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Hyde
Hyde
Esperamos que este trabajo realizado con gran esfuerzo por parte de los
staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño,
sea de vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están
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Índice
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Staff
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Sinopsis
Para sobrevivir, tienen que aceptar lo que más desprecian… en sí
mismos y en los otros.
Hyde #1
Prólogo
Traducido por katiliz94
Corregido por Pily
—¡Muévete Shelly!
—No, Mitch —dijo ella, con los ojos abiertos—. No. No entres ahí.
Te matará.
—¡Mitch, no!
—¡ Ayuda!
Mitch osciló el bate una y otra vez, a veces haciendo contacto con
un brazo, un hombro y retrocediendo mientras la bestia avanzaba,
jugando con él. La longitud del bate era la única cosa que evitaba que el
bastardo lo alcanzara. De regreso al salón, pateó, intentando coger la
inadecuada defensa de Mitch. Si lo cogía, si golpeaba a Mitch contra
una pared, todo terminaría—Mitch, Shelly, todo.
Un golpe en la cabeza detuvo su risa, un temblor propagándose a
través de su cuerpo.
Mitch apuntó alto otro golpe en la cara, un paso más cerca para
usar toda la fuerza del arma. El bate le rebotó en las manos cuando
golpeó la carne, enviando una oleada de dolor a través de los brazos y
hombros de Mitch.
No lo hizo. No podía.
¿Lo estaría? ¿Alguna vez estaría bien? Él se dejó caer sobre ella.
¿Felices?
Desnuda.
—¿Nosotros…?
Él estudio su rostro.
—¿Nosotros qué?
—¡Aléjate, viejo!
—Espera —dijo él—. ¿En serio estás molesta? Oh, mierda. ¿Acaso
hice algo increíblemente estúpido mientras estaba dormido o algo
similar?
Te refieres a algo como tener una "aventura de una noche" que
pudo haber incluido más posiciones horizontales que “verticales”. Oh,
Dios.
—Oh, está bien. Creo que lo entiendo. Esta es una de esas cosas
de “estaba tan borracha” ¿no? —Sacudió su cabeza—. No es mi culpa.
—Imitó en falsa voz.
Sí, claro. La mujer perfecta. Era terrible juzgando. Resultó que ella
estaba más jodida de lo que lo estaba él. Si es que eso era posible. Lo
cual no lo era. Demonios, tal vez se merecían el uno al otro. Por
supuesto que estaba loca, no había manera que la misma mujer
pudiera ser su amante perfecta y estar cuerda a la vez.
Hasta había sido bueno con ella. Sagrada mierda, ¿cuándo fue la
última vez que eso había sucedido? No, era algo bueno que ella
estuviera demente. Ciertamente más seguro… para todos.
—¿Qué?
—¿Por qué? —Recogió la taza de café que ella le traía todas las
mañanas y se sentó en el borde de su escritorio.
—Te querían a ti. Ya le han dado una copia de tu libro a todos los
Vice Presientes en preparación para tu charla.
—Caray, qué mal que no pueda estar ahí. Supongo que realmente
tendrán que leerlo ahora, ¿no?
—¿Hay uno? Porque parece que nos está yendo muy bien.
—¿Ves? Funciona.
—¿Qué querían?
—Eso no es posible.
—¿Turner la reconoció?
—No, no lo creo. Por supuesto, estuve escondida detrás de
una cortina todo el tiempo.
En realidad no.
Puaj.
—Está bien. Pero será corto, a menos que quieras oír todos
los sangrientos detalles.
Sabía que había comenzado de nuevo, ¿pero esto? No. Seis años.
Habían pasado seis años, sin más despertares en la cocina con migas
en su pijama, rodeada de alimentos que normalmente le repugnaban.
Seis años de saber que todavía estaría en su cama en la mañana y no
en otra habitación. Y la totalidad de los veintitrés años de su existencia
de nunca despertar con nadie. Si bien la vida que ella había pensado
que estaba viviendo se derrumbó a su alrededor, se acordó de lo que
solía ser.
Hasta ahora.
—S... No.
—¿Carter?
—Oh. Es...
—Lo haré.
Tal vez tendría que pedir ayuda. No algo que fuera fácil para ella.
Carter siempre se había ofrecido ayudarla, a cambio de solo querer lo
que Eden no podía darle: su corazón, su cuerpo, a ella misma.
Capítulo 3
Traducido por Celi88
Corregido por Ale Westfall
—No.
—Veamos. —Se oyó el sonido de páginas siendo hojeadas—.
Podría apartar una cita el jueves por la mañana a las 11:30.
—Hmm... Él está muy ocupado. Tiene media hora libre esta tarde,
pero si eso no es mucho...
¿Un coach de vida? Sí, seguro como el demonio que ella podría
necesitar uno de esos.
La mujer vestía más como una mujer de la alta sociedad que una
secretaria, sonrió cortésmente cuando atrapó a Eden mirando la puerta
fijamente.
—Entre.
—¿Mitchell? Tu…
Él se levantó de la silla.
—Qué. Quieres.
—No a menos…
—Encontré esto.
—Mira el reverso.
—No. Estoy muy segura de que es Eden. —El tono de su voz era
más fuerte y vivaz.
—¿Y qué?
—¿Qué es eso?
—Oh, ¿así que estabas dormida, eh? ¿Es por eso que el sexo
contigo fue una mierda? —Mientras veía sus ojos ampliarse tres veces
más, pensó que había sido la más increíble amante que jamás había
tenido. Y esa conexión que había sentido…
Ella retrocedió, parpadeó con rapidez y las lágrimas comenzaron a
salir.
—¿Quién es?
¿De verdad iba para pagar por los quince minutos que estuvo aquí?
Mitch tomó su fría hamburguesa y luego la dejó caer, riendo para sí
mismo. Oh, los juegos que las personas juegan.
Mitch no lo soportó.
—Tiene una coartada, ¿verdad? —Su sonrisa era más como una
mueca—. Sin embargo, me gusta empezar de cero.
—No.
—¿Llenó un reporte?
—¿Alguien más?
Mitch sacudió la cabeza por lo que pareció por cuarta vez, así que
Landon miró a Jolie por una respuesta. Ella también sacudió la cabeza,
posiblemente ante la pérdida de a quién más podía acusar falsamente.
—Gajes del oficio. Nunca creo nada de lo que alguien dice. Así
que, en realidad, la mitad es muy decente.
—Lo sé. ¿Por qué parece que todos los hombres a los que deseo
parecen ser los únicos incapaces de ver mis encantos? —Le dio una
mirada.
—Lo siento —¿Por qué aquí? ¿Por qué él? ¿No podría haber
terminado en otro lugar? Al igual que, eh, no sé, ¿en mi propia
habitación? Algo estaba jalándola aquí. Por alguna razón que no podía
comprender, aún menos del por qué él todavía estaba pateándola—.
¡Hey, dije suficiente! Créeme, este es el último lugar en el que querría
despertar.
Tan repulsiva como la idea era, ella sabía que su sarcasmo era
pura bravuconería. Cómo lo sabía, era todavía un misterio, sin embargo.
—Es verano.
—Ah, lo es.
2
T y A: hace referencia a Tits/pechos y Ass/trasero.
No podía negar su atracción por él, incluso tan desagradable
como él era, lo cual francamente, era todo el tiempo. Pero tampoco
podía creer que la atracción era meramente sexual—él era como un
imán, uno que no podía evitar o del que pudiera escapar.
Eventualmente, iba a besarlo aún más duro de lo que imaginaba que
habían hecho durante la noche, por suerte, todavía oculta
profundamente en su subconsciente.
—Mitch —dijo.
—Ese no es mi nombre.
—Nunca.
—Ni siquiera estoy seguro de que "imbécil" sea una mala palabra.
Es solo un adjetivo para describir a un cabrón. —Su mano voló y la
señaló—. ¡Ahí lo tienes! Cabrón, trata con ese. Aún es un adjetivo, pero
"cabrón" tiene más fuerza.
—No maldigo.
—No, no lo hice.
—Sí, lo hiciste.
—¿Ella?
—¿Qué?
Sólo faltaba una semana más hasta de que Carter llegara a casa.
Él se encargaría de ella, le impediría salir del apartamento, la ayudaría
a encontrar una manera de evitar que, lo que parecían ser recuerdos —
que no podían ser posibles— aparecieran en su cabeza. Todos los días,
las visiones ganaban detalles, lujosos detalles, siempre que aparecían.
Ocho días más. Eden solo necesitaba aguantar ocho días más.
—¿Mi factura?
—No sucederá.
Dejó salir su aliento cuando ella dio un paso hacia atrás. Luego
inhaló bruscamente cuando se deslizó sobre sus rodillas y acarició su
polla con su nariz y boca, sobre sus pantalones. Él tomó su cabeza y la
alejó de sí. Ella tiró contra su agarre, hasta que todo lo que sostuvo fue
su cabello, enredado en sus dedos.
Oh, mierda.
Él no se movió.
—No.
—Más.
—A la mierda.
3
Madriguera en inglés es “rabbit hole”, traducido literalmente como “hoyo del conejo”.
mordieron labios. Un completo y jodido desorden de poder, sumisión,
dominación, y control.
—¿Qué tiene que ver merecer con esto? Estamos vivos. Esa es la
única cosa que importa. —Su sonrisa era tan hermosa que dolía. Ya
que él sostenía ambas de sus manos, ella logró escabullir uno de sus
dedos, acariciando la cabeza de su erección en pequeños círculos.
Tendría que haberla detenido. Pero todo lo que sintió fueron sus
manos guiando las suyas mientras le quitaban el cinturón. Tendría que
haber encontrado la fuerza para detenerse a sí mismo cuando la cargó y
la subió al capó de su auto y la sentó, expandiendo sus piernas
alrededor de sus muslos. Contempló esos ojos que eran de un azul
hielo, aun así cálidos y abiertos hacia él, preguntándose qué demonios
estaba haciendo. Tendría que haber sido más fuerte. En cambio,
levantó sus manos y envolvió el cinturón alrededor de sus muñecas,
apretando el cuero para asegurarlas.
Ella abrió más sus piernas, y recordó el poder con el que había
luchado para aplacarlo en la oficina. Cuánto había disfrutado viéndola
pelear por eso. ¿Así que, dónde estaba esa chica ahora? ¿Y por qué
carajos él no estaba huyendo?
Hasta ahora, nunca había estado en una pelea que sabía que
perdería.
—¿Mitch?
—¿Sí?
Su cuerpo se tensó.
—¿Qué? —La empujó contra el auto y se inclinó cerca, ignorando
su gemido—. ¿Qué acabaste de decir?
Sagrada mierda. ¿Qué estoy haciendo? Esto está mal en todas las
formas. Es solo una chica jodida. La cual tiene un grandioso culo. Y sabe
cómo usarlo. También cómo usar el mío. Mierda. Él dio un paso atrás y
bajó su falda.
—Bájate de mi carro.
—Pero tú me quieres.
—Entra, te llevo.
—Al manicomio.
Mitch saltó fuera para correr tras ella, pero lo pensó mejor y se
volvió a meter, cerrando la puerta con un estrépito y conduciendo en la
dirección en la que ella había huido. Bien, no era probablemente el mejor
momento para sarcasmos. Dos horas después, todavía estaba
sondeando callejones, calles y estacionamientos. Se rindió al ver el
amanecer.
Capítulo 7
Traducido por BrenMaddox
Corregido por Key
—Responde a la pregunta.
Malparido.
Pero él es mío.
—¡Lárgate!
—No, ¿pero supongo que podría darle una oportunidad? —El tono
de su voz se elevó y su rostro lucía como si alguien hubiera tomado un
crayón y coloreado en ella líneas con confusión—. Pero solo después de
que me ayudes.
—¿Por qué yo? —Él puso sus manos juntas en forma de pirámide
y alzó la vista a un Dios que siempre parecía cribar sus llamados.
—Um... no.
—¿Por qué?
Tal vez la idea del sanatorio no debería haber sido una broma. Se
pasó una mano por el rostro.
—¡Es por eso que estoy aquí! ¿Crees que es fácil para mí hacerlo?
Fui a un médico después de que nosotros... nos conocimos, y él me dejó
fuera completamente. Me dijo que no debería ver la televisión antes de
acostarme, que va a pasar. Pero no pasará. Así que estoy pidiéndoselo a
la última persona en el mundo entero que quiero hacerlo. Tú. ¿Me
ayudarás, por favor? —Dolor, manifestándose como lágrimas, gotearon
por sus mejillas.
Mitch se congeló.
—¿Tú qué?
Como que te suena familiar, ¿no es así, Mitch? No, maldita sea.
Eso es imposible.
—No me drogo.
—Su nombre era Shelly DuPont. Fue asesinada hace unos seis
meses en casa de su hermano, en algún lugar en Lighthouse Point.
—No lo sé. Pensé que tú podrías ayudarme a ver más. Por favor —
suplicó.
—Y luego te irás.
—Ponte cómoda.
—¿Cuánto tiempo?
Miró su reloj.
—¿Eres mejor con ello los miércoles? —Preguntó Eden, con una
sonrisa nerviosa.
4Pro-bono significa “por el bien público”, en el cual se asegura de que una persona
que no puede pagar por un servicio tenga acceso a la justicia.
—¿Qué?
—Miento. Mucho.
—¿Quién eres?
—Rosada.
—¿Están muertos?
—Nunca.
—¿Quién es Chastity?
—No lo sé.
—Sí.
Él se frotó las manos.
—Sí.
—Sí.
—¿Alguien más?
¿Ella?
Yo, ese era yo. O él, tal vez. No, necesitaba que fuera más atrás.
Él tenía náuseas.
Guau, ¿de dónde vino eso? Él no era de ese tipo. Ni siquiera era el
tipo de persona que se satisfacía con un vistazo rápido en el botiquín de
un extraño. No, él era el tipo de persona que abre la cerradura, vacía
todas las botellas sobre el mostrador, guarda las buenas —con cero
intención de realmente tomarlas— y luego pone todo el resto de vuelta a
las botellas equivocadas. Ese era él. Quién estaba seguro de ser. Quien
se forzaba a ser.
—Sí.
—Miedo.
—No sé cómo ella llegó allí. Por qué me desperté en tu cama. Qué
hiciste.
Cuatro.
Comprensible.
Gracias, Dios.
—Si ella viene a verte de nuevo, por favor, no duermas con ella.
Él saludó.
—Petición concedida.
—Eres un idiota.
—Por supuesto.
—Carter es mi… —¿Mi qué, Eden? ¿Mi mejor amigo que desea que
sienta por él más de lo que nunca podría? ¿Mi compañero de habitación
que necesita seguir adelante y encontrar a alguien que lo ame porque yo
nunca lo haré, al menos no en la forma en que merece? Ella tragó
saliva—. Carter es mi novio. ¿Qué dije de él?
—¿Mitchell?
Se sacudió recto.
—¿Qué?
—Caray, tómalo con calma. Solo quería preguntar qué fue todo
eso.
Habría pensado que ella sabría que no debía preguntar. Pero no,
su impertinente naricita paría tener una abundante iniciativa
últimamente.
—¿Qué significa PTI? —Sonrió él. Maldita sea, eso fue divertido.
—Mitchell Turner.
Seis años era mucho tiempo para ser célibe. Funcionó para ella,
pero ella supuso que él encontraba consuelo en los brazos de otras
mujeres. O en las piernas. U otras partes.
Sacudiendo el pensamiento, ella saltó dentro de su abrazo,
lanzando sus brazos a su alrededor. Él dejó caer su bolsa y la agarró
antes de que ambos cayeran.
—Bueno, te ves muy bien —dijo, sus ojos vagando sobre él.
Él se sonrojó.
Se encogió de hombros.
—Bueno…
Maldita sea.
—Vaya.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás y adelante como si no fuera gran
cosa.
—¿Dónde?
Respiró hondo.
¿Debería haber empezado con una broma? ¿Darle una risita antes
de dejar caer la bomba? Maldición. Escondió su rostro detrás de las
manos y notó el sudor en sus palmas.
—Lamentablemente, no.
—Una vez.
—Sí.
Carter suspiró y miró hacia otro lado, frotándose las manos, luego
corriéndolas a través de su cabello y descansándolas detrás de su
cabeza.
—¿Estás bien?
—¿Me crees?
Él sonrió.
—Sea como fuere, nunca te voy a dejar fuera de mi vista otra vez.
¿Lo entiendes?
—Estoy preocupado por ella. Tal vez debería decirle lo que está
mal consigo misma.
Él no respondió.
Y yo cuidaré de la perra.
Ella tuvo que rodearlo para ver sus ojos, los que parecían estar
muy interesados en sus pies.
—No. Para mí. Necesitaba saber con qué tipo de acosador estaba
tratando. ¿Utilizas drogas recreacionales?
—Entonces es DID6.
—Oh, bueno ya que parece que sabes todas las cosas que no eres,
por qué no utilizar ese gran cerebro tuyo para averiguar lo que eres.
—Sí.
—Él estaba…
—Nosotros…
—¿Por qué?
—Treinta y uno.
—Necesito direcciones.
—Tu casa.
—¿Por qué?
Él sonrió.
—Piensa más.
—¿Una jaula?
—No puedo ser atada —dijo ella—. No quiero ser atada. —Nunca
más.
—Cada vez que estamos juntos, estoy sorprendida por lo fácil que
se vuelve ignorar tu mala educación —dijo ella, volviéndose hacia él—.
Ve a la izquierda en Federal y luego toma la primera a la derecha. Si
soy tan molesta, ¿por qué me estás ayudando?
—No lo creo.
—Hermana.
—¿Y si lo soy?
Ella se estremeció.
—Hey.
—Hey —respondió Mitch.
Carter accedió.
—No me llames…
—No es tu culpa. Y Mitch está aquí solo para ayudar. Eso es todo.
Dile, Mitch.
7FLPD son las siglas de Fort Lauderdale Police Department. En español, Departamento
Policial de Fort Lauderdale.
—Estudia mucho. —Eden cerró la puerta tras él con una sonrisa
que esperaba que dijese: “Puedes confiar en mí.”
Con cada parpadeo de sus ojos, deseó poder romper el control que
Mitch tenía sobre ella. No funcionó.
Idiota.
—¡Deja de reírte!
—No tendría que haberte dicho —se quejó ella, llenando dos vasos
del grifo.
—Yo no.
—¿Nunca?
—Nop.
—Un hombre debe estar llegando muy pronto para recoger algo.
—No, no lo haces.
—Te veré mañana, Mitchell —Se fue ella, todavía negando con la
cabeza.
Carter llegó, lleno del tipo de arrogancia fingida que Mitch pensó
como “Novato Sabelotodo”.
—Así que, supongo que tengo que encerrarla cada noche. ¿Esa
es tu gran idea?
8
BFF: Best Friend Forever. En español, Mejor Amigo para Siempre.
Mitch levantó una ceja.
—Medicamentos, ¿eh?
—Ambos, supongo.
—Nunca.
—Sip.
Mitch habría dado cualquier cosa por saber lo que el chico estaba
a punto de decir. ¿Ellos no qué? Porque si esa frase iba a terminar con
“follar”, “dormir juntos” o “poner la ficha A dentro de la ranura
B”, eso era algo Mitch quería oír. Observó el rostro del chico explorador
tornarse de un profundo tono bermellón.
—Cualquiera que haya pasado cinco minutos con ella sabe por
qué.
—Treinta y uno.
—Oh.
Jodidos niños.
—¡¿Qué demonios?!
—¡No!
Sin decir nada, Mitch tomó sus ropas ensangrentadas y las sacó
de la habitación, como si la visión de la evidencia fuera a recodarle algo
que no recordaba para empezar. Se había cansado de intentar
convencerlo de que no había estado consciente. O bien él le creía o no.
Quería pensar que le creía. Saber que estaba ayudando a una posible
asesina a huir con un crimen era incomprensible, incluso para él,
alguien que veía todo en sombras de grises. O tal vez negro. Pero nunca
blanco. Nop, Mitch no.
—Soy yo.
Que lio de mierda. Sí, ella tenía razón, las relaciones son
complicadas.
—Quiero ir.
—Tal vez recuerde algo. Por favor, necesito ir. Necesito… saber. —
Lo miró con ojos llenos de miedo, pero luchando desesperadamente
para controlarlo, las esquinas tenían ligeros espasmos.
—No puedo.
—Solo estoy aquí para mirar boquiabierto como todos los demás,
Oficial —respondió Mitch.
Diablos, ¿por qué no podía lidiar con algún otro detective? Uno
de los más cansados y menos observadores.
—Sip, lo estaba.
—Yo no…
—Me gustas, Mitch. —Él sonrió cuando Mitch hizo una mueca—.
Pienso que voy a probar uno de sus martinis. Es difícil encontrar un
lugar que los haga bien. —Lanzó una mirada a la escena del crimen, y
se volvió a Eden.
Tragó.
—Un amigo.
—¿Por qué?
Sacudió su cabeza.
—Seguro que lo tienes. Revisaré muy bien esa coartada. Y tal vez
podamos ver si tu admirador secreto te ayuda a salir de esta también.
—Landon se inclinó una despedida breve y caminó de vuelta al cuerpo.
Capítulo 14
Traducido por BrenMaddox
Corregido por katiliz94
—¿Además de qué?
—Pensé que podía lidiar con ello por mi cuenta. —Lo cual no era
cierto, ¿ahora lo era? Había estado esperando que Carter y Mitch
pudieran lidiar con eso por ella—. Además… el psiquiatra no tenía
ningún espacio en una semana. —Eden comprendió plenamente que él
le había dado la tarjeta hace más de una semana y si hubiera hecho la
cita en ese entonces, ya podría saber lo que le estaba pasando. Y todo
esto podría no haber ocurrido en absoluto. Necesito seriamente volver a
evaluar mis habilidades para tomar decisiones.
—De acuerdo.
—Nah. Tú luces bastante como Jolie para que sea plausible. Ella
estuvo allí durante la mayor parte de la noche.
—¿Vistiendo de rojo?
—Sí.
—Piensas rápido. Eres un buen mentiroso.
Esto era más que jugar con fuego. Esto era jugar al juego del
cobarde con una mecha encendida, engañándose a sí mismo de que,
cuando llegase a su piel, no lo quemaría a él y a todos a su alrededor.
—¿Hola?
—No creí que alguna vez oyera esas palabras salir de tu boca,
Mitchell.
—De alguna forma, pero esta no está loca —Se rascó la cabeza—.
No técnicamente loca, solo el tipo normal. Y está segura como el infierno
de que no está obsesionada conmigo. Bueno, no de la misma manera.
Mitch sabía que estaba burlándose de él. Es por eso que había
retenido su número, ella podía hacerle frente a su personalidad sin
querer verlo muerto. Al menos, lo pensó así.
—¿En serio? ¿Una DID? —Su voz era brillante, como si él acabara
de presentarse con diamantes—. ¿Qué te hace pensar eso?
—Sí, claro. —Él hizo clic en el botón apagado del televisor y tiró el
mando en el sofá. No había sido Leanne. Aleluya. No es que le gustara
la idea de alguien siendo asesinado, independientemente de sus
elecciones de vida. Pero que el cuerpo que había visto no fuese Leanne,
¿no creaba otra conexión de nuevo con él o devuelta a Eden? Déjame
oírte decir, Amén. Uno de los problemas desapareció. ¿Cuántos dejaba
eso? Uno. Un problema enorme en un pequeño y hermoso paquete.
—Estás disculpado.
—¿No? ¿No crees que le haces daño cada vez que está a tu
alrededor? ¿Cada vez que ve lo que no puede tener? ¿No crees que eso
duele? —Escupió.
—Carter lo entiende.
—Él entiende que no estoy lista para ese tipo de relación. Carter
nunca me ha hecho sentir culpable por elegir permanecer virgen.
—¿Qué dijiste?
—Te dije que sí. ¿Debería haber añadido "por favor"? Sí, por favor,
Mitch. —Como si ella no tuviera control de sus propias manos, agarró lo
único que pudo, la cintura de sus pantalones cortos de natación. Tiró
de él hacia ella, retándolo. Tomando de nuevo el poder que tan
fácilmente le había arrebatado—. Sacude mi mundo, Mitch. Dámelo
justo como se lo diste a ella.
—No. Tú no me quieres.
—¿Por qué?
—¿Sobre qué, Eden? ¿Qué sabes tú? —Su instinto volvió al ver la
confusión y el rechazo en su rostro.
—Bien, tuviste una vida difícil. Pero no sabes lo difícil que puede
ser. Y lo mala que es.
—Los suyos son de color azul. —Él se frotó la cara con ambas
manos antes de mirarla de nuevo—. Los suyos son de color azul.
—Estoy seguro de que los vi una o dos veces antes de que le diera
la vuelta. O tal vez fue cuando estaba encima.
De ida y vuelta, ida y vuelta. ¿Acaso este juego entre ellos nunca
acabaría?
A su propio reflejo.
Su rostro era el mismo, pero sus ojos... Cuando dio un paso más,
se comenzaron a enturbiar, oscurecerse. Su normal color marrón moka
se arremolinaba y parecía perseguir el azul glaciar hasta que su color
real fue todo lo que quedó.
En el fondo, escuchó a Mitch, quien seguía maldiciendo para sí
mismo, murmurando y riendo planamente.
—¿Qué ha pasado?
—Esto sucede cada cuatro días, ¿verdad? —Su tono de voz bajó
en volumen y agudeza cuando su discurso cambió de maldecir a
verdaderas palabras—. ¿Caminar dormida?
—¿Cómo lo sabías?
—Así que lo hace... —Él entrecerró los ojos y miró hacia arriba.
—¿No vas a decirme qué acaba de pasar? —Su voz era cruda—.
¿Por favor?
Mitch subió las escaleras de dos en dos, solo para mirarla desde
el rellano de arriba.
—Tengo que comprobar algo primero. Nunca has visto tus ojos así
antes, ¿verdad? ¿Nunca tuviste una siesta durante el día y despertaste
en otro lugar, o hiciste algo que te dijera que has estado caminando
dormida?
—¿La secadora? ¿En serio? “Hola, nena” —lo imito—. “Sé que
saliste anoche y pudiste haberte metido en terribles problemas, pero no
tengo calcetines, ¿podrías terminar de lavar mi ropa por mí?”
—¿Hice eso?
Suspiró.
—Espero que a eso de las ocho. Te he estado buscando todo el
día. Estoy en la estación ahora mismo, con un reporte de una persona
perdida frente a mí. Ahora que sé que estás bien, tengo que recuperar
algo del tiempo que perdí.
Se preguntó por qué no había ido a donde Mitch para saber si ella
estaba ahí. Luego recordó el viaje a la escena del crimen. Tal vez Carter
los había perdido.
¿Lo que había hecho con Mitch era engañar, si la única razón por
la que Carter y ella estaban juntos era por hábito? ¿O comodidad? No
tenía sentimientos románticos por él, así que no, no fue engañar. Como
sea, estaba aprendiendo que siempre había otro lado. Menos blanco y
negro, más de sombras de grises.
Una imagen vista desde el callejón. Dos mujeres… una luz, una
oscuridad. Un cuerpo en el suelo, rodeado de sangre que lucía casi negra.
La siguiente imagen era más estrecha, como si la cámara de su mente
hubiera estado más abajo, más cerca del cuerpo de la mujer rubia. Una
mano… —¿mía?— tocando un charco de sangre. Luego nada.
Eden sacudió el cabello fuera de su rostro. Su frente estaba
húmeda. Si confiaba en lo que había visto, ella —Eden o la persona que
estaba dentro suyo, no había cometido el asesinato. No era lo que había
visto. Oh Dios, como quería que fuera verdad. Marcó el número de
Mitch.
No respondió inmediatamente.
—Buenas noticias. Pero aún iré esta noche. Hay algo que necesito
ver. Si tengo razón, recuerda la manera en la que te estás sintiendo
ahora. Necesitarás recordarlo.
—Ya no creo que haya asesinado a esa chica. Creo que tomará
mucho el poder derribarme.
¿Estaré bien por unos pocos días más? Rayos, Mitch, gracias por la
información. Y por ser tan accesible. Si no empieza a toser las respuestas
pronto yo… ¿Qué podía ella hacer? ¿Sacárselas a golpes? Sí, claro. No
tenía el poder para hacer nada. Y eso era molesto.
Lee esto antes de que aparezca para nuestra pijamada. Esta es mi copia
personal y es primera edición, eso la hace valer más que tú, así que
cuídala bien. Nada de resaltar, nada de doblar páginas, ¿entendido?
Molesta con Mitch por saltarse noticias que ella había planeado
cuidadosa y delicadamente discutir con Carter, tomó el pedazo de nota
y lo arrugó en su puño. El título ahora estaba expuesto, enviando un
escalofrío por la columna de Eden, seguido por un espasmo ondulado
en los músculos de su espalda.
—Um… no mucho.
10Cliffs
Notes: un nombre de marca para una serie de notas preparadas, utilizadas
como guías de estudio para las obras literarias en las escuelas y universidades.
El chasquido de su mandíbula junta le dio la esperanza de que no
tendría nada más que decir. Tal vez podrían moverse a ver televisión, o
algo que no tuviera mucho movimiento del todo.
—Por supuesto que no. —Rió ante la idea de Mitch con un cabello
loco de científico, sentado en un laboratorio, fermentando alguna
especie de poción como el doctor que aparecía en Jekyll y Hyde—. ¿Qué
podría estar haciéndome?
Eden suspiró.
—Tal vez deberías tomar una pastilla para dormir o algo así —dijo
Carter poniéndose de pie.
Mitch no lo miró.
—Ya lo verás.
Él se encogió de hombros.
—¿Qué piensas?
11
NoDoz: medicamento que contiene cafeína estimulante del sistema nervioso central.
Aumenta la energía y agilidad mental en personas que experimentan somnolencia y
fatiga.
Ella parpadeó, ignorando la mirada de Carter.
—¿De qué?
—Del libro.
—Qué demonios…
—Hola, Chastity.
—Oh, joder.
—Sí, por favor. —Su voz reanudándose al tono más agudo que
Mitch reconocía de sus encuentros anteriores.
—Sí, Mitch.
—Voy a atarte.
—De acuerdo.
—Eden no maldice.
—De acuerdo.
Mitch sabía lo que pasaría, sabía que estaría molesta por haber
sido atrapada, enjaulada. Él mismo lo había sentido.
—Sí.
—A ti.
Suspiró.
Carter se volvió, con los ojos abiertos, hacia él. Mitch se encogió
de hombros.
—¡No! ¿Qué pasa con ella? ¿Es esta su otra personalidad? Ella
dijo…
—¿Lo prometes?
Él asintió.
—Prometido.
Frotó sus muñecas doloridas, vio que ambas estaban de color rojo
y despellejadas.
—¿Las tengo?
—Nop.
—Carter te dirá todo sobre ella —dijo Mitch—. ¿No es así, Carter?
Carter se estremeció.
Asunto: Hyde-0016
—Habla. Ahora.
Él no respondió.
Jolie miró al pobre chico, ingenuo frente a ella, con las cejas todas
aplastadas por la confusión. Se puso de pie, fue hasta la puerta, y puso
el cerrojo. Tirando de los paneles de la cortina a través de las paredes
de cristal, se puso la máscara de la seducción. Funcionaría con él,
siempre lo hacía.
—No soy un idiota, Jolie. Creo que estarás bien sin mí. —Mientras
que la mirada en sus ojos la sorprendió, sus palabras la impresionaron.
—¿Crees que solo tienes que follarme y haré todo lo que me digas
que haga? —Su agarre se apretó, acercándola más. Pero ella no estaba
ganando. Parecía enojado, nada como el cachorrito que normalmente
era.
—Ellos pueden darle más medicina o intentar algo más —dijo él—
. No sé qué más hacer por ella. Además, ni siquiera quiere mi ayuda.
Quiere la de él.
—No. No puede.
—Entonces vete.
12
M.O.: Modus operandi, que literalmente significa “modo de operar”.
Eden se arrepintió de no coger una bebida en el camino.
—Sí —susurró.
—Va a ser difícil. —Él puso los ojos en blanco ante su mirada—.
Bien, chica divertida. ¿Qué más quieres saber?
—Una buena noche para nadar, pero pensé que habías venido a
hablar.
—¿Quieres decir que vas hablar conmigo ahora? —Se quejó ella,
manteniendo la voz baja—. Vaya, y todo lo que tenía que hacer era el
ridículo. Es curioso, pensé que ya lo había hecho al despertarme en tu
puerta y pedirte repetidamente ayuda. Eres un tipo difícil de
impresionar.
Pensó en lo que podría decirle. No, ella tenía que verlo para
creerlo. Eden no sería capaz de aceptar lo que ella era a menos que
fuera testigo de su transformación, a menos que viera algo tangible,
alguna prueba que pudiera palpar. No es que realmente le fuera a dejar
tocar a Hyde, eso sería trágico. Pero no había nada que pudiera decir
para hacerla entender. Podría, no obstante, darle suficiente información
para estar absolutamente seguro que volviera mañana por la noche.
—¿Qué dije?
—Creo que te estoy influenciando.
—¿Debo ir?
—No.
—¿Por qué?
—Para que no puedas verme mirándote las tetas. Jesús, cierra los
malditos ojos.
—¿Bien, qué?
—Abre los malditos ojos. —Empujó una gran caja blanca hacia
ella—. Tómalo.
—¿Para mí?
—No encaja con mis tacones, así que, sí, supongo que puedes
quedártelo. —Su media sonrisa trajo un hoyuelo en su mejilla. Así que
el hombre en realidad tenía la capacidad de sonrojarse. Pero todavía lo
cubría con una gruesa capa de sarcasmo. Ser amable definitivamente
era un nuevo territorio para él. Y no ser sospechosa sobre él era nuevo
para ella.
¿Quién era este hombre de pie frente a ella? Le gustaba este lado
de él, probaba que era humano.
—¡Para! —Gritó ella, dando la vuelta, lista para luchar contra él.
Cuando vio su rostro, se lanzó más lejos en la cama.
—¿Estás bien?
—¡Llama a Jolie!
—Oh Dios mío, Mitchell. —Jolie evitó que los otros dos entrasen,
sus brazos apostado en las diez con dos14 en el umbral—. No es esta
14
Las diez con dos: Referencia a la posición de las manos en la puerta. Una mano está
ubicada dónde en un reloj serían las diez, y la otra en las dos.
noche. ¡No se suponía que sería esta noche! —Su voz sacudida por el
miedo o la sorpresa. Tal vez ambas.
—No, no lo hace.
¿Por qué hoy? Durante años había estado controlado, cada cinco
semanas como un reloj. Desde que había aceptado el mal dentro de él y
pasó a ser el mayor imbécil a tiempo completo. Dejar su ira salir treinta
y cinco días en una fila había reducido las visitas de Hyde de unos
pocos días a una horrible noche. ¿Por qué ahora? ¿Qué había
cambiado? Se llevó la mano a la carótida y contó. Cuatro latidos
seguidos luego de una larga pausa cuando debería haber sido lo
normal: dos, descanso, dos, descanso. Cristo, ¿que estaba estropeado?
Estaba despierto, por el amor de Cristo. Cogió la lámpara de su mesita
de noche, arrancó el enchufe y arrojó la cosa contra la pared.
—Lo siento.
—Está bien. Estoy bien. Pero no sé por cuánto más tiempo. —El
dolor había disminuido, ahora solo un gruñido contra un rugido—. Tal
vez tendré una buena noche de sueño aquí, y Hyde ni siquiera hará una
aparición. Todo volverá a ser... normal.
Ella entró y tomó con cautela cada una de sus manos, cerrando
las esposas justo por encima de su cabeza, dejando a Hyde sin ninguna
forma de hacerse daño a sí mismo ni a nadie.
Mitch asintió, entendiendo por qué ella esperó hasta que estuvo
atrapado antes de tener esa conversación con él.
—No lo hará.
—No es…
Él asintió.
—Eso creo. —Era una teoría que había mantenido durante mucho
tiempo, pero siempre había temido probarlo. Ahora Eden estaba
forzando esa prueba.
—Sí.
—Debidamente anotado.
—Entonces, ¿qué debería decirle una vez que vea a Hyde?
Capítulo 21
Traducido por Alisson*
Corregido por Nanami27
—¿Carter?
—Si te toca…
—Hay muchas cosas que andan mal con él. —Sonrió ella. —Te
prometo que no me quedaré dormida. Y te llamaré si algo raro sucede.
¿Está bien?
—No quiero dejarte. Eden, escucha. Hay una clínica. Creo que
pueden ayudarte.
—Loca.
—Gracias.
—Gracias.
—Lo haré.
Era alentador que pareciera conectar bien con Jolie. Sip, Jolie era
la elección perfecta para él. Una vez que hubo doblado la esquina y no
pudo verlo más, Eden se volvió hacia la puerta.
—Vamos.
—¿Jolie?
—No lo he decidido.
Jolie bostezó.
—Suena familiar.
—Oh.
—Supongo que somos un poco como Carter y tú. Amigos sin
beneficios. Pero Mitchell y yo tenemos muy pocos secretos entre
nosotros —dijo Jolie.
—¿Qué demonios?
Jolie cruzó la habitación, casi indiferente, y miró a través de los
barrotes.
—Ya lo verás.
—¿Ver qué?
—Supéralo. Siéntate.
—¿Con qué frecuencia sale? Una noche. Una vez al mes más o
menos.
Es por esto que él quería que empacara una bolsa de viaje. Para
ver esto.
—Espera. Es viernes.
—Sip.
—No creo que sea dolor, solo rabia. —Ella palmeó la pierna de
Eden—. ¿Por qué querías que te lo mostrara?
—Él me odia.
—Oh. Bien. Supongo que debo haber leído mal. —Ella se inclinó
hacia atrás y tomó un largo trago de champán.
—Miedo. Podría hacer algo con eso, también. —Tiró contra las
cuatro esposas, contrayendo todos los músculos, una y otra vez y otra
vez—. ¡Déjenme ir! ¡Maldita sea, voy a despedazarlas! ¡Déjenme ir,
perras! —Tensó su cuello, usando toda su fuerza y la holgura en las
correas para levantar la cabeza.
—¿Estás ebria?
Suspiro.
—Habla.
Clic.
Mitch sabía que era de mañana. No es que pudiera ver la luz del
sol, las ventanas en la habitación de Hyde habían sido tapiadas un
tiempo atrás. Y estaba cualquier cosa menos descansado. No, sabía que
era de mañana porque era humano de nuevo. No podía ver a Eden, pero
escuchó su tarareo silencioso. Esperó que lo que hubiese visto anoche
no la hubiera hecho perder completamente los estribos en una especie
de murmuro psicótico.
—Fascinante.
—Se fue abajo hace unas pocas horas. Creo que se fastidió con
todas mis preguntas.
—Jolie no se fastidia muy fácilmente. Debiste haber tenido
muchas preguntas. —Él la vio cuando se detuvo justo afuera de los
barrotes. Jesús, lucía exhausta, piel pálida combinando junto con los
aros oscuros bajo sus ojos. O tal vez era lo que el terror dejaba en el
rostro de alguien después de haber visto un monstruo.
Ella se sonrojó.
—Me dijo. —Evitando sus ojos, ella se inclinó para abrir las
cadenas en los tobillos—. Sería algo difícil de perder.
—¿Qué pensaste?
—No. ¿A ti sí?
—Pero solo recientemente. Los últimos seis meses o algo así. —Tal
vez era parte de la razón de que se había transformado un día antes, un
síntoma de pérdida de control—. Pero no hoy. Demonios, tal vez estoy
curado. —Levantándose a sí mismo, la observó. Ella era fuerte.
Temerosa, pero fuerte—. Estás tomando esto mucho mejor de lo que
habría pensado que harías.
—Todavía estoy en estado de shock. —Ella se encogió de
hombros, un mechón de cabello cayendo en sus ojos—. ¿Y ahora qué?
Así que estaba pagando por ello ahora. Cada párpado parecía que
pesaba setenta libras. Se sentía con náuseas y miserable. Su cerebro
traqueteaba tanto, que parecía no poder procesar lo que había
aprendido en los últimos días. Una cortina había sido retirada, dándole
una vista al mar de quién, o qué, era ella. Pero en este momento, su
agotamiento le dejó la visión borrosa, cegándola, incapaz de asimilar los
hechos sobre lo que había visto y oído.
—Creo que todavía estoy borracha. —Ella apoyó los codos sobre el
mármol y recargó la cara en sus manos—. Por favor, dime que hiciste
un tarro lleno.
—Dámelo. —Se tragó toda la cosa, a pesar de que tuvo que haber
quemado un agujero en su lengua. A menos que ella no lo hubiera
dejado permanecer en la boca el tiempo suficiente para sentirlo y su
garganta estuviese llena de algún tipo de retardante de fuego.
—Sí.
Eden podría haber usado algo de eso, pero en su lugar, había sido
dejada acurrucada en una silla, demasiado asustada para huir.
—No era mi intención decir nada malo con eso. Solo quise decir
que si él ya tenía a alguien para encerrarlo y liberarlo, me sorprende
que se lo haya dicho a alguien más. —Bueno, eso fue estúpido. Él se lo
había mostrado a Eden, por lo que acababa de insinuar que Jolie iba a
ser reemplazada. No era la dirección que ella quería tomar—. No quise
decir eso tampoco. Me refería a que…
Eden asintió.
—¿Eh?
Aunque no podía ver a Jolie desde el otro lado de la isla, Eden
imaginó la sorpresa en su rostro reflejando la suya propia.
—Sígueme.
Capítulo 23
Traducido por katiliz94 & Cherry k. Crazy
Corregido por Nanami27
—Excepto que tú solo tienes que lidiar con él cada cinco semanas,
¿verdad? Chastity es como una terrible vecina que sigue apareciendo
siempre que se sienta de ánimo. No, ella es peor.
En realidad no.
—En parte.
—¿Y la otra parte?
—Lo disfruto.
—¿Puedes tú enseñarme?
—No fueron los golpes los que hicieron eso. —Mantuvo la voz
controlada, pero no pudo hacer lo mismo con los ojos, se sentían como
láseres chamuscado un agujero en los de Eden—. Fue la oscuridad
dentro de mí que el abuso creó.
Ella igualó su ira, avanzando hacia él hasta que lo tuvo
presionando la espalda contra el metal en que se apoyaba. Tal vez en
un intento de controlar su propia ira.
Él sacudió la cabeza.
—¡Porque yo lo hice!
Parpadeó, aturdida.
Se rascó la frente.
Eso la detuvo.
Él se rió.
Él suspiro.
Dentro del cajón había dos viales con líquido claro —sin
etiquetas— y dos paquetes de jeringas, uno de ellos casi vacío.
—No para mí, no lo es. Mi mama era una drogadicta. —Su mente
regresó a esos días, más de una década atrás, días que no había vuelto
a visitar desde que había sido colocada en su primera casa de acogida.
Esos recuerdos de la infancia habían sido arrojados profundamente en
una sección de su mente que bloqueaba las experiencias más dolorosas
de su vida. Pero ahora comenzaron a estrellarse en su consciente como
un tsunami, escondidos entre asaltos al azar, rostros de quienes habían
abusado sexualmente de ella, e incluso algunos momentos felices con
su mamá durante esos raros momentos en que había estado sobria.
—No, no puedo hacer eso. —Su propia voz detuvo las imágenes de
escaparse más lejos—. No seré como ella. —Las forzó lejos de su ojo
interno, de regreso a la caja de oscuridad donde haría todo lo necesario
para mantenerlas encerradas dentro—. Ella se ha ido.
Su cabeza se levantó.
—Me dejaba sola mucho. Siempre pensé que era porque ella
estaba tratando de conseguir más droga o… no lo sé… vendiéndose a sí
misma para conseguir más dinero.
Él suspiró.
—Supongo que no. Solo habría sido de mucha ayuda saber. Hay
momentos en los que pienso que todo esto es alguna clase de broma
enferma. O la forma de alguien de castigarme. Comenzó con los genes
de mi padre, pero algunas veces… —sacudió la cabeza—. No puedo
lidiar con los “y si”, apenas puedo lidiar con los “ahora qué”. ¿Fue tu
madre buena contigo?
—¿Nunca?
—No.
—Por lo que sé, tengo conductos lagrimales. Así que supongo que
eso nos deja con la segunda opción. —Mientras él se ponía de pie, ella
pudo ver su pared levantarse.
—Lo siento.
Mitch levantó la vista y sonrió, sus ojos brillantes pero sin gotear.
—Y osos.
—Bueno, esos parecen ser mis favoritos. Pero sí, tengo otros
pasatiempos.
Mitch sonrió.
Él parpadeó.
—¿Qué dijiste?
—Todos odiamos ser enjaulados, Mitch. Por Hyde, y tal vez por
Chastity es necesario. Pero para el resto de nosotros es una elección. —
Eden caminó afuera, preguntándose qué elección tomaría.
Capítulo 24
Traducido por Nessied
Corregido por Nanami27
Eden corrió por el césped frontal, pero lo que vio ahí, esperando
en las afueras de la propiedad de Mitch, ha hizo pisar freno y patinar en
alto. Carter estaba sentado en su auto, golpeteando la mano sobre el
volante, mirándola fijamente.
—Lo siento.
—Sí.
—Sí.
—Lo siento.
—Lo siento.
—Hablé con Jolie por un tiempo. Ella estuvo toda la noche allí,
también. —Tragó saliva, esperando que no le preguntase nada por lo
que tuviera que mentir al respecto, sabiendo que lo haría.
Sí, algunas.
Él no encendió el auto.
—Sí, eso es. —La mentira se sintió como tragar una píldora en
seco, una roca que se esforzó por tragar, moviéndola despacio por su
garganta. Y a pesar de que pudo hacerla descender, no pudo digerirla—.
De verdad. —Ella deseó que él dejara de mirarla de esa manera, como si
pudiera ver las mentiras que salían de su boca.
De mí.
—¿Carter?
—¿Y tú sí?
Fingió dormir siestas durante casi todo el día, sin querer hablar
con él —mentirle —más. Carter la revisaba a menudo, de pie en la
puerta de la habitación, sin hablar, ni acercarse. Eden esperó y temió
que estuviese formulando un plan para su vida sin ella.
—Bastante segura.
—Está bien. —Oh Dios, realmente iba a dejarla. Ella sabía que
era lo mejor. Para él. Y tenía que suceder algún día. Nunca sería capaz
de ofrecerle lo que él necesitaba, especialmente ahora.
—¿Carter?
—¿Sí?
—Sí. —Él tragó saliva, con los ojos llenos con dolor, decepción y
adiós—. También te amo, Eden. —Estaba dejando que esa parte de su
amor por ella se fuera, podía verlo—. Voy a estar junto a la puerta.
Una ducha muy larga y caliente lo hizo aún más claro. Envolvió
una toalla alrededor de sus caderas y se dirigió a su dormitorio. La
noche estaba aquí. Mierda. Había tomado una ducha demasiado larga.
El pasillo estaba oscuro, pero la escalera estaba iluminada, enviando
luz suficiente para que pudiera llegar a través de la habitación.
—¿Jolie? ¿Eres tú? —Se rió ante la idea de que acababa de citar
una línea de cada película Slasher16 alguna vez hecha—. ¿Hay alguien
ahí? —Divertido. Las películas de terror no tenían influencia en su
existencia.
Ella negó con la cabeza, pero no había suficiente luz para ver sus
ojos o su cabello.
Tenía que averiguar qué hacer con ella. Pero su corriendo a través
de su pecho era muy distractora. Rompe el contacto, Mitch. Haz algo.
¿Cuántos años tienes, catorce? Se cruzó de brazos, pero no pareció ser
capaz de hacer sus piernas funcionar.
—Eden me lo pidió.
No dijo nada. Todo lo que quería era que ella se alejara de él.
Lejos, muy lejos de él.
—Es mucho más entretenido que tú. ¿Por qué no puedes ser más
como él? —Hizo un mohín.
—¿Si, qué?
—Todavía.
—¿Dónde?
Él la miró, sorprendido.
—¿Cuándo?
Se encogió de hombros.
—Tengo imágenes de los lugares en que ella ha estado, la mierda
aburrida que hace. Casi todo es aburrido. —Rodó los ojos.
—Claro. Grandes cuotas. —Su voz era más baja que la de Eden. Y
cuanto más hablaba, Mitch sentía más como si estuviera hablando con
un miembro del reparto de The Real World17. No es que alguna vez le
prestara genuina atención a los programas de variedades, o mucha
variedad para el caso.
La condujo a la jaula.
17The Real World: Programa de variedades trasmitido en MTV, que se centra en las
vidas de siete u ocho extraños quienes adicionan para vivir juntos en una casa por
varios meses, con cámaras registrando las relaciones interpersonales.
—¿Qué tipo de drogas?
Interesante.
—Sí, lo soy.
Una vez que comprendió que él había jugado con ella, le gritó
durante horas, disparando obscenidades y amenazas, y jalando de las
ataduras con todo su cuerpo. Eden lo sentiría mañana. Eventualmente
se calmó y trató otra táctica—la manipulación. Se frotó contra la
sábana y arqueó la espalda, luego contrajo sus caderas hacia arriba y
hacia abajo, secando como el infierno el sofocante aire de la habitación.
—Ya vuelvo. —Se deslizó más allá de ella hacia el pasillo y fue a
buscar una camisa y unos pantalones para sí mismo.
—No pasó nada entre nosotros, Eden. Ella vino aquí y la encerré.
Eso es todo.
Ella miró a su cuerpo medio desnudo con una seria mirada de
duda escrita en el rostro. Al menos él tenía pantalones puestos y solo
estaba semi-duro. Una erección completa habría sido más difícil de
explicar.
—¿Quieres una?
Carter lo ignoró.
—Sí, lo sé.
Con una inclinación de cabeza y ojos interrogantes, Carter
continuó:
—Así que, pensé que era Eden. Realmente lo hice. Pero entonces,
cuando abrí la puerta… obviamente, eran diferentes.
—Obviamente. Sigue.
Él se echó a reír.
—¿Ella qué? Bueno, eso fue una estupidez. ¿Tenía planes para
sus horas nocturnas un par de veces a la semana? Claro, eso
funcionará. Contratar a un adolescente para que haga de niñera con
ella y escuche los gritos de Chastity. O tal vez ella pensó en cerrar las
puertas y ventanas, y tragarse la llave.
—¿Jolie? Es Eden.
Otro suspiro.
—¿Qué?
—Sí.
—¿Hacer qué?
—Él no es mi novio.
—No, no lo sabe.
—Él es más joven y más pobre de a lo que suelo ir, pero es lindo.
—Una pausa—. Está bien, lo haré.
—No.
—¿Parques?
—No.
—¿Restaurantes?
Dios, la mujer era más como Mitch de lo que Eden se había dado
cuenta.
—¿Qué?
—Tenemos planes para esta noche. Pero fue tan divertido hacerte
trabajar por ello, no me pude resistir. No estás enojada, ¿verdad?
Como si a ella siquiera le importaba.
Alguna vez.
Tal vez Mitch era aquel por quien ella había estado esperando. Por
lo menos, él era honesto consigo mismo. Que era más de lo que podía
decir de sí misma. Tal vez negar sus propios deseos y necesidades era
parte del por qué estaba en este lío en primer lugar. Al igual que Mitch
había teorizado sobre Hyde, si ella dejaba salir esa emoción en dosis
diarias, podría evitar que se volcara toda de una vez en la forma de una
amenaza pelirroja. Sabía dónde estaba con Mitch y dónde estaría ella si
llegaran a estar juntos. Si él la tuviera.
Maldita sea, ¿por qué él todavía asumía que ella tenía algún tipo
de voz en su vida amorosa?
—Lo sé. Todavía no estoy segura de por qué Mitch te quiere allí,
de todos modos. Voy a estar en una jaula, por el amor de Dios. Hablaré
con él.
19La Naranja Mecánica: Es una película británica de ciencia ficción sádica de 1971, la
cual muestra al personaje principal como un delincuente psicópata y carismático que
lidera una banda de matones, cuyos placeres son la música clásica, la violación y la
ultra violencia.
—Come. —Dejó un plato de sobras de comida china en frente de
ella y se sentó con el suyo propio.
—Apestó.
Él sonrió.
Ella parpadeó.
—¿Deseas que esta sea tu vida? ¿Hacer que todo sea sobre ella?
Eso es una mala idea. Te matará. —Cuando ella no respondió, volvió a
buscar en el congelador—. ¿Te gusta la pizza?
Lo miró dubitativa.
—Lo sé. Pero no creo que eso me haga una mala persona.
—Dilo entonces.
—Joder.
—¿En serio?
—¿Acerca de qué?
—No mentía.
—Yo no…
—Te odio.
Parpadeó, confundido.
Ella sonrió.
—Es mi favorito.
—¿Qué es un “tic”?
—No, no lo hago. —¿Qué había hecho? ¿Qué había visto ella como
su tic?
—Él vendrá.
Ella se enderezó.
—No.
—Está bien, lección uno y dos las tienes —dijo—. Vamos a pasar
a la lección tres.
–Yo ya…
–No, no, no, no, no, niña. No digas lo que creo que vas a decir.
¿Qué demonios?
—Pero no es imposible.
Rodó los ojos y maldijo a su cuerpo. Su trasero golpeó el borde de
una mesa.
—Solo para que nos entendamos: Yo no soy del tipo “valla”. Si eso
es lo que estás buscando, es mejor que lo sigas haciendo.
Su cuerpo vibró. Tal vez esto era lo correcto para ella, pero, ¿qué
pasaba con él? ¿Qué haré después de solo una probada de ella? Cerró
los ojos. Oh, mierda. Una probada. No debería haber pensado en eso.
Momentáneamente liberado de su indecisión, sus muslos se tensaron y
lo lanzaron hacia ella. Él la tomó en sus brazos y los deslizó a ambos en
el sofá.
—¿Estás bien con ello? —Preguntó. El sofá era suave, ella era
suave, pero él era tan duro como un poste de acero.
—No lo sabía.
—Lo siento.
Eden se sentó.
—¿Tuviste suerte?
—... ¿salir?... lo siento... gracias… —en tono más ligero del Eden.
21Letra de la canción Layla de Derek and the Dominos, fue lanzada en 1970 y que
habla sobre el amor no correspondido. Es considerada una de las canciones de amor
más destacadas de la música rock.
22Letra de la canción Ain’t No Sunshine de Bill Withers para su álbum debut en 1971.
Love The Way You Lie de Eminem Ft. Rihanna, y que se trata otra vez de una canción
de amor.
Capítulo 29
Traducido por Sandra289
Corregido por Marta_rg24
Carter gruñó.
—La tengo.
—Maravilloso. Subamos.
—Así que ambos van a estar mirándome. Genial. —Rodó los ojos.
Carter susurró:
Cabrón.
—No le digas nada —dijo Mitch, frenando a Carter con una mano
firme en el hombro.
Mitch sabía que no le había dado ninguna razón para que Carter
le tuviera confianza.
—Sí.
—Sí, ya lo mencionaste.
Él sonrió.
—Quizás sí, quizás no. ¿Por qué demonios todo el mundo tiene la
idea de que soy un ser humano decente, de todos modos?
—No lo creo.
—¿Emborracharte?
Carter asintió.
—Epilepsia.
—¿Cuándo y dónde?
—Sí.
—Lo hiciste.
—Sí, lo eres.
—Ya déjalo.
—Nop. Tengo que estar de vuelta para la noche del jueves. —Tenía
un Jueves Nocturno de Smackdown25 planeado con Carter y Chastity.
Jolie lo miró.
—Encuentra uno.
—Lo intenté.
—Esfuérzate más.
—No.
Ella suspiró.
—Lo intentaré.
—Hola.
—No lo creo.
Después de una pausa larga y difícil, colgaron antes de que
alguno de los dos dijera algo útil. Mitch no estaba seguro de quién colgó
primero. Fue un alivio de cualquier manera. Hablar de ese tipo de
mierda no era su fuerte, no es que tuviera alguna experiencia con ello.
Los sentimientos eran para las personas con sentimientos. Él siempre
había asumido que no tenía ninguno. Sorpresa, sorpresa.
26Air Marshall: Es un rango de tres estrellas para oficiales aéreos que continúa
siendo usado por la Fuerza Armada Real. Aun cuando pueden ser diferentes rangos de
oficiales aéreos, se les llama “Air Marshalls” en un sentido coloquial y popular.
—Él sabe qué hacer. Y qué no hacer. No te preocupes.
—Oh.
27Prisión: Pokey en inglés original. Es una palabra que puede ser interpretada como
prisión, aunque su lectura es difícil y poco conocida.
—Dale el mensaje. Y, Eden… permanece a salvo. —Otra cosa que
no podía controlar.
Él no la miró.
—¿Qué es?
Silencio.
—¿Es esto lo que has estado tomando todo este tiempo? ¿Esta es
tu "medicina"?
Lo empujó y gritó:
—¿Cómo fue?
—¿Qué pasó?
Las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar. Sus ojos estaban
hinchados y rojos, su respiración venía en hipos poco profundos. Pero
su rostro estaba tranquilo, como si su cuerpo estuviera reaccionando en
piloto automático, sin ninguna orden de su cerebro.
Ella no lo hizo.
—¿Te golpeó?
Él suspiró.
—Si lo haces.
—Continuemos el recorrido.
—Sí, señor.
Tan pronto como Landon dobló la esquina y los sonidos del agua
golpearon en los azulejos, Mitch se separó del chico y le dijo que se
sentara con un rápido movimiento de la cabeza hacia un banco que
estaba por el pasillo alrededor de los casilleros. Carter se sentó con
tanta fuerza, que su culo dolería hasta mañana.
—¿Por qué?
—¿Qué?
—¿No lo sabías?
—¿Jolie es tu ex?
Una vez que Landon les dio algún tipo de mirada malvada de
policía, volvió a fingir que estaba duchándose, Carter preguntó:
Jolie lo había tomado bien. Ella era así, el tipo de chica “bien,
sigamos nuestro camino”. Mitch respetaba eso. Así que, si decidió
apuntar todos sus encantos al chico sentado frente a él, que así fuera.
—Sí.
Era dura. Solo bastaba mirar lo que había superado. Aun cuerda
en su mayoría, aun encontrando la belleza en el mundo. Siempre se
había considerado una sobreviviente. Así que esto no era más que otra
cosa para sobrevivir.
Ella eligió una camisa de algodón negro que le caía hasta la mitad
de sus muslos y, a continuación, buscó unos shorts. No había bóxers,
él no los usaba. Tratando de no pensar en lo que estaba bajo sus
pantalones, entró en el gran armario deslizante al otro lado de la
habitación. Estaba casi vacío, todos sus trajes y camisas colgando
cuidadosamente en un lado. El otro lado estaba vacío. Como si él
hubiera mantenido esa sección despejada para alguien más. Con el
estómago apretándosele, se preguntó a quién estaba esperando.
—¿Eden?
—Me alegra que hayas encontrado tu voz. Pero tienes que volver a
la cama.
Sí.
—No.
Se inclinó para deslizar un brazo bajo sus rodillas, al igual que los
bomberos hacían. Lo que significaría que su trasero estaría muy cerca
de su…
Con Carter.
—No le has hecho daño, ¿verdad? —No creía que Mitch hiciese
alguna cosa demasiado estúpida. Bueno, tal vez "creer" era una palabra
demasiado fuerte.
—Nah, solo tuvimos una charla. —Se pasó una mano por el
cabello—. Él dijo que va a hacer todo lo que quieras si lo perdonas.
—No hagas esto más difícil para mí. —Palmeó el lugar junto a
ella, el que había ocupado la mañana de la primera vez que lo había
visto.
Él sonrió.
—Lección cinco.
Mitch se encogió.
—Sí, lo pensé.
—Bien dicho.
—O yo de ti.
—No. No lo harás.
Él la estudió.
—Um… solo tanto como me des de buena gana. Nunca más que
eso. Si no quieres esto, por favor, dímelo.
—No sabes ni la mitad de ello. —Él miró hacia abajo, por debajo
de su cinturón, llevando su mirada con la suya. Ya estaba duro, su
erección tentando sus pantalones.
Con una petición suave de sus ojos, él levantó las caderas para
que pudiera quitarle los pantalones y echarlos a la pila de casi-
terminado en el suelo. Una vez que la camisa que ella llevaba flotó hacia
abajo, la pila estuvo completa.
—¿Esto está bien? —Susurró, rezando para que dijera que sí.
Él gimió.
Levantando la almohada con una mano para que pudiera ver sus
ojos, él preguntó:
Lo apretó.
—Te ruego que pares. —No podía sentir sus piernas—. Tenemos
que reducir la velocidad.
—¿Por qué?
Él parpadeó.
Gracias a Dios.
—¿Hice algo mal? —¿Cómo podía estar tan errada y tener tanta
razón al mismo tiempo?
—Espera —gimió él, al mismo tiempo que vio sus abrirse amplios
en estado de shock y su cuerpo detenerse, luego retroceder ligeramente.
Maldita sea. ¿Cómo podía decirle todas las cosas que él quería hacer?
Que quería saborearla, pasar el resto de su vida con la boca entre sus
muslos. Este se suponía que fuera el show de ella. Sus necesidades no
importaban. No podría decirle eso, una vez que su polla estuviera
dentro de ella, el cronómetro hasta que él se viniera comenzaría en
aproximadamente un minuto y treinta segundos, como un niño de
diecisiete años de edad. Suspiró—. Condones, bolsillo de la esquina.
Ella sonrió.
—¿Y si no puedo?
—Tienes un trato. —Ella los hizo rodar a ambos, con los pechos
apretándose contra su pecho—. Me gusta tener control sobre ti, Mitch.
Por alguna razón, decidió hacerlo más difícil para ella, girando su
polla y caderas lejos de ella mientras trataba de apuntar. Y amó que ella
estuviera jugando. Su sonrisa y mirada ocasional, increíblemente,
hacían valer la pena la espera.
Ella estrelló sus manos sobre las de él, sus ojos muy abiertos.
Oh, Dios.
—Yo, yo…
—No me acuerdo.
—Es una pena. —Con una contracción de una ceja, le hizo saber
lo mucho que le creía. Pero no presionó. Hasta que llevó las manos a su
pecho y lo empujó hacia abajo—. No quieres parar ahora, ¿verdad?
Whoa.
—No te detengas. —Su voz era gutural con necesidad—. Por favor,
no te detengas.
Para las próximas treinta y seis horas Mitch era insensible a todo
menos a ella. El mundo probablemente todavía estaba girando, las
personas aun viviendo sus vidas—tomando malas decisiones,
metiéndose en problemas, haciendo buenas acciones ocasionales. Se
imaginó. Pero en realidad no importaba.
Riendo, él dijo:
—Aprendes rápido.
Oh, mierda.
—¿Era una pregunta difícil? —Su voz sonó arrepentida, algo que
él nunca quería que sintiera.
Se pasó una mano por los ojos y miró el reloj: las once. ¿Quería
decir a.m. o p.m.? Luz se asomó a través de las cortinas. Oh, a.m.
¿Domingo o lunes? ¿Quién demonios sabía?
—¡Eso fue hace tres días! Dijiste que estaría de vuelta hoy. ¿Qué
está pasando, Mitchell? ¿Está bien?
—Será mejor que estés muriendo —dijo Jolie—. No, olvida eso.
Será mejor que estés pronto saludable. Si cancelas con Sprite, no solo
los perderás a ellos, perderás cada conferencia en cada una de sus
oficinas. Ellos no entienden el concepto de días de enfermedad. —
Respiró—. ¿Estás realmente enfermo?
—¡No! —Esnifó—. No, voy a estar bien. Un día más. Eso será
suficiente.
Maldita sea. Debería ser yo. Al diablo con esto. El tiempo se acabó,
perra.
Él se echó a reír.
—Soy un gran fan de esto. —Su mano bajó más, con dos dedos
acariciando su núcleo—. Y sería negligente si no mencionara esto, por
supuesto.
—Lo soy, ¿verdad? Un talento que nunca supe que tenía. —Se rió
y rodó encima de ella, su cuerpo duro y fuerte, y sin embargo dando y
aceptando el suyo.
Mitch dejó que el agua cayera sobre sus hombros, feliz de estar
libre de su sudor, pero menos feliz de que el aroma de Eden se fuera
con él. La había dejado durmiendo sólidamente, con su boca colgando
ligeramente abierta. Curiosamente adorable. Por supuesto, por lo que
sabía él roncaba como un pirata, pero nunca había pensado en
preguntárselo a alguien. En realidad nunca dejó que nadie pasara la
noche con él tampoco.
—No sabía que eras una enfermera también, Eden. ¿No suelen
ellas llevar ropa?
—No tienes idea de lo que estás haciendo con él. —Todo el cuerpo
de Jolie estaba tenso—. Él está arruinando toda su vida, ¿lo entiendes?
—¿Qué estás haciendo aquí? —Su voz era áspera, sus ojos
mortales y su cuerpo masculino todo desnudo y mojado.
—Gracias.
Oh, era la mentita. Eso era bueno. Eden decidió que necesitaba ir
al baño. Ocultarse hasta que las chispas dejaran de volar.
—No a mí.
Los ojos de Mitch estaban pegados a la pared, sin ver nada, hasta
que oyeron el golpe de la puerta principal. Luego relajó el agarre en su
brazo.
—Déjala caer.
—Debería vestirme.
—La realidad apesta, pero eso no la hace menos real. —No iba a
llorar o suplicar por más tiempo. Solo se avergonzaría a sí misma. Él le
había dado todo lo que ella le había pedido. En todo momento. No había
ninguna posibilidad de que tuvieran una relación normal. Todo lo que
ellos habían estado haciendo era fingir lo que no eran.
¡Pero solo había tenido cuatro días! Cuatro putos días. No era
justo. ¿Cómo se suponía que eso era justo? ¿Cómo pudo pensar él que
volvería a vivir solo como siempre lo había hecho?
—No. —No dejaría que eso ocurriera. Era todo. No había otra
opción, nada que decidir. Ella era suya. Encontraría una manera. Más
tarde. Encontraría una manera de hacerle frente a Hyde. Ahora no. Él
la cogió en brazos y la llevó a la cama.
—¿Sí?
Miró el reloj.
—¿Vas a tomar eso? —Ella asintió hacia el jugo que él había caído
caer antes de lanzarla a la cama.
—¿Eso es todo?
—¿Eso es todo?
—¿Estás seguro?
—Dile que necesito hablar con ella sobre algo. Tiene que
llamarme. Necesita saber.
—Tengo que hablar con ella primero, luego contigo. Por favor, dile
que me llame.
—¿Vas a beber todo eso? Como, ¿esta semana? —Su sonrisa era
alentadora, o tal vez compasiva.
—¿Mi chico? —Ella dejó pasar lo que sea que estuviese a punto de
decir—. ¿Qué quería?
—No estoy segura de que esté lista para eso todavía, pero lo que
sea. —Puso una mano contra una de las suyas, la barra entre sus
palmas, tomando una respiración profunda—. Mitch, si quieres… si ella
quiere… Ugh, esto es difícil de decir. —Apretó los labios brevemente, y
luego sus palabras comenzaron a salir a borbotones como si estuvieran
escapando de los confines de su boca—. Si quieres tener sexo con ella,
está bien conmigo, quiero decir, no tienes que preocuparte de que me
despierte enfadada contigo ni nada porque no es mi decisión, bueno es
mi decisión, supongo, ya que estoy decidiendo en este momento y lo que
estoy decidiendo es que estaría bien con el que tú duermas con ella
cada vez que sale, no solo esta noche, sino cada vez que quieras…
Ella se estremeció.
—Te pagaré.
—Considéralo un regalo.
—¿Cuándo va a venir?
¿Es eso lo que ella pensó que fue… su tiempo? ¿Su maldito
tiempo?
Su estómago se apretó tan fuerte que tuvo que apoyar los codos
en las rodillas.
—No vuelvas a decirme eso de nuevo. —Por favor, cierra los ojos
antes de que me rompa. Por favor, Dios, ciérralos rápido.
¿Qué había hecho Chastity para hacer que esté de esa manera?
—No apareció.
Sabía que él había bebido mucho, pero no tanto. Era obvio que
estaba pagando por ello.
—Dormitorio. De prisa.
—Jolie, soy yo. Eden. —Antes que Jolie dijera algo, ella comenzó a
explicarse—. Él te necesita. Hyde viene. Tienes que venir ahora.
—¿Te vas?
—Después de que llegues, sí. —¿Y hacer qué? ¿Ir a ver una peli?
Hacerse las uñas, sabiendo que el hombre que ama está siendo
atendido por otra mujer, una en la que él realmente confía y quiere a su
lado. ¿Qué en el mundo podría distraerla de eso?
—Cinco minutos. Tal vez diez, dependiendo del tráfico. Así que
puedes comenzar a empacar tus cosas ahora.
—No lo recuerdo.
—Estaba deliciosa.
No la miró.
—¿Estoy perdonado?
Ella bufó.
—¿Cuántas?
—¿Importa?
—Sí.
—No.
—¿Quién lo decidió?
—No.
—Eden una vez me dijo que la razón por la que no mentía era
porque nunca podría creerle nada a nadie si ella no era honesta con
ellos.
Él se puso rígido.
—Estoy escuchando.
—Luces bien.
—Cha-chán.
—Sí, por supuesto. —Si tan solo no fueras un gran dolor en mi culo
tantas otras veces—. Estoy asumiendo que sabes el número de Carter.
Carter suspiró.
—¿Qué quieres?
—¿Dónde está?
Mierda.
—Hay un chico…
—El tipo dijo algo sobre la noche en que la chica fue asesinada.
Estaba allí. Pero no hablará con la policía porque, bueno, porque es un
distribuidor.
—¿Qué vio?
—No.
—Tengo que hacer algo por Eden. Algo para redimirme. —Carter
sonaba como si estuviera a punto de llorar.
Carter tosió.
—Está bien, iré allá esta noche como lo pediste, a pesar de que
probablemente esté todavía furiosa conmigo. Puede que no me deje
entrar, pero lo intentaré. Pero si esto se trata de ti decidiendo alejarte de
ella de forma permanente, te patearé el culo.
—No hay planes de alejarme de nadie, Carter, pero tómate la
libertad intentar patearme el culo de todos modos. —Bajó la mirada a
su cuerpo, extendido y atado—. Si estoy disponible.
—¿Carter?
Pesado suspiro.
—¿De qué?
Esta iba a ser una dura venta, pero estaba segura de que podía
hacerlo.
Silencio.
—Estoy ocupado.
—¿Durante toda la noche? ¿Y si nos encontramos en tu casa? Te
puedo mostrar lo que tengo y entonces… podría meterte en la cama
antes de irme. —La otra zanahoria que había dejado colgando en frente
de él, ella misma.
Eden no estaba curada. Supo eso sin abrir los ojos. Lo sintió en
cada músculo de su cuerpo, cada célula de su cerebro dolorido. Su
hombro se sentía como si hubiera sido golpeado con un garrote. Dios,
dolía. No había conseguido descanso la noche anterior, lo que
significaba que Chastity se había presentado después de todo. ¿Qué me
hizo ella encerrada en mi departamento? ¿El entrenamiento P90X29
durante 9 horas?
—Carter, no. No. —Ella puso las manos sobre sus heridas, pero
eran demasiadas—. Carter, por favor. No mueras. —Su voz sonó
entrecortada, mezclándose con sus sollozos.
—... ¿ubicados?
—No lo sé.
—Vete. Ahora. —Su voz farfulló, enviando una fina niebla de color
rojo en el aire—. Dile. Mitch… Jol… No. Tú. Vete. —Él empujó
débilmente contra su pierna para hacer que se moviera.
—No sé.
—No. Nada. —Una vez que los recuerdos empezaran, tal vez
Chastity le mostraría más a Eden. ¿Cuánto de eso iba a decirle al
detective? ¿Cuánto él creería?
Eden encontró su voz una vez que la idea de que Carter pudiese
ser acusado de hacer el mal, incapaz de detenerse. Pero ella solo dio la
más breve de las respuestas: Carter era su mejor amigo. No recordaba
nada de lo que pasó. Él nunca la habría atacado. Al menos ella no
había dicho nada que pudiera ser utilizado en su contra. Evidentemente
el vaso de agua había vuelto a llenar sus conductos lacrimales, porque
sus ojos empezaron a llenarse de nuevo.
Eden estiró el cuello para mirar la gasa y cinta adhesiva que los
paramédicos habían envuelto alrededor de su hombro. El cabestrillo
que le habían dado ayudó a mantener los músculos relajados, pero no
había mucho más que hacer. Se había negado a los analgésicos que le
habían ofrecido. Podía hacer frente a su hombro. Podría ser mucho
peor. Todo lo que tenía que hacer era pensar en Carter y ella sabía que
podría ser mucho peor.
—Creo que sí. ¿Ha oído algo del hospital? ¿Cualquier noticia
sobre Carter?
—¡No digas nada más! ¿Me oyes? Ellos podrían estar escuchando.
—¿Mitch?
—Sí, nena.
—No. Fue una falsa alarma. Pero todavía está luchando con Hyde.
Tomó un sedante como ayuda.
Jolie nunca se había sentido tan enojada, tan sola. Siempre había
sentido que alguien que la respaldara: La Clínica, cuando lidiaba con
Mitchell y Mitchell cuando lidiaba con La Clínica. Por supuesto que
ahora Michel no tenía ni idea de que apoyaba a una de las personas que
estaba destruyendo cualquier oportunidad que él tuviese de tener una
vida normal. Y ahora que Jolie había asesinado a Carter de una forma
tan desastrosa, La Clínica iba a estar más que enojada con ella. Pero
apuntar a Eden como principal sospechosa había sido un éxito.
Debería haber sabido que Carter no estaba hecho para este tipo
de trabajo. ”Perder” su expediente clínico y meterlo en la Academia de
Policías no había sido suficiente. Sus habilidades con la manipulación
sexual y emocional no habían sido suficientes. Pobre iluso, no podía ser
de confianza, por lo que tenía que irse.
Era una triste realidad, pero las tristes realidades eran un hecho
cotidiano en su vida. Ella hizo cosas horribles a un hombre que, en otra
vida, podría haber amado. En cambio, Mitchell solo era suyo cuando
Hyde tomaba su cuerpo.
—¿Él… murió?
—Él es mío —había gritado—. ¿Por qué acabaste con algo que era
mío?
—Um… ¿No era por eso que te retenían? —Oh mierda, ¿por qué
los policías la habían dejado ir? Jolie aún no le había dicho a La Clínica
de la muerte de Carter, ¿así que, cómo lo habían averiguado? No había
manera de que una vez que ellos supieran esto, engrasarían la mano de
quien cerró el caso. ¿Qué diablos?
—¿Estaba consciente?
—No.
Si Eden moría y Jolie hacía parecer que había sido Hyde, parte de
su problema desaparecería. La Clínica no podría culparla de que su
conejillo de indias hiciera exactamente lo que estaba diseñada para
hacer. Y si Mitchell pensaba que había asesinado a Eden, así como a su
hermana, tal vez Jolie podría convencerlo de que se fuera con ella. A
algún lugar donde la policía no pudiera encontrarlos. Los policías no la
asustaban tanto como lo hacían sus jefes.
—Él dijo que no lo hice, pero debí hacerlo, Mitch. Ella debió
haberlo hecho. —Su voz sonó apagada, su cálido aliento en su cuello––.
Pero me dejaron ir. ¿Por qué me dejaron ir?
Ella se movió más alto, abriéndose para él, acercándolo más, con
los brazos alrededor de su cuello. Su lengua tocando la de él, suave,
húmeda y cálida.
Sus caderas se elevaron por sí mismas, presionando su erección
contra ella. Gimió en su boca. ¿Qué demonios estaba haciendo? Buen
chico. Ella estaba completamente vulnerable y lo único que él pensaba
era tener sexo con ella… en una jaula. Si, un jodidamente buen tipo.
—La cirugía salió bien, pero aún esta inconsciente. No saben más
que eso. Algo como “Vamos a esperar y ver”. Lo cual es simplemente
brillante. —Rodó los ojos—. No fui a la escuela de medicina y habría
podido hacer ese diagnóstico.
—Necesito ir a verlo.
Él asintió.
—Más o menos.
Nada alentador.
—Aquí estaré.
Mitch evitó los ojos de Eden. Con demasiado que decirle, y muy
poco tiempo en un momento tan desafortunado. Entonces podría
obsesionarse con esa discusión un poco más. Genial
Tal vez la verdad era que él había arruinado todo y que no había
quedado nada que lo mantuviera en una pieza.
Capítulo 43
Traducido por Nanami27
Corregido por Pily
—Toma.
—¿Qué?
Jolie le sonrió.
—¿Mitch? —Preguntó.
—¿Qué pasa?
—¿Jolie?
Él la rescató de su indecisión.
Eden respiro profundo. Tenía que saber quién era este hombre y
cómo Jolie estaba involucrada con Carter y Chastity
—No he estado cerca de una computadora. —Trató de que su voz
sonara como Jolie: descarada, snob y maliciosa.
—Te dejaré eso a ti. —La risa del hombre era seca y sin humor—.
Quiero un reporte completo en mi bandeja de entrada veinte minutos
antes de ASAP33, así que será mejor que recuerdes la maldita
contraseña. ¿Entendiste?
La contraseña de Jolie.
—Te escuché.
33ASAP: Acrónimo para As Soon As Possible. En español, Tan pronto como sea posible.
Eden guardó el teléfono en su bolsillo y repitió la contraseña de
Jolie de nuevo. Más tarde, iba a ver si podía entrar en la cuenta del
correo electrónico, ahora tenía que enfocarse en alejar a Jolie de Mitch.
O Hyde. Esperaba no tener que lidiar con Hyde también. Por una vez,
Jolie podría estar diciendo la verdad y Hyde podría estar afuera. Tal vez
Jolie ya estaba muerta. Eden lanzó el dinero en el asiento delantero y
abrió la puerta antes de que el taxi se detuviera.
El conductor gritó:
—¿Quieres el cambio?
—¡Quédeselo!
Jolie sonrió.
—Estás sangrando. —Su tono sonaba como si estuviese
felicitando a Eden por lo que estaba usando.
—No hay nada malo conmigo. ¿Ustedes dos? Sí, hay todo tipo de
cosas malas con ustedes.
Ella parpadeó.
—Por él. Estoy haciendo esto por él. Así Mitchell no irá a la cárcel.
Shelly fue un accidente, Eden, realmente lo fue. Ella era mi amiga. —
Sus ojos suplicaron por comprensión—. No fue mi intención. Ella iba a
decirle a Mitchell lo que yo le hacía mientras era Hyde y él estaría tan
furioso conmigo. Demasiado furioso conmigo.
Jolie se dio la vuelta con la jeringa entre los dedos. Eden la soltó y
se movió hacia atrás, deslizándose sobre los vidrios, sintiendo los
pinchazos en sus palmas.
—¿Tú qué?
—¿Qué le dijiste?
—¿Él te puso en la jaula, verdad? Pudo hablar con él, pedirle que
no te ate.
Hyde movió su cabeza a un lado, en una forma similar a la que
Mitch lo hacía. Era la primera similitud que Eden notaba entre ellos.
—Es más inteligente que eso. Él sabe lo que puedo hacer. —Movió
sus caderas hacia las de ella, frotándose contra su pelvis—. ¿Sabes lo
que puedo hacer?
Él enganchó su labio inferior entre sus dientes y tiró tan duro que
las lágrimas aparecieron en los ojos de Eden, el sabor metálico de la
sangre llenó su boca. Pero no lloró. No gritó. ¡Sí! Date una palmada en
la espalda, Eden. Rápido, antes de que te mate.
—Hablas demasiado.
¿Por qué no se rendía? ¿Lo hacía más fácil para él? Ella sabía
quién no era. Ya no era una pequeña chica asustadiza. No, tenía que
luchar.
—¡Déjame ir! ¡No sabes de lo que ella es capaz! ¡De lo que soy
capaz!
Mitch habría matado por conseguir una ducha. Pero tendría que
esperar. Los agentes de policía marchaban alrededor de su casa como
termitas, dirigidas por su rey —o reina, ¿no? Reina Landon. Sí, él amaría
si lo llamara así— después de que el 911 recibiera una desesperada
llamada de uno de los vecinos de Mitch sobre los violentos gritos que
venían de su hogar. Landon vagó por la casa, dejando a los otros
policías hacer su trabajo en la habitación de Hyde.
Mitch había ido abajo con Eden y los vio arreglar el daño que
Hyde y Jolie le habían infligido. Apenas había hablado con ella,
avergonzado de lo que había dejado que pasara. Todo ello. Cuando ya
no pudo soportar la forma en que ella lo miró, él subió las escaleras
para ver qué —si algo—habían descubierto los policías. No importaba
ahora. Nada importaba ahora. Si ellos apresaban su culo, solo sería una
celda de prisión diferente, así que a quién demonios le importaba ya.
—Esa es una buena jaula la que tienes ahí. —La voz de Landon
era cordial, tranquila, desagradable.
Incluso sabiendo aproximadamente dónde el detective estaba de
pie, Mitch se sorprendió cuando lo vio, a no más de dos metros de
distancia, recostado contra la pared. Y Mitch odiaba ser sorprendido.
También estaba demasiado cansado para reaccionar con más de un
momentáneo estremecimiento.
—¿Qué dijiste?
Su cuerpo se tensó.
Landon asintió.
—Declaración.
—Eso pensé. —El detective suspiró—. ¿Ahora qué sí sé quién es
ella? Sí, he terminado. No soy un maldito violador.
—¿Qué…?
Él sonrió.
Mitch se detuvo.
Pedazo de…
Ciervo. Mira las luces.35 Di algo. Di lo que sea. No tiene que ser
sarcástico. O incluso inteligente. ¡Solo di algo, maldita sea!
—No, no lo estoy.
—Sí, lo estás.
35Hace referencia a que se queda petrificado como un ciervo cuando está cruzando la
carretera y se encuentra con un auto.
Eden se dio la vuelta lentamente, tratando de ocultar su sonrisa,
mirando a través de sus pestañas.
—Sabes qué, bien. Tengo algunos sentimientos por ti. Algo como
amor, tal vez. —Se encogió de hombros—. No sé cómo llamarlos.
—Podemos…
—Ve a estar con Carter. Él, obviamente, te ama… casi murió por
ti, por el amor de la mierda. Ve a intentar hacer que eso funcione. Él
puede cuidar de ti.
—No quiero pasar mi vida sin saber quién soy. No puedo confiar
en mí mismo para estar contigo.
—Mitch, por favor. Tenemos una pista ahora. Una gran pista. Tal
vez una solución. No puedes rendirte.
—Tiene miedo.
—¿Qué?
—Tus ojos.
—¿Qué quieres?
—Se la llevaron.
Él se dio la vuelta.
—¿Qué dijiste?
Él gruñó:
Y si la lastimaban…
Les haría pagar. Incluso si tenía que dejar salir a la bestia para
hacerlo.
Yekyll