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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS

PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO III

TRABAJO AUTÓNOMO #4

TEMA: TIPOS DE RELACIONES CONSENSUALES EN LA


ADULTEZ MEDIA CONTEXTUALIZADO EN ECUADOR

GRUPO #5

INTEGRANTES:

Lissette Correa

Jocelyn Coello

CURSO:

5S – M3
Tipos De Relaciones Consensuales En La Adultez Media
Contextualizado En Ecuador

Matrimonio:

Silvestre (1996) afirma que existe un reforzamiento de la pareja en la edad adulta, producto de
la libertad que otorga el alejamiento de los hijos, la renovación de intereses sexuales, un
aumento en la intimidad y una valoración de la relación en base a lo invertido en ella. Las
personas casadas tienden mayores niveles de salud física y mental que los solteros y
divorciados, aunque parece ser más satisfactorio para los hombres que para las mujeres. La
naturaleza de los conflictos maritales cambia con los años: de los 40 a los 50 predominarían los
relacionados con la crianza de los hijos, en tanto que después de los 50 predominan los
problemas de comunicación en la pareja y los de la distribución de tiempo y de actividades de
ocio (Silvestre, 1996). Las relaciones extraconyugales son relativamente comunes durante esta
etapa. (Hoffmann, 1996).

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC) en sus cifras y tendencias sobre


matrimonios en el Ecuador, dio a conocer las uniones matrimoniales en 2017 llegaron a 60.353.
Esta cifra, sin embargo, no iguala a la más alta de los últimos años. En 2015 se celebraron
60.636 uniones, mientras que en 2016 se registró la cifra más baja con 57.738 matrimonios.

Divorcio:

Según Hoffmann (1996), la mayoría de los divorcios que se producen en esta etapa se deberían
a la no aceptación de los cambios de roles matrimoniales por parte de un integrante de la pareja
o por acontecimientos sorpresivos. El volver a casarse es más común en los hombres que en las
mujeres.

La cifra de divorcios en Ecuador creció en un 12,5% de 2016 a 2017, según informó el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en un estudio en el que destacó que los mayores de
65 años se divorcian frecuentemente por mutuo acuerdo. El Instituto precisó que 1.861 personas
adultas mayores firmaron el acta de divorcio en 2017; el grupo se dividió en 1.193 hombres y
668 mujeres.

Según datos de este registro administrativo, las principales causas del divorcio en 2016 fueron:
por mutuo acuerdo con 15.995 casos, seguido de abandono voluntario e injustificado del otro
con 8.157 casos e injurias graves o actitud hostil con 895 casos.
El índice más alto de rupturas matrimoniales, en todas las edades, se da en la provincia insular
de Galápagos, con 38,20 divorcios por cada 10.000 habitantes, mientras que en Azuay, en 2017,
el índice llegó a 12,78. Las parejas que se divorciaron en 2017 decidieron terminar su relación
luego de 14,7 años de estar juntos, en promedio.

Relaciones gay y lésbicas

La homosexualidad en Ecuador es legal, no obstante, el matrimonio igualitario está prohibido


por la Constitución vigente. Los hogares formados por parejas del mismo sexo tienen todas las
protecciones sociales y legales disponibles para las parejas heterosexuales casadas a excepción
de la adopción de hijos en pareja. En Ecuador, la actividad sexual entre personas del mismo
sexo ha sido legal desde 1997, cuando el Tribunal Constitucional, en el Caso No. 111-97-TC,
abolió el primer párrafo del artículo 516 del Código Penal, que criminalizaba la actividad sexual
entre personas del mismo sexo con una pena de cuatro a ocho años. La demanda por
inconstitucionalidad fue presentada por diversos grupos de activistas LGBT como respuesta a la
detención de más de cien personas en la ciudad de Cuenca bajo esta ley. La edad de
consentimiento en Ecuador es a los 14 años, sin importar género u orientación sexual.

La amistad en la adultez media en Ecuador

“Platón consideraba que la amistad era un vínculo erótico, no relacionado a la procreación, sino
más bien a la cohesión del universo, lo que connota la trascendencia de esta relación para el ser
humano que, como todo vínculo erótico, vuelve atractivo al sujeto y al objeto, atracción que
incide en el deseo de vivir y, obviamente, en el bienestar subjetivo”

Diversos estudios muestran que las amistades inciden favorablemente en esta etapa vital para
ellos, la familia reviste vital importancia en lo que respecta a su bienestar, pero los amigos son
quienes contribuyen de manera significativa a optimizar la percepción subjetiva que esa persona
tenga de su forma de vida; sin embargo, se considera probable que los amigos refuercen la
autoestima y promuevan un bienestar psicológico dando fuerzas a cuidarse y mejorar su salud.
Relaciones con hijos maduros

Las relaciones con los hijos cambian a medida que crecen. Cuando son pequeños no quieren
estar más que con su madre, todo son abrazos y besuqueos, quieren ir con ella a todas partes, ser
su sombra...

Hacia los ocho años, los varones relegan a la mamá a un segundo plano a favor del padre; les
apasiona «luchar» con él, ayudarle en la revisión o limpieza del coche, acompañarle al fútbol o
a escalar montañas, «que no son cosas de mujeres». Poco después empiezan a rechazar la mano
tanto de la una como del otro hasta para cruzar la calle y, cuando alcanzan la adolescencia, ya
les molesta incluso que sus amigos los vean en nuestra compañía. Las largas conversaciones van
escaseando, contarán solo algunos aspectos –generalmente, lo que queremos oír– de sus
experiencias y acabarán por vernos como meros proveedores de servicios: comidas, dinero,
comodidad, intendencia... Y, cuando abandonan el hogar, ya ni siquiera eso. Se han hecho
adultos independientes y autónomos, aunque su preferida siga siendo nuestra paella de los
domingos. Y la pregunta es: ¿dónde quedan, entonces, los padres?

Un estudio de la investigadora estadounidense Debra Umberson ha llegado a la conclusión de


que las relaciones entre padres e hijos adultos se caracterizan por la ambivalencia. Es decir, que
en ellas se mezclan sentimientos positivos (amor, ayuda recíproca, valores compartidos,
solidaridad...) y negativos (soledad, conflictos y problemas, dejadez, estrés,...). Estos últimos se
dan con más frecuencia en periodos de transición, como el de la jubilación, cambios de trabajo o
de domicilio, enfermedades, matrimonios o nacimientos de nuevos miembros de la familia.

Hay varios aspectos de las relaciones familiares en los que más se manifiesta esa confrontación
de sentimientos. Uno de ellos es la ambivalencia entre autonomía y dependencia: tanto padres
como hijos comparten el deseo de ayudarse y de apoyarse, de contribuir al bienestar del otro,
pero al mismo tiempo quieren y necesitan mantener sus cuotas de libertad. En las familias muy
solidarias, que viven juntas o muy cerca, son frecuentes los conflictos, la insatisfacción por el
tipo de relación y el anhelo de independencia. Y luego están las distintas expectativas que se
hace cada una de las generaciones implicadas, lo que espera una de la otra, sobre todo cuando
alguno de sus miembros –abuelos mayores, pero también nietos pequeños– necesita cuidados o
atención.

La mayoría de los estudios de investigación hechos en Ecuador sobre las relaciones entre padres
e hijos se han centrado en cómo los padres ayudan a sus hijos -desde la infancia hasta la edad
adulta- en términos de apoyo financiero, emocional y social. Este nuevo estudio planteó un giro,
preguntando lo que los adultos jóvenes, en sus años 20, hacen en términos de apoyo a sus
padres, que están, por lo general, en su mediana edad, caminando a los 60 años. Los
participantes completaron un cuestionario que preguntaba acerca de las formas y la frecuencia
de apoyo que les daban. Por ejemplo, se evaluó cómo escuchaban una charla de los padres
acerca de la vida diaria; si les daban apoyo emocional, compañerismo y asesoramiento; y si
proporcionaban apoyo financiero. Los resultados de la investigación determinaron que las 2
formas más frecuentes de apoyo de los más jóvenes hacia los adultos mayores fueron descritas
como un suministro de apoyo emocional y de escucha. “Se podría decir que los padres estaban
expresando sus sentimientos a sus hijos, que estaban escuchando con empatía y reforzando su
moral”. Un gran porcentaje de los hijos (90%) manifestó que escuchaba a los padres hablar de la
vida diaria, al menos una vez al mes. Sin embargo, en términos de apoyo financiero, los
investigadores encontraron poca evidencia de que los adultos jóvenes les dieran dinero o algún
apoyo práctico a sus padres.
Relaciones con los hermanos

Que los hermanos sean unidos es una misión en la que deben trabajar los padres desde la más
tierna infancia de sus hijos. Son varios los factores que pueden afectar la relación entre
hermanos, y la mayoría de estos se encuentran en manos de los padres.

• Diferencia de edades: “Mientras menos sea la diferencia de edad entre hermanos, mejor”, dice
la sicóloga, Irma Serrano. “3 o 5 años de distancia entre niños es mucho. Si bien es cierto que
entre adultos no es nada, la relación se forma desde que son pequeños. Para Serrano, quien es
especialista en terapia familiar, la relación entre hermanos suele ser mejor cuando son más
cercanos en relación a su nacimiento, ya que comparten juegos, distracciones, amigos y
escolaridad, entre otros aspectos.

• Tiempo juntos: Los padres deben incentivar a sus hijos a realizar actividades juntos. Es
importante que compartan el dormitorio. “Cuando son hermano y hermana; es decir, no son del
mismo sexo, tienden a separarse, sobre todo entre los 7 y 9 años que los niños ‘detestan’ a las
niñas y viceversa. Incluso en esa etapa hay que procurar, sin obligarlos, a que pasen tiempo
juntos”.

• Las comparaciones: “Los padres deben proporcionar un hogar seguro, sin comparaciones que
despierten celos; tienen que estimular a todos sus hijos por igual…”, dice la sicóloga Susana
torres de Rumbea. Aunque los padres destaquen, de forma sutil y no agresiva, las características
positivas de un hijo frente al otro, esta comparación termina generando resentimientos.

• Los favoritismos: “Hay hijos que son más cariñosos o son más afines con el padre o la madre
por cuestión de personalidad. Entonces, los padres deben cuidar de no mostrar mayor afecto por
algunos de los hijos para no generar celos entre ellos”, recomienda Susana Torres de Rumbea.
No se trata de sentir mayor o menor amor, sino más bien de distintas formas de quererlos.

Las benditas peleas

Aunque suene contradictorio, las peleas entre hermanos son una oportunidad para que afiancen
el vínculo y hagan un esfuerzo por relacionarse mejor. En primer lugar, cuando los hermanos
pelean, este comportamiento debe sancionarse como la peor de las faltas dentro del hogar. “Es
más importante que una falta contra la autoridad de los padres… porque si entre los hermanos
no hay unión, van a estar expuestos a un montón de cosas en el mundo exterior”, indica Irma de
Serrano. “No hay que buscar un culpable, sino sancionar la pelea. De esta forma, se genera una
unión entre los hermanos, porque sienten que tienen un ‘enemigo común’, dicho de una forma
saludable, que es papá o mamá”.

Es preferible que los padres no intervengan en las peleas para resolverlas, sino que dejen que los
chicos lleguen a acuerdo por sí solos.

Ya en la adultez, ¿la relación entre hermanos es más, o es menos, susceptible de


enfrentamientos? Uno de los principales conflictos se da cuando un hermano asume toda la
responsabilidad de hacerse cargo de los padres envejecidos o enfermos, mientras resiente que el
otro no ayuda mayormente. “Pero cuando los hermanos han tenido una buena relación entre sí,
esto no se percibe como un abuso por ningún lado, pues buscan la forma de que sea una labor
compartida. Tal vez uno aporte más en lo económico, el otro aporte con su tiempo, y así… Los
enfrentamientos rara vez se originan en la edad adulta. La relación se establece como tal desde
que son niños”, dice Irma Serrano. “Quizá lo que podría lesionar el vínculo de hermanos en la
edad adulta es que hubiese alguna dificultad con una de sus parejas”.

Como toda relación, la que existe entre los hermanos también hay que cultivar. Siendo adultos,
cuando ya no viven en una sola casa y cada cual tiene su propio hogar, es importante que
alguien se encargue de reunirlos; pueden ser los padres, que siguen siendo cabeza de familia, o
uno de los hermanos (por lo general, es la mujer). Como anota la sicóloga Susana Torres de
Rumbea: “Deben tener muy presente que ellos a su vez son un ejemplo para sus hijos que
también son hermanos”.

Conclusiones:

La salud mental no sólo es la ausencia de enfermedad mental. La salud mental positiva


involucra un sentido de bienestar psicológico que va de la mano con un sentido saludable del
yo. 
Carol Ryff ha encontrado que la madurez comúnmente, es un período de salud mental positiva y
de bienestar, aunque la posición socioeconómica es un factor determinante.

La mayoría de los adultos mayores son optimistas acerca de la calidad de sus días conforme
envejecen. Aunque consideran que las relaciones sexuales satisfactorias son imprescindibles
para la calidad de vida, las relaciones sociales son todavía más importantes. 
Los matrimonios, uniones homosexuales y amistades por lo general implican a dos personas de
la misma generación e involucran elección mutua. 
En las generaciones anteriores el patrón más común era que los matrimonios terminarán por la
muerte y que los sobrevivientes volvieran a casarse. La gente tenía muchos hijos esperaba que
vivieran en casa hasta que se casaran. La presión de un ingreso muy bajo y muchas bocas que
alimentar deteriora la relación en especial si las cargas no se comparten por igual. Aunque en la
actualidad es relativamente raro ya que la mayoría de los divorcios ocurren durante los 10
primeros años de matrimonio. 
Las relaciones Gays en los adultos medios tiene las mismas derechos de las personas heteras,
con la diferencia de que a estos no se les está permitido el matrimonio legal, aunque en Ecuador
está en vigencia la “pareja de hecho” en donde consta que están viviendo juntos aunque no
casados legalmente.
En comparación con las personas más jóvenes, las personas de edad madura tienen poco tiempo
y energía para dedicar a los amigos y sus relaciones sociales tienden a hacerse más pequeñas y
más íntimas.
La paternidad en un proceso de dejar ir. Una vez que los hijos se convierten en adultos y tienen
sus propios hijos la familia se multiplica en número y conexiones. El bienestar de los padres
tiende a depender de cómo les vaya a sus hijos. Esta es una transición supuestamente difícil en
especial para las mujeres. El nido vacío no representa el final de la paternidad es una transición
a una nueva etapa; la relación entre padres y sus hijos adultos. 
Aunque los hermanos suelen tener menos contacto en la madurez que antes y después; la
mayoría de los hermanos de edad madura mantienen una relación que es importante para su
bienestar.
Bibliografía
- Larrinaga, M. A. (s.f.). Psicologia del desarrollo, aspectos biologicos, psicologicos y
sociales.

- AMISTADES EN LA ADULTEZ MEDIA (2013) http://ceaupaep.blogspot.com/

- EL TELEGRAFO (s.f.) ANCIANOS LGTBI

- Ricardo Iacub, Dr. Psicología Edad Mediana y Vejez (2014)


https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/palabra/1/con-los-amigos-se-envejece-
mejor

- WIKIPEDIA https://es.wikipedia.org/wiki/Diversidad_sexual_en_Ecuador

- INEC), I. N. (2017). Matrimonios y Divorcios. Obtenido de


http://www.ecuadorencifras.gob.ec/matrimonios-divorcios/

- Adultez Intermedia. (2010). Obtenido de http://karla-


adultezintermedia.blogspot.com/2010/06/adultez-intermedia.html

- Revista HOGAR (s.f.) Los Hermanos sean Unidos


- Diario EL TELÉGRAFO (s.f) ¿Los hijos retribuyen en la misma medida el
apoyo de sus padres
- Psicología y Mente(s.f) Relación entre hermanos y entre iguales.

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