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With A Twist
With A Twist
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Página
Staff
Moderadora de Traducción
Carolina
Traductoras
Alysse Volkov July Styles Tate
Ana90 Lipi-Lipi
Bett G Mae
Blackrose10 Maeh
Fiioreee Martinafab
Moderación de Corrección
EstherC
Correctoras
BelSanchez Sibilor
Cherrykeane Tolola
Clau V Vickyra
EstherC YaniM
Lectora Final
Clau V
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Diseño
Laura A.
Sinopsis
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Índice
Capítulo 1 Capítulo 15
Capítulo 2 Capítulo 16
Capítulo 3 Capítulo 17
Capítulo 4 Capítulo 18
Capítulo 5 Capítulo 19
Capítulo 6 Capítulo 20
Capítulo 7 Capítulo 21
Capítulo 8 Capítulo 22
Capítulo 9 Capítulo 23
Capítulo 10 Capítulo 24
Capítulo 11 Epílogo
Capítulo 12 Próximo libro
Capítulo 13 Sobre la autora
Capítulo 14
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Página
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Objetivos en la vida
Lily
Oh Dios mío. No puedo creer que esto realmente está sucediendo.
Era el único pensamiento en mi cerebro e hizo eco una y otra vez mientras
miraba el espejo del estudio, agarrando la barra mientras Blane Hijo de Puta
Baker me follaba desde atrás.
Tal vez debería explicar.
Siento como si definitivamente tuviera que explicar.
Mira, esto no es el tipo de cosas que haría bajo circunstancias normales.
Había estado rompiéndome el culo durante años con el Ballet de New York City,
un trabajo que me dejó con muy poca vida social u oportunidad para citas y,
aun así, había evitado conectar con otro bailarín. Todo el mundo lo hacía, pero
había visto las consecuencias. No valía la pena.
Pero por Blane Baker haría una excepción.
Todavía recuerdo la primera vez que lo vi. Yo tenía quince años, estaba
lejos de casa, con una beca para asistir a la Escuela de Ballet Americano y
sentada en el comedor sola. Él entró con una bandeja, riéndose con un amigo y
mi pensamiento fue algo como esto:
1) nvfjrugncpqdhhHNGGGGG.
2) Por favor, Dios, no dejes que sea gay.
3) SANTA MIERDA, MIRÓ DIRECTO HACIA MÍ.
El cuál fue el mismo momento en que alcancé mi teléfono para ocultar el
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hecho de que estaba babeando. Mis dedos chocaron con la taza de plástico,
Página
enviándola volando y el jugo de naranja golpeó el suelo con una bofetada. La taza
se deslizó por el suelo para detenerse a sus pies.
Intento de parecer ocupada: Fracaso.
Blane se rio de mí, ese tipo de risa descarada que hace que un adolescente
considere mudarse a Islandia. Agarró la taza y la llevó de nuevo a mí, sonriendo
genuinamente cuando la puso sobre la mesa con un guiño.
—Dejaste caer algo.
Me fundí en un charco humeante y viscoso en el suelo.
Como si eso no fuera suficiente, Nadia Anderson entró detrás de él,
asimilando la escena con una sonrisa horrible en su rostro. Esa sonrisa decía
que no olvidaría y cuando enganchó su brazo en el de Blane y se alejó, el montón
viscoso tamaño Lily se convirtió en ácido y me derretí a través del suelo.
A veces ella todavía me llamaba JuicyFruit1, incluso siete años después.
Lo que sea. Estoy segura de que ese tipo de cosas le pasaban todo el
tiempo. Blane parecía un maldito dios: alto, rubio, ojos azules que estaba
absolutamente segura que podían ver a través de la ropa, una sonrisa tan
brillante con la que las chicas literalmente tropezaban y se caían cuando la veían
y un culo que probablemente podría aplastar una nuez, si fuera colocada justo
allí. Y él se ponía cada vez más atractivo con la edad.
Más tarde me enteré de que él y Nadia estaban en su último año, eran tres
años mayores que yo y que habían estado saliendo desde su primer año.
Aquí hay algunas cosas que necesitas saber acerca de Nadia: es una arpía,
es una bailarina extraordinaria, y posee a Blane Baker. Nadia era la razón
definitiva por la que nunca tendría una oportunidad con Blane, no durante
nuestro único año juntos en la EAB y no a través de nuestros años de trabajo
juntos en la empresa. Siempre estaba sólo un paso por delante de mí en las filas,
lo que nos mantenía en la vista de la otra, pero nunca en el mismo grupo de
amigos.
Hasta ahora.
El universo me había dado tres grandes regalos, y no había manera en el
infierno que los desperdiciaría.
Había sido ascendida a bailarina principal del Ballet de New York City.
Conseguí el papel de mi vida como Odette/Odile en El Lago de los Cisnes.
Nadia había terminado con el dulce, dulce culo de Blane.
Ese mismo culo que se estaba actualmente flexionando como un pistón
cuando me follaba.
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sexy. En mi cabeza, lucía muy sexy, toda labios y pestañas largas, cabello rubio
suelto y ondulado, como una modelo de traje de baño en Barbados. Pero no.
Tenía la expresión más incómoda en mi rostro, una especie de mezcla entre
West
La silla de madera de mi escritorio chirrió cuando me eché hacia atrás,
entrecerrando los ojos al papel en mi mano, sin darme cuenta de lo oscuro que
se había puesto, mis ojos en las palabras mientras giré la silla e hice clic sobre
el interruptor de la lámpara. Las palabras saltaron enfocadas y me rasqué la
barba distraídamente, deseando que mi cerebro prestara atención al ensayo que
calificaba.
9
Página
2En inglés tips, Lily se ríe porque lo entiende con doble sentido refiriéndose a la punta del pene
de Blane que en inglés es tip.
Ser el asistente del ilustre maestro de Literatura Dr. Blackwell en
Columbia3 no estaba exento de méritos. La experiencia sería oro para mi
currículum y las conexiones que había hecho me ayudarían a entrar en el
programa de doctorado, o eso esperaba. La aplicación estaba entregada, la
propuesta realizada y pronto sabría si había sido aceptado.
Eso no hacía más tolerable mi tarea de calificar ensayos. Algunos eran el
tipo de ensayos que sólo los intelectuales sobredimensionados pueden producir,
espolvoreado con regurgitaciones de las cosas que habían escuchado decir a sus
profesores o peor aún, a otros intelectuales. Obviamente, otros eran un
lanzamiento de ideas de última hora de ideas a medias. Pero luego estaban las
joyas: los pensamientos inspirados y bien argumentados de alguien con ideas
originales y un cerebro entre sus oídos.
Desafortunadamente, esa no era la variedad que estaba leyendo
actualmente.
Suspiré y dejé el ensayo en mi escritorio, mirando entre la pila de
calificados contra la de ensayos sin calificar, lamentando la falta de progreso y
deseando que llegara el día en que tendría mi propio salón de clases y un
asistente que hiciera este tipo de cosas para mí.
Tiré de la banda de goma de mi cabello, retorciéndolo hacia arriba en un
nuevo moño con la esperanza de que me restableciera de alguna manera y me
diera el empujón que necesitaba para mantenerme a flote a través de estos
papeles. Así que tomé el ensayo y leí el mismo párrafo que había leído tres veces.
No tenía más sentido para mí.
Mi teléfono sonó en mi escritorio y agradecí al universo por darme un
descanso. Una foto de mi hermana que había tomado cuando volví a casa por
Navidad apareció en mi pantalla. Ella estaba de pie delante del árbol en lo que
tenía que ser el suéter más feo que había visto jamás: color rojo bombero con un
cuello de encaje y un gigantesco Papá Noel en el frente. Ella podría tener
veintitrés años, pero para mí siempre tendría tres años de edad con overoles y
con el cabello rubio rizado en un lío.
Una vez, mi amigo Cooper la llamó un knockout. Yo casi lo noqueo a él.
Doy aceptar y presiono el teléfono en mi oreja.
—Hola, Mags.
—Hola. ¿Estás ocupado? —Su acento de Mississippi era tan pronunciado
que de inmediato se me pegaba, algo que sólo sucedía cuando iba a casa o
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—Nah. ¿Cómo vas? ¿Ya estas empacando? —Sonreí y giré mi silla de nuevo
para enfrentarme a mi habitación.
Frunció el ceño.
5
Este tatuaje es un símbolo de la amistad entre Lily cuyo nombre traduce Lirio y Rose que es
Rosa.
—¿Cómo podría saberlo?
—¿Entonces sí?
Patrick se giró para recoger sus llaves, evitando mis ojos.
—Casi seguro.
Miré el reloj, pero realmente no importaba qué hora era porque no había
manera de que volviera a esos ensayos por lo menos durante una hora.
—¿Quieres un poco de compañía?
Me miró y me lanzó una sonrisa astuta.
—A nadie le gusta beber solo.
Agarré mi chaqueta y la pasé por mis hombros.
—¿No es esa la verdad honesta de Dios?
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Página
2
Este chico
Lily
Subí trotando por las escaleras del metro de la estación de la ochenta y
seis con mi bolso rebotando contra mi trasero y mis labios estirados en una
sonrisa. Había garabateado el nombre de Blane en mi carpeta en el instituto. Les
había puesto nombre a nuestros hijos imaginarios. Me había tirado en la cama,
con la mirada fija en los resortes de la litera que tenía encima, imaginando cómo
sería besarlo.
Ahora sabía cómo era su pene.
¡Una locura!
El hombre que caminaba delante de mí me miró por encima del hombro y
me di cuenta de que lo había dicho en alto. Me sonrojé y alcé la mano en un
movimiento de saludo. Él se limitó a poner los ojos en blanco y a seguir
caminando.
Vi el toldo negro al otro lado de Broadway con la palabra HABITS impresa
en delgadas letras blancas. Decir que era clienta habitual del bar sería quedarse
corta. Mi compañera de piso, Rose, era camarera allí y dado que Habits estaba
en el mismo bloque que nuestro apartamento, nuestro grupo de amigos siempre
parecía terminar allí. La comida era buena, las bebidas eran baratas para los
estándares neoyorquinos, y el ambiente parecía el adecuado: tranquilo cuando
querías relajarte, bullicioso cuando querías ir de fiesta.
Rose y yo nos conocimos cuando respondí a un anuncio de Craigslist6
durante mi aprendizaje. Su compañera de piso la había dejado plantada, se
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había devuelto a Los Ángeles (de donde eran) sin previo aviso, solo una nota y
un apartamento vacío. Se llevó todo con ella, incluso los imanes del refrigerador.
Página
Normalmente no soy del tipo que busca compañera de piso en Craigslist, pero
iba armada con gas pimienta y adrenalina y mi madre iba a llamar a la policía si
6
Craigslist es un sitio web de anuncios clasificados con secciones dedicadas al empleo, vivienda, contactos
personales, ventas, ítems, servicios, comunidad, conciertos, hojas de vida, y foros de discusión de Estados
Unidos.
no hablaba con ella en el espacio de una hora. Además, su anuncio era
graciosísimo. Camarera nocturna busca compañera de piso limpia y tranquila.
Debe amar el whiskey. Solo vaginas. Denegada la entrada a penes. Cuando supe
su nombre, hice un chiste sobre partes femeninas y el poder de las flores7 y el
resto es historia.
Tiré del pomo de latón de la pesada puerta de madera y vi a Rose a través
del recuadro de vidrio. Estaba detrás de la barra, la madera era tan oscura que
era casi negra, con estante tras estante de botellas de licor detrás de ella. La
madera del suelo estaba desgastada y las paredes del color blanco de los azulejos
del metro ascendían hasta las vigas y las tuberías expuestas del techo. Rose miró
en mi dirección y me saludó con la mano, sus ojos marrones brillaban,
enmarcados por su flequillo y su largo cabello negro estaba trenzado sobre un
hombro.
Me dirigí hacia ella y me apoyé en la brillante superficie de madera.
—Hola, Lil. ¿Estás bien? —Esbozó una sonrisa ladeada mientras me
inspeccionaba.
Sonreí.
—Nop. Blane me pidió que ensayara con él esta noche.
Arqueó una ceja.
—¿En tu único día libre de la semana?
—Ajá. —Asentí—. Y luego me lo follé.
A Rose le salió una risa de sorpresa y me reí nerviosamente hasta que me
dolieron las mejillas.
—Jesús, Lily —dijo Rose una vez se calmó—. No me extraña que parezca
como si hubieras encontrado un billete de un millón de dólares. ¿Y cómo estuvo?
¿Sexy?
Arrugué la nariz.
—Estoy segura de que la próxima vez será mejor. La primera vez siempre
es rara, ¿sabes?
—No, no lo sé.
Le tiré una servilleta de cóctel a su pedante boca.
—Cállate. Ya sabes a qué me refiero.
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—Entonces, ¿qué son ustedes? Digo, ¿solo amigos con derechos? ¿O van
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a salir juntos?
Rose me sirvió un vaso de agua.
8 En el original dicen “take that bike for a ride”, de ahí la siguiente referencia.
—Rose, ¡ese no es el tema! En serio que no importa si estuvo bien o mal
porque ¡me follé a Blane Baker! —chillé. De verdad que chillé y Rose también,
aunque fuera una aguafiestas.
Una profunda voz a la que le reconocí el acento de Mississippi resonó
detrás de mí.
—¿De qué se ríen tanto?
Mis mejillas se sonrojaron inmediatamente mientras me giraba para
encontrarme a West detrás de mí, con una sonrisa torcida tras su oscura barba,
sus brillantes ojos azules centelleaban. Levanté la mirada hacia él con mi mente
tropezando para cambiar a una conversación con mi otro mejor amigo. Ese al
que normalmente no iluminaba con los pormenores literales de mi vida sexual.
Rose siguió riéndose, era una risa alta y obscena ante mi incomodidad. Me
recosté contra la barra, con las mejillas rojas y tartamudeando.
—Yo… Ah, hola, West. ¿Qué pasa?
Rose se rio aún más alto.
Pero West se limitó a reírse entre dientes, meneando la cabeza mientras se
metía un mechón suelto de cabello negro detrás de la oreja y se sentaba a mi
lado.
—Buen intento, pies ligeros.
Usé la ventana para cambiar de tema.
—En fin, Moñito9. ¿Has talado algún árbol hoy, West el Maderero? —Tomé
su desarreglado y oscuro moño y lo sacudí.
Se encogió de hombros.
—No pude. Dejé la franela en casa.
Contuve la risa.
—Oh, bueno, siempre quedará mañana. —Le di una palmadita en el
hombro y sonreí a Patrick mientras se sacaba la chaqueta y se sentaba al lado
de West—. Hola, Tricky.
Apoyó sus brazos tatuados en la barra con la tranquila sonrisa que
esbozaba cuando no estaba pensativo.
—Hola, Lil. Hola Rose.
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West negó.
—Esta noche, cerveza. Tengo trabajos que calificar y clase a primera hora.
9 En el original dice “Man-bun” que es el moño que se hacen los hombres cuando se recogen el cabello.
—Whisky —respondió Patrick con la mirada fija en ella como rayos láser.
No sabía cómo podía manejar la situación, sobre todo, desde que dejaron de
salir. No me malinterpreten, estaba más que feliz de que se llevaran bien. Rose
hacía todo lo que podía para no pretender que se preocupaba por él, la
herramienta número uno en su arsenal era la distancia y tanto como era posible.
Pero Patrick tenía esta... mirada que lo hacía parecer como una causa perdida
Era una mirada que decía que te follaría de la mejor manera, de una forma en
que te haría pedir más. Una verdadera mirada de “fóllame”. Ni siquiera lo
intentaba tampoco, solo tenía un mal caso de mirada de ojos ardientes.
De alguna manera, no afectaba a Rose, sólo parecía ignorarla. Creo que
elevaba la intensidad sólo para ella porque la tensión entre ellos me afectaba
simplemente por cercanía.
Rose sirvió las bebidas y tomé asiento al lado de West.
Me miró con una sonrisa antes de tomar un sorbo de su cerveza tan pronto
como Rose se la entregó.
—¿Qué pasó contigo hoy? —Había un poco de espuma en su bigote.
—Tienes algo allí. —Tomé una servilleta de papel y limpié la espuma antes
de meterla en su boca—. Y no pasa nada conmigo, Weston.
Rose se rio y West agarró la servilleta y pegó la parte húmeda en mi oído.
Grité, alejándome de él y tropecé con el chico a mi lado.
—Lo siento. —Sonreí, pero él sólo me miró antes de girarse hacia sus
amigos.
—Claramente no parece ser nada. —Sonrió West.
Pero la sonrisa de Rose era aún peor.
—Lily tuvo una cita esta noche.
Me gustaría que todo el mundo conociera a Rose, la traidora.
Le di una mirada que decía que sabía lo que la asustaba y donde dormía.
—No fue una cita.
West me evaluó con la ceja levantada.
—La dama protesta demasiado.
—Uf, West. —Puse los ojos en blanco—. No te pongas Shakespeariano
ahora, amigo. No era una cita. Solo ensayamos.
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—Solos.
—Suena serio. —West le dio otro sorbo a su cerveza, riéndose de mi con
sus estúpidos ojos.
Los señalé con mi dedo.
—Son todos unos idiotas.
Patrick se inclinó hacia adelante con las cejas levantadas.
—¿Todos nosotros?
Lo perdoné, a pesar de que me estaba burlando en el interior.
—No, tú eres genial, Tricky. —Tomé otro trago de mi agua y la dejé—.
Tengo que estar despierta a las cinco, así que diviértanse.
—Buenas noches, Lily —dijo Rose con dulzura.
Me deslicé fuera de mi taburete y agarré mi bolsa.
—Nu-uh. Ningún “Buenas noches, Lily”. Puede que no sea la única que se
levante a las cinco.
—Te cortaré.
Me incliné sobre la barra para darle un beso en la mejilla.
—Cálmate, mi amiga. Nos vemos chicos —dije por encima del hombro al
salir, balanceando las caderas como si pudiera prácticamente dominar el
mundo.
West
Miré a Lily salir por la puerta del bar, su cabello rubio en el moño que
siempre llevaba a los ensayos, sus caderas balanceándose como un péndulo en
sus leggins, hombro desnudo asomándose de un suéter de gran tamaño. Nunca
antes la había visto emocionada por un hombre, toda sonrojada y nerviosa. Su
no-cita la emocionó, eso era seguro y mi curiosidad se despertó.
Le di una mirada a Rose.
—Entonces, ¿quién es el chico?
Rose suspiró y sacudió la cabeza.
—Blane Baker —dijo su nombre como si debiera saber quién era.
Le di una mirada y se encogió de hombros.
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Agarré mi cerveza.
—Lily tuvo una no-cita esta noche.
—Ah —dijo con un guiño de comprensión—. Acabo de pasar por su calle.
Pensé que se veía un poco extra feliz.
—¿Escoses? —preguntó Rose.
—Siempre. —Se volvió hacia mí—. ¿Así que Lily finalmente obtuvo un
polvo? No voy a decir que necesitaba eso, pero hombre, necesitaba eso.
Rose retrocedió, alejando el whisky que había estado sosteniendo en la
dirección de Cooper.
—Oye, imbécil. Cuida tu boca.
Su rostro se suavizó mientras se rio entre dientes.
—Aw, vamos, Rosie. No seas así. Estoy feliz por ella, de verdad. Promesa
que no estoy siendo un idiota.
Ella le dio la copa, junto con una mirada dura.
Solté un resoplido.
—Eres un poco idiota, pero no se puede esperar menos de ti, Coop.
Se limitó a sonreír.
—Soy un idiota con un corazón de oro, Weston. —Se volvió hacia el grupo—
. Así que… ¿nos gusta este tipo o no?
—No estamos seguros. Ninguno de nosotros lo ha conocido —respondió
Patrick—. Lily parece animada.
Cooper tomó un trago y dejó el vaso.
—Bueno, ella es una galleta inteligente. Estoy seguro de que no es horrible.
—Mejor que no sea horrible —gruñí y tomé un trago.
—Ah, ¿sí? —dijo Cooper con una risa—. ¿O qué?
—O voy a tener una opinión al respecto.
Patrick resopló.
—¿Cuándo no tienes una opinión?
—Sólo digo. Creo que todos estamos de acuerdo en que Lily merece cosas
buenas, por lo que, si este chico Blane no la trata bien, voy a tener algo que decir
al respecto.
Rose puso los ojos en blanco y metió la mano en el lavabo detrás de la
barra para lavar vasos.
—Abajo chico. Estoy segura de que lo conoceremos muy pronto, si es que
22
dura.
Página
Cooper me sonrió.
—Y entonces puedes salir con tu escopeta.
Me reí.
—Mi padre hizo eso. Decidió que el mejor momento para limpiarla era
cuando la cita para el baile de Maggie vino a recogerla.
Rose sacudió con la cabeza.
—¿Así que es genético? ¿O simplemente una cosa del Sur?
—Ambos. —Vacié mi vaso.
Pero Rose seguía sacudiendo la cabeza hacia mí mientras sostenía una
mano hacia mí pidiendo el vaso. Se lo entregué y lo dejó en el fregadero antes
girarse para servirme una cerveza fresca.
Cooper señaló con el mentón a Patrick y luego a mí.
—No creo que ninguno de ustedes está interesado en salir esta noche,
¿verdad?
—Yo no —respondí—. De hecho, este será mi último trago. —Rose lo pasó
al otro lado de la barra para mí.
Cooper se inclinó a mi alrededor.
—¿Y tú, Tricky?
—No esta vez.
—¿Qué? ¿No estás tratando de ser bueno? ¿O sí, Trick? —molestó Cooper.
—Depende de tu definición de bueno. Tengo un trabajo de seis horas por
la mañana.
—Bueno, espero que ella esté buena.
—Es para un amigo.
Cooper esnifó.
—Esto es exactamente por lo que nunca me encargo de la empresa de mi
padre. La responsabilidad no me conviene.
Rose hizo un puchero burlesco.
—Aw, Coop. La vida de mujeriego es solitaria, ¿no es así?
Se echó a reír, pero sabía que era más cierto de lo que nunca dejaría saber.
—No la odies. Tengo mucha gente a la que puedo llamar.
—Ja. ¿Como Astrid? —pregunté.
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mi vida.
10 En ballet, es un pasaje en el que los pasos son ejecutados conjuntamente por dos personas.
En todo caso, todavía era nueva como bailarina principal y Nadia tenía la
antigüedad sobre mí, pero aquí estábamos, bailando juntas y de alguna manera
yo tenía la parte más importante.
Tampoco era algo que ella había dejado que olvidara.
Nadie se sorprendió de que Blane consiguiera el papel de Apolo con su
cabello dorado y ojos como el cielo. Estaba construido como un dios griego y
también con la gracia de uno. El pas de deux con él me daba vida. Pero los
ensayos no eran fáciles con Nadia y la parte requería sincronía absoluta entre
las tres musas.
Me caí bajo el brazo de Nadia otra vez y ella apretó mi mano, bloqueó su
muñeca para que no pudiera girar. Mi tobillo vaciló y casi me caigo.
—Aprieta, Lily —dijo Ward con su mirada dura.
Miré a Nadia mientras la pasaba, pero ella sólo sonrió y empujé la rabia
lejos, concentrándome en la música y mi cuerpo. Levanté la pierna en un
arabesco11 , luego Nadia y luego Jenni. A continuación, me alejé en un bourré12,
luego Nadia, luego Jenni y cuando me incliné con mis brazos arqueados en
quinta posición por encima de mi cabeza, seguí. Bailamos detrás de Blane por el
estudio antes de alinearnos junto a él y él se inclinó hacia delante con las tres
de nosotras en su espalda, las piernas extendidas a intervalos detrás de él.
La música terminó y Ward nos trajo alrededor para darnos la dirección de
cierre. La tensión colgaba entre nosotros. Tenía a Nadia a un lado y Blane al
otro. Hicimos una reverencia y dimos una venia antes de hacer nuestro camino
a nuestras maletas cuando el pianista se puso en marcha de nuevo. Blane y yo
nos quedaríamos con Ward, y Jenni y Nadia se irían a sus próximos ensayos.
Agarré mi agua y tomé un trago mientras Jenni se sentó y se puso los botines
de calentamiento.
Miré mi reflejo de mejillas rojas en la pared de espejos.
—Dios, soy un desastre sudoroso. —Negué con la cabeza—. Creo que tengo
sudor hasta en la entrepierna.
Jenni rio. Siempre habíamos sido amigas, desde estar en la misma clase
en el SAB a bailar en la compañía juntas. Incluso habíamos sido promovidas con
un mes de diferencia, tanto como solistas y ahora como protagonistas. Ella era
mi constante en la compañía y en un mundo donde la presión y la competitividad
de nuestros puestos de trabajo tan a menudo destrozaban amistades. Era una
hermosa bailarina y mujer, con cabello negro y piel blanca cremosa que estoy
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casi segura no tenía una sola peca. También tenía los más largos y más elegantes
Página
11 Posición en ballet en la cual la bailarina está en equilibrio sobre una pierna y la otra está
extendida hacia atrás en un ángulo de 90 grados.
12 Término en francés para designar una danza rápida de ritmo de cuatro por cuatro.
Subió la cremallera de su bolso.
—Las entrepiernas sudorosas le suceden a los mejores de nosotros.
Me di unas palmaditas por mi rostro y pecho con una toalla de mi bolsa.
—La principal razón para usar una falda.
—Los pobres chicos ni siquiera pueden evitarlo.
—No hay nada como unas bolas sudorosas en mallas para obtener al viejo
libido en marcha.
Se echó a reír y me senté a desatar uno de mis zapatos.
—Mi zapatilla murió. Mira la espiga. —Me incliné y el cuero se dobló en el
arco—. Hombre, acabo de tomar éstos de la sala de zapatos esta mañana.
—Ugh, no me gusta eso. ¿Vas a tener tiempo para ir antes de tu próximo
ensayo?
Suspiré y me quité el otro zapato.
—Voy a tener que hacer el tiempo.
Negó con la cabeza mientras tomaba algo de beber.
—Sólo Ward nos daría tan duro como para matar a un par de zapatillas
en una tarde.
Me reí.
—Sacrificando el satén y el cuero, un concierto a la vez.
Se rio y miró detrás de mí, sacudiendo la barbilla. Nadia estaba de pie
cerca de Blane en el otro extremo de la habitación, un poco demasiado cerca
para mi comodidad y sentí que mis mejillas se calentaban cuando ella le tocó el
brazo. Realmente, Nadia y yo nos parecíamos mucho: la misma constitución,
ambas con el cabello largo y rubio y ojos azules; pero mientras yo tendía a caer
un poco más cerca de lo lindo que de lo sexy, Nadia tenía ese típica frío-grabado
en granito, rostro de modelo. Dura, escéptica. Un poco apretada.
Le dijo algo a Blane que no fui capaz de oír sobre el piano, y él sacó el
brazo de su agarre. No pude leer su expresión antes de que se girara hacia su
bolsa, de espaldas a Nadia, y ella se dio la vuelta con el ceño fruncido, los ojos
entrecerrados conectando con los míos. Igualé su mirada con una de las mías,
con la esperanza de que pareciera que no podía ser molestada, aunque mi
corazón resonaba contra mis costillas. Ni siquiera se sentó mientras se quitaba
27
de accesorios, pelucas y disfraces, las mismas que llenaban casi cada pasillo del
Página
—Sabes, él siempre se burlaba de ti, desde la primera vez que te vio. Eras
tan patética en la escuela secundaria, viéndote tropezar con todo cuando él
estaba cerca.
La humillación y la ira se deslizaron sobre mí, pero nunca se lo dejaría
saber.
—Es una pena que no está interesado en ti nunca más.
Sus ojos se estrecharon, aunque su sonrisa permaneció en su lugar.
—Sólo no te pongas demasiado cómoda, Thomas.
Una explosión de adrenalina se disparó a través de mí.
—Tal vez deberías dejarlo ir. Parece como si él ya no te quisiera.
Nadia se acercó más.
—Vete a la mierda, zorra.
Ella me había arrinconado, tendría que escabullirme e ir por el camino
largo o ponerme física. Elegí lo último, abriéndome paso golpeando su hombro.
—Madura, perra.
No respondió mientras me apresuraba hacia fuera y creo que las dos
estábamos un poco sorprendidas por mi reacción. Yo no era de pelear, pero si
vienes por mí, voy a morder. Mis nervios zumbaban mientras volaba por el pasillo
y al ascensor, agradecida de que no me siguiera. Ya estaba en problemas con
Ward, estaba casi segura que asesinar a Nadia en la sala de zapatillas no
ayudaría a mi caso.
En el momento en que regresé al estudio, Ward ya estaba trabajando con
Blane. Él me dio un guiño mientras abría un nuevo par de zapatillas, las dejaba
caer en el suelo sobre las cajas de los pies y luego me hundía en el suelo al lado
de mi bolsa de lona. Recogí cada zapatilla para romper el mango antes de excavar
por mi kit de costura e hilo rosa de zurcir.
Primero era el elástico en la parte superior, a continuación, la cinta de
satén con una pequeña tira de elástico que asentaría contra mi tobillo que
tendría que ceder. Cada puntada era segura y rápida, algo que había hecho miles
de veces. Una vez que había marcado la parte inferior, cubierto la punta y el
vástago con resina, estaba lista para empezar. Siete minutos tomaba todo el
proceso. Jenni y yo competimos una vez.
Ward, detuvo al pianista y nos instruyó que nos ubicáramos para
comenzar con el pas de deux. Los ojos de Blane estaban sobre mí mientras me
acercaba y me sonrió cuando tomamos la posición, deslizando sus manos
alrededor de mi cintura, presionando su pecho contra mi espalda. Ward se volvió
hacia el pianista y Blane aprovechó la oportunidad para susurrar en mi oído.
—Mañana por la noche. Mi estudio. ¿Estás dentro?
30
piel exigía cada pedazo de mi atención. Nadia no importaba. Ella podría desearlo
todo el día, hablar mierda y amenazarme. Pero al final, Blane me deseaba a mí.
Mi sonrisa amenazaba con apoderarse de mi rostro ante la idea.
—Definitivamente dentro.
West
Sudor se metía en mis ojos en la tarde mientras driblaba frente a Patrick,
que se interponía entre la canasta y yo. El sol primaveral estaba alto, aunque
todavía había un poco de frío en el aire, como si el invierno no se hubiera decidido
a irse. No es que me estuviera quejando, no después de un par de horas en el
asfalto.
Los brazos de Patrick estaban muy abiertos, su cuerpo lo suficiente bajo
que podría agarrar la pelota si no hacía un movimiento pronto.
—Vamos, West. ¿Qué vas a hacer? Deja de ser un marica y lanza.
—En serio que tienes ganas de perder —jadeé justo antes de hacer un giro
e irme a su alrededor. Llegué a la canasta y salté lanzando la pelota en un tiro
de gancho que rebotó contra el aro y entró—. BOOM —grité, lanzando mis manos
en el aire mientras corría alrededor de Patrick. Se agachó y se limpió la cara con
el borde de su camisa, sus hombros agitados y lanzándome una sonrisa divertida
mientras sudor goteaba de su cabello colgando.
Cooper se rio mientras se levantaba de la banca.
—Asúmelo. Esa fue tu última victoria. —Recogió el balón y dribló, de
alguna manera viéndose decidido y aburrido a la vez.
—En tus sueños, niño bonito. —Me acerqué a mi agua y tomé un largo
trago, vertiendo un poco en mi cara. Me quité el exceso de mi barba y saqué mi
goma de cabello, anudándolo en la parte superior de nuevo.
Patrick se colgó las manos en las caderas y se acercó al banco.
—No hables mierda, Coop. Tiene veinte centímetros más que los dos.
Cooper sonrió, haciendo botar la pelota entre sus piernas.
—Sí, pero yo soy rápido como un rayo. —Dio una vuelta e hizo un tiro de
práctica.
Me reí entre dientes cuando la pelota cayó en el aro.
Él hizo un gesto con la barbilla hacia mí.
—¿Estás listo para esto, perra?
31
balón.
—No lo sé, no irás a llorar si pierdes ni nada, ¿no? —Lancé un tiro yo
mismo y se ladeó sobre el aro.
Cooper se burló mientras trotaba alrededor y agarraba la pelota.
—Una ocasión. Sucedió una vez y tenía algo en el ojo. —Lanzó y falló.
Patrick resopló.
—Ya. —Agarré la pelota y corrí a la línea de tres puntos para lanzar. El aro
cadena tintineó cuando la pelota paso a través.
Cooper la agarró y regateó por lo bajo con el balón.
—Juego a siete. Comprueba. —Me pasó la pelota y la arrojé de vuelta antes
de que él se largara.
Llegó a media cancha, y me volví, poniendo mi espalda contra el aro,
brazos extendidos, meneándome en frente de él. Observé sus ojos y sabía lo que
venía. Cuando él fingió, lo intercepté y robé el balón, regateando de vuelta a la
línea de tres puntos para hacer un tiro. Rebotó en el aro.
Gemí y Cooper y Patrick se rieron.
—Se te acabó la racha, estirado. —Cooper recuperó el balón e hicimos
nuestro camino por el asfalto. Lo cubrí hasta que se separó, corriendo por la
cancha para lanzar. La pelota voló por el aire, pero salté, estirándome para
golpear el balón antes de que pudiera llegar muy lejos.
—Te lo dije, Coop —le gritó Patrick desde el banco cuando recuperé la
pelota.
Fue regateando de nuevo hasta la línea de tres puntos, riendo. A Cooper
no le hacía gracia.
Sus ojos estaban estrechos mientras me cubría.
—No puedo esperar para ver a Maggie el jueves.
Boté la pelota por lo bajo, mis cejas dejándose caer con mi postura.
—No tienes posibilidad alguna, idiota.
—¿Estás seguro de eso?
Mi respuesta fue un hombro contra su pecho cuando embestí por delante
de él y me fui a por una encestada. Una encestada que hice. Me di la vuelta y lo
señalé.
—Mantén tus manos alejadas de mi hermana.
Cooper se rio.
—Eres demasiado fácil, hombre.
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Patrick resopló.
—Lo dice el chico que nunca ha amado a nadie.
Cooper hizo una mueca anhelante y suspiró dramáticamente.
—No es cierto. Hubo una chica en Santa Lucia a quien amé profundamente
por doce horas.
Una risa salió de mí.
—Eres jodidamente imposible.
Patrick se echó hacia atrás con un ligero aire de superioridad.
—No lo entiendes, hombre. Un día, vas a conocer a una chica sin la que
no vas a poder vivir y te va a joder. Bromea todo lo que quieras, pero cuando te
golpee, va a ser como una puerta de vidrio en tu rostro
Pero Cooper estaba tan imperturbable como siempre.
—Lo cual es exactamente por lo que continúo evitándolo.
Patrick sacudió la cabeza.
—Te lo estás perdiendo.
—¿Lo estoy? Acabas de compararlo con ser golpeado en el rostro. Pase
duro, hombre. Me quedaré con mi relación vacía con Astrid y un suministro
interminable de sexo ocasional. Sin expectativas. Citas cuando las quiera. Una
cama en que subirse si me siento solo. West me entiende. Él tiene a Christine.
Me irrité.
—Eso es diferente.
Levantó una ceja.
—Ilumíname.
—Chris y yo solo pasamos el rato. Eso es todo lo que hay en nuestra
relación.
—¿Y cómo es eso diferente de Astrid y yo, o cualquier otra para lo que
importa?
Descansé mis codos en mis muslos y lo miré.
—Quizás no es tan diferente en el papel, pero no estoy asustado de
enamorarme de alguien. Solo que no he encontrado a ese alguien aún.
—¿Quien dice que estoy asustado?
Patrick y yo nos reímos.
—¿Qué? —preguntó genuinamente—. No estoy asustado. Solo no estoy
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interesado.
Página
Pero lo último que quería hacer era agarrarme con ella minutos antes de
un show, especialmente uno donde estaríamos bailando juntas. Traté de no
correr para terminar mi maquillaje, porque no quería que supiera que estaba en
mi cabeza, pero me apresuré de todos modos, ansiosa por alejarme de ella.
Cuando me levanté, me miraba en el espejo, una fachada de dulzura sobre la faz
venenosa.
—Rómpete una pierna14, Thomas.
Le devolví la sonrisa.
—Comete una verga, Anderson.
Agarré mi bolsa abierta, metiendo mis zapatos un poco más profundos
antes de volar fuera de la habitación y trotar por las escaleras. Estaba en los
botines de calentamiento para mantener los músculos calientes, un suéter por
encima de mi traje, y me deshice de mis cosas por la pared cerca de las barras
de práctica justo fuera del escenario, agarrando mis almohadillas para los dedos
y zapatillas para dirigirme a la mesa de costura.
Nuestros trajes de Apolo eran simples: medias blancas, leotardo, y la falda,
vestimenta de práctica, en realidad. Ellos estaban destinados a ser despojados y
dejarnos desnudos, sin nada que compitiera con la música y la danza, la historia.
Jenni ya estaba en la mesa, su cabello en un apretado bollo oscuro, largo cuello
doblado mientras utilizaba el rodillo de púas para raspar la suela para una mejor
tracción. Dejé mis zapatillas nuevas, ya cosidas para el espectáculo, y agarré el
otro rodillo de púas.
—Hola, Jen.
Sus ojos estaban brillantes y centelleantes
—Ey, Lil. ¿Cómo estás?
—No importa cuántos años hemos estado haciendo esto. Nunca se hace
más fácil.
Ella asintió.
—Nunca parece haber menos presión. De hecho, creo que cada show es
más difícil que el anterior. —Dejó el rodillo con un golpe y se sentó para ponerse
sus zapatillas.
—Sé lo que quieres decir. Y detesto bailar con Nadia.
Jenni resopló.
—Tú y todo el mundo. A pesar de que no suele aterrorizar a nadie más que
a ti.
—Supongo que sólo soy la afortunada. —Me senté a su lado y me puse mi
40
14 Deseo de buena suerte usado por los bailarines y actores de teatro antes de salir al escenario
—Parece que va por él otra vez.
Seguí su mirada para ver a Blane hablando con Nadia en una barra donde
él estaba calentando. Ninguno de ellos parecía feliz, lo que probablemente no
debería haberme llenado de satisfacción, pero lo hizo. Su rostro era duro
mientras él le decía algo a ella que hacía que sus mejillas se volvieran rosa fuerte,
fáciles de ver incluso desde el otro lado de la habitación. Blane se dio la vuelta y
se alejó con los ojos de ella pegados a su espalda. Y luego ella volvió su mirada
de fuego a mí.
—Mierda —murmuré y desvié la mirada, nerviosa.
—¿Qué crees que pasó entre ellos? —preguntó Jenni, fingiendo verse
ocupada con sus zapatillas.
Mi ceja se arqueó. Me hubiera gustado saber, pero Blane y yo no es que
habláramos un montón.
—Ni siquiera sé. He oído cosas diferentes, que ella lo dejó, que se metieron
en una gran pelea y simplemente decidieron terminar por mutuo acuerdo.
—Si fuera mutuo, no sé si Nadia estaría tan... bueno, tan furiosa. De
hecho, me enteré de que se separaron porque él encontró a alguien más.
Mi corazón bombeó un poco más duro.
—¿Oh? ¿Alguna idea de quién?
Ella negó con la cabeza.
—Quién sabe. Estoy bastante segura de que casi cualquier persona se lo
tiraría, chicos incluidos.
Me eché a reír, sobre todo por el alivio de que el secreto estaba a salvo.
—No sé lo que es. Tal vez ese destello de cabello rubio. Es casi demasiado
largo, pero de alguna manera es simplemente perfecto.
Ella suspiró.
—Lo que no daría por correr mis dedos por ahí. Quiero saber cómo está
tan bronceado y si está así de bronceado en todas partes.
Solté un bufido, indispuesta a responder.
—De pronto usa cámaras de bronceo. ¿Crees que tenga un pequeño
conejito de Playboy en la cadera?
41
Me reí.
Página
Mi papel en la historia era introducir a Apolo al baile, así que hice un jeté15
y un arabesco, y recorrí el escenario haciendo piruetas mientras él observaba.
15 Jeté: paso de ballet consistente en un salto a partir de un pie al otro, en el que la pierna de
trabajo está doblada en el aire y parece haber sido lanzada.
Cada paso era para Apolo, cada postura y movimiento eran para impresionarlo
hasta que me detuvo, y me giré para salir del escenario una vez más.
Le sonreí a Jenni cuando la encontré entre bastidores, y ella me dio un
pequeño abrazo, las dos estábamos llenas de adrenalina. Nadia estaba
impasible, simplemente estaba a nuestro lado con el ceño fruncido. Puse los ojos
en blanco. Fuimos una gran familia feliz en cuanto nos giramos para mirar a
Blane interpretando su solo: la transición de Apolo a la madurez. Su verticalidad
era en lo único en lo que todas concordábamos.
Un momento después, corrí al otro lado del escenario para encontrarme
con él para nuestro pas de deux donde él estaba en el suelo, con el brazo
extendido y el dedo señalándome a mí. Toqué su dedo con el mío mientras la
música cambiaba. Bailamos el pas de deux y fue mi apoyo, siempre estaba ahí
para atraparme, para levantarme, para equilibrarme. No podía negar que éramos
una buena pareja por más razones que nuestra altura.
El pas de deux casi se había terminado cuando sentí que el lazo de mi pie
izquierdo se soltaba en un giro. Estaba demasiado flojo, y cada giro de mi tobillo
lo empeoraba, pero no tuve problemas hasta el final de la rápida coda, cuando
las costuras cedieron completamente. El lazo colgaba de mi tobillo donde estaba
cosido a mis medias, pero aguanté y no me rendí, esforzándome al máximo para
evitar pisar el lazo, dando gracias a todo lo sagrado que había en el mundo de
que el elástico del revestimiento de mi zapato estuviera apretado y de que hubiera
llegado a la apoteosis donde casi no había trabajo de puntillas. Si lo hubiera
habido, habría estado jodida.
Mantuvimos la formación final, y la música terminó con un estruendoso
aplauso. Sonreímos e hicimos una reverencia, salimos del escenario para recibir
las felicitaciones de los otros bailarines y maestros. Todos me preguntaban por
el zapato, alabándome por terminar la actuación. Pero no tuve tiempo para
pensar en ello hasta que cayó el telón.
Me saqué el zapato traicionero y lo inspeccioné, agradeciendo no haberme
hecho daño y casi deseando haber abandonado la actuación para cambiarlos.
No se me había soltado un lazo desde que había empezado a hacer puntas y no
tenía un sistema. Pero sí que tenía un sistema. Y uno muy bueno. No tenía
ningún sentido. Me saqué el otro y comprobé el lazo. Se había cortado una de
las puntadas.
Jenni estaba a mi lado mientras miraba el lazo, intentando comprenderlo.
¿Lo había cortado yo accidentalmente? No tenía ni idea de qué había hecho mal.
43
—Yo también. Pero no puedo fingir que entiendo la dinámica entre esos
dos.
Página
West
Esa noche, un poco más tarde, volví a cruzar los tobillos sobre la mesita
de centro de Lily y suspiré, alzando la mirada hacia The Bachelor16 cuando una
de las participantes tiró el champán contra una pared.
¿Qué? No me juzgues. Tú tienes tus vicios, yo tengo los míos.
La sala estaba principalmente a oscuras, solo las lamparitas de las mesitas
auxiliares estaban encendidas. Estaba sentado cerca de una de ellas con una
redacción en la mano, intentando avanzar con mi hercúlea pila de trabajos
horribles. Rose estaba en el trabajo y Lily en una actuación, así que había
decidido trabajar en su casa en lugar de en la mía para cambiar de aires.
Todos teníamos las llaves de los apartamentos de los otros, dado que
estábamos muy unidos y vivíamos al lado. No era raro llegar a casa y encontrar
a una de las chicas en nuestro apartamento, aunque Patrick y yo estábamos
más a menudo en el de ellas, ya que tenían televisión por cable. Además, su
apartamento era más cómodo. Cosas mejores, sofás más suaves. Incluso olía
mejor, lo que (pensándolo bien) supongo que no es tan sorprendente.
Oí la llave en la puerta que tenía detrás y miré por encima de mi hombro
para encontrarme a Lily entrando, parecía exhausta con la bolsa cruzada sobre
el pecho. Su pelo rubio estaba suelto, todavía húmedo de la ducha que se había
46
dado en el teatro, sus ojos no tenían brillo y le pesaban los párpados. Tiró la
bolsa al lado de la puerta con un ruido sordo.
Página
a otra. Era solo un, largo, beep continuado, interrumpido por un agresivo
señalamiento con el dedo.
elegida. —Sus ojos se fijaron en los míos—. No te atrevas a repetir eso tampoco.
Dios, sueno tan desagradecida.
—Nunca le diría a nadie, Lil. Y no eres malagradecida. Es una cantidad de
presión enorme.
—Realmente lo es. Sé que superaré esto, pero está como cerniéndose sobre
mí. Estoy segura que me sentiré mejor una vez que sobreviva a la prueba de
vestuario.
—Harás más que sobrevivir.
Sus labios se estiraron en una sonrisa.
—Bueno, si tú lo dices, entonces así será.
Me reí.
—No estoy seguro de que mis palabras tengan el poder de diseñar el
destino de nadie, pero creo en ti. Este es el fuego en el que estás forjada. Tan
aterrador como es, pasarás a través de ello, y serás más fuerte por ello.
—Eso espero.
—Lo sé. —Mi mano se movió hacia abajo a su pie donde las bolas y los
bordes estaban rojos y enojados. Dos dedos estaban envueltos juntos con cinta,
y estaba perdiendo una uña en un pie. Presioné mis pulgares en el arco para
amasar el grueso musculo con mis dedos extendidos a través de los huesos
delicados a lo largo de la parte superior.
Suspiró, pero la sentí tensa.
—Ugh, no tienes que tocar mis feos pies.
—No son feos.
—No seas condescendiente conmigo —dijo rotundamente, los labios
fruncidos.
Pero no dejé lo que estaba haciendo, solo di a mi cabeza una sacudida
mientras mis ojos siguieron la línea de sus dedos a hasta su tobillo.
—Tus pies son el único signo visible de tu amor por el ballet. Cada marca,
cada callo y herida es un símbolo de tu dolor, de cientos de horas de sudor y
sangre y trabajo. Tú los llamas feos. Yo los considero arte.
No dijo nada, solo me miró, pero mantuve mis ojos en sus pies mientras
trabajaba en su arco y en la bola de su pie. Luego de un minuto, se relajó bajo
mi toque.
—Gracias, West —las palabras fueron soñolientas y lentas.
—Cuando quieras, Dedos Brillantes.
51
cabeza con ella. Y cuando todo estuvo dicho y hecho, decidí que no volvería a
salir con nadie hasta que encontrara a una mujer que me conmoviera. Shannon
había quedado destrozada. No quería volver a ser la causa de eso.
Había estado prácticamente soltero desde entonces. Tal vez había leído
demasiados libros, demasiado Shakespeare como para contentarme alguna vez
con alguien que no me hiciera sentir. Hasta que encontrara a esa chica, estaba
feliz de salir con mi título.
Mi desinterés general no evitó que las mujeres lo intentaran. A lo mejor
era el moño, como decía Lily. Tal vez debería cortármelo.
Me reí para mis adentros. Nah.
Le contesté a Christine.
Casi he terminado. ¿Tú?
Esperándote en tu oficina.
Abrí ampliamente los ojos y me enderecé un poco. No era mi oficina, era la
de Blackwell. No sería la primera vez que lo hiciéramos allí, pero eso no me hacía
sentir más cómodo con la idea de que me estuviera esperando. Esperaba por
Dios que no estuviera desnuda.
Se había ido la última de las estudiantes, lanzándome miradas anhelantes
por encima del hombro. Una de las chicas casi había tropezado en las escaleras,
su rostro estaba completamente rojo mientras salía corriendo. Apreté los labios
para evitar una risa involuntaria.
Blackwell se volvió para recoger sus cosas.
—¿Cómo van los ensayos?
Me levanté y agarré mi bolso.
—Ah, bueno, van. Lento, pero seguro, ¿verdad?
Soltó una risita.
—Estás haciendo un gran trabajo.
—Gracias, señor —dije con un asentimiento—. He disfrutado mucho el ser
parte de su clase.
Blackwell sonrió con suficiencia.
—Parece que ellos también están disfrutando bastante de ti.
Se me calentaron las orejas.
—Lo siento.
Me desestimó con la mano mientras se colgaba su bolso del hombro.
—No lo sientas. Lo creas o no, una vez estuve en tus zapatos. Incluso
54
completa.
Página
Lily
El pianista tocaba la Elegía de Tchaikovski en el ensayo esa tarde, y me
recliné, ojos cerrados, brazos extendidos mientras Bastian, Jared, y Seth me
cargaban.
—Bien, bien. —La voz de Ward resonó en los espejos y el piso—. Vamos a
retroceder y empezar desde el Ángel Oscuro.
Las chicas del cuerpo y Nadia se dirigieron a sus bolsos junto a las paredes
para agarrar una bebida mientras Bastian, Jenni, y yo posábamos en el centro
de la habitación y la música comenzaba de nuevo. Oficialmente, no había
historia en Serenade, pero era imposible mirarla sin sentir que se desarrollaba
una. En la pieza del Ángel Oscuro, Jenni y yo batallaríamos por Bastian, y al
final, la Chica Waltz, esa era yo, lo perdería para siempre. Siempre sentí como
que esa era la muerte de él, y que, en ese momento, la Chica Waltz era derrotada,
se daba por vencida. El segmento siguiente era donde me levantaba y seguía
adelante.
Amaba Serenade. Me encantó desde la primera vez que la baile en el
cuerpo, fue uno de los pocos ballets donde Balanchine le permitía al cuerpo
bailar.
Jenni y yo bailamos, el tira y afloja entre los tres llevándonos a través de
la pieza hasta que la música desaceleró, y caí en sus brazos y me arqueé. Me
recostó, y Jenni puso las manos sobre sus ojos y lo alejó.
—Hermoso. Thomas, quiero que sientas tu pérdida cuando el Ángel Oscuro
toma a Bastian de ti. Quiero verlo en tu rostro, tus brazos, tus manos. Se ha ido
para siempre y te ha dejado aquí sola. No puedes seguir sin él. El público necesita
sentirlo. Tú necesitas sentirlo.
Asentí, interiorizando sus palabras, sintiéndolas penetrar en mi psique.
Ward aplaudió.
—Bien hecho, todo el mundo. Los veré mañana.
Todos charlaban cuando nos inclinamos haciendo una reverencia hacia
Ward y nos dirigimos a nuestros bolsos. Nadia me miró a través de la habitación,
pero solo puse los ojos en blanco.
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—Todavía tienes una mejor posición que ella. Ellos pueden ver a través de
su falsedad, no son ciegos. Eres genuina, fácil para trabajar, tomas bien las
directivas. Tú no estás desesperada. Cuando ella baila, se puede oler la urgencia,
como si fuera perder todo si no es mejor que todos los demás. Pero aquí está la
verdad. Secretamente, no cree ser lo suficientemente buena. Solo piensa que lo
merece más que nadie. —Tomó un trago de agua—. Cree que tiene derecho. Eso
es. Ella y Blane se merecían. ¿Has oído por qué rompieron esta vez? Apenas
puedo seguirle el rastro.
La voz de Jenni cayó mientras se inclinaba demasiado.
—Esta vez ha sido la más larga. He oído que tuvieron una gran pelea, y él
la dejó. También oí que esta vez se mudó y se está quedando en un estudio que
alquila.
Bastian levantó una ceja y miró a Nadia a través de la habitación.
—Escuché algo más. —Sus ojos se clavaron en mí.
Mis mejillas se calentaron al instante, y busqué en mi bolsa para parecer
ocupada.
Bastian continuó.
—Oí que no le gustó que Blane haya sido emparejado con Lily en el Lago
de los Cisnes. Ella y Blane lo han interpretado juntos dos años seguidos, así que
supongo que sintió que tenía derecho a reclamar el papel.
—Y a él —añadió Jenni.
Los desestimé con un gesto de mi mano.
—No sé por qué todo el mundo hace una montaña del asunto. Solo fuimos
emparejados debido a nuestra altura.
Bastian se apoyó en el espejo y levantó una rodilla, apoyando su brazo
sobre ella.
—Eso no le importa a Nadia. ¿Cómo va el Lago de los Cisnes, por cierto?
Cerré mi bolsa y suspiré.
—Espantoso.
La sonrisa de Bastian me trajo más consuelo del que había estado
esperando.
—Lo harás genial, Lil.
—Espero que sí. Estoy más asustada que nunca por una lesión. Por hacer
las cosas correctamente, hacerlo bien. Este... este es el papel de mi vida. —Mi
voz cayó con mi mirada, fija en mis manos en mi regazo.
Bastian inclinó mi barbilla hacia arriba.
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—Lo harás bien. No puedo pensar en otra bailarina que prefiera ver bailar
como Odette. Además, puedes bailar con Blane Baker y el trasero del siglo.
Página
que es esto. Solo lo hicimos una vez, y nunca hemos ido a una cita o algo así.
Página
—¿Un poco?
Página
18Éclair: es un bollo fino hecho con pasta choux, a la que se da forma alargada y se hornea
hasta que queda crujiente y hueco y que habitualmente se rellena.
—No “un poco”. —Se inclinó aún más cerca. —¿Es posible que alguien tan
precioso pueda ser malo en la cama?
—Lo dejaré pasar. Sabes cómo puede ser la primera vez —razoné.
—No, no lo hago. —Una ceja oscura se elevó.
Le di una palmada en el brazo.
—Uf, eso es exactamente lo que dijo mi compañera de cuarto. Sé que sabes
lo que quiero decir.
Pero Bastian negó con la cabeza.
—Solo asegúrate de que vale la pena.
—Lo he deseado desde siempre. Vale la pena, ¿sabes?
Acarició mi brazo.
—Lo sé. Solo asegúrate.
La puerta se abrió, y entró la próxima ronda de bailarines. Bastian me
guiñó un ojo mientras nos levantábamos y caminábamos por el pasillo,
separándonos cuando llegamos al siguiente estudio. Pero el malestar que se
había metido en mi cerebro quedó en el olvido cuando encontré a Blane
esperándome.
62
Página
6
Antici… pación
Lily
Era tarde esa noche, pero a pesar de que estaba agotada de un día lleno
de ensayos y la interpretación de Serenade, estaba nerviosa. Salí de la ducha de
vapor y alcancé mi toalla, repasando mi lista de cosas por hacer. Había lavado
la mugre del día, afeitado todo. Sabía exactamente lo que usaría para el ensayo
con Blane y exactamente cómo iba a arreglar mi cabello.
Nuestra primera vez fue menos que mágica. ¿Esta vez? Bueno, esta vez iba
a ser mágica, maldita sea. Estaba mentalmente preparada y lista para darle un
cien por ciento. Mariposas revolotearon en mi estómago al pensar en él
besándome. Y entonces me imaginé tendida en la pista de baile en la oscuridad
con la cara de Blane entre mis piernas y las mariposas explotaron en una nube
de brillo.
Épico, chicas. Rodillas temblando, muslos estremeciéndose, así de épico.
Sonreí para mis adentros, tarareando mientras pisaba la alfombra y
terminaba de secarme, impulsada por la emoción de ver a Blane. Me sequé el
cabello mientras el vapor subía a través del vidrio como una cortina, y abrí la
puerta, observándolo retroceder casi tan rápidamente.
Miré el reflejo de mis ojos muy abiertos y empapado cabello rubio,
capturando una visión del tatuaje en mis costillas. Las viñas acuarela subían
por un costado, salpicado de rosas y lirios, un Tricky Evans original, y Rose tenía
uno igual. Sonreí para mí, sacudiendo las puntas de mi cabello mientras entraba
en mi habitación; tal vez esta noche Blane lo vería por sí mismo.
Mi ropa estaba en mi cama esperándome, una blusa negra de escote bajo
y pantalones ceñidos cortos. Los calentadores rosados hasta el muslo irían en
63
el tren. Pero tenía que mantener al menos la pretensión de ensayo. Sentía que
era presuntuoso aparecer en su estudio en tacones y un pequeño vestido negro.
Fruncí el ceño cuando Nadia vino a mi cabeza sin ser invitada. Me
pregunté cuántas veces se había alistado para él así. Me pregunté qué pensaría
si se enteraba que yo estaba en camino a su encuentro. En algún momento,
todos en la compañía lo sabrían. El pensamiento me molestaba y excitaba.
Era algo que tenía que hablar con él con el tiempo, pero no quería hablar.
Solo quería que todo funcionara sin ninguna resistencia. ¿Era mucho pedir al
universo?
Probablemente. Pero hice mi deseo de todos modos y me dirigí de nuevo al
cuarto de baño en donde mi teléfono, que estaba cerca del lavabo, se iluminó por
un mensaje de mi hermana mayor, Astrid.
Oye, nos vemos en Habits. Solo quiero saludar.
Suspiré y miré el reloj; eran las diez. Por supuesto que ella decidiría salir
esta noche, no es como si yo tuviera que estar en Habits para que ella se sintiera
como en casa. Mi hermana mayor podría parecer aburrida y muerta de hambre
casi en cualquier lugar, un truco de la industria del modelaje, suponía. Siempre
había sido tranquila y un poco prejuiciosa, pero el modelaje había pateado a su
indiferencia hasta el siguiente nivel.
Todo el mundo la conocía, aunque no sabía si hubieran pasado el rato con
ella si no fuera por mí, aparte de Cooper. Salieron, o algo; no estoy segura de
como realmente lo llamaría. Básicamente, conectaron y se acompañaron
mutuamente para eventos que necesitaban abrazos dulces y carnada para los
paparazzi. Fue una relación de conveniencia, una que era necesaria en su círculo
social. La comodidad de una persona que conocieran era seguro en un mundo
en el que siempre había alguien que estaba tratando de tomar ventaja de ellos.
Le respondí: Claro, no puedo quedarme mucho tiempo. Voy a una cita.
Oh, ¿así es como lo llamas? Bastian me habló de Blaney.
Vaya, qué discreto. Fruncí el ceño. Eres de lo peor, Astrid. Y no lo llames
Blaney.
No guardes tu leotardo. Vamos, te voy a comprar un agua en las rocas antes
de tu “cita”.
Eres demasiado generosa. Nos vemos pronto.
Arrojé mi teléfono, y golpeó la encimera un poco más duro de lo que
pretendía. No entendía por qué todo el mundo me estaba dando mierda sobre
Blane. Bueno, supongo que no era todo el mundo, pero entre Rose, West, y ahora
Astrid, lo tenía. Nunca hice un comentario sobre sus citas. Tal vez solía burlarme
de la ex de West, pero esa chica era tan interesante como una bolsa de cabello
64
algo grande encima, llevábamos vidas muy normales para gente en sus veinte.
Además de las semanas laborales de más de sesenta horas.
Caminé por el apartamento, me deslicé en mis zapatillas, y me colgué la
mochila al hombro, y en menos de un minuto, me estaba dirigiendo hacia Habits
en la noche fresca de primavera, tratando de no caminar demasiado rápido y
fracasando. Sabía que parecía una mujer con una misión, pero no podía evitarlo;
llegué a la puerta principal en un abrir y cerrar de ojos, abriéndola con un silbido
antes de arrastrarme hacia el interior.
Todos estaban sentados en el bar salvo Astrid. La maldije, buscando mi
teléfono para escribir un mensaje. Estoy aquí, ¿en dónde estás?
Ya casi llego.
¡Dijiste que estabas aquí!
No, no lo hice. Dije que nos encontrábamos allí. Lee el texto de nuevo, perra.
Me desplacé hacia atrás. Tenía razón. Bueno, date prisa. ¡Tienes diez
minutos!
¡Señor, sí señor!
Bufé y metí mi teléfono en mi bolso. Astrid no podía llegar a tiempo ni para
salvar su vida. En serio. Si estuviera en una película en la que tuviera que
presentarse a medianoche con el dinero, el malo volaría totalmente el edificio por
los aires solo para demostrar que no era un farol.
Todos estaban sentados en la barra, y sus caras se dieron la vuelta cuando
me acerqué.
—Hola, chicos. —Tomé un asiento al lado de West.
Rose levantó una ceja hacia mí.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Pensé que tenías una "cita"? —Hizo comillas
en el aire con los dedos.
Puse los ojos en blanco.
—Sí, sí que tengo una cita, pero Astrid dijo que vendría y quería saludarla.
Patrick gimió.
—Lo sé, lo sé —dije mientras me quitaba la bolsa—. Solo espero que se
apresure. Me voy en diez minutos de cualquier manera.
Rose fijó un vaso de agua en frente de mí.
—¿Qué van a hacer esta noche?
—Oh, ya sabes, solo un poco de ensayo. —Moví las cejas.
West me lanzó una mirada.
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Le devolví la mirada.
—No, pero estamos un poco ocupados.
Una ceja oscura se arqueo.
—No lo suficientemente ocupados como para que paren de "ensayar", al
parecer.
Abrí la boca dramáticamente.
—¿Me estás juzgando, Weston Williams?
Tomó su cerveza, fingiendo indiferencia, ese mentiroso.
—No, en absoluto, simplemente observando. —Tomó un trago.
Inhalé y agarré mi agua.
Rose simplemente me sonrió desde el otro lado de la barra.
—Oh, no dejes que West el leñador te afecte. Creo que su moño está
demasiado apretado hoy.
Me reí, y West puso los ojos en blanco.
—Ja, ja, Rosie.
—En serio —continuó, tratando de integrarme—, siempre y cuando estés
feliz, nosotros estamos feliz por ti.
Le devolví la sonrisa a pesar de que esa declaración aparentemente
inofensiva me sacudió un poco. ¿Blane me hacía feliz? Quiero decir, estaba
mareada y abrumada, ¿era la misma cosa? Era demasiado pronto para saberlo.
Tal vez después de esta noche lo sabría a ciencia cierta.
—Gracias. —Le di un codazo a West en el brazo, con ganas de cambiar de
tema—. Maggie llega mañana. ¡Emocionante!
West se apoyó en la barra y sonrió ante la mención de su hermana
mientras Cooper y Patrick charlaban y Rose daba una vuelta por el bar. Miré a
West: cabello oscuro recogido hacia atrás, las pequeñas hebras rizándose contra
su cuello y esa única pieza en la parte frontal que nunca se quedaba quieta. Sus
ojos eran tan azules, con las pestañas más largas, y me removí, sintiéndome un
poco extraña. Mi mirada quedó atrapada en su bíceps donde su camiseta se
extendía alrededor de su brazo, luego siguió la línea de su manga tatuada, las
palabras oscuras arremolinadas que se envolvían alrededor de páginas de libros
que se convertían en grullas de origami y salían volando.
Parpadeé y me encontré con sus ojos de nuevo cuando habló.
—Será bueno tener a Maggie cerca, sobre todo después de todo lo que pasó
en Jackson. Ella necesita un nuevo comienzo.
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—Nueva York es uno de los mejores lugares para ello. Vamos a hacerle
Página
Rose se iluminó.
Página
—Oh, hombre. Todo el mundo está hablando de ese lugar. He oído que es
como Gatsby encontrándose con Blade Runner.
West se animó ante eso.
—Suena interesante. ¿Es difícil entrar?
Los labios de Cooper se doblaron en esa media sonrisa zalamera que
llevaba tan seguido.
—Para la mayoría.
Astrid parecía impresionada.
—Gretchen fue la semana pasada. Dijo que hacen un espectáculo aéreo
cada hora con bailarines que se robaron del Cirque du Soleil.
Rose sonrió.
—Estoy dentro. Creo que puedo conseguir que Shelby cubra mi turno.
Vamos, Lil. Tienes que venir.
Realmente sonaba divertido, pero también sonaba como un día
jodidamente largo de ensayos y un espectáculo el domingo.
—No sé, chicos. Tengo Serenade el sábado y ensayo todo el domingo.
—Ugh. —Rose gimió—. Esta no es una oportunidad que tendrás de nuevo
en cualquier momento pronto.
Me encogí de hombros.
—Prefiero dormir que usar tacones.
Ella hizo una cara de cachorro.
Suspiré.
—Lo pensaré.
Rose sonrió como si supiera que ya me tenía.
—Tomaré eso. Te juro que no te emborracharé.
Cooper miró abajo hacia la fila.
—¿West? ¿Tricky?
No me perdí a Patrick viendo a Rose.
—Sí, yo voy.
Pero West negó con la cabeza.
—No lo sé. Suena como un buen rato, pero tengo que ver donde estoy con
el trabajo.
—¿Astrid? —La ceja de Cooper estaba levantada, y yo no podía decir si
69
por tanto tiempo, hay mucho espacio para la decepción. Nunca encontrarás
exactamente lo que estabas buscando. Así que ten cuidado, ¿de acuerdo?
Página
Y esa era una de las muchas razones por las que mi hermana era increíble.
—Gracias, Astrid. Voy a mantener mis ojos bien abiertos.
—Y tus bragas, mientras estás en ello —dijo Rose con una sonrisa, un
poco más fuerte de lo que me hubiera gustado.
Le lancé un posavasos de papel.
—No estoy utilizando ninguna, Rosie Metiche.
No me di cuenta que todo el mundo estaba escuchando hasta que todos
se rieron; todos excepto West, que me dio una mirada que no pude descifrar,
una que me hizo sentir como si le debiera una explicación. Pero aparté el
pensamiento y me paré, colgando mi bolso en el hombro.
—De todos modos, tengo que correr. Diviértanse, chicos. —Besé a Astrid
en la mejilla—. Gracias, Astrid.
—En cualquier momento. No te metas en problemas.
Me movió las cejas.
—Sin promesas. Adiós Muchachos.
Un coro de despedidas me bañó, pero mi cerebro ya estaba rodando hacia
Blane y lo que yo esperaba fuera la follada de la década.
West
Miré a Lily irse mientras la molestia giraba en mis entrañas como
serpientes, aunque no podía entender por qué. Solo había escuchado partes de
la conversación, tratando de oír lo que decía mientras trataba de pasar
desapercibido. No fue fácil.
No me gustaba que estuviera ilusionada de nuevo, y escuchar sus
murmullos acerca de este tipo Blane me irritó. Traté de ignorar el hecho de que
ella no tenía bragas.
Mi mente colgaba sobre todo el asunto como una mota en un suéter que
no podía dejar quieta. Quería saber qué hacía a este chico tan especial para
romper su largamente sostenido juramento de permanecer soltera por él.
Astrid negó con la cabeza mientras se movía un asiento más cerca de mí.
—No estoy muy segura de este asunto.
Mi ceño se redujo, y Rose le lanzó una mirada. Estaba tan ansioso por
airear los trapos sucios que tomé la apertura sin pensarlo dos veces.
71
necesita a alguien que vea por ella. Bastian está viéndola desde dentro, pero ella
vendrá con todos nosotros por consejos, y necesitamos saber con qué estamos
Página
tratando.
Tenía millones de preguntas, pero estaba entre querer saber todo y querer
respetar su privacidad.
—Lily es una chica grande. Ella puede cuidarse. ¿Por qué no dejamos que
tome sus propias decisiones?
—Debido a que está cegada por la brillantez de él. Este chico es un
problema para Lil, y ella no lo ve. Blane y Nadia rompen todo el tiempo, así que
las probabilidades indican que solo es cuestión de tiempo antes de que él regrese
con ella. Y cuando lo haga, él podrá decirle todo. No puedo imaginar que ese
conocimiento haga feliz a Nadia, y ella estará lista para ir tras Lily.
Estaba enfurecido.
—Ella cortó las costuras en las cintas de Lily en la función de la otra noche.
Los ojos de Rose se abrieron.
—¿Ella qué?
Asentí.
—Lily dijo que no tenía modo de probarlo o hubiese ido a decírselo a Ward.
—Esa perra —murmuró Rose.
Cooper habló, su rostro duro de preocupación cuando preguntó a Astrid:
—¿Qué sugieres que hagamos al respecto?
Astrid negó con los ojos puestos en su bebida.
—No tengo idea. Ella no va a escucharnos si tratamos de convencerla, así
que sugiero que solo nos preparemos para el final. Nadia es implacable, y creo
que está celosa de Lily. Además, ella sabe del enamoramiento de Lily y le encanta
hacerla quedar mal, especialmente frente a Blane. Si ella se da cuenta que están
saliendo, se pondrá feo.
Tomé mi cerveza, pero mi estómago dio vueltas ante el pensamiento de
alguien hiriéndola. Coloqué mi vaso abajo nuevamente.
—Esto apesta, Astrid. ¿Qué se supone que tenemos que hacer con esta
información? ¿Cómo se supone que cuidaremos su espalda?
—Ármate con ese conocimiento, Weston. Ella está por cumplir su fantasía
ahora mismo. Digo, ha estado así por Blane desde que tenía quince. El máximo
enamoramiento en su vida entera. No es gran cosa. —Ella negó con su cabeza—
. Tú no solo lo dejas pasar. Ella va a tener que ver a través de todo eso. No tengo
duda de que ella lo entenderá, es demasiado lista como para no hacerlo, pero no
puedo imaginar un escenario en donde haya un final feliz para Lily y Blane.
Me froté el rostro, deseando que las cosas fuesen diferentes. Lily merecía
ser amada, no estar alrededor de un imbécil, cabeza hueca.
73
ella?
—Siempre hay una posibilidad, pero según lo que Bastian me dijo, el tipo
es un egocéntrico narcisista. Lanza a Nadia dentro de toda la situación, y será
una bomba de tiempo.
Rose y yo nos miramos el uno al otro, la preocupación de su rostro
reflejaba el mío.
—De acuerdo —comencé—. Entonces, estaremos ahí para Lily y
trataremos de ayudarla sin entrometernos.
Cooper asintió.
—Ustedes chicos trataran de guiarla sin que se dé cuenta. Tal vez haya
alguna manera de evitar un accidente de tren.
Rose suspiró.
—Tal vez eso funcione. Tal vez él realmente se preocupa por ella.
El pensamiento me hizo sentir aún más enfermo.
—Tal vez. Tenemos que tratar de confiar en que sepa qué es lo mejor para
sí misma.
Astrid drenó su bebida y se sentó en el bar con la decisión escrita por todo
su rostro.
—¿Qué tal si puedo convencerla de venir a Noir y traer a Blane con ella?
Luego podemos juzgarlo por nosotros mismos. —Tomó su teléfono con brillantes
ojos mientras sus dedos volaban—. Le diré que le pregunte a él si vendrá. Si dice
que sí, ella definitivamente vendrá con nosotros.
Patrick tomó su bebida.
—Eso podría funcionar.
Odiaba este plan.
—O tal vez su “ensayo” de esta noche sea un desastre, y toda la cosa se
terminará por sí misma.
Astrid parecía un poco triste mientras bajaba su teléfono.
—Podemos esperar.
74
Página
7
Fuera de eje
Lily
Me saqué los auriculares al acercarme al estudio de Blane con mis nervios
por todo el lugar. El edificio había sido convertido de apartamentos a estudios
privados que el propietario alquilaba para clases y lecciones y era hermoso en
su propio derecho, techos tipo loft, ventanas grandes, suelos antiguos de madera
pulida. Había estado pensando sin parar en este momento, el cual se acercaba
con cada escalera que subía, y cuando llegué a la puerta, tomé una respiración
profunda, alisando mi suéter.
Dudé con mis nudillos flotando en frente de la puerta.
Hazlo, Lily.
Contuve la respiración y llamé.
Blane abrió la puerta, con su pelo rubio desordenado, y me atrapó el aroma
fresco de jabón. Me quedé mirándolo fijamente por un momento, mis ojos sobre
sus carnosos labios, sus dientes brillaron cuando me sonrió. Se veía tan bien, la
camiseta sin mangas extendida a través de su amplio pecho, los tirantes
descansaban sobre los músculos gruesos de sus hombros, pantalones cortos de
punto colgando bajos en sus caderas. Le devolví la sonrisa inocentemente,
ajustando mi bolso en mi hombro, y se movió a un lado para dejarme pasar,
cerrando la puerta detrás de mí.
El estudio estaba casi a oscuras, igual que la última vez, y crucé la
habitación para dejar mi bolso. Me quité el jersey y mis pantalones, quedándome
en mis pantaloncitos cortos. Me volví cuando sentí sus manos en mis caderas.
75
suficiente.
Página
todo de lado. Cerré mis ojos. Eso, eso está mejor. Puse cada onza de
concentración que tenía en ese punto, trabajándolo y trabajándolo hasta que
Página
19 Pound town. Destino ficticio que se visita cuando se tiene sexo duro
Mi corazón se desaceleró, pero ya estaba lista para irme. Estaba
disgustada, me había utilizado, y yo lo había utilizado. Necesitaba pensar.
Necesitaba hablar con Rose. Y lo que definitivamente necesitaba más era salir
del estudio de Blane.
Otra ducha no estaría de más, tampoco.
Me desmonté, deseando tener el ánimo de una gimnasta como la palabra
implícita, y tomé mis pantalones cortos, tirando de ellos antes de caminar hacia
mi bolso. Los calentadores de piernas vinieron en un instante, y mi suéter y
leggins estaban puestos aun antes de que Blane hubiera terminado de
deshacerse del condón.
Tomé mi bolso, y cuando me puse de pie, se acercó por detrás de mí,
acariciando mi cuello.
—Gracias, Lily.
—Mmhmm —fue todo lo que pude conseguir. No sabía si estaba enojada o
herida o qué. Todo lo anterior. Demasiadas cosas como para vocalizarlas en ese
momento.
—Te veo mañana. —Besó mi frente y se giró, despidiéndome.
Miré su espalda, ni siquiera segura de por qué estaba sorprendida. Pero
en vez de ceder al impulso de tirarle mi bolso, lo agarré fuertemente, lo cargué,
y corrí por las escaleras y hacia el tren subterráneo con mi mente girando como
una pirueta.
West
Me apoyé en el bar, riéndome de algo que Cooper había dicho, pero mi
sonrisa cayó cuando vi a Lily entrar en Habits. Sentí como que ella se acababa
de ir, y comprobé el tiempo. Ni siquiera se había ido una hora. Su rostro estaba
tenso, labios planos, cuerpo encorvado y listo para saltar. No estaba solo molesta
o enojada, estaba enojada del tipo toma-un-taburete-del-bar-y-arrójalo-a-través-
de-una-ventana.
Rose arrastró su trasero alrededor de la barra hacia la puerta, y miramos
79
sin idea de lo que estaba pasando. Las manos de Lily volaron, sus mejillas rojas.
Rose la tomó de los hombros y la jaló en un abrazo, y Lily cerró sus ojos,
Página
asintiendo a algo que Rose dijo en su oído. Rose la dejó ir, dándole instrucciones
antes de que Lily asintiera una vez más, ojos en el suelo mientras se volvía y
dejaba el bar tan rápido como había entrado.
Rose pasó una mano a través de su cabello mientras caminaba de vuelta
detrás de la barra del bar de Nuevo, y un aluvión de preguntas vinieron de todos
a la vez.
Levantó una mano para detenernos.
—Ella está bien ¿de acuerdo? —Todos nos callamos y esperamos—.
Gracias. Su cita no fue bien, y está enojada. No puedo irme justo ahora. —Se
volvió hacia mí, sus ojos suplicantes—. ¿Irías a hablar con ella?
Ya me estaba levantado.
—Por supuesto.
Se relajó un poco.
—Gracias.
Asentí y salí rápidamente del bar, esperando por su bien que Blane no la
hubiera lastimado. La calle estaba oscura y suficientemente llena como para que
no pudiera verla hasta que estaba casi a su lado, a pesar de mi exploración
ansiosa. Había caminado lo suficientemente rápido como para que estuviera casi
en nuestro edificio.
—Lil —llamé.
Se volvió, mirándose un poco confunda, luego molesta mientras caía en la
cuenta de que la había seguido desde el bar.
—Ugh, maldición, West. ¿Rose te mandó tras de mí?
Busqué en su rostro.
—Está preocupada por ti, y yo también. —La jalé a mi lado, colgando un
brazo en su hombro mientras empezamos a caminar de nuevo, tratando de
calmarnos, aunque la pregunta quemaba en mi pecho—. ¿Te lastimó?
—No así —murmuró.
Dejé salir la respiración.
—¿Qué pasó?
Resopló.
—No quiero hablar de eso.
Le sonreí, pero mantuvo sus ojos en la acera frente a ella.
80
—Es vergonzoso.
Llegamos a nuestro edificio, y abrí la puerta para ella.
—No voy a juzgarte. Lo sabes.
Estuvo callada de nuevo mientras subíamos las escaleras.
—¿Lily? —incité.
—Lo sé, lo sé. Estoy llegando allí. Solo… quizás un pequeño trago ayude.
—Suficientemente justo. —Saqué mis llaves y abrí su puerta por ella, ya
que estaba demasiado distraída para conseguir sacar sus llaves.
—Dios. Gracias, West —entró y encendió la luz, tirando su bolso por la
puerta.
—No hay problema —dije mientras cerraba la puerta—. ¿Qué vas a beber?
—Solo un poquito de ginebra. —Se sentó a la mesa y tomó el dobladillo del
mantel, mirando hacia abajo.
Abrí el gabinete por un vaso, luego hice mi camino hacia el refrigerador
por un poquito de hielo y una lima para exprimir, justo como le gustaba. Agarré
la botella, llevándola conmigo a la mesa donde me senté a su lado y vertí un
trago. Lo tomó con agradecimiento, bebiéndoselo sin pestañear.
En cuanto se lo tragó, soltó:
—Me acosté con Blane.
Ya sabía que había ido allí y que no era la primera vez, pero oírlo de sus
labios me detuvo el corazón por un momento. Conseguí mantener el rostro
impasible de algún modo.
—¿Y eso es malo?
Sus mejillas estaban rojísimas, sus ojos azules estaban encendidos.
—Bueno, esperaba que no lo fuera, pero lo fue. Fue algo muy malo. Como
un épico fracaso épico, de proporciones horribles.
Me relajé considerablemente, aunque me sentí como un traidor por ello.
No me miraba a los ojos, tenía la vista fija en el hielo de su vaso.
—Es que… es decir, no sé si es que es tan deficiente en la cama o si es que
yo no le gusto tanto.
Serví otro chupito, pero me lo bebí yo.
Soltó una risita y se estiró hacia el vaso para servirse otra bebida.
Vi cómo se la tragaba de nuevo.
81
Lily suspiró.
—Dijo que sólo quería divertirse, lo que asumo que significa que nada de
compromisos. Pero fuera lo que fuera, desde luego no fue divertido.
Me revolví en mi asiento.
—Sabes que probablemente significa que esté viendo a otras personas
¿verdad?
Lily parecía incómoda.
—Sí. La verdad es que no me había parado a pensarlo hasta esta noche.
Sabía que no estaba intentando tener otra relación seria, pero en algún lugar de
mi mente esperaba que yo le gustara tanto que quisiera más. Ahora ni siquiera
sé si yo quiero algo más, no si no le gusto de verdad.
—Si no le gustas, o está ciego o es estúpido. Y si le pasa alguna de esas
cosas, deberías dejarlo. Si es malo en la cama, de verdad que definitivamente
deberías dejarlo.
Resopló, poniendo los ojos en blanco mientras se recostaba en la silla.
—Así que, básicamente, tengo que dejarlo.
Me encogí de hombros, esperando parecer indiferente.
—Es lo que me parece.
Lily suspiró y se frotó la frente, parecía exhausta.
—Es más complicado que eso. Siempre he querido esto ¿sabes? No sé qué
hacer. Es decir, si de verdad es tan malo en la cama, a lo mejor puedo… no sé.
Entrenarlo, o algo así.
Me apoyé en la mesa y la miré a los ojos, buscando respuestas que darle.
—Tal vez. ¿De verdad te gusta?
Apartó la mirada, mordiéndose un momento el labio.
—No lo sé. Creo… creo que sí. Veo que tiene sentido con nuestros horarios
y carreras y eso. Así entendemos la vida del otro, que es la parte difícil de salir
con alguien que no pertenezca al sector. —Volvió a suspirar—. Es solo que quiero
con tantas ganas que funcione ¿sabes? Y siento que, si no le doy una
oportunidad, me estaré rindiendo con demasiada facilidad. Pero, al mismo
tiempo, no quiero estar con alguien que no me quiera.
—Y no deberías. No cuando hay un millón de chicos que te tratarían bien.
Si el payaso ese no te está dando todo, entonces no te merece.
Sus labios dibujaron una pequeñísima sonrisa mientras le daba vueltas a
su vaso vacío.
—Gracias, West. Supongo que eso es lo que tengo que averiguar, y apesta
82
porque ahora mismo, ni siquiera quiero ver su cara de culo, pero mañana tengo
Página
Fue todo. Su lengua trazó patrones, chasqueando y dando vueltas hasta que yo
estaba jadeando, y se separó justo antes de que me pudiera venir.
Página
West
87
Página
Me reí.
—Más como Shakespeare: donde todo el mundo muere.
Él asintió, divertido.
—Eso es más preciso.
Metí las manos en los bolsillos y me encogí de hombros.
—Nunca vi a Shakespeare de esa manera. Las mujeres en sus obras tienen
un enorme poder, a pesar de que a veces son tratadas con muy poco respeto por
los otros personajes. Siempre eran fuertes, siempre tratando de subsistir por la
vida tan bien como cualquier hombre. ¿Y cómo muchos de esos hombres
murieron por el amor de una de esas mujeres? —le di a mi cabeza una
sacudida—. Personalmente, me parece fascinante y conmovedor. La idea de que
se pudiera encontrar a alguien que tuviera el poder de arruinarte o rescatarte. Y
que, al final, podrías morir, especialmente si El Bardo tenía algo que decir al
respecto, así que cuando tienes tu momento, tienes que tomarlo y vivirlo tanto
como se pueda.
Blackwell sonrió.
—Y eso es exactamente porque el espacio de doctorado es tuyo para
perderlo.
Una burla fina, nasal, muy inglesa vino desde el pasillo enfrente de
nosotros.
—Bueno, bueno, bueno. Si no es Blackwell y su pequeña mascota.
Miré hacia adelante para encontrar al Dr. Aldous Cox detenido unos
cuantos metros en frente de nosotros, manos en los bolsillos de sus pantalones
plisados demasiado grandes. Era un hombre pequeño con gafas de alambre
encaramadas en su nariz aguileña, pelo ralo peinado sobre una calva generosa.
La mirada en su rostro podría describirse solo como punzante. Simon Phillips
estaba a su lado, alto, al menos en comparación con Cox, ojos oscuros
parpadeantes y una sonrisa lasciva estirada.
Blackwell sonrió mientras llegamos a detenernos.
—¿Y cómo estás, Aldous? Espero que estés encontrando las lecturas de
Composición 101 enriquecedoras.
Ambos nos fruncieron el ceño al comprender, Composición 101 era el
último peldaño del departamento de Literatura.
Sentí como si estuviéramos en un Spaghetti Western20 académico. Todo lo
que necesitábamos era una planta rodadora hecha de papel arrugado de páginas
de Kafka para que rodara en medio de nosotros con la melodía de un interludio
de armónica.
Pero el ceño de Cox se deslizó en una sonrisa grasienta.
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crees? ¿Y cómo están ustedes dos? ¿Preparándose para la carta de rechazo del
Sr. Williams, presumo?
20Western spaghetti. El western europeo (películas del viejo oeste), es un particular subgénero
del western que estuvo de moda en las décadas de los años 1960 y 1970.
Blackwell se rio entre dientes. Era un sonido fácil, encantador, y Cox
sonrió apretado hasta que pareció como si hubiera olido algo viscoso.
—Creo que ambos sabemos que eso es algo poco probable, Aldous.
Simon se movió, cuadrando sus hombros.
—No hay forma de que Williams hará el programa, no si mi padre tiene
algo que decir al respecto.
—Tu padre no tendrá algo que decir ¿o sí? —preguntó Blackwell, tranquilo
y ligeramente divertido, hablándole a Simon como si fuera un niño.
Simon dobló sus brazos a través de su pecho.
—Ellos lo escuchan. Él importa, a diferencia de Williams aquí. —Su voz
estaba cargada de desprecio—. No tiene a nadie a su lado.
Los ojos de Blackwell se estrecharon antes su falta de elocuencia y la
implicación de que yo era de alguna forma menos que Simon Phillips.
—West me tiene en su lado. ¿O estás sugiriendo que mi permanencia en
Columbia no es equivalente a Phil Phillips?
Presioné mis labios juntos para evitar reírme.
Las fosas nasales de Simon se distendieron como un caballo de carreras.
Cox miro a Blackwell mientras le hablaba a Simon.
—No dejes que James te afecte, Simon. Ellos siempre chillan más fuertes
justo antes de ser arrojados al matadero. —Empezaron a caminar de nuevo, y
todos nos miramos unos a otros hasta que habían pasado.
Negué con la cabeza mientras caminábamos por el pasillo.
—Cox ha sido siempre un auténtico imbécil.
Ambos rompimos a reír.
—¿Qué pasó entre ustedes dos?
Blackwell suspiró.
—Bueno, me temo que ha sido una larga rivalidad. Ambos fuimos a
Cambridge, en la misma clase, aunque nunca lo hizo mucho como yo. Siempre
parecimos estar cuello-con-cuello, terminamos en el mismo programa de máster.
En realidad, lo vencí por el programa de doctorado allí, y cuando vine a
90
vivir sin comparación, tristemente. Solo soy un mástil al que apuntar su ira
mundana.
—El rostro del mal.
Llegamos a su oficina, y abrió la puerta.
—Realmente no podría decirte como inició. Aldous nunca ha sido lo que
se podría referir como tierno, incluso en su juventud. Soy un orador natural,
extrovertido, siempre he sido como una especie sin temor en esa manera, y por
alguna razón, eso lo ha desafiado. —Caminó detrás de su escritorio y puso su
bolso abajo—. En cualquier caso, la batalla es larga y feroz, y no sé si alguna vez
terminará. Usa todo lo que pueda como municiones, también, reseñas, notas de
los estudiantes. Elijo candidatos basado en méritos. Él los elije basado en lo que
cree que me vencerá.
Puse mis cosas en mi escritorio pequeño junto a la pared.
—¿Y Phillips fue su elección?
Blackwell asintió mientras desempacaba su laptop.
—Simon es inteligente y dirigido. Pero es arrogante. Algunas veces siento
que Aldous y yo estamos peleando nuestra propia batalla a través de nuestros
estudiantes, una y otra vez sin final. —Sus ojos miraban hacia abajo, pensativo
mientras abría su laptop—. Mi único consuelo es que trato de ayudar a
estudiantes en los cuales creo.
—Bueno, señor, espero poder vivir a la altura de su legado.
Me dio una sonrisa reconfortante.
—Ya lo estás haciendo.
♥♥♥
Patrick entró en la sala de estar para dejarse caer en un sillón y apoyar los
Página
pies en la mesa del centro, cruzando sus piernas, metidas en un par de jeans
negros ajustados. Estaba usando una camiseta púrpura con cuello en V la cual
debería hacerlo verse como la desagradable marca de hipster o el Guasón, pero
Patrick lucía el estilo como si lo hubiera inventado.
—¿No has escuchado de Maggie o Coop aún?
—No desde que su vuelo aterrizó hace casi una hora. Deberían estar aquí
pronto.
Sonrió.
—¿Estás listo para que tu hermana menor camine por el pasillo de nuevo?
Arrojé el ensayo a la mesa del centro con una sonrisa.
—Tanto mejor mantener un ojo en ella.
Patrick dobló sus brazos detrás de su cabeza.
—Es una mujer adulta. Estoy muy seguro de que puede cuidar de sí
misma.
Lo miré.
—Mantente lejos de mi hermana, Tricky.
—Hey, no me malinterpretes. Tu hermana es atractiva…
—Cuidado.
—…pero no es exactamente mi tipo.
Me relajé un poco.
—No, creo que no lo es. No es como que eso te haya detenido alguna vez.
Me hizo una mueca y se burló.
—Vamos. ¿Crees que me follaría a tu hermana?
—Espero que no. No quiero tener que arruinar esa hermosa cara tuya.
Se rio entre dientes y se hundió un poco en el sillón.
—Hablando de caras bonitas ¿Qué pasó con Lily anoche?
Colgué mis brazos sobre el respaldo del sofá, sacudiendo la cabeza.
—Ella confirmó la mayor parte de lo que dijo Astrid. No me fío en que él va
en serio, pero está loca como mierda por él ahora mismo. Esperemos que sea el
final de eso. Ella puede solo dejarlo esfumarse el resto de la salida, desvanecerse
en la noche. —Jugueteaba con mis dedos.
—No puedo decir que no estoy curioso acerca del chico. Quiero conocerlo,
ver cómo es.
—Bueno, no te ofendas, pero espero que no tengamos la oportunidad. No
92
—¿Qué pasó?
Negué con la cabeza.
—Ningún detalle, pero sé que no lo aprobarías.
Frunció el ceño.
—No puedes dejar caer eso sobre mí y luego no decirme que pasó, hombre.
—Seguro que puedo. Mira, lo estoy haciendo en este momento.
Mi teléfono sonó en la mesa de café, y lo arrebaté para contestar.
—Mags ¿estás bien?
—Estoy genial ¿es una broma? ¡Estoy en la jodida ciudad de Nueva York!
Me reí.
—¿Cooper está ahí?
Su voz era plana.
—Seguro. Gracias por la advertencia, idiota.
—Bueno, no me esperarías en el aeropuerto, así que tuve que tomar
medidas, Margaret.
—Uf, Weston. Eres peor que papá.
Sonreí.
—Gracias.
—Estamos en la planta baja. Ven a ayudar con mis gigantescas maletas.
Estaba poniéndome mis zapatos.
—En camino. —Colgué y deslicé mi teléfono en mi bolsillo trasero.
—¿Necesitas una mano? —preguntó Patrick.
—Conociendo a Maggie, probablemente necesite cuatro.
Patrick se echó a reír, y bajó corriendo las escaleras para llegar a mi
hermanita.
La encontramos sentada en una maleta enorme, a la altura de la barbilla,
un lío contenido de pelo rubio rizado, pecas a través de los pómulos de sus
mejillas mientras me sonreía. Otras tres maletas gigantes estaban detrás de ella
junto a Cooper, quien sonrió mientras se apoyaba contra el auto negro en que él
había recogido a Maggie.
Coloqué mis manos en mis caderas y sacudí la cabeza a la vista de ella.
Ella brinco y saltó a mis brazos.
93
aquí!
Rose sonrió.
Página
Lily
Tenía razón. Mi día había sido un desastre, y aun no había sacudido mi
sueño realmente extraño.
No ayudó que las estúpidas manos de Blane estuvieran en todas partes
sobre mí durante el ensayo esa tarde mientras íbamos por el pas de deux del
Cisne Negro una y otra vez. El Cisne Negro siempre había sido más difícil para
mí que el Blanco, el pop y snap de sus movimientos mientras engañaba a
Seigfried, la naturaleza desesperada, de corazón frío de su carácter… solo no era
yo. Como era de esperar, Nadia bailó un Cisne negro estelar.
Hoy, estaba canalizando mi Nadia interior.
Descansó una rodilla a mis pies, mirándome con deseo mientras llevaba
mi mano a sus labios. Pero le sonreí con malicia y chasqueé mi mano hacia atrás,
haciendo piruetas lejos de él así no podría tocarme.
Era la única manera en que quería bailar con Blane luego de lo de anoche.
West se había quedado hasta que Rose llegó a casa, y una vez que se fue,
le conté todo a ella, incluyendo todas las cosas sobre las que no me atreví a
hablar con West. Había estado sorprendentemente callada, solo escuchando sin
ofrecer ningún consejo más allá sugiriendo que no valía la pena.
Parte de mi estuvo de acuerdo. Pero hoy, mientras era fría como la piedra,
Blane parecía confundido, como si genuinamente no entendiera por qué. Seguía
preguntándome si estaba bien, no es como que le daría una pista. Aún estaba
demasiado molesta para tener esta conversación con él. Definitivamente ganó
puntos por tratar. Pero solo le sonreí secamente y continué, tratando de ignorarlo
tanto como fue posible, lo cual fue difícil, dado el hecho de que nuestros cuerpos
estuvieron tocándose durante horas y horas. Hubiera preferido estar acurrucada
en un tonel de sardinas o una cesta llena de suspensorios sucios.
Tan pronto como la música se detuvo al final del ensayo, puse distancia
entre Blane y yo.
97
que sea que hayas usado para llegar allí, embotéllalo y tenlo a mano. Trabajo
fantástico.
Hice une reverencia.
—Gracias, Ward.
Asintió, y giré para caminar a través del estudio hacia mi bolso con Blaine
sobre mis talones.
—Hey, Lily. ¿Estás segura de que estás bien?
Ni siquiera me senté para quitarme la zapatilla, solo desaté la cinta y la
jalé tan rápido como fue posible, metiéndola en mi bolso.
—Sip. Bien.
Se inclinó contra la barra y cruzó sus brazos.
—No pareces estar bien.
Porque me conoces tan bien. Me quité la otra zapatilla y la metí en el bolso
que cerré con la cremallera.
—No, de verdad. Estoy perfecta, Blane. —Deslicé mis pies en mis tenis y
tomé mi bolso, girando alrededor—. Tengo que correr. Adiós, Ward —grité a
través del estudio y salí rápidamente sin mirar atrás.
La puerta se cerró detrás de mí con un golpe, y levanté la mirada para
encontrar a Nadia recostada contra la pared con sus brazos doblados cruzados
sobre su pecho y una sonrisa retorcida en su cara.
—Ugh, hoy no, Nadia. —Pasé atropelladamente, y se empujó fuera de la
pared y me siguió.
—¿Qué pasa, preciosa? ¿Mal día?
—No estoy bromeando. No quieres joder conmigo justo ahora. —Llegué al
ascensor y toqué el botón para llamarlo. Puso su espalda contra la pared para
enfrentarme, pareciendo satisfecha consigo misma.
—Solo quiero asegurarme de que estás bien, Thomas. —Las palabras eran
sacarina.
La miré. —Estoy segura de que lo haces. Todos parecen realmente
interesados en cómo lo estoy haciendo hoy, incluso Blane. —No pude evitar
incitarla, estaba lista para pelear luego de un día de mierda, con o sin ella en mi
cara.
Sus ojos se estrecharon, hombros encuadrados.
—Mantente alejada de él.
—¿O de lo contrario qué? —Escupí—. No lo posees, y él obviamente ya no
te quiere.
98
Ira destelló a través de mí. ¿Había ido allí luego de que me fui, o estaba
fanfarroneando? Pensé en ellos dos juntos en el estudio y quise gritar. Pero lo
sacudí todo lejos. Ni siquiera importaba, ni siquiera estaba segura de seguir
queriéndolo.
—Buen intento. Solo continúa diciéndote que está enamorado de ti, si eso
te ayuda a correrte en las noches.
Las puertas del elevador se abrieron, y entré. Se dio la vuelta y me dio una
mirada que me habría marchitado cualquier otro día, pero me mantuve firme,
dándosela de vuelta.
—Cuida tu espalda, Thomas. —Las puertas se cerraron, y mientras
desaparecía detrás de ellas, me apoyé en la barandilla y suspiré, sintiéndome
con un millón de años encima.
—Ya estoy en eso, perra.
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Página
9
Las flores lo arreglan todo
Lily
Una media hora más tarde, abrí la puerta de mi apartamento y la cerré de
golpe detrás de mí. Me había duchado en el estudio para calmar mi agitación,
luego vociferé mi rabia todo el camino a casa, pero hizo poco para ayudarme a
calmar. Sé que parece raro, pero hay algo muy reconfortante respecto a la música
que te da ganas de romper cosas con un bate de béisbol. Pero nada podría
ayudarme a hoy.
Dejé caer mi bolso junto a la puerta con un golpe, y Rose asomó la cabeza
fuera de su habitación.
Me echó un vistazo.
—Uhh ¿estás bien?
—No, no estoy bien. —Arrojé mis llaves en el plato, deseando tener algo
más que pudiera hacer ruido además de mi boca. Como tal vez una motosierra—
. Este día fue un jodido desastre. —Me dejé caer en una silla junto a la mesa.
Pero Rose no hizo preguntas, solamente se dirigió a la cocina a buscar un
vaso, llenarlo con hielo, y servirme un vodka con tónica.
Me dejé caer en la silla y acepté la copa con gratitud.
—Realmente no debería beber esto.
—Sólo uno. Tal vez dos. Podrás dormir como un bebé esta noche. —Rose
saltó sobre el mostrador y esperó a que le explicara.
100
—Bueno, podrías romper o tratar de hacer que funcione. Tal vez es sólo
Página
malo en la cama. Tal vez realmente le gustas. O tal vez te está usando.
Era cierto. Podría haber sido algo de eso. Mi estado civil era tan claro como
la ventana del sótano de un asesino en serie.
—No entiendo lo que es este juego. No sé cómo jugar, Rose. —Dejé caer mi
cabeza a mis manos—. ¿Qué demonios estoy haciendo?
—Estás confundida, y con buena razón. Esperabas que fuera todo lo que
imaginabas.
—No lo era. No lo es. —Negué con la cabeza—. No sé si puedo seguir
viéndolo. Me sentí tan usada anoche.
Su rostro era suave.
—Sólo quería creer que el que nos liáramos era el primer paso hacia algo
más, pero estoy empezando a pensar que era cien por ciento irreal. Sólo me dio
la carne caliente y me botó. —Tomé otro trago largo, casi vaciando el vaso.
Levanté la mirada cuando Maggie asomó la cabeza fuera de nuestra
puerta, con las mejillas rosadas, luciendo avergonzada.
—Hola, Lily.
Di un grito ahogado y salté de la silla, después de haber olvidado por
completo con todo el drama que Maggie se estaba mudando hoy.
—Oh. Dios mío. ¡Maggie! Lo siento mucho. —La vergüenza se apoderó de
mí mientras le daba un abrazo—. ¿Lo hiciste bien? ¿Ya te instalaste?
Ella me hizo un ademan restándole importancia.
—Oh, estoy bien. Estaba desempacando y te oí llegar, pero no quería
interrumpir. Y entonces me sentí como una enferma. —Se rió torpemente.
—Me alegro de que salieras. —Conecté un brazo entre los suyos y
caminamos de regreso a la mesa para sentarnos—. Me siento como si tuviera
que hacerte más preguntas, pero no puedo pensar en una sola. No sé si estoy
emocionalmente equipada para ver fuera de mi tormenta de mierda hoy.
—De verdad, estoy bien. Sólo emocionada de estar aquí más que nada. —
La sonrisa de Maggie era suave y dulce—. Entonces, ¿quién es este tipo Blane
del que hablaban?
Rose se deslizó fuera del mostrador y sirvió tres tragos en esta ocasión,
uno para cada una.
Tomé el mío casi vacío hasta el fondo y agarré otro.
—Blane es el chico que he deseado desde que fui lo suficientemente mayor
como para desear a alguien.
—Pero… —Maggie provocó.
102
Alégrate de que no estabas aquí anoche cuando llegué a casa. No estaba bien.
Rose resopló.
—Cuando llegué a casa del trabajo, estaba viendo 10 cosas que odio de ti,
acurrucada en el costado de West como un perezoso.
—¿Qué? Siempre me hace sentir mejor. No me da vergüenza que las
comedias adolescentes de los años 90 lo hagan por mí.
Maggie se rió.
—A West le encanta esa película
—Shh, que se supone que es un secreto —me reí—. Estuve despierta hasta
demasiado tarde, y el agotamiento definitivamente no está ayudando a mi estado
mental. Uno más de estos bonitos bebés, y voy a estar fuera como un disco. —
Agité mi vaso—. Así que, Blane es también mi pareja una gran parte del tiempo,
lo que fue súper incómodo hoy. Es tan extraño que hace un par de días, me
pareció que tener sus manos en mi cuerpo era la cosa más sexy del mundo.
Ahora son como garfios. —Suspiré, sacudiendo la cabeza—. Uf, ¿cómo voy a
aguantar los ensayos todos los días con él?
Rose me dio una mirada comprensiva.
—Bueno, vas a tener que encontrar una manera de superarlo y seguir
adelante.
La miré como si le hubiese brotado un brazo extra.
Ella se encogió de hombros.
—No he dicho que sería fácil.
Gemí y enterré mi rostro en la curva de mis brazos sobre la mesa.
Alguien tocó a la puerta, pero no me moví. Renunciaría. ¿Problemas? Qué
problemas. No comprende, amigo.
Oí la voz de Blane cuando Rose abrió la puerta y tiré de mi cabeza fuera
de la mesa como si me hubieran golpeado con un bastón eléctrico. Bastante
segura de que mis ojos parecían pelotas de golf mientras miraba a Maggie, que
parecía confundida. Blane, moduló ella, y su rostro se estiró por la sorpresa, sus
labios en una pequeño 'o'.
Alisé mi cabello y salté de la silla, volviéndome hacia el espejo que colgaba
de la pared. Al menos no lloré. Podría haber sido peor.
Tomé una respiración profunda y caminé alrededor de Rose hacia la
puerta.
Blane estaba de pie en el pasillo con una mirada abatida en su rostro, con
un ramo de lirios de agua, mis flores menos favoritas de toda la familia de lirios.
103
Pero, aun así. El tipo me trajo flores, y sus ojos estaban tan tristes. Mantuve mi
barbilla en alto, pero casi pude oírme a mí misma estar de acuerdo a todo lo que
Página
—No tendré sexo contigo otra vez hasta que sepa que estás yendo en serio.
Página
La sonrisa se puso en marcha otra vez y tal vez estaba siendo paranoica,
pero esta vez no lo compraría.
—Por supuesto. Todo lo que quieras. —Me atrajo en un abrazo—
¿Entonces estamos bien?
Su pecho era cálido y sólido en mi mejilla.
—Sí, estamos bien.
—Gracias por darme otra oportunidad, Lilypad.
Me estremecí.
Se echó hacia atrás y con la punta de sus dedos levantó mi barbilla para
colocar un suave beso en mis labios.
—Escucha, tengo que irme, pero me alegro de verdad de que estemos bien.
Odiaba tocar el tema, pero Nadia todavía estaba en mi cabeza, zumbando
alrededor como una avispa, y no podía dejarlo ir sin preguntar.
—Antes de que te vallas, quería preguntarte algo.
—¿Qué pasa?
Respiré, todavía envuelta en sus brazos.
—Nadia dijo que te vio ayer por la noche.
Él negó con la cabeza y traté de leer su expresión, pero estaba en blanco.
—Caí en el estudio después de que te fuiste. No le hagas caso. Está
tratando de conseguir sacarte para ocupar tu lugar. —No le creí, pero tampoco
era que estaba convencida de no creerle—. ¿Eso es nuevo, sabes?
Él se rio entre dientes, y el sonido viajó a través de su pecho contra el mío.
—No dejes que te afecte. Eso sólo la anima. —Me besó en la frente—. Te
mandaré un mensaje más tarde, ¿de acuerdo?
—Suena bien —dije mientras se alejaba.
Abrí la puerta y lo vi caminar por el pasillo hasta las escaleras, diciéndome
adiós con las manos una vez más encima de su hombro antes de que estuviera
fuera de vista. Suspiré y cerré la puerta, mirando los lirios.
Rose salió de su habitación, con los ojos grandes.
—¿Flores? ¿Son lirios de agua? —Tomó el ramo—. Las odias.
Suspiré de nuevo y me encontré caminando de regreso a mi bebida.
Maggie asomó su cabeza.
—¿Se fue?
—La costa está clara —le dije mientras Rose se sentaba a mi lado y
105
amistad era tratar de dejar de lado las expectativas. Si alguno de nosotros quería
salir, todo lo que teníamos que hacer era decirlo, y prometimos no hacer
Página
preguntas. Un día, dijo que se había terminado, y tuve que estar de acuerdo. Sin
embargo, pensé que sería temporal. Pensé que lo que teníamos era más fuerte
que el que pudiésemos alejarnos. Pero la noche siguiente, trajo a otra chica a
Habits para pasar el rato con el grupo, mientras yo trabajaba. Ni siquiera pude
irme. Tuve que sentarme allí y mirar.
Maggie negó con la cabeza.
—Qué movimiento de imbécil.
Le di una mirada a Rose.
—Sabes que no es tan simple, Rosie.
Se encogió de hombros.
—Me dijo al día siguiente que solo había estado asustado, que quería
intentarlo de nuevo. Pero para ese punto, era muy tarde, estaba demasiado
herida para regresar. —Se removió en su asiento y tomó su bebida de nuevo—.
De todas formas, me hubiera gustado haber dicho algo desde el inicio. Decirle
como me sentía, dar una pelea cuando pudo haber cambiado las cosas. Pero
ahora nunca tendré la oportunidad. No hay reparación para esa parte de nuestra
relación, no cuando aún estamos tratando de remendar nuestra amistad.
—Además —añadí— tienes que soportar su ardor sin llama diariamente.
Rose se rió. —Ugh. Eso.
—Es tan intenso. —Maggie tomó un trago.
Rose dejó salir una respiración.
—No tienes idea.
Maggie se recostó en su silla. —Creo que siempre me preguntaré si de
alguna forma fue mi culpa, lo que pasó con Jimmy. Quiero decir, sé que es un
imbécil, y que probablemente no haya nada que alguna vez pueda cambiar eso.
Pero nadie quiere aprender una verdad como esa en el día de su boda
encontrando a su prometido follándose a la dama de honor una hora antes de la
ceremonia.
Negué con la cabeza.
—Eso no tiene nada que ver contigo.
Maggie solo miró a su bebida.
—Lo que es triste es que mucha gente sabía que me estaba engañando,
pero nadie me lo dijo. Al menos lo supe antes de casarme.
Rose llevó su rodilla a su pecho.
—Aquí está la cosa sobre chicos como ese, podrías haber sido la chica de
sus sueños, peor aun así iba a andar follando alrededor. Y tienes razón con
107
respecto a darte cuenta antes que tarde. Mejor el día de tu boda que luego de
haber estado casada diez años y tener niños. ¿Puedes imaginarlo?
Página
raro porque puedo sentir que está debajo de la superficie, como si estuviera
esperando para salir. Pero mayormente me siento bien, así que solo sigo con ello.
Página
Rand otra vez. —Empujó el pesado libro con la punta del pie, pero no se movió.
—Odiosa.
Dejó caer la barbilla, labios planos.
—Es un montón de mierda pretenciosa escrita por una ególatra, fría como
la piedra e indiferente.
Me encogí de hombros.
—Quizás a primera vista, pero no es así como yo lo veo. Es sobre el poder
del yo. Se trata de sobrevivir contra todo pronóstico, estrictamente por la fuerza
de voluntad y la creencia en tu propia visión. Se trata de tener éxito; no porque
alguien te dé su aprobación, sino porque hiciste lo que te propusiste a hacer.
Alcanzaste el éxito utilizando sólo el poder que existe entre tus orejas, a pesar
de que las probabilidades estaban en tu contra.
Maggie hizo una mueca, haciendo caso omiso de todo lo que había dicho.
—Roark viola a Dominique.
—¿Eso fue todo lo que te quedó? —negué con la cabeza—. Es consensuado,
Mags. No es violación, es rendición.
Ella cruzó los brazos sobre su pecho.
—Paso.
—Esa es la belleza de los libros, hermanita. Lo que no significa nada para
uno tiene un profundo efecto en otro —volví a cruzar los tobillos—. Entonces,
quisiera saber dónde diablos pusiste todos esos zapatos.
—Bajo mi cama, junto con la mayor parte de mi ropa en unos
organizadores rodantes. Lily y Rose también me consiguieron una linda cómoda
de segunda mano.
—Si lo sé. ¿Adivina quién la subió por las escaleras?
Ella se rio y se animó, su cara animada mientras se inclinaba hacia
adelante.
—Uy, hombre, imagínate que el novio de Lily, o lo que sea, vino a casa hoy.
—Hizo una cara de pato, sacudiendo la cabeza—. Hombre, ese tipo es sexy.
Sentí mi ceño fruncirse.
—Ah, ¿así que conociste el infame Blaney?
Ella resopló.
—¿Así es como lo llaman? Eso es terrible. De todos modos, no diría que
fue una presentación oficial, sólo alcancé a verlo momentáneamente antes de
correr a nuestra habitación para darles un poco de privacidad. Le trajo flores y
se disculpó por ser un bicho raro.
112
Mi ceño se profundizó.
—Con que flores, ¿no?
Página
Lily
El sudor del vaso de mi tercer vodka con tónica rodó sobre mi mano
mientras me sentaba sola en mi tranquilo apartamento. Maggie se había ido
donde West después de que Rose se fuera a trabajar, y me dejó sola para
contemplar el estado de mi relación, o la falta de uno.
Los estúpidos lirios de muertos se burlaban de mí desde la mesa,
encaramados en el jarrón más feo que poseíamos como una broma. Debería
haber sido más agradecida. Realmente era dulce de su parte, ni siquiera podía
recordar la última vez que un chico pensó en comprarme flores. Pero todo esto
me había confundido justo cuando creí descubrir lo que quería. Es decir, no él.
Luego se mostró tan dulce, y ahora no estaba tan segura.
Me quedé deseándolo de nuevo, o deseando una versión de él que no
estaba segura de que existía. Pero esa vieja imagen que tenía de él era tan fuerte
en mi mente, tan poderosa, que me encontraba esclava de ella. Quería tanto que
fuera ese hombre, sentía como si pudiera hacerlo existir.
Suspiré, considerando otra bebida, pero tuve que parar. Tres bebidas se
encontraban más allá de mi límite.
Se abrió la puerta detrás de mí, y miré por encima de mi hombro para
encontrar a Maggie entrando.
—¿Te has movido de ese lugar?
Miré de nuevo a mis pies.
—No.
—Bueno, vamos, huesos perezosos. Iremos a Habits.
Hice una mueca hacia mis calcetines.
114
Rose nos saludó desde detrás de la barra, señalando tres asientos cerca
del final. Caminamos a través de la pequeña multitud, y West tomó el asiento
más lejano de los tres. Maggie tomó el primero, dejándome el del medio como
única opción.
Rose se echó la toalla sobre el hombro y se apoyó en la barra, sonriendo
mientras tomaba mi asiento. Los collares que tenía yacían casi sobre el escote
de la camiseta de tiras negra que llevaba, y su cabello negro enmarcaba su rostro
y hombros. Incluso tenía lápiz labial rojo esta noche. La chica era una cantinera
mortal.
—¿Qué estás haciendo aquí, Lil? Me imaginé que estarías desmayada por
ahora.
Me encogí de hombros y metí mi bolso en mi regazo, sólo un poco molesta.
—Estoy autorizada a salir una noche hasta las diez, ¿verdad?
Me sirvió un agua y negó con la cabeza, sonriendo.
—Todo lo que quieras. ¿Qué quieren ustedes dos de beber?
—Makers con ginger ale —respondió West.
—Lo mismo para mí —añadió Maggie.
—Tal vez yo también quiero una bebida, Rose.
Ella levantó una ceja.
—¿Ah? ¿Qué puedo hacer por ti, princesa?
Sonreí.
—Agua está bien. Gracias por preguntar.
—Típico. —Rose rodó los ojos, riendo mientras dejaba dos vasos para
whisky sobre el mostrador y los llenaba de hielo—. Entonces, ¿cuáles son sus
planes esta noche?
Afortunadamente Maggie respondió porque yo ni siquiera estaba segura
de por qué estaba allí.
—Solo vine a saludar y hacerle compañía a West mientras espera a un
amigo.
Rose vertió whisky sobre el hielo.
—¿Cooper o Patrick?
—Christine —dijo West, y los ojos de Rose se lanzaron hacia él.
Ella hizo una mueca.
—¿Quién es Christine?
118
Abrió la boca para hablar, pero sus ojos cambiaron para mirar detrás de
mí. Me volví y vi una mujer alta y delgada con el cabello largo color negro noche
caminando hacia la barra, saludando, sus ojos se inmovilizaron detrás de mí.
En West. Miré hacia él para encontrarlo sonriéndole mientras se levantaba.
—Hola, Chris.
Ella se acercó y alzó para darle un beso en la mejilla.
—Hola. —Enganchó un brazo en el de él y se volvió hacia el resto de
nosotros.
No pude evitar comprobarla: piernas largas y flacas en jeans oscuros,
brazaletes en su brazo, collares de oro simples alrededor de su cuello
desapareciendo en la apertura de su profunda camisa con botones roja que
desabrochó un poco de más, si me preguntaras. Desde donde podía ver que sus
tetas —suficientemente grandes, por cierto— eran increíbles.
Toda intención de que me agradara por el bien de West saltó directamente
de la parte superior del edificio Chrysler.
Los ojos de Cooper recorrieron de arriba a abajo su cuerpo, la acción
apenas oculta por el trago de whisky. La mirada de Maggie rebotó entre su
hermano, Christine y mi persona. Mi cara se sentía como una máscara, y me di
cuenta que mis ojos estaban fijos en el lugar donde sus dedos rozaron la piel del
antebrazo de West.
Levanté la vista y puse mi mejor sonrisa. Debe haber sido un éxito, porque
ella no parecía darse cuenta de que casi al instante la odiaba.
Me volví hacia Rose, con esa falsa sonrisa en mi rostro.
—¿Puedo obtener un vodka con tónica, por favor?
Ella me dio una mirada que me dijo que fuera agradable, pero me sirvió
una copa, que la salvó de ser abofeteada.
West titubeó por un momento antes de hablar.
—Ah, me gustaría presentarles a Christine. Chris, estos son mis amigos,
Cooper, Rose y Lily, y esta es mi hermana Maggie.
Saludó con la mano.
—Mucho gusto en conocerlos.
Cooper le tendió una mano.
—Igualmente.
Christine la tomó, sonrojándose ligeramente.
—¿Cooper Moore?
Le mostró esa sonrisa revienta bragas.
121
Así que nos sentamos en el tren con Christine sin dejar de hablar,
requiriendo muy poco de mí parte en la conversación. ¿Había sido siempre tan
habladora? ¿Cómo no me había dado cuenta antes?
Estaba lidiando con qué hacer con ella. No me sentía cómodo fingiendo,
pero tampoco quería molestarla. Mi instinto me decía que terminara la noche y
me fuera a casa. Pero si dijera algo ahora, ella se habría arreglado para nada,
habría tomado todas esas molestias solo para ser abandonada.
Pero pensé en el otro lado del asunto por un segundo. ¿Por qué terminarlo?
Tal vez podría darle una oportunidad. Sobre el papel, ella era todo lo que estaba
buscando. Estábamos en el mismo lugar en nuestras vidas, en nuestras
carreras, compartíamos el mismo grupo de conocidos. Sería conveniente. Pero
cuando ella se apretó contra mí en el vagón del metro, lo supe. No quería estar
con Chris, no así.
Todo lo que podía hacer era aguantar la noche y tratar de dejarla con
cuidado al final de la misma.
Me sentí un poco mejor después de haber tomado una decisión,
encontrando más fácil participar en la conversación durante el resto del viaje en
tren y hacia el apartamento de Amanda. Subimos por las escaleras hasta su
edificio a través de la puerta abierta hacia el sonido del rock folk independiente
y el olor persistente de porro. Había hipsters hasta donde llegaba la vista, de pie
en grupos con copas de vino y botellas de cerveza.
Las habilidades de adivinación de Rose dieron totalmente en el blanco.
Chris me tiró a través de la multitud, deteniéndose aquí y allá, hablando
con todo el mundo como si quisiera asegurarse de que todos nos vieran juntos.
Alguien nos trajo bebidas, un vino para Chris, rojo como sospechaba, y una
cerveza para mí, una India pale ale. Ni siquiera me gustaba esa cerveza. Dame
una cerveza negra o incluso una rubia-miel. Pero si la elección era entre los dos,
escogía la cerveza sobre el vino en cualquier momento. Algunos de los chicos en
las inmediaciones discutían acerca de cervezas artesanales poco conocidas al
tiempo que algunas personas hablaban de bandas desconocidas, y mientras
tomaba un sorbo de cerveza amarga, deseaba mucho no haber aceptado venir.
Christine entrelazó sus dedos con los míos y me llevó a la puerta, por las
escaleras hacia el techo. Me apresuré a abrir la puerta de la azotea para ella,
utilizando cualquier excusa para soltar su mano. Ella no estaba haciéndome
fácil fingir, no con el desfile y la fanfarria. En el momento en que estuvimos fuera,
deslizó un brazo alrededor de mi cintura y me arrastró hacia sus amigos.
—Amanda. —Chris hizo un gesto a través del techo a Amanda, quien le
devolvió el saludo, ojos oscuros rebotando entre nosotros. Traté de darle una
128
sonrisa, pero podía sentir lo forzada que era, y cuando hicimos contacto pleno
con la mirada, supe que ella lo sabía.
Página
saludos.
—Díselos tú mismo.
Él sonrió.
—Vi que estabas aquí con Chris. No sé lo que está haciendo contigo cuando
podría tener a alguien como yo. No tienes lugar en Columbia. Mi padre…
—A nadie le importa, Simon. —Lo rodeé, y él me agarró del brazo. Me
detuve y miré hacia abajo a su mano, luego de vuelta a sus ojos. Me dejó ir.
—Ustedes los jodidos becados son todos iguales. Ni siquiera sé por qué no
acaban con todo el programa.
—¿Quién hubiera pensado que a Columbia en realidad le importa un
comino la calidad sobre la sangre azul? —Negué con la cabeza—. A nadie le gusta
un pendejo nepotista, excepto a otros nepotistas. Dos semanas y lo sabremos a
ciencia cierta. Me aseguraré de enviarte un regalo de despedida. —Me alejé.
—Vete a la mierda, West.
Le hago un ademan restándole importancia por encima del hombro sin
mirar atrás.
Mi estado de ánimo estaba lo suficientemente profundo en la cuneta para
ese punto, que me encontré inventando excusas para irme en serio. Una vez que
llegué al techo de nuevo, escaneé los grupos de personas en busca de Chris, pero
no pude encontrarla. Casi había renunciado mientras caminaba por una esquina
para ver si ella estaba detrás de la entrada escalera.
—Lo juro, él esta tan cerca de comprometerse. —Oí decir a Chris.
Me detuve en seco.
—¿Lo crees? —Al parecer Amanda lo sabía mejor. Su voz estaba cargada
de escepticismo.
—Lo sé. Nos enganchamos en la oficina de Blackwell de nuevo el otro día,
e hizo esa cosa donde... —Su voz cayó, y me incliné hacia delante, tratando de
escuchar lo que estaba diciendo.
Amanda se rió.
—Oh, Dios mío, Chris.
—Te dije que lo enamoraría con mi vagina. —Rieron—. Quiero decir que,
sin embargo, esta es nuestra primera cita de verdad, y creo que hay una
posibilidad seria de que va hacia alguna parte.
—Dios, todo el departamento estaría tan celoso, incluso el viejo excéntrico
de Cox. No sé cómo Simon no ve que Cox tiene una erección por Blackwell. Esa
130
—Todo el mundo ya está celoso. Cada vez que hablamos de West, todas
esas perras se reúnen alrededor para escuchar los detalles, pero se alejan
hablando mierda. Quiero decir, esta noche me encontré con sus amigos, e
incluso una de ellos, Lily, estaba totalmente celosa. No sé cómo no podía ver que
estábamos juntos.
Mi sangre hirvió, y me acerqué a la vuelta justo cuando dijo:
—Esa perra mejor que retroceda, porque no voy a compartir.
La espalda de Chris estaba hacia mí, pero los ojos de Amanda se abrieron
de par en par al segundo me vio. Chris se volvió, la sonrisa deslizándose de su
rostro cuando vio la mirada en la mía.
—¿Podrías darnos un minuto, Amanda? —pregunté en voz baja, sin
apartar los ojos de Chris.
—Yo, uh... por supuesto. —Pasó de prisa junto a nosotros, avergonzada.
Miré a Chris.
—No me di cuenta que estaba tan cerca de comprometerme
Ella sonrió, tratando de disimular.
—Eso fue solo una charla de chicas, ¿sabes? No quise decir eso. Al igual
que entiendo que desees llevarlo lento
—No quiero “llevarlo” a ningún lugar, Chris.
Ella agitó su mano, las pulseras tintineando juntas.
—No quieres decir eso.
—Iba a terminar esto tan pronto como dejáramos esta... fiesta. ¿Cómo es
eso compromiso?
Su sonrisa se deslizó, y ella dio un paso hacia mí con una mano extendida.
—West, yo…
—Y si alguna vez te oigo hablar mal de Lily de nuevo, vamos a tener
problemas aún mayores. —Le entregué la copa de vino—. Pásalo bien, Chris.
131
Página
12
Solo di No
Lily
Subí trotando los escalones del metro la tarde siguiente durante mi
descanso, dirigiéndome al antro de burritos donde me encontraría con West para
almorzar. Todo el día había estado ansiosa por verlo, preocupada por su reacción
ante mi pequeño espectáculo de la noche anterior. Así que me había disculpado
vía mensaje de texto y le había pedido su perdón, el cual me dio, luego lo invité
a almorzar. Le debía un almuerzo y una disculpa en persona luego de mi
comportamiento. Cuando abrí la puerta y vi su sonrisa mientras me esperaba en
la mesa, toda mi ansiedad desapareció.
Se puso de pie y caminó hacia mí, ese bombón vestido en vaqueros y una
camisa desabotonada, cabello en un moño desordenado. Nos encontramos a
medio camino, y me atrajo en un abrazo.
—¿Cómo te sientes hoy?
Suspiré contra su pecho.
—Meh, he estado mejor. Este burrito debería ayudar. —Me soltó, y
caminamos hacia el mostrador—. Entonces, dímelo de una vez. ¿Qué tan molesto
estás por el inmenso desastre que fui anoche?
Me sonrió y levantó una ceja.
—Solo un poquito. ¿Qué vas a comer?
Miré el menú que se encontraba colgado sobre la chica detrás de la
registradora.
132
—Tengo que cuidar más mi cuerpo antes de lastimarme. Así que iré por lo
saludable, burrito vegetariano, acompañado con salsa. Y una orden de papas
Página
fritas.
Se rio.
—Saludable.
—Mi resaca demanda carbohidratos, Weston —dije con un encogimiento
de hombros—. A partir del domingo, después de pasar por Noir, haré una dieta
estricta de jugos. Hasta entonces, me comprometo.
—¿Para usted, señor? —La chica se humedeció los labios mientras lo
miraba.
No pareció darse cuenta.
—Burrito California con doble bistec con aguacate extra, por favor.
—¿Seguro que no quieres papas fritas también, West? Por Dios.
Esbozó una sonrisa perezosa.
—Nah. El mío tiene las papas fritas por dentro.
Me reí.
—Eso es tan excesivo.
West sacó su billetera, y traté de impedírselo.
—Detente. Yo invito.
—De ninguna manera, Lily. —Apartó mi mano y sacó dinero en efectivo.
Tiré de su brazo.
—Te debo.
—No me debes nada. Aquí tiene, señorita. —Le entregó el dinero—. Déjese
el cambio.
—Gracias —le sonrió con ojos soñadores mientras le entregaba el pequeño
número plástico.
Sacudí la cabeza mientras recogíamos nuestras bebidas y tomábamos
asiento.
Puse mi número en la mesa y jugueteé con él no queriendo encontrar sus
ojos.
—Entonces, ¿cómo te fue anoche con Chris? —Solo su nombre me
producía indigestión. Podía ser la resaca. Sin embargo, estaba muy segura de
que no lo era.
Una sombra atravesó su expresión.
—Fue esclarecedor.
133
cómo eres con tus amigos. Acerca de Maggie. Eres un apasionado de la literatura
y el aprendizaje. Y tienes que admitir que te enfureces un poco cuando se trata
Página
estaba segura.
—¿Cómo sabes si nunca lo has sentido? Tu experiencia en la vida hasta el
momento dice que no existe.
Cuando me miró a los ojos, vi su esperanza.
—Porque tengo que creer que el amor no siempre es una opción. Que hay
algo en un amor tan profundo que es químico, molecular. Eso es lo que estoy
esperando.
Sus ojos eran tan profundos, que tuve que apartar la mirada. Volví a quitar
la envoltura de mi burrito para mantener mis manos ocupadas.
—¿Estás diciendo que no crees que la gente simplemente se enamore? ¿No
crees que solo salen y se conocen? ¿Qué puede ser algo gradual?
West se encogió de hombros y volvió a tomar su almuerzo.
—Claro que puede. Pero no creo que se deba comenzar una relación con
un pie en la puerta.
—Interesante —dije más para mí.
Levantó una ceja.
—¿Qué? ¿No estás de acuerdo?
—No —concedí de todo corazón—. No estoy en desacuerdo. No lo había
pensado de esa manera, eso es todo.
Dio un mordisco, y comimos en silencio por un momento mientras yo
digería mi burrito y sus palabras.
West rompió el silencio.
—Entonces, ¿Blane aún vendrá con nosotros mañana por la noche?
—Por lo que sé, sí. Creo que será la última oportunidad para lo nuestro,
¿sabes? Igual, tengo que ver cómo serán las cosas cuando estemos en una cita...
—Sigue sin ser una cita.
Resoplé.
—Bueno, es casi una cita. Lo considero así. Si las cosas no funcionan,
cancelo todo. Tienes razón. No debería estar tan indecisa.
—Repítelo.
Mi ceja se arqueó.
—Eh, ¿no debería estar tan indecisa?
—No, la otra parte en la que yo tengo razón.
—Ja, ja. —Le tiré una servilleta.
137
♥♥♥
solitario. Cada tanto echo de menos formar parte del cuerpo, ¿es raro?
Blane negó con la cabeza.
Página
—Pienso en eso todo el tiempo. Mientras formas parte de él, deseas salir.
Pero en el momento que eres promovido, te das cuenta de lo que tenías. Extrañé
el horario de locos y la camaradería después de un mes. Bailar solos y papeles
principales no es tan divertido. Demasiada presión.
—Dios mío, es tan cierto.
Caminamos un rato en silencio hasta que nos acercamos al ascensor.
Pulsó el botón para llamarlo.
—Quería pasar y saludarte.
Mi corazón dio un vuelco.
—¿Estás ocupada esta noche? Pensé que podríamos pasar el rato.
Entonces mi corazón cayó de bruces. No estaba muy segura de si se refería
a pasar el rato o a salir, lo que me molestó bastante. Las puertas del ascensor
se abrieron, y entró.
—Voy a la ópera esta noche con un amigo. Pero definitivamente te veré
mañana para Noir, ¿si aún estás adentro?
La puerta se cerró detrás de nosotros, y sonrió, dando un paso hacia mí
hasta que mi cuerpo estuvo al ras de la pared del ascensor y sus labios se
cernieron sobre los míos.
—Oh, definitivamente estoy adentro.
Me besó, un beso exigente, duro, y me sentí eufórica, con el corazón
acelerado mientras lo abrazaba. Tomó mi sumisión como un permiso,
profundizando el beso, enredando una mano en mi cabello.
Por un largo rato, fue glorioso.
Deslizó su mano libre por la parte de atrás de mis pantalones y entre mis
piernas. Tan bueno como se sentía que me tocara, y tan descuidada como había
estado, inmediatamente me apagó. Giré la cabeza rompiendo la conexión.
—Blane...
Retrocedió, presionando la mandíbula con dureza, los ojos casi
acusadores.
—Sí, lo siento.
Lo alcancé.
—Blane, yo…
La puerta del ascensor se abrió y retrocedió unos pasos.
—Está bien. Lo entiendo. Diviértete en la ópera, ¿de acuerdo? Te veré
139
mañana.
Lo despedí con la mano y salí del ascensor mientras se volvía y se alejaba.
Página
cuaderno de bocetos.
—Luces elegante, hombre.
Extendí mis manos y giré sobre mi talón como Sinatra, metiendo una mano
en el bolsillo de mi abrigo cuando hice el giro completo, finalizando en una pose.
Patrick se rio.
—Reserva un poco de aceite para mañana por la noche.
Fruncí el ceño mientras tomaba mis llaves y billetera.
—Solo iré para asegurarme de que nadie se meta con Maggie.
—Oh. Entonces no tiene nada que ver con Blane y Lily, ¿verdad?
Profundizó mi ceño.
—¿Por qué lo haría?
Se irguió un poco, divertido.
—¿Qué? ¿Ni siquiera sientes un poco de curiosidad?
—Por supuesto que sí.
Patrick me miró por un segundo.
—¿Pero no quieres conocerlo?
Lo miré.
—¿Cuál es tu punto, Tricky?
—Solo quiero que admitas que quieres ir mañana y conocer a Blane en
persona.
—De acuerdo, bien. Quiero conocerlo así puedo patearle las rodillas.
Patrick sonrió y cerró su cuaderno de bocetos.
—Tampoco me gusta, pero no tienes mucho lugar para juzgar, hombre.
Por mucho que suene como un perro, entiendo por qué Lily está con él. Tienen
las mismas metas, mismas reglas, mismos jodidos horarios. Estoy seguro de que
es conveniente. ¿Suena familiar?
Me embargó la inquietud.
—Chris y yo éramos diferentes.
Se encogió de hombros.
—Sigues diciendo eso. Tal vez lo fueran, tal vez no. Solo digo.
Cuadré mis hombros para encararlo.
—Escucha, es solo que no estoy convencido de que sea lo bastante bueno
142
Maggie aclaró su garganta desde detrás de Lily y la miré con una sonrisa,
Página
trataba de darle sentido al mal funcionamiento de mi cerebro. Las cosas con Lily
siempre habían sido fáciles, hasta hacía unos días.
Ahora sentía que todo se me escapaba y corría hacia mí al mismo tiempo.
Abrí la puerta, y caminamos por la alfombra roja afelpada, pasando al
taquillero y al bar.
Una mujer mayor y su esposo se nos acercaron mientras estábamos
esperando las bebidas.
—¿Disculpe, señorita?
Lily se volvió hacia ella.
—¿Sí?
—Perdóname por la intrusión, pero ¿eres Lily Thomas?
Sonrió amablemente y extendió una mano.
—Lo soy. Encantada de conocerla.
La mujer sonrió y le tomó la mano, colocando su otra mano en la parte
superior.
—Oh, lo sabía. Vi su debut en la representación principal de Firebird el
otoño pasado, y me emocionó, de verdad. Es una bailarina exquisita.
Las mejillas de Lily estaban sonrojadas, sus ojos brillantes.
—Muchas gracias, señora. Significa el mundo para mí que usted se tomara
un momento de su noche para venir a saludarme.
Pensé que podría estallar de orgullo.
La mujer me miró mientras soltaba a Lily.
—Oh, ¿es tu novio? Hacen una pareja encantadora.
Las mejillas de Lily se sonrojaron.
—Él es Weston, un muy querido amigo mío.
Extendí la mano y ella la tomó.
—Un placer conocerla, señora.
—Para mí también señorita Thomas, tenemos entradas para el espectáculo
inaugural de su Lago de los Cisnes, y debo decir que estoy encantada de verla
actuar. Me llevaré un pañuelo.
—Solo espero poder hacerle justicia.
La mujer le dio una palmadita en el brazo a Lily justo cuando el camarero
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Tenía los ojos muy abiertos, la frente inclinada con emoción, sus dedos
sobre sus labios. Las lágrimas en sus ojos iluminadas por las luces del escenario,
Página
y cuando la música llegó a la cúspide, las luces destellaban rojo. Parpadeó por
la conmoción, y las lágrimas que había estado conteniendo rodaron por sus
mejillas, su pecho se estremeció cuando tomó aliento.
Quería llegar a ella, subirla a mi regazo y abrazarla, besar sus lágrimas.
La belleza de su emoción me mantuvo rígido como un muerto, mirándola sentir.
No podía interrumpir eso. Y si ella me miraba a los ojos en este momento, sabría
lo que acababa de comprender.
Nadie era lo suficientemente bueno para Lily. Pero yo podría serlo. Quería
serlo.
La amaba.
Mi propia emoción se hizo cargo, me dolía el pecho como si una bomba
tamaño Lily hubiera sido detonada en mi caja torácica. Estaba enamorado de
Lily. ¿Cómo lo hice todo este tiempo sin darme cuenta? Nunca lo sabré.
Alcancé mi pañuelo de bolsillo con mis temblorosos dedos y se lo ofrecí, y
me dio una sonrisa de agradecimiento antes de secarse las mejillas y la nariz,
volviendo la mirada hacia el escenario. Deslizó su mano libre en la mía y la
apretó, y yo acaricié sus nudillos con el pulgar, sabiendo que ella no sabría lo
que esa caricia significaba para mí. Quería que entendiera sin palabras, quería
que se diera cuenta de que también me amaba. La imaginé volviéndose hacia mí
con sus ojos llenos de esperanza y encontrando reconocimiento en ellos.
Una parte de mí quería caer de rodillas a sus pies y suplicarle que dijera
que sentía lo mismo.
Pero la lógica alzó su fea cabeza, rociando desacuerdo como el comienzo
de una tormenta. ¿Y si ella no siente lo mismo? Gota. ¿Y si ella realmente quiere
a Blane? Gota, gota. ¿Qué pasa si arruino todo? Gota, gota, gota. Y luego, el
diluvio de la duda comenzó. Me la imaginé sintiendo lástima por mí, dándome
palmaditas torpes y la simpatía que seguiría antes de que nuestra amistad se
alejara. La imaginé enojada y herida por arrojarle algo así después de todos estos
años.
¿Decírselo valía la pena el riesgo? ¿Podría perderla para siempre?
No podía estar seguro, no hasta que yo lo tuviera claro.
La música terminó, y la cortina cayó cuando parte del público se puso de
pie en un estruendo de aplausos. Lily seguía llorando, sonriendo y llorando,
como el sol en la lluvia. Aplaudimos y alentamos hasta que el reparto salió y
volvió a entrar y las luces del lugar se encendieron por completo. Lily todavía
estaba radiante cuando me tomó del brazo, una vez más, y seguimos a la
multitud hacia la salida del teatro.
No tenía palabras. Ninguna que pudiera decir en voz alta.
150
multitud, llevé mi mano sobre la suya, que rodeaba mis bíceps mientras se
inclinaba hacia mí. No fue hasta que habíamos salido a la noche fresca que
encontró su voz. Y luego la conversación no se detuvo mientras comentábamos
lo que habíamos visto juntos, los momentos que nos impresionaron durante la
obra. Volvió a llorar en el taxi cuando hablamos del final, la mano en su pecho,
sus dedos largos agarrando mi pañuelo. Fue hermoso. Ella era hermosa.
Caminamos en silencio hacia el edificio, el único sonido en la escalera fue
el de nuestras pisadas hasta que llegamos a su puerta.
—No puedo esperar para quitarme estos zapatos —dijo sonriendo mientras
buscaba en su bolso—. Los tacones son alrededor de un millón de veces peor
que las zapatillas de punta.
Solo sonreí, de pie tan cerca que casi no tenía que levantar la mano para
acunar la parte posterior de su brazo, moviendo mi pulgar contra su suave piel.
Detuvo el movimiento de su mano en el bolso, y me miró, con los ojos tan abiertos
que podía ver su corazón. Superado, así es como me sentí, como si nada en el
mundo me pudiera frenar de quererla. Mi atracción hacia ella era tan fuerte que
no podía negarla. Me incliné hacia ella al tiempo en que ella se inclinó hacia mí,
los labios en un camino dolorosamente lento para unirse. Pero antes de que
pudiera llegar a sus labios, ella parpadeó y dio un paso atrás, con las mejillas
encendidas.
—Oh Dios mío. Lo siento mucho. Debo haber tomado demasiado vino.
Dejé caer mi mano cuando me enderecé, cabizbajo, con las palmas
húmedas de la nada. Traté de sonreír más allá del dolor en mi pecho.
—Debe ser. Duerme la resaca, Pies Ligeros.
Sacó las llaves y sonrió.
—Igualmente. Gracias. Eso fue... fue increíble, como siempre.
Metí las manos en los bolsillos, apretando los puños.
—Lo fue. Nos vemos, Lil.
Lily abrió la puerta y me miró por encima del hombro. Todo lo que quería
era detenerla, empujarla contra la puerta y besarla hasta que se quedara sin
aliento.
—Buenas noches, West.
Vi la puerta cerrarse, poniendo distancia entre nosotros y fui inundado
instantáneamente por mis pensamientos, corriendo en mis oídos, más fuertes de
lo que habían sido en toda la noche. Me obligué a mover los pies y caminar hacia
mi puerta, buscando a tientas mis llaves, abrí mi apartamento oscuro y entré
con mi mente por todas partes, menos donde me encontraba.
Ni siquiera vi a Patrick sentado en el sofá, no hasta que habló.
151
—¿Estás bien?
Me sobresalté.
Página
vasos, los puso sobre la mesa de café, y nos sirvió un trago a cada uno.
Lo tomé con gracia y lo bebí de un sorbo.
—¿Qué mierda, Tricky? —Dejé el vaso vacío entre mis rodillas—. ¿Qué
mierda?
—¿Le dijiste?
—No puedo, no hasta que resuelva este lío.
Se encogió de hombros y se recostó en el sofá.
—Parece bastante simple para mí.
Lo miré, molesto por la forma en que minimizaba mi crisis.
—Dice el chico enamorado de Rosie.
Agachó la cabeza ante la réplica.
—Ey, hombre. No es justo.
Suspiré.
—No es tan simple. Lo sabes mejor que nadie.
—Lo es, y no lo es. ¿Te ves con ella? ¿Quieres estar con ella?
Pensé en cómo sería estar con ella. Imaginándola acurrucada en mi regazo
con mis labios sobre los suyos. Vi su rostro agraciado con una sonrisa llena de
amor, su largo cuerpo tendido en mi cama en las sombras de la noche. Pensé
que mi corazón podría explotar.
—Sí —respondí, mi voz áspera.
—Entonces tienes que decirle.
Bufé, deseando poder hacerlo.
—No sin un plan. No importa que quiera llamar a su puerta ahora mismo
y decirle todo. —Me froté la cara con las manos—. Dime que no lo haga, Tricky.
Patrick se inclinó hacia delante, apoyando los codos en las rodillas.
—Solo tienes que ir y decirle. No cometas el error que cometí yo
guardándolo para ti.
—Pero lo que pasó entre tú y Rose es exactamente la razón por la que no
quiero ir allá, blandiendo mis armas. Tengo que tener cuidado y hacerlo bien. Es
un mal momento, Patrick. Muy malo.
Nos sirvió otra bebida, considerándolo.
—Supongo que ella está viendo a alguien. Pero, ¿realmente le interesa este
Blane?
153
con él y Lily.
—Joder, hombre. No lo sé. Ella quiere estarlo. Se supone que mañana será
la última oportunidad.
—Mira, con el tiempo, tendrás que decírselo. ¿Estamos de acuerdo en eso?
No había manera de que pudiera guardármelo para siempre. Asentí.
—¿Crees que puedes esperar hasta después de mañana por la noche?
Levanté mi bebida.
—Si tengo que hacerlo. —Me tomé el trago y dejé el vaso sobre la mesa de
nuevo.
Se frotó la mandíbula con la mano.
—No lo sé. Tal vez deberías hablar con Rose. Ella sabrá cómo manejar esto
mejor que nadie.
Suspiré, sacudiendo la cabeza con los ojos en el vaso vacío.
—¿Cómo sucedió esto? ¿Cuándo pasó esto?
—Ha estado sucediendo por años, West.
—No lo sabía. Durante todo este tiempo, no lo sabía. Nunca pensé que
podría tenerla, y ahora ni siquiera sé si ella me quiere. Pero yo la quiero, Patrick.
En este momento, te digo que es un hecho. La quiero más de lo que nunca he
querido nada. —Había encontrado la claridad, tan sutil como un balde de agua
helada sobre mi espalda—. ¿Cómo puedo atravesar toda una noche viéndola con
otra persona? ¿Cómo puedo no decírselo?
—Tal vez deberías quedarte en casa.
Fruncí el ceño.
—¿Y dejar a Maggie y a Lily solas para hacer frente a un montón de idiotas
borrachos? De ninguna manera.
Se encogió de hombros.
—Entonces tendrás que aguantar. Ganar un poco de tiempo para hacerlo
bien. Solo tienes una oportunidad real con ella. No la cagues.
No la cagues. Sin presiones.
—Tal vez no debería decirle nunca. —Supe que era una amenaza vacía tan
pronto como lo dije.
Me dio una mirada mordaz.
—¿De verdad crees que puedes mantener la boca cerrada para siempre?
Porque no es tan fácil como parece.
154
Suspiré de nuevo.
Patrick se inclinó hacia delante.
Página
encontrar alguna razón que explicara por qué había perdido la cabeza. Es decir,
realmente todo estaba en un punto crítico. La presión del Lago de los Cisnes. El
Página
desastre que era mi relación con Blane y la reacción violenta de Nadia. Me dije
que simplemente estaba abrumada. Estresada.
Todo lo de West tenía que ser una consecuencia de eso.
Sonreí para mis adentros, sintiéndome aliviada. El casi beso a West se
debió solo al vino y el estrés y la comodidad de un rostro familiar. West no estaba
interesado en mí de esa manera, y yo estaba con Blane, más o menos.
Blane lo estaba intentando, realmente lo hacía, desde tiernos mensajes a
flores. Todavía estaba decidida a darle una última oportunidad, porque no podía
llevarme ese tipo de arrepentimiento a la tumba. Sería una anciana en un
geriátrico, lamentándome durante el juego de canasta acerca de “y si hubiera” y
garabateando su nombre en el borde de mi tarjeta de bingo. Así que, si Blane iba
a intentarlo, entonces yo también lo haría.
La tercera es la vencida.
Nos imaginé bien vestidos, agarrados del brazo, y mi estómago revoloteó.
El VIP con Cooper era siempre divertido, incluso un poco abrumador. Vivir la
vida de los ricos y famosos durante unas horas era emocionante, pero me alegré
de tener que alejarme de eso al final de la noche. No podía imaginar vivir así todo
el tiempo, con todo el mundo metiéndose en tus asuntos, la gente tratando de
aprovecharse de ti, cámaras siguiéndote. Incluso estar remotamente conectada
con esa vida a través de Astrid era suficiente para mí. Era parte de la razón por
la que Cooper y Astrid eran cerrados a los recién llegados, y fuera de nuestro
pequeño grupo, se quedaban con los de su mismo círculo social.
Bebí otro sorbo de mi café y comprobé la hora. Tenía un día ocupado:
ensayo durante todo el día y un espectáculo por la noche. Por suerte Serenade
era corta, y nosotros actuábamos en primer lugar. Habría tiempo de sobra para
volver aquí y prepararme antes de salir. Mi vestido sexy y una copa de ginebra
estarían esperando por mí para prepararme para una noche que tenía el
potencial de ser memorable.
La magia de la masturbación. Era experta en eso. Tal vez esta noche sería
la noche que Blane realmente me lo haría en el dormitorio porque, si jugaba bien
sus cartas, lo dejaría. Quería tanto que me lo hiciera, que casi podía saborearlo,
el sabor dulce, dulce de la satisfacción.
Sonreí para mí y volví la atención a mi libro. Todo el mundo aun dormía,
lo que no era una sorpresa. Me encantaban las mañanas de fin de semana, esas
pocas horas donde el mundo todavía estaba tranquilo, el día lleno de
posibilidades, solo yo, una taza de café, un libro, y la dorada luz del sol de
primera hora de la mañana. Eso es la felicidad.
La puerta de Rose se abrió, y ella salió tambaleándose, un desastre de
157
por qué estaba despierta. No esperaba verla hasta que volviera a casa después
del espectáculo.
Cuando reapareció un segundo más tarde, parecía un poco más
recompuesta. Su cabello parecía menos el de un león borracho y más el de una
llama achispada. Ella murmuraba para sí misma mientras entraba en su
habitación brevemente, volviendo a la sala de estar con pantalones vaqueros y
sus botas de combate en la mano.
—¿A dónde vas, Bella Durmiente?
—Desayuno. —La palabra pareció una maldición si alguna vez había
escuchado una.
La miré.
—¿Con quién?
—Tricky. —Se sentó en el sofá y se puso su bota.
Levante una ceja, y le sonreí
—¿Oh?
—No me digas oh —resopló Rose—. No es nada.
—Debe ser algo si hace que te despiertes antes de las diez. —Le eché una
mirada y bebí un sorbo de mi café.
Metió su otro pie en la bota.
—No estoy preparada para hablar de esto sin café.
—Hay algo en la cafetera.
—No hay tiempo. —Agarró su bolso y las llaves y se dirigió a la puerta.
—Bueno, duerme una siesta cuando llegues a casa porque te necesito
enfocada. ¡Blane Baker está sucediendo esta noche!
Rose se puso la chaqueta y negó con la cabeza, con la voz ronca.
—Suenas demasiado emocionada por ello.
—Bueno, este es el último intento, y me siento muy bien al respecto. Estoy
subiendo a la bicicleta una vez más, y tengo la sensación de que va a ser el más
suave de los viajes.
—Solo digo. Me esperaba un poco más de escepticismo.
—No estoy entrando a ciegas, y reconozco que todo esto me ha vuelto un
poco loca.
Rose resopló.
Me animé, sin dejar que ella me afectara.
158
West
Destrocé la servilleta de papel, dejando caer las tiras en una pila en la
mesa de comedor mientras Patrick y yo esperábamos a Rose en silencio. Genie's
era nuestro restaurante favorito, una cadena de solo tres sucursales que
comenzó en Hell’s Kitchen21, y hacía los mejores batidos que alguna vez había
probado. Este estaba en Broadway, en la misma cuadra de nuestro apartamento,
e íbamos allí casi tanto como a Habits.
Patrick y yo habíamos pasado la noche bebiendo hasta que nos
desmayamos. El nombre de Lily estaba en mis labios cuando el sueño me
arrastró, y su rostro llenó mis pensamientos en cuanto me desperté. Revisé mi
teléfono esa mañana para encontrar mensajes a Rose, todos imprecisos, en parte
por todos los errores tipográficos. Fue una operación clandestina bastante
deficiente. Solamente le pedí que fuera a reunirse con nosotros en el restaurante
a las ocho y no le dijera a Lily que yo estaría allí. Ella me dijo amablemente que
me fuera al infierno. Entonces le dije, muy sencillamente, que era importante y
que necesitaba su ayuda. No podía decir que no a eso.
Mi café reposaba frente a mí sin tocar. Me había dado cuenta tan pronto
como lo había pedido que lo último que necesitaban mis nervios era cafeína.
Patrick se sentó frente a mí, la espalda contra el borde de la ventana,
mirándome con preocupación.
159
—Va a funcionar.
Suspiré.
Página
—No puedo creer que te hayas dado cuenta de esto ahora mismo. Mal
momento, West.
Página
Lily
La multitud rugió cuando me incliné de nuevo, apenas capaz de ver los
rostros más allá de las luces del escenario. Era un sentimiento para el que todos
vivíamos, de pie en el escenario, escuchando el estruendoso aplauso por todo tu
duro trabajo. Esa cima era la cereza en el helado, la recompensa por el dolor, los
ensayos agotadores, el esfuerzo y el sacrificio. Nada de eso importaba en ese
momento.
Hicimos nuestro camino fuera del escenario, y me apresuré hacia mi bolso,
guardando todo bruscamente. El equipo se apresuró detrás de mí, pero apenas
me di cuenta, simplemente agarré mis zapatos y los arrojé en el suelo con un
162
decirles que, en ese momento, estaba segura de que mis caderas podrían traer
la paz mundial.
Página
Giramos hacia las escaleras hasta el piso VIP y más allá de un gorila que
se parecía a Marcellus Wallace de Pulp Fiction. No voy a mentir, casi me tropecé
Página
continuaba.
Página
verdad. Gracias por hablarme de esto, Astrid. Fue la mejor idea de la historia. —
Levanté mi vaso, y Astrid levantó el suyo en respuesta con una expresión en su
cara.
Mis ojos se estrecharon con desconfianza antes de que mi vaso llegara a
mis labios.
—¿Por qué siento como que me están tomando el pelo en este momento?
—Miré a Rose y a Maggie también, para que supieran que ellas tampoco se
libraban—. ¿Qué le ha pasado a todo el mundo? Estamos en este club de
estirados con vestidos sexy y vaginas calvas. ¡No puedo ser la única
entusiasmada con esto!
Una risa salió disparada de Rose.
—Eres la única con un coño que rechina.
—Sólo lo digo. Mi chico soñado tiene una oportunidad de redención aquí.
¿Por qué no nos estamos divirtiendo? ¿Por qué no tenemos en esto?
Rose seguía sonriendo, pero no me lo tragué.
—Estamos contentas por ti. Creo que es solo que todo el mundo está
agotado. Y la mejor manera de darle la vuelta siempre es whisky.
Todas nos reímos y levantamos nuestras copas, vitoreando “¡Por el
whisky!” antes de matar nuestras bebidas.
173
Página
16
El clavado del cisne
West
Una hora más tarde, estaba sentado en el sofá solo, mirando cómo Blane
se inclinaba hacia Lily. Ella se encontraba apretada contra la pared luciendo
más sexy de lo que jamás la había visto: sus piernas parecían de diez kilómetros
de largo, su cuerpo envuelto en tela tan azul que prácticamente generaba su
propia luz. Ese vestido no dejaba nada a la imaginación mientras seguía
poseyendo clase y estilo, y odiaba que lo llevara para ese imbécil.
Lily le sonrió y él le susurró algo al oído. Ella se rio, casi podía escuchar el
sonido en mis oídos quemados sólo basándome en mi memoria. Apreté el cristal
en mi mano tan fuerte que pensé que podría reventar.
Pero no pude apartar la mirada de ellos, sólo los observaba, torturándome
mientras vaciaba mi vaso, esperando que el whisky aliviara mis nervios.
No lo hizo.
Cooper se acercó a mi lado y aparté la mirada, fingiendo indiferencia.
—¿Estás bien?
—Bien. —La palabra fue plana.
Me miró.
—¿Realmente no me vas a decir qué está pasando? Los has estado mirando
toda la noche como... bueno, así. —Hizo un gesto hacia mí.
Agarré la botella de Makers de la mesa y serví mucho más que un trago.
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—Sólo quiero saber por qué parece como si estuvieras a punto de tirar el
vaso.
Me quedé mirando el líquido ámbar.
—Lily y yo fuimos a la ópera anoche. —Bebí un trago largo, agradecido por
la quemadura reconfortante del whisky en mi pecho.
—¿Es ópera código para algo?
No podía mirarlo.
—Estoy enamorado de ella, Cooper.
Él no perdió el ritmo.
—¿Qué tiene eso de nuevo?
Negué con la cabeza y maté mi bebida.
—¿Lo sabe todo el mundo? —Mi voz era áspera.
—Todo el mundo menos tú y Lily.
—Todo el mundo menos Lily, más bien. —Me serví otra copa—. Rose y
Patrick dijeron que debería esperar hasta que terminara esta noche con Blane,
pero parece una idea jodidamente terrible ahora mismo. —Mis ojos la
encontraron de nuevo, centrándose en las manos del idiota en su cintura. Vacié
mi vaso y lo dejé, alcanzando inmediatamente la botella.
Cooper me miró.
—Sí, creo que esto tampoco es mucho mejor.
Le fruncí el ceño.
—Ni siquiera se te ocurra quitarme mi bebida. Te joderé.
Parecía genuinamente preocupado, lo cual era inquietante.
—Tal vez deberíamos irnos. Que cada uno vaya a esquinas separadas.
—Sí, excepto que ellos se van a una esquina juntos. —Me pasé la mano
por la barba mientras gotas de sudor aparecían en mi frente. Sentía mi camisa
como un sauna, y dejé mi vaso para quitarme la chaqueta—. Joder, qué calor
hace aquí.
—Estás borracho, West.
—Estoy bien.
—Tú jodidómetro está por las nubes.
—Dije que estoy bien. —Echaba humo—. No voy a dejar a Maggie aquí, y
no voy a dejar a Lily sola con ese saco de semen.
—Mira, yo tampoco estoy loco por él, pero está aquí con Lily. No hagas
175
Suspiró y asintió.
—Lo entiendo. Realmente lo hago, pero todo va a salir bien. Cosas como
Página
baile.
Página
Me ignoró por completo, pavoneándose con ese vestido que abrazaba cada
curva de su cuerpo. El escote tenía forma de corazón, y mi mirada se detuvo en
su escote. Caminó en zigzag hacia las chicas mientras Blane se detenía junto a
Cooper y le decía algo que no pude oír. Cooper le lanzó un guiño condescendiente
y me miró. Vacié mi bebida y miré mi vaso. Pero no me iba a ir ahora.
Lily se unió a las chicas en su meneo, pero verla a ella era diferente. Veía
todo: sus manos, sus brazos, sus largas piernas blancas. Sus caderas mientras
giraban y ella daba vueltas. La expresión de su cara, los labios entreabiertos, los
ojos bajos. Y entonces levantó la mirada.
Justo hacia Blane.
Él sonrió cuando ella le hizo señas, y se le unió en la pista de baile,
caminando hacia ella. Las manos de Lily se deslizaron por su pecho cuando lo
alcanzó, y las suyas encontraron la cintura de ella juntando sus caderas,
rodándolas al ritmo de la música.
Pensé que podría vomitar.
Tenía que salir de allí. Me aparté de los altavoces y me fui a la mesa donde
me serví otro trago, tratando de controlarme. Tenía que encontrar una manera
o realmente tendría que irme. Cooper tenía razón, causar una escena no podía
terminar bien para mí. Me volví a mirar de nuevo a la pista de baile y vi a Lily de
espaldas a Blane con las manos alrededor de su cintura mientras él le decía algo
al oído. Sonrió por encima del hombro y asintió, y él la dejó ir, yendo en dirección
a los baños cerca de las escaleras. Pero, cuando llegó a la escalera, miró hacia
atrás. Se hallaba oculto por un muro de gente y, una vez vio que estaba cubierto,
pasó agachado por debajo de las escaleras.
Dejé mi bebida, sospechoso y decidido a entenderlo, por lo que lo seguí.
Miré a todos para ver si podía colarme. Las chicas se encontraban acurrucadas
juntas, riendo, y Patrick y Cooper de espaldas a mí. Troté por las escaleras detrás
de Blane.
Asentí al gorila, quien esperaba tomara nota de mi cara, y me dirigí a través
del lleno club. Había gente por todas partes, tantos que casi me sentí sofocado
después del lujo de la zona VIP. Me arrastré a través de la multitud, escaneando
las caras buscando la de Blane, tratando de recordar qué llevaba puesto. Di una
vuelta alrededor del espacio, haciendo una pausa una vez cuando una chica me
tocó el brazo, deslizando los dedos por mi mano donde los entrelazó con los míos,
llevándome suavemente hacia la pista de baile. Negué con la cabeza y sonreí,
echando la mirada atrás en la dirección en la que me había estado dirigiendo. Y
fue entonces cuando lo vi.
Blane se encontraba apoyado contra la pared, al igual que lo había hecho
antes con Lily. Excepto que enjaulada en sus brazos no tenía a Lily. La chica era
preciosa: alta y rubia como Lily, pero sin la gracia y elegancia, con un vestido
178
negro que parecía más una camisa muy escotada y apretada. Le susurró algo al
oído. Ella asintió y lo tomó de la mano, tirando de ella hacia los baños.
Página
su peso.
Página
—¿Qué has hecho con él, West? ¿Qué hiciste? —me gritó, sin esperar
respuesta mientras corría detrás él. Ya estaba echando atrás, con la chaqueta
colgando de su mano mientras se acercaba. Lily corrió a su lado, tratando de
hablar con él. Extendió la mano para tocarle el brazo, pero él se apartó.
—Por favor —rogó—. Sólo dime lo que pasó.
Se detuvo y me miró.
—Tu jodido amigo aquí acaba de agredirme.
—¿Pero por qué? —preguntó ella, frunciendo las cejas—. ¿Por qué tendría
que hacer eso?
Él me miró directamente.
—Porque es un maldito idiota. —Negó con la cabeza, volviendo a dirigirse
a ella, enojado y borracho, toda pretensión de amabilidad se había ido. Su rostro
era duro como una piedra—. Había dos cosas que quería. Entrar en este club, y
follarte otra vez. El primero lo conseguí con un ramo de flores. El segundo ni
siquiera lo quiero ya. —Se acercó un paso a ella, aturdida—. Sabes, todo el
mundo habla de cómo han tratado de llevarte a la cama, y los has rechazado a
todos como si fueras mejor que eso. Sabía que iba a ser fácil para mí, y no me
equivoqué. Pero déjame decirte algo, Lily. Ningún culo vale esta mierda. Ni
siquiera el tuyo.
Rugí, lanzándome a por él, pero Cooper y Patrick me agarraron,
reteniéndome cuando el imbécil negó con la cabeza, sin importarle que los ojos
de Lily estuvieran llenos de lágrimas, con las manos sobre la boca y la nariz
mientras ella también negaba con la cabeza. Me separé, consiguiendo lo
suficiente para agarrar otro puñado de su camisa antes de que me arrastraran
de vuelta, y Blane me empujó en el hombro.
—Vete a la mierda.
Luché contra de Patrick y Cooper.
—Qué jodidamente valiente, hijo de puta. ¡Vuelve aquí! —le grité a su
espalda mientras se marchaba—. Suéltame, Patrick. ¡Déjame!
No relajaron su agarre hasta que Blane estuvo fuera de la vista.
—No puedo creer que me hicieras esto. —La voz de Lily vaciló.
La acusación me quemó, y me liberé los brazos de un tirón.
—No es lo suficientemente bueno para ti.
Su rostro se retorció de la ira.
—No eres tú quien tiene que decidir eso. ¿Por qué me haces esto?
—Para protegerte. No es un buen tipo. Él…
181
—De acuerdo.
Página
17
Escurrido
West
Me di la vuelta en la cama a la mañana siguiente sintiéndome como si me
hubiera atropellado un camión, mi cuerpo dolorido de dormir como si estuviera
muerto y la cabeza martilleando gracias a la gran cantidad de malas decisiones
que tomé la noche anterior. Abrí mis ojos y me encogí contra el sol, esperando
un segundo antes de intentarlo otra vez, parpadeando contra la luz. La primera
cosa que hice cuando finalmente conseguí abrirlos fue vaciar el vaso de agua al
lado de mi cama. Y una vez que dejé el vaso vacío, me recosté, tomándome un
minuto tras el esfuerzo para mirar hacia el techo.
La había cagado. Esa era la gran conclusión.
Levanté mi mano e inspeccioné mis hinchados nudillos en carne viva. Me
sentí como si hubiera hecho algo de justicia universal, el equilibrio restaurado
con algo tan simple como una nariz rota. Por lo menos eso lo tenía a mi favor.
Lily era otro cuento. Mis entrañas se retorcían con arrepentimiento al
pensar en ella. O por el whisky. Tal vez ambos.
Repetí todo de nuevo, imaginé su cara cuando las palabras de Blane la
golpearon, la mirada en sus ojos cuando le dije que la amaba. Simplemente se
lo espeté como si ella ya lo supiera. Tal vez parte de mí pensó que lo hacía. Sabía
que me sentía estúpido por no verlo antes.
La cosa entera fue un desastre, y todo ello fue mi culpa.
Me quité los cobertores y salí de la cama, al presionar la palma de mi mano
185
—Tiene que venir de mí. Yo soy el que lo vio. Yo soy el que le rompió la
nariz.
Patrick volvió a reír.
—Hombre, desearía haber visto eso.
No pude evitar sonreír.
—Fue tan bueno, aunque creo que estaba más preocupado por su cara
bonita que porque yo le dijera algo a Lily. —Mi sonrisa se desvaneció. De la nada,
estaba enojado de nuevo, la ira corriendo a través de mí, sin haber sido
invitada—. Que se joda ese tipo. Que se joda por hacerle daño. Que se joda por
usarla, hijo de puta.
Herví por un minuto mientras que Patrick tomaba un sorbo de su café y
me dejaba enardecerme. Con el tiempo, rompió el silencio.
—¿Cuándo vas a ir?
—No sé. Ella se marchará dentro de unas pocas horas hasta tarde en la
noche, y no quiero que se vaya todo el día sin al menos disculparme. Estoy
seguro de que ya está despierta. Así que, pronto, creo. De lo contrario, voy a
tener que esperar hasta quién sabe cuándo.
—Ustedes dos son muy parecidos, incluso hasta en sus hábitos de sueño.
No puedo creer que nunca te dieras cuenta antes.
—Estaba fuera de los límites, Patrick, siempre. Desde el momento en que
nos conocimos, me dijo que no estaba interesada en salir con nadie sino solo en
su carrera. Y yo estaba saliendo con Shannon en ese momento. Comenzamos
con el acuerdo tácito de que sólo podríamos llegar a ser amigos. Así que cuando
teníamos estos momentos... ¿sabes? Como, verla haciendo algo mundano, o
diciendo algo que me haría reír o sentir y... no sé, quererla, empujaría esa idea
lejos como si estuviera loco porque nunca íbamos a ser otra cosa más que
amigos.
—Entiendo eso —dijo simplemente.
—Y ahora sé que hay más en ello, y no se puede anular saber algo como
eso. La quiero, Patrick. La necesito. Incluso si no la puedo tener en la forma que
quiero, voy a tomar lo que pueda conseguir porque no puedo vivir mi vida sin
ella.
Patrick fue estoico y humilde.
—Debes decírselo justo así.
Aparté la vista.
—Sólo espero tener la oportunidad de decirle algo en absoluto.
188
Lily
Página
todo esto significaba. Todavía estaba demasiado molesta para considerar incluso
no estar molesta.
Página
todos los chicos con los que salí eran demasiado jóvenes para saber cómo hacer
realmente eso. Sólo puedo imaginar que se necesitan años de práctica, que es
por lo que probablemente no lo volveré a ver.
Me reí.
—Aww. ¿Qué pasa con sólo mantenerlo a tu alrededor para sacudir tu
vagina? No sé si debas desperdiciar tal regalo.
Maggie se rio y negó con la cabeza.
—Si mi hermano supiera que estabas tratando de convencerme de tener
un follamigo, se volvería loco.
—Bueno, afortunadamente tu hermano no puede decidir lo que pienso de
las cosas. —Me moví en mi asiento—. ¿Así que en verdad no vas a volver a verlo?
—Tal vez. Él quiere, pero no sé. No quiero involucrarme. Es decir, me acabo
de mudar aquí, y después de todo lo que pasó con Jimmy... solo como que quiero
estar sin ataduras por un tiempo ¿sabes?
—Confía en mí, lo sé. Bueno, bien por ti, Mags. Al menos alguien consiguió
sexo anoche.
—Lo siento tanto acerca de Blane, Lily.
—No lo sientas. Mejor saber ahora, ¿verdad?
Me dio una sonrisa reconfortante.
—Correcto.
Alguien llamó a la puerta, y Maggie y yo intercambiamos miradas
confusas. Mi ceja se arqueó mientras me levanté y miré por la mirilla para
encontrar a West apoyado en el marco de la puerta. Me di la vuelta, sobre todo
enojada, pero con un toque de emoción traidora.
Patee ese pensamiento directamente al infierno.
Articulé West a Maggie, apuntando a nuestra habitación, y ella arrastró su
culo allí lo suficientemente rápido que creo que dejó algunas horquillas atrás.
Me volví hacia la puerta con mi mandíbula cuadrada y el corazón en la garganta.
Cuando la abrí, su olor vino directamente hacia mí en un silbido.
—¿Qué? —exigí.
Su voz era suave.
—¿Puedo entrar?
Apreté los dientes con fuerza y solté.
—Está bien. —Me moví fuera del camino, y entró, las manos en los
191
bolsillos. Dios, se veía bien. Realmente lo hacía. Me molestó aún más. No tenía
derecho a estar tan caliente en pantalones vaqueros y una camiseta y el cabello
Página
—No debería haberlo golpeado, pero no puedo decir que lo siento. No por
eso. Pero por todo lo demás, lo hago.
Página
—No llores. Por favor, no llores. —Me empujó en su pecho, y perdí toda
pretensión de compostura que tuve con sus brazos a mi alrededor y su mejilla
presionada contra mi cabello. Lloré por mi amistad, que nunca sería lo que era
y por mi corazón que fue asaltado y magullado. Lloré por mi humillación y lloré
por mis sueños perdidos. Lloré hasta que estaba seca, de pie allí en mi cuarto
de baño que olía a vómito y whisky en los brazos de mi mejor amigo.
Mi mejor amigo que me amaba.
No podía dar sentido a nada de eso.
—Sólo dame un poco de tiempo —dije en voz baja, los ojos cerrados,
abrumada mientras me preguntaba por qué estar en sus brazos me hizo sentir
que todo iba a estar bien.
Frotó mi espalda, y su voz era áspera por la emoción cuando dijo:
—Muy bien, Lil. Estoy aquí. Siempre estoy aquí.
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18
Si no es una cosa
Lily
Unas pocas horas más tarde, después de un largo, baño caliente y una
fuerte taza de café, empujé la puerta del estudio para poder abrirla para la clase
de calentamiento de barra con nudos por todo mi estómago.
Casi fui la última en llegar, y todos los ojos volaron hacia mí, mi entrada
estuvo marcada por algunas risas y susurros, pero en su mayoría solamente por
un puñado de ojos juzgadores, incluyendo los de Nadia. Bueno Nadia utilizó algo
cercano a ojos asesinos, pero todos los demás me estaban juzgando. Ellos
sabían. No sabía exactamente qué era lo que sabían, pero sabían lo suficiente.
Quería derretirme en el piso y desaparecer.
Hasta que vi a Blane.
El frunció el ceño hacia mí a través del salón, nariz gorda y roja, sus ojos
llenos de silencio y de color morado. La satisfacción de ver el trabajo de West
hizo que superará mi ansiedad completamente, sacándola en forma de un
suspiro.
Una sonrisa de satisfacción llenó mi cara mientras me contoneaba por el
salón, moviendo mi cabeza.
—Te ves bien, Blane —dejé mi bolsa debajo de la barra junto a la de Jenni
y me arrodillé para abrirla.
—Jódete, Lily.
Algunos Oohs y susurros comenzaron a escucharse, pero no podían
tocarme, ya no más.
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Una gratificante risita pasó por el salón mientras tomaba mis zapatillas de
punta y me senté, jalando una para ponérmela.
Nadia hizo un sonido y colocó sus manos en sus caderas, sus ojos
entrecerrándose.
—¿Qué mierda se supone que significa eso Blane?
Él se giró hacia mí, aunque creo que su voz se suavizó cuando regresó su
mirada hacia Nadia.
—Nada. Absolutamente nada.
No levanté mi mirada, solo sonreí hacia mis dedos mientras tomaba mi
listón.
—No lo estabas llamando nada en tu estudio, cuando estabas clavándote
en mí la otra noche. Oh, o cuando me trajiste flores. Eso fue tan adorable, por
cierto. Tan considerado.
Nadia tragó un suspiro que estoy positivamente segura de que también se
tragó el alma de Blane.
—Tú, hijo de perra.
—Lo sabía —susurró Jenni, y miré hacia ella, confundida. Estaba mirando
fijamente a Blane con la cara pálida, pero cuando ella me miró, supe
exactamente lo que iba a decir—. Lo siento tanto, Lily. Ni siquiera sabía que él
estaba contigo.
Furia voló a través de mí como ardiente, enojado viento, llevándose mi
respiración.
—¡Oh! ¡Dios mío, Jenni! —Me puse de pie, una zapatilla puesta y la otra
no—. ¿También te follaba a ti Nadia?
La mirada en la cara de Nadia decía que la respuesta era un sí.
Mis ojos se entrecerraron.
—Jesus Cristo, Blane ¿Es qué no hay nadie a quien no te estuvieras
follando?
Bastian levantó su mano, mirándose un poco dolido.
—Fuiste el suertudo, Bas. —Apunté hacia Blane—. Eres increíble, Y mira
que creí que tu follando a cualquier basura en el lavabo de un club era mera
casualidad. —Nadia jadeó—. ¿De verdad pensaste que no lo descubriríamos?
Se encogió de hombros, pero sus ojos me miraban duramente.
—¿Realmente creías que me importabas?
Me reí para esconder mi dolor.
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—Mira lo que conseguiste por tu problema. Una cara que parece que pasó
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por la trituradora de carne, y la ira de tres pirañas en tutús. Ahora sabes lo que
pasa por joder con nosotras. Saliste con la de los dientes más afilados por años.
La voz de Nadia tembló. No creo que ella quitara la mirada que tenía sobre
Blane.
—Nunca más.
Le toco el brazo, con voz desesperada.
—Nadia, yo…
Ella se sacudió lejos de él.
—Dije que nunca más.
La tensión en el estudio fue interrumpida por la entrada de Ward, y todos
nos alejamos de ahí y nos giramos para preparar la clase. Regla primordial para
mi trabajo: Dejar tu mierda en la puerta. Traer tu vida privada al estudio era la
peor manera de perder el respeto de los maestros, y de los potenciales futuros
roles.
Ward miró alrededor del salón, con ojos de acero rebotando entre Jenni,
Nadia y yo antes de ponerlos en Blane.
—¿Qué le paso a tu cara, Baker?
Blane me miró.
—Un amigo de Lily me golpeó anoche en un bar
Ward puso sus ojos en mí.
—¿Eso es verdad?
Tomé una profunda respiración y sostuve mi barbilla con todos los ojos en
mí. Podía actuar enfrente de cientos de pares de ojos mirándome, pero de alguna
manera el escrutinio en el estudio era insoportable.
—Sí, señor.
La mirada desaprobadora de Ward casi me mata.
—Vi venir a Baker desde un kilómetro de distancia, pero no esperaba este
comportamiento de ti, Thomas. —Se giró para dirigirse a la sala—. Lo que hagan
en su tiempo privado es asunto suyo, pero cuando eso interfiere en mis ensayos
y en mi show, entonces tenemos un problema.
—Pero, señor… —empezó Blane.
Ward le lanzó una mirada que lo dejo muerto.
—No sé lo que pasó entre ustedes dos, y no me importa. Se acabó. —
Aplaudió, sacándonos a los tres del trance—. Vamos —le hizo señas a el pianista,
quien comenzó a tocar una música cálida y lenta.
197
dolor.
Página
♥♥♥
Tenía cinco horas antes del espectáculo, y sólo había un lugar al que
quería ir, una persona con la que quería hablar.
Página
♥♥♥
Página
—Y luego, no sé.
Rose asintió y se recogió el cabello largo y negro, tirando de la cola de
Página
que he conocido todos estos años? ¿O es el reflejo de él, como un espejismo? Una
sombra de sí mismo, la parte de él que conozco. ¿Tiene sentido lo que digo?
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Asintió.
—No.
Me reí y moví en mi asiento, inclinándome hacia adelante.
—Está bien, tenemos al West que conozco muy bien. Vamos a llamarlo
amigo West. Y luego está esta otra parte de él de la que no tengo ni idea. Vamos
a llamarlo novio West. Sé lo que siento por amigo West. ¿Pero novio West? Ni
idea. Es como tener visión doble. Puedo ver a ambos, pero no sé a cuál de ellos
elegir, y solo una opción es la correcta. Y si trato de elegir la equivocada, podría
derramar toda la bebida sobre mí.
—Eso es jodidamente profundo, Lily —dijo Rose con reverencia.
Examiné la barra con un ojo cerrado.
—Necesito un parche de ojo.
Su rostro se iluminó.
—¡Oh! Debemos hacer parches desechables para ojos para gente borracha
en paquetes de aluminio como los condones.
—Eres un genio, Rosie. —Levanté la mano para chocarla con la suya
Ella la choco.
—En realidad lo soy. Poder flor, actívate. Así que necesitas un parche para
ojos de la vida ¿cuál West deberías elegir? Vamos a hacer una lista de pros y
contras.
—En serio, ¿cómo llegaste a ser tan inteligente? —Saqué un recibo y una
pluma de mi bolso—. Está bien. Contras. —Mordí el final de mi pluma—. No
puedo pensar en ninguna. Oh, espera. Cuando nos separemos, todavía
tendremos que estar cerca uno del otro. —Anoté.
—Quiero decir, eso es viable, pero es muy incómodo. Confía en mí.
—Todavía. Definitivamente un contra. De acuerdo, entonces ¿qué más? —
Levanté la mirada hacia las tuberías en el techo—. Podría perderlo para siempre.
—¿No es esa opción un poco como la otra?
—No, porque aprender a estar a alrededor del otro y la pérdida de un amigo
son dos cosas totalmente diferentes.
Rose levantó su copa.
—Suficientemente justo.
Añadí el punto y escribí otra, una que me hizo sentir un poco mareada.
—Podría hacerle daño.
210
Su cara se arrugó.
—Nada.
—Oh, por Dios. Eres una mentirosa.
—No se suponía que dijera nada.
—¿Decir nada acerca de qué?
—Tengo una confesión que hacer.
—Bueno, ¡jodidamente confiésalo ya, Rose!
—¡Bueno! ¡Muy bien! —Tomó un trago, al parecer para darse valor, luego
se removió en su asiento para estar frente a mí totalmente—. ¿Recuerdas cuando
West dejó salir que te amaba en el club?
La mire sin transmitir nada.
—Sí, lo recuerdo muy bien.
Arrugó la nariz.
—Bueno, él como que me lo dijo esa mañana.
Mi boca se abrió.
—¿Qué?
—¿Recuerdas sobre ese desayuno con Patrick? Bueno, era realmente para
que West pudiera pedirme un consejo.
Solo me quedé sentada allí, mirándola.
—Lo descubrió en la ópera.
Mis labios se separaron y puse mis dedos sobre ellos, conmocionada.
—Oh, Dios mío. Casi lo besé esa noche.
—Sí, eso probablemente no fue de un solo lado. Ellos tramaron un plan
para emboscarme a las ocho de la mañana antes del desayuno.
—Me parece que, si hay un lugar adecuado para ser emboscado, es antes
del desayuno. —Se rio, pero yo estaba procesando lo que había dicho, poniendo
la línea de tiempo junta en mi cabeza—. Entonces, espera. ¿Tú y Patrick sabían
cómo se sentía acerca de mí antes de ir a Noir?
Se mordió el labio y asintió.
—Maggie y Cooper también sabían.
Tenía la boca abierta de nuevo.
—¿En serio?
—Y Astrid.
213
—¡Jesús, Rose!
—Bueno, no podía decírtelo hasta que tu cita se hubiera terminado —
explicó en tono de disculpa—. ¿De verdad crees que si West se hubiera acercado
mientras estabas bebiendo ginebra y rellenando tu sostén con silicón para
decirte que te quería hubieras sido feliz?
—Está bien, en primer lugar, no uso rellenos para sostén. Y, en segundo
lugar, tienes razón. —Suspiré—. No me gusta, pero tienes razón. Ustedes lo
mantuvieron en secreto y básicamente tomaron la decisión por mí.
Ella me dio ojos de cachorro.
—...pero habría estado molesta si me hubiera dicho entonces, y habría
arruinado la noche antes de que comenzara.
—Exactamente. Tuvo que jugar esa noche. Pero ninguno de nosotros
sospechaba que Blane haría algo tan despreciable.
—Sí, bueno —murmuré y tomé otro trago—. Me encanta el whisky.
Rose rio.
—A mí también. —Terminó el suyo y se echó hacia atrás—. Entonces,
¿cómo vas a decirle?
—Dios, ni siquiera lo sé. —Pensé en decirle de nuevo y luché contra el
impulso de buscarlo esta noche—. Me enteré hace dieciocho horas, y casi todo
lo que he tocado desde ese punto se ha vuelto contra mí. Deberías haberlo visto
hoy. Fue tan... no sé, Rose. Nunca lo había visto así antes. Estaba herido, y yo
solo quería hacerlo sentir mejor, hacer lo correcto. No sabía cómo. —Me dejé caer
en mi asiento—. ¿Estás segura de que no debería ir allí? Realmente me siento
como si tuviera que ir allí. No va a estar molesto.
—No, estaría molesto. ¿Pero realmente quieres hablar con él sobre todo
esto cuando estás borracha con whisky?
Suspiré.
—No, probablemente no. Pero casi no me importa.
—Bueno, déjame ser tu conciencia. No vas a ir allí esta noche. Esto es lo
que sí vas a hacer.
—Oh, fantástico. —Me animé—. Me hace sentir mejor que tengas un plan.
—Siempre tengo un plan.
La miré.
—Está bien, a veces tengo un plan. Así que, en primer lugar, bébete eso
que desperdiciar el alcohol es inaceptable. —Señaló a mi whisky
Me reí y lo llevé a mis labios.
214
era como una cueva metropolitana, con cortinas opacas y un ventilador de fuerte
zumbido en la esquina. Sentí mi camino a través, doblándome cuando golpeé el
final del armazón de su cama.
—Mierda —siseé, agarrando mi espinilla—. Mierdajodermaldición.
Rose se agitó en la cama.
Cojeé y subí con ella.
—Rosieeeeeeee —dije en voz baja y alejé el cabello de su rostro.
No se movió.
—Rose —dije un poco más fuerte.
Nada.
Sacudí su hombro.
—¡Rose!
Ella chasqueó los labios y suspiró.
Le di una palmada en la mejilla, y sus ojos se abrieron de golpe.
—Buenos días, sol —dije con dulzura.
—¿Hmm? —Se dio la vuelta y se frotó el rostro.
—Son las diez. Me prometiste tocino.
Rose abrió un párpado.
—¿Cómo estás tan jodidamente animada en este momento?
—¿Pizza? ¿Ibuprofeno? ¿El galón de agua que bebí antes de acostarme?
Quién sabe. ¡Levántate! Hoy es el día. Tengo hasta que salga del trabajo esta
noche para arreglar mi mierda, y no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
Agarró una almohada y la metió en su pecho.
—Vamos a dormir un poco más.
Agarré la almohada y la arranqué de sus brazos.
—Ah, ah, ah. Anda despiértate.
—Uf, tirana. —Tiró de las mantas sobre su cabeza.
Se las quité. —Me amas.
—Te odio, vete. —Se acurrucó en una bola.
—No puedo. Necesito tu ayuda. Ahora levántate, y vamos a conseguir
tocino y café antes de desintoxicarme durante un año.
Resopló, y sonreí mientras bajaba de la cama y abría las cortinas, dejando
217
West
Bajé del tren esa noche después de lo que podría haber sido el lunes más
largo que haya tenido. No había visto a Lily, no había hablado con ella desde que
fue a Columbia el día anterior. Pero tanto como quería verla, ella había pedido
tiempo. Así que tiempo era lo que le estaba dando.
Eso no me impidió pensar en ella.
La noche anterior, estaba en la cama, imaginándomela en la cama al final
del pasillo, preguntándome lo que estaba pensando. Preguntándome si se
encontraba bien. Me había despertado esa mañana con su nombre en mis labios.
Me esclavicé a través de mis clases y corregí exámenes sintiéndome monótono y
gris. Y ahora me gustaría ir a casa y comenzar el ciclo de nuevo.
Mi teléfono sonó en el bolsillo mientras subía los escalones fuera del metro,
y mi corazón golpeó mi estómago cuando vi un mensaje de Lily. Me detuve en
seco en mitad de la escalera, apenas moviéndome cuando un transeúnte golpeó
mi hombro.
¿Nos vemos en Habits?
Mis dedos volaron. Por supuesto. Estoy a la vuelta de la esquina. ¿Estás
bien?
Sí, solo quería hablar. Nos vemos en un minuto.
La emoción dio una voltereta en mi interior mientras despegaba mis pies
y salía disparado. Ella quería hablar de nosotros. Me di cuenta en ese momento
que todo lo que había pensado en ello, no estaba preparado para su respuesta.
Todas las expectativas, cada escenario que imaginé se disipó, dejándome ciego.
Me sentí como si estuviera mirando hacia el sol.
218
esperanza a través de mí, y señaló con la cabeza hacia la puerta de atrás, donde
estaba el patio.
Era un hombre en fuego mientras caminaba a través de la barra y a través
de esa puerta.
Todo se ralentizó cuando la puerta se cerró detrás de mí, pero vi todos los
detalles. El atardecer pintaba sombras profundas contra las paredes de ladrillo
y las esquinas del pequeño patio, construido alrededor de un antiguo árbol de
manzano silvestre que se extendía hacia los tejados. Estaba en plena floración,
cubierto de flores blancas que caían cada pocos segundos, girando en el suelo
de adoquines como copos de nieve. El árbol estaba radiante, cubierto de luces
blancas, y de las ramas colgaban estrellas pequeñas y plateadas que captaban
la luz mientras se movían de vez en cuando, tocadas por los pétalos mientras
caían.
En la mesita frente a mí estaba una hoja de pergamino, y di un paso más
cerca para tomar el grueso papel.
Los bordes estaban pintados con tinta y acuarela, ramas que se extendían,
cubiertas con lirios y hojas contra el cielo nocturno y las estrellas. Y en el centro
estaban sus palabras.
Dio un paso hacia a mí, luego otro hasta que estuvo lo suficientemente
cerca como para que no pudiera respirar sin respirarla a ella. Su rostro se levantó
hacia el mío, y buscó mi mano, envolviendo sus dedos en los míos.
—Todo este tiempo, estuviste justo aquí. Estabas justo aquí frente a mí, y
no lo noté. —Levantó su mano hacia mi rostro, con suaves ojos maravillados—.
¿Cómo podría no haberte visto?
Deslicé mi mano en su cabello, con voz áspera, solo un susurro:
—Lily…
—Te amo, West.
Cerré mis ojos y tomé un respiro tembloroso, abriéndolos para encontrarla
en mis brazos todavía.
—Dilo de nuevo.
Sonrió, con lágrimas brillando en sus ojos.
—Te amo —susurró.
Y luego cerré mis ojos y la besé.
Y ese beso cambió mi vida.
Me aferré a ella como si me fuera a mantener de pie, mis manos en su
sedoso cabello, con un brazo alrededor de su cintura, sus labios tan suaves, tan
dulces contra los míos, prometiendo un para siempre. Mi vida cayó en su lugar
en ese momento, y sabía que ella era todo lo que quería.
Sus manos se deslizaron por mi pecho y mi mandíbula, sus dedos en mi
barba, en mi cabello. El beso se profundizó, sus labios se abrieron en sumisión,
y la respiré como un hombre ahogándose. Dijo que me amaba. Sería mía.
Ya era suyo, me perdí en ella hace mucho tiempo incluso antes de saber.
Finalmente redujimos el ritmo y nos alejamos, y ella se echó hacia atrás,
sosteniendo mi cielo con ojos brillantes.
—No puedo creer que me estuve perdiendo eso todo este tiempo.
Reí y presioné mi frente contra la suya.
—Dame tiempo para compensarte por ello.
—Toma todo lo que quieras. Soy tuya.
220
Página
21
Philmore
Lily
West presionó sus labios contra los míos de nuevo, y mis párpados
revolotearon cerrados, el corazón en mi pecho retumbando. Me derretí contra él,
porque no quería que se detuviera. Nunca.
El beso era tierno y fácil, y capturó mi labio inferior entre los suyos,
chupándolo suavemente. Estaba agradecida por sus brazos a mí alrededor,
porque no sabía si podría pararme por mí misma.
Se separó y me miró con ojos que me dijeron todo lo que necesitaba saber.
Estaba destinada para él. Ahuequé su mejilla, sintiendo la suavidad de su barba
entre mis dedos mientas le sonreí. Se apoyó en mi mano.
—¿Es esto real?
Asentí, mirando cómo los pétalos caían, trazando las líneas de su rostro,
las sombras proyectadas por el árbol brillando intensamente detrás de él,
memorizando cada detalle.
—Lo siento, no podía contestarte ayer.
—No lo sientas. Esto... esto es más de lo que jamás hubiera podido
imaginar, Lily. —Sonrió—. Me escribiste un soneto.
Le sonreí de regreso.
—Lo hice.
—Es hermoso. Perfecto. —Sus labios rozaron los míos, y se apartó. Mi
221
querer separarme.
—¿Puedo comprarle una bebida, Sr. Williams?
West recogió el soneto y apretó mi mano, tirando de mí hacia la puerta,
sonriendo.
—Ni hablar, señorita Thomas.
La primera cosa que vi una vez que estuvimos en el interior fue a Rose
mirando fijamente la puerta de atrás, inquieta con su labio entre los dientes,
pero su rostro se iluminó como un árbol de Navidad, cuando nos vio radiantes y
agarrados de las manos. Ella se recuperó, aplaudiendo, antes de correr alrededor
de la barra y atraparnos, tirándonos en un abrazo.
—¡Finalmente! —Se apartó, mejillas rosadas, los ojos yendo y viniendo
entre nosotros—. Vamos, ustedes dos. ¿Qué van a beber? —Agarró mi mano y
nos arrastró a la barra.
Tomé asiento y West se sentó frente a mí, apoyando un pie en medio del
peldaño de mi taburete. Metió los dedos debajo de mi asiento y me llevó más
cerca de él, colocándome casi en su regazo. Su muslo estaba en contra de mi
taburete, mano en la espalda inferior. Podría haber sido la cosa más maravillosa
de mi vida. Alcancé su rodilla, sonriendo.
—¿Qué están bebiendo? —preguntó Rose, sacando los vasos.
—Whisky solo para mí —respondió West, desplazando los dedos contra mi
espalda. Mis ojos siguieron la línea de su nariz, la curva de sus labios antes de
que se girara hacia mí.
—Estás haciendo esta cosa no beber muy difícil para mí, Rose.
Ella estaba atolondrada, con ojos brillantes.
—Solo una copa de celebración. Lo serviré ligero para ti.
Suspiré.
—Gin tonic, por favor. —Me giré en el taburete para enfrentarme a él y
sonreí como una idiota—. Entonces, ¿te gustó mi soneto? No voy a mentir, podría
haber conseguido la idea de Diez cosas, pero pensé que era apropiado.
Shakespeare es el camino a tu corazón, y quería decírtelo de una manera que
significara algo más para ti que las palabras por sí solas.
Él lo sostuvo delante de nosotros, y lo examinó.
—Las palabras habrían sido suficientes, pero me encanta.
—Traté el pentámetro yámbico, pero sonaba tan mal.
Rio.
—Es perfecto. ¿Patrick ilustró esto?
222
—Lo hizo.
Página
Su frente cayó.
—¿No pensaste que lo quería cuando dije que te amaba?
Asentí.
—Me preocupaba que fuera impulsado por Blane, ¿sabes? Que estabas
molesto por él y que esto de alguna manera había... no sé. Distorsionado tus
sentimientos. Una parte de mí se preocupaba de que cuando te dijera que me
sentía de la misma manera, admitirías que no era real.
—Lo dije en serio. Sé que nunca he estado tan seguro de nada. A partir del
segundo que me di cuenta, se convirtió en una simple verdad, solo una parte de
lo que soy. Te amo, Lily. Ya sea que me ames de regreso o no, Te amo.
Las lágrimas llenaron mis ojos, y sonreí, tocando su mejilla mientras me
inclinaba hacia él, llevando mis labios a los suyos. Cuando me separé, tiró de mi
brazo, obligando a nuestras bocas de vuelta juntas por un momento más.
Se apartó, mirando su mano mientras tocaba mi cabello.
—Quiero besarte hasta que conozcas la sensación de memoria.
—Deberíamos practicar, entonces.
Sonrió.
—Oh, lo haremos. Pero no aquí. Me gustaría llevarte a salir, Lily Thomas.
Quiero que el mundo sepa que eres mía antes de que te tome por mía.
Mi interior se convirtió en gelatina.
—Vámonos ahora.
West tocó mi mejilla.
—Aún no. Tengo que hacer algunos planes.
Podría haber hecho un pequeño puchero.
—¿Qué deberíamos hacer esta noche, entonces?
—Bueno, ¿ya sabes de que show estamos retrasados?
—The Bachelor —dijimos al mismo tiempo.
—Vamos entonces. ¿Quién sabe qué travesuras consiga Celeste esta
semana? —Agarré mi bebida y tomé de un trago.
—No puedo creer que Eric no vea su locura. —Negó con la cabeza y tomó
su whisky antes de sacar su billetera. Rose corrió alrededor de la barra y golpeó
su mano cuando trató de dejar un poco de dinero en efectivo.
—Nop. Sal de aquí con eso.
224
—¡Dije que no! Considéralo mi regalo para ustedes en esta, la ocasión más
alegre.
Reí.
—Es mejor que te des por vencido, West. No está por encima de disparar
con la pistola de soda.
Rose la agarró y apuntó la boquilla hacia él.
—Está en lo correcto. Ahora lárgate.
West sonrió. —Gracias, Rose.
—De nada. Ahora no se metan en ningún problema, y cuelguen una media
en la puerta si hay desnudez sucediendo porque no estoy lista para eso. Ustedes
dos besándose en el bar ya es bastante raro.
Me incliné sobre la barra para besarla en la mejilla.
—Gracias, Rosie.
—No hay problema, Lil.
Nos despedimos con la mano y sonreímos en nuestro camino fuera de
Habits, a la calle en la noche temprano, tomados de la mano mientras corríamos
hacia nuestro edificio y subíamos las escaleras. Su mano estaba en mi espalda
mientras abría la puerta y entramos en el oscuro apartamento.
—¿Mags? —llamé—. ¿Estás aquí?
Silencio.
—Huh. Supongo que está fuera. —Hice clic en la lámpara, pateando mis
zapatos mientras arrojaba mis llaves en el plato, y West hizo su camino alrededor
del sofá y se quitó su bolsa. Me dirigí a la sala detrás de él, mirando por encima
de una vista que había mirado mil veces. Pero viéndolo dejar sus cosas y
estirarse, la larga línea de su torso, el perfil de su rostro y cabello, solo su pura
altura, me golpeó de una manera que hizo a mi corazón doler. Era posesión lo
que sentía. Era mío.
Sonrió hacia mí, y cuando lo alcancé, nos dejamos caer en el sofá hombro
con hombro, con los pies apoyados sobre la mesa de café como siempre lo
hacíamos mientras navegaba en el DVR y pulsé el botón reproducir.
Enlacé mi brazo alrededor del suyo, encontré su mano, y entrelazamos
nuestros dedos. Unos minutos más tarde, eso no fue suficiente, y dejó ir mi mano
para envolver su brazo a mi alrededor. Me incliné hacia él con mi mano en su
muslo y mis pensamientos se centraron en él con tanta atención que incluso el
más mínimo movimiento obtuvo mi atención.
225
Empezó una pausa comercial, y me moví, llevé mis rodillas arriba, así que
estaba casi en su regazo. Su mano encontró la parte exterior de mi muslo, y le
Página
sonreí.
Había planeado decir algo ingenioso, para iniciar una conversación para
disipar el zumbido de energía nerviosa a través de mí, pero luego lo miré, sus
ojos como el cielo de verano, el cabello oscuro recogido en un nudo, su barba
enmarcando sus labios, labios que ahora sabía que eran fuertes y suaves, y
estaba perdida. Me incliné hacia él, respirando el aroma de naranjas especiadas,
y encontré sus labios. Se movieron contra los míos, diciéndome cosas que sabía
eran verdad sin la complicación de las palabras o el pensamiento. Solo una
acción simple que me dijo que me necesitaba al igual que yo lo necesitaba.
Chupó mi labio inferior, y tarareé, mis dedos en su cabello. Se posaron en
el nudo y tiraron hasta que su cabello estuvo suelto. Mis dedos hambrientos
vagaron a través de él, y luego fue su turno para tararear. Su mano se deslizó
hasta mi muslo, tirando de mis piernas a su sólido pecho. Necesitaba estar más
cerca de él.
Me subí a su regazo y me senté a horcajadas, el beso conteniendo más
determinación ahora que estábamos cara a cara, con nada en nuestro camino,
más que un poco de tela. Sus manos estaban contra mi espalda, sus dedos
retorcidos en mi cabello, y rodé mis caderas mientras nuestras bocas y lenguas
se encontraron en ondas. Mis brazos estaban alrededor de su cuello,
manteniendo sus labios contra los míos a dónde pertenecían, y cuando sus
manos encontraron mi culo y me jalaron a sus caderas, su longitud presionada
contra mí, enviaron un escalofrío a través de mis muslos.
Rompí el beso con un suspiro, colgando mi cabeza hacia atrás.
—Lily —susurró contra mi cuello.
—Sí. —Mis caderas rodaron.
Flexionó sus caderas para encontrarse con las mías y tomó aire con un
siseo.
—Ah, Lil. Todavía no.
—¿Por favor? —Cubrí su boca con la mía, besándolo más profundo.
Se apartó, ojos calientes mientras me miraba.
—No puedo parar cuando me ruegas así.
—Entonces no lo hagas.
Trazó besos por mi cuello, a mi pecho mientras ahuecaba mi seno.
—Tengo que hacerlo —dijo contra mi piel.
Moví mis caderas de nuevo, moliéndome contra él.
—¿Quién lo dice?
226
dedos en su barba.
—Dime. Vamos a ir a una cita antes de que te lleve a la cama, Lily Thomas.
—Me besó duro, un beso demandante que traicionó su castidad.
Jadeé cuando se separó. Mi cuerpo no estaba dispuesto a esperar por algo
tan tonto como una comida.
—Maldito tú y tu honor sureño. Te he conocido desde hace cuatro años.
¿De verdad crees que una cena importa en este momento?
Sonrió y se movió en el sofá, poniendo su torso entre mis piernas, su rostro
cerca de la base de mis costillas con sus caderas demasiado lejos de las mías.
—No importa. Con tanta mierda que le di a Blaney por no cumplir esto,
sería un hipócrita si no siguiera mi propio código moral, ¿o no?
Fruncí el ceño.
—Que se joda Blane y que se joda tu código moral y fóllame.
—Quiero que sepas que soy serio sobre ti, Lily.
—Creo que eres serio. Ahora bésame.
Rio.
—Mañana. ¿Puedes esperar hasta mañana?
—Tengo Spaghetti-O en la cocina. —Estaba casi lloriqueando—. ¿Podemos
hacerlos y llamarlo una cena?
—Nope.
—Ugh, West. —Gemí.
Su mano se deslizó hasta mi muslo, debajo de mi falda, y le di una palmada
en el hombro.
—No empieces algo que no terminarás, Weston.
—Mmm. —Apretó los labios contra mi estómago—. Debería irme. No creo
que pueda mantener las manos quietas.
Una parte de mí quería llorar, y el resto quería reírse de la brillante locura
de todo esto. Golpearía a una anciana si eso significaría que podría conseguir a
West para pasar la noche.
—No te vayas. —Hice un puchero.
Subió por mi cuerpo y me besó en la nariz.
—Mañana. —Entonces besó mis labios. Todo mi cuerpo respondió, sobre
todo mis piernas, que se envolvieron alrededor de su cintura. Se apartó y las
desenganchó, divertido.
Crucé los brazos sobre mi pecho, indignada.
227
West
Ajusté mis pantalones otra vez mientras abría la puerta y me dirigí hacia
al apartamento vacío, no más cerca de calmarme de lo que había estado cuando
salía del apartamento de Lily. Cuando me fui, había estado un beso más lejos de
228
tomarla en ese mismo momento. Una gran parte de mi quería dar marcha atrás
y hacerlo de todos modos. Pero, al igual que había dicho, valdría la pena. Quería
Página
Gruñí. La siguiente vez que mi teléfono zumbó, era con una imagen, y casi
legítimamente arranqué la puerta y volví a su apartamento. Era una instantánea
Página
—Evitar a Blane como al herpes. Acabar con mi Cisne Negro de una vez
por todas. Probar mi vestuario. Entonces soy toda tuya.
West tomó mi mano.
—Maldita sea, lo eres.
Caminamos hacia la tienda de café al final de la cuadra. —¿Qué hay de ti?
¿Cómo se ve tu día?
—Triste y frío, hasta que te vea de nuevo.
—Lo sé. Va a ser un día largo. —Caminamos en silencio por un momento—
. ¿Puedo confesar algo?
—Cualquier cosa.
—Estoy nerviosa.
Sonrió hacia mí. —Yo también. Pero sigo pensando en la noche anterior.
Vamos a estar bien.
—Pensé que sería más extraño de lo que es, ¿sabes? Como que, pensé que
tendríamos que facilitarlo. Pero después de la noche pasada, definitivamente no
quiero facilitar nada.
West se rió cuando nos acercamos a la tienda de café. —Yo tampoco. —
Abrió la puerta, y entramos.
Conseguimos nuestra solución de la mañana y caminamos el bloque por
Broadway hasta el metro, a través del torniquete y entramos en la terminal. Nos
paramos en la ruidosa estación, presionados pecho a pecho, tomando un largo
momento para despedirnos. La expresión de su rostro mientras movía mi cabello
de mi rostro... bueno, digamos que mis ovarios explotaron como palomitas de
maíz.
Me besó el tiempo suficiente para robarme el aliento antes de separarse.
—Te veré esta noche.
—Sólo unas pocas horas. ¿Me hablarás si piensas en mí?
Se rió entre dientes. —No creo que mi plan de datos cubra esa cantidad de
transferencia.
Le sonreí.
—Te mandaré mensajes. Que tengas un buen día. —Me besó una vez más
mientras el tren se detuvo.
—Tú también. —Me apresuré a entrar antes de que las puertas se
cerraran, moviéndome a tomar en un asiento, así que todavía podía verlo de pie
en la plataforma con las manos en los bolsillos. Puse mis manos en la ventana,
cerrando los ojos mientras hice una mueca de un beso, y él sonrió como si le
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golpeara en el corazón.
Página
Nadia sonrió.
Página
West
—Dios, esto esta tan bueno, West. —Lily dio otro mordisco a su cena, y me
sonrió. Se veía tan hermosa; cabello rubio suelto, vestido negro, ojos brillantes,
el corazón lleno. El restaurante estaba lleno pero lo suficientemente tranquilo,
luz tenue. Nos sentamos en una mesa para dos cerca de una ventana que daba
a la calle.
—He oído hablar de este lugar y tenía que traerte. Me imaginé que
apreciarías algo de comida vegetariana limpia después de la última semana.
—En serio. Gracias por no llevarme a alguna parte que me tentara a comer
como una mierda absoluta. —Ella le dio otro mordisco y gimió—. Esto es
increíble. ¿Quieres un poco?
—He estado esperando que lo ofrezcas. —Me estiré a través de la pequeña
mesa por su plato, y ella alcanzó el mío.
La punta de la lengua se deslizó entre sus labios mientras atacó mi comida.
—Tengo que probar esta crema de maíz.
Tomé un bocado de sus espinacas y almendras.
—Ve a por ello.
Llevamos nuestros tenedores a nuestros labios e hicimos ruidos
apreciativos. Lily señaló con el tenedor hacia el plato.
—No sé lo que le untaron, pero lo acepto total y completamente. Maldición,
eso es bueno.
—Muchos chistes verdes.
—No hay muchos casos en los que se utilice "untar" que no suene sucio.
235
Lily rió.
Tomé un bocado de patatas dulces.
—¿Cómo estuvo tu día?
—Larguísimo, esperando por esta noche.
—Lo mismo. ¿Blane dejó de joder?
Su rostro se iluminó, y ella dejó el tenedor, la indicación de que venía una
historia.
—Oh, Dios mío, West. —Se inclinó sobre la mesa, con la cara animada—.
Resulta que entré en el ensayo de esta mañana y me encontré a Blane amarrado
con cinta adhesiva a la barra en el estudio vacío con una horrible palabra
garabateada sobre el pecho con lápiz de labios.
Una risa satisfecha salió de mí.
—Oh hombre. Dime alguien consiguió una imagen que me van a enviar.
Ella se rió.
—Creo que Jenni podría haber conseguido una. La mejor parte es que
Nadia le tendió una trampa.
Me encontré a mi mismo boquiabierto.
—¿En serio?
Lily asintió.
—Deja a Nadia hacer de la humillación pública un deporte sangriento.
Ward estaba molesto. Honestamente, creo que todo el asunto ha terminado.
Nadia y yo estamos en una especie de... no sé. ¿Tregua? Creo que ha terminado
con Blane de una vez por todas, y Ward amenazó nuestros puestos de trabajo si
no mantenemos eso fuera del estudio.
Negué con la cabeza mientras apilé un bocado de frijoles al horno y pan
de maíz en mi tenedor.
—Se merecía todo eso y algo más. —Tomé un bocado y suspiré, tomando
un sorbo de mi bebida una vez que había tragado. La vi por encima de la mesa,
sus grandes ojos brillantes, mi mirada siguiendo la curva de sus labios mientras
sonreía—. Lamento que te hiciera daño. No sé cómo podría haber hecho lo que
hizo.
—No sólo me hizo daño. Y, además, si no fuera por él, podría ser que tú y
yo nunca nos hubiéramos dado cuenta de esto.
Le sonreí y tomé su mano, envolviendo mis dedos con los suyos.
—Sabes, cuando me di cuenta de lo que sentía por ti, me imaginaba esto.
Las pequeñas cosas. Sostener tu mano. —Moví mi dedo pulgar sobre sus
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estoy... bien, todo esto sólo se siente bien. Como una progresión natural,
evolución.
—Sé lo que quieres decir. Es más fácil de lo que pensaba que sería. Creo
que he estado reprimiendo mis sentimientos por ti durante mucho tiempo, y
ahora es como un diluvio.
—Creo que he estado haciendo lo mismo. Debe ser, ya que todos los demás
en nuestras vidas sabían antes que nosotros. Simplemente no creía que pudieras
desearme. Que, si hubiese sido el caso, ya lo habrías hecho.
Ella se encogió de hombros y tomó un trago.
—Creo que sólo empezamos en una dirección y nos apegamos a ello.
Estabas con Shannon, y para mí, eso quería decir fuera de los límites. Y yo
estaba con el ballet. Ha sido mi amante durante años. No tenía tiempo para una
relación, y no tenía tiempo para conocer gente. Así que encontré chicos con los
que sólo podría salir sin condiciones y a mi conveniencia y permitir que eso fuera
lo que era.
—Lo entiendo.
—Y cuando llegó a mis sentimientos por ti, supongo que me di cuenta que
no estabas interesado. Eras mi mejor amigo súper caliente que vivía al final del
pasillo y no se inmutaba cuando me veía sin maquillaje o vomitando. O llorando
feo por a las películas que amo.
—Es cierto. La primera vez que vimos The Notebook fue un verdadero
testimonio de mi compromiso.
Ella hizo una mueca.
—No es mi culpa que Nicholas Sparks sea un bastardo manipulador
emocional que me hace sentir cosas. Y, de todos modos, lo maneja como un
profesional. —Me reí, y ella sonrió—. Aun así, ya sabes lo que quiero decir. Creo
que pensé que pensabas en mí como una hermana. Al igual, no hay forma de
volver a ese nivel de amor platónico.
Suspiré, sonriendo.
—Ni una sola vez pensé en ti como una hermana. Pensé que estabas fuera
de mi alcance.
Su cara se arrugó.
—¿Qué?
—Quiero decir, mírate. Eres hermosa e inteligente, la mujer más
impulsada que he conocido. Eres una bailarina profesional en una de las
compañías más competitivas y talentosas de bailarines del mundo. Soy un
especialista en inglés.
237
Me quedé de piedra.
—¿Cómo puedes incluso decir eso?
Miró a su alrededor, desconcertada.
—No lo entiendo. Casi a todo lugar que vamos, las chicas prácticamente
lanzan sus bragas hacia ti. ¿Siquiera ves a la camarera? Estoy bastante segura
de haber oído sus partes femeninas chillar cuando se acercó a la mesa.
Me reí de nuevo.
—No me di cuenta. Estaba demasiado ocupado mirándote, supongo.
Lily soltó mi mano para recoger el tenedor, pinchando unas espinacas. Lo
llevó casi a sus labios. —Bueno, lo estaba. —El tenedor desapareció en su boca,
deslizándose por entre sus labios vacíos.
—Mira quién habla de ser sexy, Lily. Si no hubiera tenido mis manos
encima de tu falda la noche anterior, juraría que tus piernas nunca terminaban.
Se rió, el sonido raro porque su boca estaba llena. Tragó. —No creo que la
longitud de mis piernas sea equivalente a tus feromonas. Bastante segura de que
tienen un radio de cuatro metros. —Apartó su plato—. Estoy súper satisfecha.
—Más espinacas para mí. —Mi tenedor se acercó a su plato.
Lily me miraba, divertida. —Mírate, sacrificando una cena de carne por los
verdes y las legumbres.
—Nena, comería coles de Bruselas por ti.
Se rió entre dientes.
—Ese es el verdadero amor, allí mismo.
Lily
El taxi estaba cálido y confortable, y suspiré contra el pecho de West.
Llevaba ese traje precioso suyo, y toda la noche me había hecho reír, me había
hecho derretirme, me había hecho desearlo. La noche había sido la magia que
había estado buscando con Blane, pero nunca encontré, y ni siquiera había
tenido que intentarlo.
Olvídate de la magia hecha por uno mismo. West era polvo de hadas.
Nos quedamos en silencio, satisfechos con el silencio, anticipando lo que
238
vendría cuando nos bajáramos del taxi y entráramos en nuestro edificio. Nos
conocíamos tan bien uno al otro que no hubo un período de gracia antes de que
Página
quisiéramos seguir adelante. El paso a estar juntos había sido fácil, algo que no
había sabido que había querido desde el principio.
Cada vez era nueva, cada toque, cada palabra y sonrisa. Pero West era tan
familiar para mí como lo fue siempre.
El taxi se detuvo frente a nuestro edificio, y el West pagó al conductor
antes de bajarnos, extendiendo una mano una vez que estaba en la acera. La
tomé, y me arrastró suavemente.
No habíamos hablado en algún tiempo, los dos nerviosos y excitados, creo.
Había sido más fácil caer uno en el otro la noche antes cuando no había ninguna
expectativa, pero esta noche ambos habíamos estado pensando en ello durante
todo el día. O por lo menos yo lo había estado. Había estado pensando en ello
desde que me había dejado con la excitación de mi vida en mi sofá. Por suerte,
Phil y yo teníamos un largo acuerdo.
Me preguntaba qué hizo West con su erección y me imaginé la foto que me
envió. Sonreí para mí.
—¿Qué es gracioso? —preguntó mientras nos acercábamos a su puerta.
—Oh, nada. —Esperé junto a él mientras la abrió. —¿Está Patrick en casa?
West me sonrió y abrió la puerta. —Se fue por la noche.
—Eso es muy conveniente. —Entré en el apartamento oscuro y me quité
los zapatos de tacón, y cerró la puerta detrás de nosotros, cortando la única
rendija de luz, además de la suave luz de la luna que entraba por las ventanas.
Y luego, West estaba detrás de mí, con las manos en mis caderas, su
respiración en mi oído. Me recosté contra él, temblando. —He estado pensando
en este momento desde que te dejé anoche.
Me costó encontrar mi voz y respiré. —Ahora me tienes. ¿Qué vas a hacer
conmigo?
—Oh, puedo pensar en una cosa o dos. —Me dio la vuelta en la oscuridad
y encontró mis labios sin perderse. Lo respiré, lo probé, ese olor suave de
especias nítido en mi nariz mientras me tragué una respiración, moviendo mis
labios contra los suyos.
Se separó, y casi me caí en él.
—Ven conmigo.
—A cualquier sitio.
Me remolcó hacia su habitación, aunque no podía ver nada en la
oscuridad, no hasta que llegamos a la puerta y la abrió. Tomé una respiración
profunda.
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beso que quemó más caliente con cada segundo mientras presionaba su cuerpo
contra el mío. Mis manos ciegas se deslizaron dentro de su chaqueta, y se sentó
Página
hasta eliminarla por completo, lanzándola en la silla del escritorio. Me senté con
él, tratando de alcanzar el nudo de su corbata, tirando de la seda mientras se
desabrochaba el chaleco. Llevó sus labios con los míos mientras yo deslizaba el
lazo de su cuello y empezaba con sus botones.
Me separé. —Demasiada ropa.
Sonrió y susurró:
—Demasiada —antes de tomar mi boca otra vez, presionándome de nuevo
en la cama para que pudiera sacarse los zapatos, aun soltando prendas de ropa
hasta que su pecho estaba desnudo y jadeante.
Puse una palma contra su piel caliente, y se apartó, los labios
entreabiertos y los párpados pesados. Deslizó sus manos por debajo de mi
espalda y se sentó una vez más, llevándome con él, y envolví mi cuerpo en torno
al suyo, apretando firmemente hasta que la piel de mis muslos estaba nivelada
contra su abdomen. Necesitaba estar cerca, necesitaba su piel contra la mía. Su
mano recorrió mi espalda hasta la cremallera de mi vestido que tiró hasta que
se detuvo. Sus ojos siguieron sus dedos mientras los pasó por encima de mis
hombros, mi corazón latía con fuerza mientras deslizaba las correas hasta que
colgaban sueltas contra mis brazos. El cuello de mi vestido caía, dejando parte
de mi pezón expuesto, y lo vi mirarme por un momento largo, reverente.
Me levanté hasta mis rodillas, y deslizó sus manos hasta mis muslos y
más arriba, empujando mi vestido hacia arriba mientras lo hacía, tragando el
aliento cuando llegó a mi culo desnudo. Más alto que iba, hasta mis caderas y
cintura, hasta las costillas, donde tomó un momento para trazar las viñas de mi
tatuaje, y levantó mis brazos mientras lo quitó por completo. Todo sobre sus
manos, sus ojos, hablaba de propiedad mientras me tocaba, poniendo su mano
sobre los planos de mi estómago y arrastrándola hacia abajo. Era tan hermoso
en la luz dorada, y cuando moví el cabello de su cara, me miró. La conexión era
tan profunda, tan real que era tangible.
Me tomó, deslizando una mano en mi pelo para tirar de mí hacia él,
besándome otra vez mientras presionaba mi cuerpo contra su pecho. Yo quería
piel. Lo quería él.
Me incliné hacia adelante para acostarnos, manos arrastrándose por su
cuerpo, el cinturón que tiré para abrir, botón que desaté, nuestros labios nunca
separándose, no hasta que puse mis manos en sus pantalones y encontré su
longitud, caliente y dura. Deslicé las yemas de mis dedos hacia arriba, rodeé su
corona y los arrastré hacia abajo una vez más, deslizando los dedos hacia abajo
llegando a su base.
Se retorció, dándonos vuelta, quitándose los pantalones, y nos acosté de
vuelta mientras nuestras piernas se enrollaron juntas, así podía mirar a su largo
cuerpo. Lo observé mientras sus suaves dedos recorrieron mi piel, la curva de
241
diez y media?
Sus labios se estiraron en una traviesa sonrisa, sus ojos azules en mis
labios.
—Mmmhmm. —Arrastró una mano bajo mi pecho, bajo mi estómago,
luego más abajo—. Tengo horas.
Sus dedos rozaron mi pierna, y la jalé en un respiro, sosteniéndola
apretada.
—Dios, Lily, —Tomé un respiro. Nunca quise a alguien tanto, tan
profundamente.
—Lo sé, —susurró contra mis labios antes de sellarlos con los míos. La
atraje más cerca mientras profundizaba el beso, el deseo, la necesidad, por ello
me abrumaba.
Ella puso una mano en mi pecho y empujó gentilmente, inclinándome
hacia atrás, se movió junto conmigo, asomándose para besarme una vez más
antes de alejarse. Hizo su camino hacia la parte baja de mi cuerpo, una
respiración caliente pasaba en la piel baja de mi estómago. Cada pocos segundos
en los que se movía, algo cepillaba en mi contra, su pecho, su cabello, sus dedos,
y cada nervio estaba atento, anticipándola.
Apoyó la cabeza para que pudiera verla, ojos cerrados, labios separados,
lengua extendida mientras corría plana mi longitud, deteniéndose para besar la
corona, un ardiente beso húmedo enviando un choque a través de mis muslos.
Mi mano estaba en su cabello, ojos en sus labios mientras los cerraba a mí
alrededor y los dejaba caer. Desaparecí dentro de su boca.
Mis dedos se tensaron en su cabello cuando empujó hacia arriba y volvió
a bajar, otra vez, y de nuevo. Tomó cada pedacito de mi fuerza de voluntad no
estrellarme de golpe en su boca, inhalando profundo, mandíbula apretada, ojos
entrecerrados, mientras su mano trabajaba lo que no pudo tomar con su boca.
Encontré su cuello y bombeé, presionándola a venir a mí. Succionó lo
suficientemente fuerte para hacerme gemir mientras me deja ir, besando mis
abdominales mientras escalaba hacia arriba de mi cuerpo lentamente. No pude
ser paciente, y me senté para alcanzarla a medio camino, deslizando mi mano
entre su cabello de nuevo, con labios hambrientos, respiración pesada. Me
montó a horcadas, inclinando su cuerpo hacia mi corona, moviendo sus caderas
agonizantemente lento. Estaba tan mojada, tan caliente, y flexioné mis caderas,
mis manos en las de ella, empujándola hacia abajo hasta que nuestros cuerpos
estuvieron al ras.
Jadeó.
246
ola. Sus ojos estaban casi cerrados, sus largas pestañas cubriendo sus irises
mientras miraba hacia abajo, y arrastré mi mano por su cuerpo, trazando la
curva de su cintura, acunando su pecho, mi pulgar cepillando su pezón. Dejó
escapar un suspiro, ojos cerrados y rostro sereno lleno de satisfacción mientras
sus caderas rodaban más rápido.
Bajé mi boca hacia su pecho, y ella sostuvo sus brazos sobre mis hombros,
acunando mi cabeza en sus antebrazos, dedos enrollándose a través de mi
cabello mientras mis labios se cerraron sobre su pezón. Succionó un respiro con
un silbido cuando enrollé mi lengua con mis manos ubicadas contra su espalda,
y sus caderas se movieron con mayor intención.
Arrastré mis dientes gentilmente contra ella, y suspiré, flexionándome una
vez más con un grito mientras ella pulsó a mí alrededor.
El sentimiento de su cuerpo moviéndose bajo mis manos, contra mí, a mí
alrededor fue más de lo que podía soportar, sabiendo que mi toque le daba
satisfacción. Y cuando sus piernas se envolvieron a mí alrededor y sus brazos
me acunaron contra ella, enterré mi rostro en su cuello por un largo momento.
Estábamos atados juntos, y rodeado de ella, dentro de ella, tan cerca de ella de
lo que nunca estuve.
La incliné hacia abajo, su largo cabello cayendo a los pies de mi cama, sus
ojos ebrios de emoción y esfuerzo. Vi su rostro, enjaulada en mis brazos, manos
en su cabello mientras me deslizaba en su interior. Dejó caer su cabeza hacia
atrás, labios separados, y salí otra vez, llenándola con un empuje de mis caderas.
Y de nuevo mientras mi mano la presionaba fuerte contra mi cuerpo. De nuevo
con mis dedos apoderándose de su piel.
Sus ojos ligeramente abiertos, su mano encontrando mi mejilla, lágrimas
derramándose bajo su sien.
—Te amo, —susurró.
Mi frente haba hacia la suya, piernas temblando mientras golpeé el
extremo y me quedé allí. Mis ojos se cerraron, una mano debajo de su cuello,
una descansando en la parte posterior de su muslo, mi corazón latiendo con el
suyo.
Y mi respiración agitó su cabello cuando susurré en su oído,
—Nunca te detengas.
247
Página
24
Brindo por eso
Lily
Esa noche, estaba inclinada hacia West quien estaba sentado en un
taburete en Habits con sus brazos alrededor de mi cintura. Se reía de algo que
Cooper dijo, la vibración corriendo a través de mi pecho y sonrío. Estábamos
todos atontados, extasiados e intercambiando miradas que decían lo mismo.
Esto era una celebración. Una que marcaría nuestras vidas.
—Aún no puedo creer que ustedes finalmente solucionaran esto —dijo
Cooper, sacudiendo su cabeza—. ¿Sabes que teníamos una apuesta?
Jadeé. —No, no la tenían.
—Totalmente la teníamos —añadió Rose riéndose—. Yo gané.
—Deberías. —Puse los ojos en blanco
Cooper resopló. —Casi había perdido la esperanza de que lo resolvieran.
Fui el primero en perder. La primera vez que los vi juntos, pensé que los días de
Shannon estaban contados.
Me reí burlonamente. —Eso es horrible, Coop, y totalmente sorprendente.
Rose sacudió su cabeza. —Es tan raro. Y asombroso. Pero es realmente
raro verlos así.
Maggie encogió sus hombros. —La primera vez que los vi juntos supe que
acabarían aquí. Los dos juntos no parecían extraños en absoluto, además del
hecho de que West es mi hermano y pensar en él haciendo algo remotamente
sexual me hace asquear. —Todo el mundo se rio—. Algunas veces, las personas
tienen sentido estando juntas. Si lo ven o no, es irrelevante, si piensas en ello.
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West le estaba ordenando un trago con Rose y los ojos de Patrick también
estaban en Rose. Yo fui la única que vio a Maggie sonrojarse. Hice una nota
mental para preguntarle sobre lo que estaba pasando allí.
Rose dio una ronda de Makers para el grupo y un vaso de agua en las
rocas para mí. Se los pasó antes de levantar sus vasos.
—Por Lily y West. Para que su final sea feliz y sus hábitos continúen siendo
malos.
Nos reímos, coreando Así se habla y cambié mí posición en los brazos de
West para mirarlo, chocando mi vaso con el suyo. Pero sus labios rozaron los
míos antes de que mi vaso pudiera hacerlo.
249
Página
Epílogo
West
Todos en la audiencia estaban inmóviles como una piedra mientras la
música se elevó más, nuestros ojos estaban en Lily mientras bailaba, su rostro
contorsionado por el dolor y sus brazos extendidos hacia Seigfried, que llegó por
ella. Ella se despedía, tomando pequeños pasos hacia atrás en punta cuando los
cisnes se acercaban a su alrededor. La única luz en el teatro entero estaba detrás
de ella con su rostro cayendo en las sombras mientras lo alcanzaba, pero los
cisnes la envolvían. La música en crescendo. Ella desapareció. Se apagaron las
luces.
Di un grito ahogado, preso de la conmoción de mis emociones, mis ojos
ardían. Y entonces, el teatro estalló en aplausos.
Todos estábamos de pie cuando las luces regresaron y las cortinas se
abrieron una vez más. La compañía hizo su camino de regreso al escenario,
inclinándose con gracia. Lily estaba delante en ese hermoso traje, las joyas de la
blusa blanca y su tocado de plumas centellando. Una pierna extendida delante
de ella, con un brazo hacia un lado y otro curvado alrededor de su cintura
mientras se inclinaba. Estaba tan ruidoso, que no podía escuchar a Maggie
mientras se giraba hacia mí, sonriendo y gritando algo ininteligible con lágrimas
en sus mejillas. Me giré y miré de nuevo al escenario. De vuelta a Lily.
Podía ver sus lágrimas desde la primera fila donde nos sentamos, la curva
en la frente de la emoción mientras se inclinó de nuevo, extendió un brazo sobre
el cuerpo de bailarines detrás de ella y luego se inclinó a Blane, que devolvió el
gesto. Saludaron a la multitud y la condujo fuera del escenario mientras la
cortina se cerraba, lo que volvió a poner en marcha a mi corazón.
Bajé la mirada a la línea de asientos. Rose se limpiaba los ojos y Patrick y
250
—Estoy muy feliz de que estuvieras aquí. —Nos miró a todos—. Todos
ustedes. Muchas gracias. He esperado esta noche desde que era una niña y
tenerlos aquí para compartirlo conmigo sólo lo es todo.
—Nunca nos lo habríamos perdido —dijo Cooper y tiró de ella en un abrazo
lateral.
Patrick me dio un codazo y me entregó el ramo de flores que olvidé que le
había traído.
Hice mi camino a su lado y extendí el ramo de peonías rosas, blancas y
melocotón. Dio un paso más cerca mientras las tomó.
—Estoy muy orgulloso de ti.
Tocó mi mejilla con lágrimas en los ojos.
—Gracias.
—¡Ahora, vamos a beber! —gritó Cooper y todos se rieron.
Lily sonrió, inclinándose hacia mi lado mientras se limpiaba una lágrima.
—No para mí. Tengo que descansar un poco. Pero ustedes diviértanse.
—Te llevaré a casa a salvo. —La apreté y envolvió un brazo alrededor de
mi cintura, sonriéndome.
—Sé que lo harás. Déjame correr y cambiarme. Luego podemos volver a
casa.
Besé su frente antes de dejarla ir. Se dirigió a los vestuarios, regresando
una media hora más tarde con la cara limpia y su tutú de plumas reemplazado
con leggins, zapatos bajos y un suéter. Dejamos el teatro en grupo y nos
dirigimos a la estación de metro para volver a casa con Lily bajo mi brazo, ambos
tranquilos y felices mientras mirábamos a nuestros amigos. Separamos caminos
con todos en Habits, diciendo nuestras despedidas y agradecimientos antes de
caminar las cuadras a nuestro edificio, subir las escaleras y a mi apartamento.
Estaba tranquilo adentro mientras ella dejaba su bolso y se quitaba mi
chaqueta.
—¿Cómo te sientes? —pregunté finalmente.
Sus ojos estaban animados y su sonrisa aun llena de asombro.
—Increíble. Emocionada. Mis piernas duelen y mis pies tienen calambres,
pero no me importa. —Puso sus brazos alrededor de mi cintura y levantó su cara
hacia la mía.
—¿Masaje de pies? ¿Ducha de agua caliente?
Tarareó, sin dejar de sonreír. —Sí, por favor.
—Pero primero... —Metí la mano en el bolsillo de atrás y saqué la carta.
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Bad Habits #2
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Staci Hart
Staci ha sido muchas cosas hasta este
momento de su vida: diseñadora gráfica,
empresaria, costurera, diseñadora de
ropa y bolsos, camarera. No podemos
olvidarlo. También ha sido madre de tres
niñas que seguro que crecerán para
romper muchos corazones. Ha sido una
esposa, aunque no es la más limpia, ni la
mejor cocinera. También es súper,
doblemente divertida en una fiesta,
especialmente si ha estado bebiendo
whisky, y su palabra favorita empieza con
"f" y termina con "k".
Desde sus raíces en Houston hasta un período de siete años en el sur de
California, Staci y su familia terminaron estableciéndose en algún lugar
intermedio e igualmente al norte en Denver, donde la nieve es mágica y las
montañas se han convertido en su hogar. Cuando no está escribiendo, está
leyendo, jugando o diseñando gráficos.
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