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Vivir sin humedales es vivir sin agua

Por Haiman El Troudi | Actualidad Verde, Destacadas, EcoTemas, EcoVida | | 30 enero, 2020 | 17
¿Qué tienen en común Los Roques, ¿La Restinga, Cuare, la ciénaga de Los Olivitos y la laguna de
Tacarigua? La respuesta inmediata es el agua, pues todos son ecosistemas con dependencia de los
regímenes acuáticos. Todos ellos son humedales, una fuente limpia y un reservorio de agua dulce, por
lo que vivir sin humedales es vivir sin agua.
En Venezuela más de 60 humedales fueron declarados, para su protección y conservación, como
Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAES), de los cuales, cinco están formalmente
registrados en la lista de humedales de importancia internacional, elaborada por la Convención de
Humedales, conocida como Ramsar: Refugio de Fauna Silvestre y Reserva de Pesca la Ciénaga de Los
Olivitos (Zulia); Refugio de Fauna Silvestre de Cuare (Falcón); Laguna de Tacarigua (Miranda);
Laguna de la Restinga (Nueva Esparta) y el Parque Nacional Archipiélago Los Roques.
 

Parque Nacional Archipiélago Los Roques, Venezuela.


 La lista Ramsar incluye aquellos humedales reconocidos por su valor significativo no sólo para el o los
países donde se encuentran, sino también para la toda la humanidad.
Los humedales son, literalmente, vitales para la vida pues brindan servicios incalculables e
irremplazables. Los humedales están desapareciendo más rápido que ningún otro ecosistema, en menos
de 50 años ha perdido más del 35 %. Además, 25% de las especies dependientes de los humedales
continentales y 23 % de las especies en humedales costeros y marinos, están amenazadas de extinción a
nivel mundial.
Cifra que cobra mayor impacto, cuando se suma a los últimos datos sobre las consecuencias
del  cambio climático, divulgados en el informe “Unidos en la Ciencia” (United in Science), publicado
por la Organización Meteorológica  Mundial (OMM) en septiembre de 2019.

¿Qué son los humedales?

Son ecosistemas con dependencia de los regímenes acuáticos, naturales o artificiales, dulces, salobres y
salados, incluyendo las extensiones marinas hasta el límite más profundo de arrecifes coralinos, o hasta
los seis metros de profundidad medidos en marea baja.
Entran en esta definición los morichales, planicies de inundación, estuarios, albuferas, arrecifes
coralinos, ciénagas, lagunas de altas montañas, embalses y estanques, turberas, lagos, ríos, pastizales
húmedos, manglares, arrecifes de coral, deltas, zonas marinas costeras, esteros, bajos de marea,
marismas y también, emplazamientos artificiales como arrozales, estanques piscícolas, salinas o
embalses.

¿Celebración?
Esteros del Iberá, Corrientes, Argentina. Fotografía: Evelyn Proimos.
 Cada 2 de febrero, desde 1997, se celebra el Día Mundial de los Humedales, fecha que recuerda la
firma de la “Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como
Hábitat de Aves Acuáticas”, en 1971, a orillas del Mar Caspio, en la ciudad iraní de Ramsar.
Uno de logros de este Convenio, ha sido la creación de la lista de humedales de importancia
internacional, compuesta por 2.375 sitios en 171 países con una superficie total de 253.614.461  
hectáreas.
El principal objetivo de este tratado intergubernamental, es la conservación y uso racional de los
humedales y sus recursos, mediante acciones locales, regionales y nacionales, y la cooperación
internacional, a fin de contribuir al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo. La finalidad de
la lista, por otra parte, es otorgar a estos sitios protección especial con planes específicos de uso
racional, y cooperación entre los estados.
La Convención sobre los Humedales es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la
acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los
humedales y sus recursos.

¿Es posible vivir sin humedales?

Infografía de Rob Mcinnes en sitio oficial de Ramsar. Org


 La importancia de estos territorios es de gran magnitud porque albergan una alta diversidad biológica.
Generan recursos hidrológicos que suministran agua a poblaciones en su área de influencia, tanto para
su consumo como para su uso agrícola y ganadero, además de constituir zonas de actividad laboral o de
recreación para los seres humanos, como son la pesca y el turismo.
Según la Convención de Ramsar, más de mil millones de personas dependen de manera directa o
indirecta de los humedales, que están entre los ecosistemas más productivos del mundo. Ellos brindan
enormes beneficios a la humanidad: la pesca, el mantenimiento de la capa freática de importancia para
la agricultura; almacenamiento de agua y el control de las inundaciones; la estabilización de las líneas
de costas, la producción de madera, la absorción de contaminantes y la purificación de las aguas, sin
contar todas las actividades recreativas.
A su vez, constituyen hábitat de importancia crítica para las aves acuáticas y de otro tipo; así como
también, para innumerables especies de mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados, muchos de
los cuales están hoy, amenazados de extinción. Un 40% de las especies del mundo viven o se
reproducen en estos sitios.
A pesar de su valor, los humedales se encuentran entre las áreas más amenazadas del mundo debido,
sobre todo, al drenaje acelerado, la contaminación, el relleno, la explotación desmedida y por el manejo
no adecuado, de las actividades derivadas del sector turístico.

Línea de defensa ante el cambio climático

Lago Titicaca en Bolivia.


 Los humedales son además reguladores naturales del clima y el ciclo del agua y contribuyen en el
control de inundaciones y sequías, por lo que nos ayudan a prepararnos ante los efectos del cambio
climático, a enfrentarlos y a contrarrestarlos.
Éstos no solo almacenan el carbono de manera confiable, sino que también actúan como una barrera
efectiva contra los impactos inevitables del cambio climático. Estos ecosistemas son la primera línea de
defensa contra inundaciones en áreas urbanas, actuando como grandes esponjas que absorben las aguas
de inundación. Las ciudades costeras, los manglares y las marismas funcionan como la mejor defensa
natural contra las mareas ciclónicas. Adicionalmente, la restauración de humedales dañados contribuye
a la eliminación de carbono de la atmósfera.
La organización del Día Mundial de los Humedales promueve, para este año, la etiqueta
#MantenerLosHumedales con el fin de recordar que estas zonas geográficas son estratégicas, pues vivir
sin humedales, es vivir sin agua. Lamentablemente desde 1900 ha desaparecido el 63%.

No hay vida sin agua

Parque Nacional Laguna de la Restiga, Nueva Esparta, Venezuela.


 “El agua es el motor de la naturaleza”, reconoció Leonardo da Vinci en su momento. El agua
desempeña, sin lugar a dudas, una función vital desde las fuentes hasta el mar, conecta todos los
rincones de la Tierra a través de su ciclo incesante.
En este sentido, la Convención de Ramsar “reconoce que los humedales desempeñan una función clave
en esta interconexión y su uso racional es esencial para lograr un manejo sostenible del agua”.
Proporcionan servicios ecosistémicos – beneficios que las personas obtienen de la naturaleza –
esenciales, incluso mediante su función de regulación y abastecimiento de agua. De manera que existe
un vínculo complejo entre el manejo del agua y el “uso racional de los humedales”.
Los efectos de los cambios en el uso de la tierra, la desviación de aguas y el desarrollo de
infraestructuras, siguen conduciendo a la degradación y la pérdida de humedales. Sin un manejo
adecuado de estos ecosistemas, no puede haber una adecuada calidad y cantidad agua en el lugar y el
momento requerida.
Para el manejo del agua se requieren mecanismos de gobernanza apropiados. Cada vez es más
necesario, que el interés por las decisiones sobre el manejo del agua, se desplace desde los gobiernos
hasta las comunidades.

Cuidar el agua para preservarlos

La Amazonia.
 Todos somos parte del ciclo del manejo del agua, cada vez que abrimos el grifo o compramos
alimentos participamos en él. En el nivel más elemental, el agua representa más del 60% del cuerpo
humano.
Desde nuestro ámbito, podemos y debemos contribuir con todas las iniciativas de manejo efectivo del
agua, como por ejemplo, la captación de agua de lluvia y el diseño de huertos que favorezcan la
eficiencia hídrica, reduciendo el consumo de agua o mejorando los humedales locales.
Los consumidores podemos reducir la cantidad de agua que utilizamos mediante acciones directas:
instalando inodoros y duchas diseñados para ahorrar agua; manteniendo cerrado el grifo mientras nos
cepillamos los dientes; regar las plantas con agua de lluvia; evitando el vertido de contaminantes en
desagües, y seleccionando productos con menor huella hídrica.
Como la infraestructura hidrológica natural de la Tierra, los humedales proporcionan una fuente limpia
y un reservorio de agua dulce. Su pérdida y degradación agrava, directamente, los problemas
relacionados con el suministro de agua, lo que pone en peligro el bienestar de los seres humanos.

Momento crítico

Rio Negro, Brazil, tributario más grande de la Cuenca Amazónica.


Dado que la mitad de la población mundial vive actualmente en áreas urbanas, número que aumentará
66 % para el 2050, existe una tendencia creciente a invadir los humedales para las construcciones y el
desarrollo de infraestructura.
Pero los ecosistemas saludables y diversos, sobre todo los humedales, son la base que sustenta nuestra
vida. No solo proporcionan agua y alimento, sostienen la economía, aportan soluciones eficaces con
relación a la salud, la pobreza, el cambio climático y el desarrollo sostenible en general.
El Día Mundial de los humedales debe ser una fecha de reflexión que propicie a la acción, pues vivir
sin humedales es vivir sin agua.
En este momento, proteger la biodiversidad en todas sus formas, es tan urgente como hacer frente al
cambio climático. Los esfuerzos anteriores no han sido suficientes. Las decisiones que se adopten este
año deben ser el motor de una nueva forma de pensar, así como de acciones sin precedentes. No
podemos esperar, la transformación puede y debe comenzar hoy.
 Con información de Ramsar, Unesco, Sostenibilidad y Naciones Unidas para el Cambio Climático

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