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BASES DE LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA Y LA SÍNTESIS DE LA TEOLOGIA

FUNDAMENTAL EN LA FIDES ET RATIO DE JUAN PABLO II, LA VERBUM


DOMINI Y LA PORTA FIDEI DE BENEDICTO XVI

1. Leer los detenidamente los documentos citados:

a. ¿Cómo se describe el acto de fe y su relación con la revelación


(autocomunicación de Dios mismo en el Verbo hecho carne: Jesucristo) en cada
uno de los documentos?
b. ¿Cómo y cuándo crece la fe?
c. Bases para la reflexión teológica

En la Fides et Ratio, el acto de fe se describe como la forma en que el ser


humano expresa el evento Cristo, o mejor dicho la comunicación de Dios al
hombre por medio del hombre mismo y que tiene su plenitud, verdad profunda
de Dios en Cristo su mediador. En este sentido, se define también como el
asentimiento del ser humano al testimonio divino.
Sin embargo, la Verbum Domini exponiendo que la fe es la respuesta
propia del hombre al Dios que habla, la representa como un acto personal y
eclesial. Esto quiere decir, que el ser humano profesa la fe como un encuentro
íntimo con Cristo. Cuando el ser humano asiente libremente a la llamada de
Dios, el Espíritu Santo interviene y le hace comprender que, el Misterio
encarnado se va revelando de modo progresivo en la medida en que esta
adhesión se va haciendo carne en nuestra vida.
No obstante, como bien sabemos la revelación no ha sido dada para
guardarse en un baúl, sino que debe ser proclamada y compartida, a lo cual la
Porta Fidei evoca como el amor de Cristo nos urge a evangelizar y, en este
ejercicio, la fe crece viviendo dicha experiencia de gracia y de gozo. También,
puntualiza que, solamente creyendo de tal forma, que abandonándose
continuamente en este amor se va experimentando más porque es iniciativa de
Dios.
Por otra parte, la reflexión teología no puede estar exenta de la Sagrada
Escritura, la Palabra de Dios que se revela en la historia y la razón en el contexto
de la Tradición, en este sentido, debe girar entorno a la Gracia divina que ayude
a fortalecer el ejercicio mismo de la fe y no quedándose en meros conceptos
abstractos y filosóficos que, sin desmeritar, contribuyen al ideal ético inmerso en
el hecho salvífico.

2. En un párrafo explica esta afirmación: «La fe sin la caridad no da fruto, y


la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda»
(Porta fidei, 14).
Siempre se ha dicho que el verdadero amor no es un sentimiento, si bien es
cierto se expresa a través de la dimensión sensible del ser humano, el amor es
donarse; son hechos que refieren realmente lo que es, pues, la fe va de la mano
con esta definición. La fe no es un autoconvencimiento individualista, sino que
es el asentimiento reflejado en el otro en la certeza de que Cristo está presente en
él y no en vanas razones que se quedan en palabras y no trascienden y que, como
consecuencia aluden a una fe basada en la apariencia y la superficialidad y no en
el hecho salvífico de Jesucristo.
3. Sintetiza la relación entre fe y razón según el documento del p. Juan Pablo
II

El ser humano tiene un deseo donde quiere encontrar la verdad y para esto,
puede transitar a través de dos caminos que no son contradictorios sino
complementarios: hablamos del camino de la fe y el camino de la razón que
tienden a un mismo fin, pero parte de dos puntos diferentes.
Por un lado, la fe parte de la reflexión del dato revelado y por otro, la
razón tiene como punto final la verdad, entonces, parece contradictorio porque
para uno es el punto de inicio y para el otro es el punto de llegada. Sin embargo,
hay un punto donde los dos se interceptan que es en sí la propia verdad.
Ahora bien, esta verdad es Dios que, por su propia iniciativa se da a
conocer progresivamente al ser humano valiéndose de sus propias facultades y
capacidades empleadas para construir la historia.
En este sentido, el ser humano siguiendo la vía natural de la razón llega a
un punto donde emerge de su interior una certeza de que todas las cosas que
observa, experimenta, actúa y se relacionan con él deben tener un eje central;
una razón de ser superior y trascendente a todo lo que él puede reconocer,
vislumbrar o afirmar por lo tanto, surge el encuentro con la Revelación.
De esta forma, la fe y la razón se complementan brindando cada una la
función esencial por la cual han sido depositadas, aunque la fe, como
asentimiento libre al evento salvífico de Cristo adquiere una preponderancia
apremiante como la luz que ilumina a la razón porque a fin de cuentas ésta
última necesita de un sentido único y concreto para realizarse y no quedarse
banalmente en meros conceptos.
FRANDRES CARDOZA HERNANDEZ
SEMINARIO REDEMPTORIS MATER

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