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Resumen de manglares y arrecifes de coral en

México
México tiene una extensión territorial de 1 964 375 km2, de los cuales 1 959 248 km2
corresponden a superficie continental y 5 127 km2 son islas. Sobresale el hecho de que nuestro
país cuenta con 231 813 km2 de mar territorial y cerca de 3 149 920 km2 de zona económica
exclusiva (de la Lanza-Espino 2004) entre ambas vertientes oceánicas, es decir, 50% más que su
territorio continental. Administrativamente se reconocen dos grandes regiones marinas: el mar
territorial y la zona económica exclusiva. La zona costera terrestre cubre una extensión de
alrededor de 430 000 km2.

Actualmente la importancia de las zonas costeras es estratégica, tanto desde el punto de vista del
desarrollo económico como de la seguridad nacional, al albergar, como se mencionó, una gran
diversidad de actividades que suelen presentar conflictos por el uso y apropiamiento de los
recursos, tales como el suelo, el agua y el paisaje. Se estima que más de la mitad de la población
mundial vive dentro de una franja de 100 km de costa y se prevé que para el año 2025 75% de la
población mundial podría habitar en las zonas costeras, concentradas en megalópolis con
problemas de marginación y pobreza, y los consecuentes problemas ambientales derivados del
abasto para las mismas y la generación de enormes volúmenes de desechos, contaminación de
acuíferos y deterioro generalizado.

Los manglares son un tipo de vegetación que está compuesto por árboles que viven alrededor de
bahías, lagunas costeras, estuarios y playas protegidas del oleaje. Son ecosistemas que están
directamente en contacto con el mar y con el ambiente terrestre. Por lo general son tropicales,
llegan a medir más de 30 m de altura y abarcan extensiones de miles de hectáreas. En México
existen cinco especies de mangle: Rhizophora mangle (mangle rojo), Laguncularia racemosa
(mangle blanco), Conocarpus erectus (mangle botoncillo), Avicennia germinans (mangle negro)
(Conabio 2008a) y Rhizophora harrisonnii. Las cuatro primeras son las más ampliamente
distribuidas y abundantes en ambas costas.

Los manglares se distribuyen en las zonas de transición entre el mar y la tierra, caracterizándose
por ser muy dinámicos y con procesos ecológicos acelerados; sin embargo, son muy sensibles a
cualquier perturbación. Los recursos ecológicos, así como los de valor económico son
diversificados, ya que se encuentran especies del ambiente terrestre y del marino, además de
contar con otras especies que solo se desarrollan en ese hábitat (Pannier y Pannier 1980), y gran
cantidad de especies comerciales.

Los manglares son uno de los ecosistemas más productivos e importantes del mundo, ya que
proporcionan diversos servicios ambientales: son sumideros de carbono, estabilizan la línea
costera, forman barreras contra huracanes, son el hábitat de una variada fauna silvestre; también
funcionan como filtros biológicos y son fuente de nutrientes para los hábitats de ambientes
marinos adyacentes a las regiones áridas; tienen valor económico como productores de madera y
leña y como atractivo turístico y cultural (Flores-Verdugo et al. 1998).
Los humedales conjuntan varias comunidades con distinta composición, formas de vida y
estructura. Frecuentemente se los considera como un solo tipo de ecosistema, comparable a los
bosques o pastizal.
La mayoría de los sistemas costeros del Golfo de México son alimentados por un río más o menos
permanente, que en el caso de las lagunas han recibido el nombre de sistemas fluvio-lagunares o
estuarino-lagunares, de los cuales en esta vertiente se encuentran ocho de los más importantes
(Ortiz Pérez y de la Lanza-Espino 2006), específicamente localizados en los estados de Tamaulipas,
Veracruz y Campeche.

Los arrecifes benefician además a la humanidad con servicios ecosistémicos5 como los siguientes 6
: 1) protección de ciudades y comunidades de la erosión costera producida por huracanes y
tormentas tropicales, o mitigación de los efectos del cambio climático; 2) Pesca abundante e
información valiosa para la investigación médica; 3) Recreación o deleite estético; y 4)
Mantenimiento de la biodiversidad marina. El conjunto de estos servicios ecosistémicos implica
que el valor económico de los arrecifes de coral es altísimo.

Además de ser un legado cultural, los arrecifes coralinos son un destino turístico importante
debido a su gran belleza. Son fuente de millones de puestos de trabajo en el sector turístico en
todo el mundo. La mitad del producto interno bruto de los países caribeños proviene del turismo
atraído por los arrecifes de coral. Solo por el buceo en los arrecifes, los beneficios netos ascienden
a US$2 mil millones.

Marco jurídico para la protección de arrecifes de coral en México

En México no hay legislación específica para la protección de arrecifes de coral. Esa protección
jurídica está fragmentada en la Ley General de Vida Silvestre, la Ley General de Pesca y
Acuacultura Sustentables y su Reglamento; la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al
Ambiente, su Reglamento en materia de Evaluación de Impacto Ambiental y de Áreas Naturales
Protegidas; el Reglamento para el Uso y Aprovechamiento del Mar Territorial, Vías Navegables,
Playas, Zona Federal Marítimo Terrestre y Terrenos Ganados al Mar; la Ley Federal de
Responsabilidad Ambiental; la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; la Ley Orgánica
de la Armada; y el Código Penal Federal.

La referencia general a la obligación del Estado de proteger los arrecifes de coral está en los
siguientes estándares:

La Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001, la cual enlista a las especies de flora y


fauna en alguna condición de riesgo.

La Norma Oficial Mexicana NOM-022-SEMARNAT-2003. Ésta establece las especificaciones para la


preservación, conservación y restauración de los humedales costeros en zonas de manglar.

La Norma Oficial Mexicana NOM-006-PESC-1993, misma que establece la regulación para el


aprovechamiento de todas las especies de langosta.

La Norma Oficial Mexicana NOM-008-PESC-1993. En ella se establece el ordenamiento y el


aprovechamiento de las especies de pulpo.

La Norma Oficial Mexicana NOM-013-PESC-1994, la cual establece la regulación para el


aprovechamiento de las especies de caracol.
La Norma Oficial Mexicana NOM-029-PESC-2000, misma que regula la pesca responsable del
tiburón y especies afines.

La Norma Oficial Mexicana NOM-05-TUR-1998. Ésta establece los requisitos mínimos de seguridad
a que deben sujetarse las operadoras de buceo para garantizar la prestación del servicio y para
vigilar que las actividades se lleven a cabo sin dañar la flora y fauna silvestre acuática.

México es un país privilegiado por su biodiversidad y se le ubica en el cuarto lugar entre los países
megadiversos. El concepto de megadiversidad sólo se aplica a un número muy pequeño de países:
aquellos que contienen un porcentaje extraordinario de la biodiversidad del planeta. De todos los
países en el mundo, sólo 111 se encuentran situados, parcial o totalmente, en los trópicos.
Aproximadamente una docena de estos países cuentan con una gran parte –entre 60 y 70%– de la
diversidad biológica del planeta. México junto con Brasil, Colombia e Indonesia, está entre los
primeros lugares en las listas de diversidad biológica que se han elaborado en el mundo
(Mittermeier y Goettsch de Mittermeier, 1992).

Además de las especies dominantes de mangles, en este ecosistema vive una gran diversidad de
animales, tanto terrestres como acuáticos, y diversas especies de plantas. Algunas especies
vegetales con menos resistencia a la salinidad pueden ser parte de las comunidades de manglares
como el zapote (Manilkara zapota), la palma tasiste (Acoelorraphe wrightii), el chechén negro
(Metopium brownei), palo de agua (Pachira aquatica), cuerno de toro (Acacia cornígera) y el tucuy
(Phitecellobium lanceolatum), entre otros.

Entre las trepadoras y epífitas se encuentran bejucos (Rhabdadenia biflora, Dalbergia brownei), la
pitaya (Selenicereus testudo), varias especies de bromelias (Achmaea bracteata, Bromelia pinguin
y Tillandsia spp.) y orquídeas (Encyclia cochleata, Epidendrum spp., Brassavola nosoda y
Myrmecophila tibicinis). En el sotobosque viven los helechos de los manglares (Acrostichum
aureum y A. danaeaefolium, Elaphoglossum sp.) y pastos como el zacate salado (Distichlis spicata)
y el pasto aguja (Spartina spartinae).

Importancia ecológica y económica

Gracias a su condición de ambientes costeros y ecosistemas terminales de las cuencas


hidrográficas, los manglares presentan varias características particulares:

Ecosistema de alta productividad y riqueza biológica.

Ecosistemas que dependen en buena medida de factores externos de gran escala como las
corrientes oceánicas, la conexión con el mar, el clima y los cambios en la cobertura y usos del
terreno a un nivel de paisaje, hábitat de especies residentes permanentes y temporales de
moluscos, cangrejos, jaibas, langostinos, camarones, erizos, insectos, peces, aves, mamíferos,
bromelias, orquídeas, bejucos y otras especies.

Hábitat de estadíos juveniles de fauna marina.

Hábitat de aves migratorias y de colonias de reproducción.

Fuente de nutrientes para ecosistemas vecinos como pastos marinos y arrecifes de coral.
Literatura citada

De la Lanza-Espino, G., 2004. Gran escenario de la zona costera y oceánica de México. Ciencias 76:
4-13.

Conabio. 2008a. Manglares de México. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la


Biodiversidad, México.

Pannier, R., y F. Pannier. 1980. Estructura y dinámica del ecosistema de manglares: un enfoque
global de la problemática, en Estudio científico e impacto humano en el ecosistema de manglares.
Memorias del seminario organizado por la unesco, con el auspicio del Gobierno de Colombia.
unesco, Oficina Regional de Ciencia y Tecnología para América Latina y el Caribe, Montevideo, pp.
47-54.

Flores-Verdugo, F., F. González-Farías y U. Zaragoza-Araujo. 1998. Ecological parameters of the


mangroves of semi-arid regions of Mexico: Importance for ecosystem management, en H. Leith y
A. Al-Masoom (eds.), Towards the rational use of high salinity tolerant plants. Kluwer Academic
Publishers, Dordrecht, pp. 123-132.

Ortiz Pérez, M.A., y G. de la Lanza Espino. 2006. Diferenciación del espacio costero de México: un
inventario regional. Geografía para el siglo xxi, Serie Textos Universitarios, Instituto de Geografía,
unam.

Mittermeier, R.A. y C. Goettsch de Mittermeier. 1992. La Importancia de la Diversidad Biológica de


México. En: J. Sarukhán y R. Dirzo (comps.). México ante los Retos de la Biodiversidad. Comisión
Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). México D.F. 63-73.

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