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GRANDES RASGOS MORFOLÓGICOS DE LA COSTA ECUATORIANA*

HÉCTOR AYÓN
Programa de Manejo Recursos Costeros. Guayaquil, Ecuador

* Extracto del documento principal

Resumen sobre dinámica costera (adicionado el 21-ago-2018)

Las estructuras costeras de la península de Santa Elena se ven dominadas por la presencia de
cordones litorales y acantilados bajos, los cuales dan cabida alternadamente a playas
embolsadas arenosas. Estas formas costeras se ven modificadas por la acción de corrientes y
mareas. Las corrientes costa-afuera son en promedio hacia el Norte (norte de la puntilla de
Santa Elena) y Noroeste (sur de la puntilla de Santa Elena), y durante la estación de lluvias de
diciembre a mayo, esta revierte su dirección, especialmente al norte de la puntilla de Santa
Elena.

La Deriva litoral generalmente asume la dirección de las corrientes (hacia el Norte -Noreste), lo
que favorece los procesos acrecionales de las playas durante la estación seca (junio-noviembre).
En condiciones de la estación lluviosa de El Niño, sin embargo, los procesos que dominan son
los erosionales, con perfiles de playa típicos de invierno y transporte costa-afuera. Las erosiones
son muy intensas, y aunque de poca duración, tienen un gran impacto en las playas debido al
incremento simultáneo del nivel del mar producto del arribo de ondas de Kelvin, que en eventos
El Niño extraordinarios ha llegado hasta los 55 cm (El Niño 1982-83) y 50 cm (El Niño 1997-98)
por sobre el nivel normal.

ESMERALDAS

1. En el sector Río Mataje-Las Peñas (480 kilómetros de costa, incluido el archipiélago de


San Lorenzo) se encuentran depósitos marinos arenosos, salinos, con restos de
conchas, conformando cordones litorales parcialmente inundables y playas antiguas en
un ambiente de neta acreción. Pequeños deltas se forman en las desembocaduras de
los estuarios.
En el archipiélago de San Lorenzo (425 de los 480 kilómetros de costa), que ocupa el
centro y norte de la faja mencionada, los manglares son exuberantes. Costa afuera
ocurre una pesada sedimentación deltaica detectable por los bancos de arena que se
forman varios kilómetros mar adentro. Las playas marinas son de arena fina y bajo
ángulo, en contraste con las estuarinas fangosas y de mayor ángulo. Los bancos de
arena y las islas de barrera en formación dificultan sólo la navegación costera.

2. En el sector Las Peñas-Rioverde (32 kilómetros) afloran areniscas y conglomerados


conchíferos meteorizados, que conforman superficies planas o ligeramente onduladas,
poco disectadas, generalmente cubiertas con pastizales. La costa es de acantilados
bajos (menos de 10 metros) con eventuales playas embolsadas, interrumpida por valles
fluviales con sedimentos finos que conforman terrazas bajas, ocasionalmente
inundables.

Como en el sector anterior, los bancos de arena se forman a varios kilómetros costa
afuera. Las playas son de arena fina, de bajo ángulo y muy amplias. Algunas flechas en
formación están asociadas a pequeños deltas en las desembocaduras de los estuarios.

3. En el sector Ríoverde-Tachina (31 kilómetros) la costa es sensiblemente rectilínea, baja,


plana, muy poco disectada, inundable, con antiguos depósitos playeros arenosos,
salinos, calcáreos, que conforman cordones litorales. La faja costera es estrecha (menos
de 1 kilómetro) y tierra adentro afloran limolitas y areniscas blandas, meteorizadas en
colinas bajas muy disectadas, con claros indicios de erosión rectilínea. Cerca de
Tachina, en la margen derecha del río Esmeraldas, predominan los depósitos fluviales
finos en terrazas altas erosionables.

Los sedimentos del río Esmeraldas se depositan costa afuera en bancos areno-limosos
que se descubren en bajamar a una apreciable distancia de la costa. Parte de estos
sedimentos se deslizan por el cañón submarino del río Esmeraldas hacia aguas
profundas; el resto es transportado hacia el noreste. Las playas son de bajo ángulo y
sedimentos finos, con rompientes desde varios cientos de metros costa afuera. Deltas
incipientes se observan durante la bajamar en las desembocaduras de los estuarios.

4. En el sector Esmeraldas-extremo oriental de la ensenada de Atacames (20 kilómetros) la


costa de acantilados relativamente altos (aproximadamente 50 metros), inestables, de
rocas blandas, meteorizadas (lutitas, limolitas arenosas).

Los pequeños valles drenan directamente al mar con fuertes pendientes en sus cauces.
En el interior de estas costas se encuentran las instalaciones del puerto petrolero de
Balao.

5. El sector Atacames-Súa (11 kilómetros) se caracteriza por los cordones litorales


ligeramente levantados, acumulados en una antigua ensenada con puntas rocosas. Los
suelos son arenosos, generalmente calcáreos, salinos. El terreno es plano, erosionable.
Los procesos costeros son muy dinámicos, especialmente en los estuarios de los ríos
Súa y Atacames, este último obstruido por una flecha (barrera arenosa incipiente de
pocos cientos de metros de largo construida por olas, tormentas y acción del viento)
creciente hacia el noreste.

6. En el sector Súa-San Francisco (50 kilómetros) hay acantilados bajos (menos de 20


metros) generalmente con plataforma rocosa. Es común la socavación de la base de los
acantilados de bajo ángulo a verticales, entre los cuales se desarrollan playas
embolsadas. Las desembocaduras de los incipientes valles aluviales aterrazados, son
asiento de algunas poblaciones. Pequeñas lagunas taponadas parcialmente con
barreras inestables existen en el área.
La zona contiene principalmente pastizales que han suplantado espesos bosques, de los
cuales quedan escasas extensiones, siendo las más impresionantes las que se
desarrollan en los taludes de los acantilados de Galera-Quingüe. El aspecto paisajístico
y ecológico de este sector de bosques es un caso único en el país.

En el sector San Francisco-Cojimíes, los 35 kilómetros de frente costero se incrementan


a 89 kilómetros de longitud total de costas si se incluye las islas y costas interiores de los
estuarios de Muisne y la parte esmeraldeña de Cojimíes. Predominan los depósitos
estuarinos y marinos de cordones litorales levantados.
En el mar predomina la sedimentación deltaica, con la formación continua de bancos de
arena en la desembocadura del estuario; algunas nuevas islas de barrera son ya
notorias en esta desembocadura.

La colonización del manglar estabiliza estos bancos. Los bancos de arena dificultan la
navegación costera, mas no la estuarina.
MANABI

1. En el sector Cojimíes-Cañaveral (15 kilómetros) predominan los depósitos Estuarinos y


marinos de cordones litorales levantados que conforman terrazas en la megaflecha que
es ahora la península de Cojimíes. El estuario del Cojimíes y sus islas tienen
adicionalmente unos 60 kilómetros de bordes interiores.

En el mar predomina la sedimentación deltaica con la formación continua de bancos. En


la desembocadura del estuario algunas nuevas islas de barrera son ya notorias. El
manglar tiene en el área una función estabilizadora de los bancos mediante la
colonización.

2. En el sector Cañaveral-Pedernales (18 kilómetros) se encuentran colinas bajas que


llegan hasta una playa sorprendentemente rectilínea. Cerca de Pedernales las colinas
son medianamente altas y forman acantilados socavados por la acción del oleaje. Las
rocas son blandas. En la desembocadura del Pedernales son notorias las corrientes de
resaca, en sus vecindades hay una barrera litoral que limita un ambiente lagunar.
3. En el sector Pedernales-Canoa (83 kilómetros) la costa es de acantilados con alturas
variables de bajo ángulo. La inestabilidad de los acantilados es abrumadora. Algunos
salientes y playas embolsadas son de una belleza excepcional, pero inaccesibles desde
tierra.

4. En el sector Canoa-San Vicente (17 kilómetros) se han formado anchos cordones


litorales que separan los acantilados antiguos de la playa. Los acantilados son
interrumpidos por algunos valles fluviales. Los ríos aportan mucho sedimento durante la
temporada de lluvia, en sus márgenes se desarrollan terrazas planas, islas y lagunas
costeras.

El transporte costa afuera – costa adentro de la arena de la playa es muy intenso en este
sector. El ancho y la pendiente de la playa, varía entre estación y estación. El Proyecto
Turístico Napo de San Vicente sería afectado por la apreciable deriva litoral.

El río Chone desemboca en este sector de la costa, los bordes interiores de su estuario
alcanzan los 38 kilómetros. El transporte litoral desde el Sur forma bancos de arena que
obstruyen la navegación. Los escasos manglares decrecen por tala.

La pesada sedimentación en el estuario exterior ha formado un banco en el centro del


canal. En condiciones de marea media o baja, el agua fluye por dos canales cuyas
curvaturas erosionan las márgenes del río en las vecindades de Bahía de Caráquez y de
San Vicente.

5. En el sector Bahía de Caráquez-Punta Charapotó (18 kilómetros) se encuentran rocas


blandas en acantilados subverticales interrumpidos por estrechos valles con cauces de
fuertes pendientes. Los acantilados son muy inestables. Los sedimentos son
transportados por la deriva litoral generalmente hacia el Norte.

6. En el sector Punta Charapotó-Crucita ( 15 kilómetros) se ha desarrollado el valle aluvial


del río Portoviejo, limitado en la costa por un cordón litoral que encierra un ambiente
lagunar con escasos manglares.

El Niño (1983) erosionó las playas de San Clemente y San Jacinto y hasta la fecha no se
observa una recuperación apreciable. Las corrientes de resaca son frecuentes en estas
playas arenosas de mediano talud.

7. En el sector Crucita-Manta (26 kilómetros) alternan acantilados mediana a baja altura y


playas arenosas bajas, excepto en Punta Jaramijó donde se observa playas de gravas y
plataforma rocosa. Las corrientes de resaca son notorias en Punta Jaramijó y Manta. En
el puerto pesquero de Manta (orilla izquierda del río) se ha acumulado una apreciable
sedimentación. Actualmente sólo es accesible para embarcaciones menores. El
azolvamiento de las dársenas de aguas profundas también parece ser muy significativo
a juzgar por la turbidez del agua durante la estación lluviosa.

8. En el sector Manta-Río de Cañas (40 kilómetros) pequeños ríos interrumpen


ocasionalmente los altos acantilados. Los valles aluviales tienen fuertes pendientes. Las
fracturas de las rocas de los acantilados contienen yeso abundante y de fácil extracción,
lo cual junto con la lluvia del invierno facilita los flujos lodosos y los deslizamientos. Los
sedimentos de vertientes y acantilados son cuantiosos.

9. En el sector Río de Cañas-Puerto Cayo (17 kilómetros) la costa es rectilínea, de terrenos


planos o con escaso relieve. Las resacas son abundantes y muy próximas entre sí.

Las pequeñas lagunas litorales están taponadas por las recientes barreras que son
rebasadas por las mareas y oleaje de sicigia.
10. En el sector Puerto Cayo-Rinconada (58 kilómetros) la costa es muy accidentada, de
acantilados subverticales altos interrumpidos por pequeños y medianos valles aluviales
taponados por cordones litorales bajos v planos. Los acantilados son altamente
erosionables, se observa numerosas - cuevas al pie de los acantilados socavados por
las olas.

La laguna litoral de Ayampe es la mayor del sector, se alimenta de la escasa agua del río
y de los ocasionales desbordes del mar sobre la delgada barrera litoral. El sector tiene
paisajes impresionantes.
GUAYAS

1. En el sector La Rinconada-Valdivia (27 kilómetros) predominan los cordones litorales. La


costa rectilínea esta interrumpida por una punta rocosa alta y vertical y, por un sector de
acantilados de mediana altura, de roca blanda e inestable. Los cordones arenosos
litorales, al taponar la salida de los valles aluviales, encierran pequeñas lagunas
hipersalinas durante el estiaje. Las corrientes de resaca son frecuentes entre Montañita y
Valdivia.

2. En el sector Valdivia-Palmar (11 kilómetros) resalta el promontorio rocoso de Ayangue


con sus acantilados bajos, inestables, subverticales, con plataforma, fue enmarcan
pequeñas playas embolsadas arenosas. La mayor de estas playas se ubica en la
profunda ensenada de Ayangue en cuyas cabeceras un pequeño valle aluvial, taponado
con un cordón litoral, encierra un ambiente lagunar hipersalino.
3. En el sector Palmar-Ballenita (28 kilómetros) la costa es curvilínea. Extensas playas
emergidas encierran paleolagunas costeras que se formaron entre tramos cortos de
puntas rocosas blandas con plataforma. Algunos sectores de estas paleolagunas,
coincidentes con los actuales drenajes naturales de las mismas (Pacoa, San Pablo), son
aprovechados por los salineros.

El estero de Palmar aún conserva un pequeño rezago de manglar. El estero sirve de


conducto para el aprovisionamiento de agua de mar hacia nuevas camaroneras
construidas un par de kilómetros tierra adentro.

Uno de los pocos casos conocidos de formación de roca de playa se presenta al norte de
Capaes. Esta formación de roca dura, reciente, no basta para contener la erosión de la
carretera costera en el mismo sector.

4. En el sector Ballenita-Puntilla de Santa Elena (18 kilómetros) la costa es irregular, de


acantilados bajos, verticales, con materiales emergidos. El relieve es muy plano y con
poca disección. Las salientes rocosas continúan mar adentro en varias entenas de
metros. Entre estas salientes se forman playas embolsadas respaldadas por los
acantilados y sólo en muy pocos casos (Salinas) se observa una incipiente postplaya.
Los acantilados son inestables.

5. En el sector Puntilla de Santa Elena-Punta de Anconcito (17 kilómetros) el cordón litoral


de arena gruesa y fuerte pendiente de playa bordea lagunas costeras levantadas que
son aprovechadas por los salineros. La playa sufre intensos procesos alternados de
erosión y de acreción.

6. En el sector Anconcito-Chanduy (29 kilómetros) los acantilados de ángulo medio a


subvertical, de rocas blandas, se degradan en bloques. La inestabilidad de los taludes se
manifiesta también tierra adentro en el relieve de colinas medianas a bajas y, entre
Punta Mambra y Chanduy, en terrenos ligeramente ondulados y blandos.

Las puntas rocosas de Anconcito y Chanduy continúan hacia el mar con una plataforma
cuyas protuberancias sumergidas limitan la libre navegación hacia la ensenada.

El pie de los acantilados y sus coluviales son continuamente socavados por el oleaje,
produciéndose simultáneamente un retroceso de la línea de costa y una aportación
continua de sedimentos al mar.

Los pequeños valles aluviales intermitentes están taponados por barreras litorales
fácilmente desbordadas por las mareas de sicigia o por fuertes avenidas durante la
estación lluviosa.

7. En el sector Chanduy-Playas (44 kilómetros) la costa es rectilínea, excepto por los


promontorios rocosos de Punta de Piedra y los acantilados de bajo ángulo del oeste de
Playas. Las costas son bajas, de terreno plano a ligeramente ondulado, poco pero
profundamente disectado por la erosionabilidad de los sedimentos de origen marino. Los
barrancos verticales y bajos limitan los cauces de los ríos cuyas amplias
desembocaduras están taponadas por barreras litorales que han formado lagunas
hipersalinas. En las playas de alto ángulo y de arena media a gruesa, se acumula arena
ferrífera.

8. En el sector Playas-Posorja (22 kilómetros) la costa es rectilínea, baja, con barrera litoral
y campos de dunas que limitan la laguna litoral semiemergida del río Arenas y sus
afluentes. Alrededor de la laguna, y de su desembocadura permanentemente abierta al
mar, se han desarrollado delgadas franjas de manglar. El ambiente costero es de neta
acreción, a tal punto que la Iínea de costa se aleja continuamente del malecón de
General Villamil y, en Data de Posorja, una flecha prolonga la desembocadura del
estuario (río Arenas) varios cientos de metros paralelamente a la costa y en la dirección
predominante del transporte litoral (al sureste).

9. En Posorja, y al abrigo del oleaje marino, se inicia el manglar del golfo de Guayaquil que
se extiende desde Guayaquil (al norte) hasta el archipiélago de Jambelí (al sur) a través
de los sistemas del Estero Salado y del río Guayas. Ambos sistemas están
interconectados por canales, al norte de la isla Puná, y se unen al sur de la isla en pleno
golfo de Guayaquil.

Mientras el cauce del Estero Salado (principal vía de acceso marítimo a Guayaquil) sufre
los efectos de la sedimentación, sus orillas se erosionan debido a la acción combinada
de la tala de manglares para camaroneras y del oleaje de los buques de alto calado.

Estos sedimentos y los que aporta el río Guayas a través del canal de Cascajal (al norte
de la isla Puná) son los causantes de la formación de los bancos de arena en el canal de
acceso a Puerto Marítimo.

La sedimentación en el cauce del río Guayas es explicable por su gran capacidad de


acarreo de sedimentos en un cauce muy ancho y de relativa poca profundidad.

Los importantes afluentes del río Guayas que drenan la vertiente occidental de Los
Andes acumulan, en sus desembocaduras, formaciones deltaicas que se descubren en
bajamar. Estas acumulaciones limitan la navegación hacia las poblaciones de la margen
occidental del río Guayas.

En el sector entre Posorja y Río Siete las costas abiertas de los canales de navegación
del Estero Salado, canal de Cascajal y río Guayas miden 266 kilómetros y las internas
672. Los bordes internos y externos de la isla Puna tienen 226 kilómetros y los del canal
de Jambelí 45.
EL ORO

Las costas de El Oro tienen los mismos rasgos de los bordes interiores del resto del golfo de
Guayaquil, están, por tanto, cubiertos de manglares y muestran características
predominantemente estuarinas. Sólo la punta norte de la isla Jambelí está desprovista de
manglares (ver Figura No. 75).

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