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11º Domingo Tiempo Ordinario
11º Domingo Tiempo Ordinario
Mc 4, 26-34
1. Anotaciones al texto
El relato contiene tres partes: a) 4, 26-29 es la comparación del Reino de Dios con un
hombre que echa el grano en la tierra; b) 4, 30-32 constituye la comparación del Reino de
Dios con un grano de mostaza; y, c) 4, 33-34 corresponde al sumario del discurso
parabólico.
La primera parte insiste en el misterioso proceso, imparable y determinado, que hace que
cada semilla, incluso sin intervención del hombre, produzca fruto. La parábola habla de un
proceso (“hierba”, “espiga”, “trigo abundante en la espiga”, “cosecha”) que, aunque el
sembrador no sepa explicar, va paso a paso respondiendo a un plan predeterminado que,
por otra parte, ni se puede acelerar ni se puede frenar. El sembrador contempla en esta
parábola, atónito, su insignificante papel ante una maravilla que en su pequeñez resulta
mucho más enérgica y tenaz que él mismo.
El segundo segmento destaca, por encima de todo, el contraste entre la pequeñez inicial de
la semilla y el resultado espectacular final. Además, la semilla de mostaza, como todos los
campesinos de Galilea sabían, es una semilla peligrosa porque resulta muy invasiva y allí
donde cae marchita y seca las demás plantas para salir adelante. Cualquier resistencia,
aunque parezca inicialmente mucho más fuerte, es anulada por su increíble y misteriosa
energía contenida en la apariencia más pequeña e impotente de todas.
Las tres parábolas de Mc 4 trasmiten la misma idea 1: la fuerza de la semilla que, a pesar de
su pequeñez, encierra en sí, misteriosamente, la capacidad de dar fruto de un modo
espectacular, produciendo mucho más de lo que parecía contener. Sin la tierra, la semilla,
obviamente, no puede producir; la semilla necesita de la tierra que la recibe y la transforma
multiplicándola increíblemente, pero es la semilla, aunque parezca que no, la que encierra
un misterio sorprendente que ofrece esperanza a la tierra.
- “El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra…el Reino de Dios es
como un grano de mostaza” (vv. 26.30.31). Jesús, ante la necedad de los discípulos, recurre
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La primera es Mc 4, 3-9.
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a parábolas sencillas para explicar la naturaleza del Reino de Dios. Según esta naturaleza, el
Reino de Dios, anunciado por Jesús, tiene una puerta de entrada; esta es la pequeñez (un
hombre que echa el grano en la tierra, una semilla de mostaza). La pequeñez permite a los
discípulos entender que en este proyecto, los actores principales son Dios y su Hijo Jesús.
A los discípulos toca recibirlo, convertirse y anunciarlo. ¿Qué puede ser Reino de Dios hoy
El Salvador?¿Qué signos de pequeñez tiene la comunidad parroquial?
- “…El grano brota y crece sin que él sepa cómo… espiga, después trigo abundante en la
espiga…un grano de mostaza es más pequeña que cualquier semilla…pero echa ramas
tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra” (vv. 27.28.31.32). El contraste del
texto es que con lo pequeño se puede hacer cosas grandes. Lo pequeño es inclusivo y se
confía a la acción providencial de Dios.
La obesidad tecnológica y la dictadura del dinero quieren convencer que los problemas
humanos sólo se pueden resolver con más poder tecnológico y con más dinero. Tal es el
caso de la ley sobre la circulación legal de la monead bitcoin en el país. Igualmente, el
modelo social actual, en su mayoría, quiere convencer que el autoritarismo es la solución a
los problemas, estableciendo una lógica de poderoso por más poderoso. Esto da lugar a la
tentación de inhibirnos y creer que sólo los que tienen el poder, el dinero y la fuerza pueden
arreglar el mundo. Y los pobres solo servimos para aplaudir la migaja que se le cae al
poderoso. En El Salvador se ha demostrado que el poder corrompe. Y al presidente aún
más. Los pobres debemos abrir los ojos de la fe.
Este evangelio llama a sembrar pequeñas semillas de nueva humanidad en la Iglesia. Jesús
habló de lo pequeño. El Reino de Dios es muy sencillo, se identifica con elementos como
un grano y una semilla de mostaza. Algo que puede pasar tan desapercibido como la
semilla más pequeña, pero que está llamado a crecer y fructificar de manera insospechada.
La insignificancia de la semilla refleja la manera cómo pensaba Jesús. Todo proyecto de
cambio social y económico debe partir de este principio.
Hablando de lo sencillo. En el país, la euforia hacia los cambios que el presidente Bukele
promueve, es demasiada, tanto que raya con la idolatría. Pero él está hablando de un
cambio desde la concentración del poder en su persona. El es el cambio, él es la ley, él es la
asamblea legislativa, él es el órgano judicial. Esta visión de poder era propia de Pilato y
Jesús no estuvo de acuerdo con Pilato. ¡Alerta cristianos y cristianas! Pilato ha vuelto.
Mientras tanto, Jesús sigue siendo de lo pequeño.
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