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2017-6012
RESUMEN LECTURA 1
LEGISLACIÓN DE LA INGENIERÍA
SANTO DOMINGO
La responsabilidad civil se apoya en la obligación de compensar o componer que pesa sobre todo
individuo que haya violado la regla más relevante que administra la convivencia humana: no provocar
daños a los otros; el célebre "Neminen Laedere" que los romanos erigieron en máxima de primer
orden. El responsable de los males debería compensar a la víctima por los daños que le haya
provocado. El derecho distingue dos categorías de males: los que poseen su fuente en el
incumplimiento de un pacto y los que se generan al margen de toda interacción contractual previa
entre la víctima y el dañador.
La actividad profesional de ingenieros y arquitectos puede ofrecer sitio a que dichos expertos incurran
en cualquier persona de ambos tipos de responsabilidad, dependiendo de si los daños que ocasionan
lesionan a individuos con los que haya concertado contratos o básicas terceros. Aquellos perjuicios
tienen la posibilidad de ocurrir en el curso de los trabajos de creación o luego de la entrega de estos.
Una vez que la víctima es un tercero (antes o luego de la terminación de la obra), la demanda contra
los ingenieros y arquitectos va a ser establecida en los artículos 1382 y siguientes del Código Civil. En
el primer caso estamos en presencia de la responsabilidad contractual de derecho común, regida por
los artículos 1147 y los siguientes del Código Civil; en el segundo, hablamos de una responsabilidad
contractual particular, prevista en los artículos 1792 y 2270 del mismo cuerpo humano legal. La
responsabilidad civil contractual particular de ingenieros y arquitectos está reglamentado por ambas
últimas posiciones legales mencionadas.
Las interrelaciones jurídicas de los expertos de la obra y sus consumidores se hallan jurídicamente
enmarcadas en los contratos de arrendamiento o locación de obra e industria cuya reglamentación
surge prevista en los artículos 1789 y los siguientes del Código Civil. El contrato de locación de obra e
industria, modernamente destinado "contrato de organización", es ese por medio del cual una
persona (el contratista) se impone en interacción a la otra (el propietario de la obra) a llevar a cabo, a
cambio de remuneración y en completa libertad, una obra definida.
PERSONAS AFECTADAS
Entre las personas concernidas, conviene distinguir aquellas a las cuales la ley ha querido proteger y
las que deberán responder por los vicios que afecten las construcciones y los daños que estos
engendren.
Veamos, ante todo, el contenido de las disposiciones legales que rigen la materia:
Artículo 1792: "Si un edificio construido a precio alzado pereciese en todo o en parte por vicio en la
construcción, aún por el terreno, son responsables por espacio de diez años el arquitecto y el
contratista".
Artículo 2270: "Después de los cinco años, el arquitecto y el contratista quedan libres de la garantía
de las obras mayores que hayan hecho o dirigido".
PERSONAS RESPONSABLES
La doctrina francesa tradicional nos señala que las personas responsables en virtud de los artículos
1792 y 2270 del Código Civil son los contratistas y arquitectos, enfatizando que la ley les endilga la
obligación de garantía prevista en esas disposiciones en virtud de la naturaleza de los trabajos
efectuados y no debido a sus respectivas profesiones. En consecuencia, resultan pasibles de incurrir
en la responsabilidad de los textos legales todas las personas que jueguen el rol de contratistas en
virtud de un contrato de empresa. En la República Dominicana el contratista es normalmente un
ingeniero y, el arquitecto, una persona con el título universitario correspondiente que lo acredite
como tal.
NOCIÓN DE ARQUITECTO
Del Decreto de 24 de septiembre de 1941 nos apunta: "El arquitecto es ese que está delegado de
producir y llevar a cabo los proyectos de trabajos de creación, de mantenimiento o de decoración y
de garantizar su idónea ejecución". Por consiguiente, en Francia, las funcionalidades esenciales del
arquitecto consisten en proyectar o diseñar inmuebles u otros proyectos de creación y supervisar o
guiar su ejecución.
NOCIÓN DE CONTRATISTA
Debido a que las calidades de contratista y arquitecto recaían sobre una misma persona, el Código
Civil usó como sinónimos las palabras de "arquitecto" y "contratista", de la misma forma que surge en
el artículo 1793 de aquel cuerpo humano legal. Más, como hemos señalado, las funcionalidades que
corresponden al arquitecto se han disociado de las del contratista. Nada parece impedir, no obstante,
que el arquitecto logre aceptar las funcionalidades comunes del contratista.
AMBITO
La responsabilidad prevista en los artículos 1792 y 2270 poseen por objeto, respectivamente, la
compostura de los perjuicios ocasionados por vicios de creación en inmuebles y en obras más grandes.
El diccionario jurídico de HENRI CAPITANT nos suministra la siguiente definición de "inmueble": "Toda
creación u obra de arte de cualquier persona, levantada por medio de la junta de materiales
incorporados al suelo". No obstante, conviene determinar que en el marco del artículo 1792 el término
"inmueble" no tiene un alcance tan extenso; hace referencia, especialmente, a las casas y estructuras
análogas. Sin embargo, la locución "obra más grande" insertada en el artículo 2270 alude a toda
creación que no tenga por finalidad albergar hombres o animales.
En aplicación a aquel inicio, los tribunales franceses han calificado como obras más grandes la
instalación de maquinarias hidráulicas, de cañerías subterráneas, la obra de pozos, carreteras,
represas, etcétera. Mas, la mencionada expresión "obra más grande" además tiene otra acepción (la
de más recurrente trabajo en la práctica) que se emplea para aludir a las piezas fundamentales de una
creación. Siguiendo dicha orientación, la jurisprudencia francesa ha decidido que tienen que incluirse
en esta categoría la obra de chimeneas, la instalación de máquinas de calefacción, de plafones que
impidan filtraciones, etcétera.
Cabe aumentar que, en Francia, el Decreto 67-1166, del 22 de diciembre de 1967, suministra
definiciones y listas de obras más grandes y menores. Además, otra ley del 4 de enero de 1978, relativa
a la responsabilidad y al seguro en temas de creación, suprimió el concepto "inmueble" y lo reemplazó
por el de "obra", eliminando de una vez por todas. Una vez que el vicio de creación perjudique un
"inmueble" se va a aplicar el artículo 1792, si se hallan reunidas cada una de las condiciones requeridas
por dicha disposición; en el supuesto de que se intente una obra más grande, entrará en juego el
artículo 2270.
El artículo 1792 solo prevé la responsabilidad en caso de pérdida parcial o total del inmueble como
resultado de un vicio del suelo. Por lo tanto, tanto el artículo 1792 como el 2270 reciben aplicación en
sus espacios respectivos, cada vez que el vicio compromete la fortaleza de la obra.
Ciertos, llegando todavía más lejos, han señalado que la garantía de los artículos 1792 y 2270 parecería
perfectamente inútil si la misma únicamente cubriese contra los vicios ocultos, los cuales ya se
encontraban asegurados por el derecho común. La jurisprudencia francesa aceptó esta teoría en varias
sentencias. Otros autores franceses, no obstante, propugnan por el asentimiento de una solución
contraria a la enunciada precedentemente, al opinar que los vicios aparentes no tienen que ser
integrados.
En lo cual concierne la carga de la prueba del vicio, se necesita situar de relieve las tres tesis
primordiales propuestas por autores franceses: La teoría de la presunción de la ausencia; la de la no
presunción; y la teoría mixta. De conformidad con la primera, el artículo 1792 instituye una presunción
de falta en contra del arquitecto y el contratista. La segunda tesis, en contraposición a la primera,
rehúsa la vida de una presunción en el artículo 2270, y, en cuanto al artículo 1792, observa que la
prueba de, demandante se basa en implantar el vicio de creación o del lote, demostrado por aquel
mismo elaborado la carencia de los constructores. Según sus adeptos, el artículo 1792 reposaría sobre
una presunción de falta, mientras tanto que el 2270 exigiría la prueba de una falta. El artículo 1792
únicamente pide la prueba del vicio, lo que involucra que el mismo es imputable a una falta cometida
sea por el arquitecto, sea por el contratista, o por los dos.
DURACIÓN
De la misma forma que hemos señalado, en la República Dominicana, a diferencia de Francia, el plazo
previsto por el artículo 2270 es quincenal y no decenal. Resulta inaceptable pensar que el legislador
dominicano hubiese limitado el plazo de artículo 2270 sin advertir la vida del artículo 1792.
Se necesita dar al propietario de la obra de un tiempo más o menos extenso a lo largo del cual quede
fundada la solidez de la obra. Por otro lado, se admite que los plazos establecidos en los artículos 1792
y 2270 son de orden público, por lo cual respecto del propietario de la obra muestran un carácter
irrenunciable. Además, se admitiría la legalidad de cláusulas que disminuyeran la duración de los
plazos establecidos en el Código, a condición de que se respete un tiempo mínimo que posibilite
valorar eficazmente la solidez de la obra.