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Educación eco-social: medio


ambiente y sostenibilidad con jóvenes
excluidos // Eco-social education:
environemen...
Miguel Melendro Estefanía

Sociedad educadora, sociedad lectora

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Miguel Melendro Est efanía

La perspect iva ecosocial en la int ervención socioeducat iva con jóvenes excluidos. Un est udio compar…
Miguel Melendro Est efanía
EDUCACIÓN ECO-SOCIAL.
MEDIO AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD CON JÓVENES EXCLUIDOS
Miguel Melendro Estefanía.
Profesor de la Facultad de Educación.
UNED.

RESUMEN
Este texto es fruto de la reflexión y la investigación, tras un reciente estudio
sobre la educación eco-social con jóvenes excluidos en diversos países. Un ámbito en el
que abundan las experiencias innovadoras, que buscan una profunda transformación de
la realidad socioeducativa desde un planteamiento “eco-social”: un planteamiento que
relaciona la educación ambiental, la economía social y el enfoque sistémico de la
educación.
Se pueden diferenciar varias líneas y ámbitos de trabajo, que van desde los
escenarios de la inserción sociolaboral y la responsabilidad social de empresa, o de los
servicios sociales y su enfoque responsable con el medio ambiente, a las experiencias
con adolescentes excluidos en el medio rural, en la enseñanza reglada y en la educación
no formal. Un cúmulo de proyectos, de recursos y de programas de intervención que
vienen a confluir cada vez con mayor presencia e insistencia, en la construcción de un
dispositivo socioambiental de atención a la infancia y adolescencia excluida.
Se trata de experiencias e ideas que han nacido con el siglo, y que persiguen
educar para una sociedad sostenible y solidaria. Partiendo del concepto de sostenibilidad
acuñado en el Informe Brundtland (1987), este trabajo aborda especialmente uno de los
momentos nodales del sistema social, aquel en el que se produce el tránsito a la edad
adulta, a la sociedad del riesgo y de la globalización. Un punto sensible en el que la
intervención de educadores y trabajadores de lo social puede marcar un punto de
inflexión en el comportamiento de las generaciones que nutren nuestra sociedad.

PALABRAS CLAVE
Ecosocial, educación, sostenible, adolescencia y juventud excluida
ÁREA A LA QUE SE PRESENTA EL TRABAJO
Animación sociocultural, educación y globalización
“Nosotros los abajo firmantes, personas de todas partes del mundo, comprometidos
con la protección de la vida en la Tierra, reconocemos el papel central de la
educación en la formación de valores y en la acción social. Nos comprometemos con
el proceso educativo transformador para crear sociedades sostenibles y equitativas.
Con ello intentamos traer nuevas esperanzas y vida para nuestro pequeño,
problemático pero todavía bello planeta”
Foro Global de Río de Janeiro, 19921

Educación “eco” y educación social: un cruce de caminos hacia la sostenibilidad.

Esta comunicación es fruto de la reflexión y la investigación sobre la educación


eco-social con jóvenes excluidos. Un ámbito en el que abundan las experiencias
interesantes, innovadoras, que buscan una profunda transformación de la realidad social
desde la educación, y desde un planteamiento “eco”: ecológico y sistémico. Más allá de
lo meramente ambiental, y de lo simplemente social.
Experiencias e ideas que han nacido con el siglo, y que persiguen educar para la
sociedad del futuro. Educar en los espacios más difíciles, con las personas que más lo
necesitan, en los momentos más delicados y cargados de riesgos, en la vulnerable etapa
de la adolescencia y el inicio de la juventud. Educar en uno de los puntos nodales del
sistema, ese en el que se produce el tránsito a la edad adulta, a la sociedad del riesgo y
de la globalización. Un punto sensible en el que la intervención orientada de educadores
y trabajadores de lo social puede marcar un punto de inflexión en el comportamiento de
las generaciones que nutrirán el futuro de esta sociedad. Interviniendo desde lo próximo,
desde la solidaridad, en clave de sostenibilidad, asumiendo la responsabilidad de educar
a las personas que más vulnerables se encuentran en un modelo social con elevados
componentes de exclusión y manipulación. Unas personas que no pueden quedarse en la
periferia del problema, sino que deben ocupar el centro de nuestras miradas y de
nuestras acciones, tal y como propone el concepto de sostenibilidad aportado por el
Informe Brundtland (CMMAD, 1987), en el que el desarrollo sostenible se define como
aquel que “satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”, y que

1
Tratado de Educación Ambiental para sociedades sostenibles y responsabilidad global, suscrito en el
Foro Global de Río de Janeiro, en 1992. (Ministerio de Medio Ambiente, 1997)
sitúa esas necesidades como las de los menos favorecidos, los pobres y excluidos y,
entre ellos, los niños, los adolescentes y los jóvenes en dificultad social.
Atajar las situaciones de desigualdad y de dificultad social en que se encuentran
cotidianamente un grupo importante de adolescentes y jóvenes, ayudarles a integrarse y
a volver a “circular” socialmente (Núñez, 1990), evitará también comprometer el
crecimiento equilibrado de otros jóvenes y adultos de las generaciones futuras que
pudieran atravesar situaciones similares. Es una tarea indudablemente de “presente”,
pero que ha de incorporar un claro componente preventivo, de futuro, en vistas a una
sociedad sostenible. Teniendo en cuenta que cuando hablamos de sostenibilidad
estamos hablando, sobre todo, de un desarrollo social equilibrado, solidario inter e
intrageneracionalmente, a la vez que respetuoso con el medio ambiente.

Al margen, el insostenible margen

Estar o quedar al margen significa “que una persona no tiene intervención en el


asunto de que se trata”2. Ser un excluido, un marginado, implica que no se puede
participar, que no se accede a la toma de las decisiones sociales, políticas, económicas,
de la sociedad en la que se habita. Que las decisiones sobre una parte importante de tu
propia vida, de tu propio futuro, las toman otros. Que la realidad que te construye y en
la que te construyes es “otra” realidad.
Menciona Pilar Heras i Trias (1998), al hablar del entorno, del medio ambiente,
que estamos hablando de un “objeto marcado por un valor y un interés”; las criaturas
humanas, a medida que se amoldan a su ecosistema, lo encarnan y, al mismo tiempo, lo
conforman a su medida. Así se hace casi imposible la distinción entre lo material y lo
ideológico. Como afirma la autora, “el medio ambiente tiene este valor y este interés
significado en la vivencia que cada miembro de la especie humana y que cada grupo
social tienen en función de la satisfacción de sus necesidades y de los procesos
colectivos asociados a dicha satisfacción. De ahí la “diferente mirada” sobre el medio
ambiente de los diferentes grupos sociales... no “mira” el medio ambiente de la misma
manera quien ve sus posibilidades de extracción de beneficios (fundamentalmente
económicos) que aquellas personas para quienes el medio no es otra cosa que la fuente
de recursos para la supervivencia, sin más”.

2
Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española
Este espacio de supervivencia, sin más, en nuestras supuestamente ricas
sociedades occidentales ha venido a denominarse Cuarto Mundo. Un mundo fronterizo
y con fronteras, con territorios, con “puntos negros”, barrios marginales, las banlieue
del riesgo y la exclusión. Un sur en el norte de la abundancia. En palabras de Pablo
Bifani (1984), una periferia que aporta recursos -los menos costosos- a los centros de
toma de decisiones, y que recibe a cambio el olvido y la incomprensión. Un Cuarto
Mundo en ocasiones diluido en el tejido social, difícil de diferenciar, cuyos espacios de
exclusión no son sólo económicos o sociales, sino ambientales en todo el sentido de la
palabra: emocionales, culturales, relacionales, físicos,… y que afectan, de un modo u
otro, a todos los estamentos sociales.
Una de las claves de la permanencia, una de las fuentes de recursos que
mantiene vivo ese Cuarto Mundo del subdesarrollo y la marginación, no es otra que la
proliferación y la transmisión generacional de las situaciones de dificultad social en la
infancia, la adolescencia y la juventud. Las leyes, las instituciones y los adultos
socialmente responsables de atender a estos adolescentes y jóvenes -muchos de ellos
profesionales del campo de la educación- han de velar porque las situaciones de
desigualdad y exclusión no se produzcan, o por que sean resueltas a través de la
solidaridad, la equidad, la justicia social. Pero sobre todo han de velar porque no se
produzca el efecto perverso que Foucault describía así: “las instituciones que se
orientan a la acogida de población marginal pueden nacer para resolver los problemas
más acuciantes de esta población, pero se utilizan y se consolidan como instituciones
que resuelven los problemas que estas minorías marginadas crean a la mayoría
dominante” (Ball, 1997)
En este sentido, los objetivos de la intervención socioeducativa no pueden
limitarse a aspectos compensatorios, paliativos. Como el resto de los jóvenes de nuestro
entorno, aquellos que se encuentran en dificultad para transitar socialmente con
normalidad, que están abocados a un futuro comprometido y poco esperanzador, tienen
el derecho a recibir una educación –y nosotros el deber de ofrecérsela- que persiga los
mismos objetivos que la que recibe el resto de la población juvenil. No debemos reducir
nuestra tarea a una labor meramente compensatoria, formal, que procura la integración
de los sujetos sin definir en qué modelo de sociedad van a integrarse. Pretender la
transición normalizada de los jóvenes a la vida adulta no puede significar hacerlo de
forma acrítica, renunciando al objetivo básico en educación de hacernos y hacer a los
demás conscientes del mundo en que vivimos, de sus posibilidades y limitaciones, de
capacitar para comprender la sociedad y para intervenir en ella –en la medida de las
posibilidades de cada cual- con el objetivo de mejorarla3.Vemos cuán esencial puede
resultar para los educadores abordar esa tarea de concienciación precisamente con
aquellos que necesitarán, en un corto espacio de tiempo, desarrollar una vida
independiente en un entorno poco favorable para ello4.

¿Dónde está pasando qué?

Desde esta perspectiva social, junto a una visión ecológica, a la vez sistémica y
compleja de la realidad, se movilizan un cúmulo de proyectos, de recursos y de
programas de intervención -tanto desde los diferentes espacios de la Administración
como desde el ámbito asociativo, desde la educación no formal y desde la enseñanza
reglada- que vienen a confluir y que cada vez tienen mayor fuerza en la construcción de
un dispositivo socioambiental de atención a la infancia y adolescencia excluida.
Podemos diferenciar, en esta educación eco-social, varias escenarios y
estrategias, desde los que se nos ofrece la posibilidad de ordenar las experiencias
conocidas. Se trata de una clasificación un tanto forzada, ya que muchos proyectos
podrían relacionarse y de hecho lo hacen, en diferentes escenarios, o compartir algunas
de las estrategias definidas. La realidad es compleja, y las interacciones constantes, pero
tenemos especial interés en aportar un marco que intente clarificar, que resulte útil para
entender dónde y cómo se están desarrollando experiencias que pretenden educar desde
la conjunción de la perspectiva “eco” con la perspectiva social.

3
Como señala Antoni Zabala (1999), la finalidad de la educación es formar integralmente a las
personas, para que sean capaces de comprender la sociedad e intervenir en ella con el objetivo de
mejorarla. Burbules y Torres (2001) definen por su parte a la educación como aquella actividad a través
de la que nos hacemos conscientes del mundo en que vivimos, de sus posibilidades y también de sus
limitaciones.
4
Desde Antón S. Makarenko hasta Paulo Freire o Célestine Freinet, este ha sido uno de los objetivos
abordados con más interés y energía por educadores y pedagogos, especialmente a través de los
movimientos educativos del pasado siglo.
ESCENARIOS ESTRATEGIAS

En la inserción sociolaboral y la » Formación eco-social reglada para la inserción laboral de


intervención socioeducativa jóvenes
desde los servicios sociales y » Inserción sociolaboral y educación socioambiental de jóvenes
comunitarios excluidos del sistema educativo
» Responsabilidad Social de Empresa con la juventud en
dificultad social
» Entidades « eco » apoyando a colectivos marginales, como los
sin techo o la población inmigrante.
» Economía y consumo responsables con familias desfavorecidas
» Consumo responsable en los equipos y entidades de servicios
sociales y de educación
» Animación sociocultural con preadolescentes y niños de barrios
marginales

En la enseñanza reglada » Grupos de diversificación, compensación educativa y escuelas


taller por la sostenibilidad
» Centros educativos Agenda 21 con un enfoque eco-social y de
solidaridad con otros centros educativos de países menos
desarrollados
» Educación ambiental con población excluida o vulnerable

En el medio rural » Un espacio de contención y de crecimiento : centros de menores


en pequeñas poblaciones rurales; experiencias terapéuticas y de
diversificación educativa.
» Empleo para población excluida en el medio rural

En la investigación y la » Redes, cursos, grupos de trabajo, ciclos de conferencias,


formación de equipos educativos seminarios y debates

Un primer espacio de confluencia entre la educación ambiental, la sostenibilidad


social y la perspectiva de la complejidad, el más relevante y efectivo, se localiza en el
ámbito de la inserción sociolaboral de jóvenes y el trabajo desde los servicios sociales.
Los procesos formativos, educativos y de inserción social se encuentran en un momento
clave de la vida de las personas: el momento del tránsito de la juventud a la vida adulta.
En este ámbito son frecuentes: las iniciativas municipales que aúnan inserción social,
laboral y tareas medioambientales; los centros de formación profesional que trabajan
desde estructuras socioambientales, tanto internamente como en su relación con
empresas; las entidades de inserción sociolaboral que promueven la responsabilidad
social de empresa, el enfoque sostenible y de protección del medio ambiente, desde
enfoques estratégicos flexibles, complejos; o la creación de nuevas profesiones en el
ámbito europeo, como la de los eco-consejeros, cuya labor busca facilitar ese nexo de
unión entre lo social, lo educativo y lo económico.
El segundo escenario de confluencia viene marcado por la relación de la
educación formal, reglada, con los espacios ecosociales. En este escenario, los centros
escolares, institutos aúnan la atención a la diversidad y la compensación educativa con
los planteamientos de la educación ambiental para el desarrollo sostenible, con las
propuestas de la Agenda 21 educativa, el trabajo compartido con las entidades y
organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, la solidaridad con países
escasamente desarrollados y con población inmigrante.
El medio rural se nos ofrece como un tercer escenario, un espacio que
proporciona el contexto ideal para el desarrollo de experiencias educativas y
terapéuticas relacionadas con los planteamientos ecosociales. Son numerosas las
experiencias de trabajo con excluidos sociales en granjas-escuela, los programas de
terapéuticos para jóvenes con graves problemas psíquicos o sociales, la formación e
inserción sociolaboral de jóvenes en dificultad social en torno a profesiones
tradicionalmente rurales, o la construcción en el medio rural de centros de protección y
de reforma para adolescentes y jóvenes. Todas ellas experiencias que trabajan de forma
sinérgica la relación con la naturaleza, la educación y la inserción de poblaciones
excluidas.
Por último recogemos un escenario fundamental para el progreso de estas
experiencias ecosociales, el que hace referencia a la investigación y la formación de los
equipos de profesionales. Cada vez son más las iniciativas que asumen, aunque de
forma parcial o puntual, este interés por la educación eco-social, y organizan espacios
de intercambio, información y formación sobre ella. Menos frecuentes son los trabajos
de investigación o de elaboración teórica al respecto, aunque poco a poco comienzan a
ser conocidos.

Un marco teórico para avanzar

Una característica común a todas estas experiencias e iniciativas es su encuadre


teórico, muy próximo a los planteamientos de la teoría de sistemas, del enfoque
ecológico y ecosistémico de Von Bertalanfy, y del pensamiento complejo de Edgar
Morin.
Este marco ayuda a construir nuevos instrumentos, a la vez que facilita líneas de
reflexión y enfoques estratégicos muy concretos. Así, desde el enfoque eco-social de
trabaja con instrumentos conceptuales tan valiosos para la interpretación contextual de
esta realidad como las nociones de impacto ambiental, de transición ecológica, de
macro, micro, meso y exosistema, de configuración de ecosistemas educativos, de
emergencias del sistema o sostenibilidad social, útiles para alcanzar una comprensión
adecuada de los fenómenos tan complejos a que nos estamos refiriendo.
El enfoque interdisciplinar, tan necesario para el acceso a esa realidad compleja,
constituye uno de los elementos de trabajo prioritario y siempre presente en la mayoría
de las metodologías referidas anteriormente. Junto a la participación de las distintas
disciplinas, la presencia de las diversas perspectivas en el análisis de la realidad -la de
los agentes y los sujetos educativos-, la participación del educando en la elaboración de
sus aprendizajes y su capacitación para la toma de decisiones suponen otros elementos
clave en ellas.
La importante consideración que los planteamientos éticos tienen en educación
eco-social supone una referencia fundamental para el acceso y la modificación de la
realidad de los adolescentes y jóvenes excluidos. Solidaridad, equidad, autosuficiencia,
son también puntos de referencia esenciales para el trabajo en este ámbito.
Que lo que los jóvenes excluidos aportan a la sociedad se encuentre en justo
equilibrio con lo que reciben de ella, es un objetivo clave de la educación eco-social. Como
también lo es el acceso equitativo de cada niño, joven y adulto a su legítimo lugar en el
mundo.

Bibliografía

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