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personas de contribuir a los gastos públicos, e igualmente, indicó que los artículos 223 y
obliga “al consumidor final, a pagar un concepto tributario que, para él, NO ES (sic)
impuesto que le establezca la Ley; NI TAMPOCO (sic) es, para él, contribución alguna
que se le imponga por vía legal, por cuanto, uno y otro, DEBEN TENER, COMO
DESTINATARIO, a un ente público, para guardar coherencia con lo establecido por la
Que el impuesto al valor agregado es una contribución establecida por la ley sobre el
consumo, en virtud de que dicho impuesto está estructurado de modo tal que recaiga sobre
el adquirente final, pero que tal situación no elimina “(...) el carácter tributario de las
obligaciones de todos los sujetos precedentes, pues éstas son autónomas y distintas de las
del consumidor final”.
De conformidad con las disposiciones antes citadas, la Sala estima que en el
ordenamiento jurídico venezolano, las leyes sólo pueden ser derogadas por otras leyes, e
igualmente, la vigencia de las mismas se determinará tal y como lo dispone el artículo 1º
del Código Civil "desde su publicación en la Gaceta Oficial o desde la fecha posterior que
ella misma indique". Así pues, observa esta Sala, que el Decreto-Ley que prevé la norma
impugnada mediante la citada acción de nulidad, fue derogado al publicarse en la Gaceta
Oficial de la República de Venezuela Nº 4.727 Extraordinario de fecha 27 de mayo de 1994
el Decreto-Ley Nº 187 de fecha 25 de mayo de 1994 a través del cual se promulgó la Ley
del Impuesto al Consumo Suntuario y a las Ventas al Mayor, cuyo artículo 66 señalaba
expresamente, que el mencionado Decreto-Ley quedaba derogado a partir de la entrada en
vigencia de este nuevo Decreto-Ley.
posterior, considera necesario precisar, si es posible ejercer una acción de nulidad por
razones de inconstitucionalidad contra una ley derogada, o contra una ley que si bien se
durante la tramitación del mismo haya sido derogada, supuesto que -precisamente-