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A.

Elaboración y ejecución del plan de cuidados de


enfermería en síndromes geriátricos.
Paciente geriátrico: Por paciente geriátrico se entiende aquel
sujeto de edad avanzada con pluripatología y polifarmacia y que
además presente cierto grado de dependencia para las
actividades básicas de la vida diaria. Es frecuente que asocie
problemas cognitivos o afectivos y la necesidad de recursos
socio-sanitarios.
Sindrome geriátrico: El término “síndrome geriátrico” se
refiere a las formas de presentación más frecuentes de las
enfermedades en el adulto mayor. Se deben a condiciones de
salud multifactoriales, propias del paciente anciano. Estos ocurre
como consecuencia de los efectos de la acumulación de
deterioros en multiples sistemas volviendo a una persona
vulnerable ante las demandas fisiológicas o patológicas,
incluyendo los procedimientos quirúrgicos. Se define como
complicación postoperatoria aquella eventualidad que ocuree en
el curso previsto de un procedimiento quirúrgico con una
respuesta local o sistémica que puede retrasar la recuperación
poner en riesgo una función de vida.

Características del anciano enfermo: Es aquel anciano sano


con una enfermedad aguda. Se comportaría de forma parecida a un
paciente enfermo adulto. Suelen ser personas que acuden a consulta o
ingresan en los hospitales por un proceso único, no suelen presentar
otras enfermedades importantes ni problemas mentales ni sociales.
Sus problemas de salud pueden ser atendidos y resueltos con
normalidad dentro de los servicios tradicionales sanitarios de la
especialidad médica que corresponda.
Patología de los principales síndromes
geriátricos:
Inmovilidad y complicaciones: El síndrome de inmovilidad se
define como la restricción, generalmente involuntaria, en la capacidad
de transferencia y/o desplazamiento de una persona a causa de
problemas físicos, funcionales o psicosociales. La etiología de la
inmovilidad es multifactorial, incluyendo causas tan diversas como
enfermedades osteoarticulares (artrosis, fracturas, patología de los
pies, etc.), patología cardiovascular (ictus, cardiopatía, hipotensión
ortostática, diabetes, etc.), trastornos neuropsiquiátricos (demencia,
enfermedad de Parkinson, depresión, etc.), obstáculos físicos,
hospitalización, aislamiento, orden médica y, por supuesto, fármacos
(sedantes, opiáceos, neurolépticos, antidepresivos) cuyos efectos
secundarios aumentan la fragilidad del anciano.
Malnutrición: La malnutrición es uno de los grandes síndromes
geriátricos y factor de fragilidad. No sólo es signo de enfermedad, sino
que su presencia aumenta la morbilidad, estancia hospitalaria,
institucionalización y mortalidad por enfermedades concomitantes.
Hasta 2/3 partes de los casos de malnutrición se deben a causas
reversibles. La intervención nutricional es útil asociada al tratamiento
etológico para revertir la situación de malnutrición en algunas
enfermedades. Consecuencias de la malnutrición
— Pérdida de peso y masa grasa, flacidez y pliegues cutáneos.
— Edema, hepatomegalia, diarrea.
— Alteración de la respuesta inmune, mayor incidencia de infecciones.
— Sarcopenia y pérdida de fuerza muscular: caídas y fracturas, riesgo
de neumonía.
— Astenia, depresión y mayor anorexia.
— Riesgo de intoxicación farmacológica por reducción de fracción libre
de fármacos con alta afinidad por albúmina y menor eficacia del
metabolismo hepático.
— Síntomas específicos de cada déficit
Deterioro cognitivo: El deterioro cognitivo se define como una
pérdida o reducción, temporal o permanente, de varias funciones
mentales superiores, en personas que las conservaban intactas
previamente. Esta definición incluye cuadros muy definidos como el
síndrome confusional agudo (secundario a infecciones, anemia,
patología que afecta a cualquier sistema, ingresos hospitalarios,
cambio de domicilio, etc.), o como la demencia de diferentes causas
(enfermedad de Alzheimer, etiología vascular, formas mixtas,
enfermedad por cuerpos de Lewy, etc.);
Depresión: La depresión es el trastorno afectivo más frecuente en
el anciano y una de las principales consultas médicas, aun cuando su
presencia puede pasar desapercibida; el ánimo triste no forma parte
del envejecimiento normal y no es un acompañamiento natural e
inevitable del declive de la actitud social. La depresión disminuye de
forma sustancial la calidad de vida del anciano y puede abocar en
discapacidad. Parece claro que un deterioro en la salud abogue hacia
un ánimo deprimido, pero no se admite tanto que los síntomas
depresivos complican el tratamiento de las enfermedades físicas y
aumentan el riesgo de presentar nuevas enfermedades. Por todo esto,
el diagnóstico y el tratamiento de la depresión es de vital importancia
en el anciano.
Disminución auditiva y visual: Afección total o parcial de la
función visual, auditiva, gustativa u olfatoria que además de limitar
uno o mas sentidos genera disfunción en la esfera biológica psicosial y
social con repercusión directa en la independencia y la calidad de vida.
Estreñimiento: El término estreñimiento se refiere a la
dificultad, o tensión, en la defecación y movimientos infrecuentes
del intestino durante un largo periodo de tiempo. Los síntomas
asociados con el estreñimiento incluyen deposición dura/seca,
hinchazón y dolor abdominal.
Incontinencia: La incontinencia urinaria (IU) se define como la
pérdida involuntaria de orina desde la vejiga. Esta pérdida ocurre
habitualmente por vía uretral, pero también puede haber escape
de orina a través de fístulas 
Ansiedad: La ansiedad en los adultos mayores puede ser
descrita o experimentada con predominio de síntomas somáticos
tales como mareos y temblores; además pueden presentarse
con ansiedad subclínica o síntomas de ansiedad que causan
angustia o deterioro funcional,
Insomnio: El Insomnio es la dificultad para tener un sueño
suficiente y reparador, constituye uno de los trastornos más
frecuentes en los pacientes geriátricos (10-50%),
la mayor proporción de los casos corresponden
al insomnio secundario o comórbido, siendo la depresión y
ansiedad los trastornos asociados más frecuentes

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