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U, na de las caracteristicas actuales de nuestro continente es la riqueza y variedad de idiomas que en él se ha- blan.! Segtin nos indican las estima- ciones recientes, en América se localiza entre el 15 y el 20 por ciento del patri- monio lingiifstico mundial.? En ese contexto un diagnéstico preliminar, hecho con base en el ntimero de usua- rios y la procedencia de los idiomas, daria como resultado el siguiente ba- lance: seis lenguas oficiales de origen europeo —espaiiol, inglés, portugués, francés, holandés y danés—, entre 625 y 950 lenguas de origen amerindio,? y varias docenas de lenguas denomina- das pidgines y criollas.4 Los integrantes del amplio universo lingiifstico cultural americano pre- sentan condiciones de vitalidad diver- gentes. Por una parte, se encuentran las lenguas de origen europeo que se han difundido de manera considerable en un periodo relativamente corto, hasta incluir en los tiempos actuales al 90% de la poblacién del continente; por la otra, se halla el vasto mosaico constituido por las lenguas amerin- dias y las criollas, cuya trayectoria se ha modificado profundamente a lo largo de los ultimos siglos. Tales mo- dificaciones pueden atribuirse, fun- damentalmente, a las modalidades en que se produjo la colonizacién de los territorios americanos y a la emer- gencia de los movimientos nacionales posteriores. 1. PANORAMA GENERAL DEL MULTILINGUISMO EN MEXICO La vitalidad de las lenguas europeas en América esta plenamente garanti- zada por las siguientes razones: se trata de las lenguas maternas de la mayor parte de la poblacién y desem- pefian la importante funcién de servir como vehiculo de comunicacién en el contexto multilingiie. La condicién de lenguas oficiales,® establecida en mu- chos casos desde los tiempos colonia- les, favorecié su pronto aprendizaje como segundas lenguas por parte de ciertos sectores de la poblacién ame- rindia, estos Ultimos definidos en tér- minos geograficos, grupos de edad, sexo, economfa y condicién cultural.6 Finalmente, no sélo algunos indivi- duos sino comunidades enteras han tenido que optar por las lenguas ofi- ciales para tener acceso a los A4mbitos de la vida social y econédmica que és- tas han ido adquiriendo paulatina y oxclusivamente. La pobreza en la que vive la mayoria de los pueblos ame- rindios los ha obligado a practicar un bilingitismo para subsistir en la “so- ciedad nacional”. Como consecuencia de los diversos procesos de bilingiiis- mo, que lejos de promover una estabi- lidad en los dos idiomas tiende hacia un monolingiiismo en las lenguas ma- yoritarias, las lenguas originarias del continente han sufrido una considera- ble disminucién tanto en el numero de idiomas como en el de sus usua- rios, con respecto a la poblacién total de cada pais.” Una situacién excepcio- nal en el continente es la que prevale- ce en el Paraguay, pais en el que casi toda la poblacién habla la lengua gua- rani y un poco menos de la mitad son bilingiies espafiol-guarani.8 fn la actualidad, el espafiol es la len- gua oficial de Espajia y de 18 paises 21 latinoamericanos y cuenta con un nt- mero aproximado de 300 millones de usuarios.? En todos estos paises, el espanol o castellano goza de un alto prestigio por su asociacion inmediata con procesos modernos de industriali- zacién; lo hablan los residentes de zo- nas urbanas, se utiliza en los medios de comunicacién, en la administracién publica, en los instrumentos legales, en la escuela y en el comercio. La va- riedad regional y social que presenta el espafiol no se considera como un obstdculo insoslayable para que haya intercomunicacién entre los miembros de la comunidad hispanohablante ya que, ademas de las relaciones que exis- ten entre los pueblos, dicha lengua posee un patrimonio literario compar- tido y un conjunto de instituciones destinadas a darle direccién y estabi- lidad a la forma escrita. En cada una de las variedades de la lengua espaiiola estan presentes, en mayor o menor medida, elementos pro- venientes de las lenguas americanas. Algunas de las peculiaridades que manifiestan las variedades regiona- les del espafiol, en la entonacién, en los sonidos, en el léxico y aun en la sintaxis, pueden atribuirse a la larga convivencia entre las comunidades hispanohablantes y las indigenas en cada region. A pesar de que los espe- cialistas no coinciden en sus aprecia- ciones con respecto a las influencias que han ejercido las lenguas amerin- dias en el espaiiol hablado en Amé- rica, un acuerdo comin consiste en reconocer que el léxico amerindio se ha convertido, con el tiempo, en una marca de singularidad de las nacio- nes latinoamericanas, en cuya his- toria tienen vigencia las culturas indigenas,10 Hoy en dfa, en el mapa del continente abundan los nombres amerindios en la geografia; con ellos se denominan paises, ciudades, pueblos, regiones, montafias y rios. En el drea del Cari- be, la mayor parte de los topénimos amerindios proceden de lenguas hoy extintas, pero que quedaron para la posteridad a través de los nombres de paises y de regiones, por ejemplo: Cu- ba, Jamaica, Aruba, Haiti y Yucatan. En la parte continental, el paisaje to- ponimico pone de relieve, en un pri- mer momento, las lenguas generales, La toponimia en lengua quechua abar- ca tanto la sierra y el altiplano perua- no, principal lugar de residencia de este grupo, como los antiguos territo- rios incluidos en el imperio incaico, y por ello es frecuente encontrar nombres quechuas en regiones que actualmen- te pertenecen a Ecuador, Colombia, Bolivia y Argentina. Los especialistas pueden reconstruir algunas de las mas lejanas incursiones que efectuaron los quechuas a través de los nombres que Se conservan para los rfos, por ejem- plo: el Putumayo, un afluente del Ama- zonas, 0 el Pilcomayo, ubicado en la 22 frontera entre Argentina y Paraguay. Igual procedencia tiene el nombre de la regién argentina denominada el Chaco, palabra que significa “exten- sion de tierra sin explotar”. Asimismo, numerosos nombres de rios del Brasil provienen de la lengua amerindia ge- neral utilizada por los misioneros y colonizadores portugueses, el tupi-gua- rani. A lo largo de la costa brasilefa y del Amazonas se encuentran cente- nares de nombres tupfes: Surud Poca, Ipiranga, Jutai, Parana, Paranapura, Paranapema. La palabra para signifi- ca “rio o agua” no sélo en el idioma guaranf sino también en arahuaco y quiza en caribe, ahora extintos,!! Los locativos nahuas se esparcen a lo largo y ancho de nuestro pais, ademdés de estar presentes en el sur de los Es- tados Unidos y en los territorios cen- troamericanos ahora pertenecientes a Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Encontramos nombres nahuas para denominar montanas: Popocatepetl (cerro que humea), Iz- taccihuatl (mujer blanca); asf como para designar lugares: Chapultepec (cerro del chapulin o grillo), Tlalpan (sobre la tierra), Tollan (bajo los tu- les), Ayotlan (donde abundan las tor- tugas), Michuacan (lugar de los que poseen pescados), Azcapotzalco (en donde hay muchas hormigas), Cuica- yan (lugar donde se canta), Acapulco (donde hay cafias gruesas), Nauhcal- pan (sobre las cuatro casas). Lon nombres de filiacién nahua se han f\usionado con el espafiol, lo que ha ado como resultado la creacién de toponimias hfbridas, tales como Li- maltepec (cerro de las limas), Liberal- tepoc (cerro de la libertad), Cortesco (lugar de Cortés), Hidalgotitlan (bajo Ilidalgo), Caballocalco (lugar de la ca- wa del caballo). Tampoco resulta extra- flo que algunos nombres geogréficos amerindios estén desfigurados por las adaptaciones que realizaron los pri- moros colonizadores europeos, por lo cual es dificil reconocer a primera vis- ta las formas originales, por ejemplo: Churubusco (Huitzilopochco), Cholu- lu (Cholollan) y Cuernavaca (Cuauh- nahuac), entre muchos otros. La determinacién del origen de una forma onoméastica no siempre resulta una empresa facil. En el momento de reconstruir el paisaje toponimico de alguna regién, los especialistas tie- nen en mente la posibilidad de que la utilizacién de un nombre por determi- nado pueblo no signifique, necesaria- mente, que éste le sea totalmente propio u original. Por ejemplo, en cier- tos casos se ha demostrado que la to- ponimia actual es una incorporacién del nombre ya asignado por anterio- pobladores del lugar y también se han hallado traducciones de nombres dados previamente. Como ejemplo de las variadas inter- pretaciones a que se presta la toponi- mia podemos mencionar las pesquisas 23 Los locativos nahuas se extienden por todo el pais. Aqui, entre otros, los correspondientes a varios pueblos de Oaxaca: Coyolopan, Quauxilotitlan, Guaxaca, Camotlan, Teocuitlatlan, Quatzontepec, Octan, Teticpac, Tlalcuechahuaya y Macuilxochic (Cédice Mendocino, f. 44r) sobre los nombres de México y Te- nochtitlan. Ambos poseen una clara filiacién nahua; sin embargo, no hay un acuerdo generalizado con respecto a su etimologia ni a su significado. Las distintas hipétesis corresponden a las interpretaciones morfolégicas de la lengua y sobre la cultura en cues-

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