Paz: Nos dice es la suprema ausencia de una guerra un equilibrio de ambas fuerzas a través de la historia, la paz se construimos día a día con un respeto a nuestro “Dios padre todo poderoso”. Verdad: la personalidad natural del hombre por derecho natural el debido respeto a su persona a una buena reputación en un mismo que tiene derechos y deberes y valorar el en mundo el trabajo. Justicia: justicia el sentido de la dignidad humana cuando los ciudadanos nos hacen justicia respetando nuestros derechos y cumplen nuestras obligaciones. Solidaridad: una convivencia humana que exige que se reconozcan y se respeten mutuamente nuestros derechos y los deberes que tenemos una especie de llamamiento del sumo pontífice a todos los seres humanos y todas las naciones para luchar juntos. Libertad: la libertad verdadera, es digna de los hijos de Dios, que se encarga de proteger tan gloriosamente nuestra dignidad de la cada persona humana, está por encima de toda violencia, etc. 2.Gaudium et spes que dice sobre la Paz: está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. Verdad: son gozos, esperanzas, tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano. Justicia: proclamar el Concilio la altísima vocación del hombre y la divina semilla que en éste se oculta, ofrece al género humano la sincera colaboración de la Iglesia para lograr la fraternidad universal que responda a esa vocación y se haga justicia. Solidaridad: respeto y amor a toda la familia humana que la de dialogar con ella acerca de todos estos problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador. Libertad: No hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo en el encontramos la libertad. 3.Populorum progressio que dice sobre la Paz: es un hecho más importante del que todos deben tomar conciencia es que la cuestión social ha tomado una dimensión mundial donde afirma el Concilio que se ha hecho eco de esta afirmación en su Constitución pastoral Verdad: Es el desarrollo de todos los pueblos y especialmente el de aquellos que todos se esfuerzan por escapar del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas, de la ignorancia; que buscan una más amplia participación en los frutos de la civilización. Justicia: es el contacto inmediato con los lastimosos problemas que afligen a continentes llenos de vida y de esperanza. Revestidos de la paternidad universal hemos podido lograr la justicia en lucha con los problemas. Solidaridad: ofrecer a los que se hallan menos desarrollados una tal ayuda que les permita proveer, ellos mismos y para sí mismos, a su progreso Justicia y Paz es su nombre y su programa. Pensamos que este programa puede y debe juntar los hombres de buena voluntad con nuestros hijos católicos y hermanos cristianos. Libertad: es una valoración más activa de nuestras cualidades humanas; que se orientan con decisión hacia el pleno desarrollo, es observado por la Iglesia con atención. Apenas terminado el segundo Concilio Vaticano II. 4.Sollicitudo reí sociales que dice sobre la Paz: son las enseñanzas de la Encíclica Populorum Progressio, dirigidas a los hombres y a la sociedad de la década de los sesenta, conservan toda su fuerza de llamado a la conciencia, ahora, en la recta final de los ochenta, en un esfuerzo por trazar las líneas maestras del mundo actual. Verdad: es la orientación al desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad, que respete y promueva en toda su dimensión la persona humana, se ha expresado siempre de modo muy diverso. Justicia: es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígida las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros y así encontraremos justicia. Solidaridad: La responsabilidad de este empeoramiento tiene causas diversas. Hay que indicar las indudables graves omisiones por parte de las mismas naciones en vías de desarrollo, y especialmente por parte de los que detentan su poder económico y político. Libertad: son recursos sirven para asegurar que cada uno de los dos bloques pueda prevalecer sobre el otro, y garantizar así la propia seguridad. Esta distorsión, que es un vicio de origen, dificulta a aquellas Naciones que, desde un punto de vista histórico, económico y político tienen la posibilidad de ejercer un liderazgo, al cumplir adecuadamente su deber de solidaridad en favor de los pueblos que aspiran a su pleno desarrollo. 5.Centesimus annus que dice sobre la Paz: El espacio que la encíclica le dedica revela ya la importancia que se le atribuye. El Papa es consciente de que la propiedad privada no es un valor absoluto, por lo cual no deja de proclamar los principios que necesariamente lo complementan Verdad: la gratitud que la Iglesia entera ha contraído con el gran Papa también es un deseo mostrar cómo la rica savia, que sube desde aquella raíz, no se ha agotado con el paso de los años, sino que, por el contrario, se ha hecho más fecunda. Dan testimonio de ello las iniciativas de diversa índole que han precedido. Justicia: quienes a impulsos del magisterio social se han esforzado por inspirarse en él con miras al propio compromiso con el mundo. Actuando individualmente o bien coordinados en grupos, asociaciones y organizaciones, ellos han constituido como un gran movimiento para la defensa de la persona humana y para la tutela de su dignidad, lo cual, en las alternantes vicisitudes de la historia, ha contribuido a construir una sociedad más justa o, al menos, a poner barreras y límites a la injusticia. Solidaridad: El salario debe ser algo suficiente para el sustento del obrero y de su familia. Si el trabajador, obligado por la necesidad o acosado por el miedo de un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una condición más dura, porque se la imponen el patrono o el empresario. Libertad: reparación con la edad y el sexo de los candidatos al empleo, se comprende muy bien la severa afirmación del Papa: «No es justo ni humano exigir al hombre tanto trabajo que termine por embotarse su mente y debilitarse su cuerpo». Y con mayor precisión, refiriéndose al contrato, entendido en el sentido de hacer entrar en vigor tales relaciones de trabajo
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales