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Si bien es cierto que nuestro continente fue incorporado al mercado mundial, esto conllevó
automáticamente al establecimiento de relaciones generalizadas de producción capitalista,
aunque los principales centros mineros, base del excedente económico colonial, fueran
explotados con relaciones salariales y con una avanzada tecnología. Tampoco fueron
generalizadas las relaciones de producción esclavistas y serviles en todas las colonias. la
transición fue hacia un capitalismo primario agro minero exportador de base colonial, que
sólo se consolidó en el siglo XIX, que una parte de los historiadores le denominan como
una clase de feudalismo y Capitalismo.
Es fundamental tener presente que el imperio español que nos conquistó también estaba
en una fase de transición al capitalismo, en una época en que los países más avanzados
de Europa estaban recién en la fase mercantilista, antesala del modo de producción
capitalista. De ahí la importancia del capital mercantilista en el proceso de colonización. A
la burguesía comercial le interesaban los productos, cualesquiera fuesen las relaciones
sociales bajo las cuales se producían.
Sin embargo, en América latina colonial no sólo hubo capital comercial sino también un
capital que se invertía en empresas mineras y agropecuarias, que dieron origen a una clase
dominante, no meramente comercial sino también productora, que implantó variadas
relaciones de producción, fundamentalmente precapitalistas. ¿De dónde provenían las
mercancías que intercambiaban los comerciantes de la colonia? Algún sector debía
producirlas.
Este sector estaba constituido por los indígenas, negros y mestizos, cuya mano de obra era
explotada por los empresarios que invertían capitales en la producción minera y
agropecuaria. En las colonias iberoamericanas no sólo hubo un proceso de circulación de
mercancías sino básicamente una producción de mercancías a través de diversas
relaciones precapitalistas de producción. El papel del capital comercial era canalizar el
excedente de nuestra economía de exportación y la implantación de los artículos
manufacturados de Europa.
Durante la Colonia se establecieron diversas relaciones de producción, tanto precapitalistas
(encomienda, esclavitud, inquilinaje, aparcería, etc.) como capitalistas embrionarias
(salariado minero y agrícola), sin que ninguna de ellas fuera preponderante y generalizada.
Estas relaciones de producción se aplicaron de acuerdo con la condición específica de cada
región colonial. Octavio Ianni coincide en la “coexistencia de múltiples relaciones de
producción” y llama la atención acerca de que esto “no significa necesariamente la vigencia
de distintos modos de producción”; manifiesta que no quiere “negar la posibilidad de que,
en América latina, o en algunos de sus países, se combinen diversos modos de producción.
A mi parecer, ésta es una cuestión abierta a la investigación”.
Este problema clave incita a una reflexión profunda, porque ha sido motivo de confusiones
teóricas, tanto de latinoamericanos como de europeos y norteamericanos. Nosotros
opinamos que el problema comienza a despejarse a partir de la consideración de que la
conquista hispano-lusitana abrió un período de transición al capitalismo. Y que, como todo
período de transición no estableció un modo preponderante de producción. En tal sentido,
nos parece más riguroso hablar de la combinación de diversas relaciones de producción
que de los “diversos modos de producción”
Tienen en común con la esclavitud antigua y con la servidumbre feudal sólo su forma. Junto
con estos regímenes del trabajo colonial existían pueblos indígenas, muchos de ellos no
sometidos por los conquistadores, que conservaban la posesión comunitaria de la tierra y
formas comunales de producción.
La consecuencia más importante fue la creación de la teoría de las dos esferas y de allí que
se hable de la doctrina Monroe como de la doctrina de América para los americanos o, un
tanto sarcásticamente, de América para los norteamericanos. Señaló el nacimiento de una
diplomacia propiamente usamericana, resultado de la toma de conciencia inmediatamente
posterior a los acontecimientos revolucionarios. Logró detener una doble amenaza: la de
los rusos que trataban de extenderse por la costa del Pacífico y excluir todos los navíos
extranjeros al norte del paralelo 51, y la de las potencias de la Santa Alianza, deseosas o
susceptibles de inclinarse a socorrer a España en sus posesiones americanas.
Fue recibida con entusiasmo en los Estados Unidos, pero en Europa pasó inadvertida o
provocó cierta exasperación, porque, como han demostrado diversos historiadores, las
potencias europeas en realidad no tenían intención alguna de intervenir en la América
española. Fue letra muerta, por lo menos durante 20 años. La doctrina, con relación a
Latinoamérica, se tradujo en una política de no- alianza sistemática (negativa a intervenir
en el Congreso de Panamá de 1826). Las aplicaciones de la doctrina en la primera mitad
del siglo XIX fueron raras (intento anglo-francés cuando la cuestión de Texas, en 1845, o la
amenaza inglesa y española sobre Yucatán en 1848. La verdadera historia de la doctrina
comienza a fines del siglo XIX cuando se transformó en ofensiva y sirvió para justificar las
anexiones sudamericanas.
Del mismo modo la ideología del capitalismo y sus comienzos en Venezuela solamente es
explicable si se la estudia en relación a la avanzada social de América latina en el siglo XIX
sólo pueden comprenderse investigando las ideas socialistas y modelos europeos.
No en vano la historia se había hecho mundial. Luego de la segunda mitad del siglo XIX
significó un salto cualitativo en la formación social venezolana porque fue la fase de
consolidación del modo de producción capitalista en las principales áreas de la economía.
Su período al frente del país se caracterizó por numerosos avances en la economía y por
un marcado proceso de centralización política, con el gobierno central y el propio Guzmán
Blanco adquiriendo más peso que los caudillos regionales que hasta el momento habían
sido los principales factores de poder en el país.
El avance del capitalismo o hibrido de feudalismo-capitalista para ser más exactos se dio
tanto en las empresas mineras como en las agropecuarias y en las plantaciones, la
inversión de capital financiero extranjero en las materias primas, en ferrocarriles y
telecomunicaciones reforzó el proceso capitalista.
No obstante Guzmán, bajo su férula la política exterior de Venezuela se tornó más asertiva
y desafiante, con conflictos con Colombia y los Países Bajos por un lado, mientras que por
otro se produjeron acercamientos a países como Francia, Alemania y Estados Unidos,
aceptando ser un país con una burguesía reductible incapaz de producir maquinaria pesada
de producción,
No obstante, esta realidad tan obvia, varios autores, entre ellos Ciro Cardoso, siguen
poniendo en duda la existencia de relaciones de producción capitalistas en la segunda
mitad del siglo XIX. Cardoso reconoce que la abolición de la esclavitud y las reformas
liberales permitieron un avance del capitalismo, pero “no significaron, sin embargo, el triunfo
de relaciones de producción capitalistas típicas, y aún casos como el argentino presentan
peculiaridades respecto de la evolución capitalista tal como la observamos en los países
centrales”.
Una vez más, nos encontramos con aquel tipo de autor que se niega a reconocer el
capitalismo, si no se cumplen todos los requisitos del modelo europeo, aunque para ello
tenga forzosamente que separar a nuestro continente del sistema capitalista mundial en un
momento, como la segunda mitad del siglo XIX, en que precisamente se dio la plena
inserción de la economía primaria exportadora latinoamericana en el mercado internacional
con productos de exportación, donde el más importante era el café, que se vendía
especialmente a Estados Unidos y Alemania, lo mismo que el algodón y el cacao, cuyo
comprador principal era Francia.
.
La explotación minera también tuvo importancia, aunque reducida al oro de Guayana. Se
realizó por medios de empresas de Inglaterra, gubernamentales y particulares.
8.- La estabilidad del régimen Guzmancista dio confianza para las inversiones extranjeras en
el país. Estas se hicieron por vías de empréstitos al Estado e igualmente por la participación
de capitales foráneos en el sistema de concesiones que fue aplicado para diferentes
programas gubernamentales. Se formaron compañías con capital británico, alemán o francés
para la construcción de los diferentes segmentos del programa ferrocarrilero, de carreteras,
viaductos, puentes, acueductos, edificios públicos.
Ya Rosa Luxemburgo había señalado que “desde el año 30 hasta el 60 del siglo XIX, la
construcción de ferrocarriles y los empréstitos necesarios para ella sirvieron principalmente
para el desplazamiento de la economía natural y la difusión de la economía de mercancías.”
En Venezuela uno de los primeros ferrocarriles planteados fue una vía ferroviaria
presentada por comerciantes de Londres en 1834,1 la cual uniría Caracas con el Litoral por
medio de una máquina que sería arrastrada por caballos; siendo ello rechazado por el
gobierno de entonces.
Más tarde, bajo la presidencia del General José Gregorio Monagas en 1854, el Congreso
de la República decretó la construcción de un ferrocarril que iría desde el Puerto de La
Guaira hasta Caracas y continuaría por los Valles de Aragua hasta llegar a Puerto Cabello.
Posteriormente, en razón de necesidades mineras y comerciales, en 1873 se concede a la
compañía inglesa “Bolívar Railway Company” la construcción del Ferrocarril Bolívar1 que
transitaría entre el Puerto de Tucacas y las minas de Aroa para la explotación de las minas
de cobre y la transportación del mineral, así como también el transporte del café, cacao y
otros productos agrícolas de la región. Este ferrocarril, el primero del país, fue inaugurado
el 7 de febrero de 1877.
La acumulación originaria, que se había iniciado en la Colonia, tuvo un ritmo acelerado a
raíz de las medidas adoptadas por los gobiernos liberales, especialmente las relacionadas
con la tierra. Una de ellas fue la expropiación de propiedades de la Iglesia en numerosos
países latinoamericanos. En 1870 el gobierno de Guzmán Blanco tuvo fricciones tan fuertes
con la Iglesia Católica, que se llegó a considerar la separación de la Iglesia católica en
Venezuela de la Santa Sede. ... Guzmán demandó la Santa Sede la sustitución de Guevara
y Lira, por un clérigo más dócil y obediente, pero la Santa Sede se negó. Famosos fueron
sus desencuentros con la jerarquía de la Iglesia Católica en Venezuela durante su primer
gobierno, lo que condujo a la confiscación de buena parte de sus propiedades y a la
expulsión o disolución de varias órdenes religiosas.
Otra forma de acumulación originaria fue la división de las tierras ejidales y del Estado y,
sobre todo, el despojo de las tierras que aún conservaban las comunidades indígenas.
El 30 de junio de 1865 el presidente Antonio Guzmán Blanco da su primer decreto sobre la
cuestión de las tierras indígenas, en el que se observan férreas intenciones de convertir los
resguardos indígenas
en baldíos de la Nación. Con la ley de 1882, el gobierno liberal de Guzmán Blanco sintetiza
y pone de manifiesto, explícitamente, las ideas de expropiación de las tierras indígenas que
subyacían en las disposiciones dictadas a lo largo del siglo XIX dictando, de esta manera,
la ley más anti-indigenista que se ha conocido en Venezuela.
De este modo, se aceleró el proceso de separación entre los trabajadores y sus expresiones
del desarrollo capitalista de la segunda mitad del siglo XIX fueron la mecanización del agro
(trilladoras, segadoras, motores a vapor, máquinas de aserrar, etc.)
El régimen del salariado que se había introducido en varias regiones desde los tiempos de
la Colonia se generalizó en la segunda mitad del siglo XIX, especialmente en las
exportaciones mineras, en las áreas más dinámicas de la agricultura y la economía de
plantación, en la industria molinera, en los aserraderos, en las obras ferroviarias, en las
faenas portuarias, en la incipiente industria y en las crecientes actividades urbanas no
fabriles.
Según diversos índices de actividad económica, Venezuela creció a una tasa anual de 2.6%
desde 1830 hasta 1900. Sin embargo, el crecimiento económico no se tradujo
necesariamente en bienestar económico para la mayoría de la población. Los cálculos de
estándares de vida indican que el bienestar económico de los venezolanos acompañó los
vaivenes de la actividad económica; se recuperó luego de las guerras de la independencia,
perdió terreno durante la Guerra Federal y recuperó dinamismo hasta mediados de la
década de 1890, revirtiendo esta tendencia favorable hacia fines del siglo XIX.
A pesar de que el bienestar económico hacia 1900 fue muy superior al nivel registrado en
1830, en términos de consumo de subsistencia una familia tipo apenas si podía satisfacer
las necesidades básicas de consumo para su hogar, ya que el costo de vida era caro, tal
como lo indican las estimaciones para la ciudad de Caracas. Estas indican un
encarecimiento promedio de la canasta de consumo durante la Guerra Federal y en la
década de 1880. Estos episodios de inflación obedecen a distintas causas. Durante la
Guerra Federal hubo escasez de oferta, mientras que en la década de 1880 el alza de los
precios fue consecuencia del incremento de la demanda.
La economía petrolera se incrusta en la estructura agraria del país durante los primeros
quince años y de su impuesto mandato. Con Gómez comienzan a operarse los cambios
estructurales en la fractura de la Venezuela agraria.
Una particularidad de nuestra investigacion es haber conocido la visión gerencial de Juan
Vicente Gómez, de verdad resulto muy interesante que se reuniera con el congreso y les
participara la estrategia a seguir, para destronar a su Compadre Cipriano Castro así lo narra
el historiador y Comunicador Social Oscar Yánez: Todos los congresantes se quedaron
impresionados por que las teorías Económicas de general Gómez, según el mismo: “ellos
condensaban habían nacido aquí en esta casa.” él les explico a ellos como su padre Pedro
Cornelio manejaba la gigantesca hacienda la Mulera, y todo el secreto según Gómez residía
en que: “usted para gobernar y ser feliz y económicamente debe arroparse hasta donde
llegue la cobija” según su propio padre” entonces él decía que: “quienes gerencien el estado
tenía que ser gente de trabajo para conocer el esfuerzo del dinero” y que alguno de los
problemas serios que tenían los doctores en caracas y muchos de ellos habían heredado
su fortuna y no sabían cómo el dinero había llegado a sus manos . Él decía “si usted no
sabe lo que cuesta el dinero”.
El otro lado de la moneda.
La producción de petróleo propiamente dicho se inició en los primeros días 1912 con el
reventón del Zumaque N° 1, lo cual causó gran revuelo en los centros financieros de
Norteamérica e Inglaterra. El cuarto año en el poder de Juan Vicente Gómez, con la entrega
de las concesiones de Guanoco, expropiadas por Castro, y la concesión de los 27 millones
de hectáreas a Rafael Max Valladares se inicia por él la racha de concesiones petroleras y
con ello Gómez empieza a destacarse como un servidor voluntario al capital imperialista
anglo-norteamericano a los cuales se dispone desde ese momento a entregar para su
usufructo, el territorio venezolano a cambio del apoyo para esclavizar al país por espacio
de más de un cuarto de siglo.
La mentalidad del gobernante contiene la afluencia del dinero fiscal, a tal punto, que a partir
de su muerte en 1936 en el mandato de su ministro de Guerra y Marina Eleazar López
Contreras logra emerger el país petrolero, hombre a quien la historia reconocerá como el
fundador de la democracia venezolana en el siglo pasado, que históricamente comienza en
ese año de transición, 1936. Con esto consideraos haber entendido una línea histórica, de
esta mezcla de País del Subdesarrollo con tópicos del primer mundo. Pues por periodos
históricos probamos ese sabor, pero luego el imperialismo termina siempre con el botín.