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Tarea NO.

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Franchely Duran 1089753

Desigualdad de género
Analizar la desigualdad de género en el país destacando la
situación histórica y cultura l de la mujer dominicana .
En el video que hemos podido apreciar podemos ver una triste
realidad que vivimos en el día a día. En cada esquina de nuestra
querida tierra, tenemos que visualizar situaciones como estas, debido
a la gran desigualdad que se vive en nuestro país, principalmente por
parte de nuestro sistema, el cual nos lleva a vivir en una inmensa
situación de precariedad, en el cual no nos queda de otra que luchar
por el día a día, porque a medida que pasa el tiempo, van apareciendo
cosas nuevas que no nos permiten de alguna manera ahorrar y
planificarnos para un buen futuro. Por lo que pudimos ver, Víctor nos
muestra un poco de la situación que vive, como resultado de las
desigualdades que experimenta la sociedad, las barreras que se les
presenta en el camino incluso para poder conseguir su diario vivir,
pero, sobre todo, los riesgos y condiciones que tiene que enfrentar en
el proceso cuando se vive bajo esta situación. La historia nos permite
entender lo que implica el déficit en la cotidianidad y cómo afecta la
calidad de vida de miles de familias. La historia de Víctor es la historia
de muchos y muchas que cada día tienen que luchar con las
desigualdades que conlleva residir en un hábitat en donde se
combinan múltiples deficiencias en materia de servicios básicos y
estructura de la vivienda.
República Dominicana es el país de Latinoamérica con las mayores
brechas de género en pobreza, ciertos grupos poblacionales de
mujeres se encuentran en situación de alta vulnerabilidad con
respecto al promedio nacional. La principal característica del análisis
del crecimiento económico en el país es su inequitativa distribución.
Que, a pesar de los importantes avances en desarrollo humano, el
proceso ha sido lento y desigual en el caso de determinados grupos,
especialmente de las mujeres.
De manera particular, se evidencian brechas importantes en la
distribución del ingreso, una participación menor de las mujeres en el
mercado laboral, la previsión de servicios en la salud sexual y
reproductiva, exageradas tasas de embarazo adolescente, altos índices
de mortalidad materna, baja participación en los asientos
congresuales, y un sin número de situaciones que vivimos en el día a
día. La desigualdad, no se expresa solamente en la enorme diversidad
adquisitiva de los ingresos de las personas, sino que se deriva de la
discriminación de clase, de raza, de género, de origen geográfico, de
distinta capacidad física, etc. A pesar de las normativas vigentes y de
los avances en los niveles educativos de las mujeres, existen
importantes brechas en la inserción y las condiciones laborales de
estas, con relación a los hombres, lo cual limita el ejercicio de sus
derechos económicos y sociales, independientemente de su edad, su
nivel educativo, su residencia en zona urbana o rural y su nivel de
ingresos.
La tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral, si bien
ha aumentado en las últimas décadas, todavía registra desigualdades
importantes en comparación con los hombres. Ser mujer, pobre,
indígena, afroamericano, migrante, discapacitado, trabajador
informal, o con alguna limitante adicional, significa tener en la
sociedad una posición inicial desventajosa con relación a quienes no
tienen ese género, condición económica, raza, estatus migratorio,
características físicas o posición laboral. Por lo general, estas
categorías conllevan distintas condiciones económicas, como son,
acceso a servicios, protección pública, oportunidades de educación o
empleo.
Las familias actuales son diversas; sienten y viven de maneras
distintas. En las familias, los derechos de las mujeres y las niñas se
pueden fomentar, pero también vulnerar. Pueden ser lugares de amor,
cuidado y satisfacción, pero, con demasiada frecuencia, son espacios
donde se lesionan los derechos de las mujeres, donde se silencian sus
voces e impera la desigualdad de género.
El incremento de la fuerza laboral femenina es atribuida a factores
sociodemográficos, económicos y culturales, como son, el aumento del
nivel educativo, la reducción de la tasa de natalidad, el aumento de la
jefatura femenina, la persistencia de altos niveles de vulnerabilidad y
pobreza, una mayor conciencia del rol de las mujeres en la generación
de ingresos propios, la permanencia de bajos salarios y el deterioro de
los salarios reales, lo cual ha requerido que más de un integrante de la
familia genere ingresos para solventar las necesidades familiares.
Las mujeres en todo el mundo cada día dedican aproximadamente tres
veces más horas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado
que los hombres. Sin embargo, estudios indican que el mundo ha
logrado avances sustanciales en el logro de la educación primaria
universal, y las niñas y los niños participan por igual en la educación
primaria en la mayoría de las regiones.
Si bien es probable que los cierres de escuelas relacionados con
COVID-19 retrasen el progreso en el acceso a la educación, la evidencia
muestra que las niñas, una vez que tienen acceso a la escuela, suelen
tener mejores resultados que los niños en términos de rendimiento
académico. En la educación terciaria, las mujeres superan en número
a los hombres y la matriculación está aumentando más rápidamente
entre las mujeres que entre los hombres.
Hoy día las mujeres continúan viviendo en sociedades que les brindan
oportunidades desiguales para progresar y en muchas partes, las
mujeres son menos valoradas que los hombres, de hecho,
constantemente, sus derechos son violados, dejándolas con recursos
limitados. Sin embargo, por el lado positivo, vemos progreso en
muchas dimensiones importantes, como una mayor participación de
las mujeres en la economía y en posiciones de liderazgo en todo el
mundo.
Tales avances nos dan la esperanza de que las sociedades de hoy son
menos tolerantes a la desigualdad y a la injusticia que las generaciones
pasadas. Desafortunadamente, el progreso en países y regiones es
desigual, y en algunos lugares, las condiciones para las mujeres están
empeorando, especialmente cuando se trata de violencia en su contra.
Una de las principales estrategias para llevar a las mujeres a la senda
del desarrollo, es promover su empoderamiento económico. Ya que
cuando las mujeres sí participan en el mercado laboral, enfrentan
discriminación cuando se les contrata o paga, y a menudo son confinadas a
empleos y sectores menos productivos. La ausencia de mujeres en
actividades económicas es más pronunciada en los hogares más pobres.
Experiencia de esta vivencia muestra que la participación desigual de las
mujeres en la sociedad y la economía no solo las afecta a ellas sino también
a sus familias y a la sociedad en general. Su exclusión suprime el
crecimiento y hace imposible que los países en desarrollo logren un
progreso significativo.
Andy Duvergé Jiménez 1088380
1. Analizar la desigualdad de género en el país destacando la
situación histórica y cultural de la mujer dominicana. Mujer
dominicana .
Las desigualdades de género se han constituido en obstáculo para
el desarrollo humano en la República Dominicana y en el siguiente
trabajo se explicarán dichas desigualdades, pero desde las diferentes
etapas de la vida.
• En la niñez:
Inseguridad alimentaria
Todavía existen en el país más de un millón de personas
subalimentadas, en cuyo grupo se incluyen 65 mil niñas y niños que
sufren de desnutrición crónica por una precaria ingesta de
micronutrientes. Las cifras indican que la prevalencia de la
desnutrición infantil crónica es particularmente elevada en los niños
y las niñas de los hogares más pobres, y de aquellos de madres sin
educación y con educación hasta el nivel primario.
• Educación
El documento de análisis del CEG-INTEC establece que una
amplia deuda pendiente es aumentar la cobertura de la educación
inicial, que apenas alcanza al 32.8 % de las niñas y al 34.86% de
los niños dominicanos. Se subraya el gran déficit en materia de
educación integral en sexualidad en todos los niveles educativos, y
destaca la información de UNFPA 2012 de que solo 9 de cada 100
escuelas implemento en su momento el programa de educación
afectivo sexual, en el cual solo participaron 7 de cada 100 estudiantes.
Por otra parte, se observa que, en el ámbito universitario, al 2016 las
mujeres representan el 64 por ciento de la matrícula, pero estas se
ubican en carreras tradicionales como educación, psicología,
enfermería y bioanálisis, mientras que los hombres lo hacen en las
ingenierías y carreras asociadas a la tecnología.
• Uniones tempranas y matrimonio infantil
Se estima en 11.7%, la proporción de mujeres dominicanas de entre 18
y 22 años que se casó o vive en pareja desde antes de cumplir 15 años, y
el 35.9% de las mujeres entre 20 y 24 años declaran haberse casado o
estado unidas de manera estable antes de los 18 años, lo que coloca al
país en la cabeza de las cifras de matrimonio infantil en América
Latina.
• En la Adolescencia :
Embarazos, salud sexual y salud reproductiva
Se estima que cerca de la mitad (46.5%) de las y los adolescentes
dominicanos entre 15 y 19 años de edad se enfrenta a escasez de
servicios de anticoncepción y esta cifra es de 40.4% entre jóvenes de
20 a 24 años. En tal sentido, alrededor del 47.7 % de todos los
embarazos son no planificados, especialmente entre adolescentes y
mujeres jóvenes. Del total de mujeres en edad reproductiva se estima
que el 11.4% de las mujeres tienen necesidad insatisfecha en el uso de
métodos anticonceptivos.
• En la Adultez:
Pobreza y desarrollo humano
Pese a que los datos del Ministerio de Economía Planificación y
Desarrollo muestran disminución en la pobreza moderada y extrema,
la mujer muestra mayores niveles de pobreza que los hombres.
Del grupo de personas en pobreza extrema, el segmento de la mujer
representa el 6.35% a nivel nacional, con mayor afectación a nivel
rural (9.49%), frente al 5.58% de hombres. Mientras la pobreza
moderada afecta al 30.37% de las mujeres a nivel nacional y
al 40.41% de las que viven en zona rural. En los últimos años, según
PNUD, el desarrollo humano en el país se ha reducido en un 47%,
precisamente a causa de las desigualdades según condición sexual y
roles de género.
• Empleo y salario
En el documento, presentado el martes 6 de marzo, el Centro de
Estudio de Género del INTEC señala que la tasa de participación de las
mujeres en el mercado laboral ha aumentado en las últimas décadas,
pero aún registra desigualdades respecto a los hombres. Al 2017, solo el
49.1% de las mujeres mayores de 15 años forman parte de la fuerza
laboral, mientras en los hombres esta proporción se sitúa en 75.9%.
• Cuota femenina en estructu ras de poder
El documento de análisis expresa que la representación de las mujeres
en los espacios políticos de toma de decisiones sigue siendo baja, a
pesar del aumento de las mujeres en las candidaturas y de tener un
mayor nivel educativo que los hombres. Por ejemplo, destacan que en
la Junta Monetaria de 10 integrantes solo una es mujer. “En el poder
Ejecutivo, si bien una mujer ocupa el cargo de vicepresidencia de la
República, la participación femenina continúa siendo minoría a nivel
ministerial, donde apenas cuatro mujeres ocupan los puestos
de ministras de 22 ministerios existentes.
En la Cámara de Diputados las mujeres ocupan el 28.1% de
los escaños al 2016, mientras en el Senado, apenas hay tres
senadoras de 32 puestos, evidenciando que aún no se ha logrado el
cumplimiento de la Ley 12-2000 sobre el 33% de la cuota femenina. A
nivel de regidurías (34.1%), y las alcaldías, apenas el 12.1% son
gerenciadas por mujeres.
• Violencia de género
La proporción de mujeres que reportaron violencia física, emocional
y sexual creció en los últimos 10 años de un 28% a un 35%; mientras solo
la violencia emocional se incrementó del 18% a 31% en igual periodo.
La violencia emocional es la más frecuente de todas con 31% de las
denuncias, seguida por la violencia física (19%) y la sexual (10%). La
incidencia de la violencia es mayor en las mujeres separadas, viudas o
divorciadas (48%), las que tienen cinco o más hijos (50%), las que
tienen educación primaria entre 5-8 años (42%), las del quintil más
pobre (40%), las adolescentes y jóvenes (40%) y de zona urbana (36%).
• Mortalidad materna
De acuerdo con los datos del Ministerio de Salud, la República
Dominicana logró reducir la mortalidad materna de 101.8 en el 2014 a
99.3 en el 2015 y a 90.1 por cada 100 mil nacidos vivos en el 2016, lo que
representa una baja de 9.2%. A pesar de ello, seguimos siendo uno de
los países de la región con tasas más altas de muertes maternas al
sobrepasar el promedio de 82 por 100 mil nacidos vivos. Se reconoce
el aborto como una de las causas de muertes materna en el país, la
Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología al revelar que 20 de
cada 100 muertes maternas son producto de abortos inseguros.
• En la Vejez:
En el Seguro de Vejez, Discapacidad y Sobrevivencia es menor el
número de mujeres beneficiarias respecto de los hombres. Las
estadísticas oficiales de la Superintendencia de Pensiones (SIPEN)
evidencian que a finales del 2017 habían 1.8 millones de personas
cotizantes, de los cuales el 55.6% son hombres y el 44.4% restante son
mujeres. Esta cobertura de seguro de vejez equivale al 36.50% de la PEA
masculina y al 42.43% de la PEA femenina ocupada.
También en la afiliación al Seguro de Riesgos Laborales (SRL) se
evidencian brechas de género. En este seguro, la cantidad de personas
aseguradas alcanzó 2.08 millones de personas en 2017, de cuyo total el
56.6% son hombres y el 44.4% mujeres. Además, se subraya que las
personas con mayores dificultades en el mercado laboral son las
mujeres con más de 60 años.

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