Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Claudio Lobeto *
Resumen
Claudio Lobeto *
Abstract
1
Son claves en la formación de esta perspectiva de análisis que es el pensamiento decolonial, Edgardo
Lander, quien compiló La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales Perspectivas
El pensamiento decolonial indaga en torno a las condiciones de subalternidad y
dominación de América Latina, en un contexto global actual, enmarcado en una historia
de colonización que ha operado, obturando con éxito las posibilidades de un pensamiento
crítico y autónomo de los países subalternos o dependientes. En este sentido,
modernidad, globalización y mundialización de la cultura son partes indisolubles de este
estado de dominación. Se desprende de esto, que la construcción de un pensamiento
alternativo y contrahegemónico es el eje central en el que se sitúa la decolonialidad.
En la década del ´90, Aníbal Quijano introdujo el concepto de colonialidad. Hasta ese
momento el concepto clave era colonialismo. Colonialidad se refiere a una compleja
estructura de gestión y control que Quijano describió como un patrón de poder (2000).
Poner de relieve la estructura y el funcionamiento de este patrón es la tarea del proyecto
decolonial, entendiendo que ambos conceptos, son de por sí, decoloniales, El pensar y el
hacer decolonial comienza con colonialidad y patrón colonial de poder, expandiéndose en
las esferas política, económica, cultural y epistémica.
Esto significa una distinción conceptual entre colonialismo y colonialidad.
Colonialismo supone la ocupación militar y la anexión jurídica de un territorio y sus
habitantes por parte de una fuerza imperial extranjera. Colonialidad en cambio, hace
referencia a la lógica cultural del colonialismo, es decir al tipo de herencias coloniales que
persisten y se multiplican en el plano de lo simbólico, haciéndose evidentes por ejemplo,
en la cultura y el arte.
La triple dimensión de la colonialidad se deja sentir hasta hoy en por lo menos tres
áreas complementarias: el racismo, el eurocentrismo epistémico y la occidentalización y
se expresa en tres categorías centrales elaboradas por el grupo modernidad-colonialidad.
Una es la colonialidad del poder establecida en el siglo XVI con la jerarquización racial,
blanco, indio, negro; otra es la colonialidad del saber, imposición de la racionalidad tecno-
científica como factor determinante en la generación y expansión
del colonialismo europeo y único modelo válido de producción de conocimientos, dejando
por fuera cualquier otro tipo de “epistemes” (tradicionales o ancestrales) generadas en los
países colonizados. Todos los conocimientos que no se ajusten a las reglas universales del
saber dominante son vistos como “pre-científicos”. Enrique Dussel se referirá al mito de la
modernidad, agregando que todo conocimiento aceptado como válido, es generado
primero en los centros de poder del sistema-mundo para luego, desde allí, ser distribuido
desigualmente hacia las periferias, que se limitan a ser receptoras, pero no productoras
(1994). Y la tercera, la colonialidad del ser, que revela la dimensión existencial de la
subalternidad, invisibilizada en las diferencias entre colonizadores y colonizados. Quien
explicitó esto de manera magistral, fue Frantz Fanon, al referirse a la operación ideológica
latinoamericanas (2000), Walter Mignolo que escribió El lado más oscuro del Renacimiento. Alfabetización,
territorialidad y colonización. (2017-1995); Historias locales/diseños globales: colonialidad, conocimientos
subalternos y pensamiento fronterizo (2003) y La idea de América Latina. La herida colonial y la opción
decolonial (2007); Enrique Dussel, Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión
(1998); Aníbal Quijano, Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina (1989) y Arturo Escobar, La
invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo (1996) y Más allá del Tercer
Mundo: Globalización y Diferencia (2005), entre los más destacados.
que significó la zona del no ser en la mentalidad colonial. El ser como privilegio – en este
caso racial-, conlleva la opresión que significa ocupar el lugar del no ser, de lo subhumano,
lo deshumanizado, fundamental, al interior de Europa, de la autojustificación moral y ética
para que los negros fueran tratados como esclavos (2009).
Siguiendo a Grüner, la conjunción de las teorías poscolonial y sistema-mundo, nos
permite visualizar de la mejor manera posible, los mecanismos de dominación actual y las
luchas por la emancipación, tanto en las condiciones materiales del sistema capitalista, es
decir la ley del valor mundializada, como en la dimensión simbólica que adquiere,
expresada en la universalización de relatos y ficciones que naturalizan las condiciones de
explotación. Y es aquí, donde lo decolonial se constituye más que como un discurso
alternativo, como alternativa al discurso y a las prácticas de la modernidad/colonialidad.
En este sentido, las estéticas decoloniales suponen diversos espacios dialogales que
permiten desplegar el debate en torno a la colonialidad del saber-poder, llevando a la
superficie conflictos, emergencias y ausencias que de otra manera quedarían subsumidos
bajo la lógica del actual capitalismo multicultural.
Por lo cual, resulta elocuente la idea que la concreción de una nueva perspectiva, no
es tarea exclusiva de la teoría, sino una construcción colectiva de todos aquellos
comprometidos en liberar la aiesthesis de los regímenes del arte. Es por ello, que esta
opción se despliega en especial -aunque no exclusivamente-, a través de los sistemas del
arte y la estética en una multiplicidad de formas mediante las cuales se pretende abarcar
la totalidad de los ámbitos de la vida. En este sentido, las estéticas decoloniales no pueden
resumirse solo en la producción de obras y en meras exhibiciones de arte, ya que exceden
el campo artístico y se sumergen en la construcción epistemológica desde el Sur,
interactuando con las ciencias sociales, el lenguaje y la vida cotidiana.
Se propone entonces hablar de estéticas decoloniales como modos de interpelación
a las lógicas, prácticas y acciones estéticas eurocentradas y tomar en cuenta todo aquello
del amplio mundo de lo sensible y la re-existencia, es decir, el conjunto de dispositivos
generados históricamente por artistas, minorías, colectivos, indígenas, campesinos y otros
movimientos sociales, para re-inventar la vida y en confrontación a los patrones de poder
que se han erigido como dominantes, entre ellos, la concepción misma de la estética y el
arte occidental.
De lo anterior se deduce, que estas estéticas no se restringen solo al campo del arte,
ya que la colonialidad de lo sensible “cumple sus funciones en todas las dimensiones en
las que la modernidad instala su matriz reproductora. Así, es posible pensar en estéticas
decoloniales más allá del territorio del arte en cada uno de los espacios diferenciados del
sistema-mundo moderno” (Mignolo y Gómez, 2012, p. 16). Son, por tanto, modos de
hacer visibles, audibles y perceptibles tanto las luchas de resistencia como el compromiso
y la aspiración de crear modos de sustitución a la hegemonía capitalista en todas y cada
una de las dimensiones de la modernidad y su cara oculta –o no tanto-, la colonialidad.
Al respecto, resultan prioritarias las discusiones y debates que brinden
herramientas para mirar el presente desde una perspectiva crítica, entre las que se
encuentran las mencionadas estéticas, destacando su potencial condición emancipatoria
en el marco del debate de necesidades sociopolíticas, culturales, ambientales, de género y
étnicas, entre muchas más.
Es así, que los museos representan un mundo determinado, en el que los objetos
han sido descontextualizados, metarmofoseados diría Jaques Maquet (1999), y que por lo
tanto representan totalidades abstractas vaciadas del contenido original. En el museo, la
colección reinventa el valor de los objetos, ya que altera la relación entre forma-función y
en cierta manera se cosifica a los mismos, se los reinventa. La colección y apropiación de
objetos se constituye, entonces, como una de las formas que adquiere la subjetividad
occidental moderna.
El coleccionista descubre y adquiere objetos salvajes. El mundo objetivo está dado,
no producido, y de este modo se ocultan las relaciones históricas de poder tras el
trabajo de la adquisición. La construcción del significado en la clasificación y la
exhibición del museo se mistifica como una representación adecuada. El tiempo y
el orden de la colección borran el trabajo social concreto de su construcción
(Clifford, 1995, p.254).
Clifford se basa en Mary Louise Pratt, quien acuñó el término de zonas de contacto
como “espacio de los encuentros coloniales, en el cual personas geográfica e
históricamente separadas entran en contacto unas con otras y establecen relaciones de
poder asimétricas y permanentes, en las que prevalecen la coerción, desigualdad y el
conflicto” (2010, p.27). Queda más que clara, la observación en torno a la relación
desigual entre culturas dominadas y colonizadoras, entre la memoria del pasado y un
presente que sigue siendo conflictivo, expresado en tensiones, divergencias, resistencias e
intercambios.
En los museos existen lógicas diversas, contemplativas, turísticas, interactivas,
históricas, artísticas y críticas, que ponen de manifiesto, diferentes procesos de
significación y resignificación de objetos, prácticas y sentidos, según criterios valorativos
de exclusión e incorporación de los objetos. Inclusive, en la disposición espacial de los
mismos, también se observa el valor otorgado a algo expuesto.
El efecto de la muestra, al menos para mí, fue de una poderosa narración de
historias, una práctica que implicaba a su propio público. La implicación era política
e histórica. No se me permitía simplemente admirar o abarcar las insignias. Me
perturbaban, me entristecían, me inspiraban, me enojaban: respuestas que surgían
en el espacio evocador entre textos y objetos (Clifford, 1999, p. 172).
El Museo Afro Brasil de San Pablo, ubicado en el Parque Ibirapuera -zona en la que
convive con otros museos de importancia e inclusive el pabellón donde se realiza la
mundialmente famosa Bienal-, fue fundado en el año 2004 por el artista bahiano Emanoel
Araújo con la intención de montar un espacio que recogiera y visibilizara la presencia afro
en Brasil. En el mismo, es posible encontrar artistas que han recuperado en lo
afrobrasileño las ruinas de un pasado conflictivo, pero que en simultáneo pugnan por
visibilizar debates y disputas actuales. Inclusive –si nos apegamos a lo dicho por su
fundador y curador-, el museo en sí mismo constituye una apuesta a decolonizar las
taxonomías y el coleccionismo.
El museo Afro Brasil es por lo tanto, un museo histórico que habla de los orígenes,
más atento a identificar la ancestralidad y dinámica de una cultura que se renueva
en el marco de la exclusión. Un centro de referencia de la memoria negra, que
reverencia la tradición que los más viejos supieron guardar, pero lo hace al
reconocer los héroes anónimos de grandes y pequeños combates, los negros
ilustres en las esferas de las ciencias, letras y artes, en el campo erudito y popular.
Un museo que expone con rigor y poesía, ritos y costumbres que traducen otras
visiones del mundo y de la historia, fiestas que evidencian el encuentro y la fusión
de culturas luso-afro-amerindias para formar una cultura mestiza del Nuevo
Mundo, pero que también registra las innovaciones de la cultura negra
contemporánea en la diáspora (Araujo, s/f, p.1).
El mismo Araújo se refiere a los criterios con los que se pensó Afro Brasil. Especie de
reconocimiento a aquellos primeros negros llegados como esclavos y que poblaron el país,
pero también homenaje a quienes descollaron en las artes y otras disciplinas. Un museo
de arte pero a la vez de historia, en el cual se exponen ritos, costumbres y variadas
visiones del mundo como síntesis de sincretismos y del diálogo intercultural entre Brasil, el
Caribe, las Antillas y África.
Es cierto que hay una cierta clasificación y exhibición que obedece a patrones
modernos, pero esto queda relativizado en una perspectiva de totalidad integrada en un
conjunto variado. Recorrer el museo, es ir encontrando fragmentos de la cultura popular
nordestina, obras de artistas africanos, caribeños y brasileños, objetos y vestimentas de
rituales y ceremonias, en síntesis, apelaciones a un pasado esclavista y a la situación actual
del negro en Brasil. De hecho, el acervo en la actualidad, está dividido en seis núcleos:
África: diversidad y permanencia, trabajo y esclavitud, religiones afro-brasileñas, lo
sagrado y lo profano, historia-memoria y artes plásticas, pero como se señaló, lo que
prevalece es la discontinuidad y mixtura.
El director y curador señala que
El Museo Afro Brasil tiene, pues, como misión principal la desconstrucción de
estereotipos, de imágenes distorsionadas y expresiones ambiguas sobre personajes
y hechos históricos relativos al negro, que ciernen sobre ellos oscuras leyendas que
un imaginario perverso aún hoy inspira y actúa silenciosamente en nuestras cabezas,
como una guillotina, lista para entrar en acción cada vez que se vislumbra alguna
conquista que represente cambios o el reconocimiento de la verdadera contribución
del negro a la cultura brasilera” (Araujo, s/f. p.1).
Fig. 5. Mestre Didi. Opa Esin eta Kesi-Segundo cetro da trés lancas. 2002. (Foto C. Lobeto)
Conclusiones en proceso…
Referencias bibliográficas
ARAUJO, Emanoel. s/f. Museo AfroBrasil. Un conceito em perspectiva, Página oficial del
museo. Recuperado de http://www.museuafrobrasil.org.br/es/presentaci%C3%B3n/un-
concepto-en-perspectiva
BOURDIEU, Pierre. (1969). “Campo intelectual y proyecto creador” en Pouillon Jean,
Problemas del estructuralismo. México: Siglo XXI.
CLIFFORD, James. (1995). Dilemas de la Cultura, Barcelona: Gedisa.
CLIFFORD, James (1999). Itinerarios transculturales. Barcelona: Gedisa.
CASTRO GÓMEZ, Santiago y GROSFOGUEL, Ramón (eds.) (2007). El giro decolonial.
Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá:
Siglo del Hombre
DUSSEL, Enrique (1994). El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la
modernidad. Quito: Ediciones Abya-Yala.
ELBEIN, Juana (2012). “Ensaio Mestre Didi”. Entrevista en Revista Veracidade, N° 8.
Salvador de Bahía. Septiembre. Recuperado de http://www.veracidade.salvador.
ba.gov.br/v8/index.php?option=com_content&view=article&id=18&Itemid=4
FANON, Frantz (1952) (2009). Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Akal.
GEERTZ, Clifford (1995). La Interpretación de las Culturas, Barcelona: Gedisa.
GRÜNER, Eduardo (2002). El fin de las pequeñas historias. De los estudios culturales al
retorno (imposible) de lo trágico. Buenos Aires: Paidós.
MAQUET, J. (1999). La Experiencia Estética. La mirada de un antropólogo sobre el Arte.
Madrid: Celeste.
MBEMBE, A. (2016). Crítica de la razón negra. Buenos Aires: Futuro Anterior Ediciones.
QUIJANO, A. (2000). “Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina”, en E.
LANDER (comp.) La Colonialidad del Saber: Eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas latinoamericanas. CLACSO: Buenos Aires.
MALDONADO TORRES, N. (2008). “La descolonización y el giro des-colonial”. En Revista
Tabula Rasa. Bogotá, No.9: 61-72, julio-diciembre. Recuperado de
http://www.scielo.org.co/pdf/tara/n9/n9a05.pdf
PRATT, M. L. (2010). Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. México:
Fondo de Cultura Económico.
MIGNOLO, W. y GÓMEZ, P. (2012). Estéticas y opción decolonial. Bogotá: Universidad
Distrital de Caldas.
OLIVA, F. (2019). Recuperado de https://www.infobae.com/america/cultura-
america/2019/02/13/quien-fue-rubem-valentim-el-pintor-brasileno-que-logro-
fusionar-geometria-y-religiosidad/
WILLIAMS, R. (1980). Marxismo y Literatura. Barcelona: Península.
***
* Claudio Lobeto: Sociólogo. Doctor en Teoría e Historia del Arte, Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires. Master en Comunicación Audiovisual en la
Universidad Internacional de Andalucía. Profesor Adjunto en la Cátedra "Sociología y
Antropología del Arte” e investigador en el Instituto de Historia del Arte Argentino y
Latinoamericano, Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Entre sus últimas publicaciones se
destacan la compilación de Arte y cultura en los debates latinoamericanos (2018) y Arte y
Espacio Público, muralismo, intervenciones y monumentos (2014), además de artículos en
revistas, congresos y fichas de cátedra. Actualmente dirige la investigación Entre la teoría
y la praxis. Pensamiento decolonial y estética(s) latinoamericana(s) en la Facultad de
Filosofía y Letras (UBA). Es co-director de la Revista on-line Lindes. Estudios Sociales del
arte y la cultura. [E-mail: clobeto15@gmail.com].