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EL LABERINTO

DE LAS ESTRUCTURAS
Margarita Gasque Volumen a cargo de
Helí Morales Ascencio
Helí Morales Ascencio
Frida Saal
Néstor A. Braunstein
Susana Bercovich
Daniel Gerber
María Teresa Orvañanos
Fernando Navarro
Juan Alberto. Litmanovich COLOQUIOS DE
Fanny Blanck-Cereijido LA FUNDACIÓN

Alfredo Mogel siglo


Fernando del Moral )J((l veintiuno
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EL LABERINTO
DE LAS ESTRUCTURAS

volumen a cargo de
HELÍ MPRALES ASCENCIO

por
MARGARITA CASQUE • HELÍ MORALES ASCENCIO
FRIDASAAL • NÉSTOR A. BRAUNSTEIN
SUSANA BERCOVICH HARTMAN • DANIEL GERBER
MARÍA TERESA ORVAÑANOS • FERNANDA NAVARRO
JUAN ALBERTO LITMANOVICH • FANNY BLANCK-CEREIJIDO
S. ALFREDO MOGEL C. • FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ

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siglo
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editores
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siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248. DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310 MÉXICO. D.F.

siglo veintiuno de españa editores, s.a.


CALLE PLAZA 5, 28043 MADRID, ESPAÑA

INTRODUCCIÓN: ESTRUCTURA y PASIÓN, por HELÍ MORALES AS-


CENCIO 9
"
LA ESTRUCTURA DEL LABERINTO, por MARGARITA CASQUE 13
ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO, por HELÍ MORALES AS-
CENC IO 19
LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA, por FRIDA SAAL 47
LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO, jJor NÉSTOR A. BRAUNSTEIN 70
EL AGENTE DEL LABERINTO, por SUSANA BERCOVICH HARTMAN 97
FICCIONES DE VERDAD, por DANIEL GERBER 109
EL PSICOANÁLISIS, ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA, por
MARÍA TERESA ORVAÑANOS 126
LEVINAS ... DESESTRUCTURANDO SISTEMAS y TOTALIDADES, por
FERNANDA NAVARRO 136
DE BORDES, MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS, por JUAN ALBERTO
LITMANOVICH 141
PSICOANÁLISIS Y NUEVAS TÉCNICAS REPRODUCTIVAS, por FANNY
BLANCK-CEREIJIDO 155
TESEO Y EDIPO: DOS LABERINTOS, UNA ESTRUCTURA, por S. AL-
FREDO MOGEL C. 164
SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA, por FERNAN-
DO DEL MORAL LÓPEZ 172

portada de maría luisa martínez passarge


edición al cuidado de josefina anaya

primera edición, 1997


© siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 968-23-2052-6

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico / printed and made in mexico

[7]
INTRODUCCIÓN

ESTRUCTURA Y PASIÓN

Al observar los objetos, las cosas y los cuerpos que nos acompañan
en la vida cotidiana, la mirada percibe pero no descifra. Un edificio
luce impetuoso, miles de personas trabajan en su interior, dejan
su sudor, su silencio y sus historias. Nadie les pregunta porque su
vida es presa de la rutina laboral; han perdido e l aroma singular
de la poesía. Un edificio, muchos cuerpos y la poesía como ausen-
cia, todas estas dimensiones participan de un esqueleto: la estruc-
tura. Las construcciones arquitecturales se levantan sobre estruc-
turas de concreto y fierro, el cuerpo humano tiene el sistema óseo
como estruc tura que lo arma y lo sostiene, la poesía se despierta
en cada verso sobre la estructura de sus entrañas de lenguaje. Sea
invisible, impalpable o inconsciente, la estructura esta allí soste-
niendo y enredando los cuerpos del mundo.

11

Pero ¿de qué se trata cuando hablamos de estructura? Para con-


testar esta pregunta vayamos a la historia del concepto. Estructura
deriva del la palabra latina structura que viene a su vez del verbo
latino struere. Su primer uso fu e arquitectural y según el Dictionnaire
de Trévoux, en la edición de 1771, la estructura designa la manera
en que se construye un edificio. En los siglos XVII y XVIII, el término
se extendió a los seres vivos: el cuerpo era concebido por Fon tan elle
como construcción. Lo mismo sucedió en el campo del lenguaje:
Vaugelas es su precursor. A partir de estos campos el término
estructura implica que las partes de un sistema se relacionan de
manera interdependientes. En las ciencias sociales es a partir del
siglo XIX..cori Spencer, Margan y Marx cuando la estructura toma
[9]
10 IN1'RODUCCIÓN

cuerpo. El término estructura esta ausente en Hegel y pocas veces


en Marx (sólo aparece en el prefacio de la Crítica de la economía
] ESTRUCTURA Y PASIÓN

IV
11

política de 1858 y en el primer tomo de El capital). Es por ello por Sea como fuere, algunos pensadores de este siglo tienen en común
lo que a los precursores del uso de la estructura en las ciencias cuestionar el mundo a partir de repensar la función y la espesura
sociales se les debe buscar en el campo de la lingüística y no en el del lenguaje. El lenguaje aparece como una tierra por surcar, un
de la sociología y la economía. El primero que le dio relevancia a cielo por rebanar o un hierro por forjar. El lenguaje se convierte
este término es Ferdinand de Saussure, pero quienes lo llevaron en la punta de lanza de la crítica pero también en el objeto de la
al campo del pensamiento que podríamos llamar estructuralista crítica misma. El lenguaje es llevado a mostrar los resplandores de
son los fundadores de la escuela de Praga, Troubetzkoy y Jakobson. su brillo pero también su límite para allí ser deconstruido, desar-
mado, desgarrado o cuestionado. Abrir las entrañas de la química
del lenguaje, desgranarlo con las manos sucias, rasgar sus vestiduras
académicas hasta hacerlo chillar, obligarlo a hablar del silencio de
III la locura, la prisión o la muerte y en fin, imponerle la necesidad
de confesar su materialidad en el campo de lo social, todo esto
En el campo de la antropología es, evidentemente, Lévi-Strauss intentaron aquellos a quienes podemos señalar como Jos pensado-
quien destaca en el pensamiento de la estructura. Es él quien, res que se sirvieron del problema de la estructura para interrogar
retomando las ideas de Saussure y de los teóricos de la escuela de y analizar de otro modo la vida y la muerte. Entre ellos destacarían
Praga, va a proponer a la estructura ligada al lenguaje y de na- Michel Foucault, Louis Althusser, Jacques Lacan y Roland Barthes.
turaleza inconsciente. A partir de allí va a surgir a principios y
mediados del siglo XX un movimiento que ha sido llamado estruc-
turalismo. Este movimiento aparece como una crítica al humanis-
mo y a la concepción del sujeto clásico, así como una nueva posición V
frente a la academia y las ciencias sociales. El llamado estructura-
lismo surge en tierras francesas y replantea todo aquello que en Hay algo llamativo en la historia de estos pensadores: un trágico
la historia de Occidente fue reprimido u olvidado. No es por azar final.
que los dos saberes que comandan este movimiento fuesen el psi- Roland Barthes es atropellado al salir de una reunión con Mit-
coanálisis y la etnología, es decir, saberes que se ocupan de lo terrand y muere a consecuencia de una lesión que no parecía grave,
reprimido, lo insensato, lo inaccesible y lo contracultural. el 26 de mayo de 1980.
El estructuralismo más que una moda es un movimiento que El 16 de noviembre del mismo año, Louis Althusser asesina a
permitió señalar a diferentes autores que compartían una pasión su esposa y es confinado al silencio legal y al hospital psiquiátrico.
donde el lenguaje se convierte en puerta y puente, en pico y pala El chamán de la palabra, el bufón genial, el psicoanalista del
de la crítica a la metafísica occidental. Ahora bien, el estructura- nombre propio,Jacques Lacan muere casi afásico y bajo un nombre
lismo como movimiento epistemológico no duró mucho ni man- falso el 9 de septiembre de 1981.
tuvo contentos a aquellos que se querían ubicar dentro de él. Foucault tampoco se salvaría de un extraño final: atacado de
Muchos se deslindaron, otros se callaron y algunos incluso impug- sida, muere el 25 de junio de 1984 mientras escribía la historia de
naron ese apelativo. la sexualidad.
No hay presagio ni brujería fenomenológica, estos pensadores
compartieron una pasión por el lenguaje y el inconsciente y esto
no es sin consecuencias. Abrir las llagas de la ciencia, tironear a
los guard.ianes de la conciencia, gritar a cielo abierto las miserias
12 INTRODUCCIÓN

de una cierta academia de diccionario y atravesar los pantanos de


LA ESTRUCTURA DEL LABERINTO
la niebla muda del lenguaje no se puede hacer sin una desmesura.
Los pensadores aquí mencionados no sólo escribieron una crítica
MARGARITA CASQUE
y una epistemología sino también una brillante relación en tre la
ética y la estética. Allí, frente a los límites y los lab erintos de las
estructuras, Althusser, Foucault, Barthes y sobre todo Lacan, hacen
una ética que incluye el exceso, la muerte y la pasión.

El título del coloquio que hoy nos convoca: El laberinto de las es-
tructuras, más que una clave que oriente nuestras búsquedas para
VI
encontrar algo preciso y precioso, parece ser una invitación a ex-
traviarse. Y es que el laberinto detenta ya la intención de perderse;
El campo: el lenguaje y sus límites. La escalera al cielo que baja,
pero ello no basta para desistir en el propósito de hacer la travesía.
la estructura y el espacio donde se enrosca la pasión, el laberinto.
Se corre el riesgo de entrar al laberinto y no salir jamás; o de
Otro año, otro coloquio y otro libro. El tema que nos convoca:
llegar a la salida y, bajo un cielo protector, encontrarse con que
el laberinto de las estructuras. El laberinto tiene muchas entradas:
se está perdido.
Teseo y sus hilos, las palabras y sus carambolas, los cálculos y sus
Es posible que aún sin haber entrado uno esté ya en el laberinto,
engaños; los rizomas y sus bibliotecas. Las estructuras configuran
porque el sujeto está desde el comienzo preso en la estructura.
y se configuran desde diferentes espacios: hay estructuras grama-
La elección aquí ha sido no ceder ante el deseo, hacer el reco-
ticales, matemáticas, musicales, topológicas, imaginarias y alucina-
rrido; e intentar hablar de: La estructura del laberinto.
das. Pero el binomio de laberinto y estructuras hace esp<:jo hechi-
Siguiendo Ja ruta de los orígenes etimológicos de la palabra
zado. Ellos, frente a frente, más que proponer respuestas, generan
laberinto, encontramos que todos los caminos desembocan direc-
enigmas: ¿es el laberinto una estructura?, ¿es la estructura un la-
tamente en el concepto de estructura.
berinto?
Desde allí pueden tomarse varios senderos; tomar por la vía de
Preguntar en y por el laberinto de las estructuras nos permite
estructura, del latín struere que significa construir y que a su vez
cuestionar el espacio mismo de las praxis en lingüística, política,
proviene del latín textus, nos lleva hasta la palabra texto.
antropología, semiótica y por supuesto en el psicoanálisis. Por
Pasando entonces por las veredas insólitas de la retórica, halla-
ejemplo: ¿existen las estructuras clínicas? ¿Cuál es la posibilidad y
mos que la estructura presenta un carácter de texto. Aquí confluyen
el horizonte de cambio en un sujeto si se le considera ubicado en
varios pasillos, uno de los cuales nos conduce de texto a texere que
una cierta estructura? ¿Existe el concepto de estructura en Freud,
origina la palabra tejer, que denota hacer tela en un telar e ntrela-
o se trata de un forzaje lacaniano? Si no se acepta la estructura
zando los hilos de Ja trama con los de la urdimbre; y texer nos lleva
clínica ¿cómo se pensaría la dirección de la cura y la estrategia
de regreso a struere para volver a estructura, y de nuevo a construir
analítica? ¿cuál es la relación entre historia y estructura? Pensar
y de allí hasta arquitectura.
en estructura ¿impide plantearse el estallido del acontecimiento y
Parece que buscando el laberinto nos encontramos en él.
la experiencia del cambio? Todas estas preguntas, y otras más que
¿Dónde quedó el hilo de Ariadna?
se enredan en las hojas de este libro, nos irán señalando algunas
Fulcanelli sugiere que Ariadna, Ariane, es una forma de araigné,
puertas del laberinto que implica pensar y hacer en psicoanálisis.
es decir araña, la que teje.
Tejer, texto, construir, ' arquitectura, estructura; cada uno de
HELÍ MORALES ASCENCIO
estos términos está relacionado con el otro; de tal modo que cada
México, D.F., 1996
uno dep;nde de los otros y sólo puede ser lo que es, en relación
[13]
14 MARGARITA CASQUE LA ESTRUCTURA DEL LABERINTO 15

con los demás; el laberinto es estructura. toro se dejó engañar y copuló con Pasífae que se encontraba es-
Umberto Eco afirma que el laberinto clásico es el hilo de Ariadna condida adentro.
de sí mismo. De esta pasión nació el Minotauro, monstruo que era mitad
Eco propone tres tipos de laberinto: uno es el laberinto clásico, hombre y mitad toro.
que es el laberinto griego, el de Teseo; este laberin to no permite Minos ordenó al artista Dédalo que construyera un inmenso
que nadie se pierda. Se entra, se llega a un centro y de allí a la palacio, el laberinto, y allí encerró al Minotauro.
salida. El rey Minos, que había obtenido la victoria sobre Atenas, exigía
En el centro está el Minotauro y habrá que librar allí una batalla; un tributo anual de siete jóvenes y siete doncellas destinados a ser
quizás éste sea el aspecto más importante de ese laberinto. pasto del Minotauro.
Si se desenrolla el laberinto clásico, lo que se tiene es un hilo, Teseo, joven ateniens e, se ofreció voluntariamente para ser en-
el hilo de Ariadna. viado a Creta. Minos había convenido que si a lgui en conseguía
Luego está e l laberinto manierista, que es como una especie de matar al Minotauro podría regresar libremente.
árbol, una estructura con raíces y muchos callejones sin salida. Hay Teseo fue recluido en el lab erinto, que era la prisión del Mino-
una sola salida y en este laberinto uno puede equivocarse y per- tauro; pero antes, Ariadna, una de las hijas del rey, se había ena-
derse. Para evitarlo, entonces, se requiere de un hilo de Ariadna. morado de él y le había dado un ovillo de hilo para que pudiera
Por último está la red, es decir, aquello que Deleuze y Guattari encontrar Ja salida, a condición de que se casara con ella y la sacara
designan como Rizoma. de su patria.
En el Rizoma, cada camino puede conectarse con cualquier otro. Teseo logró dar muerte al Minotauro y salir del laberinto, por
No tiene centro, ni periferia, ni salida y es potencialmente infinito. lo que pudo regresar a Atenas llevándose consigo a Ariadna, pero
La perspectiva de Eco es tomar al laberinto como modelo abstracto al hacer una escala en Naxos la dejó allí aba~donada.
de la estructura de la conjetura, para concluir que el espacio de la Sobre los cimientos del relato mítico se han edificado varias
conjetura es un espacio rizomático. versiones, diversas lecturas, múltiples interpretaciones que han da-
La estructura rizomática tendrá entonces la cualidad de ser es- do pie a la construcción de muchos textos.
tructurable, pero nunca definitivamente estructurada. Es posible que el lab erinto engendre otros lab erintos.
Dejemos aquí las resonancias de Eco, para continuar la búsqueda Para mencionar algunos , comenzaré con el poema dramático
en el laberinto griego; el más célebre de los laberintos antiguos, que en 1949Julio Cortázar tituló "Los reyes". Se trata de la prime-
el de Cnosos en Creta, donde tienen lugar las míticas hazañas de ra obra teatral que firmó con su nombre y en la que propone una
Teseo. inesperada variante del mito.
A la muerte del rey Asterión, Minos quizo reinar solo en Creta, Se plantea allí una relación de especularidad entre Minos y
a lo cual sus hermanos pusieron objeciones. Minos respondió que Teseo. En el palacio laberíntico donde cada uno se construye su
los dioses le destinaban el reino y para probarlo afirmó que el sendero; donde cada uno es su sendero, Teseo toma el lugar de
cielo le concedería cuanto pidiese; entonces pidió a Poseidón que rey porque su padre para él está ya muerto, y se afirma como héroe
hiciese salir un toro del mar, prometiendo en correspondencia porque no pide razones para actuar.
sacrificar al animal. Poseidón envió al toro, lo cual valió para Minos Minos se sabe prisionero del Minotauro por haberse obligado
el poder definitivo sobre Creta, pero no cumplió su promesa de a mantenerlo en cautiverio y Ariadna para quien "hablar es hablar-
sacrificar al toro, pues le parecía un ejemplar magnífico, de una se" confiesa en un monólogo su amor secreto por su hermano el
raza digna de preservar. Como castigo, Poseidón volvió furioso al Minotauro, devoción posiblemente originada por el deseo de la
toro e inspiró a Pasífae, esposa de Minos, una pasión irresistible madre, la reina Pasífae.
por el animal. Para satisfacer sus apetitos, Pasífae pidió consejo al Ariadna, proveedora del ovillo, hace de Teseo el portador de
ingenioso Dédalo, quien fabricó una ternera tan perfecta que el la llave liberadora, pero no para él sino para que el Minotauro
16 MARGARITA GASQUE
LA ESTRUCTURA DEL LABERINTO 17
después de dar muerte a Teseo pueda alcanzar la salida y econtrarse
es una invitación a la elaboración en el laberinto de la opera aperta.
con ella.
Quisiera proponer otra representación de laborinto: EL LABERIN-
Pero el Minotauro, que dentro del laberinto se sabe rey de su
TO DE LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA.
palacio, elige la muerte y con ello la vida, antes que salir de su
En el espacio de la situación analítica, el analizante se construye
recinto, salir a la otra cárcel y morir viviendo como un monstruo
su sendero, se construye en la medida en que su palabra discurre.
entre los hombres.
El sufrimiento, transformado en pregunta, y el deseo de con-
A la muerte del Minotauro en la obra de Cortázar, lo que queda
testarla, promueven la entrada del s~jeto al laberinto.
no es el silencio sino el canto de la cítara; queda como resto: la
Analista y analizante se encierran solos en el recinto clínico;
música.
están juntos, pero jamás se encuentran.
Y es que en la música, por sorprendente que parezca, también
La suposición de saber, que es condición de la transferencia,
hay laberintos. Mencionaré solamente dos:
origina el engaño por el que el analizante atribuye a su analista la
Uno es el Pequeño laberinto armónico de Bach en el que la inten-
soberanía y el conocimiento absoluto de los vericuetos del laberinto.
ción es confundir al oído en la referencia tonal básica por medio
El analista, que se define como tal por haber hecho el recorrido
de juegos con la armonía.
de su propio laberinto, sabe que el saber sólo puede estar del lado
El otro es una ópera escénica de Luciano Berio, para orquesta
del analizante, de modo que, en la soledad de su gabinete que en
de cámara, música electrónica, voces de contralto y de soprano,
algo evo ca las soledades del Minotauro, en silencio espera.
con textos de Dante, de Sanguineti, de T. S. Eliot, de Ezra Pound
El deseo del analista suministra las hebras del hilo de Ariadna,
y pasajes biblícos. Se titula Laborintus lI.
que en ese laberinto sólo puede ser la escucha. En el laberinto de
En ella el autor rechaza los lenguajes tradicionales de la ópera
su oído resuenan los pasos del sujeto que en su función, se ve
y la estructuración tradicional del texto, para ser tratada como
condenado a dar vueltas alrededor d el objeto causa, para no al-
representación, como historia, como alegoría, como documento,
canzarlo jamás.
como danza o e.o rno lo que sea. Se trata de una o/Jera ajJerta y aquí
Su búsqueda del centro está marcada por la imposibilidad. En
resuenan de nuevo los ecos de Umberto; obra abierta que no es
su trayecto por el laberinto, el analizante ha sufrido la pérdida de
objetiva ni predeterminada por el autor, sino subjetiva y debida al
la ilusión del centro; centro que no hay, porque el sujeto, que
espectador así como al director de orquesta y al director de escena.
guarda consigo mismo una relación de extimidad, está descentra-
La obra no es un fácil melodrama de estructura confortante,
do, exiliado de sí mismo.
sino una provocación inquietante, una apelación a la producción
Aquello que busca, se encuentra en un espacio imposible de
de sentido, un reclamo de interpretación.
alcanzar. El toro, no el de Minos, sino el de la topología, da bien
En el texto de Berio, a través de las citas literarias, están pre-
cuenta de ello.
sentes varios códigos lingüísticos que van desde el italiano arcaico
Si nos permitimos el atrevimiento lúdico de tomar el lab erinto
al moderno, desde el latín al inglés, y son utilizados más que por
como modelo de la estructura del neurótico, podríamos idear los
sus propiedades semánticas, por las de carácter puramente sonoro.
avatares del deseo de Teseo en el laberinto, y suponer que si Teseo
En este punto de la búsqueda lab eríntica es ineludible la aso-
fuera fóbico su deseo de ir al encuentro con el Minotauro, se vería
ciación con la obra de Joyce, sobre todo en el Finnegans' Wake,
de inmediato prevenido, gracias a su fobia a la oscuridad que le
donde las palabras llamadas "de raíces múltiples" rompen su sen-
impediría siquiera entrar al laberinto.
tido habitual, para producir otro nuevo.
Retomando el hilo de la obra de Berio, vayamos al nombre Si Teseo fuera obsesivo, su deseo imposible le mantendría pa-
Laborintus, que parece ser la condensación de dos significantes: ralizado. Se habría quedado con el ovillo en la mano, hecho un
ovillo, sin poder decidir por cuál camino aventurarse. La duda le
labor y laberinto.
a torment3,.fía hasta el punto de dejarlo muerto en vida.
Labor, laberinto, elaboración, laborinto; la propuesta de Berio
Y si Teseo fuera histérico, su deseo de deseo insatisfecho le
18 MARGARITA GASQUE

llevaría de inmediato en busca del Minotauro; pero se encargaría ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO
de no econtrarlo jamás. Y si lo encontrara, se las arreglaría para
no reconocerlo. Y si lo reconociera, entonces se habría ofrecido a
HELÍ MORALES ASCENCIO
la bestia como su víctima, para ser objeto de las más abyectas
humillaciones.
A Gilberto, arnigo
Con la idea de encontrar la salida del laberinto se asocia la A Gilles Deleuze, carajo
cuestión del fin de análisis. ¿salir? ¿A dónde? ¿Al paraíso? ¿A las
promesas de la felicidad? -para decir con Carlos Fuentes que la
felicidad nunca ha hecho feliz a nadie.
Quizás salir del laberinto es haber hecho la travesía, sólo para
encontrarse con que se está perdido.
O tal vez no haya laberinto que preceda al sujeto, sino que en 1] INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
su propio transitar por la experiencia analítica el sujetp traza, di-
seña, construye, hace puentes y pone diques en el recinto que La problemática de la estructura recorre las orillas de un tiempo
habrá sido su laberinto. epistemológico. Decir tiempo epistemológico no es situar fronteras
Pero si algo sabe al final de su análisis, es que habrá más labe- en años precisos; es vislumbrar posiciones textuales frente al saber.
rintos; que seguirá atravesando mares y cruzando desiertos y que Posi ciones implica lugares desde donde se enuncia y se practica.
el trayecto también puede hace rse dentro de las páginas de un Sólo desde ese marco podría aventurarse la fotografía de un mo-
libro o sobre las ochenta y ocho teclas de un piano. vimiento que atravesó los textos y los debates de los años cincuenta
y sesenta fundamentalmente en Francia. Me refiero a aquello a lo
México, febrero de 1995 que se lla mó estructuralismo. Mucha tinta ha corrido sobre el
estructuralismo y muchos corrieron, ya sea para cobijarse bajo su
protección, ya sea para alejarse desconfiados por una posible con-
fusión. Algunos otros escribieron textos que fueron ubicados, por
otros, dentro de esta concepción. Los autores de dichos textos lo
negaron, se callaron, lo olvidaron o se retractaron y diferenciaron
con otros textos.
El estructuralismo fue un mito y un movimiento.
Mito en tanto nominación que intento agrupar bajo una sola
bandera a diferentes autores. Ante la crisis de existencialismo, la
prensa y algunos editores e intelectuales quisieron oponerle algo
ll amado estructuralismo. No es inútil r ecordar aquí que mito no
implica algo peyorativo ni ilusorio, sino una cierta legalidad. El
cstructuralismo como mito, alimentado por la prensa franc esa,
representó un modo de crítica al humanismo y a la concepción
rcnomenológica del sujeto.
En tanto movimiento, convocó a diferentes pensadores en torno
el e la problemática del lenguaje y la estructura; del lenguaj e como
es tructura .. Lenguaje y estructura aparecen como vientos de un
so lo ciclón . Si se buscase en un cierto laberinto teórico el camino
(19]
ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 21
20 HELÍ MORALES ASCENCIO

ción). Para ello se tomará una lupa conceptual, clínica y epistémica


que condujera a este multicéfalo minotauro, la lingüística apare- para mirar el lugar del sujeto y su relación con el significante.
cería como el hilo conductor.
Ahora bien, lo que en este texto nos interesa es la obra de Lacan,
no todos los trabajos sobre la estructura. Sin embargo, valdría la
pena hacer algunas consideraciones respecto a su relación con la 2) INTRODUCCIÓN TEXTUAL
problemática estructuralista. La primera no se deja esperar: es
evidente que Lacan hace un uso fecundo del campo de la estruc- Problematizar la operación significante implica hacer lo propio
tura. La segunda es que eso no lo convierte en "estructuralista". con la del sujeto. Efectivamente, la definición del movimiento sig-
La relación de Lacan con el llamado estructuralismo tiene su nificante conlleva la de la posición del sujeto. Esto sería, de manera
historia, y aunque sea de.manera esquemática vale la pena señalarla sintética, lo que fundamenta el pensamiento de Lacan a finales de
aquí. Esta historia se podría puntuar en cuatro momentos. los años cincuenta y principios ele los sesenta. Construir una "teoría
En un primer momento, antes del advenimiento de la enuncia- psicoanalítica del significante" así como una subversión del sujeto
ción del inconsciente ligado al lenguaje, la estructura está lejos de clásico es lo que hace galopar el decir y el escribir de nuestro autor.
interesarle; corría apasionado de las paranoicas a los espejos siendo De lo anterior tenemos constancia en la organización de sus
su horizonte el mundo imaginario y la psicología concreta. Escritos que, aun cuando incluyen trabajos de 1934 a 1966, el ar-
Un segundo momento en el que las concepciones sobre el len- tículo que hace las veces de apertura es aquel relacionado con los
guaje y la estructura implican para Lac~n un suelo fértil y una temas aludidos; nos referimos al "Seminario de la carta robada".
catapulta conceptual para sus elaboraciones psicoanalíticas alrede- Mucha tinta ha corrido por debajo de las letras de este artículo,
dor del significante, el sujeto y el inconsciente. proveniente tanto de "lacanianos" como de "no lacanianos". No
i-Iay un tercer momento que podría llamarse, tiempo de la ha- por azar el primer texto sistemático de la introducción de Lacan
maca o del vaivén. Aquí Lacan señala sus fronteras ... pero no en América Latina versa, fundamentalmente, sobre ese escrito 1
claramente. Aunque no concebía su pensamiento dentro del adje- lleno de referencias literarias, matemáticas y filosóficas. Tampoco
tivo "estructuralista", reconoce la seriedad e incluso la deuda con es casual que un filósofo c;omo J. Derrida le dedique uno de sus
pensadores que aparecen como los fundadores de este movimiento, intrincados actos de deconstrucción. 2
en especial Lévi-Strauss y Roman Jakobson. Lacan a mediados de Ese escrito de Lacan que quiere ser transcripción resignificada
los sesenta reconoce la seriedad del trabajo estructuralista pero se de un seminario, lleva en sus entrañas hartas complejidades y la-
ubica más en la seriedad que en el adjetivo; problematizar el len- berintos. Aquí se abordará, como eje ele trabajo, la determinación
guaje y sus límites remite a lo primero, la moda y el mito de una del sujeto por el movimiento del significante.
corriente teórica a lo segundo. Esta determinación significante estaría relacionada con tres pun-
El cuarto momento de su relación con el estructuralismo llevaría tos principales, el automatismo de repetición leído como insisten-
la marca de la separación. Esto es impreciso. Separación implicaría cia simbólica; la tentativa de demostración formal ele que dicha
unión. Valdría más decir demarcación. En los últimos años del insistencia simbólica no es otra cosa que la cadena simbólica; y
seminario, el perfil del estructuralismo se hace irreconocible en el que en relación con dicha cadena se debe pensar la posición del
rostro del pensamiento lacaniano. El lenguaje se raja bajo el peso sujeto como en un lugar ex-éntrico a ella. Muerte, significante y
del agujero, la estructura se refiere al real y los nudos no permiten sajeto serían los elementos de tan imbricada lógica.
reconocer una escritura de origen significante.
Una vez puntuada esta historia, es necesario bajar las cartas. El 1
trabajo que aquí se presenta intenta recorrer problemáticas rela- Nos referimos al conocido texto de Óscar Massota, Introducción a la lectura de
.Jacques Lacan, Corregidor.
cionadas con el tiempo mas fecundo del uso que Lacan hiciera de 2
J. Denid>a, E l concefJlo de verdad en Lacan, Buenos Aires, Homo Sapiens, 1975.
la estructura y el lenguaje (segundo momento de nuestra puntua-
22 HELÍ MORALES ASCENCJO
ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y Sl_TJETO 23
El intento de articulación de esta problemática no es sino una Ahora bien, a diferencia del dispositivo analítico, la narración
puntualización que incluyendo al texto de "Instancia de la letra en en el cuento inglés podría dividirse en dos diálogos, el primero
el inconsciente o la razón desde Freud", así como el seminario de cuando el narrador (amigo de Dupin) expone la escena donde el
"La identificación" (1960-1962) permita una cierta lectura de la policía les cuenta la trama de la carta que ha sido robada, el segundo
relación entre el sujeto del inconsciente y el significante. diálogo se configura cuando quien narra la historia detalla las
peripecias y las argucias que Dupin debió efectuar para apoderarse
de la carta peligrosa, al tiempo que dejaba otra vengativa.
En cuanto al primer diálogo, Lacan muestra dos dimensiones
3] COMUNICACIÓN Y LENGUAJE fundamentales con relación al mensaje y su lugar en el campo del
lenguaje. Mientras que la teoría de la comunicación promueve la
Si el texto de FCPL presenta al sujeto como referido a la palabra, consistencia del mensaje como dotado de un sentido que sería
el de "La carta robada" y "La instancia de la letra" lo harán fun- recibido -o no- por a lguien que lo entendería; el psicoanálisis
damentalmente con relación al significante. Ahora bien, todos im- revela que debido a la polisignificación significante dicho mensaje
plican al lenguaje como campo: "Es toda la estructura del lenguaje no sólo no está dotado de sentido sino que se fundamenta en una
lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el inconsciente. " 3 refracción del mismo y por lo tanto en un malentendido inherente
Pero fragmentar el lenguaje en elementos operatorios precipita a esta refracción. Este malentendido es evidenciado en ese primer
cauces que es necesario remontar. Uno de los primeros efectos de diálogo donde el inspector intenta introducir la problemática del
esta puesta en escena del significante es la relativización del proceso robo de la famosa carta. Veamos la escena:
de la comunicación. Lacan lo toma como hilván y aquí se intentará
seguirlo en la textura de su bordado. Un policía intenta transmitir lo que piensa a un viejo lobo que juega a
Para ello será la narración extraordinaria de Edgar Allan Poe detective; un jugador a detective escucha lo que el avispado defensor de
The poulain letter, traducida al francés por Baudelaire como La la legalidad no quiere decir. .. aunque lo diga.
- .. .la cosa es que el asunto es demasiado simple -dice el inspector-,
lettre volée y al español por Cortázar como La carta robada, la que
y no dudo que podamos arreglárnoslas muy bien nosotros mismos; pero
servirá como tapiz al trabajo de análisis. Tapiz por el entretejido he pensado que a Dupin le agradará oír los detalles de esto, porque es
de líneas, análisis por el desciframiento que demanda. Metáfora sumamente extraño .
lo primero, posición frente al texto lo segundo. - Sencillo y extraño - dijo Dupin.
La primera referencia que hace Lacan al texto de Allan Poe -Pues sí; y, no obstante, esta expresión no es exacta, es lo uno o lo
delinea un drama y un comentario, dos diálogos y dos escenas. De otro, si le parece a usted mejor. El hecho es que nos hemos visto allá muy
las escenas nos ocuparemos después. Con relación al drama y al embarazados por este asunto, pues, por más simple que sea, nos tiene
comentario, el primero aparece como la dimensión silenciosa que absolutamente descontentos.
el segundo quiere hacer evidente. Sin la narración no habría po- - Quizás la simplicidad misma es la que os induce al error - dijo mi
amigo.
sibilidad de materializar el drama como tal; éste sería movimiento
- iQué insensatez está usted diciendo! -respondió el prefecto riendo
mudo, silencio sin texto. Si, desde el inicio, el perfil del inconsciente de buena gana. ·
aparece aquí retratado, (acaso el sueño y la situación analítica no
- Quizás el misterio sea un poco demasiado claro - dijo Dupin.
se constituyen en la textualidad de dramas relatados que de otro -iOh Dios misericordioso! ¿quién oyó jamás semejante idea?
modo no serían sino silencio; incluso que no serían? 4 - Un poco demasiado evidente.
- iJa,ja,ja! iOh, oh! - exclamó nuestro huésped quien parecía divertirse
3 J. Lacan, "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud",
mucho- iAh Dupin!, me hará usted morir de risa."
en Escritos, México, Siglo XXI, 1990, p. 4 75. :; Edgar Allan Poe "La carta robada", en Narraciones extraordinarias, México,
4 Es evidente que algunas analogías sirven sólo de ejemplo.
Porrúa, 199'2, p. 26.
24 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 25

La evidencia se hace texto: en ese "diálogo" los sentidos rebotan Benveniste argumenta otra cosa apoyado en los siguiente pun-
desconcertados y Dupin se burla seriamente del jefe de policía tos:
propiciando lo propiciador: el malentendido. l ] No hay uso de la voz, lo que hace necesaria la mirada y por
La segunda cosa que Lacan intenta demostrar, respecto de este ende la luz. Esto implicaría que la dimensión del leguaje sólo se
primer diálogo, es cómo la función del narrador y del lenguaje da de día o bien que las abejas tendrían que aliarse a las luciérnagas
son la misma: retransmitir el mensaje . Lo específicamente humano para poder cenar. Este argumento, si bien es ilustrativo, no es
del campo de la comunicación es que la significación no se da contundente.
entre las cosas y las palabras sino entre los elementos lenguajeros 2] Lo fundamental es que en esta danza de las abejas no existe
de la significación. Un discurso no lo es de un objeto, en el discurso capacidad de respuesta. Ninguna abeja, ni siquiera por educación,
no se habla de un objeto sino de un mensaje situado en el campo le devuelve un mensaje, del tipo de : enterado, gracias o ¿podrías
mismo del lenguaje. En el discurso se habla de otros discursos; un hacerlo más despacio? Lo que se demuestra es la inexistencia de
mensaje se relaciona siempre con otros mensajes. Todo mensaje diálogo. Si no hay respuesta, no hay diálogo. Aquí se encontraría
tiene como origen la retransmisión de otro mensaj e:1' "El hecho una de las diferencias fundamentales del movimiento de abejas
de que el mensaje sea retransmitido así, nos asegura de algo que con el lenguaj e: para que exista diálogo es necesario un intercambio
no es absolutamente obvio: a saber, que pertenece indudablemente de respuestas y para que haya respuestas es necesario que un
a la dimensión del lenguaj e." 7 mensaje se conteste con otro mensaje, y esto es precisamente lo
Sólo los humanos hablan a partir de esto, es decir que discurren que no pueden hacer las abejas.
sobre discursos o, lo que es lo mismo, retransmiten. Decir "sólo 3] Otro punto fundamental que se desprende del anterior es
los humanos" permite acentuar la diferencia que, en el campo de que, a diferencia del lenguaje, en las abejas no hay posibilidad de
la comunicación, se establece, por ejemplo, con las abejas. retransmisión del mensaje recibido. No sólo no se puede responder
Esta problemática es trabajada por el lingüista Émile Benveniste sino que tampoco se puede retransmitir. Sólo quien vio transmite;
en su artículo "Communication animale et langage humaine", don- ninguna que vio lo transmitido -y no el botín-cosa- puede retrans-
de estudia una danza de abejas. 8 mitirlo.
La situación es la siguiente: Lo anterior podría r esumirse en la siguiente frase de Benveniste:
a] Una abeja descubre un botín. "La abeja no construye un mensaje a partir de otro mensaje."!1 La
b] Regresa y con una danza constituida por dos movimientos imposibilidad de retransmisión constituye la diferencia fundamen-
transmite la posición exacta del manjar de miel. tal entre la "comunicación" entre las abejas y el lenguaje humano:
c] Una vez terminada la danza las otras abejas salen voladas de las abejas no pueden hablar ni pueden mentir, es decir, no pueden
la colmena y, asombrosamente, llegan sin titubeos al lugar encon- traicionar. Sólo los humanos traicionan.
trado por la primera. Al evidenciar la inclusión de es tas dimensiones en el diálogo
Ante esto, desde la teoría de la comunicación, se podría argu- retransmitido por el narrador y al retomar el texto de Benveniste,
mentar que existiendo emisión -primera abeja-, formulación de Lacan intenta demostrar cómo el lenguaje es sólo susceptible de
un sigrio -mensaje, danza propiciatoria- y recepción efectiva d e una transmisión simbólica y cómo una "co municación" como la
dicho mensaje por un otro -abejas receptores- la dimensión del de las abejas muestra fundam entalmente una "dimensión imagi-
lenguaje del perfil humano está asegurada. naria".

!iPara profundizar este punto r efiérase al texto de Massota arriba se!l.alado.


7 J.
Lacan, "Seminario de la carta robada", ojJ. cit., p.B.
8 É. Benveniste,- "Comunicación animal y lenguaje humano", en Prnblemas de
9
lingüística. general, México, Siglo XXI, 1971, pp. 56-62. !bid., p.. 60.
26 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 27

4] DIMENSIONES DE LA VERDAD - "voy a Cracovia". Es evidente que la verdad está en el lenguaje.


Otra dimensión de la verdad que Lacan nos deja entrever tiene
En cuanto al segundo diálogo, el narrador cambia de oficio al que ver con una aseveración que podría enunciarse de este modo:
cambiar de posición: pasándose al registro de la verdad propia de la verdad se presenta como ficción. Una manera de problematizar
una cierta dimensión simbólica, deja el terreno de la exactitud. esta línea es la vía heideggeriana; aquí se tomará otra vía que
Lo que hace el narrador en el primer diálogo es relatar -re- aunque vinculada a la antes citada presenta, a nuestro entender,
transmitiendo- la forma en que se desarrolló una conversación mayores ventajas para la exposición; nos referimos a la vía freu-
informativa. En este segundo - donde intervienen él y Dupin- diana.
Dupin le muestra cómo se hizo de la carta y al hacerlo lo que pone Ésta podemos construirla situando el momento histórico del
sobre la mesa es la problemática de la verdad. pasaje de la teoría del trauma a la del fantasma, es decir, al naci-
El registro de la verdad aparece desde diferentes ángulos. El miento mismo del psicoanálisis.
primero estaría referido a la búsqueda de algo; a la forma de cómo Freud hasta 1897 creyó que la narración de la agresión sexual
"encontrar" la verdad. Es decir, Dupin busca una carta sabiendo que originó un trauma psíquico y por ende la neurosis describía
que quien la esconde participa de las cualidades del p<;>eta, el ma- algo ocurrido verdaderamente. Imbuido en su teoría de la seduc-
temático y el político. Estas mismas cualidades que le han servido ción creía que lo verdadero estaba en el suceso, es decir, que dicha
para inducir al "error" a la policía, son las que interesan no en agresión había existido. Lo que hace al nacimiento del psicoanálisis,
tanto cualidades, sino en tanto modalidades de relacionarse con es que Freud se dio cuenta de que, en efecto, el suceso traumático
la verdad. era verdadero pero que no había existido en "la realidad como
Esta forma de relación implica, en la deducción tan inglesa que tal", sino en la realidad que él llamó psíquica. Es decir, se percató
realiza nuestro héroe, la dimensión de la verdad en el engaño. Esta de que la verdad no estaba en el suceso sino en lo narrado. La
verdad en el engaño está articulada a esa forma de identificación, verdad como ficción se presentaba en el decir de la histérica no
no con el pensamiento del otro sino con la manera de engañarlo. en lo "vivido" "realmente" . A partir de ahí nace no sólo el psicoa-
La identificación es fundamentalmente el modo de engañar. nálisis sino la evidencia de que es el deseo el que hace decir y que
El ejemplo que retoma Lacan de Freud es el del encuentro de en ese decir se articula el deseo y la verdad del sujeto.
dos judíos: "¿Por qué me mientes -se oye exclamar-, sí, por qué La tercera dimensión de la verdad es la que recibirá aquí mayor
me mientes diciéndome que vas a Cracovia para que yo crea que atención. No sólo porque incluye las otras dos dimensiones sino
vas a Lemberg, cuando en realidad es a Cracovia adonde vas." 10 porque permite articular la problemática de la carta robada con
Desglosemos: el significante. Esta dimensión de la verdad es la que está vinculada
Tenemos al sujeto A que va a algún lugar y al s~jeto B que no al lugar.
quiere ser engañado. Si A quisiera engañar a B diciendo la verdad Lo que se transparenta en el texto de Poe y que Lacan hace
(voy a Cracovia), lo engañaría; si el otro pensase "seguramente va "visible" es que, como la carta, la verdad no está oculta. No se trata
a Lemberg". Ahora bien, si B desea no ser eng~ñado, necesita de buscar la verdad escondida en algún lugar oscuro. La verdad
identificarse con la forma de engañar de A. para · no caer en la no está escondida. La que está escondida, y más que escondida,
trampa; así, pensaría "si A dice que va Cracovia es para hacerme perdida, es la posibilidad ele la policía de encontrarla.
creer que va a Lemberg, pero pensando como él piensa, me doy La estupidez de la policía, que la lleva a plantearse una política
cuenta que a donde realmente va es a Cracovia". de avestruz, consiste en no ver la verdad. En no concebir que la
Es evidente que la ve rdad -"voy a Cracovia"- está en el engaño carta no está escondida, sino allí, a la vista.
Del mismo modo que en la historia judía y en la narración de
JO S. Freud, "El chiste y su relación con el inconsciente" (1905), Biblioteca la histérica, en la pesquisa de la carta, la verdad no tiene que
Nueva, t. l. buscarse._sino donde está, es decir, ahí. Pero, ¿qué significa ese ahí
28 HELÍ MORALES ASCENCIO
ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 2U
si la policía buscó, como dice Lacan, por todas partes? El que la
policía, con los métodos más modernos no la haya encontrado "en homofonía no hace justicia a lo explicitado por Lacan.
ningún sitio", ¿implica que la carta no estaba en ese cuarto? No, La letra, es no sólo la unidad del abecedario, sino fundamen-
la carta buscada estaba allí. talmente: " ... el soporte material que el discurso concreto toma del
Estaba o no estaba .. . is that the question? Sí y no, ya que no sólo lenguaje ." 12 Es decir que la letra es la materialización del signifi-
es si estaba o no, sino dónde estaba. cante en tanto que implicado en el discurso. Pero no nada más.
Los problemas anteriores llevan a la necesidad de preguntarse La letra es "eso" que vincula al significante y al inconsciente con
por la relación de la carta con el lugar; de la verdad del lugar de el lugar: " ...lo que llamamos letra, a saber la estructura esencial-
la carta. Para eso, la relación de la carta robada con el significante mente localizada del significante." 1 ~
no se hace esperar. Lacan lo dice claramente : "Es evidente que la Salta a la vista que el uso de lettre no fue un azar, sino que
carta en efecto tiene con el lugar relaciones para las cuales nin- cuando Lacan usa estas elasticidades del lenguaje lo hace bajo el
guna palabra francesa tiene todo el alcance del calificativo inglés yugo conceptual.
odd. Bizarre, por la que Baudelaire la traduce regularmente es sólo Una vez esbozada "esta aclaración" se intentará tomar al pie de
la letra lo desarrollado por Lacan. De la última definición de la
aproximada. Digamos que esas relaciones son singulares, pues son
letra lo que surge como interrogante es la palabra estructura. Es
las mismas que con el lugar mantiene el significante." 11
a la problematización que en esta época hacía Lacan de la misma
Lo hasta aquí expuesto es algo muy trabajado , pero quizás tomar
hacia donde se pondrá la proa textual.
la vertiente de la relación del significante con el lugar permita
Hay una forma de designar la estructura, es aquello que está
esbozar lo que una teoría posterior del mismo podría implicar en
articulado. Demasiada abstracción, concretemos: lo articulado es
relación a una formulación sobre el espacio del significante y el
exactamente la definición del lenguaje; por lo tanto se podría decir,
sujeto, es decir una topología.
para empezar, que la estructura es lenguaje porque es una articu-
Avanzar en este camino nos llevará a poder formular algunos
lación.
resultados inéditos que el trabajo de Lacan produce con relación
Para que exista articulación, es decir estructura, se necesi tan
al sujeto y al inconsciente. elementos que se articulen. Estos elementos necesitan relacionarse
para articularse; así la estructura es una relación de elementos
articulables . Lo importante de todo esto es que es la relación lo
que constituye la estructura; pero es la estructura la que soporta
5] LA ESTRUCTURA ( I) las relaciones de elementos . Es decir, la estructura está constitui-
da por elementos en relación pero esa relación da cuenta, a su
Una precisión: aceptando que el inconsciente como la carta impli- vez, de la formación y el movimiento de los mismos. Se trata,
can una nueva formulación del topos, ¿qué relación existe entre entonces, de una pura combinatoria.
el inconsciente y la carta? Una primera aproximación se da por la A partir de todo esto podríamos decir que si el lenguaje es la
vía de la homofonía, lettre en francés se usa tanto para carta como estructura por excelencia, los elementos que constituyen una es-
para letra. Así que el uso que se le da en el texto a la lettre permite tructura tendrán que ser referidos al mismo.
referirse a la carta como a la letra. En español esto no es posible , Una primera aproximación.
ya que carta y letra no son homónimos. A partir de aquí se utilizará Estructura: combinatoria de elementos del lenguaje.
la palabra francesa lettre cuando se haga necesario. Léase en este Ahora bien, ¿cuál es la característica de dichos elementos?, ¿se
uso del francés una necesidad textual y no un adorno . trata de reproducciones de las cosas sólo que en otro orden?, ¿s e
Ahora bien, reducir la relación de la carta a la letra por su pura

11 12
]. Lacan, "Seminario ... ", op. cit., p. 17. ]. Lai;;an, "La instancia ... ", op. cit., p. 4 75.
l~ !bid., p. 481.
30 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 31

trata de sustancias, de formas, de contenidos, de apariencias ideá- 6) LA POSICIÓN Y EL ESPACIO


ticas?
No, ninguna de las definiciones recién esbozadas puede dar La articulación de los elementos significantes implica que éstos no
cuenta de dichos elementos. Estos elementos son unidades linguís- tengan un sentido preconcebido, ni intrínseco, ni asignado a priori.
ticas constituidas del mismo orden que el lenguaje, es decir son Entonces, ¿cómo se produce el sentido?
unidades de relación. El sentido sólo puede ser producido a partir de la posición de
Ferdinand de Saussure fue el primero, a principios de siglo, no los significantes. El significante se significa por su posición, Hi por
sólo en definir el lenguaje como un sistema sino en romper la su lugar dentro de una cadena.
ilusión de que los elementos del lenguaje eran una simple repre- No se trata de un lugar en el sentido de lugar en la "realidad".
sentación de la cosa. Tampoco del lugar como geografía imaginaria. Se trata de lu-
A partir de allí podríamos definir la estructura como lo hace gares en un espacio que podremos llamar estructural o topológico.
un filósofo francés: "Se trata de una combinatoria de elementos Siguiendo al filósofo antes citado se podría decir que lo que es
formales que no tienen ellos mismos ni forma, ni signi:(icación, ni estructural es el espacio. Este espacio es un espacio de relaciones,
realidad empírica, ni inteligibilidad detrás de la apariencia." 14 en sí es un espacio vacío, pero configurado por relaciones, rela-
Esta definición es del todo exacta pues permite plantear, en una ciones de vecindad; es un orden de relaciones de vecindad. La
misma lógica, las diferencias entre Saussure y Lacan. estructura es un espacio relacional puro.
Es bien conocido el uso que Lacan hace del signo saussureano. Por lo tanto, y siguiendo esta línea, el sentido se produce por
Allí donde el lingüista ve un signo cerrado, Lacan lo abre en el una posición. El sentido resulta siempre de una combinación de
mismo movimiento con el que coloca al significante como deter- elementos, de significantes, que en sí mismos no significan nada.
minando al significado. En este movimiento la posición de los El sentido es siempre resultado, un efecto de posición.
términos se invierte y el significante se coloca sobre el significado, El sentido no existe sino como sin sentido y éste sólo se produce
separados por la barra. de acuerdo con un tiempo en el que e l significante anticipándose
Se sustituye el signo de Saussure ¡ffi¡
por el algoritmo lacania- recibe su significación en el corte de la cadena que lo articula.
no ~. W Lacan lo enunciaría así: "El significante por su naturaleza anti-
s cipa siempre el sentido desplegando en cierto modo ante él mismo
Este cambio, que produce un inédito, hace depender al sentido su dimensión. Como se ve en el nivel de la frase cuando se la
no de la relación diferenciante de signos sino de la relación de un interrumpe antes del término significativo Yo nunca ... Aunque tal
significante con otro significante. vez ... No por eso tiene menos sentido ... " 17
Lo aquí expuesto precipita que el significante cobre supremacía Cabe hacer notar que si el sentido existe por la posición de los
y que sea concebido como de un orden diverso del significado, significantes, para que se produzca, se necesita no sólo la dimensión
que pasará a ser efecto de la relación entre significantes. La barra del espacio sino también la del tiempo. Un tiempo que llamaremos
entre ellos será barrera que resiste a la significación, y hace enig- "tiempo significante''. Un significante en sí no significa nada, su
mática su vinculación. La significación se relativiza y en todo caso, significación se da en una relación de lugar con otro significante,
sería un resultado de la relación articulada en una estructura sig- pero se podría preguntar: ¿cuándo una frase se constituye como
nificante: " .. .la estructura del significante es, como se dice corrien- significativa ya que un significante remite a otro, éste a su vez a
temente del lenguaje, que sea articulado." 1" otro, y así ad infinitum?

lli Introducir la problemática de la topología es sólo un primer acercarniento


14G. Deleuze, "A quoi reconnait-on le structuralisme?", en La j1hilosojJhie au a un campo que merece un trabajo especial. Aquí sólo se anotarán algunas ideas
xxe siecle. Seguiremos muy de cerca a este autor en los planteamientos sigu ientes. fundamentales relativas a l espacio significante.
1" J. Lacan, "La instancia ... ", op. cit., p. 481. 17
[bid., p. 482.
32 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 33

El corte en la cadena significante es aquel que desde el sinsentido El significante es único por ser diferente a otro significante que,
precipita una manifestación de sentido. Es, como se ve, un tiempo por dicha diferencia muestra, a su vez, su singularidad.
donde el final re-significa al principio. No se trata de una dimensión Se podría enunciar una primera definición "temporal" del sig-
de tiempo lineal sino retrospectiva. Así podríamos decir que toda nificante de la siguiente manera: un significante es lo que no es
producción de sentido es una resignificación. otro significante. Es pura diferencia. Un significante es lo que está
A este tiempo del significante Lacan lo denominó apres-coup. en el lugar que podría ocupar cualquier otro significante; es el
Pero no sólo él dio cuenta de esta extraña dimensión temporal, instante diferencial del lenguaje.
Freud mismo lo calificó de nachtraglich. El nachtraglich freudiano Lacan en el texto de "La instancia de la letra", al enunciar la
es una evidencia clínica cuando se piensa en tiempo del trauma. estructura del significante articulado como el lenguaje, define: "Es-
Freud descubrió que el trauma corresponde no tanto al momento to quiere decir que sus unidades, se parta de donde se parta para
del suceso infantil sino a un segundo momento, cuando el primer dibujar sus imbricaciones recíprocas y sus englobamientos crecien-
suceso cobra significación para el sujeto. Sólo cuando se re-significa tes, están sometidas a la doble condición de reducirse a elementos
lo experimentado éste adviene traumático. diferenciales últimos y de componerlos según las leyes de un orden
cerrado." 1!)
De lo anterior se desprende que, si bien existe un lugar signifi-
can te ligado a la posición, el sentido; no sólo se constituye a partir El párrafo anterior concreta lo hasta aquL expuesto y precipita
otra línea ya puntuada: si bien es cierto que se trata de unidades
de la posición de los significantes, sino también a partir de un
implicadas en una relación diferencial, estas relaciones están so-
tiempo nacido de un corte. Cronos y topos son aquí resignificados
metidas a lo que Lacan llama aquí "leyes de un orden cerrado".
en el campo significante.
Esto vuelve a interpolar la problemática de la estructura.

7] LA DIFERENCIA Y LO SINGULAR 8] ESTRUCTURA (II)


El significante, dijimos, se significa en una relación de posición
Una consecuencia que se desprende de lo hasta aquí expuesto es
con respecto a una cadena significante. Ahora bien, los significantes
que el sentido es un efecto de relaciones significantes, el sentido
de la cadena se determinan recíprocamente, ya que es la relación
es producido. El sentido aparece como consecuencia de articula-
entre ellos la que produce el sentido. Pero para que esto suceda
ciones diferenciales.
es necesario que sean diferentes unos de otros, ya que es a partir
de esa diferencia de un significante con respecto a otro por lo que Ahora bien, si el sentido es un efecto, efecto de articulaciones
significantes, estas articulaciones (que, como se señaló, hacen la
pueden vincularse.
Esta diferencia es posible a partir de la singularidad de cada estructura) son inconscientes. Es decir, si el efecto es aprehensible,
significante. Es la relación de una singularidad con otra singulari- el modo en que se estructura es inconsciente.
dad en un sistema diferencial lo que permite pensar la producción En el punto cinco de este texto se planteó que la estructura por
de sentido. Lacan dice en su escrito sobre "La carta robada": "Si excelencia es el lenguaje, ahora se plantea que la estructura es
hemos insistido primero en la materialidad del significante, esta inconsciente. Casi cae por su propio peso la definición de Lacan:
materialidad es singular. .. [más adelante vuelve sobre el tema] es el inconsciente está estructurado como un lenguaje.
que el significante es unidad por ser único ... " 18 Los sighificantes aparecen como singularidades diferenciales
que constituyen la estructura y la estructura se presenta como las

18
J. Lacan, "Seminario ... ", op. cit., p. 18. l!J J. Laca~1, "La insta ncia ... ", op. cit., p. 481.
34 HELÍ MORALES ASCENCIO
ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO
35
operaciones relacionales d e dichas unidades diferenciales . se organiza con relación a la metáfora. Tiempo de sustituibilidad.
La es tructura es operación, es función de relación, es presenti- Un significante es lo que no es otro significante y su vértigo es
fic ación d e un orden de posiciones. El significante es una unidad qu e es siempre sustituible por otro significante.
diferenciada con que opera la estructura. Decir que el inconsc ien te
Por otro lado, sería mejor d ecir, en otro vector, los significantes
es tá estruc turado como un lengu aje es presentificar lo a quí mos-
para h acer discurso se organizan según una concatenación de los
trado: "El inconsciente no es lo primordial, ni lo instintual, y lo mismos . Este ordenamiento en cadena responde a un ti empo es-
único elemental que conoce son los ele mentos del significante." 2 º labonante que tomaría el nombre d e diacronía. Éste es el modo
Ahora bien, si la estructura es un orden de operación y los temporal de la organización del discurso; es la ordenación "histó-
significantes sus elem entos, ¿cuáles son las operaciones de la es- ri ca" de los elementos significantes. Ordenamiento encadenado,
tructura? Lacan desarrolla ampliamente es ta dimensión en su texto relación d e vecindad; la m eto nimia es aquí la dimensión articula-
d e "La instancia de la letra". toria.
A partir de los mecanismos que Freud expusiera como los pro- Singularidades, dife r enciación, relaciones y tie mpo . La estruc-
pios d el sueño y de toda formación del inconsci ente, Lacan enun cia tura es precisamente esto .
dich as operaciones como leyes estructurales. Intentando resumir lo tratado en este punto citaremos a De-
Freud usando un lenguaj e importado d e la física, llama a las
leuze: "Toda estructura presenta dos aspectos: un sistema d e r ela-
dos funciones del inconsciente: condensación y desplazamiento. ciones diferenciales a partir de las cuales los elementos simbólicos
Lacan, desde una terminología proveniente de la retórica, las
se d e terminan recíprocamente, y un sistema de singularidades co-
llama metáfora y meto nimia respectivamente. rrespondientes a esas r elacion es que trazan el espacio de la estruc-
La metonimia, que equivaldría al "Verschiebung o desplazamien- tura. "22 Quizás habría que agregar: en relación con un ti empo
to'', aparece como la relación d e conexión d e un significante con estructural, organizado a p artir d e la sustituibilida d y la concate-
otro signifi cante. nación.
La metáfora que refiere a la Verdichtung o conden sación , e n Ja Tiempo y espacio: dos dimensiones d e la estructura.
teorización d e Freud, es la estructura por la cual se sobreimponen
Problematizar el tiempo y el esp acio d e la estructura m er ece e
los significantes en el mome nto de sustitución significante. Lacan implica un riesgo laberíntico.
indi ca "que es en la sustitución del significante por [el] otro signi-
Aquí se tomará solamente y a manera de ejemplo lo planteado
fi cante donde se produce un efecto de significación que es de por Lacan en su texto del seminario de la carta robada, pues
poesía o d e creación, dicho de otra manera d e advenimiento de creemos que hay en ello una demostración concreta de lo a quí
la significación en cues tión".21 dibujado en relación con el espacio estructural.
La metáfora y Ja m e tonimia para Lacan son, pu es, las oper acio-
Una d e las sorpresas que ofrece el texto de Allan Poe es la
n es de la estructura. posibilidad de que la policía encu entre la carta. Una carta qu e no
Se dijo: la es tructura posibili ta la ordenación de los signifi cantes; es tá p ero está. El problema del ¿dónde? es lo que atañe a este
ahora se agr ega ría que la m etáfora y la m e tonimia, e n tanto órdenes espacio d e relaciones .
relacionales, organizan su dinámica. Si un significante se significa e n relación con otro significante
La diacronía y la sincronía toman de allí su lógica. en una cadena es porqu e las relaciones estructurales así lo d ete r-
El "conjunto" de elementos significables, diferenciales y susti- minan. Ahora bieh, si el espacio -como se dijo- es relacional, no
tuibles en un tiempo de simultaneidad operante, p ero diferencial, h ay visibilidad de dichas r elacion es; es decir un espacio relacional
toma su dinámica en el campo de la sincronía. Este movimiento es un esp acio d e circuitos, de movimientos; ¿dónde buscar las

20
!bid.' p. 502.
21
!bid., p. 496 . n G. D ~l e u ze, op. cit., p. 50 .
HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO :~
36

relaciones?, ¿dónde encontrar el movimiento?, ¿es encontrable la nificante remite a otro significante, no a una cosa. En el momento
significación debida a la diferencia? en que hablo, hablo en relación con otras palabras y las cosas no
El astuto policía escarbó hasta en el último rincón, esculcó todos están sino como canto fúnebre. La palabra no existe en relación
los muebles, "buscó por todas partes" y no la encontró en "ningún con la e.osa sino con su canto, con su oración de sepelio. Con su
sitio". Sin embargo allí estaba; quizás la concepción que tiene el falta.
policía no es la misma que la del poeta y el matemático. No es lo Debido a esta doble dimensión de la falta se articula la cadena
mismo el empirismo "realista", propio de una cierta posición po- significante. En el origen (segunda dimensión) y en la actualización
liciaca, que la visión de quien piensa el espacio como relacional y misma del significante (primera dimensión ) la falta es causa del
diferencial. movimiento. Es porque en el origen de la significación hay una
Ante toda la problemática de la carta robada, Lacan hace de la perdida por lo que arranca el deslizamiento de significante en
"carta" un elemento que permite la relación con el significante, y significante, y es porque un significante sustituye a otro debido a
opina: " ... no puede decirse de la carta robada que, a semejanza de la función de lugar como falta por lo que puede metaforizarse
los otros objetos, esté o no esté en algún sitio, sino más bien que, como significante.
a diferencia de ello, estará y no estará allí donde está, vaya a donde Ahora bien, en el cuento de Poe a partir de la lectura de Lacan,
vaya." 28 la carta (la lettre) evidencia estas dimensiones. La carta no está sino
Que algo esté y no esté implica una presencia de una ausencia, en un incesante deslizamiento provocando con ese deslizamiento
dicho de manera más precisa, implica la presentificación de una las estrategias intersubjetivas. De la reina al ministro, del ministro
ausencia. Es exac tamente esta propiedad la que Lacan encuentra a Poe, de Poe al policía, del policía a la reina, de la reina a ...
en el significante: " ... el significante es [unidad por ser único]), no Su sustitución, su posibilidad de sustitución es no solamente
siendo por naturaleza sin.o símbolo de una ausencia." 2'1 evidente sino necesaria. El ministro sustituye la carta de un hombre
El significante "simboliza" una ausencia, es decir que su presen- a un mujer por el semblante de una carta con letra de mujer, Dupin
cia implica dos dimensiones de la falta: sustituye la carta comprometedora por una saldacuentas, el poli-
l] En tanto el significante se significa por su relación con otros cía sustituye la carta de las manos de Dupin por un papel no menos
significantes, lo que falta es otro (todos y cualquier otro) signifi- valioso llamado dinero, el policía a su vez sustituye el valioso do-
cante. Es decir que la presencia de un significante implica la au- cumento político amoroso por unos cuantos billetes y un lugar no
sencia de cualquier otro que hubiera podido ocupar ese lugar; el menos negociable en lo político, etcétera.
lugar del significante es el de la presencia de la diferencia y la Lo que se hace evidente tanto en el desplazamiento como en la
singularidad. Lugar de puro cambio de pura sustitución. Lacan sustitución de la lettre es que ésta determina las posiciones de los
dice jugando con la carta: "Es que sólo puede decirse a la letra que diferentes personajes de la trama. Aquí se encuentra precisamente
falta en lugar de algo que puede cambiar de lugar, es decir de lo lo que para Lacan constituye el motivo de tan elaborado texto,
simbólico." 2 " evidencia de que: "Es el orden simbólico el que es, para el sujeto
2] La otra dimensión apunta a la falta, como falta de la cosa. constituyente, demostrándoles en una historia la determinación
Lacan desde Hegel enuncia una relación fúnebre entre la palabra principal que el sujeto recibe del recorrido de un significante." 21 ;
y la cosa: la primera implica la muerte de la otra. En el campo de Es hora de problematizar la relación significante-sujeto.
'-
la significación la cosa no tiene lugar sino de ausencia.
En el campo del lenguaje, como se dijo anteriormente, un sig-

2 :; J. Lacan, "Seminario ... ", 0/1. cit., p. 19.


24
2
''
!bid.' p. 18 .
Ibid. , p. 19.
21; Ibid., p. 6.
38 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y Sl¿fETO 39
9] EL SIGNIFICANTE Y EL SUJETO ministro que recibió por su conducto la venganza de un no menos
astuto inglé~, fo pertenecerá acaso a alguien cuyo apego a la
Como se señaló al comienzo de este punto, nuestra intención es realeza inglesa se paga con unas cuantas libras esterlinas y un
mostrar la relación que existe entre la función del significante y premio rencoroso de consolación?, ¿un policía asustado y ambicio-
el sujeto. so será el orgulloso poseedor de tan sublime objeto de amor? No,
La lectura que Lacan hace del texto del escritor inglés le permite pues eso sí sería un horror. ¿Tendría el rey derecho a poseer la
desplegar su posición al respecto .. carta, debido a su rango?
En el punto anterior se demostró cómo la lettre funcionaba como Es evidente que nadie tiene la carta ni tampoco la posee, sin
significante. Funciona como tal, por todo lo expuesto en los puntos embargo cada uno depende de ella, de sus movimientos.
anteriores, pero fundamentalmente porque el sujeto es efecto de La reina, más bien la cabeza de la reina, pende de esa carta.
todo este movimiento significante . El poder del ministro y por lo tanto su vida entera se teje en
Es el significante el que d e termina al sujeto y no al contrario, este juego de estrategias políticas.
como pudiera pensarse en medio de una embriaguez filosófica El inspector apuesta no sólo su aumento de peso sino de rango
ligada a la autoconciencia. en la resolución y ejecución exitosa del enigma del robo.
La carta robada es un extraordinario ejemplo de ello. Dupin, tan astuto, necesita de la carta para desquitarse y quitarle
La primera evidencia de que la determinación de los personajes a la reina la posibilidad de pensar tranquilamente en problemas
viene del recorrido de la carta se especifica con relación a la te- de casas encantadas. Y así, las d ependencias se encadenan hasta
nencia de la carta, ¿es que el ministro tiene realmente la carta? el mismo Poe, Lacan y cualquier lector anónimo del cuento inglés.
No, es la carta quien lo tien e, pues la efectividad de la misma Lacan indica por esta vía que lo fundamental del texto de la
depende de su no uso, ya que una vez utilizada el poder de chantaje carta robada no era la inteligencia de Dupin, ni la ceguera del
sobre la reina desaparecería, y tal parece que el ministro no se policía, ni la psicología del ministro . El verdadero tema del cuento
inclina sólo hacia el lugar del canalla sino fundam entalm ente al es la carta, su trayecto y la determinación que precipita del papel
del astuto. ¿Acaso Dupin tiene la carta? Tampoco, pues el que esté de cada uno de los diferentes actores en la trama.
suspendida a la espera de un cheque la hace no pertenecerle sino
Citar aquí un largo pasaje de Lacan implica evitar la insensatez
como salvoconducto de la recompensa económica, es decir, como de parafrasearlo cuando su claridad es alucinante:
puro valor de cambio.
Es evidente que el inspector tampoco la posee pues él es quien Lo que Freud nos enseña en el texto que comentamos, es que el sujeto
más presionado está por entregarla a su destinataria oficial; el paso sigue el d esfiladero de lo simbólico, pero lo que encuentran ustedes ilus-
de la lettre por las manos del policía será tan corto como grande lrado aquí es todavía más impresionante: no es sólo el sujeto sino los
su ambición. sujetos, tomados en su intersubjetividad, los que toman filas ( ... ] y que
No son ni quien la escribió ni quien fuera su destina taria los más dóciles que borregos, mode lan su ser mismo sobre el momento que
que poseen la carta, pues es claro, en la trama, que el mensaje del los recorre e n la cadena significante.
primero no sólo no aparece, sino que sus renglones fueron mano- Si lo que Freud descubrió y redescubre de manera cada vez más abierta
1iene un sentido, es que el desplazamiento del significante determina a
seados poco cortésmente por más de dos. Respecto de a quién iba
los sujetos en sus actos, en su destino, en sus rechazos, en sus cegueras,
dirigida la carta, es transparente que la lettre no pertenecía a la ·n sus éxitos. 27
reina como tal, pues en tanto que dama real su vida privada no
sólo estorba sino que no existe.
Del rey, ni hablar.
No solamente la tenencia queda cuestionada sino la misma per-
tenencia: ¿pertenece a la reina por ser la burlada?, ¿o acaso al 27
]bid.' p. 24.
40 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 11

10] SIGNO, SIGNIFICANTE Y SUJETO que el sentido se realizaría en el espacio del significante, siendo
el significado un resultado, un efecto de la relación entre signifi-
Hasta aquí se ha señalado al sujeto como efecto de significantes. cantes.
Se ha puntuado que él es resultado del recorrido del mismo y, por Segundo, con la escritura del algoritmo, S/s una cierta ambi-
ende, que su posición depende de esas relaciones significantes. Sin güedad del texto saussureano quedaba puntuada. En las ediciones
embargo se hace necesario un punto más donde se problematice del Curso aparecen las tres representaciones arriba transcritas, don-
lo específicamente psicoanalítico de la relación entre el significante de el tercero de los esquemas produce un problema, ya que hace
y el sujeto. pensar el significado como imagen de una cosa, lo que podría
Si uno mira de cerca tanto el texto scibre la carta robada como plantear que el significante sería la palabra que representaría una
aquel sobre la instancia de la letra, se puede observar que la defi- imagen en tanto referente de una realidad, cuestión que llevaría
nición del sujeto no aparece ni claramente definida, ni específica- a concebir la lengua como una nomenclatura. Lo interesante es
mente señalada dentro del campo del psicoanálisis. Esto se debe que en la edición del Curso de 1986 se hace la aclaración de que
a que en esos años ( 1956 y 1957) la definición del significante el último esquema no pertenece a Saussure sino que fue colocado
seguía ligada, todavía, al signo saussureano. Veámoslo. allí por sus alumnos para supuestamente facilitar la comprensión.
Saussure introduce la relación del significante y e l significado Este problema queda de algún modo anulado cuando Lacan coloca
cuando enuncia su concepción del signo. Así, en el capítulo pri- al significado como puro elemento del lenguaje.
mero llamado "Naturaleza del signo lingüístico" de su Curso de Ahora, que Lacan produjese un algoritmo con las dos caracte-
lingüística general se lee lo siguiente: rísticas antes señaladas no impide visualizar ciertos problemas. El
más importante estaría referido al lugar del sujeto. El hecho de
El signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras, que puede ser que exista aún una relación del significante con el significado no
representada por la figura: permite a Laca n desprenderse de una estrecha relación con el
signo de Saussure, pero fundamentalmente le exige colocar en una
ambigua relación al significado con el sujeto. Si tanto el significado

1 j 1 "~;:::· j j 1 j como el sujeto son efectos del significante, ¿el sujeto estaría en el
lugar del significado?
Aunque parezca curioso, durante algunos años, precisamente
los referidos a los textos antes trabajados, el sujeto ocupaba el
[... ] Llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen lugar del significado y por lo tanto, se podría decir, no tenía un
acústica .. . Nosotros proponemos conservar la palabra signo para designar lugar específico.
la totalidad, y reemplazar concepto e imagen acústica respectivamente por En el escrito sobre "La instancia de la letra" de 1957 Lacan
significado y significante. 2s señala: "Pero todo este significante, se dirá, no puede operar sino
estando presente en el sujeto. A esto doy ciertamente satisfacción
A partir de este texto suceden, producidas por Lacan, dos cosas suponiendo que ha pasado al nivel [al piso, étage] del significado." 29
importantes. Más adelante, tomando el problema de la metáfora, dirá: "Este
Primero, efectúa una trasliteración del signo borrando la elipse franqueamiento expresa la condición de paso del significante al
y las flechas, así como colocando el significante sobre la barra y el significado cuyo momento señalé más arriba confundiéndolo pro-
significado debajo de la misma. Esto implicó, como señalamos, la visionalmente con el lugar del sujeto." 3 º
predominancia del significante sobre el significado y, sobre todo,
29
J. Lacan, "La instancia ... ", op. cit., p. 484.
28 F. Saussure, Curso de lingüística general (1916), Planeta-Agostini, 1993. 30
!bid.' p. 496.
42 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 43

Éste provisionalmente no alcanza a definirse en el año siguiente, 11] EL SUJETO Y LA ESCRITURA


ya que Lacan en su texto "De una cuestión preliminar a todo
tratamiento posible de la psicosis", escrito en 1957-1958, trabajan- Pero aún queda un punto oscuro: ¿cómo se produjo este pasaje
do precisamente la metáfora paterna, ubica al sujeto otra vez ligado del signo saussureano al significante lacaniano? ¿Qué se introdujo
al significado.~ 1 para que Lacan pudiera prescindir del signo de Saussure y labrar
su propia concepción del significante? Avancemos la respuesta, lo
Nom du pere Désir de la mere

Ph~Ius)
que permite este pasaje es la es critura. Lacan lo dice textualmente
- Nom du pere
Désir de la mere Signifié au sujet ( el 6 de diciembre de 1961: "Para soportar aquello que lo designa
[al significante], se hace necesaria una letra [ ... ] y voy a intentar
Será necesario esperar hasta el seminario de "La identificación" mostrarles en la letra justamente esta esencia del significante por
de 1961-1962 para que la definición del significante sea específi- la cual se distingue del signo."º"
camente psicoanalítica. Y esto sólo puede suceder si en la definición La escritura, la función de la escritura, p ermitirá a Lacan aban-
del mismo se incluye la del sujeto. Lacan va a definir en ese semi- donar el signo de Saussure con relación al significante, gestando
nario tanto el signo como el significante. Allí dirá: el signo es lo una exclusión de la dimensión del significado.
que repres en ta algo para alguien y el significante será lo que re- Hasta hace algunos puntos habíamos definido el significante
presenta a un sujeto para otro significante. Se abren aquí dimen- como aquello que no era otro significante. Lacan, en el seminario
siones fundamentales para pensar la propuesta de Lacan sobre el de la identificación, avanza por esta vía pero introduciendo la
sujeto y el significante. Primero, el sujeto no ocupa más el lugar dimensión de la identidad. En la clase antes mencionada escribe
del significado sino que es aquello qu e hace lazo entre significan- A = A, de donde resulta que la primera A, a pesar de ser parecida
tes;º2 esto permite definir en el campo del psicoanálisis tanto al a la segunda, no es igual a ella, sino precisamente diferente. Aquí
sujeto como al significante. Segundo, al disolver la relación signi- el problema que se introduce es el de la identidad. Un significante,
ficante y signo, la independencia del significante no se realiza sólo en el momento en que ocupa otro lugar que un significante que
con respecto al significado (como en 1956 y 1957) sino precisa- parece idéntico a él, es diferente. Es decir que si la primera A es
m ente al signo. Con esto se rompe toda relación con la propuesta diferente de la segunda es por el lugar que ocupa. Lacan va a
saussureana y sus definiciones de significante y significado. Es la trabajar precisamente la identificación señalando que la identifi-
clarificación del lugar del sujeto lo que hace gestarse la diferencia cación esta ligada a la diferencia. Si alguien se identifica a otro, la
entre el significante lingüístico y el psicoanalítico. El sujeto sigue identificación no generará una igualdad sino una diferencia. Sólo
siendo efecto del significante pero su función es gestar la relación porque alguien es diferente a otro puede "desearse" o producirse
entre los significantes y no aparecer como significado. El sujeto es una identificación: "es porque soy diferente por lo que quiero ser
efecto d e l significante pero también aparece realizando el ac to del igual al otro"; sólo que la identificación no llevará a -la igualdad
movimiento del lenguaje. Con esta concepción, el sujeto encu en tra sino a la diferencia, esta (A) es parecida a esta (A) pero no igual
un lugar en la estructura, es efecto pero también puente entr e y por lo tanto diferente. De allí que Lacan defina el significante
significantes; es la condición del lazo entre significantes, ¿podría en ese seminario como aquello que no es idéntico a sí mismo.
pensarse el problema d e la estructura en psicoanálisis sin incluir Ahora, en A = A, lo que permite la diferencia es la escritura como
a l sujeto? Está claro: no. asiento material de dos lugares. Pero ¿por qué tiene la escritura
es ta posibilidad? Porque en la escritura aparece el puro trazo di-
31 rerencial sin referente alguno.
J. Lacan, "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psi-
cos is", op. cit., p. 6'19.
2
:i Algunas de las ideas ele este apartado y el siguiente surgen d e las propuestas
que Cuy Le Gaufey hace en su li bro L'incomplétu.de du. symboliqu.e, París, EPEL, 1991. 33
J. Lacan, "L'identification ", seminario inédito de 1961 -1 962 .
44 HELÍ MORALES ASCENCIO ESTRUCTURA, SIGNIFICANTE Y SUJETO 45

Para clarificar, será necesario ejemplificar a partir de lo que El primero es aquel en el que el hombre primitivo, que dispone
ocurrió con Lacan en aquellos años y que él mismo relata en su de una cantidad específica de medios de expresión, produce algu-
seminario. nos que son transitorios y otros no. La escritura aparece como el
Lacan cuenta que visitando el museo de Saint-Germain quedó modo de expresión privilegiada del lenguaje que persiste en el
fascinado ante la visión de la escritura de marcas (un palito, un tiempo.
trazo, después otro) sobre un hueso de un antiguo mamífero. Pero El segundo periodo corresponde a aquel en que "un signo de
¿qué fue lo que produjo la fascinación del psicoanalista? Que pre- escritura lleva a sugerir toda una frase".:1s
cisamente allí se hacía evidente que la función de la escritura es El tercer periodo representa un progreso significativo: el signo
marcar la superficie del tiempo donde el trazo no es sino la dife- no evoca más una frase sino que designa una palabra. Aparece lo
rencia sin referencia. Los trazos en el hueso no permiten saber de que llamamos escritura analítica o ideográfica. Wortschrift, escritura
qué se trató. ¿serían trazos de animales cazados, de lunas contadas, de palabras, dirían los alemanes.
de amores perdidos? Quizá para aquel que lo escribió, pero una El cuarto periodo encierra una paso también decisivo: la escri-
vez que se convirtió en escritura de una marca diferente de otra tura deviene la marca de sonidos diferenciales. La conocemos como
marca, para quien lo lea en la espesura del tiempo, esos trazos .no escritura fonemática.
designan ni objeto, ni referente, ni concepto alguno . No hay po- ¿Qué retoma Lacan de todo este recorrido? La evidencia histó-
sibilidad de ligarla a ningún significado. No hay ni representación rica d e que la letra surge del borramiento de todo referente. Antes
ni significado, sólo trazo de diferencias. La disolución de la relación se pensaba que 8 podía representar un toro, hoy sabemos que
del significante (como pura diferencia) con cualquier referente o es el origen de la a y tal letra nada tiene que ver ni con toros, ni
concepto permite pensar precisamente la naturaleza del significan- con imágenes, ni con cosas; es un vaciamiento radical de referente.
te como tal. Para Lacan esto implica que la letra es el vaciamiento de todo
Ya no sólo no puede haber cabida al error introducido por los significado; la letra no necesita d e l significado, éste deviene nada.
alumnos de Saussure al dibujar un árbol en el lugar del concepto, Tampoco el significante necesita, entonces, del significado.
sino que el significante nace del borramiento de toda vinculación Ahora sí, el significante librado del significado por la función
con cualquier cosa, con cualquier referente. Un significante es la de la escritura puede dar cabida y lugar al sujeto como aquello
escritura de la diferencia; es la marca diferencial del borramiento que liga, que vincula a un significante con otro significante. Guy
de la cosa. Este borramiento del referente, esta desvinculación Le Gaufey lo diría así: "La promoción del significante en tanto
radical con el concepto vacía totalmente al significado. El signifi- cadena de elementos discretos permite a Lacan replantear la cues-
cante no remite a ningún significado, es la escritura de ese borra- tión del sujeto como aquel que hace lazo, no más entre repre-
miento. sentaciones porque los 'borramientos' han disipado la atadura rep-
Pero ¿esta función de la escritura le vino a Lacan por una ocu- resentativa del signo a su cosa, sino entre significantes literaliza-
rrencia genial, y a partir de ello puede replantear todo su pensa- dos."%
miento sobre el signo? No, no bastó con la ocurrencia, hubo que Al final de este texto podemos decir que sólo la escritura per-
ir a la historia de la escritura para mirar allí lo acertado de lo 111itió el surgimiento de una posición del sujeto tal como Lacan lo
pensado. li ará funcionar por muchos años. Sólo de la relación del sujeto y
Así, Lacan recurre a un gran libro llamado Histoire de l'écriture, d significante materializada en la letra pudo surgir una concepción
de James G. Frevier, 34 para constatar la función de la escritura y psicoanalítica del sujeto y por ende su lugar en la estructura. Ter-
su historia. Allí el erudito autor de este texto muestra cómo la 111inemos con una frase de Lacan del 6 de diciembre de 1961 que
escritura se desarrolla en cuatro tiempos.
:is Jdern.
34
J Frevier, Histoire de l'écriture (1959), París, Payot, 1984.
% G. Le Gaufey, ojJ. cit., p. 165.
46 HELÍ MORALES ASCENCIO

resume lo aquí planteado: "El nacimiento del significante a partir LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA
del signo. ¿Que quiere ello decir? Es aquí donde se inserta como
tal una función que es aquella del sujeto, no del sujeto en el sentido FRIDA SAAL
psicológico, sino del sujeto en el sentido estructural."

Cuernavaca-Coatepec-D.F., 1996

El principio de este artículo fue la expresión la carta forzada de la


clínica, que recordaba claramente haber leído en algún texto es-
crito por Lacan. Pero poco faltó para que el encabezamiento fuese,
en definitiva, la carta robada de la clínica. Viene al caso relatar la
a nécdota.
La idea del título surgió cuando leí, en una revista que me
merece el máximo de los respetos, 1 un artículo, muy bien trabaja-
do, 2 que despertó U:na fuerte reacción emocional, transferencia!
diría, en mí por lo que ahí pude leer, se trataba de un artículo en
el que se presentaba un caso clínico y donde se hacían afirmaciones
arriesgadas acerca de los personajes reales y del papel que ellos
jugaban en la determinación y en el destino de la enfermedad del
paciente. Lo que me resultaba claro era que el analista que pre-
se ntaba el caso clínico estaba fuertemente comprometido con el
material y que en su relato tal vez hablaba menos del paciente que
de él mismo .
Sobre la base de ese artículo pensé que el trabajo que debería
realizar podía ampliarse, partiendo del caso en cuestión, a muchos
otros y, quizás, en cierta medida, dar lugar a una pregunta que
tuviese validez en todos los textos psicoanalíticos en los que se
presenta material clínico. Tenía el recuerdo de que la carta forzada
'le la clínica era una expresión usada alguna vez por Lacan. Res-
paldada por esa vaga memoria me puse a trabajar pero cuando,
(' On el artículo prácticamente terminado, quise precisar la referen-
C' ia, el duende del inconsci ente se hizo presente, y no pude encon-
trarla. ¿Amnesia focal? Tampoco podía localizarla la gente a la que
rc.:c urrí -todos ellos muy versados en Lacan- para que subsanase
111i olvido y confirmase la veracidad ele mi recuerdo. Todos reco-

1
Tres al Cu.arto. Actualidad, Psicoanálisis y Cultura, Barcelona, 1993-1995.
2 A. Berenstein, "En nombre de Tánatos'', Tres al Cuarto, núm. 3, 1994, p. 6.

[47]
48 FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA '1!)

nacían haberse topado alguna vez con la bendita frase; su topos que su presentación de enfermos en Sainte Anne ha sido constante
en la hojarasca lacaniana era el problema. y prolongada, pero eso tiene una dimensión diferente. Allí el pú-
Pero como hemos aprendido a no ceder en lo que sí importa, blico era convocado en tanto que testigo de la producción de un
terminé por hallar la referencia en Subversión del sujeto y dialéctica acontecimiento inédito y no en tanto que escucha de algo ya acon-
del deseo y descubrí entonces que el traductor no era ajeno a la tecido. Es un hecho que Lacan fue siempre renuente a la común
d esorientación mía y de mis colegas. Dice allí Lacan: "No lo tomen exposición escrita de casos practicada por los psicoanalistas.
a mal, evoco al sesgo lo que me resisto a cubrir con e l mapa forzado En sus Escritos Lacan hace referencias a la práctica clínica de
de la clínica"; 3 la versión en francés dice: "Ne boudez pas,j'évoque otros. En una enumeración que no pretende ser exhaustiva, pode-
de biais ce que je répugne a couvrir de la carte forcée de la clinique" 4 mos mencionar sus comentarios sobre "el hombre de los sesos
(cursivas mías en ambos casos). El sintagma que nos interesa, y en frescos" de Ernst Kris 7 y donde el problema del que se trata se
particular e l vocablo carte, podría traducirse tanto por la carta relaciona con el tema del plagio, tema sobre el que tendremos
forzada de la clínica como por el mapa forzado de la clínica. Las dos opo rtunidad de volver, también nos habla del sueño del Fly-tox,
traducciones son formalmente válidas pero sólo una de ellas es la del paciente de Ruth Lebovici, 8 y llega a mencionar, de sus casos,
correcta, la carta descartada por el traductor. el sueño de la esposa de un paciente, 9 sueño sobre el que trabaja
No está en mi ánimo criticar el trabajo ímprobo de Tomás Se- porque es su paciente quien lo trae y por los efectos de interpre-
govia en la temeraria tarea de traducir los Escritos de Lacan. Sin tación que allí señala. Encontramos por otra parte una recurrencia
embargo, en esta opción de traducción hay algo que se pierde, y inagotable a los casos de Sigmund Freud, tomados siempre como
como siempre, lo que más nos interesa como analistas es aquello paradigmas de las estructuras clínicas y de los comentarios sobre
que se pierde porque la carta forzada de la clínica es una expresión la experie ncia del psicoanálisis.
que tiene, en el francés coloquial, un sentido que es ni más ni ¿cómo e ntender que el autor más influyente del psicoanálisis
m enos que el siguiente: "La carta a jugar que el prestidigita dor después de Freud, en un texto tan profuso y multifacético como
fuerza al espectador a extraer, mi entras éste cree e legirla"; o tam- la recopilación de los Escritos d e Lacan hasta 1966 y después, en
bién: "Una so lución imfJUesta por otro o una acción que hay que la no escasa producción del periodo que va hasta su muerte en
cumplir a pesar de uno"" (cursivas mías). 1981 , haga tan poco uso de materiales clínicos siendo que el psi-
Esto nos pone a reflexionar acerca del alcan ce de la expresión coanálisis tiene una base y ella no es otra que lo que se dice en
lacaniana en cuanto a la carta forzada de la clínica. un análisis y que llegue al extremo d e referirse a la exposición de
Es aquí donde quisiera, a destiempo, insertar un epígrafe que casos como el recurso a la carta forzada de la clínica?
es ya un intento por comprender este dictum lacaniano: Ensayaré algunos intentos de explicación. No pretendo con ello
"iOh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin dar la clave de lo que quiso decir Lacan, no existe tal posibilidad,
crearlo !"ti pero no serán vanos ciertos intentos de aproximación.
Se nos plantea también a nosotros un interrogante, una pregunta Primera aproximación: cuando hacemos una presentación clíni-
que muchas veces hemos escuchado de distintas bocas que son ca, la exposición ejemplifica lo que se quería demostrar, en con-
solidarias de oídos no siempre ingenuos: ¿por qué en la obra de secuencia, estaba ya presupuesto desde antes y funciona entonces
Lacan las referencias a los casos clínicos son tan escasas? Es cierto sólo como manera de ilustrar una idea, una representación, una
concepción preformada (fon prej uicio?) del autor. Se ve muy bien
·n eso que se da en llamar viñetas clínicas.
:i J. Lacan, "Subversión del suj eto y dialéctica del deseo en el inconsc iente
freudiano", en Escritos, México, Siglo XXI, p. 780.
4
J. Lacan, Écrils, París, Seuil, 1966, p. 800 . 7
J. Lacan, op. cit., p. 579.
"Dictionnaire dufranrais vivant, Bibliograf, S.A. Artícu lo "Carte". 8
!bid., p. 590 .
ti J. Gorostiza, Muerte sin fin, México, Fondo de Cultura Económica, p. 119. 1
' Jbid., p. 611.

'"
50 FRIDA SAAL
LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 51
Segunda aproximación: tal vez la curiosa expresión lacaniana
Por el contrario , se trata de proseguir con la empresa hasta los
ponga en evidencia el salto sobre un abismo insondable que hay
límites de la imposibilidad. Utilizando la diferenzia (différance ) derri-
en tre la producción de una verdad, que se da en la situación analítica
deana, llegar al encuentro fallido con la cosa, para que se produzca
y que es efecto del acto analítico, y la elaboración como saber que
así otra cosa. Se trata de desviar la vista e indagar por el fragmento
implica cualquier exposición de material clínico. Tal es el sentido
d e verdad que se produce en la presentación del material clínico,
de la invocación al poema de Gorostiza propuesto casi como epí-
p ara ver emerger esa verdad en otra parte, en un lugar diferente
grafe de mi trabajo. Alude al espacio inmenso, infinitamente p e-
de donde suponíamos hallarla.
queño o infinitamente grande, que separa al saber de la verdad.
Por estas razones es que, si elijo un material que no es mío, y
Tercera aproximación: toda presentación clínica crea un efecto
en este caso elijo nada más y nada menos que cierto material de
de metalenguaje, se cree relatar un pasado, tomado como discurso
Freud - el caso Schreber-, no es para excluir la responsabilidad,
del analizante , cuando lo que se produce es un nuevo discurso ,
ya que uno asume la responsabilidad también en su comentario,
puesto que ha cambiado el suj e to de la enunciación, y donde el
lo firma, lo expone a la verificación o falsificación por parte del
expositor ha pasado al lugar d e analizante. Quien habla expone la
otro.
castración, la suya propia. Es lo que enco ntramos constantemente
Pudiera suceder que mi texto acabe por parecer irreverente.
en la práctica ele la supervisión.
Corro el riesgo , asumiendo que también la irreverencia es capaz
Si buscamos lo que conjunta estos tres intentos de explicación,
de ser un avatar del homenaje.
veremos que ellos ponen en evidencia nada más y nada menos que
Lo que voy a presentar no pretende ser nuevo ni inaudito y
los callejones sin salida ( impasses) planteados por la transmisión ele
co menzaré por mencionar las fuentes de mi reflexión . Esto res-
la experiencia analítica.
ponde a una idea que se expresaría así: yo no quiero ser original,
¿Habrá alguna relación entre este juego con la carta forzada de
porque la pretensión ele originalidad raya en la locura.
la clínica y la proposición de esta experiencia difícil y hasta ahora
Las fuentes a las que recurro son: el texto de Freud, Puntuali-
poco fecunda y muy discutible de la passe? Pues la passe pareciera
zaciones psicoanalíticas sobre un caso de jJaranoia descrito autobiográfi-
un intento de saltar esta hiancia, este ineludible forzamiento, por
r:amente, 10 el libro ele Daniel Paul Schreber, 11 que se supone que es
parte del analista que expone un caso y de devolver la palabra al
la fuente de donde partió Freud, un libro de Chawki Azouri, j'ai
analizante. La presentación de un caso clínico, por rigurosa que
réussi la ou le paranoiáque échoue, 12 el Diario clínico ele Sandor Fe-
se quiera, conlleva siempre la pregunta, ¿quién habla cuando el
rcncziu, los volúmenes de la Correspondencia d e Freud con Ferenc-
que expone , cuando el que escribe, represe nta a otro que en su 1 17
z i,14 conJung, " con Abraham, Hi algunos textos de O. Mannoni,
momento h abría hablado pero que ya no está ahí para firmar o
un libro de Franc;ois Roustang 18 y algunos elementos tomados de
para contrafirmar lo que se le atribuye? ¿quién es el analizante,
quién el analista, quién habla, quién escucha, quién e scrib e , quién
111
lee, cuando se re-produc e más que se repite lo que se ha dicho en S. Fre ud, "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (de-
un análisis ? 111.cn tia parano ides) descrito autobiográficarnente", Buenos Aires, Arnorrortu, t.
X II , p. l.
Pareciera que luego d e esta introducción la conclusión podría 11
Daniel Paul Schreber, Mémoires d'un né11ropathe, París, Seuil, 1975.
ser de franco escepticismo sobre la posibilidad de transmitir lo 1
~ Chawki Azouri, ]'a i réussi la oü le f;aranofaqne échoue, París, Denod, 1991.
sucedido en una sesión o en un análisis y que lo mejor que se i :; S. Ferenczsi, Diario clínico, Buenos Aires, Conjetural, 1988.
11
puede hacer es callar. Sin embargo, no es ésa nuestra respuesta. ' S. Freud-S. Fe renczi, Correspondance, París, Cal man-Lévy, 1992, t. l.
1
'' Th e Freud}u.ng lerters, Princeton, NJ., Prince ton University Press, 1974.
Estamos ante una situación paradójica, donde lo que d ebe hacerse,
lli S. Freud-K. Abraharn, Correspondance, París, Gall imard , 1969.
frente a la imposibilidad de decir la verdad, es seguir hablando. 17
O . Mannoni, "El análisis original" , en La otra escena. Claves de lo imaginario,
El hecho de plantear las limitaciones inherentes a toda presenta- llu c no s Aires, Amorrortu, 197<\, pp. 87-99, y "La patogénesis de la creación" , en
ción de material clínico no excluye la necesidad de su elaboración. /li1·ciones vienesas , Madrid, Fundamentos, 1980, p . 151.
1
H F. Roustang, Un funesto destino, México, Prem iá, 1980.
52 FRIDA SAAL l.A CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 53

la autobiografía de C.G.Jung. 19 Poner en juego algunas referencias cono ciendo después que se había olvidado de lo que Fliess le co-
cruzadas de esta bibliografía nos deparara innúmeras sorpresas. municara. Sin embargo en ninguna de las múltiples reediciones
La pregunta de la que propongo partir es, ¿de quién habla Freud de sus Tres ensayos de teoría sexual hizo nada para corregir o salvar
cuando dice hablar de Schreber? (Planteada así la cuestión ella el presunto "olvido").
conlleva ya una sospecha, el referente de Freud no es quien él Todo esto que aparece marcando al psicoanálisis desde sus co-
señala como tal o, por lo menos, no sólo trata de quien él dice mienzos y que vemos a lo largo de su desarrollo, en particular en
que está hablando. Si la respuesta fuese que habla de otro se el caso Schreber, y que culmina con la noción de conocimiento
abrirían entonces nuevos interrogantes acerca de los motivos para /Jaranoico, no deja de interpelarnos en relación a nuestra práctica
este cambio del referente y de las consecuencias que ello acarrea como una profesión delirante.
sobre el sentido de la exposición.) M. Teste -el personaje creado por Paul Valéry, su heterónimo-
Seguramente somos muchos los que recordamos que Octave ya dijo algo al respecto y Lacan no lo dejó pasar citándolo en su
Mannoni escribió un artículo que hizo historia y que llevaba por tesis:
título El análisis originario, en el que plantea que, lejos de haber
hecho un autoanálisis -condición que Freud mismo planteaba co- París encierra, combina y consume a la mayor parte de los hombres bri-
mo imposible- Freud se analizó, sin saberlo claramente, con Fliess llantes e infortunados cuyos destinos los han llamado a seguir las profesiones
rlt!lirantes. Llamamos así a todos estos oficios cuya materia prima es la
a quien hizo objeto de su transferencia atribuyéndole un saber:
o pinión que los otros tienen de uno. Las personas que los ejercen, abo-
"Pero no hay duda de que el primer análisis terapéutico, que fue
(' ado s a una eterna candidatura, están siempre necesariamente afligidos
también el primer análisis didáctico, haya sido semejante a la pri- de cierto delirio de grandezas que un cierto delirio de persecución atra-
mera cura preventiva de una paranoia. Y esto no carece de impor- viesa y retuerce sin cesar. En este pueblo de únicos reina la ley de hacer
tancia, ya que hay una cierta relación entre el conocimiento para- lo que nadie nunca ha hecho antes y lo que nadie nunca hará.
noico y el saber fundado en el deseo inconsciente." 2º Mannoni
señala con agudeza que la ruptura entre Freud y Fliess sobrevino Ésta es la inquietud que nos lleva a aproximarnos al material
cuando el de Berlín produjo un delirio de saber, mientras que el de que hoy abordaremos y que nos obligará a revisar detalles y epi-
Viena elaboraba un saber sobre el delirio, algo radicalmente diferente. sodios de la vida de Freud y de su entorno.
Las acusaciones de plagio, de robo de ideas y de primacía en la En distintos momentos de sus confesiones autobiográficas dice
elaboración de los conceptos, no faltaron. Freud que en su vida siempre necesitó de dos personajes, esenciales
La disensión entre los dos hombres es suficientemente conocida para él, un amigo con quien compartir (casi) todo, alguien como
para que no nos detengamos en ella. Incluyó reclamos sobre la 111iess, como su otro yo, como Jung, como Ferenczi, sin que esta
paternidad del concepto de bisexualidad, acusaciones por supues- lista sea exhaustiva, y también un enemigo. Y se ha visto que,
tos "olvidos" y resentimiento recíproco. Luego de la publicación muchas veces, estos dos personajes coincidían en la misma persona,
de Sexo y carácter, donde Otto W eininger hacía uso d e la idea de .1 u nque no en el mismo tiempo.

bisexualidad, Fliess le reclamó a Freud que tal concepción le llegó ¿Evoca esto algo de la tesis de Freud en su interpretación del
a W eininger a través de Swoboda, un alumno de Freud al entender r aso Schreber, acerca de que el objeto perseguidor es el mismo
de Fliess. La respuesta de Freud consignaba que Swoboda era su que anteriormente fue el objeto amado?
paciente y no su discípulo, pero, además, no le otorgaba ningún En el caso Schreber, el que aquí nos ocupa, dice Freud: "La
crédito a Fliess en la elaboración del concepto. (Freud acabó re- 1wrsona ahora odiada y temida a causa de su persecución es alguien
qu e alguna vez fué amado y venerado." 21 El punto en cuestión es
1 1
~ C.G.Jung, Memories, dreams, reflections, recopilado y editado por Aniela Jaffé,
Nueva York, Vintage, 1989. ·
20 1
O. Mannon i, "El análisis original", o/J. cit., p . 89. " S. Freud, "Puntualizaciones ... ", ojJ. cit., p. 39.
54 FRIDA SAAL 55
LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA

el d el pasaje de Flechsig, el alienista que atendía al p aranoico, de en la que daba cuenta de su versión de lo acontecido; el tenor de
su condición de personaje admira do a la de p erseguidor nocivo. esta carta es bastante diferente de la que había escrito a Ferenczi :
Preguntar si esta afirmación se d eriva del material provisto por "Mi compañero de viaje es un sujeto agradable, pero soñador en
el libro de Schreber o si tiene otro origen no es aventurado, Freud un modo perturbador y su actitud hacia mí es infantil. No cesa d e
sostiene que esto provi ene del estudio de una serie de. casos de admirarme, lo cual me desagrada, y probable mente es sumamente
delirio persecutorio y él mismo confirma la validez de la pregunta crítico respecto a mí en su inconsciente cuando me relajo. Él ha
cuando se adelanta a nuestras dudas con la sigui en te aclaración: sido demasiado pasivo y receptivo permitiendo que todo sea h echo
"Pero -se objetará- en ningún jJasaje se dice expresamente que la para él como una mujer, y realmente no tengo suficiente homose-
temida mudanza en mujer deba cumplirse en beneficio de Flechsig. 22 xualidad en nií para aceptarlo como tal. Estos viajes despiertan en
Freud insiste no obstante con su hipótesis y sigue adelante ela- mí un gran anhelo por una verdadera mujer." 24
borando la relación entre el paciente y su perseguidor, Flechsig, Subrayamos esta frase porque, en el análisis del caso Schreber,
en su doble aspecto de amado y odiado como expresión de la al preguntarse Freud por las condiciones desencadenantes de la
relación ambivalente del hijo con e l padre. enfe rmedad , señalaba la ausencia de la mujer de Schreb er con
Si abordam os el caso Schreber no es por una elección accidental. motivo d e un viaje. Freud dic e que ella funcionaba como factor
La frase que da título al lib ro de Chawki Azouri, "he triunfado allí de conte nción de la pulsión homosexual. La conclusión es que al
donde el paranoico fracasa", puede leerse en una carta de Freud a faltar una verdadera mujer es cuando la pulsión homos exual puede
Ferenczi del 6 de octubre de 1910, después de las famosas vaca- cobrar emp uj e.
ciones que ambos compartieron en Sicilia. Se había suscitado allí Si sistem atizamos d e modo r esumido el abordaje que Freud hace
un insistente reclamo de Ferenczi hacia Freud, el discípulo húngaro de este caso paradigmático podríamos sintetizar así:
esperaba entablar una situación de confianza recíproca y poder - Comi enza por relatar el delirio d e Schreber.
ser el receptor de todas las confidencias d e Freud. En su respuesta - Hace su intento d e inte rpre tación, el perseguidor es, como
le escribe Freud: "Yo ya no tengo ninguna n ecesidad de esta aber- ya hemos dicho, el p erso n aj e anteriormente amado y el delirio
tura total de la personalidad ... Desde el caso Fliess, en cuya supe- persecutorio es la respuesta a la e closión d e una pulsión de n a tu-
ración Ud. justamente me h a visto ocupado, es ta n ecesidad se ha raleza homosexual intolerable para el sujeto.
extinguido en mí. Una parte de la investidura homosexual ha sido - Define el delirio no como la enferm e dad sino como siendo
retirada y utilizada en el acrecentamiento de mi propio yo. He ya un intento d e curación. El delirio m egalomaniaco, que lo r e-
triunfado allí donde el paranoico fracasa." 2 :1 No e s aventurado contex- concilia con la idea intolerable, pasa por la idea de transformarse
tualizar la exp r esión, es Freu d m is mo elaborando la ruptura de la en mujer para se r la muj er de Dios, y así procrear la casta de los
relación con Fliess lo que le permitirá triunfar en donde Fliess hombres nu evos. La frustración por la falta de hijos e n el matri-
fracasa. En su correspond encia Freud no deja de citar la bella monio de Schreber, la definitiva imposibilidad de procrear, aparece
paranoia que Fliess d esarrolló posteriormente. Otro punto de fric- así como un coadyuvante, p ero no es considerado como factor
ción entre ellos fu e un supuesto convenio para trabajar en co ajun-
central o d ecisivo del delirio .
to; p ero sin duda e ra diferente lo que am bos entendían p or trabajar - Considera como factor d esencadenante a la pulsión homose-
juntos y cuando Ferenczi sintió que su papel se había reducido al
xual. Si insistimos en es te aspecto es porque dentro de poco nos
de un escriba sobrevino un desacuerdo; decepcionado, planteó su
tendremos que ver con la interpre ta ción de Lacan acerca de este
reclamo.
material y señalar las diverge ncias de éste con Freud. (Remitimos
A propósito de este incidente Freud escribió a Jung una carta
nuevamente al libro d e Azouri (véase la nota 12): en el capítulo 2,
que lleva por título "¿Homosexualidad o procreación?", r ealiza allí
22
!bid., p . 4 1 (cursivas mías).
2
~ S. Freud-S. Ferenczsi, op. cit., carta 171 , p. 231 (cursivas mías). 24 S. Freud-C.G. Jung, op. cit., carta 212, p. 353.
56 FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 57
un agudo análisis de esta temática). Los caminos de la asociación paranoia en la eclosión de una pulsión homosexual y su mecanismo
por los que Dios representa al padre en el delirio de Schreber son productor no sería otro que la represión.
explicitados por Freud y justificados de la siguiente manera: No se trata en esta exposición de cuestionar el abordaje de
Freud, sino de poner en correlación este esquema de personajes
Para que Ja introducción del padre en el delirio de Schreber nos parezca
amados y odiados, perseguidos y perseguidores, en el contexto de
justificada, es preciso que sea útil a nuestro entendimiento y nos ayude
a esclarecer unas singularidades del delirio que no atinamos a reducir a las relaciones que estaban en juego en el momento de la elabora-
concepto. Recordamos, en efecto, los rarísimos rasgos que hallamos en ción del material, para dejar vigente la pregunta, ¿de quién habla
el Dios de Schreber y en la relación de Schreber con su Dios . Era la más Freud cuando analiza el caso Schreber?
asombrosa mestura de crítica blasfema y rebeldía con una respetuosa No sería excesivo traer a cuento y subrayar aquí que lo que
devoción. 25 Freud y Ferenczi iban a trabajar juntos y que diera origen a la
reclamación por la función secretaria! atribuida al de Budapest y
La pulsión homosexual recae así sobre Dios-Padre amado y odia- al desacuerdo que ya hemos mencionado era justamente el caso
do, adorado y vituperado. La imposibilidad de Schreber de elaborar Schreber.
su "complejo paterno" lo colocaría en esa situacióri crítica. La La relación de Freud con sus amigos, discípulos y analizantes
posición de Freud respecto al papel del padre de Schreber, en el estuvo marcada por el fuego de la pasión por el saber e incluía
episodio delirante de éste es, por decir lo menos, contradictoria. aspectos homosexuales que no se les escapaban. Hemos mencio-
Por un lado, en la correspondencia con Ferenczi sostiene: " ... El nado la relación Freud-Fliess, ciertos incidentes de la relación
viejo doctor Schreber habría hecho 'milagros' como médico. Pero Freud-Ferenczi, y ahora nos centraremos en la relación con Jung.
aparte de esto era un tirano doméstico que aullaba contra su hijo Los desarrollos posteriores que llevaron al al<".jamiento y a la rup-
y lo comprendía tan poco como el 'dios inferior' comprendía a tura de Jung con Freud y con el movimiento psicoanalítico y el
nuestro paranoico." 2 1> Por el otro, leemos con sorpresa en el texto hecho de que Jung se orientara por ese entonces hacia una sim-
dedicado al caso de Schreber: "Uno podría formular esta conjetura, bología universal imbHida de misticismo, han formado una pantalla
la tonalidad esencialmente positiva del complejo jJaterno, el vínculo que nos impide ver lo que estaba en juego en esta disputa y cual
(que podemos pensar no turbado en años posteriores) con un padre <Ta el carácter de la relación entre estos dos hombres. Es una
excelente, posibilitó la reconciliación con la fantasía homosexual y, re lación de hainamoration que llega a una ruptura. Es ambigua, es
así, el decurso restaurador." 27 ¿cual es el padre, que Freud necesita virtualmente into lerable, la posición en la que están instalados los
salvar a toda costa? di scípulos en relación con el maestro cuando el maestro es el
- Luego de plantear sus hipótesis interpretativas Freud pasa a <rcador de una nueva discursividad y los convoca a su lado para
preguntarse por el mecanismo propio de la estructura paranoide participar en la empresa del saber, en el descubrimiento de un
y propone dos opciones, proyección o represión. La opción de la 1111 cvo mundo.
proyección como mecanismo productor es descartada, ya que la ¿Tendrá esto algo que ver con lo que sostiene Lacan acerca del
misma está presente de diferentes maneras en todos los casos de 1·k cto nefasto que el padre ejerce sobre el hijo cuando conjunta
psicopatología y no podría en consecuencia dar cuenta del caso 1·1 papel de legislador y el de pedagogo? porque ¿quién podría
específico de la paranoia que es lo que le interesa. Opta pues por 11·cl amarse como representante de la ley en psicoanálisis sino Freud
la respuesta de la represión. \' qué consecuencias tiene y tuvo esa posición sobre los avatares
Así pues, en el texto freudiano hay que buscar la causa de la d1·l turbulento movimiento psicoanalítico?
El primer encuentro entre Freud y Jung tuvo todas las caracte-
25 S. Freud, "Puntualizaciones ... ", op. cit., pp. 47-48. ' r~ 1icas de un flecha zo:
2¡; S. Freud-S. Ferenczsi, op. cit., carta 171 , p. 232.
27 S. Freud, "Puntualizaciones ... ", op. cit., p. 72 (cursivas mías) . l\k invitó a visitarlo y nuestro primer encuentro tuvo lugar en Viena en
FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 59
58

marzo de 1907. Nos encontramos a la una y hablamos en forma casi puesta de éste: "Dejemos que cada uno de nosotros ponga más
ininterrumpida por trece horas. Freud fue el primer hombre realmente a tención a su propia neurosis que a la de su vecino ."31
importante que había encontrado en mi experiencia hasta ese momento, Lo que está en juego es el papel del padre, un padre que no se
28
nadie más podía compararse con él." puede tocar y que impone de alguna manera la ley. ¿Akhe natón
que borra el nombre del padre, Freud, temiendo correr igual suerte
Cuando, luego de la comida, los dos hombres se retiraron para
con sus discípulos y borrando a su vez el nombre de Abraham en
hablar en privado, lo hicieron acompañados del irónico comentario
lo s antecedentes de su trabajo sobre Moisés? ¿Estarán siempre en
de sus mujeres: "iAl fin solos!" falta los hijos al elaborar su complejo paterno?
Algunos episodios relevantes merecen ser puntualizados de la
Estos episodios sustentan la vigencia de la pregunta que nos
relación entre ellos. Freud se desmayó dos veces en presencia de
guía, ¿de quien habla Freud, cuando habla del caso de Schreber?
Jung. La primera en Bremen, punto de su reunión antes del viaje
A riesgo de atiborrar con citas, convendría recordar una carta a
a América en 1909, donde ambos habían sido invitados para dictar
.Jung del 1 de octubre d e 1910 que da consistencia a nuestra pre-
conferencias e n la Clark University. Jung estaba interesado en los gunta. Le escribe Freud:
peat-bog corpses.
Este trabajo interrumpió mi estudio sobre Schreber, el cual ahora re to-
Son los cuerpos de hombres prehistóricos que se ahogaron en los pantanos maré . No leí ni la mitad del libro en Sicilia, pero he desentrafi.ado su secreto.
o fueron enterrados ahí... Mi interés realmente afectó los nervios de Freud .
El caso es fácilmente reductible a su complejo nuclear. .. Durante mi viaje
"¿Por qué está tan preocupado por estos cadáveres?", me preguntó varias pude ampliar un poco mi teoría, y ahora planeo medir mis progresos en
veces ... Posteriormente me dijo que estaba convencido de que toda esta relación a la historia del caso Schreber y otras publiqciones sobre la
21
plática acerca de cadáveres representaba mis deseos de muerte hacia él. ! paranoia. Aun así, partiendo de mi plan original, todo el as unto resulta
1an incompleto que no sé cuándo lo podré publicar ni cuán extenso será.
El segundo desmayo se produj o en Múnich el 24 de noviembre l~. n cualquier caso el resultado será un estudio del caso Schreber y la gente f1 ensará
de 1912 . Estaban con Karl Abraham y el tema era el trabajo de que diseñé m.i teoría con el libro en mente. ~ 2
este último sobre Amenotep IV, más conocido como Akhenatón,
que vivió e n el siglo XIV a.C. Este joven y por breve tiempo faraón Chawki Azouri plantea, en el libro qu e mencionamos, una im-
egipcio fu e quien instauró el monoteísmo. Puede suponerse que portante pregunta: ¿es que Freud concluye su análisis en la r elación
fue su hostilidad hacia el padre la que le llevó a borrar el nombre con Fliess o tal vez ese análisis continúa, de manera conflictiva y
del jJadre de todos los monum entos en los que figuraba. (Este es- .~in salida, con sus discípulos, puestos en la posición insostenible,
tudio es un antecedente d es tacable del trabajo de Freud sobre loca, de ser al mismo tiempo discípulos, hijos espirituales de un
"Moisés y la religión monoteísta", sin embargo no hay allí referencia padre espiritual, pero también analistas, a pesar suyo, del primer
o crédito alguno concedido al estudio pionero de Abraham.) Fue :malizante del psicoanálisis? 3 :1 Analis tas que no pueden actuar como
en ese momento y ante la consternación de todos cuando Freud 1ales y que son llamados a callar, como en el episodio relatado del
se d esvaneció. Al volver en sí, le escucharon pronunciar esta ex- desmayo en Múnich.
traña frase: "iQué agradable debe de ser morir!" Allí fu e Jung Jung expresa abiertamente a Freud sus temores respecto de su
quien auxilió a Freud y cuando, preocupado por lo que consideraba homosexualidad, le "confiesa"34 haber sido objeto de seducción,
una peligrosa tendencia a lo que pareciera una "muerte voluntaria", <" liando niño, por parte de un hombre a quien admiraba mucho.
se lo comunicó al maestro,~º encontró un límite claro e n la res-
1
:i !bid., carta 3:12, p. 529.
12
28 e.e. Jung, op. cit., p. 149. ' !bid., cana 214, p. 358 (cursivas mías).
13
2!1 !bid., ' Ch. Azouki, ofJ. cit., p. l 05.
p. 155. 4
30 S. Freud-C.G. Jung, ojJ. cit ., carta 330, p. 525. :l S. Freud-C.G . Jung, op. cit., carta 49, p. 94.
FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA
60 61

Los comentarios de Freud que incluyen la referencia a la "bella es que quien transmite su experiencia clínica, en forma de ense-
paranoia" que desarrollará Fliess después de terminar la relación ñanza, en forma de presentación de casos, lo hace desde una po-
con él, no sirven justamente para tranquilizar a Jung. El pedido sición clínica donde su enunciado está ya comprometido. _Es el
de éste es claro: "La referencia a Fliess -seguramente no acciden- punto donde hay que abrir el espacio para el análisis del analista
tal- y su relación con él me lleva a pedirle que me permita disfrutar y no pretender llenarlo por nuestra cuenta. Es el punto donde
su amistad no como una entre iguales sino como la que se encuentra habría que retomar el imposible análisis de lo inanalizado en Freud.
35
entre padre e hijo. Esta distancia me parece apropiada y natural." No faltan las opiniones37 que sostienen que es en el momento
Esta distancia nunca será guardada y Freud llegará a dirigirse a de la ruptura con Freud cuando Jung se pone a delirar, producien-
Jung llamándolo "espíritu de mi espíritu". No faltan las declara- do en ese momento una serie de textos cuyo parecido con los del
ciones de impaciencia de Freud cuando Jung se demora en res- delirio del presidente Schreber no puede dejar de sorprendernos.
ponder a sus cartas, así como las manifestaciones de su anhelo de Esta ruptura produce reacciones diferentes en los dos hombres;
verlo cuando, luego de un encuentro, a Freud le parece ver aJung recurramos pues a sus testimonios para hacernos una composición
en todos los sombreros blancos que lo evocan. de lugar.
Señalar en tales episodios el componente de honiosexualidad Del lado de Freud podemos recurrir al testimonio de Jones
puesto en juego en estas relaciones complejas de Freud con sus quien señala la ruptura con Jung como el hecho más doloroso de
discípulos y, en este caso, con Jung, las características paternofi- la vida d e Freud en el año de 1913. Sin embargo Freud venía
liales con toda la carga de amor y odio que conllevan, señalar que preparán dose para éste acontecimiento según lo dejaba traslucir
tampoco en este caso faltaron los reclamos por prioridades, reco- en julio de 1912 cuando le escribió a Binswanger: "Me siento ab-
nocimientos explícitos y referencias, recuerda de manera pertur- solutam ente indiferente. Advertido por experiencias anteriores y
badora las tesis defendidas por Freud sobre el caso Schreber. o rgulloso de mi plasticidad, hace meses que retiré mi libido de él
La propuesta que ha dado título a es te trabajo, la carta forzada íJung], an te las primeras señales, y ahora no echo nada en falta.
de la clínica, no nos devuelve al infantil juego de la proyección Además, esta vez las cosas son más fáciles para mí, porque puedo
donde "el que lo dice lo es". ¿ne qué se trata? No sostenemos aquí redistribuir la cantidad de libido que ha quedado libre en nuevos
que lo que Freud dice de Schreber se aplica mecánicamente a él objetos com0 tú, Ferenczi, Rank, Sachs, Abraham, Jones, Brill y
mismo. Tampoco lo es Freud, señalando, el psicótico es Fliess, el otros.":>H
psicótico es Jung, el psicótico es Ferenczi. 31 ; Lo que sí sostenemos Por el lado de Jung, la ruptura tien e consecuencias más graves.
Son cuatro años, entre 1912 y 1916, en que se ve sumergido en
una situación extremadamente conflictiva. El texto de Jung cuya
3
'' !bid., carta 72, p . 122. 1raducción al inglés lleva por título Confrontation with the uncon-
% En las últimas páginas (291-292) del Diario clínico (cit.) de Sandor Ferenczi
scious3!1 es apasionante, se siente vivir a su autor en tierra de nadie.
leemos:
"En mi caso, me sobrevino una crisis sanguínea en el mismo momento en que
comprendí que no so lamente no puedo contar co n la protección de una 'potencia
sup e rior' , sino que, al contrario, soy pisoteado por esta potencia indiferente desde valor -una vida así no es ya casi la mu erte ? ¿Pierdo demasiado si arriesgo esta
el momento en qu e voy por mi propio cam ino y no por el suyo. vida? Chi losa?'"'
"La comprensión a que me ha hecho acceder esta exper iencia es qu e no fui Esta cita nos pareció importante para lo que venimos exponiendo al mismo
vali ente (y productivo) sino en tanto me apoyé (inconscientemente) en otra po- 1ictnpo que nos pareció que desviaba el hilo de la exposición por lo que hemos
tencia, y que, e n consecuencia, jamás he sido 'adu lto'. Rendimientos científicos, preferido incluirla fuera del cuerpo del artículo.
17
matrim onio, lucha contra colegas más fuertes -todo esto sólo era posible bajo la ' J. Bigras, "Le délire 'Aux frontieres de la folie'", Interprétation, núm. 22-23,
protección de la idea de que puedo en todas las circunstancias conta r con este 0 10 11.o de 1978-primavera de 1979, Montreal, p. 7.
38
sustituto del padre. [Y un poco más adelante: ] ¿Tengo aquí la elección entre morir Citado por Max Schur en Sigrn-und Fre-ud. Enfermedad y muerte en su vida y en
y 'reacomodanne' -y esto a la edad de 59 af10s? 111 obra, Madrid, Paidós, 1980, p. 384.
"Por o tra parte, ¿vivir siempre la vida (la voluntad) de otra persona, tiene algún :>!l C.G. Jung, oj1. cit., p. 170.
62 FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 63

En ese relato Jung da cuenta de lo que fueron esos cuatro años; piada. Por lo tanto debía morir ... Después del hecho sentí una sobreco-
encontramos allí alucinaciones, voces, sueños, vivencias y ambien- gedora compasión, como si yo mismo hubiera sido muerto, un signo de
taciones que afectan no sólo a él sino a toda su familia. Jung se mi secreta identidad con Sigfrido ... 40
sumerge en esta situación. Aferrándose a una actitud analítica se
esfuerza por dejar aparecer todo lo qu e adviene a su espíritu y a El sueño no tiene nada de delirante; lo que nos llama la atención,
su fantasía, más allá de su propio pánico. Todo el tiempo él se como siempre, es aquello que falta. No se trata aquí de corregir o
siente al borde de la locura, y compara\ su propia situación con la s uplantar las asociaciones de Jung, pero · creemos que no es un
de Nietzsche cuando éste perdía el piso en el que se sustentaba. exceso interpretativo señalar algo demasiado conocido de esta saga
Podemos decir que también Jung pierde su base de sustentación 11 ó rdica, el padre de Sigfrido es: Sigmundo.
cuando rompe su relación con Freud. Y es a este hijo de Sigmundo al que Jung se ve obligado a matar,
Durante ese periodo Jung se abocó a una doble tarea d e escri- re nunciando a ser el héroe, el hijo dilecto del padre del psicoaná-
tura. El libro negro y El libro rojo contienen el material d e ambas lisis, para poder seguir viviendo.
tareas. En el primero registraba de manera directa y sin transfor- El segundo material al que me propongo recurrir nos lleva al
mación todas sus experiencias, en el segundo recogía esas mismas :11'io 1916. Empiezan a suceder, en el ambiente que rodea aJung,
experiencias en una versión re e laborada -una búsqued;1 de con- 1111a serie de cosas de lo más extrañas:
sistencia a través de la escritura- donde ponía en juego su-.: sistemas
C :omenzó con una intranquilidad, pero no sabía qué significaba o qué
simbólicos. Es esta tarea la que le permitió seguir viviendo.
q11crían 'ellos ' de mí. Me rodeba una atmósfera ominosa. Tenía la extra!l.a
Quisiera detenerme especialmente en dos materiales de este
,•w nsación de que el aire estaba lleno de entidades fantasmales. A partir
relato que creo muy significativos y deberé excusarm e por la ex- dt eso fu e como si mi casa estuviera embrujada. Mi hija mayor vio una
tensión de las citas. lig-ura pasando a través de la habitación. Mi segunda hija, inclependien-
El primero es un sueño: 11· 111ente ele su hermana mayor, contó que en dos ocasiones durante la
11 orhe, su cobija le había siclo arrebatada; y esa misma noche, mi hijo de
Estaba con un desconocido, un hombre de piel morena, un salvaje, en 1111cve a!l.os tuvo un sue!l.o ele angustia .. .
un paisaje montañoso, solitario y rocoso. Era antes del alba, la parte este Alrededor ele las 5 de la tarde del domingo el timbre de la puerta
del cielo ya brillaba y las estrellas se desvanecían. Entonces oí el cuerno 1 n111enzó a sonar insistentemente. Era un luminoso día de verano; las dos
de Sigfrido sonando sobre las rnontafi.as y supe que debíamos matarlo .. . 11111 chachas estaban en la cocina desde donde la puerta podía ser vista,
Cuando dio la vuelta le dispararnos y cayó, herido de muerte. l'odos se fijaron inmediatamente para ver quién estaba ahí, pero no había
Lleno de asco y remordimiento por haber destruido algo tan grande 11.idie. Yo e staba sentado cerca de Ja campanilla, y no sólo la oí, sino que
y bello, me dispuse a huir, impulsado por el temor a que el asesinato l.1 vi moverse. Nos miramos unos a otros. La a tmósfera era espesa. iCréan-
fuera descubierto. Pero una terrible lluvia comenzó a caer, y supe que 111<·1 Supe entonces que algo había ocurrido. Toda la casa estaba llena
borraría todo rastro del muerto. Había escapado a la posibilidad de ser • 11 1no si hubiera una multitud presente, totalmente llena de espíritus .. .
descubierto, la vida podía seguir, pero un insoportable sentimiento de l•', 111 o nces ellos gritaron a coro: "Hemos vuelto dejernsalem donde no encon-
culpa seguía ahí. /11111ws lo que buscábamos." Éste es el principio de los Septem Sermons. 41
Cuando desperté del sue!l.o, intenté analizarlo en mi mente pero fui
incapaz de comprenderlo. Por lo tanto intenté dormirme, pero una voz Y e sa noche Jung se lanzó a escribir un texto sorprendente, Los
en mi interior decía: "iDebes comjJTender el sueño, y debes hacerlo ahora!" La a los muertos, 42 que comienza con las mismas palabras
111· / 1• sermones
urgencia creció en mi interior hasta el terrible momento en que la voz
¡11oí'cridas por aquellas voces y que pocas veces fue publicado. Es
d ijo: "Si no entiendes el sueñ.o debes pegarte un tiro" .. . Sigfrido, pensé, repre-
senta lo que los alemanes buscan conseguir, heroicamente, al imponer su
voluntad, salirse con la suya. Donde hay u.na voluntad hay un camino! Yo 111
!bid., p. 180 (cursivas mías) .
había deseado hacer lo mismo . Pero ya no era posible. El sueño me mostró 11
/bid., p. 190.
que la actitud encarnada por Sigfrido, el héroe, ya no me resultaba apro- I'! !bid., p. :)78.
FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 65
64

basándose en este escrito que algunos autores sostienen la tesis representa a alguien? ¿Es que Jung elabora, por medio de la escri-
del delirio de Jung y muestran llamativas semejanzas con el delirio tura, un equivalente analítico que le permita salir de la transferen-
cia? Dejo así este interrogante, abierto a las asociaciones que pro-
manifiesto de Schreber.
Jung publicó este texto con un seudónimo, eligiendo para ello duzcan menos dificultades o mayores aperturas a quienes lo lean.
el nombre de Basílides, un gnóstico de Alejandría que vivió en la Las experiencias que estamos correlacionando son por demás
primera mitad del siglo II. Creemos que quienes interpretan y dramáticas y nos permiten ver el contexto en el que se dio la
sostienen el carácter delirante d e los sermones yerran porque no producción de la teoría freudiana de la paranoia.
tienen en cuenta la dimensión diferente introducida por el seudó- ¿Qué podemos decir de la lectura lacaniana del texto de Freud
nimo en la recreación sublimada de la experiencia. La firma bajo sobre Schreber, tal como la tenemos en el seminario III, Las psicosis?
seudónimo plantea un distanciamiento e introduce la dimensión Es evidente que el Schreber de Freud no es el Schreber de Lacan.
del como si que es propia de la alegoría o de la ficción. Hay sí, una Para éste e n la causación de la psicosis no destaca el empuje de la
elaboración mítica, mística si se quiere, pero que puede encon- p ulsión homosexual sino la falla en la función significante. El sig-
trarse en cualquier reflexión que aborde o defina una coexistencia nificante que falta es el del Nombre del Padre. Mientras que para
de contrarios, pulsión de vida y pu!sión de muerte, o el todo y la nada. Freud lo que falta elaborar es el complejo paterno y la responsabilidad
Hay al final de los Siete sermones a los muertos un anagrama, cuya está del lado del hijo, para Lacan lo decisivo es la falla del padre
en cuanto a la posibilidad de instaurar la función simbólica a través
clave Jung nunca dio.
Una parte del sermón, dedicado a Abraxas, nos va a detener de su metáfora.
por un momento. Abraxas es el supremo bien y el infinito mal es Sólo nos detendremos brevemente en el seminario de Lacan 44
dedicado a las psicosis a fin de señalar su diferencia con la con-
santo y es traidor, es la más clara luminosidad del día y e s la más
oscura locura de la noche y Jung nos describe qué pasa cuando cepción freudiana. Me parece que podríamos comprimir hasta su
mínima expresión lo allí tratado centrándolo en cuatro puntos
uno se enfrenta con esta d eidad difícil de conocer:
claves:
Abraxas, fuente de la verdad y la mentira, del bien y del mal, de la luz y l] El sujeto como efecto del significante. Lacan realiza aquí un
de la oscuridad, en la misma palabra y en el mismo acto. Por lo cual es magnífico análisis del lenguaje del presidente Schreber, su uso de
Abraxas terrible. la lengua fundamental, la producción de neologismos y demás fe-
Es espléndido como el león en el instante en que ataca a su víctima. nóme nos lenguajeros.
Es el sagrado origen. 2] A diferencia de Freud que coloca a la represión como meca-
Es el amor y el asesino del amor. nismo causal de la psicosis, Lacan propone para ésta un mecanismo
Es el santo y quien lo traiciona. espe cífico, la forclusión. Este mecanismo estructural diferencial y
Es la más brillante luz del día y la más oscura noche de locura. propio de la psicosis surge de la delimitación y elaboración de un
Mirarlo es ceguera. párrafo del texto de Freud: "No era correcto decir que la sensación
Conocerlo es enfermedad. inLeriormente sofocada es proyectada hacia afuera; más bien inte-
Adorarlo es sabiduría. ligimos que lo cancelado adentro retorna desde afuera." 45 De este
No resistirlo es la salvación. 43
111odo Lacan continúa y corrige a Freud al mismo tiempo.
3] Elabora con amplitud el papel de las figuras de la metáfora
Comentar este párrafo puede parecer superfluo, o por demás
y la metonimia, la una causando al sujeto, la otra encarnando el
inquietante. Nos deja la pregunta, para siempre sin respuesta, de
d eseo .
la relación de todos estos acontecimientos con la ruptura entre
Freud y Jung. ¿Es que Abraxas, ese personaje mítico y poderoso
41
'J. Lacan, Le séminaire. Livre III. Les psychoses, París, Seuil, 1975.
1
43
' " S. Freud, "Puntualizaciones ... ", op. cit., p. 66.
/bid., p. 383.
66 FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 67

4] El fracaso en la instauración de la metáfora paterna. El nombre Lo que tenemos es una doble fundación institucional, de la
del padre no viene a suplantar al deseo de la madre y éste es el primera procede la API, es la que será el modelo para Psicología de
elemento estructural que posibilita el desarroilo de la psicosis del las masas y análisis del yo, la institución en la que todos los miembros
caso Schreber. se identifican y donde pueden amarse en la medida que hayan
Tal es el recorrido que hace Lacan a través de los textos de instaurado el mismo ideal del yo -léase: el padre fundador común
Freud y de Schreber para plantear su teoría de la psicosis. que hace de todos los demás un conjunto. Por el otro lado está el
¿schreber por Schreber en las Memorias de un neurópata, Schre-
,.
comité secreto, integrado por los sacerdotes de la causa sagrada,
ber por Freud en su comentario al caso y Schreber por Lacan en que se asumen y reconocen como tales, para salvaguardar el nom-
el seminario "Las psicosis", son el mismo Schreber o no nos esta- bre de Freud. Este comité, con sus señales de reconocimiento,
remos encontrando en la lectura polifacética de los psicoanalistas anillos y promesas de fidelidad, está orientado fundamentalmente
con la carta forzada de la clínica? Cada uno toma una posición en a controlar aJung. (Freud temía un desenlace problemático, como
relación a la verdad que plantean como atinente al caso, pero esa en el caso de Adler.) Así parece ser que la escisión no es privativa
verdad, la del delirio, no puede ser totalmente dicha y las condi- del sujeto, también la institución la padece, desde el comienzo.
ciones de enunciación de cada una de las propuestas que formulan La historia de las instituciones lacanianas es bien conocida pero
nos enseñan más y nos enseñan otra cosa, un excedente de saber no quisiéramos dejar de mencionar una analogía sorprendente con
que se agrega a lo que efectivamente enuncian, la d erivada del las instituciones schreberianas.
compromiso de los autores con el material que trabajan. La historia del presidente Schreber no concluyó con la publica-
Queremos ahora introducir una nueva dimensión. Se trata de ción de sus memorias y la recuperación clínica después del segundo
poner en relación los acontecimientos en los que estuvieron per- episodio psicótico. El desenlace sobrevino luego de un tercer epi-
sonalmente comprometidos los pioneros del psicoanálisis con los sodio psicótico, del que ya no se recuperó. Las circunstancias que
avatares de la institución psicoanalítica. desencadenan este tercer episodio nos interesan sobremanera. El
En 1910 se creó la Asociación Psicoanalítica Internacional y fue padre de Schreber falleció cuando éste tenía 21 años. La fundadora
Jung su primer presidente, algo que se entiende como r esultado de las Asociaciones Schreber fu e Paulina, la madre de Daniel Paul. 47
de acuerdos políticos que se pueden seguir en los documentos Cuando murió Paulina existía ya una Federación de Asociaciones
oficiales así como en la abundante correspondencia que intercam- Schreber y una de las Asociaciones planteó su pre tensión de ser
biaron los personajes que nos interesan. El malestar institucional 1·cconocida como la única verdaderamente representativa, d enun-
estaba presente desde el inicio, con su cort~jo de rivalidades y <'ian do que todas las demás eran falsas -tal y como sucede en
luchas por pequeñas diferencias. Fue en 1912 cuando se creó el 11u estros días. En síntesis, una de tales asociaciones Schreber sos-
Comité secreto, una iniciativa de Ernest Jones y de Ferenczi que 1('nía que ellos eran los únicos herederos. Recurrieron a Schreber,
contó con el en tusiasta apoyo de Freud: d único hijo varón supérstite del fundador, buscando la autentifi-
1 :1ción, y é l encontró que no podía dar una respuesta contundente
Lo que inmediatamente captó mi imaginación fu e su idea de constituir ,1 esa pregunta por el "hijo legítimo". Fue poco después de este
un consejo secreto compuesto de los hombres mejores y de más confianza 111 cidente cuando se desencadenó el episodio final de su enferme-
con que contamos y que tomaría a su cuidado el desarrollo ulterior del
psicoanálisis y defendería la causa contra las personas y los obstáculos con d:1cl. El parecido con las situaciones de escisión, excomunión o la
que ésta podrá tropezar cuando yo ya no esté ... 41 ¡

'17 Es necesario revalorizar el papel representado por la madre en el caso Schre-


l 11' 1. Nuevas investigaciones hacen pensar que no fue para nada el personaje oscuro
\ '< ilc ncioso que se pensaba. Todo esto nos llevaría lejos de la temática que hoy
41 ; E. Joaes, Vida y obra de Sigm-und Freud, Buenos Aires, Nova, 1960, t.. ll , p. 167 1h1)1·damos. Ch. Azouri (ojJ cit., pp. 54:72) ofrece interesant es datos así como una
(cursivas mías). 11< ,, o rientación bibliográfica.
68 FRIDA SAAL LA CARTA FORZADA DE LA CLÍNICA 69

existencia de escuelas que pretenden obtener su legitimidad a costa de héroe, en beneficio de la causa. Tiempo después, un descen-
de la impugnación de otras, no nos parece una mera coincidencia. diente del héroe arriba al lugar de los hechos y encuentra todas
No en vano el psicoanálisis, gracias a la lectura lacaniana de Tes- las claves que habían quedado dispersas como para que se descu-
te-Valéry ya citada, se ubica entre las profesiones paranoides. briera la trama. Todos son personajes de una escenificación, esce-
Hemos abordado las condiciones de producción del caso Schre- nificación que incluye también la presencia del descendiente que
ber, lo hemos tejido con la relación de Freud con sus discípulos, descubrira la verdad, y que, al mismo tiempo, no podrá decirla.
hemos señalado las diferencias en el tratamiento del tema que hay ¿será ese nuestro papel en la trama?
entre Freud y Lacan, y hemos apuntado a algunos aspectos insti- O, tal vez, los héroes y los traidores siguen siendo personajes
tucionales. Es legítimo preguntarse: ¿hacia dónde nos dirigimos y de tragedia y el camino que sus continuadores habremos de reco-
qué pretendemos con esto? rrer se presta menos a la grandilocuencia.
No se trata de llenar el lugar de una pregunta con una psicolo-
gización de Freud o intentar salvajemente psicoanalizar a Freud,
ejercicio del que es bien sabido que hay unos cuantos que no se
privan. Por el contrario, queremos señalar que se trata de lugares
estructurales e interdependientes donde ellos, los fundadores de
un campo, al igual que nosotros en los modos propios de asumir
nuestras neurosis y psicosis, somos jugados más de lo que jugamos
por esa fuerza que es condición de todo análisis y que se llama
transferencia. Los actos que realizamos, tanto como lo que omiti-
mos tienen consecuencias y esas consecuencias hay que pagarlas.
No depende de la buena voluntad o de la telenovela de lo que
podría haber sido. Ellos asumieron y pagaron su responsabilidad,
nosotros estamos en el mismo escenario.
En un libro de Guyomard, El goce de lo trágico, el autor comenta
la fascinación, tanto de Freud como de Lacan, por la tragedia y
plantea: "¿El rechazo del goce del heroísmo podría y habría podido
instaurar, en_ el psicoanálisis, otros modos de transmisión?" 48 Es
una buena pregunta, sólo que como toda pregunta que incluye un
condicional -¿qué habría pasado?- no puede ser contestada. Más
bien podemos pensarla, y esto ya para concluir, en su parentesco
con una ficción, el cuento de Borges sobre el tema del traidor y del
héroe. 4 !1 Se trata de la historia del heroico precursor de una causa.
La víspera del levantamiento que daría el éxito a la noble causa se
descubre que hay un traidor y que éste es el precursor mismo. El
grupo elabora una estratagema para que la ejecución, que es su
condena, aparezca como un asesinato que lo promueve al lugar

48
P. Guyomard, Lajouissance du tmgir¡ue, París, Aubier, 1992.
4 !1 J.L.
Borges, "Tema del traidor y del héroe", en Ficciones. Obras completas,
Buenos Aires, Emecé, 1980, p . 496.
LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO 71

LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO que era nada menos que su escritura. Pero Lacan parecía estar
indicando más que eso pues Joyce no se constituía en un caso sino
NÉSTOR A. BRAUNSTEIN en un paradigma para ilustrar una condición, una estructura clínica
que le permitía mostrar los efectos subjetivos de los errores en el
anudamiento de la cadena borromea, en el modo de articulación,
para cada sujeto, de lo real, lo simbólico y lo imaginario. "La cosa",
pues, era más que el caso Joyce, era de la clínica analítica en su
conjunto que se trataba.
Considero que es válido iniciar mi contribución a este Coloquio ¿Es abusivo centrar la clínica del psicoanálisis en torno del nom-
sobre El laberinto de las estructuras con una referencia poco conocida bre propio? Que la pregunta quede abierta y que el lector saque
de Freud. Entrevistado por un periodista para un semanario bri- sus conclusiones después del recorrido que ahora iniciamos.
tánico escuchó decir una vez más que el psicoanálisis había hecho Co m e nzaré con una trivialidad: vivir es ser llamado y, según se
de la vida un complicado rompecabezas. El anciano (corría el año es llamado, llamarse. Apelación que viene del Otro y atribución
1927) contestó: "El psicoanálisis simplifica la vida. El psicoanálisis de un nombre que es así como se llamará a la cosa, d e ahí en más
aporta el hilo que saca al hombre del lab erinto." 1 Freud es también el sujeto, que habrá de decir presente cuando se le llame. Ser nom-
Dédalo, hace los planos del laberinto y muestra cómo se podría brado, ser llamado, ser apelado, llevar un apellido, feliz invención
salir de él. De este último, como apellido, habré tambi én de decir ésta de la lengua castellana que no tiene un equivalente preciso
algo en mi trabajo. Trataré d e ser fiel al descubridor y poner mi en otros idiomas. El nombre, los varios nombres de cada uno,
contribución bajo el patrocinio de Ariadna. ¿y la idea d el hilo fu e pertenecen, en tanto que significantes, al registro de lo simbólico.
de ella o del propio Dédalo como prefieren los mitólogos Qos eph Pero es claro que no se trata de significantes como los demás. Son
Campbell)? ¿No será la muj er la que saca al hombre del laberinto? los signifi cantes por medio de los cuales el sujeto podrá aspirar a
¿No habría más saber del que suponemos en los primeros traduc- ser reconocido y habrá de serlo, el cuerpo será el referente real y
tores de Freud al español que escribían la psicoanálisis, así como también el referente imaginario de este significante del nombre.
se dice la lisis, la catálisis, e tc., y sólo por evitar la repetición Además, todos los demás significantes que constituyen e l saber
malsonante de la vocal es que hemos optado por el análisis y, como (inconsciente) del sujeto habrán de ordenarse y de tomar su lugar
en e l caso del agua/las aguas, d ebiéramos recuperar el femenino en relación con estos significantes privilegiados. En tal sentido, el
en el plural, y decir y escribir las análisis? nombre funciona como significante uno o significante amo. Ilustra
Es que las partículas indicadoras del género form an p arte del de modo rotundo la definición, el significante es lo que representa
nombre propio y no es indiferente que el psicoanálisis ll eve una a un sujeto ante otro significante (y este otro, significante dos, es
discutible masculinidad en su propio nombre. Y el nombre hace el conjunto de los significantes). Con el nombre propio el sujeto
a la cosa. De los errores en la nominación se pagan siempre las recibe un lugar en un espacio simbólico que es el de la cultura. El
consecuencias. James Joyce nos ofrecerá el ejemplo y Lacan Jo nomb r e propio es la condición de posibilidad del sujeto. Desde la
confirmará en mayor medida aún que lo que él creía. más remota antigüedad se le identifica con la persona misma.
Se sabe que Lacan decidió "centrar la cosa alrededor del nombre, Toujours et partout.
del nombre propio". 2 ¿Qué cosa? En aquel momento venía hablan- La vida humana es conferida por el Otro en tanto que el Otro
do d e Joyce y del "síntoma" del escritor, un "síntoma" (sinthome)

1 The Diary of Sigmund Freud · 1929-1939. A record of the final decade, Londres, cio; documento interno de la Asociación Freudiana destinado a sus miembros,
Freud Museum Publications, 1992, p. xxv. París, 1991, p. 10~. (Ésta puede ser considerada la mejor de las varias vers iones
2 Jacques Lacan, Séminaire 1975-1976. Le sinthome, publicación fu era d e comer- existentes d el seminario de Jacqu es Lacan. Las traducciones son mías.)

(70)
72 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO
73
impone nombre y apellido sin requerir para eso del consentimien- de su nombre. Pero de ellas nada le llegará a él. Al morir uno de-
to. Tan certero como el "yo no pedí nacer" que nos espeta el ja de llamarse ... aunque lo nombren.
neurótico (como si alguien pudiera pedir semejante barbaridad, A menos que seamos espiritistas. Y sin que dejemos de admitir
como si alguien pudiera negarse a tal invitación), es el "yo no pedí que los nombres persisten en los descendientes. Lo que no va sin
llevar el nombre que me pusieron" que sería la forma canónica en consecuencias ... si es que al llamar al nieto se llama al abuelo,
que el neurótico podría confirmarnos que "su nombre propio le ¿quién contestará?
importuna". 3 Y es que nacer y llevar el nombre propio son la misma El nombre vehiculiza, transporta, la relación del sujeto con Ía
cosa. Pues sin el nombre no se nace. Más allá de la banalidad Ley. En tanto que vivo tiene que, al nombre, responder, presente
pregnante que es el nacimiento como acontecimiento natural, hay en las lenguas latinas, here! en inglés, señalando su lugar que siem-
que nacer dos veces, una cuando el nombre le es al humano im- pre es aquí. Nunca nadie está allí. Es el elemento central de la
puesto y otra cuando, sin saberlo ni quererlo ni darse cuenta, el identidad, concepto sociológico y político, noción que cae fuera del
nombre es aceptado, asumido por un yo. Yo soy, yo me llamo, yo ámbito psicoanalítico aunque esté íntimamente vinculada al mis-
tengo este nombre que, por ser mío, es propio, de mi propiedad, mo. Nada ilustra mejor, creo, la relación entre ambos que ese
algo que no sólo soy sino que además tengo. Con un tener que es documento que permite transitar por el mundo que es la credencial
indisociable de mi ser. No soy sin tenerlo. Aunque los dientes de identidad (credencial, créase, créame) que acredita que cada uno
regañen. es quien es. El pasaporte. Un pasaporte es un nudo que reúne la
La vida es una institución cultural. Procede del Otro que la escritura del nombre propio (que sólo es propio si el Otro que expide
reconoce como wanted o unwanted y la inscribe en sus registros. la credencial autoriza a portarlo), con la imagen, el aspecto con el
La vida es una escritura. La escritura (sagrada, catastral, notarial, cual el sujeto aparece ante la mirada del Otro, es decir, la fotografía
civil) de un nombre. Antes de admitir como propia la imagen en que permita identificar sus rasgos faciales, con la traza o trazado
ningún e spejo el sujeto ocupa ya un lugar en un espacio que no dejada por el paso de una parte de su cuerpo sobre el papel, marca
es real como el tridimensional en el que habita su cuerpo ni virtual de lo real qu e el perito dactiloscópico entenderá como irrecusa-
como el que se extiende del otro lado de la mirada de quien lo ve blemente propia del sujeto ep tanto que lo diferencia de toda otra
o de su propia mirada en el espacio bidimensional de un espejo huella dejada por cualquier otro dedo, verdadera signatura rerum,
con su falsa profundidad sino un espacio simbólico delineado por señal de lo real, con otra marca escritura! más, la que registra la
la atribución de un nombre en un sistema de los nombres que relación que el sujeto en sus movimientos guarda con su propio
forma parte de la lengua de la comunidad aún cuando ningún nombre y que deja grabada en el gesto de la firma (signature en
diccionario, a lo sumo un censo, muestre o permita ver ese lugar. inglés y en francés). Nombre, firma, imagen fotográfica, huella
Nombres que no se ven, designaciones de lo que se ve, reparticiones dactilar, elementos anudados todos alrededor de una cifra, un nú-
del espacio. Ordenamiento, anudamiento de lo real, lo imaginario, mero, absolutamente irremplazable, que es asignado por el Estado
lo simbólico. La planta necesita hundir sus raíces en la tierra porque y que, hoy en día, puede escribirse de modo ilegible para el ojo
de ella vive. El habiente, quiéralo o no, siempre nombrado, está desnudo por medio de un conjunto de líneas verticales, código de
injertado en un árbol genealógico del que recibe savia y saber. barras, que sólo puede descifrarse por medio de la célula fotoe-
Vivir es llevar un nombre. Desde el nacimiento hasta la muerte. léctrica de un equipo cibernético. La identidad es ya -y lo será
Y más allá. Al nombre le seguirán pasando cosas cuando nadie ya ('ada vez más- un objeto definido por la ciencia, con la genética
respire en su nombre. Del muerto pueden decirse cosas. Por medio ('Omo horizonte final, que actúa y actuará cada vez más como el
.~o porte de la intervención del Estado, esto es, de la Ley y del
~ Jacques Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente
derecho, o sea, del poder. En definitiva, ningún nombre es más
freudiano", en Escritos JI, México, Siglo XXI, 1984, p. 806. Écrits, París, Seuil, 1966, /1ropio del sujeto que ese número inconfundible con el cual se lo
p. 826. ide ntifica y que puede ser transferido a un soporte técnico-mate-
74 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO 75

mático. Desplazando a la referencia genealógica, cada uno es allí reflexiones," los nombres totémicos, divinos o divinizados, los ri-
donde no puede reconocerse, en el ordenador. Donde la diferencia tuales de bautismo y las indicaciones concernientes a la pronun-
que caracteriza al sujeto como siendo quien es es la que va entre ciación del nombre, los nombres que derivan d e circunstancias o
una cifra y otra. Vivimos cifrados. Y no podemos encontrarnos en de rasgos de la persona designada, los nombres secretos y los
el desciframiento, el de los números. Allí se perfila el lugar del prohibidos, etc. Y todo ello antes de en trar en las peculiaridades
psicoanálisis en el siglo por venir, lugar de un desciframiento dis- de la nominación en cada una de las culturas a lo largo de la
tinto del cibernético, lugar de reaparición del sujeto desvanecido, historia y a lo ancho del planeta. 1;
Jaded, de la técnica. No es ésta de las razones menores para centrar En Occidente y en el sentido más amplio de esta palabra, esto
la cosa del psicoanálisis en torno al nombre propio. ¿cuál si no es es, incluyendo al mundo árabe y a toda Europa hasta los confines
el propio nombre de la diferencia entre un sujeto y todos los del Asia, el nombre propio que corresponde a alguien, el ortónimo,
demás? es, a la vez, el patronímico, el nombre del padre que puede o no
El número del pasaporte es el elemento político que sintetiza estar precedido o seguido por una desinencia (ben-, -ich, de-, etc.).
todo lo que el individuo es y todo lo que de él imp orta en tanto En estas culturas el nombre de la madre es también un patronímico
que súbdito, sujeto, del Estado y de la Ley. Así, él o ella, acreditan por cuanto las mujeres llevan el apellido de su padre. Las mujeres,
su identidad. Atribuir, administrar y distribuir las identidades es por lo general, al casarse toman el apellido del padre del esposo
una de las funciones preeminentes del Estado moderno, función y, de tal modo, el apellido de las mujeres, d e sus padres, está
que consiste en instituir la vida y encaminarla hacia la muerte por destinado a perderse al pasar al hijo aún cuando éste lo conserve
los senderos de la Ley. El nombre es la Ley hecha sujeto, es el sea como primer apellido (en las culturas anglosajonas, por ejem-
mecanismo de embrague del sujeto al poder. En el futuro podrá plo, John Fitzgerald Kennedy) o como segundo apellido (en las
ser suplantado por el número de un código internacional, por una culturas hispánicas , por ejemplo, Gabriel García Márquez).
sucesión d e barras verticales, por un mapa genético o vaya a saber El nombre es la condición preliminar d e la existencia. Inserta
por qué otro tipo de mecanismo objetivan te. Cuando esos artificios al individuo en el árbol genealógico y se convierte así en la esencia
se hayan desarrollado siguiendo un proceso ineluctable del que del sujeto marcando incluso el ideal que deberá llegar a encarnar.
sólo estamos en los comienzos, los nuevos modos de afirmar la El sujeto no sólo es su nombre sino que además tendrá que serlo.
identidad se transformarán en los nuevos nombres. La función se Sobre el nombre recaerán la dignidad o la indignidad, la fama o
habrá desplazado de la referencia genealógica actual a la referencia la infamia de su existencia. Pero ese apellido es doble, está formado
consolidada por el Estado tecnocientífico, último avatar de la di- por dos significantes, paterno y materno, uno de los cuales habrá
vinidad.4 d e pasar a su descendencia mientras que el otro será suprimido
Un nombre es una construcción simbólica complicada que pone (un terdrückt). Y lo suprimido en el orden simbólico no deja de
en juego todos los mecanismos de la lengua. No es éste el espacio pl antear sus demandas. La noción de inconsciente no es ajena a
para desarrollar el tema apasionante de lo que las distintas culturas 1·st e destino de los significantes que marcan desde el comienzo los
han elaborado e n torno a la nominación, la estabilidad y las con- e lt:stinos del sujeto. Lo reprimido ( verdriingt) retorna como síntoma.

diciones para el cambio de nombre, sus clases y variedades, sus l .o forcluido (verwirft) también, como alucin ación . Lo desmentido
indicadores genéricos por los cuales la sexualidad entra en e l sujeto 11 renegado (verleugnet) lo hace bajo la forma fetichizada del objeto.

a través del nombre, los nombres sobreimpuestos y acumulados, ,ry lo suprimido (unterdrückt)? El Nombre-del-Padre (que no hay
la prohibición o la prescripción de nominar a los individuos según
los nombres d e los ancestros muertos a lo que Freud dedicó jugosas !• Sigmund Freud, "Tótem y tabú", en Obras completas, t. xm, Buenos Aires,
\111orrortu, 1976, pp. 60-64.
¡; Encyclopaedia of religi,on and ethics, vol. IX, artículos "Names", pp. 130-177,
4 Pierre Legendre, Lefons. Volurnes JI, III, IV, IV suites 1 et 2, Vi, VII, VIll, París, "N:11ne ofgods", pp. 177-178, "Nameless gods", pp. 178-181, Nueva York, Scribner,
Fayard, 1989-1994. l.
76 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO
77
que confundir con el patronímico aunque éste sea indisociable de Deb ido a nuestras convenciones familiares basadas en un apellido que se
aquél) se superpone y tacha en la fórmula lacaniana 7 al significante transmite de padre a hijo, nos sentimos equivocadamente unidos al pasado
del Deseo de la Madre. Sabemos que tal es el fundamento de la por un débil tallo, al que vienen a injertarse, a cada generación, los
operación de la •represión originaria que permite que e l sujeto apellidos de las esposas, siempre considerados como de interés secunda-
tenga un inconsciente y sea iniciado a la significación fálica. Pero rio, a menos que sean lo suficientemente brillantes como para sacar de
lo que importa destacar en este momento es que ese significante ellos vanidad.
suprimido es también, en lo simbólico, el nombre del padre de la
madre que, de modo directo o con una generación de intervalo Y se pregunta por aquel que sería el conocedor del apellido
habrá de ser suprimido. Y más aún si el hijo de esa madre es mujer, paterno de sus bisabuelas. Habla la escritora belga de las "conven-
en cuyo caso la sustitución será doble porque además deberá adop- ciones familiares" pero en eso se queda corta. Porque de lo que
tar el apellido de su marido (y también el nombre en las culturas se trata es del orden jurídico mismo que modela esas convenciones
anglosajonas (por ejemplo, Mrs. Henry Ford). Freud señalaba que y les da estatuto de ley. El nombre del hijo es el nombre del padre,
uno de los motivos que encontraba para la presunta hostilidad de del pa!erfamilias. El nombre, como casi todo lo que hay en Occi-
las mujeres hacia la cultura radicaba en que el orden de la ciudad dente, es una institución romana. Y el sujeto, el sujeto del psicoa-
les arrebataba los hijos para entregarlos al intercambio, a la política nálisis, por ende, el psicoanalista, no puede desconocer la proce-
y a la guerra. 8 En la relación asimétrica de hombres y mujeres con dencia de sí mismo. Su relación con la Ley del nombre.
el orden simbólico, manifiesta en torno de la nominación, encon- El doble apellido, llevado o no, es de todos modos indicador
tramos la expresión y quizás uno de los elementos fundamentales de la doble pertenencia del sujeto en su origen, al padre y a la
de este nudo de conflictos. Es en el nombre propio donde se madre, a la familia de uno y de otro, a dos linajes que se unen, de
plasma esta desapropiación que padecen las mujeres; son dueñas un modo más o menos obediente, según la ley fundamental de la
precarias de nombres que se les han prestado pero que no están cultura que es la de prohibición del incesto. Ley que ordena m e z-
llamados a perdurar, que deben dejar en poder de los portadores clarse y que, con sabiduría ancestral e involuntaria, establece que
del falo. Y en la ideología falocrática que es a la vez logocéntrica el hijo no ha de pertenecer ni a uno ni a otro, que es el producto
(falogocéntrfra, en la condensación derrideana) e l propio nombre d e una alianza y de un pacto, de una sumisión a la ley de los
de la mujer es un nombre incompleto que está suspendido a una intercambios, de una aceptación de la castración que han debido
eventual y siempre en suspenso nominación según el nombre del a travesar ambos progenitores. La filiación que se hace transgre-
falo por venir. Las mujeres han de llevar el nombre del falo del d ie ndo la ley de prohibición del incesto transpone sobre los des-
padre y luego remplazarlo por el del falo del marido. Tras la muerte cendientes la falta o el pecado de los padres. Y es claro que no se
de éste serán la viuda de ... hasta que un eventual nuevo matrimonio tra ta, no tan sólo, de la cuestión de la consanguinidad sino de la
les dé otro nombre (de falo). Se captan aquí resonancias inéditas pa ternidad y de la maternidad incestuosas en el inconsciente de
en torno de la formulación lacaniana sobre el Nombre-del-Padre los padres. El apellido, los dos apellidos testimonian la relación de
como sustitución del Deseo-de la-Madre que introduce a la signi- los padres con la Ley. El hijo, al asumirlo, al asumirlos, se incluye
ficación fálica. \'11 el registro de la ley no sólo del estado sino también en la que
En un texto autobiográfico (Archivos del Norte) escrib e Margue- l'undamenta el orden inconsciente. Cada apellido remite al deseo
rite Yourcenar: d el Padre, del ancestro, de la legitimidad o no de las uniones
p revias, en última instancia, al deseo de un Padre primitivo, Urvater,
l'll ndador de la existencia, Padre sin padre, grado cero de la vida,
7 Jacques Lacan, "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
111 ítico, irreal y por eso superreal, tótem, Dios, referencia final y
psicosis'', en Escritos ll, op. cit., p. 539. Écrits, op. cit., p. 557.
8 Sigmund Freud, "El male star en la cultura", en Obras completas, t. XX I, Buenos 1k finitiva del orden simbólico y del sistema político. Llevar un

Aíres, Amorrortu, 1977, p. 101. 11 o mbre, cualquiera sea, es ubicarse en un sistema de distribución
78 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO 79

simbólica que lo tiene a él, a Él, como raíz del árbol del que cuelga influencia en el ambiente familiar, puede ser un tótem.
el sujeto. Im/poner el nombre es lo que hace de alguien el padre. Lacan
En un sentido directo el nombre es, por el r ecurso generalizado no podía dejar de saberlo en el momento de proponer que el
a la patronimia, el Nombre-del-Padre. El hijo y la hija llevan el des cubrimiento de Freud, el Unbewusst, fuese llamado mejor como
nombre (apellido) que lleva el padre. Pero esta noción es pobre l 'une-bévue en su lalangue lacaniana. 10 Y mucho menos podía dejar
para dar cuenta de lo que Lacan implica con su sintagma específico de saberlo cuando dijo que él nombraba, llamaba, a Joyce con el
del que se da cuenta por medio de los guiones que señalan en esa no mbre de ''Joyce, el síntoma": "Le doy su nombre propio, aquel
expresión la presencia de un concepto y no de una mera descrip- con el cual yo creo que él se hubiese reconocido en la nominación ...
ción. Nom-du-pere en francés suena absolutamente homofónico con Es una suposición. Supongo que él se hubiese reconocido así si yo
non du Pere, es decir, el no del Padre, la prohibición. El nombre del pudiese hablarle aún." Pues una cosa es "el padre como nombre"
Padre es, en tal sentido, el que transmite la Ley esencial de la y otra, distinta, "el padre como aquel que nombra. El padre es ese
cultura. Cabe citar aqui a Alejandra Papageorgiou Legendre cuan- elemento cuarto ... sin el cual nada es posible en el nudo de lo
do escribe: simbólico, Jo imaginario y lo real." 11 Y es así como Lacan toma los
lugares de padre, de Freud tanto como de Joyce, en tanto que es
Verdadero Tercero del lenguaje y por ende superponible al principio del 61 quien bautiza, de uno el descubrimiento, del otro el nudo que
Padre, recíbalo de donde lo reciba, el nombre propio enfrenta a la fusión lo hace consistente. ¿Qué puede decirse del fantasma implicado
del niño con la madre que perdura como inclinación última del humano. ~ n el hecho mismo de nombrar, de darle al otro el nombre con el
En suma, el nombre es el punto de unión del sujeto y el lenguaje, a la cual el otro hubiese querido que se le llame, no sólo interpretando
vez núcleo de la dimensión institucional y estructura formal a la cual el
sino además cumpli endo con su deseo más recóndito al entregarle
sujeto engancha su serY
su verdadero nombre, sólo del bautista conocido? Seguramente
110 es una casualidad que, inmedia tam ente después de haberle
Pero atrevámonos a ir un paso más allá que la señora Alejandra
P. Legendre, ¿no será que el d eseo de la madre -en los dos sentidos da do a Joyce el nombre que Joyce hubiese querido tener, Lacan
del genitivo- es un efecto del nombre? En tal caso no sería correcto (·mpiece a hablar de su propia historia subrayando cuánto se parece
decir qu e el nombre enfrenta a esa inclinación sino que la inclina- t·sta a la deJoyce, hablando de sus encuentros con él a los 17 y a
ción ú ltima del humano es un efecto de la nominación, que el com- los 20 años y usando de ahí en más el plural de la primera persona
plejo de Edipo es un efecto del orden falogocéntrico que se impone para referirse a ambos :
con el nombre "propio". Puesto que el nombre es lo que rompe
S<> n los azares los que nos arrastran a la izquierda y a la derecha y de los
la fusión, el d eseo puede ser el deseo de abolición del nombre. El
q 11 c hacemos -pues somos nosotros quienes lo trenzamos como tal-
Deseo-de la-Madre . 1111 cs tro destino. Hacemos nuestro destino puesto que hablamos . Creemos
Hay más, el nombre del padre que se lleva no es el que el padre q 11 c decimos lo que queremos, pero eso es lo que han querido los otros
usa sino el que el Padre, como agente, pone e impone. Es la función \' 111uy particularmente nuestra familia que nos habla. Entiendan este nos
eminente del padre que impone el nombre y dice cómo ha de 111111.0 un com.plemento directo . Somos hablados y, a causa de esto, hacernos

llamarse Ja cosa. La cosa se llama y se llama a la cosa con el nombre de · los azares que nos arrastran algo como tramado. Y, en efecto, hay una
del padre, con el nombre que el padre le puso. En ese sentido el 11 :11na -a eso le llamamos nuestro destino. De modo que no es segura-
jJadre es el que nombra y llama a la vida en el lenguaje, en la
institución. Puede ser la abuela mate rna, puede ser una figura de
111
Néstor Braunstein, "El unembuste", en Freudiano y lacaniano, Buenos Aires,
~ l.111 : mtial,
1994·, pp. 69-100.
11
!l Pierre Legendre, Lewns IV, suite 2. Filiation. Fondement généalogique de la /J;ycha - Jacques Lacan, 'Joyce le sympt6me !", en Joyce ava Lacan, París, N avarin,
nalyse, por Alexandra Papageorgiou Legendre, París , Fayard, 1990, p. 126. 1'IH 7, pp . 22 y 28.
80 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN
LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO 81
mente por azar, aunque sea difícil encontrar el hilo de ello, que yo he
encontrado a James Joyce en París, cuando él estaba allí y todavía por un es el resultado de un conflicto y de una transacción que se concreta
buen tiempo. Me excuso por contarles mi historia. Pero pienso que sólo en un doble nombre para dar a cada uno su parte. Otras veces
lo hago en homenaje a James Joyce [ibid., pp. 22-23). con el nombre se impone la ambivalencia en relación con quien
antes usara o a quien sigue usando ese nombre. Pero siempre, por
Bien que hace al pensar que es sólo por eso. ser común o por ser infrecuente, por ser vernáculo o por ser
El nombre es un significante que se encaja, se asesta, por medio extranjero, por ser el de un vivo o por ser el de un muerto, por
de un acto de nominación del que se deja registro en una escritura, llevar una referencia religiosa o heroica o por borrarla, por corres-
entre nosotros, un acta de nacimiento que indica nombre del padre ponder a la familia del padre o de la madre, por ser o por no ser
y de la madre, de los abuelos y lugar y fecha del nacimiento rati- ambiguo con relación al género, por razones imposibles de cata-
ficados por testigos y ante autoridad competente. Los significantes logar, siempre, el nombre porta, revela y manifiesta algo del fan-
del nombre tienen, aunque no pertenezcan a ella, una relación 1;:isma de quien lo impone. No hay nombres inocentes. Y el que
con la lengua en la que se hace la inscripción. Por ágrafa que sea lo lleva, por llevarlo, asume la culpa y la deuda inherente al nombre
la cultura ("primitiva", según se decía primitivamente ), el nombre que se le asigna, el que deberá llegar a encarnar. El nombre designa
inscribe una diferencia entre el significante asignado a ese alguien más al superyó que al yo de su usuario. La consigna implícita en
y todos los demás integrantes d e la cultura. Los frecu entes casos la nominación es iGoza de tu nombre! El nombre se escribe pero lo
de homonimia no impugnan esta afirmación pues siempre es ne- que el fantasma del Otro ha sobreimpreso en él es del orden de
cesario indicar de algún modo (senior/junior, e tc., o por otros lo real, de lo que no deja de no escribirse.
m ecanismos, apodos, diminutivos, agregado de apellidos) la dife- La ideología contemporánea ha aceptado las consecuencias del
rencia para que el nombre sea totalmente propio. En ese nombre descubrimiento freudiano del complejo de Edipo aún cuando con-
propio se materializa lo más ajeno, el llamado de la cultura. Y lo 1inúe resistiendo al mismo ahora bajo las formas del tan difundido,
propio, el sujeto mismo, es un resultado de esa intervención del degradado y edulcorado discurso familiarista. Nuestras disquisicio-
Otro nominador. En los precisos términos en los que lo planteara 11<·s sobre el nombre propio remiten a la genealogía, a la Ley de
Lacan en mayo de 1967: "Un sujeto no es en ningún caso una la cultura, a la asunción de la sexualidad por parte de los padres
entidad autónoma y sólo el nombre propio puede darle la ilusión y su transmisión a los hijos, a la relación de cada uno de los padres
de serlo." 12 ron la castración y con la muerte que el nombre transmite e ins-
Hasta ahora el camino recorrido nos ha llevado más por la 1,1ura. Es por ello que considero que más legítimo aún que hablar
referencia al apellido (surnom, family name). Es hora de abordar el(' una abusiva clínica del nombre propio, es conveniente conside-
también el tema del nombre propiamente dicho, el llamado nombre 1:1 r a la clínica en el nombre propio. Allí ella habita.
de jJila aun para aquellos que, por no ser cristianos, no pasan por Puesto que Lacan dijo, según ya se citó, que él había centrado
el ritual del bautismo. El apellido se recibe y se transmite de un lrt cosa en el nombre propio y, para mostrarlo y demostrarlo, re-
modo casi (hay excepciones según se sabe) automático. Hay una 1111-rió al caso deJamesJoyce, es conveniente revisar el protocolo
legislación al respecto que es variable según las culturas y los re- di' ese caso como referencia paradigmática de cuanto vengo tra-
gímenes políticos y religiosos . El nombre en cambio es algo que 1.1 11 do . Joyce, creo, permite encarar a la vez la cuestión de la relación
se impone (es un impuesto ) al recién nacido de un modo más o clt · un sujeto con su inscripción genealógica, la incidencia del nom-
menos arbitrario. El nombre, elegido, transporta siempre algo del h1 t' sobre la vida y la obra, la manera en que el psicoanálisis aborda
fantasma de quien lo decide y lo aplica. No pocas veces el nombre l.1 cuestión, los riesgos en que incurre el psicoanalista - en este
1.1so Lacan- cuando interpreta la manera en que alguien lleva su
11ombre a partir de datos incompletos y la siempre posible inter-
12
Jacques Lacan, Le Séminaúe. Livre XIV. La logique du Jantasme, seminario del ¡111sición de su propio fantasma en la elaboración clínica y teórica.
24 de mayo de 1967, versión sin datos de impresión (la traducción es mía).
Creo que conviene comenzar por reunir las afirmaciones de
82 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍN ICA EN EL NOMBRE PROPIO 83

Lacan en el seminario XXIII, Le sinthome, 1º dedicado al caso del era el síntoma. Toda su obra es un largo testimonio de ello" (ibid.,
escritor irlandés, y luego confrontar esos dichos con lo que se sabe p. 57).
acerca de Joyce y su nombre propio. Valdrá la pena enumerarlas 5] El caso dejoyce puede concebirse como la manifestación del
por orden de aparición: deseo de ser un artista del que se ocupe todo el mundo como
l] "El nombre del padre es también el padre del nombre y es compensación "del hecho que decimos de que su padre no fue
por ello que todo se sostiene, lo que no hace menos necesario el nunca un padre para él" (p. 95, seminario del 10 de febrero de
síntoma. Este Otro del que se trata es ese algo que se manifiesta 1976).
en Joyce porque él está, en resumidas cuentas, cargado de padre. 6] Que en Jo yce existe "una compensación de esta dimisión pa-
Es en la medida en que él, como se revela en el Ulises, debe sos- terna. De esta Verwerfung de hecho ... que hace que en él el nombre
tenerlo para que él subsista, que Joyce por su arte ... no sólo hace propio sea algo extraño. Él valoriza el nombre que le es propio a
subsistir a su fami lia sino que la ilustra ... Y al mismo tiempo ilustra expensas del padre. Es a ese nombre al que él ha querido que se
lo que él llama my country. El espíritu increado de su raza, dice, le rinda el homenaje que él mismo rehusó a quien sea" (ibid., p .
con lo que él acaba el Retrato del artista, aquello de lo que se dio 97 ).
la misión" (p. 16, 18 de noviembre de 1975). 7] "Es muy claro que desde siempre, eso fue una invención que
2] Cuando Joyce habla de sí, p ero de sí mismo tal como él se se difundió a medida de la historia, hay dos nombres que son
imagina, él no dicejoyce sino Stephen, y basta que hable de Stephen propios al sujeto. Que Joyce se llamase también James es algo que
p ara que se ponga a reír, a burlarse, "lo que no está muy lejos de sólo recibe su continuación en el uso del sobrenombre [apodo],
mi posición, al menos, cuando yo hablo de mí. Cuando yo hablo Jamesjoyce apodado Dedalus." Eso lleva a "hacer entrar el nombre
en todo caso de lo que les charlo" (p. 55, 13 de enero de 1976). propio en lo que es el nombre común" (idem).
3] "Pero, en fin, él termina bien [el Retrato del artista adolescente]. 8] "He pensado -y hagan ustedes lo que quieran con este pen-
Sí. H ay Old Jather, 27 de abril: Old Jather, old artificer, stand me now samiento- que es por quererse un nombre que Joyce ha hecho Ja
and ever in good stead ... Es a su padre a quien él dirige es ta plegaria. compensación de la carencia paterna. Eso por lo menos es lo que
Su padre que, justamente, se distingue por ser ipuaj!. .. un padre les dije y se los dije porqu e no podía decírselos mejor. Trataré d e
indigno, un padre carente, qu e él busca de todos modos en el articularlo de manera más precisa. Pero es claro que el arte de
Ulises y que no encuentra de ningún modo ... Allí donde está Bloom, Joyce es algo tan particular que el término sínthome (sinthome) es
un padre que a su vez busca un hijo, pero al que Stephen Je opone ciertamente el que le conviene" (ibid., p. 103, seminario del 17 de
un demasiado poco para mí. Después del padre qu e tuve, ya me febrero de 1976).
harté. iBasta de padre! Y sobre todo que este Bloom no es tentador. Estimo que estas ocho citas condensan las referencias qu e Lacan
Pero de todos modos es singular que haya esta gravitación entre hace a la cuestión del nombre propio en relación con el caso Joyce,
los pensamientos de Bloom y los de Stephen que se persiguen ~ se caso que nunca estuvo en análisis pero que Lacan fabri ca a
durante toda la novela" (ibid., p. 56; cursivas de la edición). partir de la lectura de una escritura. Mí propósito ahora es el de
4] "Al punto que eso culmina en un Blephen y Stumm que se ·xaminar estas propuestas lacanianas a través de lo que sabemos
encuentran en el texto del Ulises. Lo que muestra de modo mani- sobre Joyce y su nombre, m ejor dicho, sus nombres (cuatro y no
festo que no es solamente del mismo significante que están h echos. dos). Las referencias provienen de Ja autobiografía de su herma-
Es verdaderamente de la misma materia. Ulises es el testimonio de no, 14 de la biografía canónica del escritor 15 y de un texto del propio
aquello por lo que Joyce permanece arraigado a su padre a la vez .lo yce que Lacan no debió ignorar. Hi
que r eniega de él; y eso es ciertamente su síntoma. Yo dije que él
14
StanislausJoyce, My brother's keeper, Nueva York, The Viking Press, 1958.
15 Richard Ellmann, Ja.mes .foyce, Barcelona, Anagrama, 1991.
I:> Jacques Lacan, Le Sémina.ire. Livre XXIII. Le sinthom.e, ojJ. cit. (nota 2). l ti James Joyce, Stephen el héroe, Barcelona, Lumen, 1978.
84 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN
LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO
85
Pero antes que nada hay que dejar constancia de un hecho que
lo que él mismo dijo y es que, cuando Joyce habla como Dedalus,
afecta a todo cuanto Lacan dijo de Joyce y que nunca se podrá está bromeando.
puntualizar suficientemente,Joyce no escribió nunca una autobio-
Nadie mejor ubicado para opinar a este respecto que quien
grafía como tal. Los tres volúmenes que tienen un protagonista
bautizó a Stephen Dedalus, Stanislaus Joyce, cuando dice: " ... por
llamado Stephen Daedalus (primero, en un borrador luego des-
supuesto, Stephen Dedalus es un autorretrato imaginario, no real,
truido y en Stephen el héroe) y Dedalus (después, en el Retrato y en
tratado con entera libertad" (14, p. 48).
Ulises) son relatos ficticios. Stephen el héroe, Retrato del artista ado-
lescente y Ulises son otras tantas novelas donde el protagonista está
El Retrato del artista no es una autobiografía, es una creación artística. Yo
trabajado con la materia prima de los recuerdos del autor, James puedo afirmar esto sin ninguna vacilación puesto que participé en su
J oyce, que por la vía de la selección, de la omisión, de la preemi- escritura definitiva... el personaje de Stephen en ambos manuscritos de
nencia dada a unos recuerdos sobre otros, de la intromisión de la novela sigue de cerca su propio desarrollo, tomándose a sí mismo como
sus deseos y sus fantasmas, de la idealización de sí mismo, de la modelo y escogiendo relatar muchos incidentes de su propia experiencia,
enunciación de profecías que han de realizarse, de las inevitables pero él ha transformado e inventado muchos otros [ibid., p. 17].
y reiteradas licencias poéticas, construye un personaj e romancesco
al que no puede analizarse en términos clínicos sin incurrir en Cuando Lacan dice que Joyce quiso hacerse un nombre para sí
desgracias patentes . Bien podría decirse que todo analizante que mismo y así compensar las carencias de hecho, fácticas, de su padre
habla desde el diván es un personaje semejante y que nadie cuenta bebedo r y fracasado , se expone a una contraposición de su afir-
la verdad porque, por esencia, ésta es indecible. Que todo h ablante mación con datos que la desmienten de modo rotundo. Veamos.
enuncia una novela que lo tiene a sí mismo como protagonista y Según el relato de Richard Ellmann:
que ésa es la novela familiar y el mito individual del neurótico que
siempre, ineluctablemente, recogemos. Pero si vamos a hac er un El nombre de James no era nuevo en la familia. A principios del siglo XIX
caso de un autor es conveniente que tengamos siempre en cuenta George Joyce, rico propietario de Cork, llamó a su único hijo James
esta distancia, esta dif!érance derrideana que hay entre el retrato y l\ugustine Joyce (1827-1866), y éste a su vez trató, de acuerdo con una
lo retratado. Cada género tiene sus convenciones y el de la novela, ('Xuberante pero incierta tradición familiar, de llamar a su único hijo
james, pero se vio defraudado por un empleado de registro civil afií::ionado
adoptado por Joyce, es muy diferente del de la autobiografía. Por
:i la bebida, que le inscribió con el nombre dejohn (John StanislausJoyce,
cierto que esta diferencia no radica en la veracidad de los datos 1849-1931) [15, p. 28].
subjetivos que se enuncian pues nadie está más lejos de sí mismo
que el autor cuando se dedica al "tonto proyecto de pintarse" como Fue este John S. Joyce el que en 1880 se casó con Mary Jane
decía Pascal refiriéndose a Montaigne. Buenos ejemplos de auto- Murray, la madre del artista. La boda tropezó con la oposición
biografía encontramos en san Agustín, en Rousseau, en Nietzsche, C'('ITada tanto de la madre del novio como del padre de la novia.
en Schreber que, santos o herejes, locos o cuerdos, nos transmiten l•'. I padre de John Joyce había muerto catorce años antes. Su viuda
lo que consideran que vale la pena que sepamos de ellos según e onsideraba que los Murray eran de poca categoría para la alcurnia
ellos se ven a sí mismos. Y otra cosa es la construcción deliberada
d(' su hijo mientras que John Murray sostenía que John Joyce era
de un personaje, un heterónimo, al que se le reviste parcialmente 1111 bebedor y que no le daría una buena vida a su hija. De todos
con elementos procedentes de una experiencia adulterada por el 111odos la boda se celebró pero la abuela de James Joyce nunca
recuerdo. Es conveniente que el psicoanalista tenga presente, como J wrdonó la elección de su hijo, regresó a Cork y murió poco tiempo
norma, la idea de que todo recuerdo, por el solo hecho de serlo, dc •spués.
es recuerdo encubridor. El infortunio de La can con Jo y ce alcanza
De la unión Murray:Joyce nació un primer hijo en 1881 que no
su culminación en la elaboración que hace del episodio de la paliza
ohrevivió. El padre desconsolado expresó que su vida había que-
en el Retrato del artista adolescente, allí cuando no tuvo en cuenta
1 l.1do enterrada con él, pero no tardó en recuperarse pues el 2 de
NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍN I CA EN EL NOMBRE PROPIO
86 87

febrero de 1882 nació un segundo hijo que habría de ser su pri- habría llegado a la tumba, de haber ligado un apellido del que
mogénito que recibió el nombre de James Augusta Joyce, según se estaba orgulloso a un apellido que lo ave rgonzaba. Ellmann co-
le registró por equivocación. La idea era que se llamase James Au- mienza el capítulo sobre los antecedentes familiares de J oyce con
gustine Joyce como su abuelo prematuramente muerto en 1866. estas palabras que reflejan la actitud del escritor ante ellos.
Pero , segundo error, si el padre no pudo llamars e James y le tocó ...
unJohn indeseado, el hijo no pudo llamarse Augustine sino que se Stephen Dedalus decía que la familia es un nido del cual había que escapar,
le inscribió como Augusta en una femi nización que quedó consa- pero, lejos de e llo, James Joyce prefirió que tanto su obra corno su vida
grada en la historia de la literatura cuando dio como segundo quedasen aprisionados en ella. Sus p arientes aparecen en sus libros bajo
ligeros disfraces. En general, todos aquellos que llevan el nombre d e joyce
nombre a Leopold Bloom el de Paula. aparecen ventajosamente sobre todos aquelllos que llevan el de Murray,
El padre de Joyce según todos los relatos era un hombre talen-
el ap ellido de su familia materna. Con e llo Joyce demuestra los mismos
toso y un gran pecador, un fracasado en todo lo que emprendió, prejuicios que su padre, el cual se quejaba de que el apellido Murray le
un fanático anticlerical que envió a sus hijos con los j esuitas, un arroj aba un hedor insoportable a sus narices, al tie mpo que el d e los joyce
borracho inveterado, un fanfarrón. Las d escripcion es que llegan exhalaba un p erfume embriagador. Sus más inme dia tos antepasados difí-
de él hacen pensar que su nombre deJohn le cabía perfectamente cilmente justificaban tal preferencia, pero al igual que todos los J oyce
porque aparece, también en los retratos, como la viva encarnación irlandeses, la familia se vanagloria de descender del distinguido clan de
del inmortal Sir John Falstaff. Con las debidas lim itacion es que los Galway, que ha dado su nombre a ia región de losjoyce.John Stanislaus
proceden de cuanto hemos dicho acerca del carácter ficticio de Joyce poseía un grabado enmarcado qure representaba las armas de los
las reflexiones q u e Joyce pone en cuanto se refiere a la fami lia Galway Joyce y lo llevó consigo, magnífica y quijotescamente, en medio
de sus frecuentes mudanzas forzadas, compensando así la dilapidación
Daedalus, pero respaldados por las afirmaciones de Stan islaus
de la fort una familiar con la cons ervación del blasón putativo ... J ames
Joyce, el hermano tres años menor y del "impagable" Richard Joyce, como su pa dre o como e l propio Shakespeare, le otorgaba una
Ellmann (el adj e tivo es de Lacan), hay que decir que John Joyce gran importan cia al escudo de armas. Incluso se preocupó de añadir el
sólo de una cosa se arrepentía y era de haber cometido una alianza de su padre a la galería de re tratos familiares ... y, a su vez, llevó dichos
vergonzosa al unir su glorioso apellido con el d e los Mu rray. En 1·etratos d e piso en piso a lo largo de su vida.
el relato del hijo aparece así: El apellido de Jo yce es d erivado por los genealogistas del fran cés joyeux
(gozoso ) y del latín jocax, y James Joyce, que sostenía qu e la literatura
Su mttjer había cumplido sus deberes para con él con impres ionante debe expresar el "sagrado espíritu de la dicha" (joy ), tomaba su apellido
exactitud y sin embargo nunca había sido capaz de expiar la ofensa de su por un presagio ... y consideraba que el apellido de Freud era un homó-
sangre . A un malentendido semejante, que se acepta corno natural en más nimo , au nque no fu ese bien recibido [15 , p . 27-28] .
altos niveles sociales, se le rehúsa equivocadamente la aceptación en la
clase burguesa, donde a m enudo va a parar a agr avios de odio es trecho Para terminar con este racimo de citas que muestra la r elación
e insaciable . El señor Daedalus odiaba e l ap ellido de su mujer con inten- que guardabaJoyce con su nombre propio, r elación de veneraci ó n
sidad m e dieval, le hedía en las narices. Su alianza con él era e l único y orgullo que se desliza a través d e toda su obra y, en especial en
p ecado de que, e n la entera fr anqueza d e su cobardía, sólo se podía acusar d Retrato del artista adolescente, conviene señalar que fue él quien
a sí mismo [16 , p . 108]. ('scribió en 1931 el epitafio d e su padre obedeciendo al d eseo d e
<-ste de que el nombre d e su esposa apareciese grabado junto al
Si se pone "en el centro de la cosa al nombre propio" n o puede
suyo en la lápida. La inscripción que James Joyce hizo grabar fue
nunca darse suficiente importancia a estos datos, el error en el ( 15, p. 718):
nombre del padre que corta la sucesión d e lo que hubieran debido
ser cu atro James Joyce seguidos, el error en el nombre del hijo
que recibe un apelativo femenino y el "error" o "pecado" del padre,
la traición que su misma madre no pudo perdonar y por el que
88 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO 89

EN RECUERDO DE Razón también tiene Hélene Cixous cuando plantea que en el


JOHN STANISLAUSJOYCE Retrato del artista adolescente Stephen Dedalus no corresponde a la
DE CORK,
persona ni a los sentimientos de James Joyce pues el personaje
NACIDO EL 4 DE JULIO DE 1849
manifiesta más bien los rasgos de su hermano Stanislaus: "La ,an-
FALLECIDO EL 29 DE DICIEMBRE DE 1931
tipatía de Stephen Dedalus por su padre, en el Retrato, es la que
Y DE SU ESPOSA
MARYJANE
Stannie y no James testimonian en la vida. Para Stannie, vivir es
DE DUBLÍN matar al padre." El
NACIDA EL 15 DE MAYO DE 1859 Puesto que el tema hoy es el del nombre propio, no puedo dejar
FALLECIDA EL 13 DE AGOSTO DE 1903 de mencionar que Stephen Dedalus, el heterónimo deJamesJoyce,
lleva un nombre inventado por su hermano Stanislaus para reunir
La omisión del apellido Murray es flagrante. La clínica, según el nombre de san Esteban, el protomártir alrededor de quien, por
sostengo, está en el nombre propio, ese nombre odiado por el la vía de la conversión de Saulo de Tarso, se funda la iglesia católica,
padre que James Joyce se empeña en. borrar haciéndose el hijo con el apellido Dédalo, el arquetipo del genio creador, del fabuloso
único (de los diez hermanos, James era el único que respetaba y artista del mundo pagano . "Stephen iba a ser un gran santo de la
amaba al viejo John) de ese padre a quien él dedica el conjunto literatura y, como Dedalus, inventaría unas alas para planear por
de su escritura. Arriesgo: la obra deJoyce está destinada a devolver encima de sus contemporáneos y un laberinto, un arte misterioso
a John Stanislaus Joyce el nombre del padre, James Joyce, que le basado en la astucia." 2 º Como apuntaba Stanislaus en su diario el
había sido sustraído en el momento del registro escrito. Y para día en que James cumplió 22 años, el título Stephen hero, como el
ello debe asesinar en lo simbólico a su madre. Matar a mamá libro, es satírico. También lo es el título del Portrait of the artist as
Murray para mantener con vida a la altiva y rencorosa mamáJoyce. a young rnan, donde Joyce no se nombra como un artista sino como
Para decirlo con las exactas palabras articuladas por H élene Cixous el artista. Las fantasías de grandeza juegan un papel esencial en
en un ensayo magistral: amb os libros y nada las expresa mejor que el nombre del héroe.
Obviamente este nombre, Dédalo, es el del padre y es a este padre
Su padre, su madre , su hermano Stannie y su mujer Nora fueron los seres mítico , idealizado como Hamlet mismo idealiza al padre que lleva
más hábilmente utilizados como modelos y como fuentes de personajes su nombre, a quien dedica los fervientes votos de los que Lacan
diversos en la obra. Pero Joyce les otorgaba un tratamiento diferente, es se hace eco en la tercera de las referencias a la cuestión del nombre
significativo que haya reconocido públicamente su deuda de imaginación
de Joyce que he citado más arriba. No habla Joyce de un padre
hacia su padre, llegó incluso a reconocer que Ulises es, en un sentido, el
carente. Lacan padece las consecuencias de confundir a James con
retrato de su padre. Por el contrario su madre es reducida al estado de
espectro detestado que atormenta al hijo con los emblemas de su muerte. Stephen. Oigamos al novelista:
Joyce borra de su memoria de artista el amor materno y se sirve de su
madre para hacer de ella la máscara de la Iglesia y de la muerte. Acusado Ahora más que nunca le parecía profético aquel extraño nombre que
por el rumor público de haber acelerado la muerte de su madre con su llevaba .. . Ahora, al nombre del fabuloso artífice, le parecía oír el rumor
confuso del mar y ver una forma alada [evidentemente Ícaro, inventado
cínico comportamiento, ejecuta un verdadero matricidio en el plano de
su obra, no sin experimentar las torturas del remordimiento. 17 por Dédalo] que volaba por encima de las ondas y escalaba lentamente
el cielo .. . un símbolo del artista que forja en su taller con el barro inerte
de la tierra un ser nuevo, alado, impalpable, imperecedero ... como si se
Muy gráfico es el testimonio del hermano cuando reconoce en estuviera remontando rumbo al sol... iSí! iSí! iSí! Encarnaría altivamente
James Joyce "un vago complejo hamletiano" .18

17 1
Hélene Cixous, L'exil dejamesjoyce, París, Grasset, 1968, p. 159. Y Hélene Cixous, op. cit., p. 178.
18 20
Stanislaus Joyce, op. cit., p. 32. Richard Ellmann, 0/1. cit., p. 170.
90 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍN ICA EN EL NOMBRE PROPIO 91

en la libertad y el poder de su alma, como el gran artífice cuyo nombre Joyce cumple con la invocación paterna de ser James Augustine
llevaba, un ser vivo y nuevo y alado y bello ... 21 Joyce, de ser para su padre el padre tempranamente fallecido, de
compensar la carencia paterna, sí, como todo hijo recibe la , noti-
Con esto no pueden quedar dudas acerca de la entrada final ficación de la castración del padre y de hacer algo en relación con
del diario escrita ya en primera persona, cien páginas más adelante, ella. Un padre amante, no el padre de Schreber, es el que transmite
con la que se cierra el Retrato, esa citada en inglés por Lacan en lo que no tiene, el que transfiere su castración , que tú tengas lo
su seminario: "Old father, old artificer, stand me now and ever in que a mí me faltó. Tal vez el padre de Joyce ha cumplido ejem-
good stead." 22 plarmente con su función socrática, por quien me venza con honor
No es éste el lugar para examinar las relaciones entre James en vosotros. James Augusta (Augustine) Joyce fue el amado de su
Joyce y su padre. Eso daría lugar a otro capítulo tan largo como padre. Ellmann cuenta que siempre hubo dinero para los libros
el que estoy elaborando pero sí cabe adelantar las conclusiones, de Jim aunque la familia no tuviera qué comer. Creo que ésta es
el gran novelista siempre amó y respetó y enalteció a su padre. una de las claves esenciales para seguir el caso de Joyce: silencio,
Tiene razón Lacan al afirmar que estaba atiborrado de padre.James astucia y exilio le son necesarios para escapar del amor del padre.
Joyce sostiene a su padre en el sentido en que está identificado Nada es más expresivo al respecto que esta expresión que se le
con él, en que se siente su continuación. Lejos de negarle o de filtra en una carta escrita a un amigo pocos meses después de la
renegar de él, lejos de cualquier insinuación de que su padre no m uerte de John Joyce: "Ningún hombre podría ser digno de un
haya sido nunca un padre para él, lejos de pretender valorizar su amor tan intenso como el que mi padre sentía por mí." 24 "Ningún
nombre propio a expensas del nombre del padre, la obra entera hombre", ¿quizás sí una mujer? ¿James Augusta o James Augustine
de Joyce puede entenderse como una reivindicación del viejo y Joyce? Y, planeando sobre esta relación con el nombre, el matri-
fracasado John Stanislaus. Ese padre que en una carta de felicita- cidio en la vida y la obra, el borramiento del apellido Murray, la
ción para su vigésimo primer cumpleaños le escribió: ''Jim tú eres consagración absoluta e inmitigada al nombre del padre, a las
mi Hijo mayor. Siempre he tenido esperanzas de que tú fueras un
imágenes y blasones ligados al apellido .Joyce que ningún Freud
representante apropiado de nuestra familia, alguien de quien mi
podía o debía traducir.
padre estaría orgulloso. Ahora sólo espero que puedas ll evar sus
Estas conclusiones difieren y hasta se oponen según se vio a las
ideas a la práctica a lo largo de tu vida y si lo haces así puedes
extraídas por Lacan. Mucho más puede (y debe) decirse al respecto.
estar seguro de que no harás nada que no sea digno de un caba-
Pero como clínicos nos vemos confrontados con la situación fre-
llero"23 (cursivas deJohnJoyce).Joyce guardó esta carta de 1903
cuente de alguien que nos cuenta un caso que le ha llegado. Escu-
y la llevó por sus incontables exilios hasta su muerte en 1941. El
chamos y entendemos que el psicoanalista que nos habla ha desa-
padre consagra al hijo a la memoria del antepasado y lo incluye
tendido detalles esenciales del mismo y, en su lugar, ha incorporado
en un registro genealógico del queJoycejamás abominó. Entonces,
opiniones y afirmaciones que no reflejan el discurso del paciente.
¿de dónde sale la idea de unJoyce que exclama "iBasta de padre!"?
En ese momento, situación paradigmática de la supervisión psicoa-
¿Quién es allí el sujeto de la enunciación y quién e l sujeto del
nalítica, nos decimos, si esto que le escuchamos a nuestro colega
enunciado?
no procede del caso que él escuchó, esto debe proceder de alguna
parte. No podemos descartarlo meramente como un error sino
que suponemos que algo de la configuración subjetiva de quien
21
J ames Joyce, Retrato del artista adolescente, Madrid, Alianza, 1979, pp. 189, presenta el caso se ha infiltrado en el material presentado. Es el
190 y 191. (En las diversas ediciones en inglés, Portrait of the artist as a young man, momento de preguntar: ¿qué hay de ti en esto que así presentas?
pp. 169-170; todas respetan la misma paginación. En este caso la consultada fue
la edición de Viking, Nueva York, 1966.)
22 James.Joyce, ojJ. cit., p. 288 (en inglés, p. 253). 24
James Joyce, "Carta a Alfr ed Bergan del 5 de agos to de 1932", e n Cartas
23 Richard Ellmann, op. cit., p. 142.
escogidas, t. 11, Barcelona, Lumen, 1982, p. 237.
92 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO 93

Sin caer en irreverencias podríamos preguntar a Lacan y pre- y despótica que, según el decir de Lacan en su seminario del 6 de
guntarnos entre nosotros a la luz de lo que sabemos de él cuál es diciembre de 1961, era un personaje horrible, un pequeño burgués
la relación que él guardaba con su nombre propio y con su padre execrable que lo introdujo precozmente a la función fundamental
como transmisor del mismo para apreciar si lo que nos dice sobre de maldecir a Dios. Es evidente que no se puede coincidir con el
la relación deJoyce con su nombre y que hemos encontrado como hermano seis años menor de Lacan, Marc-Frarn;:ois, que atribuye
inexacto no se aplica a su propia relación con _el nombre. la promoción del concepto lacaniano de nombre-del-padre a la
La pregunta entonces "para centrar la cosa sobre el nombre figura del abuelo más que a la del padre, Alfred Lacan. Un error
propio" pasa a ser la pregunta por la relación de Jacques-Marie semejante es perfectamente admisible en un sacerdote y en alguien
Émile Lacan con su nombre y con la escritura del mismo. Y lo que que se acerca desde afuera a la obra del ilustre hermano, pero es
se nos dice acerca de la relación de James Jo y ce con su padre pasa imperdonable en quien quiere dar cuenta de la génesis del pensa-
a ser la pregunta por la relación de Jacques Lacan con el suyo. miento psicoanalítico a los psicoanalistas mismos (tal el caso de E.
Todo el seminario de 1975-1976 está marcado por la identificación Roudinesco). No se puede psicologizar de ese modo una teoría
que manifiesta el psicoanalista con el escritor. Sin enumerar lo que que resulta de una prolongada experiencia clínica en el campo de
sería una larga lista de fenómenos discursivos del tipb del "noso- la locura. Pero sí es válido e incluso necesario, en una perspectiva
tros" Uoyce y yo), del "yo como él'', del "estoy demasiado interesado epistemológica, proceder de modo inverso, armados con la teoría,
en él'', habrá que llegar a ese momento inaudito en que Lacan volver sobre el material biográfico, considerado como material
cuenta un sueño que tuvo la noche antes en que aparece como clínico, y ver que, efectivamente, la función del Nombre-del-Padre,
Joyce ante su público, el del seminario, en el estilo de un psico- del padre que nombra y que implanta la Ley, fue cumplida, para
drama, de una interpretación, pero no psicoanalítica sino teatral, Lacan como paraJoyce, por el abuelo paterno cuyo nombre ambos
del personaje de Joyce. llevaban. La teoría lacaniana de las psicosis como consecutivas a
Lamentablemente no disponemos de una biografía canónica de la forclusión del significante fundamental del Nombre-del-Padre
Lacan como la de Ellmann lo es para Joyce y tenemos que resig- no es un efec to de los avatares personales del autor pero esa teoría,
narnos a utilizar los datos muchas veces sesgados y cargados de u na vez planteada, puede aplicarse a su autor como a cualquier
interpretaciones incorrectas de Elisabeth Roudinesco. 2 " Posible- o tro "caso" o "material" clínico y evaluar cómo funciona allí.
mente nunca dispongamos de una biografía confiable de Lacan Es interesante y asombroso, además, constatar que Lacan firmó
porque muchos de los elementos que deberían formar parte de la d urante los primeros años de psiquiatra sus trabajos con el nombre
misma han sido borrados o destruidos por Lacan mismo o por sus de Jacques-Marie, que luego dejó caer el nombre de la madre de
sucesores. Pero, de todas formas, podemos arriesgarnos con los Dios, que nunca utilizó el nombre del abuelo, Émile, que parece
elementos de que disponemos. ser tan sólo un dato de archivistas, p ero que, sin embargo, aparece
No se podría negar, por ejemplo, que la misma paponimia (el en forma insólita como una clara E que es la única letra que precede
nieto recibiendo e l nombre de su abuelo ) está presente en Lacan al apellido en la firma de Lacan, allí donde era lógico encontrar
que en Joyce. Pero hay una diferencia importante. Mientras que una J. Otro dato que no permite sacar conclusiones apodícticas
el abuelo James Augustine era presentado por el padre como la pero que tampoco un psicoanalista habría de descartar a priori es
figura del hombre ilustre y ya muerto al que había que imitar para d que muestra que este Alfred Lacan, padre de Jacques, hombre
ser un hombre digno, el abuelo Émile Lacan estaba presente, de- de quien se nos dice que vivió oscurecido y aplastado por la som-
masiado presente, en la vida de su nieto como la figura arbitraria bra de Émile, fue a casarse con una mujer llamada Émilie, Émilie
Baudry, lo que agrega un nuevo condimento al guiso cocinado en
25 Elisab eth Roudinesco,Jacq'Ues Lacan. Esq'Uisse d''Une vie, histoire d''Un systerne de
d nombre de Lacan.
pensée, París, Fayard, 1993. (Traducción espafi.ola: Fondo de Cultura Económica, U na vez constatada la analogía entre Lacan y Joyce cabe, sin
Buenos Aires, 1994.) nnbargo, señalar la diferencia que ambos adscriben al padre, al
94 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN LA CLÍNICA EN EL NOMBRE PROPIO
95
papá, si se quiere, para evitar la confusión con el nombre-del-padre de su padre y que lo lleva a escribir una serie de cartas conmove-
que puede ser personalizado, según ya vimos, por cualquiera, in- doras y un sencillo poema de patética perfección (Ecce puer), mien-
dependientemente de su sexo, del parentesco o de su condición tras que Lacan llega tarde al sepelio, no muestra ninguna señal de
de viviente. Quien, para el hijo, fue un padre absolutamente ca- duelo y omite toda referencia al deceso en su seminario o en el
rente, fue Alfred Lacan. Se nos dice que Jacques tomó la función Congreso de Bonneval que se realizó unos días después y en el
paterna con respecto a su hermano menor para suplir al desfalle- que presentó su "Posición del inconsciente".
cimiento del padre de ambos. El clericalismo no era el rasgo de En síntesis, lo que propongo es que las afirmaciones que pululan
JohnJoyce (ni de Simon Daedalus), furibundamente anticlericales, en el seminario de Lacan sobre J oyce no tienen relación con la
sino de los Lacan-Baudry. Si John Joyce aceptó que su hijo fuese persona, con el personaje o con la obra de Joyce y con lo que de
a estudiar con los jesuitas era por considerar que ellos podían ellos se sabe sino con Lacan mismo. Era Lacan quien tenía un
asegurarle un buen futuro, mientras que si Jacques Lacan fue en- padre que no fue nunca un padre para él, quien debía hacerse un
viado con los curas del colegio Stanislas fue por clericalismo y por nombre para compensar la carencia paterna y a expensas del padre,
hostilidad a los valores de la república y de la laicidad. quien siente que tiene un padre que es "demasiado poco para mí"
Alfred Lacan era, siempre según la leyenda, un padre amante y pone esta frase en primera persona en la boca de Joyce, quien
y amado por sus tres hijos pero sojuzgado por su propio padre. se hace autor de una escritura ilegible (los nudos) que no produce
Según el testimonio de Marguerite Anzieu ("Aimée" ) cuando Lacan ninguna emoción en el lector y que son un sinthome con el que
ya adulto visitaba al padre era evidente que no tenían entre ambos corrige un error en el anudamiento a la cadena de las generaciones,
nada que decirse y ello llevaba a Lacan a comportarse como un a la cadena significante, a la cadena borromea. Si esto es así, esta-
payaso. Sabemos que, exactamente al contrario de lo qu e pasaba mos ante uno de los casos más palmarios en los que se juega "la
con el padre de Joyce, Alfred Lacan no llegó a interesarse jamás carta forzada de la clínica". 21i
por lo s trabajos o por la actividad d e su hijo al que consideraba El haber escogido una ilustración clínica, y doble,Joyce y Lacan,
casquivano e irresponsable.JohnJoyce era un hombre qu e se había nos apartó de las reflexiones que veníamos haciendo sobre la fun-
interesado por todo (la política, el arte, la música) y que había ción del nombre. Muchos temas quedan en el tintero por razones
fracasado en todo pero que se consideraba insuperable. Una fan- de tiempo y espacio. Muchas referencias esenciales no son traba-
tasía de James Joyce puede ilustrar lo que él era para el hijo, j a das aquí. Lamento dejar fuera, especialm ente, lo que podríamos
imaginaba éste que su padre en el cielo recibía un ejemplar de decir sobre la firma como manifestación escrita del nombre, sobre
Finnegans' wahe y después de leerlo comentaba: puesto queJim no los aspectos imaginarios ligados al nombre, sobre la fama, sobre
era capaz de contar estas historias como él mismo sabía hacerlo los fantasmas de inmortalidad o de perpetuación, sobre la hetero-
tuvo que escribi r semejante cosa. Alfred Lacan ignoraba todo lo nimia y la seudonimia, sobre la sinceridad del que habla de sí
relacionado co n los valores del arle, de la cultura o del saber y mismo y en su propio nombre, sobre las autobiografías y autorre-
para él no había prestigio superior al que derivaba del comercio, 1ratos, sobre lo inestable de las referencias de identificación, sobre
de la venta de vinagre. Mientras que Joyce permaneció siempre la función del psicoanálisis en relación con el nombre propio y si
ligado al padre, un padre que lo adoraba, quizás en exceso, y que se ha de apun tar a un reforzamiento del mismo, a un renombre,
vivió para esperar el regreso del hijo al que declaró único heredero, :1 un nuevo bautismo o a un a denuncia de las imposturas ligadas
Lacan se consideró un seif-made man, h~jo de nadie o, en todo caso, :1 Lodo nombre pretendidamente propio y a la desconstrucción de
de un padre mítico que él se fabricó a su medida y que se llamaba ese nombre. En fin, queda un programa de investigación por de-
Sigmund Freud. 1;1 n te y una invitación a otros a trabajar también en él.
Una contraposición interesante entre ambos hijos que los pinta 2
'; Jacques Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente
de cuerpo entero surge cuando se compara el duelo feroz por l1n1diano" , op. cit., p . 780. Écrits, p. 800. (La traducción al espaüol dice, de modo
meses enteros de James Joyce tras recibir la noticia de la muerte totalmente incorrecto, "el mapa forzado de la clínica".)
96 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN

Pero si hemos comenzado por una referencia casi inédita y de EL AGENTE DEL LABERINTO
carácter periodístico de Freud ¿por qué no cerrar este artículo
finneganianamente con otra cita similar, recogida por el mismo SUSANA BERCOVICH HARTMAN
periodista?

Setenta años de existencia me han enseñado a aceptar la vida con alegre


humildad ... Detesto mi paladar artificial porque la lucha para mantenerlo
en función me consume mucha y valiosa energía. Prefiero, sin embargo,
un paladar postizo a no tener ninguno. Todavía prefiero la existencia a La estructura constituye un concepto -aventurando ya una defi-
la extinción. Tal vez sea una gentileza de los dioses el hacer que la vida
nición- que ha dado sus frutos de manera generosa en las últimas
nos resulte más desagradable a medida que envejecemos. Al último la
muerte parece menos intolerable que todos los fardos que pesan sobre décadas.
nuestros hombros ... No me rebelo contra el orden universal. La fama nos En su andar, el concepto de estructura no ha dejado sin marca
llega solamente cuando ya nos hemos muerto, y francamente, lo que viene a los diversos saberes, la antropología, la lógica, la matemática, la
después no me concierne. No tengo aspirac iones a la gloria póstuma. Mi lingüística y también el psicoanálisis han sido surcados por él.
modestia no es virtud. [Preguntado si para é l no significaba nada que su La estructura extiende su laberinto para abrir nuevos recorridos
nombre siguiera viviendo, contestó:] Absolutamente, aun cuando llegara en estos saberes. A su paso, lógicamente, los reordena. La estruc-
a sobrevivirme, cosa que de ningún modo me parece segura ... Me interesa tura hace laberinto. Lo cual hace pensar en la ambigüedad del
más este capullo que cualquier cosa que pudiera ocurrirme una vez que nombre del coloquio: "El laberinto de las estructuras". El "de" crea
yo esté muerto ... No soy un pesimista. No permito que ninguna reflexión
27 problemas, porque: ¿el laberinto es estructural o la estructura es
filosófica me eche a perder el goce de las cosas sencillas de la vida.
laberíntica?
En cualquier caso, el laberinto de las estructuras continúa ple-
Es haber aprendido lo que el psiconálisis enseña. Y legarlo.
namente vigente, su puerta de acceso no ha caducado.
¿En qué consiste una estructura? Su consistencia radica en la
relación de un elemento con otro. Dicha relación es diferencial,
hace a la diferencia, es decir a eso que hace que un elemento sea
lo que no es el otro. Por tanto la consistencia de la estructura
radica en la alteridad. La estructura consiste en la falta.
En cuanto a la transmisión de un saber cualquiera, lo transmi-
sible son las relaciones entre elementos, entre categorías, entre
números, entre posiciones.
Sólo en una articulación de lugares y relaciones entre lugares
es transmisible un saber. Dichas relaciones promueven categorías
y referentes tales que hacen posible la transmisión. La estructura
constituye lo transmisible de un saber.
En lo que concierne a las estructuras en psicoanálisis, este texto
pretende ser un recorrido que pondría de relieve ciertos aspectos
de la relación Freud-Lacan, para lo cual se hará operar lá palabra
"laberinto" como agente del recorrido. Es decir, construir el labe-
27 Ernest Jones, Vida y obra de Sigmund Freud, t. m, Buenos Aires, Nova, 1962, rinto al tiempo que se le recorre, advertidos del riesgo que conlleva
p. 140. 1ina tal posición, riesgo que es a la vez condición de toda estructura
[97]
98 SUSANA BERCOVICH HARTMAN EL AGENTE DEL LABERINTO 99

laberíntica: una vez dentro, no sabemos dónde iremos a parar. matemática, etc. Dicho retorno produce lo nuevo. He aquí sin
La puerta de acceso, como todo acceso a lo que es del orden duda un laberinto temporal: Lacan produce lo nuevo que sin em-
del psicoanálisis, está en Freud. Su lugar fundante lo hace pasaje bargo ya está en Freud. Al mismo tiempo, sólo porque la obra de
obligado. Freud entraña una articulación lógica es posible leerla lógicamente.
Se podría objetar que pasar por Freud para abordar el concepto Desde este ángulo del laberinto, por un lado Freud es lacaniano,
de estructura en psicoanálisis constituye un verdadero absurdo, y por otro, en su retorno a Freud, Lacan lo construye.
puesto que Freud no hace m ención en su obra de dicho término. Ya entramos aquí en el lab erinto de las estructuras, puesto que
Lo cual no podría ser de otro modo, puesto que el concepto de estamos en el terreno de las relaciones. Entremos entonces por la
estructura es posfreudiano . Lacan introduce el estructuralismo al puerta principal, Freud y su descubrimiento.
psicoanálisis y esta introducción es contemporánea al surgimiento El descubrimiento o invención de Freud también tiene que ver
mismo del estructuralismo. con el descubrimiento de una estructura peculiar. Su peculiaridad
Sin embargo, en una temporalidad lógica, es necesario partir radica en el hecho de que en psicoanálisis es algo que falta lo que
de Freud para situar la cuestión de la estructura en relación con ordena la estructura. Precisamente de este rasgo la estructura cobra
el psicoanálisis . consistencia.
¿Qué sucede? ffreud es lacaniano, o estamos todos locos? Lo La posición de la falta como organizadora de la estructura está
segundo es una evidencia. En cuanto a lo primero, Lacan opera implícita en Freud y formulada explícitamente por Lacan.
con categorías tales que hacen resaltar la lógi ca de la obra freu- ¿En qué consiste el descubrimiento freudiano? En principio, un
diana. saber que falta a algún sitio, a la memoria, a la conciencia. El objeto
Los referentes lógicos de Lacan iluminan las articulaciones freu- del descubrimiento de Freud se presenta en negativo, en "in". En
dianas como articulaciones lógicas. Lacan no se queda en el con- verdad, lo que se presenta como negativo a la conciencia no es
tenido sino que va a la forma de la obra de Freud. Hace pasar la sino el modo en que surge en Freud una de las dimensiones de la
letra de Freud por categorías lógicas desconocidas por Freud pero falta .
sin embargo incluidas en su obra. Ya estaba en Freud lo que aún Se trata de un saber en calidad de falta. He aquí el inconsciente
no tenía nombre. freudiano , una legalidad que se funda en el "in", en el hecho de
Categorías por lo tanto incluidas y excluidas de los textos freu- que falta a un sitio.
dianos que constituyen la condición de posibilidad para la trans- En 1967, en su seminario "La lógica del fantasma" Lacan afirma:
misión del saber del psicoanálisis. Sin estos referentes, presentes " ... si la estructura nos interesa es porque el inconsciente es estruc-
en Freud y formulados por Laca n, estaríamos perdidos en el labe- turado como un lenguaje" . 1
rinto de espejos de contenidos y sus significados donde de hecho Si bien Lacan lo formula en términos de estructura, el incons-
se perdieron y se pierden aún los psicoanalistas. ciente como ligado al lenguaj e recorre la obra de Freud.
El movimiento por el cual las categorías lacanianas resaltan la Desde la lectura de los síntomas en sus primerísimos casos, hasta
articulación lógica de los textos freudianos haciendo posible su la propuesta de la libre asociación como método clínico, pasando
transmisión constituye también un cierto abordaje d e la relación por la interpretación de los sueños, el inconsciente freudiano es
Freud-Lacan. ¿Hay Lacan en Freud? impensable de otro modo como no sea con relación al lenguaje,
Lacan logiciza la falta formulada por Freud. Lacan da a la falta y más específicamente a lo que del lenguaje es escritura.
el estatuto lógico de falta. Instaura la falta como función de falta. Pero en ese mismo seminario Lacan aguj erea al lenguaje como
Al leer la falta freudiana como función, Lacan pasa la obra estructura, formulando desde la lógica la no existencia del Universo
freudiana por una estructura lógica. A partir de entonces se torna
infructuoso leer a Freud prescindiendo de las categorías lacanianas. 1J. La can , Seminario XIV. La lógica del fantasma, in édito, clase del 21 de e11ero
Lacan retorna a Freud con el estructuralismo, la lingüística, la d e 1967.
EL AGENTE DEL LABERINTO 101
100 SUSANA BERCOVICH HARTMAN

el escándalo incestuoso. Goce, trasgresión y castigo, categorías que


del Discurso. Así lo escribe Lacan: S (f..), significante de la falta en hacen a la tragedia. El pasaje de mito a complejo implica el orde-
el Otro. Demuestra, además, que es el significante que falta a la namiento lógico de elementos que ya estaban en el mito, pero
cadena aquello que la hace posible: Sl, trazo fundante de la cadena cuyas relaciones no estaban así enunciadas. La complejización del
desde una exterioridad. Edipo trágico es dada por el ordenamiento lógico de las relaciones
La estructura del lenguaje se funda en lo que falta al lenguaje. ya plasmadas en la tragedia. '
El inconsciente, cuya estructura se comparte con la del lenguaje, Entonces, la castración como agente del complejo, dispara una
también. serie de relaciones que hacen al complejo de Edipo mismo; cuyo
El inconsciente freudiano, como un saber sin sujeto que lo porte, resto, producción, será justamente el compl~jo de castración.
es atravesado por una lógica tal que hace del "in" su carácter Ya en Freud, el no-tener remitente a un objeto faltante, sitúa la
fundan te. constelación edípica.
Si bien no hay en Freud concepto de estructura, su obra no cesa Freud sitúa el Edipo en una lógica de relaciones fundada en lo
de presentar la falta en el lugar de la causa. Está en Freud, lo que no está; bajo esta lógica Edipo es desplazado del campo de lo
demuestra Lacan. mítico a lo complejo.
Si en el punto del laberinto en que nos encontramos giramos Así como Freud opera el pasaje de lo mítico a lo complejo,
sobre nuestros talones hacia nuevas perspectivas, nos topamos con Lacan opera el pasaje del complejo a la estructura. Edipo deviene
otra dimensión de la falta también como fundante. u na estructura al hacer explícita la lógica de relaciones ya presente
Desde Freud, lo reprimido funda el inconsciente. Pero lo repri- en el complejo de edipo freudiano .
mido no refiere a un contenido. Por el contrario, la represión En principio, eso que falta tendrá nombre y función, falo , Gran
primaria es del orden de la afirmación (Bejahung) de la falta ( cas- Fi, función de falta, significante de la falta en el Otro. Así también
tración en Freud). Tambien en este punto Lacan opera un giro los personajes edípicos de Sófocles y de Freud serán explicitados
temporal al formular, con Freud, que lo reprimido en tanto tal no e n términos de funciones, lugares y relaciones.
es nada, puesto que "lo reprimido se inscribe en su retorno" .2 La concepción del lenguaj e como estructura lleva a Lacan a
Freud sitúa el trauma en el lugar de lo reprimido, lo cual abre íundar la metáfora primordial para formular los términos edípicos
dos perspectivas de la falta, una ligada a la castración, la otra ligada e n sus funciones, el padre como nombre, la madre como deseo
al fantasma. de, y el falo como resultado de la sustitución metafórica, surgi-
En cuanto a la primera, en principio, dirá Fraud, el trauma es miento de una nueva significación, la significación del falo .
de castración. Referido al tener/no tener de la diferencia sexual, A partir del postulado del complejo de castración el psicoanálisis
el complejo de castración hace del "no tener" el soporte del "tener". se ve reformulado, la muerte, la angustia, el trauma, el miedo,
Es decir que la falta funda incluso la posibilidad de tener. La refieren ahora a la castración. Sucede que lo que no es, ni piensa,
formulación misma de la pregunta por el tener indica que el niño ni está ni se tiene, produce todo el resto. Ese resto no es sino la
ya perdió. estructura misma. Inclusive, es a partir de la introducción del com-
Freud hará de la castración el agente articulador d el complejo plejo de castración a partir de que el objeto mítico freudiano de
de Edipo. Allí se opera el pasaje de mito a lo que él nombra la primera satisfacción se resignifica como inexistente. El objeto
"complejo". Bajo la pluma de Freud, Edipo, tragedia, se complejiza. H<.: constituye desde el complejo de castración, que podemos definir
¿En qué consiste un complejo si no en una serie de elementos romo la experiencia de la pérdida de lo que nunca existió más que
relacionados entre sí? La lógica de las relaciones edípicas se sus- romo perdido.
tenta en el complejo de castración. En relación con quién tie- La castración freudiana es llevada al estatuto de función de falta
ne/ quién no tiene (es decir, con el no tener) se pone en marcha ,ti ser atravesada por los tres registros lacanianos. En lo simbólico,
( : ran Fi, significante de la falta, o S (¡\.), significante de la falta en
2 !bid., clase del 11 de enero de 1967.
102 SUSANA BERCOVICH HARTMAN EL AGE NTE DEL LABERINTO 103

el Otro. En lo imaginario el falo como significación, y "a" como Fórmula en la cual el término central indica las relaciones posibles
objeto real. entre la barra y el objeto, que en calidad de faltante, la causa.
La otra perspectiva de la función de falta está ligada al fantasma. La exclusión del sujeto del fantasma es enunciada por Freud en
En "Pegan a un niño" Freud postula el trauma como lo que falta una prosa articulada lógicamente. Lacan lo torna articulable en
al enunciado del analizan te. El trauma freudiano es lo in enunciable , términos lógicos.
construcción del analista. 3 El fantasma no es enunciable porque el sujeto de la enunciación
En "La lógic a del fantasma" Lacan afirma: "Cuando digo estruc- se identifica al objeto.
tura, estructura lógica gramatical, no m e refiero sino al soporte También desde el cógito cartesiano Lacan lee al sujeto en su
de eso que se trata en la pulsión, es decir, el fantasma, que se condición de excluido del fantasma.
puede expresar así: un enfant est battu." 4 Trasgrediendo la gramática En 1967 ("La lógica del fantasma") Lacan sostiene que Descartes
española en aras de conservar la voz pasiva, traduciremos "un niño sortea la eterna pregunta filosófica por la relación ser-pensar, pos-
es pegado". tulando el ser del yo. El ser es el ser de un yo que piensa, se soporta
Un niño es pegado, he aquí el soporte lógico del fantasma. en un yo pensante. Lo cual, afirma Lacan, crea las condiciones de
Lacan explicita lo in enunciable (por carecer de sujeto de la posibilidad tanto para el surgimiento del discurso científico como
enunciación) en una lógica gramatical ya avanzada por Freud. para la conceptualización del inconsciente freudiano. 7
Un niño es pegado. La voz pasiva excluye al sujeto d el enu nciado El ser se sostiene del yo, por tanto el yo viene a l lugar del no-ser.
para situarlo como objeto gramatical que sufre la acción del verbo. Lacan postula el "yo no soy", y sitúa allí al objeto "a"; homoló-
El sujeto, identificado con el objeto que es pegado por un otro." gicamente postula el insconciente freudiano del lado del "yo no
Para Freud, el fantasma no se dice. La dimensión gozosa ya pienso" .
planteada por Freud en términos de incesto, castigo y goce en el He aquí su formulación: "El inconsciente viene al lugar de 'yo
castigo del cual, y justamente és te es el punto central, el sujeto es no pienso', eso que tenemos en el lugar de 'yo no soy' es la reve-
objeto, constituye un indecible. lación de algo que es la verdad de la estructura, el objeto 'a' ." 8
Lacan demuestra en el campo de la lógica de la voz pasiva lo El "yo no soy" constituye la dimensión fantasmática en la cual
in enunciable de "un niño es pegado'', puesto que bajo esa forma el sujeto deviene "a", excluido del ser.
gramatical literalmente no hay sujeto que enuncie, el st0eto viene Nuevamente la falta en función de fundante, el no ser funda el
al lugar del objeto. ser.
Al mismo tiempo, el fantasma se presenta en la forma de voz El efecto de sorpresa o risa que muchas veces despierta una
pasiva porque es ésa la forma que presenta al sujeto en tanto intervención del analista o, por ejemplo, un lapsus del analizante,
excluido .t; indica un cernimiento del punto de "yo no soy". Incluso el síntoma
El suj eto como excluido del fantasma Freud lo constata en la es vivido por e l neurótico como "yo no soy". Cuerpo extraño, dirá
clínica; Lacan lo demuestra en la lógica, en principio gramatical, Freud. Esa extrañeza al igual que la risa en el chiste, así como las
para después escribirlo en una forma lógica más pura como ?f O a. voces que alucina el delirante, provienen justamente del sitio en
el cual "yo no soy".
3 Tal vez el pasaje al acto constituye el caso más acabado de la
S. Freud, "Pegan a mi nifi.o . Contribución al estudio de la génesis d e las
pervers iones", 1919, en Obras comj;letas, t. XV II , Buenos Aires, Amonortu, 1976. particular relación del sujeto con el objeto en el fantasma.
4
J. Lacan, ibid. En el pasaje al acto el pasaje es de sujeto a objeto. Identificado
"H. Morales, El sujeto del fantasma en la r.osa. Jim1.diana, México, Fundación, al o~jeto, el sujeto desaparece como tal para caer como resto de
1992.
t; Cabe sei\.alar, a la lu z d e estas reflexion es, que e l imperso nal "se" con el cual
el analista formula sus inte rvencion es constituye el homólogo de lo imp ersonal 7 J. Lacan, ibid.
del fantasma, aus encia de sujeto. 8
!dern.
104 SUSANA BERCOVICH HARTMAN EL AGENTE DEL LABERINTO 105

su propio acto. La dimensión fantasmática del sujeto excluido apa- relación en términos transmisibles. Transmisibles, es decir, desde
rece del lado del desconocimiento del acto como propio. "Yo no la escritura lógica.
fui", "no sé qué me pasó'', "yo no soy ése". Efectivamente el sujeto ¿Dónde radica la diferencia entre la escritura lógica ·y, por ejem-
ya no es ése, porque, y he aquí lo esencial del acto como pasaje, plo, la de un síntoma? La diferencia radica en que lo que se inscribe
una vez el sujeto desaparecido en "a", reaparece otro. ¿Por qué? en el síntoma neurótico constituye una relación particular. En tanto
Porque a partir de su pasaje por el lugar de "a" en tanto objeto la formulación lógica de la relación del sujeto con la falta inscribe
faltante, cambia la relación del sujeto con la falta. Hay allí una un universal; inscribe categorías universales a través de las cuales
destitución subjetiva en tanto el sujeto es destituido de un lugar lo particular se torna pensable, transmisible.
para instituirse en otro. ¿Situamos allí un cambio de estructura? La escritura lógica tiene su límite, otra vez, la falta. En "La lógica
Pero, ¿de qué estructura?, ¿clínica?, ¿topológica? del fantasma" Lacan demuestra lógicamente la falta en A; para
Si hay un laberinto de las estructuras, éste sólo es pensable como formular que incluso la lógica, la topología, se ven agujereadas por
topológico. Nos deslizamos de una estructura a otra sin cruzar aquello mismo que pretenden logicizar. "A" no es logicizable ya
bordes. que se sustrae también del campo de la lógica. Más precisamente,
El nombre del Seminario IV de Lacan llama la atención: "La porque "a" no es ni está se hace posible la tarea lógica de pretender
relación de objeto y las estructuras freudianas"Y La relación de escribirlo. Escritura imposible puesto que "a" hace agujero también
objeto es singular en tanto la relación es con un objeto, el que en la estructura lógica.
falta. El singular contrasta con el plural de "Las estructuras freu- En principio, aunque sin hacer uso de la "estructura" como
dianas", referido a las estructuras clínicas. concepto, Freud plantea una psicopatología en términos de estruc-
En la primera sesión del seminario Lacan afirma: "Lo que causa turas. Y la estructura clínica se define por la posición del sujeto
la estructura es la falta de objeto." 1º en relación con el trauma de castración. Dos preguntas subyacen
Lo cual vale tanto para la dimensión conceptual como para la en la psicopatología freudiana : ¿Qué retorna? ¿cómo retorna?
dimensión clínica. La relación clínica-teoría constituye una relación Para ser precisos, no se trataría de un retorno (que daría idea
topológica. Esta particular relación constituye una de las primeras de algo que estuvo, se fue y luego regresó), sino de una insistencia. La
enseñanzas freudianas . Desde sus "Estudios sobre la histeria", insistencia de aquello que, siendo extraño al sujeto, lo constituye.
Freud funda el psicoanálisis en ese ir y venir de la clínica a la Las preguntas por aquello que insiste y por la modalidad de tal
teoría. Literalmente en el ir y venir, es decir en el punto de relación insistencia atraviesan de cabo a rabo la clínica freudiana.
en el que una incide sobre la otra. ¿Qué insiste? No hay objeto de insistencia, es justamente la falta
La falta constituye el centro organizador de la estructura, tanto de objeto aquello que insiste en la clínica. Se trata de la insistencia
en la clínica como en la teoría. de la relación del sujeto con la falta. La relación del sujeto con "a"
La estructura clínica es según la relación del sujeto con el objeto dispara la relación con el Otro, con los otros, con la ley, el deseo
que falta. El síntoma, el sueño, el fetiche, el pasaje al acto, no son y el goce. El objeto de insistencia, "a'', como la falta de objeto
sino modos en que esa relación se inscribe. La estructura en una opera como desencadenante de todo el resto de las relaciones,
dimensión teórica no es sino la pretensión de escribir esa misma resto que es la estructura misma.
¿cuál es la modalidad de tal insistencia? En la neurosis freudiana
!l No se halla el motivo por el cual en el establecimiento del Seminario IV se lo reprimido retorna desde dentro, desde el interior de la estruc-
cercena la segunda parte del nombre explicitado por Lacan en la primera clase tura del lenguaje.
del seminario. Se reduce arbitrariamente (no se da cuenta de ello) el nombre a
En la perversión la insistencia es bajo la modalidad enunciativa
"La relación de objeto". ¿Cuánto texto se abreviará y cuánto se agregará en el
establecimiento de los seminarios? de la denegación. Hay un retorno velado, que remite a la función
10 J. La can, Seminario IV. La relación de objeto. Clase III, Le signifiante et le Saint de velo planteada por Lacan en el Seminario IV, y cuyo paradigma
Esprit, 1959. sería el objeto fetiche. Desde el montaje de lo Imaginario y lo
106 SUSANA BERCOVICH l-IARTMAN EL AGENTE DEL LABERINTO
107
Simbólico, la falta de objeto retorna en un objeto de la realidad, Lacan lector de Platón demu estra qu e la transferencia comparte
literalmente cualquier cosa viene a ese lugar. Cualquier cosa, al su estructura con el amor.
tiempo qu e, en cada caso, el fetiche d eberá cumplir peculiares En el seminario sobre la transfer encia Lacan sitúa al a nalista
condiciones que hacen a la absolu ta precisión d e esa "cualquier como amado, al que se le supone la posesión del objeto que falta
cosa". En el Seminario IV Lacan dirá que el objeto fetiche nos da al analizante, entonces amante . 11
el modelo de lo que e s el objeto humano. Cualquier cosa que vele Nos encontramos aquí en un punto crucial. Literalmente punto
la falta , una pantufla, unas bragas, un brillo en la nariz, justamente de cruce entre la estructura amorosa ele la transferencia y el psi-
una nadería, algo que falta . coanálisis, como nos lo es presentado por Lacan e n los setenta, en
En la psicosis, dirá Freud que lo cancelado dentro regresa del forma ele estructura discursiva. 12
exterior. A partir de los tres registros Lacan sitú a es te exterior
como un fuera del lenguaj e, desde lo real. La palabra que alu cin a
el paranoico, si bien se manifiesta en el campo del lengu aje, es
El "Discurso del psicoanálisis": a
S2
S
S1 -
El analista ocupa el luga r ele "a'', agente ele la es tructura . Situado
desmetaforizada y por tanto des-subjetivada, pues lo que vendría en "a'', e l analista comanda la operación . Pero a diferencia de la
al lugar del sujeto ates tigua d e ella. estructu ra amorosa en la que el amado es "a" en tanto obj eto que
La modalidad, la lógica que inscribe la insistencia de la falta d e falta, aq uí el analista es "a" como la falta ele o~jeto.
objeto determina las estructuras en la clínica, no de la clasificación, Ya signada por Freucl como imp osib le, el lugar del analista ra-
sino en la clínica diferencial. dica, por un lado en su instauración como suj eto al que se le supone
La dimensión d e la clínica como estructuras traza laberinto den- un "a" q u e fa lta (dimensión amorosa ele la transferencia); y por
tro del laberinto. otro la ci o su presencia indica "a" no como el objeto que falta, sino
En el Seminario IV, Lacan con.c:eptualiza la fobia como función, como la falta ele objeto .
anuncio del síntoma como cuarto lazo en el anudamiento d e los El analista se instaura como portador de lo que fa lta para no
tres registros. cesar de destituirse ele allí, indi cando, por su pura presencia, que
El síntom a formulado como función indica que en su función eso que falta, falta. De lo que se deduce la presencia del analista
h ace de soporte a la estru ctura . El estatuto de fun ción otorgado como la falta en ac to. Acto d e presencia que e quival e a la presen-
al síntoma pone en entredich o el hecho de que , en un apriori, tación ele una ausencia en acto (en el "Discurso del psi coanálisis"
deba ser "curado". Por ej emp lo, imposible concebir a jJriori qu é el "a" comanda la estructura discursiva).
sería ele un fetichista si hacemos tambalear el objeto que lo sostiene. Si el ana lista se instala en la dimensión del a mor, fijándose como
El planteamiento del síntoma como función estruc tural y estruc- amado, portador efectivam ente de lo que falta, corre el riesgo de
turan te pone en cuestión el clásico discurso médico-moralizante l'ijar al an alizante en el espejismo ele ser como él o de tenerlo a él.
(del que p adece el psicoanálisis de manera lamentable) en el cual La dirección d e la cura será enton ces hacia los catastróficos labe-
la cura d el síntoma sería obj etivo incuestionable. rintos de las ilusion es donde ser y tener son posibles.
En el centro del campo ele las estructuras clínicas se sitúa la El acto d e presencia del analista como "a" indica la presencia
neurosis de transfere ncia. En principio la transfere nci a es una de la falta, y sólo d es de allí el a n alista es agente ele la estructura .
neurosis cuya p articularidad es que se construye en el análisis. El De la estructura, es decir, d e la r elación del sujeto con la falta.
a n álisis consistirá ele manera paradójica e n analizar esa construc- El analista como presencia de lo que no es ni se ti en e ni piensa
ció n. Desde los límites d el psicoanálisis, como pilar y punto resis- ni está, promueve el pasaje d el sujeto por la experiencia de la falta,
tencia!, la transferencia soporta la relación analítica. El método
psicoanalítico se distingue por incluir en el análisis la posición del 11
analista. Esta inclusión produce una neurosis tal que puede ser J. Lacan, Seminario VIII. Le tran1fert, sa pretend"Ue situation, sa disparité s"Ubjecti11e,
,11•.1 excursiones techniq"Ues. Stécrit"Ure.
nombrada n e urosis ele amor. 12
J. Lacan, Séminaire. Li11re XVII. L 'envers de la psychanalyse.
SUSANA BERCOVICH HARTMAN
108

lo cual provoca una destitución, un cambio en la estructura.


FICCIONES DE VERDAD
En 1968 Lacan afirma que la estructura es real, y aclara que por
lo mismo la topología, la lógica, la matemática, no son sino repre-
DANIEL GERBER
sentaciones de la estructuraY~
La falta no se topologiza ni se logiciza porque la lógica y la
topología también están fundadas en este imposible.
La experiencia del propio análisis constituye el único recurso
posible para la transmisión de un intransmisible. El pasaje por este
imposible es particular, y el analista en el lugar de la falta constituye
Preguntaron a Rabí Leví ltzjac: "¿Por qué no hay
el agente de un tal pasaje. primera página en ninguno de los tratados del
La imposibilidad de la práctica psicoanalítica sólo se torna ope- Talmud babilónico? ¿por qué cada uno empieza
rante bajo la condición necesaria (explicitada por Freud en sus por la segunda?" Repuso: "Por mucho que un hom-
consejos al Médico) de que el analista haya recorrido su propia bre pueda aprender, siempre debe recordar que
imposibilidad en su análisis. no ha llegado siquiera a Ja primera página."
Es del orden de lo necesario el haber experimentado, el haber
hecho de la falta una experiencia particular, haber recorrido el M. BUBER, Cuentos jasídicos

propio laberinto en un análisis, para, como analistas, estar adver-


tidos. ¿Advertidos de qué? l] LA ESTRUCTURA Y EL SUJETO
Advertidos de que no hay laberinto posible más de que el de
adentrarse a la falta que funda el laberinto, y que en tanto fundante La represión es fundante y fundamento del sujeto quien, como
constituye su imposible; esto es, su umbral de acceso que es a la sujeto del inconsciente o sujeto de la enunciación -localizable
vez umbral de salida. siempre más allá del enunciado-, tiene su lugar en el agujero, el
vacío de la representación. Así, el sujeto solamente se puede afir-
mar de un modo negativo, sólo puede hacerse presente allí donde
la palabra se fractura. "El inconsciente está estructurado como un
lenguaje", señala el célebre aforismo de Lacan; aforismo cuyo ca-
rácter pleonástico él mismo ha puesto de relieve: el lenguaje es la
estructura; por lo tanto el inconsciente es el lenguaje. Lo es pero
a condición esencial de que la estructura no se confunda con el
orden simbólico.
Fiel al análisis que Freud realiza en "Pulsiones y destinos de
pulsión", 1 Lacan propone en 1960 la existencia de una gramática
de la pulsión, subordinando los elementos de la misma al lenguaj e.
Esto lo conduce a formular una pregunta fundamental: "¿Acaso
todo es significante ahí?",2 es decir, en el juego de la pulsión. La
respuesta que inmediatamente dará es: "Ciertamente no, pero sí

1
Cf. S. Freud, "Pulsiones y destinos de pulsión ", en Obras comjJletas, t. X IV,
p . 105. .
2
1 ~J. La can, Seminario XIV. La lógica del fantasma , clase del 25 de e n ero de 1967. J. Lacan, Écrits, París, Seu il, 1966, p. 659 (ed. espaüola: Escritos 2, México,
Siglo XXI, 1993, p. 638).

[109]
110 DANIEL GERBER FICCIONES DE VERDAD ] 11

estructura."~ La trascendencia de esta afirmación radica en el hecho último que no puede formar parte del conjunto porque no repr<.:-
de que de esta manera el concepto de estructura va a ser claramen- senta nada -es solamente la condición para que los demás repre-
te desligado del de orden simbólico; desligamiento que se explica senten- es el significante de la falta en el Otro, S($.), que cuestiona
por el hecho de que la estructura incluye lo real, real de la pulsión la hipótesis estructuralista, el significante que permite la repre-
y el goce que constituye su interior excluido. sentación del sujeto a consecuencia de la cual éste no es sino en
De esta manera, la relación estructura-sujeto adquiere en Lacan tanto representado.
características inéditas pues si bien el sujeto es el efecto constituido
por la estructura, no por ello queda completamente reducido a
aquélla; en alguna medida se excluye de ella, no se integra plena-
mente y sólo encuentra su lugar en el agujero que evoca lo irre- 2) VERDAD Y FICCIÓN
presentable. De ahí la identificación -ya presente en Freud- del
sujeto con el corte en la cadena significante, el corte en el que se Así pues, la estructura tiene como condición de funcionamiento
inscribe la puntuación, el corte que revela la ambigüedad, la in- la ausencia de un significante, de ese significante que sería aquel
consistencia e n la estructura del discurso: "Este corte de la cadena con el cual podría designarse ella misma, que es también el signi-
significante es el único que verifica la estructura del sujeto como fican te que diría lo que la relación sexual es. "No hay relación
discontinuidad en lo real."" sexual" porque no hay significante que asigne al sujeto su lugar
El sujeto es entonces la estruc tura misma en tanto que es in- en el Otro; por esto, el saber sexual está en déficit, es saber de la
completa, inconsistente, fallida. Es la estructura en su falla, su falta misma. Al decir de Lacan en esto consiste "lo horrible de la
inconsistencia. De ahí que solamente en e l corte, en la disconti- verdad".
nuidad de la cadena significante, sea iden tificable. El sujeto sólo El psicoanálisis trae consigo un replanteamiento de la noción
puede ser reconocido cuando en esta cadena se producen irregu- de verdad que dejará de ser la adequatio rei intellectus, la adecuación
laridades, disimetrías, tropiezos. Éstos señalan su presencia, loca- de la cosa al intelecto. El registro de la verdad no es el de la
lizable allí donde solamente puede ser contado cuando falta; pre- exactitud evocada por la idea de adecuación sino más bien el de
sencia en las formaciones del inconsciente que constituirán el pa- la imposibilidad de esa adecuación. En este sentido, la verdad no
radigma d e eso que se caracteriza por su evanescencia. precede a l lenguaje; efecto de la existencia de este último, designa
No hay estructura sin sujeto porque no hay estructura completa, el lugar de lo irrepresentable como lo in evitab le de la estructura,
sin falla. El sujeto es pues efecto de la estruc tura pero solamente lugar de un imposible: la imposibilidad de decirlo todo. La verdad
en la medida en que ésta falla; se insci-ib e por lo tanto en el lugar resulta así una paradoja: imposible de ser dicha por su carácter
de la pérdida, en ese lugar que es el que Lacan escribe S(f\.), irrepresentable, nunca deja de decirse de alguna manera porque
significante de la falta del Otro. todo decir la evoca.
La ex-sistencia de S(~) responde a una necesidad lógica inelu- La verdad es presencia de lo real; de un desencuentro in evitable,
dible pues la estructura significante es una estructura d e remisión el de las palabras con las cosas. La estructura agujereada del len-
en la que cada término remite a otro, una estructura de cadena guaje funda el discurso como proceso de repetición significante.
donde cada significante sólo puede representar con relación a otro Se habla siempre de "lo mismo'', es decir, de eso que el significante
significante, una estructura que requiere por lo tanto de un signi- no deja de bordear sin llegar a nombrarlo nunca; de lo real que,
fican te último que pueda organizar las relaciones entre los restantes producido por el discurso, va a tomar la función de causa de toda
y a falta del cual los otros no representarían nada. Este significante articulación significante. La repetición significante no es comple-
tamente anárquica, gravita alrededor d e un objeto innombrable,
:l ]bid., p. 659 (p. 6'\8) . de esa zona "prohibida" o sagrada que es el objeto definido como
4 ]bid., p. 801 (p . 781) (l as cursivas son mías). esencia lmente perdido. El objeto perdido deviene principio de la
112 DANIEL GERBER FICC IONES DE VERDAD
113

organización significante, es su horrible verdad, la verdad de la esa célula elemental de la estructura significante que se construye
pérdida. sobre el telón de fondo de la angustia por un vacío inevit;l_ble.
"Una vez reconocida la estructura del lenguaje en el inconscien- El juego del significante pone en juego eso que para el antiguo
te, ¿qué clase de sujeto podemos concebirle?"" - pregunta Lacan. futuro sujeto se juega: hacer la prueba de la estructura, de la
Una posible respuesta es: el sujeto de la pérdida. El sujeto que se estructura del lenguaje en tanto que incompleta($). Falta de pene
encuentra interiormente excluido del objeto que sería su goce. Si en la madre, dice Freud, para referirse no sin equívoco al momento
el principio de placer y la repetición significante - que son una y de una revelación que no es anatómica puesto que no se trata del
la misma cosa- se manifiestan como ese movimiento orientado descubrimiento de la desnudez materna. No es el cuerpo anatómico
por la búsqueda, la espera del retorno de un signo, del signo de de la madre el objeto del descubrimiento, es algo más radical: la
ese objeto perdido, el imposible retorno de tal signo es causa de subordinación de la anatomía al significante. Para el sujeto, la
la exigencia de una vuelta más, más allá del principio del placer, dimensión de la falta -cuyo significante se llama falo- surge de
una vuelta más para confirmar una vez más lo irremediable de la esta subordinación, no de la desnudez en sí misma.
pérdida y la verdad del encuentro imposible. Lo traumático es el encuentro con la verdad del Otro, con su
El movimiento del significante gravita alrededor de esa verdad deseo. Encu entro fallido con el Otro que, sexuado, está marcado
del objeto perdido porque la verdad - en el discurso psicoanalítico- por la castración; encuentro que es desencuentro. Para Freud el
tiene el estatuto de causa, sitio de un desencuentro, cita fallida trauma se presenta como un acontecimiento real, no comprendido
con un real que por no poder designarse es punto de ombligo, -carente de sentido- porque se localiza en el punto en que el
laguna o representación faltante. En este aspecto el psicoanálisis significante revela su insuficiencia. Acontecimiento decisivo para
se desprende del discurso de la ciencia para el que la verdad se provocar la división del sujeto en razón de que es una vivencia que
confunde con una formalización en la cual lo simbólico podría quedará segregada siempre del sistema significante, o, dicho de
apresar enteramente lo real. otra manera, es la prueba d el desfallecimiento de es te sistema. El
El psicoanálisis pretende r estituir a la verdad su función de trauma deja al sujeto en falta y, por lo tanto, a la espera de una
causa, es decir, concebirla como ese vacío de la cosa del cual la significación futura que pueda atenuar sus efectos anodadantes.
ciencia nada quiere saber, ese vacío que es efecto de la experiencia Pero la causa de la falta no es la experiencia en sí misma sino
originaria con la cosa al que Freud denomina trauma. La enseñanza el significante. La causa es el significante que sólo puede encade-
de Lacan ha puesto en evidencia que si Freud nunca abandonó nars e con otro significante para dejar lo real siempre fuera de sus
completamente la teoría del trauma fue porque sin ella no sería redes. Hay en lo humano una dimensión de lo traumático nunca
posible sostener el sitio de la verdad. El trauma es el nombre mismo eliminada: lo real. Éste es lo traumático por excelencia porque la
de esa confrontación del sujeto con la verdad que se produce en palabra -que es su causa- no lo puede aprehender.
el momento decisivo del encu entro con el deseo del Otro. Éste es Expulsado de lo simbólico, un fragmento de lo real traumático
el punto de la pérdida, el punto cero del sujeto, el punto de su queda adherido al cuerpo y lo constituye como una estructura de
inserción en la es tructura del lenguaj e. bordes. Conjunto de bordes que hacen de límite entre el signifi-
Para la estructuración subjetiva -es decir, para el posiciona- cante y el abismo, esto es el cuerpo desde el punto de vista psicoa-
miento n eurótico, psicótico o perverso del sujeto- todo comienza 11alítico. Conjunto de bordes que para Freud son las zonas erógenas
en el momento del encuentro con el deseo del Otro, con el deseo organizadoras de una sexualidad siempre en conflicto con la fisio-
de quien lo encarna originariamente: la madre. En el principio logía del organismo.
está la falta, la ausencia de la madre; falta del Otro que es condición La sexualidad es el borde que rodea ese excedente que queda
indispensable para la articulación del célebre fort-da de Freud, de .1dherido al cuerpo y que el significante no puede dominar com-
pletam ente. Por esto, y aun cuando no es por sí misma traumática,
!i !bid. , p. 800 (p . 779). 110 deja de tener relación con el trauma. Al proceso de constitución
114 DANIEL GERBER
FICCIONES DE VERDAD 115

de la sexualidad ligada al trauma se refiere Freud en su carta a La experiencia traumática es el testimonio de la insuficiencia
Fliess del 30 de mayo de 1896 cuando señala que "el despertar de del significante frente a lo real que él mismo segrega. Hay trauma
un recuerdo sexual de una época anterior en otra posterior aporta cuando se produce el impacto del goce que invade y el sujeto no
a la psique un excedente sexual".c. Quiere decir que lo sexual resulta dispone del significante que opere como un dispositivo protector,
del despertar, por efecto de la articulación significante, de un real que le permita -al decir de Freud- abreaccionar, transformar esa
excesivo respecto de esa misma articulación. A esto Freud agregará escena pasiva en una donde él habría estado activamente presente.
que este "excedente de sexualidad impide la traducción (en imagen Sin el significante que pueda brindarle la posibilidad de la acción,
verbal)" .7 Imposibilidad de traducción, de simbolización que no el sujeto ha quedado confrontado a una laguna, situación que la
da lugar a consecuencias psíquicas, es decir, a lo que sería una histérica traduce en manifestaciones de espanto. En este proceso
producción de sentido: "Lo no traducido ... da lugar a la conversión la represión aparecerá como un segundo tiempo si se co'nsiderara
(paradigma del síntoma)." 8 Concluye Freud afirmando: "Sin exce- el proceso en términos puramente cronológicos pero primero en
dente sexual la defensa no produce neurosis alguna." 9 realidad desde el punto de vista lógico, pues sólo a partir de ella
El encuentro con el Otro sexuado es encuentro fallido: el Otro puede significarse retroactivamente como traumatismo eso que que-
no está allí donde es convocado, es decir, no tiene el1significante dó allí como sin-sentido radical. La represión tiene la función de
que pueda responder por el goce. Esto produce en el sujeto la proveer lo que Freud llamará la "representación l'ímite", es decir,
división; división provocada por no saber: no saber lo que la rela- el significante -o más bien el par significante S l-S2- que hace
ción sexual es. (Des) encuentro primordial con el Otro que no es borde a la experiencia de lo real.
sin consecuencias; queda una huella conmemorativa: la sexualidad. El par significante es representación límite cuya función primor-
En el mundo humano ésta es el índice de un desajuste radical del dial que es la de corte, de delimitación de un borde entre real y
ser en el mundo. simbólico a partir de lo cual se establecen las condiciones para la
Lo traumático de la sexualidad es su lazo con el exceso . La aparición d e la célebre prirnera mentira ("j1roton j1seudos"), que es
sexualidad es excesiva porque desborda todo saber posible sobre una construcción, una fabricación que con tiene -en los dos sen-
el goce. Desde sus primeros trabajos Freud aborda esta dimensión tidos del término- el exceso del goce. Primera mentira, construc-
del excedente: algo en demasía acompaña siempre a la vivencia ción, fabricación puede decirse también ji:cción, término que pro-
del placer en tanto éste es demasiado o demasiado poco, nunca viene d el latínfingere, que significa heñir, amasar, modelar, repre-
"adecuado". Por esto, la represión es el mecanismo que se ocupa sentar, inventar. La ficción permite integrar el exceso que el Otro
de transformar e l goce en exceso en placer regulado por el signi- simbólico no puede contener y de esta manera repara la falla
ficante y el aparato psíquico tendrá la función d e tratar de tramitar inherente a su estructura de modo que en su terreno -que es el
ese exceso traumático, ese goce que a Ja vez que inasimilable por de lo que se denominará el fantasma- el Otro puede ser concebido
parte de las redes d e lo simbólico, es producto de ellas mismas. completo, sin falta.
El goce no es expresión de una especie de naturaleza "indómita", El fantasma liga al sujeto con ese excedente de goce, ese resto
es la consecuencia de la repetición significante: es ésta y no el j1erverso, no integrado en lo simbólico. De es te modo permite una
instinto la que genera un real que no podrá integrar en su circuito suerte de enlace entre objeto pulsional - objeto perdido y por lo
pero que constituye a la vez la referencia última en torno de la tanto excedente- y sujeto. El fantasma no se contrapone al trauma,
cual se organiza, es d ecir, su verdad. es la verdad de éste, verdad articulada por medio de un a estructura
de ficción en la cual el sujeto se encuentra fusionado con el goce
G S. Freud, "Fragmentos de la correspondencia con Fliess", en Obras completas,
y separado a la vez d e él. La proton pseudos mencionada en el Proyecto
t. I , p. 270.
7
Tdern . de psicología de 1895 es paradigmática en la medida en que revela
8 la estructura de ficción de la verdad.
Tdem .
~¡ Idem. De este modo, el relato del acontecimiento traumático puede
116 DANIEL GERBER FICCIONES DE VERDAD 117

designarse como ficción verídica por excelencia y la relación que decirse que es a la perversión a la que Freud le debe ante todo
allí se establece entre verdad y ficción permite afirmar que, lejos haberse interesado en la cuestión de la causa.
de ser antagónicas, la teoría del trauma y el concepto de fantasma De este interés por la causa proviene su célebre aforismo ela-
son las dos vertientes complementarias que confluyen como cau- borado en 1905: "La neurosis es el negativo de la perversión."ll
salidad de la estructura subjetiva, en tanto aluden a la relación del Con él se advierte de qué manera ya en ese año Freud piensa que
sujeto con el Otro simbólico por un lado, y a la relación con el la diferencia entre perversión y neurosis es una diferencia de po-
goce por el otro. sición del sujeto respecto del fantasma. En la neurosis éste perma-
Del lado del trauma, se trata de la causa de la constitución del nece inconsciente, irrealizable, de modo que el sujeto se mantiene
sujeto como dividido, castrado, por efecto del encuentro con la dividido, sin saber; sin saber ante todo lo que quiere. En la per-
falta del Otro. El fantasma, por su parte, destaca el papel que juega versión, en cambio, el fantasma es actuado y el sujeto no realiza
ese resto de goce caído a consecuencia del encuentro fallido pero con él su división sino su identificación con el objeto de la pulsión,
recuperado de alguna manera. Esta recuperación va a generar un ese resto de la captura por el significante. Perverso será así quien
modo singular y característico de experimentar el goce y negar la ocupa este lugar de objeto que posibilita, como dice Lacan, unila-
castración. teralizar la división de la que el sujeto queda exento y que solamente
va a afectar al partenaire.
A diferencia del neurótico, el perverso no se siente dividido (al
menos no es su vivencia dominante); por esto su acto consistirá
3) DE LA CAUSA A LA DIVISIÓN SUBJETIVA en dividir al otro. La falta, esa falta de la que el neurótico se queja,
es lo que el perverso hace sentir a su parlenaire; para lograrlo va
Existe siempre algún tipo de negación de la castración y su consi- a colocarse en posición de negar que haya pérdida. El neurótico,
deración es básica pues en ella está la razón esencial de la produc- en cambio, vive la pérdida como falta, falta de la que se queja allí
ción de una estructura clínica específica. La clínica psicoanalítica donde tendría que reconocer la pérdida.
tiene como referente ese real de goce extraído del cuerpo y depo- Gracias a que con su acto se coloca como objeto y pone la
sitado en objetos exteriores que compensan con un plus-de-goce división del lado del otro, el perverso puede no sentirse dividido.
el menos-de-goce que implica la castración. De esta manera, toda En este aspecto su acto se asemeja al del psicoanalista que también
relación con el Otro en falta supone a la vez la castración y su toma el lugar de objeto para buscar la división del sujeto, del
negación, la inaccesibilidad del goce y alguna modalidad de recu- analizante, pidiéndole para esto que hable. Pero mientras el per-
peración del mismo. verso sabe qué objeto es porque solamente así puede actuar en
Desde un comienzo, Freud localiza la causa -en ·particular la nombre de un Otro que se llama voluntad de goce, el analista no
causa de la neurosis- en el excedente de goce que identifica en lo sabe. Es la razón principal por la cual éste último no puede
ese momento con el padre: el padre que ·goza traumatiza a la actuar en nombre de un Otro, sea quien sea. La división que se
histérica. El nombre de ese goce del padre es perversión y puede pretende provocar del lado del parlenaire no es entonces la misma
decirse que este nombre signa todo el recorrido de Freud: en el en un caso y en otro: el perverso, situado en el lugar de objeto,
inicio está en el lugar de la causa pero al final del caminoHl será divide al compañero entre la fascinación y el horror que experi-
el índice de la escisión del sujeto. La perversión acompaña a Freud menta al sentirse "complementado" por ese objeto que se le pre-
a lo largo de todo ese trayecto que lo lleva del señalamiento de la senta como lo que le hace falta para gozar; el analista, en cambio,
causa a la formulación de la división subjetiva. Por esto puede pone en acto la imposibilidad de esa complementación y así pro-

IO Cf. S. Freud, "La escisión del yo en el proceso defensivo", en Obras r:omjJletas, 1


l Cf. S. Freud, "Tres ensayos de teoría sexual", en Obras completas, t. VII,
t. XXIII, p. 271. p. 123.
118 DANIEL GE RBER FICCIONES DE VERDAD 119
4

voca una división, pero ésta surge de la convicción de que el objeto que el de la ley que en su esencia es perversa y es por esto por lo
que podría procurar el goce falta siempre. que él se posiciqna como un practicante de la verdad.
Esta analogía de estructura entre la situación perversa y la si- Ahora bien, no se debe dejar de lado el hecho de que, aun
tuación analítica - aun cuando resulta esencial señalar las claras poniéndose del lado del objeto, el perverso no deja de estar tam-
diferencias- es otra deuda que el psicoanálisis tiene con la perver- bién en su acto como sujeto. Por esto la perversión puede llegar
sión. De hecho es con la perversión con lo que Lacan escribe por a hacer síntoma, en particular cuando el goce que pretende pro-
primera vez la fórmula del acto analítico, escritura que pudo rea- ducir -y que es para el Otro- retorna sobre él dejándolo sin sa-
lizar después de despejar el equívoco que considera al acto per- ber; sin saber qué hacer cuando su estratagema no tiene el sostén
verso como una trasgresión. En realidad éste no solamente no lo del Otro , Es la prueba de que el perverso, que se consagra al go-
es sino que enseña que la trasgresión no es sino un sueño de ce del Otro, tiene necesidad de ese Otro para que su acto le procure
neurótico. lo que busca; la prueba de que, como dice Lacan, es un religioso,
Como dice Lacan, el neurótico se imagina ser un perverso, 12 un creyente. 14 En este aspecto coincide plenamente con el neuró-
pero sólo para asegurarse de que el Otro de la prohibición existe. tico; pero hay una diferencia sustancial e ntre ambos: el neurótico
El neurótico sueña con la existencia de un compañero con quien hace existir al Otro como Otro de la demanda, Otro que debe
alcanzar un goce absoluto, pero no dejará de horrorizarse ante la demandar; el perverso deja de lado esta dimensión de la demanda,
posibilidad de que este goce pudiera alcanzarse. El perverso, en el consentimiento, la autorización del Otro: éste solamente será
cambio, "se imagina ser el Otro para asegurar su goce", i :; lo que una orden invariable, un mandato, eso que se puede designar como
significa que está lejos de ser un trasgresor: su acto no apunta a voluntad de goce.
rebasar sino a poner de relieve la verdad de lo prohibido -verdad El neurótico es el sujeto deseante por excelencia; pero su d eseo
no dicha de la prohibición- que se llama goce. El propósito del es una defensa frente a la angustia que el deseo del Otro suscita,
acto perverso es producir ese goce y mostrar así el núcleo d e verdad defensa que ejecuta por medio del significante. El neurótico se
de la ley, su naturaleza obscena y feroz -es decir, superyoica- defiende del deseo haciendo de la demanda del Otro un objeto,
disimulada bajo la fachada del interés por el bien común. Como de manera que es posible hablar, con Lacan, de demanda de deseo
se ve, el concepto de superyó que evoca esta dimensión irracional, o deseo d e demanda según se trate de la histeria o la obsesión. El
insensata, ar;bitraria, de la ley, sería impensable sin la clara ilus- perverso, en cambio, quiere algo más "sólido" que el significa nte
tración del mismo que la perversión provee. porque sabe d e algún modo qu e éste reabre una y otra vez el vacío
En innumerables ocasiones diversos autores han hecho hincapié de la falta; quiere un objeto que positivice la falta. Desde Freud
en el aspecto de desafío -desafío a la ley- que la actividad del sabemos que es te objeto es el fetiche, objeto cuya característica
perverso parece revelar. Sin embargo, esta aparie ncia de desafío más importante es que no se trata solamente de un significante;
que toma su práctica no significa que el perverso esté al servicio es el objeto que puede colmar más eficazmente la falta del Otro
de la trasgresión porque a lo que él sirve más bien es al límite. En para sostener la creencia de que nada le fa lta. Entonces, si el deseo
efecto, el acto perverso tiene por fin mostrar que no hay otro del neurótico se subordina a la demanda y tiene que circular por
límite, otro fundamento, para la prohibición del goce que el goce los carriles trazados por ésta, el del perverso es exigencia de goce
mismo y testimoniar así que no existe ningún fuera de la ley que que no se somete a los dictados de la demanda.
no sea Ja ley misma porque ella es el exceso; exceso que no es sino En el caso del psicótico, tratar de aclarar cuál es su respuesta
el orden simbólico que viene a pervertir la naturaleza. El perverso a nte el deseo del Otro exige recordar en primer término que el
pretende demostrar que no hay más estado "natural" del hombre

1
~ Cf. J. Lacan, Écrits, op. cit., p . 825 (p. 805). 14
Cf. J. Lacan, Le Séminafre. Livre XVI. D'un Autre a l 'autre (inédito), ses ión del
n !bid., p. 824 (p. 805). 16 de marzo de 1969.
120 DANIEL GERBER FICCIONES DE VERDAD 121

deseo es ante todo una pregunta, la pregunta con la que todo verdad de la castración que practica activamente sobre su compa-
significante -en tanto proviene del Otro- interpela. El significante ñero en beneficio del goce del Otro: hacer del horror de la castra-
interpela siempre porque abre un abismo entre lo que enuncia y ción un motivo de goce. El testimonio perverso es de amor por la
la enunciación que evoca, abismo que es ese margen en que la verdad y goce del saber, a diferencia de la postura del neurótico
demanda se desprende de la necesidad. Para el psicótico, esta quien ama el saber pero experimenta horror por la verdad de su
pregunta no se formula; en su historia, el significante de la falta, castración que lo remite a la del Otro y a la imposible consistencia
el falo que puede plantearle el cuestionamiento acerca de lo que de éste. El psicótico, por su parte, está seguro de la verdad y esta
· el Otro quiere, no se ha constituido para decir presente a la llamada certeza le viene del hecho de que ella no es del Otro sino suya; lo
que llega desde la grieta de la castración. muestra claramente quien constituye el paradigma de la psicosis,
Es por esto por lo que el psicótico no se encuentra con un Otro el paranoico, a l que se podría definir como alguien que pone la
en falta frente al cual, como el n eurótico, se interrogará por su verdad de su lado. Certeza de la verdad y horror por el saber como
deseo o al que, como el perverso, responderá porque sabe que eso saber siempre persecutorio definen la posición de la psicosis.
que él quiere es el goce. El psicótico no tiene una pregunta pero El neurótico ama el saber y odia la verdad; nada quiere saber
tampoco tiene el saber, lo que tiene es la certeza del goce del Otro. de ésta como causa inarticulable de la imposible convergencia entre
demanda y des eo. Con su amor por el saber procura convencerse
que de éste existe y que el Otro lo tiene, estrategia que finalmente
le posibilita no saber nada de nada, de esa nada que causa el deseo.
4) ESTRUCTURAS DE LA VERDAD Nadie como el neurótico ilustra mejor aquel señalamiento de Lacan
que dice que el amor es el insucces del inconsciente, es decir, el
A diferencia del neurótico que quiere que el Otro le demande fracaso, pero también -por la referencia a insu- el desconocimien-
para asegurarse de que no goza; a diferencia del perverso que to del mismo. En este sentido el amor es también el revés del
quiere que el Otro goce, el psicótico está seguro de que el Otro deseo, tanto su derrota como su reverso.
goza, y que goza de él. En los tres casos hay un objeto en cuestión, Sin una determinación, una decisión que no puede esperar el
el objeto que encarna el goce, el resto, ese objeto que Lacan lla- aval del Otro, el deseo queda condenado a persistir como una
mó "a". Pero mientras que en la neurosis es desconocido porque metonimia al infinito, un juego significante sin fin en el que per-
permanece oculto en el fantasma y el sujeto nada quiere saber de manece enajenado en la demanda de ese Otro y, paradójicamente,
él, en la perversión es el objeto fetiche con el que el sujeto se indefinido como deseo. Para decidirse como tal hac e falta traspo-
identifica para procurar el goce y en la psicosis es el objeto afuci- ner el umbral de la demanda por medio de un acto en el que se
nado qu e no evoca nada del deseo sino que impon e la certeza del plantea siempre la dimensión del no retorno pues el retorno no
goce del Otro. es sino la reiniciación de Ja serie infinita de vueltas. Pero la posi-
Si en la neurosis el objeto -que es la encarnación del goce- bilidad del acto horroriza al neurótico, quien prefiere sostenerse
cons tituye un peligro pues señala lo que hay de angustiante en el en la indeterm inación antes que admitir la certeza de la falta del
deseo del Otro y en la perversión es el índice del camino a l goce, Otro . La duda obsesiva, recurso característico para posponer in-
en la psicosis es la confirmación del aniquilamiento, de la imposible definidamente el acto, constituye el ejemplo más notable de esa
representación del psicótico como sujeto en el campo del Otro. postura.
El perverso logra articular goce y saber para hacer de la perver- En posición opuesta, el perverso se afirma en su determinación
sión un saber-hacer con el goce. Esta articulación es la razón del de tomar el lugar de objeto para negar así su división subjetiva. El
carácter rutinario que la distingue: todo saber hacer es rutinario; acto, que al neurótico le produce horror, es para él el único medio
cuando se sabe hacer algo no hay razón para cambiar. Con su de poner en juego esa determinación que es su desmentida de la
saber-hacer puede presentarse como un enamorado de la verdad, castración, desmentida en acto. Hay sin embargo algo común a
122 DANIEL GERBER FICCIONES DE VERDAD 123

neurosis y pervers10n: la castración opera sus efectos en ambas, confunde con el deseo de éste. En la neurosis, entonces, la verdad
de modo que la división subjetiva es inevitable y la relación sexual, será una verdad interrogada, cuestionada. Ésta es la causa del
imposible en lo real, tiene que simbolizarse, metaforizarse de al- estatuto de aparentemente deseable que adquiere el saber que se
guna man era. Inexistente en lo real, tanto en la neurosis como en supone al Otro pero, paradójicamente, el neurótico pregunta por
la perversión, la relación sexual tiene un lugar en lo simbólico. En la verdad sin quere r saber nada de ella. Nada se quiere saber en
la psicosis en cambio, por la falta de la castración, la relación sexual la neurosis de que el Otro es sitio de la carencia, de la falta de
no es simbólica, es real, es decir, imposible de simbolizar. respuesta.
Se puede afirmar entonces que el acto como acontecimiento en Por su parte, en la perversión, como se ha afirmado, no hay
el que lo real imposible de la relación sexual se inscribe en el pla- pregunta. El sujeto perverso tiene la respuesta: la verd ad está en
no simbólico es para el neurótico motivo de horror, para el per- su acto, en su práctica misma. El perverso actúa en nombre de la
verso condición de goce y para el psicótico el momento catastró- verdad del goce que cree detentar; d e una verdad que él ya sabe,
fico por excelencia porque es siempre pasaje al acto: no la ten- por esto la perversión no puede llevar a una elaboración d e saber
tativa de inscribir lo real de la relación sexual sino de sacarse de sobre ella: La verdad de la perversión es un saber-hacer con el goce,
encima ese real que lo habita teniendo para esto que salirse él ese saber hacer que se aplica rutinariamente en un acto - el acto
mismo del cuadro, lanzándose fuera del campo simbólico. En la perverso- destinado a rep e tirse sin fin y de manera idéntica porque
psicosis el acto es así el testimonio de aquello que no puede ser es un acto en el que la verdad es puesta allí en juego de tal modo
simbolizado. que sólo con esa repetición puede mantenerse.
Tres estructuras, tres modos de relación diferen te con el goce. Así pues en la neurosis se pu ede hablar de una verdad cuestio-
El neurótico elige no saber nada del goce del Otro, que para él es nada, mientras que en la perversión se tratará d e una verdad prac-
inaceptable. El perverso elige ser instrumento d e ese goce que para ticada. En la psicosis el es tatuto de la verdad será muy diferente
él no sólo es aceptable sino que constituye un mandato, una vo- porque en ella ésta sólo puede definirse como una verdad revelada .
luntad. La posición del psicótico es mucho más radical pues lo que La verdad en la psicosis es en efecto una revelación; revelación
él "elige" -si es que aquí pu ed e hablars e d e elección- es simple- acerca d el goce del Otro y del d errumb e de éste como lugar de Ja
m e nte no creer en el Otro. Unglauóen, llamaba Freud a esta no ley: la verdad del psicótico es que el Otro engaña, qu e es una
creencia; rechazo del inconsciente, dice Lacan: el psicótico es un especie de perverso radical. Esta verdad puede parecer semejante
no abonado al discurso del Otro porqu e en la medida en que el a la de un sujeto al fin del análisis si se piensa que también en este
Otro carece d e palabra -y no puede por lo tanto inspirar ninguna caso se produce una caída del Otro. Pero la verdad al fin del análisis
confianza- el lenguaj e no será un obstáculo en el camino del goce es la de un sujeto sin Otro, la de un sujeto con la certeza de la
sino la máquina infernal que goza de él. Por es to se vivirá siempre inexistencia del Otro; la d el psicótico, por el contrario, es la de un
como víctima de ese goce que considera suprema maldad. sujeto frente a un Otro que existe pero e n quien no puede creer.
El perverso se pone al servicio del goce, el neurótico lo combate, En la psicosis la verdad no es el índice de la pregunta del sujeto
el psicótico está bajo el yugo in evitable del goce d el Otro lo que -como sucede en la neurosis- ni tampoco el testimonio de su
genera su sueño de libertad. Juntarse con la mujer que es tomada posición de consumar el acto, como en la perversión; no es una
como figura mayor d e esa libertad -opción que trata de adoptar dimensión ajena de alguna manera al sujeto sino la condición
el transexual- puede ser la materialización de ese "sueño". subjetiva misma del psicótico: él es la verdad.
Todas estas reflexiones permiten extraer algunas conclusiones ¿Qué decir, para concluir, acerca d el estatuto de la verdad en
acerca del estatuto de la verdad en cada una de las estructuras el proceso psicoanalítico? En primer lugar que, si bien no se pro-
clínicas. d uce en él una "cuarta" estructura, una característica del fin del
Para el neurótico, en primer lugar, la verdad es aque llo sobre análisis es el nuevo estatuto que la verdad va a tomar y que puede
lo que se pregunta. Es una verdad que está en el Otro, que se expresarse de manera sintética como "no hay metalenguaje" o
124 DANIEL GERBER FICCIONES DE VERDAD 125

-para recordar el aforismo equivalente de Lacan- "no hay Otro de reencontrarse en el inconsciente, en la estructura". 15 Reencon-
del Otro". De esta manera se afirma la verdad en su sentido más trarse, reconocerse en el lugar de la grieta qu,e es el verdadero
radical: más allá de toda creencia, el Otro no sabe y, por lo tanto, lugar del sujeto, imposible de ser evacuado de la estructura en
tampoco goza. En última instancia, el Otro en tanto Otro del saber nombre de la búsqueda de la "perfección" de esta última. Reen-
pleno del goce, no existe; de ahí que, paradójicamente, no haya contrarse en los efectos de verdad del bien decir que cristalizan
más verdad que la imposibilidad de decir la verdad toda. en la producción de un saber; un saber que es la afirmación del
Varias reflexiones en torno a la dirección de la cura y su relación discurso del Otro que falta, el inconsciente.
con cada una de las estructuras pueden desprenderse de lo expuesto. La verdad en el proceso psicoanalítico es entonces una verdad
En el caso de la neurosis, el Otro que no existe no puede querer que se puede definir como efectuada.
la castración del sujeto, tal como éste no deja de aseverar en el
contexto de la inútil querella que le sigue; la castración del sujeto
no es el Otro quien la quiere porque es una premisa estructural y
no un motivo para el goce del Otro.
En oposición a la postura perversa, desde el psicoanálisis ya no
se puede sostener que el Otro -que no existe- pueda ordenar el
goce como aquélla lo cree dentro de lo que es el intento del per-
verso de hacerse instrumento para hacerlo posible.
Finalmente, con relación a la psicosis, habría que concluir que,
precisamente por su inexistencia, el Otro no puede gozar del sujeto,
situación que pone en entredicho esa certeza básica que lo habita.
En síntesis, la división y caslración subjetivas no son r esponsa-
bilidad del Otro sino del sujeto. Solamente él puede responder
por y desde ellas porque el Otro no es más que la ficción que se
concibe para evadir esa responsabilidad básica.
El análisis de la estructura ll eva a dos conclusiones indispensa-
bles: el Otro no existe, pero el saber sí, a condición de construirlo
e inventarlo. El dispositivo psicoanalítico se organiza para la pro-
ducción y puesta en acto de un saber que, a diferencia de otros,
es un saber que afecta al sujeto. Un saber que, más que modificar
una creencia, pretende la obtención de una certeza que no se
refiere a lo que que la ficción dice sino a lo que ella cierne como
imposible de decir.
La verdad se dice en una estructura de ficción, p ero la ficción
en sí misma no dice la verdad sino cuando se produce el encu entro
fallido con lo real que en ella no llega a designarse. La verdad que
se trata de poner de manifiesto es finalmente el derrumbe de la
suposición de que hay tal verdad. Para esto es preciso el biendecir,
que no debe confundirse con decir bien; bien decir la estructura
en su carácter de estructura fallida para cumplir con el deber al
que Lacan hace referencia en Télévision, el "deber de bien decir o 1
'' J. Lacan, Télévision, París, Seuil, 1971, p . '\9 .
ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA 127

EL PSICOANÁLISIS ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA inconsciente está estructurado como un lenguaje" .~ Esta fórmula
será el ej e rector para la problemática que nos atañe.
MARÍA TERESA ORVAÑANOS Aparentemente se trata de dos posiciones contrarias, puesto
que el concepto mismo del inconsciente freudiano se opone a la
historia, y más precisamente al descubrimiento de la verdad histó-
rica del sujeto; sin embargo, es importante demostrar que no se
trata tanto de una disyunción entre historia o estructura, y de tener
que optar por una o por otra, sino más bien de elaborar el tema
El hombre hace la historia; a su vez, la historia lo desde ángulos diferentes, para reflexionar qué lugar ocupa cada
deshace. Es el autor y e l objeto, el agente y la uno en la dirección de la cura y las consecuencias que tendrá en
víctima. Hasta ahora creyó dominarla, hoy ya sabe el tratamiento.
que se le escapa, que florece e n lo insoluble y lo
intolerable: una época demente cuyo termino no
impli ca ninguna id ea de finalidacl. 1
l] HISTORIA
INTRODUCCIÓN

Quienes optan por el lado de la historia, inici an una reconstrucción


La finalidad de este escrito es exponer y confrontar dos esquemas
de la historia propia del sujeto en el presente, y de esa manera
diferentes de trabajo en la clínica psicoanalítica que son la historia
rescatan los acontecimientos del pasado "tal cual fueron". Descu-
y la estructura. Ambos han sido objeto de múltiples polémicas
bren los recuerdos más antiguos, creyendo que así se devela la
d esde la época de Freud hasta nuestros días.
verdad del sujeto; buscan en el pasado la causalidad de los traumas
Optar por un punto de vista historicista o estructural constituye
y establecen correlaciones entre las causas, las interpretan y les
un problema que ha sido sumamente cuestionado entre las dife-
dan un sentido; tratan de confirmar la veracidad de los aconteci-
rentes escuelas psicoanalíticas y aun en el interior mismo de cada
mientos y su coincidencia con los recuerdos; es decir, parten de
una de ellas.
un texto y de un discurso para comparar entre lo que se cuenta y
Lacan por ejemplo señaló en 1953 en Roma 2 que lo que le
lo que ocurrió; investigan sobre la génesis del síntoma y lo traducen
enseñamos al sujeto a reconocer como su inconsciente es su his-
en el aquí y ahora de la transferencia para conferirle un sentido
toria, y propuso entonces que la dimensión propia del análisis es
a éste; acumu lan datos biográficos y organizan la historia en fun-
la reintegración por parte del sujeto de esa historia cuyo camino
ción de las etapas de desarrollo en un tiempo diacrónico y de
para restituirla adquiere la forma de una búsqueda del pasado.
sucesión lineal y acumulativo; siguen el modelo médico de evolu-
Esto es pues lo que habrá de considerarse como el blanco hacia el
ción de la enfermedad pensando que al final del análisis , una vez
que apunta la técnica psicoanalítica.
reconstruida la historia infantil por medio del saber del analista,
Veinte años más tarde el propio Lacan diría que detesta la
éste se la comunica al analizante y de esta manera se habrá hecho
histori a. Sin embargo a pesar de esta evolución y contradicción en
conscien te lo inconsciente .
la obra de Lacan existe una constante teórica imprescindible en
Existe una larga ilusión historicista que privilegia los anteceden-
el psicoanálisis -aunque Freud no Jo escriba de esta manera-, "el
les históricos para obtener los e lementos estructurantes. Se piensa

1
Émile Ciora n, Contra la historia, Barcelona, Tusquets, 198'1, p. 1'10. ~ Jacques Lacan, "L'Étourdit", en Sálicet, nüm . 4, París, Seu il, 197'\, p. 8. Edición
2 Jacques Lacan, Función y camjJo de la />a.labra y del lenguaje en jJsicoa.nálisis, 195'1. cspat1ola, "El Atolondradicho", en Escansión , nüm. 1, Buenos Aires, Paidós, 1984,
Edición espat1o la, México, Siglo XXI, 1984, p. 251. 1'· 21.

(126]
128 MARÍA TERESA ORVAÑANOS ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA 129

que al excavar en la psicología de las profundidades en una regre- cesión de incidentes, tan sólo expresa nuestro deseo de limitarnos
sión histórica y temporal se obtiene la clave d e las neurosis. Por a cosas firmes, a acontecimientos incontestables, que se desarrollan
ello, p ara algunos psicoanalistas, el trabajo del análisis consiste en en un orden simple, visión atrayente que valora y aprovecha el
que por medio del ordenamiento de sucesos, muchas veces crono- arte narrativo, eterna literatura de nodrizas .
lógico, se puede otorgar una interpretación a lo ¡icontecido. El historiador lucha contra mitos y leyendas. Por medio de las
Sin embargo, la historia es un recurso engañoso , ya que pro- pruebas habla en nombre de la ciencia y echa a andar hipótesis y
porciona una continuidad a los acontecimientos y por ello confirma reglas, para producir modelos diferentes en la sociedad. Acusa a
al sujeto en sus certidumbres y le otorga una soberanía de la con- la ficción de no ser un dis curso unívoco e ir a la deriva semántica.
ciencia. La historia es una reflexión del yo, es e l lugar d el cogito Cuando precisamente de lo que se trata en la asociaci ón libre es
cartesiano. Michel Foucault propone contra esa continuidad la de ir a la deriva. Dice Michel d e Certau que la ficción es como la
discontinuidad histórica; 4 es decir, los cortes y las rupturas qu e se sirena de la cual el historiador d eb e d efenderse como un Ulises
producen en el discurso mism o . atado a su mástil. Lucha contra los mitos, pero no puede hacer
Walter Benjamín describe a la tarea del historiado r como una caso omiso d e ellos. 8
Traumdeutung, una construcción de imágenes en un horizonte de Los conceptos freudianos d e desarrollo, evolución libidin al, in-
sentido." Mientras que el trabajo de interpretación psicoanalítica, hibición, regresión y fijación a e tapas, se prestan para sostener una
más que ordenar los acontecimientos históricos y darles una sig- teoría historicista, cómplice del principio del placer, y es por ello
nificación reside en hacer una labor de deconstrucción de los he- por lo que el único modo d e acción propuesta por muchos analistas
chos narrados, para reordenados a partir del d eseo. es la restitución d e la historia en el aquí y ahora d e la transferencia,
La historia nos remite a una relación inteligible y previsible, recuerdo, repetición y elaboración . La gran mayoría d e estos ana-
mientras que la estructura, dice Green, demarca, recorta, reúne, listas dejan de lado el Más alla del princijJio del placer, texto central
mediante la confrontación de los datos redistribuidos según sus para anali zar el retorno de lo reprimido y la compulsión de repe-
relaciones sistemáticas, lo que permite recuperar el "proceso de tición. Sólo a partir d e estos conceptos es posible comprender
múltiples aspectos que permitió que tales relaciones se cristaliza- retroactivamen te qu e las historias, las evoluciones libidinales y las
ran" _ti repeticiones son efecto de la estru ctura del sujeto.
La historia tranquiliza, completa lo imposible del decir, cubre Entre los autores posfreudianos que favorecen una dirección de
y tapona con la r ea lidad la emergencia de lo real, disfraza con la cura histórica en d etrimento de una posición estructural, se
historias los o lvidos, tapa los desgarrones del pasado en el presente, encuentra Emiliano Calende, quien propone en Historia y repetición.
y se transforma en un a de las resistencias más poderosas fren te al Temporalidad subjetiva y actual modernidad!) cómo, a través del mé-
análisis. La historia, dice N éstor Braunstein, es un fantasma para todo históri co, se construye en la clínica psicoanalítica la "Verdad
salir de la pesadilla del regreso constante de lo mismo ... y seguir del individuo" y considera que la his toria es el acceso privilegiado
durmiendo. para la producción de la historia vivencia! d el individuo y la manera
La historia, señala Blanchot, en El libro que vendrá, 7 tal como como és ta se ha organizado en relación con los deseos e ilusiones
nos la representamos y creemos vivirla, con su tranquilizante su- que la animan. Por ello, para el autor, la construcción, la verdad
y la historia co nstituyen nocion es ins eparables y e ntre ellas mismas
forman los elem entos axiales que d efinen el método histórico que
" Michel Foucault:, La arqueología del sabe1·, México, Siglo XXI, 1977. funda el psicoanálisis.
;; Citado por Franco Rella, en El silencio y Las jJalabras, 1992, Buenos Aire s,
Paidós, p. 150.
ti André Gree n, "El psicoanálisis ante la oposición d e la historia y la estructura", H Mi ch el <le C ertau, Historia y j;sicoanális is, México, Universidad Ib eroame ri cana,

en Estructura lismo y psicoanálisis, Buenos Aires, Nueva Visi ón, 1971, p. 9. 199 5.
7 !l Emiliano Calende, Historia y repetición, Buenos Aires, Paidós, 1922, p. 26 7.
Maurice Blanchot, El libro que vendrá, Ca racas, Monte Ávila, 1992, p. 158 .
130 MARÍA TERESA ORV AÑANOS
ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA 131

Por otra parte, el autor critica la concepción de una historia síntomas para confirmar la imposibilidad del reencuentro con el
que pretende ser totalizante, historia que la cura intenta decons- objeto originario e irremediablemente perdido?
truir para d espués "reconstruir una historia más verdadera des- Entre la historia y la estructura más que una oposición existe
centrada de las ilusiones y del ideal, en la que el sujeto pueda una relación de imposible, de vínculo y corte; "la historia que une
integrar aquello que el yo tiende a excluir y rechazar". 1 º y la estructura que separa", dice Green. 14
Después de un extenso análisis acerca de las relaciones entre En la clínica coexisten dos escenas y dos lógicas, la del incons-
historia, verdad y modernidad, Emiliano Calende -a pesar de que ciente, y la de la realidad o la conciencia; entre la noción de in-
realiza una aguda reflexión sobre la Reacción tera/Jéutica negativa y consciente y la noción de tiempo como repetición, no es posible
examina extensamente los efectos e n el sujeto de la ComjJUlsión a hacer ninguna conjetura. Desde este lugar imposible se dirige la
la rt!petición en su relación con el Más allá del jJrincipio del placer- cura, sacudiendo las historias y recurriendo a los mitos; entre la
en ningún momento considera estas reacciones desde un punto temporalidad de los calendarios y la intemporalidad del deseo;
de vista clínico y menos aún toma en cuenta el método estructural; entre este último y la atemporalidad del goce, entre la realidad y
por el contrario, el manejo que hace de estos conceptos es desde lo real, entre el enunciado que repite y la enunciación que denun-
una "lectura sociologist:a", 11 y termina el capítulo en cuestión di- cia, entre los recuerdos y la ficción, entre el placer y el más allá
ciendo: "La historia, como la novela, entrama sentidos, organiza del principio del placer, para que el sentido caiga y se alcance el
la dramática que transcurre la vida (social). Su verdad será verdad sinsentido. Descifrar lo que está cifrado.
referida a esa misma historia, recuperada en la coherencia de un Al psicoanálisis no le interesan los hechos en sí, sino el acto
relato que hace posible para el hombre el dominio de su razón." como efecto de la articulación significante. La dirección de la cura
Y critica la idea, "difundida por cierto lacanismo", tal como lo no apunta a completar las historias sino a producir la falta y la
m enciona, de poner al sujeto en análisis frente al sinsentido radical división subjetiva. Lacan coloca en el centro de la estructura del
de lo real, que además de rozar el ideal de la experiencia mística, inconsciente a la hiancia causal, puesto que para todo ser que
alimenta esta ilusión de una verdad abso luta, más allá ele los sen- habla, la causa de su deseo es estrictamente equivalente a su es-
tidos que imprime la propia historia. 12 tructura. La estructura del sujeto es su falta en ser. Mientras que
La historia es el mayor de los fantasmas, dice Lacan en Le sin- la concepción historicista insiste en encontrar al objeto perdido,
thome, 1:1 y ante esto surgen las preguntas, ¿podríamos servirnos de pero, ¿cómo reencontrar?, si desde Freud sabemos por definición
las historias del analizante para operar cortes en la estructura? que siempre estuvo perdido, si nunca hubo encuentro anterior, y
¿podríamos servirnos ele los recuerdos y los fantasmas siempre ahí, dice Lacan, que ahí está la trampa de la historia, por qué uno no
que se repiten una y otra vez, para que nos conduzcan al fantasma reencuentra.
fundamental que organiza y da cuenta de la manera como el sujeto La ética del análisis no propone realizar una función integradora
circunscribe su goce? ¿podríamos servirnos ele las historias de de- de dikhé, que es la potencia organizadora de la vida social y dar
sencuentros amorosos y fracasos, y de la historia repetitiva de los una continuidad y explicación a los hechos de la historia, repar-
tiéndolos en el tiempo y en el espacio, sino que busca irrumpir y
JO /bid.
11 violentar la certidumbre subjetiva - la tekné, el corte, este último
"Hay una lectura sociologista de Freud, se trata de qu e el suj e to incopore
las pautas sociales y llegu e a una identificación sa tisfactoria de sí mismo y de su en tanto que función creadora.
lugar en el mundo y esta lectura sociologista en realidad es tá poco fundada en
textos de Freud ... sin embargo no hay quien se haya privado de ha ce rlo" (N ésto r
Braunstein, en Cuadernos de Fornwción Docente, núm. 29-'IO, diciembre de 1989,
México, Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, p. '14) .
12 Emiliano Calende, ibid., p. 267.
1
~ Jacques Lacan, Le Séminaire. Le sinlhome, 1976-7976, in édito , seminario del
16 de marzo de 1976. 14
André Green, ibid., p. 24.
132 MARÍA TERESA ORVAÑANOS ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA 133

2] ESTRUCTURA tan te donde se atrapan la sincronía de la estructura con la diacronía


de la cadena discursiva, es el momento de concluir, momento
La estructura es un concepto teórico que presenta grandes pro- lógico de vínculo histórico y de corte estructural. Es el momento
blemas para su comprensión, más aún si agregamos que pertenece puntual del Wo es war, soll ich werden, donde "se articula lo que del
al vocabulario común de innumerables disciplinas y cada una hace ser viene al decir". 18 Es el lapsus en donde surge la caída del sujeto.
un uso diferente de él. El inconsciente tiene una función de descifrar lo indecible y lo
He realizado un recorrido bibliográfico por algunos autores irrepresentable del goce, y actúa en la transferencia. Frecuente-
contemporáneos que han trabajado el tema, y la impresión que mente concebimos a la transferencia como una repetición de pro-
me ha quedado de las lectu ras es que se trata de un conocimiento totipos infantiles, es decir la transferencia del tiempo pasado al
de una enorme complejidad del que se puede llegar a un sinnúmero tiempo presente, lo que implica hablar de una temporalidad his-
de interpretaciones posibles. Debido a esto, todo y nada puede tórica y espacial; en el inconsciente no hay tiempo ni espacio,
decirse sobre la estructura. coexisten a un tiempo el presente, el pasado y el futuro anterior,
Frecuentemente se reflexiona sobre la estructura como estruc- la represión y el retorno de lo reprimido. Lacan insiste en que el
turada, o bien como un conjunto de elementos unidos entre sí por concepto de repetición no tiene nada que ver con la transferencia,
relaciones fijas. Sin embargo, Derrida afirma que "no podemos sino que la transferencia es la puesta en acto de la realidad del
concebirla como una descripción comprensiva de una totalidad, inconsciente, l!l de este inconsciente que, valga la redundancia, está
de una forma o de una función organizada según una legalidad estructurado como un lenguaje. En cada repetición de las historias
interna" . 10 Por lo tanto, pienso en ella, más bien, como una serie en la transferencia, en cada acto analítico, hay una creación signi-
de coordenadas en relaciones sincrónicas y diacrónicas en cons- ficante; y el sujeto del inconsciente es el efecto de este significante.
tante movimiento, que en el intento de dar cuenta o de articular No se trata, por tanto, de aprehender o fijar al sujeto en una
una experiencia definen a la estructura misma. Por ejemplo: un temporalidad histórica, sino que por medio de la asociación libre,
fragmento musical, un verso, un significante en relación con otro las historias se desconstruyen en la atemporalidad del inconsciente,
significante, un recuerdo y una historia, un instante, una diferencia y de esa manera se articule el sujeto del enunciado con el sujeto
o un vacío incluso, pueden dar cuenta de la estructura de la obra de la enunciación, instante del advenimiento del sujeto; por ello,
o del sujeto . "la estructura no es la forma, la estructura es definida por la arti-
Ante la dificultad de definir la estructura, considerémosla desde culación significante como tal". "La estructura es lo aesférico en-
el punto de vista del psicoanálisis; por una parte, hay que tomar trañado en la articulación lenguajera en tanto que un efecto del
en cuenta que el sujeto es efecto de la estructura y que ésta a su sujeto se capta en ella. " 211
vez, depende de la introducción del significante en el sujeto; ir; y Así podemos comprender por qué para Lacan, la noción de
por otra parte, Lacan dice, en su seminario de la Psicosis, que la estructura y significante se presentan como inseparables y que el
estructura es lo real que se produce en el lenguaje, y es en el interesarse por la estructura es precisamente no descuidar al sig-
analisis donde ésta se ordena en discurso. 17 nificante.
Trabajar con la estructura significa relacionar un cierto número Ahora, podemos regresar a lo dicho al inicio de este apartado,
de coordenadas, y escuchar las fallas y los tropiezos de la cadena que el sujeto es efecto de la estructura y toda estructura, afirma
discursiva en donde se evoca el inconsciente. Ahora bien, el ins- Lacan, se funda en su prohibición, o sea el goce. 21 Si hablamos de

10 18
Jacques Derrida, La escritura y la diferencia, Barcelona, Anlhropos, 1989, Jacques Lacan, Psicoanálisis, radiofonía y televisión, Barcelona, Anagrama,
p. 215. 1977, p. 46.
lliJ acques Lacan, El reverso del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1992, p. 129 . l!l Jacques Lacan, Los cuatro concej1tos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Ai-
17 Jacques Lacan, El seminario. La ¡;sicosis, 1955-1956, seminario del 14 de mano res, Paidós, 1987.
20
de 1956, Barcelona, Paidós, 1984, p. 2:-17 . Jacques Lacan, ibid., p. 55.
134 MARÍA TERESA ORVAÑANOS
ENTRE LA HISTORIA Y LA ESTRUCTURA 1 :rn
goce, es vinculado con el origen de la entrada del significante. Por el fantasma, tal como lo proponía Freud, sino de atravesarlo, dicho
ello, los ejes que ordenan las lecturas de Lacan, son la estructura en otras palabras, de deconstruirlo.
de la Ley y del lenguaje. Esto se ordena a partir de los dos gran- La deconstrucción es opuesta a toda empresa y a toda tentación
des mitos freudianos, Tótem y tabú y Edipo; que instauran el goce historicista. 25
y la Ley de prohibición del incesto. El mito es lo que conforma a "Al comi e nzo era el ve rbo, lo que quiere decir el significante."
la estructura y las historias toman como punto de partida a los
mitos.
André Green propone que en Freud hay una articulación his-
tórica estructural, puesto que es a partir de las historias, que éstas
darán cuenta de la estructura que las articula. 22
Jorge. Belinsky 2 ~ menciona que los dos ejes alrededor de los
cuales está organizada la obra de Freud son: por un lado, el mito
de los orígenes y el mito del asesinato del padre de la horda pri-
mitiva; y por el otro, la práctica clínica, las historias, los sueños,
los lapsus, los síntomas, los fantasmas, la novela familiar. Es en la
intersección entre estos dos ejes, donde se producen los fantasmas
originarios, todo lo que lleva el prefijo ur, originario - donde lo
real de la estructura se torna en discurso-, y por ello, la discursi-
vidad psicoanalítica se organiza según tres configuraciones básicas,
teórica, narrativa o de ficción y mítica.

CONCLUSIÓN

La propuesta es trabajar con los fantasmas fundamentales del que


está preso el sujeto, puesto qu'e esos fantasmas, desde la teoría
freudiana, son el soporte de la realidad, y su núcleo es el complejo
de castración . Si algo se repite, si algo escuchamos en la clínica, si
algo se escenifica una y otra vez alrededor de lo cual el sujeto
organiza todas sus historias, sus síntomas y sus desencuentros con
el otro, es esta frase estructurada en presente: Mi jJajJá me pega.
Para Lacan, dice Néstor Braunstein, 24 no se trataba de construir

21
Jacques Lacan, ibid., p. 190.
22
André Green, La nueva clínica j;sicoanalítica y la teoría de Freud, Buenos Aires,
Amorrortu, 1993, p. 40.
2
~Jorge Belinsky, E l retorno del padre, Barcelona, Lumen, 1991, p . 18.
24
Néstor Braunstein, "La herejía del eterno retorno", en Coloquios de la
Fundación 9, El tiempo, el psicoanálisis y los tiernj;os, México, Ed. de Ja _F undación,
1993, p. 53. 25
Néstor Braunstein, ibid., p. 54.
LEVINAS ... DESESTRUCTURANDO SISTEMAS Y TOTALIDADES l'.~

LEVINAS ... DESESTRUCTURANDO SISTEMAS La violencia no consiste tanto en herir y aniquilar como en interrumpir
Y TOTALIDADES la continuidad de las personas. En hacerlas desempeñar papeles en los
que no se encuentran; en hacerles traicionar no sólo compromisos sino
FERNANDA NAVARRO
su propio ser [Levinas, Difficile liberté].

Si se pretende superar el solipsismo por el saber o la intelección,


el ente concreto se dirige a su enajenación . Se trata de encontrar
otro género de trascendencia que no sea la comprensión y que
prefigure un absoluto hacia el cual pueda abrirse el ser individual
sin que resulte enajenado. Este absoluto es el imperativo ético que
Levinas, lituano de nacimiento, y de lengua francés, hace un cues- funda toda racionalidad. La ética, para Levinas, es anterior a la
tionamiento radical desde los presocráticos hasta Heidegger. Vive ontología. Habrá pues que anteponer, como fundante de la univer-
la revolución rusa y posteriormente estudia en la Universidad de salidad y de la racionalidad de la norma ética, una relación "cara
Friburgo. Husserl y la fenomenología lo cautivan en un primer a cara" concreta, que haga posible no sólo una razón práctica sino
tiempo; después Heidegger y finalmente la influencia de la univer- también una razón teórica. Pues el primado de la ontología sobre
salidad francesa dejarán en él su huella. Su originalidad estriba en la ética y del concepto sobre lo individual-concreto ha anticipado
romper con los modelos trascendentales de la conciencia de sí y la supremacía del estado hegeliano sobre el individuo. Ha subor-
de las filosofías de la Representación para elaborar una Filosofía dinado su posibilidad de realización moral a la historia y a la
de la Alteridad o del Encuentro. totalidad.
Uno de sus blancos teóricos será la totalidad como concepto que El "cara a cara" es condición de la moralidad objetiva del estado
evidencia la enajenación y por su incapacidad de escuchar al "otro". -Levinas mantiene la distinción hegeliana entre moralidad indivi-
Desnuda la violencia que toda objetivación implica y pone el énfasis dual, Moralitiit y moralidad social, Sittlichkeit. Es también condición
en lo singular, concreto, en la sujetividad -en suma, en la expe- de la libertad que necesita de la ley escrita para preservarse a si
riencia. misma. Desde esta relación que es primera y condicionante en el
Justamente la fenomenología lo atrajo por sacar a la filosofía nivel del ser y no meramente antropológico comenzará la crítica
de la encrucijada idealismo-realismo, dirigiéndola "a las cosas mis- al sistema hegeliano, a la totalidad. El estado será considerado como
mas" en una aspiración por lo concreto. La intencionalidad de la totalidad enajenante (equivalen te a la neutralidad del ser heidegge-
conciencia pretendía poner entre paréntesis toda construcción pre- riano que produce la en~jenación del ser [es gibt]).
via para ir al ser antes de interpretarlo. Sin embargo, la fenomenología Su obra Totalidad e infinito no está apoyada en la universalidad
dejaba de lado el aspecto existencial. Ahí será Heidegger quien de la razón ni en la objetividad de la totalidad sino en la interpelación
colme ese olvido y sumerja al hombre en la existencia. De él tomará del Otro. Exije un lenguaje más cercano a lo profético que a la
también un procedimiento: comprender lo que es (lo concreto, el neutralidad y racionalidad filosóficas.
ente, el existente ) por lo que no es (el ser = como anónimo = La relación fundante del "cara a cara", exterior a la totalidad, es
existencia= "es gibt" = "il y a"). El individuo se ve enaj enado por el fundamento absoluto y sin equívocos de la moral que propone
la totalidad y sólo puede ser rescatado por una salida hacia lo otro, Levinas. Es una relación sin violencia, fundada en el lenguaje.
que sea, al mismo tiempo, una salida ética. Esto implica un cues- Será el rostro lo que posea un sello netamente ético. Es el que
tionamiento radical a la supremacía del todo o el uno sobre la más se muestra y expone sin defensa. "Es la piel del rostro la que
diversidad. está más al desnudo, más al descubierto ... y es el rostro el que nos
La violencia no se produce tanto en la irracionalidad individual impide matar" (el rostro más que la mirada sartreana).
que se opone al discurso universal razonable, sino en la negación El Otro es lo que no se puede neutralizar en un contenido
del ente concreto e individual por parte de este discurso. conceptual. El concepto lo pondría a mi disposición y sufriría así

[136)
138 FERNANDA NAVARRO LEVINAS ... DESESTRUCTURANDO SISTEMAS Y TOTALIDADES 139

la violencia de la conversión del Otro en Mismo. alteridad. Es decir, su lugar, su "patria", no es el ser sino "ahí
En otras palabras, no me hago una idea de la alteridad, no se donde la inquietud por el otro predomina; ahí donde posesiones
trata de pensar al otro sino de aproximársele, "hablarle de tú", y títulos de riqueza revelan su precariedad y su r adical incapacidad
Aproximarse al "tú" como aquel que se relaciona con el "yo", como de hacer surgir lo humano.
si llegara a florecer en la piel del "Tú": un retorno a sí mismo a De esta relación "cara a cara" surge un imperativo para Levinas:
través del tú ... un contacto original inmediato, real, donde el objeto la responsabilidad, misma que entiende de manera singular, como
no tiene cabida. "Sólo cuando toda mediación desaparece se pro- "algo siempre-ya dado". Se trata de una responsabilidad tal que des-
duce el encuentro", particular, siempre nuevo. Lo importante es prende al yo del yo, y a lo subjetivo del sujeto. Además, no es la
que el yo no se represente al tú sino que lo encuentra. Yo hablo reciprocidad una condición de la relación de responsabilidad para
con él antes de hablar de él. Esto es lo que confiere el carácter de Levinas. Es algo que no se le puede exigir al tú, sin embargo, "desde
irrepetible y única a la relación. el momento en que el Otro me mira, soy responsable de él".
Pero atención a la tentación de la fusión. Vínculo no es fusión. Terminaré haciendo referencia a la relación intersujetiva por
La fusión anula la relación, los dos polos, al fundirse, se vuelven excelencia, la del amor. El filósofo lituano la describe como no
uno solo. Y para que haya vínculos se requiere la alteridad, un siendo "ni lucha, ni fusión, ni conocimiento ... y es sólo mostrando
no-yo. su diferencia con la posesión y con el poder como puede darse en
El "otro" no es un yo calculable por analogía, por ello Levinas ella la comunicación".
elude el término "libertad" para referirse al "otro". Otra libertad De Totalidad e infinito extraigo una cita de gran sutileza y pro-
como la mía no es el "otro" . No se trata de un espejo en el que se fundidad:
proyectaría y objetivaría mi propia imagen. El Otro como otra
libertad semejante a la mía sólo puede ser mi enemigo mortal, ... en la alcoba, el cortjunto de inquietud, ternura y deseo que consiste en
como lo ha expuesto Hegel. perseguir lo que ya está presente, en buscar lo ya encontrado, en solicitar
La igualdad ante la ley y las instituciones sólo pueden lograr un lo que se escapa sin cesar de su forma.
equilibrio pasajero que se degrada en lucha. Por ello, el plantea-
miento de la analogía puede encubrir las mayores hipocresías e Finkielkraut, en su libro-homenaje a Levinas, La sabiduría del
ideologías. Es necesario garantizar un esquema descriptivo de la amor, prosigue en el mismo tenor de paradoja: "El amor es una
relación con la alteridad que no se una (reúna) dialécticamente en presencia que no se deja cercar. Uno no abarca cabalmente al ser
el uno, en el Mismo. No puede plantearse como un sistema de que ama ... " Y en torno a las inquietudes por fijar al ser amado,
correspondencias. dice: "Sólo hay amor en la imposibilidad de detener la fuga, sin
Estas exigencias lo llevan a situar la relación del yo con el Otro fin, el infinito escurrimiento del otro."
corno asimétrica o, corno dirá, la curvatura del espacio ético . "El Sobre la asimetría:
otro no es un Yo situado en la otra orilla" sino que se presenta
siempre a distinto nivel y posición. La relación no parte del Sujeto El tú del "yo te amo" nunca es exactamente mi igual ni mi contemporáneo.
El amor es la insensata investigación de este anacronismo. Los amantes
hacia el Otro, desde mi libertad, sino siempre viene inicialmente
están juntos pero no del todo, "no todavía" (pas encore).
hacia Mí. No parte de un "yo pienso o yo puedo'', perspectiva del Estando presente, el otro es siempre algo futuro ...
mismo (filosofías de la subj etividad), sino que la sitúa en la pasividad Aún al alcance de la caricia, el rostro amado se nos escapa siempre ...
de quien sufre un acontecimiento inesperado (viuda, huérfano).
La respuesta del yo queda entrampada en los laberintos de una El amor hace de uno el rehén de un ausente que no puede fijar
moral subjetiva. ni esquivar ni despedir. ..
Para nuestro autor, no se debe buscar lo humano en un movi- En Proust, en su búsqueda del tiempo perdido, encontramos
miento de autoconciencia, sino en la respuesta al llamado de la acentos igualmente sorprendentes:
140 FERNANDA NAVARRO

El amor no se dirige ni a la persona ni a sus particularidades sino al DE BORDES, MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS


enigma del otro, a su distancia, a su incógnito, a esa manera de no estar
nunca en el mismo nivel que yo, ni siquiera en los momentos más íntimos.
J UAN ALBERTO LITMANOVICH

Para cerrar, retornaremos a Levinas diciendo que cada encuen-


A mi madre, Norma Kivatinetz (porqu e silenciar las
tro es un acontecimiento sin nombre, intransferible y único. Para teclas de aquel /Jiano fue escribir tu nuevo nombre:
él la relación amorosa es una fulguración de instantes sin conti- Norma-motor).
nuidad que rehúsa una existencia consecutiva, sujeta a la posesión;
un puro destello.
' De Totalidad e infinito y Nombres jJropios entretejemos las siguien-
tes líneas:

Salir hacia el Otro es como trascender lo humano hacia la utopía, como


si ésta fuera no un sueño sino una luminosidad donde e.l hombre se Puedo decir lo que quiero, nunca descubriré por
muestra, donde el Yo se consagra al Otro ... en ese "sin lugar", en ese qué se escribe ni cómo no se escribe.
claro de u_topía, fuera de toda raigambre y de todo arraigo, de todo
domicilio ... . Errante y apátrida, que al dirigirme al Otro me alcanzo a mí
M. DURAS
mismo y me enraízo, en una tierra descargado de todo el peso de mi
identidad. ¿Tierra natal o tierra prometida, el otro?
INTRODUCC IÓN

Intento en este texto trabajar un borde, la melancolía. Borde que


cuestiona y nos confronta en la clínica, planteándonos permanen-
tes interrogantes: ¿Estamos ante una estructura? ¿una formación
clínica? ¿una afección? ¿cuáles son las operaciones que hacen que
ciertos escritos sean letras, es decir, actos que marquen un comien-
zo, un respiro, una hiancia al sufrimiento? Las preguntas apuntan
a poner algunas luces al sol negro. Los laberintos serán algunos
textos de F. Pessoa, E. Sábato y M. Duras que navegarán entre las
aguas de Freud y Lacan.
Comencemos con F. Pessoa:

Pesimista, no lo soy. Dichosos los que consiguen traducir a lo universal


su sufrimiento. Yo no sé si el mundo es triste o malo ni eso me importa,
porqu e lo que los demás sufren me resulta aburrido e indiferente. Una
vez que no lloren o giman, lo que me irrita y molesta, ni un encoger de
hombros tengo -tan hondo me pesa mi desdén por ellos- para su sufri-
miento . Pero soy quien cree que la vida es medio luz medio 'sombra. Y
no soy pesimista. No me quejo del horror de la vida. Me quejo del horror
de la mía. El único hecho importante para mí es el hecho de que yo existo
y de que yo sufro y de no poder siquiera soñarme del todo por fuera de
mi sentir sufriendo ... Ni, por lo menos, puedo sentir mi sufrimiento como

[141]
142 JUAN ALBERTO LITMANOVICH DE BORDES , MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS 143

señal de grandeza. No sé lo que es. Pero sufro por las cosas tan despre- to o descenso de excitación que, alcanzando cierto umbral, entra
ciables, me hieren cosas tan triviales, que no oso insultar con esa hipótesis en relación con cierto tipo de representaciones ...
a la hipótesis de que yo pueda tener genio. 1 En la psiquiatría clásica alemana bajo el término melancolía se
nombraba a muchas afecciones designando a todos los estados:
El dolor de existir, el desasosiego de tardes enteras. La escritura leves, depresiones, "distimias", etc. Tomemos a Kraepelin. Su Tra-
y la melancolía hacen aquí su intervalo. El poeta de Lisboa, sus tado sobre psiquiatría tuvo ocho ediciones y encontramos a la me-
heterónimos, las letras puestas para la claridad del discurrir de los lancolía en muchas partes y en ninguna. Desde la primera edición
días. Pessoa empezó a escribir el Libro del desasosiego en un año hará su clasificación según estados: depresivos (melancolía simple
muy próximo a 1912, y lo terminó en 1935, el año de su muerte y delirante); de excitación (m elancolía agitada y la manía) y psicosis
o el anterior. Veintitrés años de escritura en fragmentos, su único periódica (manía periodo y locura circular). En la quinta edición
"ortónimo". determinará una clara división entre lo s estados, los estados exógenos
o adquiridos. Habla aquí de la demencia fnecoz, donde la afectividad
y la voluntad son facultades qu e, al estar afectadas, rebajan al
enfermo en situación de ser librado bajo el influjo exterior; estados
l] DE LAS PRIMERAS LUCES endógenos o constitucionales: la paranoia, que era concebida como
un proceso interno que se desenvolvía a partir de la misma perso-
Nos parece importante hacer un rastreo de cómo Freud va pen- nalidad del enfermo.
sando la melancolía. Desde 1893, en el Manuscrito B, Freud subraya Freud hereda estos conceptos. La melancolía, la "bilis negra"
(recordemos que está trabajando la neurosis de angustia y neuras- (según su sentido etimológico ), es tomada entonces, por la psiquia-
tenia) la relación de la anestesia psíquica y la melancolía, diciendo tría clásica, como el punto de culminación de una enfermedad,
que estamos ante una falta de anudamiento psíquico como posee la causada por cuadros endógenos y exógenos.
neurosis de angustia. Un diccionario mitohermético del siglo XVIII define así la me-
En el Manuscrito E de junio de 1894, dice que los melancólicos lancolía:
son frecuentemente anestésicos, no tienen necesidad ni sensación
de coito, sí "una añoranza por el amor en su forma psíquica. Una Nombre dado a la materia, al negro, sin duda porque el color negro tiene
tensión psíquica del amor, se diría. Cuando ésta se acumula y algo de triste, y el humor del cuerpo humano, llamado melancolía, es
permanece insatisfecha se genera melancolía". Entonces, cuando hay visto como una bilis negra e irreconocida, que causa vapores tristes y
tensión sexual física estamos ante una neurosis de angustia; y cuando se lúgubres . La tristeza y la melancolía son los nombres que los adeptos dan
acumula la tensión sexual psíquica, estamos ante la melancolía. Un año a la materia llevada al negro. 2
después en el Manuscrito G, de enero de 1895, denominado Me-
lancolía, Freud trabaja esto más a fondo, proponiéndonos una fór- Los antiguos griegos la llamaban mélaina cholé, melancholía, 3 pero
mula: "No estaría mal partir de esta idea... La melancolía consistiría era uno de los cuatro humores que, según Hipócrates, eran pro-
en el duelo por la pérdida de la libido ... " ducidos por el cuerpo junto con la sangre, la bilis amarilla o roja
Hay una pérdida "producida dentro de la vida pulsional", pero, (cholé) y la flema. El temperamento de los individuos dependía de
precisemos, no se trata aún de una pérdida de objeto libidinal. Esto 2 Pura H . Cancina (psicoanalista mi embro de la Escuela Sigmund Freud de
aparecerá ya en "Duelo y melancolía". Aquí Freud relaciona la
Rosario), "La melancolía", e n Las psicosis, Colección Clínica de los Bordes, Homo-
excitación con el grupo sexual psíquico. De acuerdo con esto es- Sapiens, 1993, p. 9.
3
taríamos ante distintas melancolías. Es decir, se trata de un aumen- Seguimos aquí el prólogo que Julio Hubard realiza como a ntesala del texto
de Aristóteles, "Problema xxx, l. El genio y la melancolía'', y de las cartas de
Hipócrates a Demócrito, denominadas "Cartas x-xv11". El libro lleva por título De
1 Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, 1935 ( 1982), Seix Barral, p. 260. la melancolía, Vuelta, 1993.
144 JUAN ALBERTO LITMANOVICH DE BORDES, MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS 14r>

la combinación de los humores y del predominio de unos sobre psicológico allí involucrado era todavía indisoluble. Cuatro años
otros, dando así sujetos sanguíneos, coléricos, melancólicos o fle- más tarde, en 1914, reabre el tema de la melancolía con el trabaj o
máticos. Todos los humores eran excitados o deprimidos según titulado "Duelo y melancolía" presentado en la misma Sociedad
determinadas influencias astrales, predominando en la melancolía Psicoanalítica de Viena, luego de introducir los conceptos de nar-
el más alto de los astros, el frío y seco Saturno. En el "Problema cisismo y de ideal del yo. Al año, Freud envía el manuscrito a
XXX, l. El genio y la melancolía", Aristóteles intenta dilucidar "¿por Abraham. La escritura en la melancolía preocupa poco a Freud en
qué los hombres excepcionales, en la filosofía, en la política, en la ese texto. Su interés se centra en establecer el trabajo que opera
poesía o en las artes, son ostensiblemente melancólicos, algunos en la melancolía, siguiendo el conocimiento obtenido en las inves-
al grado de padecer males provocados por la bilis negra?"; 4 males tigaciones sobre el duelo. Ambas comparten la cancelación del
que se manifiestan como distintos estados, locura o éxtasis (estar interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar,
fuera de sí), entusiasmo ("movimiento de dios interior" o "moción la inhibición de toda productividad, pero ...
íntima y divina"). Aristóteles se interna al mundo de la embriaguez,
la sutileza y naturaleza del vino, similar a la bilis negra, que modelan ...la inhibición melancólica nos impres iona como algo enigmático porque
el carácter por medio de la misma causa, "el calor cumple y rige no acertamos a ver lo que absorbe enteramente al enfermo. El melancólico
todo"." Es decir que algo emana del propio cuerpo, calores, hu- nos muestra todavía algo que falta en el duelo, una extraordinaria rebaja
mores, naturalezas que determinan un estado; pero si este calor en su sentimiento yoico, un enorme empobrecimiento del yo. En el duelo
se apaga brutalmente, se "enfría'', la persona puede que "se mate el mundo se ha hecho pobre y vacío; en la melancolía eso le ocurre al yo
mismo. 7 ·
y todos a su alrededor se sorprenderán de que no hubiera signos
previos" .li Las preocupaciones se oscurecieron y quedaron enterra-
En el terreno "económico" da luz sobre algunas cuestiones. Llega
das durante los primeros mil doscientos años después de Cristo,
a situarnos en qué objeto preciso se trata en el dolor melancólico,
dicen los autores de Saturno y la melancolía (R. Klibansky, E. Pa-
un objeto amado que se pierde, donde la investidura de amor
nofsky y F. Saxl), reabriéndose hacia 1260 con la primera traduc-
regresa a la identificación narcisista (anterior a la elección de ob-
ción completa del "Problema XXX ... ", donde surgen explicaciones
jeto), "fase oral o canibálica del desarrollo libidinal", 8 y la libido
unitarias y únicas cargadas de dios o el diablo por un lado, y las
desinvestida de aquel objeto cae sobre su yo. "Un sustituto así del
potencias del sujeto por el otro. Tiene el lugar d e una afección ,
amor de objeto por identificación es un mecanismo importante
donde la alquimia, el ocultismo, la cabala y los textos herme neúticos
para las afecciones narcisistas"Y
clavan entre tinieblas, noches, infiernos y lunas temibles la razón
Freud no abandona la pregunta sobre el suicidio y piensa que
de una melancolía que arrastra estigmas y fábulas.
esta regresión pone nuevamente en escena la etapa sádica. ¿Qué
significa esto? Es el yo quien se daría muerte cuando se trata a sí
mismo como un objeto ... "En el enamoramiento y el suicidio el yo
es sojuzgado por el objeto." 10 El yo se viste d e negro; se eclipsa de
2) DE DUENDES, DUELOS Y MELANCOLÍAS
negro. "Eclipse del yo. Eclipse del sentido." 11 Crepúsculo del yo.
Manto de muerte que te cubre. Freud se acerca a esto: "es la sombra
1910. Freud protagoniza el debate sobre el suicidio en la Sociedad
del objeto que cae sobre el yo, sombra que lo eclipsa". 12
Psicoanalítica de Viena, destaca la importancia d e comparar la
melancolía y los es tados normales, declarando que el problema 7
S. Freud, "Duelo y melancolía", 1915 (1917), Obras completas, t. X IV, p. 243.
8 !bid., p. 247.
!l ldem.
•\!bid., p. 43. 10
S. Freud, op. cit., p. 250.
11
!\ !bid.' p. 45 . P.I-1. Cancina, op. cit., p. 10.
¡;!bid., p. 50 . 12
Idem.
146 JUAN ALBERTO LITMAN OVICH DE BORDES, MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS 147

En el texto de 1923, "Neurosis y psicosis", Freud se ve p r ecisado rrollo de Freud en el último capítulo del texto, "Los vasallajes del
a separar la melancolía del resto de las psicosis, llamándola "psi- yo ", que la angustia de muerte se juega entre el yo y el superyó. Que
coneurosis narcisística": Freud diga esto no es poco; y además es en la melancolía donde,
por la angustia de muerte, "el yo se resigna a sí mismo, porque se
Podemos postular provisionalmente Ja existencia en cuya base se encuen- siente odiado y perseguido por el superyó, en vez de sentirse ama-
tra un conflicto entre el yo y el superyó. El análisis nos da cierto derecho do". IS
a suponer que Ja melancolía es un paradigma de este grupo, por lo cual
reclamaría para esas perturbaciones el nombre de "psiconeurosis narci- Vivir sería sentirse amado por el superyó que es representante
sista". Y en verdad no desentonaría con nuestras impresiones que hallá- del ello. El "yo" se abandona porque lo abandonan. Abandono del
semos motivos para separar de las otras psicosis estados como el de la Otro. La severidad del superyó se ve incrementada, es cruel. El
melancolía. B "yo" no protesta, se siente culpable, acepta el castigo. Pero el ataque
que el "yo" sufre está dirigido al objeto que ha acogido en él, y es ese
Hasta 1924 podíamos hablar de tres afecciones, neurosis, per- obj eto el que señala el d estino del sufrimiento del yo. La jJulsión
versión y psicosis y desde "Introducción del narcisismo" hay una de muerte reina en el sujJeryó. Éste se apoderó del sadismo del sujeto ...
bipartición: neurosis de transferencia y neurosis narcisistas, y ahora Pessoa se cuenta, nos abre sus páginas ...
con un nuevo grupo: psiconeurosis narcisísticas, correspondiente a la
melancolía. Recordemos que en las neurosis de transferencias se Vivir una vida desapasionada y culta, al relente de la idea, leyendo, so-
trata de un conflicto entre el yo y el ello; en psicosis, yo y realidad; ñando, y penando en escribir, una vida lo suficientemente lenta como
y en las psiconeurosis narcisísticas el conflicto es entre yo y superyó. para estar siempre al borde del tedio, lo bastante meditada para nunca
caer en él... estancarse al sol, doradamente como un lago oscuro rodeado
También podría decirse que Freud le da un estatuto difere ncial a
de flores . Tener en la sombra esa hidalguía de la individualidad que
las psiconeurosis, en la psicosis . consiste en no insistir para nada con la vida ... porque h a reflexionado, el
U nos meses antes, en "El yo y el ello" (1923 ), retoma la idea sol se ha recogido ... he cesado, como el sol en mi paisaje. No queda, de
con que explicaba el "sufrimiento doloroso" de la melancolía, don- lo que ha sido dicho o visto, sino una noche ya cerrada, llena de un brillo
de una investidura de objeto es sustituida por una identificación. muerto de lagos ... Una tristeza de crepúsculos, hecha de cansancio y de
Ahora problematizará mucho más esto, presentando las dificulta- renuncias falsas , un tedio si siento algo, un dolor como de un sollozo
des que habrá en distinguir "investidura de o~jeto e identificación". parado o de una verdad conseguida. H;
Son estas identificaciones
Un sol estancado, recogido, un a noche ya cerrada, hidalguía en
las producidas a la edad más temprana, serán universales y verdaderas. sombra .. . Un sol oscuro, negro. Julia Kristeva ha llegado a titular,
Esto nos conduce a la génesis del ideal del yo, pues tras éste se esconde siguiendo la temática del sol negro, el tratado "Duelo y melancolía":
la identificación primera y de mayor valencia del individuo, la identificación "Le soleil noire", "El sol negro". La negrura en francés no sólo es
con el padre de la j1rehistoria jJersonal ... es una úlentificación directa e inmediata negrura sino también horror, "es el verdadero signo d e Ja perfecta
(no mediada) y más temprana que cualquier investidura de obj eto. 14 solución, o sea de una disolución completa" . 17

En esta identificación arcaica primaria se gesta el ideal del yo


o superyó, que en estos momentos para Freud son similares, que
contiene el germen de todas las exigencias, religión , conciencia
moral y sentimiento de culpa. Podríamos decir, siguiendo el desa-

1
'' !bid., p. 58 .
n S. Freud, "Neurosis y ps icos is", 1924 ( 1923), t. XI X, p . 158. !(;F. Pessoa, oj1. cit., p . 250.
14
S. Fr eud, "El yo y el ello'', 1923, ibid., p . 33. 17
P.H. Cancina, 0/1. cit ., p . 9.
148 JUAN ALBERTO LITMANOVICH
DE BORDES, MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS 149

3] DE DISTANCIAS E IDENTIFICACIONES A DAS DING extimio, extranjero en mi interior, "punto inicial, lógica y a la vez
cronológica del mundo del psiquismo -se presenta y se aísla con
Abramos algunos interrogantes que nos vuelven a través de los el término extranjero en torno al cual gira el movimiento de la
textos: ¿Es la pérdida de un objeto preciso que contornea a la Vorstellung". 21
Cosa, objeto de deseo que ha quedado sumido, obnubilado, eclip- Distancia y movimiento de la Vorstellung, que en nuestro estudio
sado por la maldad de la Cosa? (Es esa maldita aproximación, sin sobre la posición melancólica nos hace pensar en surcos donde
velos, con lo que se confronta el melancólico? ¿Es entonces la Cosa, hay una falla en la constitución de este trabajo de la Vorstellung en
la nada, aquella pérdida fundante del psiquismo, aquel vacío, el relación con das Ding.
que va tomando distintos sentidos en la vida de un sujeto? ... La En "Pérdida y culpa en la melancolía", 22 Colette Soler sostiene
Cosa, que no termina de tener su cerco. La melancolía es el "tedio" que existe una identificación del melancólico con la Cosa. No habla
de Pessoa, sin horarios , sin límites. de distancia. Identificación que nos recuerda a la identificación
Lacan introduce desde el comienzo del seminario de 1959-1960, narcisista que Freud plantea en "Duelo y melancolía". Es la sombra
"La ética del psicoanálisis", aquello que Freud en 1895, en su de la muerte que ha caído sobre el sujeto dando más que un
"Entwurf', denominó la Cosa, das Ding. ¿Por qué fue necesario sentimiento de pérdida. Son mortificaciones más reales, que afec-
articular la ética con das Ding? Lacan dice que " ... esa exigencia tan a la homeostasis vitae. Por eso la autora planteará que el melan-
primera que es la de das Ding -encontrar lo que se repite, lo que cólico forcluye esta pérdida (es decir propone pensar a la melancolía
retorna y nos garantiza que retorna siempre al mismo lugar ... ". Y dentro de las psicosis) y "acentúa en forma exclusiva el retorno en lo
más adelante dirá: "Esa búsqueda de lo que siempre vuelve al real del filo mortal del lenguaje", 23 la castración que ha sido rechazada.
mismo lugar, queda ligada con lo que en el correr del tiempo se Su recurso, "delirio de culpabilidad" y "de indignidad"; asume la
elaboró de lo que llamamos ética .. . la ética comienza en el momento culpa, la carga, diferenciándose del paranoico que carga la culpa
en que el sujeto plantea la pregunta por ese bien que habría bus- sobre el Otro . De todas maneras creemos que no hay que perder
cado inconscientemente en las estructuras sociales." 18 Búsqueda de de vista la puntuación importantísima que señalamos anteriormen-
ese objeto de deseo que mantendrá siempre a una distancia íntima, te: Freud se ve precisado, en 1924, a incluir la melancolía como
próxima. El Soberano Bien, das Ding, ese Otro prehistórico impo- psiconeurosis narcisística, diferenciándola (tal vez) de las psicosis.
sible de olvidar. La ley empuja al sujeto a ir tramando una posición Cabría la pregunta: ¿Para Lacan toda Verwerfung es del significante
ante la ley, que será su ética, su acto unimembrado; y es la ley, las del "Nombre del Padre", mecanismo primordial de las psicosis?
tablas de la ley con sus diez mandamientos que han sido entregadas ¿No habla de forclusión del sujeto, refiriéndose a lo que la ciencia
en el monte Sinaí para "mantener al sujeto a distancia de toda rechaza; de forclusión de la castración en el "Hombre de los lobos";
realización del incesto" 1!1 y que están "ligados del modo más pro- "de forclusión del sentido respecto al saber en lo real y respecto
fundo a lo que regula la distancia del sujeto con das Ding, en la a la concepción cartesiana de 'red extensa' habla de forclusión del
medida en que dicha distancia es precisamente la condición de la cuerpo"? 24 ¿No es posible pensar en otras forclusiones sobre otros
palabra" .20 significantes del sujeto, otras instancias, en el borde, límite de las
Es esa distancia la que es preciso interrogar y articular a las psicosis, que darían otras "afecciones" (estamos pensando en ano-
preguntas que anteriormente ·enunciamos. Distancia en relación
con ell "primer exterior", el "fuera de significado", "afecto primario
anterior a toda representación". Das Ding que se escribe como 21
!bid., p. 77.
22
C . Soler, "Pérdida y culpa en la melancolía", en Estabilización de las psicosis,
Buenos Aires, Manantial, 1983, p. 36.
18 J. Lacan, Seminario VII, 23 de diciembre de 1959, Buenos Aires, Paidós, p. 94. 23
ldem.
l!) !bid., p. 87. 24
P.H. Cancina, El dolor de existir... y la melancolía , Rosario, Homo-Sapiens,
20
Idem. 1991,p.170.
150 JUAN ALBERTO LITMANOVICH DE BORDES, MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS 151

rexias, bulimias, taxicomanías)? Una pérdida en lo real, el duelo d esesp erado."30 El dolor es la consecuencia del tránsito por el os-
eterno, permanente, d e ese objeto, que de pronto podría ser cual- curo camino del duelo . Se p aga privándose de la totalidad del ser.
quiera, pero que desencadene una "sombra" de melancolía ... 25 p érdida irre mediable, irrecup erable, "algo" se ha perdido, y eso
Hay un mandamiento que hace sentir el lazo íntimo del deseo perdido arras tra algo de "uno". 31 El sufrimiento cumple con la
en su función estructu rante con la ley, esenci.al en la relación del memoria del goce. Freud hablaba de un "dolor moral", Lacan, en
hombre con la Cosa. Lacan se refiere al cuarto mandamiento "No "Kant con Sade'', lo llamó el "dolor de existir'', el m elancólico en
mentiras", cuya función es retirar del enunciado al sujeto de la estado puro .. . lejos del d eseo, más acá de la Cosa.
enunciación. A pesar de que todos los mandamientos están allí Entremos más, preguntémonos ... ¿qué es lo que opera en algunos
para ser trasgredidos, el melancólico cumple precisamente con escritores, poetas, para soportar el embudo del vacío, su imán, la seducción
esta prohibición. Más cerca de la verdad y la crudeza d el sufrimien- del barranco de la muerte?
to, una sola m etáfora para su sentir sufriendo, su certeza amarrada
a sus hilos del saber.
No hablamos de dolor, sino de sufrim iento. Registros n ecesarios
de diferenciar y precisar. Sade, señala Lacan, nos muestra el dolor, 4] DE TU HIANCIA AL SUFRIMIENTO
"el dolor de l prójimo y también el propio dolor del sujeto, pues
en este caso no son más que un a úni ca y m isma cosa. No podemos Ernesto Sábato escribe su primera novela, El túnel, 32 en 1948, al-
soportar el extremo del placer, en la medida en que consiste en gunos años después de dejar la física.:;:; Novelista y pintor. Hace
forzar el acceso a la Cosa". 21 ; No es, en el sufrimiento, acceder a algunos años hizo algunas d eclaracion es con motivo del premio
la Cosa; sino vivir, con-vivir, una distancia que permite quedarse recibido en España, por sus pinturas:
siempre allí, al descubi erto, de un "Dios Oscuro", 27 "Dios indife-
Siempre he tenido miedo, no d e Ja crítica, de mí mismo, soy muy auto-
rente que exige el sacrificio, tanto del objeto de amor como del
destructivo, casi todo Jo h e roto, Ja pintura por ejemplo. Casi todo está
sujeto m ismo". 28 Das Ding toma el rasgo de Dios Oscuro, qu e pre-
senta "un carácter muy particular de maldad" . 2 ~ 1 Por eso Lacan 30
M. Duras, Escribir, Barcelona, Tusquets, 1994, p. 27.
evoca el movimiento religioso y místico del siglo XI qu e se llamó :l l De "uno" o "un pequ eüo pedazo d e sí", objeto transicional parcial en el
la herejía cátara; los cátaros p lanteaban que hay a lgo en la creación sentido de Winnicott, como J. Allouch lo trabajó en el seminario dicta do en México
qu e no an da, y es que el mal no sólo puede estar en la materia, "La e rótica d el duelo en los tie mpos de la mu erte total" Uulio d e 1993; apuntes
propios). Allouch plantea una discusión esenc ial: Freud situaría el duelo desde
en esa execrable materia ... el mal puede estar en la Cosa. una posible "sustitu ción de objetos ", producto del "trabajo del duelo", dond e el
Marguerite Duras, en su precioso ensayo Escribir, nos dice acerca obj eto a m ado que se pi erde pue d e sustituirs e con otros, volvi e ndo as í a ague!
d el dolor: "Sin duda se trataba simplemente de que ya es taba estado (ideal) a nterior. Lacan, e n cambio, ha blaría d e "constitución d e obj etos".
cansada de vivir, un poco más cansada que los demás. Era un El duelo sería la posibilida d d e co nstituir el objeto en el fantasma, cu estión que
no o¡eral'Ía en la m elancolía.
es tado de dolor sin sufrimiento. No intentaba protegerme de los 3
' E. Sábato, 1983 (1943), Barcelona, Seix Barral: " ... en todo caso, h abía un
demás, en especial de quienes me cono cían . No era triste, era solo túnel , oscuro y solitario, el mío ." Éste es el epígrafe que abre la nove la, donde
Ju a n Pablo Cas tel, pintor, relata los motivos (aun suponiendo que e l pro ceso es té
en el recuerdo d e todos) del crimen co m etido contra María Iriba rne , el único ser
2 " Punto nodal de nuestro tema, que insiste par a continuar trab aj a ndo a ntes qu e ente ndía su pintura.
33 "No es casualidad que me acercara al surrealismo cuando, en 1938, culminó
de caer en la tentación diagnóstica tan conoc ida por nosotros. El texto citado
an te ri ormente fue sin <luda d e gran apo rte para esta investigación . mi cans ancio y hasta mi asco por el esp íritu d e la ciencia . Y así mie n tras de día
2 nJ. Lacan, ofJ. cit ., p. 100. trabajaba en el Laboratorio Curie, d e no ch e me r eunía con Domíngu ez, aquel
27 J. La can, Seminario XI, 24 de junio de 1964, Bu enos Aires, Paidós, pp. 282-283 . auténtico surrealista que terminó suicidándos e después de ingresar en un mani·
28 D. Gerber, "Nada en exceso", en Coloquios de la. Fundación 8, México, Ediciones comio. Pero entonces pude advertir tod o lo que el movimiento tenía d e grandeza
d e la Fundación, 1992, p. 104. y d e miseria" (E. Sábato, El escritor y sus fantasmas , Barcelona, Seix Barral, 1991
29 J. Lacan, Seminario VII, ojJ. cit., p. 111. [la. e di ción 1963), p. 118).
152 JUAN ALBERTO LITMANOVICH DE BORDES , MELANCOLÍAS Y ESCRITURAS 153

en la terraza de la vieja quinta donde vivo. Pudriéndose ... Yo tuve una contiene la noción íntegra de la creación ex nihilo. Lacan está
infancia desgraciada. Mi educación fue muy severa y sufrí mucho por trabajando el problema de la sublimación, donde sostiene que la
muchos motivos. Fui sonámbulo [muchos de sus personajes son sonám-
bulos] durante muchos años. Siempre he sido sonámbulo de algún modo , Cosa no es materia de la obra, no es materialidad significante
tenía alucinaciones ... Nací un 24 de junio, era un día infausto porque es moldeable, sino su mito , su causa. Allí radicaría el problema de la
uno de los días del año en que se reúnen las brujas. Consciente o incons- sublimación, digamos de la creación, de la escritura ... "de saber
cientemente mi madre trataba de negar esas fechas, aunque no podía que hace al moldearlo a la imagen de la Cosa" .37
negar el crepúsculo, hora terrible ... No fue el único hecho infausto vin- El recurso de la escritura permite una distancia cercana, que es un
culado a mi nacimiento. Acababa de morir mi hermano inmediatamente punto, un resjJiro, de la devoración de la Cosa Pessoa sólo encontraba
mayor.. . y me pusieron el mismo nombre .. . durante toda mi vida me una cierta calma en la escritura ... ¿Qué será esa calma? ¿será nombrar,
obsesionó la muerte de ese chico que se llamaba como yo .. . se lo recordaba
con agrado y respeto ... ¿por qué habrán cometido la estupidez de ponerme hacerse padre de sus personajes, heterónimos, ahí donde sí hay una falla
el mismo nombre?, como si no hubiera bastado con el apellido, derivado de la función del padre ... ?
de Saturno, Ángel de Ja soledad, en Ja Cábala, Espíritu del mal para ciertos La escritura hace un cauce en un desierto abandonado por la
ocultistas, el Sabath de los hechiceros .. . Mi madre estaba enferma cuando buena de Dios. El Dios de Sábato, de Pessoa, de Rilke ... ¿es un
nací, y recién me inscribieron un 3 de julio, como si no se 'decidieran ... canalla? ... ¿existe pero duerme? ... ¿está ausente? ... ¿un Dios que
Ahora (tiene 84 años] puedo pintar con más tranquilidad, y me hubiera muestra la cara del "padre imaginario, ese de quien se espera que
ido muy mal si no, hubiera llegado al suicidio como Van Gogh ... pero eso instale al sujeto en la privación, que lo saque de la queja producto
no se puede hacerle al otro, aunque hubiera uno solo que sufriera por
de la decepción y la frustración y lo instale en esta especie de
nuestro acto, aunque sea un perro ... él se suicida porque no contó con
el registro de la escritura, y la pintura no le bastaba ... ~ 4 trascendencia que es la privación"? 38
La falla de una función que permite el acercamiento a "la Cosa", a
Sábato navega por la trama de sus letras, en sus creaciones: El eso temible, boca abierta que devora, que mira en toda partes, Dios om-
túnel, Sobre héroes y tumbas, etc. Hace "ficción", moviliza aquello que nipresente; ¿no es esto el horror, el desamparo, el temor. ..?
esta congelado en su fantasma, es la trama ficticia que tiene una función El melancólico en Freud es el desamparado, sin recursos, que
operatoria. Esos significantes de su historia pasan a ser signo, un pide una luz para el sol negro. "El enorme empobrecimiento del
bloque que paraliza. Pero el movimiento de sus personajes permi- yo" 39 A diferencia del Duelo que se presenta en lo consciente, el
ten a Sábato ser "un Yo debajo de diferentes máscaras",~" utilizando escenario, la batalla es en lo inconsciente. La representación cosa
en mano de la ficción diferentes identidades posibles. Es la lucha queda desinvestida, y hay un bloqueo de la representación cosa a
en una frontera, un borde. Donde todo parece negro, un juego la representación palabra. ¿será entonces la escritura un recurso de la
de personajes hace espacio en los holofraseos.~ 1 ; representación cosa, la "Sachvorstellung'', ante la Cosa? El dibujo tam-
El escritor trabaja alrededor de la Cosa y, así, va marcando otro lugar, bién es escritura. Sábato pudo decir otras cosas con la pintura que
otro territorio. Es la función del alfarero que con sus manos crea con la novela no podía decir. .. 40
alrededor del vacío, de lo real, un texto llamado vaso, ma't erial que
Lacan llama el primer significante modelado por el hombre y que
37
J. Lacan, Seminario VII, ojJ. cit., p. 155.
38
P.H. Cancina, "La melancolía", ojJ. cit., p . 14. Respecto de la privación me
refiero a qui en hace operar la función paterna. Dios funcionaría como el que pone
34
la leyes, su tabla con mandamiento, aquel que está presente, como un padre que
En P .H. Cancina, "La melanco lía", op. cit. La entrevista fue realizada en un ordena, organiza.
medio televisivo de Buenos Aires, en mayo de 1992 . :i 9 S. Freud, "Duelo y melancolía", op. cit., p . 24~ .
35 P.H. Cancina, "La melancolía" , op. cit., p. 18. 40
"Así segu í escribiendo, hasta que en 1979 me detectaron una grave enfer-
% "Entes que realizan por nosotros, y de algún modo en nosotros, destinos que
medad en la vista y me prohibieron la lectura y la escritura. Entonces volví a la
la única vida nos vedó. La novela, concreta pero ineal, es la forma que el hombre otra pas ión de mi nifiez y adolescencia, la pintura, el tamafio de los cuadros me
ha inventado para escapar a ese aconalamiento" (E. Sábato, "El escritor y sus permitió lo que la letra me impe día. Misteriosa dialéctica de la existencia" (E rnes to
fantasmas", op . cit ., p. 174). Sábato , "Algu nas palabras au tobiográficas", en La pintura de Ernesto Sábalo, Barce-
154 J UAN ALBERTO LITMANOVICH

La manía de Sábato, de Pessoa, la encontramos en lo macabro, PSICOANÁLISIS Y NUEVAS TÉCNICAS REPRODUCTIVAS


la ironía que hace borde, tejido alrededor de "la Cosa". Estos
tejidos, en ellos, tuvieron la suerte de hacerse públicos, de que FANNY BLANCK-CEREIJIDO
sean publicados, hacer lazos con sus escrituras... ¿no será también
este acto el que permitió sostener el discurrir de la vida ante el ocaso de
la muerte... ?
No se trata de pensar la escritura como el acto de llenar una hoja en
blanco. Eso sería acción. El acto jJsicoanalítico nos abre una nueva
dimensión de pensar la escritura como aquello que trae consecuencias Las nu evas técnicas reproductivas pueden proporcionar a las mu-
para el sujeto, una marca que subraye la diferencia en la inscripción de jeres con dificultades en la concepción una nueva posibilidad de
un nuevo significante. El analista direcciona una cura, y si se trata del cambiar el rumbo de sus vidas, al ayudarlas a cumplir un anhelo
fantasma habrá que precisar cuáles ojJeraciones son la que posibilitarán dolorosamente frustrado. A pesar de ello, desde el punto de vista
al analizante hacer algo diferente con sus síntomas. del psicoánalisis debemos tener en cuenta que el uso de estas
Hemos tomado la letra de quienes nos interpelan, nos enseñan técnicas tiene un alto precio, ya que plantean algunos problemos
y encuentran sus recursos ante la desesperación del vacío ... capitales. Entre éstos podemos mencionar la desarticulación que
se produce alrededor de la noción de la condición materna, de lo
Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi maternal, de la filiación, y los problemas en torno al concepto del
total, y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argu- d eseo de hijo. La elección de estos procedimientos nos lleva tam-
mento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encon- bién a formu larnos la pregunta d e qué clase de demanda puede
trarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. De-
motivar a estas mujeres a buscar y soportar las dolorosas implica-
lante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda,
ciones físicas y el cuestionamiento ético que afrontan . Al mismo
como terrible, terrible de superar. .. 4 1
tiempo nos exige una reflexión acerca de cuáles son las consecuen-
México, agosto de 1995 cias psíquicas del advenimiento de niños en estas condiciones, ya
sea para los padres o los mismos niños.
La primera aproximación al tema de la maternidad artificial
para mí fue el libro Representations of motherhood, que me hizo llegar
su autora Diana Bassin, una psicoanalista estadoun idense que editó
este libro escrito por filósofas, a nalistas y sociólogas acerca de la
maternidad. La obra gira alrededor del tema de la madre como
sujeto deseante; en la portada muestra a una madre pequeñita,
vigi lada por un bebé poderoso, representación gráfica del pensa-
miento cultural y psicoanalítico acerca del tema. Diré que es una
de la primeras veces que la temática madre-hijo pone el acento y
se interroga acerca del sujeto madre, e n relación con su deseo y
su destino .
Cabe mencionar que en este sentido Chasseguet-Smirgel afirma
que la indefensión infantil con la que el ser humano viene al mundo
lona, Ediciones de la Cultura Hispánica/ Agencia Espafi.ola de Cooperación Inter-
condiciona una dependencia tan grande respecto de la madre que
nacional, 1991, p . 16). la hostilidad que esta situación provoca da lugar al enunciado de
41 M. Duras, op. cit., p. 22. teorías falocráticas como defensa. Esta misma necesidad de cuidado
[1 55]
156 FANNY BLANCK-CEREIJ IDO PSICOANÁLISIS Y NUEVAS TÉCNICAS REPRODUCTIVAS 157

y protección transforma a la madre en un ser omnipotente, odiado de su complejo de Edipo, en la niña este complejo apenas se inicia.
o idealizado, pero siempre buscado y deseado. El saber acerca de la diferencia anatómica de los sexos, dice Freu d,
Los casos de maternidad subrogada, o de fertilización múltiple, aparta a la niña de sus fantasía~ masculinas y de la masturbación.
cuestionan nuestras convicciones acerca de quién ocupa el lugar En su deseo de lograr un equivalente del pene del varón, la niña
de la madre. Las asociaciones tradicionales al término madre, como se apoya en la existencia de la ecuación simbólica falo =niño, hacia
la que da nacimiento y cría a un niño, ¿pueden ser mantenidas la que su libido se desliza, sustituyendo el deseo de pene por el
frente a estos desarrollos técnicos y legales? ¿La madre es el huevo deseo de hijo, y tomando al padre como objeto de amor para
que contiene el código genético, el útero que nutre y contiene, o obtener un hijo de él. La niña siente celos por su madre y se
la persona que practica el cuidado materno? Y, en este sentido, convierte en una mujercita. Según Freud, entonces, es la ecuación
¿el concepto de madre continuará ligado al de género? El estatus simbólica pene = niño la que da acceso a una posición sexual
del concepto se tambalea, así como el concepto de pulsión mater- femenina. De este modo el complejo de Edipo conduce a la niña
nal. ¿se trata de una pulsión ingénita? a reprimir su amor preedípico por la madre y a dirigirse al padre
Trataremos de responder a estas preguntas partiendo de algo a fin de conseguir un hijo.
conocido por el psicoanálisis: la adquisición, durante ia feminiza- Por supuesto, consideramos la identificación con la madre, pree-
ción de la niña, del deseo de hijo. Nos apoyaremos en el plantea- dípica primero y edípica más tarde, como un elemento para pensar
miento freudiano que aparece en "Algunas consecuencias psíquicas en un deseo precoz de maternidad, en el que puede intervenir la
de las diferencias anatómicas entre los sexos". En ese artículo Freud necesidad de reparar a la madre. Pero estimamos que puede ser
(1925) hace notar que los modelos sobre las primeras formaciones entendido como un deseo de ser y tener como la madre, no de
psíquicas de la infancia se basaban exclusivamente en las observa- procrear y criar un hijo.
ciones hechas en el niño, puesto que se admitía tácitamente que El psicoanálisis no puede describir genéricamente a los hombres
el de la niña era simplemente una inversión del proceso en el ni a las muj eres, ya que, como r eferencia r eal, lo qu e la mujer y
varón. Freud cuestiona que las estructuras psíquicas aparezcan en el hombre son se ubica en la diferencia anatómica de los sexos;
dependencia directa de la anatomía. Para él, si bien el niño y la en cambio el psicoanálisis sí puede estudiar el devenir de hombres
niña ya habían percibido la presencia o ausencia de pene, la dife- y mujeres como sujetos sexuados, a partir de un infans con dispo-
rencia de los sexos se organiza psíquicamente a partir del momento sición polimorfa y anárquica. Esta manera de pensar incluye una
en que aparece la amenaza de castración . Esta amenaza, prove- concepción acerca de la construcción de la feminidad y de la mas-
niente del orden simbólico, resignifica la anatomía y organiza re- culinidad, y no de hombres y mujeres, ya que los seres humanos,
troactivamente la percepción. Así, vemos que la diferencia sexual dada su bisexualidad y su desarrollo a través de identificaciones,
aparece como un hecho real que incita a la actividad representativa combinan características femeninas y masculinas, aunque estas mis-
y simbólica. mas sean permanentemente cuestionadas como tales.
La noción de castración pone fin al fantaseo de satisfacción El deseo de hijo, entonces, plantea la posibilidad de cierta tran-
edípica activa, ya que conlleva la amenaza de pérdida del pene. sición del narcisismo al amor objeta!. Este hijo corresponde en un
También pone fin a los fantaseos de satisfacción pasiva, pues ésta plano más profundo y primitivo a la identificación con la madre
parte de la premisa de la pérdida del pene. De este modo, el niño y al deseo de lograr, mediante la unidad madre-niña, la maravillosa
reprime los deseos edípicos en aras de su interés narcisista de fusión que existe en lo imaginario (Blanck-Cereijido, 1983).
conservación; renuncia al deseo libidinal por el objeto y lo sustituye Las dificultades en cuanto a la renuncia de la completud nar-
por la identificación. También introyecta el aspecto prohibidor cisista, tan importantes como bases para la patología, se juegan en
paterno en el superyó, perpetuando así la prohibición del incesto, la relación de la mujer frente a la maternidad. Así como a partir
y da comienzo la latencia. de la renuncia edípica el niño comienza una espera que lo llevará
Mientras en el niño el complejo de castración inicia la represión a crecer y a adquirir un pene como el paterno, que lo colocará en
158 FANNY BLANCK-CEREIJIDO PSICOANÁLISIS Y NUEVAS TÉCNICAS REPRODUCTIVAS 159

una situación de construir una vida amo rosa en el futuro, con una una imagen mítica de satisfacción y deseo absoluto, desde un otro
mujer diferente a su madre, la niña debe elaborar su castración, que es puro deseo materno. A partir del psicoanálisis, en cuanto
en aras de la esperanza de un hijo. Sin embargo, a la mujer se le cuestiona la existencia de un sujeto único y carente de contradic-
agrega otra p érdida, ya que tendrá que entregar a su h~jo a la ciones, del feminismo y de las ciencias sociales se empieza a cues-
sociedad para su integración en la cultura (Saal, 1991 ). Si es te hijo tionar la equivalencia mujer = madre. Este cuestionamiento lleva
cumple el papel de completar a la madre al ser retenido por ella, a indagar el estatuto descante de la madre.
en lugar de ser concebido como otro, sufrirá un desarrollo psicó- La poderosa tendencia de tener un hijo aparece marcada desde
tico. el Otro, desde el lenguaje, desde el universo simbólico y la legis-
Sabemos que, con respecto al deseo de hijo, éste depende en lación preexistente a la criatura. El deseo humano de descendencia
buena m edida de la cultura en que vive la madre. En tiempos es también fruto de la idenlificación de la mujer con la madre, del
bíblicos el ser madre era tan crucial y el sentido de la vida de una deseo de realización de posibilidades identificatorias, y de ubica-
mujer dependía a tal punto del tener un hijo, que Tamar, ante la ción del sujeto en la historia, en la que traspasa a sus hijos la
muerte de sus sucesivos maridos Er y Onán, llegó a fraguar un herencia biológico-cultural de sus padres y antepasados. También
ardid para conseguir ser fecundada por su suegro Judá (Gén esis debemos tener en cuenta que el sentido de la vida humana trata
38). En el extremo opuesto, las clases media y alta de Francia e de encontrar una respuesta en la continuidad que le otorga la
Inglaterra de los siglos XVII y XVIII daban a cuidar y amamantar procreación, que continúa míticamente la propia vida en el futuro
sus bebés a gente de servicio, hecho que ll evó a pensar que, con de las generaciones.
ello, trataban de evitar un compromiso afectivo, dada la altísima Dada entonces la importancia de tener un hijo, que tranquiliza
mortalidad infantil. E. Badinter ( 1987 ) opina que este argumento a la mujer acerca de su interioridad, de su identificación con la
es falaz, y sólo trata ele preservar la idea de que el amor materno madre y su proyección en el futuro, la esterilidad constituye una
es algo inmanente. Esta autora revie rte el argumento. Parte d e la frustración grave y amenazante, porque interroga a la mujer en
base de que ocuparse del amamantamiento y crianza era visto como cuanto a su interior, a su relación con su madre y antepasados, e
algo subalterno y degradante, razón por la que las clases pudientes incluso con los dioses, e inlroduce la noción de la muerte propia,
entregaban sus hijos a nodrizas, que se los llevaban a vivir a su de la finitud, a traves de la falta de descendencia.
casa y los sometían a una ate nción negligente, descuido que era Considerando que la esterilidad es un síntoma con su propia
el verdadero responsable de la alta tasa de mortalidad. Su opinión historia y sentido individual, la demanda de hijo y sus dificultades
se ve fortalecida por el hecho de que e sta tasa era menor en la sólo podrán ser escuchadas en el discurso particular de cada per-
clase más humilde, en la que los bebés eran cuidados directamente sona. Una medicalización del problema y su solución por vía del
por sus propias madres. cuerpo, sin una escucha particularizada, subvierte el planteamiento
Apenas a partir de 1750 se empieza a mencionar el amor ma- del conflicto y es una defensa frente a la dificultad inconsciente,
ternal y se promueve a la muj er en tanto madre. Al parecer, e ste atacando la articulación e ntre el cuerpo y la mente. En este sentido,
cambio obedece en gran medida a la necesidad d e que los niúos M. Tort ( 1989) afirma que la medicalización en el tratamiento de
sobrevivan, ya que las pérdidas humanas en Europa eran cuantiosas la infertilidad constituye una defensa maniaca que ayuda a desco-
en esos años. nocer los elementos inconscientes que intervienen en su produc-
A pesar de la heterogeneidad del contexto cultural, las diversas ción, que son muy frecuentes.
civilizaciones parecen compartir la firme cree ncia en la supuesta Supongamos que finalmente se ha recurrido a las nuevas técni-
identidad muj~r = madre. Pero la maternidad no es un hecho de cas reproductivas. Estas intervenciones originan una problemática
la naturaleza, ni puede ser concebida como el destino único de la polifacética; por ejemplo, aun en el caso de una pareja estéril cuya
mujer. La ecuación mujer-madre-naturaleza se vincula a un orden patología no es groseramente evidente se abre un sinnúmero d e
falocrático que ubica de este modo a la muj er, y otorga a c'1da hijo interrogantes debido a las múltiples causas de esterilidad y a la
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variedad de procedimientos por los que se puede optar (Tubert, listas, no tenemos aún instrumentos clínicos y experiencia como
1991 ). Una situación posible deriva de que, en realidad, la solución para conocer las consecuencias que acarrea la producción de hijos
artificial puede venir a frustrar un deseo inconsciente de no tener por las nuevas técnicas de reproducción. Creemos que los peligros
hijos. También sabemos que la inseminación artificial ha sido usada para los padres emanan de la omnipotencia fantaseada, de la cer-
por mujeres que prefieren hijos sin la intervención de un compa- canía de los fantasmas omnipotentes con lo real, y de la potencia-
ñero masculino (Cereijido, 1990). lidad psicotizante de estas experiencias, ya que podrían confirmar
Desde otro ángulo nos planteamos la pregunta de qué lugar la fantasía omnipotente de concebir hijos con Dios, con el padre,
ocupa el "niño de probeta" en la familia: ¿puede ser equivalente o aun con la madre. Para los hijos resultantes, estos peligros pueden
al que hubiera ocupado un bebé venido al mundo en condiciones residir en la confusión identificatoria, o en el hecho de que su
"naturales"? nacimiento los expone a ser tratados como objetos, pertenecientes
Lévi-Strauss ( 1969) sostiene que el sistema de parentesco es un al mundo de lo real de los padres, sustraídos a la genealogía y a
instrumento de la reproducción del orden social, que se elabora la historia.
a partir de datos biológicos universales: que hay un proceso que La consideración de nuestra cultura hacia los usos de las técnicas
va de la paternidad biológica a la filiación, existen dos sexos, hom- artificiales oscila desde una admiración por los esfuerzos de una
bres y mujeres, la procreación produce una sucesión de genera- madre por procrear, hasta la condena de lo que considera una
ciones, cada sistema de parentesco es una solución particular que ·búsqueda narcisista y egoísta por tener un hijo propio, en lugar
ilustra una de las diferentes combinaciones lógicamente posibles, de adoptar uno de los millones de niños huérfanos que ya existen.
que emergen de estos datos biológicos irreductibles y que expresan Además, la consideración que estas técnicas merecen varían en los
la alteridad de cada sujeto resultante. Por eso el saberse generado diferentes países y clases sociales. Al tratar de conocer la experien-
a través de la relación sexual entre un hombre y una mujer es cia de los colegas del Population · Council de México, me dijeron
constitutivo para la mente, a través de la elaboración edípica, o lo que no la tienen, ya que su problema es la contracepción.
ha sido hasta el presente. También cabe tener en cuenta que las técnicas artificiales varían
La maternidad es el resultado social de una legislación, de un desde un tratamiento sencillo que modifica el pH vaginal o com-
orden preexistente, fundado en representaciones mentales que plementa el estado hormonal, hasta otro que implica el uso y
poseen un estatuto simbólico, y que opera de modo inconsciente descarte de embriones, úteros de otras mujeres, fertilización in
en los sujetos que obedecen a sus leyes. Estos sistemas incluyen vitro con espermatozoides de maridos muertos años ha, y conser-
los significantes esposo-esposa, padre-hijo, madre-hijo, y su condi- vación de huevos fecundados en nitrógeno líquido, siendo estos
ción de operatividad es la existencia de estos significantes, de este casos los que plantean problemas éticos e incluso legales.
lenguaje, que articula lo natural y lo humano, de modo que asigna Como vemos entonces, el deseo de hijo es algo que aparece en
al niño por venir una ubicación genealógica, un lugar en la familia, la constitución psíquica de la mujer durante el proceso de sexua-
un nombre que lo espera y lo predestina. ción, y que tiene en el primer momento un fuerte carácter narci-
Pensamos que el lugar ocupado por el niño de probeta es par- sista, lo que implica que el deseo de embarazo y el deseo de niño
ticular, y que depende del lugar que tenga en la mente de los no sean siempre superponibles. La posibilidad posterior de amor
padres y en su deseo. Así es posible que este niño tenga una objeta! podrá darle al fruto del embarazo un estatus de objeto
inserción satisfactoria en la familia, y en este sentido las nuevas separado y amado como tal, con forma humana, nombre y destino.
posibilidades abiertas por la ciencia y la tecnología tienen todo su El carácter de adquirido de la feminidad y del deseo maternal
peso. No obstante, no sabemos aún qué efectos psíquicos y sociales nos puede indicar los puntos donde se originan situaciones con-
pueden ocasionar circunstancias tan nuevas como ser hijo de un flictivas que pueden impedir la fertilidad femenina. La mujer puede
espermatozoide de un padre muerto, o de un óvulo y un esperma- tener dificultades en renunciar a la masculinidad o a la omnipo-
tozoide alojados en el útero de la madre de la madre. Como ana- tencia. Su necesidad de ubicarse como igual a la madre la coloca
162 FANNY BLANCK-CEREIJIDO PSICOANÁLISIS Y NUEVAS TÉCNICAS REPRODUCTIVAS 163

en una situación de peligro, de ser atacada en el interior de su fertilización. El cuerpo va a sufrir cualquier sacrificio en favor de
cuerpo por fantasías agresivas retaliatorias, que son potencialmen- ese ideal, pues es lo más importante de alcanzar.
te patogenéticas. Finalmente, es necesario considerar que cada mujer, cada pareja
Clínicamente, encontramos mecanismos histéricos o somatiza- que busca la ayuda de las nuevas técnicas reproductivas, es un caso
ciones que se apoyan en dificultades de índole edípica, como re- especial con su particularidad subjetiva, que nos plantea nuevos
chazo de la fantasía de obtener un niño del padre, o consecuencias problemas éticos e incluso ideológicos. Escucharlos es un desafío,
de la no elaboración de la envidia del pene, o muy especialmente y nuestra dificultad puede residir en plantearnos sin prejuicio cada
efectos de la relación arcaica con la madre o conflictos en relación caso individual, frente a nuestras creencias o posturas.
con la generatividad.
Teniendo en cuenta la historia del deseo maternal en cada sujeto,
nos inclinamos a pensar que una demanda irreductible de hijo,
sin alternativas, sin otras posibilidades de representación, aun a BIBLIOGRAFÍA

costa de graves sufrimientos corporales y psíquicos, se basa en una


necesidad de lograr satisfacción de aspectos narcisistas. Tampoco Badinter, E. (1987), "Maternal indifference", en Toril Moi (comp .), French
pueden concebir para sí mismas una justificación de su existencia femin-ist thought: a reader, Oxford, Blackwell.
Blanck-Cereijido, F. (1983), "A study on femenine sexuality", Int. J.
fuera de la maternidad las mujeres que están muy identificadas
P~ychoan., 64:93-104.
con el ideal falocrático. Estas mujeres son también propensas a Cereijido, M. (1990), Single wornen who choose rnotherhood, Michigan, UMI.
soportar cualquier dificultad corporal en el proceso de fertiliza- Freud, S. (1925), Sorne psychical consequences of the anatornical distinction
ción. between the sexes, Londres, Standard Edition.
Las situaciones a las que estas mujeres quedan sometidas fre- Lévi-Strauss, C. ( 1969), The elernenta·ry structures of hinshi/1, Boston, Beacon
cuente mente son de una natural eza sumamente traumática, y en Press [Las estructuras elementales del f1arentesco, Buenos Aires, Paidós].
este sentido no podemos menos que recordar la ambivalencia fren- Saal , F. (1991), "Algunas consecuencias políticas de Ja diferencia psíquica
te a la madre como personaje omnipotente, y las fantasías de daño de los sexos'', e n M. Lamas y F. Saal (comps .), La bella (in)diferencia,
México, Siglo XXI.
dentro del cuerpo materno. Frecuentemente la pareja médico-mu-
Tort, M. (1989), "L'unconcevable'', Toj1ique, 44:235-256.
jer que desea ser madre configura una diada que se interna por Tubert, S. (1991), Mujeres sin sombra. Mat ernidad y tecnología, Madrid, Siglo
caminos ignotos y distintos en el tenebroso ciclo ovulación-ultra- XXI.
sonido-exámenes-hormonas-fertilización artificial-implantes de un
in vitro, situaciones en donde lo unheimlich y las fantasías primitivas
de cuerpo fragmentado tienen su apogeo y establecen su domina-
ción. Esta situación sólo se comprende por lo agresivo existente
en los sujetos del experimento ya que la agresión es la otra cara
del narcisismo.
Por lo demás creo que debemos tener en cuenta en nuestras
críticas a las nuevas técnicas reproductivas que son las mujeres las
que las requieren y que en ciertos casos son benéficas.
La búsqueda de completud, de garantías a_c erca de la integridad
interna, puede constituir, entonces, una de las condiciones narci-
cistas que fija a la mujer en su demanda de embarazo, demanda
que se torna incoercible y no admite sustituto. Éstas son las mujeres
que no reparan e n ningún sacrificio frente a cualquier método de
TESEO Y EDIPO: DOS LABERINTOS, UNA ESTRUCTURA 165

TESEO Y EDIPO: DOS LABERINTOS, UNA ESTRUCTURA ráneo de los otros dos, al cual le haremos representar el personaje
del sujeto del inconsciente en el campo del saber o de lo pedagó-
S. ALFREDO MOGEL gico, intentando hacer esto desde un enfoque psicoanalítico.
El presente ensayo es resultado de varios años de trabajo aca-
démico, tanto en la Universidad Autónoma Metropolitana con los
alumnos de psicología, como en la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Nacional de México con los alumnos de peda-
gogía, letras y teatro; colegios en donde desde estas perspectivas
Tres profesiones o tres discursos imposibles señala Freud al refe- se ha tratado de introducir al estudiante en el campo del psicoa-
rirse al psicoanálisis, la política y la educación. Bien sabemos de nálisis y de su decir acerca del sujeto del inconsciente, así como
la validez de su señalamiento en lo concerniente a nuestra profesión de la relación que éste - el sujeto- guarda con las dimensiones
o quehacer psicoanalítico, tanto en el campo de lo teórico como del saber consciente y del saber inconsciente o estructurante.
en el de su anverso, la clínica psicoanalítica propiamente dicha; Sin embargo, como decíamos, nos centramos en el mito de
sin embargo, no por nada Freud emparenta a estos tres decires en Teseo para tratar de ejemplificar, a través de su representación,
el mundo de la imposibilidad; lo hace a sabiendas de que el sujeto la relación que guarda el sujeto con el ámbito del saber. Trataremos
con el que trabaja, el del inconsciente, ese que en la cotidianeidad de adentrarnos en lo que sucede con el deseo del niño, del infante,
psicoanalítica nos es representado por el personaje de Edipo, no una vez que éste es entregado al campo de lo educativo para su
sólo se desenvuelve en el ámbito de lo psíquico, sino que al unísono instrucción, es decir, al mundo del saber reglamentado desde lo
o por ende se encuentra irrevocablemente inmerso en el espacio pedagógico, en otras palabras, la escuela.
de lo político o del poder, así como en el de la educación o peda- Reconocemos la importancia que tiene la ley paterna tanto en
gógico. Y aunque los dos últimos, el poder y el saber están íntima- la prohibición del incesto como en el parricidio para que el deseo
mente imbricados a manera estructurante con el de lo psíquico, del sujeto sea susceptible de reglamentarse bajo los aspectos de la
tradicionalmente el psicoanálisis se ha circunscrito primordialmen- Ley, y cómo para el psicoanálisis esta reglamentación, que emerge
te -por lo menos en lo manifiesto- a este último, es decir, a lo desde el deseo de los padres del niño -el futuro discípulo-, es
psíquico del sujeto del inconsciente; dejando a la fenomenología central o nuclear en el desarrollo del infante, tanto como ente
del poder y del saber del sujeto más del lado del psicoanálisis en deseante -que ocupará un lugar en el registro de la Ley-, como
extensión que del psicoanálisis en intención. Mas no por ello dichos para su adentramientG en el campo de las representaciones del
fenómenos o decires dejan de tener importancia para el quehacer saber o de la cultura propiamente dicha, es decir: "No hay saber
psicoanalítico. sin sujeto y no hay sujeto sin deseo." Por lo tanto, ese emparenta-
Es nuestra motivación con el presente trabajo hacer una equi- miento freudiano entre psicoanálisis y educación se nos presenta
como plename nte válido.
paración de dichos tres decires como equiva lentes en el sujeto del
Ahora bien, recordemos brevemente el mito de Teseo para ver
inconsciente, sin dejar de guardar cada uno de ellos tres su modo
sus posibles relaciones con el de Edipo, a la vez que con la estructura
de representación propio. Para ello hemos elegido a tres personajes
del deseo en el sujeto del inconsciente y con lo que nos atañe para
trágicos, tres héroes de lo que comúnment~ es conocido como
el presente trabajo, es decir, el saber en sentido amplio.
mitología griega clásica. Ellos son a saber, Edipo, que por decisión
de Freud tradicionalmente representa, a través de lo que cono- Egeo, rey de Atenas, preocupado por no haber alcanzado descendencia,
cemos como estructura edípica, al sujeto del inconsciente en lo decide consultar al Oráculo (recordemos que lo mismo hace Layo). La
referente a lo psíquico; Aquiles, representando a dicho sujeto en respuesta de és te no le es del todo clara, razón por la cual Egeo se dirige
el ámbito del poder, espacio en el cual no nos adentraremos en el a visitar a Piteo, rey de Trecen, afamado por su gran inteligencia, para
presente trabajo; y, por último, Teseo, héroe ateniense contempo- ver si el sabio puede comprender el decir del Oráculo. En efecto, éste lo

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166 S. ALFREDO MOGUEL TESEO Y EDIPO: DOS LABERINTOS, UNA ESTRUCTURA 1(1 '

entiende y por conveniencia propia decide no comunicárselo a Egeo y la representación de "maestras" de los mismos. Maestras c11 d
embriagarlo para que permanezca un tiempo en Trecen y pueda así pasar sentido de encargadas de mostrarles lo que es el deseo y la ky
la noche con su hija Etra, a la que ha decidido desposar con el ateniense paterna. Esto es, aun en ausencia del mismo padre -Egeo se cn
para obtener un nieto futuro rey de Atenas. Durante la noche nupcial, cuentra defendiendo su reino, el cual posteriormente Teseo herc-
mientras Egeo duerme, Poseidón, dios del Océano, posee a Etra y por
dará. De ahí que el papel que representa el abuelo sea fundamental,
ende pasa a ser e l padre divinizado de Teseo. Egeo tiene que regresar a
continuar la guerra en la que se encuentra su reino y encarga a Etra que ya que queda como vigilante y tutor del adiestramiento del nieto,
de nacerles un hijo varón lo eduque de acuerdo con su alcurnia y lo función (la ele tutor) que más adelante fue recogida por un tal
adiestre en las artes bélicas con el fin de que cuando tenga edad suficiente Cónidas, que ejerce el papel de preceptor de Teseo, reuniendo en
le muestre una gran roca bajo la cual él dejará sus sandalias y su espada su representación de preceptor las funciones de la madre como
para que si éste es capaz de levantarla confirme con ello que se trata de maestra, del abuelo como tutor y del padre como deseante de la
su hijo. culturización del hijo, para que con todo esto el niño-hijo-discípulo
Egeo parte y Etra, conjuntamente con su padre Piteo (el ab ue lo de pueda llegar a fungir como heredero del progenitor, como sujeto.
Teseo ), se e ncarga de la educación del niño -pasando Etra a ser la primera
La m eta es tructural de la e ducación de Teseo es: el reconoci-
maestra del hijo, ello bajo la tutela del abuelo y cumpliendo el encargo
del padre . Al llegar Teseo a b edad de dieciséis años, Etra le muestra la miento por parte de Etra del deseo de educación del hijo gen erado
célebre roca, la cual es movida por Teseo con gran facilidad; recoge la en Egeo; el reconocimiento por parte de Egeo de su prqle y here-
espada y las sandalias de su padre, las cuales conservará por siempre y dero; la aceptación por parte de Piteo, el abuelo, de su separación
que posteriormente le permitirán a Egeo reconocer en el portador de de Etra como su hija-mujer para recuperarla a través de la aparición
éstas a su h~jo, dándole el título de primogénito y por lo tanto de heredero d el nieto, de cuya educación él es el garante y suplente del padre,
de su reino. lo que le reafirma desde otro lugar su paternidad tanto de Etra
como de su nieto-hijo Teseo; y por parte de Teseo el asumir el
Nos detendremos un momento aquí para ver la relación que mandato de su padre, relacionándose con su madre-maestra desde
guarda el mito del nacimiento y adiestramiento de Teseo con lo otro lugar, o un lugar "Otro", que no es meramente el de hijo
que sucede con e l niño en su inidación educativa. Etra (práctica- (prohibición del incesto), sino el de educando, ahora ya como el
mente la letra), madre de Teseo, recibe el encargo paten;10, el de hijo de su padre, lo que en el "futuro" le permitirá desarrollar
la Ley del Padre, de fungir no sólo como matriz y nodriza del niño, numerosas hazañas, las cuales le darán nombre y fama; quedando
sino también de obedecer el mandato ele Egeo ele adiestrarlo en d e esta forma constituido el andamio sostenedor de la vocación
las diversas artes con las que se educa a los hijos de reyes. Ella de su deseo o, para decirlo de otra forma , permitiéndole al deseo
cumple con el mandato paterno, lo cual la coloca de inm ediato en aparecer a manera de vocación plena o asumida (la de emular,
el lugar de la representación ele la primera maestra del muchacho; obedecer, heredar y sobrepasar al padre), conduciendo de esta
situación en la que toda madre se encuentra y que la empuja a forma al sujeto a través de los vericuetos del saber hacia una m e ta
ejercer esa función de maestra desde la estruc tura edípica por la propia pero a la vez compartida, como veremos.
cual, nos dice Freud, "de viva voz de la madre" es transmitida la ley Esa obediencia, a la que se suma Etra y que le permite separarse
paterna, no sólo e n el sentido de distribución de lugares y paren- del hijo dándole el simbólico lugar de discípulo por ser ella la
tescos, sino posibilitando también y por ello mismo el acceso del portadora del deseo-discurso d el padre, es un "algo" a lo que Etra
niño a lo que es la cultura en sentido amplio, inaugurando de esta hubiera podido renunciar; sin embargo Piteo (el abuelo) se en-
manera su laberíntico caminar, ahora motivado por su deseo de cuentra a llí y la Ley del Nombre del Padre se cumple. Etra renuncia
saber, es fo tanto en su forma consciente como estructural, es decir, o pierde la función de madre p ero inicia y adquiere la repre-
inconsciente . Las madres han de renunciar, nos dice el psicoanálisis sentación de la primera educadora de su hijo, función que de esta
y nos sugiere el presente mito, a perpetuar la función materna de forma comparte plenamente con Egeo (y con Poseidón). La madre
objetos nutrientes y poseedoras de sus hijos para pasar a ejercer ha de renunciar al hijo; y lo hace introduciéndolo en el campo de
168 S. ALFREDO MOGUEL TESEO Y EDIPO: DOS LABERINTOS, UNA ESTRUCTURA 11\U

la Ley paterna para permitir, a través de su "retiro", el advenimien- meta vocacional, siempre y cuando ésta exista, ya que no en tod o
to del niño en el campo de su propio saber, inaugurando su adies- niño se logra el cruce del laberinto ni el arribo a la meta des eada.
tramiento y ejercicio pleno en esta dimensión, la del saber del El niño no es consciente de su vocación -ésta, la vocación, <;s
sujeto del inconsciente propiamente dicho. estructuralmente inconsciente-, la sigue por "inercia" en su intro-
Nos son conocidas las dificultades existentes y hasta las contra- ducción en el espacio educativo, no solamente en el que conocemos
dicciones que se generan en el niño con la separación que se como "formal" sino también en el de la culturización no formali-
produce cuando él sale de su casa para dirigirse a la escuela. Esta zada.
instancia (la escuela), a la que podríamos ver desde este mito -ya
que se puede plantear que "el mito es a lo social lo que el sueño Teseo sabe de su padre hasta que llega a levantar la gran roca en donde
es a lo individual"- como la educación institucionalizada de acuer- se encuentran los signos que Egeo dejara como marca de su paternidad.
do con la mecánica generada por la transmisión del deseo de Es así como Teseo (llevando consigo es tos signos) inicia su viaje lleno de
trascendencia por parte del padre, en el ámbito de nuestras es- vericuetos que lo llevarán a Atenas, reino de su padre; largo camino este
en el cual ha de enfrentarse a un sinfín de aventuras, las que no están
tructuras educativas. exentas de trasgresiones, tales como la del rapto de Helena o de los
La madre, diríamos entonces, de alguna manera asume su lugar asesinatos de Perífetes y Sinis, acciones de las que se "purifica" antes de
de maestra del deseo paterno, y por lo tanto también se e nfrenta arribar a Atenas. Egeo lo reconoce por los mencionados signos, la espada
a permitir o no que sea un otro u otra, perteneciente a esa insti- y las sandalias, y le nombra su sucesor.
tución, la escuela, quien venga a ser el (la ) que tome esa repre- Es aquí donde comienza la verdadera hazaña de Teseo como héroe o
sentación tan cara para ella, esto no sólo desde su lugar de m adre, hacedor de su propio destino, ya que toma como propias las dificultades
sino también de esposa y de hija, y hasta de mujer. El destino de de Egeo y Atenas que en ese momento se encontraban azotados por la
Etra queda escrito en el momento mismo que sabe recoger la venganza del rey Minos, quien los había derrotado bélicamente y exigía
letra-palabra de Egeo, lo cual se juega obviamente durante su in- un tributo cíclico consistente en los siete mejores jóvenes y las siete más
bellas doncellas, para ser sacrificados en la famosa construcción del des-
fancia y su estructuración como sujeto en el lugar de mujer-hija
terrado Dédalo -nadie, excepto él, sabía salir del laberinto. El mundo
de su padre Piteo. afectivo del discípulo está plagado de temores e impotencias. Teseo se
Es decir que en el sujeto madre su saber comd tal se juega embarca en la aventura para ser introducido en el misterioso laberinto
estructuralmente en la forma en que la representación de madre de Creta habiendo ya probado ser hijo de Egeo y de Poseidón, es decir
se coloca ante el mandato paterno de introducir . al hijo en la que su filiación había sido asumida; esto, como decíamos, en gran parte
panorámica de la Ley paterna y, por ende, en el ámbito del saber; gracias al decir y quehacer de Etra como maestra.
el Hijo, la Madre, el Abuelo y el Padre, cuatro personajes que plan- Es aquí donde interviene otra mujer que, aunque desde otro lugar (por
tearemos como núcleo estructural de lo que aparecería en la coti- amor a Teseo), ayuda al héroe actuando también como maestra. Ariadna,
dianeidad del sujeto como el sostén de su quehacer en el campo hija de Minos, le da a Teseo un ovillo para que éste deje tras de sí una
línea que le permitirá salir del laberinto si es que logra vencer al Minotauro
de lo cultural, y especialmente de lo educativo.
(descendiente de Poseidón). Teseo mata al Minotauro y sale victorioso
Decíamos ya que T eseo es un héroe, uno de lós más grandes del laberinto conjuntamente con los demás jóvenes gracias al hilo de
héroes de la antigua Grecia, el héroe ateniense por excelencia, Ariadna.
representante de la justicia e introductor de la democracia e n
Atenas. Hacedor de un sinfín de hazañas; emulador de Heracles, Este atreverse a atravesar y "dejarse ayudar " de los que nos habla
el más grande de los héroes griegos, del que inclusive llega a ser el mito de Teseo son lo que vemos representados de una u otra
compañero en varios trabajos y por quien es rescatado cuando forma en el quehacer diario del sujeto colocado en el lugar de
Teseo queda prisionero en los infiernos. Lo anterior nos habla de discípulo, oponiéndonos a la concepción tradicional de la pedago-
las dificultades del niño en su "largo y sinuoso camino" a través gía con respecto al educando, ya que ésta ignora de manera con-
de los laberintos educativos que ha de atravesar para alcanzar su ceptual lo que es el sujeto del inconsciente, tomando al sujeto
170 S. ALFREDO MOGUEL TESEO Y EDIPO: DOS LABERINTOS, UNA ESTRUCTURA 171

como si se tratase de un "algo" o "alguien" al que hay que enseñar Teseo era edípico, en el sentido de la estructura, y gracias a esta
desde una posición inicial d e "cero". Es decir, que el alumno para misma estructura podemos observar una actitud teseica en Edipo
la pedagogía dominante es concebido no como un sujeto con una en esa su incesante búsqueda de la verdad y el saber, lo que se ve
historia o mito particular, sino como uno más de los jóvenes que reflejado en su adentrarse por los vericuetos del laberíntico saber
han de ser sacrificados en grupo a las exigencias del estado, ante ele su "origen" y de su "actuar". Edipo no ceja en su búsqueda
el cual ésta se coloca como su servidora desde una posición prác- hasta que sale del laberinto de su crimen y ve "la luz", lo cual lo
ticamente de prostitución, sirviendo a los intereses y metas que el lleva a quitarse la vista; este hecho aparece como el negativo de lo
estado persigue, sin comprender ni tomar en cuenta el deseo del que acontece con Teseo. Después de que Edipo queda ciego es
sujeto del inconsciente, representado y representándose en la re- cuando Teseo le da hospedaj e en el Ática.
presentación del discípulo. Esa búsqueda de la verdad, del camino propio, del deseo apro-
Ariadna "traiciona" a su padre Minos (hijo de Zeus), sin embargo piado, de la vocación en el sujeto del saber, es lo que nos ll eva a
su supuesta traición trae como consecuencia el cruce del lab erinto, postular una hermandad entre Edipo y Teseo, apoyándonos para
la d estrucción del Minotauro (personificación del padre-tutor om- ello en la frase freudiana de las tres profesiones o decires igual-
nipotente en las fantasías del niño como educando) y que Teseo mente imposibles.
(prácticamente el deseo) logre pasar, salir liberado de ese encierro El educar sería imposible, de la misma manera que el gobernar
laberíntico resultante de la estructuración del sujeto del incons- y el psicoanalizar, mas no por ello se dejan de ejercer dichas pro-
ciente. La acción de Ariadna permite a Teseo "orientarse" en las fesiones o quehaceres. En el mundo de lo pedagógico el saber
entrañas del laberinto de la estructura a manera paradigmática en debe aparecer como meta del educando, sin embargo, el educando
el mito. Sin embargo, esto es posible porque previamente Teseo es un sujeto del inconsciente, y por ende un sujeto con deseo, lo
ha elegido su camino "vocacional" o de destino, en función de su que hace que aparezca su saber como imposible, lo mismo que su
filiación , es decir, el reconocimiento d el Nombre dd Padre. meta. Es aquí donde postulamos la importancia de la vocación,
Si enfocamos nuestra mirada en el episodio en el que Etra decide ejem plificándola con el mito de Teseo, tratando de ubicarla no
seguir el encargo de Egeo, podemos mirar el "momento" en que tan sólo como tradicionalmente se ha h echo, es decir, como un
la madre hace el movimiento de "retirada" de la ecuación niiiofalo, fenómeno de ofuscación o de fallas en la conciencia, sino como
permitiendo la aparición del "deseo propio" en el niño y por ende un fenómeno más estructural que involucraría al sujeto del saber
la apertura de su camino vocacional hacia su deseo de saber. Una y a la pedagogía de una manera más plena. Más plena decimos
vocación que ahora vemos íntim amente imbricada con por lo me-
cuando la postulamos a través de esos "cruces de caminos" como
nos tres decires, el psíquico, el educativo y el político, y los tres
en Edipo o esos "labe rintos a atravesar" en Teseo, mismos que el
en fun ción directa con lo que podríamos entender como el sujeto
sujeto en el lugar del niño o educando tendrá que enfrentar a lo
en el saber o del saber, en sentido amplio.
largo de lo que podemos nombrar su "'camino vocacional", lo cual
vemos ejemplificado en los mitos mencionados. Camino este que
El mito de Teseo no acaba con e l cruce del laberinto y la muerte del
Minotauro; continúa con muchas h azañas m ás no exentas de dramatismo será recorrido pleno de afectos en cuya trama no sólo es tará invo-
y funest:idad,. como su regreso victorioso a Atenas, en e l que por un lucrado e l niño, sino tambi én muchos otros, como podemos ver.
"olvido" precipita Ja muerte de su padre Egeo, Jo cual Jo lleva a tomar el De esla forma es como planteamos que lo educativo, lo guberna-
poder en Ja ciudad, en Ja que más tarde acogerá hospitalariamente a Edipo mental y lo psíquico están íntimamente involucrados a manera de
después de Ja salida de éste ele Tebas. es tructura en el fenómeno que conocemos como "vocación" en lo
individual, y de forma más amplia como el deseo de saber en el sujeto
Su vida y su muerte trágicas, como la ele todo héro e, es lo que del inconsciente.
nos ha invitado a elegir su mito para intentar representar el lugar
del saber y su función en el sujeto del inconsciente. Es obvio que
SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA L7:~

SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA un objeto simbólico (falo significante) y la castración, deuda sim-
bólica en el registro de la Ley (pérdida fálica, como objeto imagi-
FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ nario).
En lo fundamental la relación de objeto permite demarcar inci-
dencias en el psiquismo según la definición de la estructura, en la
intersección de lo simbólico, imaginario y real; eso lleva a apre-
ciarlas según contextos psicopatológicos o existenciales. A. Jouran-
ville4 propone dar el nombre de estructuras existenciales a esta
Si hay un ag~jero al nivel de "la acosa" (lachose) manifestación.
ello hace presentir quizá una forma de configu-
Nos proponemos aquí puntualizar lo que el objeto a permite
rarla.'
caracterizar en diferentes patologías.
J. LACAN (10 de marzo de 1971)
Si en Lacan las categorías clínicas se definen en función de la
estructura, de los mecanismos de la represión, la desmentida o la
Lacan se verá obligado a dar al objeto a una rea-
lidad puramente topológica. El falo, a su vez, cuan- forclusión, ello introduce los inevitables avatares de las condiciones
do está en lugar del objeto a, es contaminado por de goce que prefiguran la complejidad inevitable de la práctica
él. Escribir la a-cosa en lugar de la cosa nos pone psicoanalítica. La clínica diferencial basada en hechos observables
a salvo de esa contaminación. · se enfrenta a la complejidad resultante de Lo que el sujeto instaura
M. MARINI 2 ante la ausencia de causalidad, modos de suplir la falta del Otro
a partir de lo que el objeto a -y la acosa- se yergue como causalidad
La reciente compilación del seminario de Lacan La relación de suplementaria para dar cuenta de lo real del goce, lo que entra a
objeto,~ que antes incluyera en el título las estructuras freudianas, su vez en vinculación con los efectos de la Ley, es decir, con la
señala que, a diferencia de Freud, quien enfocaba el objeto, en posibilidad de sostenerse o debilitarse la metáfora paterna, razón
Lacan se trata de la relación de objeto verificada en tres modali- de la ambigüedad con la que se tiñe la caracterización de la estruc-
dades: privación, frustación y castración, en las cuales la falta se tura -por lo menos al principio del análisis-: lo que el analizante
vincula respectivamente al registro de lo real, imaginario y simbó- explicita respecto de cómo se las arregla con el goce y con la
lico. No se expone allí un análisis exhaustivo de relaciones posibles posibilidad de hacer valer el objeto a en el campo del Otro. Para
de objeto sino un examen para abordar la relación con el otro y ello son necesarias ciertas condiciones: el analizante, y no anali-
deducir una clínica a partir de la premisa freudiana de la falta y zando, lo es en razón de asumir una posición activa respecto al
la pérdida, traduciéndose el complejo de Edipo en términos de deseo y el saber en el Otro. La interpretación considerada más
acceso a la castración. El objeto a es reconocido a partir del en- a llá de la significación (Bedeutung) de contenidos manifiestos con-
cuentro del sujeto con la primera identificación con el significante cierne a la causa del deseo, y al objeto en tanto fuera de sentido
y de la implicación de la Cosa, tal objeto es una falta que el símbolo y por tanto se r esuelve en la posibilidad de la traducción del goce.
no suple, privación real que llega a suscitar angustia. La interpretación se sirve de la cita y del enigma, que aspiran a
Lacan enfoca tres modos de relación con tal objeto paradójico: nombrar lo que se evoca como causa en el fantasma, la satisfacción
la frustación como daño imaginario instado por un objeto real (el imaginaria de un goce real; compete al analista puntuar la letra
pene en tanto órgano), la privación como falta real inducida por que traduce la relación entre goce y deseo según coordenadas de
la estructura. Allí no cabe tomar los rasgos o los síntomas por
1
Jacques Lacan, D'un discours qui en serait f1as du semblant, inédito .
2
Marcelle Marini, Lacan: itinerario de su obra, Buenos Aires, Nueva Visión, 1989.
~ Jacques Lacan, La relation. d'objet, París, Seuil, 1994. 4
Alain Jouranville, Lacan et la philosoj1hie, París, PUF, 1984.
[172]
174 FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA 175

estructuras, sino conceder al tiempo la posibilidad de un a defini- mentación metodológica psicoanalítica, así pues, es víctima del
ción. Tener un deseo perverso no define así una estructura (puede mal en qu e incurren los que apuestan por el saber demostrativo
ser efecto de un rasgo) del mismo modo que tampoco la define la y los juicios certeros . Pone además en cuestión la observación sobre
alucinación, un pasaje al acto o un trastorno psicosomático. Mucho las voces del Padre que parece constituir un eje sagital en las obras
menos cabe tomar tales manifestaciones por un cambio de estruc- de Racine, en donde hay héroes "sometidos" o figuras "regresivas":
tura. Sólo la experiencia prolongada del análisis permite discernir Hermiona, Ifigenia, Esther, Joad.
lo que consolidará una validación aproximada a la estructura del Héroes con fantasma duelíst:ico: Andrómaca, Ores tes, Junia. O
sujeto. los verdaderos héroes insumisos: Taxila, Nerón, Tito, Aquiles, Fe-
Llevando nuestro prefacio a otro campo, permítasenos citar un dra, Atalia, Pirro.
ejemplo de lo que suponen los errores de apreciación respecto de El problema, según Pommier, es conferir al padre un sentido
la interpretación en el espacio de la crítica literaria. Roland Barthes demasiado amplio, pues para Barthes el pasado es el Padre. El
en Sur Racine" (Sobre Racine) e labora un estudio prolijo para dar e rror culmina en el siguiente dictamen: Barthes recubre a Racine
cuenta del fantasma raciniano, en donde surge un Eros y un "te- y no lo d escubre, se sirve de é l en lugar de ponerse a su servicio,
nebroso" dramático y donde cobran realce ciertas oposiciones: además nos dice que la escritura no expresa al sujeto sino su
amo-víctima, amor-odio, que perfilan una interpretación d a da so- a use n cia.
bre los personajes de la obra raciniana. Las escenas eróticas son
alucinantes, aquellas donde se narran sueños -el de Atalia es clá-
sico. La j erarquía de poder fija la naturaleza del personaje, resul-
tando viriles Agripina o Atalia y feminoides Bayadeto e Hipólito. UN ORACLE DJT.JL TOUT CE QU'IL SEMBLE DJRE? (J. RACINE)
El chiaroscuro de la escena facilita e l clima alucinante, la escena de
Racine p ertenece al esple ndor nocturnal, el tenebroso raciniano, En psicoanálisis los límites de apreciación se bifurcan frente a las
donde el tableau vivant hace de los p ersonajes actores luminos os; versiones sobre lo que d e l goce sitúa límites al dominio del placer;
insistencia de la imagen y del significante . Pues bien, muchos años tales límites corresponden a lo que desde la transferencia sitúa en
después, otro autor, Renée Pommier en Le "Sur Racine" de R. Bar- las formaciones del inconsciente el acceso a la simbolización y lo
thes, i; dedica un es tudio aún más prolijo para refutar la interpreta- que lo excede bajo los destinos y recambios del objeto a desde el
ción de Barthes y decir que dicho autor sólo iluminaba una parte fantasma a las experiencias límites, como actuaciones, pasajes al
de la verdad, aunque en un trabajo exhaustivo e ilustrativo se acto, somatizaciones y conductas, incluso delirios episódicos y don-
propone más bien denegar casi frase por frase la argumentación de los síntomas asoman sin cristalizar entre un polo traducible y
de Barthes. Pareciera como si Pommier estuviera allí confundien- otro intraducible, allí lo real de la estructura pone en jaque las
do significación con interpretación; y como Barthes no recurre a posibilidades del abordaje del dispositiyo analítico durante un tiem-
las significaciones demostrativas, somete su disertación al desliza- po. En a lgunos casos son necesarias algunas etapas para que el
miento significante y a lo que en las obras de Racine constituyen analista reconozca lo que permite identificar la posición del sujeto
evocaciones de goce, términos que finalmente no parecen "objeti- frente a la antinomia pulsional, el objeto se perfila como lo que
varse" en el terreno d e lo irrefutable y de lo demostrable. El autor alternativamente da acceso y obstaculiza el goce, es decir como
deniega que existan realid ades psíquicas como las que cita Barthes causa de deseo o como obturación del deseo. Es en el momento
y desmiente lo que proviene del proyecto estructuralista y la argu- en que el síntoma neurótico deja d e producir satisfacción respecto
al goce cuando la transferencia puede considerarse apta al desa-
rrollo de un análisis; esto permite desde ella hacer signo, signo a
:, Roland Barthes, Sur Racine, París, Seuil, 1963 [México, Siglo XXI, 1992]. un Otro que podría otorgar sentido en sus manifestaciones diver-
¡; Renée Pommier, Le "Sur Racine" de Roland Barthes, París, Sede s, 1988 . sas, trocando así el valor de goce por el de un cierto saber, si bien
176 FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA 177
la mira del dispositivo del análisis es precisamente desalentar esa de estructura, lo que el odio o enamoramien to indicarían y que
suposición de saber sobre el síntoma y sobre el Otro; con la ope- tampoco deben confundirse con una perversión episódica. "Lo
ración sobre el síntoma y el fantasma puede llegarse a incidir en que sí es un efecto de la estructura es lo que enfrenta el sujeto
el cambio de estatuto que guarda el objeto para el sujeto. más allá de la identificación al final del análisis, con el ser, con su
Comienza entonces la posibilidad de iniciar el desciframiento posición de goce esencial. A través de todas estas identificaciones,
del goce que permanecía mudo o silencioso hasta entonces, goce a través del amor, llega a un saber que es solamente saber de borde.
de la indiferencia podríamos decir, que se asocia a la indetermi- Ello es lo que permite atravesar el fantasma", dice E. Laurent en
nación del sujeto con respecto a lo que pone en juego en relación "Carácter, ego, sujeto". 7 Más allá de todas las identificaciones, lo
con el objeto a definido en su movilidad, en su rareza y en su que es propio de él no son significantes, lo que es propio son
extimidad. En el seminario De un discurso que no fuera semblante 1 condiciones de goce; esto sí es particular, al no haber universalidad
Lacan habla de la "a-cosa" en estos términos: del fantasma, permanece como particularidad de la situación ana-
lítica .
... que la cosa no pueda escribirse sino como "la acosa" ... quiere decir que
está ausente allí donde tiene lugar, o más exactamente que el objeto a
ocupa ese lugar a menos que tal objeto a no deje en tal lugar sino al acto
sexual tal como yo lo acentúo, es decir la castración (10 de marzo de
PARANOIA DE TRANSFERENCIA
1971].

Con lo cual podemos pensar la relación del sujeto con respecto Lacan en Las psicosis 8 señala que la estructura aparece en lo que
al agujero al nivel de "la acosa", el fantasma y la metáfora paterna. se puede llamar en sentido propio fenómeno. Sería sorprendente
Esa causa del deseo interviene donde no parece ubicársela, en las que algo estructural no apareciese en el modo, por ejemplo, con
acciones y e n los decires, donde el goce determina la posición del que el delirio se presenta. Los fenómenos elementales en la psicosis
sujeto con o sin definición sintomática. El duelo, el fenómeno muestran la estructura. Nos remitiremos ahora a un trabajo colec-
psicosomático, una anorexia o bulimia, episodios perversos pueden tivo presentado por Guy Clastres durante el Encuentro del Campo
ser manifestaciones más o menos organizadas como síntomas; ins- Freudiano internacional de 1988, titulado "Paranoia" de transferen-
tan a reconocer cómo se localiza el goce con respecto al cuerpo, cia.9 Se refiere al caso de S. Freud en "El hombre de los lobos" y
silenciosa o abiertamente, parcial o integralmente; pueden ocurrir permite reconocer un problema de diagnóstico diferencial; se trata
al principio del análisis o suceder como consecuencia del mismo; de establecer allí si finalmente Sergei Pankejeff era neurótico o
como insistencia de lo real pulsional, incide igualmente en la re- psicótico a partir de lo que evolucionó durante un segundo análisis
acción terapéutica negativa. con Ruth Mac Brunswick, supervisada por Freud, y que según el
El analista opera a partir de su deseo y de su ética para advertir trabajo podría calificarse en ese caso como efecto de una paranoia
los tiempos evolutivos de la relación de objeto frente al fantasma dirigida. En primer lugar, se debe cuestionar el concepto abordado
para con ello intervenir en la dirección de la cura. Algunos errores por teóricos como Herbert, Rosenfeld y O. Kernberg (Los trastornos
del analista pueden además influir en e l paso del analizante en límites de la personalidad), lo que interesa a este último es defender
perversiones transitorias, actings y cambios aparentes de estructura una nueva entidad clínica que introduciría en la "nosología" psi-
qu e no lo son y que responden a las defensas del sujeto en análisis,
el cual según Lacan habrá de llevar a otra opción enajenante del
Eric Laurent, "Carácter, ego, st~et:o'', en El significante de la transferencia,
7
sujeto dirigida ya no hacia el "no pienso", sino al "no soy" del
inconsciente, lo cual podría presentificarse a partir de la cristali- Buenos Aires, Manantial, 1991, p. 27.
8
zación del síntoma o también después de un acting out. Las oscila- Jacques Lacan, Las psicosis, Barcelona, Paidós, 1984.
9
Cuy Clastres y otros, "Paranoia" de transferencia en Clínica diferencial de las
ciones imaginarias no deberán confundirse tampoco con cambios psicosis, Fundación del Campo Freudiano, Buenos Ai res, 1988, p. 299 .
FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA 179
178

coanalítica la de los casos borderline . Al parecer Freud se confunde entonces el ideal l(A) y el obj eto a, lo que Lacan expresa así: "En
en abordaje y en diagnóstico respecto a S. Pankejeff al surgir un ti, más que a ti", y que en el episodio "psicótico" se invertiría como
interrogante fundamental sobre tal caso límite, calificado, pese a "En mí, más que a ti" . La "paranoia de transferencia" resumiría el
todo , de neurótico obsesivo. El trabajo de Kernberg, sobra decirlo, coajunto de los fenómenos de una oscilación (En mí - En ti) que
m arca la desubjetivación del análisis hacia el sujeto como falta en
es inconclusivo.
Ahora bien, R. Mac Brunswick define un diagnóstico de paranoia ser, a partir de la imposible identificación con el objeto a como
cuando aborda el caso. Ocurre la posibilidad de que la paranoia real. Se trataría allí de fenómenos de desp ersonalización rever-
pudiera haber surgido como una evolución de una psicosis previa sibles.
siguiendo a Katan o a Kernberg. D. N asio, en En los límites de la transferencia, 10 propone dar el
El paci ente exhibe el atentado a la integridad de su imagen nombre de formaciones del objeto a a aquellas en las cuales se
especular. El agujero que aparece en su nariz es un síntoma per- mide el alcance de su operación no como anomalía extratransfe-
secutorio. No obstante, los fenómenos elementales brillan por su rencial, sino como actualización de la misma, y donde los pasajes
ausencia, no hay automatismo m e ntal ni se dan alucinaciones ver- al acto, las crisis bulímicas o Jos delirios erotomaniacos pueden
bales. La supuesta paranoia no le impide retom ar el análisis y responder a conductas cuyo elemento activo no es el sujeto sino
reinstalar la función d el sujeto supuesto saber. Busca reencontrar más bien una región autónoma del cuerpo que domina, y donde
su ser en lo imaginario, rechazándolo como m arcado por una la transferencia se comprime en una puesta en acción objeta!.
cicatriz. Esa cicatriz se encuentra en otro lugar, éxtimo. Todo sujeto Los senderos de la apreciación de la definición de la estructura
enfrenta el corte significante, centrado por la falta que lo engendra, clíni ca en nuestra opinión r espon d en principalmente a lo que su-
si ta l operación no se produce no opera la separación establecida pone la discordancia del objeto a, a los virajes que puede presentar
con la identificación con el significante primordial. Es por el deseo la posición del sujeto respecto a la significación de goce que puede
d e Freud de permanecer activo todavía por el lado de la idealización asumir asociado a la diplopia imaginaria del falo en tanto el objeto
propia de la transferencia por lo que S. Pankejeff desarrolla un más que tener instancia hace síncope a la falta. En la organización
"delirio'', respuesta sintomática al proceso de desubjetivación pro- fantasmática, articulado al (-phi) de la castración imaginaria, indica
pio de la cura. ¿s e trata en tal síntoma de un fantasma freudiano, el cierre del deseo que habrá de evoluci o nar en separación a través
el d e decirlo todo, interpretar todo? En la década de 1920, Freud de lo que la ética del análisis conduzca a en fr entar al sujeto, a
consideraba el inconsciente como "todo-significante". Ese síntoma saber, la delimitación d el deseo respec to a las elecciones del goce,
del pacie nte cuestionaría tal supuesto, es más, interpreta al analista que pueden ser más bien d e no gozar, frente a la impasibilidad
en lo que cree saber. El pasaj e forzado de lo real en lo imaginario que imponía una determinada ftjación pulsional. Corresponde así
es la respuesta al pasaj e forzado del deseo de Freud a través de la a\ analista trabajar no tan sólo · con el campo de la transferencia
opacidad del goce en el fantasma d e S.P. remitido a las formaciones del inconsciente sino con lo que hace
Mas consideraciones: una paranoia verdadera habría producido tope a la transferencia y que corresponde al más allá del principio
una forclusión. S.P . no permanece en el goce imaginario sin lazo del placer, donde se juega la repetición especificada como vel alie-
significante, aunque la transferencia ponga de relieve la "insufi- nan te donde el sujeto puede ser tomado por un "no pienso" del
ciencia paranoica" referida a lo que Lacan describe e n 1948 como lado del pasaje al acto y del goce frent e a la alternativa del cambio
"paranoia dirigida". El agujero, la cicatriz que perturba al sujeto hacia el "no soy"; el advenimiento al inconsciente, la transferencia,
en su "d e lirio" , ¿sería acaso índice d e la privación no simbolizada? como menciona Lacan, daría cuenta de la resultante d e ambas
¿En el ajJres-coujJ de su análisis con Freud no intenta gozar acaso
del rasgo unario que lo une a él, ser analizante preferido, privile-
giando la función I(A) - i(a) de esta insignia vs. el vaciamiento del 10
David Nasio, En los límites de la transferencia., Buenos Aires, Nueva Visión,
goce, el objeto a en función en el corte del suj eto? Se despejaría 1987.
180 FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ
SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA 181
direcciones que enfrentaría la discordancia dada entre el objeto a
ANOREXIA MENTAL
y el -phi de la castración.

Normalmente referida como síntoma captado en una estructura


obsesiva, podría inscribirse, al igual que el fenómeno psicosomá-
RESPUESTAS Y RASGOS tico, en cualquier estructura, diferenciándose de los segundos por
no presentar holofrasis al inscribirse en el significante con rasgos
En el examen del dominio de los límites del psicoanálisis surge más o menos histéricos . La anorexia surge como una desestimación
siempre lo que se presenta como particularidad de lo fundamental del deseo generalizada a todas las actividades del sujeto desde el
para señalar puntos de singularidad que se desprenden de las alimento hasta la vida amorosa, por lo general se trata de casos de
respuestas del sujeto referidas a la falta del objeto o del Otro que gravedad extrema que requieren incluso internalización en insti-
configuran la definición de la estructura. Respuestas de la perver- tuciones psiquiátricas. Puede tratarse de sujetos que en la infancia
sión en donde el objeto en calidad de fetiche actualiza la versión experimentaron, señala Lacan, al ser colmados por el alimento o
sobre un Padre que se separaría de la Ley. Respuestas delirantes el amor, la degradación del deseo a necesidad, de tal manera que
en la psicosis como suplencia desafortunada al significante paterno. en el sujeto surge la necesidad de salvar el deseo a partir de la
Respuesta de la denegación en las neurosis en donde puede surgir repulsa o del rechazo de toda proximidad o acceso a la satisfacción,
el remplazo del significante paterno mediante las apuestas por el salvar el deseo paradójicamente desestimándolo, lo que puede ha-
padre imaginario, con lo que se ponen a prueba las definiciones cer pensar en un goce de la renuncia pulsional; robar "nada" como
en torno al síntoma. el paciente de E. Kris que cita Lacan en La dirección de la cura, 11
Un planteo ineludible sobre el plano del objeto lo constituye el en donde puede reconocerse también una incidencia funesta su-
reconocimiento de los rasgos de perversión en particular en las peryoica. Si el sujeto aprende a negarse a satisfacer la demanda
neurosis, lo que puede implicar según el tipo de identificación, un del Otro y exige en el límite que insta un deseo in extremis, podemos
remplazo a la elección del objeto a través de ese rasgo, que prefi- plantearnos cómo podría el dispositivo analítico facilitar el resur-
gura un goce sustitutivo gestándose así las versiones sobre el padre. gimiento del deseo de una forma manifesta; el caso Sidonie de M.
En la histeria puede surgir la elección de un significante como Mannoni 12 es aquí demostrativo en tanto que en esa paciente era
rasgo con valor de letra cuya función representa una metáfora del indispensable no introducir forzamiento alguno que pudiera de-
goce que prefiguraría el valor del fantasma. En oposición a la gradar a necesidad ese deseo de supervivencia dejando la joven
neurosis, la perversión no hace rasgo, sino que semblantea la es- paradójicamente de alimentarse para conservarlo. El analista no
cena del goce imaginándose allí el sujeto como un Otro que alte podría aquí cometer el error de sugerir el camino de los bienes
nativamente velaría y demarcaría la falta del falo materno. utilitarios o la buena senda so pena de reinstaurar el goce obtenido
Las evidencias de los rasgos de perversión permiten en la nue- por sus renuncias; en ello se juega descubrir los ardides de la
rosis calificar el deseo frente a la perversión, la diferencia no obsta sintáxica del fantasma con lo cual el objeto a satura la hiancia del
para que surjan atributos propios de ella: el fantasma hace rasgo -jJhi de la castración. En algunos casos el síntoma anoréxico se
de perversión. En todo ello reconocemos el significante de lo par- consolida de tal forma en el fantasma que puede resultar un límite
ticular frente a lo general, donde la "acosa'', lo que en sí mismo insuperable frente a todo cruce del fantasma instado a través de
falta, da razón al síntoma. Y falta el Otro, la mujer, la Cosa. la interpretación, donde la devoración como pulsión activa, pasiva

11
Jacques Lacan, La dirección de la cura, en Escritos, México, Siglo XXI, 1972,
p. 231.
12
Maud Mannoni, El psiquiatra, m loco y el psicoanálisis, México, Siglo XXI,
1981.
182 FERNAN DO DEL MORAL LÓPE Z SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRU CT U RA 183

y reflexiva, devorar, ser devorado, hacerse devorar inscribe la coa- CASOS LÍMITE Y PSICOANÁLISIS
lescencia del a y del (-phi) en el hacerse el sujeto al mismo tiempo
semejante al obj eto y a quello que le falta. En un caso presentado Es E. Laurent 14 quien establece el papel fundamental que guarda
por A. Menard 13 Marie, después de cuatro años d e anáiisis, m ani- el es tatuto del síntoma según Lacan para delimitar la valoración
festó una ditiminución de síntomas o bi en éstos se ocultaron, y d e las estructuras clínicas ; basta con r eferirnos al estudio que efec-
surgió entonces un fantasma: "tomo un pedazo de pan o de pastel, túa sobre el concepto d e borderline (qu e no se referiría a neurosis ,
los desmenuzo y rompo" ... Le es necesario que la apetencia no se perversión ni psicosis) descrito en el contexto d e una detención
satisfaga, así pues, es preciso desmenuzar, en eso surge un placer; del desarrollo d e la funci ón del ego siguiendo premisas desarro-
el fantasma hace tope a la interpretación, e n su fijeza se opone a lladas por Otto Kernberg; ubicación entonces de las "organizacio-
la movilidad del sín toma, el goce por lo tanto hace obstáculo a la n es límite" que se apoya precisamente en d esconsiderar el síntoma.
dialéctica del deseo. Una parte del análisis gira sobre su nombre La patología del yo es lo fundamental, y la cura d ependería d e la
propio relativo a la agresividad, la devoración y la negación. Re- supuesta "reorganización" yoica. El resultado es un a inevitable con-
procha a la madre no haberle alim entado con el pecho y establece fusión diagnóstica, pues la conducta y no el d ecir es más impor-
un conflic to con ella. El padre carecía de lugar en esa fami lia, n o tante, e n ello se juega establecer una elem ental interfase procurada
hab laba ni intervenía en los conflictos creados en torno a la ali- con la psiquiatría en provecho de la terapia con m edicamentos
mentación, nunca decía un no. Al p adre eclipsado ella sustituyó que sirven "para todos" hasta cierto punto. Por el con trario, el
un padre imaginario. Vemos surgir aquí la cuestión del superyó enfoqu e en la consistencia del síntoma se corresponde a enfren tar
en su articulación de goce. Esa nada con la que se contenta según la inconsistencia de las formas imaginarias del yo. Es por ello por
el placer buca l, y que impone la terminación inopinada del análisis. lo que nos parece indispe nsable pasar revista a algunas d efiniciones
Salida que encubriría un acting out situ ado del lado d e mostrar, clínicas tales como anorexia, melancolía, manía, d ebilidad m ental
como Lacan indica en su seminario La angustia . En cuanto al pasaje y fenómenos psicosomáticos, en las cuales tiene lugar precisamente
al acto, lo reconoceríamos en ese dejarse reducir a desecho, cuando esa opción de plantear al síntoma y al fan tasma como dimensiones
famélica solicitaba los servicios de urgencia para reanimarla. El fundamentales, y d onde el obj eto a muestra su papel sagital para
fa n tasma comer/romp er común a los anoréxicos se anuncia en caracterizar las p osicion es subjetivas frente a lo r eal, simbólico e
su eños donde "Un niño es devorado por un hombre"; las asocia- imaginario. Se trata, por ejemplo , d e tomar e n cuenta la oposición
ciones sugier en un deseo de muerte del hermano y d e su madre. en tre fenómenos elementales y síntoma, lo que debe precisarse en
Indica que cuando come tiene la impresión de comerse a la madre las entrevistas preliminares. Solamente así se reconocerá la posi-
en partes . El resto del padre, que en la vida diaria era incapaz de bilidad d e suponer cómo puede producirse la es tablización de la
decir "no" a l dictado materno, "come y calla", resurge como voz p sicosis por la vía de un nuevo síntoma. Toda clínica que opera
sup eryoica: "Es como si una voz me dijera: tú no ti enes derecho a d es de la p ersp ec tiva d e corregir las d efl exiones d el yo se ordena
comer, ese tú que sustituye al ya es como u n yo dicho por alguien" ... en el nivel de lo imaginario y por end e h a conocido en la historia
"Yo soy esa bola de comida desmenuzada" .. . La angustia queda contragolp es inesperados al descansar muchas veces en el enfoqu e
ausente de la cura. Ella permanece entre mostrar un des eo inefable de la rivalidad edípica y en los acomodos especulares insostenibles;
y el goce ligado al apetito mortífero, definida en un registro oral en cambio el e nfoque sobre el duelo del objeto a constituye una
inscrib e la falta que es el corazón de su ser, encarn a además en su revisión que toma en cuenta la deuda del sujeto con lo r eal y con
ser el goc e ligado a este obj eto o r al. el falo: ¿cómo perder lo que no se tiene? Lo que puede decirse es
que esta apuesta por lo imposible d ebe lib erar al suj eto de su d euda
con el goce.
13
Augu stin Menard, lnthpretations, recons/.ruction et Jantasme, Ac tes d e L'École
d e la Cau se freudienne , Tran sfert e t interpretati o n, París, 1984. 14
Eric Laurent, Estabilizaciones en las psicosis, Buenos Aires, Man antial, 1992.
184 FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA IH!1

DUELO, MELANCOLÍA Y MANÍA acto y las neurosis melancolizadas ofrecen, según A. Bilinkis, ic; !;1
mayor dificultad diagnóstica donde el delirio y el pasaje al acto
Lacan dice que el sujeto del duelo debería consumar por segunda sitúan la duda sobre la posibilidad de la cura. Lo que diferencia
vez la pérdida provocada por el accidente del objeto amado para el duelo de la melancolía es el no haber en el primero metáfora
con ello restaurar el vínculo con el objeto fundamental, el objeto delirante, la pérdida en la melancolía parecería por momentos
a podría al fin suplirse. En la transferencia es igualmente funda- responder a algo desconocido. Enfermedad del superyó, por el
mental considerar el duelo del objeto a y no los aspectos imagina- suicidio intenta restituir al Otro por la caída del objeto a en la
rios que la agresividad tornaría invencibles. Si el duelo además se ventana del fantasma. En La angustia, Lacan insiste sobre esta
concibe como inversa de la forclusión es porque aquí el agujero tragedia del deseo que es Hamlet; hay la identificación con el falo
en lo real dejado por un objeto induce el movimiento de los sig- mortal por una parte y además está ese dar cuenta ele la ausencia
nificantes. El sujeto puede sufrir ese dejar de causar respecto al del duelo en la madre que disipa en el hijo el deseo haciendo
otro la falta de su deseo, ello no impide que un sujeto pueda vacilar en él la estructura. En la melancolía, donde el objeto en
también hacerse cargo del duelo de otra persona. En La lógica del cuanto tal está perdido en la estructura, hay, no obstante, efectos
fantasma de Lacan, queda adscrito al lugar del "no soy" que es análogos a los de la pérdida en el duelo. El yo disminuido es presa
también el del acting out, mientras que el pasaje al acto se sitúa de un castigo inexorable, estamos del lado de la psicosis, aunque
del lado d el "no pienso" que produciría una identificación con el no siempre se inscriba en ella. En el caso Schreber hay manifesta-
objeto perdido. En la narración de James La habitación verde, un ción de entrada en la melancolía cuando el Otro (Dios) no resurge
hombre consagra sus últimos días a la memoria de los seres per- para hablar con él, puede considerarse que lo que sucede es una
didos bajo una renuncia mórbida que a su vez impone condiciones invasión del objeto a desprovisto de pérdida, la identificación re-
de goce. La identificación con el deseo de muerte sume al sujeto sultante se produce con él como desecho de la voz superyoica. Si
en un goce particular. En Hamlet, tal y como es abordado por en el duelo dominaría el Ideal, en la melancolía dominaría el objeto
Lacan, el duelo imposibilita un acto de venganza, se trata del duelo a no como causa ele deseo sino como razón de goce. La paranoia
informulado en un personaje sometido a dudas tenaces. Se da en por la vía del delirio implica un cierto aspecto de restitución del
él una identificación especular (escena de la representación del a a través del diálogo imaginario con el Otro persecutorio.
crimen) que alterna con la identificación al objeto, Ofelia, consi- Por lo que h ace a la manía, definida según el recurso a una
derada como objeto perdido, lo que permitirá después el desenlace metonimia infinitizada, se manifiesta en la logorrea y en la fuga
al poder ser asumido el duelo finalm ente. Como advierte Lacan,
15 de ideas; situada también del lado de la psicosis, comporta un
la falla del ideal deja al sujeto preso del deseo del Otro, se sobre- rechazo del inconsciente que se suple por la elación o la dispersión
pone allí el ideal del yo al yo ideal, de la misma manera que el maniaca, en donde el deslizamiento significante significa aquí una
objeto a, al yo ideal especular i(a). El resultado es la pérdida del pérdida del Ideal del yo. Lo rechazado del lenguaje desencadenaría
goce fálico que lanza al sujeto al goce superyoico en la alternativa la logorrea de la lengua, al no haber objeto a como causa de deseo
de matar o ser matado. nada ata al significante. El vacío en el Otro (no tachadura) da
Al no haber vacilación fantasmática en la melancolía, el delirio cuenta de la escritura de James Joyce, euforia d e lalengua que
transcurre en la monotonía; se prescribe entonces clínicamente la demuestra una falla del significante suplida por el síntoma y la
posibilidad de r einstalar acaso el vínculo con el objeto a, que per- escritura errante.
mitiría restablecer el campo del Otro por medio de un corte dife-
renciándose así el Y o ide al y el ideal del Yo. Las patologías del

¡¡¡Adrián Bilinkis, "Duelo y melancolía", en Lo real en jJsicoanálisis, Buenos


15 Jacques Lacan, Seminario El deseo)' su interjnetación, inédito. Aires, Manantial, 1987.
FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ SENDEROS EN LA DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA 187
186

DEBILIDAD MENTAL síntoma (formación del inconsciente con estructura de lenguaje),


aquí la representación se suple por la mostración de esa "verdad"
Lacan, en Jornadas sobre psicosis infantil, 17 se refiere a una elisión del cuerpo debilitado, verdad de la gelificación significante.
marcada en lo tocante al mito que cubre la relación del niño con
la madre; se trata de nuevo d e los efectos del objeto a en lo que
hace al cuerpo del niño y al cierre del intervalo entre significantes
(S y S 2 ). Maud Mannoni, que organizara esas jornadas, consideraba FENÓMENOS PSICOSOM ÁTICOS
1
que el débil mental estaría afec tado originalmente por la fusión
del sujeto con la madre en e l sentido corporal. Lacan opta por Que e l goce invada las supe rficies corporales puede ocurrir en
describir dicha fusión en el plano de la cadena significante, al cualquier estructura; que ese goc e llegue a producir lesion es cor-
quedar el cuerpo d esabonado del significante quedaría supeditado porales espe cíficas nos sitúa en los fenómenos psicosomáticos, nos
al goce. Pero además surge la posibilidad de considerar la función persuade a considerar una cierta inhabilitación del objeto a veri-
significante (S 1) como aislada, como real impedido por la conca- ficada en una fall a de la estructura del lenguaje que no es la propia
tenación y que se caracterizaría por rasgos diferenciados de la de la psicosis y que más bien aquí h aría síntoma en diferentes
psicosis, la debilidad mental y los fenómenos psicosomáticos . E. es tructuras; en todo caso la zona del cuerpo afectada no sería
Laurent 18 cita el seminario de Lacan del 15 de marzo de 1972 para erógena, aquí el objeto a no reconoce aferencia al Otro. Según
explicar lo que diferenciaría a l débil mental del psicótico, el S 1, no establ ecen J. Lacourt y P. Bosson, 1' 1 se trata de lo que hace borde
obstante, aquí se acompañaría de un segundo significante, que- en la superficie d el cuerpo. Todo lleva a pensar en una construcción
dando el sujeto fu era de discurso, pero flotando entre dos signi- o ine rvación imaginaria sin el aporte significante normal. Lacan
fic an tes para sostener la "verdad" fuera de discurso, verdad que en el Seminario 11 hablaba de qu e se trata m ás bi en de fenómenos
encubriría la m e ntira d e admitir el Uno d el cuerpo como r efer encia fuera del registro de las construcciones neuróticas, en el nivel de
última. Se trata d e un goce que se insta entre dos discursos , flota lo real. Podríamos decir que más que formación del objeto a se
entre dos. La definición se atiene al mismo ti empo al horror del daría una d e-fo rmación de dicho objeto. Lejos de la experiencia
sab er, "verdad" qu e descree el saber, mentira que intenta resolver psicóti ca considerada como un cuerpo invadido por el goce, aquí
algo, como si el Uno del cuerpo fuera la referencia final y única. hay deformaciones de la sup e rfici e corporal mostrándose el intento
Pres entación de la verdad de la holofrase entre dos significantes d e inscribri r lo irrepresentable y al mismo tiempo rechazándolo
y que no obstante connota la fusión del cuerpo, unidad del cuerpo del cuerpo como sistema integral, cuerpo qu e no queda del todo
que evoca una cierta obscenidad, cuerpo desnudo, sin mediación sometido al símbo lo y hace excepción, sin por ello producir un
posible de obj etos. síntoma como se defin e en psicoanálisis. Aquí el cuerpo imaginaría
Cabe concluir que el desarrollo de Lacan sobre el Uno o el S 1 , lo real, trabaja según una d ébil señal como significante S 1, el cual
en tanto unidad autónoma, establece una posibilidad de diferenciar podría desaloj ar el goc e del cuerpo, acaso tan sólo dibuja un tatuaje
distintos tipos de psicosis en la relación con la enumeración de o un jeroglífico. "Marbete que revela incluso algo d el nombre
los objetos del goce. Debilidad acerca de esa continuidad del cuer- propio'', dice Lacan en la conferencia d e Ginebra de 1975 ... "Rasgo
po, que según Laurent "se pega al cuerpo del Otro de una manera d el padre qu e pasa al cuerpo directam ente", mostración por emu-
diferente que el autista". lación que alegoriza el significante del Nombre-del-Padre en tanto
La analogía con el fenómeno psicosomático reside en no ser un

17 Jacques Lacan, discurso de clausura en Psicosis infantil, Buenos Air es, Nueva l!l J. Laco urt, P. Bosson y otros, Fenómeno psicosomático y estructura j1sicótica en
clínica diferencial de las psicosis, Buenos Aires, Fundación d el Campo Freudiano,
Visión, 1980.
18 E. Laurent, Estabilizaciones ... , o/J. cit. 1988, p. 250 .
186
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DEBILIDAD MENTAL síntoma (formación del inconsciente con es tructura de lenguaj e),
aquí la representación se suple por la mostración de esa "verdad"
Lacan, en Jornadas sobre psicosis infantil, 17 se refiere a una elisión del cuerpo d ebilitado, verdad de la gelificación significante.
marcada en lo tocante al mito que cubre la relación del niño con
la madre; se trata de nuevo de los efectos del objeto a en lo que
hace al cuerpo del niño y al cierre del intervalo entre significantes
(S y S ). Maud Mannoni, que organizara esas jornadas, consideraba FENÓMENOS PSICOSOMÁTICOS
1 2
que el débil mental estaría afectado originalmente por la fusión
del sujeto con la madre en el sentido corporal. Lacan opta por Que el goce invada las superficies corporales puede ocurrir en
describir dicha fusión en el plano de la cadena significante, al cualquier estructura; que ese goce llegue a producir lesiones cor-
quedar el cuerpo desabonado del significante quedaría supeditado porales específicas nos sitúa en los fenómenos psicosomáticos, nos
al goce. Pero además surge la posibilidad de considerar la función persuade a considerar una cierta inhabilitación del objeto a veri-
significante (S 1 ) como aislada, como real impedido por la conca- ficada en una falla de la estructura del lenguaje que no es la propia
tenación y que se caracterizaría por rasgos diferenciados de la de la psicosis y que más bien aquí haría síntoma en diferentes
psicosis, la debilidad mental y los fenómenos psicosomáticos . E. estructuras; en todo caso la zona del cuerpo afectada no sería
Laurent 18 cita el seminario de Lacan del 15 de marzo de 1972 para erógena, aquí el objeto a no reconoce aferencia al Otro. Según
explicar lo que diferenciaría al débil mental del psicótico, el S 1, no establecen J. Lacourt y P. Bosson, I!) se trata de lo que hace borde
obstante, aquí se acompañaría de un segundo significante, que- en la superficie del cuerpo. Todo lleva a pensar en una construcción
dando el sujeto fuera d e discurso, pero flotando entre dos signi- o inervación imaginaria sin el aporte significante normal. Lacan
ficantes para sostener la "verdad" fuera de discurso, verdad que en el Seminario 11 hablaba de que se trata más bien de fenómenos
encubriría la mentira de admitir el Uno del cuerpo como referencia fuera d el registro de las construcciones neuróticas, en el nivel de
última. Se trata d e un goce que se insta entre dos discursos, flota lo real. Podríamos d ecir que más que formación del objeto a se
entre dos. La definición se atiene al mismo tiempo al horror del daría una de-fo rmación de dicho objeto. Lejos de la experiencia
saber, "verdad" que d escree el saber, mentira que intenta resolver psicótica considerada como un cuerpo invadido por el goce, aquí
algo, como si el U no del cuerpo fuera la referencia final y única. hay deformaciones de la sup erficie corporal mostrándose el intento
Presentación de la verdad de la holofrase entre dos significantes de inscribrir lo irrepresentable y al mismo tiempo rechazándolo
y que no obstante connota la fusión del cuerpo, unidad del cuerpo del cuerpo como sistema integral, cuerpo que no queda del todo
que evoca una cierta obscenidad, cuerpo desnudo, sin mediación sometido a l símbolo y hace excepción, sin por e llo producir un
posible de objetos. síntoma como se define en psicoanálisis. Aquí el cuerpo imaginaría
Cabe concluir que el desarrollo de Lacan sobre el Uno o el S 1 , lo real, trabaja según una débil señal como significante S 1, el cual
en tanto unidad autónoma, establece una posibilidad de diferenciar podría desalojar el goce del cuerpo, acaso tan sólo dibuja un tatuaje
distintos tipos de psicosis en la relación con la enumeración de o un jeroglífico. "Marbete que revela incluso algo del nombre
los objetos del goce. Debilidad acerca de esa continuidad del cuer- propio", dice Lacan en la conferencia de Ginebra de 1975 ... "Rasgo
po, que según Laurent "se pega al cuerpo del Otro de una manera del padre que pasa al cuerpo directamente", mostración por emu -
diferente que el autista". lación que alegoriza el significante del Nombre-del-Padre en tanto
La analogía con el fenómeno psicosomático reside en no ser un

17 Jacque s Lacan, discurso de clausura en Psicosis infantil, Buenos Aires, Nueva


19
.J. Lacourt, P. Bosson y otros, Fenómeno psicosomático y estructura psicótica en
clínica diferencial de las psicosis, Buenos Aire s, Fundación del Campo Freudiano ,
Visión, 1980.
18 E. Laurent, Estabilizaciones ... , op. cit. 1988, p. 250.
188 FERNANDO DEL MORAL LÓPEZ

figurado más que mostrado, pero sin articular la falta en el cuerpo,


puede incluso como cita E. Laurent20 ser un cifrado de goce, es-
critura numérica que suple al significante paterno. Llegamos así a
definiciones en donde las suplencias intentan resolver aquello que
definimos como el drama de la no extracción del objeto a .

tipografía j osefina anaya


impreso en publimex, s.a.
calzada san lorenzo núm. 279-32
col. granj as estrella 09850 méxico, d .f.
dos mil ejemplares y sobrantes
14 de marzo de 1997
20 E. Laurent, Estabilizaciones ... , 0/1. cit.
Hubo un tiempo y un espacio donde el término de estructura hizo correr
mucha tinta. Desde diferentes trincheras teóricas, el saber, la crítica
y el pensamiento se ocupaban de las vinculaciones estructurales. Pero,
no se trataba de una moda sino de un modo. La estructura es el espacio
donde se vinculan elementos de conjuntos covariantes. Se trata
de sociedades, grupos, sujetos o textos, analizar las relaciones que los
constituyen es una posición frente al saber y sus construcciones . Dos
pilares fundamentan este análisis: las articulaciones y el inconsciente.
Desde la antropología, las estructuras se escriben para rearmar las
alianzas del parentesco, desde la historia el cambio no se concibe
como efecto de hombres voluntariosos o inventos geniales sino como
transformaciones estructurales, en lingüística el análisis versa sobre
las armazones diferenciales que sostienen las lenguas y sus poemas y,
en psicoanálisis el inconsciente, dicho de manera radical , está
estructurado como un lenguaje .
En psicoanálisis la estructura no sólo remite a la espesura del
lenguaje desde las cadenas significantes, sino que permite
problematizar los discursos y los artefactos topológicos . No sólo
la clínica se ve atravesada por las estructuras y sus caminos, la
epistemología y sus escrituras es alcanzada por los vientos de
este análisis .
Andar por el sendero de las estructuras lleva a las entrañas de un
laberinto, el cual ha sido pensado y experimentado desde diferentes
pasiones. Teseo y su Minotauro cantan en los mitos y sus verdades , los
cálculos matemáticos de Escher permiten al agua subir mientras
los hombres bajan, perderse en un jardín con mil caminos sin morirse
en el intento es el argumento de muchos cuentos hermosos y , en fin,
el problema del infinito y sus vericuetos alcanza tanto a la soledad
como a las letras.
El laberinto de las estructuras es el nombre de este libro surgido
de un coloquio que reúne en sus voces la intranquilidad que estos temas
provocan. El laberinto y la estructura son las dos caras de una banda
de Moebius, recorrerlas con el hilo de Ariadna del pensamiento y la
perplejidad del saber es la apuesta de estos textos.
H.MA

968-23-2052-6

)J((l siglo
veintiuno
editores Jl~~u ~im1~

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