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Y los momentos de cordura, eran tal vez los peores porque en ellos encontraba todas las muertes anunciadas

que yo negaba con tanta firmeza, esos días se sintieron en todo el cuerpo, fueron días de cordura concreta, sin
arrebatos, ni escapes perfectos… solo yo, y mi mayor temor, el espejo. Su mirada, la mía, su caminar lento y
cansado todos los pasos certeros. Los charcos, los charcos de lloviznas falsas eran perfectos para ocultar toda la
tristeza que poblaba mis ojos, era un escondite perfecto para mis sueños, esos que se habían nublado, así de
repente.

Devastando días, y contando minutos creo que un reloj era todo lo que tenia, al menos eso pensaba, pero no
quiero llamarme cobarde, dejare un rotundo si a todo liberare mi ser de la tediosa que se había convertido mis
días, de mi marginalidad, no busco quien me salve, ya no era inconcluso nada, pero tenia por mente un sinfín
hasta que haya un fin en mi gran magnitud de ideas que atravesaban mi cabeza decidir si soltar el hilo de la
resignación o solo tal vez disfrutar y apoyarme en prospecto de imagen que iría bien con lo amañador que era la
vida antes de la llamada, simplemente que se lleven un buen recuerdo de mis últimos pasos antes de ser una
muerte anunciada, si gusta tome un pedacito de mi vida y a quien no pues la verdad nunca en la vida ya me
había dado mas igual que en esos días.

Estoy triste porque ella es siempre así, no te avisa y te quita lo que más quieres, ella nunca ve nada. Jamás. Y si
no lo hace suele ser peor aún, una muerte anunciada. Que terrible. Mi mortalidad nunca estuvo tan definida como
ahora, tan frágil ante el más callado viento, pero un sol por fuera y un mar antártico por dentro, esos mares
corren despistados como si fuese el fin del mundo, lo más gracioso es que no lo es, pero duele hasta lo más
profundo de ese sol gris que tengo por corazón,

Pero si, decidí soltarme, la voluntad hacia escasa las pocas fuerzas que me daba a diario, grito y digo “ DIOS”
porque no antes por que ahora y de sos momentos en los que ala memoria se vienen las preguntas filosofales
inconclusas las mande a la mierda, coji dinero y me fui hacer cosas que otra persona terminal sin dinero moriría
de envidia por hacer, tal vez no era solo un buen libro debajo de un buen techo de madera y hojas, tal vez no
solo besar unos labios carmesí, si no la lujuria la explosión y todo lo que olvide hacer por esperar una buena
compañía o una buena razón, me di cuenta que “un buen algo” no significaba complemento, que lo cliché se
hacia certero y es que ahí di justo en mi cordura la olvide y puse en marcha a mandar al diablo todo lo que pude
haber hecho antes. Y subi si, subi a la montaña rusa donde mi fin estaba por llegar pero mi felicidad no podía
estancar

dejo todo y nada a la vez y como dijo un escritor dejare tras mi mortaja manuscritos que quien sabe dónde
lleguen quien sabe quién los lea quien sabe si al final le importen, pero me llevo en mi plena cordura mi alma en
paz, mi vida alquilada a la vida y mi felicidad dada tras toda la travesía que pude llamar vida en estos tres meses
de predicción.

Diganmen que mas le puedo pedir a la vida, que ustedes estén escuchando o leyendo esto, y una muerte
tranquila, prospera y esperada, sin inéditos sin cuentos y con más acción que cualquiera de ustedes.

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