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Cumaná_EDO_Sucre
UNIDAD V
LENGUA GEOGRÁFICA
Diagnóstico diferencial
Las lesiones, que son histológicamente indistinguibles de la lengua geográfica,
también pueden ser diagnosticadas como síndrome de Reiter.
Al coexistir con fisuras en la lengua, hay que diferenciarla de la lengua escrotal.
Tratamiento
El tratamiento generalmente no es necesario y la lesión suele desaparecer por sí
sola, pero puede volver a ocurrir y puede migrar a otras áreas de la lengua. Si bien
no existe un tratamiento curativo, se suele aconsejar prestar atención a su higiene
durante el cepillado dental, y evitar los alimentos que exacerban el problema. Hay
pomadas de esteroides, que se pueden aplicar por vía tópica en los pacientes
sintomáticos. El acetónido de triancinolona, al 0,1%, puede aplicarse sobre la zona
afectada durante la noche. La quemazón también puede ser reducida por los
antihistamínicos. Dependiendo de la gravedad, se utilizan enjuagues bucales
anestésicos, analgésicos y suplementos de zinc.
CANDIDIASIS
Diagnóstico
El diagnóstico de una infección por levaduras se realiza ya sea a través de un
examen microscópico o urocultivos.
Para la identificación por microscopía óptica, un raspado o frotis de la zona
afectada se coloca en un portaobjetos de un microscopio. Luego se le añade a la
muestra una sola gota de solución de hidróxido de potasio (KOH) al 10%. El KOH
disuelve las células cutáneas pero deja las células Candida intactas, y permite la
visualización de pseudohifas y las células de la levadura en ciernes típico de
muchas especies de Candida.
Para el método de cultivo, un bastoncillo estéril se frota sobre la superficie de la
piel infectada. El bastoncillo se pasa luego por un medio de cultivo. El cultivo es
incubado a 37°C por varios días, lo que permite el desarrollo de las colonias de
levadura o bacterianas. Las características (la morfología y el color, por ejemplo)
de las colonias puede permitir el diagnóstico inicial del organismo que está
causando los síntomas de la enfermedad.
Un diagnóstico diferencial característico de la cándida con otras lesiones blancas
orales es que se elimina al raspado.
Tratamiento
El tratamiento de la candidiasis se basa en cuatro pilares:
Realización de un diagnóstico precoz y certero de la infección
Corrección de los factores facilitadores o de las enfermedades subyacentes
Determinación del tipo de infección candidiásica
Empleo de fármacos fungicidas apropiados
En el ámbito clínico, la candidiasis es comúnmente tratada con antimicóticos; los
medicamentos antimicóticos comúnmente usados para tratar la candidiasis
son clotrimazol tópico, nistatina tópica, fluconazol y ketoconazol tópico.
Por ejemplo, se ha informado que una dosis única de fluconazol (una tableta de
150mg por vía oral) es 90 por ciento eficaz en el tratamiento de una infección
vaginal por levaduras. Esta dosis es solamente eficaz para las infecciones
vaginales por levaduras; otros tipos de infecciones por levaduras podrían requerir
diferentes dosis. En infecciones graves, se podría utilizar anfotericina
B, caspofungina o voriconazol. Los tratamientos locales pueden
incluir supositorios vaginales o duchas vaginales medicadas. Se puede
utilizar violeta de genciana para la lactancia materna con candidiasis, pero cuando
se utiliza en grandes cantidades este puede causar ulceraciones en la boca y la
garganta de los lactantes, y se ha relacionado con el cáncer de boca en los seres
humanos y el cáncer en el tracto digestivo de otros animales.
No es recomendado utilizar el enjuague bucal de gluconato de clorhexidina para
tratar la candidiasis, pero es efectivo como profilaxis; el enjuague con dióxido de
cloro tiene una efectividad similar contra la Candida in vitro.
C. albicans puede desarrollar resistencia contra los fármacos antimicóticos. Las
infecciones recurrentes pueden ser tratadas con otros antimicóticos, pero también
se podría desarrollar una resistencia contra estos otros agentes antimicóticos. Las
resistencias a los agentes antimicóticos y antimicrobiales en general se pueden
aumentar en presencia de metales pesados como el mercurio, por lo que una
candidiasis resistente a los antimicrobiales puede interpretarse como un síntoma
compatible con un posible envenenamiento por mercurio. Las resistencias a los
antimicrobiales y a los metales pesados suelen coincidir en los mismos plásmidos,
lo que explica la resistencia de las cándidas a ambos factores.
PAROTIDITIS
Diagnóstico
Las paperas son diagnosticadas clínicamente basadas en la clásica inflamación
de las glándulas parotídeas. Esta inflamación puede ser uni- o bilateral, aunque
cada vez es más frecuente encontrar casos en los que no está presente la
inflamación de la parótida en todos los pacientes aquejados de paperas. Por otra
parte, este síntoma puede estar presente en las infecciones por otros virus, por lo
que se hace indispensable el diagnóstico diferencial en el laboratorio.
El diagnóstico de laboratorio ha sido clásicamente basado en la detección de
IgM específica. Sin embargo, la sensibilidad de este marcador de diagnóstico
disminuye drásticamente para el diagnóstico de la infección en los pacientes
vacunados, que es la situación más frecuente en países con alta cobertura de
vacunación. En consecuencia, en la actualidad, el diagnóstico de laboratorio debe
complementarse con técnicas de detección viral directo como el aislamiento del
virus en cultivo celular o la detección de ácidos nucleicos mediante la técnica
de reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR). Al igual que ocurre con la
inflamación de las glándulas salivales, la amilasa sérica suele ser elevada. Una
elevación en la lipasa sérica suele ser indicio de una pancreatitis.
Tratamiento
No existe un tratamiento que sea efectivo para curar la enfermedad. Se basa
únicamente en la mejora de los síntomas, hasta que se cumpla la historia natural
de la enfermedad. Entre las medidas generales, es necesario aislar al enfermo,
para evitar mayor incidencia de casos, reposo durante el periodo febril y
proporcionar a la persona afectada medicamentos para disminuir
la sintomatología. Por ejemplo, la aplicación de compresas frías o calientes en el
área del cuello y el uso de acetaminofén pueden ayudar a aliviar el dolor. No se
debe dar aspirina a los niños con enfermedad viral debido al riesgo del síndrome
de Reye.
Los casos que requieren principal cuidado y vigilancia son los siguientes:
En caso de meningitis, únicamente se emplea tratamiento sintomático. Al
ser esta una meningitis aséptica, los antibióticos no ofrecen mayor ventaja.
Es necesario monitorizar las funciones vitales, prevenir el edema cerebral y
mantener la vía aérea permeable.
En la orquitis debe suspenderse el escroto sobre un aditamento
(suspensorio) de manera que los testículos no estén colgando. En los casos
que cursen con dolor muy intenso, se puede emplear codeína o petidina, o
un bloqueo local con procaína inyectada en el cordón espermático. En
ciertas situaciones incide sobre la túnica del saco escrotal para mejorar el
edema y el dolor.
En la pancreatitis se recomienda vigilancia estrecha de las constantes
vitales, mantenimiento del equilibrio ácido-base y la hidratación parenteral,
aunada al ayuno.
En el caso de la parotiditis infecciosa, las medidas preventivas están destinadas
a los adolescentes para evitar las complicaciones testiculares, y a los niños
desnutridos y susceptibles.
CANCER DE BOCA
Diagnóstico
Un examen de la boca por parte de un profesional de la salud capacitado o
un dentista le mostrará lesiones visibles y en algunos casos palpables en uno de
los labios, la lengua y otras áreas en la boca. A medida que el tumor crece, puede
volverse ulcerativo y comenzar a sangrar. Si el cáncer avanza sobre la lengua, el
individuo puede experimentar dificultades del habla, en la masticación o al tragar.
El único método para determinar si una lesión es cancerosa, es por medio de
una biopsia y la evaluación microscópica de las células extraídas de la lesión.
Tratamiento
El tratamiento específico para el cáncer oral será determinado por su médico
basándose en:
La edad, su estado general de salud y su historia médica.
Cómo de avanzada está la enfermedad.
Su tolerancia a ciertos medicamentos, procedimientos o terapias.
Sus expectativas para la trayectoria de la enfermedad.
Su opinión o preferencia.
Usualmente se recomienda la escisión del tumor, si es de pequeño tamaño y si
la cirugía tendrá un resultado funcional satisfactorio. La terapia con radiación suele
emplearse junto con la cirugía, o como un tratamiento radical definitivo,
especialmente si el tumor es inoperable.
Las nuevas clases de terapias propuestas, para tratar el cáncer de la boca,
están dirigidas directamente a las células cancerosas, o bien tienen como objetivo
estimular el propio sistema inmunológico del cuerpo.
Debido a la naturaleza vital de las estructuras de la cabeza y cuello, las
operaciones de tumores de mayor tamaño pueden ser técnicamente exhaustivas.
La cirugía de reconstrucción puede ser requerida para completar los resultados
funcionales y cosméticos comprometidos por razón de una terapia invasiva. Por lo
general incluyen trasplantes de hueso y de piel, de ordinario del antebrazo, para
ayudar a reconstruir las estructuras extraídas durante la remoción del cáncer.
Los índices de supervivencia del cáncer oral dependen del sitio preciso y el
estadio del cáncer para el momento del diagnóstico. Por lo general, la
supervivencia se sitúa cerca de los 5 años cuando se consideran todos los
estadios de diagnóstico iniciales. La supervivencia del estadio 1 se acerca al 90%,
por lo que se amerita un énfasis en la detección temprana para mejorar los
pronósticos de vida del paciente.
MUCOCELE
Diagnóstico
El diagnóstico de una masa en el cuello, debe venir apoyado por estudios de
imagen específicos —como la ortopantomografía— así como TAC o resonancia
magnética nuclear y una biopsia por aspiración. El diagnóstico diferencial de
lesiones quísticas y masas de la región sublingual que pueden ser de origen
congénito —quiste epidermoide, tirogloso y braquial— o de origen adquirido—
sialocele, ránula, abscesos y degeneraciones quísticas. Sólo con la clínica, puede
resultar imposible distinguir entre las varias tumefacciones, por ejemplo, entre un
mucocele y una ránula. Otros tumores, como el tumor de Warthin, rara vez se
presenta a nivel submaxilar.
La posibilidad de establecer un diagnóstico diferencial con una tomografía, está
fundamentada en la densidad relativa de la lesión, debido a que muchos tumores
epiteliales se presentan con densidades radiológicas homogéneas y muy similares
a las de los músculos. Otros tumores presentarán áreas
de necrosis y/o calcificación.
Histología
Bajo el microscopio, los mucocele tienen la apariencia de tejido granular que
rodea la mucina. Debido a que concomitantemente se acompaña de inflamación,
usualmente se visualizan neutrófilos e histiocitos.
Tratamiento
Los mucoceles son hiperplasia de los tejidos blandos bucales producidas con
bastante frecuencia, y algunos casos se resuelven espontáneamente sin
intervención, después de un corto tiempo. Otros tienden a permanecer
crónicamente y son los que requieren remoción quirúrgica. Pueden ocurrir
recurrencias, en cuyo caso se remueve la glándula afectada como medida
preventiva. Para remover un mucocele se usan diversas técnicas quirúrgicas,
entre ellas el láser y otras técnicas mínimamente invasivas, lo que reduce
drásticamente el tiempo de recuperación, y tras los tiempos de pos operatorios
pueden ser totalmente sin riesgo alguno. Evite morderlo, presionarlo.
TUMOR DE WATHING
Tratamiento
La mayoría de los tumores de Warthin son intervenidos quirúrgicamente. La
recurrencia es muy infrecuente, apareciendo entre un 6-12% de los casos. El
tumor de Warthin tiene una muy remota posibilidad de que se torne maligno.
Ocasionalmente puede estar presente junto con un adenoma pleomórfico o incluso
junto a un carcinoma epidermoide.
CALCULO DE GANDULA SALIVAL
Tratamiento
En algunos casos, el cálculo se expulsa espontáneamente y no es necesario
tratamiento; sin embargo, casi siempre es preciso realizar una operación menor
para extraer el cálculo. Antes de una intervención quirúrgica se recomienda la
toma de alimentos ácidos que provoquen salivación excesiva para ayudar a la
expulsión de los cálculos y simultáneamente aplicar masajes directos sobre las
glándulas. Se recomienda también la ingesta de al menos 2 litros de agua diarios.
Aunque no está clara la causa de esta enfermedad, algunas personas
recomiendan evitar el consumo de alimentos lácteos.
PERIDIONTITIS
Diagnóstico
El sondeo periodontal es la primera opción para la evaluación de los tejidos
periodontales. Los cambios de coloración, tamaño o consistencia de la encía son
referencias importantes de alteración gingival. El sangrado espontáneo o durante
el cepillado es una señal de alerta cuando está presente la enfermedad. La
movilidad y migración dental, el mal aliento, dolor al masticar, abscesos o
sangrados abundantes son características que pueden aparecer en estados
avanzados de periodontitis.
La periodontitis no se contagia por dar un beso, por beber del mismo vaso o por
medio de la saliva. Al principio puede manifestarse por una ligera inflamación
gingival, con sangrado discreto de las encías al cepillarse los dientes y un cierto
grado de tumefacción y enrojecimiento de las encías.
Su diagnóstico precoz contribuye a un mejor pronóstico ya que es condición
necesaria para frenar su evolución cuanto antes.
El signo principal es la formación de una bolsa periodontal por pérdida de
inserción y la forma de medirlo es por medio de la sonda periodontal. Este
procedimiento de periodotología se llama sondaje periodontal y los dentistas
obtienen con él la profundidad de sondaje que sirve para medir la afectación que
la enfermedad periodontal y la destrucción de hueso que esta ha provocado. Los
valores obtenidos con el sondaje de diagnóstico periodontal servirán de referencia
en los mantenimientos periodontales que se deberán realizar cada 3 o 4 meses
por el periodontólogo o periodoncista.
Fumar es uno de los factores de riesgo más importantes relacionados con el
desarrollo de la periodontitis. Por otra parte, el hábito de fumar o usar productos
de tabaco puede disminuir el efecto de algunos tratamientos, además de
enmascarar la enfermedad, ya que disminuye el sangrado.
Tratamiento
Consiste en la eliminación de los biofilms bacterianos mediante diferentes
estrategias de tratamiento:
Mecánico: Se debe instruir al paciente las técnicas de cepillado adecuada a
sus necesidades, realizar raspado coronal o eliminación de placa y cálculos
supragingivales, raspado y alisado radicular para el desbridamiento de las
bolsas periodontales y la terapia de mantenimiento para el control a largo plazo
de las enfermedades periodontales.
Antibiótico: Debe estar auxiliado por el cultivo bacteriano y el antibiograma.
Debe tenerse en cuenta que el antibiótico de elección debe tener un amplio
espectro de actividad que asegure la cobertura de patógenos aeróbicos y
anaeróbicos. La amoxicilina junto con el ácido clavulánico a dosis altas puede
considerarse una buena elección de tratamiento antiinfeccioso. No sustituye al
tratamiento mecánico, sino que sirve de adyuvante.
Quirúrgico: En casos graves en los que la profundidad de las bolsas limitan la
visibilidad y acceso, está indicada la terapia quirúrgica. El desbridamiento con
colgajo para las bolsas profundas es el tratamiento básico. Si es necesario se
hace osteoplastia y ostectomía para que la anatomía del hueso sea compatible
con la salud periodontal. La cirugía periodontal regenerativa es una modalidad
contemporánea para el manejo quirúrgico de los defectos periodontales.
Existen diferentes modalidades para la regeneración periodontal. Unas de las
técnicas utilizadas son la regeneración tisular guiada, en la cual se usan
materiales de injerto y membranas; otra técnica es el uso de proteínas de la
matriz del esmalte o el uso de plasma rico en factores de crecimiento. Estos
tratamientos están indicados una vez que se ha eliminado la mayor cantidad de
bacterias posibles.
Químico: En algunos casos es necesario el uso de antisépticos como
enjugues con digluconato de clorhexidina al 0,12 % para el control bacteriano y
como coadyuvante en el tratamiento mecánico.
HERNIA DE HIATO
Diagnóstico
El diagnóstico de una hernia hiatal comienza con el examen físico por razón de
la sintomatología. Los estudios radiográficos —las radiografías de abdomen con
contraste— y estudios endoscópicos —la endoscopia digestiva (observación
directa del esófago y estómago con un tubo flexible de fibra óptica)— demuestran
la hernia hiatal y ayudan a descartar otras causas de molestias digestivas altas.
Tratamiento
En la mayor parte de los casos los pacientes con hernias hiatales —tanto
deslizantes como paraesofágicas— no sufren mayor incomodidad, por lo que no
se amerita tratamiento. Sin embargo, cuando la hernia es voluminosa o cuando es
una hernia paraesofágica complicada con estrangulación, ulceración, hemorragia
o perforación del estómago herniado, pueden aparecer síntomas que requieren
intervención médica. Los pacientes con síntomas deben elevar las cabeceras de
sus camas para evitar seguir acostados inmediatamente después de comer o
agacharse justo después de una comida.
Si la herniación es secundaria al estrés, deben aplicarse al paciente técnicas de
reducción de estrés. Si hay sobrepeso, se deben indicar técnicas para pérdida de
peso. Si bien se recomiendan en ocasiones fármacos que neutralizan la acidez del
estómago, no se deben tomar medicamentos que reduzcan la presión del esfínter
esofágico inferior. Igualmente, los pacientes fumadores deben considerar dejar de
hacerlo.
DESARROLLO DE MOLLARY WISS
Diagnóstico
El diagnóstico definitivo se realiza con una endoscopía y rara vez es
demostrable por radiología de rutina, aunque puede demostrarse con
una angiografía después de una inyección de una sustancia de contraste.
Tratamiento
En la mayoría de los casos, la hemorragia se detiene espontáneamente después
de 24-48 horas y se espera una cicatrización en aproximadamente 10 días. El
tratamiento quirúrgico y/o la endoscopía es a veces requerido para suturar o ligar
una arteria sangrante.
El tratamiento es normalmente efectivo, pero si la hemorragia persiste puede
que sea necesaria una transfusión sanguínea o de hemoderivados. La terapia
puede incluir cauterización, fotocoagulación endoscópica o inyección
de epinefrina para detener la hemorragia durante el proceso de la endoscopía.
Muy raramente se requiere la embolización de las arterias que proveen irrigación a
la zona afectada con la finalidad de poner fin a la hemorragia.
SINDROME DE BOERHAAVE
Tratamiento
El tratamiento del síndrome de Boerhaave incluye la administración inmediata
de antibióticos para prevenir una mediastinitis o sepsis, la reparación quirúrgica de
la perforación y, si se acompaña de pérdidas importantes de líquido, se debe
administrar terapia intravenosa debido a que la perforación imposibilita la
rehidratación oral.
DISPEPSIA
Diagnóstico
Ni la impresión clínica del médico, ni los síntomas, ni los antecedentes, ni los
factores de riesgo, ni los datos demográficos del paciente permiten distinguir entre
una dispepsia secundaria a una enfermedad orgánica y una dispepsia funcional.
El diagnóstico inicial de dispepsia puede hacerse utilizando los criterios de Roma
IV, que permiten establecer el diagnóstico de dispepsia funcional si están
presentes los siguientes síntomas: plenitud posprandial, saciedad temprana, dolor
epigástrico, o ardor epigástrico; descartando una enfermedad orgánica mediante
una endoscopia gastrointestinal alta que pueda explicarlos. En la práctica diaria,
los médicos limitan la realización de la endoscopia a determinados casos
concretos, siguiendo directrices clínicas basadas en la edad, la presencia de
síntomas de alarma de malignidad y costo-efectividad. Una revisión de 2018
concluye que estos criterios están sustentados en evidencias de baja o, como
mucho, moderadas calidad.
Pruebas de laboratorio
En pacientes menores de 60 años, en los cuales el cáncer gástrico es raro, se
pueden solicitar exámenes de laboratorio para el diagnóstico de infección
por Helicobacter pylori.
En pacientes mayores de 60 años se deben incluir laboratorios de biometría
hemática, electrolitos, enzimas hepáticas, calcio y pruebas de función tiroidea.
Endoscopia
La endoscopia gastrointestinal alta es el estudio de elección para poder
diagnosticar enfermedades que causan dispepsia. En ella puede
encontrarse úlcera duodenal, esofagitis erosiva, enfermedad celíaca o cáncer
gástrico, entre otras patologías.
Las guías clínicas internacionales limitan su realización por criterios de costo-
efectividad a personas mayores de 55 o 60 años con riesgo de cáncer gástrico, en
sujetos menores de esta edad que tengan signos de alarma relacionados con
sospecha de cáncer y en toda persona de cualquier edad cuyos síntomas no
respondan al tratamiento inicial.
Cuando se realiza una endoscopia se debe considerar la toma de muestras,
puesto que es prioritario obtener la mayor información posible durante el
procedimiento. Las biopsias sirven para establecer el diagnóstico definitivo en
algunos pacientes y para proporcionar información adicional en otros casos. Los
criterios incluyen coger biopsias de cuerpo y antro gástrico para detección
de Helicobacter pylori, considerar la obtención de biopsias duodenales y no tomar
muestras de forma sistemática en el esófago. Sin la toma de biopsias duodenales
y su estudio histológico, no es posible identificar la mayor parte de casos de
celiaquía, pues en muchos pacientes la mucosa intestinal parece normal a simple
vista.
Diagnóstico diferencial
Debe de diferenciarse de enfermedad por reflujo gastroesofágico, colelitiasis,
gastropatía diabética, enfermedad celíaca, sensibilidad al gluten no
celíaca, alergia a las proteínas de la leche, entre otros.
Tratamiento
Tratamiento empírico
El tratamiento empírico con inhibidores de la bomba de protones se recomienda
en pacientes menores de 60 años y en quienes no tienen signos de alarma que
tienen una prueba negativa para Helicobacter pylori.
Para pacientes con una prueba positiva para H. pylori, el tratamiento
antimicrobiano mejora la dispepsia secundaria por úlcera gástrica y en menor
medida (menos del 10 %) la dispepsia funcional. Aquellos que continúan con
síntomas de dispepsia posterior a la erradicación de H. pylori pueden recibir
tratamiento antisecretor.
Tratamiento para la dispepsia funcional
En la práctica clínica se usan a menudo proquinéticos como la domperidona,
la cisaprida, la eritromicina y la metoclopramida; sin embargo, sus efectos son
limitados y los efectos adversos han restringido su uso.
El tratamiento con inhibidores de la bomba de protones puede beneficiar hasta al
10 % de los pacientes.
Las reacciones a alimentos pueden causar o empeorar los síntomas. Debido a la
asociación de la dispepsia con la sensibilidad al gluten no celíaca, el tratamiento
dietético puede ser beneficioso. La dieta sin gluten, seguida durante 18 meses, en
personas con síntomas de dispepsia y endoscopia dentro de la normalidad, ha
demostrado un alivio de los síntomas en el 92 % de los pacientes.
La rifaximina ha demostrado ser efectiva en hasta en un 79 % de personas. Su
efecto podría estar relacionado con su impacto sobre la flora intestinal.
Los antidepresivos tricíclicos pueden ayudar a la mejoría al moderar la
sensibilidad visceral aferente, sobre todo en quienes el principal síntoma es el
dolor epigástrico.
El uso de complejos multienzimáticos,
con amilasa, proteasa, celulasa, lactasa y lipasa, puede ayudar en el alivio
sintomático de la dispepsia funcional.
GASTRITIS
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza por medio de la endoscopia del aparato digestivo
superior. En el examen histopatológico de los tejidos se observa infiltración
de leucocitos polimorfonucleares.
Tratamiento
El tratamiento depende de la causa de la gastritis. Se debe buscar asistencia
médica si los síntomas de gastritis son persistentes o cuando se presenta vómito
con sangre o deposición sanguinolenta.
Para la gastritis crónica causada por infección por Helicobacter pylori, se
utiliza la terapia con antibióticos.
Los antiácidos u otros medicamentos inhibidores de la secreción ácida,
entre ellos la ranitidina (antagonistas de receptores H2) y
el omeprazol (inhibidor de la bomba de protones), por lo general eliminan
los síntomas y favorecen la curación. Sin embargo estos medicamentos no
están exentos de efectos secundarios y deben utilizarse únicamente con
asesoramiento médico y durante periodos de tiempo controlados, salvo
circunstancias especiales.
La anemia perniciosa que es provocada por la gastritis se trata con vitamina
B12.
Se deben suspender los medicamentos que se sabe son causantes de
gastritis, como la aspirina (ácido acetilsalicílico) o los AINE
(antiinflamatorios no esteroideos).
Mientras haya síntomas, se debe llevar una dieta blanda exenta de
estimulantes e irritantes para evitar que se agrave el cuadro hasta que haya
sanado.
CANCER DE ESTÓMAGO
Diagnóstico
Para encontrar la causa de los síntomas, se comienza con el historial médico del
paciente y un examen físico, complementado con estudios de laboratorio. El
paciente puede tener que realizar también uno o más de los exámenes siguientes:
Análisis de sangre fecal oculta, no es enteramente útil, pues un resultado
negativo no indica nada y un resultado positivo está presente en un gran
número de condiciones además del cáncer gástrico.
Examen gastroscópico.
Análisis del tejido fino anormal visto en un examen con el gastroscopio hecho
en una biopsia por el cirujano o el gastroenterólogo. Este tejido fino se envía
después a un patólogo para el examen histológico bajo un microscopio para
saber si hay presencia de células cancerosas. Una biopsia, con análisis
histológico subsecuente, es la única manera segura de confirmar la presencia
de células cancerígenas.
Un trastorno de hiperplasia de la piel, con frecuencia en la axila y la ingle,
conocido como acantosis nigricans, más frecuente en personas obesas, puede ser
parte de un síndrome paraneoplásico. Si bien su asociación con el cáncer gástrico
es lejana puede generar la necesidad de estudios gástricos para descartar cáncer
del estómago.
Tratamiento
El tratamiento se adapta para abarcar las necesidades individuales de cada
paciente y depende generalmente del tamaño, de la localización y del grado del
tumor, de la etapa de la enfermedad, de la salud general del paciente y de otros
factores.
Se hace importante que los pacientes con cáncer aprendan sobre su
enfermedad y las opciones de tratamiento para que, de esta forma, puedan tomar
parte activa en decisiones sobre su asistencia médica. El especialista es la mejor
persona para contestar a preguntas sobre diagnosis y planes de tratamiento.
Métodos de tratamiento
El cáncer del estómago es difícil de curar a menos que se encuentre en fases
tempranas (antes de que haya comenzado a diseminarse). Desafortunadamente,
ya que el cáncer temprano de estómago causa pocos síntomas, la enfermedad se
detecta generalmente cuando se encuentra ya en etapas avanzadas, salvo en
países como Japón donde el 60 % de los cánceres operados corresponden a
carcinomas incipientes. Sin embargo, el cáncer avanzado de estómago puede ser
tratado y sus síntomas eliminados. Las medidas terapéuticas tradicionales para el
cáncer del estómago incluyen la cirugía (cuando sea rentable la escisión de todas
las células malignas), radiación ionizante (electromagnéticas o por partículas para
producir una destrucción tisular) y quimioterapia (la utilización de fármacos para el
tratamiento del cáncer). Los nuevos procedimientos en el tratamiento, tales como
terapia biológica y maneras mejoradas de usar los métodos actuales se están
estudiando en ensayos clínicos. Un paciente puede tener un único tratamiento o
una combinación de tratamientos.
Los ensayos clínicos para encontrar las mejores maneras de utilizar la
quimioterapia para tratar el cáncer del estómago están en proceso. Los científicos
están explorando las ventajas de dar la quimioterapia antes de que cirugía para
contraer el tumor, o como terapia ayudante después de la cirugía para destruir las
posibles células de cáncer restantes. El tratamiento de la combinación con
radioterapia de la quimioterapia está también bajo estudio. Los doctores están
probando un tratamiento en el que las drogas anticáncer se pongan directamente
en el abdomen (quimioterapia intraperitoneal). La quimioterapia también se está
estudiando como tratamiento para el cáncer que se ha separado, y como manera
de relevar los síntomas de la enfermedad.
Terapia endoscópica
El carcinoma gástrico incipiente puede ser tratado exitosamente por vía
endoscópica. Existen dos técnicas disponibles: la mucosectomía y la resección
endoscópica submucosa.
Cirugía
La cirugía es el tratamiento más común para el cáncer del estómago, una
operación llamada gastrectomía. El cirujano quita parte afectada o todo el
estómago, así como algo del tejido fino alrededor de él. Después de una
gastrectomía parcial, se anastomosa la parte restante del estómago que no ha
sido extirpada con el esófago o el intestino delgado. Después de una gastrectomía
total, el doctor conecta el esófago directamente con el intestino delgado. Debido a
que el cáncer puede separarse a través del sistema linfático, los ganglios linfáticos
cerca del tumor se extirpan, por lo general durante la misma cirugía de modo que
el patólogo pueda comprobarlos para saber si hay células de cáncer en ellos. Si
las células de cáncer están en los linfáticos, la enfermedad puede haberse
separado a otras partes del cuerpo. El margen quirúrgico, es decir, la cantidad de
tejido que debe ser removido alrededor de la zona afectada por el cáncer gástrico,
es de 5 cm de tejido normal.
La cirugía digestiva es una cirugía importante. Luego de la cirugía, las
actividades se limitan para permitir que ocurra la curación. Los primeros días
después de la cirugía, se alimenta al paciente intravenosamente (a través de
una vena). Después de varios días, la mayoría de los pacientes están listos para
los líquidos, seguido por alimentos suaves, y entonces alimentos sólidos. Los que
le han removido el estómago completamente se le hace imposible digerir
la vitamina B12, que es necesaria para la sangre y los nervios, así que se le
administran inyecciones regulares de esta vitamina. Los pacientes pueden tener
dificultad temporal o permanente para digerir ciertos alimentos, y pueden necesitar
cambiar su dieta. Algunos pacientes de cirugía digestiva necesitarán seguir
una dieta especial durante algunas semanas o meses, mientras que otros
necesitarán hacer una modificación permanente en sus dietas. El profesional de
salud o un nutricionista (especialista de la nutrición) explicará cualquier cambio
dietético necesario.
Algunos pacientes después de la gastrectomía presentan calambres, náusea,
diarrea, y vértigos poco después de comer porque el alimento y el líquido entran
en el intestino delgado muy rápido y sin haber sido digeridos. Este grupo de
síntomas se llama el síndrome de descarga.Los alimentos que contienen altas
cantidades de azúcar a menudo hacen que los síntomas empeoren. El síndrome
de descarga puede ser tratado cambiando la dieta del paciente. Se pueden
manejar los síntomas al comer varias comidas pequeñas a través del día, evitar
los alimentos que contienen azúcar, y comer alimentos altos en proteína. Para
reducir la cantidad de líquidos que entre en el intestino delgado, se instruye a los
pacientes generalmente, que no beban en las comidas. Ciertos medicamentos
también puede ayudar a controlar el síndrome de descarga. Los síntomas
desaparecen generalmente en 3 a 12 meses, pero pueden ser permanentes.
Después de la cirugía digestiva, se presentan malestares estomacales causados
por la bilis. En ningún caso se debe dejar de comer ya que la bilis hay que
expulsarla. Es recomendable comer menos cantidad, pero nunca dejar de comer.
Quimioterapia
La quimioterapia es el uso de fármacos para matar las células cancerosas. Este
tipo de tratamiento se llama terapia sistémica porque los fármacos se incorporan
en la circulación sanguínea y recorren todo el cuerpo.
La mayoría de los fármacos anticáncer son dados mediante inyección; algunos
se toman por vía oral. El doctor puede utilizar fármacos o una combinación de
fármacos. La quimioterapia se da en ciclos: un período del tratamiento seguido por
un período de recuperación, después otro tratamiento, y así sucesivamente. La
quimioterapia, generalmente no requiere hospitalización, sin embargo,
dependiendo de qué fármacos se usen y la salud general del paciente, puede ser
necesaria una estancia corta en el hospital.
Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen principalmente de los
fármacos que el paciente recibe. Como con cualquier otro tipo de tratamiento, los
efectos secundarios también varían de una persona a otra. En los medicamentos
generales, anticáncer afecta las células que se dividen rápidamente. Estos
incluyen las células de la sangre, que atacan infecciones, ayudan a la sangre para
coagulación (coagular), o llevan el oxígeno a todas las partes del cuerpo. Cuando
las células de sangre son afectadas por los fármacos, los pacientes son más
propensos a infecciones, pueden contusionar o sangrar fácilmente, y pueden tener
menos energía. Las células en las raíces del cabello, así como las células que
delimitan la zona digestiva también se dividen rápidamente y son afectados en las
quimioterapias. Como resultado de la quimioterapia, los pacientes pueden tener
efectos secundarios tales como pérdida de apetito, náusea, vómito, alopecia
(pérdida del cabello), o de dolores en la boca. Para algunos pacientes, el doctor
puede prescribir la medicina para ayudar con los efectos secundarios,
especialmente con la náusea y el vómito. Estos efectos por lo general se alivian
gradualmente durante el período de la recuperación entre los tratamientos o
después de que los tratamientos paren por completo.
Radioterapia
La radioterapia consiste en el uso de radiación ionizante rayos de gran energía
para dañar las células del cáncer e inhibir su crecimiento. Como en la cirugía, es
una terapia localizada; la radiación puede afectar las células cancerosas
solamente en el área tratada. La radioterapia se da a veces después de la cirugía
para destruir las células de cáncer que puedan permanecer en el área de la
operación. Los investigadores están llevando a cabo ensayos clínicos para
descubrir si es bueno dar radioterapia durante la cirugía (radioterapia
intraoperativa). La radioterapia se puede utilizar también para quitar el dolor o la
obstrucción.
El paciente va al hospital o a la clínica cada día para recibir radioterapia. Los
tratamientos se dan generalmente 5 días a la semana durante 5 a 6 semanas. Los
pacientes que reciben la radiación al abdomen pueden experimentar náuseas,
vómito, y diarrea. El doctor puede prescribir la medicina o sugerir cambios
dietéticos para aliviar estos problemas. La piel en el área tratada puede llegar a
ser roja, seca, blanda, e irritada. Los pacientes deben evitar usar las ropas que
causen fricción; las ropas de algodón de textura suave son generalmente las
mejores. Es importante que los pacientes tengan cuidado de su piel durante el
tratamiento, pero no deben utilizar lociones sin consultar con su profesional de
salud.
Los pacientes pueden llegar a estar muy cansados durante la radioterapia,
especialmente en las semanas últimas del tratamiento. La reclinación es
importante, pero los doctores aconsejan generalmente a los pacientes que
intenten permanecer tan activos como puedan.
Terapia biológica
La terapia biológica, (también llamada inmunoterapia) es una forma de
tratamiento que ayuda al sistema inmune del cuerpo a atacar y a destruir las
células cancerosas; puede también ayudar al cuerpo a recuperarse de algunos de
los efectos secundarios del tratamiento. En ensayos clínicos, se está estudiando la
terapia biológica conjuntamente con otros tratamientos para intentar prevenir una
reaparición del cáncer de estómago en pacientes tratados. Otro uso de la terapia
biológica es que los pacientes que tengan recuentos bajos de las células
sanguíneas o después de la quimioterapia puedan recibir factores de crecimiento
que estimulen al cuerpo para ayudar a restaurar los niveles de las células
sanguíneas. Los pacientes pueden necesitar hospitalización mientras reciben
algunos tipos de terapia biológica.
Los efectos secundarios de la terapia biológica varían con el tipo de tratamiento.
Algunas causan síntomas gripales, tales como escalofríos, fiebre, debilidad,
náuseas, vómitos, y diarrea. Los pacientes presentan a veces una erupción
cutánea, y pueden tener moretones o sangrar fácilmente. Estos problemas pueden
ser severos, y los pacientes pueden necesitar permanecer en el hospital durante el
tratamiento.
Nutrición para los pacientes del cáncer
Es a veces difícil comer bien para los pacientes que hayan sido tratados contra
el cáncer de estómago. El cáncer causa a menudo la pérdida de apetito, lo cual es
entendible en quienes tengan el estómago afectado o recién operado y que
además tengan náusea, vómitos, dolores en la boca, o el síndrome que descarga.
Los pacientes que han tenido cirugía del estómago pueden recuperarse por
completo después de comer solamente una cantidad pequeña de alimento a la vez
y en varias oportunidades en el día. Para algunos pacientes, el gusto del alimento
cambia. No obstante, la buena nutrición es importante. El comer bien significa
conseguir bastante energía y proteína del alimento para ayudar a prevenir la
pérdida del peso, fuerza en la recuperación, y reconstruir tejidos finos normales.
Vía Oral
El método de primera elección para el apoyo nutricional de estos pacientes es la
vía oral, realizando las modificaciones dietéticas requeridas de acuerdo a la
sintomatología y condición del paciente. Una nutrición adecuada puede mejorar la
evolución clínica y la calidad de vida del paciente oncológico.
Vía Enteral
Cuando el paciente no logra cubrir sus requerimientos por vía oral, sea porque
no puede o no debe utilizarla, es necesario recurrir a otra vía de alimentación.
Vía Endovenosa
La nutrición endovenosa o comúnmente llamada nutrición parenteral total (NPT)
puede indicarse en los pacientes oncológicos que no deben o pueden utilizar la vía
oral o enteral como aquellos con obstrucción, náusea y vómito incoercible,
síndrome de intestino corto o íleo, diarrea o mala absorción grave, etc.
Efectos secundarios del tratamiento
Es difícil delimitar los efectos de la terapia para que solamente destruyan células
de cáncer, pues las células y los tejidos sanos también se dañan, por lo que el
tratamiento suele causar efectos secundarios desagradables.
Estos efectos secundarios son diferentes para cada persona, y pueden incluso
ser diferentes a partir de un tratamiento al siguiente. Los doctores intentan planear
el tratamiento de las maneras que guardan efectos secundarios a un mínimo;
pueden ayudar con cualquier problema que ocurra. Por esta razón, es muy
importante dar a conocer al doctor cualquier problema durante o después del
tratamiento. Es recomendable que si durante el tratamiento, la persona a tratar
comienza a sentir otros síntomas, se deberá suspender el mismo y verificar lo que
sucede ya que esta persona puede estar sufriendo un efecto secundario.
ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL
Diagnóstico
En general, se puede decir que en su diagnóstico, lo más importante son los
síntomas que el paciente refiere. En función de ellos, el médico solicitará una serie
de pruebas que suelen incluir análisis de heces y de sangre, algún tipo
de radiografía o prueba de imagen (tomografía, resonancia magnética)
y endoscopia.
Tratamiento
Una y otra tienen un tratamiento farmacológico, pero en ambas es importante el
apoyo personal, social y familiar al paciente, así como una alimentación adecuada.
No existen, desgraciadamente, dietas ni remedios milagrosos, y no hay nadie que
hoy por hoy pueda hablar seriamente de que estas enfermedades sean curables.
Aquellas personas que están tomando altas dosis de medicamentos que deprimen
el sistema inmunitario, como los corticoides e inmunomoduladores, deben ser
conscientes de algunos problemas potenciales. Aquellas personas que están
siendo tratadas con inmunomoduladores deberían evitar aquellas vacunas
fabricadas a partir de virus vivos y muertos. Cuando se administra una vacuna,
esta estimula la producción de anticuerpos por parte del sistema inmunitario.
Las modificaciones en la dieta pueden tener un efecto beneficioso sobre los
síntomas de la enfermedad, si bien hasta la fecha no se han realizado suficientes
estudios y no se ha demostrado que consigan eliminar la inflamación intestinal.
Las dos dietas que han demostrado mayor eficacia son la dieta sin gluten y la
dieta baja en FODMAP, en combinación con el tratamiento farmacológico. En
personas con malabsorción grave y marcada pérdida de peso, la suplementación
mediante nutrición enteral puede ser beneficiosa.
COLITIS ULCEROSA
Diagnóstico y evaluación
Su edad de presentación típica es antes de los primeros 40 años de vida; sin
embargo, se ha llegado a establecer el diagnóstico en personas de edad
avanzada.
La manifestación más típica es la aparición de sangrado rectal o de
una hemorragia digestiva baja que suele ser intermitente. Además se puede
observar presencia de pus en las heces (debido a la inflamación de la mucosa) o
incluso de moco. El color de la sangre es determinante: cuanto más oscura la
afección puede haber interesado un tracto mayor de colon. En los casos en los
que el sangrado sea profuso habrá que recurrir a transfusiones sanguíneas para
corregir la anemia derivada de la pérdida de sangre. Además suele producir en el
paciente dolor abdominal cólico, generalmente en hipogastrio y flancos, junto
con tenesmo, fiebre, diarrea, y taquicardia. No tienen por qué aparecer todos de
manera simultánea, pero son sugerentes de enfermedad inflamatoria
intestinal (EEI).
La confirmación se establece realizando una endoscopia digestiva baja
(rectoscopia o colonoscopia). Durante este examen se puede examinar por medio
de una cámara, la mucosa del colon. En el caso de la colitis ulcerosa/CUCI, la
mucosa se observa con evidentes signos inflamatorios como enrojecimiento
mucoso, ulceraciones, presencia de moco y material fibrinoide y los
llamados pseudopólipos. Para su confirmación definitiva se deben tomar biopsias,
que deben ser examinadas por un patólogo. La presencia de abscesos crípticos es
un buen indicio de esta enfermedad.
La afección inicia siempre en el recto y se extiende desde ese punto a los demás
segmentos del colon, siendo la enfermedad más grave cuanto mayor porcentaje
del colon esté comprometido. La inflamación suele ser continua sin respetar
segmentos.
Tras diez años padeciendo la enfermedad, aumenta ligeramente el riesgo de
sufrir una malignidad colónica; por este motivo el paciente debe seguir un control
exhaustivo con seguimiento endoscópico.
Se puede asociar a enfermedades autoinmunitarias como la colangitis
esclerosante primaria, que afecta el hígado y sus vías biliares.
Puede presentar manifestaciones extraintestinales
como artralgias, artritis y uveítis.
Tratamiento
Farmacológico
El tratamiento farmacológico se basa en antiinflamatorios e inmunorreguladores.
El ácido 5 aminosalicílico (5-ASA) es un compuesto antiinflamatorio similar a la
aspirina que constituye uno de los principales tratamientos de esta patología. Se
encuentra en fármacos como la sulfasalazina y mesalamina o mesalazina, como
uno de sus componentes. La molécula debe manipularse farmacológicamente
porque si se administra pura, sería absorbida por el intestino delgado y no llegaría
a colon, donde ejerce su efecto. Es un efecto tópico, por contacto con la mucosa
afectada. En el colon las bacterias de la flora bacteriana descomponen la molécula
de sulfasalazina en una sulfa y el 5-ASA, o la molécula de mesalamina en dos
moléculas de 5-ASA y entonces ejerce su efecto antiinflamatorio sobre la mucosa.
Suelen administrarse en forma crónica a los pacientes.
Los corticoesteroides son antiinflamatorios más poderosos y por ende con
mayores efectos secundarios. Se pueden administrar por vía oral, intravenosa o
en enemas. Se utilizan cuando el empleo de la 5-ASA no es suficiente para que el
paciente entre en remisión (se inactive la enfermedad). Lo ideal es utilizarlos a la
menor dosis posible por el menor tiempo posible; sin embargo, algunos pacientes
los necesitan en dosis altas durante las crisis graves y otros a dosis bajas de
forma crónica para poderse mantener con baja actividad inflamatoria.
Otros inmunorreguladores como la azatioprina se pueden utilizar en los casos
más graves para controlar una crisis o para dar mantenimiento de la terapéutica.
La utilización de estos medicamentos podría facilitar el bajar la dosis de
corticoesteroides.
Dieta
Ciertas dietas pueden tener un efecto beneficioso sobre los síntomas de la
enfermedad, si bien hasta la fecha no se han realizado suficientes estudios y no
hay pruebas de que permitan la curación de la mucosa intestinal. Las dos dietas
que han demostrado mayor eficacia son la dieta sin gluten y la dieta baja
en FODMAP, en combinación con el tratamiento farmacológico.
Cirugías
Existen diversas opciones quirúrgicas:
Proctocolectomía: La cirugía más común es la proctocolectomía (extirpación
completa del colon y del recto) con ileostomía (creación de un orificio pequeño
en la pared abdominal donde la punta inferior del intestino delgado, el íleon, se
lleva hasta la superficie de la piel para drenar los desechos).
Anastomosis ileoanal: A veces puede realizarse una anastomosis ileoanal.
Se extirpa la porción enferma del colon y se conservan los músculos externos
del recto. El íleon se une dentro del recto, formando una bolsa o depósito que
contiene las heces. Esto le permite al paciente defecar a través del ano en una
forma normal, aunque las defecaciones pueden ser más frecuentes y acuosas
de lo normal.
ENFERMEDAD DE CHROHN
Diagnóstico
Biopsias intestinales
El estudio de muestras de biopsias intestinales es fundamental para el
diagnóstico de la enfermedad de Crohn. Los hallazgos de lesiones típicas de esta
enfermedad mediante la toma de muestras obtenidas durante
una colonoscopia (en la que preferiblemente se acceda también al íleon) permiten
confirmar el diagnóstico, pero no descartarlo. Esto se debe a que en ocasiones la
afectación se encuentra únicamente en el intestino delgado, por lo que es
necesario ampliar el estudio.
Analíticas sanguíneas
Los análisis sanguíneos son necesarios para diagnosticar y controlar a los
pacientes con enfermedad de Crohn. El hemograma permite determinar la
existencia de anemia (disminución de hemoglobina), leucocitosis (aumento de
glóbulos blancos), trombocitosis (aumento de plaquetas), aumento de la velocidad
de sedimentación, falta de hierro o de vitamina B12, descenso de la albúmina y a
veces alteraciones en las pruebas del hígado. Adicionalmente, ante fase activa de
la enfermedad, a nivel sanguíneo van a aumentar los llamados marcadores de
inflamación, de los cuales el más importante y usado es la proteína C reactiva y la
alfaglicoproteína ácida u orosomucoide
Otros análisis en relación con el diagnóstico de la enfermedad de Crohn, van
encaminados a asegurar que no se trata de enfermedades parecidas (por ejemplo
infecciones,) ya que algunas de las infecciones intestinales cursan de una manera
similar a como lo hace las enfermedades inflamatorias intestinales. Los ensayos
más importantes son el cultivo de heces (coprocultivo), el examen de parásitos en
heces y la detección de toxinas de microbios en la deposición, entre otros. No es
extraño que en aquellos pacientes con Crohn, exista una sobreinfección por lo que
en caso de brote que no ceda al tratamiento, se descarte la existencia de algún
patógeno que simule un brote y que impida la recuperación del paciente.
Hay unos análisis de inmunología que pueden servir en casos dudosos. Para
ello se analiza la presencia de los marcadores llamados ANCAs a(anticuerpos que
suelen ser positivos en la colitis ulcerosa), y los llamados ASCAs (en la
enfermedad de Crohn). No se usan mucho al no estar disponibles en todos los
centros.
Tratamiento
La enfermedad a día de hoy es incurable, pero sí es controlable. En los
episodios de remisión, la mayoría de los pacientes puede hacer una vida normal.
El fin del tratamiento es inducir la remisión cuando la enfermedad se encuentra
activa, y una vez se alcanza la remisión, evitar nuevas recaídas. Junto a la
medicación, los cambios en el estilo de vida son importantes, y pueden ayudar a
reducir los síntomas de la enfermedad, así como mejorar el prognóstico. Se
recomienda el cese del tabaco en los fumadores, una alimentación sana que evite
los alimentos que desencadenen síntomas, mantener una correcta hidratación, y
la práctica regular de ejercicio físico no extenuante.
Farmacológico
Constituye la base terapéutica del tratamiento de la enfermedad. Existe una
serie de fármacos que se introducen secuencialmente según lo requiera la
gravedad de la enfermedad. La elección de los fármacos también depende de las
características de la enfermedad tales como su localización.
En el primer nivel de tratamiento se emplea el ácido 5-
aminosalicílico, antibióticos como el metronidazol, el ciprofloxacino y esteroides
de liberación tópica y localizada en el tracto digestivo, como
la budesonida (liberado en el íleon). El ciprofloxacino es un antibiótico del
grupo de las fluoroquinolonas, y en la actualidad no se recomienda su uso
debido a los graves posibles efectos secundarios permanentes, salvo en
ocasiones excepcionales donde la gravedad de la enfermedad lo requiera.
En el segundo nivel de tratamiento, se incluyen los glucocorticoides, que
debido a los importantes efectos secundarios que produce su uso prolongado,
solo deben emplearse en brotes agudos, generalmente durante ocho o diez
semanas. Una pequeña parte de los pacientes no responde a los corticoides
(corticorefractarios), y una parte importante depende de su administración
continua (corticodependientes) puesto que una suspensión o bajada de la
dosis conduce a un empeoramiento o reaparición de los síntomas. Los
corticoides más empleados son los
siguientes: Beclometasona, Budesonida, Deflazacort, Dexametasona, Hidrocort
isona, Metilprednisolona y Prednisona. Junto al uso de corticoides, para
mantener el efecto a largo plazo se emplean
los inmunomoduladores o inmunosupresores como la azatioprina, la 6-
mercaptopurina, y el metotrexato.
Hasta solo hace dos décadas, el tercer nivel de tratamiento pertenecía a la
cirugía. En la actualidad existe un conjunto de fármacos denominados
biológicos que se emplean en aquellos pacientes que muestran refractariedad
ante otros tratamientos. Estas terapias consiguen detener la inflamación en
una considerable porción de pacientes, a veces de manera importante. Los
primeros en emplearse fueron los denominados anticuerpos anti-factor de
necrosis tumoral o fármacos anti-TNF: infliximab (Remicade®), y
posteriormente adalimumab (Humira®). También pertenecen a esta categoría
los biosimilares de infliximab, Inflectra® y Remsima®; y los biosimilares de
adalimumab, Amgevita®, Hyrimoz® e Imraldi®. Posteriormente se han
aprobado otros fármacos biológicos con diferentes mecanismos de
acción: ustekinumab (Stelara®) y vedolizumab (Entyvio®). Se administran de
forma subcutánea o con perfusión intravenosa, dependiendo del fármaco y de
si se trata de una dosis de inducción o de mantenimiento. El mecanismo de
acción de los fármacos anti-TNF consiste en bloquear la actividad del TNF, que
es una de las moléculas responsables del proceso inflamatorio (en concreto, es
una citoquina que producen varias células del sistema inmune, en especial los
macrófagos y monocitos). En cuanto al fármaco ustekinumab, este bloquea la
acción de las interleucinas 12 y 23 (son parte de las proteínas reguladoras de
la respuesta inmunitaria); y en cuanto al fármaco vedolizumab, este es un
antagonista de los receptores de integrina (receptores de membrana celular
que permiten el paso de glóbulos blancos y linfocitos al intestino, lo cual
sucede en grandes proporciones cuando existe inflamación intestinal).
Además de los tratamientos mencionados, en los casos en los que la afectación
del íleon impide la reabsorción de la bilis pueden emplearse resinas como la
colestiramina o colestipol, que se asocian a la bilis y consiguen aliviar los síntomas
derivados de su malabsorción.
En algunos casos puede hacerse uso de antidiarreicos, pero existe riesgo de
contraindicaciones, y por tanto son necesarias la aprobación de su uso y la
supervisión ejercidas por un doctor.
Quirúrgico
No se puede curar con cirugía, ya que la enfermedad acaba reapareciendo. La
cirugía se emplea para tratar complicaciones tales como la obstrucción parcial o
total del intestino, fístulas o abscesos, o si la enfermedad no responde a los
fármacos. A veces requiere la construcción de una ostomía.
Tras la operación, el paciente entra en una remisión de la enfermedad que
usualmente dura desde meses a años. Tras la primera resección, las estadísticas
indican que es común necesitar otra resección en un plazo de cinco años. La
enfermedad por lo general regresa afectando al sitio donde se extirpó el intestino
enfermo y se unieron los extremos sanos, aunque también puede aparecer en
otros tramos. Después de una resección, el tejido cicatricial se acumula, lo que
puede causar estenosis (una estrechez en el intestino) que impide que
los excrementos pasen fácilmente, pudiendo conducir una obstrucción.
Para los pacientes con una obstrucción debido a una estenosis, dos opciones de
tratamiento son la estricturoplastia y la resección de esa porción del intestino. No
hay significación estadística entre la estricturoplastia sola versus la
estricturoplastia y la resección en casos de afectación duodenal. En estos casos,
las tasas de reoperación fueron del 31% y el 27% respectivamente, lo que indica
que la estricturoplastia es un tratamiento seguro y efectivo para personas con
afectación duodenal.
El Síndrome del intestino corto es causado por la extirpación quirúrgica de parte
del intestino delgado. Generalmente se desarrolla en aquellos pacientes a los que
se les ha extirpado la mitad o más del intestino delgado. La diarrea es el síntoma
principal, pero otros síntomas pueden incluir la pérdida de peso, calambres,
hinchazón y acidez estomacal. El síndrome del intestino corto se trata con
cambios en la dieta, alimentación intravenosa, suplementos vitamínicos y
minerales, y medicamentos. En algunos casos de SIC, la cirugía
de trasplante intestinal puede ser considerada; aunque el número de centros de
trasplante que ofrecen este procedimiento es muy pequeño y viene con un alto
riesgo debido a la posibilidad de infección y rechazo del intestino trasplantado.
La malabsorción del ácido biliar es otra complicación de la cirugía cuando se
extirpa el íleon terminal. Esto generalmente produce diarrea acuosa excesiva, que
se cree que se produce debido a la incapacidad del resto del íleon para reabsorber
los ácidos biliares. Fue el primer tipo de malabsorción de ácido biliar reconocido.
COLITIS
Diagnóstico
Los síntomas sugestivos de colitis se analizan mediante la obtención de
la historia clínica, un examen físico y pruebas de laboratorio (CBC, electrolitos,
cultivo y sensibilidad de las heces, óvulos y parásitos, etc.). Las pruebas
adicionales pueden incluir imágenes médicas (por ejemplo, tomografía
computarizada abdominal, radiografías abdominales) y un examen con una
cámara insertada en el recto (sigmoidoscopia, colonoscopia).
Una investigación importante en la evaluación de la colitis es la biopsia. Se
extrae una muestra muy pequeña de tejido (generalmente de unos 2 mm) de la
mucosa intestinal durante la endoscopia y un histopatólogo la examina al
microscopio. Puede proporcionar información importante sobre la causa de la
enfermedad y el alcance del daño intestinal.
Tratamiento
Algunas personas pueden ingresar al hospital después de la colonoscopia,
según los resultados. A veces es necesario que el paciente comience con un
esteroide para acelerar la curación del colon. También puede ser necesario
hidratar al paciente por la pérdida de líquido y reemplazar el hierro por la pérdida
de sangre. Después de una estadía en el hospital, el paciente puede recibir un
medicamento diario para controlar su colitis crónica. El medicamento puede ser un
antiinflamatorio o un inmunosupresor. Se usan muchos tipos diferentes de
medicamentos y el médico le recetará el que mejor le parezca. Si el paciente no
responde, se probarán nuevos medicamentos hasta que haya un buen ajuste.
Además, varios estudios han encontrado recientemente una relación significativa
entre la colitis y la alergia a los lácteos (incluyendo: leche de vaca, leche de vaca
UHT y caseína), sugiere que algunos pacientes pueden beneficiarse de una dieta
de eliminación.
COLITIS MICROSCÓPICA
Diagnóstico
El diagnóstico se hace gracias al estudio microscópico de las biopsias de colon,
ya que el resto de las exploraciones habitualmente hechas a estos pacientes
(análisis, estudios radiológicos, colonoscopia) suelen ser normales o mostrar
hallazgos inespecíficos sin valor diagnóstico. El estudio de las biopsias permite
distinguir entre los dos subtipos más frecuentes de colitis microscópicas: la colitis
colágena, definida por la presencia de una banda gruesa de fibras colágenas por
debajo del epitelio (células que recubren el intestino por dentro), y la colitis
linfocítica, en la que hay acúmulo de linfocitos en número excesivo a nivel del
epitelio del colon. Existen casos mixtos, en los que no se puede distinguir entre
ambos procesos, que por lo demás comparten unas características clínicas
comunes. A veces la afectación colónica es parcheada, por lo que, si la sospecha
clínica es elevada, es conveniente tomar múltiples biopsias de colon en sus
diferentes tramos, lo cual aumenta la rentabilidad diagnóstica. La afectación suele
ser más grave a nivel de colon derecho.
Tratamiento
El tratamiento de esta entidad aún no está bien definido, debido a la ausencia de
estudios con series amplias de pacientes y al carácter intermitente del cuadro, que
dificulta la valoración de la eficacia de los fármacos empleados. Su manejo
depende de la severidad del cuadro. Habitualmente se comienza con tratamiento
sintomático con antidiarreicos (loperamida) y suspendiendo el consumo de
antiinflamatorios no esteroideos (AINE) si lo hubiera, ya que se ha observado que
estos fármacos pueden activar o empeorar la enfermedad. Esto mejora al 30% de
los pacientes. En pacientes que no responden a estas medidas puede realizarse
tratamiento con budesonida, un corticoide que actúa localmente en la mucosa del
intestino, con el que se han obtenido buenos resultados. El siguiente escalón
terapéutico incluye la utilización de salicilatos, un grupo de fármacos con actividad
antiinflamatoria local a nivel de la mucosa del intestino. Se puede intentar un
tratamiento de prueba con colestiramina, un fármaco que secuestra las irritantes
sales biliares, que es útil si hay malabsorción de sales biliares asociada. En casos
más graves o resistentes a los tratamientos citados, se indican esteroides con
efecto sistémico (p. ej. prednisona). Es importante descartar otras enfermedades
que pueden originar síntomas similares (síndrome intestino irritable, infecciones y
parasitosis intestinales, alteraciones tiroideas,...), así como la toma de fármacos
que los pueden simular (ticlopidina). Otros tratamientos (metronidazol, octreótido,
metotrexato, azatioprina, verapamilo, subsalicilato de bismuto, probióticos,...) no
han demostrado suficientemente su utilidad, por lo que no deben emplearse de
modo rutinario. En casos muy graves, de manera excepcional, puede ser
necesaria la cirugía. No está clara la utilidad de un tratamiento de mantenimiento
para evitar la reactivación de la enfermedad.
SINDROME DE INTESTINO IRRITABLE
Diagnóstico
Una historia médica completa, un examen físico y estudios de laboratorio
específicos, pueden ayudar a establecer un diagnóstico de síndrome del intestino
irritable en la mayoría de los pacientes.
Actualmente, existe un debate abierto entre dos estrategias para llegar al
diagnóstico positivo de SII: diagnóstico basado en síntomas compatibles y
diagnóstico por exclusión de cualquier patología orgánica, que requiere la
realización de pruebas complementarias.
La Organización Mundial de Gastroenterología propone unos criterios según los
recursos disponibles para el diagnóstico. De esta forma, cuando los recursos son
bajos, se puede diagnosticar un SII simplemente tras la realización de un examen
físico, la exclusión de síntomas de alarma de cáncer digestivo, un hemograma con
velocidad de sedimentación, examen de materias fecales y la consideración de
factores psicológicos. Por el contrario, cuando los recursos son altos, para el
diagnóstico del SII se realiza un descarte minucioso de posibles causas orgánicas
de los síntomas a través de la realización de una batería completa de pruebas,
que incluyen, además de las anteriores, marcadores de inflamación en sangre y
heces, pruebas de malabsorción de ácidos biliares, pruebas de función tiroidea,
anticuerpos específicos de enfermedad celíaca y biopsias duodenales,
colonoscopia con biopsias, y pruebas de intolerancia a la lactosa y
de sobrecrecimiento bacteriano intestinal.
En cualquier caso, es importante recoger una completa historia clínica del
paciente, incluyendo:
Edad. La probabilidad de padecer una dolencia orgánica aumenta a partir
de los 50 años, lo que puede justificar la necesidad de llevar a cabo
exploraciones específicas para asegurar la ausencia de una patología
potencialmente grave (ej.: cáncer de colon). Esta consideración es
particularmente cierta cuando los síntomas son de reciente aparición.
Sexo. En las mujeres es más probable que la causa de los síntomas
obedezca a un SII.
Antecedentes familiares de cáncer de colon, enfermedad inflamatoria
intestinal (EII) o enfermedad celíaca. Cualquiera de estos antecedentes
es considerado como un dato de "alarma".
Presencia de síntomas característicos del SII.9 (Véase Cuadro clínico)
Presencia de los denominados “síntomas y/o signos de alarma” que
hacen sospechar una causa orgánica que incluyen principalmente:
Pérdida de peso importante, no explicable por otra causa (superior a
4,5 kg).
Fiebre persistente (superior a los 37,5 ℃).
Comienzo de los síntomas a partir de los 50 años.
Presencia de sangre en las heces.
Anemia ferropénica.
Diarrea con un volumen de heces superior a 300 cm³ por día.
Diarrea de predominio nocturno.
En caso de la diarrea: toma reciente de antibióticos, viajes recientes a una
zona endémica de causas infecciosas de diarrea y los antecedentes
familiares de celiaquía o EII.
En caso de estreñimiento: antecedentes personales o familiares de cáncer
colorrectal.
Cualquier cambio en la naturaleza de los síntomas, especialmente si
existen antecedentes familiares de cáncer de colon o de enfermedad
inflamatoria intestinal, puesto que una patología orgánica puede aparecer
en cualquier paciente con un SII previo.
Síntomas extradigestivos relacionados con la enfermedad celíaca o la
sensibilidad al gluten no celíaca. Normalmente, los médicos se olvidan de
buscar los síntomas o signos no digestivos que son claves fundamentales
para poder sospechar una enfermedad celíaca.
Exploración física, en busca de datos para establecer la sospecha de una
dolencia orgánica, como pueden ser presencia de lesiones cutáneas,
signos de artritis, bocio, linfadenopatías, palpación de una
masa abdominal o disfunción del suelo pélvico mediante tacto rectal. Otros
signos típicos del SII como la palpación de zona de hipersensibilidad en
la fosa ilíaca izquierda son, sin embargo, muy inespecíficos.
También se realizan.
Gastroscopia
Pruebas genéticas
Colonoscopia
Estudios de imagen
Test respiratorios de malabsorción de carbohidratos
Pruebas en heces
Biomarcadores y alergias alimentarias
Tratamiento
Medidas generales
El primer paso y más importante, es asegurarse de que los síntomas no
obedecen en realidad a una dolencia orgánica, que se pueda confundir con un
trastorno funcional, para evitar consultas, exámenes o terapias psicológicas
innecesarias y el consumo desorbitado de fármacos, que pueden presentar
efectos secundarios adversos.
El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas. No existe un único tratamiento
común a todos los pacientes. Una vez descartada una dolencia orgánica, el
tratamiento varía según diversos factores: el tipo de síntoma predominante, la
frecuencia e intensidad de los síntomas, la preocupación que provocan, la
repercusión sobre la calidad de vida y la posible existencia de trastornos
psicológicos asociados.
En algunos pacientes son beneficiosas medidas sencillas, tales como consejos
dietéticos o cambios en el estilo de vida. Otros pacientes necesitan tratamiento
farmacológico, para aliviar la intensidad de los síntomas durante los períodos de
agudización. Finalmente, unos pocos pacientes requieren un tratamiento
psiquiátrico.
Para el control del dolor, se pueden emplear los
antiespasmódicos, analgésicos generales del tipo del paracetamol, los
antidepresivos tricíclicos y los inhibidores de la recaptación de la serotonina,
y probióticos.
Para el manejo del estreñimiento, puede ser útil una dieta rica en fibras y un
formador de volumen (ejemplo, el plantago ovata) combinado con una ingesta
suficiente de líquidos, si bien en algunos pacientes puede haber un agravamiento
de la hinchazón y la distensión abdominal. Otras recomendaciones pueden ser los
laxantes osmóticos, como la lactulosa.
Para el control de la diarrea, son útiles la loperamida y el alosetrón, este último
indicado sólo en mujeres con síntomas severos que no responden a otros
tratamientos antidiarreicos.
La hinchazón y la distensión abdominal pueden aliviarse mediante dietas que
producen menos gas, probióticos o tratamiento antibiótico con rifaximina. No
existen evidencias a favor del uso en el tratamiento del SII de productos que
contienen carbón activado, «antiflatulentos», tipo simeticona y otras sustancias
similares.
Tratamiento farmacológico
Antidiarreicos
Antiespasmódicos
Serotoninérgicos
Lubiprostona
Psicofármacos
INFARTO INTESTINAL
Tratamiento
El tratamiento generalmente requiere cirugía, conocida como enterectomía, en la
que se extirpa la porción necrosada y se unen los cabos seccionados. Según la
región implicada, se denomina colostomía o ileostomía. Si es posible, se corrige la
obstrucción de las arterias que irrigan el intestino.
HERNIA
Tratamiento
Consiste en una intervención quirúrgica para evitar que se complique y se
estrangule, seguido de rehabilitación y consumo de medicamentos indicado por el
doctor. Esta recibe el nombre de Hernioplastia.
APENDICITIS
Diagnóstico
El diagnóstico de la apendicitis se basa en la exploración física y en la historia
clínica, complementado con análisis de sangre, orina y otras pruebas como las
radiografías simples de abdomen, de pie y en decúbito, ecografía abdominal y
TAC abdominal simple entre otros.
La exploración física se basa en la palpación abdominal. La presentación típica
de la apendicitis recibe el nombre de secuencia de Murphy, la cual suele
comenzar como un dolor repentino localizado en la mitad inferior de la región
epigástrica o región umbilical, caracterizado por ser un dolor de moderada
intensidad y constante al que ocasionalmente se le
superponen calambres intermitentes. Unas horas después desciende hasta
localizarse en la fosa ilíaca derecha, en un punto ubicado en la unión del tercio
externo con los dos tercios internos de una línea imaginaria entre el ombligo y
la espina ilíaca antero-superior, llamado Punto de McBurney. Es de la secuencia
de Murphy que se obtiene la Tríada clásica o de Murphy de Apendicitis Aguda, la
cual está compuesta por dolor en epigastrio, náuseas, vómitos y la migración o
cambio de dolor hacia fosa ilíaca derecha.
Sin embargo, cabe mencionar que los síntomas de esta afección son muy
similares a los del Síndrome de Apéndice Distendido, siendo continuamente mal
diagnosticado este último en el que la inflamación del apéndice se presenta de
manera continua desde edades tempranas y prosigue aún en la adolescencia o
adultez culminando en una apendicitis aguda. El problema real de esta situación
es que dichos síntomas los comparte también la Gastritis, por lo que rara vez se le
otorga tratamiento a este síndrome, siendo lo más común que lo diagnostiquen
como Gastritis aguda o Colitis.
Estudios de laboratorio
El hemograma con recuento diferencial muestra una leve leucocitosis (10 000–
18 000/mm) con predominio de neutrófilos en pacientes con apendicitis aguda no
complicada. Los conteos de glóbulos blancos mayores de 18 000/mm aumentan la
posibilidad de una apendicitis perforada. El examen de orina es útil para descartar
una infección urinaria, pues en la apendicitis aguda, una muestra de orina tomada
por sonda vesical no se caracteriza por bacteriuria o bacterias en la orina.
La radiografía de abdomen debe ser tomada en casos de abdomen agudo y,
aunque no son relevantes para el diagnóstico de apendicitis, son útiles para
descartar otras patologías, como la obstrucción intestinal o un cálculo uretral.
Ocasionalmente, sobre todo en niños, el radiólogo experimentado puede notar un
fecalito radioopaco en la fosa ilíaca derecha, sugestivo de una apendicitis.
Las ecografías y las ecografías-Doppler también ofrecen información útil para
detectar la apendicitis, pero en una cantidad nada despreciable de casos
(alrededor del 15 %), especialmente en aquellos en un estado inicial sin líquido
libre intraabdominal, una ultrasonografía de la región de la fosa ilíaca puede no
revelar nada anormal a pesar de haber apendicitis. A menudo, en una imagen
ecográfica puede distinguirse lo que es apendicitis de otras enfermedades con
signos y síntomas muy similares, como por ejemplo la inflamación de los ganglios
linfáticos cercanos al apéndice. En situaciones donde hay una tomografía axial
computarizada (TAC) disponible, es el método preferido. Una TAC correctamente
realizada tiene una tasa de detección (sensibilidad) por encima del 95 %). Lo que
se busca en una TAC es la falta de contraste en el apéndice y signos de
engrosamiento de la pared del apéndice, normalmente >6mm en un corte
transversal; también puede haber evidencias de inflamación regional, la llamada
"grasa desflecada".Las ecografías son especialmente útiles para valorar las
causas ginecológicas del dolor abdominal derecho inferior en mujeres, puesto que
la TAC no es el método ideal para estas circunstancias.
Tratamiento
Una vez diagnosticada la apendicitis aguda, el paciente debe recibir tratamiento
médico y quirúrgico. El manejo médico se hace con hidratación del paciente;
aplicación de antibióticos adecuados, como ampicilina —sulbactam; clindamicina o
metronidazol más aminoglicósido (amikacina o gentamicina);
la cefuroxima más metronidazol— y analgésicos. La cirugía se conoce con el
nombre de apendicectomía y consiste en hacer una incisión en la fosa ilíaca
derecha o laparotomía, según la gravedad del paciente, y extirpar el apéndice
afectado, así mismo drenar el líquido infectado, y lavar la cavidad con solución
salina. No se ha demostrado que la irrigación de la cavidad abdominal con
antibióticos sea ventajosa durante o después de la apendicectomía. En casos de
perforación debe realizarse lavado de cavidad con solución salina y antibióticos
durante 4-5 días. Si hay peritonitis generalizada puede requerirse dejar
el abdomen abierto para un lavado más tarde, y posterior cierre de la cavidad. En
caso de muñón difícil, que sea muy friable, puede requerirse dejar un drenaje
(simple de Penrose o de Sump). No se acostumbra la colocación de drenajes
durante la operación. En marzo de 2008, una paciente femenina tuvo su apéndice
extraído por vía vaginal guiado por endoscopia, la primera vez que dicha maniobra
se informa oficialmente.
Si la apendicitis no se atiende a tiempo puede perforarse el apéndice, lo cual
podría desarrollar en peritonitis, un padecimiento que exige más cuidados que la
apendicitis y que es muy grave. A su vez, la peritonitis puede llevar a la muerte del
paciente por septicemia, por lo que es importante llamar al médico en cuanto se
presente cualquier tipo de dolor abdominal agudo (súbito) que dure más de seis
horas (un indicativo probable de apendicitis). Cuanto más temprano sea el
diagnóstico, mayores serán las probabilidades de recibir una atención médica
adecuada, un mejor pronóstico, menores molestias y un periodo de convalecencia
más corto.
De acuerdo con estudios de metaanálisis que comparaban la laparoscopia con
incisiones abiertas, parece demostrarse que la laparoscopia es más ventajosa, en
especial en la prevención de infecciones posoperatorias, aunque la incidencia
de abscesos intraabdominales era mayor. La laparoscopia puede que sea
especialmente ventajosa para un subgrupo de pacientes que son obesos, del sexo
femenino y atletas.
Se debate el hecho de que la apendicectomía de emergencia (en menos de seis
horas de hospitalización) reduce o no el riesgo de perforaciones o complicaciones
en comparación con la apendicectomía de urgencia, que tiende a esperar más de
seis horas. En un estudio, no se encontraron diferencias significativas en la
cantidad de perforaciones en los dos grupos estudiados. Igualmente, no se
observaron diferencias en la aparición de otras complicaciones, como
los abscesos hepáticos. Ese mismo estudio sugiere que el comenzar con
antibioticoterapia y retardando la apendicectomía en casos de pacientes que
llegan al hospital de noche, para el día siguiente, no aumenta el riesgo de
perforación u otras complicaciones.
Por la dificultad en el tratamiento de una posible apendicitis en el transcurso de
una misión espacial, en las agencias espaciales se ha planteado la posibilidad de
realizar apendicectomías previas a los astronautas, pero se ha llegado a la
conclusión de no hacerlas. No obstante, los estudios para el diagnóstico y
tratamiento de apendicitis en el espacio ayudan al desarrollo científico de
procedimientos médicos para otras situaciones difíciles.
POLIPOS DE COLON Y RECTO
Diagnóstico
Los pólipos de colon se suelen detectar
por endoscopia (proctosigmoidoscopia o colonoscopia) o por enema opaco. Tras
la detección de un pólipo adenomatoso, se debe estudiar todo el intestino
grueso, ya que en un tercio de los casos hay lesiones coexistentes. La
colonoscopia se debe repetir periódicamente, incluso si antes no se haya
demostrado malignidad, porque estos pacientes tienen una probabilidad de un 30
a un 50% de presentar otro adenoma, y su riesgo de padecer cáncer colorrectal es
superior a la media. Un estudio realizado en los EE. UU. en los años 80,
denominado National Polip Study, sugiere repetir la colonoscopia cada 3 años.
Tratamiento
Actualmente se considera que se debe extirpar todo tipo de pólipo
(polipectomía) porque éstos revisten riesgo potencial, a pesar de que la
polipectomía endoscópica no está exenta de riesgos, entre 1-2% casos
( principalmente hemorragia y/o perforacíon de colon, requiriendo a veces
cirugía urgente para su resolución).
Si el adenoma es menor de 1 cm, tienen bajo riesgo de malignización. Si el
pólipo mide más de 2 cm ya puede haber degenerado.
Si el adenoma es mayor de 1 cm, se extirpan vía endoscópica (polipectomía
endoscópica) aquellos en los que el tamaño, situación y grado de malignidad lo
permita. Se utilizarán las técnicas de resección por vía endoanal o la vía
posterior transesfinteriana para aquellos adenomas vellosos malignizados que
no han sobrepasado la capa muscular. En los tumores con signos de
malignización situados en tercios medio y superior se hará resección anterior
del recto.
HEMORROIDES
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante un examen clínico del recto y del ano. Para
descartar la posibilidad de un cáncer se recomienda practicar un examen
radiográfico con enema opaco y, posiblemente, una sigmoidoscopia. De todas
formas, ante un cuadro de hemorroides se pueden observar pequeñas pérdidas de
sangre, mientras que ante un cáncer las hemorragias suelen ser más abundantes,
persistentes y, por lo general se presentan asociadas con cambios en el hábito
intestinal.
Endoscopia
La endoscopia es utilizada principalmente para ver y filmar el interior de las
cavidades corporales y realizar algunos procedimientos sin necesidad de recurrir a
la cirugía. Existen diferentes tipos de endoscopia, y la anoscopia es uno de ellos.
La rectoscopia es una observación instrumental del recto y ano, por medio de la
cual se puede visualizar el estado interno de los mismos. De esta manera se
puede ver el origen del sangrado, la causa de la molestia y en muchas ocasiones,
se puede tomar una biopsia y aclarar el diagnóstico.
La colonoscopia es un estudio instrumental, mediante una preparación
de purga y lavados previos, con el colonoscopio, el cual permite, bajo anestesia y
lubricante y distensión moderada no dolorosa, con aire, ver todo el aparato
digestivo inferior.
En ellas puede observarse el origen del sangrado, tomar fotografías,
reconocer tumoraciones y ulceraciones, diagnosticar formaciones diverticulares,
observar su estado patológico, lo mismo que estenosis y un reconocimiento rápido
de las tumoraciones benignas (divertículos) y malignas (cánceres), etc.
Hoy en día las técnicas han cambiado mucho. Existen analgésicos excelentes
para el manejo de las molestias pre-examen y post-operatorias. El paciente debe
ser atendido por un cirujano colorrectal, quien tiene los conocimientos más
actualizados respecto a dichas enfermedades.
Tratamiento no quirúrgico
Mantener una buena higiene anal y evitar rascar o frotar las hemorroides, para
evitar lastimarlas y prevenir las infecciones.
Corregir el estreñimiento añadiendo fibra a la dieta: frutas, verduras, pan
integral, líquidos abundantes (más de dos litros de agua al día).
Corregir las diarreas.
Evitar comidas muy sazonadas, picantes y grasas, así como el consumo de
alcohol.
Evitar esfuerzos al defecar.
Reducir el tiempo de defecación (no estar sentado en el inodoro más de 5
minutos).
No utilizar papel higiénico (ni siquiera el suave); sí se puede utilizar para secar
el ano después del lavado con agua.
Lavar el ano con agua fría o tibia (puede ser en el bidé, o derramando agua de
una jarra).
Baños de asiento de 15 minutos, con agua tibia (no caliente ni hirviendo), 2 o 3
veces al día, después de defecar. Puede hacerse en una palangana o jofaina.
No agregar al agua aromatizantes, champú de ducha, jabón, etc. Después de
cada baño de asiento, lavar (en el bidé o con agua limpia) la piel alrededor del
ano.
Aplicar hielo (no directamente sobre la mucosa del ano, sino cubierto con una
tela) durante no más de 20 minutos, 2 o 3 veces al día. Eso disminuye la
cantidad de sangre en el área, lo que produce la disminución del tamaño de las
hemorroides.
Aplicar vinagre de manzana con un algodón dos o tres veces al día.
Se puede tomar meliloto.
Con estas medidas, el dolor y la hinchazón de la mayoría de las hemorroides
sintomáticas disminuirán en un plazo de dos a siete días, y el bulto duro debería
remitir en entre cuatro y seis semanas.
FISURA ANAL
Tratamiento
Al menos el 50% de las fisuras cicatrizan por sí mismas o con un tratamiento
médico el cual debe de incluir medicamentos tópicos antiinflamatorios,
analgésicos, ablandadores de la materia fecal y baños de asiento.
Una dieta rica en fibra, ejercicios e higiene adecuada contribuyen a una
evolución positiva. Además estos tratamientos siempre se deben completar con
otros que solucionen la isquemia o reducción de la circulación sanguínea en la
zona afectada. Tratamientos como la nitroglicerina al 0,4%, actúan como
un vasodilatador, relajando la zona y permitiendo a la fisura cicatrizar. Estos
tratamientos evitan en gran medida el irreversible paso por cirugía.
Cirugía
En caso de no mostrar mejoría con el tratamiento médico entonces se realiza
una nueva exploración para valorar el tratamiento con cirugía, la cual consiste en
realizar un pequeño corte al esfínter anal para permitir que se relaje y cicatrice la
fisura. Generalmente se realiza en quirófano con la ayuda de un anestesiólogo.
La recuperación y cicatrización completa ocurre en unas 3 a 4 semanas, sin
embargo el dolor desaparece en unos días. Más del 90% de los pacientes que
requieren de cirugía para este problema no vuelven a presentar fisuras.
FÍSTULA ANAL
Diagnóstico
El diagnóstico de una fístula anal ocurre por un examen de la región perianal,
bien en un ambulatorio o bajo anestesia con un anoscopio. A la inspección se
puede visualizar la apertura de la fístula, aunque puede simplemente verse la piel
enrojecida o indurada y dolorosa al tacto. En algunos casos es posible producir
supuración al comprimir el área afectada. También es posible explorar la fístula
introduciendo un instrumento que permite encontrar ambos extremos de la fístula.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento de un fístula anal es la prevención o erradicación
de sepsis sin comprometer la capacidad de continencia del paciente.
Infecciones
Algunos pacientes presentan una infección activa al reportar una fístula anal y
ello requiere que la infección sea tratada antes de abordar la fístula misma. En
casi todos los casos la infección se trata con antibióticos y previniendo la
acumulación de pus, lo que formaría un nuevo absceso. En algunos casos se
coloca un dispositivo de hule para mantener la fístula abierta y drenando.
Tratamiento definitivo
El tratamiento específico de una fístula anal depende de la ubicación de la misma
y del lado del esfínter anal que se encuentre.
Algunas opciones frecuentes incluyen:
Mantener la fístula drenando por medio de seton, aunque ello no cura
definitivamente la aparición de la fístula.
Apertura de la fístula por medio de una incisión y se permite que cicatrice
desde el extremo interno hasta la piel. Esta opción no se emplea si la fístula
atraviesa por completo el esfínter anal. En algunos casos puede dejar como
secuela problemas de incontinencia fecal.
Drenaje de la fístula por un seton en casos de que la fístula pasa a través
del músculo del esfínter anal y a medida que vaya sanando la porción
interna, se va halando el seton permitiendo que poco a poco vaya sanando
la apertura. Algunos casos terminan con incontinencia fecal o de gases.
Inyección de fibrina, un método explorado recientemente con variables
reportes de éxito.1 La técnica implica la inyección de una goma
biodegradable, la cual, en teoría, cierra la fístula desde el interior hasta el
exterior.
HEPATITIS
Diagnóstico
Historia Clínica con sintomatología y detalle de la historia de ingesta de
fármacos.
Analítica: se produce un aumento de 10 a 20 veces de los niveles séricos de
las transaminasas, que alcanzan valores que oscilan entre los 300 y los 1000,
debido a la rotura de los hepatocitos con salida al exterior de su contenido.
↑TGO y ↑TGP. También se detecta un aumento de bilirrubina total, por
incremento tanto de bilirrubina indirecta o no conjugada como de bilirrubina
directa o conjugada, siendo el de esta última mayor.
Se incrementa también la fosfatasa alcalina por la colestasis por obstrucción
biliar, aumenta la γ-glutamil-transpeptidasa (GGTP).
Las transaminasas nos dan una idea del alcance de la necrosis hepática, y por
tanto de la hepatitis, mientras que otros parámetros señalan el estado de la
función hepática.
Marcadores bioquímicos específicos: como la medida de la carga viral o de los
anticuerpos generados por el organismo frente a ellos. Se detallarán en el estudio
individual de cada tipo de virus.
Tratamiento
El tratamiento principal es sintomático mientras que el específico dependerá de
la causa subyacente. Es así como en las hepatitis virales agudas se utilizará
medidas de soporte e hidratación, reservándose el uso de antivirales, hasta el
momento se disponía casi exclusivamente de interferón y ribavirina, actualmente
(desde el año 2011) existen ya aprobados inhibidores de polimerasa y proteasa
para casos por Virus hepatitis C (principalmente por el gran porcentaje de
pacientes que evolucionan a hepatitis crónica) mientras que en otros casos como
por ejemplo, en la intoxicación por paracetamol se utiliza N-acetilcisteína.
En el caso de la hepatitis crónica que lleva a insuficiencia hepática, solamente
se tratarán las complicaciones secundarias a ésta (hemorragia digestiva
alta, ascitis, infecciones, etc.).
CIRROSIS HEPÁTICA
Diagnóstico
Para el diagnóstico de la cirrosis hepática, habitualmente es suficiente con
procedimientos no invasivos, como la combinación de técnicas de imagen como
la ecografía, y hallazgos de laboratorio. También se usa la biopsia hepática, sin
embargo, hoy en día este procedimiento sólo se utiliza en casos seleccionados.
El índice fibrosis 4 (FIB-4) es un score clínico que permite evaluar de forma no
invasiva y con una alta sensibilidad el grado de fibrosis hepática. Fue desarrollado
por el Dr. Richard Sterling, jefe del departamento de hepatología en el VCU
(Virginia Commonwealth University) y estaba orientado originalmente a la
estadificación de cirrosis hepática en pacientes con HIV. No obstante, existe un
gran volumen de evidencia que prueba su efectividad en pacientes con hepatitis
B, hepatitis C y diabetes.
Tratamiento
La cirrosis como tal carece de tratamiento médico específico dado que es, en
general, irreversible. Se pueden tratar algunas de las enfermedades que la
producen y evitar o retardar la evolución de una cirrosis en estado inicial a las
fases avanzadas es la consecuencia de enfermedades crónicas. También tienen
tratamiento algunas de las complicaciones de la cirrosis tal como las hemorragias
digestivas, la ascitis y la encefalopatía hepática, que siempre deben ser indicados
por un médico.
El tratamiento definitivo de la cirrosis es el trasplante hepático. Se realiza
solamente en los pacientes en que se estima una supervivencia menor de dos
años, a consecuencia de la cirrosis, y en los que no existe contraindicación para
realizarlo por otros motivos.
A través de la alimentación y terapia con medicamentos/fármacos se puede
mejorar la función mental que se encuentra alterada por causa de la cirrosis. La
disminución de la ingestión de proteínas ayuda a que se formen menos toxinas en
el tracto digestivo. Algunos laxantes como la lactulosa pueden ser administrados
para ayudar en la absorción de toxinas y acelerar su eliminación a través de los
intestinos.
Cirrosis biliar primaria
Diagnóstico
El diagnóstico se sospecha en alguien con las manifestaciones clínicas descritas
o ante el hallazgo en exámenes de rutina de elevaciones de las fosfatasas
alcalinas. Los anticuerpos antimitocondriales (AAM) son el marcador que le da el
sello a la enfermedad y están presentes en 92% a 95% de los casos, siendo muy
específicos. Los 5 a 8% sin AAM tienen anticuerpos antinucleares (AAN), lo que
indica tratarse de un subtipo de esa enfermedad denominado colangitis
autoinmune primaria.3 Se realizan además exámenes de imagen de las vías
biliares; habitualmente una ecografía abdominal es suficiente, pero
ocasionalmente es necesario hacer una resonancia nuclear magnética
(colangioresonancia) o incluso una colangiografía retrógrada.
Habitualmente el diagnóstico se confirma realizando una biopsia hepática. Esta
tiene la ventaja adicional de dar información acerca de la etapa de la enfermedad,
que se gradúa en una escala de 0 a 4, siendo 0 ausencia de fibrosis y 4
equivalente a cirrosis.
Tratamiento
El tratamiento ideal de la cirrosis biliar primaria debería ser capaz de controlar el
proceso inflamatorio y destructivo de los conductos biliares y además tratar los
síntomas derivados de la colestasia crónica. Desafortunadamente, el tratamiento
disponible actualmente no es capaz de lograr el primer objetivo.
El medicamento más usado es el ácido ursodesoxicólico (ursodiol). Este es un
ácido biliar muy bien tolerado, con muy pocos efectos adversos, considerado
como la primera línea de tratamiento. Es importante usar dosis adecuadas (13 a
15 mg por kg de peso al día).
Otros tratamientos de segunda línea incluyen la colchicina y el metotrexato.
ABSCESO HEPÁTICO
Diagnóstico
La radiografía es la técnica más fidedigna para diagnosticar los abscesos
hepáticos: la ecografía, la tomografía axial computarizada y, de encontrarse
disponible, las gammagrafías con leucocitos marcados con indio o
con galio radioactivos y la resonancia magnética.
Los aspirados de abscesos purulentos se caracterizan por tener varias especies
de microorganismos. Si la infección proviene de las vías biliares suelen
hallarse bacilos aerobios intestinales Gram negativos y enterococos, más
raramente se aíslan anaerobios. En cambio, si el absceso hepático se origina en
la pelvis u otras partes de la cavidad peritoneal, es frecuente la flora mixta
constituida por especies tanto aerobias como anaerobias, especialmente el B.
fragilis. Si la infección es de origen hematógena, suele aislarse solo un
microorganismo: el S. aureus o una especie de estreptococo como el S. milleri.
Los abscesos hepáticos pueden ser causados también por especies
de Candida en particular en los pacientes con neutropenia causada
por quimioterapia para el cáncer.
Las pruebas serológicas amibianas tienen resultados positivos en más de 95 %
de los casos, por lo que un resultado negativo sugiere la exclusión de este
diagnóstico.2
ECOGRÁFICAMENTE: Se observa como una lesión redonda u oval, con
ausencia de una pared prominente del absceso, hipoecogenicidad comparada con
la del hígado normal, ecos internos de nivel bajo finos y la contigüidad con el
diafragma.
Hay dos formas que son las más prevalentes:
Formas redondas u ovales en un 82 %.
Un aspecto hipoecogénico con ecos internos finos a una ganancia alta.
La mayoría de los abscesos hepáticos amebianos aparecen en el lóbulo
derecho.
Tratamiento
Los antibióticos utilizados en el tratamiento empírico de amplio espectro suelen
administrarse después de efectuarse una aspiración diagnóstica del contenido del
absceso. El drenaje puede ser percutáneo (utilizando un catéter) o quirúrgico (a
cielo abierto) y sigue siendo el pilar básico del tratamiento de los abscesos
hepáticos purulentos, aunque hay un interés creciente por el tratamiento médico
exclusivo de estos abscesos piógenos. Sin embargo, se ha demostrado que los
pacientes tratados sin drenaje del absceso requerían ciclos más prolongados de
tratamiento antibiótico. El antibiótico apropiado se elige en función de los
resultados de la tinción de Gram y de los cultivos del absceso.
Se ha demostrado que el drenaje percutáneo viene acompañado de una
duración doble de estancias hospitalarias que los drenajes a cielo abierto, sin
embargo, la tasa bruta de mortalidad es muy similar entre ambos procedimientos:
aproximadamente 15 %. El drenaje quirúrgico está indicado en casos de abscesos
voluminosos o numerosos, o si el contenido del absceso es muy viscoso —lo que
tiende a obstruir el catéter subcutáneo—, si hay enfermedades asociadas o si el
drenaje percutáneo no ha dado resultados de mejoría.
Durante la aspiración o tratamiento quirúrgico de quistes de una hidatidosis, se
debe ejercer extremada cautela para evitar romper los quistes, con la consiguiente
liberación de protoscolices a la cavidad peritoneal.
El tratamiento de los abscesos hepáticos por Candida exige, por lo general, la
administración prolongada de anfotericina B, pero se han descrito casos de
tratamiento satisfactorio con fluconazol tras un ciclo inicial de anfotericina.
COLECISTITIS
Diagnóstico
La colecistitis aguda suele producir dolor en cuadrante superior derecho
persistente, típico en la exploración física por el médico. Puede acompañarse
de náuseas, vómitos e inquietud. En caso de infección, suele aparecer fiebre,
malestar general e ictericia (no siempre está presente, la coloración amarilla típica
de la piel y las membranas en la ictericia se acompaña de orinas más oscuras y de
heces blandas de color claro).
Junto a la historia clínica y la exploración física, el diagnóstico suele confirmarse
mediante la ecografía abdominal. Actualmente es muy frecuente, ante la clara
sospecha de litiasis biliar, la realización de la ecografía
por laparoscopia intraoperatoria, que permite la extirpación de la vesícula biliar si
se confirma el diagnóstico en la misma operación.
El dolor referido al hombro derecho en los procesos agudos hepatobiliares y
postcirugía laparoscópica se explica por la irritación del peritoneo de la región
afectada. Este se encuentra inervado por el nervio frénico (que inerva al músculo
diafragma) originado en el plexo cervical (III a IV) el que también origina nervios
sensitivos y motores para la región del hombro. Este síntoma también suele verse
en el embarazo ectópico por irritación de la sangre en el espacio subfrénico. Algo
similar puede encontrarse en las pancreatitis agudas con dolor referido al hombro
izquierdo (signo de Von Eisemberg).
En casos en los que mediante la ecografía no es posible confirmar el
diagnóstico, puede ser necesario realizar otras pruebas complementarias como el
estudio con contraste de las vías biliares (colangiografía) y CPRE
(Colangiopancreatografía Retrógrada Endoscópica) tipo de endoscopia en el cual
se pasa a través del esfínter de Oddi para observar la vesícula biliar y el páncreas.
Tratamiento
El tratamiento definitivo de la colecistitis es una intervención quirúrgica,
llamada colecistectomía; existen dos tipos, la abierta y la laparoscópica. La
laparoscópica es preferente, ya que tiene una recuperación más rápida que con la
abierta, debido a que solo son de tres a cuatro incisiones pequeñas en el
abdomen; quedando puertos quirúrgicos, mas no una herida quirúrgica de gran
tamaño y la colocación de un drenaje (penrose) en un ojal cutáneo al costado de
la herida quirúrgica, haciendo esto para prevenir abscesos.
El momento de realizar dicho tratamiento suele depender del tiempo de
evolución del cuadro clínico. Una colecistitis aguda de menos de 48 horas de
evolución puede ser de urgencia, mientras que si lleva ya más de 48 horas se
realiza cirugía diferida a los 3-4 meses con tratamiento médico y controles,
siguiendo una dieta baja en grasas.
El tratamiento médico es terapia antibiótica y analgésica.
PANCREATITIS
Diagnóstico
Además del examen físico y la historia médica completa, los procedimientos de
diagnóstico para la pancreatitis pueden incluir los siguientes:
Radiografía abdominal: un examen diagnóstico que utiliza rayos invisibles
de energía electromagnética para producir imágenes de los tejidos internos,
los huesos y los órganos en una placa.
Exámenes de sangre: para determinar el aumento de enzimas propias del
páncreas como la amilasa y la lipasa.
Ecografía: una técnica de diagnóstico de imágenes que usa ondas sonoras
de alta frecuencia para crear una imagen de los órganos internos. Las
ecografías se usan para visualizar los órganos internos del abdomen como
hígado, bazo y riñones, y para evaluar el flujo sanguíneo de varios vasos.
Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (CPRE): un
procedimiento que le permite al médico diagnosticar y tratar problemas de
hígado, vesícula biliar, conductos biliares y el páncreas. El procedimiento
combina rayos X y el uso de un endoscopio, un tubo con luz, largo y
flexible. El endoscopio se introduce por la boca y la garganta del paciente, y
luego a través del esófago, el estómago y el duodeno. El médico puede
examinar el interior de estos órganos y detectar cualquier anomalía. Luego
se pasa un tubo a través del endoscopio y se inyecta un medio de contraste
que permite que los órganos internos aparezcan en una placa de rayos X.
Tomografía Axial Computarizada (TAC): este procedimiento de
diagnóstico por imagen utiliza una combinación de tecnologías de rayos X y
computadoras para obtener imágenes transversales (a menudo llamadas
"rebanadas") del cuerpo, tanto horizontales como verticales. Una TAC
muestra imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, incluidos los
huesos, los músculos, la grasa y los órganos. La TAC muestra más detalles
que los rayos X regulares.
Tratamiento
La pancreatitis aguda es autolimitante, lo que significa que normalmente se
resuelve sola con el tiempo. Hasta el 90 por ciento de los individuos se recuperan
de la pancreatitis aguda sin complicaciones. La pancreatitis crónica también puede
ser autolimitante, pero puede resolverse después de varios ataques y con un
mayor riesgo de desarrollar problemas a largo plazo como diabetes, dolor
crónico, diarrea, ascitis, cirrosis biliar, obstrucción del conducto biliar o cáncer
pancreático.
El tratamiento es de apoyo y depende de la gravedad.
DISFAGIA
Descripción general
La dificultad para tragar (disfagia) significa que el proceso de mover los
alimentos o los líquidos de la boca al estómago requiere más tiempo y esfuerzo.
La disfagia también puede estar asociada a dolor. En algunos casos, puede ser
imposible tragar.
La dificultad ocasional para tragar, que puede producirse cuando se come
demasiado rápido o no se mastica la comida lo suficientemente bien, no suele ser
motivo de preocupación. Sin embargo, la disfagia persistente puede indicar una
enfermedad grave que requiere tratamiento.
La disfagia puede ocurrir a cualquier edad, pero es más frecuente en adultos
mayores. Las causas de los problemas para tragar varían, y el tratamiento
depende de la causa.La disfagia esofágica se refiere a la sensación de que los
alimentos se pegan o se quedan atascados en la base de la garganta o en el
pecho después de haber comenzado a tragar. Algunas de las causas de la
disfagia esofágica incluyen las siguientes:
Acalasia. Cuando el músculo esofágico inferior (esfínter) no se relaja
adecuadamente para permitir que los alimentos ingresen al estómago, puede
hacer que los alimentos regresen a la garganta. También es posible que los
músculos de la pared del esófago estén débiles, una afección que tiende a
empeorar con el tiempo.
Espasmo difuso. Esta afección hace que el esófago se contraiga varias veces
con mucha presión y de manera descoordinada, en general, después de tragar.
El espasmo difuso afecta los músculos involuntarios de las paredes de la parte
inferior del esófago.
Estenosis esofágica. Un estrechamiento del esófago (estenosis) puede
atrapar trozos grandes de alimento. Los tumores o el tejido cicatricial, a
menudo causados por la enfermedad del reflujo gastroesofágico (GERD, por
sus siglas en inglés), pueden causar estrechamiento.
Tumores esofágicos. La dificultad para tragar tiende a empeorar de manera
progresiva cuando se presentan tumores esofágicos.
Cuerpos extraños. A veces, los alimentos u otros objetos pueden obstruir, de
manera parcial, la garganta o el esófago. Los adultos mayores con dentaduras
postizas y las personas que tienen dificultad para masticar los alimentos tienen
más probabilidades de que un trozo de alimento se quede atascado en la
garganta o en el esófago.
Anillo esofágico. El estrechamiento de la parte inferior del esófago puede
provocar dificultad para tragar los alimentos sólidos de manera intermitente.
Enfermedad del reflujo gastroesofágico. El daño a los tejidos esofágicos
provocado por el ácido estomacal que se acumula en el esófago puede
provocar espasmos o cicatrices y estrechamiento de la parte inferior del
esófago.
Esofagitis eosinofílica. Esta afección, que puede estar relacionada con una
alergia alimentaria, es causada por una sobrepoblación de células llamadas
eosinófilos en el esófago.
Esclerodermia. La presencia de tejido similar a una cicatriz, que causa rigidez
y endurecimiento de los tejidos, puede debilitar el esfínter esofágico inferior,
permitiendo que el ácido se acumule en el esófago y cause acidez estomacal
frecuente.
Radioterapia. Este tratamiento para el cáncer puede causar inflamación y
cicatrización del esófago.
PIORISIS
La pirosis se describe como una sensación de ardor, quemazón o «fuego» que
surge del estómago y puede irradiarse por el área retroesternal hacia la garganta.
En ocasiones se acompaña de reflujo de líquido a la boca. Es susceptible de
aparecer a cualquier hora, aunque suele producirse unos 30-60 minutos después
de la ingestión de alimentos, sobre todo si ésta es copiosa y rica en grasas.
Habitualmente este síntoma también es descrito con los términos de (ardor de
estómago» o «acidez de estómago).
La pirosis no constituye en sí misma una enfermedad, pero si se repite muy a
menudo puede ocasionar importantes trastornos. Se produce de forma esporádica
en personas sanas, pero si su aparición o intensidad aumenta suele indicar una
disfunción esofágica. En su forma clásica, se cree que es el resultado del reflujo al
esófago de parte del contenido gástrico. Este material, parcialmente digerido, es
ácido e irritante para la pared esofágica, lo que ocasiona el síntoma de acidez.
Es el síntoma más común de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Puede relacionarse no sólo con patologías digestivas, sino también con
enfermedades de otros órganos, afecciones sistémicas y consumo de fármacos
y/o alcohol.
Los síntomas de ardor y presión de la acidez estomacal pueden durar varias
horas, y suelen agravarse después de comer.
ERUCTACION
Es el acto de sacar aire del estómago.
Consideraciones
Eructar es un proceso normal, cuyo propósito es liberar aire del estómago. Cada
vez que usted ingiere algo, también traga aire junto con el líquido o los alimentos.
La acumulación de aire en la parte superior del estómago provoca que este se
estire. Esto desencadena la relajación del músculo en el extremo inferior del
esófago (el conducto que va desde la boca hasta el estómago). Esto permite que
el aire escape hacia arriba por el esófago y salga por la boca.
Dependiendo de la causa, el eructo puede durar más tiempo o ser más fuerte.
Los síntomas como náuseas, dispepsia y acidez gástrica pueden aliviarse al
eructar.
Los eructos pueden tener causas que no se deben a una enfermedad
subyacente. Por ejemplo, el consumo de bebidas gaseosas, tragar aire
intencionadamente, comer en exceso o la fisiología.
Eructar es muy a menudo un proceso normal, cuyo propósito es liberar aire del
estómago. Cada vez que una persona ingiere algo, también deglute o traga aire
junto con el líquido o los alimentos A medida que el aire se acumula en la parte
superior del estómago, hace que éste se estire, lo cual desencadena la relajación
del músculo del esfínter esofágico inferior. Esto permite que el aire escape hacia
arriba por el esófago y salga por la boca.
Las quejas de eructos excesivos o repetitivos pueden ser el resultado del aire
tragado inconscientemente (aerofagia).
Dependiendo de la causa, el eructo puede cambiar de duración e intensidad.
Síntomas como náuseas, dispepsia y acidez gástrica pueden aliviarse mediante
un eructo.
REFLUJO
El esófago es un tubo que transporta la comida desde la boca hasta el
estómago. La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) ocurre cuando un
músculo al final del esófago no se cierra adecuadamente. Eso permite que el
contenido del estómago regrese, o haga reflujo, hacia el esófago y lo irrite.
Usted puede sentir una sensación de ardor en el pecho o la garganta
denominada acidez. Algunas veces se puede sentir el sabor del líquido del
estómago en la parte posterior de la boca. Si tiene estos síntomas más de dos
veces a la semana, es posible que tenga ERGE. También puede tener ERGE sin
tener acidez estomacal. Los síntomas pueden incluir tos seca, síntomas de asma
o problemas para tragar.
Cualquier persona puede tener ERGE, incluso los bebés y los niños. Si no se
trata, puede conducir a problemas de salud más serios. En algunos casos, se
requieren medicinas o cirugía. Sin embargo, muchas personas pueden mejorar
sus síntomas si:
Evitan las bebidas alcohólicas y las comidas condimentadas, grasosas o
ácidas que desencadenan la acidez
Comen menos porciones en las comidas
No comen antes de acostarse
Pierden peso, cuando es necesario
Visten con ropa holgada
LAS NÁUSEAS
Son la sensación subjetiva, desagradable, no dolorosa, de vomitar. Los vómitos
son una expulsión súbita del contenido gástrico por la boca, a consecuencia de
contracciones fuertes de los músculos abdominales y torácicos. La regurgitación
es el regreso del contenido gástrico hasta la cavidad oral sin esfuerzo y sin la
presencia de los reflejos característicos de los vómitos. La rumiación (mericismo)
es la masticación y la deglución del alimento regurgitado del estómago hasta la
cavidad oral, a consecuencia de un aumento voluntario de la presión en la cavidad
abdominal unos minutos después de terminar de comer y durante la comida.
Etiopatogenia y causas
Las náuseas y vómitos se producen en respuesta a estímulos fisiológicos o
patológicos, que estimulan el centro emético en la médula oblonga o en la zona de
quimiorreceptores (disparadores) en el fondo del cuarto ventrículo. Las náuseas a
menudo se acompañan de otros síntomas vegetativos, relacionados sobre todo
con la activación del sistema parasimpático: palidez cutánea y sudoración
aumentada, sialorrea, hipotensión y bradicardia (mecanismo vasovagal).
VÓMITO
El vómito, también llamado emesis, es la expulsión violenta y espasmódica del
contenido del estómago a través de la boca. Aunque posiblemente se desarrolló
evolutivamente como un mecanismo para expulsar del cuerpo venenos ingeridos,
puede aparecer como síntoma de muchas enfermedades no relacionadas con
estos, ni siquiera con el estómago (gastritis), como puede serlo una patología
cerebral u ocular.
La sensación que se tiene justo antes de vomitar (pródromo) se llama náusea
(también llamada coloquialmente arcada, ansia, fatiga o angustia, dependiendo de
la región) que puede preceder al vómito o también puede aparecer aislada.
Los medicamentos llamados antieméticos pueden ser necesarios para la
supresión de la náusea y el vómito. Los eméticos (Psychotria ipecacuanha o
emetina) ya no se usan desde la generalización del lavado gástrico, pues al
provocar el vómito, el ácido clorhídrico del estómago o el tóxico ingerido dañan el
esófago (por dos veces en la ingesta de cáusticos con lesiones bastantes graves
ya difícilmente remediables después).
También se entiende por vómito aquello que se vomita (quimo).
ANOREXIA
La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un
trastorno de la alimentación que se caracteriza por el peso corporal anormalmente
bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso.
Para las personas con anorexia, es muy importante controlar su peso y su figura
corporal, y hacen todo tipo de sacrificios que suelen interferir en su vida de forma
significativa.Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las
personas anoréxicas suelen restringir demasiado la cantidad de comida que
consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden vomitar después de
comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o
enemas. Además, para intentar bajar de peso, pueden ejercitarse en exceso. No
importa cuánto baje de peso, la persona continúa sintiendo temor a aumentar de
peso.
En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera
extremadamente poco saludable y, en ocasiones, mortal de intentar afrontar los
problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que haces con frecuencia es
equiparar la delgadez con la autoestima.
La anorexia, al igual que otros trastornos de la alimentación, puede tomar el
control de tu vida y volverse muy difícil de sobrellevar. Pero con tratamiento,
puedes lograr una mejor percepción de quién eres, volver a tener hábitos de
alimentación más saludables y revertir algunas de las complicaciones graves que
causa la anorexia.
Otros procedimientos
Manometría anorrectal. Esta prueba ayuda a determinar la fuerza de los
músculos del recto y del ano. Estos músculos normalmente se contraen para
contener la evacuación y se relajan al defecar. La manometría anorrectal sirve
para evaluar las malformaciones anorrectales y la enfermedad de
Hirschsprung, entre otros problemas. Se introduce un pequeño tubo en el recto
para medir la presión que ejercen los músculos del esfínter que rodea el canal.
Manometría esofágica. Esta prueba ayuda a determinar la fuerza de los
músculos del esófago. Es útil para evaluar el reflujo gastroesofágico y las
anomalías relacionadas con la deglución. Se introduce un tubo pequeño en
una fosa nasal y luego se pasa por la garganta hasta llegar al esófago. Allí se
mide la presión que producen los músculos del esófago en reposo.
Monitorización del pH esofágico. Un monitor de pH esofágico mide la
acidez dentro del esófago. Es útil para evaluar la enfermedad de reflujo
gastroesofágico (ERGE). Se coloca un tubo plástico delgado en una fosa
nasal, se lleva hasta la garganta y luego hasta el esófago. El tubo se detiene
exactamente por encima del esfínter esofágico bajo. Este se encuentra en la
unión entre el esófago y el estómago. En el extremo del tubo que está dentro
del esófago hay un sensor que mide el pH (la acidez). El otro extremo del tubo
fuera del cuerpo está conectado a un monitor que registra los niveles de pH
durante un período de 24 a 48 horas. Durante el estudio se recomienda la
actividad normal y llevar un diario de los síntomas experimentados o de la
actividad que podrían ser indicios de reflujo, como arcadas o tos y de cualquier
ingesta de comida del paciente. También se recomienda llevar un registro de la
hora, el tipo y la cantidad de alimento ingerido. Las lecturas del pH se evalúan
y comparan con la actividad del paciente durante ese período.
Endoscopia capsular. La endoscopia capsular ayuda al proveedor de
atención médica a examinar el intestino delgado, debido a que los
procedimientos tradicionales, como una endoscopia alta o colonoscopia, no
llegan hasta esta parte de los intestinos. Este procedimiento resulta útil para
identificar las causas de una hemorragia, detectar pólipos, enfermedad
inflamatoria intestinal, úlceras y tumores del intestino delgado. Se coloca un
dispositivo con sensor en el abdomen del paciente y se ingiere una píldora con
una cámara diminuta. La píldora con la cámara atraviesa naturalmente el tracto
digestivo a la vez que transmite imágenes de video a un registrador de datos.
El registrador de datos está fijo a la cintura del paciente por medio de un
cinturón durante ocho horas. Las imágenes del intestino delgado se descargan
a una computadora desde el registrador de datos. El proveedor de atención
médica revisa las imágenes en la computadora. Normalmente, la píldora con
cámara atraviesa el colon y se elimina en las heces dentro de las 24 horas.
Manometría gástrica. Este examen mide la actividad eléctrica y muscular del
estómago. El proveedor de atención médica introduce un tubo delgado por la
garganta del paciente que llega hasta el estómago. El tubo contiene un cable
que mide la actividad eléctrica y muscular del estómago durante la digestión de
alimentos y líquidos. Esto ayuda a mostrar cómo funciona el estómago y si hay
algún retraso en la digestión.
Colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM). Este
procedimiento emplea imágenes de resonancia magnética (IRM) para tomar
fotografías de los conductos biliares. La máquina utiliza ondas de radio e
imanes para escanear órganos y tejidos internos.
CONCLUSIÓN
La importancia del Sistema Digestivo radica en que nos permite llevar a cabo el
proceso de la alimentación, lo cual como bien sabemos es vital para la obtención
de energía con la cual desempeñamos nuestras actividades diariamente. Cada
órgano que lo compone, permite el equilibrio entre los nutrientes que comemos y
lo que nos sirve en el organismo, al darles en un mismo sistema, un tratamiento
distinto. Por esta razón, debemos tener mucho cuidado con lo que comemos, con
cómo nos alimentamos, pues el efectivo funcionamiento de este sistema, depende
en gran medida de la buena alimentación que podamos tener a lo largo de nuestra
vida.
Por el hecho de que muchos alimentos no pueden utilizarse como fuente de
energía es necesario que se desdoblen en moléculas pequeñas para cruzar la
membrana de las células, este proceso se llama digestión, por otro lado, el paso
de pequeñas moléculas a la sangre y linfa, se denomina absorción.