Está en la página 1de 8

Lucrecio, la filosofía y el poema

INTRODUCCIÓN

La belleza es siempre un velo ordenado


A través del cual debe presentirse el caos. 1

La condición de toda visión sensible es la imaginación, y para que esta sea fructífera es necesario
tener dos cosas, estas son la capacidad de asombro y la inspiración, la primera nos permite
observar desde otro ángulo las cosas, generalmente las cosas que ocurren en la naturaleza, la
segunda siempre es el complemento, necesario para seleccionar una de todas las posibilidades,
para escribir siempre es una de las peores barreras, al menos una de las que ocasionan que uno se
detenga y reconsidere si la posibilidad que escogió es a dónde quiere llegar.

La naturaleza siempre ha sido objeto de inspiración, para la poesía, la literatura, la filosofía e incluso
el arte, desde Parménides, Empédocles, Platón, Aristóteles, Epicuro, Bruno, Spinoza y Kant, (sólo
por mencionar a algunos), pero en particular Lucrecio este es el filósofo que por antonomasia habla
de la naturaleza de un modo apasionado, se atrevió a enlazar la belleza inigualable de un poema a
la filosofía epicúrea.

La primera parte de este ensayo la dedico especialmente a hacer un breve recorrido por el poema,
destacando algunos puntos que me impresionaron, y que me proporcionaron esa inspiración que me
falto en algún momento de este ensayo, la segunda es un brevísimo análisis acerca de la invocación
a Venus, y la tercera es una visión estética en la naturaleza, conjugada entre líneas con algunos
parágrafos kantianos.

1
Trias, lo bello y lo siniestro, pp. 54
527842945.docx

ESTÉTICA COMO LITERATURA

La vergüenza de ser hombre,


¿Hay acaso una razón mejor para escribir? 2

La poesía es por excelencia creación, la creación es posibilidad, la posibilidad categoría estética, y la


estética sensibilidad. La sensibilidad se expresa pero la expresión es condición para la posibilidad de
la materia, que es también su efecto más preciso, puesto que lo eleva a la figura estética, que no es
otra cosa que la conmoción cercada, captada, formulada. Los lenguajes del arte poseen un valor
puramente expresivo, aludiendo a las agitaciones diferenciales de la provocación que opera como un
modelo plantando las relaciones de contigüidad, que no se dan sino en la naturaleza pensada como
azar, estas relaciones son las de la modulación, que es justo la que supone a la naturaleza como
arte, pues la contigüidad gradúa delicadamente, expresando velocidades diferenciales,
temperaturas, intensidades, matices3.

De todos los latinos Lucrecio es el único que encuentra una vivencia profunda y original de la
naturaleza, lejos de toda filosofía el poema esconde en el fondo una preocupación estética 4, pues
lejos de escribir la poesía acerca de las cosas, escribió a las cosas mismas en poesía, que surge a
partir de su propio movimiento y vida, este naturalismo es de hecho una filosofía de observación, y
de una imaginación que extiende lo notorio, el poeta naturalista descubre en la tierra las verdaderas
pasiones del hombre, su placer no consiste en representar, sino en dominar.

Asimismo el propósito del poema es muy similar a las inquietudes epicúreas, es decir enseñar a los
hombres a vivir dichosamente, vivir sin dolor, o dicho de otro modo vivir en plenitud, que no es otra
cosa que perder el miedo al destino, esto está implicando la pérdida del miedo a la muerte, que es el
destino del hombre, y también la pérdida del miedo a la culpa, esto es a causa del miedo al probable
castigo de los dioses, El poema de Lucrecio es de hecho liberador, nos aleja de la vigilancia de los
dioses, no hay una divinidad salvadora.

2
G. Deleuze Crítica y clínica, Pág. 11
3
Sonia Torres, Deleuze y la sensación, Pág. 187
4
Cappelletti
527842945.docx

La ataraxia en Lucrecio es la pérdida del miedo a la culpa, por extensión a los dioses, pues los
hombres tiemblan ante la posibilidad de incurrir en su ira, por ello sus actos están encaminados
hacia las supersticiones. Y por otro lado está la perdida de la vida, pues este es el más temible y
terrible de los males, para ambos males la mejor salida es la filosofía, para la primea plantea que el
mundo no ha sido creado por los dioses, ni para los hombres, pues los dioses eran demasiado
remotos y demasiado felices, retirados sin mezclarse en los asuntos terrenales.

El epicureísmo plantea que una física naturalista, los átomos componen nuestra existencia, sin
embargo la muerte no debe aquejarnos, pues cuando estamos ella no está presente, y cuando ella
esta nosotros somos los ausentes, la proponen como la liberación de todo mal, además en estas
soluciones se encuentra el sentido de la ataraxia, el fin de la vida se define como imperturbabilidad,
que es lo mismo que la traducción coloquial del termino griego impasibilidad.

El destino era una noción aterradora, y para eliminarlo debía aceptarse el azar, que era más
humilde, menos terminante pues el clinamén permite que el futuro sea impredecible 5, y dicho sea de
paso más apropiado para el hombre, pues el libre albedrío queda exento de todo determinismo,
además de que en este punto se contrapone al fatalismo de Demócrito, cabe señalar que también
hace posible la esencial afirmación que consideraba Epicuro, es decir la afirmación de la libertad del
ser humano, que lo pone a salvo del poder del signo.

Las cosas ocurren según el debido curso de la naturaleza, además el azar juega un papel clave
para la naturaleza, pues ayuda en su organización, debido al clinamén, esta inclinación en los
átomos explicaba una caída que producía a su vez un remolino que causaba cuerpos organizados.

El poema es en sí melancólico, y quizá sea porque no hay demasiadas razones para exaltar el alma,
todo el universo apunta hacia la melancolía, que no está fundada en la duda por herejía 6, pues más
adelante es punto de partida para las especulaciones de la supuesta demencia a causa de un filtro
amoroso, o una probable epilepsia que se le achaca a Lucrecio en los escritos de San Jerónimo.

5
cfr. Santanaya tres poetas filósofos, Pág. 32, Losada, 1969,
6
cfr. C. Martha, el poema de Lucrecio, París, 1913, pp.315-316
527842945.docx

No obstante el poema no tiene el tono pesimista de Schopenhauer, de Voltaire o Nietzsche, no se


trata de considerar el mundo como el peor de todos los mundos posibles, él opta por creer en que la
filosofía contribuirá en los efectos en la educación del hombre y que este ha de corregirse
basándose en los principios epicúreos, así vivir dignamente, como los dioses, con esto la visión del
poema es más optimista.

Empero es un optimismo con mesura, pues provenimos de los átomos, y estos al término de la vida
se disgregan generando otro cuerpo, además el alma es también corpórea, no transmigra, esto es
suficiente y necesario para explicar dicha melancolía en el poema.
527842945.docx

Los dioses y las fuerzas

La invocación a Venus se contrapone al mismo poema, dado que el objetivo principal es justamente
liberar al hombre de los dioses, no obstante la tradición poética emplea la figura de la Diosa (sea
Afrodita o Venus) como un símbolo de potencia creadora y motor del universo, sin embargo Lucrecio
la utiliza como oposición a Marte, Dios de Destrucción por excelencia, esto es un juego de las
fuerzas similar al de Empédocles, formación y destrucción, fuerzas activas y fuerzas reactivas.

Empédocles propone al equilibrio del mundo como dos fuerzas, una negativa y otra positiva, más
adelante Deleuze, las propone como las fuerzas reactivas a las positivas y negativas activas,

Marte es activo, la fuerza activa es apropiarse, apoderarse, subyugar, dominar, son los rasgos
principales de la fuerza activa. Apropiarse quiere decir imponer formas, crear formas explotando las
circunstancias.

Venus por otro lado representa la fuerza reactiva, sin embargo tienen un carácter, un modo de ser,
que se carga de principios ontológicos, Deleuze estas fuerzas como inferiores, sin embargo les
agrega un carácter especial:

Las fuerzas inferiores se definen como reactivas: no pierden nada


de su fuerza, de su cantidad de fuerza, la ejercen asegurando los
mecanismos y las finalidades, ocupándose de las condiciones de
vida y de las funciones, las tareas de conservación, de adaptación
y de utilidad.7
.

7
Deleuze, Nietzsche y la filosofía, pp. 27
527842945.docx

LA NATURALEZA COMO ESPECTACULO

El poeta lírico no puede decir algo que la música no haya expresado ya, a lo más que puede aspirar
es a encadenar un lenguaje figurado, cuando se produce música lo que se oye es la efervescencia
de la imagen, pues esta contiene todos los movimientos de la pasión y la pasión es la provocadora
de la acción. La música es la interioridad del mundo

Y es que Lucrecio tiene el ingenio para narrar poéticamente cualquier acontecimiento a sí sean las
estaciones del año, el viento, el polvo, los relámpagos y en estos el fuego, pero es el mar el que
despierta la imaginación en Lucrecio, no precisamente por su inmensidad ni por la analogía ya
conocida de la enormidad del universo, sino porque en él se liberan las más grandes tragedias y
victorias de las batallas:

Es grato, en el gran mar, cuando los vientos agitan las aguas, contemplar
desde tierra el penoso trabajo de otros, no porque ver a unos sufrir nos
llene de gozo y contento, sino es dulce considerar de qué males te libras. 8

Sin embargo también refleja cierto temor hacia el mar, en este mismo libro:

para que quieran evitar las acechanzas, fuerzas y dolos del mar, y en
ningún momento se confíen cuando sonríe la falsa apariencia del plácido
Mar [...]9

El espectáculo del cambio irremediable, la conquista del tiempo sobre las cosas, es uno de los
temas favoritos para la poesía lírica y la trágica, también son condición para una filosofía bella,
estética o delicada, Lucrecio va más allá y descubre una evolución en la naturaleza, una física
científica disfrazada de poesía.

8
Lucrecio, de rerum natura, II CSIC, Madrid 1962
9
Ibid. , II, 557-559
527842945.docx

El ciclo de las estaciones es percibido como danza 10, como un desfile bien planeado, una cabalgata
de fuerzas y cosas, vestido con un bello ropaje mitológico, primero representa a la primavera como a
Venus, pregonero alado va delante, atrás Céfiro, mientras que flora los impregna de aromas y
colores, el verano es Ceres y el otoño Baco, escribe estos once versos intercalando como en la
danza de la tarantela un paso atrás y uno adelante, los dos ritmos similares a los latidos del corazón
son las funciones del movimiento vital, camuflajean para que pase desapercibido no la
descomposición, reorganización o transformación de las estaciones, si no la deformación de las
fuerzas y sensaciones que en el provocan placer, dolor, terror.

Por otro lado la sensibilidad que muestra hacia la belleza en la fauna también manifiesta una sutileza
en las palabras con las que se registran las tonalidades y la riqueza del léxico visual y
representativo, reflejan un Lucrecio admirador de la naturaleza, o bien un amante de la pintura,
recupero en este punto a Ángel Cappelletti “el rasgo dominante en la poesía de Lucrecio no es lo
sensorial, sino lo emotivo, no es lo erótico sino lo sentimental” 11

CONCLUSIONES

Los lenguajes son composiciones que dejan ver los síntomas de la vida, cercanías alegóricas y
metonímicas que llevan las fuerzas materiales hacia el exterior y les dan concreción en una figura
estética, que es un mundo posible pero real, que no excluye al mundo actual, pero lo transfiguran,
llenan el vació, si bien la poesía es uno de esos mundos posibles, Lucrecio conjugo tres
posibilidades la filosofía, la realidad y la poética, lo que nos deja un buen sabor de boca, pues es un
texto rico en estética como sensibilidad.

Si reconocemos que el arte no es una simple manifestación técnica, pronto veremos que ofrece
indicios psicológicos, morales y estéticos cargados de una espiritualidad visible y latente. Poniendo
en juego sentimientos e ideas que el hombre niega o afirma, que lo elevan o lo rebajan, retratando la
condición humana en general, la poesía se presta cabalmente a esa evocación.

10
Cappelletti, ibid, pp. 34
11
ibídem, pp. 46
527842945.docx

BIBLIOGRAFÍA:

Cappelletti: Lucrecio. Filosofía como liberación Caracas, Monte Ávila 1987

C. Martha, el poema de Lucrecio, París, 1913

Deleuze Crítica y Clínica trad. Thomas Kauf, Barcelona, Anagrama 1996

Diógenes Laercio: vida de los filósofos más ilustres versión en pdf.

Lucrecio, de la naturaleza de las cosas Madrid, CSIC, 1962

García Rúa, el sentido de la naturaleza en Epicuro. Granada, Comares, 1996

Kant crítica del juicio México, sepan cuantos. 1985

Santanaya tres poetas filósofos trad. Ferrater Mora, Argentina, Losada, 1969

Torres Ornelas, Deleuze y la sensación catástrofe y germen. México. Torres asociados. 2008

Valentí: introducción a de rerum natura. Madrid, CSIC. 1962

También podría gustarte