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Situación Insostenible En Cárceles De Colombia

Estudiantes: María Camila Daza Ríos


Karoll Barbosa
Lina María Acosta

Profesora: Diana Carolina Villa

Materia: Derecho Penal Especial 1

Corporación Universitaria Del Meta (Unimeta)

Año: 2021
Situación insostenible en cárceles de Colombia

El hacinamiento carcelario, presente en la mayor parte de los países


latinoamericanos, es un problema social que genera el sufrimiento de miles de
personas privadas de libertad. Y Colombia no es la excepción. La crisis del sistema
carcelario ha dejado de ser una noticia, y en cambio, ha aumentado la indiferencia
de la gente con respecto a este problema. Esta situación cada día empeora cada
vez más y más con el pasar de los años y nos damos cuenta que hay una gran
multitud de reclusos (privados de la libertad), tan solo en los últimos años se ha
visto notoriamente el crecimiento y sobrepoblación en estos centros de detención.

¿En qué situación están las personas privadas de la libertad en Colombia?

El lamentable estado de las infraestructuras penitenciarias y las condiciones


inhumanas en las que transcurren día a día los internos comprometen la posición
del Estado como el garante de los derechos fundamentales. Las cárceles
colombianas se caracterizan por el hacinamiento, las graves deficiencias en
materia de servicios públicos y asistenciales, la violencia, la extorsión y la
corrupción, y la carencia de oportunidades y medios para la resocialización de los
reclusos. las cárceles se han convertido en meros depósitos de personas. Y de allí
se deduce una flagrante violación de un abanico de derechos fundamentales de los
internos en los centros penitenciarios de colombiano, tales como la dignidad, la
vida e integridad personal, los derechos a la familia, a la salud, al trabajo y a la
presunción de inocencia, etc.
Se ven quebrantados muchos derechos tanto el derecho a la dignidad como el de
no recibir tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes esto sucede por el
hacinamiento y las malas condiciones de la estructura física de estos lugares y de
servicios públicos que se encuentra en los centros de reclusión; también los
derechos a la vida y la integridad física son vulnerados o amenazados de manera
inminente por el mismo hacinamiento, ya que sin importar el delito que hayan
cometido los tienen a todos juntos y además hay muy poca vigilancia por lo que se
presta para muchos delitos internamente.

También tienen muchas carencias sanitarias y deficiencia de los servicios de agua


y alcantarillado y la escasez de guardia para cumplir con las remisiones a los
centros hospitalarios; lo cual también afecta la salud de los reclusos ya que no
tienen los servicios necesarios y los más indispensables e importantes.
Durante el año 2018 se dieron a conocer unas cifras las cuales son oficiales y es
que en ese año había una sobrepoblación de 115.792 personas privadas de
libertad, Las tasas de hacinamiento superan el 365 por ciento en algunos centros
de detención. La calidad de atención primaria y el acceso a servicios
especializados de salud es deficiente. La Falta espacio de esparcimiento y
resocialización. La infraestructura es obsoleta por falta de mantenimiento.
Estos datos ya no sorprenden a casi nadie en Colombia, pero casi nadie sabe o
piensa cómo se ha llegado a esta situación ni cómo es posible que la crisis se
agrave cada año a pesar de las medidas que sin duda se han tomado.
Ahora bien, en este 2021 nos enfrentamos a muchas problemáticas y más esta
población como los peligros por contagio de coronavirus y el hacinamiento, pues
según datos del INPC, el hacinamiento en las cárceles de Colombia sería del 20%
al mes de marzo del año 2021, es decir que en la actualidad existe una
sobrepoblación de 16.706 personas en las cárceles.

Los expertos apuntan a la falta de políticas públicas, ausencia de inversión en


infraestructura y fallas en el sistema penal. A principios del año pasado, la
institución dijo que el hacinamiento en las cárceles ascendía a 55%, lo cual
consideran fue una importante disminución.
Sin embargo, el problema sigue presente en los centros penitenciarios, ya que las
cárceles tienen capacidad para 80.900 personas y el sistema cuenta actualmente
con más de 97.000 personas privadas de su libertad, lo que demuestra una falla en
varios eslabones del sistema penal.
Ahora bien, están expidiendo leyes como la prisión perpetua que manda a todas
las personas a las cárceles. Las prisiones están llenas con personas que han
cometido delitos la asistencia alimentaria, la cual no tiene ninguna razón de ser.
Creo que hay un populismo punitivo basado en que creen que la cárcel es la
solución a todos los problemas que presenta nuestro país.
El ministro de Justicia, Wilson Ruiz Orejuela, afirmó que el Gobierno Nacional ha
apostado por abordar los temas relacionados con el sistema penitenciario. afirmó
que las cifras para inicio de 2020, cómo se dijo anteriormente, eran preocupantes
en función de una capacidad de 80.156 cupos para un total de 124.188 personas
privadas de su libertad. destacó que la expedición del Decreto 546 estuvo
encaminado a frenar el impacto del virus durante 2020, pues los espacios
carcelarios atestados de reos eran un punto neurálgico para la expansión del
covid-19.

¿El motivo? Las medidas que el año pasado redujeron las cifras fueron de
emergencia, pero ninguna atacaba las causas de fondo. Esas medidas, por
ejemplo, llevaron a que desde el comienzo de la pandemia más de 47.000
personas salieran en libertad o a detención domiciliaria –algunas de esas
temporales– y a que las cárceles dejaran de recibir presos nuevos por meses.
También podría crecer cuando los jueces vuelvan a tomar dinámicas en las que se
priorizaban las medidas de aseguramiento por encima de otras (lo cual había
cambiado con la emergencia), o cuando se termine el acelerador judicial que se
había implementado por la pandemia para sacar presos por vías ordinarias, que
fue como salieron la mayoría de los 47.000 internos en 2020.
El director del centro de investigaciones económicas y financieras de la universidad
Eafit, Santiago Tobón, no duda que el hacinamiento regresará. “Que no ha habido
ningún cambio en cómo se administra el sistema ni ninguna ley que reduzca penas
o tipos penales. Entonces no hay ninguna razón para pensar que el hacinamiento
no vuelva. La pandemia lo único que hizo fue aplazar los problemas carcelarios.
Uno solamente cambia la trayectoria del hacinamiento si disminuye las razones por
las cuales se va a la cárcel o aumenta los cupos y ninguna de las dos ha pasado”.
Hace veinte años, en la sentencia T-153 de 1998, el tribunal emitió por primera vez
una alarma a las cárceles y al sistema penitenciario. Para entonces, la tasa de
hacinamiento era mucho menor de lo que somos hoy.
En la Sentencia T-388 de 2013, la Corte dijo que el hacinamiento no era el único
problema que debía resolverse El fallo califica la política criminal de Colombia
como reactiva, incoherente, ineficaz, turbulenta, desconectada y no tiene intención
de resocializar a los delincuentes, por lo que su política criminal carece de los
medios preventivos necesarios. En este caso, la propia política criminal se ha
convertido en un factor clave para entender el estado de las cárceles en el país.
Cuando se les preguntó a los expertos sobre el principal motivo, Francisco Bernat,
profesor de la Universidad de Rosario, dijo que, si bien este número no es tan
vergonzoso como en los últimos años, el problema persiste porque cada vez más
personas están siendo Enviados a la cárcel sin culpa.
En 1969 el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) comenzó a visitar las
prisiones colombianas y desde entonces hasta ahora, las condiciones del sistema
carcelario y penitenciario han empeorado sostenidamente, en gran medida debido
al aumento de la población detenida.

Desde 1993, la lucha contra las drogas y la represiva política criminal multiplicaron
por cuatro el uso de la privación de libertad, generando pésimas condiciones para
las personas privadas de la libertad.
Inconstitucionalidad en las cárceles del país Hablar de hacinamiento en las
cárceles o de la impactante falta de infraestructura adecuada para lograr la
socialización de las penas no es nada nuevo en Colombia. Esto no es noticia. El
propio Tribunal Constitucional ha declarado en tres ocasiones que las cárceles del
país son inconstitucionales.
Del mismo modo, la sentencia T-762 de 2015 enfatizó la falta de coordinación de
las políticas penales, que no se basa en investigaciones empíricas.
La demanda continua y no siempre satisfecha de formación profesional y técnica,
así como la falta de talento profesional, exacerban la preocupante realidad a la que
nos enfrentamos. Estos factores pueden amenazar la protección de los derechos
básicos de los presos y es casi imposible lograr el propósito del sistema. Un
trabajo importante es el Proyecto de Ley Orgánica 2017 026 impulsado por el
Ministro de Justicia y Derecho, que tiene como objetivo crear 2.800 puestos para
nuevos funcionarios entre 2019 y 2020.
Sin embargo, este aumento de los pies de las plantas es solo una medida paliativa.
Para cumplir con las obligaciones de los centros penitenciarios y de seguridad
penitenciaria, que deben incluir la atención básica, resocialización y rehabilitación
de los detenidos, el INPEC requiere un total de 40.000 funcionarios. Esto no toma
en cuenta que el INPEC también es responsable de controlar el arresto domiciliario
de más de 60.000 personas.

https://www.eltiempo.com/justicia/servicios/hacinamiento-en-carceles-volveria-en-
el-2021-tras-la-pandemia-570063
https://www.icrc.org/es/document/carceles-en-colombia-una-situacion-insostenible
http://www.scielo.org.co/pdf/crim/v58n2/v58n2a07.pdf
https://www.asuntoslegales.com.co/actualidad/el-hacinamiento-en-las-carceles-
colombianas-es-de-20-a-marzo-segun-cifras-del-inpec-3133024

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