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a 16. proved: el desar ‘esta ejeroiéndo. sobre. los paises ened sios adopten ide cas y establezcan detorminadas al autor demuestre ymo en Crénica de una muerte anunciada de Gabriel Garcia Mirquer, la defuncién de a economia del desarrollo era do prever. ‘AV igual que en una buena novela, todos los elementos convergfan © hacia ese desenlace. Con Ja evoluci6n monetarista,yloe gobiemos de derechas de Reagan Thatcher en el poder, el clima intelectual de Ti década de los ochenta era propicio para una revuelta contra la F qoncepeién general de una disciplina especializada en la economia del desarrollo de los paises pobres. El ataque fue iniciado por anto~ ‘mo Little (1982) y Lal (2983), y quedé reforzado por la crisis Tas economies planificadas de Europa Oriental y la yy el Consenso de Washington fueron los acontecimientos que, supuestamente, remacharon los vos del ataéd, Asi, pues, durante un breve perfodo ex los afios noventa, el enfoque econdmico neoclésico parecio imbatible y, desde el punio de vista intelectual, Ja economia del desarrollo se tencontraba aparentemente ante un callején sin salida. No obstan~ te, aunque durante un tiempo permanecié encubierto, ol andlisis ‘econémico heterodoxo dellos paises en desarrollo munca desepare- i6 por completo. "Aunque su obra todavia ni se conozea bien en Espafa, la publicaciones, cada vex ms prolifices, de Ha-Joon Chang son wn buena prueba de ello.! La idea que subyace a esta obra en conareto % vei inne pero no se atrevié a preguntar”. En el seno ‘comunidad de estudiosos de la economia del desarrollo existen ‘como por ejemplo, que “la acelerarel crecimiento”; que "la demooracis es una pr cualquier tipo de desarrollo”; que “el buen gobierno es indiepensa- ‘educci6n de la pobreza”, eteéters. Muchos oriticas as0- ipo de diseurso exclusivamente a las Instituciones de ‘Woods (en concreto, el Banco Mundi manera generalizada en las diversas agencias y organismos de las ‘como en muchas ONG. El diseurso sobre el su insistencia en ¢l "empoderami Ia “construccién de capacidades”, 1 "mainstreaming de gener cto. y cada vex més desprovisto de contenido analitico auténtico En este libro, Chang se atreve a cucstionar a muchas de estas wnado asalto a la ortodoxia eco- ‘es que no aprendemos nada de la histo- ;portancia de Ia historia. El nicleo deta isis en profundidad del historial de los paf- ransformaciones econSmieas, sociales y po fe extraen unas cuantas lecciones importantes para pases en desarrollo actuales. El principal mensaje que Chang J Yisicemente erréneos sino que también ignoran la experleniala ist6rica de los propice paises industrializados cuando se exforza+ than por alcanzar el desarrollo, En consecuencia, los consejos real 2 por los paises en desarrollo no sélo estén equivocados sino argumentos de Chang tienen poco de ‘nuevo: el principal mensaje puede leerse totalmente en obras elé- sloas, como The Age of Capital de Eric Hobsbawm (1995) 0 Le Tiers ‘Monde dans impasse de Paul Bairoch (1973). Pero aunque estos sutores se ocupan de algunos de los mismos temas, el mérito de la bra de Chang es la manera en que tne los argumentos de manera oncertada por primera vez y pone el acento en la relevancia de ‘tas experiencias historicas para los debetes contemporineos ‘del mundo en desarrollo. Chang sostiene que, .da 0 no, los consejos actuales eobre politicas scalera”, para decirlo de alguna forma— de manera que los pases fen deearrollo no puedan seguir sus huellas. En una amplia gama de ‘ouestiones, que van desde las politicas comerciales y tecnologicas al establecimiento de instituciones democriticas o el uso del trabajo s paises industrializados estén obligando a los paises en desarrollo a alcanzar unos determinados estindares y a adoptar ‘unas determinadae politicas que son incapaces de satisfacer 0 que, ailo hacen, impedirén su propio desarrollo. Consideremos la cuestién del libre comercio. Chang dedica un espacio considerable a deconstruir el mito sogin el cual los pai ‘ses ectualmente desarrollados adoptaron politicas de libre comer- tio durante sus propias revoluciones industriales. No es una ironia menor el hecho de que Estados Unidos (cl pais que actualmente ‘ensalza las virtudes de los regimaenes de libre comercio con mayor agresividad que cualquier otro) recurrieraa una proteccién arance- laria generalizada durante los momentos eruciales del desarrollo de sus propias industrias emergentes. Pero Chang va mée alla y demuestra que, de hecho, ninguno de los paises actualmente indus~ Jnados adopt6-un régimen de libre comercio en el siglo XIX, ni era Inglaterra (cuyo posterior viraje en Ia titima mitad.del cy ones OLD siglo XIX haeia el libre comercio coincidié com el fin del lidera2go Driténico riundial on la produccién de manufacturas). Teniendo en mente que'en esa época se carecia de otros instrumentos politicos ‘para promoverla industria naciente, Chang argumenta que "la pro- a era una herramienta politica mucho mas ilo XIX que en muestra época” (pig. 33). Sin xresiones bilaterales y las actusciones de la (OMO), la proteceién arance- es una herramienta que los paises industrializados niegen rotundamente a los actuales patses on desarrollo. xitions, jente puede considerarse que las IFI sean. tuciones mis cualificadas para dar leceiones a los paises en des~ arrollo sobre la gesti6n del gobierno, Sus propios historiales dejan ‘mucho que desear en cuanto 2 transparencia y toma de decisiones democrétivas, siendo un ejemplo de esto las famosas "Cartas de intenciones” del FMI, cuyos contenidos no se divalgan al pablico pero obligan a gobiernos elegidos democriticamente allevar a cabo toda una eerie de reformas y a tomar medidas sin ningin tipo de ‘consulta? Ademés, la idea de la importancia del "buen gobierno” siempre ha sido un poco coja (zquién habria de querer un “mal gobierno?). La palabra "bueno" es, en cualquier caso, una palabra ‘argada de connotaciones y tiende a definirse en términos de con cepeiones hegemSnicas de lo que se considera “bueno”. Esto ¢s lo que ocurre, ciertamente, con respecto al disefio institucional, y Chang demuestra de manera convincente que, para toda una gama de instituciones (por ejemplo las de proteccién social, leyes de patentes, bancos centralee, leyes de quiebra, regulacion del merca~ do de valores y, especialmente. sistemas politicos democréticos), Joe niveles de los paises industrializados dejaron mucho que desear ene] transcurso de su propio proceso de desarrollo: muchas de esas |. Idgeb eran o bien inexistontes o bien ineficaces, yla calidad de las ituciones burocraticas solia ser bastante cuestionable. Mab oomo sefala Chang, "muchas de las institueiones que actual (ae'consideran necesarias para el desarrollo econdmico fue~ sn medida, el resultado, mas que la causa, del desarrollo ‘econdmico en los paises actualmente desarrollados” (pég. 48). En ‘cambio, actualmente la calidad de las instituciones predominantes fon los paises en desarrollo suele sor yaucho més alta que Ja que habia cuando los paises industrializados tenfan um nivel de des- rrollo comparable. Por lo tanto, por qué tanta insistencia ahora gobre el “buen gobierno"? ;Acaso es porque se tiene la intencién ide establecer- unos esténdares tan altos que los patses en desarrollo racasardn inevitablemente? Ademés, la innecesaria insistencia en “aetuales instituciones de los paises pobres supone un despilfa~ tro de los escasos recursos burocréticos de tiempo y dinero que podrian usarse para unos fines mucho mejores. 3 De hecho, los angumentos de Chang con respecto alos consejos politions inapro~ pisdos alas exigencias excsivas que se les hacen alas nattuciones Helos paises en desarrollo podrfan evarse un povo rs alts podria postenerse que la mayor parte de los economistas ni siquiera aplican. Jos prineipios de la economia ortodoxa de mancre coherente: ce com- centran en cuestiones especifias, como el eomercio internacional ola importancia de liberaliar los movimientos de capitales, ignoran ‘otras cnestiones que se consideran, politicamente, més alla de los ites, Considérese, por ejemplo, la aplicacién ineoherente de res ‘icciones alas migraciones. Siguiendo los principios de libre meron do, do la misma manera en que las IF y los economistas ortadoxos frgumentan apasionadamente a favor de 1os libres movimientos de capitales, se deberia igualmente presionar con firmeze a favor del lento de todas resiricciones sobre las migraciones. gualaciOn del factor precio apoyandose en el teorema ‘her-Samueleon (ee decir, afirmar que ¢l comercio susti- ‘re mavimiento del factor trabajo) resulta poco eonvin- {2Qué inaplicaciones tiene todo esto para la manera en aque se dan y se reciben consejos sobre politicas y estrategias de dessrro- lo? La ideologia neoliberal (aun cuando ac enmascare mediante el uso de un Jenguaje més progresista) impregna todo hasta tal punto aque las instituciones y los paises se ven cada ver mas limitados en su capacidad de actuary, lo que es peor, en sus opciones politieas, Para decirlo de otra manera, muestro pensamiento esta encorseta~ do y, excepto dentro de unos limites muy estrechamente definidos, 9 ANOREH MOLD no eat permitido experimentar eon, elementos que fueron fundamentals ‘0 industrializados, como la elaboracin de la politica industrial 0 ‘l protecefonismo de las empresas nacionales, se han convertido, ‘efectivamente, en inaplicables. Sin embargo, una cosa que los defensores de este nuevo con- junto de politicas no pueden esconder son los magros resultados ‘econémicos que han resultado de ellas. En las dos décadas transcu- rridas desde que estas se aplicaron por primera vex, los indices de crecimiento han disminuido considerablemente en comparacién con el perfodo anterior a las reformas. Incluso el FMI se ha visto obligado a reconocer que “el progreso en cl aumento de Jos ingresos reales y en elalivio de la pobreza ha sido decepeionan- ‘en muchos paises en desarrol brecha relativa entre los paises mis ricos y los mts pobre ido aumentando. de ingresos reales per eépita es actualmente més inta afios" (PML, 2000: 123). Beto resulta especial ‘ene en cuenta que esas politicas se vendieron, enn principio, precisamente con el argumento de que contribui- rian a mejorar el desempeno econdmico. Contra este telén de fondo, la evidente frustracién en los paises en desarrollo con res~ pecto a las politieas ortodoxas resulta comprensible. Al mismo tiempo, la justficacién usada para explicar los pobres resultados nian funcionado—se los gobiernos de dos para seguir el camino trazado. Eat actualmente con respecto & En el perfodo que independencia la culpa de los males del continente recata mente (y en la mayor parte de los casos con raz6n) en las potencias coloniales. En la ora posterior al Consenso de Washington, ‘sin embargo, el argumento se ha invertido, Una vex més, se sugiere, toda la culpaes de Africa; de sus gobiernoe débiles, de su deficiente aplicacién de las politicas, de su corrupei6n, Poco importa que las politicas aplicedas estuvieran generalmente diseBadas y construi~ das por expertos extranjerosy por donantesy que la viabilidad desu puesta en préotica no hubiera sido comprobada ‘Todo esto podria sonar peligrosamente similar auns teorfads Je eonspiracién del desarrollo econdmico. En el complejo mundo ‘en que vivimos, es cierto que muchas personas tienden a ver cons piraciones cuando en realidad no existen: siempre que cierto tipo de pautas 0 un determinado orden se hace evidente en nuestras vidas cotidianae, caemos en Ja tentacién de creer que debe haber alguien moviendo lo Paul Krugman observ6 una ves que él estaba poco dispuesto a creer en teorias conspirativas porque, hhabiendo conocide a algunos lideres mundiales, legé a la conclu- sién de que "se parecen muc del tiempo no dan pie con bola”. Sin embargo, en el mismo articu~ Jo Krugman reconoce que, de vez en cuando, “las conspiraciones af ‘existen” (citado por Basu, 2003: 887). Porsu parte, el propio Chang ‘stiene que unio no tiene por qué creer en las teorias de conspira- cién para entender o6mo se ha producido la situacion actual de ‘alos consejos y malas politicas: puede que algunos de los que hacen las recomendaciones es sefsmo puede ser mucho més propios intereses". En toda esta cuestién, lo mas dificil de entender es qué ganan los patses industrializados con impedir el deearrollo de los paises wente, en su reseha de la obra de Chang, Paul ) ha argumentado que éste representa et punto flaco del libro, ;Acaso, pregunta Streeten, un mundo més préspero, rico y desarrollado no ofrece mayores ventajas econémicas, politi~ sociales y culturales que un mundo desgraciado, pobre, plagado de enfermedades, sin educaci6n y subdesarrollado? Si existiera un cordon econdmico y social mas progresista a nivel internacional, puede que Streeten estuviers en lo cierto. Desgraciadamente, esto no es lo que ocusre en la actualidad, Resulta dificil evitar ala con~ o bien no estin preparados terminos de le perdi sjeraplo de graponde lo reciban un trato: para aceptar los posi da de apoyos de determinados sectores (p resin agricolas), de que los paises en de: ‘AwoREW WoL ais justo y mejores consejos sobre las politicas a emprender. “Adexnés, la época en que los lideres politicos ovcidentales se sintie- ron culpables por el colonialismo (y en consecuencia suavizaron. us politicas hacia el mundo en desarrollo) ya ha pasado hace snueho tiempo. Huelga decir que las memorias de los politicos son convenientemente cortas, ‘Asi, pues, Ios lideres politicos ovcidentales experimentan en In actualidad pooas restricciones en cuanto a sus actitudes y politi-~ cas hacia ¢l mundo en desarrollo. En la medida en que los precios de las materias primas sigan siendo bajos y mientras ta inestabili- Gad politiea en el mundo en desarrollo no amenace los intereses oceidentales, el mundo en desarrollo, sencillamente, no sc tendré cuenta ent los politicos. ;De qué otra manera puede uno lerpretar, por ejemplo, la aparente arrogancia con la que Estados ‘dos ejerce unilateralmente eu poder de veto efectivo sobre las, decisiones del ‘enla manera en que la UE exige la inclusion de los derechos de propicdad intelectual en el marco de la OMG, claramente en detrimento de los paises en desarrollo?® Deede ‘exclusivamente el punto de vieta de la presién politic, las eartas estén marcadas contra los patses en desarrollo, y cualquier intento de poner en préctica poiticas aut6nomas es firmemente rebatido en los foros internacionales. $i alguien pone esto en duda no tiene més que fijaree en el nerviosiamo de los representantes de Estados Unidos y de la Union Europea ante la formacién del grupo G20 de paises en. desarrollo durante la reunién de Cancin de la OMC en 2008. ‘A otro nivel, podria argumentarse que la situacié6n a aunque lamentable, totalmente comprensible. La impos hegeménica de las reglas convenientes jerenes de Betados Unidos no es mis descarada que, por ejemplo. ‘in{eos ena India, cuando sup ‘hina, conlas guerras del opio (Bairoch, 1993). De manera significa “Aiyty Estados Unidos no adopt6 plenamente el libre comercio hasta {lo eetuvo en una situacién lo suficientemente confortable como gar ventajas de su posici6n econémica predominant Guerra Mundial, cuando sus pri competidores Miteralmente destruidos. No ¢s una coincidencia el que, fon la que el dominio estadounidense del mundo es cada ves mis cuestionado (Todd, 2002), Estados Unidos mismo esté empezando a mostrar tna aetitud ambivalente con respecto & Jas ventajas’ del libre comercio. En diversas ocasiones, la ‘Adrainistracién Bush se ha quitado Ia miscara con respect cnestiones comerciales, por ejemplo cuando impuso restricciones alas importaciones de acero y otorgé subsidios alos productores de algodén estadounidenses, Asi, pues, en Tos casos en que estan en juego los intereses de Bstados Unidos, 1 Administracién de Estados Unidos es decididarsente menos entusiasta con respecto al libre comereio. No es ima coincidencia el que, para las elecciones presidenclales de 2004, ambos eandidatos hayan sido notariamen- te cantelogos en sus declaraciones sobre la euesti6n comercial ‘Sin embargo, puede que exista una explicacion més sencilla para los desastrosos ¢ hip6critas consejos sobre politicas y para las “bligaciones instituetonales que se les imponen alos paises on des turrollo. Yen este sentido se echa en falta una gran dosis de autocri- tica por parte de los economistas profesionales. Tal como el ‘economista de Malaui Thandek Mkandawire (2004: 2) ha seftalado: En esta era de deconstruceion de esquemas intslestua- des, 7-de metodologias basadas en enfoquesretéricos y s00i0~ {dgicos, hemos aprendido a aceptar que las ideas que vencen en un momento dado no son necesariamente “las mejores", sino simplemente las que “iiunfian”. ‘De manera acertada, Mkandawire deduce que, para explicar el dominio de una idea econémica conerets, debemos saber mis sobre ebmo se forman y se diseminan las ideas entre los profesio- males de la economia y como estas ideas estén vineuiladas con las ‘structaras politicas de poder. En otra publicacin, Chang (20034) se fccupa de esta misma euestion y eostiene que, en. gran medida, el resungimiento de la economia neoclisica ha estado asociado & los nmensos recursos a disposicién de las [Fly de los gobiernos de los paises industraliados para propagar la ideasyteorias econsreas Srtodoxas. Los importantes recursos presupuestarios de que dis- ponen les hen dado wna influencia especialmente poderose ene pensamiento evonémico. Chang sugiere también que en el mad@ veadémico.existen presiones profesionles perversas, que obligan. NomEW HOLD aleconomista aque éste defienda ideas ortodoxas si quiere pospe- rar en eu carrera. Comio ejemplo, Chang afirma que la reputacién de un “buen” economista queda de ‘su ntimero de publicaciones en Jas, ria de las cuales proceden deo: mente de Estados Unidos), bajos en la mayor parte de los mnsultoria en el Banco profesional con lo que Albert Hirshman denomainé elocuentemente "monoe- 4 la propia base metodolégica de la econo que, en luger del enfoque neoclésico basado en métodos abstractos xia mas fruetifero adoptar un enfoque mas concre- tivo basado en la experiencia histérica, Bste “busca pau construir teorias para explicarlas y aplicar estes contemporineos, teniendo en cuenta al mismo cambios en las cireunstancias tecnolégicas, intitueio- les y politicas” (pag. ‘Veando esa metodologia radicalmente opuesta al tipo de enfo- que adoptado en la mayor parte de facultades de economfa en. rma década, ;serfa posible conseguir unos resultados mejores en Jo que respecta al desempetio econémico que con la metodologia actual?” Hace mucho tiempo se observ que no existe una correlac ‘de una economia nacional ya distincién inte- ‘ontemporénea no e s6lo erronea como apunta Lawson (3997: 3): ‘eonomta asadémica contam- vino 4a bueno, Desde hace muchas atos los problemas F delos economistas para hacer frente alos problemas del subdess- Laver mas hincapié en contratar a buenos profesionales en ugar de que se han manifestado oon regulariéad plantean dudas fonsiderables acerea de la eapacidad de muchas de sus ramos para explicar, o tan siguier tratar, aconteeiminiog del mundo real o facilitar la evaluacién de las politicas. Enotrade sus obras, Chang (2003) ha cuestionado lauilidad srollo,y sugisi6 que en sus intentos de crear una buena burocracis eonbutiea y una buena gestion los paises en desarrollo deberien usear especialistas en economia. La experiencia de pafses come ‘Taiwén y Corea del Sur, donde la representacién de funcionarios con preparacién (éenica en carreras como la de Ingenieria o# mucho mas freeente que enlos gobieros occidentales, pareceria corroborar esta argumentacién. ZA qué cc debe el Fracaso tan lamentable de los economists profesional en relacin a los patses en desarrllo? Puede gue wna eengn aea la manera en que los economistas dedican tanto tlempoy Cefuerzos a materias de interés maxginal para los auténticos pro blemes del desarrollo, Prietchett y Wooleock (2004: 192) estan sin duda eno cierto cuando comentan: ‘Lo moyorta esta de douerdo en que el debate sobre el Consenso de Washington se ha consertido en algo absolu~ tamente desproporcionade. En ocasiones, el 90 por eiento para la lucha a favor det des de quiés eben concebirse como desarrotlo coherente. I "Gonsenso de Washington ‘ampliado”, que concede la importancia de algunos seri- ios clave mmo eduenctén) para la agenda, deja totalmente el interrogante acerca de como se pon din en préctica. En este contexto, uma de las debilidades més amativas de la moderna teoria econémica es su casi obsesiva concentracién en los ‘precios, los intercambios y la estabilidad macroecon6mica y la ‘eecasa stencién que presta a la cuestiGn de cémo incrementar las capacidades productivas, La denomineda con ironfa—"revolucién del lado de la oferta” de fines de la década de los ochenta, liderada por los gobiernos de la sefiora Thatcher y de Ronald Reagan, twvo ‘una influencia més profunda en el pensainiento econdmico de lo quesuele pensarse; las ideas de Keynes sobre laimportancia de evi~ tar fallos de coordinacién y de mantener un nivel alto de demands agregada han desaparecido, a pesar de las pruebas abundantes de que ‘muchos paises en desarrollo estén sufriendo precisamontc ls conse ccuencias de este tipo de problema. Y, aunque la idea ha reaparecido timidamente en forma de los Informes sobre Estrategias de [Reducoi6n de la Pobreza (Poverty Reduction Strategy Papers) y de los Marcos de Desarrollo Global (Comprehensive Development Frameworks), también ha desaparecido todo intento de dar wna respuesta planifi~ cada y estratégica alos retos que plantea el desarrollo. ‘Afortunadamente, las ortodoxias tienen la desagra tumbre de votverse contra sus promotores. La armadura inteleo- tual del pensamiento neoelésico chirr economista ortodoxo tan respetado como Stiglitz ee haya pasado al otro lado es-um claro signo de que las cosas estin cambiando.* giro sutil pero marcado en la posicién de inst Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (que actual- Jo, reconocen que puede haber razones a favor de controlarlos movimientos de capitales) también es itustrativo delo lejos que ha ido el debate en Jos ltimos aos. Puede que los eo ‘nomistas del desarrollo heterodoxos hayan perdido muchas beta: Tas intelectuales en el pasado, pero bien podria ser que aeabaran Ja guerra. Tal como revelan las tensioncs en Seattle, Doha elproyecto de globalizacién corre ¢l riesgo de deshacer- EL hecho de que un Jhacia dénde vamos? Esta claro que los consejos as que se desprenden del an lve on desarrollo deben tener us propias politicas. La elaboracién de reglas a nivel isis de Chang consisten. Internacional esti dominad en Ia actualidad por el pensamiento neoliberal, que aplica el mismo conjunto de reglas a précticamnente todos los pafses sin tener en cuenta su nivel de desarrollo. En este tentido, los paises en desarrollo deben obtener una mayor autono- tnfa en los foros internacionales como la OMG y liberarse de la foportable presién externa que Tes imponen lov donantesy lat IPL Yppara que esto se convierta en una realidad crefble, esas mis- mae instituciones deberian experimentar un proceso de democra~ tizacién, El principio fundamental deberfa ser que los diferentes ses necesitan reglas diferentes segin su nivel de desarrollo, Este pio, desde Inego, ya se acepta en cierta medida, por ejemplo tn la regla de Trato Especial y Diferenciado (Special and Diforentiat ‘reatment) de la OMC. Pero las excepoiones que se conceden a los pales mis pobres se consideranestrietamente periodos de tansi- én extinguibles en un plazo de einoo a diez afios. Chang sugiere aque a Tos paises en desarrollo deheria concedérscles un eepasie ‘co mucho mayor para permitirles, por ejemplo, proteger sus Jndustrias nacionales, promover las adquisiciones teenol6gicas y ‘controlar flujos de capital, Sélo entonces podran tener oportunidad de lograr un nivel aoeptable de desarrollo econémico y social (Chang, citado en Madeley, 2003: 66-67). 1 posibilidades hay de que se produzca eve cambio en polltiea econémica mundial? Pese alas fisuras en el pensamiento Prtodoxo, no capitulara fécilmente, Hizo falta que s¢ produjera la Gran Depresién para sacudir ala teoria econémica yhacerlasalir de ‘su complacencia y apliear el eambio dréstico en la gestion econé- ‘mica de la indust én que represent6 la revolucion keynesia~ na, jHlace falta una eatistrofe similar en el mundo en desarrollo pars. que 108 politicos y los académicos sean consents de le {ingencia del situacion? A jargar porla falta de progresos.en lich tontra la pobreza y e] subdecerrollo en décadas recientes, puede Sostenerse que esa catéstrofe ya esté toniendo lugar. Con este tel6n de fondo, uno de los objetivos de Chang consiste en xestanrar cl eaquilibrio entre los debates actuales sobre el desarrollo, reestable- cerun sentido de la proporcién sobre qué es lo importante pars lle- far al desarrollo, Sea cual sea el exterio con que ses considere, a ‘bra aleanza este objetivo de manera admirable. a ‘aNonew wow {Mlarclevancia que tiene esta obra para los leetores de lengua espatiola? En el cato de los lectores latinoamericanos, apenas hace falta explicar esa relevancia: a excepeién del Africa eubsahariana, eu continente ha sufrido como ningin otro las asperezas de la ec0- nomia globalizada yla soveridad del discurso de la polities econ6- mica. No olvidemos que el Gonsenso de Washington se cscribié teniendo en mente, espectficamente, a América Latina. Tal como | sefiala Palma (2008: 152): Fn ninguna otra parte del mundo et neoliberaismo se ‘estendié con tanta rapider, en una versisn tan unidimensio nal’y con eamejante uniformidad y estandarizacién propias den ‘fin deta historia”. Pero en el caso de Espafa la relevancia es de una naturaleza diferente. Espatia ha logrado llevar a cabo una de las transforma- ciones més sorprendentes de los ditimos cuaronta aos, s6lo com- parable, quizés, ala de un pats en desarrollo como 1a Corea nativa de Chang. La experiencia espatiola pone de manifiesto las virtudes del gradualismo y de la autonomia, Sin embargo, en los uiltimos ocho afios también Espafia ha abrazado el tipo de economia casera do la efiora Thatcher, con presupuestos equilibrados y poca concien- cia sobre sus consecuencias sociales (Navarro, 2 ‘también eh Espafia esta obra contribuya asa cias y contribuya a reavivar una concepcién: oa econdmica, en particular en lo que resp. Espafta con el mundo en desarrollo. axoRew MOLD Gomistn onsen de os Nacones Unidas para Afica, Adis Ato [RSPERENCIAS BIBLIOGRAFICAS. “ je Monde dons mpaste, Pats, Clinard ‘Bamoax, meres and Word Hivry — Myths and Paradores, Chica Universit res. basu, Ka p09 Galaon ndth Plc nteration fice, The Ste "erltJoume ema isu Wa. XL September p. 85-299 y nie (aoo4): Redaiming Devapment ~ An Averatine ley Manual, Londres, Zed Books. a Ghowth iu Eihiopa, Retrospect and Prospect”, Genter for rational Zcnomic. a forld Eeonomlc Outlook - Act Priee weird orglesternal/pabs Reo! 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INTRODUCCION Enel capitulo anterior sefialé que los intentos de apliar las nes aprendidas de la experiencia hitérica de los paises desa fdos a los problemas del desarrollo contemporéneo han sido corprendentemente pocos. Ademés, como verernos mis tarde con cesoasas referencias aestas experiencias hist6ri- ‘lenas de mitos que apoyan laversi6n ortodoxa de ica econémica de los PAD, la cual hace hincapi¢é industrial del SE ESa pramecunte pars deol, ae. m0 ey de See er econo seo cove seein de nas eo muy xan Se naib gan, de meno ce te haeta acta tke vat tambien Sits, 200% P23) z-faire, La historia, que esté en Ta b las recomendaciones dirigidas a aplicar p ‘Consenso de Waslington, es aproximadame! ‘A partir del siglo XVII, el éxito induetrial de la In laissex-faire demostr6 la superioridad de las politieas de libre mer- cado y bre comercio. Mediante estas politias, que lberaron la entonces desempeftar el papel de artifice y de potex ta del muevo orden econémico mundial “iberal”, sobre todo tras 4 a-s00N ON abandonar, en 1846, su deplorable protecoién agricola (las Leyes del Trigo) y otros remanentes de viejas medidas proteceionistas ‘mereantilistas. En su camino hacia ese orden mundial liberal, el arma defini- tiva de Inglaterra fue un éxito econémico besado en un sistema de libre mereado/libre comereio. Esto hizo que otros paises se dieran cuenta de las imitaciones de sus politicas mercantilietas, por lo que empezaron a adoptar el libre comereio (o al menos un eomercio proyecto de Inglaterra recibié una gran ayuda de las obras de sus economistas clisicos, como por ejemplo Adam Smith y David Ricardo, quienes demostraron tebricamente la superioridad de la politica del Taissez-faire, en particular Ronda Uruguay (985-9): Solo en tanto que resultado de a legtimidad tebrica det libre comereo en comparacidn con et extendido meroanvils~ ‘mo que demosiraron David Ricardo, Jon Stuart Milly David Hume, Adam Smith y otros autores provenientes de la ‘Thustraciin escocesa, 7a consecuencia dela estabilidad rla~ tiva proporcionada pore Reino Unido como la tinicay relati- vamente benevolente superpotencia 0 hegemén durante la cegunda mitad del siglo XIX, et libre comercio pudo desarro- arse por primera vex [a fines det siglo XIX). Este orden mundial liberal, perfeccionado alrededor de 1870, estaba basado en politicas industriales de laissez-faire den~ tro del pais, en barreras débiles para con los flujos internaciona- les de bienes, capitales y trabajo, asi como en una estabilidad tanto nacional como internacional, que estuvo {gerantizada por el Patr6n Oro y por el principio de los presupues~ ados. A ello le siguié un periodo de prosperidad sin precedentes. Desafortunadamente, segtin esta historia, las cosas empeza~ ronatorcerse conel estalido dela Primera Guerra Mundial. En res- mundial ‘ala inestabilidad del sistema econémico y p ‘mis libre) a partir, aproximadamente, de 1860. Sin embargo, ol | yre comercio. Segin Willy de Clereq, comisario de Relaciones Econsmicas Exteriores de | las Comunidades Europeas durante las primeras épocas de 12 F que eiguid, los paises tnvieron, una vex ms, que emposar a ergle Parreras comerciales. En 1989, Estados Unidos abandoné el Ubre F gomercio y empero 2 aplicar el infame arancel Smoot-Hawley. Begtin De Clereg, este arancel "tuvo efectos desastrosos sobre el gomercio internacional y, tiempo después [..], en el erecimiento teeondmico yen elempleo de Retados Unidos. Actualmente algunos ‘sconomistas creen incluso que Ta Gran Depresién cstuve eausada prineipalmente por estoo arancsles, Hasta Alemania y Jap6n _y empezaron también acrear inenlados con el fascismo y cen las déoadas siguientes.4 E Jevantaron altas barreras comerci sucumbié a la tentacion y reintrodujo ‘contraccidn e inestabilidad de la economia mundial y, Wuego, Ia Segunda Guerra Mundial destruyeron los itimos remanentes del f primer orden mundial liberal. ‘Tras la Segunda Cuerra Mundial, dice la historia, se hizo agin progreso significativo en materia de Liberalizacion comer- ‘inl mediante las primeras conversaciones sobre el CATT (General Agreement on Trade and Tariffs "Aeuerdo General sobre Comereioy Aranceles”). Sin embargo, los enfoques dirigis- tes de la gestin econdmica dominaron la escena politica hasta la écada de los aftos setenta en el mundo desarrollado, y hasta principios de la de los ochenta en los patses en desarrollo (ast Como en el mundo coraunista hasta su colapso en 1989). Segin Sache y Warner, cierto mimero de factores eontribuyeron @ Ia bbasqueda del proteccionismo y al intervencionismo cn los paises ten desarrollo.* Prevalecieron teorfas “esréness”, tales como el argumento de industria naciente, la teoria del “gran empujon” de Rosensetin-Rodan (1943) y ¢l estructuralismo latinoamerica~ hno, por no hablar de las diversas teorias marxistas, Las politicas proteccionistas estuvieron también motivadas por exigenclas polities, tales como la necestdad de eificar la naci6n ya neve- Fidad de “agenciarse” a clertos grupos de interés, Hubo también Tegados dol control en tiempos de guerra que persistieron en tiempos de paz. 5 i hincapié en las virtudes del gobierno reducido de irey de la apertura internacional. A fines de la déc 1970 el crecimiento econémico habia empezado a debilitaree en} Is mayor parte de los paises del mundo desarrollado, con la cexcepeién de los de Asia y Asia Oriental, que ya estaban acome~ 4 tiendo “buenas” politica, Este fallo de erecimiento, que a menu J do se manif déeada de 1980, puso al descubiert Libre Comercio de América del Norte) y los avanees hacia una iheral por parte de la India, que en wn comereial cerrado que habia predominado en los primeros aflos de postguerra.? ‘Al combinarse con el establecimiento de las nuevas ciones de gobernanza global representadas porla OMC, i jvel nacional han ereado un nu 1e es comparable en su poten ‘tor general de la OMC, sostiene + {e nuevo orden mundial tenemos chora “el poten- cial para erradicar la pobreza global en los primeros afios del pré~ ximo siglo [XXI], wna idea utSpica hasta hace unas pocas décadas, pero que hoy dia es una posibilidad real”. bien construido pero bisicamente exréneo. Hay que aceptar, luego, que también, en cierto sentido, el perfodo de fina glo XIX puede describirse con acierto como una era de lais- : PRODUCTOS MANUFACTURADOS WCE ST cans eee eee ene Hs000 cH8n8 ara empezar tal como puede observarse en la tabla 2.1, hubo polos. Hin la mayor parte de los pases no existé un banco conta un periodo a fines del siglo XIX, aunque breve, em ropiamente dicho hasta principios del siglo XX, por Jo que el tantes sectores de La economia mundial predominaron los regi~ TMeance de la politica monctaria fue también muy limitado. En menes de libre comercio. A partir de 1846, con la derogacién de | F general, los bancos eran de propiedad privada y estaban escasa~ las Leyes del Trigo, el Reino Unido dio un vueleo decisivo hacia mente regulados por el Estado, por lo que la postbilidad de usar ‘un régimen de libre comercio ‘eral (completado en la déca~ "programas de crédito directo”, tan usados y con mucho éxito en, da de 1860), aunque esta i se bas6 en au superioridad paises como Japon, Corea, Taiwan y Francia durante el per econdmica, indiseatible en ese momento, y esiuvo inextricable posiguerra, fue extremadamente limitada. Medidas como la mente vineulada a su politica imperial. Entre 1860 y 1880, paliacién de la industria o los planes de inversion indicativos, muchos paises europeos redujeron sustancialmente sus niveles | prdcticas qué se aplicaron en muchos paises europes, ‘especial de proteccién arancelaria, Al mismo tiempo, la mayor parte del F mente en Francia, Austria y Noruega hasta bien avanzada la pos- resto del mundo se vio obligada a precticar el libre comercio tquerra, se consideraban impensables fuera de tiempos de guerra mediante o] colonialismo (véase el apartado 2.3.1.) y en los casos E antes de In Segunda Guerra Mundial. Una consecuencia de alguna de unos pocos paises nominalmente “independientes” (como manera parad6jica de todas estas limitaciones fue que la proteceién Jos pafses latinoamericanos, india ~entonces Siam— veelaria fuera una herzamienta politica mucho més importante Irn —entonces Persia~ y Tarquia —entonces el Imperio oto- cen el siglo XIX que en nnestra época. mano—), a través de tratados desiguales (véase el apartado [A pesar de estas limitaciones, y tal como he sefalado en el 2.3.2). Sin Tugar a dudas, Ia obvia excepcidn a eato fue Estados capitule 1 y demostraré con mas detalle en el resto de Este, précti- Unidos, que mantuvo barreras arancelarias muy elevadas incla- saeente todos los PAD aplicaron activamente politicas industria~ so durante este periodo, Sin embargo, dado que la economia de les, comerciales y tecnologicss (IGT) intervencionistas con el asin una parte relativamente pequetia de la cbjetivo de promover industrias nacientes durante sus etapas de |, puede que sea razonable decir que esto fue lo ccrualizacion}° Como veremos més adelante, existieron algunas bre comercio que el mundo ha conoeido alguna aparentes excepciones a esto, como por ¢je vee (o, probablemente, que legue a conocer). j 4 de los Passes Bajos, pero éstos eran pt ‘Todavia més importante es el hecho de que la intervencién tera teenolégica 0 muy corea de ella, por lo que, por defi estatal anterior a la Primera Guerra Mundial (y quidis, incluso, ala Jes hacia falta promover demasiado sus industrias macientes. Segunda Guerra Mundial) era, segiin los criterios modernos, bas- ‘Algumos paises usaron politicas ICT activas atin tras conseguir tante limitada. Antes de la década de 1930, por ejemplo, tanto la dgomalizarse con éxito (Inglaterra principios del sigloXIX, Estados hegemonia de la doctrina del presupuesto equilibrado como el {Unidos a prineipios del X). La proteccién arancelaria era eviden limitado aleance del sistema tributario (debido, entre otras cosas, a | jemente, una herramienta politica muy importante en el paquete Ia ausencia de personal y de impuestos a Ja renta empresarial de poitieas IGT qucusaron los PAD, pero, como explicaremos des ‘mayor parte de los paises) limitaron considerablemente las posibi~ puts, ao fue en modo algo la tic que wsaron ni neceariamen- lidades de aplicar wna politiea presupuestaria activa, La reducida tela més importante. a los presupuestos gubernamentales, por En el frente comercial. los subsidios y las primas a la exporta- Toque era dificil hacer grandes desembolsos para fimes de desarro- ion en insamos ce usaron frecuentemente para promover as expot~ {6, aun en caso de que el gobierno tuviera intenciones de hacerlos: taciones, Los gobiernos, ademas de otorgar eubsidios aa indus: Jos ferrocarriles con una excepeion obvia en un buen ndmero de vaaban diversos programas de inversién pablica, especialmenit 6h escon cHAN infraestructura, pero también en mamufactaras, Los gobiernos apo~ yaron las adquisiciones de teonclogia forénea, a veoes por mediog legales, tales como ia financiacién de viajes de estudios yestancias de aprendizaje, y otras a través de medidas ilegiles, que incluian el apoyo al espionaje industria, la introducci6n de méquinas de con- | iva a reconocer las patentes extranjeras, El des~ spacidades tecnol6gicas internas s¢ incentivé desarrollo, educaci6n y formacién profesional. También se tomaron ‘medidas para aumentar el conocimiento de las teenologias avanzada | (por ejemplo, la creacién de fabrices modelo, la organizacion de cexposiciones, la exencién de impuestos a la maquinaria importada por las empresas del sector privado). Ademnés, algunos gobiernos crearon mecaniemos institucionales que facilitaban la cooperacién pitblico-privada (por ejemplo, empresas de capital mixto y asocia- clones industriales estrechamente vinculadas al gobierno). Es desta- cable que muchas de estas politica se ven con muy malos ojos en la actualidad, aun cuando no han sido declaradas explicitamente como ‘Cuando aleanzaron la frontera teenol6gi ron a cabo una serie de polfticas para ayudarse a avanzar en rela- jes y potencisles. El caso de largo tiempo en que mantuvo su posicién de ‘es muy claro a este respecto, pero también otros paises usaron medidas similares segin ous posibilidades. Inglaterra puso en préeticn medidas para controlar la transfe- rencia de tecnologia a sus competidores potenciales (por ejem- plo, controles sobre la migracion de mano de obra cualificada 0 la exportacin de maquinaria) y presioné a los paises menos que emplearon una amplia gama de medidas par rar los obstéculos creados por esas rest incluso a me legales”, tales como atraer « trabajadores exiranjeros 0 al cor abando de maquinaria.!! 2, LAS ESTRATEGIAS DE ACTUALIZAGION ‘usaron cuando eran eesi6n de ayudas econ6micas para investigacién y | uaa. INGLATERRA RETRARLA HALIM mayoria de estos paises, las politicas trarias a las que la actual ortodoxia dice que emplearo mente recomienda que los paises en desarrollo actuales deberian ear también” ‘Como fuente intelectual dé las modernas doctrinas del laissez-faire y como el tinico pais que puede afirmar que practieé un libre F Gomercio absoluto en un determinado perfodo de eu historia, la opinién mayoritaria es que Inglaterra se desarroll6 sin uns inter~ ‘vencign estatal significativa, Sin embargo, esto no podria estar mis lejos dela verdad. Inglaterra entré en sw era post-feudal (sigloe XIILyXIV) como ‘una economia relativamente atrasada. Antes de 1600 era una importadore de tecnologia proveniente de la Europa continental? Se basaba en exportaciones de lana virgen y, en menor medida, de tejidos de lana de bajo valor afiadido (lo que entonces se conoeia ‘como "tela corta”) alos entonces més avanzados Patses Bajos, expe tdalmente a las ciudades de Brajas, Gante e Ypres en Flandes, actualmente parte de Bélgica.!" Los monarcas britinicos de la época gravaban estos productos principalmente por razones de recaudacién pero, dado que los tefidos se gravaban menos que la lama virgen, esto alentaba ia sustitucién de importaciones en tejit dos de lana y cierto grado de éxito en la exportacién."# Se orse que intenté deliberadat resto del de Ia lana virgen y probibio la importacion de tejidos dela tasowctane ; ‘Los monareas de la dinastia Tador siguieron impulsando el desarrollo de esta industria con lo que sélo puede describirse como, tuna politica de promocién deliberada de la industria naciente. El celebrado mercader, politico y novelisia del siglo XVIII Daniol Deloe describe esta politica en su obra, actualmente casi olvidada, ; A Plan of the Engiish Commerce (Un plan para el comercio inglés] | (1728).!7 En ella describe con cierto detalle e6mo los monareas de Ja dinastia Tudor, especialmente Enrique VII (1485-1509) ¢ Isabel 1358-1603), transformaron Inglaterra de ser un pais quesebasa- | ba prineipalmente en la exportacién de lana virgen a los Paises | Bajos en la nacién més importante del mundo en lo que respecta a4 Ja mamafactura de la lana."® q Sogiin Defoe, Enrique VIL, antes de su coronacién en 1485, habia “sido una especie de refugiado en la corte de ou tia la duque~ sa de Burgundy [en cursive en el original)", AIK qued6 muy impresionado con la prosperidad de los Paises Bajos, basada en la ‘manufactura de la lana, ya partir de 1489 puso en préctica maneras | de promoverla manufactura de la lana briténica, Entre otras medi- ao, se enviaron misiones reales para identificar lugares adecuados para la manufacturadelalan,™ se trajeron trabajadores cusificados de los Paises Bajos,2! se aumentaron los impuestos y hasta se prohi- | 2bi6 temporalmente le exportacion de lana virgen. Ramsay también aocumenta la legislacién de 1489. 1512, 1513 y 1536, que prohibia las exportaciones de telas sin acabar, excepto en el enso de piezas rrioticas por debajo de determinado valor de mercado, Esto, obser~ ‘va Ramsay, reflejaba la entonces “influyente opinién de que era pre~ ferible exportar lana en forma de tejido mas que en estado virgen, por 1o que era igualmente mejor exportar tejido totalmente acabado y ‘teftido que enun estado semimanufacturado, con peloy sin cortar””, Talcomo insiate Defoe, Enrique VIl se dio cuenta de que, dada | labrecha tecnologica que existia entre Inglaterra y los Paises Bajos, esta transformacién tomaria mucho tiempo, y por lo tanto actud de | ‘manera gradual.” Ast, pues, subié los impuestos a la exportacién de lana virgen sélo cuando la industria estaba mejor asentade. Tan pronto como quede claro que Inglaterra no tenia, senecillamente, la ‘capacidad necesaria para procosar toda la lane virgen que producta, retir6 la prohibicién a la exportaci6n de lana virgen que habia 38 F clente confianza en la competitividad i even Rmpuesto. Seg Defoe, no fue hasta la época de Isabel I 0587) fan cien atos después de gue Enrique VII empezara su potitica de (agg), que Inglaterra tuvo la sufi acional desu industria expor- ina de de manufactura de lana como para probibir por completo la tacion de lana.2* Esto condujo, al eabo de un tiempo, Jos fabricanies de los Paises Bajos. ; Segin el anlisis de Defoe, adem de esta politica de ousita- ion de iioportaciones, hubo otros factores que contribuyeron als Giotovia briténiea en la industria de lana bajo elreinado de Tsabel FJ. lgunos de estos factores fueron fortitos, como por ejemplo le suanigracion de trabejadores textiles flameneos protestantes tas ae eine de la independencia de Espafia en 2567. Sin embargo. Shans factores fueron ereados deliberadamente por el Estado, Para ce nuevos merzados, Isabel I despach6 exviados comerciales al Papa os emperadores de Rosia, Mongolia y Persia. Las inverio- Pape, fan brtinieas para oggar la premacianavalle permiteron ‘empl en muros mereadosy amenndocolonizaiosy martenetos iwos.26 J establecer la importancia relativa de los fasto- res antes mencionados para explicar el éxito britinico en la manu facmura de la lana. Sin embargo, si parece claro que, sin lo que no puede oer deserito de otro modo que como el equivalente de! siglo AAT ala moderna estrategia de promocién de la industria naciente ‘puesta en préesica por Brique VILy proseguida més tarde por sus Micesores, habria resultado muy dificil, si no necesariamente Jmmpostble, quelo briténicoslograran este éxito iniial ena indus) trinlisaciOn: sin esta industria clave, que explica al menos la mnitad de los ingresos britinicos en concepto de exportaciones durante el siglo XVII, sa Revolucion Industral podria haber resltado, como rafnimo, muy dificil?” ‘Le seforma de x71 del derecho mercantil introducida por ‘mer primer ministro britinico durante el Gg-27). supuso un cambio sustancial en It politicas industrial y comercisl bitanteds! gubernamentales ‘britént de comersio'(éobr Robert Walpol reinado de Jorge manera de enfocar las ‘Anteriormente, las politicas estaban por lo general enfocadas # la captura

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