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El liderazgo se puede definir como: "el arte de influir sobre la gente para que
trabaje con entusiasmo, en la consecución de objetivos en pro del bien
común". El liderazgo consiste en una serie de destrezas que cualquiera puede
aprender y desarrollar, si une el deseo adecuado con las acciones apropiadas.
El liderazgo de largo plazo, el que aguanta la prueba del paso del tiempo, tiene
que construirse sobre la autoridad. El liderazgo empieza con la voluntad, que
es la única capacidad que se tiene para que las acciones sean consecuentes
con las intenciones y para elegir el comportamiento. Con la voluntad adecuada,
se puede identificar y satisfacer las necesidades legítimas y no los deseos de
las personas que se dirigen. Cuando alguien satisface las necesidades de los
otros, por definición, les sirve e, incluso, se sacrifica por ellos. De esta manera,
se forja la autoridad o influencia sobre la gente. Entonces, es cuando se gana
el derecho a ser llamados "LIDERES".
Afabilidad: prestar atención, apreciar, animar. Tiene que ver con el cómo
actúa, no con el cómo se siente. Lo importante en prestar atención a la gente.
Es, con mucho, escuchar activamente. La escucha activa consiste en tratar de
ver y sentir las cosas como las ve y las siente el que habla. En lo más hondo de
la personalidad humana existe la necesidad de ser apreciado. Cuando se
empieza a buscar la parte buena de los demás, a fijarse en lo que la gente
hace bien, de repente, se perciben cosas que nunca se habían visto. Recibir
elogios es una necesidad humana legítima y es esencial para que las
relaciones humanas funcionen. Sin embargo, el elogio debe ser sincero y
concreto.
Respeto: tratar a los demás como si fueran gente importante, porque lo son.
¿Cree que podría tratar a todo aquel que dirige como si fuera una persona
importante?. Todo lo que hace un líder constituye un mensaje. Cuando el líder
se retrasa, llegan distintos mensajes. Uno es que su tiempo es más valioso que
el nuestro, lo cual es un mensaje bastante arrogante. En segundo lugar, esa
impuntualidad le dice a quienes esperan que son personas insignificantes y
que, seguramente, el líder llegaría a tiempo con una persona importante.
Asimismo, se comunica que no son demasiados rectos, porque las personas
serias cumplen con sus compromisos. Llegar tarde es un comportamiento muy
poco respetuoso y, además, crea hábito.
La metáfora del jardín puede ser de mucha ayuda: "¿Qué necesita mi huerta?.
¿Tal vez que lo abone con un poco de aprecio, reconocimiento y elogios?. ¿Mi
huerta necesita que le quite malas hierbas?. ¿Tengo que ocuparme de eliminar
las plagas?. Muchos líderes no han sabido ser pacientes y han abandonado la
tarea antes de que el fruto pudiera haber crecido.
Hay que recordar el sabio dicho de los Alcohólicos Anónimos: "la única persona
a la que puedes cambiar es a ti mismo". Tolstoi dijo que todo el mundo quiere
cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo. Como líder, puede
tratar de estimularlo, pero el cambio en la gente depende de una elección que
no está en sus manos.
Dice John Ruskin: "Lo que creamos o lo que pensemos, al final no tiene mayor
importancia. Lo único que realmente importa es lo que hacemos". Las ideas,
sentimientos, creencias -los paradigmas- tienen mucha influencia sobre los
comportamientos. Cuando el ser humano se compromete a dedicar toda su
atención, su tiempo, su esfuerzo y demás recursos a algo o a alguien,
desarrolla, con el tiempo, sentimientos hacia el objeto de su atención. Es más
fácil traducir las acciones en sentimientos que traducir los sentimientos en
acciones.
La regla de oro del líder dice: "Me tengo que comportar con ellos exactamente
como quisiera que a mí me trataran". Dice el Dr. Albert Schwitzer: "No sé cual
es nuestro destino, pero de una cosa estoy seguro: los únicos que conseguirán
ser realmente felices, serán aquellos que hayan intentado ver en qué forma
podían servir y que hayan dado con ella".
Hay que estar loco para seguir haciendo lo mismo y esperar resultados
distintos.