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Libro V

Creencias Druídicas

Libro V
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imágenes pertenecen a sus legítimos autores.

Nota sobre el texto: En cualquier punto del presente libro se pueden usar
indistintamente, tanto términos masculinos como femeninos para designar al género
humano e incluso el uso del vocablo “druidas” “bardos”, “vates”, etc., para designar
tanto a los hombres como a las mujeres que practican esta espiritualidad,
especialidades o funciones.

El autor desea recalcar que su uso no obedece a una discriminación sexista, sino que
su empleo es para facilitar la fluidez en la lectura, englobando en los términos a
ambos sexos por igual.

Iolair Faol

Está permitida la reproducción parcial de


este libro, por cualquier medio o
procedimiento, siempre que se cite la
fuente de donde se extrajo y al autor del
presente libro.
Para la reproducción total de este libro,
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Índice

Prólogo…………………………..…..……………... 4

Druidismo Hoy……………….………..…………… 4

Orígenes del Druidismo……………..……………. 34

El Druidismo como Espiritualidad y Religión…. 123

La Oración en el Druidismo…………….…….… 154

Principios Druídicos…………………….……… 168

El Panteísmo Druídico…………………..……… 217

3
Prólogo

El Druidismo de Hoy

Seguramente, algunas personas de las que leerán el presente


libro, se harán la siguiente pregunta, pero... ¿Aún existen los
Druidas y el Druidismo?

Concédeme lector/lectora, la prerrogativa “a priori” de la


credibilidad y mantén imparcial tu juicio, que será firme
testimonio de una conciencia abierta y ecuánime.

Permíteme opinar y rebatir aquellos argumentos que niegan su


existencia en los tiempos actuales o la validez y vigencia
espiritual de sus mensajes en la actualidad; Pues te diré
categóricamente, que existen aún, y que su filosofía, mística y
espiritualidad; el Druidismo, todavía puede contribuir en
mucho, tanto al planeta Tierra, como a todos los seres que
habitan en él.

Pero mucho más aun puede aportar a aquellos individuos que


deseando crecer anímicamente, han buscado por distintas
sendas místicas, con la ilusión o anhelo de hallar una que les
llene espiritualmente.

Indudablemente, los druidas y el Druidismo, no existen como


lo hicieron antaño, esto es una certeza. Ni hoy son tan
numerosos, ni están esparcidos por la geografía de los países,

4
por los que en otro tiempo, deambularon y se asentaron los
celtas. Ésta es otra evidencia.

Ya no ocupan, ni se ocupan de ningún estrato social


significativo como lo hicieron antaño en sus sociedades, pues
dichas sociedades y su cultura ya no existen más que en
minúsculos vestigios.

Ni siquiera los druidas de hoy, se manifiestan abiertamente por


los medios de comunicación, ni aparecen en eventos religiosos
como hombres o mujeres espirituales, ni su filosofía es
conocida, como lo fue en tiempos pretéritos... Todo ello es
indudable, pero... también es cierto, que todo y así, aún
existen.

Antaño...

Los druidas fueron jueces, médicos, magos, sacerdotes, poetas,


músicos, guías espirituales, astrónomos, astrólogos,
historiadores y filósofos, y desempeñaron muchas otras
funciones notorias en el interior de unas sociedades concretas y
sus paradigmas.

Hoy en día...

Los druidas ciertamente, están más ocultos y silenciosos, más


restringidos, más esparcidos, incluso más mermados, pero
siguen existiendo y afortunadamente, aumentando
paulatinamente.

No todos los individuos que afirman contemplar dicha


espiritualidad, realmente siguen una Ética Druídica, ni todos
los grupos u órdenes druídicas, que hoy se proclaman
druídicas, lo son.

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También abunda bastante lo tildado de “Druidismo Blanco” de
“Fin de Semana”. Un druidismo, en minúscula, carente de
fondo y sólo preocupado por las formas y la parafernalia. Pero
con todo, el Druidismo serio existe, está vivo y con
proposiciones interesantes que exteriorizar y plantear.

En esta época en que vivimos de grandes tribulaciones,


interrogantes y dudas, tanto en el ámbito social como personal,
pues lo último es efecto básicamente de lo primero, es cuando
brota con mayor énfasis la pregunta clave:

¿Es demasiado tarde para el Druidismo?

Real y taxativamente muchos pensamos que no, aunque la


oportunidad histórica de antaño haya desaparecido en las
brumas de los imperios y de las ideologías que se le opusieron
y aunque la sociedad celta se haya difuminado en las
sociedades actuales, herederas de aquellas que la arruinaron.

Aunque el consumismo, el hedonismo y lo material dominen


nuestras vidas, muchos pensamos, que sigue existiendo la
posibilidad de que los seres humanos, encontremos en el
Druidismo una forma adecuada, acertada y equilibrada dentro
de todas las concepciones filosóficas y metafísicas, para
realizarnos como individuos únicos.

Solo aquellos a quienes ya no les basta crecer


económicamente. Solo aquellos que no sólo buscan un
bienestar material, demasiado habitual en los parámetros
desproporcionados de nuestras sociedades. Solo aquellos que
desean y pretenden crecer espiritualmente, tienen la mente
suficientemente abierta para lograr un acercamiento a la
Divinidad, en cualquiera de sus facetas.
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El Druidismo no es una religión exclusivamente, ni tampoco es
únicamente una espiritualidad o un pensamiento filosófico; es
las tres cosas, al unísono. Una apreciada tríada que constituye
uno de los pilares tríadicos sobre los que se sostienen los
fundamentos místicos del Druidismo dinámico.

Es decir; Espiritualidad, Filosofía y Religión

Desde un punto de vista individual e íntimo, el Druidismo es


una Espiritualidad teñida de aspectos filosóficos teóricos y
prácticos, metafísicos, artísticos e ideológicos. Es un sentir y
una visión del Mundo y de nuestra relación con éste, sin
dogmas o doctrinas obtusas. La espiritualidad que posee de
forma intrínseca cualquier ser humano, se halla por encima de
la fe, de las creencias o de preceptos religiosos. Se halla
inscrita en su misma energía, en su mente, en su alma. Se
expande con las emociones positivas, con la aspiración a una
superación personal permanente, con un crecimiento anímico
progresivo, con el cometido de buscar la felicidad ajena e
incluso la propia, sin avasallar la de otros, ni en buscar un
dominio sobre ser alguno.

Se encuentra en la inspiración para realizar creaciones


artísticas y en su transmisión. En las impresiones sugestivas
obtenidas de las cosas sencillas y naturales. En los matices de
los ocasos y amaneceres. En las tonalidades del arco iris, en los
olores y colores de los bosques y sus ríos, en los éxtasis al
contemplar la inmensidad de los soles que aparecen como
estrellas en las noches o crepúsculos matutinos.

El Druidismo estimula a que el individuo se conozca a sí


mismo y a que busque en su interior ese vitalismo adormecido.
Aspira a potenciar esta forma de entender la existencia de
todas las cosas.

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Como Religión, no pretende ser la única verdad, ni es una fe
mayoritaria, porque la fe con falta de consciencia, no pocas
veces se convierte en sectaria y fanática y sólo deja espacio al
adoctrinamiento, al creer por creer, y tiene miedo en dudar, en
preguntar, en cambiar, en transformar, en evolucionar. Alienta
a cuestionar cualquier tema, a ser escépticos, pero estando
alerta a las realidades categóricas que se puedan descubrir.

El Druidismo anima a escuchar y sentir todo lo que llegue a


nuestros oídos y sentidos. Induce a la receptividad, a la
credibilidad pero nunca a la ingenuidad ni a la credulidad.
Estimula a asimilar lo positivo, lo verosímil, para realizar y
desarrollar nuestros propios discernimientos. Y no es
mayoritario, y menos aun sectario o fanático, porque nunca
sacrifica la calidad de las personas por la cantidad y el número,
ni busca beneficios materiales, ni poseer una única Verdad
imperativa, irrebatible y tajante.

Como Filosofía, el Druidismo es entender, es conocimiento, es


sabiduría, es justicia, es poner en práctica lo que se comprende,
como un acto legítimo de nuestra conciencia, intentando ser
ecuánime, procurando ser equilibrado.

Antaño...

Los pueblos celtas donde anidó el Druidismo, fueron los


portadores de la antorcha de la civilización europea durante
siglos, aunque los imperios oponentes, los llamaron
“bárbaros”, en principio, como término sinónimo de extranjero
y posteriormente, como equivalencia errónea de bestialidad,
incultura o sadismo.

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Desde esos tiempos, nos llegó un legado, una herencia druídica
cubierta, silenciada y sepultada que aun se puede refrescar y
reavivar.

Hoy en día....

Nosotros, mujeres y hombres del siglo XX y XXI, podemos


ser los herederos, herederos espirituales de aquellos druidas de
antaño, que amasaron una fortuna en conocimientos, muchos
de ellos ciertamente perdidos, pero otros recuperables, que
siguen estando ahí, sumergidos y esperando.

Aguardando que nos sumerjamos, en los cuentos, leyendas,


historias, canciones y mitos, que nuestros antepasados
originaron o suscitaron, habiéndolos aprendido principalmente,
a su vez, de sus maestros o de la propia Madre Naturaleza.

Aquello que los druidas expresaban, decían, transmitían,


aunque no en su totalidad, pero sí, en gran parte y en esencia,
nos ha llegado a través de los escritos posteriores que otros
recopilaron, en sus artes, leyendas, ritos o mitos.

No se trata de reconstruir un pasado histórico o religioso que


hoy ya no puede ser, sino de aprender de sus enseñanzas que
buena parte de ellas siguen estando vigentes y siguen siendo
válidas.

Antaño...

Los Druidas no decían, ni expresaban tonterías, ni realizaban


supercherías.

Cuando en el pasado afirmaban que una persona podía curarse


por el hecho de abrazar un roble o beber agua de diferentes
fuentes, respetando ciertos rituales, estaban también
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convencidos de que la efectividad de cualquier terapia
dependía en buena proporción del propio convencimiento del
enfermo de que realmente iba a sanarse. Pero, además,
conocían las diferentes clases de elementos y energías que
estaban patentes o latentes en los diversos recursos que la
Madre Naturaleza revelaba, que puso y pone a disposición de
todos.

La autosugestión, en algunas enfermedades y casos, las propias


convicciones arraigadas en los espíritus humanos, las fuerzas o
energías presentes e inmanentes en la Madre Naturaleza, no
consiguieron que una pierna amputada volviera a crecer, pero
fueron capaces, por ejemplo, de dar ánimo y entereza o
asimilación y comprensión en su inmediato e irremediable
cambio de estado a un moribundo, o ayudar a superar en no
pocas ocasiones ciertas enfermedades somáticas, incluidos los
tumores; o reanimar, incluso despertando al espíritu.

Hoy en día…

La medicina actual, tanto la oficial como las denominadas


alternativas, admiten muchos de estos criterios. Cuando
hablamos de la denominada medicina naturista, observamos
como con la utilización de plantas, hierbas, flores, árboles,
minerales, aguas, etc., y tratándolos previamente, se pueden
curar determinadas enfermedades, aunque no todas
ciertamente, pues aún no existe la panacea universal.

Incluso, en la medicina oficial existen infinidad de


medicamentos que basan sus principios activos en no pocos
componentes naturales, sean estos, minerales o vegetales.

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Pues bien, técnicas parecidas y quizá hasta más eficientes,
fueron usadas por los antiguos druidas, con unos
conocimientos tales, que serían la ambición epistemológica de
cualquier cátedra universitaria en medicina.

Druídicamente tanto antaño como actualmente se piensa, que


la enfermedad física es una somatización de una enfermedad
de la mente y que ésta lo es a su vez del alma. Cuando el
espíritu sana, insufla vigor y salud a la mente a través del
inconsciente y éste se siente fortalecido o aliviado dejando de
manifestar muchos de los síntomas psico-somáticos
perturbadores.

Antaño...

El pueblo donde se desarrolló la religión y filosofía druídica,


fue el celta; de esto no cabe duda posible.

Hoy en día...

El tema celta reaparece con interés y moda, destaca por su


música con temas de raíces celtas que genera numerosos
partidarios entusiastas. Se reviven ciertos nacionalismos de las
llamadas naciones celtas. Brotan nuevos grupos re-
creacionistas que pretenden vivir en comuna, según antiguas
costumbres y usos celtas.

Se ha popularizado su arte y se pueden encontrar símbolos


celtas dentro de la moda "New Age" (Nueva Era) y en todos
los mercadillos esotéricos, donde abundan los colgantes,
anillos y pendientes con dicha simbología, que la mayoría han
sido elaborados en Oriente.

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Lo verificable es, que lo celta ha resurgido y
consecuentemente existen, tanto opiniones de simpatía como
críticas a todos los niveles.

Pero por encima de la moda, el mercantilismo y las políticas


nacionales y nacionalistas, Occidente está experimentando
progresivamente unos actuales procesos sociales e incluso
individuales de rescate de antiguas creencias, especialmente de
aquellas que siempre estuvieron conectadas con la Madre
Tierra y que ofrecen hoy, a la par, alternativas espirituales y
filosóficas, e incluso, sociales.

Muchas personas se pronuncian a favor de volver a ciertos


viejos y pretéritos valores, no por vetustos o trasnochados,
producto de alguna mente nostálgica del pasado, sino por
sabios, instruidos y naturales.

Y ya dichos valores están adquiriendo de nuevo un renovado


vigor ante las iniquidades cometidas por las sociedades
actuales, especialmente contra la Madre Naturaleza, contra sus
moradores y consecuentemente, contra el ser humano, que es
parte ineludible de ésta.

El cariño o afecto a lo celta y sus raíces, deriva como


consecuencia en muchas personas, en interés y adhesión a su
espiritualidad, tanto por su manera de vivir la vida, su visión
de ésta, como del Universo entero.

El interés hacia el celtismo, deriva hacia muchas


ramificaciones del conocimiento. Muchas personas han sentido
un interés específico por su original concepto del arte, cuya
simbología y motivos todavía hoy resultan actuales, incluso
audaces, ya que las sinuosas líneas curvas plasmadas con total
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desenvoltura y maestría, rivalizan con las modernas líneas
rectas del arte y mentalidad contemporánea.

Antaño...

Los antiguos celtas trazaban dibujos, esculpían y grababan en


sus relieves y esculturas, toda suerte de sinuosidades,
ondulaciones, espirales y trísqueles, que dejaron como una
huella indeleble a través de los tiempos de su forma de
entender la vida; Como un flujo y reflujo permanente, como
una vibración constante, como un ritmo perpetuo.

Esos motivos que forjaron en sus adornos, ornamentos


personales, incluso en sus armas, fueron concebidos con el
refinamiento propio de los genuinos artesanos y orfebres, que
se empleaban a fondo por hacer de su labor, más que su
profesión, una vocación en su existencia. Un noble don
impregnado de inspiración y repleto de simbolismos y
significaciones, producto de su particular cosmovisión terrenal,
de su espiritualidad y religión colectiva y mayoritariamente
druídica, que les otorgaba vigor.

Un vigor anímico que surgía como fuerza interior desde su


alma, cuando al trabajar la piedra tosca, el mineral y el metal
plasmaban en su arte, lleno de diseños geométricos y
abstractos sus simbolismos y alegorías místicas y espirituales.

Mutaciones, sinuosidades y ondulaciones que mostraban las


distintas facetas de todas las cosas, que son tan vastas como el
mismo firmamento. Todo es un puro Devenir y, por tanto,
¿cómo mejor puede materializarse un Devenir, sino es
mediante la abstracción?

Y si insistían tanto en su arte, en componer esas imágenes


abstractas, era además, porque para ellos la Realidad era
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cambiante, sin fronteras, sin limitaciones conceptuales,
siempre fluyendo.

Por tanto, en el Arte celta, siempre existió la ondulación, pues


sus vidas enteras, estaban impregnadas por el concepto de lo
cíclico, de la abstracción y por la convicción, de que todo lo
que percibimos con los sentidos, tangible o intangible, son sólo
percepciones humanas. La realidad para los celtas era muy
amplia y diversa, donde solo un tenue velo separaba las cosas
reales tangibles de las intangibles. Por ello, sus druidas, fueron
siempre caminantes entre esas realidades, entre esos Mundos.

Hoy en día...

Otras muchas personas cautivadas por lo celta han encauzado


su interés hacia los relatos que narran mundos de naturalezas
fantásticas. Hacia la literatura, hacia la poesía, las leyendas y
cuentos, donde destacan sus heroínas y héroes míticos, sus
mitológicas creaciones, sus divinidades, sus hadas, sus
duendes, dragones y animales mágicos.

En verdad el Druidismo, y lo celta en general, levanta los


ánimos y aviva las inquietudes que todos llevamos dentro.
Muchos humanos, apreciamos y amamos la belleza en el Arte
y en la Naturaleza, los ideales naturalistas o ecologistas y la
sensibilidad, la ternura y la empatía con otros seres, entre otros
muchos factores.

¿Quién no conoce los famosos mitos celtas? ¿Quién no ha oído


hablar de la saga artúrica, de Ginebra o Lancelot o del
carismático y enigmático Merlín? O de otras gestas no menos
significativas, como la de Tristán e Isolda o la del mismísimo
Grial, de atávicas raíces druídicas.
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Y en el ámbito de la infancia y el ocio, ¿quién no se ha
divertido, más o menos, con las aventuras de los galos Obelix
y Asterix, con su druida Panoramix y esos “locos romanos”?

Antaño...

Los druidas fueron los órganos vitales de las tribus celtas,


fueron la copa, el tronco y las raíces de sus pueblos, las
entrañas que bombearon la savia, es decir, la vida, y fueron las
prodigiosas mentes que orientaron al pueblo hacia dónde
dirigir sus almas.

No en balde todo lo celta conserva ese halo de misterio de


encanto y encantamiento, de alquimia y de magia, que se
desprende de casi todas sus leyendas.

¿Qué será lo que poseen de seductoras sus leyendas que


prevalecen por encima de otros mitos? ¿Por qué encanta tanto
a las personas de Occidente en general, el vasto mundo
histórico-mágico celta y su extensa mitología?

Para responder a estas preguntas, deberíamos echar una mirada


hacia el interior de cada uno, para averiguar que permanece en
nosotros mismos de ese pasado que se halla tan vinculado a
nuestro subconsciente y a nuestra cultura.

El Druidismo, habiéndose desarrollado dentro de lo celta,


constituye una espiritualidad y una filosofía que se forja
especialmente en un sagrado crisol, como es la divina alma de
cada individuo y se expresa a través de los pensamientos
religiosos e incluso de las acciones del ser.

Hoy en día...

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El Druidismo actual, igual que el de antaño, no se circunscribe
sólo a realizar ciertas prácticas exotéricas o ceremoniales, al
estilo de pomposos hechiceros medievales. Ni se trata de la
simple toma de posesión o reconstrucción de ciertos ritos o
invocaciones que pudieron haber llegado a través de los
tiempos de nuestros antepasados espirituales.

Las ceremonias druídicas fueron creadas en su origen para dar


una forma externa a un acto interno de conciencia y
convicción, pero cuando no existe la facultad y convicción
interna para ejecutar tales actos, una ceremonia o rito se
convierte en un acto parafernálico, absurdo y sin ninguna valía.

Por ello, el Druidismo actual tiene un alcance metafísico


mucho más profundo. Es una aventura del espíritu humano, no
sin obstáculos ciertamente, pero aspirando siempre a reunir en
un mismo aspecto al individuo y a la colectividad, a la religión
con la espiritualidad y con la filosofía, al naturalismo con el
progreso sostenible y la ecología, al politeísmo con el
monismo y el panteísmo, a la noche con el día y el atardecer, al
Sol con la Luna y con la Tierra, al macro universo con el micro
universo y con los universos paralelos, a la ciencia con el
espiritualismo y con la sabiduría, al pasado con el futuro y con
el presente, a la tradición con la innovación y con la evolución,
a la vida con la muerte y con la persistencia en todos los
planos.

Es sin duda equilibrio entre todos ellos, expresado y


manifestado también en la tríada o el guarismo “3”, altamente
simbólico para las personas solidarias con los planteamientos
del Druidismo, pues se identifica con la elección y la
viabilidad de la alternativa, cuando nos hallamos ante las
polaridades. Es también ritmo, ponderación y armonía, ya que
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el celta pagano y seguidor druídico, no piensa en binario, sino
que piensa en “ternario”.

La espiritualidad druídica es una continuidad mística, una


manera de entender el mundo natural que nos rodea, e incluso
el Cosmos entero. Un modo de pensar y comprender la
creación, una forma peculiar, también, de relacionarnos con
nuestros semejantes.

Cualquiera que la experimente en su sentir, que la abrace en su


conciencia con la mente abierta y “a-dogmática”, puede
convertirse en parte de esta Tradición Mística, en su heredero
espiritual, aunque su herencia genética no sea celta.

Pues más allá del genotipo o fenotipo de los seres, está el


espíritu y éste no tiene genes, ni piel, ni raza, ni siquiera
género o especie. Por ello incluso se afirma que los animales,
los árboles, etc., son hermanos del hombre. Somos parte de lo
mismo. Venimos del mismo origen esencial y tenemos el
mismo destino en lo universal.

Es muy cierto, en el Druidismo no existen doctrinarios


catecismos, Biblia exegetas o un Corán indiscutible, al estilo
de textos sagrados. El verdadero libro druídico de la
Revelación divina, es la Madre Naturaleza y la experiencia en
la propia vida.

El Druidismo tampoco tiene, ni apoya a prosélitos


catequizadores, ni a catecúmenos o apóstoles divulgadores de
una Única Verdad, que propaguen sus fundamentos. La
espiritualidad que expresa el Druidismo, como se ha
comentado, se vincula a la Madre Naturaleza, y como
consecuencia, es parte íntima del ser humano, que es elemento
ineludible de ella.

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Extirpar y alejar, sea por dogma, presión o fuerza, a los seres
humanos de la Madre Naturaleza, es perder esa Espiritualidad,
es arrancarlos de sus verdaderas raíces, es en definitiva,
desnaturalizarlos y deshumanizarlos.

En el Druidismo se encuentra la convicción capital de la


existencia de una forma de vida anímica o espiritual, previa al
nacimiento y que perdura tras la muerte física. Pero no por ello
se desprecia la existencia que nos tocado vivir en este espacio
y tiempo con todos los gozos y alegrías que puedan acaecer al
ser humano. Los seguidores del Druidismo, no languidecen en
vida sino que celebran todas las facetas que ésta pueda ofrecer.

Se comprende que esta vida terrena, es una de las muchas


posibles que el alma precisa para su aprendizaje y evolución.
Pero lo que cuenta mientras eso sucede, es vivir, el aquí y el
ahora, con humanidad, con naturalidad, buscando la
coherencia en nuestro crecimiento interior y el honor en
nuestros actos y relaciones con los demás seres divinos, que,
en síntesis, somos todos.

No existe una fe, expectación o presión dogmática de una corte


celestial, repleta de ángeles y en cuyo trono se aposenta un
inquisidor y jurídico Dios, que juzga a las almas por sus actos
mundanos, al cual se llega tras una única vida, tras cumplir una
serie de diligencias terrenales.

Tampoco existe la preocupación y el miedo a un hipotético


tormento en un caótico infierno de condenación eterna repleto
de demonios, si no se cumplen dichas diligencias y dogmas,
como no existe una noción o sensación de culpa, ni colectiva
ni individual.

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En el Druidismo se reconoce que los seres humanos pueden
cometer actos errados, tener actitudes equívocas, establecer
pensamientos dispersos, talantes negativos, etc., pero el
concepto de una culpa originada por nuestros ancestros o de
una idea de culpa o pecado al estilo cristiano, es
completamente ajena a esta espiritualidad.

Ni siquiera, se reconoce como adecuada y procedente, la idea


de una redención divina, que tantas complicaciones, sudores y
palabras, trajo a sus misioneros en su intrusa predicación frente
a los diferentes pueblos paganos, porque simplemente se tiene
la convicción, de que no hay pecado alguno que redimir.

La noción de pecado de por sí, induce a los que la admiten


como creencia en sus esquemas religiosos, a una enfermedad
mental crónica. Los hace esclavos del dogma y sufren si se
apartan de él, creyendo que han obrado con maldad, llegando
hasta a odiarse a sí mismos. Creen que de no arrepentirse de
los pecados cometidos, más tarde o temprano, llegará el
justiciero castigo divino y la condenación eterna.

Dicho castigo, es un acto de venganza de un supuesto dios que


es todo “Amor” que por supuesto engendra más odio, como la
violencia engendra más violencia. Pero los defensores de la
noción que apoya que el hombre está continuamente en
pecado, y por ello, hay que confesarse también continuamente,
saben perfectamente, que provocando el desprecio hacia uno
mismo, es más sencillo el dominio y el control de las personas.

Pero en el Druidismo, ni tan siquiera un concepto


desnaturalizado de “karma” para expiar en cualquier
reencarnación errores o faltas pasadas, resulta coherente con su
forma de comprender la existencia, ni posibles encarnaciones.

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El Druidismo observa la realidad social y entiende que se
tengan dificultades para aceptar la condición espiritual de
todos los seres humanos, de todos los animales y de todas las
cosas que nos rodean. Y deduce, que entre otras motivaciones,
esto ocurre porque se lleva dentro de los pensamientos una
idea preconcebida que indica equivocadamente, que tanto
nosotros como nuestro entorno, sólo somos productos
genéticos con escasa conciencia de nuestra esencia básica
espiritual.

Los esquemas mentales conductistas propagados, consideran a


todos los seres que pueblan la naturaleza como un complejo de
conductas automatizadas e instintivas, con inteligencia en el
caso de los seres humanos, pero con poco o ningún talento en
el caso de los demás seres.

El Druidismo pretende hacer comprender a quien se acerque a


su forma de entender el Universo y la misma Existencia, la
noción de que todos los seres tenemos la capacidad para
entendernos y comunicarnos. Que no somos sólo productos
genéticos. No sólo somos materia, sino que, además, somos
Energía, Espíritu e Inteligencia.

El cuerpo humano permite formas complejas de expresar su


inteligencia, pero esta misma complejidad, sin ser la humana,
existe también en otros seres.

Hoy en nuestras sociedades las personas se van distanciando


cada vez más. Se van divorciando de la Espiritualidad y
prestan mayor dedicación e interés al trabajo, al rango social, a
la cuenta corriente bancaria, afanándose en perseguir bienes
materiales para lograr un mayor bienestar material en sus
vidas, a menudo casi neuróticamente. En la medida que esto
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ocurre, el Druidismo entiende, que el ser humano va perdiendo
su capacidad para evolucionar armónica y anímicamente.

Todas esas búsquedas materiales adulteradas que excluyen lo


espiritual, se deben a la gran falta de conexión con nuestro
entorno natural y, por supuesto, a la ignorancia del saber, o al
menos, de intuir, que el ser humano es algo más que un
complejo de neuronas, sangre, huesos y vísceras.

Por ello, se afirma que es desatinado negar el alma que todos


tenemos, pues se puede caer en la melancolía perpetua, en la
desesperación, en la opacidad y en la tristeza de la existencia
que muchas personas en nuestra sociedad experimentan y
exhiben.

¿Cuántas personas jóvenes y no tan jóvenes, sienten que no


hay motivo para nada, ni propósito, ni color, ni sentimientos,
sólo acciones organizadas o azarosas, respondiendo a ciertos
antojos?

¿Cuántos carecen de un mínimo de valores y recurren a las


bebidas alcohólicas, a las drogas, al sexo indiscriminado e
inconsciente, como si pretendieran evadirse, liberarse o
simplemente seguir los dictados de la moda?

¿O a aceptar las conveniencias para ser parte integrante de


cualquier grupo, con la idea de sintonizar, o de no disentir con
el resto de la pandilla, para no ser etiquetado como el soso y
aburrido “toca-pelotas”?.

Entrar en el camino espiritual de cualquier senda druídica


requiere, por supuesto, cambios, un giro que dejará atrás
muchos hábitos y muchas pautas socialmente condicionadas.

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Afortunadamente, cada vez más personas, vuelven a conectar
con su parte espiritual. Se vuelven más receptivos y gracias a
ello crecen, pero no hacia arriba o abajo, no hacia distintos
niveles de jerarquía, sino extendiéndose de adentro hacia fuera
de una manera circular, ampliando el perímetro espiritual,
descubriendo y comprendiendo más aspectos de la existencia.

A medida que se investiga la senda druídica se va


descubriendo paulatinamente, la sabiduría que encierra toda
ella, en sus mitos, en sus leyendas, en sus historias, en sus
convicciones.
No es un sistema religioso pasado de moda, sino una forma
mística de captar y entender lo que nos rodea.
La espiritualidad druídica impulsa al alma para llegar a ser
personas más sanas. Es un camino que sólo puede recorrer el
individuo por sí mismo, aunque otras personas más
adelantadas en su estudio, puedan mostrar dónde comienza ese
camino. Se debe andar y experimentar por sí mismo, para
comprobar si sirve, si funciona en la vida personal de cada cual
y si satisface a la mente y colma la singularidad de cada alma.

Por ello el druidismo es una espiritualidad basada en la


libertad y experiencia personal de cada cual, donde cada
practicante tiene su propia percepción del modelo espiritual
que le alienta a emprender su camino, dándole una forma de
proceder y sentido a su vida. Por otro lado, la filosofía druídica
impulsa a la mente para llegar a ser más equilibrados y no
aceptar nada a ciegas.

Así pues, hoy en día...

No debe de extrañar este resurgimiento del Druidismo y de


otros sistemas filosóficos o espiritualidades basadas en la
22
conexión y retorno a la Tierra, que en los últimos años han ido
creciendo paulatinamente. Ello es un síntoma del aumento de
la capacidad de reflexión de la mente humana, pues todos los
seres están evolucionando y desarrollándose continuamente y
muchos vuelven a conectar o reconectar con la energía de la
Tierra y con esa antigua sabiduría latente en la Madre
Naturaleza.
Ya el antiguo feudo, de los criterios y dogmas atrincherados de
la pasada era, va cediendo ante la acometida de unos
renovados valores en una época que se intuye de mayor
colaboración y comprensión entre los seres humanos y
destacadamente entre hombres y mujeres.

Todos los grupos humanos, primordialmente, deben aprender a


comunicarse entre ellos, pero substancialmente el hombre debe
aprender a vivir su lado femenino y la mujer su lado
masculino.

Muchos hombres desacertadamente piensan que si establecen


contacto con su lado femenino perderán su masculinidad, pero
el Druidismo piensa que sucede justo, todo lo contrario.
El hombre conseguirá su pleno vigor si consigue ser completo
y equilibrado, si tanto lo masculino como lo femenino se
encuentran en perfecta armonía en el interior de su cuerpo y
espíritu.

Todos los hombres y mujeres que se consideran legatarios de


aquel Druidismo que latía en otros tiempos, saben que el ser
humano debe volver la mirada hacia su interior para aprender a
nivelar los desequilibrios, si pretendemos vivir en armonía y
en paz.

En verdad, todo ser humano como paso previo al auto-


conocimiento, debería examinar sus propias carencias y
errores, sus defectos y sus debilidades para canalizarlos y
23
convertirlos, de ser posible, en virtudes, conocimientos y
fortalezas, e incluso, a revivir en su interior el aspecto
instintivo e intuitivo para conseguir una mayor colaboración y
comunicación entre hombres y animales, entre los hombres y
la Madre Naturaleza.

Pues antaño...

Nuestros antepasados espirituales lo sabían muy bien. Por ello


en la celebración de la festividad de Lughnasadh, se rendía
honor a la masculinidad con fiestas, banquetes, torneos,
cánticos, etc. El reverso de la medalla era Imbolc, la fiesta
consagrada a Brighid, también considerada la Triple Diosa,
una época en que se veneraba a la mujer.

La senda del Druidismo ayuda en la realización de esta


introspección íntima, y la Madre Naturaleza es la gran maestra
que guía a quienes estén dispuestos a aprender con paciencia y
humildad.

La sabiduría que encierra el Druidismo no es un sistema de


creencias antiguo ni pasado de moda, sino un vehemente
medio para captar lo que nos rodea, de manera que podamos
aprender de todo lo que se halla en nuestro entorno a través de
nuestra propia experiencia.

Todo ser humano es responsable de lo que le ocurre, sea


negativo o positivo, y si por desventura atrae lo negativo,
también de ello se pueden sacar provechosas enseñanzas que
aumenten la propia sabiduría. Esto es algo que rige en todos
los aspectos de la vida. Cuantas más lecciones se aprenden y
aprueben, más sabiduría se adquiere.

24
Pero en lo más profundo, el Druidismo conoce que no existen
errores, entendidos éstos como culpas o pecados, sino sólo
lecciones de las que tomar humana nota. Es preciso recordar
que quien no comete errores en su vida, tampoco nunca hará
nada interesante, ya que la vida es una continua aventura llena
de aprendizajes.

La responsabilidad es de cada cual, puesto que cada cual puede


elegir entre aprender de los errores o lamentarse el resto de
esta vida terrenal por lo que pudo o no pudo hacer.
Es cierto, un único individuo no puede cambiar los criterios
que mueven al mundo, pero sí puede cambiar los valores que
le mueven a él mismo. Quizá no pueda, a priori, cambiar a las
personas que le rodean, pero si crece, progresa y mejora, puede
enseñar a través del ejemplo y de sus patrones de conducta, y
éstos, son un gran paso para cambiar el mundo, porque el uno
engendra al dos, y éste al tres y etc.

Es necesario vivir nuestra actualidad presente, ocuparse de lo


que se pueda aprender hoy. El futuro se esclarecerá por sí
mismo, si se recorre la genuina senda que indica nuestro Yo
Superior.

Es esencial pensar y actuar con ilusión, si se desea ese futuro.


Es vital impulsar esos sueños con la segura confianza de que
cada experiencia, cada lección aprendida, asumida y
correctamente encauzada, son ascensos positivos y firmes que
llevarán a alcanzar lo que se desea para uno mismo y también
para los demás.

Cada cual puede pretender llegar a ser lo que le apetezca, lo


que desee, pero para alcanzar esas ilusiones y sueños, hay que
estar dispuesto a trabajar. Y el mejor camino es convertirse
cada día en más sabios, sintonizarse con la Madre Naturaleza y

25
equilibrarse interiormente, de modo que se despeje el propósito
real de lo que se pretende.

Para este objetivo es preciso tener cuerpo, mente y espíritu en


óptima concordia. Si se logra vivir en armonía y equilibrio con
todos los elementos y seres, se comprueba que el tiempo de las
ilusiones, los sueños y la vida, son una sola cosa. Se habrá
creado una propia realidad y ayudado a otros a mirarse en
nuestro espejo, para forjar una imagen propia.

Antaño...

Los druidas no poseían poderes sobrenaturales, poseían


conocimientos y de ellos en ocasiones se valían, en otras ni
siquiera con esos conocimientos pudieron evitar ser
mancillados, relegados, invadidos, olvidados o sumergidos en
otras religiones.

Los Druidas trabajaron por mantener el equilibrio de lo natural


y para ello se instruyeron en las pautas de conducta y modos
de vida de los seres animados, incluso esgrimieron sus juicios
de valor y comprensiones, para evitar que los componentes de
las tribus Celtas lesionaran más de lo justamente conveniente a
la Madre Naturaleza, es decir, el entorno donde habitaban y el
mundo que les rodeaba.

Los Druidas pretendieron que las perturbaciones en el entorno,


fuesen realizadas con el menor impacto “ecológico” y con el
menor quebranto del Equilibrio y de la Armonía Natural,
desechando todos aquellos cambios que por innecesarios para
la subsistencia tribal, pudieran perjudicar el medio natural.

26
Hoy en día…

Es más primordial que en cualquier otro tiempo pasado, que


los individuos de este planeta tomen Conciencia y no solo
busquen su Equilibrio interno, sino también el Externo.

Ya no basta solo con meditar y estudiar, ni solo con filosofar,


proyectarse o incluso abstraerse. Es más imperioso y lícito que
nunca que se busque la fórmula personal o colectiva, para
activarse y ser un participante, para formar grupos humanos
que ayuden a restituir el equilibrio perdido de la Naturaleza,
porque al planeta, tal y como lo está tratando la Humanidad, se
le está arruinando su estabilidad.

Sólo a través de la Conciencia y poniendo nuestra inteligencia,


ánimo y energía, al servicio de la Madre Naturaleza, es como
ésta podrá empezar a recuperar el equilibrio y armonía perdida.

Es categórico para la supervivencia de la Vida, tal y como es


conocida hoy en día en este planeta, que se recupere el
Equilibrio, de lo contrario la propia Naturaleza, el propio
planeta, corregirá sus desequilibrios y provocará con sus
ajustes serios perjuicios a la Humanidad, y no solo a ésta, sino
a toda la Vida que aquí, en este planeta, se manifiesta.

Antaño…

Los druidas eran hombres con conocimientos, pero hombres


que comían, vestían, orinaban y defecaban, como cualquier ser
humano. Siempre los druidas fueron conscientes de sus propias
limitaciones, como seres humanos que eran. Pero fueron
analíticos aplicados, que adquirieron conocimientos, para
entender aunque sólo fuera un esbozo, lo que pueda llegar a ser
o Devenir, la Divinidad y la Unidad del universo, con toda su
multiplicidad.
27
Hoy en día...

Las representaciones románticas y sensibleras de los druidas


de los siglos pasados, están desechadas y resultan obsoletas.
Pero los druidas y seguidores druídicos del siglo XXI, están
inmersos en las mismas tesituras esenciales que sus
antecesores. Ya no es cuestión de idealizar a los druidas de
antaño, ni siquiera a los actuales, pero tampoco de
"anatemizarlos".

Los seguidores actuales serios de esta filosofía de vida, no son


ni nigromantes, ni embaucadores, ni politicastros, ni curas, ni
gurús. Ni siquiera están en la misma onda que los movimientos
“New Age”, ni con los eclécticos camaleónicos del orbe.

Pero sí. Podemos afirmar rotundamente, que tanto los druidas


de antaño como los actuales, aunque estén más mermados,
comparten las mismas esencias doctrinales. Ideas,
pensamientos y arquetipos, que el estudioso puede reencontrar
en las numerosas leyendas, relatos y cuentos, especialmente de
Irlanda, de Bretaña y de la Galia, y por extrapolación, en otras
muchas áreas donde hubo celtas, pues aunque diferían las
formas o nombres incluso de las divinidades tribales, la
esencia, es sin duda, pan-céltica, apoyándose además en lo que
escribieron los clásicos griegos o latinos, y obviamente, en los
análisis de la antropología y los hallazgos de la arqueología.

Hoy en día...

En España y Portugal, los investigadores históricos y etno-


arqueólogos aún no han hallado “vestigios” que nos permitan
deducir que en estas áreas celtas, en mayor o menor grado

28
fusionada con otros elementos, hayan existido los druidas, al
menos con tal nombre.

Aunque se carece de pruebas contundentes al respecto, cabe


imaginar que los druidas estuvieron presentes allí donde hubo
lo que hoy consideramos un ámbito de influencia de la cultura
celta, y allí donde la cultura del neolítico dejó monumentos
como dólmenes, menhires y crónlechs.

Por otra parte, la carencia de testimonios o de hallazgos, hoy


por hoy, no implica la ausencia de nada. La ciencia progresa y
los descubrimientos cada día se renuevan. Lo que hoy es
asumido como cierto, mañana puede dejar de serlo. Lo que hoy
se ignora, se duda, o se cree improbable, mañana puede ser
evidente. Y esto es así, porque ninguna ciencia puede
demostrar la verdad, sino que solamente demuestra lo
verificable con los medios que dispone y tiene a su alcance, en
cada momento de la historia humana.

Hasta hace pocos años se desconocían, por poner un ejemplo,


los hallazgos de Atapuerca, y con dicho descubrimiento,
nuevas teorías vieron la luz, a la par que otras quedaron
obsoletas.

Hoy en día...

Las diferentes órdenes druídicas serias, dentro de la


independencia y autonomía de los que gozan, conservan una
serie de esencias druídicas que podríamos considerar como
convicciones fundamentales del Druidismo.

Sobre esta cuestión, muchas personas pueden plantearse, el


origen de dónde se obtienen esas esencias druídicas a las que
nos referimos, dado que el legado directo es escaso y, además,
está manipulado.
29
La respuesta, evidentemente, como se ha comentado, es en el
estudio, en los datos históricos, en los hallazgos arqueológicos,
en la inmersión en las leyendas, cuentos, canciones, historias y
tradiciones celtas, filtrando lo que es cristiano de lo que es
anterior.

Sirva como ejemplo la saga del rey Arturo, donde en un orbe


ya cristianizado se adivinan, se ven y se intuyen, muchas
enseñanzas anteriores. Esto mismo ocurre, con el Táin Bó
Cuailgné, recopilado en el siglo XII, con El libro Rojo de
Hergest, con los Mabinogion, o con libros como el Amarillo de
Lecan y el de Lismore o con el Libro de Ballymote y con otros
más, también recopilados tardíamente pero que narran
leyendas, cuentos e historias de tiempos anteriores a la
cristianización, aunque ciertamente como se ha anotado, muy
transformados por los monjes cristianos, otrora muchos de
ellos “filidh”, druidas o descendientes de ellos.

Pero en aquellas lagunas esenciales que aún puedan quedar,


puede recurrirse con precaución y reflexión a espiritualidades
afines y de un remoto origen común, como podría ser a modo
de ejemplo, la espiritualidad de los antiguos Vedas y otras
análogas. Y todo ello, apartándose del sincretismo a ultranza
de la New Age, pero valorando la congruencia de la síntesis.

Frecuentemente también, se hacen demasiadas referencias a


los antiguos clásicos griegos y romanos que tuvieron alguna
relación, efímera o no, con los celtas. Dan visiones, en
ocasiones bastante erróneas, partidistas y parciales. Sirva como
ejemplo la egolatría griega de Luciano de Samosate cuando
escribe sobre la comparación entre el dios celta Oghma y el
30
helénico Heracles (Hércules). Ello, sin mencionar al ya
conocido Julio César, con una visión imperialista que equipara
a los pocos dioses celtas de los que él tuvo noticias, con los de
los romanos. Por no enumerar otras visiones suyas y teorías,
hoy ya consideradas de su inventiva, pero desacertadas y
erróneas.

Pero en definitiva, el Druidismo existe y sigue vivo. En el siglo


XXI, se puede hablar perfectamente de Druidismo, aunque
evidentemente, nada es como lo fue originariamente. De ser
así, se trataría de una involución.

El Druidismo actual, también se inscribe en las creencias


presentadas y desplegadas en las páginas, tanto de éste como
de otros libros, puesto que todo aquello que sirva para avivar la
llama, forma parte viva y activa de dicha espiritualidad, de los
druidas de hoy.

Y la historia de los pueblos y sus distintas formas de entender


el Mundo, sus ritos y convicciones, sus gentes, costumbres y
formas de pensar, las escriben sus componentes.

La senda druídica, no es una galopada frenética donde no haya


empalizadas que saltar que obstaculizan el trayecto. No es un
tren que circula vertiginoso por una vía fácil, ni un sendero sin
pendientes, donde el caminar, el avance y las soluciones a los
problemas personales son rápidos.

Consiste en adoptar voluntariamente una perspectiva distinta


que proyecte un nuevo haz de luz sobre viejos problemas que
se creen erróneamente irresolubles. Que ofrezca la posibilidad
de hallar en el propio interior personal la resolución de las
dificultades que puedan afectar, que puedan aprisionar y que
puedan aislar al individuo.

31
El compromiso es y será siempre con nosotros mismos, pues
las respuestas a nuestros problemas se encuentran soterradas
en lo más profundo de nuestro ser. La cosmovisión druídica
puede ayudar a excavar el escabroso terreno con ahínco, para
descubrir el tesoro escondido que se acumula en cada alma.
Los caminantes por esta senda espiritual, no suelen aparecer
por los medios de comunicación, de la índole que sean.
Básicamente porque tienen un “geis”, circunscrito éste a una
renuncia por realizar cualquier actividad de proselitismo, pues
un druida o simpatizante del Druidismo solo colabora en sitios
afines a su espiritualidad, o instruye a personas que realmente
desean conocer y saber sobre ésta

Al acabar de leer este libro, el lector sabrá si se siente atraído


por todos, algunos o ninguno de los conceptos expuestos.
Sabrá si la espiritualidad de los druidas le llama de alguna
manera notoria, o si le cautiva alguno de los diversos caminos
que tiene para explorarla.

Instruirse en el Druidismo equivale también a estudiarse y


profundizar sobre uno mismo porque incita a ir al encuentro
con el propio Yo Superior. Encamina a descubrir quién es uno
en realidad y cuál es la exacta relación que se tiene con todas
las cosas que le rodean y que existen en el Universo. Orienta
en el abrupto y comprometido camino de lo que cada cual
puede llegar a ser, de la progresión anímica que se puede
alcanzar.
Así pues, como primer paso para comprender el punto de
partida del Druidismo, se hace la siguiente sugerencia:

¡Pasead por los bosques y prados! ¡Regocijaos con las flores y


sus aromas! ¡Mojaos en sus ríos y bebed de sus cristalinas
fuentes! ¡Habladles a los animales, cantad con las aves,
32
abrazad a los árboles!! ¡Danzad al compás de la Luna y del
anochecer, del Sol y del amanecer!

Todo ello, de una u otra forma, dará ciertas respuestas y


transmitirá conocimientos por los que nunca más se dejará de
honrar a la Madre Naturaleza por aquello que ha enseñado
generosamente.

33
MODULO
I

ORÍGENES DEL DRUIDISMO

34
l tratar
ratar de vislumbrar cual es el origen del
Druidismo, tanto desde un prisma histórico, mitológico como
espiritual, se abren tantos diversos y variados caminos, como
heterogéneas hipótesis, de las cuales algunas son similares,
muchas híbridas,
das, pero numerosas también son opuestas y en
discordancia entre sí.

En este escueto análisis se va a intentar examinar las


conjeturas, teorías y datos más verosímiles dentro de las más
aceptables y probables, para establecer un esbozo del origen u
orígenes del Druidismo.

Se enfocará desde un prisma racional, pero también desde una


capacidad de visión intuitiva y perceptiva, intentando una vez
más, hallar ese deseado equilibrio druídico entre ambas
realidades y cogniciones.

Es evidente, que para indagar en los orígenes de cualquier


espiritualidad antigua o moderna, también es adecuado
recorrer el itinerario de la historia de forma inversa para
acercarnos lo más posible a sus más verosímiles umbrales de
partida. De esta forma incluso, se hallarán por este camino
ca
retrógrado, otras influencias espirituales, que aún no siendo la
raíz principal del brote original y su posterior florecimiento,
sin embargo, su influencia quedará arraigada en su
idiosincrasia, formando posteriormente con éste, un solo y
homogéneo cuerpo.

Del origen del término “Druida”

Se debe desechar definitivamente la idea por la cual se sostiene


que el sistema druídico fue creado en Britania y luego
35
exportado, principalmente a la Galia, tal y como afirmó antaño
erróneamente Julio Cesar. Nadie a excepción de él, ni antes de
él, afirmó tal cosa.

Así como conviene saber que las morfologías actuales, como


“drouiz” en bretón, “druida” en castellano, “druide” en francés,
“druid” en inglés, “derwydd” en galés, y “draoi” en gaélico
moderno y otras, son traducciones adaptadas a cada idioma del
término latino utilizado por Julio César, “druis”, las cuales
fueron reconstruidas a finales del siglo XVIII, partiendo de
este término.

Sin embargo, la acepción más razonable, apreciable y


perceptible, se vincula mucho mejor a un antiguo término
céltico como “druwides”. Éste es, un vocablo compuesto que
se puede fragmentar en el prefijo “dru”, que posee según los
lingüistas un significado superlativo, y en “wid o uid”, que es
un raíz verbal cuyo sentido es “saber” que a la vez tiene sus
similitudes, con una raíz indoeuropea que evolucionó en otros
idiomas como el latín hacia la palabra, “videre, "ver", o como
en el idioma alemán progresó hacia el vocablo verbal “wissen”
con la idéntica acepción de "saber". (En la actualidad, algunas
órdenes británicas druídicas prefieren el término Druismo a
Druidismo).

En este sentido se podría decir, que el significado actual para


la palabra Druida, tiene un remota pero clara interpretación,
que sería “el muy vidente o el muy sabio”, lo cual por otra
parte, concuerda plenamente con las diversas actividades y
ocupaciones que ejercían.

A estas alturas de los conocimientos histórico-etimológicos, se


debería descartar por incorrecto el significado atribuido a la
36
palabra “Druida” como “el sabio del roble”, pues aunque
realmente fueron sabios del roble, del avellano, del tejo y de
todos lo árboles en general, dicho vocablo procede del término
griego “drus” que se traduce como Roble.

Este equívoco aún observable en algunos libros y en


numerosas páginas internáuticas que tratan sobre los Druidas,
se extendió desde la antigüedad, partiendo de una semejanza
lingüística y por el hecho comprobado de que el roble, ejerció
un protagonismo relevante en dicha espiritualidad, a través, y
en todos los tiempos.

Iniciada esta imprecisión lingüística por muchos autores


clásicos y mantenida por otros autores medievales, la
confusión etimológica se ha ido sosteniendo hasta llegar a
nuestros días.

Dicho desacierto está basado en unos textos del escritor y


enciclopedista romano Cayo Plinio Cecilio Segundo, que vivió
entre el 23 y el 79 de la EC, más conocido como Plinio el
Viejo, el cual en su obra “Historia Natural” Libro XVI, 249,
explica sobre los druidas:

"Se les denomina con arreglo a los árboles porque habitan


en bosques apartados". “Donde los druidas ofician al aire
libre en santuarios que son nemeton”, es decir, claros
sagrados.

En dichas frases, Plinio, no hace mención a los robles, sino a


árboles en general. Lo que concuerda con los conocimientos
que sabemos adquirían los druidas de todos los árboles y no de
uno sólo, por muy predilecto que éste fuese.

También escapa bastante del pensamiento celta, la idea de que


éstos eligieran un término griego, para designar a sus propios
37
sabios, máxime conociendo que estos poseían sus propios
lenguajes y conociendo que roble, en galo, se nominaba con el
vocablo “dervos”.

En gaélico se nominaba con la palabra “daur”, en galés se


denominaba “derw” y en bretón, la palabra “derv” nombra a
este árbol.

Por tanto, es lógico pensar, que en una lengua celta más


antigua que las locuciones célticas nombradas, existía
igualmente un término parecido para designarlo.

Por otra parte existe en diversas tradiciones y sociedades del


orbe planetario, mucho antes de la invención de la escritura, el
mito sobre el Árbol de Conocimiento o Árbol del Mundo.

Los celtas tampoco fueron diferentes a este respecto y su


“Bilios” o similar, según el área celta de la que se trate y como
simbolización de dicho árbol cósmico y por tanto del “Eje del
Mundo” (“axis mundi”), corrobora que los Druidas fueron y
son “los hombres y mujeres árbol”, “los muy sabios”, que
celebran y celebraron sus rituales y ceremonias en los
“nemetones” o claros sagrados de los bosques consagrados.

De todas formas, el Roble, árbol venerado de una forma


especial por los druidas y celtas y que fue elegido para las
construcciones funerarias de madera tanto en la cultura
Hallstatt, como en la posterior de la Tène, ambas celtas
primitivas, siempre tuvo unas simbolizaciones preeminentes
vinculadas a la fuerza y a la sabiduría. Por lo cual, el roble
siempre estuvo presente entre druidas y por ende, entre celtas,
representando la inmortalidad del alma, la eternidad y el
espíritu.
38
No en balde es el roble un árbol que puede pervivir más de mil
años.

En otro sentido, el término “vid”, “sabiduría”, lo encontramos


igualmente en la palabra sánscrita Vêda, que significa
precisamente Conocimiento.

Los textos védicos se transmitían oralmente por los brahmanes,


que estaban al servicio de sus tribus y sociedades de una forma
parecida a como lo estaban los druidas. Sus enseñanzas se
transmitían, en escuelas establecidas en las frondosidades de
los bosques, entre cuyas cogniciones y enseñanzas se incluía la
reencarnación del alma, igual como sucedía con la transmisión
de la sabiduría druídica.

Asimismo el nombre de la Estrella polar en sánscrito es Tarâ,


siendo un término cuya raíz “Tri”, significa "hacer atravesar",
o "hacer alcanzar la otra orilla". Tara es también una deidad
hindú y budista, Diosa igualmente de la Tierra a la que tutela,
y protectora ante los influjos y vibraciones de las energías
negativas. En sentido figurado es: "la deidad que hace
franquear el océano de las existencias”, siendo un principio
femenino de liberación, de perfección de la Sabiduría y
protector.

Tara era también el nombre que recibía la colina, la capital


mística y efectiva del reino de Meath o Midhe, hogar de
druidas y guerreros y de los altos reyes de la Irlanda celta,
considerada, como su propio nombre indica, el Medio o el
Centro protector de los cuatro reinos restantes, situados en
cada uno de los puntos cardinales. En ella estaba ubicada la
legendaria y mítica piedra “Lia Fail”.

Estos mínimos detalles y otros muchos paralelismos existentes,


que no se tratan en el presente y escueto capítulo, nos hacen
39
pensar que las vinculaciones, patentes y latentes, entre la
tradición celta y la hindú, entre los druidas y los brahmanes,
son derivadas ambas directamente y en bastante porción y
proporción de una Tradición Primordial común.

Por supuesto, no se pretende sugerir que el Druidismo derive


del Hinduismo ancestral, sino que ambos tienen un atávico
origen común, proviniendo ambos del mismo tronco y que esta
común Tradición Primordial, se mantuvo considerablemente
íntegra, expandiéndose y siguiendo el camino de las
migraciones indoeuropeas hacia la India por Oriente y otros
parajes como el actual Irán, donde posteriormente se originó el
zoroastrismo o mazdeísmo, y hasta Europa por Occidente, para
posteriormente evolucionar cada una adaptada a sus propias
circunstancias con múltiples esencias comunes, aunque
también con determinadas singularidades que las caracterizan
y las diferencian.

Un poco de historia

Como sabemos, el Druidismo se desarrolló mayoritaria y casi


exclusivamente entre los pueblos de cultura celta y posteriores
celtizados. Y como también sabemos, los celtas culturalmente
en sus primeras sociedades investigadas con seriedad y detalle
por los historiadores, están intensivamente vinculados, con la
Edad del Hierro en Europa, conocida como período Hallstatt,
sea éste Occidental u Oriental. Dicho período histórico abarca
aproximadamente desde el siglo VIII, hasta la primera mitad
del siglo V, antes de la E.C.

Recibió dicho nombre, merced a un emplazamiento de una


necrópolis descubierta por los arqueólogos, ubicado y hallado

40
en Austria cerca de la ciudad de Salzburgo, (Salzburgo=
ciudad de la sal).

Pero aunque menos detallado e indagado, pero resultando muy


verosímil, es que las tribus y pueblos identificados como
celtas, incluso pre-celtas, estaban muy dispersos por todo el
este y centro de Europa, durante un amplio periodo
comprendido entre el año 1300 a. EC., y el 800 a. EC, llegando
hasta la península ibérica en el siglo IX, antes de la EC,
especialmente a Aragón y Cataluña, donde también se les
conoce como el pueblo de los campos de urnas. Se
establecieron en poco número, pero coexistieron para
fusionarse finalmente con los autóctonos de la zona, íberos
especialmente.

En realidad, los orígenes celtas, como tales, hay que buscarlos


durante los finales de la Edad del Bronce (1200 antes de la
E.C) y en la cultura de los Campos de Urnas, (un grupo de
culturas caracterizadas por la cremación de los restos mortales
e inhumación de las cenizas en recipientes de cerámica),
datados sobre los finales de la edad del bronce.

De estos períodos, también tenemos sobrados y valiosos datos,


aunque no exhaustivos, e incluso a veces atrevidas hipótesis
arqueológicas e históricas sobre los celtas en general,
especialmente de Alemania Occidental y de Francia, pero no
así, de los individuos celtas que posteriormente serían
conocidos con el nombre de Druidas.

Las referencias escritas más antiguas que se conocen sobre los


Druidas con esta acepción, se fechan en el siglo II antes de la
E.C., y fueron hechas por Diógenes Laercio, un griego que
vivió en el siglo III de la E.C, haciendo referencia a citas de
segundas fuentes de otros escritores griegos que le
antecedieron.
41
Tal referencia escrita es la más antigua conocida, hasta la
fecha. Sin embargo, antes de dicha fecha los comentaristas
helenos, hablaron de funciones específicas de las castas
intelectuales celtas nombrándolas como “sacerdotes, antistites
y gutuaters”.

En cualquier caso, si los griegos conocieron en las fechas del


siglo II antes de la EC a los druidas, es lógico pensar que su
existencia, traspasando el ámbito local, ya venía de tiempos
anteriores, pues cualquier circunstancia cultural o espiritual
que puede arraigar en un pueblo, tribu o zona, y más en esas
prematuras épocas de las comunicaciones, precisa un tiempo
para su asentamiento, cohesión, posterior dispersión, difusión y
conocimiento por foráneos, si llega el caso. A este respecto
hemos de remarcar el hecho de que Herodoto en siglo V antes
de la EC, fue el primero que mencionó en sus escritos el
término “Keltoi”.

Por otra parte, sobre el origen de los indoeuropeos, grupo a los


cuales pertenecieron en su remota procedencia los celtas, aún
hoy en día se discute entre arqueólogos, lingüistas,
historiadores e investigadores en general, el tema del fenómeno
y los procesos de su aparición en la historia humana.

A grandes rasgos podríamos definir a estos mal denominados


también jaféticos (denominación bíblica debida a uno de los
tres hijos de Noé, Jafet, y de uso bastante extendido), como un
grupo de pueblos o tribus de una época prehistórica que
poseían una base cultural común que se expresó en sus
sociedades, en sus lenguas, en sus ideas religiosas, en sus mitos
y mitologías.

42
Y es en estas tres últimas esencias donde el presente capítulo
pretende de una forma condensada, hacer mayor énfasis.

Al parecer, la teoría más aceptada en la actualidad que se


apoya en los modernos hallazgos arqueológicos, integra a los
indoeuropeos dentro del periplo humano, en una época que se
englobaría entre los años 4500 a 3500 antes de la Era Común,
poseyendo éstos ya, conocimientos del cobre y del bronce,
ubicados en una zona que se encuentra en las estepas del norte
del Mar Negro, entre el río Dnieper y el río Volga, como
confirmó el arqueólogo M. Gimbutas.

Se sabe que hubo diversas fases de emigraciones indoeuropeas,


estimándose que las primeras de ellas fueron, las de los hititas
que se asentaron por Asia menor, y la de los pueblos que hoy
conocemos como griegos o helenos (aqueos,) que se asentaron
por la actual Grecia, y tierras al norte de ésta, Creta y
posteriormente también por la Costa de Asia Menor.

También se supone que entre los años 3000-2000 antes de la


EC., una nueva e ingente cantidad de individuos, emigraron de
la cuna original, y se conjetura que se asentaron primeramente
(hay polémicas históricas, sobre cuáles fueron los primeros
asentamientos), en zonas de Europa del Este como Hungría,
Austria, Bulgaria y Rumania, así como en los países
balcánicos.

Desde estas áreas, durante la edad de Bronce, realizaron


desplazamientos para asentarse de forma significativa en el
suroeste de Alemania, el este de Francia y parte de Suiza.

Posteriormente y desde aquí, durante los siglos VIII antes de la


EC. al V antes de la EC, estos celtas, protoceltas o pre-celtas,
abandonan la cultura de los túmulos, de los campos de urnas,
para entrar en la Edad del Hierro y paulatinamente en la cultura
43
Hallstatt Occidental u Oriental, empezándoseles
progresivamente a conocer o denominar como “Keltoi”,
asumiendo éstos, parte de las formas, ritos y costumbres
religiosas que hallaron en su periplo, en aquellas zonas que ya
estaban habitadas por otros moradores pre-indoeuropeos de la
cultura del bronce o megalítica, previos a sus asentamientos.

Aparte de los comentarios mencionados de Diógenes Laercio


que nombra a los sacerdotes de los celtas como druidas y los
ubica en el tiempo sobre el siglo II antes de la EC, podemos
hacer ciertas reflexiones o quizás meras intuiciones:

Tanto el historiador y geógrafo jonio Hecateo de Mileto (500


al 476 antes de la EC), como Herodoto de Halicarnaso (siglo V
antes de la EC), fueron los primeros en nombrar a esos pueblos
como “keltoi”. Efectivamente no citan a los druidas, pero es
fácil intuir que en dichas épocas ya los poseían debido a
conclusiones coherentes que se citarán a continuación.

Tal y como sabemos los celtas gaélicos o goidélicos llegaron a


Irlanda en una o dos oleadas invasoras. Podríamos especular, si
estos goidélicos llegaron desde España, habiéndolo hecho
previamente desde Egipto y más anteriormente desde Asia,
como narra el legendario “Libro de las Invasiones”, o de tierras
situadas a las orillas del mar Báltico, o si posteriormente los
celtas britanos llegaron a la actual Gran Bretaña desde las
tierras continentales, sean éstas cuales sean, en cuya isla ya
había otros pueblos quizás también celtas, o pre-celtas, (pictos,
íberos, ligures) de la edad del bronce, herederos o
descendientes de una cultura megalítica aún mas remota.

Pero lo que sin dudas podemos expresar, es que estas tribus


más o menos vernáculas, tenían algún tipo de religiosidad que
44
indudablemente transmitieron a los recién llegados en copiosas
dosis, adoptando los ocupantes, costumbres, ritos y
concepciones, y utilizando incluso, sus viejos, pero reveladores
santuarios y monumentos pétreos, como bosques, túmulos,
menhires, dólmenes, cairns y crómlechs, habiendo sido estos
últimos, ya construidos aproximadamente entre los años 6000
y 2000 antes de la EC., y utilizados consecuente y previamente
a su llegada.

Gradualmente, igual como hicieron en otros lugares, fueron


absorbiendo a los lugareños, a sus creyentes y místicos, todos
ellos descendientes de una variada gama de pobladores
neolíticos y megalíticos, y aportándoles al mismo tiempo su
propia espiritualidad que acabaría encumbrándose.

Un poco de Tradición mítica

Lo más probable es, que los goidélicos o gaélicos ya poseían


druidas a su llegada a la Isla. El mítico Amerghin, es tan solo
un ejemplo documentado en el mencionado, legendario y semi-
fabuloso “Libro de las Invasiones” que no tiene otra intención
que pretender racionalizar cristianamente los antiguos mitos
celtas y relacionar a éstos con los hijos de Noé.

Si los datos publicados en el libro son además de míticos,


históricos, ello, verosímilmente, nos sitúa por lo menos, en el
segundo período de la Edad del Hierro, en la cultura de la
Têne, sobre el año 450 aproximadamente, antes de la EC. Ello,
sin tener en cuenta, que en el mencionado libro, se cita,
anterior a Amerghin, a tres druidas Fios, Eolas y Fochmarc, de
la tercera invasión frustrada a la isla, con Partholon como guía
dirigente de la expedición.

Cuando los hijos de Mil o Milé, siendo poco numerosos,


lograron vencer y convencer a los Tuatha dé Danann en la
45
batalla de Taltiu, dicho triunfo, se intuye que solo pudo
asociarse a unos mejores métodos y procedimientos guerreros,
y siendo el período la Têne posterior al de Hallstatt, y el de
máxima expansión celta, superior culturalmente a éste.

Por otra parte, los mitos celtas irlandeses nos dicen, que
cuando llegaron los Tuatha dé Danann a la Isla Esmeralda,
mucho antes que los gaélicos, en su afán, función y labor de
invasores, instructores y tutores, aportaron muchas técnicas,
conocimientos y maestrías a los pobladores anteriores a ellos,
entre ellas, el Druidismo. Aportaron el Druidismo ciertamente,
pero tampoco lo innovaron, puesto que en sus ciudades míticas
o históricas de origen ya poseían druidas que les instruían:
Morfesa en Falias, Esras en Gorias, Usicias en Finnias y
Semias en Murias, según relata el “Libro de las Invasiones”.

Ya en esas épocas, los celtas y sus divinidades representadas


en los Tuatha dé Danann, a pesar de su estructuración tribal
básicamente indoeuropea y por tanto, patriarcal, heredaron, y
luego, legaron y transmitieron el concepto de una Diosa
Madre, como Dana, otorgándole la maternidad de todo su
panteón. Dana en lengua madre indoeuropea significa “aguas
del cielo”.

Probablemente, y no siendo un concepto básico indoeuropeo,


asimilaron perfectamente de los pueblos megalíticos y otros
del bronce con los que toparon en su deambular histórico, éstas
y otras nociones matriarcales, que fueron sin duda un hecho
diferencial ante todas las demás religiones indoeuropeas,
llegándolas incluso a desarrollar y perfeccionar, aplicándolas
socialmente a la vida mundana y en la relación con sus propias
féminas y reestableciendo cultos lunares en perfecto equilibrio

46
con los propios solares, como se manifiestan en sus cuatro
festividades mayores.

A este respecto, el Toro, un animal tan vigoroso, tan masculino


y viril, enamorado de la luna como recoge una canción popular
española, simbolizaba para los pueblos megalíticos con sus dos
pitones, la luna de cuarto creciente y la luna de cuarto
menguante. Era por tanto un ser lunar.

Es bien cierto, que las simbolizaciones atribuidas a dicho


animal por esas tribus megalíticas, les causaron a los celtas una
inconmensurable admiración y respeto.

Además, la regia y recia figura del animal, junto a sus bravas


cualidades aumentaron dicha fascinación y cierto fetichismo,
igual como les ocurrió a sus antecesores, y éstas fueron
plasmadas de diversas formas en el arte celta, como podemos
corroborar ante las esculturas figurativas de estos animales.

Tales esculturas abundan incluso en España, desde el Toro


ubicado en el pueblo español de Segura del Toro (Cáceres), los
Toros de Guisando (Ávila) o el de Villanueva del Campillo
(toro vettón), que es la representación más colosal (solo pesa
10.000 kilos) de un toro celta conservado en Europa, pasando
por los toros sagrados de tres cuernos o el célebre Tarvos
Trigaranus (Toro de las tres grullas) del altar de Paris, hasta los
relatos celtas irlandeses, siendo el más conocido, el popular
Táin Bó Cuailnge (Ciclo del Ulster), donde se narra el origen y
desenlace de una guerra entre el Ulster y Connaugth, por la
posesión del toro semental marrón de Donn.

Los celtas identificándose con la primigenia simbolización,


aportaron además, el equilibrio y la armonía de los contrarios u
opuestos, sol-luna, día-noche, masculino-femenino etc. El
macho e impetuoso toro conceptuado por los celtas, reunía y se
47
distinguía por esa conciliación, siendo un ser representativo del
equilibrio solar-lunar, día-noche y masculino-femenino.

Retomando el tema mitológico: Cuando los Tuatha dé Danann


llegaron a Eire, hallaron a los fir-bolgs (hombres bolsa), que
quizás fueran una tribu céltica emparentada con los también
celtas, belgas continentales. Los fir-bolgs se supone que aun
estaban en los finales de la Edad del Bronce, y fueron estos
Tuatha mitológicos, o si se prefiere, la tribu céltica histórica
que puedan simbolizar o encarnar a estos emigrantes que en
tiempos anteriores abandonaron las riberas danubianas, los que
probablemente introdujeron el hierro en Irlanda, utilizándolo
en buen grado para la fabricación de armas guerreras, merced a
las cuales pudieron vencer y doblegar a los fir-bolgs (¿belgas?)
y a los fomorianos(¿piratas?).

Por tanto, hay variados indicios e intuiciones que hacen pensar


que el Druidismo, aunque fuera en sus primeras fases como tal,
se remonta a una época tan temprana, como los inicios de la
edad del hierro, esto es, hacia el siglo VIII como mínimo, antes
de la Era común, y que por supuesto éste, no se originó ni en
Irlanda, ni en Gran Bretaña.

La cuestión megalítica:

Aunque la datación de los inicios del Druidismo no es algo


capital, ni de relevante importancia para los seguidores
druídicos, si lo es, conocer que cuando los celtas se
establecieron en Irlanda, Gran Bretaña, Galia, y en definitiva,
en casi toda Europa, como se ha mencionado, hallaron diversos
pobladores anteriores a ellos y entre éstos, a los restos,
48
legatarios o descendientes de una antigua, pero sabia cultura
megalítica de variados pueblos como ligures, íberos, etruscos
etc., que les brindaron la oportunidad de mejorar sus técnicas y
conocimientos en diversas áreas, así como ahondar y aprender
de la espiritualidad que éstos mantuvieron durante siglos,
asociadas a rituales indígenas y convicciones metafísicas,
algunas más y otras menos sofisticadas, que las que
introdujeron los celtas ocupantes.

También ha quedado establecido arqueológicamente que


cuando las avanzadillas celtas o los primeros celtas llegaron a
las tierras occidentales de Europa, encontraron poblaciones
autóctonas que mantenían algún tipo de sacerdocio, rituales
litúrgicos y monumentos megalíticos majestuosos.

Estos indígenas europeos o establecidos con anterioridad a la


expansión celta, poseían un alto grado de religiosidad y de
culto. Existen teorías que afirman que un Druidismo
incipiente, o aún poco desarrollado, fue el que conquistó a los
celtas, siendo una espiritualidad original de los pueblos
absorbidos por éstos y que dadas las habilidades sumamente
imaginativas celtas, éstos lo asimilaron, aportando sus
conceptos mitológicos predominantemente indoeuropeos.

Tal es el caso del amplio panteón celta indoeuropeo, que


difiere del concepto megalítico original en que éste, no
imaginaba a sus deidades como los celtas en su controvertido
politeísmo, siendo para éstos últimos entidades emanadas de
una Primera Fuente Suprema, (¿Dana?) con atributos
diferenciadores entre ellos, sino que ríos, lagos vientos,
montañas, pozos, árboles y especialmente las piedras eran
encarnaciones de las fuerzas o energías divinas inmateriales y
sobrenaturales, que honraban y adoraban (animismo).

49
Los celtas, no obstante, asimilaron estos conceptos y aportaron
además, los suyos propios, configurando de esta manera una
peculiar combinación, entre animismo, panteísmo, politeísmo,
henoteísmo y monismo, propia del Druidismo.

Incluso es más que probable que muchos celtas e individuos de


los pueblos absorbidos, al margen del Druidismo, mantuvieran
esa religiosidad megalítica, más plagada si se quiere de
supersticiones, de rituales notorios y públicos y de prácticas
exotéricas y de ancestrales conceptos, mientras que lo Druidas
ya celtizados, evolucionaban hacia posturas más esotéricas,
más filosóficas, más racionalistas y también más metafísicas.

Incluso, en el Druidismo actual, se puede deliberar y explicar,


sin paradojas conceptuales, un politeísmo trinario y/o
henoteísta, y a la vez debatir sobre animismo, monismo o
panteísmo.

Se puede aglutinar y combinar la razón con la intuición, el acto


ritual y ceremonioso con el estudio y el conocimiento, la
espiritualidad con la ciencia, la teoría con la práctica, sin que
predomine ninguna, sino buscando el equilibrio entre todas
ellas.

Existe otra hipótesis interesante, que afirma que el Druidismo


fue una religión extendida por Europa, desde el Báltico hasta
Gibraltar, pero que solo floreció en aquellas áreas donde a la
vez, se dieron y combinaron celtas y constructores megalíticos.

Los gigantescos monumentos funerarios o astrológicos en


piedra, alineados según determinados patrones, al estilo de
Stonehenge, Averbury, Carnac, New Grange, los Talaiots
baleares etc., son testimonios de que en un amplio período
50
comprendido entre el año 6000 y 2000 antes de la EC, mucho
antes incluso que las magnas pirámides, una cultura del
neolítico, conocida como cultura megalítica que se expandió
por Europa y África del Norte, especialmente por sus litorales,
se hizo un hueco en la historia de la humanidad destacando por
sus conocimientos avanzados en la aritmética, geometría y
arquitectura.

No en balde muchos dólmenes que perduran aún hoy en día,


permaneciendo en pie, tras años de erosión y de demolición
humana o natural, fueron unas estructuras representativas de
esta cultura que soportaron a muchos túmulos sobre sus
esqueletos.

La piedra, en este tipo de antigua espiritualidad, era concebida


como el primer asilo del alma humana tras el fallecimiento de
la materia. El fallecido se devolvía a la Tierra y sobre éste se
depositaba una lápida, losa o placa pétrea, que recogía su
espíritu para luego liberarlo hacia las estrellas.

Los menhires apuntaban hacia el cielo, erectos y sujetos a la


Tierra, señalaban la dirección que debía tomar el alma.

Los Druidas siempre enseñaron estas y otras cosas, pues


también ellos emplearon monolitos y bloques pétreos de
diversos tamaños para señalar sus “Nemetones”, para indicar
lugares específicos de fuerzas telúricas o para marcar
determinados caminos y senderos.

Ellos aprendieron de las piedras, lo que las piedras revelaban al


ser humano de una forma absoluta. Siendo la roca una entidad
milenaria, tan perdurable, que almacena en su interior siglos y
siglos de conocimientos, de sabiduría, evidenciando la
condición perecedera de los seres humanos.

51
La roca, la piedra, el mineral, no fueron concebidos como
materia inerte, no fueron, ni son masas insensibles, pues los
Druidas aprendieron que albergan una energía supra-natural
que proviene del cosmos.

Aunque inorgánicas comparadas con el mundo animal, poseen


una conciencia molecular, una fuerza de cohesión que
mantiene unidas sus moléculas y átomos, y ello es lo que les
otorga solidez. Siempre han estado ligadas al ser humano, no
en balde somos los humanos blandas piedras parlantes, con
una morfología compuesta e integrada por numerosos
minerales. Minerales y elementos que combinados con el
líquido de la vida; el agua, conforma nuestro organismo.

Esta piedra pensante que es el hombre ha utilizado a las otras


piedras durante milenios, para su curación, para su cobijo, para
su adorno, para su defensa, para sus dotes creativas, para su
expresión en la escultura, para su arte, para su comunicación,
etc., aunque a veces también las ha empleado, demostrando
poca sabiduría para conseguir riqueza material, muchas veces
totalmente ególatra.

Existe una dimensión en la que todo está vivo, una longitud de


onda en la que todo vibra y tiene movimiento. Todas las cosas
de este planeta hablan de ese Devenir, de esa gran sabiduría
cósmica.

La legendaria y mítica Lia Fail, ubicada en la Tara céltica


representó, entre otras simbolizaciones, lo sagrado y la
inmanencia de todo lo que puede existir y expresarse en los
diferentes niveles de la realidad, así como la confirmación por
la Madre Tierra, simbolizada por la piedra, que el pretendiente

52
a rey, era merecedor de asumir las responsabilidades de
gobernar con ahínco y acierto a su pueblo o tribu.

A estos pueblos arcaicos, los celtas y el Druidismo en general,


deben además, la aportación de unas divinidades tan antiguas
como Cernunnos, de frecuente aparición arqueológica con las
piernas cruzadas en la posición yóguica de semi loto, o como
Borvos (Bormo) incorporados al panteón galo. O deidades tan
polifacéticas como el mismo pan-céltico Lugh, herencia de
otro Lug de las tribus ligures, o la deidad gala Belisama, más
conocida posteriormente como la Lucina romana y galo-
romana, matrona de los nacimientos, vinculada a la
fecundidad, con serios indicios de haber derivado
ulteriormente hacia la Mère Lucine (onomatopeya Merlusine)
que sería el hada “Melusina”, protagonista de los posteriores
cuentos franceses, ingleses o alemanes sobre ésta.

Tanto Lugh como Belisama se hallan, como deidades, muy


vinculadas a la conocida y famosa Cueva o Gruta de Lourdes.
Este lugar, cercano a los Pirineos franceses, es atravesado por
líneas de fuerzas telúricas, que conferían y confieren unas
subterráneas y fluyentes aguas virtuosas y sanadoras, que en
tiempos remotos fue un emplazamiento de veneración al Dios
Lugh o a la Diosa Belisama/Lucina.

Lourdes es una palabra de origen euskera, que se vincula con


Lorde que significa altura rocosa o roca alzada (¿túmulo o
menhir?). También existe la hipótesis que la palabra esté
vinculada a “ur”, que en lengua euskera (vasco) significa agua.
Lourdes fue una villa celta fortificada remotamente y la gruta
que hoy la caracteriza es denominada, desde que existe el
francés como idioma, como la gruta “de Massabielle”. Existe
un curioso juego de palabras entre Bellissamae (latinización en
genitivo, declinación como rosa-rosae) y Massabielle, como
recalca un investigador de los celta y lo druídico, llamado
53
Patrick Giuliano, pues ambas palabras contienen las mismas
letras, en orden diferente. ¿Casualidad o causalidad?

¿Qué hay de los egipcios?

En síntesis, Egipto fue una de las primeras zonas paganas por


excelencia, repleta de dioses, de simbolismos espirituales, tales
como la alegoría de la Divina madre Isis y su sagrado hijo
Horus, como de monumentos sublimes, de enseñanza
metafísicas, éticas, teológicas y cosmológicas y todo ello
derivado de épocas mucho más ancestrales. Los egipcios y sus
castas sacerdotales, sin duda influyeron en todos esos pueblos
megalíticos mencionados, aportando diversas creencias y
convicciones religiosas, siendo la más notoria, el tránsito tras
la muerte física de las almas al Otro Mundo, tuteladas por
deidades lumínicas.

Pero incluso en el Druidismo, podemos hallar rastros que nos


conducen a discernir sobre la influencia egipcia en la
espiritualidad druídica, como son:

- El influjo y crédito social de los sabios que componían


las esferas sacerdotales.

- La confrontación entre los elementos estructurados


simbolizados por Horus y los caóticos de la creación
simbolizados por su hermano Set, dentro de la
simbología egipcia, y dentro de la celta, la similitud
entre los Tuatha dé Dannan y su líder Lugh, en
contraposición a los Fomorianos y su líder Balor,
abuelo de Lugh.

54
- La similitud entre el dios egipcio del Nuevo imperio
Amón-Ra, posteriormente “Atum-Ra”, el cual
simbolizaba la concepción abstracta de una divinidad
con múltiples funciones, con el Henoteísmo e incluso
con un monismo polifacético y heterogéneo de las
concepciones druídicas sobre una Divinidad Absoluta,
impersonal y abstracta, innombrable e incognoscible.
Es similar al concepto del Netjer egipcio que conceptúa
una estructura de muchos dioses que derivan de una
Gran Fuente Divina. Uno y muchos, muchos que son
uno. De esta manera, la unidad divina se manifiesta, en
el Universo, a través de la multiplicidad.

- La semejanza entre la tríada de Amon-Min-Kamutef el


dios primigenio y creador que se engendró así mismo,
responsable de la continua renovación de mundo, como
máximo soberano de todos los dioses e insuperable
deidad de las esferas terrestre y celeste, con la
concepción druídica de las hipóstasis del Todo druídico
y sus funciones.

- La costumbre de los oráculos, dirigiéndose a los dioses


solicitando consejos, revelación, manifestación o una
resolución. Los oráculos se presentaban a una divinidad
concreta por mediación de los sacerdotes como
mediadores. Las revelaciones se exteriorizaban
mediante la inspiración e intuición de la anuencia
divina al sacerdote o al druida, el cual anunciaba su
dictamen. Podía aplicarse tanto a asuntos públicos,
como a cuestiones particulares muy variadas.

- El concepto egipcio del Ka, paralelo al concepto de la


inmortalidad del alma y del espíritu de los druidas, que
atañe a la esencia espiritual de las deidades y de los
55
humanos, conceptuándose además como factor
elemental de las fuerzas generadoras y vivificantes y
símbolo de la vitalidad interrumpida que se transmite
de generación en generación.
El alma o el Ka, sobreviene en el momento del
nacimiento y sigue existiendo en el más allá después de
la muerte física.

- Ese Otro Mundo, hacia el cual afirmaban iban los


fallecidos, como una especie de prolongación de sus
vidas presentes, donde hallaban a familiares y amigos e
incluso, donde se podían realizar aventuras y tareas
parecidas al mundo de los vivos.

Los paralelismos son múltiples y existen muchos más,


pero sirvan los indicados, a modo de ejemplo para
poder vislumbrar las analogías esenciales entre ambas
espiritualidades.

La conexión con los Magos:

Sobre el mazdeísmo o zoroastrismo mencionado en los


iniciales párrafos de este capítulo, siendo una reforma
localizada, especialmente en la antigua Persia de la antigua
religión indoeuropea, es preciso decir, que también influyó
sobre el Druidismo de específicas maneras, difundiéndose
desde concretas áreas y hallando su máxima expansión durante
el auge y expansión del Imperio persa.

La reforma mazdeísta, a la religión global indoeuropea, aportó


más elevados conceptos sobre la Divinidad Suprema, sobre la
inmortalidad del alma, sobre el respeto inmenso hacia la
56
Madre Naturaleza en conjunto, y especialmente hacia los
animales y las plantas, pronunciando planteamientos que hoy
denominaríamos como ecologistas, sobre el hombre y su
posición en ésta. Relegó la adoración de imágenes,
mostrándolas como simbolismos de la Divinidad Suprema,
rechazó la idolatría y supo encontrar la diferenciación entre las
imágenes y la etérea sustancia divina y abstracta que éstas
representaban. Conservó y avivó el culto al fuego y al Sol de la
vieja religión indoeuropea, como expresión y simbolización de
la fuerza divina, de la espiritualidad y de la purificación,
siendo los famosos Magos, la casta sacerdotal y sabia, de esta
antigua religión.

No hace falta incidir en el influjo que ésta reforma provocó en


la vieja religión y en el Paganismo euroasiático en general, y
su influencia consecuente en el Druidismo.

Todo lo expuesto entra de lleno en las concepciones druídicas,


y numerosas veces los autores clásicos se refieren también a
los Druidas como Magos, en el sentido de su acepción original
como orden místico-espiritual de sabios, que tuvieron
conocimientos, concepciones y rituales análogos o parecidos a
éstos.

Si bien estas analogías se remarcan, también es preciso señalar


las diferencias existentes entre Druidismo y Mazdeísmo,
puesto que fue la religión mazdea, la primera que planteó un
monoteísmo dualista, un pecado original, una resurrección de
los muertos, la necesidad de un acto humano como es la
confesión de los pecados, la guerra religiosa o sagrada, para
extender el culto mazdeísta, la creación de la mujer y del
hombre al sexto día de la génesis del mundo, etc., siendo estas
últimas ideas copiadas por el Judaísmo, Cristianismo y en
menor medida por el Islamismo. El Druidismo, concretamente,
se aleja enormemente de estos últimos postulados.
57
Pero muchos seguidores del Druidismo saben, que una parte
importante de los orígenes de su propia Espiritualidad, hay que
buscarlos aún mucho más atrás, cuando los primitivos
cazadores-recolectores, concibieron a la Naturaleza como
atributo de la plenitud del Ser y cuando enormes
aglomeraciones de bosques, repletos de encinas y robles
tapaban los cielos de esa Europa antigua. Intuimos que de esta
fase, que pudo haber persistido cientos o mil años, se
desarrolló y dispersó la admiración y posterior veneración por
los árboles y la predilección por el Roble. Y es cuando
intuimos de nuevo, que los primeros devotos y discípulos de
estos árboles llenos de sabiduría mística, hicieron aparición.
Estos discípulos y estudiosos de los robles y de los árboles en
general, fueron los primeros Druidas, aunque lo fueran con
otra designación, ya que, lo realmente importante, no es el
apelativo o el calificativo, sino la espiritualidad y
conocimientos que obtuvieron, mantuvieron y transmitieron a
las propias, y futuras generaciones.

Ciertamente la veneración que éstos mantuvieron y mostraron


posteriormente por el Roble en concreto, no fue exclusiva de
ellos, sino una creencia capital que se hizo extensiva a otras
religiones de la familia indoeuropea primitiva.

Los orígenes Chamánicos:

Otro poco de historia:

El Chamanismo es la práctica espiritual más extendida que se


conoce de la antigüedad. Existieron y aun hoy existen
chamanes en los cinco continentes del planeta, y Europa
obviamente, no fue una excepción.

58
Los orígenes del chamanismo se hunden en la noche de los
tiempos y en la prehistoria humana. La palabra usada actual e
internacionalmente "chamán" tiene una procedencia del idioma
chino manchú-tungús, que se habla en el noreste de China
actualmente, emparentada con el idioma tungús que se habla
en el este de Siberia e incluso en Manchuria y dicha palabra
llegó a un conocimiento internacional a través del idioma ruso.
En el idioma tungús más arcaico, que actualmente recibe el
nombre de idioma “evenk”, hablado por los “evenks”, el
vocablo saman (chamán), procede del término verbal “scha”,
cuyo significado es de nuevo “saber”.

Por tanto un chamán en su acepción original, es “un sabio” o


“el que sabe”. Otros lingüistas afirman que la palabra proviene,
una vez más, del sánscrito “srama” y que de éste, saltó al
manchú-tungús.

Es menester aclarar, que el sánscrito es un idioma arcaico, en


el cual están escritos los textos védicos y fue el lenguaje
sagrado de los brahmanes. Dicho idioma deriva del más
remoto aún, indoeuropeo.

En cualquier caso y geográficamente, se puede fijar el origen


del chamanismo en esta zona central asiática, de Siberia-
Manchuria, y con el paso del tiempo, y en su evolución desde
la prehistoria humana, se expandió vía estrecho de Bering
hacia las tierras del Norte de América, con su paulatina
dispersión por todo el continente. Dicha propagación también
se proyectó hacia otras direcciones y es de esta manera,
desplazándose hacia el oeste, atravesando Eurasia, llegó al este
de Europa, y siguiendo el mismo curso que las posteriores
migraciones indoeuropeas, se propagó por el resto del
continente.

59
De la misma manera como aconteció en el continente
americano, el chamanismo se propagó por toda Europa, con
mayor o menor incidencia según los lugares.

El Chamanismo en este continente, se registra ya en épocas tan


tempranas como la del período del Paleolítico Superior,
hallándose acoplado a las comunidades de cazadores-
recolectores, donde los estilos de vida de éstas, chamanismo
incluido, tenían muchos paralelismos con los propios de los
antiguos amerindios, polinesios, siberianos, inuits, australianos
y africanos.

Las más recientes teorías sobre lo que viene denominándose


cuevas o grutas prehistóricas apuntan en este sentido. Los
hallazgos tanto de herramientas rituales, como de las famosas
pinturas rupestres obedecen a la visión de un mundo simbólico
chamánico de esas épocas, donde la iconografía antropomorfa
o mixta, concierne a diferentes grados del viaje extático típico
de los chamanes a través de los tres mundos.

Otras de las evidencias destacables en dichos descubrimientos,


asocian el chamanismo al género femenino, solo transfigurado
paulatinamente con la aparición del patriarcado, que lo fue
reemplazando por chamanes de género masculino, en mayor o
menor grado según la obstinación de sus jerarquías.

A este respecto, los celtas como todos los indoeuropeos eran


patriarcales y el Druidismo que se desarrolló entre ellos, logró
por un lado absorber las técnicas chamánicas y por otro lado,
también las modificó. O si se prefiere, los celtas moldearon a
su estilo, el chamanismo que encontraron en los pueblos
megalíticos que fueron conquistando o absorbiendo.

60
Un estilo celta, donde la mujer no fue relegada a mero objeto
sin apenas derechos, sino que contrariamente fue considerada
el valioso miembro vital y complementario para el buen
funcionamiento del clan y de la tribu.

Lógicamente, el chamanismo en Europa se instaló mucho antes


de las incursiones y asentamientos de los pueblos
indoeuropeos, del cual se impregnaron en mayor o menor
medida. De esta manera, podría hablarse de un chamanismo,
ligur, etrusco, íbero y después de un chamanismo celta, griego,
romano, germánico, escandinavo y eslavo entre otros.

Posteriormente el chamanismo quedó incluido, en diferentes


grados, en las formas de espiritualidad o religión que fueron
desarrollándose paulatinamente. Y por ello, es procedente
anotar, que usos, rituales, hábitos y ceremonias chamánicas
usaron casi todos los pueblos indoeuropeos desde eslavos, uro-
altáicos hasta germanos, pasando por celtas, helenos y latinos y
hasta otras tribus esparcidas por la Europa del Norte de incierta
procedencia indoeuropea.

Por tanto, no es una exageración afirmar que el chamanismo


fue un proceso y fenómeno que se expandió por todos los
continentes, y por tanto una manifestación y expresión
espiritual de ámbito internacional que incluso aún perdura en
determinados ámbitos y se reaviva con fuerza.

Por ello cuando se habla de chamanismo celta, éste queda


circunscrito dentro del Druidismo, y dentro de éste,
específicamente en las prácticas de los druidas vates, en la
filosofía y cosmovisión de los druidas bardos y en los rituales
de los druidas sacerdotes.

Los orígenes Chamánicos del Druidismo:

61
No resulta difícil llegar a la deducción, por la que se puede
afirmar que los primitivos e incipientes druidas en sus
contextos geográficos e históricos, fueron también homólogos
y equivalentes a los chamanes siberianos, es decir, chamanes
celtas, como así afirman numerosos analistas e historiadores,
lo cual se evidencia y se hace mucho más perceptible
conforme se estudia en profundidad el propio Druidismo.

Aunque ciertamente conocemos perfectamente, que los druidas


en sus concepciones, prácticas, pautas y rituales, no solo
aplicaron los considerados como propiamente chamánicos,
sino que evolucionando gradualmente ampliaron todos ellos,
coordinándose como un tronco y raíz sacerdotal.

La principal y casi única diferencia estriba en el hecho de que


los chamanes como tales, no se organizaron, ni organizan en
asociaciones con fines espirituales o rituales, como los hicieron
los druidas y otros tipos de sacerdotes europeos.

No resulta para el investigador, demasiado complicado


observar y entrever esta herencia con cuantiosos principios,
elementos, factores y ritos, propios del chamanismo que se
desarrollan y consuman de una forma análoga dentro del
Druidismo

A la vez, desarrollaron otros conceptos más complejos, nuevas


pautas y técnicas, y diversificaron sus conocimientos en
diferentes áreas ya que también fueron conocidos y acreditados
como bardos, vates, y específicamente alcanzaron otras cotas
de sabiduría.

Socialmente, rebasaron las competencias puramente


chamánicas y llegaron a ejercer como jueces autorizados en
62
litigios públicos o privados, filósofos y pensadores acreditados,
historiadores confirmados, médicos responsables y
preventivos, educadores de la juventud consagrados,
consejeros de reyes, artistas acreditados, vaticinadores
confirmados, teólogos y hasta guerreros, etc. Justo por ello, el
chamanismo celta enmarcado dentro del Druidismo adquiere
un matiz singular.

No obstante, es de justicia histórica indicar, que los chamanes


en algunas sociedades, fueron también teólogos, protectores
del clan o tribu, pensadores prestigiosos y poetas, además de
sanadores, adivinos y sacerdotes.

La Concepción y Percepción del Universo chamánico

Existen muchos tipos de chamanes, igual que existen muchas


clases y estilos de druidas, pero en general, la mayoría piensan
que esta vida y este mundo no son más reales que el mundo de
los sueños o que los mundos y dimensiones paralelas.

Para ambas corrientes, los seres humanos son esencialmente


espíritus. Algunos chamanes tienen una noción imprecisa,
ambigua o vaga sobre la reencarnación, otros, sin embargo,
como los chamanes que se incluyen dentro del Druidismo
contemporáneo, creen que los seres han encarnado y que
probablemente lo seguirán haciendo para seguir aprendiendo y
ascendiendo anímicamente. Piensan que aunque el ser humano,
pueda vivir setenta, ochenta o noventa años, en este mundo,
vida y planeta, incluso, repetir dichos períodos en otros
tiempos venideros, realmente ello es insignificante comparado
con los períodos espirituales, que la existencia del ser
permanece siendo una energía con conciencia. Dicho de otra
forma, que pasamos más tiempo (tiempo tal y como lo mide el
ser humano, obvio) desencarnados que encarnados. Por ello se

63
piensa, que nuestro verdadero hogar, que nuestro origen, se
halla en el cosmos, en el Universo.

Por ello, la Cosmovisión chamánica preside todas las


actuaciones del chamán y ésta sobrepasa la concepción
ordinaria por la que se piensa en un Universo determinado,
limitado, inmutable y temporal, diferenciándose de esta
concepción por la experiencia extática personal, y por tanto,
subjetiva, de franquear el tiempo concebido linealmente y
superar mentalmente esta tercera dimensión.

Traspasar dichos límites supone una percepción excepcional


donde la conciencia ha alcanzado un nivel de ampliación poco
común, logrando además captar y distinguir la energía de los
cuerpos, campos y vórtices energéticos.

Una clarividencia adquirida mediante el entrenamiento del


hemisferio del lado derecho del cerebro. Una técnica que sirve
para que la mente también se acostumbre a captar otras facetas
de la realidad. Aspectos que permanecen invisibles para el
común de los mortales y que son mucho más sutiles e insólitos
que los cotidianos, pero que en un tiempo remoto el ser
humano era capaz de entrever y experimentar mucho más
frecuente y fácilmente que ahora.

El chamán cree que todo lo que pertenece a esta dimensión es


apenas un fragmento de la Realidad Completa, ya que ésta
existe en una trama y contexto tan extenso y vasto, que se
involucra con otros planos menos densos, creando al unísono
un vínculo entre esta realidad parcial o fragmentada y la
realidad de los otros planos.

64
No es que piense que esta tercera dimensión sea una
entelequia, sino que es una visión parcial, en cuanto que
nuestra mente y conciencia se muestran incapaces de percibir y
explorar más allá de esta realidad sensorial.

Con dicha trascendencia sensorial, puede ir aumentando el


grado de percepción y de la conciencia, y por tanto, tener cada
vez más, una visión holista más ampliada de los diferentes
planos y dimensiones que componen la Realidad Completa
Universal.

Y ello es tan evidente en las prácticas chamánicas, que casi


todas sus intervenciones en el mundo tangible y material, han
tenido previamente una intervención en otros planos, como
ocurre en el tema de la sanación, donde el chamán, apoyándose
con técnicas de modificación y exaltación de la conciencia, de
proyecciones astrales y de sus guías de poder, primero
armoniza los cuerpos sutiles de los organismos afectados que
son reflejo en otro plano de los físicos, para que como
repercusión imbricada en este plano, el órgano físico afectado,
también sane.

Por ello la cosmovisión chamánica es mística y al serlo, es


espiritualmente subjetiva e intransferible, ya que toda
experiencia anímica es intrínseca a la persona que la
experimenta, siendo confuso expresarla con palabras, y por
ello, muchas veces se recurre al símbolo y al mito para poder
interpretarla.

Esa misma concepción del universo chamánica, revela que la


realidad Absoluta, porque es absoluta es Una, y por ello
nuestras limitadas verdades y realidades también forman parte
de esa Realidad Completa, de la misma manera que nuestro
espíritu, siendo único y uno, está relacionado, conectado y

65
formando parte de un conjunto mucho mayor, el cual en
esencia, también forma parte del Gran Espíritu.

Es una cosmovisión que rebate el dogma monoteísta por el


cual se interpreta que Dios y el resto del Universo están
separados, siendo dos principios distintos. El chamanismo
enseña que Dios o como se prefiera llamar, no está fuera del
Universo, sino que es y por tanto, también se encuentra en
cada parte del Cosmos, tanto en las múltiples dimensiones del
Universo externo a nosotros, como en todos los espacios del
universo interno de cada ser. Un concepto considerado sagrado
que además incluye el entendimiento que nada en él es
aleatorio, pues existe un orden armónico con su
correspondiente equilibrio.

Tanto en el chamanismo en general, como en el celta, esta


clarividencia sobre otros planos de existencia, le ha llevado a
tener la certeza sobre la existencia de un Eje Central sagrado
que distribuye la realidad en tres, a veces cuatro, niveles
primordiales.

Para poder comprender dicho concepto de varias dimensiones,


es preciso que el escéptico abra su mente y acepte al menos, la
posibilidad de la existencia e imbricación de otros planos o
dimensiones con éste. Sería aconsejable que dejara por un
momento a un lado, la idea, casi dogma en nuestros días, del
patrón “cientifista” del espacio-tiempo lineal y de la existencia
solo de tres dimensiones.

No es pedir mucho, cuando ya la física cuántica intuye y


conjetura sobre la existencia de múltiples dimensiones y de un
espacio-tiempo en espiral, donde pasado y futuro solo existen
como acontecimientos comprensibles en nuestra forma de
66
percibir la realidad, para un hemisferio izquierdo cerebral
humano, magnificado.

En el chamanismo celta, ese Eje central o “Axis Mundi”,


habitualmente es un árbol mítico y simbólico, a veces tangible,
y en otras ocasiones invisible, que solo con la conciencia
exaltada y a través de él, se logra tener acceso a los tres
niveles, mundos o reinos esenciales, que dependiendo de la
tradición y herencia raíz del chamán, recibe unos u otros
nombres.

No obstante, en ciertos chamanismos como el celta, también se


puede acceder a esos otros mundos, a través de grutas,
portales, puertas, cuevas, lagos, puentes, y vados, sean éstos
reales o simbólicos, especialmente en épocas concretas,
cuando se considera que el velo entre los mundos es más tenue
y se tiende un puente alegórico entre ambos, donde se señala el
camino a seguir, para aquellos que quieran y estén preparados
espiritualmente para franquearlo.

Cuchulainn es uno de esos personajes míticos celtas, que debe


atravesar un puente mágico, no exento de peligros, para
acceder a Otro Mundo o Dimensión, donde sus instructoras
lideradas por la legendaria guerrera Scatagh, le esperan para
iniciarse en las artes de toda índole, incluidas las marciales y
las mágicas.

Así pues, no todo chamán, sin esfuerzo e inmediatamente,


tiene la facultad para acceder a ese Eje central u otra frontera
entre los mundos básicos, pues este pasaje se halla repleto de
obstáculos o custodiado numerosas veces por un espíritu
animal mítico, como puede ser un dragón.

Es preciso negociar, exponer las intenciones y solicitar la


asistencia y servicio de ese espíritu guardián, para poder llegar
67
a la base misma del Eje del Mundo o penetrar en la gruta o
túmulo, y así poder acceder a otros planos de la Realidad.

Allí podrán adquirirse conocimientos, comprensiones,


instrucciones y capacidades, que de regreso al escenario de la
vida en este plano, servirán a las distintas funciones
chamánicas.

Así pues el chamán despunta como un mediador entre una


realidad y otra, entre un plano material y otro espiritual, entre
el mundo ordinario y el mundo extraordinario.

Estos viajes astrales, o si se prefiere, chamánicos, tienen como


punto de partida el estado de trance o de éxtasis, que se
consiguen por diferentes medios, desde los cánticos, las danzas
sagradas, las resonancias de los tambores, pasando por estados
profundos de interiorización y meditación, hasta llegar a la
ingestión o toma de sustancias, plantas de poder o bebidas
consideras sagradas.

Dichos trances, experiencias extáticas y visiones, han sido los


estados sublimados de muchos personajes célebres,
considerados iluminados, desde profetas y fundadores de
grandes corrientes filosóficas, espirituales y religiosas, como
Buda, Lao Tsé, Yaladín Rumi, los sabios visionarios de los
Vedas, Mahoma, etc., hasta los personajes místicos del orbe
cristiano como los llamados Juan de la Cruz o Teresa de Jesús.
Y ello en todas las épocas hasta la llegada del movimiento
racionalista y empirista de hace tres y cuatro siglos cuyos
máximos exponentes fueron en la posición racionalista:
Newton, Leibniz y Descartes, y por el lado empirista David
Hume y John Locke.

68
Unos estados extáticos que incluso se pueden alcanzar
mediante la culminación orgásmica del acto sexual. En la cual,
a través de la energía liberada y una vez reinvertida y/o
canalizada adecuadamente, puede originar una modificación de
la conciencia de los implicados, que puede ser tanto breve,
como de permanencia indeterminada, pero que en ambos
casos, se caracteriza por transformaciones transitorias en la
percepción del propio ser, en la apreciación del paso del
tiempo, así como en la experiencia de sentirse fuera del
cuerpo, en algún lugar simbólico o simplemente flotando.

Todos los chamanes fueron y son sanadores

Y consecuentemente los chamanes celtas, es decir los druidas,


los cuales entre sus variadas funciones también tenían como
labor la sanación, concentrándose los estudios y las prácticas
sanadoras en la esfera de atribuciones de los vates.

Efectivamente, corresponde al ámbito del vate, y del druida en


su acepción general, la vocación al servicio de los demás y
consecuentemente, la prevención y las técnicas terapéuticas, y
no tan solo del cuerpo, sino de la mente y del alma, en una
concepción holista de la salud, tal y como la entienden y
realizan tanto el chamán como el druida.

Una de las claves y evidencias del éxito de la curación


chamánica es la transferencia de energía vibratoria y de ondas
sonoras desde el sanador chamánico hacia la persona afectada
por alguna dolencia física, dolor anímico o sufrimiento mental.
Ya que el chamán tiene la certidumbre de que en el Universo
todo vibra, por tanto, como reflejo, cada órgano y célula del
ser posee una resonancia particular o vibración, que cuando
cae enfermo se trata de armonizar, además de con otras
técnicas también, mediante sonidos y cánticos adecuados.

69
Asimismo se considera que cuando un miembro o porción del
ser enferma, deja de recibir energía vital suficiente, tanto del
resto del cuerpo, de los calderos o vórtices energéticos, de los
meridianos, como del exterior.

El chamán entonces, pretendiendo quitar la obstrucción


energética que impide que la energía sutil circule o intentando
sanar la ruptura del flujo, procede también a sanar al sujeto
afectado primeramente en el plano etérico, donde en la
estructura energética del ser integral, cada órgano físico posee
su doble. Al sanar a éste, como acto reflejo, el órgano físico
también sana.

Este cuerpo etérico o sutil, es una especie de plataforma


holográfica que se superpone al cuerpo primario o físico,
vibrando con una frecuencia energética cercana a éste,
penetrando en él y extendiéndose fuera de él, como si fuera un
aura.

A este respecto; se puede señalar que la mayoría de chamanes


actuales piensan que la energía es el genuino elemento que
conforma los cuerpos físicos en cada reino de la Madre
Naturaleza.

La visión chamánica, sobre la que se asienta el sustrato


universal del cual derivan todas las religiones no monoteístas,
manifiesta que el ser integral está compuesto por varios
cuerpos. Según las distintas tradiciones, se han enumerado
desde cuatro hasta siete, recibiendo variados nombres.

Sin embargo, mencionaremos brevemente la composición más


usual y extendida actualmente (aunque existen otras) que se
cree conforma al ser humano en varios cuerpos:
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1-Cuerpo Físico, Denso o Molecular. 2-Cuerpo Sutil o Etérico.
3-Cuerpo Astral o de las representaciones. 4-Cuerpo Mental o
de la construcción del Yo. 5-Cuerpo Causal.

Así pues básicamente, el chamán actúa para la sanación física


de un individuo, primero en las esferas del cuerpo Sutil o
Etérico, cuando trata especialmente de armonizar desarreglos
energéticos de los órganos físicos, que se traducen en
dolencias corporales pudiendo, si lo considera adecuado, ir
penetrando hacia los otros planos, según el grado de
desequilibrio y clase de enfermedad. Posteriormente puede
aplicar remedios naturales en el plano físico para coadyuvar
sus intervenciones en los otros niveles.

Esto es así, porque todo chamán tiene la convicción de que


toda enfermedad o trastorno físico, tiene un origen mental y
anímico y por tanto, se ha de acudir a la raíz del problema o
trastorno para resolverlo.

Las pruebas iniciáticas chamánicas

Las iniciaciones druídicas de antaño son conocidas por su


intensa, meticulosa, íntegra y rigurosa preparación y los largos
años de estudio. Desde el conocimiento del dolor y como a
través de éste, el alma humana es capaz de abrirse, aprender y
ascender, hasta la muerte ritual y el posterior renacimiento
como hombre nuevo, después de haber conocido el mundo o
dimensión donde habitan los espíritus y los dioses y haber
percibido el sentimiento del sentir y haber alcanzado la
sabiduría del saber, donde se comprende que el latir y Devenir
del plan cósmico divino, es la continúa creación de la
Consciencia Absoluta, la cual se desparrama por doquiera en
múltiples manifestaciones.

71
Por tanto los chamanes tienen la certidumbre de que todo es
sagrado y de que todo es parte de la Divinidad.

Los chamanes, lo son también por haber superado severísimas


pruebas iniciáticas, despuntando como una de las primeras
experiencias iniciáticas que deben superar el primer viaje al
Otro Mundo.

Así pues, el chaman debe pasar por la experiencia en la que su


cuerpo físico y profano es esparcido, dispersado o muerto
alegóricamente, para adquirir uno nuevo, sagrado y
consagrado, renaciendo a la vida con un nuevo nombre y con
las nuevas aptitudes conseguidas en su trance y renovación.

Tal es la circunstancia que en la mitología celta rodea al Bardo


Taliesin, el cual antes de su iniciación y posterior disgregación
y renovación, fue conocido como un niño llamado Gwion
Bach.

Parecido es también el proceso por el que pasa Llew Llaw


Gyffes, que siendo herido, huye convertido en águila, pero
posado sobre un roble, su carne cae a trozos de su cuerpo
herido, sirviendo de comida a una cerda negra, siendo después
reconstituido por su tutor Gwyddion, con la ayuda de Math.

Muchos chamanismos estiman que para traspasar los límites de


esta realidad y acceder a otros planos o mundos, es necesaria
una transformación psíquica del individuo convirtiéndose
especialmente, en un espíritu animal volador, ya que este es
sutil, ligero y espirituoso. De esta forma Lleu Llaw Gyffes en
la mitología galesa, se transforma en águila.

72
Pero existe un tercer ingrediente en las iniciaciones
chamánicas druídicas, como es un factor de indeterminación o
incertidumbre, muy respetado y considerado en el Druidismo,
que se manifiesta en el hecho de que muchos de los iniciados
como Gwyion/Tailesin, se convierten, sin pretenderlo, en
personajes iluminados y versados en múltiples temas, además
de videntes, poetas o sabios en general, merced a una sustancia
iniciadora, que en algunos relatos como el de Taliesin,
proviene de un caldero mágico.

Parecido es también el proceso por el que pasó Finn


MacCumhail, en su última fase de iniciación. Una de las
versiones de dicha historia viene a contar como Finn, estando
al servicio del druida Finnegas, aprendiendo a la vez de sus
artes, cuando asó al salmón del Conocimiento Fintán, pescado
por el druida tras siete años de infructuosos intentos por
atraparlo, Finn por descuido y distracción adquirió sin
pretenderlo, la sabiduría que albergaba dicho pez.

También en otra leyenda celta irlandesa encontramos este


factor de indeterminación en

El misterioso “Pozo de Segais”, o “Pozo de Connla”, el cual


era considerado como fuente de inspiración y conocimiento.
Narra la leyenda que sobre él, se suspendían los brotes de los
nueve avellanos de la sabiduría; y cuando sus frutos, cayeron
sobre un pozo de ese río, las avellanas fueron tragadas por un
salmón que habitaba en dicho pozo, el cual merodeaba también
por el río Boyne. El factor de incertidumbre surge cuando se
deduce que podía ser cualquier individuo el que logrando
alimentarse del salmón o de las avellanas, alcanzaría el don de
la profecía y la poesía.

Incluso, podemos constatar como otra característica de dicha


ambigüedad, que el mejor momento temporal para realizar
73
rituales druídicos, es entre el día y la noche, en esos momentos
de incertidumbre que no son exactamente ni día, ni noche,
como son el crepúsculo y el alba. La barrera entre los orbes se
convierte en un franja vaporosa más franqueable, pero
indefinida y ambigua hacia la Inmensidad y la Infinidad.

El baño purificador

Las cabañas de vapor celtas fueron siempre en las prácticas


chamánicas celtas, lugares de encuentro, de cooperación, de
relajación, de sanación, de meditación y oración, y también de
regeneración individual y de encuentro con la divinidad
interior.

Estas cabañas o refugios de vapor celtas, fueron, en buena


proporción, precursoras de las saunas actuales europeas y muy
similares a las cabañas de vapor chamánicas de los indios
americanos, con sus famosas ceremonias ancestrales de
purificación, como por ejemplo las conocidas cabañas de sudor
o “ inipi” de los indígenas lakotas o las “casas de vapor” de las
culturas pre-hispánicas de México y Centroamérica, llamadas
en lengua náhuatl; temazcales.
En ellas se combina la acción de piedras talladas manualmente
y candentes, las cuales son colocadas en el centro de la cabaña,
dentro de una concavidad practicada sobre el suelo, con la
acción del agua fría sobre dichos cantos calientes.
De esta manera, se consigue liberar calor y vapor, lo que
sumado a las invocaciones, oraciones y plegarias, inducen al
practicante hacia un estado de sensibilidad extrema y también
de conciencia, en el que de pretenderlo hace su aparición el
éxtasis o pueden obtenerse visiones místicas.

74
El simbolismo de dicho ritual consiste en entrar en el seno de
la Madre Tierra, representado éste, por la oquedad del centro
de la cabaña, y por otro lado, por la penumbra que prevalece
dentro de las cabañas de vapor y temascales, que representa
también la oscuridad del seno materno, igual que un posterior
parto simbólico donde el ser se purifica en los tres niveles
básicos, cuerpo, mente y alma, para renacer a continuación
habiéndose producido una auténtica renovación energética.

La vinculación con la Madre Naturaleza

Otro de los principios que caracterizan al chamanismo es la


consideración de que la Madre Naturaleza es tanto materia
como espíritu, es tanto sagrada como dotada de vida y
conciencia, siendo también una prolongación del Ser. El medio
ambiente, el ecosistema, la biosfera, el entorno con sus árboles,
vegetales, animales y elementos tanto climáticos, lluvia, hielo,
viento, nieve, etc., como geográficos, montañas, islas, lagos,
mares, etc., son sagrados y constituyen nuestro planeta, el cual
es una entidad viviente y consciente. Para un chamán hablar de
Naturaleza y Planeta Tierra, siendo sinónimos, es hablar de
biodiversidad orgánica, pero también es hablar de la
potencialidad espiritual de esa biodiversidad, así como de una
potencialidad espiritual mayor, que se denomina Madre
Naturaleza.

Cuando el chamán aboga por los derechos humanos y la


hermandad entre los pueblos, también aboga por los derechos
del planeta, de la Madre Naturaleza y de todos los ecosistemas,
puesto que sabe que los derechos humanos deben estar en
armonía con los derechos de toda la Naturaleza, y no por
encima.

75
Si se actúa en contra de la Naturaleza, imponiendo a la
evolución un progreso que no es propio de ella, sea
tecnológico o genético, se crea una ruptura.

Los espíritus chamánicos

En el chamanismo una de sus concepciones principales,


consiste en tener una firme certidumbre sobre la existencia de
los espíritus, los cuales se piensa se hallan en todas las partes
de la Madre Naturaleza, manteniendo con ellos una estrecha
relación sagrada y también con todo el entorno. Ello es así,
puesto que los acontecimientos supra-naturales forman parte
integrante de la vida del chamán y de su comunidad, hasta tal
punto, en el que estos eventos mágicos no solo son esperados,
son que incluso son solicitados y deseados.

Resulta evidente para la mentalidad chamánica, que todo ser


humano desde que nace tiene vinculado un espíritu protector,
benefactor y mentor, pero también resulta para dicha
mentalidad innegable, que los sistemas de vida desacralizados
y des-espiritualizados basados en la apariencia, en la
materialidad y en la fragmentación de todo, quieren ignorar o
desechar esta parte de la realidad no tangible, censurando estas
percepciones como perturbaciones mentales y
consecuentemente no prestándoles más atención que la propias
del entretenimiento en las novelas o películas de aventuras de
magia, capa y espada. Desafortunadamente con dicha visión
pocos se paran a investigar seriamente y desaprovechan esas
energías patentes que progresivamente se van diluyendo,
puesto que pocos individuos pierden su tiempo en tratar de
reencontrarlas o reavivarlas.

76
Es el chamán el que invoca y convoca a los espíritus
guardianes tanto los que habitan en un lugar concreto, como
los propios que residen en su interior.

Los exteriores son manifestaciones de las fuerzas de la Madre


Naturaleza, entidades divinas o espirituales que son invisibles
para la mayoría de personas, pero que los chamanes pueden
intuir, percibir y comprender, mediante los estados de trance y
sus dotes psíquicas, elevando sus conciencias y actuando como
mediadores entre el mundo interior y el exterior y también
entre el mundo material y el inmaterial.

Habitualmente se los invoca y convoca con cánticos sagrados y


plegarias, para entrar en reverberación con los animales de
poder interiores que residen en la conciencia del chamán, y al
mismo tiempo para sintonizar con las altas reverberaciones de
onda en la que vibran las entidades divinas u otras
potencialidades de la Madre Naturaleza.

De esta forma, es capaz de sanar, incluso a sí mismo,


utilizando también la energía vibratoria del espíritu animal que
lo asiste. Un espíritu animal que es su tótem y que simboliza,
no a un solo animal en particular, sino a toda la especie del
mismo.

Cuando consigue entablar comunicación con ellos, les solicita


ayuda para poder llevar a buen término una sanación o bien
para hallar objetos extraviados, profetizar y adivinar, o como
hacían en el pasado, para localizar animales para la caza,
garantizando así la supervivencia de su comunidad, ya que los
espíritus afectan e influyen a todas las manifestaciones de la
vida.

Son esos mismos espíritus los que también pueden ser sus
animales de poder y que pueden efectuar el llamado a la
77
vocación chamánica, a través de ensoñaciones y evocaciones
durante los estados oníricos o en visiones de vigilia.

A estos mentores se les suele llamar espíritus guías, los cuales,


además de animales de poder, también pueden ser espíritus
ascendidos de fallecidos, espíritus de la Naturaleza o espíritus
divinos.

Estos mismos espíritus son los que aconsejan y dan


instrucciones a través de los sueños, visiones, intuiciones o
viajes fuera del cuerpo con sustancias psico-activas o sin ellas,
para el tratamiento de las enfermedades, las técnicas
adivinatorias o de herboristería, la interpretación de los sueños,
para desentrañar signos o presagios e incluso para el dominio
del tiempo o del clima, tal y como cuenta el Libro de las
Invasiones sobre el druida-chamán celta Amerghin, cuando
consiguió parar la tempestad, provocada por los druidas
isleños, invocando a los Espíritus de la tierra de Irlanda con los
que se había comunicado con anterioridad.

Por otro lado, la energía potencial del animal tótem puede


tener la capacidad de manifestarse en la conciencia subjetiva y
en las visiones del chamán, bajo formas antropomorfas, por la
simple razón de que esa conciencia animal es espiritual,
presentándose con la conformación física que mejor se ajusta a
la psique del chamán e incluso a la enseñanzas que la visión y
posterior síntesis de las cualidades del animal como especie,
pueden aportar a éste.

Dichos espíritus guías en su potencial, no solo son capaces de


manifestarse subjetivamente en una u otra forma, sino que
siendo energías sutiles de otros planos, rebasan las leyes físicas
terrestres y pueden desenvolverse en otros medios que no sean
78
los propios de la constitución de la especie en esta dimensión.
Así, un espíritu guía lobo en las visiones, puede nadar levitar,
volar, aun sin tener alas, trascendiendo las leyes de la física
ordinaria.

Puede ocurrir que ese animal o espíritu guía de poder, sea tan
afín a la conciencia subjetiva del chamán que además de que el
chamán pueda proyectarse en él, éste se integre en él y que
incluso se convierta en él, como se cuenta en muchas leyendas
chamánicas y animistas, tanto de Europa, África o América.
Ello no ocurre tanto en un plano físico sino místico y
psicológico, en otra realidad.

En las leyendas celtas tenemos varios casos de Gwyddyon que


transforma a los britanos en árboles, convirtiéndose el mismo
en un abedul, como se relata en el “Cad Goddeu”.

Además, este mismo personaje tiene la facultad de estimular a


las fuerzas de la Madre Naturaleza e incluso de transformarlas.
Así, según se cuenta en las leyendas galesas, con la ayuda de
Math, dio vida de la esencia de varias flores a Blodeuwedd, y
al final de la historia debido a su traición, la transformó en
búho. Un acto similar realizó con su protegido LLeu Llaw
Gyffes, al que devuelve su apariencia humana, tras haberse
transformado en águila, tras su huida.

Otro de los casos celtas donde se puede apreciar la integración


de esos animales de poder en un mismo personaje, es en la
figura del prohombre celta irlandés Tuan Mac Cairill, el cual
se propagó en el tiempo, cambiando de forma humana a animal
en cuatro ocasiones. Algo similar a lo que le aconteció a otro
personaje celta como Fintán mac Bóchra, según narra el “Libro
de las Invasiones” el cual vivió 5.500 años en forma de
salmón, águila y halcón, siendo testigo de los subsiguientes
acontecimientos.
79
Pero sin duda, el proceso más representativo de estas
integraciones, es el del mítico Tailesin, cuya historia es
sobradamente conocida.

Asimismo, estos espíritus en muchas tradiciones chamánicas,


son los conductores de las almas de los moribundos al Otro
Mundo. En el chamanismo celta los espíritus de los animales
guías son frecuentemente, el cuervo, el águila y el halcón, así
como otras aves, aunque también animales terrestres como el
jabalí, el lobo, el ciervo y el caballo.

El culto al caballo por ejemplo, es típico del chamanismo celta,


siendo el símbolo psicopompo (es normalmente un ser, con
frecuencia de pelaje oscuro, que en diversas espiritualidades es
un elemento capaz de conducir las almas de los difuntos hacia
el Otro Mundo) equivalente a la nave egipcia. También el lobo
es un animal psicopompo, guía del alma, destructor y a la vez
protector, devorador y a la vez regenerador. Es símbolo de
muerte que guía en el retorno a la matriz, al origen, para
renacer en el mundo espiritual.

Sin embargo, la tradición chamánica es consciente de que al


igual que existen espíritus benefactores, normalmente
asociados a lugares naturales o sagrados o a conciencias
ascendidas de antepasados fallecidos o de entidades divinas,
también existen ánimas o energías capaces de producir
vibraciones parásitas que no son beneficiosas para los seres
humanos. Cuando existe una perturbación de esta índole, es el
chamán el que puede vislumbrar lo que palpita y vibra más allá
del mundo material, siendo el encargado de comunicarse con
dicha energía turbadora para instigarla a partir o enviarla a
algún otro lugar donde no desarmonice.

80
Por último sobre el tema de los espíritus chamánicos cabe
apuntar una última pero importante observación: La mayoría
de los chamanes veneran a un Espíritu Supremo de esencia
impersonal:

Algunos indios de Norteamérica lo llaman Manitoo o como los


sioux que lo llaman Wakan Tanka, otros lo llaman: Gran Padre
o “Awonawilona” (el que todo lo contiene) como los indios
zuñi, cercanos a Nuevo México, otros lo llaman Gran Espíritu
o “Gitchi Manitou”, como los indios algonquinos, otros lo
llaman Gran Misterio, Gran Pájaro Blanco, y algunos otros lo
llaman: Lo Increado, Todo lo que es, etc.

Los indios navajos de Nuevo México tienen como deidad


suprema a “Ahsonnutli”, que es también el padre del cielo. Los
indios pies negros tienen como Divinidad creadora suprema a
“Napi” un dios de luz, cuyo nombre significa: anciano. “Atius
Tirawa”, es el dios supremo de la tribu india de los Pawnee de
Nebraska, en Estados Unidos. En los mitos y leyendas de los
indios Maidu de California, “Wonomi” es el dios Supremo y
creador de todo lo existente.

Yacana-Gua-Nomocon es la forma usada en Puerto Rico para


designar al Ser Supremo original. Yobana, es uno de los titulos
dados en Haití al original Ser Supremo, de las creencias pre-
cristianas

Algunos polinesios llaman a este Espíritu Supremo Taro’a, los


hawaianos lo llaman Oro, el cual regulaba todo el universo y a
todos los demás dioses, diosas y héroes deificados. Los
australianos lo llamaban Biame, y así se podría poner una larga
lista de pueblos y nombres para designar a ese Espíritu
Supremo.

81
Entre los chamanes animistas africanos, las creencias, en
cuanto a esa Entidad Suprema, coinciden, e incluso ese Dios
Supremo, salvo alguna excepción, no es objeto de culto, ni
tiene templos donde venerarlo:

Entre los animistas y politeístas yorubas africanos y entre los


miembros de la diáspora yoruba en el continente americano, se
mantienen las creencias sobre un Ser Supremo, “Olorun”
eterno e increado, generador de toda vida y Padre del Dios del
cielo y de su consorte la Madre Tierra, del que emanan todos
los “orishas” o deidades del panteón yoruba.

Los chamanes bosquimanos tienen como Ser Supremo del


Universo a “Nodima”, el cual es omnipotente, ubicuo,
omnipresente, omnisciente y eterno. Pero “Nodima” no
interfiere en las vidas de los seres humanos, ni tampoco
pueden comunicarse con él.

Esa misma entidad, recibe nombres diferentes en otros lugares


donde el chamanismo africano sigue practicándose. Así
tenemos que entre los “Ewes” de Togo, lo llaman “Mawu”.
Los Dogons, lo llaman “Amma”. Los bantúes lo denominan
“Nzambi”, otros bantúes lo llaman “Mulungu”. Los masai lo
nombran como “Ngai”, y así podríamos seguir recorriendo casi
todos grupos étnicos africanos donde el chamanismo aun se
conserva y observaríamos parecidas creencias en cuanto a este
Ser o Entidad Suprema.

Ello nos lleva a una de las cuestiones más polémicas en el


Druidismo contemporáneo, como es: La creencia en una
Conciencia Suprema, creadora de la esencia de todas las cosas
que existen, incluidas obviamente las de otras entidades

82
divinas, espirituales y fuerzas del Cosmos y de la Madre
Naturaleza.

Partiendo de esto, es indudable que el chamanismo influyó y


ha influido notablemente en la conciencia druídica de todos los
tiempos, ya que siendo el chamanismo celta una práctica,
técnica y visión, englobada dentro del Druidismo, solo a través
de la a-culturización del cristianismo, el politeísmo radical de
Roma y con el repudio y olvido de su praxis a través de los
siglos, se ha podido llegar a pensar que los celtas y sus druidas
eran extremada y exclusivamente politeístas.

Enteógenos

El término enteógeno es de reciente creación. Es un


neologismo que vio la luz en el siglo XX, procedente del
idioma griego, donde “éntheos” podría significar literalmente
“dios dentro de” y “genos” se traduciría por origen, principio o
raíz.

La creación del vocablo fue motivado por dos propósito


principales:

1-El de sus creadores por desligar las sustancias vegetales que


provocan un estado modificado de conciencia con una
finalidad trascendente, como puede ser el de unión con el
propio dios interior, de aquellos otros términos como
alucinógeno, droga, estupefaciente, narcótico, etc., que vienen
siendo calificados como vagos y hasta despectivos, vinculados
en demasiadas ocasiones a una contra-cultura hedonista actual
que se recrea con dichas sustancias asiduamente, como una
forma más de jolgorio y fiesta, con la consiguiente adicción y
perjuicios que conlleva.

83
2-También el nuevo vocablo nació como contraposición al
término en boga "alucinógeno", que los racionalistas mas
exacerbados se lo sacaron de la manga para atacar a las
experiencias místicas provocadas por las sustancias
enteógenas, ya que argüían y lo siguen haciendo, que estas
experiencias son solo visiones, fantasías y quimeras psicóticas
que no tienen nada de real, sino que son alteraciones ridículas
y excéntricas de la realidad.

Por otro lado, realmente no existe la constatación histórica por


lo cual pueda afirmarse taxativamente que los druidas
utilizaban sustancias vegetales enteógenas para sus viajes y
entradas espirituales al “Otro Mundo” como entre los
chamanes.

Pero cabe decir, que lo lógico sería pensar que al haber sido
tan buenos conocedores de las propiedades de árboles, plantas,
minerales y otros elementos, tuvieran al menos conocimiento
de cuales ingredientes y con que dosis, se podían provocar esas
visiones místicas. Cuentan las leyendas que los druidas celtas
denominaban al hongo como “hijo de una noche”. Un druida
de la Galia describe reverentemente cómo un hongo sagrado
que creció hasta alcanzar la altura de 30 cm., iluminó el bosque
con una luz dorada.

No obstante, a pesar de dicho conocimiento se puede


conjeturar, que dichos elementos enteógenos, solo eran
utilizados en ocasiones especiales para alcanzar el éxtasis
místico o penetrar en otras realidades, cuando la urgencia o
circunstancias del asunto así lo requerían. Quizás, porque los
druidas pensaron también, algo parecido a lo que afirma el
investigador rumano Mircea Eliade en su libro “El
Chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis”:
84
“Los narcóticos son únicamente un sustituto vulgar del trance
puro...y que el uso de narcóticos para alcanzar el éxtasis denota
una decadencia de las técnicas de éxtasis o su extensión a
poblaciones o grupos sociales inferiores.

Unas afirmaciones polémicas, sin duda.

En esas determinadas ocasiones los druidas pudieron haber


empleado sustancias enteógenas derivadas del cáñamo, de la
amanita muscaria y del tejo, entre otras, al estilo de sus
antecesores chamánicos más remotos, como también solía
hacerse con el uso del peyote antiguamente en México, siendo
solo utilizado en los rituales colectivos anuales dirigidos por el
chamán. Lo cual nos puede llevar a pensar que el cometido del
chamán era siempre, incluidas las iniciaciones, el de
salvaguardar en sus precisos términos y límites la práctica
enteógena, evitando su uso como rutina y hábito.

Una tutela más que evidente cuando sabemos que muchas de


esas sustancias también matan, como el mismo Tejo. Todas las
partes del tejo, excepto la carne roja de las bayas, contienen
taxina, un potente alcaloide. Julio César refiere que uno de los
caudillos de los eburones, Catuvolcos, se inmoló con una
infusión de tejo.

Pero también hay indicios suficientes para pensar que las


prácticas habituales para alcanzar esos estados alterados de
conciencia, por parte de los druidas, eran de otra índole.

Como sabemos, existen prácticas ritualistas en muchos pueblos


que para alcanzar el éxtasis místico, para alterar la conciencia
o para entrar en mundos y dimensiones paralelas, utilizan
métodos y técnicas más sosegadas y moderadas, de resultados
más lentos que las drogas, pero más estables y permanentes,

85
que tratan de estimular, mover e impulsar las potencialidades
latentes pero inconscientes que poseen los seres humanos.

Las drogas con sus resultados rápidos pueden llevar a la


cumbre de la percepción, a un estado alterado de la conciencia
habitual, donde puede lograrse cierta comprensión
entendimiento y la incursión a otras realidades ocultas a los
límites de lo habitualmente sensorial. Pero consiguiendo una
vez, una experiencia de esa índole, el ser consciente
comprende que para volver a alcanzar ese estado magnificado
y enaltecido, debe trabajar sobre si mismo, en su interior, en su
mente y alma, desechando las drogas.

Tal es el caso del Yoga de los hindúes, de la meditación, de la


introspección y de muchas otras variadas técnicas.

Pues bien, entre los druidas, y no solo por los paralelismos con
los Vedas, hay serios indicios de que tales métodos
contemplativos, eran admitidos y puestos en práctica, como
quizás lo demuestre la famosa imagen del Cernnunos del
Caldero de Gundestrup, sentado en posición de semi loto y de
otras divinidades celtas e incluso las momias celto-galas
halladas en d'Acy-Romance en las Ardenas (Francia) en la
posición conocida como de “Buda”.o la estatuilla en bronce de
Bouray-sur-Juine (Francia), también en idéntica posición. En
algunas lenguas celtas Yoga, se dice Iugon y el que lo practica,
es un Iugodummnos.

La embriaguez celta sagrada

Muchos pueblos han tenido entre sus prácticas rituales y


sagradas, las bebidas, pócimas y brebajes, extraídos de
diferentes lugares y elementos, tanto inocuas como tóxicas o
86
dipsómanas, u otras simplemente alcohólicas que favorecían el
trance.

La transformación que ocurría con la embriaguez, sea bajo la


forma de hidromiel o de cerveza malteada (Corma) entre los
celtas, sus druidas los emplearon como un simbolismo de la
sangre del dios o de la diosa específicos, que eran invocados
en los diferentes rituales y circunstancias.

Asimismo la sabiduría y el conocimiento fueron


legendariamente alegorizados por líquidos y brebajes que
provocaban el éxtasis y daban acceso a la comunicación con la
divinidad a través de la ebriedad sagrada. Tal fue el caso del
legendario bardo Taliesin que adquirió el conocimiento
supremo merced a una pócima, que se transformó en
ponzoñosa tras su primera utilización, y de otros personajes
legendarios tal y como se ha apuntado en párrafos anteriores.

También podemos constatar, que en las inscripciones de


estelas funerarias halladas en la Keltiké de la península que
viene denominándose ibérica, aparece en la actual provincia de
Toledo una de las más significativas estelas, entre otras
halladas en el resto de la península y de la Europa celta, en un
epitafio en piedra caliza de un tal Medugenus, (Medugeno: del
celta "med-": miel, hidromiel, y "-genos": hijo), es decir, con
una traducción factible sería "Nacido en/de la Hidromiel",
relacionando a esta bebida con su carácter de néctar sagrado.
Por otra parte Medugeno es un dios galo-britónico, cuya
veneración viene atestiguada por las inscripciones halladas en
Tehtford (Gran Bretaña), donde se le describe como una
divinidad de la Naturaleza silvestre, productor de hidromiel y
que posee unos atributos similares a la combinación de las
índoles de dos divinidades griegas como son Pan y Baco.
También existió una ciudad de los celtas lusitanos llamada
Medobriga, es decir, la fortaleza del hidromiel.
87
La Magia chamánica

En otros libros de este autor, ya se trató del tema de la magia


druídica, la cual en esencia y principios es equivalente y
gemela a la chamánica, y por tanto, hay que remitirse a dicho
libro.

No obstante, se puede recalcar que los chamanes no solo


perciben las conexiones entre todas las cosas y los seres, sino
que además se sostiene que pueden alterarlas o modificarlas y
por ello, se habla de magia y de alquimia.

Una alquimia individual que comienza cuando se comprende y


conecta con el Universo entero, aunando Macro y
microcosmos, ya que nuestro mundo interior es un reflejo del
exterior, alcanzando así un grado de conciencia indispensable
para obrar con la magia.

Con esta alquimia se pueden reconciliar finalmente dos


conceptos: lo supra-racional o a-racional con lo estrictamente
racional.

Esto es comprensible, ya que si se modifica la manera de


percibir la realidad, es la realidad misma del receptor la que
varía, dando por ello paso en el cerebro, a una regulación
neuronal necesaria que invierte la forma en la que se utiliza
éste, de manera que el hemisferio derecho del cerebro,
comienza a tomar relevancia a la hora de iniciar una
preparación mágica.

-La Magia tanto chamánica como druídica, persigue la


comunicación armónica con todo lo creado. Así, adiestrarse en

88
la Magia, es aceptar otras realidades efectivas fuera o dentro de
este plano o dimensión.

-La Magia, busca una relación estrecha con la Madre


Naturaleza y todos sus hijos, conectándose con las fuerzas de
la Madre Naturaleza y los elementos, vinculados a diversos
entes y energías de otros planos.

-La Magia, bucea en las capacidades internas del ser para


reavivar la divinidad intrínseca, donde seres espirituales o
divinidades interiores coexisten en armónico equilibrio.

-La Magia, explora mental y espiritualmente en las otras


dimensiones del Universo, para solicitar el favor, la
cooperación y el consejo, si es necesario, de entidades
espirituales y divinidades, que escapan a los planteamientos
racionales del ser humano.

-La magia tanto chamánica como druídica no solo se conecta


con las energías y fuerzas, terrestres sino que las busca,
acentúa y enaltece.

Por ello, las notorias fuerzas telúricas o “líneas ley”,


abundantes en toda la geografía del planeta, cuyas
intersecciones son lugares especiales de energía, han sido en
todos los tiempos reconocidas por los druidas y chamanes.

Los chamanes y los druidas al hallarse en perenne comunión


con la Madre Naturaleza y, por tanto, con la Tierra misma,
siempre han mantenido la convicción de que ésta es una
entidad viva y hasta consciente, con un espíritu propio, sobre
la cual se ubican sitios y espacios o puntos precisos, donde se
manifiesta patentemente su energía, y por ello, dichos lugares
son considerados especiales, bendecidos y consagrados.

89
En pasadas épocas, el único elemento conocido entonces,
capaz de detectar esas fuerzas telúricas y hasta sobrenaturales
eran justamente los chamanes. En el caso de los celtas, eran
sus Druidas, los que elegían el lugar del asentamiento de la
tribu y de los sitios donde celebrar sus rituales, así como de
descubrir o fijar otros puntos donde se percibía la peculiaridad
energética del lugar. Y ello era posible, porque tanto druidas
como chamanes sabían utilizar y combinar en armónico
equilibrio, los dos hemisferios cerebrales.

Al no prevalecer el hemisferio izquierdo o sea el racional, el


hemisferio derecho podía hacer su labor y así, mediante la
intuición, la clarividencia, la percepción, la sensibilidad, etc.,
podían percibirse y detectar los parajes o energías distintivas
de una forma despejada, lúcida e inconfundible.

Evidentemente, las acciones de la magia, se ayudan de


simbologías. Ciertos objetos, letanías, invocaciones e
imágenes, favorecen que ambas hemisferios cerebrales; el
objetivo y el subjetivo, se comuniquen y se armonicen entre sí,
estimulando al mismo tiempo a la inteligencia y a la
espiritualidad, para que al unísono se dirijan hacia un propósito
concreto.

Por magia, también se entiende la capacidad alquímica de


poder alterar el estado de conciencia a voluntad, pudiendo
penetrar en otras realidades intangibles, en otros mundos y
orbes, donde pueden hallarse a otras entidades espirituales que
cooperan y ayudan en los positivos propósitos del chamán.

No cabe duda que las leyendas celtas, adjudican variadas


propiedades prodigiosas y mágicas a las divinidades celtas, a
los druidas y a otros personajes extraordinarios.
90
Así se relata cómo podían provocar fenómenos atmosféricos y
geofísicos e incluso brindar, atavíos de invisibilidad, prendas y
amuletos de protección, y realizar hasta cambios de forma.

Por ello, la magia denota una variada gama de prácticas dentro


de las espiritualidades que la captan y contemplan, cuyo
mecanismo activador, es la conciencia y la voluntad para poder
transmutar ciertos elementos o contextos.

Pero la Magia por sí sola, sin conciencia, ni escrúpulos, sin


integridad, es un método inadecuado y hasta pernicioso, pues
debería llevar anexada una espiritualidad bien apuntalada.

ALGUNAS SIMILITUDES ENTRE EL PITAGORISMO

EL DRUIDISMO

La conexión Pitagórica

Se aborda esquemáticamente en estos párrafos el pitagorismo,


para remarcar algunas de las similitudes y afinidades que posee
con el Druidismo, pero también se debe, al desconocimiento
que los paganos en general, incluido muchos seguidores
druídicos tienen sobre éste tema y sobre su personaje capital:
Pitágoras.

Si se profundiza en ello aun mucho más, se podrá llegar al


convencimiento, sin temor a equívoco, que el pitagorismo fue
una filosofía afín, conexa y similar al Druidismo, aunque con
91
su propio estilo personal y helénico. Sin duda alguna, con sus
propias singularidades y matices, pero con suficientes
coincidencias y un alto porcentaje de principios éticos,
conceptos y espiritualidad idénticos, o al menos, equivalentes.

Y si esto no es admitido por el lector, al menos se podrá seguir


creyendo, conjeturar y suponer, que el Druidismo, fue y es, en
muchos de sus conceptos filosófico-místico-espirituales una
especie de Pitagorismo adaptado a la mentalidad celta. Tanto
monta, monta tanto.

Quizá, sirva como colofón y complemento a esta opinión el


comentario de Diodoro de Sicilia que afirma:

“Entre ellos (los druidas) las enseñanzas de Pitágoras


prevalecen, de acuerdo con la cual las almas de los hombres
son inmortales, y tras un término fijado recomienzan a vivir,
tomando un nuevo cuerpo”.

En los párrafos que siguen, no se intenta exponer toda la


filosofía pitagórica conocida, por su extensión, sino aquellas
creencias o convicciones que tienen una semejanza total o
parcial, sea con el Druidismo antiguo o con el actual.

Al parecer, todo indica que Pitágoras, vivió sobre el siglo VI


antes de la EC y murió a la edad aproximada de 75 años, hacia
el 507 antes de la EC, aunque se tiene poca información de su
biografía, que pueda calificarse como totalmente fidedigna.

Pitágoras es considerado uno de los siete sabios de la antigua


Grecia, uno de sus sofistas, y se supone que siendo joven,
antes de iniciar sus legendarios viajes a los centros de la

92
sabiduría antigua, tuvo contacto, quizás como oyente, con
Tales de Mileto y Anaximandro de Mileto.

La ideología de Pitágoras, su ética, su moral, su filosofía, su


ciencia, sus valores, se ha denominado como pitagorismo e
incluso posteriormente neopitagorismo, ya que también y
consecutivamente sus discípulos y seguidores, siguieron
aportando proposiciones y creencias, basadas en los principios
de Pitágoras.

El pitagorismo, fue una concepción del mundo y un estilo de


vida singular que rompió los moldes y conceptos de la
sociedad helénica de sus tiempos.

Por una parte, hizo una readaptación de algunos de los


preceptos órficos y de los misterios de Eleussis, y por otra,
innovó en el estilo y modo de vida de los hombres y mujeres
que lo entendieron y practicaron, con algunos propósitos en su
ética de conducta y en su comportamiento como fueron por un
lado, la purificación ceremonial y catarsis de las almas
mediante la instrucción de prácticas sobrias y místicas, como
el vegetarianismo y el no derramamiento de sangre humana o
animal, entre otras.

Y por otro lado, desarrolló y potenció los conocimientos hasta


convertirlos en sabiduría con aprendizajes constantes en
campos tan variados como la música, la poesía, la astronomía,
la magia, la religión, la psicología, la Madre Naturaleza, la
geometría y las matemáticas.

El camino para alcanzar todo ese saber era la filosofía,


estimulada por una ambición espiritual y ascética que se
fundamentaba en una congregación de gentes afines que
compartían sus parcos bienes y austera existencia, pues como
decía el propio Pitágoras:
93
“Los bienes de los amigos son comunes".

Algunos historiadores clásicos sostuvieron que el Druidismo se


originó en las teorías de Pitágoras. El presbítero cristiano
conocido como Hipólito de Roma, en su obra Philosophumena,
(1, 25) afirmaba que los druidas habían estudiado asiduamente
la doctrina de Pitágoras, transmitida ésta por un esclavo tracio,
llamado Zalmoxis.

El apoyo histórico a esta hipótesis viene dado por el dato


corroborado por el cual, los celtas entraron en contacto con los
pitagóricos en la zona conocida como Magna Grecia, donde
lucharon como mercenarios sobre el siglo IV antes de la E.C.

El apoyo arqueológico a esta teoría lo refuerza las monedas


galas halladas en la Galia, en las cuales se reproducen o imitan
aquellas que fueron utilizadas en las ciudades bastiones del
pitagorismo itálico como fue Crotona o la antigua Taranto,
actualmente Tarento, fundada por los Dorios en el 706 antes de
la E.C, primero con el nombre de Taras.

Los arqueólogos han encontrado monedas en zonas celtas que


en sus reversos aparecen los populares pentagramas, usados
también por los pitagóricos. Tales como las monedas halladas
en los enclaves ocupados por los galos carnutos, en la región
de Chartres, por los celtas belgas suessiones, una tribu que dio
nombre a la actual ciudad francesa de Soissons, y también
territorios ocupados por los celtas britanos.

Esta figura representaba para los seguidores de las ideas


pitagóricas, la salud, y matemáticamente era la razón, entre la
diagonal y el lado del pentágono regular.

94
El pentalfa pitagórico, cuyo nombre proviene de la voz griega
“penta”, que significa cinco, y alpha, por la letra A, fue
llamado así, porque en su configuración, si se observa, también
presenta la forma de esa letra en cinco posiciones diferentes.

Se utilizó también como salutación y cumplido en el


encabezamiento de las epístolas, cartas y mensajes que
escribían los pitagóricos a sus colegas y afines.

Dicha figura geométrica en relación con su estructura y


significado esotérico, también representaba para ellos la
inteligencia, la fuerza, la vida, la generación y la naturaleza, es
decir, la Armonía del Ser e incluso del Universo.

Hoy en día se le han atribuido múltiples significados y valores,


muchos de ellos válidos en su evolución, pero al menos, los
primordiales fueron los apuntados.

Sin embargo los testimonios a favor de las tesis contrarias a


Hipólito, son más numerosos. A este respecto Clemente de
Alejandría, uno de los primeros teóricos del Cristianismo dijo
en su obra “Stromata”, que no fueron los druidas los que
aceptaron la doctrina de Pitágoras, sino que éste la copió de los
druidas, siendo Pitágoras uno de los personajes que escucharon
a los celtas gálatas y también a los brahmanes.

Alejandro Polyhistor, Diógenes Laercio, Jámblico y Amiano


Marcelino, sostienen similares hipótesis.

Una de las hipótesis mantiene que Pitágoras pudo ser un


discípulo de los sabios druidas entre otros eruditos de la
antigüedad, como los sacerdotes egipcios, los brahmanes y los
magos persas, aunque se le adjudican múltiples viajes en su
vida a los centros de la sabiduría antigua como Egipto y
Babilonia, este último bajo el reinado de Cambises. El filósofo
95
neoplatónico Porfirio, afirma que en uno de esos viajes de
Pitágoras, llegó a Persia, donde dice que conoció a Zoroastro,
lo que puede clarificar, por otro lado las coincidencias del
pitagorismo con las doctrinas de la India y con el Druidismo.

En la India también se creyó antaño, e incluso actualmente, en


la metempsicosis o trasmigración de las almas, en la
reencarnación y en el misticismo del número, estas dos últimas
también estrechamente vinculadas con el Druidismo, con sus
propios matices singulares.

Entre esos viajes, hay variadas teorías que lo presentan como


alumno y hasta lo presumen como posterior “maestro adjunto”
(denominación que se inserta por buscar algún término
moderno) en la actual Marsella, una colonia de los griegos
foceos a la que denominaron Massalia, fundada
aproximadamente, por el año 600 antes de la EC.

En dicha ciudad, es donde pudo haber aprendido o compartido


sus conocimientos con maestros druidas ubicados en las tribus
celtas próximas del interior y que practicaban sus rituales en
una arboleda cercana a la ciudad, los esbozos de la ciencia de
las cifras, la cual él desarrolló magistral y posteriormente,
junto al concepto de la inmortalidad del alma. Un alma que
Pitágoras pensaba que se alojaba en una esfera inmaterial
dentro del seno craneal, pero que efectivamente dicha teoría es
paralela a la creencia entre los celtas por la cual el alma se
alojaba en la cabeza

Es sabido que esta última concepción, en el marco de las


antiguas religiones indoeuropeas de Europa, fueron los
Druidas los primeros en explicarlas para asombro de latinos y
griegos.
96
A este respecto, dijo Lucano en su obra “Farsalia”,
dirigiéndose a los Druidas:

“Sois vosotros los que decís que las sombras de los muertos
no buscan la silenciosa tierra de Erebo y las pálidas
residencias de Plutón; más bien, nos decís que el mismo
espíritu tiene de nuevo un cuerpo en algún lugar, y que la
muerte, si lo que decís es cierto, no es más que un punto
intermedio en una larga vida”.

Hoy sabemos que las apreciaciones de Lucano en cuanto a las


convicciones y enseñanzas de los Druidas, eran y siguen
siendo verídicas.

A este respecto, también Pitágoras vino a afirmar algo muy


similar:

“No temas morir. La muerte no es más que una parada en el


camino”.

“El alma, aprisionada por el cuerpo, aspira a romper el ciclo


de las reencarnaciones y a reintegrarse a su verdadera
patria, el alma del universo. Para ello tiene que preparase y
purificarse”.

Es bien cierto, que además de la inmortalidad del alma,


Pitágoras sostuvo la noción de la trasmigración de las almas,
concepto éste poco contemplado entre los Druidas, aunque
conocemos algunas historias en las sagas irlandesas que hablan
de ello:

La historia de Etain, compañera de Mider, la historia de Túan


Mac Cairell y la historia de Taliesin. Sin embargo, dicha
noción se ajusta mejor, con una mayor conexión, con las ideas

97
hindúes, que convenientemente Pitágoras pudo haber adquirido
de éstos y de los brahmanes.

Si bien Diógenes Laercio asegura que Pitágoras escribió tres


tratados: Uno sobre Educación, otro sobre Política y otro sobre
Física, la opinión histórica actual más difundida es que
Pitágoras no escribió nada, siguiendo con exactitud sus
preceptos de no poner por escrito los conocimientos, que como
sabemos entre los druidas, también son “geasas” o inhibiciones
druídicas (geis en singular) aunque sus seguidores le
atribuyeron a él todos los manuscritos, lo cual dificulta
dilucidar la parte del pitagorismo que corresponde a su
fundador y las ideas que corresponden a sus discípulos.

Pero de la misma manera que en el Druidismo, los principios


de Pitágoras contienen elementos básicos, la esencia diríamos,
de la que no debía ningún partidario pitagórico apartarse, como
por ejemplo, la idea de la existencia de una Dios Supremo que
no tiene forma humana, siendo sustancia primera y Una, como
Unidad Eterna que contiene el Infinito y es la esencia de Todo.

Pero este Gran Espíritu o Mónada, Pitágoras la entendió como


creadora, manifestándose en su Devenir en un Universo que
está vivo, animado e inundado por su Inteligencia Infinita,
entendiendo que hay un vínculo esencial entre el microcosmos
y el Macrocosmos. A la par, producto de esta acción creadora,
el filósofo de Crotona, admitió la existencia de una pluralidad
de dioses y diosas, que son personificaciones de ese Ser
Supremo, que solo puede ser comprendido y percibido
mediante la intuición, y su esencia y existencia, mediante una
fe consciente.

98
De la misma manera que existe lo limitado y lo ilimitado, de la
misma manera que existe lo recto y lo curvo, el reposo y el
movimiento, de la misma manera, explicaba Pitágoras, existe
lo Uno y lo múltiple, refiriéndose con ello también a Una
Divinidad Suprema y a sus emanaciones divinas e incluso a las
almas individuales como fragmentos del Alma Suprema,
aspirando las primeras a unirse con esa Divinidad Absoluta.

Los druidas por su parte, afirmaban y siguen explicando en su


mayoría y actualmente nociones parecidas:

Que existe Una Fuente Sublime que es la Divinidad Suprema,


que aunque impersonal y abstracta, lo abarca Todo, que es
mente, energía, espíritu, etc., siendo por ello denominada como
Todo Absoluto, Lo Increado, Lo Incognoscible, etc., del cual
en su proceso generador o Devenir, no puede dejar de crear,
perteneciendo todo a su esencia y emanando de su sustancia el
Universo entero, incluyendo estrellas, planetas, divinidades y
todo ser existente del Macro o microcosmos, de esta o de
cualquier otra dimensión, incluyendo a las almas que perviven
tras la muerte física y que desencarnadas van a esas otras
dimensiones o espacios sin tiempos. Ese Devenir de la
Divinidad no puede dejar de suceder, ni de vibrar ni de
moverse porque revela y expresa la Esencia Divina, es
perpetuo, inagotable y sobre todo es eterno. Es pues la Causa
Primera y es Principio de todo.

También de una forma similar al Druidismo, se aprecia como


muchos de los pitagóricos, al menos hasta donde llegan sus
escritos, emprendieron desde su visión personal el desarrollo
de las ideas primigenias. El método pitagórico registró, tres
categorías, como tres fueron los caminos esenciales druídicos
iniciales e iniciáticos, (Vates, Bardos y Sacerdotes)

99
En el pitagorismo se distinguían primero los exotéricos de los
esotéricos y dentro de los últimos, los acusmáticos, que fueron
los neófitos (solo oyentes y observadores); los Matemáticos y
por último los que detentaban el tercer nivel que eran
distinguidos como integrantes elevados de la cofradía
pitagórica y tenían el privilegio de asistir al banquete ritual.

El pensamiento pitagórico presenta igualmente como el


Druidismo una constante evolución filosófica y espiritual
dentro de una comunidad iniciática y mistérica, manteniendo
ambas en común nociones y prácticas como la purificación
ritual, la contemplación como método de reflexión,
introspección y observación, tanto para el auto-conocimiento
como para el descubrimiento del orden cósmico en la
disposición del universo.

Para Pitágoras y sus discípulos el mundo real es triple y regido


por la Tríada o Ley del ternario. Una teoría muy en sintonía
con las célebres Tríadas druídicas, puesto que a pesar de que
tanto los pitagóricos como los druídicos admitieron y admiten
la dualidad de las cosas incluso los contrarios u opuestos, si se
prefiere, entendieron que se necesita de un principio que
concilie esas oposiciones, y ese tercer elemento, es la armonía
de los pitagóricos o el tercer principio de los druídicos que es
el Equilibrio y eso conforma la Tríada.

Quizá la frase que mejor resume este pensamiento es aquella


que lucía en el oráculo de Zoroastro en Persia que decía:

“El número tres reina en el Universo y la Mónada es su


principio”.

100
También ambas filosofías concibieron que mediante la
comprensión y conformidad con el principio de orden
manifestado en el Universo, el ser humano puede ir
purificándose progresivamente, hasta terminar el alma por
liberarse del ciclo del renacimiento y reencarnación, y acceder
definitivamente al Todo Absoluto o Incognoscible druídico, o
al Uno pitagórico.

Otro dato también significativo y que viene a corroborar esa


similitud con el Druidismo, la igualdad entre hombres y
mujeres. El hecho de que las mujeres fueran admitidas como
miembros en igualdad de derechos y obligaciones que los
hombres en las comunidades pitagóricas que prosperaron,
donde recibían las enseñanzas conjuntamente, tiene su
analogía en las mujeres celtas que podían llegar a ser
druidesas.

Una de las mujeres que más sobresalió y defensora enérgica de


las teorías pitagóricas, fue Theano, llegando a ser incluso la
esposa del propio Pitágoras. Posteriormente, después de la
muerte de Pitágoras, Theano de Crotona y sus tres hijas,
Arignote, Myria y Damo, se hicieron cargo de la escuela
pitagórica. Theano ella misma escribió tratados en
matemáticas, física, medicina y psicología infantil, como "La
vida de Pitágoras" "Cosmología", "El teorema del pensamiento
dorado", "La teoría de los números" y "La construcción del
universo" y llevando sus teoría hasta Egipto. Tanto ella como
sus hijas tuvieron fama de excelentes curanderas, al mejor
estilo de las druidesas sanadoras.
En las comunidades pitagóricas, tanto el conocimiento y la
sabiduría como la propiedad eran bienes comunes y se
divulgaba la vida simple, modesta, sin metas pomposas,
colmada de paciencia y tolerancia, al estilo de las órdenes y
escuelas druídicas.

101
De la misma manera que estas enseñanzas mixtas, costumbre
algo inédita en la Europa de aquellos tiempos, también se
llevaban acabo en los bosques, armonizándose con la Madre
Naturaleza, pues tantos druidas como pitagóricos sentían la
necesidad de adaptar la actuación y comportamiento humano a
los principios de armonía y justicia que pudieran derivarse de
las enseñanzas de la Madre Naturaleza.
Los aspirantes pitagóricos y druídicos, incluso el propio
Pitágoras y muchos druidas bardos y aprendices, solían en
solitario pasar noches enteras de iniciación o inspiración en
grutas, cuevas, cubiles u oquedades naturales, en las
profundidades de los bosques cercanos.

Tal y como afirmaban los Pitgóricos:

“Vivir de acuerdo a la Naturaleza es vivir según los dioses.


Cada año, el primer día de Primavera, reuníos alrededor de
una lira bien templada y cantad un himno a la Naturaleza
que renace”

En dichas colectividades pitagóricas el vegetarianismo era el


tipo de alimentación propuesto y se sospecha que el único
admitido, así como existía la absoluta prohibición de ofrecer
sacrificios sangrientos, fueran éstos de humanos o animales.

Pitágoras, se dice que enseñó a este respecto:

“No mojes nunca tu pan ni en la sangre ni en las lágrimas de


tus hermanos. Una dieta vegetariana proporciona energía
pacífica y amorosa y no sólo a nuestro cuerpo sino sobre todo
a nuestro espíritu. Mientras los hombres sigan masacrando y
devorando a sus hermanos los animales reinará en la tierra
la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues
102
aquel que siembra el dolor y la muerte no podrá cosechar ni
la alegría, ni la paz ni el amor”.

Estas dos últimas prácticas rituales, suponen una evolución


notoria de los más antiguos procedimientos druídicos de los
sacrificios u holocaustos animales y de algunas inmolaciones
humanas.

Las mismas, que sin duda nos pueden llevan también a pensar,
que el Druidismo, por tanto, fue anterior al Pitagorismo, pues
casi todos los pueblos, en sus culturas y religión
originariamente contemplaron sacrificios y holocaustos
animales y/o humanos. Posteriormente las fueron relegando,
conforme progresaban cultural e históricamente, con nuevos
conceptos, esquemas mentales y una mayor conciencia, que las
desterraban de sus propios ritos litúrgicos y ceremoniales.

Mientras, la sociedad griega seguía perseverando en los


sacrificios animales, seguía practicando la discriminación
sexista con las mujeres, manteniendo la escasa participación, la
precaria situación y el nulo protagonismo que desempañaban
estas en la sociedad en general, además de la prohibición
categórica para poder intervenir en reuniones públicas. Los
griegos, poseían un concepto de la propiedad privada tan
acrecentado y desvirtuado, donde tanto esclavos como mujeres
pertenecían por ley y por moral, respectivamente al varón
aristócrata por derecho y al hombre por paternidad o
matrimonio.

Pitágoras, fue un inspirado y aventajado instructor que hoy


denominaríamos “hermético”, aplicando en sus teorías el
principio que pudo aprender en Egipto, de la antigua religión
egipcia: “Lo que es arriba, es abajo y viceversa”, muchos
siglos antes de la supuesta aparición en escena de Hermes
Trismegisto y su corolario, el libro “Corpus Hermeticum”.
103
Por ello intuyó que siendo el Universo entero el Macrocosmos,
los planetas son un microcosmos, con un mundo espiritual
propio, con un alma y una conciencia, siendo por ello, uno de
los máximos exponentes de la teoría de que la Tierra como
planeta, es un ente vivo, animado y consciente.

Pitágoras, fue un profeta y adivino, dentro del mejor estilo de


los astrólogos persas y de los vates druídicos, pues predijo y
pronosticó plagas y adversidades de la naturaleza.

Fue un iluminado de la geodinámica cuando él y


posteriormente discípulos suyos como Parménides, Aristarco
de Samos, Filolao, Platón y en menor medida, Aristóteles,
sostuvieron entre otras cuestiones, que este planeta era
esférico.

Cuando partiendo de las enseñanzas de las escuelas y


universidad pitagórica, se realizaron los primeros esbozos y se
hicieron planteamientos de que la Tierra tiene un doble
movimiento y, por tanto, todos los planetas conocidos
entonces, siguiendo leyes universales, debían girar a la vez
alrededor del sol, y todos a su vez, en torno a un fuego central
o “Corazón del Cosmos”, que Pitágoras identificó con el
número Uno, prediciendo que el movimiento de los cuerpos
celestes era cíclico y de esta manera, cada uno de ellos volvía
en algún momento al punto desde el cual había partido, en un
“eterno retorno” de los ciclos cósmicos.

(La cosmogonía que hoy se considera pitagórica sugiere el


inicio del universo a partir de un foco de energía creado por
una voluntad divina. La palabra “Cosmos” término griego que
significa: Un sistema de cosas ordenado o armonioso,
Pitágoras lo aplicó al Universo como “Orden Universal”)
104
Fue un maestro esotérico igual que los maestros druidas y
otros sabios de antaño, cuando dio suma importancia a los
símbolos, como representaciones y conceptos abstractos,
repletos de mensajes ocultos, los cuales mediante la intuición y
la meditación guían al ser humano, por la senda del
conocimiento y lo introducen profundamente en la tradición
primaria o primordial que constituye una filosofía y metafísica
perenne.

Fue un mago cuando estudió, aplicó y desarrolló la


clarividencia, la telepatía y una variedad de técnicas para
desarrollar la percepción extra sensorial y comprender e
incluso penetrar en otras dimensiones y en otras realidades
como también realizaron los druidas de antaño.

Fue un artista sanador, un inspirado por las musas griegas y


por la Awen druídica, ciertamente instruido, que aprendió a
tocar la lira, a hacer poesía y a recitar a Homero.

La música tuvo un importante papel en el pitagorismo e


influyó en el desarrollo de sus matemáticas, pues la influencia
de la música y el estudio de las matemáticas fueron los puntos
de partida del pitagorismo, junto a la práctica del silencio, al
cual definió como “música que el oído humano no puede
captar, ya que es continua”.

La música no fue entendida por esta filosofía como algo trivial,


solo recurrente para el ocio o la diversión, sino que formó
parte de sus enseñanzas éticas, siendo el método de
vinculación entre el cosmos infinito y el hombre finito.

Pitágoras, intuyó que la vida divina está en armonía con la


música del universo al extrapolar el orden de las notas
musicales a los números, por ello el aprendizaje de la

105
aritmética y los números y el cultivo de la música y la voz, fue
tan decisivo en sus enseñanzas.

Todas éstas prácticas, fueron consideradas como valiosas


ayudas para la formación y curación del alma, Pitágoras, fue
por ello uno de los sabios precursores de la Músico o
Sonoterapia que el consideró como medicina musical.
Utilizaron la música, la voz y los sonidos armoniosos, tanto él
mismo, como sus discípulos y escuelas para educar a los seres
humanos que deseaban ser iniciados en el pitagorismo y de
esta manera perfeccionar y afinar sus capacidades psíquicas y
espirituales.

Y todas estas enseñanzas las transmitió a sus alumnos y


oyentes de una forma directa y oral, con un lenguaje repleto de
metáforas, al más genuino estilo druídico.

Análogamente, los Druidas nunca expresaron cosas diferentes,


ni actuaron con otros parámetros. Son conocidas algunas de las
invocaciones que emplearon los druidas, los cánticos y
melodías de éstos en sus rituales, el poder de las palabras
sagradas que custodiaban los druidas bardos, sus poemas, sus
instrumentos musicales como arpas y liras, etc.

Es por ello, que importa real y básicamente poco, si el


Druidismo fue origen del Pitagorismo o a la inversa. Lo que
destaca es que ambas filosofías comparten una cosmovisión y
filosofía muy similares que pueden llegar a fusionarse o
hermanarse en la mayoría de sus principios y esencias.

Fue un místico cuando explicó, comparablemente a los


druidas, el parentesco entre todos los seres vivos, poseedores
todos de un alma inmortal.
106
Un alma inmortal que para el místico Pitágoras, transmigra de
unos seres a otros y la cual sólo mediante un estado de pureza
logra acceder al discernimiento, a la comprensión y al
conocimiento, consiguiendo de esta manera romper el ciclo de
las reencarnaciones, siendo el conocimiento lo que más eleva a
los hombres a la categoría divina y a la inmortalidad.

Unas almas que llegadas a la Tierra continúan su evolución,


pero provienen de distintos mundos, incluido éste y en su
progresión irán a otros con distintos niveles de conciencia,
según su avance anímico.

Fue también un místico cuando afirmó que la esfera y el


círculo son figuras perfectas, siendo representados por una
serpiente que se muerde la cola, similar a las conocidas
“wuivres” druídicas símbolo de las fuerzas telúricas positivas
de la Madre Tierra que revelaron y manifestaron también sus
colegas druidas.

Pero el círculo siendo perfecto, también simboliza tanto para


pitagóricos como para muchos druídicos esa Divinidad
Absoluta, que es Incognoscible.

“¿Qué es la Divinidad?” preguntaba Pitágoras. Y el mismo


respondía:

“Un círculo cuyo centro está en todas partes y la


circunferencia en ninguna”.

No obstante, el círculo o la esfera, también reúne en sí varios


simbolismos que pertenecen a la tradición primordial y
perenne:

Es el alfa y omega, el “Ápeiron” de los pitagóricos, el


“Ouroburos o Ouroboros” heleno y alquímico, la serpiente
107
“Jormungand” de la mitología nórdica, el “hen to pan”, o "uno
es todo" de los egipcios, “el huevo cósmico de la serpiente” de
los druídicos. O lo que es equivalente el inicio y el fin de todo,
la metáfora del ciclo cósmico y vital, el símbolo de la armonía
y unidad total del Universo.

También fue un científico, combinando su mente analítica con


la intuición, cuando facilitó con sus teorías, la comprensión del
Teorema que se lleva su nombre: “EL Teorema de Pitágoras”

“En un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es


igual a la suma de los cuadrados de los catetos”.

Aunque quien demostró dicho teorema fue uno de sus


discípulos, llamado Hipaso de Metaponto.

Cuando partiendo de sus enseñanzas, su discípulo Aristarco de


Samos, intuyó la rotación de los planetas y su traslación
entorno al Sol y descubrió la inclinación del eje de la Tierra,
como origen de las estaciones.

Y cuando gracias a sus aportaciones matemáticas y


geométricas, Eratóstenes pudo calcular también la
circunferencia de la Tierra, y un largo etcétera. El mismo
Pitágoras afirmó que la Luz de la luna, no era otra cosa que el
reflejo de la solar, y desde sus singulares teorías en sus
escuelas, incitó a sus alumnos al estudio de la evolución de las
especies, muchos siglos antes que Darwin.

Fue un filósofo panteísta: Coincidiendo con los comentarios de


Aristóteles y Cicerón, todo indica que la concepción pitagórica
sobre la Divinidad Suprema, era una concepción esencialmente
panteísta, y que la derivación de esta concepción era la noción
108
“emanatista” que Pitágoras debió aprender en sus viajes a los
centros de la sabiduría antigua.

Pitágoras enseñó y transmitió a sus discípulos y oyentes la


concepción de que el ser humano es divino, su esencia y su
alma provienen de las estrellas, del Universo, y de esa
Divinidad Suprema.

Pero estas almas no se hallan solitarias en el transcurso de una


vida, sino que están amparadas, por seres etéreos y
sobrenaturales, deidades, genios, espíritus benéficos, etc., que
aun respetando la emancipación humana, intervienen si se
solicita de su ayuda para la consecución de metas, siendo como
intermediarios entre la Divinidad y los humanos.

Pitágoras concibió a la Divinidad Suprema, al Uno, como


impersonal, como un espíritu, una mónada o entidad en
movimiento perpetuo con una gran mente y supra-conciencia
que inunda toda la naturaleza, de la que cada alma, humanas y
animales son una parte.

Explicó que la Madre Naturaleza es sagrada y divina y que ésta


es la fuente del conocimiento que descubre todas las cosas.

También enseñó que las diferentes representaciones asociadas


a los dioses eran las mismas en la esencia divina, para todos
los pueblos, con diversas apariencias y funciones, pero que
correspondían a las mismas fuerzas divinas en todo el Cosmos.

“Pero para ti, ten confianza, porque de una divina raza están
hechos los seres humanos, y está también la sagrada
naturaleza que les muestra y les descubre todas las cosas”.
(Frase atribuida a Pitágoras “Versos Áureos”)

109
Todo este pensamiento panteísta y esta noción en la
concepción del mundo, posee una similitud con muchas de las
espiritualidades paganas de hoy en día.

En lo que a Druidismo se refiere, las teorías pitagóricas tienen


casi un paralelismo crucial e integral minucioso, con la
mayoría de los planteamientos y convicciones panteístas
druídicas actuales, y presumible pero previsiblemente con los
del Druidismo de aquellas épocas.

Y por último Pitágoras fue un deportista. Él mismo, aseguran


los críticos helénicos antiguos, fue un atleta en su juventud.
Con 18 años fue competidor olímpico y conocedor de la
disciplina del pankration, (fuerza completa) una modalidad
olímpica entre la lucha y el boxeo en el cual las personas
involucradas participan en peleas deportivas.

Posteriormente, ya más maduro e instalado en Crotona, cuando


un aspirante ingresaba en su Universidad, comenzaba con su
entrada al gimnasio pitagórico, donde se ejercitaban en las
competiciones atléticas, como las carreras, en el lanzamiento
del disco y jabalina o realizaban combates simulados bajo
formas de danzas. Había desterrado la lucha cuerpo a cuerpo
ya que Pitágoras, en esos momentos de su vida, pensaba que
favorecía el odio y el orgullo, emociones que afirmaban
degradaban al humano.

En dichos gimnasios la vanidad, la fanfarronería, los alardes de


violencia y la sublimación de la musculatura, estaban vedados,
dedicándose los pitagóricos al desarrollo del cuerpo como
mejora para la salud y enseñando que un héroe debía
comprender cuando correspondía combatir, pero sin furia ni

110
coraje, puesto que esas emociones negativas humillan al ser
humano y los hace peores ante cualquier adversario.

Se le atribuye a Pitágoras la siguiente sentencia:

“Sed siempre sobrios, en un cuerpo grueso, enflaquece el


alma. Evitad ante todo la gula, después la pereza, la lujuria y
la ira”.

De lo comentado puede deducirse fácilmente, que La Tríada


cuerpo, mente y alma es otra de similitudes con el Druidismo.
Un cuerpo sano es vital, como lo es una mente vigorosa y
como lo es, un alma purificada.

Podría decirse que el pitagorismo fue un revulsivo social, con


excesivos detractores en una sociedad a favor de la concepción
homérica de las sombras de los difuntos, que fue
desatinadamente contraria a los principios que Pitágoras y sus
discípulos sostenían.

Quizás por eso no llegó a triunfar como filosofía de vida en


aquella cultura, desapareciendo casi completamente en el siglo
IV antes de la E.C., con el apogeo de la filosofía tradicional
helénica en Grecia.

No obstante, a mediados del siglo I antes de la E.C., y hasta el


siglo III de la E.C, algunos filósofos intentaron hacer resurgir
la filosofía mística de las escuelas pitagóricas. Muchos
filósofos latinos como Publio Nigidio Fígulo, Vatino,
Moderato de Cádiz, Apolonio de Tiana, Filóstrato y etc.,
escribieron variados libros y mantuvieron su legado y
expandieron la ética pitagórica con cierto éxito, especialmente
en Alejandría, donde aparecieron una serie de escritos
atribuidos a Pitágoras, denominados “Versos Aureos” y
“Cartas”.
111
En esas tardías épocas los neo-pitagóricos, junto a neo-
platónicos, haciendo causa común, se opusieron con firme
voluntad al dogma cristiano que se infiltraba por doquier.

Afortunadamente muchos de los conceptos y muchas de las


intuiciones y razonamientos pitagóricos han perdurado,
ciertamente algo alejados de los pensamientos y sentimientos
espirituales que los originaron.

Se hallan instalados ya, y para siempre en la actual cultura de


occidente y en distintas corrientes y escuelas espirituales,
desde los gnósticos cristianos, los teosóficos de Blavatski,
pasando por la masonería y rosacruces e influenciando a
algunas corrientes esotéricas del Islamismo.

Como ejemplo de ello, recordaremos como Copérnico


mencionó en sus obras, que fue la sugerencia pitagórica de que
la Tierra se movía alrededor de un foco ígneo la que le inspiró
en su teoría heliocéntrica, de hecho su sistema heliocéntrico
fue tachado de herejía pitagórica, (aunque el primero en
realizar tal afirmación fue Aristarco de Samos diecisiete siglos
antes).

El propio Kepler partió de las teorías pitagóricas y, sin


abandonarlas, obtuvo sus tres célebres leyes en las cuales se
establecen relaciones entre números. Tiempo después, Isaac
Newton derivó estas tres leyes a partir de su ley de Gravitación
Universal que marcó un punto de inflexión en el nacimiento de
la astronomía moderna, infortunadamente alejada de la
astrología que le aportó la sustancia e innegablemente le dio la
existencia, la persistencia y la permanencia.

112
Por todo ello, bajo la percepción actual del Druidismo,
Pitágoras tiene una imperecedera validez y valor, y no
deberían desdeñarse sus enseñanzas inmerecidamente.

Druidismo y Pitagorismo, invitan a la reflexión, se funden en


unos pensamientos que estimulan a la mente y al alma para
comprender el papel que desempeña cada individuo dentro de
la Madre Naturaleza, del Mundo y del Universo en el que vive.

Impulsan al conocimiento sobre los términos y límites fijados


por la Madre Naturaleza frente a las abusos anti-naturales
impuestos por las tiranías de los sistemas actuales, que
pretenden, además, abducirnos y apartarnos del contacto con la
Madre Tierra, para apoderarse de nuestra capacidad de pensar,
de intuir y de sentir, y convertirnos en meros esclavos
robóticos sin mente, sin alma, sin espíritu. Meros pedazos de
carne con ojos, que trabajan, que producen, que consumen,
para mayor beneficio de esa estirpe de parásitos que se
alimentan de nuestro sudor, de nuestras lágrimas y de nuestra
sangre.

Druidismo y Pitagorismo buscaron tiempo atrás, una simbiosis


entre continente y contenido, entre la materia y el espíritu. Se
interesaron tanto por la ciencia como por el destino del alma.
La religión y la ciencia no fueron concebidas como hoy en día,
como dos sectores separados sin vínculo alguno, pues
constituían dos factores indisociables de un único estilo de
vida.
Hoy no conocemos, ni existe constancia de seguidores
pitagóricos que mantengan todos esos imperecederos
principios expuestos en los párrafos anteriores, aunque algunas
órdenes masónicas alegan que Pitágoras es uno de sus
maestros.
La existencia del Pitagorismo en su totalidad e integridad, sin
fraccionar, fue corta, no duró más de 200 años, sin embargo, el
113
Druidismo prefiere recoger la antorcha de su esencia, el valor
de muchas de sus convicciones, las cuales iluminaron y
purificaron espiritualmente durante un tiempo con su llama, los
corazones de aquellos pitagóricos griegos de antaño, en el
bilateral y primordial convencimiento de la existencia de un
Armonía Superior que custodia cada uno de sus fragmentos y
partes.

En la cosmovisión druídica, el conocimiento del destino de los


hombres, es evidente que comienza, por entenderse a uno
mismo integralmente, como una pieza más dentro del
engranaje del Universo, y sigue, al ir descubriendo el lugar
propio que se debe ocupar.
Manteniendo además, dentro de nuestras posibilidades y
limitaciones humanas, la armonía y el equilibrio que es debido
y adecuado para nosotros mismos en consonancia con el orden
natural de las cosas y conservándolo y enarbolándolo para el
resto del Mundo que quiera entenderlo, aunque para ello sea
menester desprenderse de las ideas preconcebidas para poder
alcanzar este genuino conocimiento perenne de la Tradición
Primordial.
Y por último se dejará constancia del siguiente dato:

Al parecer general, por las referencias que se han obtenido, los


pitagóricos confeccionaron e introdujeron como símbolo la
estrella de cinco puntas dentro del pentágono.

En los tiempos de Pitágoras, en Grecia se saludaban con la


palabra “Khaire”, que significa un saludo al estilo del “ave”
empleado por los romanos, que podría traducirse como ¡salve!,
o un ¡alégrate! castellano, pero al estilo griego.

114
La palabra “Salud”, que tanto empleamos hoy en día como
saludo y cortesía, nació en la comunidad pitagórica de
Crotona, expandiéndose posteriormente por Italia y Grecia.
Pitágoras, aseguraban sus seguidores y compañeros,
recomendaba a sus discípulos que al encontrarse en cada
oportunidad, en vez de intercambiarse un Ave romano o un
Khaire heleno, era más adecuado pronunciar la palabra
“Hygieia”, es decir Salud, porque es el máximo bien que un
hombre puede desear a su semejante.

De esa manera nació la palabra saludo, cuyo símbolo entre los


pitagóricos, era el triple triángulo enlazado, o lo que es lo
mismo, el “pentalfa pitagórico”, o lo que es lo mismo, el
“pentáculo” o lo que es lo mismo, el pentágono estrellado e
incluso el “pentagrama”, símbolo contemplado también por los
Druidas que representaba para éstos, la Estrella Polar.

El Orfismo

Sobre los órficos u orfeotelestes (orphikoi) y su orfismo, y una


posible derivación druídica posterior, se puede decir en breves
líneas que no existió tal procedencia. Dado que el presente
texto trata de las posibles opciones filosóficas-espirituales que
dieron origen al druidismo o influyeron de manera notable, no
se va a profundizar en la doctrina órfica, sino en algunos
concretos detalles y ciertos paralelismos o divergencias
esenciales con el Druidismo.

El orfismo, fue una forma peculiar de practicar la religión


helena, una corriente de pensamiento que se remonta a Orfeo,
poeta legendario del siglo VI antes de la EC, hijo del rey de
Tracia Eagro, considerado mitológicamente, hijo de Apolo y de
la musa Calíope.

115
Los testimonios clásicos concuerdan en despuntar el brío
seductor e hipnotizador de su voz y su lira. Otros poetas y
autores recalcaron ciertas cualidades de su fuerza melodiosa
que han llegado a ser tópicas y proverbiales. Así como su genio
para hipnotizar a las fieras hasta lograr apaciguarlas o de atraer
tras sus pasos a otros seres como árboles y piedras, capacitado
y hábil, incluso, para encandilar y cautivar también a los
humanos. Sin embargo, otros opinan que Orfeo es un personaje
mítico y que, por tanto, nunca existió.

Su mística está relacionada con la de Dionisos Zagreo, una


divinidad tracia, hijo de Zeus y Perséfone. Entre sus creencias
se encontraban la posibilidad de obtener la salvación
despojándose de todo lo terrenal en la naturaleza humana
mediante el cultivo de lo espiritual, lo que incluía la práctica
del ascetismo y el uso de vestiduras blancas. Se extendieron
por Ática y el resto de Grecia, hasta Sicilia y el sur de la
península itálica.

Los ritos órficos gravitaban entorno a representaciones rituales


de la muerte y resurrección de Orfeo. Uniendo factores
originarios del culto a Apolo y creencias sobre la
reencarnación, creyendo que el alma podía sobrevivir si se
mantenía en estado puro, pero debiendo trasmigrar y
encarnarse en diversos cuerpos mortales en expiación de un
antiguo delito cometido por los Titanes helénicos. Un concepto
parecido al pecado original cristiano en el que la humanidad
debe expiar la culpa de unos hipotéticos primeros padres,
durante toda la estancia en la Tierra.

Para enseñar esta creencia confeccionaron una mitología en la


cual Dionisos era la deidad capital. Algunos investigadores
piensan que el orfismo fue influido por teorías hindúes y
116
egipcias, y que a su vez éste, pudo tener un influjo relativo en
la posterior filosofía pitagórica y en la religión cristiana.

Los órficos como los cristianos anhelaban corregir la religión


dominante en sus áreas de influencia. Ambas heterodoxias
procedieron de igual modo, sirviéndose de los mitos, leyendas
y dioses ya establecidos en sus respectivas sociedades,
proporcionándoles una nueva significación y añadiendo al
horizonte mitológico inéditas leyendas hieráticas. Aplicaron
parecidas parafernalias religiosas con los terrores de
ultratumba, los castigos póstumos, etc. Dieron suma
importancia al juicio del alma individual tras la muerte física, y
consideraron de capital trascendencia la pronunciación de
plegarias y letanías, para purgar las culpas de los vivos y de los
muertos. Así como introdujeron en las mentes y prácticas de
sus partidarios, múltiples prohibiciones.

Los órficos también insertaron en sus prácticas ascéticas el


vegetarianismo, el consumo de pócimas consideradas por ellos
mágicas y la prohibición de comer habas. De éstas últimas
decían que eran ofrendas de ultratumba. También rechazaron y
condenaron la práctica, entonces común, de inmolar animales
en los sacrificios que efectuaba la religión oficial.

En realidad, no existen demasiadas coincidencias entre


Druidismo y orfismo. Ciertamente, hay algunas
concomitancias, pero no más o menos, que entre Druidismo y
cualquier otra espiritualidad antigua, sin que por ello se tenga
una esencial conexión original, a no ser que pensemos como
muchos mitólogos, que todas las tradiciones religiosas tienen
un remoto, confuso, impreciso y misterioso origen común.

A este respecto podríamos citar como hipótesis de análisis y


conjetura para el estudio, la conexión atlante:

117
Una mítica conexión atlante:

Sería extenso enumerar aquí las teorías más extendidas que


avalan la existencia e incluso aquellas que se ratifican en la
inexistencia de la Atlántida. Pero para el tema que nos ocupa,
la referimos aunque ciertamente dicha referencia puede ser
discutible y polémica. Pero tengamos en cuenta que diversas
órdenes druídicas contemporáneas la contemplan como cierta,
con su importancia en la Tradición Primordial. Ya que en este
capítulo se examinan los posibles orígenes del Druidismo, no
debemos pasar por alto estas conjeturas, aunque sea en forma
de referencia, para facilitar un primer paso y elemento de
análisis en el estudio, para aquellos que se sientan atraídos por
esta cuestión.

Observando cierta parte de la historia, vemos como ésta se


mezcla o se convierte en mito y en esta combinación de
conceptos, elementos y teorías, surge la creencia u opinión
favorable a la existencia de la Atlántida.

Todo ser humano puede creer lo que considere meritorio de ser


creído, y si este tema, es tomado como una creencia, no se
puede objetar nada a un acto de fe consciente. Sobre todo, si
esta fe es debida a la credibilidad en la experiencia espiritual
de algún místico confiable, y aún a pesar de no poseer pruebas
histórico-arqueológicas o argumentaciones racionales que lo
verifiquen.

Si es una opinión, que puede nacer de la intuición o del


raciocinio, está puede estar sujeta a variación, tras las
diferentes argumentaciones, demostraciones o evidencias que
puedan aportarse.

118
Posible o imposible, falacia o verdad intrínseca, enredo,
invención, fábula o esencia esotérica tradicional.
al. Todos ellos
son los epítetos empleados hoy en día para definir tanto la
existencia de la Atlántida como unas posibles o supuestas
migraciones de algunos de sus sabios por toda la Tierra, tras la
aniquilación de aquella cultura, aportando en teoría sus
supervivientes, nuevas luces a la Humanidad conocida.

En este punto, el autor del presente escrito se detiene y


aconseja no tomar todo este asunto como una verdad
dogmática, ni como una absoluta falsedad histórica. La noción
de “catma”, sería una postura acertada hasta que no lleguen, si
acaso llegan, más certezas sobre la realidad o falacia de la
Atlántida.

119
MODULO
II

El Druidismo como Espiritualidad

Religión
120
En las últimas décadas, se ha puesto de moda no solo el
empeño por separar a la religión de la espiritualidad, sino la
manía por denostar a la primera para enaltecer a la segunda.
También se emprenden agrias polémicas y críticas entre los
defensores de una o de otra, que se enmarcan dentro del viejo
conflicto y rivalidad entre los adeptos a las religiones oficiales
y mayoritarias, contra los seguidores de religiones no oficiales
y/o minoritarias y contra los eclécticos o personas espirituales
que no pertenecen a colectivo o doctrina concreta alguna. Y en
medio de todos éstos, se hallan los fanáticos fundadores de
sectas con sus acólitos, que se benefician de toda esta
confusión y absurdo.

Pero si somos capaces de trascender las generalizaciones y los


prejuicios religioso-espirituales para analizar esta supuesta
partición de la Fe o del teísmo en cualquiera de sus
diversificaciones, nos encontramos con que:

-Evidentemente, las religiones quebrantan su espiritualidad y


desdeñan el propósito para y por el que se fundaron, que era
esencialmente la búsqueda, cuidado y desarrollo del espíritu,
cuando se convierten en Instituciones sociales intocables, de
tal manera que mantener sus estructuras, sus privilegios, sus
ventajas y sus riquezas materiales, resultan cuestiones tan
indisputables como sus propios dogmas, siendo todo ello, más
importante y prominente que apoyar y servir a sus integrantes
para desarrollarse y descubrir su propio camino anímico.

-Y cuando además, los componentes de esas religiones son los


que se fanatizan o son dogmatizados, al extremo de considerar
sus creencias como “verdades absolutas”, y desprecian la de
los demás por erróneas, herejes o infieles; eso tampoco es, ni
espiritualidad, ni religiosidad, puesto que cuanto mayor
influencia tengan esas creencias en la identificación y

121
fragmentación del Ego, más se viola la propia espiritualidad
interior.

Ciertamente, a lo largo de la historia humana, muchas personas


que se han denominado religiosas y amparándose muchas
veces bajo estandartes religiosos y sus instituciones, han sido
fatídicamente perniciosas para la Humanidad, puesto que han
cometido todo tipo de crímenes atroces y atropellos
espantosos, desde su posición preeminente social o política,
sometiendo a propios y extraños a sus caprichos y axiomas.

Por el contrario, los variados espiritualismos que han brotado


por doquier a la sombra de las religiones, también han tenido y
alimentado en las últimas décadas, a personajes nefastos que
han creado sus sectas variopintas e involucradas en los
planteamientos de la New Age. Todo lo que viene a explicar
cómo el problema de fondo está, en la escasa conciencia
espiritual de los individuos y en cómo manifiestan
externamente su espiritualidad.

Innegablemente muchos de los detractores de las religiones,


rechazan conceptualmente a éstas, debido al monopolio que
han ejercido las religiones mayoritarias y dogmáticas en casi
todas las cuestiones espirituales. Es decir, este síndrome del
rechazo, se traduce en una censura a la religión imperante
como institución social.

Pero en realidad y como sucede en el Druidismo, está


dicotomía, esta separación, no existe en esencia, ya que solo es
una creación de ciertas mentes heridas que se rebelan por
animosidad hacia religiones concretas, pero que acaban
metiendo en el mismo saco de su desafecto, al resto de las
religiones.
122
Ni es un valor absoluto, ni es algo natural en el ser humano,
puesto que la religión es espiritual, sino fuera espiritual no
podría ser religión, por una simple razón de coherencia
semántica y práctica. Sería como cada cual quisiera etiquetarla,
pero no sería religión, aunque así la llamasen.

La espiritualidad es la esencia de la religión y ésta se


fundamenta y cimenta sobre esa esencia. No existe tal
dicotomía, puesto que no puede haber una religión sin
espiritualidad, ni una espiritualización que se exprese sin
religiosidad.
Cuando se quiere demostrar la diferenciación y separación
entre una y la otra, se argumenta que la espiritualidad es
personal, privada y algo anarquista, mientras que la religión
tiende a incorporar rituales y oraciones públicas o grupales y
doctrinas organizadas.

Pero esta explicación adolece de lógica:

En primer lugar, porque una persona individualmente puede


forjarse su propia religión. Nada impide que un sujeto
cualquiera construya un cuerpo doctrinal, basándose en sus
propias creencias o en las de otros.

En segundo lugar, porque una persona religiosa puede


igualmente celebrar sus ritos, realizar sus oraciones y proceder
según sus creencias de forma privada e íntima, puesto que lo
válido, son sus convicciones, y éstas, independientemente de si
son públicas o privadas, las seguirá realizando. De lo contrario
ni sería espiritualidad, ni seria religión, sino simple
pomposidad exotérica.

Indiscutiblemente muchas “religiones” y sus líderes, han caído


en esta suntuosidad, boato y ostentación, pero ello no es un
error de la religión, sino de los hombres y mujeres que la
123
manifiestan. Las personas que defienden la espiritualidad
como práctica íntima y solitaria, lo que desean enaltecer es su
realidad interior, es su interioridad, es su intimidad, es su
conciencia, es su independencia y su emancipación, y estas
pretensiones son atrayentes y espléndidas.

Pero si la práctica de la espiritualidad íntima, nos lleva a


comprendernos mejor, a conocernos, a meditar, a conectarnos
con nuestros mundos interiores, con nuestra propia divinidad,
con nuestra alma, Yo Superior o conciencia, todo ello, puede
también realizarlo, practicarlo y aprovecharlo, cualquier
persona que se sienta religiosa.

No obstante, si pretende entenderse a la religión como la fe


que lleva a los fieles de unas creencias a buscar una comunión
con la entidad divina suprema en la que creen, tanto en vida,
como después de la muerte, o según creencias, con diferentes
entidades divinas o con La Divinidad, allá donde se encuentre.
Y por otro lado, si la espiritualidad pretende entenderse como
una orientación y perspectiva de las esencias espirituales y sus
orbes, y remarca el valor que tiene el mundo intangible
espiritual, con el que es oportuno y primordial estar en
comunión, tenemos que en el Druidismo ambas visiones se
conjugan y fusionan, sin problemas ni reticencias morales o
éticas.
Se conjugan y fusionan, puesto que la espiritualidad tiene una
comprensión profunda de la Conciencia Infinita, Fuente
Suprema, Todo Absoluto o simplemente de la Divinidad, y el
objetivo de casi toda religión, es que el alma se reúna con Lo
Divino en algún momento de su periplo anímico, y por tanto,
ambas perspectivas de pensamiento son genuinamente
percibidas, contempladas y respetadas en el Druidismo:

124
-Si la espiritualidad es la búsqueda y encuentro de lo Divino en
nuestro interior, la religión lo busca en el entorno, en la Madre
Naturaleza, en el Universo, en Todo.

-Si la espiritualidad es la práctica íntima, subjetiva, solitaria y


a veces, hasta secreta y oculta a los demás, el Druidismo la
sublima en la multiplicidad, en la conexión, en la práctica y
debate con otros que tienen las mismas creencias,
conformando lo que viene llamándose La Egregora druídica.

-Si la espiritualidad amplifica la Conciencia, acrecienta la


reflexión y desarrolla la intuición, la religión expande el
pensamiento lógico y promueve el razonamiento en un justo
equilibrio.

-Si la espiritualidad se interesa por el Yo superior, de una


forma subjetiva, la religión se compromete con la comunidad
donde se relaciona ese Yo superior de forma objetiva y se
interesa por el sincero bienestar espiritual de todos ellos.

-Si la espiritualidad es la búsqueda de la armonía interna, de la


paz con uno mismo, desde una fórmula personal y privada, la
religión sublima esa armonía y procura su transmisión desde el
Ser, hacia afuera, hacia todo lo que le rodea.

-Si la espiritualidad es parte intrínseca del ser humano desde


siempre, la religión es la potencialidad del ser que desarrolla
esa espiritualidad.

La religión tiene una función elemental; La de iniciar a otros


en métodos de pensamiento y en estilos o conductas
cooperativas y sensibles, proporcionando un marco de
referencia y ofreciendo a la par dentro de una comunidad o
grupo, solidaridad, apoyo y respaldo.

125
Y la espiritualidad no es sólo para santurrones erráticos, ni
gurúes vagabundos, ni visionarios paranoicos, ni ermitaños
aislados en ermitas encima de peñascos. La espiritualidad no
está limitada a los conventos o monasterios perdidos en los
cerros de las montañas ni circunscrita a las grutas druídicas de
los bosques o de las colinas, ni a programas radio-televisivos
ultra religiosos.

La espiritualidad debería forma parte de la vida cotidiana como


algo primordial, y debería integrarse en todas las facetas de
nuestras vidas: en la política, en la economía, y sobre todo en
la educación de las nuevas generaciones y especialmente en los
medios de comunicación actuales, que oyen o ven las
generaciones más veteranas. Quizá con ello lograríamos una
mayor madurez para todos, y reemplazar a tanto programa
basura de las TV. y tanta revista banal o periódico amarillista.

El Druidismo contemporáneo piensa como decía Stanislav


Grof, uno de los padres de la psicología transpersonal, que:

…“una religión con un enfoque místico, espiritual, genuino


auténtico, abierto y liberador, podría cambiar el mundo. La
conciencia de la unidad que subyace a toda la existencia y el
sentido de estar íntimamente vinculado con los demás, a la
naturaleza y al cosmos, sin exclusiones de ningún tipo, sería
la característica más importante de este nuevo credo”.

Es decir, en estas afirmaciones Grof viene a explicar, que la


unión y no la separación entre espiritualidad y religión, es lo
que vendrá a dar un giro importante en la Conciencia de la
Humanidad.

126
-El Druidismo cultiva y actúa con Fe Consciente

Lo que sigue a continuación es una visión sobre la fe, desde un


punto de vista subjetivo del que escribe este libro, que un
ningún momento pretende que éste sea el único enfoque
druídico que se pueda concebir.

Como ya sabemos, el Druidismo no tuvo, ni tiene, ningún


fundador, ni posee ninguna revelación. Otras religiones
tuvieron un iniciador, enviado o profeta mítico o real, como
Krisna en el hinduismo, Shidharta Gautama en el budismo,
Abraham y Moisés en el judaísmo, Jesucristo en el
cristianismo y Mahoma en el Islam, y sus correspondientes
libros sagrados o revelados.

El Druidismo, además, es una de las tradiciones espirituales


más antiguas y variadas de este planeta y quizás la más
veterana de Occidente, que aun sigue activa, pues tanto sus
premisas teóricas y expresiones prácticas, como sus
simbolismos y panteón de Divinidades, siguen vivos y en
constante dinamismo y evolución.

Algunas de sus concepciones, propósitos y liturgias, pueden


ser calificadas como compilaciones de creencias mucho más
arcaicas aún, que se dieron en las culturas y poblaciones con
las que los celtas tuvieron algún tipo de relación, y las cuales
influyeron en el propio desarrollo del Druidismo.

Así tenemos que la religiosidad que perduró del neolítico; el


chamanismo y sus chamanes; el zoroastrismo y sus magos; el
hinduismo y sus brahmanes; el hermetismo egipcio y sus
sacerdotes; quizá algunas escuelas filosóficas griegas y sus
pensadores como la del ilustrado Pitágoras, etc., tuvieron
creencias e ideas que fueron influjos externos, algunos

127
adoptados y rejuvenecidos por los druidas y druidesas tanto de
antaño, como incluso contemporáneos.

Esquematizando sobre la filosofía druídica, observamos que;

-Por un lado, con respecto a la Madre Naturaleza, tenemos el


respeto a las pautas y leyes naturales que muestra y despliega,
donde incluso la sexualidad humana adquiere un concepto y
dimensión espiritual de un elemental impulso vital, como
manifestación de la vida y del humano crecimiento personal, y
por lo tanto, atesora una energía, que se entiende como
sagrada.
(Antaño entre los pueblos celtas la labor agraria de la labranza,
el hecho de introducir el arado, la azada en la tierra fértil,
quedaba simbolizado por el sexo masculino, donde la semilla
del cereal era el semen varonil y la tierra fertilizada por él, la
Madre Tierra, simbolizaba el sexo femenino)

-Por otro lado, existe la búsqueda espiritual y comprensión de


las Realidades Universales del Cosmos, del “Padre Cielo”,
como dirían los antiguos.

-Y por otro, existen prácticas rituales, que honran a los


espíritus de los antepasados, de los tótems personales y
colectivos, pero también de las energías y fuerzas que moran
en lagos, ríos, montañas, árboles o animales. Sin relegar al sol
ni a sus rayos vivificadores, ni al mismo fuego como agente de
transmutación, ni a la luna, o a los elementos como el agua, el
viento o el aire.

Y todo lo expuesto viene a colación en el tema de la Fe, porque


todo ello, no son actos y creencias de una fe simple o mera
credulidad, ni la ejecución sistemática de unos preceptos
128
dogmáticos. Hay sabiduría encerrada en cada acción, hay
conocimiento, hay comprensión y concordia de todas y cada
una, tanto de las creencias como de sus prácticas y ritos.

Por ello, pretende el Druidismo quebrantar el dogma para


alcanzar la sabiduría.

Quiere sugerir, una manera de vivir donde la espiritualidad sea


una cuestión social y filosófica, más que una fe religiosa vacía
sin cultura propia, ni conocimientos.

Aspira a entender en buen grado, el orden y las leyes que rigen


en el universo, tanto en el funcionamiento armonioso del
Cosmos, como en sus ciclos de astros, donde, por ejemplo,
unos soles perecen y otros nacen.

Muchos de los seguidores druídicos, desean proyectarse hacia


la Divinidad o hacia la Fuente Suprema mediante la conexión
y vínculo con los dioses y anhelan que éstos mantengan
estrechos vínculos con los humanos. Anhelan que los orienten
y tutelen, si es preciso, ante las vicisitudes de la vida. Desean
honrar a la Madre Naturaleza y exaltar su belleza, seguir las
estaciones y ciclos que regulan a los vegetales y a los
animales, y presenciar como el brote de las hojas de los árboles
surge en cada nueva etapa y prosperan.
En resumen; Respetar e intentar que se respete el nacimiento y
vida de toda criatura.

Pero indudablemente el Druidismo, se aleja de corrientes de


moda al estilo de la llamada Nueva Era, amalgama de
conceptos espirituales e incluso pseudo-espirituales, que no
consideran las primordiales diferencias que existen entre
algunas religiones y las culturas que las albergan.

129
En esta conejera “New Age” caben toda clase de movimientos
místicos, la mayoría con enseñanzas orientales que han sido
desvirtuadas adrede, para llegar a ser aceptadas por el sistema
de vida y pensamiento lineal occidental actual. Y otras, de
escuelas esotéricas con enseñanzas y prácticas de toda índole,
con curiosas mezcolanzas, entre las cuales y en buena
proporción, abundan las sectarias, y algunas otras son incluso
fraudulentas, y otras, simplemente banales. Todo ello tiene
mucho de parodia pero realmente poco de espiritualidad.

El galimatías se acentúa cuando se observa como ciertos


grupos que se autodenominan paganos o “neopaganos”, se
suben también al carro sincrético y del simulacro de la New
Age.

Estos grupos tienen como referentes “espiritualoides” todas las


formas de ocultismo, provengan de donde provengan, todos los
fenómenos paranormales, sean cuales sean, todas las formulas
mágicas, provoquen lo que provoquen. Suelen mezclar sin
orden ni concierto, las runas nórdicas con el I Ching, la
Kabbala, con el Druidismo, al Gnosticismo con el Paganismo,
los viajes astrales con las abducciones de extra-terrestres, el
tarot con el espiritismo, la interpretación de los sueños, con
mensajes de Ganímedes, Merlin y al rey Arturo con Jesús y sus
doce apóstoles, el martillo Mjolnir de Thor con la varita de
Moisés, los trabajos chamánicos con las drogas psicodélicas y
a Isis con la Virgen María.

Quizá sea extremado asegurarlo, pero se intuye que lo que


pretende el movimiento New Age, está muy en consonancia
con las aspiraciones globalizadoras actuales, en lo que respecta
a la síntesis de todas las creencias y sus prácticas, en una sola.
Dogmas que en la mayoría de los casos tienen escaso rigor
130
histórico-espiritual y se hallan repletos de delirios caprichosos,
y veleidosos cuando no vanidosos, que ocultan la falta de
conocimiento y cultura, especialmente de sus líderes.
Unos líderes que en no pocas ocasiones, se comportan a modo
de carismáticos gurús con sus títulos rimbombantes y cuando
no, demuestran y enseñan un dogmatizante comportamiento
sectario, lleno de ofuscaciones, reglas engañosas y
prohibiciones de todo tipo.

Si analizamos la palabra Fe, observamos que ésta proviene de


un idioma, el latín, que es de origen pagano aunque la ICAR,
se haya apropiado de él, donde el vocablo latino “Fides”,
significa, crédito y confianza.

Consecuentemente al término, la fe también es aquello que da


origen a la confianza, es decir, aquello sin lo que no es posible
tener confianza. Expresado de otra forma, la fe sería la
condición que otorga la confianza, o sea, la condición que
corresponde para poder tener confianza y sin la cual, ésta no es
posible.
Así pues es una creencia en algo o alguien. Y una creencia, es
un sistema de conceptos e ideas, que puede también coordinar
la percepción que tenemos del Universo y de la Dimensión en
la que nos hallamos. Pero para los seguidores druídicos en
general, además, y se recalca, además, por todo lo que sigue a
continuación en el presente esbozo sobre la fe, es un sentir
individual y a veces colectivo.

Es una emoción, una afectividad y empatía hacia las


divinidades u otros seres y entes, de similares y análogas
naturalezas, los cuales se entienden como menores, a esa
Primera Fuente que muchos de los seguidores del Druidismo,
llamamos entre otros epítetos el Todo Absoluto. Es también
una experiencia, porque genera sensaciones que sintonizan con
la creencia.
131
La fe teológica de un seguidor druídico podría explicarse como
una confianza y esperanza profunda, arraigada en lo más
recóndito de su ser, que lleva implícita una adhesión y
fidelidad hacia una noción sobre el Universo que explica el
Devenir cósmico de ese Todo y sus emanaciones; los dioses.
Adhesión que connota fidelidad hacia todo, porque todo es
divino y todo es parte del Todo.

La fe constante que mantuvieron durante siglos la gran


mayoría de los celtas no puede cuestionarse. De no haber
mantenido su fe antes las invasiones religiosas, no hubiese sido
necesario perseguirlos para hacerles renunciar a ella y
convertirlos a la del poder dominante.

Por otra parte, la Fe es también aceptar la palabra de otro, sea


escrita u oral, entendiéndola y confiando que ese otro es
honesto, y por lo tanto, que su palabra es veraz.

El motivo básico de este tipo de fe es la credibilidad de aquel a


quien se cree. Este reconocimiento de credibilidad ocurre
cuando se acepta que el personaje en cuestión tiene sobrados
conocimientos sobre lo que dice o escribe y posee una
integridad personal intachable, de manera que en su conducta,
ni miente ni engaña, ni adultera, ni tergiversa, ni etc...

Teologalmente hablando, cuando se cree en un dios o varios, u


otros seres divinos o semi-divinos, podríamos decir que se
trata de una fe divina mística o teológica. Y obvia y
paralelamente, se trata de fe humana, como sinónimo de
confianza y crédito, cuando se admite y acepta lo que un ser
humano dice, hace o escribe. En dicho caso, se cree en esa
persona. Incluso puede haber fe en uno mismo, ¿Por qué no?

132
Así pues la fe puede ramificarse.

A priori, no existe incompatibilidad entre tener una fe humana


y otra sobrehumana, aunque es evidente que los grados son
diferentes, si bien, la fe no es un acto humano obligado, pero
naturalmente, se da en los hombres.

La fe, además de creer en algo que no vemos o que pudiera no


existir, o incluso que tiene potencialidad para Existir, es creer
en alguien o algo que nos ha hablado, escrito o comunicado
alguna cosa por algún procedimiento.

Es totalmente cierto bajo una perspectiva druídica, que existen


verdades y realidades que aunque relativas, son evidentes para
los seres humanos, (otros seres, tienen verdades y realidades
distintas)

A unas, llegamos por razonamientos, elucubraciones y


deducciones mentales muy o poco complejas. A otras,
llegamos mediante nuestros limitados sentidos, pero así
humanamente las conocemos.

Hay otras que, sin embargo, nos son comunicadas por seres
humanos que nos merecen credibilidad. No obstante, otras nos
llegan por las experiencias espirituales, los sueños e
intuiciones y como no, por la misma Awen.

Y por último, hay otras que nos son comunicadas de distintas


maneras por el Universo, y en plano más terrenal por la Madre
Naturaleza.

Si creer es comprender mejor, y comprendiendo mejor


creemos, entonces; podemos llamar Fe a estas convicciones,
podemos así concebirlo, pero esta Fe druídica, (permítaseme la
licencia del término) no se introduce en el dogma, sino que se
133
encuadra en lo que se denomina una Fe consciente, que
consecuentemente nos lleva a creer mejor, comprendiendo,
apartándose completamente de aquella que cae en el
sectarismo, en el fanatismo o en la irracionalidad de los actos
humanos.

Sin embargo, existen algunos tipos de fes frívolas y baladíes,


que son creencias demasiado irracionales en alguna o varias
propuestas o sugerencias.

En el ámbito terrenal y material, una creencia irracional es


aquella que es antagónica a la suma de evidencias abrumadoras
en su contra. Por ejemplo: tener fe, en que la Tierra es plana, o
que el Sol gira en torno a la Tierra, sería mantener una creencia
contraria a la suma de las evidencias en contra de tal
proposición.

Semejantes tipos de propuestas e ideas cuando se trasladan a


un ámbito espiritual, merman el concepto de una fe religiosa o
espiritual consciente, colocando en su misma categoría a las
supersticiones, supercherías y a las alucinaciones enfermizas
de todo tipo.

Por ejemplo: Algunos personajes más o menos conocidos y


famosos, se creen enviados y mensajeros de seres de otras
galaxias y sus argumentos son una serie de disparates, a cuál
más incoherente.

U otros que creen ser encarnaciones vivas de Mahoma,


Jesucristo, etc. y sus actos y palabras, obviamente se enmarcan
en cualquier disfunción mental.

134
Si bien todo lo que existe no se puede ver o comprobar,
tampoco deberíamos caer en el equívoco contrario, ya que de
perseguir este proceder, cualquier desvarío humano podría
existir y ser válido, incluso entelequias e
invenciones arbitrarias y disfunciones psicológicas malsanas.
Hay que aprender a discernir muy bien.

La fe en las grandes religiones, no pocas veces surge por temor


a un Dios y se embute de miedo ante su feroz castigo y ello la
convierte en una fe irracional.

Fueron y son esas religiones, las que han propagado como


dinamita y plaga, mediante sus misioneros, predicadores y
apóstoles variopintos, a través de todo el globo terráqueo, el
incoherente pensamiento de que hay un Dios que expulsa,
excluye y castiga a los seres humanos según unos imaginarios
pecados o maldades cometidas.

Sin embargo, la fe druídica que pretende alcanzar la


Conciencia, aspira a que los seres humanos que siguen sus
enseñanzas, se libren por siempre de los enunciados
inconsecuentes, de las interpretaciones pseudo-filosóficas
triviales. Estimula a reflexionar, a recapacitar a considerar y
reconsiderar, a pensar, y si se quiere, incluso a creer. A
entender que somos parte de un Todo, de una fuerza, ente,
mente o energía superior, que actúa con su Devenir, en el
Universo, o al menos, a sentirse Uno con la Madre Naturaleza,
donde todos somos partículas de ese inmenso Cosmos. Cada
constelación, cada estrella, cada planeta, cada ser, cada
partícula, cada átomo, creemos con conciencia, que son una
nano-fracción del Todo, o si ésta idea no se acepta, como
mínimo parte del Universo.

En verdad, los seres humanos no deberíamos adaptar, ni limitar


a ninguna divinidad a nuestro entendimiento condicionado y a
135
veces caprichoso. Deberíamos adaptar nuestro propio y
humano entendimiento a lo que potencialmente puede llegar a
ser la Divinidad. Ni siquiera deberíamos imaginar a ninguna
divinidad según nuestro capricho o gustos personales.

Resulta obvio comprobar que no todo lo podemos comprender


con nuestra “limitadísima” capacidad de razonamiento, o lo
podamos comprobar con nuestras actuales y “limitadísimas”
formaciones científicas.

Pero tampoco la fe debería ser contraria al Conocimiento y a la


Sabiduría. La fe tampoco debería ser irracional e insensata.
Puede incluso, llegar a estar por encima de la razón, y así se
convierte en una Fe supra-racional, pero nunca debería ser
contraria a la cognición. Podemos tener una fe a-racional, una
fe supra-racional, pero no debería convertirse en una fe necia,
puesto que una fe absurda, demasiadas veces, siendo
ignorancia, lleva al fanatismo.

Es cierto, algunas verdades, obviamente relativas, de las


convicciones druídicas, no son comprobables dentro de los
paradigmas y conceptos de esta sociedad, y ello es una
evidencia. Por ello, muchos de nuestros congéneres humanos,
tienen el manifiesto pensamiento de que las convicciones
druídicas son en buena proporción, irracionales.

Pero los seguidores druídicos actuales tienen en alta estima y


credibilidad a los druidas que nos antecedieron. Se piensa, que
los antepasados espirituales, tenían razón en muchos de los
discernimientos, deducciones y clarividencias, que a través de
los siglos nos han llegado de alguna manera. Ellos nos
comunicaron de diversos modos, muchas de las convicciones
druídicas, y, a pesar de ello, sabemos que esos druidas y
136
druidesas de antaño eran seres mortales. Seres mortales que
cometieron o pudieron cometer equívocos y errores y aun a
pesar de ello, les tenemos credibilidad. Tenemos certeza en sus
amplios y vastos conocimientos, en su sabiduría y en su
justicia, evidentemente dentro del paradigma cultural que los
acogía.

Por ello, tanto las sagas como las historias celtas pre-cristianas
que nos han sido transmitidas de alguna manera, adquieren
para los seguidores del Druidismo una perspectiva muy
distinta a la forma de juzgarlas de la mayoría de las mentes
occidentales post-cristianas. Aún estando repletas de dioses, de
héroes y heroínas, de hazañas y proezas, de sucesos y hechos
fantásticos, y aún a pesar de la tergiversación que hayan
podido sufrir.

Para el hombre moderno occidental, acostumbrado desde hace


por lo menos 15 siglos a un pensamiento lineal, y desde
Descartes a considerar a la razón, por encima de todo otro
aspecto de la realidad, todas ellas son inconcebibles, ilógicas,
ingenuas e inverosímiles y meros “cuentos de hadas y
fantasías”.

Pero para el druídico, es una fe supra-racional. Una convicción


que se halla por encima de la razón, pero en ningún momento
se convierte en una creencia irracional, ni carente de cierta
lógica, pues es: Su Lógica: Su Realidad.

Es Su Lógica, y también la de los Druidas de antaño, ya que


éstos, para comunicar experiencias místicas personales o
incluso colectivas, emplearon el lenguaje del mito.

Lo utilizaron, para hacer partícipes a sus tribus, a su pueblo o a


sus alumnos de los conocimientos adquiridos en sus retiros
analíticos y reflexivos tanto individuales como grupales.
137
Cuando los Druidas se reunían en grupos en sus “Nemetones”
en las frondosidades de los bosques para reflexionar y debatir
allí sobre el orden de la Madre Naturaleza, del Cosmos, de las
Divinidades. Cuando se congregaban para filosofar, meditar,
discernir sobre las complejidades e innumerables
manifestaciones del Universo entero, forjaron la base de
muchos de los mitos, cuentos, leyendas e historias en general,
que hoy conocemos como celtas.

Cuando lograban en sus experiencias místicas y extásicas, en


sus ritos, ceremonias silvestres y actos mágicos naturales,
traspasar lo sensorial, entrar en otras realidades, Otros
Mundos, crearon alegorías, parábolas, adivinanzas, para
explicar casi lo lógicamente inexplicable, lo más
fidedignamente posible.

Todas estas genuinas experiencias espirituales y esas otras


realidades intangibles, luego fueron dadas a conocer a otros
seres humanos en un lenguaje lo menos limitado posible,
flexible y virtual: El lenguaje del símbolo y del mito.

Por otro lado, y no es ninguna contradicción, existe una tríada


aceptada como druídica que nos dice: Conocimiento, Sabiduría
y Justicia. No se habla explícitamente de la Fe. Y se puede
conjeturar que no se habla manifiestamente de Fe, porque el
conocer y el saber, es la forma más adecuada y comprensible
dentro de lo limitadamente humano, para acercarse al Todo
Absoluto o a sus distintas emanaciones, como son los dioses.
Incluso, podríamos afirmar druídicamente, que es la manera
más apropiada para tener fe.

De ahí la intuición de que los dioses, y otros seres divinos, los


cuales muchos seguidores del Druidismo entienden como de
138
menor gradación, siendo todos ellos, emanaciones del
Incognoscible Todo Absoluto, pueden ser conocidos.
Es más, existe la convicción druídica, de que ellos desean ser
conocidos, al menos, por humanos de elevada conciencia y alta
comprensión.

Las sagas y cuentos celtas, nos hablan de esa Inter-acción,


combinación, conjunción, unión, etc. entre los dioses u otros
entes por una parte, y los humanos por otra. Y para nosotros,
además de ser anécdotas, arquetipos, ejemplos y enseñanzas,
las sagas celtas, igualmente, poseen credibilidad en sus
mensajes, por lo expuesto anteriormente sobre el lenguaje
mítico oral.

Por otra parte, la fe sola, sin más complementos, puede tener


su valía, pero especialmente para aquellas personas que
intelectualmente no les es posible escalar a ciertas cotas del
conocimiento y de la comprensión. Sin embargo, el
conocimiento y la sabiduría derivan hacia la comprensión. La
fe por sí sola, sin nada más que la apuntale, no hace demasiada
distinción entre lo quimérico y lo potencial y presumiblemente
posible.

El fundamento de esta simple constatación está en el hecho de


que la fe dogmática cree sin dudar, y por el contrario, el
conocimiento y la sabiduría, llegan a la comprensión habiendo
examinado, estudiado, analizado previamente, incluso podría
decirse, que alberga cierto escepticismo. Y dudar, es la raíz de
todo conocimiento, donde una Fe Consciente, basada en el
Conocimiento y en la Sabiduría sabe construir y actuar con
Justicia.

Quizá, hayamos escuchado o leído en alguna ocasión el dicho


Budista que dice:

139
“Gran duda gran iluminación, pequeña duda pequeña
iluminación, no hay duda, no hay iluminación.”.

Es decir, sin la sensación de duda, sin una primera impresión


agnóstica, nadie es capaz de alcanzar la iluminación que otorga
el conocimiento, ni la inspiración que concede La Awen, y sin
una fe consciente, nadie es capaz de producir la sensación de
duda. Sin fe consciente, la multitud de dudas no pueden quedar
disipadas. Sin fe consciente, ni siquiera se puede empezar a
hablar de trabajar interiormente sobre la gran multitud de
dudas que se pueden tener o adquirir en el propio crecimiento
espiritual.

Ciertamente sólo el humano que alcanza la Sabiduría, a través


del Conocimiento y obrando con Justicia puede llegar a tener
una Fe positiva y práctica, consciente y mística.

Positiva en cuánto que es una Fe Consciente y Armónica,


como se entiende en el Druidismo, cuando vive en concordia
con su entorno. Y práctica, cuando ésta Fe, es al unísono su
propia Vida, donde el mayor sacrificio personal que puede
ofrecer a las Divinidades, es el realizado cuando decide la
transmisión del Conocimiento acumulado.

Por tanto, una fe consciente, no debería ser vista como un acto


o conducta irracional, sino al contrario, como un hecho y
comportamiento conforme a la razón, a la intuición e incluso a
ciertas experiencias místicas.

Por eso en el Druidismo se afirma que no puede haber


verdadera oposición entre fe consciente, razón e intuición. La
tríada es real: Intuición, Razón y Fe.

140
Es cierto que dentro del concepto de fe no existen recetas,
métodos, ni sensaciones exactas o idénticas. Por ello el
Druidismo entiende, que ni siquiera la fe consciente de un ser
humano es idéntica a la que puede sentir otro ser humano, ni la
fe consciente de una espiritualidad es idéntica a la de otra. Ni
siquiera la fe, en general, de los seguidores o partidarios de una
misma espiritualidad es heterogénea o clónica. Existe la
pluralidad, la diversidad, reflejo de la complejidad y
multiplicidad que existe en el Universo.

Obviamente la fe de todos los seres humanos posee una base


en común, pero se expresa a través de caminos y sensaciones
diferentes, unas llevan sendas más tolerantes y otros, prácticas
y actos más intransigentes. Al fin y al cabo, la fe que posee
cada persona va de acuerdo con su propia naturaleza interna,
con su propio grado de conciencia. Y es este grado de
conciencia el que nos hace discernir entre una fe fanática y una
fe consciente.

Tratar de convencer a un creyente fanático, de que es víctima


de un abuso, fraude, engaño o auto-engaño, de que sus dogmas
pertenecen al campo del desvarío y de la perturbación, aunque
se le muestren mil datos o cualquier argumentación por válida
que ésta sea, que resten crédito a sus rígidas creencias, resulta
cuanto menos peliagudo, tanto como intentar demostrar al
incrédulo compulsivo, cualquier fenómeno insólito que él, por
sí mismo, no haya experimentado, o que en su defecto, la
ciencia no haya aun emitido su veredicto.

Negar por sistema cualquier evento, fuerza o energía esotérica


o cósmica, indemostrable en la actualidad empíricamente,
denota la misma estrechez mental que la del fanatismo
religioso más agudo. Tan intransigente e incluso se podría
decir, que tan necio y majadero, es uno, como el otro.

141
De esta manera, la mayoría de las religiones, especialmente las
más difundidas, incluyen entre sus pilares doctrinales básicos,
la Fe, es decir, una concreta Fe religiosa.
En las referidas religiones dichas Fes religiosas se exaltan
abrumadoramente y se transmutan en una fidelidad absoluta a
sus creencias, las cuales se convierten para sus adeptos y
devotos más fieles, en la más: “loable virtud del creyente”.

Esta fidelidad y devoción absoluta es el puntal en el


mantenimiento de sus creencias, de la cual resulta un puro
dogma incontestable, que muchas veces ronda el integrismo y
otras muchas veces, cae irremediablemente en un obcecado
fanatismo.
A todos los que se apartan de dichos dogmas de Fe, esas
religiones y sus mismos fervorosos creyentes los tildan como
infieles.

La infidelidad religiosa es, pues para todos estos defensores y


poseedores de esas exclusivas “Verdades Categóricas”, la
ausencia de la fe debida y revelada. Sea manifestada por sus
profetas o iluminados, hijos de su dios o dioses, mensajeros de
las estrellas, embajadores de Orión, heraldos de los
extraterrestres o poco importa, de quien se quiera y pretenda.

Creer que cualquier fe espiritual, es la única verdadera es ya


sin duda, caer en el fundamentalismo religioso. El
fundamentalista es hostil y enemigo manifiesto de todo
pluralismo, y, por tanto, muy contrario al pensamiento druídico
que observa y respeta la pluralidad del Universo entero.
En realidad y de existir o haber existido, un druida o druidesa
fanático es, de por sí mismo una paradoja y una incongruencia.

El fanático, es indiferente a la condición histórica de la


existencia, pues antepone el valor de su verdad subjetiva, tal
142
como éste la entiende, al de la libertad, al de la variedad, al de
la liberación y emancipación, que por derecho tiene todo ser
humano y no humano. Defiende y pregona un enfoque
monolítico y tupido (o quizás, estúpido) de la vida personal y
social, que exige de forma incondicional la sumisión al dogma
de la religión que profesa.

Desde un punto de vista teológico, el fundamentalista cree, con


su fe dogmática, que posee la única idea acertada de la
Divinidad, de la Fe, de lo justo e injusto, de lo religioso, etc.
En este estado mental, se cree autorizado a oponerse a
cualquier espiritualidad que no concuerde con sus creencias.
Ello le lleva también a tratar de imponerla a todos los demás,
especialmente en su mismo entorno, pero incluso en ámbitos
más alejados de él. Dicho sujeto, está falto de la comprensión
que otorga el saber que la Suprema Divinidad, como la
entienden los seguidores druídicos, es un Misterio
Incognoscible. Es una Existencia Superior, que no se deja
enclaustrar en su totalidad dentro de ningún concepto humano
y que ningún mortal puede pretender poseer su absoluto
conocimiento.

Así mismo, es un hecho comprobable que debido a la


monopolización de la fe por las religiones mayoritarias, se han
soslayado y hasta evitado, los amplios significados y conceptos
del término, favoreciendo una visión sectaria, dogmática,
intolerante, vehemente y hasta fanática de ésta.

De esta manera se impone una concreta y relativa perspectiva


de la fe, deformando los amplios conceptos con los que puede
ser comprendida e interpretada. Quizá dicha manipulación,
solo sea un propósito deliberado de los entusiastas apologistas
de las religiones de masas, por desinformar y para llevar a la
necedad espiritual a una serie de partidarios, que no son mucho
más, que ignorantes religiosos.
143
Dichos personajes se han propuesto hacer olvidar que la fe no
es herencia exclusiva, ni propiedad privilegiada absolutamente
de nadie, ni de ninguna religión, ni de ninguna espiritualidad
concreta, puesto que ésta se convierte conceptualmente en una
abstracción del pensamiento racional y en un sentir substancial
del ser humano.

Una de las consecuencias desafortunadas de dicha


monopolización de la fe, especialmente para las
espiritualidades paganas es que muchos paganos del orbe, caen
inconscientemente dentro del paradigma de esos credos según
las áreas en donde vivan, y aplican el significado de la fe de
esas doctrinas, a su propia espiritualidad.

Numerosas veces hemos oído o leído, palabras, frases o textos


de personas que practican y se desarrollan anímicamente
dentro de una espiritualidad pagana, donde sacan a relucir su
fe. Una fe pagana, arguyen, por la cual, creen y adoran a
determinados dioses, sean éstos del panteón que sean. Aunque
obviamente, no solo tienen fe en dichas divinidades, sino que
creen en una serie de temas de mucha más amplitud, pero que
demasiadas veces tienen escasos argumentos que los acrediten.

Por otro lado, desde esas perspectivas monolíticas de la fe, las


religiones exclusivistas y exclusivamente monoteístas, afirman
pedantemente que no existen otros dioses procedentes de Otro-
a, más sublime, y que solo puede haber un Único Dios. Pero la
proposición monoteísta es claramente conceptual, lo mismo
que lo es, la creencia en una miríada de dioses.

Cuando el Druidismo mantiene entre sus convicciones


metafísicas, la idea de una pluralidad de dioses y de otros seres
divinos como emanaciones e hipóstasis de una Fuente
144
Suprema, indudablemente podemos afirmar que esto entra en
el ámbito de la creencia. (Por lo que sabemos hasta la fecha,
nadie en la humanidad ha demostrado la inexistencia de Lugh
o Brighid)

Pero es una creencia apoyada en la credibilidad y jamás en la


credulidad, hacia nuestros respetados ancestros y hacia
nuestros respetables maestros espirituales de antaño y también
actuales, que así lo expresaron y expresan de variadas maneras.

Pero dicho acto de fe no solo proviene de la credibilidad que


tenemos en los instructores o maestros espirituales históricos o
contemporáneos, sino que también proviene de deducciones,
sensaciones, emociones e intuiciones íntimas. Discernimientos,
percepciones y emociones personales que podemos también
obtener al observar la pluralidad del Universo, e incluso como
reflejo en la misma Tierra. Ya que la diversidad se da en
nuestro propio planeta en la multiplicidad y complejidad de
seres que lo conforman.

Pero a diferencia de la mayoría de las religiones mayoritarias y


monoteístas, el Druidismo no patrocina ni el culto ni la fe
hacia una deidad concreta. Se puede honrar tanto a Lugh como
a Brighid, a Manannan como a cualquier otra Divinidad sean
pan-celtas o más locales, pues todas estas deidades generan
sentimientos de familiaridad, que plasman diferentes facetas e
hipóstasis de "Lo Uno”.

Incluso se puede reverenciar a ese "Espíritu Supremo" o “Todo


Absoluto”, Ánima Eterna" o como se quiera denominar.
Aunque por otro lado, el concepto de un Dios todo-poderoso,
al estilo judeo-islámico-cristiano demandando adoración de
sus creaciones humanas y mortales, es inconsistente, ya que el
concepto de adoración es contradictorio con la noción de la

145
Omnipotencia divina, tal y como la consideran dichas
religiones mayoritarias.

Podríamos citar numerosos ejemplos, pero para no extendernos


en ello, baste tan solo uno:

En las religiones mayoritarias y sus variantes, especialmente


en las crístico-céntricas, que son las que más han afectado al
pensamiento global en Occidente y que, además, son todas las
religiones, variantes y sectas, que creen que Jesucristo existió
e, igualmente, que fue el Mesías, se afirma con fe dogmática,
que el alma de una persona que ha fallecido al abandonar el
cuerpo se va para el cielo. Asciende hacia el reino de ese dios,
para la gloria eterna, etc., pero solo si ha sido “bueno” en vida.
En cambio si ha sido “malo”, su alma va al infierno.

Luego, para algunas variantes cristianas, llegará el día del


Juicio Final y de la Resurrección de los Muertos, donde los
dudosos que se hallaban en el purgatorio, tras purgar sus
pecados, se recondenarán o se salvarán. Es decir, que la purga
para algunas almas tampoco servirá de gran cosa, y las ánimas
que se hallan en el limbo, quedarán absueltas porque no han
tenido experiencia de vida humana que las pueda convertir en
culpables de pecado, y se rescatarán para la causa del cielo.

Pero ¿Es todo esto una mentira, una broma, quizás una verdad
o es simple fe? ¿Ofuscación, entelequia o una creencia más?

Creer en ello es opcional, pero se presiente bastante irracional,


un tanto ingenuo, un tanto incoherente y desatinado, nada
manifiesto o intuible y menos aún armónicamente sensitivo.

146
Si acaso, genera algún sentimiento o emoción es la de pavor o
de payasada descomunal. Más o menos, como la obsesiva idea
que mantienen dogmáticamente algunos de un pecado original.

¿Pero en que mente humana puede entrar el adoctrinamiento,


por el cual se cree que habiendo cometido la primera supuesta
y atávica pareja humana un supuesto desacato divino, la
humanidad descendiente entera, debe pagar esa culpa?

Estar sujetos y sometidos a los efectos de un hipotético y


jodido pecado original, origen de todo lo “malo” y perverso de
este mundo, no es una circunstancia demasiada benévola que
nos concede ese concepto del dios judeo-cristiano, que como
afirman, es todo él bondad.

Sin embargo, en el Druidismo, se tiene otra visión.

Partiendo y observando a nuestra Madre Naturaleza que se


piensa es un reflejo del Universo, y en su esencia, una de las
consecuencias del Devenir o Efecto Divino de la Primera
Causa, al contemplar las fases tangibles y reales de la
existencia, vemos que se trata precisamente de un ciclo. La
Divinidad misma y sus emanaciones nos están manifestando
cual podría ser potencialmente esa “Vida Eterna”, si acaso nos
gusta llamarlo así.

Es un partir y un volver, un existir con diferentes


personalidades y quizá hasta con diferentes formas, en este
planeta y dimensión o quizá en otros y otras, pero se “cree”
que conservando ese Yo Superior, que nos conforma como
almas únicas, aunque obviamente, siempre formando parte del
Todo, incluso cuando siendo espíritus existimos incorpóreos,
(creencia) formando parte de ese otro Gran Espíritu Eterno.

147
Y todo esto puede ser tomado como actos de fe, y sin duda, lo
pueden ser, pero el Druidismo no se detiene solo en esto,
porque también sabe observar. Y se afirma que hay leyes y
reglas cósmicas, algunas conocidas por el hombre, y también
que existen en nuestro planeta, una serie de leyes físicas,
químicas, etc. que consideramos como Leyes Naturales, las
cuales gobiernan y encauzan la existencia de todos los seres.

Y entonces se puede dilucidar que en estos ciclos de la vida y


de la existencia, hay cierta lógica y razón. Se advierte de
nuevo, que no existe la muerte ni física, ni espiritual. Los seres
vivos, llegan a un punto en sus ciclos vitales, donde las
funciones quedan suspendidas, y las células que componen
todos los órganos entran en un proceso de descomposición de
la materia que les hace variar su forma.

Tan solo cambian de estado, pero siguen nutriendo a otros


seres e integrándose en ellos y en la propia Tierra,
proporcionando cíclicamente vida.

Así mismo en el Druidismo se cree que el alma es energía


sutil, siendo la materia la concentración densa de la energía. La
energía es movimiento. Donde hay movimiento hay vida. Y en
el Universo hay mucho movimiento, como mucho movimiento
hay en este planeta.

Quizá dichas argumentaciones tan solo sean silogismos e


hipótesis deductivas triviales, pero lo que se pretende mostrar
sobre todo, es que la fe es efectivamente una disposición a
aceptar, pero no mediante la irracionalidad. Todo aquello que
no podemos confirmar con nuestras leyes conocidas actuales,
puede ser un acto de fe; pero obviamente sin estrechez mental,
sin irracionalidad y abiertos a posibles modificaciones en el
148
devenir y en la evolución mental, física y espiritual de la
humanidad.

Continuando con el tema por el reverso de la cuestión, existe


también una fe incluso que podríamos considerar atea cuando
científicos teófobos y ateos del mundo afirman, que no existen
ni un solo dios, y mucho menos una pluralidad de dioses.

Estas negaciones y afirmaciones pertenecen al campo de la fe


espiritual y no al de una fe científica. Una fe científica atea,
que “cree” que no existe nada que sea divino aunque la ciencia
no pueda probar empíricamente ni la existencia, ni la
inexistencia de lo divino.

Por pura lógica y en general, la ciencia no es irracional, por


tanto, una fe científica no puede ser irracional, pero el que no
pueda ser irracional, no excluye que pueda ser incorrecta y
desacertada. La racionalidad llevada a un punto extremo
también lleva a la sinrazón, al sin sentido. Por pura lógica, no
se puede afirmar que la ciencia pueda explicarlo todo. Lo
correcto sería alegar que es una de las maneras de explicar
ciertas y determinadas cosas, pero obviamente existen otras
maneras, métodos, usos, experiencias, tales como el mito, el
arte, etc. y que no tienen evidentemente porque ser científicas.

Pretender que la ciencia pueda y deba explicarlo todo, es


idolatrarla, encumbrarla al pedestal de una especie de
monoteísmo científico celoso, que pretende que su dios y
verdad, es el única, auténtica e indiscutible.

Por otro lado, existe la expresión "tener fe en la ciencia". En


este sentido, también la ciencia puede tener un tipo de fe. Una
fe deductiva e inductiva si se prefiere, pero fe, al fin de
cuentas.

149
Quizá, incluso podríamos decir que sin una fe humana
consciente, no hubiera sido posible la evolución de nuestra
especie, porque si resulta necesario tener una visión histórico-
social, también lo es, tener una visión espiritual.

La fe nace en la mente humana, e incluso, no es osado afirmar


que es una consecuencia de la razón, y ésta a su vez, lo es de la
intuición. Y ello resulta obvio puesto que cualquier ser humano
puede defender con ardor una postura religiosa y al cabo de un
tiempo preservar con la misma pasión otra postura espiritual o
incluso la contraria. Quizá, gracias a unas experiencias o
prácticas, reflexiones o instrucciones, estudios o nuevo saber,
que mediante los razonamientos adecuados y posteriores
conclusiones, pueden hacer variar los pensamientos, la forma
de sentir y las pautas de actuación.

En el Druidismo esto se expresa notablemente bien con la


noción reciente de “Catma”.

Sí, en efecto, los sentimientos, el sentir por sí solo, tampoco es


garantía exclusiva, para una Fe consciente.
No se debería tener exclusivamente al sentimiento como
prueba de fe, ya que estos, muchas veces son mal interpretados
por muchas mentes inmaduras e incluso trastornadas. La falta
de comprensión en uno mismo, de auto-conocimiento, la falta
de lucidez, la estrechez mental, pueden convertir a los mismos
sentimientos que se generan, en emociones nocivas y
destructivas.

Muchas personas consideran el sentir como algo absoluto e


indiscutible, pero genéricamente, no existe nada o casi nada
humano que sea absoluto e indiscutible.

150
Los sentimientos o emociones ya sean de amor u odio, fervor o
furor, han conducido a lo largo de la historia, a muchas
personas obcecadas por ellos, a actos destructivos contra la
Madre Naturaleza y contra los seres humanos.

Es un hecho evidente: La Fe ha sido poco estudiada, y es


probable que haya sido debido, a su manipulación y
monopolización. La que han hecho, hacen y probablemente
seguirán haciendo, las religiones mayoritarias y dogmáticas.

151
MODULO
III

LA ORACION EN EL DRUIDISMO

Según los diccionarios de la lengua española, orar es sinónimo


de pedir, suplicar o rogar oral o mentalmente. Pero este tipo de
definición viene condicionada por la doctrina religiosa que
impera en Occidente; es decir, por el cristianismo, pero
obviamente se pueden obtener otras variadas definiciones,
según la espiritualidad que se practique.
152
Por ello, dentro del misticismo druídico, aun habiendo una
variada gama de descripciones, observaciones y prácticas
sobre la oración, a priori se plantean una serie de preguntas y
cuestiones que cuando se responden congruentemente con esta
espiritualidad, convierten a la oración en sí, en un acto sagrado
y de consagración que expande la conciencia del Ser y sirve
igualmente para el auto-conocimiento.

La primera cuestión que puede plantearse y que conviene saber


es; ¿Qué es orar?, o mejor expresado aun, ¿cómo se concibe
druídicamente el acto de la oración?

¿Qué es orar?

1-Orar druídicamente es un acto de elevación del espíritu. Una


iniciativa de la conciencia que se aloja en la mente, cuyo
propósito es dirigir la energía y potencia del pensamiento
traspasando los límites de lo material, hacia dimensiones extra-
sensoriales o hacia otros planos de existencia.

2-Orar druídicamente es igualmente la proyección de esa


energía del pensamiento hacia el ubicuo e infinito Todo
Absoluto, hacia cualquiera de sus emanaciones divinas o
hipóstasis, o hacia cualquier otra entidad espiritual, con el
propósito anímico de incorporarse al Cosmos como una
energía, voluntad y conciencia más, que es co-creadora y
compositora de la realidad y armonía Universal.

3-Orar druídicamente, es también un viaje de introspección


personal, la observación de nosotros mismos, mostrándonos
como somos realmente, como somos en conciencia,
convirtiéndose por ello en un paso intermedio entre la
consciencia y la inconsciencia del Ser.

153
4-La oración en el Druidismo es aspirar a renunciar a la
súplica, a las reclamaciones o a las pretensiones ególatras, que
puedan solicitarse a cualquier Divinidad o entidad espiritual.
No obstante, resultan coherentes con la espiritualidad druídica
aquellas oraciones de intercesión con peticiones filantrópicas.
Por otro lado, son ajenas al espíritu druídico, las oraciones,
rezos o plegarias de penitencia y contrición, porque se concibe
que la Conciencia Suprema o las Divinidades, no juzgan a
nadie.

El recitar trescientas o cuatrocientas veces una plegaria con el


objeto de ser “perdonado” por cualquier divinidad, no repara el
perjuicio causado, por lo que druídicamente se recomienda,
como primer acto de nuestra conciencia renovada o recobrada,
la compensación del daño o agravio ocasionado, como hacían
los celtas de antaño.

La penitencia como acto de remordimiento de la conciencia se


recrea en la opresión tanto anímica como emocional, con una
sensación de culpa adictiva y de expiación psicótica de la
infracción que debe ser juzgada y castigada por lo divino.
Conlleva pensamientos depresivos por sentirse en inferioridad
y no cumpliendo expectativas determinadas, en comparación
con otros individuos reales, imaginarios o míticos. También
conlleva pensamientos de auto-denigración, en los cuales el
penitente está sugestionado a creer, ya no de haber cometido
cualquier pecado o daño infame, sino el peor de ellos.
El individuo así mortificado, llega al extremo en el que ya no
se cree inferior a otros, sino que se halla convencido de ser
más aborrecible, insignificante y culpable que ningún otro
humano. Conlleva igualmente pensamientos de auto-tortura
psíquica como masoquista emocional, por los cuales, en su
sometimiento piensa que debe sufrir impávidamente los peores
154
castigos tanto emocionales como incluso físicos, sean
supuestamente enviados por la Divinidad, sean por auto-
imposición.

5-Orar en el Druidísmo, es la pretensión de que la oración


presida el culto o la plegaria habitual y tradicional, pero sin
olvidar que el rezo, y otras técnicas espirituales como la
invocación, la veneración e incluso la meditación, la reflexión,
la abstracción y la contemplación son prácticas también
usuales, válidas y tradicionales en el misticismo druídico, que
pueden preceder o anteceder a la oración.

6-La oración druídica no es la articulación vocal de una serie


de frases o palabras aprendidas con anterioridad de memoria y
repetidas reiteradamente. Esta modalidad de actos se
enmarcaría más adecuadamente en la categoría de lo que puede
considerarse como plegaria druídica, que consiste en la
pronunciación de frases o poemas establecidos por la tradición
y en la evolución o despliegue de las diferentes órdenes
druídicas.
Distintamente pero sin conflicto entre ambas, ya que una no
excluye a la otra sino que se complementan, la oración del
druida contemplativo, entra en una categoría de experiencia
mística de la conciencia, caracterizada por la disolución de los
límites individuales y la sensación de formar más que Uno con
el entorno, con la Madre Naturaleza, con el Cosmos, con todas
las divinidades y entidades espirituales y especialmente con el
Espíritu Supremo. Es la conciencia unitiva o entendimiento del
Uno, como afirman algunos místicos.

Veamos un ejemplo de una plegaria druídica muy extendida de


la que existen diferentes versiones y variantes, según la orden
druídica que la contemple.

155
La versión original proviene del siglo XVIII, del manuscrito
galés conocido como Barddas, en el cual Iolo Morganwg
ilustra seis versiones.
A modo de ejemplo, anotaremos una de sus múltiples
variantes:

Danos, oh Dios, tu apoyo,


Y en tu apoyo, fortaleza,
Y con la fortaleza, entendimiento
Y con el entendimiento, conocimiento
Y con el conocimiento, la sabiduría de la justicia
Y con la sabiduría de la justicia, el amor por ella
Y con ese amor, el amor a toda existencia
Y con el amor a toda existencia, el amor a Dios
A Dios y todas las divinidades.

Por otra parte, la oración tanto en el Druidismo como en otras


espiritualidades tiene cuatro disposiciones básicas,
dependiendo de si es individual o colectiva.

A/ La oración individual interna

Como acto personal, íntimo y solitario es una disposición


interior surgida desde la Conciencia del Ser. Se caracteriza por
la interiorización, es decir, no se pronuncian frases o palabras,
siendo la energía del pensamiento o de la imagen concebida la
que se canaliza hacia el exterior del cerebro del orante.

B/ La oración individual externa

Al igual que la anterior es un acto, íntimo y solitario del


orante, pero que se exterioriza mediante frases o palabras,
también mediante ademanes y danzas. El propósito principal es
156
que las palabras repercutan con la reverberación y la vibración
tanto en el exterior como en el interior del Ser, aumentándose
su efecto al unirse a la energía del pensamiento que se canaliza
hacia un lugar, entidad u objetivo concreto.

C/ La oración colectiva interna

Es un acto combinado, generalmente como exteriorización y


desenvolvimiento de un culto o rito localizado, en el cual
participan un número variable de conciencias individuales
congregadas. También puede ser el desenlace de la reunión
virtual o astral de varias conciencias a gran escala que no
tienen una misma ubicación física o geográfica. Al unísono
unen sus voluntades y canalizan las energías de sus
pensamientos en silencio, hacia un lugar o propósito concreto
con la intención de influir o modificar los sucesos o
circunstancias de una realidad manifiesta o que resulta
perceptible y/o previsible. Cuando se dirige hacia una entidad
espiritual se tiene como finalidad la intercesión, influencia o
mediación de ésta.

D/ La oración colectiva externa

Siendo como la anterior pero variando el hecho de que la


oración colectiva se exterioriza con frases, palabras o cánticos,
buscando las mismas finalidades que con la individual externa
y la colectiva interna. Quizá sea el tipo de oración que tiene
más potencial tanto a nivel interno como externo, al ser la
suma de las otras tres.

¿Porqué y para qué orar?

Como ya se ha apreciado, tanto las oraciones internas como las


externas tienen sus efectos también en los orantes.
Básicamente las oraciones externas aprovechan las vibraciones
157
de las palabras o frases, las cuales reverberan influyendo en la
actividad cerebral y en la de todo el organismo.

El “mantra” que es un término sánscrito formado por las raíces


“man” pensar y “tra” proteger o liberar, es un sonido
reiterativo y vibrátil, agradable tanto de escuchar externa como
interiormente, que aporta concentración y relajación a la
mente. Armoniza las energías internas y produce sensaciones
de tranquilidad, equilibrio, templanza y sosiego.
Como sonido tranquilizador es más efectivo, cuando en
silencio se repite interior y mentalmente con la concentración
fijada en su reverberación, sin por ello caer en una
preocupación o manía, en cuanto a su entonación y ritmo.

El “mantra”, o palabra sagrada así entendida, no es una oración


exactamente, pero puede ser su preludio, ya que es un sonido,
a veces como un susurro, que por su construcción, significado
y ritmo, posee la capacidad de concentrar la mente, elevándola
al formar un bucle y fluctuación de retro-alimentación, es
decir, mientras el cerebro produce el sonido y la boca lo
pronuncia, la resonancia regresa al cerebro y éste replica con
una cota de atención más intensa y penetrante.

Aunque el vocablo “mantras” se utiliza en la espiritualidad


hindú, de la que ha trascendido por todo el orbe, muchas otras
espiritualidades han empleado y emplean palabras o frases de
connotaciones análogas como potencial transformador.
Así, cada espiritualidad tiene sus propias palabras o frases
sagradas, sus adecuados “mantras”, y por eso, resulta
coherente acudir a la propia espiritualidad de cada cual para la
elección de la frase o palabra sagrada (mantra) más adecuada
con cada uno, con las circunstancias o efectos que se
pretendan.
158
No obstante, también pueden ser concebidos por el mismo
individuo, si éste tiene la paciencia suficiente para comprobar
el efecto que la cadencia y ritmo del mantra, confiere a las
personas. Ante ello quizás, muchas personas prefieren los
mantras ya existentes de cualquier espiritualidad, por haber
sido experimentados durante siglos por otros seres humanos.

Sin embargo, en el Druidismo se apuntan como “mantras” o


sonidos reverberantes espirituales, cualquiera de los nombres
con los que se designan a las Divinidades, como Lugh
(pronunciado Lu), Dana, especialmente si ellos son
pronunciados en las antiguas lenguas celtas, pero también
muchos otros vocablos como Awen, Imbas, Ogham, Onn
(pronunciado Oun) Ur, Idho (pronunciado i-yo) etc., y frases
de alto significado simbólico como por ejemplo “An Fhírinne
in aghaidh an tSaoil", en irlandés o “Viriona are anipei
bituios”, en celta galo o “Ar Gwir a enep ar bed” en galés,
traducido como “La Verdad contra el mundo”, y otras tantas.

- Otro de los motivos que hacen válida la oración y responde a


la pregunta de por qué y para qué orar, es la profundidad
mental que se va alcanzando progresivamente conforme se
aprende a canalizar los pensamientos, trascendiendo el plano
físico y yendo más allá de los sentidos.
Las proyecciones en la oración, nos manifiestan nuestra propia
percepción de la realidad, pero paulatinamente nos conducen
hacia lo Infinito, acercándonos en comprensión hacia la
Conciencia Absoluta o a cualquiera de sus emanaciones e
hipóstasis.

- La oración también nos resulta útil como revelación de


nuestras intenciones más recónditas.
Nos descubre la verdad sobre nosotros mismos, cómo somos
realmente, cómo somos en conciencia, cuánto nos controlan
159
nuestros propios egos fragmentados, según las intenciones y
los propósitos que fluyen de nuestras propias conciencias que
luego son proyectados en nuestras oraciones.

Las proyecciones que se conciben en las oraciones, no son


desvaríos o alucinaciones de la mente o de un cerebro dañado,
ya que las ofuscaciones y disparates son solo apariencias que
obedecen a las maquinaciones de un Ego fraccionado y
confundido, mientras que las proyecciones de nuestras
intenciones corresponden a nuestra forma de ver la realidad,
resultando más elevadas y alejadas de las cadenas del Ego,
conforme se aumenta el nivel de conciencia del que las
proyecta.

De esta manera las intenciones se convierten en el núcleo y


empuje de la oración, pero también, pueden distinguirse las
intenciones por sus vibraciones positivas o por sus
convulsiones negativas.
Las intenciones ególatras son sinónimas de una baja
conciencia. Si se ora pretendiendo que el Universo o cualquier
divinidad, actúen tomando partido por nuestros intereses o
como jueces protectores o justicieros de los agravios u ofensas
recibidas, proyectando por ello intenciones de venganza,
represalia, castigo, odio, rencor, aversión, rabia o fobia, con
ello, solo queda patente que el Ego sigue controlando nuestras
vidas y este tipo de oración en vez de vibrar, solo se agita,
retumbando y encrespando nuestro interior.

Si la intención negativa es tan poderosa que incluso puede


llegar a canalizarse hacia el exterior, lo hace tan hostil, densa y
desequilibradamente que no alcanza las vertiginosas
vibraciones de las entidades espirituales que existen en el
Universo. Y aun alcanzándolas, es de una naturaleza tan
160
disímil a las de éstas, que son absorbidas o anuladas sin
respuesta o repelidas “ipso facto”, cumpliendo el apotegma
que proclama que lo proyectado negativamente vuelve al
proyector aumentado.

Como se ha apuntado, no se concibe en el Druidismo que las


Divinidades, juzguen a nadie, pero nosotros podemos
evaluarnos a nosotros mismos a través de nuestras intenciones
en la oración.
Aun existen muchos seres humanos en todas las religiones y
espiritualidades, que creyendo en el potencial de la oración,
pero errando en la intención y propósito, siguen solicitando, y
a veces exigiendo, a su dios o dioses respectivos, éxito,
prestigio, riqueza, poder, bienestar, etc.

Ese es su nivel de conciencia, y su interpretación de lo divino


corresponde a una proyección basada en sus estilos de vida.
Unos estilos de vida que se enmarcan en unos tipos de
sociedad donde prevalecen esos valores materiales por encima
de otros más espirituales y consecuentemente las intenciones
en sus oraciones son un fiel reflejo de lo que sus Egos
condicionadamente ansían obtener.

- También la oración nos puede abrir un canal energético


mental, que nos ayuda a sintonizar en la frecuencia y amplitud
de onda, de otras entidades espirituales.
Por ejemplo; sirve para captar y absorber las inspiraciones
divinas, de la “Awen o Imbas”, que nos insufla Brighid o
Brigantia y las cuales nos conducen anímica y mentalmente a
conectarnos y participar en el Devenir Supremo.
Al mismo tiempo, la oración nos ayuda a una mejor
comprensión de los propósitos y designios de las entidades
espirituales a las que dirigimos nuestras oraciones.

161
Esta ambivalencia de la oración, nos ayuda a prestar atención
tanto a nosotros mismos, como a posibles respuestas abstractas
o indicios de esas entidades.

- Otro de los propósitos de la oración es hallar y entrar en esa


frecuencia y amplitud de onda de la Conciencia Suprema que
existe, vibra y se mueve en el nivel de la Incertidumbre, donde
el tiempo y el espacio no existen o son variables.
La inspiración que nos insufla Brighid, sobreviene con la
transformación de la conciencia. Una metamorfosis y
evolución de ésta que otorga la confianza de que aun existe
otra Inteligencia y Conciencia aún Mayor que la de esta
entidad divina, cuya esencia comparte ella misma y otras
potencialidades.
Una inteligencia Infinita que, en nuestras creencias, ya
determinó que nos inmiscuyéramos en su creación como co-
partícipes, porque en esencia no somos ajenas a ella, ya que
nuestro propio espíritu es un aspecto más de ella.

- La oración nos ayuda a comprender mejor la Tríada Druídica


que enseña que en el ser humano coexisten tres factores
básicos vinculados entre sí y que lo conforman como una
realidad de esta dimensión, es decir, Cuerpo, Mente y Alma,
siendo la Mente y el Alma, los elementos que pueden
conectarse y acceder a otras dimensiones o planos de
existencia.
Así pues, la oración surge de una intención y propósito de la
mente consciente y se dirige a un Universo Consciente, como
reflejo de la máxima que afirma; que aquello que es abajo, es
también arriba.
Si el ser humano en su microcosmos puede ser consciente, si
hasta sus células lo son en su grado, cuánta más conciencia
debe de haber en un Universo tan plural, con su infinita
162
vastedad y con todos sus planos y dimensiones que están
estrechamente enlazados, y sin embargo… todo es Uno.

Cuando se afirma que la oración surge de la conciencia de la


mente y no del cerebro a pesar de todas las acciones y
reacciones químicas y neuronales que en él se originan, es
porque el cerebro forma parte del cuerpo físico, pero la mente
no se localiza en ninguna parte concreta del cerebro, sino que
vinculada por un lado al cerebro y por otra a dimensiones más
allá del tiempo y del espacio lineal, se configura como una
esfera de fuerza energética, que a su vez, por un lado es
receptora y decodificadora de las vibraciones y señales extra-
sensoriales de los distintos emisores que pueden existir en esas
dimensiones, y por otra, es emisora de las señales ya
descodificadas hacia el cerebro, convirtiéndose por ello éste,
en un receptor de la mente.

-Así pues, la oración es útil y positiva porque resulta imposible


o al menos improbable, comprender totalmente con la simple
razón, con el intelecto o con el entendimiento la Vastedad de
esa Conciencia Suprema, ya que lo que se intuye desde la
conciencia de la mente, pasando por el hemisferio derecho del
cerebro, es que ese Todo Absoluto no posee una presencia
concreta en ningún lugar pero a la vez es Todo. Una paradoja
que se resuelve cuando comprendemos y percibimos que es
una Conciencia Infinita que en su Devenir creador, se mueve,
ondula, palpita y vibra instantáneamente y al unísono a través
de distintos planos, dimensiones y Universos.

¿A quién o hacia quién orar?

Como se puede entresacar de todo lo expuesto, el Druidismo


en general, enseña que la oración se puede dirigir a todas y
cada una las entidades espirituales y divinas de las que
tengamos conciencia de su existencia, se puede dirigir a la
163
Madre Naturaleza y a sus energías latentes o patentes, y a
muchas de sus criaturas e incluso hacia a uno mismo, como
experiencia para el auto-conocimiento, y especialmente las
oraciones se pueden dirigir a o hacia el Universo Infinito, al
Todo Absoluto, al Incognoscible, y en definitiva a o hacia
aquello que se intuya que posee una conciencia de más alto
nivel que la nuestra.

¿Cómo orar?

Al intentar responder a esta pregunta, “a priori” se establecen


dos disposiciones elementales; es decir, los preliminares
externos y la preparación interna, sin los cuales, la oración se
convierte en un acto menos eficaz. No se pretende afirmar que
sea indispensable pero si muy aconsejable.

Los preparativos externos, son aquellos que tratan de buscar la


mejor disposición del cuerpo, así como la preparación
adecuada del entorno del orante.
Para todos los seres, el cuerpo es un medio de manifestación
de los estados interiores del ser y un medio de comunicación a
través de gestos, posturas, movimientos, etc.
En el ser humano además, todo gesto y expresión es efecto de
una causa interna que se manifiesta consciente o
inconscientemente.
Por ello, no se expresa ni se siente lo mismo si se ora de pie,
tumbado, sentado, recostado, elevando las manos o con la
cabeza erguida.

Así pues, es conveniente adoptar la posición más adecuada a la


oración que se está realizando, para reforzarla, así como
utilizar prendas cómodas y limpias o estando totalmente
desnudos y aseados.
164
Aunque la oración se inscribe como un acto espiritual, el buen
equilibrio del cuerpo físico es importante para llegar a una
comunión armoniosa con la mente y con las otras dimensiones
extra-sensoriales, facilitando la entrada de energía cósmica y
preparándonos para una comprensiva relación con la creación
entera que desde la naturalidad de su materialidad muestra
otras manifestaciones de existencia más sutiles que pueden
expresar su presencia con formas más densas.

Por todo ello, tanto las posturas del cuerpo, y a tal efecto,
también algunas posturas “yóguicas” conocidas como “asanas”
cumplen estos requisitos, así como, la relajación muscular, la
alimentación frugal pero apropiada o el ayuno. Igualmente las
respiraciones adecuadas, son elementales para una buena
disposición en la oración y es una manera más por la que
podemos integrar nuestro cuerpo a ésta, es decir, el cuerpo
también se dispone a orar.
En cuanto al entorno adecuado donde pueda ubicarse el orante,
se resaltan como acertados, según los propósitos de la oración:
el silencio o la ausencia de ruidos o sonidos, perturbadores o
inarmónicos.
Por el contrario los sonidos armónicos, la música cadenciosa,
los cánticos, y los aromas naturales apropiados, tanto si se ora
en un lugar cerrado, como en un espacio natural, favorecen un
estado de templanza interna que predispone placenteramente a
la oración, siempre que todos éstos preliminares, no distraigan
la atención y la concentración del orante.

Sobre las disposiciones internas para orar, bastante se ha


expuesto ya en las líneas anteriores, no obstante, se debe
resaltar la renuncia expresa por parte del orante a todos
aquellos pensamientos negativos y preocupaciones mundanas
de su cotidianidad social y familiar, que distraen la
concentración de la mente, impiden la orientación de los
sentidos hacia la interioridad y frenan o interrumpen una
165
fructuosa comunicación y relación con otras Conciencias más
elevadas.

¿Donde orar?

La oración puede tener lugar en nuestro propio hogar, en algún


lugar de éste, donde nos podamos sentir tranquilos, constantes
y estables o en otros espacios personales que sean serenos y
apacibles.
Para aquellos que siguen una espiritualidad ligada a la Madre
Naturaleza, como pueden ser los seguidores druídicos, se
sugieren como más adecuados aquellas oraciones que se
realizan al aire libre en parajes naturales como ríos, lagos,
bosques, cimas de montañas, a la orilla del mar teniendo como
espacio y entorno el firmamento, la luna y las estrellas.
También son de especial reseña aquellos lugares sagrados o
consagrados que son privilegiados por las fuerzas naturales o
sobrenaturales que albergan o se expanden, tales como
antiguos santuarios, lugares con fuentes antiguas o cascadas,
con megalitos y formaciones rocosas, con círculos de piedra,
con pirámides, con dólmenes, menhires u obeliscos y otros
vestigios arquitectónicos de un pasado donde la realidad no era
solo percibida por la razón o el intelecto desde el hemisferio
izquierdo del cerebro.

Concluyendo el tema

Por todo lo expuesto, en el Druidismo más consciente, la


oración se define por el propósito e intención que se busque.
Cuando los propósitos son más elevados, más se acerca la
oración a la armonía universal y más se acerca nuestra
conciencia con sus proyecciones a las vibraciones energéticas
de las Conciencias de las entidades divinas, convirtiéndose así
166
la oración en una comunicación, una técnica y un arte, pero
sobre todo en una comunión con todo el Cosmos.
Esta es una de las convicciones más ancestrales y arraigadas
dentro del Druidismo: La comunión y conexión con Todo.
Si bien es cierto, hay personas en todas las espiritualidades, y
en el Druidismo no es una excepción, que les falta percepción
para hallar ese destello que les haga evolucionar, alcanzar un
nuevo nivel de conciencia, subir un peldaño más,
progresivamente.

Aunque se le hagan mil observaciones desde todos los puntos


de vista posibles, no aceptarán una nueva perspectiva o visión
porque la inspiración que insufla Brighid a través de la mente,
no todo el mundo puede experimentarla en su plenitud y
abundancia.
Por ello, la mente la dosifica y debe buscarse para alimentarla
y dejarla crecer, tanto en el interior del Ser, como en lo ya
manifiesto del mundo y del Universo que nos une.

Cualquier persona que siga una espiritualidad puede poseer sus


mitos y símbolos, sus textos o leyendas sagradas, sus maestros
o guías, de los cuales puede haber obtenido múltiples y
variadas enseñanzas, enriqueciendo su mente y elevando su
alma, pero llega una etapa en la vida interior de cada una de
esas personas que evolucionan y quieren seguir haciéndolo,
donde esas enseñanzas y aprendizajes ya no bastan por sí
solos, y debe empezar a expresarse la Conciencia del Ser.

Decían los druidas antiguos y lo siguen expresando los


actuales. “La verdad contra el mundo”, pero la Verdad
Absoluta es difícil de discernir por los humanos que solo ven
fragmentos de esa Verdad y por ello se dice que la Verdad
puede tener muchos aspectos, pero cuando alcanzamos a
comprender una nueva porción de esa Verdad Absoluta,
aumenta nuestra conciencia y así la realidad que percibíamos
167
cambia con una nueva visión y crece a medida que asciende
nuestra conciencia.

Por ello, el hecho de que la mayoría del Druidismo


contemporáneo haya evolucionado desde la simple
supervivencia de otros tiempos, hasta el discernimiento, o
clarividencia si se prefiere, sobre la existencia de una Infinita
Inteligencia que lo abarca Todo y a la cual estamos
intrínsecamente ligados e involucrados, es el rasgo más notable
de esa evolución espiritual de la conciencia druídica.

Pero si imaginamos a esa Conciencia Infinita como una


especie de padre protector, patriarcal, machista, celoso,
competitivo, justiciero, vengativo, castigador, iracundo, crítico
e inflexible con sus leyes, y en ocasiones compasivo si existe
un arrepentimiento y se acatan sus condiciones,
independientemente de si esa clase de Dios existe o
corresponde a una visión primitiva de una conciencia tosca, lo
que refleja especialmente, es un estilo de vida ajustado a unas
sociedades patriarcales con sus ansias de acatamiento y
pleitesía, donde prevalecen las luchas por el poder, las
codicias, los celos, las envidias, las ambiciones, las rivalidades
y competencias, las desigualdades de género, las autoridades
justicieras y vengadoras ante el desafío, con sus gobiernos
ocultos o visibles de rancios valores materialistas celosos y
recelosos de todos, pero paternales con los buenos súbditos
que acatan las reglas establecidas.

Unas sociedades así, reflejan su realidad en la proyección que


se hace de sus dioses o en la visión que tienen de su Dios único
y verdadero.

168
Dioses al fin y al cabo, personales, hechos a imagen y
semejanza de la realidad del hombre que los imagina, piensa,
crea y recrea.

Ciertamente, no se puede pretender que muchos de los celtas


de antaño, no cayeran también en esta trampa, reflejando sus
sociedades en algunos de los dioses y diosas que imaginaron,
pero afortunadamente siempre hubo celtas y especialmente
druidas o druidesas que despuntando por encima de la
antropomorfización de sus deidades y de la a-culturización
romana, concibieron con una más elevada conciencia, una
entidad de Conciencia e Inteligencia Infinita, que era la
Esencia y Causa de todas las demás, a las que superaba, y a la
cual imaginaron de una forma impersonal y abstracta.

169
PRINCIPIOS DEL DRUIDISMO

(Sinopsis)

Lo que sigue a continuación es un esquema de los principios


por los que se mueve mayoritariamente el Druidismo de hoy
en día y que salvaguardan otras muchas personas que se
sienten atraídos y solidarios con él.

(En otros libros de la colección Druidosofía, dichos principios


se tratarán con más amplitud)

Capitalmente, la espiritualidad del Druidismo se basa en la


integración del individuo con los medios naturales; tierra, agua
y aire, y la conexión a todos los niveles mentales y espirituales
con sus habitantes, es decir, con la Madre Naturaleza, en
general. Ésta, es el texto sagrado del Druidismo. Ésta es su
“Sagrada Escritura”. Todo lo que hay o se puede aprender del
Druidismo, se halla presente en la Madre Naturaleza y por
extensión en las leyes del Universo.

El Druidismo entiende por Madre Naturaleza una vastedad de


significados relacionados todos con lo divino. De hecho, la
Madre Naturaleza es considerada una Divinidad Consciente en
sí misma, pero a “grosso modo” podría explicarse como lo
equivalente al mundo natural, incluso globalmente al planeta
Tierra.

No obstante la Madre Naturaleza, se halla diferenciada del


mundo sobrenatural, donde rigen otras leyes y/o existen o
coexisten otras dimensiones y otros Universos. Desde esta

170
perspectiva la Madre Naturaleza se extiende también desde el
Macrocosmos al Microcosmos, o dicho de otra manera; desde
los procesos galácticos hasta los subatómicos.

Ciertamente, no existe una única manera de interpretar los


diversos elementos y principios que componen el Druidismo,
sin embargo, el autor, aun con prudencia, pretende señalar y
exponer, aunque sea con un escueto y primer acercamiento,
aquellos planteamientos filosóficos, éticos y teológicos más
generales o frecuentes entre las personas que se definen como
Druidas/Druidesas, practicantes de esta espiritualidad o
seguidores de esta religión.

A modo de esquema se podrían resaltar las siguientes creencias


como primordiales del Druidismo:

1-El Druidismo tiene ideas, tiene su propia filosofía y su propia


ética, pero también tiene creencias. Con el estudio profundo y
algunas experiencias místicas personales, algunas creencias, se
convierten en convicciones y certidumbres, pero otras, se
siguen apoyando en la Fe. Obviamente si hay creencias, tiene
que haber Fe.
La Fe druídica se encuadra en lo que se denomina Fe
Consciente, que lleva a creer mejor, estudiando, analizando y
comprendiendo. La fe consciente concede independencia en las
ideas y concede destreza y soltura en el pensamiento, pero la
fe fanática es sumisión, es estupidez y es histerismo.

2-El Druidismo es teísta, cree en la Divinidad, en todos sus


aspectos y formas. Sea en una miríada de dioses, sea en una
sublime Fuente Suprema, de la que pudieron brotar, o no, otras
entidades anímicas y/o divinas. Es decir, cualquier creencia
teísta o filosofía deísta tiene cabida en el Druidismo.

171
3-El Druidismo cree que todo está vinculado con todo en el
Universo, porque todo es y forma parte de lo mismo, en una
tupida red en la que la vibración de un hilo, repercute en todo
el entramado y donde la Energía Divina generadora, en su
Devenir, lo impregna todo.

4-El Druidismo cree que todo en el Universo es cíclico desde


la gran Explosión o “Big Bang” a la Gran Implosión o “Big
Crunch”. Un flujo y reflujo permanente, una vibración
constante, un ritmo perpetuo, una creación continua, una
emanación incesante y sempiterna,

5-El Druidismo cree que nuestro planeta, no solo está vivo sino
que además alberga un espíritu y una conciencia que actúa, se
le llama Madre Tierra o “Dé Ana”. Venerando a la Tierra como
Diosa Madre, se venera y respeta la memoria de nuestros
antepasados contenida en sus registros de memoria, así como
las potencialidades de la Vida.

6-El Druidismo es naturalista; tanto en su interpretación


panteísta como en su exégesis panenteísta. Concibe, por tanto,
que todo ser es divino y parte de la Divinidad.
Consecuentemente es también animalista y ecologista y
reverencia la vida y dignifica la muerte de todos los seres,
incluido el ser humano y comprende la voluntad de
supervivencia y el derecho a la existencia de todo espécimen.

7-El pensamiento druídico no es binario o dualista, sino


ternario. Las tríadas celtas y druídicas, son afirmaciones
filosóficas y espirituales mostradas y enseñadas con tres
elementos esenciales. El Triskel, que es uno de los símbolos
druídicos por excelencia, representa gráficamente el
pensamiento Ternario.
172
Tampoco es un pensamiento rígidamente “lineal” o
estrictamente “lateral” sino que en su justo equilibrio y en su
equitativa medida, es un pensamiento ecuánime entre ambas
disposiciones mentales.
El pensamiento "lineal" o "vertical" siendo el que emplea el
razonamiento con un proceder secuencial, siempre va en una
misma dirección, utilizando principalmente el hemisferio
izquierdo del cerebro. Por el contrario el pensamiento "lateral"
es el que utiliza caminos alternativos, para abordar las
diferentes cuestiones que puedan plantearse, empleando para
ello las facultades del hemisferio derecho del cerebro, que son
las que impulsan la inspiración, la intuición, la perspicacia, la
imaginación, y etc.

8-El Druidismo cree que el ser humano y muchos otros


animales, están compuestos por tres partes esenciales; cuerpo,
mente y espíritu. Por tanto, cree en la existencia del alma y en
su pervivencia, tras la muerte en el Más Allá.

9-El Druidismo desde su perspectiva chamánica, es animista y


es de tendencia totémica. Cree además en la existencia de los
Espíritus u otros seres y entidades, así como cree en otros
Mundos y en Otras Realidades, las cuales no son
infranqueables.

10-El Druidismo cree en el Honor y en la honra a los


antepasados genéticos y/o espirituales, y en el crecimiento
espiritual de la personas a través de las virtudes humanas, tanto
de las seis tradicionales druídicas, como de las demás, para
alcanzar la revolución de las Conciencias.

11-El Druidismo cree en la Inspiración divina (Awen, Imbas,


Aoí) como primer paso para la Iluminación de la Conciencia.
La aspiración que desea alcanzar cualquier druida o druidesa

173
en la vida, es la de obtener la Iluminación a través del
conocimiento y la sabiduría y el amor a través del Espíritu.

12-El Druidismo cree en la magia y en los procesos


alquímicos. La entiende, como la capacidad humana de
modificar las realidades internas del ser, así como las
realidades externas sin contrariar las leyes naturales.
La magia que aborda e impulsa el Druidismo, no es brujería, ni
nigromancia, ni hechicería, sino facultades psíquicas de los
individuos desarrolladas o amplificadas a través de diversas
técnicas y métodos.
Antaño muchas de las psicoterapias actuales como el
psicoanálisis, la sugestión la hipnosis, la programación
neurolingüística, etc., fueron herramientas para estimular los
procesos alquímicos internos de los individuos, pero que en
aquellos tiempos fueron atribuidos a hechizos y
encantamientos.

Otros principios del Druidismo

Monismo y Henoteísmo

1-Monismo: Posturas religiosa o filosófica por la cual se


sostiene que el Cosmos está constituido por un sólo principio o
sustancia primaria. Por tanto, La Divinidad (Dios) sería esa
causa primera que explica el resto del Universo. Otras posturas
monistas druídicas afirman;

Que el Universo entero Deviene de un impulso, esencia o


energía primordial irradiadora, que sería la Primera Fuente o
Causa Primigenia y la cual es eterna, pero no consciente.

174
2-Henoteísmo: Creencia según la cual se reconoce la
existencia de diversas divinidades, pero sólo una de ellas es la
principal y más insigne, siendo por ello objeto de adoración.
En muchas variantes druídicas, se reconoce como principal al
Dios Lugh, otros creen que es, la Divinidad conocida como
Dagdah e incluso la Diosa Primordial celta, Dana. Sin
embargo, otras creencias, enseñanzas y doctrinas druídicas,
creen que el Dios más sublime de la espiritualidad druídica es
una Divinidad Innominada, Increada, Incognoscible y
Abstracta, que es considerada la Fuente Suprema o el Todo
Absoluto.

Los dioses, semidioses y héroes, tanto en su condición o


aspecto masculino como femenino, así como otros seres, son
entidades espirituales a las cuales se les adjudican
representaciones fluidas y funciones variadas. Siguen
existiendo, ni son entelequias, ni han dejado de existir. Lo que
ha dejado de existir es la capacidad de algunos humanos para
percibirlos.
Ellos habitan entre los hombres, Devienen con ellos (en
ocasiones en lugares concretos), pero ante todo se tiene la
convicción y sentimiento de que existe una Divinidad Absoluta
creadora del cosmos.
Una Entidad que es llamada por diferentes órdenes druídicas
con epítetos tales como “el Innombrable”, “el Indecible”, “el
Todo Absoluto” "la Fuente", "La Gran Madre" etc.

En este contexto, lo que mejor define su naturaleza es que es


Incognoscible.

Los diversos dioses y diosas de Celtia, son entidades


individuales que ejercen funciones determinadas y ayudan al
Devenir Universal en el Plan Cósmico de esa Entidad Absoluta
de la que manan.

175
Dicha Entidad Absoluta sólo puede ser representada de forma
abstracta, mediante símbolos o figuraciones, pues su esencia es
incognoscible para las limitadas mentes humanas. Símbolos e
imágenes que para el inconsciente humano, y en este tema para
el hombre y mujer celta, son parte de su propio lenguaje.

No obstante otros seguidores de esta espiritualidad creen que


los diferentes dioses y diosas son personificaciones de las
fuerzas de la Naturaleza y de las pasiones del alma. Esta
creencia les lleva a contemplar la existencia de un Dios único,
al estilo monoteísta.

Naturalismo, Panteísmo y Panenteísmo

-Naturalismo:

Se concibe que lo religioso, espiritual y mágico, está presente


en la Madre Naturaleza, pues todo se concibe como sagrado.

Se persigue un fin armónico con todos los seres, vegetales,


animales y entes visibles e invisibles, como una fase en ese
acercamiento persistente al Todo Absoluto, para intentar
comprender, aunque sólo sea en un esbozo, su Inmensidad.

La Meditación, el Conocimiento y la Justicia son los pilares


básicos para ese acercamiento.

Por ello, el Druidismo no piensa que los animales sean esos


“otros seres” que viven en este planeta para nuestro uso y
disfrute. No anima a los humanos a pretender ser los
dominadores de las otras especies, ni considera oportunas las
teorías de algunas religiones exclusivamente monoteístas que

176
dogmatizan con la absurda idea de que los humanos somos los
“reyes de la creación”.

-Panteísmo

También existen corrientes de pensamiento druídico que


contemplan a la Divinidad desde el prisma del Panteísmo.
Es decir, sostienen la creencia por la que todo lo que está en la
M. Naturaleza es una manifestación de Dios o de los Dioses.
El Universo es Dios. Se presupone que Dios o los Dioses son
conscientes y sus omnipresencias se aseguran de esta manera.
El Universo es idéntico a los dioses, haciendo insistencia en la
inmanencia de las Divinidades. La inmanencia significa que el
universo no tiene existencia sin la(s) Divinidad(es). El
universo depende de la Voluntad(es) Divina(s).
La Inmanencia Divina implica que sin la constante y activa
participación y Devenir de la Divinidad, el universo seria
inexistente. En la visión panteísta Dios o los Dioses y el
universo constituyen una misma entidad y poseen una misma
identidad, pero son impersonales.

Panteísmo y politeísmo contrastan aunque en ciertas


espiritualidades coexisten formando parte de la misma
tradición religiosa, como puede ser el caso del Druidismo.

A diferencia de los paganismos clásicos, romano o heleno,


exclusivamente politeístas y antropomorfizantes, casi todas las
espiritualidades europeas que académicamente se engloban
bajo el neologismo de “neopaganas” de la actualidad, además
de politeístas, son panteístas o panenteístas, ya que reconocen
la existencia de una realidad última o principio divino que
impregna todo lo existente, lo genera por emanación y se
manifiesta a través de la Madre Naturaleza.

177
Los dioses y diosas del politeísmo celta pueden ser
comprendidos dentro del Druidismo, según corrientes de
pensamiento y tendencias metafísicas, tanto como entidades
individuales, que como aspectos o manifestaciones
arquetípicas de distintas facetas de esta realidad última.

Por otro lado, derivado del Panteísmo existe el concepto


filosófico-espiritual del Panenteísmo, el cual es contemplado
por un nutrido número de seguidores druídicos.

Éste consiste en la convicción por la cual se cree que el


Universo es parte de la Divinidad, pero no es Todo lo que la
Deidad es. Es decir, que la suma de las partes no iguala al
Todo.

El Universo está contenido en las diferentes Divinidades, pero


éstas son más que el Universo.

Ante la máxima pagana y panteísta que dice que lo que está


arriba, está también abajo, y que las partes equivalen al Todo,
se antepone la frase panenteísta que metafísicamente afirma:

Lo que está abajo está arriba, pero no todo lo que está arriba,
está bajo. Las partes no igualan al Todo. Todas las cosas
evolucionan de lo simple a lo complejo. Así ocurre también en
este mundo; el ser humano está compuesto por millones de
células y cada una de ellas forma parte integral del ser
humano, pero ninguna de ellas por sí sola, es un ser humano.

Pero tanto en el panteísmo como en el panenteísmo, la


Divinidad(es) o el Todo Absoluto (désele el nombre que se
prefiera), está(n) o deviene(n) en todas las cosas, como todas

178
las cosas están o devienen con la Divinidad(es) o Todo
Absoluto, en un plan cósmico, donde todo actúa sobre todo.

El Animismo Druídico

El animismo como planteamiento espiritual o como creencia


amplia, atribuye al alma el principio activo de todos los actos
psíquicos y vitales, teniendo la convicción de que todo está
animado y vivificado, de que las entidades de la Madre
Naturaleza son, en su singularidad y en su totalidad, seres
animados.
El animismo es en el druidismo un sentimiento religioso,
según el cual, se concibe que están dotados de alma o espíritu
no sólo los hombres, sino también los animales, los vegetales y
hasta los minerales, incluso algunos objetos, considerados por
las creencias imperantes como inanimados, poseen facultades
específicas y pueden albergar a ciertos espíritus o energías.

Por otra parte, en el Druidismo se cree que existen divinidades


menores intangibles de variadas categorías, que moran y
abundan por la Madre Naturaleza. También hay seguidores
druídicos que creen que existen espíritus o divinidades
mayores, vinculadas a una Causa Suprema, que son sus
manifestaciones y le sirven como intermediarios, pero existen
también espíritus o entidades comunes o menores, que ocupan
un puesto intermedio entre las divinidades y el hombre.
Aparecen y se desvanecen, simpatizan y se integran con los
lugares más insólitos, como árboles, rocas, ríos, etc. Pueden
asomarse a esta dimensión y establecer contacto esporádico y
cordial con algunos humanos de desarrollada conciencia y, en
determinadas circunstancias, vincularse o comunicarse con
ellos.
Así pues, por un lado tenemos que:
-El animismo druídico, entiende este Mundo como una
realidad tangible y una supra-realidad intangible, porque
179
estamos en un mundo de variadas dimensiones con
manifestaciones visibles y fenómenos espirituales, los cuales
son invisibles e imperceptibles para los sentidos y
percepciones de muchos humanos.

Por otro lado:

-El animismo druídico entiende al ser Humano, básicamente,


como un cuerpo mortal y un alma inmortal. Tiene la
convicción, y actúa en consecuencia, afirmando que todas las
cosas tienen alma o albergan "espíritus". Esta es la primera
expresión de respeto de la especie humana hacia el resto de la
Madre Naturaleza.

Y por otro:

-El animismo druídico, se vincula al monismo de la misma


manera que otras espiritualidades animistas del planeta se
entroncan a éste. Es decir, abrazan el criterio metafísico por la
cual se sostiene que el Cosmos está constituido por un sólo
principio o por una sustancia primaria que es la Causa
Primigenia de todo.

Sirvan de ejemplos, tanto la Divinidad denominada Manitoo


(Manitú) de los indios algonquinos que significa "Gran
Espíritu", que es la divinidad suprema en la mitología Ojibwa,
la cual se extendió a casi todos los nativos americanos, como
el culto a una Divinidad Suprema, tanto entre los antiguos
aztecas, incas o mayas.

También existen creencias druídicas que coinciden con la idea


de “El Todo Absoluto” del Hermetismo, basado en el
animismo egipcio y con la noción que expresa “El que es más
180
grande de todos” de los también animistas zulúes o “Él que
vino a la existencia por sí mismo”.

Así mismo converge con las convicciones de otros muchos


animistas africanos, cuando afirman que el nombre verdadero
de la Fuente Suprema, no se puede saber porque es demasiado
alto para nosotros y lo llaman por ello "El desconocido"; o "El
inexplicable", y en otras tradiciones como en la masonería
incluso, se le denomina el "Gran Arquitecto".

La culminación del animismo, es que en su generalidad aun


con sus variados matices, deviene simultáneamente panteísta o
panenteísta, politeísta, y/o monista.

Por tanto, los celtas y sus druidas, además de los aspectos


chamánicos, eran también animistas en sumo grado, además de
panteístas o panenteístas, así como politeístas, incluida la
variante henoteísta y consecuentemente como otros animistas,
se hallaban y hallan en su mayoría, muy vinculados a la noción
de una Entidad o Causa Superior o Principal, opinando y
sintiendo al respecto, como el resto de espiritualidades afines,
que su existencia es de evidencia inmediata. No obstante el
animismo celta o céltico posee un singular panteón pan-céltico
y otros más locales y específicos.

No obstante existe una derivación del animismo, denominada


“animatismo” que vendría a ser la creencia en poderes o
energías espirituales o sobrenaturales, capaces de influir en la
vida de una persona de forma distinta a como puede influir un
espíritu, digamos que siendo éste consciente. Una energía
animatista tendría una dimensión personal, y no trasciende con
la persona o animal a su muerte, sino que se diluye en el
Universo. El Druidismo, también tendría su extensión
animatista porque consideraría que cada ser humano, animal u
objeto poseería una fuerza animatista o energía individual,
181
independiente del alma inmanente, de las fuerzas del Universo
y de los dioses o entidades divinas, se conciban como
entidades trascendentes o inmanentes.

Esta energía animatista podría tener su explicación en el


concepto galés de Manred o de Nearth-Nertos gaélico-gálico,
pero en vez de ser una fuerza cósmica general, sería individual.
Por poner un ejemplo más conocido sería como la noción de
“mana” de la religión y mitología polinésica que designa esa
potencia e impulso concentrado.

Un rey épico, un héroe legendario, un arma mítica, un druida


extraordinario, un animal poderoso, tendrían mucho “mana”,
una especie de energía interna o potencia individual que se
manifestaría en cada ser y en sus actos, como así sucedía,
según las leyendas, a diversas armas míticas, como la lanza
Gae Bolga, o animales como el jabalí Twrch Trwyth, y héroes
proverbiales como Cuchulainn.

Los antropólogos mencionan que facultades y capacidades


innatas de ciertos individuos e incluso animales, tales como
bravura o valentía, heroísmo o gallardía, carisma o
singularidad, liderazgo o seducción, determinan las diferencias
en el comportamiento y rango social de los individuos que
podrían explicarse debido a esa energía interna animatista.

El Totemismo Druídico

En el totemismo druídico, los animales y los árboles son


considerados partes integrantes de nuestra tribu, de nuestra
hermandad y de nuestra vida. Son considerados más que
amigos, parientes, incluso no pocas veces, consejeros.

182
El Druidismo es contrario a la mercantilista concepción de
considerar a los animales como meros y simples recursos
utilitarios, para la satisfacción de las necesidades humanas,
sean éstas de índole puramente nutricional o de vestimenta.

No se contempla al animal, especialmente a los catalogados


como domésticos o mascotas, como “objetos útiles o juguetes”
capaces de satisfacer efímeros y banales caprichos humanos.
Se busca al animal, tanto al que llevamos dentro, como al que
se nos ofrece a nuestros sentidos.

Buscar al animal interior, no significa, ni mucho menos, buscar


la “bestia”, en sentido peyorativo. Buscar al animal interior, es
averiguar la forma, indagar el modo de mejorar las cualidades
humanas, teniendo como símbolo y, si se quiere, ejemplo, las
cualidades propias de nuestro animal particular o tribal, que se
convierte acto seguido en el espíritu del tótem. Éste, a través
de simbolismos más o menos complejos, tanto dentro de las
realidades oníricas, es decir, en los sueños, como en la
contemplación natural, en su medio, nos emiten una serie de
enseñanzas que podemos, si lo deseamos, ir acoplando a
nuestra personalidad y vida. El seguidor druídico cambia, se
transforma, evoluciona, gracias a esa relación y encuentro con
su tótem.

El Devenir

El Druidismo opina que todas las entidades divinas conocidas


del panteón céltico, tanto las ancestrales heroínas o semidioses,
los propios seres elementales y seres feéricos e incluso muchos
humanos como druidas y druidesas, así como otras personas
sabias de diversas culturas, tras la cabal e intuitiva asimilación
de las esencias del conocimiento, son los medios acertados y
los canales apropiados, para la elaboración persistente de ese
Devenir.
183
La Fuente Suprema Deviene como causa primigenia y
dinámica, en la creación eterna, en la evolución constante,
cuyos rastros, indicios y constataciones se fijan y se perciben
con la marcha y devenir del tiempo y del Cosmos.

Toda causa tiene un efecto o varios. Todo efecto tiene una


causa o varias. Todo es movimiento y vibración, incluso el
Todo Absoluto Deviene.

Los humanos necesitamos a la Fuente Suprema, Causa de todo,


tanto como ésta precisa de los humanos y de todas las demás
criaturas, tangibles o intangibles del Universo para el
cumplimiento del Plan Universal.

Un plan que la limitada mente humana en su actual estado de


evolución y conciencia, no conoce en su magna extensión, ni
por qué ni para qué, se ha puesto en marcha.

El Druidismo parte de la conclusión, por la cual el ser humano


debe dejar de actuar o de hablar en nombre de cualquier Dios o
Divinidad.

La Fuente Suprema es holista, total, completa e integral y por


tanto en su Devenir cósmico no se inmiscuye para solucionar
las pequeñeces mundanas de los hombres. Si este mundo que
habitamos es efecto de su Causa y los humanos un resultado de
su Devenir Divino, aquí existimos como seres humanos y
partes integrantes de la Divinidad para armonizarlo.

Existiendo dicho Devenir, el ser humano debe ser consciente


de su posición en éste y ayudar a la Fuente Suprema a que
mane y fluya, para realizar su plan cósmico y armónico. Y ésta
ayudará al humano a integrarse anímicamente con la Fuente,
184
ya que en el Druidismo no se puede ir sino hacia allá de donde
se proviene, allí donde el alma se funde con la Causa Primera y
armoniza al espíritu con la totalidad del Universo, sin restarle a
éste, nada de lo que es su idiosincrasia.

La Indeterminación de las Factores o Relatividad de las Cosas

No reinan este Mundo, las verdades, ni las mentiras, ni las


realidades o las irrealidades absolutas. Todas ellas, son
percepciones humanas de nuestros limitados sentidos,
valoraciones de nuestras determinadas formas de pensamiento.
Lo que es bueno para uno, no tiene por qué ser intrínsecamente
bueno para otro. No existe pecado alguno, sólo existe el error o
la falta cuando cualquier humano se revela incapaz de asumir
sus responsabilidades o yerra en sus cometidos.

Los Catmas Druídicos

Al emprender, como exploradores libres, cualquier senda


desconocida, nos hace falta, ante todo, un reconocimiento del
terreno a explorar, así como un buen mapa, un equipamiento
adecuado con una brújula que nos indique siempre el Norte
magnético, la Estrella Polar que oriente nuestro camino.

Existen, a modo de mojones fijados en las convicciones,


ciertas señales que indican si realmente cada persona avanza
por esta ruta, que escogió libremente.

Ciertamente, cada explorador y caminante que se aproxima


desde la periferia, rubrica de forma personal las diferentes
marcas diseminadas que va hallando, conforme avanza por
estos senderos.

Pero todo y así, conforme se avanza por la senda druídica, se


descubren varios postes establecidos que componen las
185
esencias druídicas. Dichas esencias son las bases de nuestra
filosofía.

No nos estamos refiriendo a ningún dogma, pues en cierto


sentido el druidismo es una forma espiritual de anarquismo,
nunca de desconcierto o incoherencia, dentro de las
concepciones religiosas y místicas. Y desde este pensamiento
revolucionario, es donde toman consistencia los "catmas
druídicos".

La palabra Catma es un término empleado recientemente para


expresar la antigua esencia druídica del cambio y la evolución
de cada ser humano en su forma de pensar. Dicho vocablo
expresa una creencia que es fluida, que puede evolucionar
incluso cambiar y reemplazarse.

Aunque el término “Catma” surgió recientemente, allá por los


años 1958-1959 de la era común, en un núcleo formado por
unos pocos individuos paganos o semi-paganos, que crearon
una entidad social que poseía una especie de ética metafísica
algo confusa que llamaron Filosofía Discordiana, donde la
diosa griega Eris, (Discordia) era la divinidad venerada. Lo
cierto, es que la palabra ha sido acogida por muchos de los
seguidores druídicos actuales, para expresar lo que siempre fue
esencia del Druidismo:

-La evolución personal con nuestros procesos íntimos y


variables para desarrollarnos y crecer espiritualmente, junto al
progreso y avance de las creencias acordes a las tradicionales
esencias druídicas, pero abiertas a las nuevas perspectivas,
abiertas a posibles y nacientes conciencias y despertares que
surjan entre los seres humanos.

186
Por ello mismo, siempre se ha mantenido que el Druidismo, a
pesar de su antigüedad, es una espiritualidad viva y activa.

Así pues los "catmas", son aquellas ideas que fluyen y se


transforman bajo la observación experimental propia, que no
son sostenidas como indiscutibles. Contrario al dogma, el
catma fluye y se adapta al momento, al medio, sin romper el
delicado y sagrado equilibrio entre todos los seres. Es la
unidad del cuerpo, el espíritu y la mente.

Se dice popularmente que toda religión es dogmática, que


todas certifican o garantizan una u otra cosa, se dice… que una
religión que duda es inconcebible.

Pues el Druidismo como espiritualidad, como religión si


también se quiere considerar así, permite dudar, permite ser
escéptico e incluso agnóstico.

Ciertamente, no todo es dubitable, no todo es un escepticismo


al estilo del más cerrado y obtuso cientifismo, pues existen y
coexisten variadas convicciones dentro del Druidismo actual,
pero ante la Inmensidad de lo Divino, todo pensamiento
humano, incluso un cientifismo a ultranza, es limitado, y por
tanto, es una disculpable postura humana.

Así pues, los catmas son ideas bisagra. Ideas que pueden ser
alteradas para evolucionar. Ideas que no siguen la línea recta
del dogmatismo, sino que son presunciones circulares, de
complejas líneas curvas que sólo se mantienen en nuestra
mente, mientras demuestran tener validez. Cuando dejan de ser
válidas pueden transmutarse en otra idea o catma, más
enriquecedor, porque las ideas no definen ni encasillan a
nuestro Yo Esencial.

187
Los catmas son libres y nos hacen libres, no condicionan los
pensamientos a creer forzosamente por defender una creencia,
a creer porque siempre fue así y así debe seguir siendo.

Los catmas se basan en nuestra propia percepción, en nuestra


experiencia personal, en nuestras dudas incluso.

De hecho, podemos actuar como si nuestras propias conjeturas


fueran ciertas, hasta comprobar en nuestro interior la
veracidad, relatividad o falsedad de dicha conjetura. Y
entonces, sin ningún derrumbamiento moral, actuar en
consecuencia.

Estas ideas fluidas son como caballos que pueden evolucionar


aceleradamente, a galope tendido, pueden progresar al trote o
simplemente moverse al paso.

Veamos un ejemplo para mayor esclarecimiento del término:

Un catma, puede ser para alguien, la teoría de la existencia de


las hadas u otros seres tildados de “fantásticos”.

A priori, debemos admitir que no tenemos la suficiente


información acerca de su existencia y realidad. No de una
realidad estrictamente empírica y tangible, sino obviamente, de
una realidad enmarcada dentro de nuestra realidad, es decir,
dentro de ciertos paradigmas concretos.

Conforme profundizamos en la sabiduría ancestral, podemos


llegar a intuir fuertemente que dichos seres en realidad existen
o, por el contrario, nuestros esquemas mentales nos pueden
conducir a decidir que se trata de imágenes mentales o del
subconsciente, que funcionan a modo de arquetipos o incluso
188
como guías espirituales, o tal vez son proyecciones
psicológicas del individuo. Pero en cualquier caso, mientras no
llegue la certeza personal de cualquier posibilidad apuntada, se
actúa con respeto, como si dichos seres existieran realmente, y
sólo serán descartados por nuestras mentes como tales, cuando
nuestra experiencia y entendimiento personal nos lo indique.
De esta manera, los "catmas" actúan de una forma
independiente y como relajantes mentales en nuestros
progresos espirituales.

Las Tríadas

El pensamiento ternario se basa en el concepto de equilibrio.


En las significaciones morales o éticas de los seres humanos,
como en las interpretaciones esbozadas, tanto del
Microcosmos como del Macrocosmos, el pensamiento ternario
parte de que ningún ser humano es absolutamente bueno o
malo. “Bien y mal” son un dualismo que se aleja de los
esquemas y estructuras mentales druídicas.

Pero si persiste en querer contemplar ese dualismo tan


estereotipado, tendríamos que considerar que entre lo
“bondadoso y lo malicioso”, podría existir una tercera vía: La
fluctuación entre ambos, o la decisión de actuar de una manera
u otra, según nuestro grado de conciencia y ética. No hay
ningún designio divino o fuerza sideral que nos obligue actuar
espiritualmente de una forma u otra.

Entre la oscuridad y la claridad, hay una tercera vía, que sería


la multitud de matices existentes, igual que entre lo blanco y
negro.
Entre el 0 y el 1, hay una tercera vía, un cúmulo infinito de
decimales.
Entre la vida y la muerte hay una tercera vía, el Otro Mundo, el
Más Allá.
189
Entre el Todo y los humanos, hay una gran abundancia de
otros seres, desde los más sutiles a los más densos.
Entre lo sólido y lo líquido, está lo gaseoso.
Entre lo visible y lo invisible se halla lo nebuloso.
Entre el fuego y el agua, se forma el vapor.
Entre el cuerpo y la mente, está el Alma.
Entre la noche y el día, existe la Fugacidad Incierta, momentos
indeterminados, que se aprecian en la aurora y en el ocaso.

El Triskel, que es uno de los símbolos druídicos por


excelencia, representa gráficamente el pensamiento Ternario.
En una de sus variadas interpretaciones, el Triskel es el Aire, el
Agua y la Tierra.
Druidícamente, al Fuego se le ve como un factor de
transmutación, ya que a éste, se le identifica con la energía, y
la energía existe antes que la materia, pero el Fuego es un
factor importante: es el Espíritu, es el movimiento, la energía
que pone en movimiento a los otros tres. De ahí una de las
simbologías del Triskel:

Tres brazos en movimiento dentro de un círculo.

La Libertad

El Druidismo considera que todo Ser que nace o brota, es


intrínsecamente libre en su esencia.

En lo que respecta al ser humano, se considera de la misma


manera pero se añaden los ingredientes del honor y de la
responsabilidad, para no caer en un libertinaje hedonista. Es
decir, se inculca la libertad, pero con sentido del honor y de la
responsabilidad.

190
Conforme los seres humanos crecen, pierden partes de sus
libertades al ligarse voluntaria o involuntariamente a diferentes
circunstancias y sucesos, dogmas y supersticiones, traumas y
fracturas anímicas, vicios y excesos.
El Druidismo trata de sanar los desgarros internos ofreciendo
primeramente opciones anímicas, luego filosóficas y por
último físicas.
Por otra parte, toda forma de esclavitud, sometimiento o
dependencia neurótica entre los seres, son formas de
involución que impiden el crecimiento del alma, del cuerpo y
de la mente, tanto del sometido como del abusador o
embaucador. Esto incluye tanto a animales como a humanos.

En la especie humana, los hombres y las mujeres, no son


rivales, ni enemigos, ni esclavos unos de otros, ni posesiones o
propiedad del otro género. Son la parte de un todo y se
complementan como seres humanos cuya esencia es libre y
divina.
Las sociedades materialistas actuales y diversas religiones
imperantes, son eminentemente patriarcales y relegan a la
mujer a segundos o terceros planos.
El Druidismo entiende que lo femenino es creación, es
intuición, es emoción, es inspiración; como entiende que lo
masculino es pensamiento, es acción, es razón.
Ambas polaridades manifestadas en este plano, pueden
complementarse en una tercera vía, como es; el equilibrio entre
ambas. Todos los seres humanos tenemos este binomio y el
Druidismo considera, que es demencial luchar contra nuestra
propia esencia.

Moral y Ética

La moral druídica no está sujeta a rígidos dogmas ni a


imposiciones abusivas, sino a la contemplación pragmática de
los comportamientos individuales. La materia es al espíritu,
191
como éste es a la materia, percibiéndolos como dos facetas de
una misma realidad y estando ambos vinculados por un tercer
término que les es inseparable: La Divinidad en cualquiera de
sus facetas o el Todo Absoluto, como Entidad Suprema, lo
cual, es la Unidad, un Todo de una dimensión ternaria.

También existen variados criterios y patrones morales


elementales, los cuales fueron y son necesarios para las
relaciones humanas. Tales normas, no son exclusivas del
Druidismo fueron, son y seguramente seguirán siendo casi
comunes y globales para toda la humanidad, lo cual sugiere
que fueron desarrolladas por la especie humana en su curso
evolutivo.

En cuanto a los valores que propone como ética de conducta,


son diversos, como queda expuesto a través de todos los libros
de la colección “Druidosofía”, destacando el Honor, la
Hospitalidad, el respeto de los ancestros, la consideración
ecológica, la igualdad de género, el respeto hacia lo natural,
etc.

La ética druídica especialmente está basada en una conducta de


Honor, en contraposición a las doctrinas de la sumisión, de la
obediencia ciega y del pecado.

El Druidismo, hace una diferenciación básica entre moral y


ética:

La moral druídica no está sometida a poderes divinos que


impiden el libre desarrollo de la naturaleza humana. No está
limitada por dictados divinos que marquen los principios
morales por los que debe regirse el hombre. La moral druídica
respeta las leyes naturales, tanto de la Madre Naturaleza, como
192
aquellas leyes universales conocidas que sin duda y junto a
otras, rigen el Universo.

La ética druídica, se expresa libremente, pues son actos


consecuentes con su moral, pero se vincula a la metafísica, a la
filosofía natural y al estudio del ser, para conocer y respetar
sus causas y principios primeros y primordiales.

El Honor como Pauta de Conducta

Existen seis virtudes célticas tradicionales que son: Honor,


Honestidad, Justicia, hospitalidad, Lealtad y Coraje.
La más enaltecida es el Honor, puesto que la consideración
como Honorable (reputación, crédito, popularidad y honra)
conlleva el enaltecimiento de las otras cinco virtudes
primordiales y quebrantarlo voluntaria e incluso
involuntariamente, acarrea “a priori” la merma o pérdida total
de cualquiera de las otras cinco, que son sustituidas por sus
contrarias; deshonor, deshonra, abuso, descrédito, desprestigio,
descalificación, degradación, infidelidad, egoísmo y etc.
El Honor, en la filosofía y espiritualidad druídica, es un
atributo del alma. Se entiende por Honor, aquella cualidad
ética inherente a todo ser humano que una vez avivada o
despertada, impulsa al estricto cumplimiento de los deberes
adquiridos respecto del prójimo y de uno mismo, aunque ello
no le favorezca.

De fallar en ellos, el druídico no teme un castigo divino o


celestial, porque los dioses o fuerzas del Druidismo, o El Todo,
no tienen el cometido de espiar y sancionar los
quebrantamientos de la moral o ética druídica y menos aun
aplicarse al recuento de las justas o injustas acciones de sus
seguidores, pero siente vergüenza de sí mismo, se siente
indigno, deshonroso por haber faltado a su propia palabra,
dada voluntariamente.
193
Lo Sobrenatural

Contrario a las neuróticas y delirantes especulaciones sobre los


fenómenos sobrenaturales, o por el contrario, a la negación
sistemática característica de la mentalidad “cientifista”
moderna, sobre las manifestaciones para-normales, el
Druidismo tiene una tranquila aceptación de la presencia de lo
mágico o sobrenatural en las vidas y entornos, porque se es
consciente de que la vida no termina ni en esta dimensión, ni
en este espacio-tiempo. Ello es algo que caracteriza a quien
transita por la senda druídica.

Otros principios druídicos

Todo ser humano por sabio e inteligente que sea, no nace


teniendo conocimientos.

Desde la niñez otros humanos han tenido que enseñarle a


caminar, a comer, a beber, a articular palabras.

Muy posteriormente aprende y adquiere, tras los oportunos


estudios y aportes de las sabidurías de otros y/o experiencias
propias o ajenas, los conocimientos por los que es considerado
instruido, competente, etc., en cualquier área del saber.

A muchos de los actuales seguidores druídicos, druidas o


druidesas, que caminan por el imperecedero sendero druídico,
les ocurre o ha ocurrido algo parecido. Han aprendido a
transitar por este camino, a beber mayoritariamente de sus
fuentes, a comer principalmente de sus frutos, a entender los
primeros conceptos y palabras,... a balbucear. Y tras la
asimilación o adaptación, a hablar.

194
Pero el seguidor druídico no se siente plenamente satisfecho y
realizado solamente con estos conocimientos terrenales,
transmitidos por otros humanos y por sus propias o ajenas
experiencias.

El seguidor druídico pretende y desea alcanzar mayores


parcelas del Conocimiento y del Saber, que provienen del
Universo, de la Divinidad, de la Fuente Suprema.

Una Sabiduría que intenta adquirir mediante técnicas de


meditación, de reflexión, de introspección, de magia interna,
que elevan la conciencia y la comprensión a niveles por
encima de lo estrictamente mundano, es decir, practica
ciencias que podríamos considerar como espirituales que
derivan en el conocimiento intuitivo, en la clarividencia, o
videncia, en la Awen creadora, en las percepciones extra-
sensoriales, incluso en los sueños lúcidos, y etc.

Otros que empezaron este camino, sin embargo, se han


quedado atascados o simplemente lo abandonaron, porque sus
voluntades y ánimos se han cansado de seguir avanzando por
él ante los diversos obstáculos hallados, y ni siquiera han
podido saborear el fruto y agua, de esta sabiduría milenaria.

Es obvio que los seguidores druídicos no pueden cambiar al


mundo, pero con el ejemplo y conducta es posible que se
cambie por lo menos, a una persona, y este es el primer paso
para empezar a cambiar al mundo.

Se camina perpetuamente hacia la superación personal, sin


pretender imponer las propias creencias. Es un “geis”, como se
ha dicho anteriormente, para todo seguidor druídico el hacer
proselitismo al estilo sectario de muchas religiones. Sólo se
explican los puntos de vista y principios druídicos a quien se
interesa por ellos. Justamente por eso, muchos de sus
195
partidarios tienen como actitud, dentro de una vocación
personal y voluntaria, la transmisión de esas antiguas
enseñanzas. Principios que consideran positivos para aquellos
otros seres humanos que les interese conocerlos.

Ellos tienen la voluntad, desafortunadamente no pocas veces


en vano, por despejar los nubarrones del egocentrismo que
oscurece la mente de muchos de sus familiares y amigos.
Intentan ayudarles para la superación de la estrechez mental,
animando a la liberación de ciertos tabúes y trabas personales,
que nos inculcan sutilmente en muchas de las ideas y actitudes
que son aceptadas socialmente, anestesiando las capacidades
positivas, las cuales son inherentes al Ser Humano.

Dicha estrechez mental podría definirse como una intolerancia


hacia ideas nuevas positivas, como una intransigencia hacia las
personas que no mantienen ideas o convicciones afines, como
una oposición hacia seres que no pertenecen a nuestra especie,
raza, nación, región, ciudad, familia, tribu o clan, o
simplemente como una intolerancia hacia aquellos que “nos
caen gordos”.

El fanatismo en las ideas y el egocentrismo en las actitudes y


acciones, se traducen, indudablemente, en conductas poco o
nada empáticas, simpáticas y cordiales con los demás.

Aquellos que han seguido caminando por esta senda, cada cual
con su personal y peculiar lenguaje y estilo, junto a su forma
de ser y actuar, han intentado explicar muchos de los mensajes
que desde la antigüedad, en forma de leyenda, ciencia,
mitología, historia, arte, cuento, relato o canción, nos
transmitieron los sabios druidas de entonces, lo que conforma
lo que se considera hoy en día, como Tradición.
196
Una Tradición que es primordial, que vendría a ser como una
filosofía perenne y común a casi todas las espiritualidades del
orbe, pues inevitablemente la Espiritualidad del Druidismo, se
conecta en su raíz y origen con otras espiritualidades, con las
que además de gozar de dicho común cimiento, tiene otros
paralelismos, correspondencias y analogías en alguna cuestión
u otra esencial.

Todo y así, sigue siendo independiente en su peculiar manera


de entender el Universo y la Vida, lo que se evidencia en
muchas de sus propias conclusiones y apreciaciones.

El Druidismo se forjó como una espiritualidad original y


autónoma, y lo continúa siendo, que busca sin duda, el
crecimiento individual y como consecuencia el colectivo, y la
final emancipación del alma humana.
Todo ello por supuesto alejado tanto de las prácticas sectarias
o proselitistas que caracterizan a muchas religiones, como de
externas manipulaciones de la mente, con propósitos e
intereses egocéntricos o materialistas.
De entre estas enseñanzas, se destacarán algunas que el autor
considera esenciales dentro del Druidismo, pero que relegadas
por otras más conocidas y difundidas, son frecuentemente
ignoradas e inexploradas.

Cabe señalar que son de meritoria trascendencia para que


cualquier seguidor de esta filosofía y espiritualidad, pueda
acometer sus materias para el estudio, profundizando en ellas.

La Vinculación con Todo

Al comprender que toda existencia emana en su Devenir, de


una misma Conciencia Absoluta infinita y sin forma, que se
concibe como Abstracta, cuya sustancia original pudiera ser
mente, energía, ente, etc., o un compendio de todas las
197
potencialidades imaginables por el ser humano, se percibe el
vínculo de esa Conciencia o Todo Absoluto o Incognoscible,
con todo el Universo y de todo con todo, y, por consiguiente,
la conexión del microcosmos con el Macrocosmos, entre lo
finito y lo infinito y por tanto, dentro del primero, la unión
entre lo místico y lo profano, la relación entre la materia y el
espíritu.

De igual manera se compenetran en un nexo inseparable la


intuición y la razón humana, la conjunción entre lo mortal y lo
inmortal, y la relación entre la Vida y la Muerte.

A este respecto la ciencia física actual ya ha demostrado que


cuando un átomo varía su itinerario, la repercusión en dicha
variación provoca una cadena de sucesos que altera las
potencialidades de todas las demás cosas. Tal es el grado de la
relación de todo con todo.

Consiguientemente resulta coherente para las mentes druídicas,


una vez comprendido lo expuesto, mediante los estudios y
aprendizajes oportunos, que se adquiera un sentimiento de
unidad personal y de efecto colectivo con todas las cosas,
incluido el Universo y su Primigenia Fuente creadora, sea ésta
comprendida como Entidad Consciente o como Fuerza o
Energía Emanadora o Generadora inconsciente

Este sentimiento configura esta Espiritualidad, el cual se


interpreta como evolución y elevación, alejado de la
superchería, credulidad o superstición.

Para los seguidores del Druidismo todas las Leyes que rigen el
Universo son de una profunda sabiduría y correlación, y por

198
ello se vislumbra e intuye que han sido concebidas por una
Inteligencia, Mente, Fuerza, Espíritu, Energía o Ente Superior.

No se concibe druídicamente que todos los Vínculos


Universales y sus Leyes regidoras hayan surgido por
generación espontánea o casualidad. Existe un Armonía y
Orden Universal que nadie puede negar. Dicho orden
solamente puede estar regido por Algo que es todavía
incomprensible para las limitadas mentes humanas, pero que se
halla obviamente por encima de nuestros parámetros y de todo
lo que podamos conjeturar.

Humildemente y con honestidad, los seguidores druídicos solo


pueden trazar ligeros esbozos de cómo es y de qué es, pero
sabiendo que actúa, que deviene, que crea, que vibra, que
fluye, que es eterno, infinito, indestructible, etc.

En muchos dogmas religiosos, se excluye la posibilidad de que


lo profano y terrenal pueda vincularse con lo sagrado y
espiritual, pero en el Druidismo, siendo fundamentalmente a-
dogmático, esta supuesta imposibilidad no puede ser concebida
como tal, sino obviamente como todo lo contrario.

Ambos aspectos son combinables, dando paso a la tríada, en la


cual el equilibrio es el protagonista.

Consecuentemente tanto el crecimiento individual como el


crecimiento espiritual se fusionan, se armonizan y se califican
como necesidades intrínsecas del Ser Humano.

Es por ello que en diversas ocasiones, se incide en afirmar que


el Druidismo más que una práctica que pueda ser realizada por
cualquier adepto de alguna doctrina dogmática, como incluso
algunas órdenes consideradas druídicas sostienen, es para
muchos seguidores druídicos, una Cosmovisión del Mundo.
199
Una Concepción del Mundo, donde, indudablemente, cada
cuestión de la existencia es enfocada desde dicho paradigma
ético-filosófico-espiritual.

La segunda a considerar es:

La Relatividad de todas las cosas o la Limitación de las


Percepciones

En la actualidad, demasiadas personas influenciadas por


doctrinas materialistas, piensan que lo único real y cabal es lo
tangible o lo que se percibe por algunos de los sentidos
humanos.

La célebre frase popular de “sino lo veo no lo creo” circula


frecuentemente de boca en boca, en oposición a cuestiones
consideradas vulgarmente, como ocultistas, mágicas o
esotéricas.

El Druidismo desde siempre ha insistido en que la realidad no


solamente se percibe por los cinco sentidos humanos, pues
incluso ésta se puede intuir desde la mente.

Los sueños son concebidos por el Druidismo como otra


realidad. No son solamente meros símbolos sujetos a
interpretación, sino realidades y experiencias dignas y
provechosas que deben ser vividas.

Y no tan solo los sueños, puesto que siempre se ha hablado de


ese Otro Mundo. Un Más Allá, complejo y difícil de descubrir,
sentir o intuir, para personas poco o nada entrenadas en
prácticas como la meditación y similares, o de escasa
conciencia y evolución espiritual.
200
El Druidismo, incluso concibe que la existencia pueda adoptar
diversas formas y las estructuras moleculares o energéticas
pueden asumir variadas composiciones.

Tanto la Ciencia actual como la llamada ciencia cuántica, han


venido a corroborar empíricamente muchas de las intuiciones
de los viejos druidas de antaño y de otras filosofías o
espiritualidades, al demostrar, hasta qué punto son limitados
los sentidos humanos.

A este respecto bástenos recordar la diminuta porción dentro


del espectro de ondas luminosas y sonoras que pueden captar
los ojos y los oídos de los mortales. Existe una inmensa gama
de colores y sonidos que los humanos no pueden sentir o
percibir, debido a las características de su estructura orgánica.

Incluso lo que se siente como materia sólida, es sólo la ilusión


de los sentidos ya que en el ámbito molecular y subatómico la
consistencia de los objetos viene dada por la vibración y
velocidad con la que se comportan sus átomos o partículas.

Sabemos que la materia es energía y que ésta no puede


destruirse sino tan solo transformarse.

Sabemos que los átomos de los cuerpos sólidos vibran a


velocidades bajas, y que los átomos de gases y líquidos vibran
a velocidades más altas que la de los sólidos.

Sabemos que las vibraciones altas pueden penetrar a través de


las vibraciones bajas. De esta manera comprobamos como la
luz atraviesa el agua, y el sonido viaja por el aire.

Sabemos que los pensamientos son energía sutil los cuales


vibran a alta frecuencia y, por tanto, éstos pueden afectar e
influir en la materia que posee vibraciones más bajas.
201
Antes, cuando no existían sofisticados aparatos para detectar
estos hechos, los druidas de antaño intuyeron que todo era
vibración tanto en la Tierra como en el Universo. Junto a otros
sabios de la antigüedad establecieron que lo de abajo era un
reflejo de mucho de lo de arriba, y por ello, parte de la
Totalidad.

El Druidismo también intuyó y sigue intuyéndolo, aunque aún


hoy en día científicamente no se haya podido demostrar aun,
aunque quizá en los siglos venideros si se logre, que tanto la
mente, como el dinamismo espiritual y el alma misma, son
realidades inherentes al ser humano.

Son esencias de composiciones energéticas, vibratorias y


sutiles, siendo a través de ellas, la forma por la que podemos
acceder a otras realidades a las que todavía no se puede llegar,
ni examinar, mediante aparejos técnicamente sofisticados.

La tercera a destacar es:

El equilibrio

En el Druidismo se halla presente en todo momento, la


búsqueda del equilibrio entre las polaridades, máxime cuando
atañen a los propios individuos interiormente.

El equilibrio es una de sus Tríadas, que aunque poco se habla


de ella, forma parte de esta filosofía y espiritualidad.

Se ha hecho mención diferentes veces al equilibrio, como la


fórmula adecuada para aplicarse las personas a sí mismas,
tanto entre las polaridades psíquicas; como la razón y la

202
intuición, como entre polaridades anímicas; como lo femenino
y lo masculino,

Sea incluso entre conceptos metafísicos más colectivos y


universales; como son el Microcosmos y el Macrocosmos, o
dicho más poéticamente; entre el “Padre Cielo y la Madre
Tierra”.

Mantener un equilibrio entre lo mental, físico y lo espiritual,


conlleva no obstante una aplicación de ciertos valores que
pueden calificarse también como druídicos y que se
manifiestan, obviamente, en la conducta ante terceros.

Ya que previamente se ha expresado y apoyado la idea de que


el Druidismo no es solo una praxis que puedan realizar todo
tipo de individuos de todas las condiciones morales, se deduce,
que esto es así, porque obviamente se mantienen una serie de
valores diferenciadores, que lo configuran como una
Concepción del Mundo singular.

Aunque los tiempos contemporáneos han cambiado con


respecto a los de antaño donde creció el Druidismo, la ética
druídica actual en su evolución a través de la historia, tiene sus
propias nociones esenciales con respecto a lo correcto e
incorrecto de las conductas humanas.

Relega las nociones del bien y del mal, maldad o bondad, por
ser ideas tan relativas como los individuos que las puedan
percibir y las culturas a las que puedan pertenecer, viniendo
éstas dadas casi siempre a modo de preceptos dogmáticos y
autoritarios, con castigos y premios si se obedecen o se
desobedecen.

El Druidismo por el contrario, se adentra y profundiza,


empleando preferiblemente conceptos como acertado o
203
desacertado, equívoco o certero, etc., según tengan validez o
no para la armonía mental, espiritual u orgánica nuestra y de
los demás seres de nuestro entorno, así como para su
crecimiento explícito e implícito.

De hecho entre los druidas irlandeses de antaño, se empleaban


los términos “dleathach” para señalar lo que era lícito o justo y
“neamhdleathach” para lo incorrecto, injusto o inapropiado.

La ética druídica anima a que en ningún ser humano impere la


supremacía de uno esos tres aspectos, mental, físico y
espiritual, sobre los otros dos, resquebrajando el Equilibrio
debido.

El Druidismo aboga y alienta a otorgar a cada parte del Ser lo


que le corresponde por Ley Natural, para lograr igualmente
una Armonía Natural.

No obstante, sabemos que nuestro organismo precisa de los


instintos, como el hambre, la sed, el sueño, el sexo, etc. Dichos
instintos necesitan ser satisfechos para que nuestro cuerpo
funcione correctamente, cerebro incluido.

La carencia o ausencia de alimentos y el hambre, conducen a


la debilidad física y mental y como consecuencia provoca en
los seres humanos la fija idea de buscarse el sustento básico,
dispersándose u olvidándose de otros asuntos más mentales o
espirituales.

Como también sabemos, que nuestra mente precisa de


conocimientos, inspiración, intuición, enseñanzas, sabiduría, y
progreso y etc., esos son los alimentos de la mente y de la

204
psique. Y nuestro espíritu precisa para nutrirse sutilmente de
iluminación, evolución, elevación, y crecimiento espiritual.

Además, el Druidismo reconoce que existen valores en el ser


humano, adoptados o propios, que actúan como tendencias de
motivación egoístas y en otras ocasiones altruistas, así como
emociones innatas positivas; amor, cordialidad, simpatía,
afecto, etc., y otras negativas, como odio, rencor, envidia, etc.

También reconoce los aspectos instintivos del ser humano,


como obviamente reconoce las ansías de crecimiento espiritual
y conocimiento mental.

Es en este preciso punto donde el Druidismo hace más


inflexión sobre el equilibrio, tratando de que las emociones
negativas y todos los aspectos ególatras del ser humano, no
predominen en éste, fomentando la canalización de éstos, hacia
otros aspectos menos burdos y más sutiles.

La cuarta, no menos trascendental que las anteriores es:

La Orientación del pensamiento coherente

El Druidismo intenta motivar y promover que los


pensamientos y las acciones humanas, sean canalizados hacia
objetivos altruistas sin intenciones tácitas de causar perjuicio a
terceros.

Pretende avivar la empatía con todos los seres vivientes,


desarrollando la conciencia hacia la noción y acción de que
todo es parte de la Divinidad y que todo se halla vinculado con
todo.

No se trata de una forma de nuevo pietismo al estilo cristiano,


porque no se espera ningún tipo de recompensa divina. Se
205
actúa empáticamente porque es una actitud que surge de la
misma Conciencia.

Resulta obvio, en nuestra realidad planetaria, que el ser


humano para sobrevivir precisa de eliminar otras formas de
vida, sean vegetales o animales.

En otros tiempos tanto los celtas como sus druidas mataban


animales para la supervivencia propia y de sus colectivos
tribales o clánicos, e incluso se sacrificaban como forma de
honrar a las diversas deidades del amplio panteón céltico.

Actualmente dicha conciencia ha variado en el Druidismo,


merced a una evolución espiritual legítima, presente en toda
espiritualidad que se halle viva y sea no dogmática, ni estática.

Muchos seguidores druídicos son vegetarianos, veganos, no


carnívoros, incluso algunos incorporan a una alimentación
vegetariana determinados tipos de pescados, que consideran de
escasa conciencia o conciencia grupal. Se considera que una
conducta y actuación sincrónica de millares de seres, obedece
a una forma de instinto, inteligencia y conciencia colectiva.
Por ello, aun muchos seguidores druídicos, continúan
alimentándose de una forma omnívora, sin por ello perder el
respeto que toda existencia se merece.

En el Druidismo no se censura la forma de alimentarse del ser


humano, sea ésta omnívora, carnívora o vegetariana, pero se
anima al esfuerzo personal y colectivo, para que la forma de
nutrirse se procure mediante el menor impacto ecológico en la
Madre Naturaleza, y el menor daño o perjuicio a seres vivos.

206
El Druidismo es consciente de que las formas de vida animal
están estructuradas orgánicamente de una forma diferente que
las de vida vegetal, y esa diferenciación les confiere una
percepción del dolor y del sufrimiento mayor que a los
vegetales.

Cuando se recalca mayor, se está reafirmando la evidencia


actual seriamente verificada, por la que se conoce que los
vegetales como seres vivos, también tienen esas sensaciones,
aunque en menor grado que los animales, debido a sus
estructuras orgánicas.

No se está negando la evidencia de que los vegetales tengan su


forma peculiar de existencia y conciencia e incluso su propia
alma o espíritu. De hecho los árboles poseen unos
conocimientos milenarios producto de sus largos años de
existencia y son venerados y respetados como partes de la
Divinidad. Todos los árboles, en nuestras concepciones son
honrados y tratados como hermanos y amigos y muchos de
ellos son una simbología viva de nuestra espiritualidad, como
sucede con el Roble.

Por tanto, el Druidismo defiende que para el sustento y


supervivencia de los humanos, siempre debería decantarse por
una alimentación que produjera el menor impacto natural
posible y el menor perjuicio o daño a terceros.

Entendemos que estos principios éticos, pueden ser fácilmente


aplicados en Occidente, y, por tanto, en el antiguo ámbito
celta, donde existe toda una multitud de alimentos y acceso a
los mismos y, por tanto, la elección no puede provocar ninguna
actitud irracional.

Actitud irracional en la que podríamos caer, si se pretendiera o


propusiera que en zonas del planeta escasas en recursos,
207
eligieran una alimentación no ajustada a los medios y
circunstancias del entorno.

En el Polo Norte habitado o en las sabanas africanas, sería


irracional proponer que sus habitantes se alimentarán de
vegetales, puesto que estos allí son casi inexistentes y los
medios para acceder a ellos, complejos, cuando no imposibles.

Por tanto, y lógicamente el prescindir del empleo de animales


para el sustento diario, no es totalmente factible en todas las
situaciones y condiciones.

Sin embargo, cuando el consumo de animales es


imprescindible, debido a las diversas situaciones que se pueden
dar, se sugiere que el animal o animales inmolados, lo sean de
la forma menos indolora conocida. Además, se hace
indispensable que éstos, sean aprovechados lo máximo posible
por una cuestión simple de respeto hacia quien nos ofreció su
vida.

El Druidismo entiende que es un acto irrespetuoso integral


para con la Madre Naturaleza y para con el mismo animal,
aprovechar la carne o solo ciertas partes de un cuerpo u
organismo, desechando las demás.

Como es una inconsciencia y totalmente opuesto a la filosofía


druídica, pretender que el dolor y la violencia ejercida
especialmente contra los animales en nombre de un supuesto
progreso y beneficio humano en ciertos laboratorios de
experimentación farmacológica, cosmetológica o militar, sean
necesarios e imprescindibles.

208
Por tanto, el Druidismo propone de una manera diligente
rechazar o evitar el daño de cualquier organismo sin una
justificación ética, e incluso yendo más lejos, impedir que se
dañe cuando sea factible la protección.

Dentro de esta última sugerencia druídica, impedir que se dañe


cuando sea factible una acción protectora, de no contemplarla
y de no considerarla, nos pueden llevar a equívocas ideas sobre
el pacifismo, y a posibles daños mayores.

Ni el druidismo actual, ni el de antaño tuvieron una moral


pacifista a ultranza, pero sin embargo, fue y es pacífico y sus
seguidores tranquilos, sosegados, templados y serenos.

Fueron los mismos druidas quienes alentaron a los diversos


pueblos celtas a oponerse a la invasión romana de Julio Cesar.
Ellos fueron los que incitaron a tomar las armas contra el
invasor, los que invocaron a los dioses para que les ayudaran
en la tarea de detener el aluvión imperialista, y ellos fueron los
que realizaron mil y un conjuros y sortilegios, convocando con
ensalmos e invocaciones a las fuerzas de la Madre Naturaleza,
para intentar detener las ansias expansionistas y colonialistas
romanas.

Ya entonces comprendieron que su mundo, sus gentes, su


cultura y su espiritualidad se hallaban en serio peligro de
extinción. De no haber procedido como lo hicieron, intentando
prevenir o anular ese perjuicio y esa invasión a todos los
niveles, hubieran sido moralmente responsables del daño, ya
que ellos tenían el compromiso ético ante sus tribus de
salvaguardar sus creencias. Aunque históricamente no
pudieron evitarlo, tampoco hubiese sido éticamente aceptable
el haberse quedado impasibles.

209
En la actualidad, es menester decir que las clases dirigentes de
los gobiernos que oprimen a sus propios pueblos y a otros, no
abandonan su expoliación, opresión y tiranía fácilmente, ni
siquiera por palabras o consejos pronunciados por diferentes
personajes filósofos, espirituales, religiosos, sabios, iluminados
o místicos.

Dichos autócratas represores, no tienen una conciencia elevada


o quizá no tengan ninguna, y solo procuran su bienestar,
alimentando esas emociones negativas como la codicia, la
avaricia, el poder, la ambición, el egocentrismo, la egolatría, la
estrechez mental y etc.

El Druidismo no debe condenar tácitamente este tipo de lucha,


de darse entre los pueblos y sus gentes para conseguir su
propia liberación, pero sin embargo, el Druidismo, teniendo
una espiritualidad y una ética pacífica y esencialmente no
violenta, tampoco puede aceptar que se utilice cualquier
sistema de lucha para tal liberación.

Y en este punto volvemos al principio ético de causar el


mínimo daño posible, incluso a los opresores. Un ejemplo de
ello que nos llega desde la antigüedad celta, fue el sacrificio y
rendición de Vercingetórix, para evitar un daño mayor como
hubiera sido la aniquilación de Alesia.

Una lucha por la liberación de su pueblo con un posterior


sacrificio personal. Ello resultó ser el menor daño posible a su
gente y como resultado de la rendición, evitar la esclavización
de la población de Alesia o su aniquilamiento o esclavitud
total. Y como paradoja y consecuencia indirecta, evitar la
muerte de muchos legionarios romanos que hubieran caído en
el asedio y asalto del poblado galo.
210
La quinta que se citará, y no menos druídica que las anteriores
es:

La Magia interna

Una de las esencias del Druidismo, quizás algo olvidada por


las mentes más supeditadas al racionalismo sublimado de
nuestra época, es la magia.

Pero aquí se hace mención al tipo de magia específica que se


realiza especialmente en el interior del ser.

Todo acto mágico interno implica una transformación de las


actitudes y pensamientos personales. Esta metamorfosis es una
evolución personal que es promovida por diferentes
circunstancias que afectan al individuo, pero siendo la
voluntad el motor que propicia el arranque, junto al Yo
Superior, el cual es el interruptor que enciende ese dispositivo.

Consecuentemente, toda transformación significa cambio.


Implica abandonar viejos y caducos parámetros para abrirse a
otros nuevos y positivos. Implica progresar y crecer
anímicamente, evolucionar en todos los sentidos.

Efectivamente todo humano tiene el derecho a cambiar, a


evolucionar, a abandonar viejas actitudes, pensamientos y
emociones negativas para dejar paso a las nuevas y positivas.
Este proceso mágico, en no pocas veces resulta humanamente
doloroso, ya que evolucionar implica abandonar determinados
hábitos, ideas, emociones, costumbres y actitudes.

El orgullo, el miedo, la intransigencia, la intolerancia, el rencor


y el egoísmo, entre algunas, actúan como emociones negativas
que nublan la espiritualidad y las conciencias de las personas,
y son obstáculos que hay que vencer. Aquel viejo axioma que
211
dice que, el peor enemigo de uno, es uno mismo, en
demasiadas ocasiones se cumple con excesiva exactitud.

Al pensar egoísta y egocéntricamente, cualquier persona cae en


una subjetividad insana que le impide observar los eventos y
circunstancias como efectivamente son, tomando a
continuación una serie de decisiones, demasiado taxativas y
equívocas que perjudican a otras personas, y a largo plazo, a
ellas mismas.

Esto lo podemos observar tanto a escala mundial como local o


personal

A escala mundial, lo observamos cuando la codicia de las


multinacionales se proyecta para acaparar las riquezas y
recursos del planeta, relegando a muchas personas a la miseria
y a la dependencia. Pero a la larga y de seguir este camino
auto-destructivo, serán también los mismos dueños de las
multinacionales o sus herederos, los perjudicados cuando el
planeta se halle expoliado, contaminado, mermado, agotado y
desaguado, debido a sus inconscientes actos ególatras.

También lo podemos observar a escala local, en las


discriminaciones sociales, clasistas, racistas o sexistas, en las
humillaciones a las mujeres en los hogares, en la violencia
doméstica, en los ultrajes y violaciones, en las intimidaciones,
abusos, robos, en la expoliación del medio ambiente, en el
maltrato a los animales, etc.

E incluso a un nivel personal cuando observamos como las


personas que han podido cometer errores y equívocos en sus
acciones, se les niega y veda sistemáticamente el derecho a una
evolucionada rectificación, debido a la intransigencia, rencor,
212
venganza, orgullo, vanidad, etc., que perforan las mentes
humanas.

Se les prohíbe obtener nuevas oportunidades y se les priva de


cualquier tipo de credibilidad, para lograr o al menos intentar,
una reabsorción social, familiar o conyugal, donde puedan
demostrar mediante sus nuevas actitudes, la intención de
reparación y enmienda.

Y se debe recordar que la magia interior que posee todo ser


humano, con sus procesos íntimos pero evolutivos, casi
siempre intensos y dolorosos, es factible, posible y una
realidad fehaciente, junto a un derecho inalienable de los seres
humanos.

¿Damos alguna oportunidad a los excluidos, que han realizado


con dolor sus procesos evolutivos y cambios pertinentes?

Pero obviamente si errar es de humanos y rectificar errores es


de humanos sabios, perseverar en el error, es de humanos
estúpidos.

Otra esencia druídica que se enumerara como sexta, nos habla


de:

Principios Macro-cósmicos y Micro-cósmicos:

1. Toda causa produce efectos, todo efecto proviene de


una o varias causas. (Principio de Causa-Efectos)
2. Todo lo que fluye, refluye, (Principio de Ritmo)
3. Toda Vibra, todo se mueve (Principio de Vibración)

Estos principios que se especifican como druídicos, no lo son


exclusivamente, pues otras espiritualidades especialmente
paganas de occidente y oriente, también lo contemplan aunque
213
con sus matices propios. (budismo, hinduismo, wicca,
hermetismo etc.).

Sirva sólo como una breve introducción al tema lo que se


expondrá a continuación ya que la complejidad del mismo, no
se puede abarcar en tan solo algunas líneas.

“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo


sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre
que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de
casualidad, pero nada escapa a la Ley".
El Kybalion

La ley de causa y efecto, también conocida como “La Ley de


Hierro del Universo” puede enunciarse afirmando que todo
efecto tiene una causa específica.
Más coloquial y mundanamente expresado, dicho principio
también se conoce como “aquello que un hombre siembra es lo
que cosecha”.
Por supuesto dicha ley nada tiene que ver con la Ley del
Talión, del "ojo por ojo, diente por diente" como
equivocadamente se la ha llamado en algunos círculos.

Dicho principio manifiesta que todo sucede por alguna razón,


se conozca ésta o no se conozca.
No existen hechos accidentales, ni casualidades, sino
causalidades y sus efectos. El Druidismo opina que moramos
y formamos parte de un Universo ordenado, que funciona en
su Devenir con leyes específicas, de las cuales algunas ya las
conocemos, aunque la mayoría de ellas siguen siendo
desconocidas e ignoradas.

214
En el Druidismo se concibe que esta relación causa-efecto no
solo atañe a las acciones y reacciones externas o físicas, sino
incluso a las internas o mentales y espirituales.

Una reacción externa por ejemplo, se puede considerar el


famoso y conocido efecto mariposa o algo tan simple, como la
caída de una piedra en el océano y los efectos que esto pueda
causar.

Por el otro lado, una reacción interna, por ejemplo, puede ser
un pensamiento de desprecio, odio y rencor hacia otros, o de
amor, afecto, ternura, simpatía.

Cuando se piensa o se siente tales emociones hay una acción


psíquica, se genera energía y a este nivel habrá una reacción.
En los casos de emociones accionadas negativamente habrá
una o varias reacciones negativas, en los casos de emociones
accionadas positivamente tendrán lugar reacciones positivas, y
en ambos casos retornarán a la fuente-mente emisora por
efecto de los principios o Ley de Ritmo.

Dicha Ley universal del Ritmo, viene a establecer que todo en


la inmensidad del Universo fluye y refluye, que todo prospera
y decae, que todo avanza y luego retrocede, que todo se
expande y luego se contrae.

Con conceptos más mundanos y humanos, a esta ley también


se la conoce como la Ley del Péndulo, puesto que los períodos,
ciclos y tiempos del mismo fluctúan de un lado al otro.

Es decir, después de la noche llega el día, después de Samos


viene Giamos, después de una situación de tristeza, tarde o
temprano, le sigue una de felicidad.

215
Tras haberse consumado una fluctuación íntegra del péndulo o
ciclos, toda manifestación y expresión se transforma para
evolucionar. Es conceptualmente absurdo que el Todo
Absoluto, pueda mantener la creación en un idéntico estado
perpetuo de evolución, estático, diríamos. Los seguidores
druídicos entienden estos procesos, como un movimiento
dinámico e imperecedero de evolución, que denominamos: “El
Devenir”.

Metafísicamente hablando se puede valorar, intuir y aplicar


esta ley a toda manifestación mental propia.

A través de nuestra transformación interior, deseando alcanzar


una mayor conciencia, podemos eludir este vaivén fluctuante
en cualquier proceso mental o pensamiento.

Vislumbrando y conociendo que todo plano de conciencia


puede ser reemplazado por otro más elevado, podemos
enaltecer un estado mental para alcanzar el siguiente,
invalidando, por tanto, en nosotros, esta regresión fluctuante.

Este principio de causa-efecto poco tiene que ver con la


infundada y supersticiosa “Ley de Tres”, que mantienen entre
sus creencias algunas personas paganas, pues las
consecuencias y aplicaciones en los seres humanos son más
complejas.

Los seres humanos, en general, dan (efecto) lo que han


recibido y reciben (causa), a lo largo de su existencia, y buscan
o desean lo que no han recibido (efecto).

Si por ejemplo, solo reciben odio, darán odio y según este


principio de causa-efecto, efectos-causa, volverán a recibir
216
odio. Si solo reciben amor, darán amor y volverán a recibir
mayoritariamente amor.

Pero a cambio, si reciben odio, pero su evolución y conciencia


personal les impele a buscar amor, sin producir o emitir más
odio, la cadena se rompe y el cerco no se cierra.

Y al contrario, si reciben amor pero sus mentes involucionan


hacia una inconsciencia o sensibilidad escasa o pobre, y dan
odio, acabarán recibiendo odio y el cerco se afianza.

Cuando hay más de dos factores involucrados, obtenemos una


correlación circular de causas y efectos. De esta manera,
incluso lo que fue un efecto provocado por una causa, puede
convertirse también en una causa por sí misma.

A este respecto el Druidismo reconoce que ciertos métodos y


prácticas, como la meditación y otras técnicas similares, logran
subir a las personas practicantes, hasta cierto grado mayor de
conciencia, lo que llamaríamos iluminación.

Incluso esos mismos personajes Inspirados, habiendo


alcanzado mentalmente unos planos de conocimientos más
elevados y más liberados del mundo material y psíquico que
atañe a las causas y los efectos, se convierten en causas en vez
de efectos.

En cierta manera, se consagran a dicho principio, pues quien


conoce este Principio, puede aplicarlo en su apoyo y
crecimiento y en el de los demás, transformando la existencia
en una constante de armonía.

Desprendiéndose de esta Ley o principio de causas y efectos,


muchos creyentes del Druidismo, en su pluralidad,
mayoritariamente reconocen una Causa Primera, a la cual
217
denominan versátilmente Todo Absoluto, El Incognoscible, el
Innombrable, Fuente Suprema, Causa Primigenia, Dios
Principal, Diosa Primordial, Esencia Eterna, y unos cuantos
epítetos más.

Esta Causa Primera, creadora y/o generadora constante en su


Devenir de todo lo que existe en el Universo, bien directa o
indirectamente, originó y/o generó otras formas de existencia,
tanto, las muy sutiles e incorpóreas o etéreas, como las menos
sutiles o más densas, que son efectos de dicha Causa Primera.

De esta forma el Druidismo considera que existen seres de


diversa índole y de diversas estructuras morfológicas, más
elevados espiritualmente que los humanos, pero dependientes,
vinculados y menores a la Causa Original. Cuanto menos
sutiles son todos los seres más guiados están por otras
entidades de las dimensiones espirituales más elevadas.

Se concibe que las Divinidades, es decir, los Dioses de Celtia,


son manifestaciones y derivaciones de la Fuente Suprema o si
se prefiere, Potencialidades etéreas y fluidas o Energías
conscientes que ayudan a regular, ordenar, coordinar y a
estructurar el Devenir Cósmico, siendo las Divinidades que
con nombres propios se invocan en los rituales.

Aunque para otros seguidores del Druidismo dichas


Divinidades desempeñan un rol simbólico como arquetipos.

Como entidades divinas, se intuyen como espíritus más


próximos y cercanos a los humanos que el Incognoscible Todo
Absoluto, los cuales a su vez, siendo efectos de la Causa
Primera, se convierten ellos mismos en causas que tienen

218
conferidas facultades de creación y manipulación de las
energías, formas y sustancias.

En otras tradiciones espirituales reciben nombres diversos,


desde ángeles, arcángeles, devas, mensajeros divinos, seres de
Luz, semi-dioses, entes solares, etc., pero que en realidad se le
atribuyen los mismos principios y características, aunque con
los matices propios diferenciadores.

Este amplio mosaico de entidades, desde las más etéreas a las


menos sutiles, se corresponde con los diversos niveles de
conciencia que existen en el Universo.

Niveles de conciencia donde se manifiesta cierta graduación,


rango y jerarquía, la cual no se encuadra en ninguna
concepción despótica del Universo, ya que lo que actualmente
se conoce de éste a un nivel astrofísico, se halla ordenado
gradualmente, en conjuntos de galaxias, galaxias, conjuntos de
estrellas y estrellas.

El propio sistema solar se halla ubicado dentro de una galaxia


nebulosa, que los humanos llamamos "Vía Láctea" formada
por millones de estrellas y cuya aglomeración compone un
anillo de cien mil años luz de diámetro, que a su vez, forma
parte de otra acumulación formada por una veintena de
galaxias, la cual a su vez, se halla integrada en otra agrupación
mayor que concentra varios miles de galaxias. Y si esto fuera
poco, ésta última a su vez, posee en su eje una galaxia enorme,
cien veces mayor que la Vía Láctea, que tiene la facultad de
ejercer gravitación sobre todas las demás

El Principio de Vibración, nos dice que: “Nada está inmóvil,


todo se mueve, todo vibra”. Acercándonos a la comprensión de
la existencia de las distintas dimensiones: “la velocidad del
giro define las características de cualquier manifestación”. Esta
219
velocidad de giro viene dada por los átomos que componen la
energía.

 ¿Qué es pues nuestro organismo con sus características


físicas?
 ¿Qué es pues nuestra mente con sus pensamientos y
emociones?
 ¿Qué es pues nuestra alma con su espiritualidad y
anhelos de elevación?

Simplemente, diferentes frecuencias de la energía que difieren


entre sí, solo por la gradación en la que vibran.

Es obvio que todo ser humano sabe que tiene un cuerpo, que
tiene una mente, que piensa y siente, sin embargo, no todos
tienen la certeza de que existe un alma y que ésta aspira a
crecer y elevarse. Nuestra alma vibra igualmente, pero lo hace
en una longitud de onda que algunos humanos no logran
percibirla.

Por tanto, cuando más alta es la vibración menos se puede


detectar por los limitados sentidos humanos, a no ser que se
empleen otros métodos más metafísicos.

En la dimensión espiritual, mucho más sutil, etérea y compleja,


concurren también leyes y principios que aunque difieren de
los conocidos, existen. Es decir, en el Devenir del Universo,
hay leyes físicas de las cuales algunas conocemos, pero
también hay Principios o Leyes Metafísicas constantes, de las
cuales casi todo ignoramos.

Otra de estas esencias, que se apuntará como séptima es:


220
El concepto de: Servicio a los demás:

El servicio a los demás, dentro del Druidismo cobra una


especial relevancia actualmente, cuando repasando la historia,
se observa como los Druidas en cualquiera de las áreas en que
se especializaban atendían espiritual, mental y físicamente a
sus congéneres.

Ellos procuraban ayudar a los individuos que se lo solicitaban,


con consejos, sugerencias, exhortaciones, insinuaciones,
lecciones, orientaciones, rituales, invocaciones e incluso
sugestiones o sanaciones físicas. Ser un Druida no era tanto un
honor sino un servicio a la tribu o comunidad.

A este respecto podríamos destacar, tanto el servicio druídico a


enfermos y moribundos y neo natos, como a sus familias, y en
caso de fallecimiento, realizando rituales, cuyo objetivo entre
otros, era facilitar a los familiares la aceptación de la partida al
Otro Mundo por parte del difunto.

Así como, las enseñanzas impartidas a los aspirantes a Druidas


o Druidesas, los conocimientos transmitidos al pueblo en
general, en sus funciones como maestros y filósofos Naturales,
o las curaciones mediante técnicas fito-terapéuticas a los
enfermados o aquejados por dolencias, fueran humanos o
animales.

Actualmente se define como Fito-terapia la maestría y arte que


enseña la utilización de las plantas y árboles con fines
medicinales y sus derivados con finalidad terapéutica, ya sea
para evitar, calmar o sanar de ciertos dolores, malestares
generales o ciertas enfermedades.

221
Básicamente estos servicios filantrópicos actualmente, se
podrían apuntar y desglosar en tres categorías principales, es
decir, en una Nueva Tríada:

1/ Servicios de Ayuda y Salud:

-Procurando prevenir las causas de las enfermedades y cuando


la prevención no llegaba a ser posible, atendiendo y cuidando a
los afectados por dolencias, con su apoyo espiritual,
conocimientos, remedios y técnicas como la trepanación con
éxito, la cesárea, las amputaciones, los baños medicinales, las
pócimas para dormir, las hierbas curativas, las piedras
sanadoras, masajes, etc.

En este apartado cobraron especial relevancia la atención a


enfermos y a los ancianos, en establecimientos precursores de
los hospitales actuales, así como su alimentación y ayuda
económica básica.

La divinidad celta Dian Cecht, fue la tutora y protectora de la


medicina para los celtas y druidas de la Irlanda pre-cristiana.
Aunque también es digno de considerar a Miach, descendiente
del anterior y a su hermana, la no menos célebre Airmid, a la
cual se le adjudican la identificación de 365 hierbas sanadoras.

2/ Servicios de Protección:

-Cuando la hambruna se apoderaba de las tierras celtas, los


druidas aconsejaban abandonar viejos emplazamientos para
dirigirse a otros nuevos más prósperos. La tribu seguía a los
guías, fueran éstos druidas o druidesas, los cuales buscaban los
mejores lugares para el nuevo asentamiento.

222
-Invocando a las diversas Divinidades en sus rituales para
solicitarles ayuda e inspiración ante hechos concretos, como
invasiones y guerras, o cubrir necesidades vitales para la tribu,
con el objetivo de paliarlas o resolverlas. También, realizando
imprecaciones y conjuros para aliar fuerzas y energías latentes
y patentes de la Madre Naturaleza, para decantar el curso de
una batalla o escaramuza a favor de sus protegidos.

3/ Servicios de Educación, Instrucción e Ilustración:

-Enseñando a otros el camino del Druidismo en cualquiera de


sus áreas, --Enseñando a los niños nacidos bajo sus ámbitos de
influencia, los conocimientos generales y particulares de su
cultura.

-Asesorando a los jefes tribales o reyes, para que tomaran las


más acertadas resoluciones y acciones, en beneficio de sus
gentes. Como es sabido, los druidas asumieron funciones de
jueces, de historiadores, de maestros, de filósofos, de poetas,
de músicos, de astrólogos, de videntes, etc.

Comprender esta esencia, a los seguidores druídicos les resulta


trascendente y muy valiosa por las consideraciones que se
expondrán a continuación, pese a que esté algo olvidada por
los seguidores que practican otras espiritualidades de la Tierra
o paganas de Occidente.

El Druidismo observa que a escala humana existen dos tipos


de relaciones base entre los individuos:
Una, consigo mismos, y la otra, con los demás.

Por tanto, buscando una vez más el equilibrio se entiende que


se debería establecer una ponderación adecuada entre los
intereses individuales por un lado y los colectivos por el otro.

223
Una equilibrada y acertada proporción entre la subjetividad y
la objetividad.

Dicho equilibrio no se contradice con la convicción sobre la


importancia del desarrollo interno, puesto que, aún siendo
dicho proceso algo personal y subjetivo, conforme éste
progresa, la persona va adquiriendo una conciencia más amplia
y elevada. Va desarrollando una empatía con todo ser viviente,
y, por tanto, con la Humanidad entera y con cada uno de sus
componentes.

Todo ser humano tiene sus fases y momentos y cada cosa


ocurre en el momento adecuado y justamente cuando debe
ocurrir y no antes.

No obstante, cuando una persona ha elevado su conciencia a


otro plano y se estanca allí, se encasilla en ese nivel, no
pudiendo o queriendo avanzar más, y solo atiende a sus
propias necesidades internas o externas, espirituales, mentales
o físicas, se vuelve irremisiblemente individualista y ególatra.

Los seguidores druídicos opinan en su mayoría que:

El progreso espiritual, mental y físico, así como la felicidad


para las personas de este planeta depende de sus moradores,
puesto que mejores seres, fomentan un mejor planeta.

Dentro de esas otras esencias druídicas que no se mencionan


con frecuencia en los ámbitos afines, pero que existen en la
ética y moral druídica y de las cuales las enumeradas solo son
un esbozo, se podrían incluir otras, tales como la Amistad, el
Amor, el Respeto, la Lealtad, la Sinceridad, La Solidaridad, la

224
Fortaleza, la Humanidad, el Dedma druídico, La Ley de
Trodma (Krwi o Karma) y un largo etc.

Por tanto, los valores éticos y las esencias druídicas, son los
principios y convicciones fundamentales y perdurables de
dicha espiritualidad.

Como tal conjunto de principios, no precisan de una


justificación externa o ajena, pues siempre tendrán una
importancia intrínseca para quienes siguen o forman parte de
dicha espiritualidad. Así pues, siendo ellos valores
irrenunciables, elementales y primordiales de esta particular
concepción del Mundo, guían todas las acciones y
comportamientos.

¿Difícil?, sí, en efecto, pero no imposible. ¿Dogmático? Todo


lo contrario, debatible y ampliable.

Seguramente cada apartado mencionado es digno de una


explicación más extensa. Algunas se han abordado a lo largo
de este libro, o de otros ya publicados de esta misma colección,
pero mientras se recapacita o repasa lo leído, se propone la
misma sugerencia que en capítulos o libros anteriores:

¡Pasead por los bosques profundos y por las praderas


esmeraldas! ¡Gozad de las flores, y de sus aromas! ¡Abrazad a
los árboles! ¡Mojaos en los ríos y bebed de sus fuentes!
¡Musitad a las mariposas, y hablad a los pájaros!

Ellos son parte de la Divinidad y, como tales, de una forma u


otra os transmitirán conocimientos y paz de espíritu,
alentándoos hacia la progresión personal.

Y si ello es posible, leed algunos capítulos de éste u otro libro,


teniendo como asiento de sillón, el suelo, y como respaldo y
225
sostén de vuestra espalda, el energético tronco de un hermano
árbol.

226
DRUIDISMO Y PANTEÍSMO

Existen diversas formas de entender el panteísmo. Podríamos


hablar del panteísmo de los estoicos griegos, del posterior del
filósofo Baruch Spinoza, del panteísmo del revitalista druídico
John Toland, de un panteísmo contemporáneo denominado
científico, e incluso de un panteísmo considerado ateo11.

El Panteísmo ha sido incluso una religión por sí mismo, mucho


más antiguo que el Budismo o el Cristianismo. Cada una de las
grandes religiones ha dado nacimiento a multitud de variantes
panteístas. Así, la mayoría de los Taoístas son panteístas, igual
que muchos Budistas, Hinduistas, Paganos (como las
corrientes de la Wicca), Animistas y Chamanes, seguidores de
muchas religiones indígenas y de la Tierra, hasta los
ecologistas actuales e incluso, los últimos en adscribirse al
pensamiento panteísta en alguna de sus interpretaciones, han
sido los seguidores de las corrientes “New Age”.

El Cristianismo y el Islam también tienen corrientes de


pensamiento panteístas en su seno, aunque tratan de

1
(El seguidor druídico es ajeno al concepto de ateísmo, pues éste es un
fenómeno desconocido en dicha espiritualidad. El pensamiento ateo
occidental, queda circunscrito a aquellos que creyeron, se les indujo a creer
o proyectaron un Dios como Rey del Universo o como Padre Celestial, y
posteriormente renunciaron a dicha creencia. Solo a los desencantados por
estas teorías, exclusivamente judeocristianas, se les puede ocurrir negar a
ese dios, para sentirse independientes o desligados de él. Es en algo
parecido a la creencia cristiana del Demonio: Los seguidores de Satán,
llamados satanistas, son sólo cristianos contritos y afligidos que optan por
la otra faceta del cristianismo, como venganza, desencanto o por rencor)

227
disimularlas, enmascararlas bajo otras denominaciones e
intentando acallar a sus pensadores, tildándolos de herejes.

Y por supuesto también en el Druidismo existe toda una


ideología panteísta, con sus matices e idiosincrasia propia.

El término griego “pan-theos”, que se puede traducir como:


“Todo es Dios” y, evidentemente, la expresión puede
emplearse a la inversa, es decir, “Dios es Todo”, define de una
forma general y “a priori”, el punto base de partida.

Pero veremos cuáles son los matices que hacen pensar que el
enfoque druídico del Panteísmo o incluso del Panenteísmo es
algo peculiar de esta espiritualidad.

Para centrarnos en lo que a esta espiritualidad se refiere, nos


concentraremos en primer lugar, en la noción panteísta del
Druidismo, que difiere de todas las apuntadas, aun con algunos
puntos concretos conexos, pero estructurándose y
desarrollándose de una forma ajustada a sus esencias
filosóficas...

A “grosso modo” la visión del Cosmos infinito y de la


Creación, implica la Divinidad del Universo. Esta
sacralización es incompatible con la tesis del panteísmo
científico que sostiene racionalmente que Dios es el Universo
físico, pero que no tiene una mente o espíritu, rechazando toda
idea metafísica y la existencia de cualquier entidad sutil y
sobrenatural. Es decir el panteísmo científico acepta y
considera al Universo como Divino, tal y como es, y como la
Ciencia lo explica.

228
Sin embargo, el panteísmo pagano considera que el Universo y
Dios son lo mismo, donde cada existencia tangible o intangible
es una apariencia, expresión o testimonio de la Existencia de la
Divinidad.

En algunas variantes del Panteísmo se reivindica que Dios es


Todo Absolutamente, y también por eso, se le denomina “Todo
Absoluto” o “Gran Todo”.

En lógica consecuencia, si pensamos que Dios, o como quiera


llamársele, es Todo, podemos incluir el concepto de que Dios
está en Todo y Todo está en Dios.

Ambos conceptos, “el ser” y “estar” son antagónicos entre sí


en otras religiones y espiritualidades, pero no así en el
Druidismo. Nuestro Universo o Cosmos, (se hace referencia en
este párrafo al visible y tangible), posee, en las creencias
druídicas, la misma esencia que “El Todo”, del que emana y
con el que Deviene. De esta forma, se convierte en sagrado.

En este Universo, por supuesto, quedan incluidos los


habitantes de este planeta (animales, vegetales y minerales),
porque formamos parte de él, (concepto obvio) y somos de su
misma esencia divina, (concepción espiritual).

Por lo tanto, el Druidismo afirma que El Universo, o Los


Pluriversos, son sagrados, consagrados e incluso divinos, pero
a su vez, es o son, emanaciones del Todo y están dentro del
Todo, o sea, es o son, intrínsecos al Todo Absoluto, no
ajeno(s) a él.

Fuera del Todo Absoluto, metódicamente, no puede existir


Nada. Si existiera algo fuera del Todo, dejaría de ser Nada, y el
Todo dejaría de ser Todo, y por lo tanto, dejaría de ser
Absoluto.
229
Aun suponiendo o afirmando que puedan coexistir el Todo y la
Nada, ello implicaría que la Nada también estaría dentro del
Todo. Si fuera ajena al Todo, éste, también dejaría de ser Todo
y Absoluto.

Es posible que algunas personas que lean esto, encuentren


difícil asimilar o entender estos conceptos un poco sinuosos
sobre la Divinidad. Así pues, no se va a insistir más en ellos,
pero se alienta al lector a reflexionar sobre los criterios
expuestos.

No obstante, los pensamientos con los cuales muchos


seguidores druídicos explican esa “Realidad Sublime”, se han
descrito en otros libros y capítulos de esta misma colección.

Pero a riesgo de parecer renuente, sí se van remarcar, los


conceptos panteístas que ya se anotaron en capítulos o libros
precedentes, ya que el autor considera pertinente volverlos a
traer, dado el tema capital que se expone, para su mejor
comprensión:

Por tanto, nos centraremos en la cuestión sobre el panteísmo


druídico, aunque se deban hacer frecuentes referencias al Todo
Absoluto o Increado, así como a la Divinidad, pues ambos
conceptos están estrechamente ligados.

Por ello, se piensa que cuando el ser humano aborda un nivel


de conciencia más elevado, comienza a sentir lo sagrado y la
Divinidad en todo lo que le circunda y así, el Universo y toda
vida, adquiere un significado valioso.

La mayoría de corrientes de pensamiento druídico consideran a


la(s) Divinidad(es) bajo el concepto del Panteísmo.
230
Se cree que el Universo es Dios, los Dioses o La Divinidad
Suprema en sí. El Universo es idéntico al Dios Supremo o a los
dioses, haciendo insistencia en la inmanencia de la(s)
Divinidad(es).

La Inmanencia Divina implica que sin la constante y activa


participación y Devenir de la Divinidad, el universo seria
inexistente. En la visión panteísta Dios o los Dioses y el
universo constituyen una misma entidad y poseen una misma
identidad, pero son impersonales.

La inmanencia de un ser es cuando la acción perdura en su


interior, cuando tiene su fin en ese mismo ser.
También se definiría bajo el concepto por el que la existencia
de todos los seres no podría ser explicada sin la presencia de
La Divinidad.
Se opone por lo tanto a la trascendencia, pero el Druidismo
funde ambos conceptos y desde su perspectiva dejan de ser
antagónicos para convertirse en “contrarios complementarios”.
Por ello, alimenta a su metafísica con el “Panenteísmo”,
derivado del Panteísmo, el cual es contemplado por un nutrido
número de seguidores druídicos.

El Panenteísmo es un concepto filosófico y teológico a la vez,


que indica que Dios es a la vez Inmanente y Trascendente al
Universo.

Es decir, Dios engloba el Universo pero no se limita a él,


diferenciándose así del panteísmo, que afirma la identidad
entre Dios y el Universo.
El Dios Supremo concebido por las teorías del panenteísmo, es
a la vez el generador y organizador y es la energía vital del
Universo.
Pero tanto para el Panteísmo como para el Panenteísmo, todo
lo que está en la Naturaleza es divino, siendo una
231
manifestación de Dios o de los Dioses. Así se presupone que
Dios o los Dioses son conscientes y sus omnipresencias se
aseguran de esta manera.

No obstante, en algunas creencias panteístas la Divinidad


máxima es la misma Madre Naturaleza, que es la culminación
de la Divinidad y ocupa el máximo lugar destacado en la
veneración divina.

La creencia Panenteísta consiste en la premisa por la cual se


cree que el Universo es parte de la Divinidad, pero no es Todo
lo que Dios es. Es decir, que la suma de las partes no iguala al
Todo. El Universo está contenido en las diferentes
Divinidades, pero éstas son más que el Universo.

Ante la máxima pagana y panteísta que dice que lo que está


arriba, está también abajo, y que las partes equivalen al Todo,
se antepone la frase panenteísta que dice:

“Lo que está abajo está arriba, pero no todo lo que está
arriba, está bajo. Las partes no igualan al Todo”.

Pero tanto en el panteísmo como en el panenteísmo, la


Divinidad(es) o el Todo Absoluto (désele el nombre y género
que se prefiera), Está o Deviene en todas las cosas, como todas
las cosas están o devienen con la Divinidad(es) o Todo
Absoluto, en un plan cósmico, donde todo actúa sobre todo.

Por otro lado, Panteísmo y Politeísmo, son, en la realidad


filosófica y metafísica, antagonistas. Por lo general, son
visiones contradictorias de la Divinidad, pero
extraordinariamente en ciertas espiritualidades coexisten

232
formando parte de la misma tradición religiosa, como puede
ser el caso del Druidismo.

A diferencia del paganismo clásico romano, distintivamente


politeísta, casi todas las espiritualidades europeas que
académicamente se engloban bajo el neologismo de
“neopaganas” de la actualidad, son panteístas o panenteístas,
además de politeístas, ya que reconocen la existencia de una
Realidad Última o principio divino, que impregna todo lo
existente, lo genera por emanación y se manifiesta a través de
la Naturaleza, a la que se suele denominar Madre o Gran
Madre.

Los dioses y diosas del politeísmo druídico, además de


entidades individualizadas y específicas, pueden también
concebirse como aspectos o manifestaciones arquetípicas de
las distintas facetas de esa Realidad Última.

El seguidor druídico entiende su panteísmo también como una


ética específica derivada de su convicción, que comprende un
pensamiento de devoción y respeto a la diversidad, tanto hacia
los seres humanos como hacia lo que se denomina Madre
Naturaleza, en la cual, obviamente, queda envuelta la
humanidad.

Es consciente de la posición del hombre en ella, y de su


vínculo íntimo, y se halla dispuesto a colaborar, o al menos a
no fastidiar, el Gran Devenir y la Gran Trama cósmica.

Esta es la posición activa de la condición druídico-panteísta.


La posición pasiva, entendiendo por pasiva no una actitud
indolente, sino introspectiva del individuo, incluye la
meditación, la reflexión, el conocimiento a través del
pensamiento y la observación y la honesta fascinación sobre

233
las infinitas, inagotables e incognoscibles formas del Todo, sea
en este planeta, sea en el cosmos.

La visión panteísta druídica, posee los elementos adecuados


para ser compatible con una visión tanto científica como
espiritual.

En efecto, también científica, porque no se puede negar la


percepción humana, que tenemos práctica y empírica de este
Universo, aunque ésta sea limitada.

El ser humano, a lo largo de la historia, siempre se ha


esforzado en el afán constante por intentar comprender el
planeta, el cosmos que le rodea y los principios o leyes a los
que está subordinado.

Como dijo Einstein:

"La experiencia más bella y profunda que puede tener el


hombre es el sentido de lo misterioso...el percibir que, tras lo
que podemos experimentar, se oculta algo inalcanzable a
nuestro espíritu, algo cuya belleza y sublimidad se alcanza
sólo indirectamente y a modo de pálido reflejo.... es
religiosidad. En este sentido yo soy religioso".

La ciencia pues, no debería ser jamás, un fin en sí misma, sino


que siempre debería estar conectada con la humanidad, con su
rumbo y con su objetivo. Ir en sentido contrario tiene un
peligro subyacente, pues también es la ciencia, la única
actividad humana que aplicada a diferentes ámbitos, puede
destruir toda tarea, actividad y existencia humana.

234
Tanto el concepto de ciencia, como el pensamiento humano y
su espiritualidad, están estrechamente vinculados. Cualquier
dogma, científico o no, que enclaustre a la humanidad en las
fronteras de la estricta razón y le confiera sólo como objetivo,
su propia existencia terrenal, sin más, jamás dará importancia a
ninguna intuición ni sabiduría aventajada que pueda superar a
la razón. Pues la razón nace de la intuición, y no toda
sapiencia, intuición o conocimiento puede explicarse por el
raciocinio, pues se accede por otras vías.

Por otra parte, ¿cómo puede existir un conocimiento racional y


ordenado de algo que se aparta de la comprensión razonada y
supera la capacidad y la facultad de la racionalidad e
inteligencia humana?

No obstante, debemos agradecer a la ciencia muchas


progresiones en el entendimiento humano. Ahora ya sabemos
que el universo supera ampliamente los mil millones de
galaxias, que cada galaxia tiene una media de cien mil
millones de estrellas, que cada estrella podría tener un
promedio de diez planetas.

¿No es todo ello admirable, venerable, divino y sagrado? Y


todo ello, a su vez, procede de una Esencia Divina, fuente o
mente, potencia o energía, ser o fuerza incognoscible, ubicua,
omnipresente, omnímoda, omnisciente, o un compendio de
todo ello, por ser El Todo Absoluto....

La ciencia descubierta no es más que la Naturaleza


manifestada y percibida, la evidencia desvelada. La naturaleza
oculta es la ciencia teórica, la hipótesis científica, la conjetura
filosofal, la creencia espiritual, la evidencia aun velada y
misteriosa.

235
El seguidor druídico, en su concepción panteísta, es
profundamente espiritual y religioso en el sentido etimológico
de la palabra latina re-ligatio, reunión o re- conexión.

Admite la unión, armonía y conexión de todos y con todos los


seres humanos y no humanos, porque todos somos de esencia
divina. Acepta con total tranquilidad las reglas, principios,
guías y ciclos de la Naturaleza, así como sus influencias en el
ser humano, pues ésta, también forma parte de la Divinidad y
nosotros también constituimos parte de ambas.

El Druida o Druidesa, se sumerge en la Naturaleza y la admira


con plena veneración, sin añadir axiomas ni dogmatismos. La
separación de ella, la destrucción que provoca el hombre en
ella, es el único infierno, si acaso existe alguno, que creamos
en este plano de existencia para todas las especies, incluidos
nosotros mismos.

Cuando los seguidores druídicos manifiestan que La Tierra es


sagrada, no lo afirman basándose en supersticiones piadosas,
sino con el mismo convencimiento espiritual que los
científicos exponen empíricamente, que nuestro planeta se creó
de la misma materia que existe en el universo y que en algún
momento del futuro será reabsorbida por éste.

Proceso este, que también observamos en nuestros propios


cuerpos mortales, los cuales formados con los elementos de la
Naturaleza, tras la muerte biológica volverán al seno de
nuestra Madre.

Gracias a los avances científicos, hemos visto el universo


como jamás lo vio el hombre antes.

236
Hemos visto el nacimiento y ocaso de astros. Hemos
observado, gracias a nuevos instrumentos, cometas con más
detalle que antaño. Sabemos de agujeros negros y de enanas
blancas.

Hemos hallado anillos planetarios alrededor de otros soles.


Hemos encontrado amino-ácidos en el espacio. Y sin duda,
más aún que queda por descubrir. Y a pesar de todo ello, la
mayor parte de la humanidad sigue pensando que los hombres
somos los ejes del Universo, que somos los reyes de la
Creación, que la Naturaleza nos debe servidumbre, que los
animales son nuestros esclavos, que los árboles son sólo
madera eréctil y que las piedras son sólo piedras.

Y estos errados planteamientos nos han conducido hacia


actitudes que nos han hecho perder ya buena parte de nuestro
derecho de ciudadanía en este planeta y está haciendo peligrar
nuestro lugar físico en la armonía del Cosmos.

Ya hemos adquirido la aptitud y el conocimiento, utilizándolo


de nuevo erróneamente, para alterar genéticamente la vida,
para perturbar ecosistemas, para desfigurar y contaminar al
planeta mismo y amenazar el porvenir y destino de cada
especie, incluyendo la humana. Precisamos, sin demora,
vigorizar y alentar cualquier planteamiento o filosofía,
espiritual o no, que defienda la acción ecológica y el progreso
sostenible.

Los seguidores druídicos, en su postura panteísta o


pantenteísta, piensan y creen que el Universo es Divino y lo
afirman también desde la percepción que les llega a través de
los limitados sentidos humanos y con la impresión de la
divinidad que los compromete a responder ante la supremacía
y el enigma abrumador que rodea al ser humano. Todos
estamos hechos de la misma sustancia que el universo.
237
Y por supuesto, no estamos en destierro aquí. Este planeta, es
nuestro hogar físico hoy por hoy, y se concibe que el Universo
es nuestro origen, destino y hogar espiritual.

Y todo ello, no se contradice con el concepto del Otro Mundo


druídico. Ese lugar, espacio o estado no tangible para la
mayoría de los humanos, que es Otro Mundo dentro del amplio
e infinito Universo, pues la Totalidad del Universo, es más
profunda y remota que nuestra capacidad para entenderlo a
través de los sentidos, hoy y siempre.

Apenas se pueden realizar esbozos de lo que puede ser en su


Totalidad, pero se intuye que es más hermoso que nuestra
capacidad para describirlo con palabras.

Es más complejo que nuestra capacidad para explicarlo a


través de la ciencia.

Y dada su excelsitud y magnitud, deberíamos relacionarnos


con él con humildad, reverencia, celebración y una profunda
búsqueda de comprensión, a pesar de que las religiones o
ideologías imperantes nos indiquen lo contrario.

El Universo, es divino, esencia y efecto del Todo Absoluto,


que es la Causa primera. El asombro que nos produce, su
fuerza, su cambio, evolución, transformación, influencia y etc.,
debería ser para todos nosotros, merecedor de respeto y
reverencia.

En él, la Divinidad es algo indefinido y abstracto. La


simbología del conocido triskel celta, la representa
perfectamente, pues es una alusión al perpetuo movimiento, al
Devenir, a la vez espiritual y universal.
238
El hombre como tribu ubicada dentro de la Estirpe o Familia
Divina que conforma el infinito Universo, busca su conexión
con éste y a través de éste, con el Todo Absoluto.

La Divinidad del Universo es una esencia que impregna la


naturaleza de nuestro planeta Tierra (y otros) y se manifiesta
privilegiadamente en determinados lugares o hechos, sean
santuarios, fuentes, manantiales, ríos, lagos o árboles.

Por ello los “Templos Druídicos”, son parajes donde esa


energía se manifiesta. Son esos lugares que nos ofrece la
propia Madre Naturaleza. Todo es divino y proviene de una
Fuente Primordial, aunque los dioses, sus emanaciones, sean
muchos y variados.

Conviene recordar, que los druidas y druidesas de antaño


establecieron como sus santuarios, los claros en medio de los
bosques, a los que llamaron “Nemetones”. Pero el culto a las
fuentes o manantiales es mucho más antiguo que el de las
prácticas druídicas, aunque éstas, también lo mantuvieron y no
tan sólo con propósitos espirituales, sino también como
plataformas sanitarias y sanadoras.

Por todo lo expuesto puede afirmarse, que tanto el panteísmo


druídico como su consecuencia panenteísta aprecian La
Divinidad doquiera se halle.

Sea en las manifestaciones de los diferentes dioses, sea en los


lugares más recónditos de este planeta o en los más remotos
del Universo, sea entre otros seres tanto de conciencia mayor a
la nuestra, como menor, y todos ligados por la esencia divina y
por el conjunto devenir.

239
El Todo-Dios, el pant-theos, lo es Todo, valga la redundancia,
y en nuestro planeta, la Madre Naturaleza, de la que formamos
parte, y sus fuerzas, son divinas.

Entre todos los dioses hay uno que los supera a todos, y éste es
el planteamiento panenteísta y henoteísta.

Concurre una gran y divina intención en el Devenir del / de los


mundos a través del espacio. Todos constamos en algún
capítulo de los libros de la Gran Biblioteca del Plan Cósmico.
Una obra colosal, que la Inmensidad de esa labor la convierte
en sagrada. Esa inmensidad escapa a la finita comprensión
humana, siendo difícil poder discernir ese objetivo en un
determinado tiempo y durante el lapso de vida que dura una
existencia humana, pero se intuye que nuestro espíritu, en
algún momento de su periplo, participará de ese Gran Devenir
Universal.

Así es, el Druidismo intuye que todos formamos parte de un


proyecto continuo y constante, en el que los dioses y otros
seres participan y lo desarrollan gradualmente.

Con un Devenir ceremonioso, la totalidad de los elementos


universales siguen su impertérrito ritmo a través del cosmos,
con la cadencia de la melodía del pensamiento infinito y el
propósito eterno de la Gran Fuente o Divinidad Suprema.

La Divinidad Suprema no es un ser o ente, ni sólo una mente,


ni sólo un espíritu, ni tampoco sólo una fuerza o energía, sino
la expresión más elevada que podamos concebir, en nuestra
humana limitación, de Todo al unísono: es Una Conciencia
Cósmica.

240
Quizá todo sea una ilusión como aseguran los hindúes, pero
existe al menos una realidad: El ente divino, del cual el cosmos
es su emanación como se ha manifestado, y con el cual el ser
humano se funde a través de la interiorización de sí mismo. Se
fusiona con ese Dios Incognoscible, que es energía, fuerza,
espíritu, ente y mente, que se manifiesta en todo el Universo
como conjunto.

Y el hombre, ese ser minúsculo pero también divino, puede


llegar a conectarse con Él/La/Ello, no por la gracia divina,
como afirman algunas religiones propagadas por el planeta,
sino a través de su propio poder interior, a través de esa magia
inherente a todo ser humano, que se acentúa cuando acudimos
a esos lugares mencionados de mayor emisión.

Esa magia, se entiende como una primigenia energía que surge


del alma o espíritu del hombre. Y como tal energía, es también
un reflector de Conciencia, de Pensamiento y sobre todo de
Voluntad.

La magia actúa, en primer término, en el mismo lugar desde el


que surge: nuestra alma, induciendo a transformaciones del Yo
interno, que desembocan en una mayor Conciencia, pero no
sólo porque la origina y la conforma, sino especialmente
porque la encauza y la impulsa.

Su modo de acción es triple: es fuerza, es conciencia y es


metamorfosis al mismo tiempo, (otra tríada).

Después, propone a la mente un objetivo, la mente lo piensa,


se crea el pensamiento, se conforman imágenes, se vincula a
ellas, las anhela y tiende hacia ellas. La voluntad actúa;
imprime fuerza. Cuanta mayor conciencia se ha logrado,
mayor ímpetu se transmite.

241
La visión druídica y panteísta rechaza la existencia de la
dualidad bien y mal, como conceptos absolutos, al igual que
refuta que exista algún pecado, sea éste original o no.

Se piensa que todas las almas son divinas y que cuando ésta
alcance ciertas cotas de ascensión y enaltecimiento, nos
fusionaremos con el Alma Universal, con el Todo Absoluto, el
Increado, sin perder la propia identidad o esencia.
Nos integraremos a esa energía cósmica que atraviesa y
penetra todas las cosas, como el éter, y se identifica con lo
íntimo de todas las cosas y también con la esencia humana.
Toda existencia, es expresión de lo divino, porque en la
conciencia cósmica, Dios y el cosmos, la materia y el espíritu,
el cuerpo y el alma, no son diferentes en la Esencia.
El Druidismo, así madurado, enseña que toda vida participa del
Espíritu Divino.

FIN

242
Alguna Bibliografía

-Sabiduría celta. Editorial de Vecchi. Autor: Andy Baggott.


-El sendero del Druida. Autor: Philip Shalcrass
-Les Druides, Science & Philosophie. Autores: Paul y René Bouchet.
-Dios, las mil caras de la divinidad. Autor: Helena Galiana
-La Renaissance Druidique.. Autor: Philip Carr-Gomm.
-Los Druidas. Autor: Christian J. Guyonvarc’h y Françoise Le Roux.
-Le Druidisme Éternel. Autor: François Willigens.
-Anam Cara. Autor: John O’Donohue.
-Ecos Eternos, de nuestra Herencia Espiritual. Autor: John
O’Donohue.
-Les Druides. Autor: Gwenc’hlan Le Scouëzec.
-Druidas. Autor: Pedro Palao Pons.
-El Libro de los druidas. Autor: Ross Nichols
-Diccionario Akal de Mitología celta. Autor Ramón Sainero.
-Druidas, El Espíritu del Mundo Celta. Autor: P. Berresford Ellis
-Druidas. Autor: Jean Markale.
-El Mundo de los Druidas. Autor: Miranda J. Green.
-Dictionary of Celtic Mythology. MacKillop, James.
-The Religion of the Ancient Celts. John Arnott Mac Culloch
-As Festas celtas. Autores: F, Le Roux y C.J. Guyonvarch.
-Rituales Celtas. Autor: Alexei Kondratiev.
-La Diosa Blanca. Autor: Robert Graves.
-Los Dioses olvidados. Autor: Marcel Brasseur.
-El Triunfo del Paganismo. Autor: Xavier Musquera
-Les celtes et le Druidisme. Autora: Raimonde Reznikov
-Le Message des celtes. Autor: Yan Brekilien
-Les Druides. Autor: Thierry Jigourel.
-La Tradición Celta. Autor: Caitlín Matthews
-El Mundo de los Druidas. Miranda J, Green.
-Mitos Celtas. Autor: Miranda J, Green
-La Mitología céltica. Yan Brekilien
-Druidas. Autor: Manuel Alberro
-La Religion des celtes. Joseph Vendryes

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