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Grado en Derecho
Departamento
Curso Académico
2013-2014
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas, trabajo fin de
grado
de Almudena Bermejo Díaz, dirigido por María del Carmen Sáenz Berceo (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
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© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2014
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UNIVERSIDAD DE LA RIOJA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES
- GRADO EN DERECHO –
INDICE
I. Resumen/Abstract……......................................................…...…………...….....pág. 4
II. Introducción………...................................................................….…….....….....pág. 5
V. 3. 1 Mujeres privilegiadas
V. 3. 1. 1 Las nobles
V. 4. 4 La mujer casada
V. 4. 4. 1. 1 Los esponsales
2
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
V. 4. 4. 1. 3 La dote
V. 4. 4. 1. 4 Las arras
V. 4. 4. 2 El matrimonio
V. 4. 4. 3. 2 La propiedad familiar
VI. Conclusiones…………………………………………………………….…......pág. 49
VII. Bibliografía………………………………………………………………..…...pág. 50
3
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
I. RESUMEN/ABSTRACT
RESUMEN
Comenzaremos, por tanto con una pequeña introducción sobre la magna obra
alfonsina, para pasar a continuación al estudio concreto del status de la mujer en el
código de Las Siete Partidas.
ABSTRACT
The objective of this final year dissertation is to approach the study of the legal
status of women especially through the code of Las Siete Partidas, the work of Alfonso
X the wise in the 13th century. I've seen focus on that work, not only by the importance
of it at the time of publication, but mostly because it exerted a powerful influence on the
Spanish legal system that you can even say that arrives to the approval of existing
codes.
This essay attempts to analyze the status of women in the Middle Ages and
compare their situation de jure and de facto situation in known as difference and
opposition between them on many occasions. The study of women in the late middle
ages castellana need to approach it from the structure of the family as the fundamental
organization, sustaining and transmiting values because it is in places where women and
where it reaches its true entity as a person.
We start therefore with a brief introduction to the great work alfonsina to happen
next to the concrete study of the status of women in the code of Las Siete Partidas.
4
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
II. INTRODUCCIÓN
Ya que Las Partidas están compuestas por un gran número de leyes, y su estudio
en profundidad sería imposible para el objeto de un Trabajo Fin de Grado, escogí
centrarme en el estudio de la mujer y ver cómo contempla la obra al sexo femenino. La
historia tradicional reduce el papel de la mujer a unos niveles biográfico-anecdóticos, y
se le estudiaba siempre como protagonista aislada de hechos irrepetibles. En palabras de
María Pilar SANCHEZ VICENTE, opinión que yo suscribo, “ni la historia tradicional ni
las nuevas corrientes historiográficas, abordan el estudio de la mujer, porque la consideran un
sujeto pasivo de la historia – por contraposición al hombre, que aparece, implícitamente, -
como elemento activo y modificador de las estructuras”1.
Antes de comenzar con el desarrollo del trabajo, advierto que no son muchas las
fuentes bibliográficas que se ocupan de la mujer y su status jurídico en la etapa
medieval. Debido a esto, la búsqueda de información ha sido costosa. Por ello, me he
visto en la obligación de recurrir a regulación complementaria que paliase las
dificultades que iban apareciendo conforme leía pasajes de Las Partidas. A esto
añadiremos que los ejemplares manejados están redactados en lenguaje original, es
decir, en castellano antiguo, y para una estudiante como yo, sin formación en latín, ha
sido sin duda un plus de dificultad.
Por otro lado, y siguiendo con los retos del trabajo, fue necesario un
conocimiento general sobre la situación de la mujer en la Edad Media, análisis que creí
conveniente añadir al trabajo justo antes de afrontar el estudio de la condición jurídica
de la mujer en Las Partidas. Además, también he considerado esencial incorporar en lo
posible, antecedentes legales de la etapa romana y visigoda para entender mejor la
evolución del status de la mujer en la sociedad medieval. He de decir que todas esas
llamémoslas “dificultades” han servido como mayor acicate para continuar el trabajo.
Por último señalar que la organización de los temas a tratar en el trabajo ha sido
quizá la tarea más difícil con la que me he encontrado. He considerado que la mejor
forma de entender el estudio era estructurarlo según la posición social y estado civil de
la mujer. Resumiendo dado que el sexo (hombre-mujer), pertenencia social (pueblo
llano o privilegiado), y estado civil (casada, soltera o viuda) determinan el status social
y jurídico, hemos realizado el estudio desde esa perspectiva. Obviamente, es una
posibilidad entre otras muchas todas igual de válidas.
SANCHEZ VICENTE, M. P, “La condición jurídica de la mujer a través de las Partidas” en Memoria de
1
licenciatura que presenta Dª Mª Pilar Sánchez Vicente, bajo la dirección del Dr. D. Juan Ignacio Ruiz de
la Peña Solar, Catedrático de Historia Medieval. Oviedo. 1985
5
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Hay que señalar que en la segunda mitad del siglo XII se llevó a cabo un primer
intento de refundición de toda la legislación que existía dispersa en el reino de Castilla
por parte de Alfonso VIII. El texto mediante el cual se intentó, se llamó Fuero de
Toledo, y reconoció la vigencia general del Liber Iudiciorum y aunó los estatutos de la
nobleza mozárabe y castellana. A su vez, Fernando III, en la primera mitad del siglo
XIII, intenta la unificación jurídica por vía mediata e indirecta, concediendo el mismo
fuero a distintas localidades, una por una, logrando así que un idéntico derecho rigiera
en amplios territorios o regiones.
“Los que han escrito hasta ahora de la historia del derecho español,
decía el docto padre Burriel, fuera de otros muchos yerros y faltas han
dejado vacio de noticias el largo tiempo de casi seis siglos que mediaron
desde la entrada de los moros hasta la formación del Fuero real y Partidas...
Desde la entrada de los moros en España a principios del siglo VIII
continuaron en gobernarse los cristianos, así vasallos como libres de los
moros, por las leyes godas del Fuero-Juzgo... Sin embargo, por las años de
mil de la era cristiana, el conde don Sancho, soberano de Castilla, hizo
nuevo fuero para su condado; y estas son después del Fuero-juzgo las leyes
fundamentales de la corona de Castilla, como distinta y separada de la de
León; y este fuero y leyes se dieron, como ya se dijo, por propios a los
castellanos pobladores de Toledo, a distinción del fuero de los mozárabes
(...) y antes de los fueros sobredichos, á saber, el de Nájera y el de las leyes
de don Alfonso X, se juzgaba en España, por fazañas, arbitrios y usos
desaguisados”2.
de los reinos de León y Castilla, especialmente sobre el Código de las Siete Partidas de D. Alonso el
Sabio. Imprenta de la Sociedad Literaria y tipográfica. Madrid. 1845. pp 150-164.
Alfonso X heredó de su padre los reinos de León y Castilla, que se habían unificado definitivamente en
3
1230, y que se ampliarán territorialmente con las sucesivas conquistas sobre musulmanes.
6
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
He elegido el estudio de esta obra porque considero que es una de las más
relevantes del Derecho español. Las Siete Partidas representan un momento importante
en el esfuerzo centralizador y normativo de la monarquía. Presenta la relación entre el
rey y sus súbditos como superior a las tradicionales relaciones feudales, una idea que
será clave en la constitución de las monarquías modernas a partir del siglo XVI.
Alfonso X fue el hijo primogénito de Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia (nieta del emperador
5
7
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
estaría integrada por el Maestro Jacobo el de las leyes 7, Fernando Martínez de Zamora8,
y el Maestro Roldán, se discuten las intervenciones de San Raimundo de Peñafort,
Pedro Gallego y Monaldo. La autoría por parte de Alfonso X ha sido debatida por los
estudiosos del derecho, mas quisiera en mi más humilde opinión seguir la postura del
profesor MARTINEZ MARINA que en su obra sobre Las Partidas, defiende sin
paliativos que el autor fue Don Alfonso X el Sabio: “que las compiló y autorizó”.
Cuenta con 24 títulos y trata de las fuentes del derecho y del ordenamiento eclesiástico.
Esta Partida establece que las leyes eran dictadas por el monarca y que todo el mundo
debía cumplirlas sin excepción. La ignorancia de las mismas sólo sería legítima: por
parte de las mujeres, rústicos y militares. Además, hablaba de la religión en cuanto a los
artículos de fe, sacramentos, el fuero del obispo, clérigos y religiosos, así como asuntos
como la creación de iglesias, cementerios y sepulturas…
Cuenta con 31 títulos, y contiene el derecho público: familia real, sucesión al trono,
oficios palatinos, etc… Su contenido solo se refería especialmente a las grandes fortunas
7
Autor de las obras: El Doctrinal de los juicios y Las Flores del Derecho.
8
Capellán y Notario del Reino y Obispo de Oviedo, y autor de la obra La Margarita de los pleitos.
9
El Digesto estaba formado por 9000 textos de 40 juristas. Ordenadas de manera sistemática en 50 libros,
divididos en títulos y cada uno de éstos en leyes. A cada título le precedía una inscripción (Inscriptio) que
determinaba el autor, el título de la obra y el número de libro del que se había extraído cada fragmento.
8
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
y/o clases privilegiadas, a los deberes de los oficiales de la corte, el régimen de tenencia
de los castillos, pero también temas como la guerra y las universidades.
Estas tres partidas recogen derecho privado organizado en 61 títulos. Las materias que
regulan son: derecho matrimonial, contratos y derecho sucesorio. La Partida IV se
centra en los matrimonios, la filiación, la tutela de menor, etc. Además de regular la
relación entre el amo con criados y siervos, el vasallaje o simplemente la amistad. La V
versa sobre materias mercantiles, y en particular los préstamos, compras y contratos
comerciales. El tema de los testamentos, herencias, desheredamiento y tutela de bienes
de menores se regula en la Partida VI.
Es una de las más amplias y regula el derecho penal en 34 títulos. Dentro del derecho
penal, los delitos más importantes eran los que tenían implicaciones sexuales y/o
religiosas, como el adulterio, el incesto, o la sodomía. Además, eran bastante
importantes los delitos de sacrilegio, hechicería y adivinación, así como la blasfemia.
Alude esta partida a los estatutos jurídicos de musulmanes y judíos (títulos veinticuatro
y veinticinco), y engloba los delitos cometidos conjuntamente por cristianos y judíos, o
cristianos y musulmanes. Según lo enunciado anteriormente, no se recogen los delitos
cometidos exclusivamente por cristianos. Lo referente a las penas, acusaciones,
traiciones, homicidios y todo lo demás que tuviera relación con el derecho penal en que
se viera envuelto exclusivamente un cristiano, irá en leyes apartadas de los estatutos de
musulmanes y judíos. Por tanto, el derecho penal trata de forma distinta a los cristianos
por un lado, y a los musulmanes y judíos por otro, ya que éstos últimos están sometidos
a sus propias leyes religiosas.
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Las circunstancias presentes en la vida del ser humano durante la Edad Media
eran: inseguridad, guerras, epidemias, hambres, peso del poder feudal, tradición jurídica
heredada a la vez del Derecho Romano y del Derecho germánico, y finalmente, poder
ideológico muy fuerte de la Iglesia. La amalgama de todos ellos resulta especialmente
perjudicial para la parte femenina de la población.
Santo Tomás de Aquino, santo y doctor de la Iglesia, llegó a concluir que “el
hombre había sido ordenado para la obra más noble, la de la inteligencia; mientras
que la mujer había sido ordenada con vista a la generación”. Esto nos lleva a la
institución del matrimonio como único fenómeno de cambio en el status de la mujer y
donde ésta cobra alguna importancia. El matrimonio supone para la mujer, en primer
lugar, un cambio de familia, puesto que dejaba la casa paterna para ir a vivir a la de su
marido. Y en segundo lugar, el paso del dominio del padre a la subordinación al esposo.
Por supuesto, no era libre para decidir si quería casarse o no, responsabilidad que recaía
en su padre o tutor. En definitiva, no es de extrañar que el derecho canónico, elaborado
en su mayor parte en este ambiente de los siglos XII y XIII, parezca tan misógino.
10
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Una vez concretado cómo se veía a la mujer de la Edad Media, conviene señalar
los distintos estamentos, a los que la mujer podía pertenecer, porque ello, además del
sexo y el estado civil, condicionaba su status y presencia en la sociedad del Medievo.
Son los siguientes:
A. Nobleza
B. Clero
C. Estado llano
Por ser el estado llano, mayoritariamente rural y más alejado de la vida pública y de
la cultura desconocemos mucho sobre las mujeres y hombres de este grupo social.
11
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
La gran mayoría de las mujeres que ejercían algún tipo de actividad en las
ciudades, se ocupaban en talleres artesanos. En general la vida era dura pero algo más
suave que en el campo.
A pesar de que esa era la situación general, hubo algunos pocos casos en que la
mujer se enfrentó a los estereotipos de la época prevalecientes en el ámbito de la
cultura. Un ejemplo fue Christine de Pisan. Sus escritos innovadores, en los que hacía
uso de técnicas retóricas, desafiaban a los escritores renombrados de la época como Jean
de Meun, quien expresaba ideas misóginas en sus trabajos literarios
Con el uso de figuras retóricas, de Pisan expresa una perspectiva completamente femenina llegando, en
10
décadas recientes, a considerarse como una feminista incipiente por expresar con un lenguaje eficaz que
la mujer podía tener un papel importante en la sociedad. Con ella se crea un foro para hablar de temas de
importancia para la mujer, donde únicamente voces femeninas dan sus opiniones y ejemplos. Sostiene,
además, que los estereotipos femeninos sólo se dan en casos en que no se le permite a la mujer entrar en
la conversación masculina. La autora buscó la colaboración de otras mujeres en la creación de su trabajo.
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Tras la etapa visigoda, hacia el siglo XII, algunos fueros, llegaron a negar a las
mujeres participación en la vida económica y política de la localidad. En otros, sin
embargo, se les reconoció su capacidad de actuación en la vida pública y económica en
la que ejercieron como mano de obra complementaria e incluso controlaron algunos
talleres textiles12. Lo que establecen ciertos fueros contrastaba con lo que recogía en
concreto uno de ellos, el Fuero de Soria, en el cual la mujer fue considerada como
menor de edad, y a la que se le negó, entre otras, la capacidad para ser testigo. Tampoco
se le permitía ser tutora, salvo a la madre respecto a sus hijos y a la abuela respecto a
sus nietos. No podía vender o empeñar sus bienes inmuebles ni ser fiadora aunque no
estuviese sujeta a la patria potestad.
Y por si fuera poco, se señalan sus vicios y defectos, así: inconsciencia, imprudencia,
superficialidad, inconstancia, avaricia, concupiscencia, frivolidad, etc.
BERMÚDEZ, F: “La palabra "Autoritas" viene de la voz "augere", aumentar. El tutor completa o
11
aumenta con su presencia y consentimiento la insuficiencia del pupilo en cualquier acto o negocio
jurídico. Esta se da en la infancia mayor, el tutor debe dar su autorización o consentimiento para los
actos realizados por el pupilo, el cual podía administrar su patrimonio pero para obligarse requería de
las auctoritas del tutor“.
GONZALEZ ASENJO, M. La Mujer y su medio de vida social en el fuero de Soria. Madrid. 1986. pp.
12
87 y ss.
CÁTEDRA GARCIA, P. “La mujer en el sermón medieval” en La condición de la mujer en la Edad
13
2010. p. 3.
13
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Nacen a las vegadas dos criaturas de una vez del vientre de alguna
muger e contece que es dubta qual dellas nasce primero; e dezimos, que si el
Partidas. Libro III, Título IV, Ley IV. Cuando hagamos referencia a Partidas nos referiremos al Código
15
de Las Siete Partidas del sabio rey Alonso el Sabio, glosadas por el licenciado Gregorio López tomos I, II
y III. Edición digital en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 2009. y edición en papel en Madrid en
la Oficina de Benito Cano. 1789.
16
Hinojosa fue un jurisconsulto e historiador español del siglo XIX que editó, entre otras obras, el primer
tomo de una Historia general del Derecho español, 1887, que fue interrumpida.
HINOJOSA, E. Obras II. Madrid. 1955. p. 354.
17
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
uno es varón, e el otro fembra, que debemos entender que el varón salió
primero, pues que non se puede averiguar el contrario18.
Hay dos ámbitos en los que el tratamiento legal hombre-mujer no difiere mucho. Una es
la mayoría de edad, en la que ambos son tratados de la misma forma; y en segundo lugar
la madurez sexual o pubertad, la que es alcanzada en diferentes edades.
Sin embargo, la mayoría de edad – insignificante para la mujer, ya que seguirá sujeta a
la tutela del varón – se consigue a la vez que el hombre. La maior aetas19 se alcanza a
los veinticinco años tanto para hombres como para mujeres, pero la independencia – por
lo menos para el varón – podía llegar antes de cumplida esa edad. La pubertad – hecho
que constituye la capacidad biológica para reproducirse - se señala a los catorce años
para los varones y a los doce para las mujeres.
CORRAL SALVADOR, C.: “La pubertad no otorgaba la plena capacidad jurídica de obra, que
19
comenzaba con la maior aetas (25 años cumplidos). Los púberes menores de 25 años eran menores, que
no podían intervenir por sí y ante sí en procesos y tenían limitada su capacidad contractual, de no ser la
matrimonial.”. Diccionario de Derecho Canónico. Tecnos. Madrid. 2000. En imprenta 2ª ed. Pág. 268.
Debido a que en la Edad Media eran constantes las guerras, las mujeres se quedaban solas al cuidado de
20
la casa y podían ejercer funciones que correspondían al varón y las cuales le estaban prohibidas a ellas.
Igualmente podían realizarlas cuando quedaban viudas.
Partidas. Libro IV, Título XXIII, Ley II.
21
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
por el principio de tutela permanente del varón, aparece una excepción que confirma la
regla de no intervención de la mujer en la vida pública: las pertenecientes al más alto
estamento, que ante la ausencia o inexistencia del varón, tienen dispensa legal y pueden
actuar en su nombre. Las decisiones quedarán sin embargo supeditadas al consejo que
un equipo de hombres sabios dé, y que puede llegar a la enmienda o suspensión del
dictamen judicial emitido:
Actividades litúrgicas
Las mujeres no pueden recibir órdenes de clérigo ni ser admitidas (para recibirlas)
porque no pueden predicar, bendecir, excomulgar, dar penitencia, aunque sean muy
buenas, abadesas ó santas23.
Como hemos dicho anteriormente, solo los hombres por su fuerza física podían
empuñar armas y por tanto participar en actividades caballerescas o bélicas, y eran
quienes poseían íntegramente la capacidad jurídica. Y de ella carecerían: menores,
ancianos, impedidos físicos o mentalmente, y las mujeres que vivía bajo tutela del otro.
Tampoco podía la reina luchar ya que por muy alta que fuera su posición social seguía
teniendo la condición de mujer y seguía supeditada a la tutela de un varón cercano.
16
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Otrosí dezimos, que muger nonguna non puede entrar fiador por otri.
Ça non sería cosa guisada, que las mugeres andoviessen en pleito, por
fiadoras que fiziessen, aviendo a llegar a logares do se ayuntan muchos
omes, a usar cosas que fuessen contra castidad o contra buenas costumbres,
que las muferes deven guardar25.
Otrosí dezimos, que muger non puede ser personera en juyzio por
otri. Fueras ende por sus parientes que suben, o decienden por la liña
derecha que fuessen viejos, o enfermos o embargados mucho en otra manera.
E esto, quando non oviesseotri en quien se pudiessen fiar que razonase por
ellos. E aún deximos que puede la muger ser personera para librar sus
parientes de servidumbre e tomar, e seguir alçada de juyzio de muerte, que
fuesse dado contra alguno dellos28.
Por otro lado, contamos con el caso de la abogacía, que tampoco podía ejercer:
Ninguna muger, quanto quier que sea sabidora, non puede ser
abogada en juyzio por otri: E esto por dos razones. La primera porque non
es guisada, nin honesta cosa, que la muger tome oficio de varón, estando
públicamente envuelta con los omes para razonar por otri. La segunda,
25
Partidas. Libro V, Título XII, Ley II.
26
Partidas. Libro V, Título XII, Ley III.
Personero: el que llamamos comúnmente procurador porque, representando la persona de otro,
27
procura y solicita la expedición del negocio ajeno e introduce la defensa del pleito o la consecución de
algún derecho. Diccionario de la Real Academia Española (en adelante RAE)
Partidas. Libro III, Título V, Ley V.
28
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
porque antiguamente lo defendieron los sabios por una muger que decían
Calgurnia, que era sabidora: porque era tan desvergonzada que enojava a
los juezes con sus bozes que no podían con ella. Onde ellos, catando la
primera razón que diximos en esta ley, e otrosí veyendo que quando las
mugeres pierden la vergüença es fuerte cosa el oyrles e de contender con
ellas: e tomando escarmiento del mal que sufrieron con las voces de
Calgurnia defendieron que ninguna muger non pudiesse razonar por otri30.
Sin embargo, la mujer de buena fama si podía ser testigo en los pleitos:
Muger de buena fama puede ser testigo en todo pleito, fueras ende en
testamento (...) Mas si contra la muger fuesse dado juyzio de adulterio, o
fuesse vil e de mala fama, non debe ser cabido en testimonio en ningund
pleito31.
18
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Además, la mujer noble podía y solía, recibir una buena educación bien por
haber pasado su juventud en un convento o bien por haber tenido maestros particulares.
Siempre claro está en lo que se consideraba una buena educación femenina y que era
diferente de la del varón. Esto le permitía acceder a la cultura de forma que podía
distraerse y cultivarse con la escritura y la lectura, también a veces la musica. Si bien
32
La expresión en catalán Ciutadans honrats (en español, ciudadanos honrados) se refiere a una clase de
aristocracia urbana que se desarrolló en la Corona de Aragón durante la baja edad media
simultáneamente al propio crecimiento político de las grandes ciudades extraído en www.wikipedia.es
19
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones la nobleza era prácticamente
analfabeta o carecía de interés por la cultura.
En líneas generales, se puede afirmar que las mujeres acceden a la titularidad del
señorío solamente cuando no hay ningún heredero directo masculino. También puede
ocurrir que el padre les haya asignado una villa en dote, lo que, es, en realidad, una
herencia anticipada. Existía una tendencia a excluirlas de la sucesión en beneficio de los
varones más alejados en el orden de descendencia o de bastardos legitimados. En
relación con esto, habitualmente, la herencia de las hijas de familias nobles estaba
constituida por dinero, rentas diversas y juros, ajuar de oro y plata y todo tipo de telas y
paños. Y cabe añadir que la mujer no era la que transmitía el título nobiliario, sino que
era el varón el encargado de esta tarea35.
Como veremos en el apartado de las viudas, si una mujer queda viuda solo recibirá una parte igual que
33
la que le correspondería a sus hijos en concepto de herencia. Si por el contrario no tenían hijos, la
herencia le pertenecería en exclusiva a ella y sería su administradora.
Partidas. Libro IV, Título XXVI, Ley VI.
34
35
Partidas. Libro II, Título XXI, Ley III.
20
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
mientras sus hijos o parientes herederos al trono y que eran menores de edad36. Don
Alonso el Sabio, ante la evidente práctica que venía dándose durante los últimos siglos,
y conformándose con esta política, recogió por ley en Las Partidas, Partida II, Título V,
Ley III lo siguiente:
Doña Elvira, tía de Don Ramiro III fue reina regente hasta que Ramiro fue mayor de edad. En la
36
21
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
escapatoria de un seguro matrimonio pactado que no deseaban, o eran viudas que sin
recursos económicos ni hijos que sustentar decidían retirarse al convento para finalizar
sus vidas piadosamente y con una mínima seguridad. De igual forma, algunas pecadoras
que se arrepentían de sus pecados, buscaban la paz del convento para redimirse.
La ocupación del clero femenino era similar al del clero masculino en su aspecto
general. La meditación, la oración y el trabajo, eran los pilares ocupacionales de la vida
monacal, si bien las ocupaciones divergían de acuerdo con las tradiciones y reglas
monacales. Sin embargo, la regla benedictina, así como las diversas reformas en otras
tantas órdenes, permitieron una mayor uniformidad de los conventos. Como sus
homónimos masculinos, las monjas rezaban, meditaban, estudiaban y escribían.
También se dedicaban a labores para su propia supervivencia, como era el cultivar
huertos, y además realizaban otras actividades “propias de las mujeres”, como la
costura, la preparación de ciertos productos alimenticios, etc. Todavía hay dulces
monacales que gozan de amplia y merecida fama.
Por otro lado, los monasterios femeninos, como centros culturales principales,
sobre todo hasta el surgimiento de las universidades, sirvieron también para el
desarrollo intelectual de las mujeres. Fueron un medio de educación para las mujeres,
casi exclusivamente de las casas nobiliarias. Aquí se les educaba y se las preservaba de
cualquier peligro para su honestidad hasta que se casaban. Con ello se aseguraba que
hubieran tomado unos modelos de vida y un modo de comportarse según los valores
morales cristianos.
No había casa-madre, como tampoco una orden general sino que cerca de los
hospitales o de las iglesias establecían sus viviendas en sencillas habitaciones, donde
podían orar y hacer trabajos manuales. Cada comunidad o beguinage39, era autónoma, y
organizaba su propia forma de vida con el propósito de orar y servir como Cristo en su
pobreza. Hacían voto de castidad durante su vida dentro de la asociación de la que
formaban parte, y conservaban sus bienes personales y trabajaban para mantenerse.
Ahora bien, como los votos de castidad no los hacían de forma solemne eran libres de
dejar la asociación en cualquier momento para casarse.
Una carta de 1065 menciona la existencia de una institución similar al beguinaje de Vilvoorde en
39
Bélgica. Desde la región de Lieja el movimiento se difundió rápidamente por Holanda, Alemania,
Francia, Italia, España, Polonia y Austria. Extraído de www.wikipedia.es
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Antes de comenzar con este apartado, quiero concretar que nos ceñiremos
únicamente al estudio del status jurídico de las mujeres que vivían dentro del grupo
artesanal, y no a las que formaban parte de la población dedicada al sector primario
(agricultura, pesca o ganadería) – aunque fuese el mayoritario – debido a que Las
Partidas sólo hacen referencia en sus leyes a las mujeres que se incorporaban al trabajo
artesanal en las villas o ciudades.
Superado con éxito el periodo de lactancia, y unos años más tarde, las hijas de
artesanos eran con frecuencia arrancadas del grupo doméstico familiar para pasar niñez,
adolescencia y juventud en familias de artesanos más acomodados, con otras
compañeras de trabajo. Aunque la regla general era que las hijas convivieran dentro del
círculo familiar, debido a la alta tasa de mortalidad por guerras o enfermedades, muchas
de estas niñas quedaban huérfanas muy jóvenes. En estos casos, el abandono del hogar y
su incorporación a un puesto de trabajo, será su única posibilidad de subsistencia.
23
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
vez que éstas salían de la casa patronal para casarse, recibían una cantidad monetaria
que haría a su vez de salario y dote, facilitando su posibilidad de contraer matrimonio.
En conclusión, para las hijas de los artesanos, el matrimonio y la “independencia”
económica venían al mismo tiempo tras los años de servicio o de aprendizaje.
Existen dos actitudes básicas que definen la respuesta social de cara a estas situaciones
de pobreza: por un lado la asistencia caritativo-religiosa; y por otro lado la represión.
24
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Del mismo modo, Las Partidas en su Libro VII, Título XIX, Ley II enuncian
que podían ser las prostitutas vejadas impunemente, y que una mujer podía ser
considerada prostituta si no guardaba el debido decoro vistiendo y/o en sus relaciones44.
El refranero recoge este sentir y afirma: Casada que mucho callejea con sus vecinas, de
mala espina45. Se considera que el yerro está en el acto punible en sí. Por ello a la luz de
la legislación para la prostituta, su propio oficio es su castigo46. Sin que ello implique
que no merezca una remuneración por su “servicio” y por tanto la ley castiga al
presunto fornicador en caso de impago a la prostituta. También se hallan las meretrices
en la legislación. Pero, en resumen, ¿cómo definen Las Partidas a las prostitutas?:
Fuero de Sepúlveda del año 1076 concedido por el Rey Alfonso VI de Castilla.
42
Fuero de Teruel concedido por Alfonso II de Aragón en 1177. Su redacción definitiva es de 1247.
43
25
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Que las prostitutas tenían sus lugares reservados en las ciudades (a veces barrios
enteros) era conocido por todos. La prostitución estaba controlada y regulada (por
motivos de higiene y salud pública antes que morales), aunque también se practicaba al
margen de la ley. Las Partidas aceptan como un hecho la existencia de lupanares y
zonas urbanas reservadas a ese “arte”, así como al peculiar y distintivo ropaje de las
meretrices. Las disposiciones normativas nunca pretendieron erradicar la prostitución
sino que lo que se intentaba era aislar su práctica en unas calles o plazas determinadas,
alejadas en lo posible del centro vital de la villa, amuralladas y con una o dos puertas de
entrada y salida vigiladas.
Las mujeres honradas que frecuentan los lugares destinados a las prostitutas o
mujeres públicas incurrían en pena grave y eran objeto de fuertes sanciones, que podían
llegar a mantener la impunidad del agresor en caso de violación u otra ofensa. Por otro
lado, no se permitirá a las prostitutas ser factor de alteración del orden público. Su
ropaje llamativo y su aspecto físico, con el pelo suelto y largo atraían miradas y
comentarios no demasiado ortodoxos. Se entendía que la mujer que anduviera por los
mismos lugares que una prostituta o se vistiera como ella había de ser tratada como tal.
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
La soltera lleva su cabello suelto mientras que las casadas y las viudas lo llevan
recogido. Por su parte, la riqueza y color de tocados y atuendos diferencian los status
sociales. Por ello podemos decir que el aspecto físico también sirve para diferenciar a la
mujer en grado y estamento (soltera, casada, viuda, prostituta y barragana).
En la Antigua Roma, los curatores eran oficiales públicos encargados de diversas funciones, pero en
50
este caso concreto “eran una especie de tutores nombrados o dados, datus, por los jueces. Se distinguía
entre los curadores legítimos y los testamentarios en www.wikipedia.es a 17 de Mayo de 2014
Partidas. Libro VII, Título IX, Ley XVIII.
51
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La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
las prostitutas que se hallan en una situación permanente de deshonor y por ello reciben
penas iguales que los varones –.
Las barraganas son definidas por Las Partidas como aquellas “otras mugeres
que tienen los omes, que non son de bendiciones”. Así pues, quedan excluidas las
casadas de la normativa referente a las barraganas, condición accesible al resto de las
mujeres.
Son conocidos los disturbios que provocan en la historia castellana las ramas
bastardas, producto del adulterio y de la ilegitimidad tanto de la realeza como nobleza.
Para controlar los límites del estamento nobiliario era necesario poner orden en la
confusión de los linajes. Es dentro de ésta atmósfera donde podemos situar el tema de
las concubinas reales, llamadas en la documentación doncellas, amigas o barraganas del
rey.
Las barraganías, legisladas en los fueros y en las sumas legales como Las
Partidas, aparecen como en un capítulo subsidiario del matrimonio. La ilegitimidad es
peligrosa en una sociedad de linajes en expansión y el poder debe tomar sus medidas
para controlar el adulterio y la “poligamia”. El derecho reflejado en Las Partidas es al
respecto conciliador: prohibida y considerada pecado mortal por la Iglesia, la barraganía
es para la ley alfonsina un mal menor que evita la poligamia y que debe estar sujeta a
ciertas normas.
Ante todo, la barragana debe ser mujer libre, y no mujer “vil”, es decir, nacida
de “vil linaje, o en vil logar o que sea mala de su cuerpo”. Tampoco puede ser ni
virgen, ni menor de doce años, ni viuda que viva honestamente, ni pariente hasta cuarto
grado. La ley limita además a uno solo el número de barraganas y sólo justifica
plenamente la práctica en el caso de los adelantados de frontera, aceptable en una
sociedad en expansión guerrera. La permisividad alcanza asimismo a la clase señorial
que debe evitar también a la mujer no libre y a las mujeres consideradas viles como las
taberneras, regateras, manumisas, alcahuetas, juglaresas, submundo femenino que logra
apenas emerger en la documentación, al lado de la mujer noble y de la campesina. Todo
esto se halla recogido en un texto de Las Partidas:
(...) que non aya virgen, nin sea menor de doze años nin tal viuda, que
biva onesta, e que sea de bien testimonio. E tal viuda como esta queriéndola
alguno rescebir por barragana, o a otra muger que fuesse libre de su
28
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
nascencia, que non fuesse virgen; develo fazer, quando la rescebiere por
barragana ante buenos omes, diciendo manifiestamente ante ellos, como la
rescibe por su barragana (...) Pero sí fuesse otra biuda que non fuesse a tal
como sobredicho es, más que fuesse de muy vil linage, o de mala fama; o
fuesse judgada que avía fecho adulterio con ome que oviesse muger legítima,
maguer ella fuesse suelta; a tal como esta no ha porque la rescebir por
barragana ante testigos (...) Otrosí ninguno non puede tener por barragana
ninguna muger que sea su pariente, nin su cuñada, fasta el quarto grado e
esto; porque farían grand pecado segund que dicho avemos, que es llamado
en latín incesto (...) Otrosí ningund ome non puede aver muchas barraganas.
Ça segund las leyes mandan, aquella es llamada barragana que es una sóla:
e ha menester que sea atal, que pueda casar con ella, si quisiere, aquel que
la tiene por barragana53.
Comunalmente, segund las leyes seglares mandan, todo ome que non
fuesse embargado de Orden, o de casamiento, puede aver barragana, sin
miedo de pena temporal54.
En las Partidas se introducen los bastardos en el Libro VII, Título VII, Ley III. También la concepción
55
de relaciones extramatrimoniales con hijos en esta relación en el Libro III, Título XIV, Ley IX.
Para más información sobre el tema puede verse: ARIAS BAUTISTA, M.T. Barraganas y concubinas en
56
29
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Las viudas presentan un “status” que las distingue del resto de las mujeres, que
es la independencia personal. No está sujeta a tutela masculina y económicamente
cuenta con un capital propio como es la dote. La viuda es la sucesora de su marido en
los negocios contractuales y puede mantener la casa y el núcleo familiar o reintegrarse
al domicilio paterno. En ninguno de los casos pierde los derechos y privilegios de
condición adquiridos a través del marido.
Partidas. Libro VII, Título XX, Ley I: “Forçar, o robar muger virgen, o casada, o religiosas, o biuda
57
que biva honestamente en su casa, es yerro e maldad muy grande por dos razones. La primera, porque la
fuerça es fecha sobre personas que biven honestamente e a servicio de Dios, e a buena estança del
mundo. La segunda es, que fazen muy gran deshonrra a los parientes de la muger forçada, e muy gran
atrevimeinto contra el Señor, forçandola en desprecio del señor de la tierra do es fecgo (…) e esta fuerça
se puede fazer de dos maneras; la primera con armas, la segunda sin ellas”.
Partidas. Libro VII, Título XIX, Ley I.
58
30
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Respecto a las viudas, en lo que más se detienen Las Partidas es en las segundas
nupcias. La mujer, no puede casarse antes de cumplir el tiempo de luto que es un año,
concretamente. La infracción de esta norma laica, al margen de la Iglesia, hace caer
sobre la mujer no sólo penas morales, sino también materiales:
V. 4. 4 La mujer casada
31
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
también en cuenta el Fuero Juzgo, en la medida en que fue otorgado por Fernando III
como texto de Derecho regio, aunque implicase la aplicación de la antigua ley visigoda.
V. 4. 4. 1. 1 Los esponsales
Para desarrollar este apartado he tomado como referencia básica además de las disposiciones legales el
61
artículo de C, SEGURA GRIAÑO “La situación jurídica y realidad social de casadas y viudas en el
Medievo Hispano (Andalucía)” en La condición de la mujer en la edad media: actas del coloquio
celebrado en la Casa de Velázquez, del 5 al 7 de noviembre de 1984. Madrid. 1986. pp 121-134. Aunque
otros textos traten este tema, elegí este porque los fueros que recibe Andalucía son herederos de otros
castellanos, es decir, la legislación es similar para Andalucía y para el resto de la Corona castellana.
Partidas. Libro IV, Título XI, Ley I.
62
Partidas. Libro IV, Título XI, Ley II “… et lo que el varon da á la muger por razón de casamiento es
63
llamado en latin donatio propter nuptias que quiere decir como donadio que da el varon á la muger por
razón que casa con ella: et tal donacion como esta dicen en España propiamente arras…”.
Partidas. Libro IV, Título XI, Ley XVII: “De los bienes que ha la muger apartadamiente que non son
64
32
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
33
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
El otro caso que la promesa fuera hecha entre menores de edad. En esa situación
una vez alcanzada la mayoría de edad, tanto la forma manifiesta como la silenciosa, o
política de hechos consumados, devengarán válidas. Para intentar comprender esto
mejor, lo ilustraremos con un supuesto que no era extraño en aquel tiempo: “una niña,
prometida desde su infancia a un varón, iba a morar a la residencia paterna de éste,
criándose a su lado hasta alcanzar la edad pertinente que le permitiera consolidar la
unión acordada previamente. El matrimonio se consolida en el momento en que se
establezcan relaciones sexuales entre los dos jóvenes comprometidos”71.
Desposarse pueden, también los varones como las mugeres des que
ovieren siete años, porque entonce comiençan a ver entendimiento e son de
edad, que les plaze las desposajas. E si ante desta edad se desposassen
algunos o fiziessen el desposorio sus parientes en nome dellos, seyendo
amos, o uno dellos, menor de siete años, non valdría ninguna cosa de lo que
fiziessen; fueras ende, si desque pasassen esta edad les pluguiese lo que
avíen fecho, e lo consintiessen (...) Mas para el casamiento fazer ha menester
que el varón sea de edad de catorze años e la muger de doze. E si ante deste
tiempo se casasssen algunos, non sería casamiento, más desposajas; fueras
en de, si fuesen tan cercanos a la hedad, que fuesen ya guisados para
poderse ayuntar carnalmente. Ca la sabiduría, e el poder, que han para esto
fazer, cumple la mengua de la hedad73.
Excepto en casos concretos, el desposorio obliga al matrimonio. Los casos a los que nos
referimos son los siguientes:
familia castellana medieval de Gámez Montalvo. MF; y “Situación jurídica y realidad social de casadas y
viudas en el medievo hispano” en La condición de la mujer en la Edad Media de Segura Graíño. C.
Partidas. Libro IV, Título I, Ley III.
72
34
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Excepto en los casos primero y sexto, la disolución del vínculo esponsalicio necesita
juicio y consentimiento eclesiásticos.
La donatio ante nuptias es una donación patrimonial entre esposos que surgió en
el Bajo Imperio Romano y que gozará de una gran importancia posterior74. Esta
donación correspondía hacerla al esposo75.
V. 4. 4. 1. 3 La dote
La dote es la porción de bienes que la mujer, u otra persona por ella, entrega al
marido y aporta al matrimonio78, con la finalidad de atender al sostenimiento de las
GARCIA GARRIDO, M. “El régimen jurídico del patrimonio uxorio en el derecho vulgar Romano-
74
BRADILONE, P., “Sulla storia e la natura della <donatio propter nuptias>” Seritti (1963). pp.117 y ss
76
Partidas. Libro IV, Título I, Ley II: “Desposorios se facen en dos maneras; et la una dellas se face por
77
palabras que demuestran el tiempo que es por venir,… se puede facer en cinco maneras:…la quarta es sil
da alguna cosa deciendo así: yo te do estas arras et prometo que casaré contigo…”. Aunque esta
donación no podría tratarse de la “donatio propter nuptias” (identificada con las arras), sino de una
donación esponsalicia recíproca.
Partidas. Libro IV, Título XI, Ley I.
78
35
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Hemos dicho que no sólo puede ceder la dote la mujer, sino que serán
preferentemente terceros, sobre todo el padre, quién dará la dote al marido, o el abuelo o
bisabuelo cuando falte el primero, y siempre que la mujer no tenga propiedades y no
pueda dotarse ella misma. Aunque, en este caso, son también los ascendientes los que
dotan pues la mujer no tiene la plena disposición de dotarse ella misma al no poder
disponer de sus propios bienes sin autorización de un varón: “…pero si ella hobiere de
que la dar non es tenudo el abuelo de la dotar si non quisiere de lo suyo, mas débela
dotar de lo della…”81. Las condiciones que suelen acompañar a estas donaciones suelen
ir referidas al matrimonio, con el fin de asegurar a la moza soltera, carente de dote
propia, una posición honrosa a la hora del enlace.
La dote aparece como un seguro de vida y tiene su origen en Roma, donde fue
usada junto a la “donatio ante nuptias” masculina. Al estar vetada la mujer en la
participación de las esferas del poder local, excluida de los cargos públicos y afectada
por numerosas restricciones su actividad laboral, la mujer hallará en la dote el único,
medio material de supervivencia. Constituye la posibilidad de independencia económica
en la viudez. Aunque resulta obvio el papel secundario que la mujer casada desempeña
en la administración de los bienes familiares, la posesión de una dote sustanciosa cuya
propiedad, aunque trasferidos el uso y disfrute al marido, es exclusivamente suya. Dicha
posesión le confiere un status de igualdad.
Para J, IGLESIAS “la dote surgió en el ámbito del matrimonio por la manus, y al objeto de compensar,
79
en alguna medida, la pérdida de los derechos hereditarios que sufría la mujer como consecuencia de la
ruptura de todo vínculo con su familia paterna. Posteriormente paso al matrimonio libre, con el carácter
de aportación destinada a sufragar los gastos del hogar doméstico” en Derecho romano. Historia e
Instituciones . Barcelona. 1990. p. 534.
Partidas. Libro IV, Título XI, Ley I.
80
36
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Las dotes adventicias, es decir, aquellas que concede la mujer por sí misma
porque tiene un patrimonio propio (heredado u obtenido) son extrañas, ocasionales y
accidentales. Llegarían con ellas al matrimonio las viudas, prostitutas o huérfanas
protegidas por alguna institución o particular benefactor y en algún caso aislado, por
herencias, etc. Por otro lado, la postura ante la donación será distinta según esté referida
a bienes muebles o raíces.
Asignada o establecida puede ser la dote también en las cosas que son
llamadas raíz, como en las que son dichas muebles, de qual natura quier que
sean. Pero si la muger quisiesse dar dote a su marido de cosa que fuesse
raíz; si ella fuesse menor de ventizinco años non lo puede fazer por sí,
maguer oviesse guardador, a menos de lo fazer saber al juez de aquel logar,
que gelo otorgue. Más si quisiesse dar la dote de las cosas muebles, puéde lo
fazer con consentimiento de aquel que ha guarda della, e de sus cosas; e non
ha porqué lo dezir al juez del logar84.
Era una acción ("condictio") para la recuperación de una transferencia de la propiedad, donde el
87
37
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
Las Partidas señalan que la dote sólo podía pasar al marido por pleito o por
adulterio de la esposa. Excluidos esos hechos quedaban siempre para ella o, en el caso
de muerte, para su padre. Lo habitual era que la propia mujer designara en su testamento
la persona o personas que deseaba que heredasen sus bienes dotales. Y si la mujer
fallecía antes que el marido, éste continuaba controlándola hasta su propio
fallecimiento. Después pasaba a poder efectivo de los herederos.
Por último habrá que señalar quien se hace responsable del daño o mejoras que
aparezcan en los bienes dados en dote, cuando el matrimonio se rompa. A la hora de
concretarlo, será relevante, en primer lugar, quien tenga la capacidad de elección entre
el bien o el precio estimado de éste. Si quien tiene esa acción de elegir es la mujer, la
responsabilidad recaerá sobre ella90. Igualmente cuando dé en dote una sierva que no
sea apreciada o estimada o con algún defecto psicológico o físico que le haga estar en
mal estado91. En segundo lugar, también depende de si se ha realizado el matrimonio o
38
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
V. 4. 4. 1. 4 Las arras
Ídem.
95
Ídem.
96
39
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
hecho que pasó a ser regulado en algunos Fueros y a la obra legislativa de Alfonso X, el
Fuero Real, que contempla las arras como el patrimonio fundamental aportado al
matrimonio, recogiendo a su vez la tradición visigoda de no dar más del diezmo de los
bienes del marido. Ello también será recogido en las Leyes de Toro (1505) y en la
Nueva Recopilación (1567).
En esta tradición no queda claro si el padre podía conservar las arras en su poder,
o bien si debía entregarlas a su hija después de verificado el matrimonio. Lo más
probable es que no se siguiera una regla constante, razón por la que el Fuero Real vino a
establecer que si la mujer era menor de 25 años, debía su padre o pariente más próximo
retener las arras, pero no sus frutos. La hija no podía reclamarlas hasta que alcanzaba la
mayoría de edad101.
Fuero Real III, II y III: “Cuando el que casare diere arras a la manceba con quien casa, si ella non
101
oviere XXV años, el padre o la madre de la manceba aya poder de guardar estas arras para su fija por
que non se puedan vender nin enagenar. Et si padre o madre non oviere, los hermanos de la manceba o
los otros mas propincos parientes ayan este poder, e cuando la manceba viniere a hedat de XXV años
entreguengelas, e si arras non le dio luego, e gelas prometió de dar, estas personas las puedan demandar
e guardar, asi como sobre dicho es; et entretanto la manceba e el marido vivan en los frutos
comunalmiente”.
Fuero Real III, II, VI: “Si alguna mujer ficiere adulterio, sil fuere provado, pierda las arras si el
102
marido quisiere. Otrosi la mujer se fuere de casa a su marido, o se partier dél por razón de facer
adulterio, pierda las arras, maguer quel non sea provado que cumplió la maldat que puso por algún
embargo, pues que non fincó por ella de lo cumplir”.
40
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
V. 4. 4. 2 El matrimonio
La palabra matrimonio proviene del latín matris y munium que quiere decir
deber, tarea u oficio de madre. El modelo de matrimonio cristiano corresponde a un
vínculo monogámico e indisoluble103.
El matrimonio se nos muestra como un medio creado para satisfacer los apetitos
carnales con fines diversos, los primeros de los cuales son la reproducción de la especie
y la continuación del propio linaje. En conclusión, el hombre debe tomar mujer para no
pecar. El ayuntamiento de hombre y mujer supone, cuando se realiza sin afán
procreador, un pecado mortal.
la Iglesia iba dogmatizando. Estas anulaciones matrimoniales tuvieron especial incidencia para las casas
nobles y reales. Ejemplo de ello lo encontramos en la anulación del matrimonio del hijo bastardo de
Enrique II, D. Alfonso, con Dª Isabel, bastarda de Fernando I de Portugal, bodas realizadas para sellar la
Paz de Santarem de 24 de marzo de 1372. URIA RIU, J., “El matrimonio del conde D. Alfonso, bastardo
de Enrique II y su anulación” Archivum 1. 1951. pp. 123-144.
104
Fuero Real, IV, X, VIII.
Fuero Real, III, I, II y V.
105
41
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
He resaltado una frase del texto en color porque considero que es relevante hacer
hincapié en ello. En Las Partidas no es la mujer quien tiene que estar a disposición del
marido – como se ha dicho a lo largo de los últimos siglos – sino que se encuentran en
una situación de igualdad a la hora de mantener relaciones íntimas, y cualquiera de los
dos puede pedírselo al otro.
Aunque una de las funciones del matrimonio era evitar las relaciones sexuales
extra-conyugales, estas fueron muy frecuentes y admitidas en la sociedad medieval,
siempre que no implicasen adulterio de la mujer casada. En la época medieval, la virtud
más importante que podía esgrimir la mujer era la castidad, incluso se exigía a la mujer
el despojarse del goce y disfrute del acto sexual, y de entenderlo como un deber
conyugal, que tiene como objetivo la procreación110. Solo es aceptado realizar el acto
sexual dentro del matrimonio y con el esposo, no estando permitidas para la mujer, bajo
pena de escarnio y muerte, las relaciones adúlteras. En Las Partidas, además de lo
indicado en la Partida IV, Libro II sobre el adulterio, se dedica al mismo asunto el título
XVII de la partida VII con sus sucesivas leyes.
de 2014.
Fuero de Úbeda, XXVIII, I, 301.
111
42
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
E por ende dixeron los sabios antiguos que maguer el ome casado
yoguiesse con otra muger que oviesse marido, que non lo puede acusar su
muger ante el juez, seglar sobre esta razon (…) porque del adulterio que faze
el varon con otra muger non naze daño, ni deshonra, a la suya (…) e demas
porque del adulterio della puede venir al marido gran daño. Ca si se preñase
de aquel con quien fiso adulterio vernia el fijo estraño heredero en uno con
los fijos (…) e por ende pues que los daños e las deshonras no son iguales
guisada cosa sea que el marido aya esta mejoria, e pueda acusar a su muger
del adulterio, si lo fisiesse, e ella non a él114.
Partidas. Libro VI, Título VI, Ley XVI. A la hora de la redacción de este apartado, los juristas
116
alfonsinos que asesoraban en la redacción de Las Partidas al Rey Alfonso X, se asientan sobre dos
influencias. Por un lado la popular, reflejada en la anterior ley a que hemos aludido – Fuero de Úbeda -,
demostrando también que es la postura legislativa real ante el acto adulterio, y que es heredada de las
tradiciones germánicas. Y por otro lado, la culta, el criterio cristiano de igualdad que, de forma un tanto
tímida, pretenden introducir.
43
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
haciéndole perder la criatura117. La pena de muerte por homicidio, tanto para los casos
citados como para cualquier otro parricidio o delito de sangre, es la misma:
44
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
o de incesto, o de otro fornicio, los parientes que suben por la liña derecha
de partes del padre, no son tenudos de los criar, si non quisieren; fueras
ende si lo fizieren por su mesura, moviéndose naturalmente a criarlos e a
fazerles alguna merced, assí como farían a otros estraños, porque non
mueran. Mas los parientes que suben por liña derecha de partes de la madre,
también ella como ellos tenudos son de los criar, si ovieren riqueza con lo
que puedan fazer. E esto es por esta razón: porque la madre siempre es
cierta del fijo que nasce della, que es suyo; lo que non es el padre, de los que
nascen de tales mugeres123.
A. Bienes privativos (parafernales) – Existen unos bienes sobre los que no pesa
ningún gravamen paternal ni marital, que están a libre disposición de la mujer casada.
Estos bienes privativos de la mujer pueden ser retenidos como independientes sin
aportarlos al matrimonio, o bien pueden ser aportados para ayudar a sostener la familia.
Paraferna son llamados en griego todos los bienes e las cosas quier
sean muebles o rayzes que retienen las mugeres para sí apartadamente, e
non entrar en cuento de dote: E todas estas cosas llamadas en griego
paraferna, si las diere la muger al marido con entención que aya señorio
dellas mientras durare el matrimonio averlo ha; bien assí como de las que da
por dote. E si non las diere al marido señaladamente, nin fuere su intención
que aya el señorio dellas, siempre finca la muger por señora dellas. Eso
mismo seria quando fuesen en dubdas, si las diera al marido o non. E todas
estas cosas que son dichas paraferna, han tal privillejio como dote; ca bien
assí como todos los bienes del marido son obligados a la muger si el marido
45
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
B. Bienes aportados por cada uno de los cónyuges – por un lado las donaciones del
marido a la mujer (propter/ante nuptias o arras); y por otro lado las donaciones de la
mujer al marido (dote). La novia aporta una dote al matrimonio y recibe unas arras del
novio. Ambos bienes permanecen improductivos durante el matrimonio, pues se
considera que serán el seguro de supervivencia de la mujer si queda viuda. Por esto,
tanto las arras como la dote no deben gastarse ni invertirse mientras viva el marido. La
mujer viuda puede usufructuar las arras siempre y cuando no vuelva a contraer nuevo
matrimonio. Si hace esto, las arras pasarán a los hijos del matrimonio anterior o
volverán a la familia del marido en el caso de no haber hijos. Por el contrario, no tiene
restricciones en el uso de su dote, que retornará a su familia si muere sin hijos. En el
caso de haber hijos del matrimonio, éstos son los herederos. La casada no puede
disponer de sus arras ni dote, cosa que, le está permitido a la viuda. Ésta, en el caso de
no tener ningún hijo con edad suficiente, capacitado para administrar el patrimonio,
debe encargarse de dicha administración hasta que su hijo alcance la mayoría. No nos
extenderemos más dado que esto ya ha sido estudiado en “Los presupuestos para el
matrimonio”.
Las Partidas no recogen el régimen de gananciales de una forma sistemática, sino que
sólo hacen referencia a él en cuanto afecta a la dote y a las arras. También encontramos
el reconocimiento de los bienes gananciales en otro texto de Las Partidas en un título
dedicado al adulterio, sintomático de la posición que estos bienes encontraban en el
129
Partidas. Libro IV, Título XI, Ley XVII.
46
La mujer en la Edad Media: su condición jurídica en Las Partidas Bermejo Díaz. A
matrimonio y de la función que la mujer ejercía dentro de él. De esta forma los bienes
que se ganaban “de consumo” entre los dos cónyuges serían los gananciales130.
Por lo que respecta a la enajenación de los bienes gananciales por parte del marido fue
regulado en las Leyes de Estilo, texto también Alfonsino. Estas leyes determinan que
sea el marido quien puede enajenarlos, siempre que fuera estrictamente necesario y no
actuase con malicia y ánimo de perjudicar a la mujer131. En Las Partidas se va más allá
y se establece además, que el usufructo de los bienes sea ilimitado y si la venta se
produce sin consentimiento de la mujer o con malicia por parte del marido, ésta puede
demandarlos al comprador, que pierde todos los derechos adquiridos sobre ellos132.
V. 4. 4. 3. 2 La propiedad familiar
Las Partidas establecen que los conciertos hechos por el marido y la mujer,
antes o después del matrimonio, respecto a los bienes, conforme a la ley o costumbre
del lugar en que se los otorgaron mutuamente, se tuvieran por válidos aunque
trasladasen después su domicilio o falleciesen en sitios en los que rigieran normas
diferentes. Las Partidas reconocen la existencia de normativas de ámbito local que
operan con valor de derecho por encima de la pretendida unidad y universalidad del
código alfonsino133.
Los bienes que componen el patrimonio común pueden ser aportados por los
cónyuges que a su vez lo han recibido en herencia anteriormente, sobretodo en el caso
del marido, o dotales en el de la mujer. También pueden haber sido adquiridos por el
matrimonio, en cuyo caso son considerados gananciales. Sin embargo su administración
es asumida plenamente por el marido que es el padre de familia. Incluso en el caso de
los bienes dotales, que podían permanecer como propiedad exclusiva de la esposa, el
marido obra con plena libertad, compensando a la mujer por la pérdida de éstos134. Así
ocurre con la masa de bienes que la mujer entrega al constituirse el matrimonio como
dote:
Partidas. Libro VII, Título XVII, Ley XV “…e demás desto deve perder la dote, e las arras que le
130
fueron dadas por razón del casamiento, e deven ser del marido…e si la la recibiere después assi, dezimos
que la dote, e las arras, e las otras cosas que tienen de consuno, deven ser tornadas en aquel estado que
era ante que el adulterio fuesse fecho…”.
Leyes de estilo 205: “Si alguno seyendo casado con alguna muger compró alguna heredad, o otra cosa
131
que ganó estando en uno con su muger, estos bienes que asi compró, puedelos vender el marido, si
mester le fuere, en tal que no lo faga el marido maliciosamente, maguer la muger haya su meytad en
aquella ganancia de lo que el marido había ganado, ó comprado”.
Partidas. Libro III, Título XVIII, Ley LVIII.
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Aún así, la propiedad de los bienes de la mujer está protegida por el ordenamiento
bajomedieval al prohibir al marido la venta y enajenación de los mismos, en la medida
en que estas donaciones deben conservarse “porque si acaesciese que se departa el
matrimonio, que finque á cada una dellos quito et libre lo suyo para facer dello lo que
quisiere, ó á sus herederos si se departiese el matrimonio por muerte”136.
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VI. CONCLUSIONES
La primera conclusión a la que llegamos es que: las mujeres no son, ante la ley,
iguales al hombre. La mujer está situada al lado de menores, ciegos, mudos, enfermos...
La legislación proporciona privilegios al hombre, y limita derechos a la mujer. Se
observa que está sometida a una tutela permanente del varón, y que presenta una
inferioridad destacada dentro del ámbito jurídico, proveniente de que se la concibe
también como inferior en el ámbito físico, psicológico e intelectual. Por muy alta que
sea la posición social que ocupe la mujer, siempre será considerada inferior a todo varón
aunque sea de clase inferior.
Por lo que se refiere a la patria potestad, la mujer perderá todos sus derechos
sobre los hijos a favor de la autoridad paterna. La patria potestad será ejercida por el
padre, y a la madre solo se le atribuirán los gastos de lactancia y crianza hasta los tres
años. La madre solo accedería a la tutela cuando se produjera la disolución del
matrimonio, pero con la condición de no volver a casarse. No es así en cambio para el
varón que puede contraer nuevas nupcias sin perder la tutela de sus hijos.
La conclusión definitiva sería que el tratamiento que Las Partidas dan al hombre
y a la mujer dista mucho de ser igual, semejante o equitativo. Unas veces se protegerá a
la mujer por ser débil o inferior, y otras se la penará con mayor fuerza que al varón por
dañar el honor de éste, pero no por el suyo propio ya que el honor que tiene le vendría
determinado por su matrimonio.
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BIBLIOGRAFIA
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ENLACES DE INTERÉS
Todos los Fueros locales han sido consultados en el buscador digital de la Biblioteca Virtual Miguel de
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Cervantes (www.cervantesvirtual.com).
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