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Miércoles, 16 de diciembre, 2020.

Salina Cruz Oaxaca.

UNIVERSIDAD VIZCAYA DE LAS AMÉRICAS.

Lic. En Criminología y Criminalística, Carlos Manuel Ceballos Valencia.

Examen Clínico/Exploración Psicopatológica.

DATOS GENERALES DEL PACIENTE.

Nombre completo: Raúl Osiel Marroquín Reyes.


Apodo: El sádico/El asesino del Arcoíris.
Fecha de nacimiento: 1 de septiembre de 1980.
Edad: Actualmente tiene 40 años.
Lugar de nacimiento: Tampico, Tamaulipas.
Nacionalidad: Mexicano.
Hijos: Solamente 1 hija.
Padres: Roberto Marroquín y Gloria Reyes.
Ocupación: Militar/Asesino en serie.

Años activo: Noviembre del 2005 al 23 de enero


del 2006.
Rama militar: Ejército Mexicano.
Rango: Sargento Primero.
Cargos criminales: Acusado de cometer Homicidio, Secuestro y Crimen de odio.
Condena: Tiene establecida una condena de casi 300 años de prisión.

Situación penal: Privado de su libertad en la Penitenciaria Varonil de Santa Martha


Acatitla.
RAÚL OSIEL MARROQUÍN.

Raúl Osiel Marroquín Reyes nació en 1981 en Tampico, Tamaulipas (México).


Cuando era niño, sufrió maltratos por parte de su padre, quien además le inculcó un
acendrado odio hacia los homosexuales. Marroquín estudió hasta el bachillerato en su ciudad
natal. Luego ingresó al Ejército Mexicano. Estuvo allí cuatro años y siete meses, uno de ellos
como soldado en la Planta del Hospital Regional Militar de Tamaulipas. Alcanzó el grado de
Sargento Primero de Sanidad. Después de causar baja de las fuerzas armadas, había
desarrollado un gusto insano por la violencia. Buscó trabajo pero no lo encontró, así que
decidió dedicarse al robo con violencia. La policía lo capturó durante un atraco, por lo que
estuvo en prisión de mayo de 2004 a agosto de 2005. Al salir, decidió irse de Tampico para
radicar en la Ciudad de México, donde inició su nueva carrera criminal.

PERFIL PSIQUIÁTRICO.

Sus crímenes tuvieron muchas similitudes a los de los asesinos en


serie estadounidenses John Wayne Gacy y Robert Berdella, siendo el móvil un poco
diferente: Gacy asesinaba a sus víctimas debido a una represión de su
propia homosexualidad que proyectaba hacia los demás (se sentía atraído hacia ellos, razón
por la cual los culpaba de su homosexualidad) Berdella por frustración hacia otras personas.
En cambio, Marroquín, a pesar de que sus crímenes también poseían marcados rasgos
homoeróticos (el mismo Marroquín declaró no ser homosexual, pero su conducta denota
marcados rasgos homoeróticos), se puede apreciar en él a un sociópata o psicópata dentro de
un marco socio-cultural que, de una u otra forma, le dio un escaparate para su violencia
contenida, dirigiéndola hacia una minoría.
De acuerdo con perfiladores de la policía, Raúl Marroquín mantenía una relación de
dependencia con su cómplice, un idilio homosexual, que pese a no haber contacto físico ya
que no podía aceptarlo habían desarrollado fuertes vínculos emocionales. Después de su
detención, Marroquín declararía no ser homofóbico (aunque esta aseveración se contradiría
por otras hechas por el homicida, en donde se refiere a los homosexuales como "un mal para
la sociedad") que la razón principal de que fueran hombres homosexuales sus víctimas se
debía a que estas personas eran más fáciles de plagiar; esta fue la declaración que hizo al ser
cuestionado sobre su patrón:

«...por no batallar en operaciones que implicaran armas y vehículos, tan sólo bastaba
con ir a los lugares que ellos frecuentaban y ellos solos me abordaban, se me hacía más fácil
tratar a esas víctimas». (Osiel Marroquín, Raúl. 2006).

 Carecía de empatía y cosificaba a las personas a su alrededor. Tras ser detenido se le


preguntó que si no se sentía mal por los familiares de las personas que asesinó (ya
que obviamente les había quitado todo valor humano a sus víctimas)

Él respondió: Nunca he pensado en ellos. (Osiel Marroquín, Raúl. 2006)

 Se mostraba reacio a someterse a las normas sociales y esto lo hacía proclive a


la desviación y la criminalidad.

 Carecía de culpa y no aceptaba la responsabilidad sobre sus actos.

 Racionalizaba sus actos y poseía una autoestima inflada. El ejemplo más claro de esto
fue el expresar que sus crímenes fueron un bien para la sociedad:

«Hasta le hice un bien a la sociedad, pues esa gente hace que se maleé la
infancia...» (Osiel Marroquín, Raúl. 2006)

«Una de mis víctimas era portador de VIH, y de cierta manera, evite la propagación
del virus...» (Osiel Marroquín, Raúl. 2006)
El que justificara sus actos como correctos nos habla de su autoestima inflada, se veía
así mismo como un benefactor de la sociedad (un ángel exterminador). Esto indica también
una sobre-valoración de sí mismo (narcisismo), lo que es indicio de un desarrollo psico-
sexual deficiente y una inmadurez del desarrollo psico-afectivo; según Robert D. Keppel y
William J. Birnes, un trastorno del desarrollo psico-afectivo, es la principal causa de la
conducta de un asesino en serie.

Estas declaraciones también nos hablan de un distanciamiento de la realidad. Creía


que sus actos tenían una justificación moral, aunque era plenamente consciente de las
implicaciones éticas y jurídicas de sus actos, pensaba que ante la sociedad sus delitos eran
menores y hasta justificables. Según Joel Norris, este proceso (el distanciamiento de la
realidad) corresponde a la primera fase de la conducta de un asesino en serie.

 Era proclive a las perversiones sexuales.

 Se sentía atraído y se encontraba en constante búsqueda de emociones fuertes; lo que


también junto con la ausencia de empatía, el egocentrismo y la incapacidad de aceptar
la responsabilidad de sus actos, lo hacían proclive a la desviación, el crimen y las
parafilias.

 Era megalómano. Su atracción patológica se aprecia claramente en la tortura que


sometía a sus víctimas: al torturar se busca quebrar la voluntad del individuo
despojarlo de su calidad humana, y así hasta tener poder absoluto, sobre dicha
persona.

 Era carismático, atractivo y manipulador.

 Era violento y sufría de explosiones de ira.

 Poseía un estilo de vida parasitario.


Su carrera criminal la inició como un asaltante, su motivación fue monetaria (su
constante búsqueda de emociones intensas y su atracción patológica por el poder
(megalomanía), también fueron detonantes para su conducta delictiva); posteriormente, de
igual forma motivado por los mismos factores, evolucionó al secuestro, Marroquín fue una
de las muchas personas en México que vieron en el secuestro una actividad muy lucrativa
(porque en muchos de los casos ya había cobrado el dinero del rescate antes de asesinar a su
víctima), y finalmente al homicidio. Como producto de su actividad como secuestrador
obtuvo un total de 109 mil pesos (poco más de 10,000. dólares).

MODUS OPERANDI.

Abordaba a sus víctimas, (a quienes conocía en un famoso bar gay, llamado el


Cabaretito Neón, ubicado en la Zona Rosa, en la Col. Juárez, delegación Cuauhtémoc de
la Cd. de México), con propuestas sentimentales y/o eróticas; los invitaba a su casa ubicada
en el 4223 de la Av. Andrés Molina Enríquez, en la Col. Asturias, delegación Venustiano
Carranza, también de la Cd. de México, o a algún hotel; en donde dependiendo si contaba
con los recursos económicos, los secuestraba o no. Contaba con la ayuda de un cómplice:
Juan Enrique Madrid.

A los hombres que plagiaba los sometía a tortura (de ahí su apodo) tenía un especial
predilección por sofocar a sus víctimas, antes de matarlas las asfixiaba hasta que perdiera el
conocimiento, una vez que volvían en sí las volvía a asfixiar, y así una y otra vez. Pedía el
rescate a los allegados de este, independientemente, de que pagaran o no, asesinaba a su rehén
por asfixia o estrangulación. Posteriormente, abandonaba los cadáveres en distintos lugares
de la ciudad.
VÍCTIMAS.

HOMICIDIOS.

 Jonathan Razo Ayala: primer homicidio de Osiel Marroquín, fue secuestrado el 27 de


octubre de 2005 y privado de la vida el 12 de noviembre, tras 16 días de secuestro en la
casa de Marroquín. Solicitó $50,000 pesos mexicanos (alrededor de $5,000 dólares) por
su rescate, aunque su familia no pudo pagarlo.

 Ricardo López Hernández: conoció a Marroquín el 30 de noviembre de 2005. Éste lo


mantuvo secuestrado durante 9 días en su casa, hasta el 9 de diciembre, día en que lo
mató por vía de estrangulación. No antes de haber cobrado $28.000 pesos mexicanos
(poco más de $2.000 dólares) por su rescate.

 Armando Rivas Pérez: fue secuestrado el 16 de diciembre de 2005, ese mismo día lo
mató, tras cobrar su rescate.

 Víctor Ángel Iván Gutiérrez Balderas: última víctima secuestrada; fue secuestrado el
mismo día que Armando Rivas, el 16 de diciembre, lo mantuvo secuestrado 6 días. Tras
cobrar un rescate de $8,300 pesos mexicanos (un poco más de $800 dólares) lo mató el
22 de diciembre.
SECUESTROS.

 Juan Carlos Alfaro Alba: fue la primera víctima plagiada por Osiel, fue secuestrado
el 21 de octubre de 2005. Lo mantuvo cautivo cerca de una semana en una habitación
de hotel, tiempo en que le infligió grave daño físico y psicológico. Pidió rescate a los
familiares quienes pagaron lo más rápido que les fue posible; Raúl Marroquín lo dejó
atado en la habitación de hotel, aparentemente el criminal aún no "evolucionaba" por
lo que se conformó con la violencia ejercida sobre su víctima y el dinero fácilmente
ganado, y no mató a Alfaro Alba.

 José Ricardo Galindo Valdés: fue la antepenúltima víctima secuestrada de Marroquín,


el 13 de diciembre de 2005. Raúl se comunicó con la madre del plagiado, ésta le
imploró que no lo lastimara porque no tenía dinero para pagarle el rescate, —y quizás
porque tuvo un ataque de humanidad—, el asesino lo dejó libre, pero antes lo
amenazó de muerte si denunciaba.

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