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En este día en el que conmemoramos una fecha tan especial e importante para la

memoria colectiva de nuestro pueblo argentino. Un día en el que es imprescindible realizar


una reflexión, teniendo en nuestro recuerdo los caídos por el conflicto bélico con el Imperio
Británico, poniendo en valor el accionar de nuestros soldados, pero no olvidando a los
culpables de aquel derramamiento de sangre. Los tiranos, asesinos, que torturaron y
desaparecieron coterráneos, los verdugos de los sueños y libertades de nuestros jóvenes, los
mismos que libraron esta guerra con el fin de sostener un régimen teñido de sangre.
Por esta fecha los y las estudiantes de sexto año ARTEA, preparamos en conjunto
esta reflexión para conmemorar a los caídos y los que participaron en este conflicto
armado:
Luego de trabajar en clase, nos dimos cuenta de nuestro desconocimiento sobre el
conflicto de Malvinas, y su relación con los derechos humanos.
Sabíamos que el 1976 el gobierno argentino fue tomado de forma ilegal por las
fuerzas armadas de nuestro país, lo que significó el comienzo de un gobierno de facto, el
más sangriento y siniestro de nuestra historia.
En este contexto, con una política interna en el continente marcada por la
persecución, hostigamiento, asesinato y desaparición de todo aquel que creían que
representaba un peligro para el régimen, se dio la guerra de Malvinas.
El 2 de abril de 1982, con un gobierno que ya no le alcanzaba solamente con el
aparato represivo del Estado para sostener el poder, declaran, como último intento de
sostenerse en el gobierno un tiempo más, el conflicto armado y la recuperación de las Islas
Malvinas.
A pesar, de ser nuestros soldados en su mayoría conscriptos, jóvenes de 18 años que
realizaban el servicio militar obligatorio-y que los oficiales de más alto rango, los
encargados de idear los planes sistemáticos para torturar ciudadanos argentinos, no fueron a
las islas durante el conflicto- nuestros soldados hicieron un papel destacado durante el
enfrentamiento, siendo incluso condecorados y reconocidos por el enemigo una vez
terminada la guerra.
Nuestros combatientes, eran en su mayoría jóvenes de nuestra edad, inexpertos, que
fueron equipados con armamento y vestimenta que no estaba a la altura del enemigo y de la
contienda que se llevaba adelante. Por otra parte, a pesar del apoyo que se realizaba a través
de colectas y festivales organizados en el continente para juntar alimento para los soldados,
esas ayudas nunca llegaron a la isla, siendo la falta de alimento una constante problemática,
lo que originó que a los soldados que buscaban alimentos fueran castigados por sus
superiores aplicándoles torturas como “estaquearlos” o “estar dentro de un foso repleto de
agua a pesar del frío”.
Nuestros soldados fueron héroes por la forma en que defendieron, a pesar de todas
las dificultades, nuestra bandera en el conflicto, pero también fueron víctimas de un
régimen asesino, que incluso llegó a vulnerar los derechos humanos de sus propias tropas
en la isla durante el combate.
Nuestro más sentido respeto a ellos, a los caídos y a los que dejaron parte de su
historia en aquellas islas, y también levantamos las banderas de MEMORIA, VERDAD Y
JUSTICIA.

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