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Sales Foundation
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- Autoevaluación
¿Puedes crear confianza con tu cliente de forma rápida y sincera
gracias a creencias mutuas? Esto ayuda a disminuir los
mecanismos de defensa y te lleva por las primeras tres etapas:
Seguridad, conexión y confianza.
¿Puedes reforzar esa confianza mediante tu comprensión y
empatía con su situación y problema? Esto te lleva a la etapa
cuatro, comprensión.
¿Puedes mostrarle un camino que culmine con su éxito? En otras
palabras, la etapa cinco, la oportunidad, las opciones disponibles.
¿Puedes demostrar que tú y tu compañía tienen la capacidad de
solucionar su problema? Esta es la etapa seis, credibilidad.
2. El cliente es lo primero
2.1. Identifica a tus posibles clientes
- En vez de eso:
Empieza con el mercado más pequeño posible. Si identificas un
grupo muy concreto de posibles clientes que seguramente tengan
éxito con tu producto o servicio, ganarás credibilidad más rápido y
podrás expandir tu base de clientes.
Piensa en tu cliente ideal a partir de las siguientes pautas:
preparación, disposición y capacitación.
- ¿Cómo encontramos a estos clientes preparados, dispuestos y
capacitados? Empieza creando clientes o perfiles ideales.
- Crea usuarios basados en tus mejores clientes actuales.
- Si creas tus usuarios basándote en ellos, crearás el perfil exacto
de tu próximo cliente ideal. Con los usuarios personas y el filtro de
preparación, disposición y capacitación, podrás reducir
rápidamente tu base de posibles compradores y clasificarlos
mejor.
¿Cuál es la solución?
Pasa tiempo suficiente profundizando en los problemas del cliente
y pasa el tiempo necesario para cuantificar esos problemas. Eso
hará que aumente la motivación, la sensación de urgencia y la
probabilidad de que se efectúe el cambio.
3. La fuerza de tu acción
3.1. Producto versus solución
- Un producto es un artículo manufacturado para la venta.
- Una solución se define como un medio para resolver un problema
o lidiar con una situación difícil.
- El producto puede ser el medio, pero la solución es el final.
- La gente compra soluciones, no productos.
En el ejemplo uno, veremos un vendedor basado en el producto, y en el
dos, un vendedor centrado en soluciones.
Vas a la tienda de bricolaje y pides hablar con alguien sobre
calentadores de agua. Un vendedor del área de fontanería se acerca y
dice "Veo que está buscando un calentador de agua". "Sí", dices tú.
"Pues tiene muchos donde elegir. Van desde una capacidad de 150
litros a 280, y su duración es de 3 a 12 años. Los tenemos de gas
natural y eléctricos, dependiendo de sus necesidades. Van desde 300 a
900 dólares. ¿Cuál le interesaría?" Y tú dices "Déme el más barato, de
300 dólares".
Vamos a ver el enfoque de la solución.
El escenario es el mismo. Esta vez el vendedor pregunta "¿Es para
sustituir el viejo o es para una vivienda nueva?" "Se estropeó el que
tenía". "Muy bien. Cuénteme algo más sobre su casa. ¿Cómo es de
grande?" "232 metros cuadrados". "232 metros cuadrados". ¿Cuánta
gente vive en ella?" "Cinco personas". "¿Diría que la mayor cantidad de
agua caliente se usa de una vez o a lo largo del día? Por ejemplo, en mi
familia, la mayoría se usa entre las seis y ocho de la mañana". Y dices
"Pues en mi caso ocurre lo mismo". "Muy bien. Así sé qué capacidad
necesita para que la última persona que se duche aún tenga agua
caliente. ¿Le preocupa más el precio del calentador o el gasto de
energía? Este es más barato, pero este otro reduce el coste a largo
plazo al ahorrar en las facturas de la luz".
Con toda esa información hace dos recomendaciones basadas en su
propia experiencia, y dice lo que haría en su familia. Al final, acabas
eligiendo un calentador de 190 litros eficiente para seis años por 650
dólares. ¿Por qué? Porque el segundo vendedor te ofreció una solución,
mientras que el primero te vendió solo un producto.
¿Qué hacer?
- Dedica un tiempo a hacer una lista de todas las soluciones que tu
producto o servicio resuelve.
- Después piensa en qué preguntas puedes hacer mejor para que
tus clientes se centren primero en la solución a su problema y
después usen tu producto para ello.
3.2. Desglosa el ADN de tu solución
- El cliente tiene que ver el beneficio de la característica como
fundamental para solucionar el problema, así como la ventaja de
tu solución en comparación a otras opciones que tiene disponibles
para resolver su problema.
- Los grandes vendedores conocen todos los detalles del problema
que su cliente está solucionando y saben relacionar el beneficio
de las características de su producto con el resultado que
obtendría el cliente si usara su solución.
- Idea:
Haz una lista con los cinco problemas principales que suelen tener
tus clientes.
Conviértelos en problemas que tu producto o servicio pueda
solucionar. Después haz una lista con las mejores 10
características que posee tu producto.
Luego, al lado de cada característica, escribe el beneficio que
tiene para tu cliente, cómo lo ayuda a solucionar el problema o lo
encamina hacia la solución.
Por último, escribe la ventaja de la característica y el beneficio en
comparación a las soluciones alternativas que puede que tu
cliente esté considerando.
- Idea:
Piensa en varias fuentes de pruebas que tienes para tu producto o
servicio.
Crea una lista de ideas para una o más de estas categorías.
Desarrolla una estrategia para crear y comunicar estas fuentes de
pruebas a tu posible base de clientes.
Con estas estrategias presentes contarás con una buena
incorporación en tu set de herramientas.
- .
4. La fuerza de tu proceso
4.1. La importancia de tener un proceso de ventas efectivo
- El primer motivo es que ayuda a crear una voz constante para la
base de clientes. Tener demasiados lobos solitarios, todos con
distintas formas de hacer las cosas, puede crear confusión en el
mercado y debilitar la marca y la credibilidad de la empresa.
- El segundo motivo es la consistencia de los resultados. Un buen
proceso de ventas debería crear grandes resultados. Tu proceso
de ventas es como tu estrategia o libro de jugadas. Cuando los
jugadores, o el equipo de ventas, entiende la estrategia, tu equipo
debería estar en una posición de ganar. Si no lo hace, hay partes
de tu proceso que tienes que evaluar y ajustar.
- El tercer motivo es que nadie nace siendo un vendedor perfecto.
Tú tampoco, lo siento. Sabemos que todos podemos mejorar y
todos merecemos un buen asesor. Cuando tienes un proceso de
ventas claro, tú y tu asesor pueden identificar mejor qué áreas del
enfoque hay que mejorar. Si piensas en los elementos de tu
proceso de ventas, ¿qué crees que funciona bien? ¿Qué crees
que hay que mejorar?
4.2. Los elementos de un proceso de ventas efectivo
- La primera es la etapa de las actividades previas a la venta, que
tiene dos subcategorías, planificación y preparación.
En la fase de planificación llevas a cabo actividades como
identificación de oportunidades, investigar el producto,
investigación del sector, investigación de los competidores y la
estrategia de llamada.
En la fase de preparación tomas la información que reuniste en la
fase de planificación y la estructuras en un plan de llamada
escrito, aclaras los objetivos, creas materiales de presentación,
defines las mejores historias, anticipas posibles objeciones de los
clientes y practicas para la llamada. Sí, practicas.
En la mayoría de organizaciones, la etapa uno, de actividades previas,
es la más deficiente del proceso de ventas.
Tómate en serio esta etapa y ya irás por delante de muchos de tus
competidores que aparecen sin preparación.
Practica tu llamada
Por último, una vez que tienes toda esta información en un plan
sencillo y claro, practica tu llamada con un compañero. Después
repásala solo y visualiza los posibles casos.