Según lo entendido en clase e investigado en la web, esta asana estimula la tiroides, el
cerebro, el diafragma, los discos intervertebrales, el sistema digestivo, las glándulas suprarrenales y la hipófisis, el corazón y los sistemas: cardiovascular, endocrino, circulatorio, nervioso central y respiratorio debido a su posición vertical invertida.
Si se practica de forma regular, mejora la circulación sanguínea y de oxígeno, lo cual tiene
un efecto positivo sobre trastornos funcionales de los sistemas antes mencionados (digestivo, cardiovascular, nervioso central y respiratorio), resultando útil para aliviar las varices de las piernas, hemorroides y enfermedades de órganos pélvicos (sistema reproductor) y mejorando nuestro metabolismo y sistema inmunológico (por la liberación de hormonas y estimulación de la glándula tiroides).
Importancia en las cadenas musculares o fasciales en la práctica de yoga:
En diversas corrientes, Sarvangasana es considerada como una de las posturas madres en
la práctica del yoga, ya que afecta a muchos órganos y sistemas del cuerpo humano. Al tener una inclinación vertical invertida, sostenida principalmente por los músculos de la cintura escapular y la espalda, los músculos de la parte inferior del pecho y el diafragma no están comprimidos por el propio peso corporal, produciendo una respiración abdominal sencilla que hace un masaje a los órganos internos mencionados en el punto anterior.
Debido al trabajo de estos grupos musculares, Sarvangasana mejora el suministro de
sangre a la columna vertebral y a las articulaciones de las extremidades superiores, lo que a su vez provoca la salida de sangre de las extremidades inferiores y la pelvis y su flujo intensivo hacia la cabeza, cuello y el pecho; fortaleciendo músculos delicados de la cervical y aportando mayor amplitud de movimiento en la zona. Todo lo anterior repercute en una mayor consciencia y mejoría de nuestra respiración.