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Cuerpo, Tecnología y Ciudad.

Un análisis de los films


Alicia en las ciudades de Win Wenders y Crash de
David Cronenberg

Monografía realizada para la materia


Seminario de Informática y Sociedad,
carrera de Ciencias de la Comunicación, UBA.
Cátedra Christian Ferrer
Alumna: Julia Risler
Año: 2001
A modo de introducción

Las películas a ser analizadas son: Alicia en las ciudades de Win Wenders y Crash de
David Cronenberg. El motivo de la elección no sólo tiene que ver con la posibilidad de
establecer cruces y relaciones pertinentes entre ellas, sino también porque son dos directores
que me gustan mucho.
Estas películas tan diferentes entre sí, presentan algunos rasgos en común que
permiten una mirada transversal sobre la historia que muestran. Uno de los temas
fundamentales es el de la circulación. La sociedad moderna en constante movimiento
(económico, financiero, político, social) tiene su correlato en la actividad del automóvil, que
facilita el desplazamiento veloz a lo largo de las vías de circulación y permite mantener
intercomunicadas las distintas esferas de la vida diaria, fomentando la lógica acumulativa del
capitalismo.
En las películas, el movimiento encierra una paradoja: por un lado implica someterse a
las reglas de la lógica de la velocidad capitalista, de la constante circulación, del cálculo, del
orden y la regularidad; por otro lado, también implica la posibilidad de desplazarse en busca
de un cambio, de una creación de experiencias y por lo tanto, de la conformación de nuevas
formas de existencias.
Otro de los temas a tratar es el del cuerpo. En las películas, el cuerpo de los
protagonistas adquiere relevancia. Hay una búsqueda por recuperar cierta autonomía, cierto
control de sus vidas, en algunos casos transgrediendo el uso funcionalizado de espacios y
tecnologías (en Crash) y en otro, subvirtiendo mandatos sociales, quebrando el juego de la
lógica económico-social del capitalismo (en Alicia en las ciudades).
Y entre el cuerpo y la ciudad, las tecnologías. Distintos tipos de artefactos que median
la experiencia de los protagonistas y posibilitan una nueva forma de sexualidad, colocando al
objeto en un lugar de erotismo (en Crash); o que son percibidos como amenazas, como
corruptores de los sentidos, cercenadores de experiencias reales (en Alicia en las ciudades).
Otro de los temas fundamentales que aparece es la posibilidad de transgredir la
racionalidad técnica del tejido urbano. Esto aparece claramente, cuando los protagonistas
invierten la funcionalidad de los espacios (en Crash) o cuando alteran la lógica de una vida
racional y ordenada (en Alicia en las ciudades).
Finalmente, hay un apartado dedicado a la artificialización del cuerpo, haciendo
hincapié en lo que algunos autores denominaron el hombre protésico. En este apartado me
permito tomar algunos puntos clave de la biotecnología, con el objeto de trasladarlos al
análisis de las películas, de manera metafórica, ya que no es un tema que aparezca de manera
explícita. En este trabajo, la biotecnología será tomada con el único objetivo de conceptualizar
en las películas, la manera en que aparece un nuevo hombre.
Las películas están atravesadas por distintos modelos de ciudad (tomando como
referencia la categorización de Claudia Kozak): En Crash hay un predominio de la ciudad
máquina (la ciudad de la autopista en la cual se desarrolla la historia, la circulación como eje
conductor), pero también aparecen la ciudad moderna (en su vertiente burguesa, tipificada
por extensos espacios públicos que facilitan el desplazamiento de los automóviles) y la ciudad
del espectáculo en donde el cuerpo es espectacularizado, cobra relevancia, se expone. En
Alicia en las ciudades, también predomina la ciudad máquina (la circulación nuevamente
como hilo conductor), aparece en medida importante la ciudad espectáculo (la mediación de
la realidad a través de distintas tecnologías de comunicación y el malestar que provoca en el
protagonista esta situación), y la ciudad moderna (en su vertiente industrial, como
configuración estética aparecen algunos rasgos de la Villa carbón). En ninguna de las dos
películas hay una aparición importante de la ciudad telemática.
Con el objeto de hacer más amena la lectura, separé el trabajo con algunos subtítulos,
lo que no implica que haya una división tajante entre los temas analizados, todo lo contrario,
las relaciones entre cuerpo – ciudad – tecnología aparecen como el esqueleto conceptual del
trabajo, a partir del cual se desarrollan distintas vías de análisis y es inevitable que se crucen.
Los subtítulos operan a manera de disparadores, en relación a algunas escenas de las
películas.
Quisiera realizar otra advertencia, a pesar de que las películas presentaban varios
temas a tratar, decidí acotar mi análisis al esqueleto arriba mencionado, de esta manera,
muchas escenas significativas, pudieron quedar fuera del análisis, siempre que las haya
considerado como poco pertinentes a los fines del trabajo.

Alicia en la ciudades de Win Wenders ©1974

Protagonistas:
Rüdiger Vogler .... Phil Winter
Yella Rottländer .... Alice
Lisa Kreuzer .... Alice's Mother

Sinopsis:
Philip Winter es un escritor al que le han encomendado escribir una historia de los
paisajes americanos. Al no poder llevar adelante este trabajo, el escritor renuncia y decide
volver a su Alemania natal. En el aeropuerto, conoce a una alemana que viaja junto a su hija.
Un paro en las actividades de los aeronavegantes, provoca que terminen compartiendo una
habitación en un hotel. Al despertar el escritor, se da cuenta que la mujer le ha dejado una
nota donde le pide que se haga cargo de su hija Alicia, prometiéndole que se reunirían en
Amsterdam. Así comienza un viaje en donde la búsqueda guiará los destinos de los viajeros,
aunque con distintos significados.

Crash de David Cronenberg ©1996 Basada en el libro de JG Ballard

Protagonistas:
James Spader .... James Ballard
Holly Hunter .... Helen Remington
Elias Koteas .... Vaughan
Deborah Unger .... Catherine Ballard
Rosanna Arquette .... Gabrielle

Sinopsis:
James Ballard es un cineasta que luego de un accidente automovilístico, inicia un viaje
iniciático de exploración sexual. La particularidad de esta experiencia, es el papel que
desempeña el unos de los íconos de la circulación: el automóvil. La relación que se establece
entre el hombre y la máquina en cuanto a placeres sensuales, no descarta sino que incorpora
los choques y accidentes –provocados o no- entre autos.
LA CIRCULACION EN LA CIUDAD

Catherine Ballard se desplaza por la carretera en su flamante auto. El auto de


Vaughan se acerca rápidamente y entabla un juego de seducción peligrosa, acercando su
auto, alejándolo, con frenadas bruscas y empellones furtivos. Vaughan dice que “el accidente
automovilístico es algo fertilizante, no destructivo (...) una liberación de energía sexual,
transmite la sexualidad de aquellos que han muerto, con una intensidad imposible [de
percibir] de cualquier otra forma...
En otra escena, es James Ballard quien persigue a su mujer, la choca y el auto se sale
de manera violenta de la carretera. El hombre comprueba que ella está bien, y en medio de
los hierros retorcidos del auto, tienen sexo. En ese momento Ballard le dice a su mujer: “La
próxima vez será”.

Dentro de la lógica del sistema capitalista, la configuración espacial de la ciudad


establece modos de circulación cuyo objetivo es evitar el derroche de tiempo y orientar las
actividades del hombre al desarrollo de la economía. La geometría urbana impone un
adiestramiento en el uso del cuerpo y del espacio1, que posibilita una administración
controlada de la experiencia.
En Crash, el flujo constante de circulación solo se interrumpe en los accidentes:
reacción extrema frente a la regulación urbana. ¿Cuál es el sentido de esta provocación? No
sólo utilizar los automóviles en contra de su racionalidad funcional2, sino también para
“reconfigurar el cuerpo humano mediante la tecnología moderna”, como dice Vaughan en
un momento. La interrupción a la libertad de movimiento, de circulación, implica una
reconexión del cuerpo con el espacio que lo circunda3.
En Crash, los protagonistas van más allá del hombre del coche4, ellos se incorporan al
tráfico moderno –mediante el uso del automóvil- pero no para asimilarse a sus ritmos y a su
curso, sino para subvertirlo, para quebrarlo. En estas máquinas de tráfico5 que son las
autopistas, los protagonistas vienen a ser aquellos que desaflojan las tuercas, aquellos que
quiebran el orden y la racionalidad de la máquina, aquellos que oxidan sus estructuras,

1
M. Foucault, “Vigilar y castigar” Siglo Veintiuno Editores, México, 1987.
2
Christian Ferrer, en uno de los teóricos de la materia.
3
En relación a este punto, Richard Sennett en “Carne y piedra” destacaba que en el viaje, el cuerpo se desconecta
del espacio en el cual está inscripto y esto se debe a la velocidad del movimiento.
4
Le Corbusier En “Principios de urbanismo” Planeta-Agostini, Barcelona, 1993
5
Le Corbusier, idem
postulan su destrucción. Las calles que debían desaparecer6, que debían separar a la gente del
tráfico, sufren su revés en la película. Los protagonistas no sólo interrumpen la libre
circulación, sino que se reapropian del espacio realizando actividades que tienen que ver con
la parte más íntima y privada del ser humano, llevan su intimidad a los espacios públicos.
En Crash los protagonistas viven una vida alienada, típica de cualquier habitante de la
ciudad. Sin embargo, el accidente automovilístico que sufre James Ballard, invertirá el orden
de las cosas. La circulación comenzará a estar ligada al placer erótico. Los situacionistas, que
tipificaban al automóvil como representante de una vida alienada y como producto del
mercado capitalista7, abogaban por una circulación entendida como placer. En este sentido,
Crash se posiciona como una ruptura con los espacios preconcebidos funcionalmente, ya que
los protagonistas utilizan los espacios de choques de autos, para los choques sexuales.
Las calles son como las arterias del sistema circulatorio8 de la ciudad, permiten que el
tráfico circule con libertad y sin impedimentos, y posibilitan comprender la ciudad de acuerdo
a una metáfora corporal. En Crash, el cuerpo de la ciudad moderna, se encuentra traspasado e
interconectado por arterias (las autopistas) de manera apoteótica, casi como un angioma,
como un ovillo neoplásico de vasos.
Los protagonistas, agreden el cuerpo de la ciudad, provocando accidentes que taponan
las arterias, alterando el delicado equilibrio circulatorio. A los males que de por sí tiene la
ciudad moderna (embotellamientos, densidad de tránsito) se le suman los obstáculos que un
grupo de personas instala en su cuerpo. La velocidad en el movimiento y la circulación,
encuentran sus obstáculos en las accidentes automovilísticos, que provocan que el tránsito
deba moverse de manera lenta y cuidadosa. Si las calles ya no pertenecen a las personas, sino
al tráfico, poner obstáculos en el movimiento de este tráfico, es una manera de reapropiarse de
un espacio que ha sido expropiado por los desarrollos de la ciudad moderna.
En Crash, la psicología urbana se traslada a los protagonistas. La violencia sutil que
ejerce el espacio, con su geométrica distribución y su acatamiento a un orden que no puede
ser violado; da paso a la violencia explícita y manifiesta de los personajes, que mediante
choques y encontronazos automovilísticos, juegan con la muerte y el dolor buscando aquello
que la ciudad les niega: la posibilidad de salida del orden imperante, la “muerte como
liberación”, dice Vaughan. La violencia de los personajes no es sólo una violencia hacia sus

6
Le Corbusier, idem
7
Guy Debord. “Teoría de la deriva y otros textos situacionistas sobre la ciudad”, Museo de Arte Contemporáneo,
Barcelona, 1996
8
M. Berman “Baudelaire, el modernismo en la calle”, en Todo lo sólido se desvanece en el aire, Siglo XXI, Buenos
Aires, 1989
cuerpos, es también una violencia hacia la lógica capitalista que ve alterada su circulación
utilitarista, y deja de actuar como garantía9 de los intercambios sociales y económicos.

Philip Winter es un escritor al cual le encomendaron un trabajo. Debe viajar por la


ciudad, con el objetivo de escribir una historia de los paisajes americanos. El escritor,
inscripto en primera instancia dentro del orden de la circulación y el movimiento, decide
salirse de él. Imposibilitado de escribir esa historia, vende su auto y decide volver a su país
natal.

En Alicia en las ciudades el protagonista interrumpe el movimiento que lo empuja por


la ciudad, cuando percibe de manera visual la falta de profundidad e historia de los paisajes.
Presta atención a lo que lo rodea, disminuye su “velocidad”, entra en contacto con el entorno
urbano y es allí cuando detecta la imposibilidad de su tarea.
Philip Winter es capaz de diferenciar la traslación del viaje10. No sólo decide
abandonar una ciudad a la cual considera vacía de significados, sino que emprende un viaje
con un objetivo de búsqueda, con una apertura a entablar un contacto íntimo con la realidad y
con las personas que en ella se encuentran.
La virtud del desplazamiento11 (en oposición al mero movimiento del automóvil)
aparece claramente en el viaje que emprende el escritor y que persigue no sólo una búsqueda
personal, sino también una contención a las necesidades de la niña (Alicia) que azarosamente
quedó a su cargo.
El protagonista quiebra la lógica de la circulación del trabajo: renuncia. Y decide irse
de la ciudad de manera intempestiva. En esta ‘huída’, encuentra dos mujeres con las cuales
entabla una relación casi inmediata12. Para los situacionistas, la circulación organiza el
aislamiento de las personas13, imposibilita el encuentro con el otro. Siguiendo esta lógica,
interrumpir la circulación es lo que posibilita el encuentro.
La circulación, el movimiento continuo, la velocidad, contribuirían a conformar un
cuerpo insensible, individualista, sin contacto con otros seres humanos y sin ligazones con los
espacios que lo rodean14. Las características que Sennett describe no corresponderían a P.

9
Le Corbusier, op. cit.
10
Martínez Estrada “La Cabeza de Goliath” Club del libro A.L.A
11
R. Sennett, op. cit.
12
Este tipo de relación entre los personajes no tiene nada que ver con el individualismo propio de las grandes
ciudades. El escritor huye del mundo de los objetos, para acercarse al mundo de los sujetos.
13
Debord, op. cit.
14
La condición de aislamiento que provoca la velocidad, según Sennett, se encuentra reforzada por las innovaciones
tecnológicas en la búsqueda de comodidad. Benjamin también opina al respecto en “Sobre algunos temas en
Winter, a pesar de que él sí se encuentra en constante movimiento: a lo largo de la película lo
vemos viajar en automóvil por las carreteras, tomar aviones, esperar trenes, pasear en ferry.
Su lugar de descanso son los moteles de la ruta o los cercanos al aeropuerto. Nunca se aleja
demasiado de las vías de circulación. Es un hombre que no tiene un lugar fijo de residencia,
un hombre que se pasea por la vida buscando. El movimiento físico, de traslado, se
corresponde con el movimiento mental.

EL CUERPO EMERGENTE

James Ballard y su mujer son dos personas individualistas, narcisistas15, que no


respetan ningún tipo de compromiso de fidelidad sexual entre ellos. Esta situación se
potencia luego del accidente automovilístico de James, el cual les abrirá a nuevos tipos de
experiencias sexuales, en donde el cuerpo -objeto de placer- estará cruzado, horadado,
marcado por cicatrices, consecuencia de los accidentes de autos; y también sostenido por
prótesis médicas en aquellos personajes que sobrevivieron a graves accidentes. La carne en
contacto con la tecnología, la carne como huella de la experiencia. La violencia de la
sociedad técnica es palpable en estos cuerpos.

Los cuerpos mutilados y muertos de Mumford16, son los cuerpos que también
aparecen en Crash, con la diferencia que éstos no son mutilados por el uso de las máquinas
productivas, sino por el uso de la máquina símbolo de la modernidad urbana: el automóvil.
Cuerpos mutilados por la sociedad tecnificada, cuerpos violentados y desgarrados, pero
sobrevivientes a los choques automovilísticos, en donde surge un nuevo tipo de relación con
el otro, un nuevo tipo de sexualidad que pone el placer al borde la muerte; pero no ya como
engranaje de un sistema, sino como posible fuga, como posible salida de una realidad
específica que aprisiona17 los cuerpos y las mentes.

Baudelaire” al escribir que el “confort aísla”. Dice Martínez Estrada en “La cabeza de Goliath”, que la ciudad crea
comodidades, como una forma de compensar las incomodidades también creadas por ella.
15
Richard Sennett en “El declive del hombre público”, dice que el narcisismo descarta que en el amor físico haya
compromisos (personales o sociales). Los personajes de la película, intercambian parejas y establecen fugaces
contactos sexuales entre sí. El compromiso, es consigo mismo, la obtención de placer, a través de la mediación de un
tercero: el auto, y la tecnología de destrucción y creación que lo rodea.
16
En “La ciudad en la historia” Ediciones Infinito, Bs As, 1966
17
La modernidad supone que el desarrollo de la tecnología está al servicio de un incremento en el confort y la
seguridad de las personas. Supone, que estas tecnologías preservan a los seres humanos de la muerte. Crash es el
reverso de esta situación, muestra el lado oscuro en el uso de las tecnologías, las consecuencias.
El erotismo de los personajes de Crash está condicionado por la cercanía de los
cuerpos accidentados. Los actos ligados a la sexualidad, se constituyen como gastos
improductivos18, esto produce un quiebre en la película, al no atender a la concepción del
destino humano que pregonan los utilitaristas.
La desaparición del cuerpo supliciado de Foucault19, vuelve a aparecer en Crash, ya
no ligado a la delincuencia, aunque si relacionado a la transgresión de normas sociales y
morales. Relieve del cuerpo golpeado, marcado, exposición de las cicatrices, los golpes y
moretones. Sensualidad explícita en las cicatrices producto de accidentes automovilísticos. En
esta película vuelven a aparecer aquellos cuerpos que la sociedad mantuvo escondidos, pero
ahora el contexto es otro. Es el propio hombre (no ya un poder jerárquico) el que ejerce la
violencia corporal a través de los accidentes de autos, no como castigo, sino como deleite
sensual, como exploración de nuevas formas de sexualidad, como goce límite. El placer al filo
de la muerte. La sexualidad como espectáculo y su ligazón con el dolor. La reaparición del
cuerpo, de su materialidad, de su relieve, ya no tienen que ver con el control disciplinario,
sino con su superación.

Philip Winter tiene un malestar. Lo que su cuerpo percibe a través de sus sentidos no
coincide con la imagen que le devuelve el uso de la cámara fotográfica, con las imágenes
preseleccionadas y narcotizantes del televisor, con las palabras vacías de sentido de la radio.
El escritor es un hombre conciente, un hombre que de alguna manera se colocó en el borde
de la matriz técnica moderna y desde allí observó las diferencias. Malestar hacia el mundo
técnico. Las imágenes son huellas de la historia, pero huellas vacías.

En Alicia en las ciudades el cuerpo mutilado ya no es la carne, sino la estructura


sensorio-perceptiva. Hay una corrupción en los sentidos, producto del uso de artefactos.
Philip Winter, percibe esta amenaza y reacciona con violencia, destruyendo radios y
televisores. El escritor, es una especie de luddita contemporáneo que, enojado por lo que ve y
oye, por la abstractización del tiempo y del espacio, no duda en ejercer violencia sobre los
aparatos que considera dañinos. El uso de los artefactos reorganizan la experiencia
sensorial20. Para Philip Winter, esta reorganización tiene mucho de degradación21. Los

18
G. Bataille “La noción de gasto”.
19
Foucault, en “Vigilar y castigar”, Siglo Veintiuno Editores, México, 1987. Analiza el cambio de estatuto del cuerpo.
Desaparece el cuerpo supliciado con el cambio en los regímenes penales. Hay una transformación en el cuerpo de los
delincuentes en relación a la aplicación de justicia. El cuerpo torturado cede su lugar al cuerpo que será encerrado
para una normalización social.
20
Christian Ferrer en uno de los teóricos de la materia.
artefactos plantean una exigencia: “ninguna imagen te deja en paz, todas quieren algo de ti”,
dice el escritor.
El movimiento del tránsito y el de la ciudad de Alicia en las ciudades, no
contribuyeron a que el cuerpo del escritor se hiciese menos sensible22, fenómeno que Sennett
retrató como característico de la vida en la ciudad. Los vínculos con las personas y con los
lugares, que deberían hacerse más débiles, siguiendo este argumento, cobran fuerza en la vida
del escritor. La relación que entabla con Alicia, su viaje a otro continente y la ayuda que le
brinda a esta niña, son signos de un hombre comprometido con su sensibilidad. Un hombre
que se permite soñar, pero que encuentra en la niña un fiel producto de la sociedad:
“Sueños...esa palabra no cuenta, [pensemos en] sólo cosas que existan” le dice Alicia en un
momento. Si Philip Winter no soñara con la posibilidad de otro mundo, con una realidad
distinta, jamás hubiera hecho lo que hizo. Los sueños, la imaginación,son las reservas de
energía que permiten soportar la realidad circundante.
El protagonista de Alicia en las ciudades no es el hombre indolente23 que Simmel
tipifica como el típico habitante de las grandes ciudades. Este hombre atraviesa la ciudad de
una manera sensible, tomando contacto con la realidad que lo circunda y percibiendo sus
falencias. No es el hombre abstractizado por la lógica del dinero24, ya que él vislumbra las
diferencias, percibe la no concordancia entre sus percepciones y aquellas proyectadas por los
aparatos tecnológicos. La función de la ciudad falla, la inyección narcotizante que a diario
reciben los ciudadanos no hace efecto en el escritor. Philip Winter tiene anticuerpos que le
permitirán llevar una vida más conciente.

TECNOLOGIA Y EXPERIENCIA

Philip Winter recorre la ciudad con su cámara fotográfica. La Polaroid, tiene la


particularidad de que permite su visualización inmediata. De esta manera, al escritor le es
posible comparar en el momento, la imagen retenida por el papel y la imagen que retienen

21
Esta situación ya era percibida por un autor argentino que supe retratar con lucidez, el contexto urbano de Buenos
Aires. E. Martínez Estrada destaca la degradación de los sentidos, que él atribuye a la velocidad de la ciudad. Walter
Benjamin en “Sobre algunos temas en Baudelaire” destaca el sucesivo deterioro que sufren los sentidos cuando
están expuestos a la utilización de las tecnologías. El escritor, vendría a ser un emergente de esta situación, alguien
que la percibe pero que intenta zafarse de ella. La experiencia del shock, en términos benjaminianos, la posibilidad de
estar expuesto a infinitos estímulos sensoriales no aíslan al protagonista, no lo embotan, provocan un efecto
contrario: la toma de conciencia.
22
En “Carne y piedra”, op. cit.
23
En “El individuo y la libertad” Ediciones Península, Barcelona
24
Simmel, op. cit.
sus retinas. Las “fotos no muestran lo que en realidad se observa”, dice el protagonista “el
hombre pierde su experiencia, por eso saca fotos (..) las fotos tienen que ver con probar
algo”. El escritor no reniega de los hechos, por eso decide actuar. Parte en búsqueda de
algo, que ni él conoce.

El protagonista de Alicia en las ciudades comprende la imposibilidad de llevar


adelante la tarea encomendada: escribir una historia de los paisajes. Cómo escribir la historia
de algo que no conserva la profundidad de la memoria, sino que pone de relieve lo
homogéneo de su estructura; acorde a la función de la economía moderna, que borra las
diferencias y las engloba bajo un patrón igualador y abstractizante25.
Philip Winter descarga su furia contra la realidad fragmentada de la televisión, contra
las palabras huecas, sin sentido de la radio. Hay una sublevación contra la dictadura ejercida
por esta maquinaria de imágenes26, contra las tecnologías de control27 que imponen visiones
del mundo, controlando personas y cuerpos. Quizás guarde una cierta esperanza cuando
decide no romper la cámara de fotos ya que “tomando fotos se elimina lo que no se soporta”,
dice en un momento.
En Alicia en las ciudades, el protagonista percibe el embotamiento y la poca
profundidad sensitiva28 del entorno urbano. Este embotamiento se traslada desde el paisaje
urbano, a la sociedad, a través de los medios masivos de comunicación. Philip Winter percibe
la diferencia entre lo representado y la experiencia vivida29, se subleva contra la pasividad
que produce el consumo de imágenes televisivas, y lo hace de la manera más primaria:
mediante la violencia y la destrucción de los aparatos. A esta actitud le sigue la huída de la
gran ciudad. Quizás crea que en la movilidad y en la constante circulación, encuentre lo que
está buscando, así como Alicia se encuentra finalmente con su madre.
Este hombre nacido en la ciudad moderna, no ya es ya su prolijo producto, ahora se ha
convertido en un deshecho de ella: renegando de su automóvil (símbolo de la movilidad e
incorporación al cuerpo urbano) renunciando a su trabajo (símbolo de la incorporación a la
lógica capitalista que sólo busca su reproducción infinita) destruyendo aparatos de radio y
televisión (símbolos que transmiten la ideología de la sociedad moderna), él emprende una
búsqueda. El suyo no es un cuerpo apaciguado30, todas las acciones que emprende quizás

25
Simmel, op. cit
26
Perry Anderson“Los orígenes de la posmodernidad”, Editorial Anagrama, Barcelona, 2000
27
Christian Ferrer en uno de los teóricos de la materia.
28
R. Sennett op. cit.
29
R. Sennett op. cit.
30
R. Sennett op. cit.
estén orientadas al nacimiento de un hombre nuevo, pero también cabe la posibilidad del
fracaso.

Imágenes de autos chocados. Sexo mirando a las autopistas. Sexo en la vía pública, en
los estacionamientos, en lava autos. Vaughan como vouyeur, plasma esas imágenes en
fotografías. Colecciona videos de accidentes automovilísticos. La mirada que descubre
cuerpos, también descubre las cicatrices y las marcas de esos cuerpos y mediante esa mirada
se despiertan los deseos sexuales. Las cicatrices, retienen el recuerdo de las experiencias. La
mirada sobre la tecnología del automóvil es una mirada libidinosa, de deseo. Los personajes
crean su existencia a través de choques sexuales y de choques automovilísticos.

En Crash hay una preponderancia de la vista y del tacto31 por sobre los demás
sentidos, característica propia de la vida en la ciudad. La función instrumental que la vista
debería tener, no está presente en la película: no sortea obstáculos ni evita las colisiones, sino
todo lo contrario. La vista está orientada hacia la función erótica, hacia el placer que proviene
de la observación y del tacto, hacia los choques. Los protagonistas recuperan una función
creativa de la vista, en constante apoyo a la construcción de nuevos sentidos y como refuerzo
en la función sensual del contacto entre los cuerpos, y entre los cuerpos y las máquinas. La
vista es la encargada de descubrir las cicatrices, las marcas de los accidentes que devienen
sensuales, excitantes.
La experiencia deja marcas en los cuerpos, tanto físicas como psicológicas. El cuerpo
de Vaughan en Crash, está atravesado de cicatrices, signos de las experiencias vividas a
través de los choques automovilísticos. Hay una revalorización de la huella, un deleite sensual
frente al cuerpo cosido, quebrado, marcado por la acción de la violencia tecnológica. La falta
de contacto y la falta de conflictos32 propios de la ciudad, no encuentran eco en los
protagonistas. En Crash, el dolor y el placer funcionan como una vuelta a la experiencia
vivida.
Crash representa una salida a la experiencia narcótica moderna, en donde todo está
regulado y donde se evita el dolor y el contacto con los demás individuos. Hay una

31
Martínez Estrada, op. cit. También Simmel en “El individuo y la libertad” y Jameson en “los orígenes de la
posmodernidad” de P. Anderson, destacan este predominio de la actividad de los ojos por sobre las demás
actividades sensoriales, propias del mundo moderno.
32
R. Sennett op. cit.
transgresión de las realidades urbanas propias de la ciudad moderna. El dolor, no es ya un
instrumento del control social33 sino una liberación de él.

ESTETICA DE LA GRAN CIUDAD

Philip Winter se desplaza en un viejo auto por las carreteras de la ciudad. Atraviesa
ciudades, campos. Se mueve a través de pequeñas carreteras y pasajes y también en grandes
y modernas autopistas. La densidad del tránsito no lo detiene. Es él quien impone sus
paradas, mediante la arbitraria elección de viejos moteles ruteros, descascaradas estaciones
de servicio y la toma de imágenes fotográficas. El escritor se desplaza enojado, se le nota
molesto.

La estética urbana de Alicia en las ciudades nos recuerda, en cierta manera, aquella
ciudad industrial descripta por Mumford34 y esta percepción se refuerza mediante una
elección técnica por parte del director: la ausencia de colores – la filmación en blanco y negro.
Los paisajes por los que atraviesa el protagonista tienen como centro la autopista, la ruta, las
vías del ferrocarril, el cielo surcado por el avión y el ferry que avanza bamboleante por un
canal. Al costado de esas cintas de circulación, la ciudad industrial, sus fábricas, sus
chimeneas, los grandes edificios, el apiñamiento de seres humanos y de casas de
departamentos, el ruido y la suciedad, el horror vacui. En este ambiente degradado el
protagonista debe cumplir un tarea laboral: contar la historia de los paisajes, tarea que se verá
frustrada.
El ambiente tiene una función psicológica35, ejerce una influencia sobre el carácter de
los hombres. Philip Winter percibe la psicología del espacio que lo rodea y no le gusta. Siente
esa falta de profundidad, de historia, esa homogeneidad estilística y topográfica. El escritor no
tiene los sentidos embotados36. No es el hombre-tipo producto de su ciudad, sino un tipo de
hombre peligroso para ella. La percepción, el conocimiento de estas características, lo vuelve
peligroso, porque implica que la persona ya no está bajo la égida dominante de la ciudad
moderna y por lo tanto, puede desarrollar una serie de fuerzas que podrían destruir el orden y
la regularidad sobre la cual se apoya la lógica capitalista.

33
Foucault, op. cit.
34
En “La ciudad y la historia”, op. cit.
35
Guy Debord, op. cit.
36
Mumford, op. cit.
Autopistas super modernas, autos último modelo. Rascacielos al costado de las vías
de comunicación, cercanos al aeropuerto. Velocidades grises, aceros lustrosos. Luces
intermitentes de precaución, sonidos de sirenas.

En Crash predominan las tonalidades metálicas-gris-azuladas del acero de los


automóviles. La sensación37 de amplitud y velocidad que provienen de las grandes autopistas
que cruzan la ciudad, pronto se ve interrumpida por la densidad del tráfico y el peligro que él
encierra: choques y accidentes.
Los protagonistas viven en un departamento cercano a un aeródromo, cuya vista está
tejida por una madeja de autopistas que se dirigen en direcciones distintas, ubicadas a
distintos niveles con respecto al suelo. Uno de los placeres de esta pareja, consiste en tener
sexo en el balcón mientras de fondo se destaca, el constante ir y venir de los autos por las
carreteras.

TRANSGREDIR LA RACIONALIDAD TECNICA

Philip Winter abandona su trabajo. Vende su automóvil. Se desplaza por el mundo


con las pertenencias que entran en una valija de viaje. No posee un domicilio fijo. Viaja a
Europa con una niña llamada Alicia, a quien apenas conoce, por pedido de su madre, a quien
conoce muy poco también. Ayuda a estas personas sin buscar una recompensa, aceptando un
destino que no tiene nada de predeterminado. En este gesto, todo está por hacerse y
conocerse. Vagar sin rumbo fijo, en búsqueda de una persona que ni siquiera sabe que existe.
No es el modelo de vida racional. Son todos hechos que atentan contra una regularidad, un
proyecto y una lista de pasos a seguir, propios de la modernidad técnica en donde nada
queda librado al azar.

En Alicia en las ciudades es posible ver la transgresión a los micropoderes, a las


tecnologías ortopédicas38 que someten al cuerpo a actuar de determinada manera y bajo
estrictos cánones. Philip Winter ‘derrocha tiempo’, no cumple con sus obligaciones como
trabajador, no respeta los ritmos impuestos por el sistema capitalista ni cumple con sus
obligaciones laborales. Hay una búsqueda constante de salida. El cuerpo ya no es dócil39,

37
Siguiendo a Mumford, las mejores que la ciudad moderna le realiza a la ciudad industrial son solo un maquillaje que
disimula, sin ocultar, la degradación de la ciudad, la contaminación, la fealdad arquitectónica.
38
Foucault “La verdad y las formas jurídicas” Conferencias Cuarta y Quinta. Ed. Gedisa, Barcelona, 1991
39
Foucault, idem
muestra un deseo de autonomizarse, una insatisfacción que pronto se revelará como huída.
Transgresión del tiempo disciplinario40 y por lo tanto, desarticulación del poder que ya no
puede controlar el uso del tiempo, ni el uso del cuerpo. Hay una transgresión a las tecnologías
del poder que pretende regular los tiempos, los desplazamientos.
En Alicia en las ciudades se produce un quiebre en la objetivación de objetos y
personas, se dejan de lado los fines calculadores. Philip Winter es un hombre que abandona
un trabajo por razones casi diría éticas, no puede escribir sobre algo que no tiene sustento, que
no tiene historia. Cuando emprende su viaje rumbo a Amsterdam con Alicia, y debe
acompañar a esta niña sin rumbo fijo en la búsqueda de su familia, tampoco está guiado por
un fin utilitario, ya que él no obtendría nada a cambio de este favor. El espíritu calculador
del urbanita41, es dejado de lado, el personaje no responde de manera racional, no calcula.

Los personajes en Crash casi nunca aparecen trabajando. Sabemos que James
Ballard es cineasta, sin embargo nunca lo vemos en acción. Del resto de los personajes, casi
nada sabemos, y no los vemos desempeñarse en ninguna tarea concreta. La manera en que el
tiempo se presenta en la película, nada tiene que ver con una fragmentación en cuanto
asignación de roles y funciones especificadas. No es el modelo de vida racional. El tiempo
aparece como un tiempo a maximizar el placer, un tiempo del dolor que huye de la muerte
cuando se acerca de ella. Este gesto que podría parecer paradójico implica la muerte a esta
vida, para acceder a un nivel superior que los personajes nunca especifican cuál es. La
muerte es la muerte física, pero también es la petit morte del orgasmo.

En Crash, el cuerpo de los protagonistas, no es el cuerpo del trabajo42 sino el cuerpo


del deseo. Un cuerpo que no está inserto en la lógica de la acumulación capitalista, sino que se
abre a nuevos caminos de exploración sexual. Los cuerpos en cuestión no están terminados,
finalizados por el sistema, sino que están en constante cambio y transformación. La
imposición de un orden y una regularidad que debían establecer las instituciones de
secuestro43 encuentran una falla, ya que los protagonistas transgreden los efectos de esa
microfísica del poder44. Esa transgresión se patenta, de alguna manera, en el no cumplimiento

40
Foucault, idem
41
Simmel op. cit.
42
Foucault op. cit.
43
Foucault op. cit.
44
Forzamiento de los límites de las “sociedades de vigilancia” descriptas por David Lyon. Aunque muy
probablemente no quiebre. Es imposible dejar de ser consumidores. Y los protagonistas de las películas lo son: En
Crash el fetichismo hacia los automóviles revela una muy buena posición social, un departamento con una vista
panorámica hacia las autopistas lo confirman. En Alicia en la ciudades, los protagonistas viajan constantemente:
pasajes de avión, tickets de ferrocarril, boletos para el ferry, acontecimientos que según Lyon, se encuentran
de determinadas normas de urbanidad y corrección: conducir de manera violenta, mediante
desmesurados giros proclives a los accidentes; la exhibición de cuerpos teniendo sexo en
espacios públicos45 (estacionamientos, lavaderos de autos, etc), no son precisamente maneras
de mantener las “buenas costumbres” que exige la sociedad.
En Crash se construyen nuevas situaciones46, en la persecución y choques de autos, no
hay sólo una búsqueda sexual, sino también un aspecto lúdico y creativo que los situacionistas
establecen como una de los requisitos de cambio. Hay una reapropiación de los espacios
públicos y una subversión de su sentido racional, funcional, utilitarista.

EL NUEVO CUERPO

Cicatrices que viborean en los cuerpos, marcas de experiencias pasadas. Tajos


actuales, sostenidos por costuras vistosas. Nuevos cuerpos: lo que queda de una costura que
cicatrizó, el cuerpo remodelado por huesos que estuvieron quebrados y que ahora se
fusionaron en nuevas formas, sin respetar las simetrías del cuerpo. Cuerpo metamorfoseado
luego del contacto violento con la tecnología. Metáfora del deshecho que produce la
urbanidad moderna.

En Crash, el cuerpo se fusiona eróticamente con la tecnología, aparece como un


espacio de experimentación y metamorfosis. El cuerpo como lo conocemos habitualmente
desaparece, en su lugar emerge un cuerpo saturado de heridas, cicatrices, marcas. Los
protagonistas de accidentes automovilísticos, muchas veces deben incorporar prótesis médicas
con el fin de sostener su cuerpo, de sanarlo. Esas prótesis que configuran los nuevos cuerpos,
se convierten en las verdaderas zonas erógenas. Los protagonistas están rodeados de objetos
cotidianos que actúan como prótesis47 de diferentes funciones, y también incorporan al
cuerpo las prótesis como un objeto erótico.

inscriptos dentro del gran ordenador de la sociedad, que deglute datos de consumo para luego vomitarlos en forma
de consumidores-tipo y escalas sociales adecuadas a determinados productos.
No es el panóptico de Bentham el que entra en escena, sino lo que Lyon llama el “panopticismo electrónico”, en
donde los límites entre la vida pública y la vida privada se disuelven en aras de una vigilancia financiera, que mantiene
a los individuos en celdas categoriales de consumo correspondientes a determinados perfiles psicológicos y sociales.
Los protagonistas no pueden escaparse de esto.
45
Sennett destaca la muerte del espacio público como ámbito de participación y apropiación de significados
colectivos, como lugar de desarrollo de las subjetividades en acción. Este espacio público es ahora el del movimiento
permanente. En este modelo en donde la calle solo esta para el movimiento, los protagonistas de Crash subvierten
su sentido. Se apropian de este espacio para poner en juego su sexualidad, exponen sus deseos a la vista de todos.
45
Un gasto sin contrapartida, que se sale de la lógica de la racionalidad instrumental, en este sentido, el erotismo es
uno de sus máximos exponentes.
45
Paul Virilio En “El procedimiento silencio” Paidós, 2001
45
Maldonado en “Cuerpo humano y conocimiento digital” en Revista Artefacto, Octubre 2001

47
Paul Virilio op. cit.
Esta progresiva artificialización del cuerpo48 que se dá con la incorporación de nuevas
prótesis, también tiene su efecto sobre la percepción de la realidad. Este cuerpo es un nuevo
cuerpo, que se deleita sensualmente con las marcas de la violencia inscriptas en él y con el
contacto y la intermediación de los automóviles, como objeto de un placer fetichista.
En el cuerpo protésico de Gabrielle los arneses que sostienen sus piernas se convierten
en símbolos de deseo. Estos cuerpos, están mediados por un tercer elemento erótico, las
prótesis motoras49: el automóvil50.
En estos cruces de cuerpo y tecnología, que dan lugar al nacimiento de un nuevo tipo
de cuerpo, quizás no sea factible hablar de biotecnología, aunque me parece un ejercicio
interesante transpolar el sentido de la biotecnología como metáfora del nacimiento de un
nuevo tipo de hombre. Estos cruces ortopédicos51 entre cuerpos reconfigurados (cosidos,
suturados), protésis de objetos cotidianos y prótesis médicas; permiten la aparición de un
cuerpo nuevo.
Es factible pensar esta película como un estadio primigenio en la historia de la relación
entre cuerpos y tecnologías. Estadio que nosotros estaríamos viviendo de manera desarrollado
en el siglo XXI52.
La creación de un hombre nuevo, encierra un peligro que Fukuyama llama la abolición
de la Historia Humana53, que implica la abolición del ser humano tal y como lo conocemos
actualmente.

Philip Winter golpea radios, rompe a patadas los televisores, vende su auto. Se
deshace de sus prótesis sensorio perceptivas, de sus prótesis motoras.

El cuerpo protésico de Crash, se niega a aparecer en Alicia en las ciudades. Philip


Winter rechaza las prótesis tecnológicas, la artificialización de los sentidos, procura una
vuelta al contacto directo, a la experiencia palpable. Se resiste a la metamorfosis que deriva de
la racionalidad moderna. Revaloriza su subjetividad, le da un lugar primordial, este es el único
cambio que admite el protagonista.

48
Maldonado, op. cit
49
Maldonado, op. cit.
50
En relación a este tema, Martínez Estrada en “La cabeza de Goliath” caracteriza al automóvil como a un aparato
ortopédico de su propietario.
51
Schmucler en “La industria de lo humano” en Revista Artefacto, Octubre 2001
52
Con respecto a este tema, el lunes 27 de noviembre, salió en Clarín y en diferentes diarios que “lograron un
embrión humano por clonación”. Punta de lanza que abre esperanzadoras y horrorosas posibilidades al destino de la
humanidad.
53
F. Fukuyama “El último hombre en una botella” en Revista Artefacto, Octubre 2001
Philip Winter detecta la degradación de la experiencia que producen las tecnologías54.
La narcotización de las imágenes televisivas, la pérdida de contacto con la realidad y por
consiguiente, la falta de acción directa sobre ella, la pérdida de la memoria histórica, la
ausencia de trayecto55, son todas cuestiones a las cuales reacciona el escritor, contra las cuales
se revela.
Philip Winter rechaza las prótesis sensorio perceptivas56 (radio, televisión) y las
prótesis motoras57 (automóvil) rechaza ser un cuerpo protésico. El protagonista percibe como
su subjetividad se encuentra cercada58 por la utilización de tecnologías. Se encuentra limitado
en cuanto a su realización creativa, humana, y por eso reacciona de la manera descripta. Es
esta entrada solapada y sutil de lo mecánico en la subjetividad59 lo que percibe el escritor.

A modo de cierre

Lo que plantean las dos películas básicamente, es que en medio de una vida
planificada, organizada, regulada y controlada; siempre es posible subvertir los sentidos de lo
impuesto. El poder nunca es absoluto, está en las personas la posibilidad de establecer fisuras,
quiebres, en estructuras que en primera instancia aparezcan como sólidos bloques.
En Crash aparece un nuevo cuerpo, que instaura otras formas de sexualidad,
compartidas o mediadas de alguna manera, por prótesis de distinto origen que adquieren una
carga erótica. La intimidad es llevada al espacio público. En Alicia en las ciudades, el cambio
está en la subjetividad, hay un nuevo cuerpo emocional, un cuerpo de la conciencia, del
rechazo al entorno urbano.
Las dos películas tienen en común la ciudad, las tecnologías, el tratamiento del cuerpo.
Las dos plantean la posibilidad de transgresión a un orden. Creo que aquí está lo creativo: la
inteligencia se pone en juego no renegando de lo instituído, sino creando nuevas formas a
partir de las ya existentes. Construyendo nuevas situaciones, estableciendo micro
revoluciones en lo cotidiano individual.

54
P. Virilio “La bomba informática” Eds. Cátedra, Colección Teorema.
55
P. Virilio en “El tercer intervalo” Manantial, Bs.As, 1997
56
Maldonado, op. cit.
57
Maldonado, op. cit.
58
Peter Sloterdijk “El hombre operable” en Revista Artefacto, Octubre 2001
59
Peter Sloterdijk, idem
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