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  En la crónica de su reinado leemos que: “A los dieciocho años de su reinado, después


de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de
la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su
Dios” (2 Crónicas 34:8).  En aquel momento, su edad ya sería de 26 años, 18 de su
reinado mas los 8 años que tenía antes de ser rey.  A los 26 años, uno ya es un
adulto, aunque en realidad todavía es un adulto joven.  La etapa de adulto joven,
corresponde entre los 21 a 40 años de edad[1].  Pues, en la etapa de adulto, ya sea
como adulto joven, o como adulto medio que corresponde entre los 40 y 60 años de
edad[2], también es tiempo o etapa apropiada para trabajar en reformas personales
en la vida.  Recuerden que su abuelo, el rey Manasés murió a sus 67 años, y fueron
los últimos años de su vida, es decir, en su adultez media, cuando recapacitó, buscó a
Dios, e hizo unas cuántas reformas en su reino, pero lo bueno es que hizo algo para
la reforma de su vida personal.  En el caso de Josías, a sus 26 años, al demostrar
interés por la reparación de la casa de Jehová su Dios, hace evidente que él está
mejorando su amor por Dios y por la casa de Dios.
   Es también en esta etapa de su vida adulta que se encuentra el libro de la ley de
Dios que estaba escondido por resguardo en el templo.  Con relación a este hallazgo,
cuando Josías conoce el contenido del libro, se preocupa cuando se entera que por la
manera de vivir del pueblo la ley de Dios le pronunciaba condenaciones, entonces
manda Josías a consultar por medio de una profetisa llamada Hulda, qué debe hacer
él y su reino para que las maldiciones de la ley no caigan sobre ellos.  La respuesta
que Josías recibió de Dios demuestra que en la edad adulta se puede tanto comenzar
como añadir alguna reforma en la vida personal.  Dios le dijo, por medio de la
profetisa Hulda: “Por cuanto oíste las palabras del libro, tu corazón se conmovió, y te
humillaste delante de Dios al oír sus palabras sobre este lugar y sobre sus moradores, y te
humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he
oído” (2 Crónicas 34:26c,27).  Josías tomó con seriedad la palabra de Dios.  Luego
dice la crónica que: “subió el rey a la casa de Jehová, […] Y estando el rey en pie en su
sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar sus
mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma,
poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro” (2 Crónicas
34:30a,31).  Josías, no era la primera vez que iba a la casa de Dios, pero estuvo
dispuesto a hacerlo en esta ocasión extraordinariamente relevante; y el hacer pacto o
comprometerse a obedecer a Dios, es algo que no solo un niño, adolescente, o joven
puede hacer, sino también un adulto.
   Amados hermanos, el tomar con seriedad la palabra de Dios, es una reforma que
hace falta en la vida de muchas personas.  El comprometerse con Dios para vivir
conforme a su voluntad, es otra reforma que hace falta en no pocas personas sino
muchas.  Especialmente, usted que es un adulto tiene que asumir ahora que es
tiempo de hacer reformas personales a su vida. Haga usted una lista de cosas en las
que usted no ha tomado en serio, y comience a tomarlas en serio para honrar a Dios. 
Ponga en práctica las responsabilidades propias de un hijo de Dios, a quien Jesucristo
le ha dado salvación por gracias, y sea comprometido con Dios y su misión en este
mundo.

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