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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio para el Poder Popular y la Educación


Instituto Educacional Juan XXIII
Geografía/3er año PAI

EL ÉXODO LATINOAMERICANO

Marcel Romero
3er año B

10/05/21
Introducción:
La humanidad atormentada por el caos bélico, el éxodo desesperado de oriente y las
tierras convenientemente subdesarrolladas de occidente.
Un paneo por la migración de Europa central a Latinoamérica en tiempos de guerra,
específicamente a Venezuela, una nación desolada a ojos europeos, grupos de tierra con
citadinos campesinos y urbanismos del siglo pasado.
Un verdadero mestizaje, pues, por supuesto, esto tuvo sus consecuencias en el país, algunos
acotan la mezcla cultural, con predominancia inmigrante, que terminó en, una idea menguante
de lo que solía ser la cultura venezolana. Otros el aumento demográfico y los cambios drásticos
en la mortalidad y factores varios, como el establecimiento de urbanismos formales tan
anhelados después del descubrimiento del petróleo.
Marcó un precedente, más nacional, que cultural.
Son muchas las formas de estudiar qué éramos y cuán influyó este éxodo en lo que somos, en
este ensayo, de la forma más concisa posible, esbozaré las más importantes.
In extenso
La inmigración venezolana ha resultado en una diversidad étnica remarcable, nos
caracterizamos por ser un país con el brío de en algún momento ser llamado hogar, por gente de
toda esquina del mundo, tailandeses a alemanes, aquí la cuestión, no proviene de motivos
puramente solemnes, bien es sabido que Venezuela es una mina de oro inequiparable, con
recursos naturales, si bien finitos, pero abundantes. Desgraciadamente, no nos conocimos lo
suficiente en el momento en el que debimos, no por falta de amor a la nación, sino por falta de
herramientas para ir a fondo a descubrir quienes somos en una sociedad en constante cambio, el
valor de una nación dejaba de estar en su gente, y empezaba a estar en sus tierras. Cuán
colonizadores, un equipo de estadounidenses se acercó a las costas venezolanas, por motivos
meramente curiosos, estábamos, tan cerca, pero tan lejos, después de todo, tenían que saber con
quién compartían continente. Salió a la luz el valor monetario que podíamos llegar a tener, el
potencial industrial que se nos atribuyó, era inimaginable, un verdadero botín. Eso no se
quedaría así, si nosotros no podíamos, alguien tenía que hacer algo, y así, el flujo inmigrante
más grande que hemos visto en nuestra historia dio lugar.
Empezó con el boom petrolero, y aunque no fue nada con lo que vendría, empezó a marcar
diferencias, discretas, todo empezó a cambiar, a necesidades diplomáticas, soluciones
diplomáticas. La vivienda tradicional sufrió una reforma, el índice laboral aumentó
considerablemente, todas las industrias empezaron a crecer exponencialmente con la ayuda de
la ganancia de la petrolera, con esto, aumentó el flujo de capital eficiente del país, con mayor
libertad para emplear dinero producido de nuestro trabajo en inquietudes del país obviadas
hace tiempo atrás, como el carente sector de la salud, o la implementación de servicios
sanitarios en las desoladas, lejanas y desiertas zonas rurales. Estábamos más cerca del balance
económico, el sector de humanidades sufrió un cambio, estilos artísticos, arquitectónicos y
culturales fueron mezclados en un bol hasta dar con los actuales, dando a conocer nuestra
cultura, diferenciándola de la de los inmigrantes, el contraste como fórmula para la identidad
cultural tan marcada que damos todo por preservar hoy en día.
En una evolución paulatina de la que se tiene recuerdo, como la época dorada (1897-1927) que
dejó atrás la cultura de campo, que pasó sin pena ni gloria, para dar lugar a la época del
progreso palpable, poco a poco, nos creábamos un lugar en el nuevo mundo mediante nuestros
propios medios, un logro admirable tomando en cuenta situaciones vecinas. Esto conllevó un
cambio radical en la distribución poblacional, pues las grandes industrias se ubicaban en las
grandes ciudades, con mayor atractivo turístico, donde se ubicaba la élite, conformada por los
grandes inversionistas extranjeros y los gerentes venezolanos, todo el auge económico se
centraba en las siguientes: Maracaibo, Caracas, Valencia, Maracay y Barcelona. El tan
predicado e inevitable éxodo nacional apareció, lógicamente, esto causó concentración
comercial en esas polis, y por necesidad, el trato y servicios dispuestos tenían que estar acordes
a las necesidades de la sociedad del nuevo mundo, por lo que todos los recursos desembocaban
en ofrecer la mayor calidad de vida en la gran ciudad, a poco dejando de lado a la demasía del
país, que por mal que suene, era mayoría, sí, fueron sacrificios del auge económico.
Conforme la calidad de vida aumentaba en las grandes ciudades, disminuía en las zonas rurales.
Esto repercute al aumento de la población, al nivel de aumentar la taza de natalidad al menos
un 7% por año.

1891-1920, parecerá poco comparado con los demases que lo suceden, pero, para la demografía
de la época, que a poco se tomaba en serio, era impensable, se tenía miedo, de hecho, de no
poder lidiar con tantas personas.
Ese miedo se disipó casi tan rápido como el crecimiento de la población. Llega la mitad del siglo
y con su paso los temores de la extinción del centro del mundo, guerras nucleares y métodos
moralmente cuestionables, la gente tenía miedo, la gente tenía que escapar, sobrevivir, irse
lejos, y reivindicar su moral en algún país lejano, otra vida sin estar atados a conflictos
territoriales inconclusos. Empezar de nuevo, ¿Qué mejor que el pueblo? ¿Qué mejor que la paz
del campo? Totalmente distinto a la costumbre, ¿Qué mejor que Latinoamérica? Entre
prisioneros y criminales de guerra se repobló el continente, pero alto, no fue así de fácil, la
xenofobia y el nacionalismo actuaron de muro de berlín, países como argentina o mexico, no
estaban conformes con la idea de recibir a aquellos “rubios parguelas”, angustiaba que la
colaboración no fuera recíproca, que los usaran de hotel y los desecharan, pero Venezuela,
Venezuela más que un peligro vió una oportunidad, lo vieron como una palanca, como la
herramienta que faltaba para que, por si poco fuera, terminar de finiquitar el progreso nacional,
pero, cabe destacar que no fue así de maquiavélico, en su momento Venezuela fue de los pocos
países que dejaron su orgullo de lado y los recibieron alegres, porque siempre se ha dicho que
la retribución de los buenos actos, es omnipotente y no perdona, después de todo, éramos todos
humanos, anacrónicamente libres de discriminación racial.
“El tema migratorio en Venezuela fue durante un largo tiempo un tema ajeno a la preocupación
académica y al tratamiento periodístico. En líneas generales, el venezolano no migró
masivamente de su país durante el siglo XX, pese a que fueron décadas en las que predominó el
autoritarismo con dos largas dictaduras, la de Juan Vicente Gómez (1908-1935) y Marcos Pérez
Jiménez (a partir de 1948, como parte de una junta y en el lapso 1952-1958, ejerciendo el poder
en solitario).
Al contrario, en el imaginario del venezolano estaba pensar a su país como una tierra que
acogió a extranjeros por la llegada de europeos —principalmente españoles, italianos y
portugueses— después de la segunda guerra mundial y, además, por la política de acogida que
tenía el régimen de Pérez Jiménez.
La decisión oficial de acoger masivamente a inmigrantes —en Venezuela— a mitad del siglo
pasado, según autores como Froilán Ramos Rodríguez (2010), tuvo un claro sesgo racista ya
que se hablaba de “puertas abiertas” al extranjero, pero, en realidad, tal apertura estaba
limitada a personas provenientes de Europa. Detrás de esa decisión, y ya desde los años 30,
destacadas figuras de la intelectualidad de entonces, como Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri,
asumían que el venezolano común estaba necesitado de la presencia europea para adquirir
técnicas de trabajo y buenas costumbres. De esa forma, la idea de que miles de europeos
llegaran a Venezuela no fue una sorpresa.” Por Andrés Cañizáles 07/08/2018
La influencia de esta fue tanta, que, para el censo de 1961, Venezuela constaba de 7 millones de
habitantes, de los cuales, el 9% eran inmigrantes europeos.
Conclusión
Venezuela fue un país que tácticamente aceptó sus faltas, las abrazó y trabajó en ellas sin
perder tiempo en maldecirlas, tomó ventaja del éxodo de occidente y dio acogida al nuevo
mundo que huía despavorido de su creación, y esto, resultó en convertir a Venezuela en el
ejemplar latinoamericano, el sí podemos, el sí debemos aspirar, fue el grito que motivó a sus
países vecinos a mirar hacia el futuro, en vez de virar frustrados, al pasado.

Marcel Romero
Un circunstancial venezolano orgulloso

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