéndice, que
la Cámara devolvió “por carecer de todo tipo de autenticidad –fir-
ma, sello y papel membretado». Esta arbitraria y sorprendente
decisión hizo que no se incluyera entre los documentos del jui-
cio a los ex Comandantes en Jefe, un material importante. Ca-

340
Guerra Revolucionaria en la Argentina

rece de toda seriedad devolver al Ministerio de Defensa una carpeta de


ochenta fojas por calificársela de inauténtica, y es sorprendente que el
Ministerio de Defensa hubiera aceptado esa medida, sin dejar bien es-
tablecido ante la Cámara que la carpeta era absolutamente auténtica
y legítima. Pero en aquel juicio inicuo muchos intereses se com-
binaron para restar fuerza a las defensas, que de cualquier ma-
nera fueron una mera formalidad.
En esa carpeta el Ejército decía y así lo consigna el citado artículo
de La .Nueva Provincia:
g «…a nadie pasa inadvertido que esta polémica (sobre la guerra con-
tra la subversión) está condicionada por criterios y opiniones que
están lejos de responder a un espíritu de análisis y de síntesis obje-
tivo… los hechos se interpretan teniendo en cuenta no solamente
la naturaleza propia de los mismos, sino también las circunstancias
históricas en que se produjeron y testimonian apasionamientos per-
sonales o esquemas de pensamiento preestablecidos. Esa falta de
objetividad es favorecida por una incomprensible capacidad de olvi-
do hacia todo aquello que ensombreció la historia de la Patria…»
g «…como consecuencia de las peculiaridades de la lucha, ni siquie-
ra el derecho internacional ha podido establecer una doc-
trina pertinente dentro de la cual sea posible encuadrar el
problema de la guerra revolucionaria … la acción subversi-
va desarrollada en el país planteó una situación inédita no
sólo en la Argentina, sino en el mundo entero.»

Dice el diario La Nueva Provincia que el apéndice al informe del


Estado Mayor General del Ejército reseña las sucesivas decisiones del
gobierno constitucional en 1975 para iniciar operaciones militares con-
tra la subversión en Tucumán, primero, y ordenar luego el aniquila-
miento de la subversión en todo el país. Y dice del informe del Ejército:
g «Puede compartirse o no la decisión política adoptada por el Es-
tado en esa circunstancia, pero es imposible desconocer que con
ella y a partir de ella en el país se iniciaba un período de guerra
interna”.

Al día siguiente, el 25 de julio de 1985, el mismo diario La Nueva Pro-


vincia, publicó los aspectos más destacados de la respuesta de la Ar-

341
Ramón Genaro Díaz Bessone

mada Nacional a la Cámara de Apelaciones. Como ya lo señalamos, es-


ta respuesta. al igual que las del Ejército y la Fuerza Aérea, afirmaron
que “las organizaciones guerrilleras habían desarrollado una guerra
subversiva y que constituyeron un peligro para la estabilidad de la Na-
ción y su estilo de vida.”

Los juicios a las ex juntas Militares concluyeron a fines de 1986 con


la condena a cinco ex Comandantes en Jefe. El Doctor Guillermo de la
Riestra, ex miembro de la Camara Federal de Apelaciones, criticó la
sentencia dictada por sus sucesores en dicha Cámara. Lo hizo en varios
artículos que publicó en La Prensa a partir de septiembre de 1986, ba-
jo el título: La sentencia nula. Afirma que la sentencia era insanable-
mente nula, y la Corte Suprema debía declarar su nulidad, cosa que
después no ocurrió. Las siete razones que fundamentaban su tesis eran,
en síntesis:
1 Por no haber existido proceso legal.
2 Por no haber existido acusación fiscal válida.
3 Porque la Cámara dada su composición, importaba una “comisión
especial” prohibida por el Art. 18 de la Constitución.
4 Porque se sacó a los procesados de los jueces naturales designa-
dos por la ley antes del hecho de la causa, lo que prohibe el mis-
mo artículo de la Constitución.
5 Porque por lo menos cuatro de los seis jueces de la Cámara de-
bieron excusarse.
6 Porque se impuso una pena inexistente en el Código Penal.
7 Por la manifiesta parcialidad del tribunal en contra de los “pro
cesados”.

Este juicio del “juicio”, también está incorporado a la historia, jun-


to con el abrazo final del Fiscal de la Cámara y su adjunto cuan-
do aquella pronunció su fallo condenatorio. El diario La Nación en
su editorial del 20 de septiembre de 1985, que tituló La Justicia
mancillada, dijo, entre otras cosas:
g «Es incorrecto que el público haya incurrido en manifestaciones en
alta voz en favor del dictamen de los fiscales; está fuera de estilo
en los usos y costumbres universales que ambos fiscales se
hayan abrazado a la vista de los jueces, funcionarios y acu-

342
Guerra Revolucionaria en la Argentina

sados; pero es inconcebible que parte de los presentes en la audien-


cia hayan insultado con bajas expresiones a los acusados.»
g «En todo tiempo y lugar, cuando ha existido un sistema ju-
dicial digno de ese nombre, los acusados. sea cual fuere el
motivo por el que se encuentren ante los jueces, deben estar
absolutamente protegidos de cualquier clase de agravios fí-
sicos y morales.»

Los juicios continuaron y como era de prever, fueron involucrando


a todo el personal, de todas las jerarquías, tanto de las Fuerzas Arma-
das, como de Seguridad y Policiales que hicieron la guerra contra la
subversión. Se fueron creando situaciones cada vez más conflictivas y
amenazadoras de consecuencias graves.

Preocupado por ello, el gobierno aprobó en diciembre de 1986 la ley


conocida como de “punto final”, por la que se estableció un plazo de 60
días a partir del 27 de diciembre, lapso durante el cual si no se ordena-
ba la citación de personal militar por delitos previstos en la ley 23.049
(aplicada retroactivamente), se extinguiría toda acción penal por pre-
sunta participación en dichos delitos.

La página editorial del diario La Prensa, del 28 de diciembre de


1986, decía, entre otros conceptos:
g «…la ley de “punto final” tampoco suprime sino al contrario ratifi-
ca e impulsa los procesos pendientes, de manera que el propósito de
conciliación y olvido se dificultará en consecuencia.» (Esta previsión
sería ratificada por los hechos).»
g «… la ley de “punto final” entraña una admisión por el gobier-

g
no de que un olvido y una conciliación son necesarias…»
«La ley significa también, quiérase o no confesarlo, por los
partidos políticos y las confesiones religiosas, la aceptación de
que el país libró durante la subversión una verdadera gue-
rra civil revolucionaria que puso en peligro la suerte de las
actuales y futuras generaciones.»

La multiplicación y aceleración de los juicios como consecuencia de


la ley de “punto final” fue la causa de un hecho de particular gravedad

343
Ramón Genaro Díaz Bessone

que hizo trizas la disciplina en el Ejército. En abril de 1987, durante


Semana Santa, un grupo de jefes y oficiales se levantaron, y se hicie-
ron cargo de la Escuela de Infantería de Campo de Mayo. Desconocie-
ron la autoridad del Jefe del Estado Mayor, que debió pedir su retiro,
al que se sumó el de la mayoría de los generales en actividad. En esas
circunstancias quedó bien en evidencia la negativa del Ejército a cum-
plir las órdenes que se impartieron para reprimir a los sublevados en
la Escuela de Infantería. Estos denominaron a su actitud “Operación
Dignidad”. Su objetivo, en síntesis, apuntaba a lograr la reparación
histórica del Ejército, que venía soportando tres años continuos de ul-
trajes morales y acciones negativas para su aptitud operacional. El
Presidente de la Nación fue a negociar a Campo de Mayo la finaliza-
ción del levantamiento.

Ante la ominosa perspectiva que aparecía en el horizonte, el gobier-


no promovió la aprobación de una nueva ley, un nuevo “parche” para re-
mediar sucesivos errores, la “Ley de obediencia debida”, sancionada por
la Cámara de Diputados el 5 de junio de 1987.

El mensaje del Poder Ejecutivo que acompañó al proyecto de ley,


evidencia sin ninguna duda el pensamiento del gobierno. Fue publica-
do en La Prensa del 14 de mayo de 1987, y sus aspectos principales son:
g Sigue desconociendo la existencia de una guerra contra la subver-
sión, a la que llama “represión antiterrorista” y dice: «… resulta
ocioso discernir si la situación en que se desarrollaron las operacio-
nes puede o no ser calificada como “de guerra”; es suficiente… com-
probar que la convicción de este estado fue transmitida a quienes par-
ticiparon en esas operaciones.»

Aquí se pone en evidencia un craso error y la supina ignorancia so-


bre lo que es la esencia de la guerra y de las Fuerzas Armadas. No es
ocioso saber si hubo o no guerra, si las operaciones se desarrollaron en
una guerra o no.

2 En Reflexions sur la Politique de la France, Edit. Fayard, París, 1986, pág.


32 y 33.

344
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Para ilustrar sobre la importancia, nada mejor que citar la palabra


del muy socialista defensor de los derechos humanos Sr. François Mit-
terrand2, y admirado por numerosos altos funcionarios argentinos,
quien dice: «… no hay guerra dulce, la espada, el arcabuz, la ametralla-
dora o el cañón no se inspiran en un principio moral… ¿Qué nación con-
sentirá en proclamar por el amor a la paz: yo no me defenderé? Esta
moral individual, sin duda la más bella, lleva a la muerte o a la servi-
dumbre, a los pueblos que la adoptan.»

La ley apuntó a eximir de responsabilidad a los miembros de las


Fuerzas Armadas en actividad, aquéllos que podía volver a repetir el epi-
sodio de Semana Santa, y que durante la guerra contra la subversión
ocupaban jerarquías de capitanes o inferiores.

Nuevamente aparece en el mensaje la ignorancia de lo que son las


Fuerzas Armadas, de los valores, de los principios que animan a sus
integrantes. Para eximir de responsabilidad a las jerarquías medias y
bajas, se los asimila a la condición de “robots” o infradotados. Los he-
chos de Semana Santa habían puesto en evidencia que las jerarquías
habían mostrado amplia capacidad para analizar las situaciones y para
no cumplir órdenes cuando así lo estimaron esencial.

Dicen los considerandos , entre otras cosas:


«Resulta sumamente dificultoso juzgar las conductas de ese pasado…
Esta dificultad se advierte cuando se trata de personal de rangos
inferiores formado en un contexto autoritario y a la luz de los crite-
rios que exigían la obediencia ciega.»
«Ese esquema de acción (la represión) se basó en la imposibilidad de
revisar las órdenes superiores, en el marco de la obediencia ciega…»

La falacia de aquellas afirmaciones queda a la vista cuando la rea-


lidad muestra que aquellos oficiales, hoy Coroneles y Mayores y por lo
tanto ya maduros, tienen una formación que les hace rechazar la “obe-
diencia ciega”, y reivindican totalmente lo actuado en la guerra contra
la subversión. Adjudicarles a ellos la condición de peleles es excesiva y
eso no les quita la mancha de las imputaciones que se pretende hacer-
les: criminales, violadores, etc., etc.

345
Ramón Genaro Díaz Bessone

Al margen de estos problemas derivados de los juicios, la guerra re-


volucionaria continuó también en otros campos, y de modo diverso, en-
tre ellos los medios de difusión masiva.

El jueves 8 de octubre de 1987, el diario Clarín publicó una solici-


tada bajo el título: Ernesto “Che” Guevara Argentino y latinoamerica-
no, cuyo texto decía:
«Hace veinte años caía asesinado por la reacción Ernesto “Che” Gue-
vara, quien siguiendo el ejemplo de San Martín, Bolívar y Martí,
supo hacer su patria de cada lugar donde se libraba la lucha por la
liberación.»
…………………………………………………………………………………
Su experiencia junto al gobierno progresista de Jacobo Arbenz en
Guatemala, truncada por la invasión yanqui, fue para él definitiva:
de ahí en más luchará con generosa entrega del lado de los oprimi-
dos en contra del enemigo fundamental de nuestro pueblo. Por eso
se une a Fidel Castro en la heroica gesta de la Revolución Cubana
y, luego del triunfo, como Presidente del Banco Nacional y Ministro
de Planificación e Industria, pone su inteligencia al servicio de la con-
solidación y desarrollo de la nueva sociedad cubana.»
«Hasta el último aliento de su vida fue un ejemplo de valentía, de ge-
nerosidad, de empeño y de vocación liberadora.»
«Hoy queremos rescatar su vida y su obra. Sus ideales de justicia y
de independencia. Por eso, como argentinos, desde diversos credos
y convicciones, rendimos homenaje a un compatriota que ya es un
héroe latinoamericano.»

La solicitada invitó al acto de homenaje que se realizó ese mismo día


en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Ai-
res. Aclara que los firmantes lo hacen a título personal (?). La comisión
nacional de homenaje que allí figura íntegra, cuenta entre otros a: el Pa-
dre Hernán Benítez (confesor de Eva Perón, dice la solicitada, lo que trae
indirectamente este nombre político al texto del homenaje), Raúl Raba-
naque Caballero (diputado nacional), Patricio Echegaray y Athos Fava
(del Partido Comunista), Salvador María Lozada (ex juez federal), Ri-
cardo Molinas (no aclara que sea el actual Fiscal Nacional), Rodolfo
Mattarolo (ver la página 320 precedente), César Luis Perlinger (Coro-

346
Guerra Revolucionaria en la Argentina

nel en retiro), Hugo Piucil, (diputado nacional), Fray Antonio Puigjané


(no aclara que es ex miembro del clero del fallecido obispo Monseñor
Angelelli, condenado a prisión tras el asalto al cuartel de La Tablada en
enero de 1989), Adolfo Silenzi de Stagni, Pablo Unamuno, Néstor Vicen-
te, Carlos Vicente y Vicente Zito Lema.

Adhirieron a la solicitada varios miembros de la Unión de Trabaja-


dores de Prensa de Buenos Aires, miembros del Partido Comunista, nu-
merosos periodistas, profesores universitarios, escritores, artistas y otros,
entre los más conocidos, Osvaldo Pugliese, Inda Ledesma, Ariel Delga-
do, Rubén Dri, José Luis Castiñeira de Dios, Emilio Corbiere, Eduardo
Duhalde y Raúl Marín, director de la Radio Nacional de Mendoza.

Tiempo antes, el lunes 25 de mayo de 1987, el Juez Federal Martín


Irurzún había ordenado a cinco diarios de la Capital Federal, La Pren-
sa, Ambito Financiero, La Nación, Clarín y Crónica, que no publicaran
una solicitada firmada por más de 5.400 personas. El juez hizo lugar a
una solicitud presentada por dirigentes gremiales de la Unión de Tra-
bajadores de Prensa de Buenos Aires, que como puede observarse, fir-
maron después la solicitada de homenaje al “Che” Guevara. También fir-
maron la solicitud de censura de prensa el Sindicato Gráfico Argenti-
no, y el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de la Capital Fe-
deral y Gran Buenos Aires.

El diario La Prensa del 25 de mayo de 1987 publicó en primera pá-


gina la crónica del hecho y la resolución del juez Irurzún, que dice en
sus párrafos principales:
g «I. Las presentes actuaciones se inician a raíz de las denuncias rea-
lizadas por Horacio Verbitsky, Héctor A. Michetti, María de los An-
geles Pagano, y Alberto Cortés…
g II. El suscripto decretó las diligencias urgentes tendientes a reunir
la documentación … Entre otros elementos de prueba se logró la fo-
tocopia de la mencionada solicitada, cuyo texto es el siguiente: “Re-
conocimiento y solidaridad. Expresamos nuestro reconocimiento y
solidaridad al Teniente General Don Jorge Rafael Videla, quien co-
mo Presidente de la República y Comandante en Jefe del Ejército, jun-
to a la totalidad de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales,

347
Ramón Genaro Díaz Bessone

defendieron a la Nación en la guerra desatada por la agresión sub-


versiva y derrotaron a las organizaciones terroristas que pretendie-
ron imponernos un régimen marxista.»

El 26 de mayo de 1987, el diario La Prensa publicó un artículo fir-


mado por Manfred Schönfeld, con el título: La resolución del juez Irur-
zún. ¿Ignorancia o Prevaricato?

A raíz de este artículo, el conocido Centro de Estudios Legales y So-


ciales (CELS), denunció por desacato al periodista Manfred Schönfeld,
ante el Juez Federal Néstor Luis Biondi. El Juez archivó la causa. Pe-
ro la Cámara Federal de Apelaciones, la misma que condenó a los Co-
mandantes en Jefe, ordenó al Juez Biondi que citara e indagara al pe-
riodista, lo que debía ocurrir el lunes 20 de octubre de 1987.

Ese mismo día, La Prensa publicó un artículo del Sr. Schönfeld, ba-
jo el título: Última defensa. Resistencia pasiva. Por qué NO iré hoy a de-
clarar a Tribunales, cuyos párrafos dicen, entre otros conceptos:
g «El doble patrón de medidas de acuerdo con el cual se maneja el así
llamado Poder Judicial del así llamado gobierno constitucional ar-
gentino, ha quedado una vez más puesto claramente en evidencia a
través del bochornoso contraste entre sendas actitudes adoptadas por
la Cámara Federal de Apelaciones, en lo referente a dos causas es-
trechamente vinculadas la una con la otra.»
g «Por un lado, dicha Cámara ordenó al juez Federal Biondi… citar-
me, para que el día de hoy me indague por presunto desacato en
que había incurrido en perjuicio del Juez lrurzún…»
g «Por otro lado, y ante la misma Cámara Federal, el diario La Pren-
sa viene solicitando, en vano, desde hace más de tres meses, el
pronto despacho de su apelación interpuesta frente a una medi-
da tomada por dicho juez Irurzún, calificada por el director de es-
te diario, en su más reciente y hasta ahora infructuosa presenta-
ción, como el mayor ataque a la libertad de prensa que un miem-
bro del Poder Judicial consumara en los anales republicanos del
país.»
g «Que fue exactamente lo que hizo el juez Irurzún cuando, por medio
de una resolución … valiéndose de material ilícitamente obtenido de

348
Guerra Revolucionaria en la Argentina

los talleres de diversas publicaciones periodísticas, impidió la pu-


blicación de una solicitada…»
g «Como la solicitada en cuestión consistía en una expresión de soli-
daridad … con el ex presidente Videla y con la lucha antisubversi-
va realizada bajo su conducción, en el país, quedaba en claro que, de
acuerdo con el criterio del Juez Irurzún, la lucha antisubversiva es
un delito y que solidarizarse con ella es hacer apología de ese pre-
sunto delito y que expresar esa solidaridad a través del periodismo
… justifica la anulación del más importante de los derechos enume-
rados en el artículo 14 de nuestra Constitución.»
g «La indignación con la cual reaccionó ante mi artículo sobre el juez
Irurzún, la entidad impregnada de marxistas que se denomi-
na Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), así como la
del Fiscal que apuntaló la querella de dicho organismo, llama doble-
mente la atención en vista de la total ausencia de indignación, en un
organismo que pretende ser de índole jurídica, frente a la grave vio-
lación de la mencionada garantía constitucional en que había incu-
rrido dicho juez.»
g «A mí este contraste me recuerda un relato … del escritor comunis-
ta Henri Barbusse… imagino que sus conceptos deben ser palabra
sagrada no sólo para los zurdos (sic) que orientan al CELS, sino
también para los no menos zurdos infiltrados entre los miembros
de nuestro así llamado Poder Judicial, que actualmente llevan la
voz tonante en todo lo referente a la mala administración de justi-
cia en nuestro país.»
g «A mí se me cita para indagarme, pero del pedido de pronto despa-
cho, presentado por el director de La Prensa, se hace caso omiso, y
no hay entidades de juristas, ni magistrados ni camaristas, ni na-
die a quien le importe un rábano (sic) de ello.»
g «La misma indignación brilló por su ausencia cuando hace poco apa-
reció en un medio periodístico de esta capital una solicitada can-
tando loas a la memoria de Ernesto Guevara de la Serna (a)
“El Che”, jefe de terroristas y guerrilleros transnacionales,
numen del régimen totalitario que esclaviza aún hoy a Cuba, la pa-
tria de Martí, y que aniquiló físicamente o expulsó al exilio a su cau-
dalosa y productiva clase media y que vende la sangre de sus hijos,
en calidad de mercenarios forzados, al Kremlin, bajo cuyo yugo di-

349
Ramón Genaro Díaz Bessone

cho “Che”, con su inocente cara de sempiterno adolescente inmadu-


ro, contribuyó a colocar a los cubanos.»
g «Pero cantar loas a ese lastimoso aventurero argentino no es,
a lo que parece, “hacer apología del delito” en la Argentina,
ni mueve a acción alguna al ministerio público o a entes supuesta-
mente jurídicos.»
g «En 1982, o sea bajo el imperio de un gobierno militar, denuncié la
mala administración de justicia y las torturas policiales a que se so-
metía a los imputados … había en aquel entonces, y pese a que se
trataba de un régimen de facto, un hombre al frente de la Corte Su-
prema de Justicia, que era el Dr. Gabrielli. Y éste –a pesar de poder
haber tenido motivos de sentirse personalmente agraviado, porque
su nombre fue el único que mencioné en aquel artículo… determi-
nó serenamente que la libertad del periodismo debía ser respetada
y que, por el contrario, lo que cabía era iniciar una investigación…»
«Los resultados de esa investigación tal vez todavía sean recorda-
dos. A un miembro de la magistratura se lo sometió a un jury de en-
juiciamiento y fue destituido. Además,–y esto no puedo menos que
afirmarlo con orgullo– el reglamento del fuero procesal en lo penal
fue reformado…»
g «… he dicidido hacer caso omiso de la citación en cuestión y no pres-
tarme, como figurante gratuito, a la farsa de la existencia de un es-
tado de derecho que vienen escenificando nuestras autoridades ac-
tuales.»
g «No iré voluntariamente a Tribunales. Tendrán que llevarme por la
fuerza pública… no opondré resistencia física… no soy ningún após-
tol de la violencia.»
g «Considero que ésta es la única respuesta que se merece un sec-
tor del Poder Judicial que, día a día, está convirtiéndose de
modo cada vez más indignante en instrumento ejecutor de las
órdenes que le son impartidas, directa o indirectamente, por la
trenza cripto totalitaria que se ha instaurado, bajo la aparien-
cia de la democracia, en la República Argentina.»

Para terminar, es necesario insistir que la historia de la continua-


ción de la guerra revolucionaria por medio de la política se está escri-
biendo, como lo hemos visto, y deberá escribirse, para que sus respon-

350
Guerra Revolucionaria en la Argentina

sables, sus cómplices y sus “compañeros de ruta” e “idiotas útiles” que-


den marcados a fuego como los felones que alentaron contra la Nación
y llegaron a conmoverla seriamente.

Buenos Aires, noviembre de 1987.

351
Guerra Revolucionaria en la Argentina

INDICE

Prólogo de la Primera edición .........................................................3


Prefacio de la Primera edición ........................................................7
Prólogo de la Tercera edición ........................................................13

PRIMERA PARTE: LA GÉNESIS

Capítulo I
El telón de fondo
1 El Partido Revolucionario de los Trabajadores y
el Ejército Revolucionario del Pueblo..................................19
2 Montoneros ...........................................................................28
3 Visión de la guerra por un marxista ...................................38
4 La proclama de la Organización Latinoamericana
de Solidaridad (OLAS) .........................................................42

Capítulo II
La revolución mundial y la guerra revolucionaria
1 La guerra revolucionaria .....................................................45
2 La revolución comunista ......................................................46
3 La política internacional soviética, sus instrumentos
y la revolución comunista ....................................................55
4 La revolución y los países “No Alineados”...........................59
5 La revolución y el “Tercer Mundo” ......................................62
6 La revolución y América Latina ..........................................67
7 Conclusiones .........................................................................70

Capítulo III
La guerra revolucionaria en la Argentina: la gestación
1 Los primeros pasos...............................................................72
2 Relato de los guerrilleros de Salta (1964) ...........................76
3 Interpelación en la Cámara de Diputados a
los Ministros Palmero, Zavala Ortiz y
Leopoldo Suárez ...................................................................79

353
Ramón Genaro Díaz Bessone

Capítulo IV
La guerra revolucionaria en la Argentina:
el apresto final (1965-1970)
1 Creación y desarrollo de las organizaciones
subversivas armadas............................................................91
2 El papel de los ideólogos y los intelectuales........................93
3 Cristianismo y revolución ....................................................96
4 Los resultados de la prédica subversiva
(“concientizadora”) .............................................................108
5 Algunos hechos importantes del período...........................110

SEGUNDA PARTE: LA AGRESIÓN

Capítulo V
Primer período de la
guerra revolucionaria en la Argentina (1970-1973)
1 El punto de partida: secuestro y asesinato del
Teniente General Pedro Eugenio Aramburu;
29 de mayo de 1970 ............................................................115
2 Otros hechos importantes ocu rridos en 1970...................119
3 El año 1971 .........................................................................122
4 El año que asesinaron al Teniente General Sánchez y
al Dr. Oberdan Sallustro....................................................128
5 Los cinco primeros meses de 1973.....................................141

Capítulo VI
La libertad de los guerrilleros y la ley de amnistía
(mayo de 1973)
1 La libertad de los guerrilleros ...........................................147
2 El 25 de Mayo y los días posteriores .................................150
3 La ley de Amnistía ............................................................153

Capítulo VII
Segundo período de la guerra revolucionaria
en la Argentina (1973-1975)
1 Respuesta inmediata a la ley de Amnistía........................169
2 La matanza de Ezeiza (20 de junio de 1973) ....................172

354
Guerra Revolucionaria en la Argentina

3 Julio y agosto de 1973 ........................................................175


4 El asalto al Comando de Sanidad del Ejército (ERP).......177
5 El asesinato del secretario General de la CGT
José I. Rucci (Montoneros)................................................180
6 El último trimestre de 1973...............................................185
7 El asalto a la guarnición del Ejército en Azul (ERP)........188
8 El Congreso aprueba la reforma al Código Penal.............191
9 Los últimos meses del gobierno de Perón (1974) ..............194
10 Después de la muerte de Perón. El asesinato
del Dr. Mor Roig .................................................................199
11 Intento de copar el Regimiento 17 de Catamarca
y el asalto a la Fábrica Militar de Villa María .................202
12 Septiembre de 1974. Secuestro de los hermanos Born.....206
13 El último trimestre de 1974. Asesinatos del Comisario
Villar, el Coronel Ibarzábal y el Capitán Viola .................209

TERCERA PARTE
LA DEFENSA NACIONAL DE LA SOCIEDAD

Capítulo VIII
La respuesta a la guerra revolucionaria
1 Las medidas adoptadas por el Gobierno de la Nación .....217
2 El empleo de las Fuerzas Armadas ...................................227
3 El contexto en el que sucedieron los hechos .....................230
4 La violencia y el Estado .....................................................232
5 Principios legales y éticos relacionados
con la guerra revolucionaria ..............................................235

Capítulo IX
El Congreso de la Nación y la guerra revolucionaria
1 Expresiones ante los hechos de violencia..........................249
2 Debate en el Congreso de la Nación sobre el proyecto
de investigación de los actos de violencia .........................258

355
Ramón Genaro Díaz Bessone

Capítulo X
Tercer período de la guerra revolucionaria
en la Argentina (1975-1978)
1 Comienzo de la “Operación Independencia” .....................269
2 La Guerra Revolucionaria fuera de Tucumán
Primer trimestre de 1975...................................................273
3 Ataque al Batallón de Arsenales 121 ................................277
4 El Combate de Manchalá...................................................280
5 El asesinato del Coronel Larrabure ..................................284
6 Los atentados contra el Hércules C 130 y
contra la Fragata “Santísima Trinidad”............................289
7 La guerra en agosto y septiembre de 1975.
Muerte del Teniente Berdina y del soldado Maldonado...293
8 El ataque al Regimiento 29 de Infantería en Formosa ....295
9 El último trimestre de 1975 en Tucumán.
Muerte del Subteniente Barceló y del Soldado Moya.......298
10 El asesinato del General Cáceres Monié y
el ataque al Batallón de Monte Chingolo..........................300
11 El primer trimestre de 1976 ..............................................303
12 El secuestro del Coronel Pita y
el asesinato del General Cardozo ......................................305
13 El segundo semestre de 1976.............................................307
14 El año 1977 .........................................................................313
15 El año 1978 .........................................................................316
16 La victoria militar sobre la Guerra Revolucionaria ........319
17 Los argentinos queremos decirle al mundo ......................322

Epilogo de la Primera Edición ....................................................325


Epilogo de la Segunda Edición....................................................333
Indice alfabético...........................................................................353

356
Guerra Revolucionaria en la Argentina

ÍNDICE ALFABÉTICO

A Angelelli (Obispo); 344.


Abal Medina Fernando; 68, 110, 116, Angeloz Eduardo; 258, 261.
117, 310. Annacattone Alberto; 316.
Abal Medina Juan Manuel; 148, Antelo (ERP); 211.
149. Antonio Jorge; 73.
Abate (Doctor); 174. Aoir Raúl; 288.
Abus Ángel; 128. Arafat Yasser; 316.
Acevedo (Diputado); 167. Aramburu Pedro Eugenio; 8, 28, 29,
Actis Omar Carlos; 308. 86, 110, 112, 115, 116, 117, 120,
Acuña Hipólito; 251, 264, 275. 122, 125, 149, 150, 154, 155, 166,
Adur Jose; 318. 177, 183, 193, 200, 209, 229, 246,
Aerin Liliana; 170. 252, 306 y 350.
Agarotti Pedro; 129. Arauz Castex Manuel; 219.
Agnelli Pedro; 131. Arbenz Jacobo; 344
Agosti Orlando R.; 301. Ares (Ministro del Interior); 259,
Aguilera (Agente de policía); 205 260.
Ahumada Casiana J.; 28. Armesto Alberto; 170.
Alemán Francisco Agustín; 143, 144. Arrostito Norma; 28, 68, 115 310.
Alemann Juan; 319 Assadourian Héctor J.; 288.
Alexandrov S.V.; 54, 59, 65. Asúa Mario César; 92, 183.
Allende José Antonio; (senador);
258.
Allende Salvador; 139, 152. B
Almada Pascual; 169. Báez; 264.
Alonso José; 29, 121. Balbín Ricardo; 182, 199.
Alonso Piñeiro Armando; 169, 187, Balbuena Daniel; 137.
195, 211, 310. Baldrich (Comisario Mayor); 309.
Alsina Bea Rodolfo; 149. Balestra René; 89.
Alsogaray Julio; 124, 145. Balla (Sargento Ayudante); 277.
Amado (Cabo Primero); 278. Banglay M.; 58.
Amarilla Guillermo; 316. Bárbaro Julio; 184.
Amaya Abel Roberto; 139. Barbusse Henri; 347.
Anaya Leandro Enrique; 185, 186, Barceló Diego; 298, 299, 352.
283. Barrella E.; 141.

357
Ramón Genaro Díaz Bessone

Bartomioli; 251. Brezhnev Leonid; 53, 62, 63, 64.


Bartos (Oficial); 35. Brisky Norman; 316.
Batista Francia; 82. Brito Lima Alberto; 174.
Barreneche Juan; 130. Brizuela (Diputado); 253, 256, 261.
Barrionuevo Hugo; 133. Brocato Carlos A.; 38, 39, 40, 41, 42,
Baxter Joe; 68, 75, 176. 93, 108, 119, 175, 182, 186, 213,
Beauvoir Simone de; 132. 288, 230.
Beckerman Eduardo; 186. Bruno (Agente de policía); 205.
Belaúnde Terry Fernando; 69. Bruschtein Bonaparte Luis; 40.
Bellinson (Ingeniero); 145. Brzic Luis Roberto; 208.
Beltrán Virgilio R.; 242, 243, 244, Buscaroli José Luis; 205.
245 y 246. Bustos René; 152.
Benítez Antonio (Ministro); 153,
218.
Benítez Hernán; 344. C
Berconetti Carlos; 310. Cabo Dardo; 208.
Berdina Rodolfo; 293, 294, 352. Cáceres (Tte. Primero); 272.
Berger María Antonia; 149. Cáceres (Subteniente); 298.
Berisso E.R.; 141. Cáceres Monié Jorge Esteban; 256,
Bidegain Óscar; 152, 316, 321. 300, 352.
Bielsa Rafael; 236. Cafiero Antonio; 219, 221.
Biondi Néstor L.; 345, 346. Caggiano Antonio (Obispo); 152.
Blackburn Robin; 67. Calamari Fernando L.; 288.
Blois (Empresario); 170. Campos; 81.
Bobillo (Diputado); 83. Camps Alberto; 149.
Bolatti Guillermo (Obispo); 102. Cámpora Héctor J. 8, 14, 29, 73,
Bolívar Simón; 343. 122, 143, 144, 145, 146, 149, 152,
Bonaparte Napoleón; 228. 153, 161, 171, 172, 226, 313, 315,
Bonasso Miguel; 316. 321.
Bondarevsky Gregorio; 59. Cancilliri; 319.
Bonnet (Comisario); 309. Capuano Martínez Alberto; 116; 177.
Bordaberry Juan María; 150. Carbajo Roberto Eduardo; 210.
Born Jorge y Juan; 22, 23, 206, 207, Carbone Alberto; 110, 122.
208, 229, 351. Carcagno Jorge Raúl; 111.
Bosch Alberto; 207. Cardenal Ernesto; 102.
Brasca Antonio (Monseñor); 106. Cardozo Amoril; 310.
Bravo Leopoldo; 200, 250, 259, 260, Cardozo Cesario Ángel; 304, 305,
261. 306, 307, 352.
Breganti José M.; 120. Cardozo María Graciela; 306.
Breuss Eric; 200, 201. Caro (Senador); 250.

358
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Carpani Costa Arturo Horacio; 278, Couganderes Reynaldo; 310.


279. Croatto Armando (Diputado); 183,
Carrasco Néstor; 133. 315, 316.
Carullo Alejandro Domingo; 189. Crozier B.; 48.
Cash Daniel; 310. Cucco de Ayala Dora; 130, 141, 229.
Castagnino Raúl; 133. Cuello Raúl; 291.
Castell Oscar; 169. Cuello (Suboficial de policía); 204,
Castellanos Francisco; 310. 205.
Castiñeira de Dios José L.; 344. Culasso Mattei; 251.
Castro Fidel; 9, 56, 60, 66, 67, 69, Curutchet Alfredo; 206.
73, 82, 84, 86, 95, 96, 140, 152,
176, 232, 344.
Castrogiovani José; 310. CH
Castrogiovani Luis; 169. Chaves Horacio; 186.
Cazaux de Gay Ilda Irma; 189. Chaves Rolando; 186.
Cazes Camarero Pedro Luis; 148. Chávez Rosa; 316
Cerecede; 306. Chinoy Ely; 46.
Cerro F. E.; 157, 249, 250, 259.
Cerruti Costa Luis; 102.
Ciarlotti Oscar; 144. D
Cicerón; 239. Dago; 281, 282.
Citati (Diputado); 254. D'Amico Leonardo; 310.
Clausewitz Carl Von; 51, 228, 270. Danton Georges Jacques; 48.
Coda Carlos; 150, 152. De Benedetti Sigfrido; 149.
Colla Ricardo Luis; 206. Debray Regis; 67, 75, 108.
Colombo Horacio Vicente; 280. Degdeg Osvaldo; 178, 179.
Colombres Juan Carlos; 42. De la Peña Alcira; 69.
Columela; 239. De la Riestra Guillermo: 340.
Comínguez Juan Carlos; 149. De la Rúa Fernando; 156, 250, 252,
Conforti (Sacerdote); 101. 254, 260, 261.
Cooke John William; 44, 67, 68, 73, Delbez Louis; 237.
74, 75, 92. Delgado Ariel; 344.
Coral Juan C.; 68. De Nevares Jaime; 31, 107.
Corbiere Emilio; 344. Desimone Alberto; 44, 68.
Coria Rogelio; 133, 196. Devoto Alberto; 105, 158.
Cornejo Linares (Senador); 250. Díaz Bialet; 250.
Coronel; 34. Díaz Chango; 274.
Cortés Alberto; 345. Díaz Ortiz Santiago; 149.
Coser Lewis; 78. Dicey; 237.
Costo Emiliano; 208. Dios José Luis; 310.

359
Ramón Genaro Díaz Bessone

Donovan William; 56. Ferrero (Comodoro); 33.


Dorticós Torrado Osvaldo; 69, 150, Fidalgo Manuel; 310.
151, 152, 153. Fierro José A.; 120.
Dragovich; 68. Firmenich Mario; 28, 93, 109, 110,
Dri Rubén Jaime; 105, 316 344. 115, 116, 122, 177, 206, 208, 245,
Duarte Ardoy Raúl; 179, 183, 185. 310, 316, 317.
Duarte de Perón, María Eva; 137, Firmenich Víctor Enrique; 110.
209, 317, 322, 344. Foch Fernando; 228.
Duhalde Eduardo; 320, 345. Francia Claudio Diego; 82.
François Louis; 234.
Frazer Arnold; 238.
E Fridman Enrique; 151.
Ebert Friedrich; 234. Frondizi Arturo; 8, 14, 73, 74, 227.
Echegaray Patricio; 344. Frondizi Silvio; 208, 209.
Egan John Patrick; 274. Frúgoli Amadeo; 158, 256.
El Kadre Envar; 92, 152, 172. Funes Pedro; 153.
Ellaci César; 310.
Emery Carlos A.; 221.
Engels Federico; 46, 157. G
Ernst (ERP); 148, 293. Gabrielli (Presidente Suprema
Esquivel Julio E.; 310. Corte); 347.
Etchevare Pedro; 310. Galarraga Justino; 138.
Galimberti Rodolfo; 136, 316.
Gambandé Juan C.; 209.
F García; 85.
Fairman Charles; 238, 241, 246. García A. A.; 258.
Falcón (Sargento Ayudante); 295. García Blas Alberto: 304.
Fanon; 157. García Elorrio Juan; 28, 44, 68, 76,
Fautario (Brigadier); 225, 301. 92, 95, 96, 100, 102.
Fava Athos; 344. García Lupo Rogelio; 92.
Fernández José Carlos (Soldado); García (Capitan); 204
204. Gardón Jose F.; 209.
Fernández Cendoya Andrés; 310. Garré Nilda de (Diputada); 264.
Fernández Long H. O.; 316. Garzón Maceda Lucio; 320.
Fernández Speroni; 122. Gay Emilio Arturo; 189.
Fernández Palmeiro Víctor J.;145. Gelman Juan; 316.
Ferrari (Mayor); 278. Genta Bruno Jordán; 209.
Ferré Gadea Arturo; 92, 100, 101, Ghioldi Américo; 88.
102. Giap Von Nguyen; 26, 90.
Ferreira (Diputado); 258. Giarnello Néstor; 102.

360
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Gillespie Richard; 333, 334. H


Giménez Félix Roque; 143 Hableger Norberto; 316.
Giovanelli Luis; 145. Haivar Ricardo René; 149.
Giussani Pablo; 91, 108, 109, 181, Hayek Friedrich; 113.
199. Hermes; 76, 83.
Gnavi (Almirante); 338. Herrera J. J. (Senador); 159.
Gobello José; 333, 334. Herrera Casildo; 133.
Godoy Marcelo; 291. Herrera J. A.; 316.
Goethe Johann Wolfgang; 250. Hessayne Miguel E. (Obispo); 31.
Gómez (Soldado), 304. Hitler Adolfo; 234.
Gómez Evaristo; 290. Holmberg Elena; 246.
Gómez Mercedes: 293.
Gómez Morales Alfredo; 218.
Gomulka Wladyslaw; 56. I
González Ana María; 305, 306, 307. Ibarzábal; 23, 188, 189, 210, 211,
González Chavez; 316. 252, 351.
González Daniel;189. Illia Arturo U.; 8, 14, 74, 75, 227.
González Joaquín V.; 241. Imaz José Luis de; 6
González Manuel Alberto; 205, 288. Imposti; 35.
Gorriarán Merlo Enrique; 138, 139. Invernizzi Hernán; 177, 178, 179.
Graiver David; 208. Inza; 188.
Gramsci Antonio; 17. Isaías; 113, 215.
Grassi Jorge O.; 208. Irurzún Hugo (ERP); 282.
Grondona Mariano; 42. Irurzún Martín (Juez); 345, 346.
Grove R.; 141. Ivanissevich; 218.
Gruska de Lewingger Eva; 68.
Guardone Osvaldo Jorge; 205.
Guevara Ernesto; 9, 67, 69, 75, 78, J
82, 91, 92, 110, 111, 122, 126, 176, Jasalik Emilio; 213.
232, 343, 345, 346, 347. Jáuregui; 32.
Guevara Roberto; 320. Jáuregui (Senador); 251.
Guides de Avallay, 310. Jauretche Arturo; 93.
Gullo Dante; 208. Jiménez Ramón Rosa; 208.
Gullo Jorge; 316. Jimeno Jaime; 209.
Gutiérrez; 205. Jitrik Noe; 94.
Guzzetti Ana; 194. Jofré (Diputado); 87.
Guzzetti César Augusto; 314, 315. Jolivet Regis; 45.
Guzmán de Andreussi Cristina; 163. Jorge; 76.
Jouve Juan H.; 76, 77.
Jozami; 68.

361
Ramón Genaro Díaz Bessone

Juan Pablo II; 5, 31, 102. Lechín; 82.


Juárez (Capitán); 278. Ledesma Inda; 344.
Ledesma Julio E.; 321.
Lefcovich Juan; 68.
K Lenin (Vladimir Ilich Ulianov); 9, 39,
Khan Heriberto; 186. 47, 48, 51, 53, 54, 57, 58, 96, 270.
Kalijarvi T.; 55, 56, 71. León (Senador); 253, 260, 315.
Kecker Roberto; 196. Leone Giovanni; 132.
Keir; 237. Leonetti Juan Carlos (Capitán); 308.
Keller Miguel A.; 294. Lesgart Adriana; 316.
Kelly Guillermo Patricio; 73, 81. Lewinger Arturo; 68, 93, 283, 291.
Kenny Jorge; 310. Lewinger Jorge Omar; 68, 93, 139.
Kestelboim Mario; 176. Liebkenecht Karl; 233.
Khruschev Nikita; 56. Liendo Moral (Oficial de Policía;
Klein Guillermo W.; 319. 205.
Kloosterman Dirk; 92, 145. Lince (Sargento Ayudante); 177.
Kolle, Secretario PC (Bolivia); 91. Liprandi de Vélez María C.; 33, 120.
Knopf Alfred; 55. Litle Juan; 310.
Kovalev S.; 53. Lizaso Arnaldo; 316.
Kraiselburg David; 200. Lockwood Carlos; 169.
Krosney Herbert; 58. López Atilio; 151, 152, 186, 206.
López Campo Jaime; 278.
López Néstor Horacio; 210.
L López Rega José; 8, 185, 218, 256,
Lacour Guillermo; 172. 259, 264, 273, 274, 284.
Lafforgue Carlos; 44, 67, 68. Loto José; 274.
Laguzzi (Ex Rector UBA); 209. Lovey Osvaldo; 316.
Lambruschini (Almirante); 317. Lozada Luis; 120.
Lambruschini Paula; 317. Lozada Salvador M.; 344.
Lanusse Alejandro Agustín; 119, Lozano Domingo; 310.
133, 150, 227, 275, 338. Luchessi Alberto; 310.
Laplane Alberto Numa; 283. Luco (Diputado); 81, 83, 84, 85.
Larrabure Julio Argentino; 23, 204, Luder Italo; 219, 221, 225, 273.
205, 246, 250, 252, 253, 284, 285, Luna Juan A.; 290.
286, 305, 352. Luxemburgo Rosa; 48, 233.
Larrabure Narciso Aurelio; 286.
Lastiri Raúl; 8, 180, 226.
Lattendorf Abel; 68. M
Laun Alfredo; 196. Macagno Luis N.; 310.
Lawson; 237. Mac Donald; 311.

362
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Machel Samora; 64 Meifert (Subcomisario); 209


Macor Luis; 186. Mena Domingo; 138, 139.
Maestre Juan Pablo;137, 176. Mena Enrique Manuel; 74.
Magaldi Antonio; 196. Mena Juan Carlos; 152.
Maguid Alberto Carlos; 149, 166. Mena Máximo; 151.
Maier Julio B.; 260. Mena Raúl; 152.
Maldonado Ismael; 293, 294, 352. Mendelsohn; 196.
Mao Tse tung; 9, 49, 51, 52, 54, 56, Méndez Federico; 76, 77.
59, 64, 111, 228. Mendizábal Horacio; 93, 306, 307.
Marcuse Herbert; 108. Meyer Marshall; 336, 337.
Marighella Carlos; 68, 235. Michetti Héctor A.; 345.
Marín Raúl; 345. Minetti Héctor; 304.
Marino (Diputado); 165, 264. Minichelli de Constanzo; 257.
Martí José; 343, 347. Miño (Policía); 319.
Martiarena (Senador); 153, 154, Mira (Diputado); 164, 165.
155. Misetich Mirta; 176.
Martínez Alfredo Guillermo; 309. Mitterrand François; 27, 67, 75. 342.
Martínez Borelli H.; 316. Molina G. H.; 263.
Martínez José M.;316. Molina Pablo; 299
Martínez (Senador); 253. Molina Pedro; 274.
Martínez de Perón María Estela; 8, Molinari Romero; 262.
9, 10, 14, 28, 115, 186, 206, 218, Molinas Ricardo; 344.
226, 227, 256, 272, 273, 274, 276, Molon Thomas; 237.
305, 321, 322, 334, 344. Monsalve (Diputado); 163, 192, 258.
Martínez Vaca Alberto; 321. Montoya Roberto; 149.
Marx Carlos; 46, 47, 48, 75, 88, 108, Mooney Jorge; 251.
157. Moore Carlos R.; 288.
Mascardi (Ingeniero); 206. Mor Roig Arturo; 79, 150, 181, 199,
Massaferro Ricardo Eduardo; 297. 200, 201, 351.
Massaferro Lidia A; 320. Morales Gabriel; 280.
Massera Emilio Eduardo; 225. Moreno Jorge; 44, 68.
Massetti Jorge Ricardo; 75, 76. Morenzic Graciela; 293.
Mattarolo Rodolfo 320, 344 Morgenthau Hans J.; 55.
Matti Rodolfo; 316. Moss Robert; 59, 71, 233, 235.
Mayol (ERP); 296, 298. Moya Orlando; 298, 299, 352.
Maza Emilio; 68, 120, 121, 125. Moyano (Diputado); 193, 257, 263.
Mazzaferro Lilí; 316. Moyano Roberto (Empresario); 310.
Mazzarella Alberto; 170. Mujica Carlos Francisco; 101, 110,
Medina Gladys; 254. 186, 198.
Medina Pedro; 274. Muniagurria Camilo; 158, 185.

363
Ramón Genaro Díaz Bessone

Muñiz Barreto Diego; 149. Paz (senador); 251, 254, 256, 261.
Muñoz Ricardo; 269. Pedreira Manuel; 316.
Musacchio (Diputado); 163, 192. Pedrini (Diputado); 161, 165.
Mutto Eduardo; 310. Pellegrini Carlos; 159.
Pemes Enrique; 310.
Peña Alcira de la; 67.
N Perdía Roberto; 93.
Nasif Jacobo; 144. Peredo Guido; 92, 283.
Negrín Manuel; 298. Perette Carlos H.; 158, 175, 256,
Neto Agostinho; 65 257, 261.
Nosiglia Magdalena; 144 Pérez Juan Carlos; 207, 208.
Nougués (Diputado); 88. Perlinger César L.; 344.
Novak (Obispo); 31. Perón Juan Domingo; 8, 10, 14, 24,
25, 28, 73, 74, 100, 105, 115, 117,
118, 119, 120, 135, 136, 137, 138,
O 140, 160, 172, 174, 175, 176, 181,
Obregón Cano Ricardo; 75, 152, 186, 182, 186, 190, 194, 195, 196, 197,
207, 316, 321. 198, 199, 226, 227, 228, 232, 241,
O’ Farrell Justino; 176. 256, 257, 333, 351.
Ojeda Telémaco; 277. Perriaux Jaime; 90, 107, 123, 129.
Olmedo Carlos E.; 121. Petiggiani Mario E.; 205.
Oneto Julio; 310. Pierini Carlos; 186.
Onganía Juan Carlos (Gral.); 5, 115. Pino (Comisario); 309.
Ongaro Raimundo; 95, 102. Pita Juan Alberto (Gral.); 305, 352.
Ortega Peña Rodolfo; 186, 201. 249. Piucil Hugo; 344.
Orwell George; 37. Pizarro (Diputado); 79.
Osatinsky Marcos; 92, 121, 138, 139. Podestá Jerónimo; 149.
Osinde Jorge Manuel; 174. Poggi Oscar A.; 310.
Otero Ricardo;181, 218. Ponce de León Manuel; 149.
Poutet Jean; 322.
Primatesta (Cardenal); 106.
P Provenzano Julio César; 143.
Pablo VI; 131. Pugliese Osvaldo; 344.
Pacheco; 170. Puiggrós Adriana; 197
Pagano María de los Á.; 345. Puiggrós Rodolfo; 171, 172, 176, 316,
Paiva Miguel A. 209. 321.
Palacios de Medina Delia C.; 254. Puigjané Antonio; 344.
Palmero Juan; 79, 80, 349. Pujadas José M.; 293.
Pardales José; 310. Pujals Luis; 125, 127.
Parenti Francisco R.; 102. Pulenta Carlos A.; 175.

364
Guerra Revolucionaria en la Argentina

Q Roldán; 211.
Queyo Jorge Rubén; 68. Romano Benito; 102.
Quieto Roberto Jorge; 68, 92, 121, Romero Miguel; 304.
138, 139, 303. Romero Rolando; 202
Quijada Hermes; 144, 155, 196. Romero Victorica; 32.
Quinteros Alicia; 33. Roqué Julio; 149.
Rosales Estanislao;133.
Rosas Carlos Jorge (Gral.); 227.
R Rosas (Comandante Principal): 316.
Rabanaque Caballero Raúl; 344. Rospide (Coronel); 309.
Ragone; 264. Rota Pedro; 310.
Ramondetti Miguel; 105. Rougier Luis; 242.
Ramus Carlos; 110, 116, 310. Rubin Mirta; 170.
Reagan Ronald; 15. Rubinich Miguel A.; 67.
Rébora Mario; 170, 278. Ruckauf Carlos F.; 219, 221.
Reston James; 57. Ruiz Arsenio; 82.
Rey Carlos Alberto; 152, 338. Ruiz Miguel Ángel; 68.
Reyes Rafael H. 304. Ruiz Moreno Isidoro; 241.
Richter (Tte.); 272. Russell Bertrand; 67, 196.
Righi Esteban; 148, 153, 172, 176. Rucci José; 133, 144, 175, 180, 181,
Río Manuel; 235, 238, 239, 240, 242, 182, 184, 254, 351.
246, 247. Rutch Eduardo; 177, 178, 179.
Ríos Anselmo; 254.
Rivas; 148.
Rivera Fermín; 288. S
Riveros Juan; 291. Saadi Vicente Leonides; 160.
Rivière Rolando; 131. Sadilestsky Miguel; 310.
Roa Raúl; 67. Sáenz (Sargento 1º); 277.
Robledo Ángel Federico; 118, 119, Salamanca René; 151.
219, 221. Salem Juan Enrique; 80.
Roca Gustavo A.; 320. Salgado Enrique E. (Gral.); 269.
Rocamora Alberto; 218. Sallustro Oberdan; 23, 128, 129,
Rocatagliata Anselmo; 280. 130, 131, 132, 145, 149, 154, 155,
Rockefeller Nelson; 112. 229, 330, 350.
Rodrigo Celestino; 283. Samaniego Ramón; 213.
Rodríguez Anido; 316. Samuelson Víctor E.; 187, 188.
Rogers William; 150. San Mateo; 17.
Roggio Aldo Benito; 139. San Martín José de: 343.
Rojas Joaquín; 153. Sanabria (Sargento); 298.
Rojo Ricardo; 92. Sánchez Juan Carlos (Gral.); 128,

365
Ramón Genaro Díaz Bessone

129, 130, 132, 141, 149, 154, 155, Stenfer Gustavo N.; 274, 275.
350. Suárez Leopoldo; 79, 81, 83, 84, 85,
Sánchez Toranzo; 265. 87, 89, 90, 349.
Sánchez Waldemar; 92. Sueldo Horacio; 165, 166, 182, 193,
Sandes Juan Antonio; 68. 249.
Sandler Héctor; 86, 149, 150, 166, Suenens (Cardenal); 97, 104.
315, 321. Sureda Antonio (Coronel); 316.
Sanmartino Julio R.; 107. Suslov M. A.; 54.
Santucho Ana María; 138. Sylvester Stanley Ferrer; 123.
Santucho Asdrúbal; 280, 298.
Santucho Mario Roberto ; 19, 74,
111, 138, 139, 191, 195, 203, 270, T
299, 301, 306, 308. Tabares Osvaldo; 310.
Savino Adolfo; 185, 186, 218. Taiana Jorge; 171.
Saxena M.N.; 59. Tamagnini Hugo; 177.
Schönfeld Manfred; 14, 345, 346. Taparelli Juan Carlos; 295.
Schwer Francisco; 316. Telerín (Comisario); 293.
Serra José María; 102. Tempone (soldado); 304.
Serragán Horacio; 310. Thompson John A.; 170.
Serrano Oscar A.; 128. Timmerman Jacobo; 247.
Sigüenza José; 170. Tisserant (Cardenal); 97.
Silenzi de Stagni Adolfo; 344. Tito Josip; 58.
Sileoni Rolando S.; 254. Toranzo Rodolfo Claudio; 288.
Silva Luis; 274. Torres Agustín Rubén; 310.
Silva Ricardo; 187. Torres Camilo; 97, 101, 110.
Simona Horacio; 176. Torres Fernando; 110.
Sofinsky Bsevolod; 59. Triay Diana; 33.
Solá Hidalgo; 246. Tróccoli Antonio; 162, 257.
Solari Yrigoyen Hipólito; 156, 157, Trofimenko G. A.; 62, 65.
159, 186, 315. Trotski León; 58, 111.
Soldati Francisco; 319. Trotz Ernesto G. (Coronel); 309.
Sorati Martínez Juan C.; 120. Troxler Julio; 174, 186.
Sosa Juan Carlos; 288.
Sorel; 157.
Souto Carlos; 310. U
Stalin José; 10, 48, 55, 56, 58. Unamuno Pablo; 344.
Stamponi Atilio; 80. Urdapilleta Silvia; 33.
Stanley Horacio; 277, 278. Urreta (Capitán de Navío); 35.
Starita Carlos; 200. Urteaga Benito; 195, 308.
Stecco (Diputado); 184, 264. Uzal Roberto Mario; 129.

366
Guerra Revolucionaria en la Argentina

V Villot Jean; 131.


Vaca Narvaja Fernando; 93, 138, Vinti (Diputado); 167.
139, 316. Viola Humberto Antonio (Capitán);
Valenzuela Juan Gregorio; 138. 26, 27, 209, 211, 229, 351.
Valenzuela (Diputado); 192. Vishinsky Andrei; 55.
Vandor Augusto Timonteo; 29, 112. Volinsky (Ejecutivo de Swift); 145.
Van Lierde Pablo; 186. Vottero Tomás; 219, 221, 225, 229.
Varela Alfredo; 67.
Vazeilles José G.; 44, 67, 68.
Vázquez Eudoro; 288. W
Vázquez Ibañez; 128. Walesa Lech; 63.
Velazco Raúl; 310. Weber Max; 215, 232.
Vélez Ignacio; 120. Wlichky de Martínez Diana B.; 309.
Verbitsky Horacio; 345.
Verdinelli Héctor; 92.
Vergel Alfonso; 254. Y
Viale (Diputado); 183. Yacussi Eduardo; 316.
Vicente Carlos; 344. Yaguer Raúl; 93, 319.
Vicente Néstor; 344. Yáñez Pedro; 291.
Vidaña (Diputado); 160, 164.
Videla Jorge Rafael; 225, 260, 304,
308, 326, 334, 345, 346. Z
Vignes Alberto; 218. Zagladin V. V.; 54, 59, 61, 65.
Vilas Acdel Edgardo; 282, 303, 304. Zamanillo (Diputado); 262
Villalón Héctor; 92. Zavala Ortiz Manuel A.79, 85, 86,
Villanueva (Diputado); 87. 349.
Villar Alberto; 209, 210, 351. Zhdanov; 55.
Villarreal Ana María; 33. Ziehl Leonidas; 310.
Villegas Osiris G.; 336. Zito Lema Vicente; 344.

367
Ramón Genaro Díaz Bessone

368

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