Está en la página 1de 7

Padre Casamentero.

Erick Baker era perteneciente a las familias más importantes de Gran Bretaña, era el lord de
la casa Baker y junto a su esposa, Maryse Baker eran padres de dos maravillosos hijos; su
primogénito Ethan Erick Baker y su segunda hija Emma Maryse Baker, los dos con un año
de diferencia.

Erick, siempre fue muy querido por su familia y allegados más cercanos. Es un buen
hombre para la mayoría de la gente que lo conocía, su único problema, para sus hijos más
que nada, es que le gustaba entrometerse y mucho en la vida de sus hijos. No era por malo,
el solo quería su bien y ¿Quién mejor que su padre para saber qué es lo que necesitan sus
hijos?

Eso nos lleva a donde estamos ahora, a horas del baile que organizo junto a su esposa e hijo
para conseguirle un matrimonio a hija, decir que la joven no estaba feliz por ello, era decir
poco, pero su padre no le prestaba atención en sus berrinches. Yo sé lo que hago, decía su
padre cuando su hija se enojaba y discutía por la idea.

 —Sabes que no te obligare a casarte con quien no quieras, el baile es para que conozcas
algún pretendiente. —Le aclaraba por enésima vez a su hija.

— ¿Y por qué tanta urgencia en que me case? Padre, Ethan se casa en unos meses con
Alessa. No entiendo el apuro en que lo haga yo también. —Le respondió esta ya cansada de
la situación.

— No es que te quiera apresurar, es que... — Suspiro, no podía revelarle su verdadera razón


aunque quisiera. — Quiero estar presente en sus bodas Emma ¿Qué pasa si muero antes y
me las pierdo? No me perdonaría nunca el dejarlos. — Su hija solo lo miro con cara
resignada y asintió.

— Lo haré, iré al baile y bailare con quien tenga que hacerlo, pero por favor, si no
encuentro a alguien que me llame la atención no me obligues a casarme con alguien que no
amo. — Le dio una mirada suplicante.

— Nunca mi ángel, ahora ve a preparar tu atuendo que en unos minutos debe de llegar
Alison.
— Deja de gruñir, te ves bien. — Le dijo su hermana.

— No me gusta tener el pelo amarrado Ali. — Se quejó.

— Elliot deja de quejarte y vamos que tenemos que llegar temprano. — Apuro su madre,
Lady Maillard. — Tu hermana quedo con Emma para alistarse para el baile.

— Todavía no entiendo de que trata ese estúpido baile y porque tanta insistencia en ir a él.
— Dice Elliot, que lo último que quería hacer era ir a la casa de su mejor amigo, donde
vería a la hermana del mismo. — ¿Tu sabes algo Alison?

— Lord Baker busca un matrimonio para Emma, Elliot. — Se adelantó su madre en


responder.-Podrías aprovechar tú también y ver si alguien llama tu atención. Y Alison, ya
hable con Lord Pussett para la confirmación del compromiso entre su hijo y tú, solo hay
que esperar que tu padre y hermano vuelvan de Alemania. — Les dijo mientras terminaba
de alistar frente al gran espejo que había en la sala.

— ¿Lo sabias no? ¿Por qué no me lo dijiste? — Le susurro a su hermana conteniendo el


gruñido que quería dejar salir.

— ¿Por qué debería de hacerlo? Que yo sepa no eres nada de Emma. — Le dijo de la


misma forma su hermana. — ¿O me equivoco hermanito? — Le reto con una sonrisa.

— Solo vamos. — Gruño mientras pasaba por la puerta adelantándose a su hermana y


madre.

— ¿Fui muy dura? — Le pregunto a su madre.

— No, se tiene que dar cuenta que si no deja de ser un cobarde, perderá a la mujer que ama
por idiota.

— Lenguaje madre. — Le dijo divertida.

— Camina niña.
No hacían ni dos horas del comienzo del baile y ya se quería ir. No la pueden culpar, ya le
habían presentado a un montón de chiquillos presumidos y ella solo quería ir a dormir.

Apenas pudo escaparse del heredero de la casa Green y se fue junto a su cuñada, que
tampoco tenía muy buena cara.

— ¿También te quieres ir? — Le pregunto cuando llego a su lado.

— No es eso, pero ya me canse de la charla de la señora Smitt, sobre él porque no tengo


que elegir amapolas en vez de rosas, cuando estamos hablando de mi propia boda.

— ¿Y Ethan? — Pregunto, era muy raro que su hermano no estuviese encima de ella.

— Con Austin y Elliot hablando "cosas de hombres"— Ambos rieron con eso, esa "cosa de
hombres" era ponerse a comer y charlar sobre un libro romántico que les obligo a leer
Austin y les termino gustando a los otros dos.

Se pusieron a hablar sobre los preparativos de la boda de Alessa y Ethan. Alison llego a su
lado quejándose sobre que Austin la había dejado sola con la madre de este para irse con
los chicos y escapar de la gran "charla" que les estaba por dar su madre.

— Buenas noches mis bellas damas, ¿Interrumpo? — Interrumpió Elliot, Emma al verlo se
quedó callada, maldiciéndose internamente por no haberse dado cuenta del acercamiento de
su ex al lugar donde ellas se encontraban, no estuvo tres meses ignorándolo y evitándolo
para tener que verlo hoy.

— Para nada Elliot, ¿Qué es lo que necesitas? — Hablo Alison a su hermano.

— Sus parejas las andan buscando, me mandaron a llamarlas ya que me dirigía a este
sector. — Les dijo sin sacar la mirada de Emma, la azabache ignoraba su mirada y prestaba
atención a los detalles de su vestido verde.

— Gracias por avisarnos, vamos Ali. — Dijo Alessa, dejando su copa en la mesa. — Emma
nos vemos luego, espero que consigas un buen pretendiente esta noche. — La nombrada
asintió, viendo cómo se iban sus amigas, se iba a dar la vuelta e irse, cuando una mano la
detuvo.

— ¿Podemos hablar? — Al ver que se estaba por negar, Elliot suspiro y hablo de nuevo. —
Por favor Emma, enserio necesito hablar contigo. — Emma asintió y lo llevo al cuarto
vació al lado de las cocinas.

— ¿Qué requieres Elliot?


— Hablar. — Dijo serio. — De nosotros, quiero entender porque aceptaste buscarte un
prometido.

— ¿Disculpa? ¿De nosotros? Que yo sepa no hay un nosotros Elliot y si acepto o no el


buscarme un matrimonio es asunto mío, no el tuyo. — Le recalco seria. — Hasta donde yo
sabía, eras tú el que ya no quería que nos viéramos.

— Sabes que eso no es así, te dije no quería algo pasajero contigo. — Se le escucho serio,
pero también dolido.

— Lo dijiste, sí. — Le acepto. — Pero me demostraste todo lo contrario. — Le dijo dolida


y cansada de la situación. — Dos años Elliot, dos años aguantando tus idas y vueltas.
Decías que me querías, pero que no querías perder tu amistad con mi hermano y por eso no
podíamos decir nada aun, dos años sin poder estar verdaderamente contigo, pero tampoco
con nadie, porque te comportabas como un niño al que le sacaron su juguete favorito. —
Lagrimas querían escapar de sus ojos verdes, pero no dejaría que el joven frente a ella le
viera así. — Estoy harta, harta de que vengas y me digas que me amas, que planeemos un
futuro juntos para que luego me ignores como si no fuera nadie.

Ambos estaban llorando, una por sacar todo lo que tenía dentro y la otra persona porque se
dio cuenta que fue una mierda con la persona que ama.

— ¿Qué quieres de mí? ¿Eh? ¿Qué espere años en las sombras como si fuera tu amante? Ni
siquiera a tu familia le pudiste decir que sentías algo por mí. — Dijo amargamente. — Y si
Alison lo sabe es porque es mi mejor amiga, no por tu elección, y sabes bien que ninguna
de nuestras familias se negaría a nuestra unión. —El otro quería decirle que tenía razón,
que fue un idiota, que no la merecía y que la amaba, aunque nada salió de sus labios. Solo
se quedó callando, y viendo como esos ojos verdes se cerraban por última vez, suspirando
con resignación. — ¿Sabes qué? Tengo que irme, me deben de estar buscando, adiós Elliot.

Al salir, dejo al “gran Elliot Maillard” como nadie lo había visto nunca, destrozado y
llorando descontroladamente mientras golpeaba lo que encontraba en la habitación.

También, dejo atrás a una persona que ninguno de los dos había visto, una que vio el
sufrimiento de ambas personas y que esperaba que todo resultase bien por el bien de ambos.
— ¿Dónde estabas Elliot? Te estuve buscando, están por empezar el brindis y no estabas
aquí. — Le regaño su madre.

— Estaba ocupado madre. — Hablo con un nudo en su garganta.

— ¿De qué hablas hijo? — Estaba preocupada, podía ver lo mal que estaba su hijo, pero
antes de que pueda contestar se escuchó el llamado del anfitrión.

— Buenas noches a todos. — Hablo Erick llamando la atención de los presentes. — Estoy
muy complacido de haber pasado está velada con ustedes, les agradezco su asistencia. —
Les sonrió he hizo una señal a los camareros para que entreguen las copas. — Como
muchos sabrán, este baile fue organizado principalmente para la búsqueda de alguien digno
para mi hija, pero también para tener una linda velada con viejos amigos, por eso les pido
que alcen sus copas y brindemos. — Todos alzaron sus copas esperando las palabras finales
del discurso de Lord Baker, en ese mismo instante Elliot vio al heredero Green agarrando
con fuerza la cintura de Emma.

— ¡Suéltala idiota! —Grito mientras le aventaba la copa al rubio.

— ¡Elliot! ¿Qué te ocurre niño? — Le dijo su madre viéndolo como si se hubiese vuelto
loco.

-¿Qué es lo que ocurre? — Pregunto consternado Erick viendo como el mejor amigo de su
hijo perdía los estribos.

— ¿Qué me ocurre? ¡Toda esta maldita fiesta me ocurre! — Exploto. — ¡Ocurre que soy
un maldito idiota que por cobarde perdió Emma! Ocurre que ahora tengo que ver cómo le
consiguen un matrimonio a la persona que amo, tendré que verla ser feliz con alguien que
no soy yo.

Ya no grito, solo hablo con un tono rendido, le hablo directamente a ella, a esos ojos
verdes que ahora estaban empapados con lágrimas y que lo miraban fijamente.

— Tendré que ver cómo hará con otro lo que planeo hacer conmigo, dijimos que nos
casaríamos en la playa, viajaríamos a Italia en nuestra luna de miel para luego ir por toda
Europa, tendríamos un niño y dos niñas las que me harían querer golpear a sus
pretendientes ya que serían mis princesas, mientras que su hermano, sería el que me sacara
de quicio como yo con mis padres. — Sollozo con una leve risa al igual que el otro
involucrado. — Llegaríamos a viejos y veríamos crecer a nuestros y los malcriaríamos. —
Dijo con una sonrisa de tristeza. — Y ahora por mi culpa, te veré amando a alguien más,
todo porque pensaba que un día despertarías y te darías cuenta que no valgo la verdadera
pena, que nunca podría darte lo que en verdad mereces, y no tengo justificación por mis
actos, porque te termine lastimando y eso nunca me lo perdonare. — En el salón, la gente
murmuraba a favor y en contra del heredero Maillard, pero la verdad es que los
involucrados no le prestaron atención a esas habladurías, se miraban fijamente como si solo
estuvieran solo ellos dos en el lugar. — Pero soy egoísta y no puedo dejarte ir. Eres la única
persona con la que en verdad soy yo mismo, eres mi primer amor, el amor de mi vida y sé,
que me equivoque, que te dañe, pero te juro que si me das una nueva oportunidad estaré
cada día de mí vida haciéndote la mujer más feliz de toda la maldita existencia. — Paro un
momento para agarrar la mano de la joven y verla directamente a los ojo. — ¡Maldición
Emma! me mato antes de ver otra lagrima en tu rostro y si me das la oportunidad de ser tu
pareja, veras que las únicas lagrimas que derramaras será en nuestra boda cuando demos el
sí. — Le dijo con una sonrisa que se veía tierna para la azabache. — Te llevare el desayuno
todos los días y veremos esas películas románticas que tanto te gustan, también podríamos
comprar un perro para los niños, son muy lindos, pero por favor no un gato, ya sabes que
no me gustan. — Emma sonrió mientras lo escuchaba hablar nervioso y rápido. —
Tendremos nuestro propio campo y les traeré a los niños unos caballos, esos pequeños que
son para niños, obvio luego crecerán, pero los niños también lo harán, así que...

— Elliot no cre... — Trato de hablarle de Emma.

— Lo más seguro. — Le interrumpió hablando rápido con miedo que todo lo que haya
dicho sea en vano. — Es que les guste mucho, tú amas los caballos y aunque no soy muy
bueno también me gustan, por eso estoy seguro que…

— ¿Me podrías dejar hablar Maillard? — Este asintió resignado preparándose mentalmente
para el rechazo. — No creas que les vas a regalar a nuestros hijos caballos siendo tan
pequeños idiota, es peligroso. — Termino de decir con una sonrisa.

— ¿Éstas diciendo lo que yo creo qué estás diciendo? — Le dijo nervioso por su respuesta.

— Eres un grandísimo idiota, pero eres mi idiota. — Le beso, paso sus manos al rededor
del cuello del contrario mientras este lo acercaba por su cintura, fue un beso suave que fue
tomando rienda suelta al pasar los minutos, se estaban diciendo todo lo que sentían en ese
beso, como el amor que se tenían o el miedo por perderse el uno al otro, todo.

— Supongo que la fiesta término sirviendo para que encuentres pareja ¿No ángel? — Les
interrumpió el padre de la joven logrando que se separaren. — Al final nuestro plan
funciono Ethan.

— ¡¿Plan?! — Su familia e invitados más próximos a la escena gritaron todos sorprendidos


por lo que se escuchó.

— Es que... — Trataba de explicar Ethan, pero se notaba nervioso y más por la mirada de
muerte que le estaba mandando su madre y su prometida. — Sabíamos con mi padre que
ambos se querían y pensamos que si hacíamos esto Elliot reaccionaria y te pediría salir,
pero no espere que hayan tenido una relación clandestina o algo así, algo que luego hablare
contigo amigo.
— Lo sé. —Elliot sabía que su amigo lo quemaría vivo, pero siendo sincero no le
importaba mucho ahora que había arreglado las cosas con Emma.

— Y también lo hicimos porque padre se quería hacer pasar por un “padre casamentero”
como el de la película que nos obligó a mirar mamá. — Finalizo con una sonrisa mientras
su padre le envió una mirada de muerte por mandarlo al frente con su esposa presente.

— Lord y Lady Baker espero puedan permitirme pedirles la mano de su hija Emma Maryse
Baker en matrimonio.-Hablo Elliot dejando ver lo serio que era su propuesta y también
salvando al lord Buker de la mirada de su esposa.

— Si mi ángel te ha aceptado, no soy nadie para negarme Elliot. — Le dijo de forma


sincera, no le perdona del todo que su hija haya sufrido, pero sabe que Emma lo ama, como
el a ella.

— Y nosotros estamos felices de recibirla formalmente en la familia Maillard, señorita


Emma.- Le hablo lady Maillard con una pequeña sonrisa.

— Gracias. — Dijo Emma sinceramente. — Gracias a ambos. — Les sonrió para luego
girarse a su ahora prometido. — ¿No te he dicho que me pone mucho verte con el pelo
amarrado? — Le pregunto susurrando en su oído con una inocente sonrisa para quien la
viera.

Pero Elliot la conocía y esa sonrisa tan inocente traería una hermosa y larga noche, una a la
que él no se opondría para nada.

También podría gustarte