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Quetzalcóatl

Quetzalcóatl (serpiente emplumada), es el nombre de una antigua deidad y un legendario


gobernante de los toltecas en México. El nombre es también el de un gobernante tolteca, a
quien se atribuye el descubrimiento del maíz, las artes, la ciencia y el calendario.
No está claro si el gobernante tomó su nombre del dios o como un gran gobernante fue
venerado y má s tarde deificado. 

Quetzalcóatl, dios de la civilizació n, fue identificado con el planeta Venus y con el viento;
representó a las fuerzas del bien y la luz y enfrentó a las del mal y la oscuridad, que eran
defendidas por Tezcatlipoca. 

Segú n una leyenda épica, Quetzalcóatl, engañ ado por Tezcatlipoca, fue expulsado de Tula, la
capital tolteca, y vagó durante muchos añ os hasta que llegó a su tierra natal, la costa este de
México, donde fue consumido por el fuego divino; sus cenizas se convirtieron en aves y su
corazó n se convirtió en Lucero del alba. 
Otra versió n lo quiere navegando hacia una tierra mítica, dejando tras de sí la promesa de su
regreso. Adoptando su nombre, el azteca lo vinculó con el culto al dios de la guerra
Huitzilopochtli y lo aplicó a algunos de sus altos sacerdotes. Moctezuma Xocoyotzin veía a los
invasores españ oles como los huéspedes de Quetzalcó atl, que estaban de regreso. 
Hay una gran pirá mide en honor de la deidad en Cholula, y el motivo de la serpiente
emplumada en los mosaicos de Mitla probablemente representa a Quetzalcóatl. El famoso
Templo de Quetzalcó atl en Teotihuacá n es ahora considerado por algunas autoridades como
habiendo sido consagrado a un dios diferente. 

Es probable que la figura que dio origen a la leyenda de Quetzalcóatl fuera un antepasado de


su homó logo Maya, Kulkulcá n. El tolteca de Tula se trasladó hacia el sur, se instaló en el
suroeste de Campeche, y bajo la direcció n de Kulkulcá n, una figura histó rica, ocupó Chichén
Itzá y fundó las ciudades de Uxmal y Mayapá n. Aunque para ese tiempo probablemente ya
estaba asimilada en la cultura Maya, los invasores aú n empleaban ampliamente los motivos
arquitectó nicos mexicanos (especialmente la serpiente emplumada). 

Tras su muerte Kulkulcá n se convirtió en la deidad patrona de Chichén Itzá , y la mayoría de


los templos fueron dedicados a él. El símbolo para ambos, Quetzalcóatl y Kulkulcá n, la
serpiente con el quetzal plumas, tiene una evidente relació n con el culto de la serpiente
Malinche
(Malinalli Tenépatl, llamada la Malinche o Doña Marina; Coatzacoalcos,
actual Veracruz, c. 1500 - Ciudad de México, c. 1527) Indígena
mesoamericana. Intérprete y compañera de Hernán Cortés, desempeñó un
importante papel en el proceso de conquista de México.

Nacida con el nombre de Malinalli, era hija de un cacique feudatario del


Imperio azteca y su lengua era la náhuatl. El tratamiento reverencial que
recibía convertía su nombre en Malintzin (de donde, en la deformación
castellana, resultó Malinche).

Malinche fue vendida por sus padres a un cacique de Tabasco, donde


aprendió la lengua de los mayas, propia del territorio. Cuando el
conquistador Hernán Cortés llegó a la zona (12 de marzo de 1519), recibió
como presente veinte jóvenes esclavas, entre las cuales se encontraba
quien, pese a que fue bautizada como Marina, pasaría a ser más conocida
como Malinche.
Las jóvenes fueron repartidas entre los hombres de Cortés, resultando
Malinche asignada a Alonso Hernández Portocarrero, quien hubo de
marchar a España comisionado por Cortés en julio de 1519. Desde
entonces, Malinche se convirtió en la amante del futuro conquistador de
México, así como en su intérprete. En un principio contó con la colaboración
en la traducción de Jerónimo de Aguilar, pero pronto habló la lengua de los
españoles.
Junto con Jerónimo de Aguilar, Malinche prestó un importante servicio a los
españoles como intérprete de las lenguas indígenas náhuatl y maya,
llegando a ser incluso consejera y portavoz de Cortés en las negociaciones
con los aztecas. Resulta especialmente significativa, en este sentido, su
participación como mediadora en las relaciones entre Cortés y Moctezuma II,
emperador de los aztecas, a quien aconsejó que se sometiera al monarca
español para evitar la masacre de su pueblo.
En 1523, Malinche tuvo un hijo de Cortés, Martín, el primogénito aunque
ilegítimo del conquistador. En 1524 participó en la expedición que
emprendió Cortés hacia la región de las Hibueras (Honduras), en busca del
rebelde Cristóbal de Olid. Por entonces fue repudiada por Cortés y se casó con
uno de sus hombres de confianza, Juan Jaramillo, de quien dio a luz una
hija, llamada María, poco antes de fallecer.

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