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HÉCTOR AYÓN
Programa de Manejo Recursos Costeros. Guayaquil, Ecuador
Las estructuras costeras de la península de Santa Elena se ven dominadas por la presencia de
cordones litorales y acantilados bajos, los cuales dan cabida alternadamente a playas
embolsadas arenosas. Estas formas costeras se ven modificadas por la acción de corrientes y
mareas. Las corrientes costa-afuera son en promedio hacia el Norte (norte de la puntilla de
Santa Elena) y Noroeste (sur de la puntilla de Santa Elena), y durante la estación de lluvias de
diciembre a mayo, esta revierte su dirección, especialmente al norte de la puntilla de Santa
Elena.
La Deriva litoral generalmente asume la dirección de las corrientes (hacia el Norte -Noreste), lo
que favorece los procesos acrecionales de las playas durante la estación seca (junio-noviembre).
En condiciones de la estación lluviosa de El Niño, sin embargo, los procesos que dominan son
los erosionales, con perfiles de playa típicos de invierno y transporte costa-afuera. Las erosiones
son muy intensas, y aunque de poca duración, tienen un gran impacto en las playas debido al
incremento simultáneo del nivel del mar producto del arribo de ondas de Kelvin, que en eventos
El Niño extraordinarios ha llegado hasta los 55 cm (El Niño 1982-83) y 50 cm (El Niño 1997-98)
por sobre el nivel normal.
ESMERALDAS
Como en el sector anterior, los bancos de arena se forman a varios kilómetros costa
afuera. Las playas son de arena fina, de bajo ángulo y muy amplias. Algunas flechas en
formación están asociadas a pequeños deltas en las desembocaduras de los estuarios.
Los sedimentos del río Esmeraldas se depositan costa afuera en bancos areno-limosos
que se descubren en bajamar a una apreciable distancia de la costa. Parte de estos
sedimentos se deslizan por el cañón submarino del río Esmeraldas hacia aguas
profundas; el resto es transportado hacia el noreste. Las playas son de bajo ángulo y
sedimentos finos, con rompientes desde varios cientos de metros costa afuera. Deltas
incipientes se observan durante la bajamar en las desembocaduras de los estuarios.
Los pequeños valles drenan directamente al mar con fuertes pendientes en sus cauces.
En el interior de estas costas se encuentran las instalaciones del puerto petrolero de
Balao.
La colonización del manglar estabiliza estos bancos. Los bancos de arena dificultan la
navegación costera, mas no la estuarina.
MANABI
El transporte costa afuera – costa adentro de la arena de la playa es muy intenso en este
sector. El ancho y la pendiente de la playa, varía entre estación y estación. El Proyecto
Turístico Napo de San Vicente sería afectado por la apreciable deriva litoral.
El río Chone desemboca en este sector de la costa, los bordes interiores de su estuario
alcanzan los 38 kilómetros. El transporte litoral desde el Sur forma bancos de arena que
obstruyen la navegación. Los escasos manglares decrecen por tala.
El Niño (1983) erosionó las playas de San Clemente y San Jacinto y hasta la fecha no se
observa una recuperación apreciable. Las corrientes de resaca son frecuentes en estas
playas arenosas de mediano talud.
Las pequeñas lagunas litorales están taponadas por las recientes barreras que son
rebasadas por las mareas y oleaje de sicigia.
10. En el sector Puerto Cayo-Rinconada (58 kilómetros) la costa es muy accidentada, de
acantilados subverticales altos interrumpidos por pequeños y medianos valles aluviales
taponados por cordones litorales bajos v planos. Los acantilados son altamente
erosionables, se observa numerosas - cuevas al pie de los acantilados socavados por
las olas.
La laguna litoral de Ayampe es la mayor del sector, se alimenta de la escasa agua del río
y de los ocasionales desbordes del mar sobre la delgada barrera litoral. El sector tiene
paisajes impresionantes.
GUAYAS
Uno de los pocos casos conocidos de formación de roca de playa se presenta al norte de
Capaes. Esta formación de roca dura, reciente, no basta para contener la erosión de la
carretera costera en el mismo sector.
Las puntas rocosas de Anconcito y Chanduy continúan hacia el mar con una plataforma
cuyas protuberancias sumergidas limitan la libre navegación hacia la ensenada.
El pie de los acantilados y sus coluviales son continuamente socavados por el oleaje,
produciéndose simultáneamente un retroceso de la línea de costa y una aportación
continua de sedimentos al mar.
Los pequeños valles aluviales intermitentes están taponados por barreras litorales
fácilmente desbordadas por las mareas de sicigia o por fuertes avenidas durante la
estación lluviosa.
8. En el sector Playas-Posorja (22 kilómetros) la costa es rectilínea, baja, con barrera litoral
y campos de dunas que limitan la laguna litoral semiemergida del río Arenas y sus
afluentes. Alrededor de la laguna, y de su desembocadura permanentemente abierta al
mar, se han desarrollado delgadas franjas de manglar. El ambiente costero es de neta
acreción, a tal punto que la Iínea de costa se aleja continuamente del malecón de
General Villamil y, en Data de Posorja, una flecha prolonga la desembocadura del
estuario (río Arenas) varios cientos de metros paralelamente a la costa y en la dirección
predominante del transporte litoral (al sureste).
9. En Posorja, y al abrigo del oleaje marino, se inicia el manglar del golfo de Guayaquil que
se extiende desde Guayaquil (al norte) hasta el archipiélago de Jambelí (al sur) a través
de los sistemas del Estero Salado y del río Guayas. Ambos sistemas están
interconectados por canales, al norte de la isla Puná, y se unen al sur de la isla en pleno
golfo de Guayaquil.
Mientras el cauce del Estero Salado (principal vía de acceso marítimo a Guayaquil) sufre
los efectos de la sedimentación, sus orillas se erosionan debido a la acción combinada
de la tala de manglares para camaroneras y del oleaje de los buques de alto calado.
Estos sedimentos y los que aporta el río Guayas a través del canal de Cascajal (al norte
de la isla Puná) son los causantes de la formación de los bancos de arena en el canal de
acceso a Puerto Marítimo.
Los importantes afluentes del río Guayas que drenan la vertiente occidental de Los
Andes acumulan, en sus desembocaduras, formaciones deltaicas que se descubren en
bajamar. Estas acumulaciones limitan la navegación hacia las poblaciones de la margen
occidental del río Guayas.
En el sector entre Posorja y Río Siete las costas abiertas de los canales de navegación
del Estero Salado, canal de Cascajal y río Guayas miden 266 kilómetros y las internas
672. Los bordes internos y externos de la isla Puna tienen 226 kilómetros y los del canal
de Jambelí 45.
EL ORO
Las costas de El Oro tienen los mismos rasgos de los bordes interiores del resto del golfo de
Guayaquil, están, por tanto, cubiertos de manglares y muestran características
predominantemente estuarinas. Sólo la punta norte de la isla Jambelí está desprovista de
manglares (ver Figura No. 75).